DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA POBLACION DE FARANAH, EL 4 DE MAYO
DE 1972.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Camarada Sekou Touré (APLAUSOS);
Camaradas
dirigentes del Partido de Faranah;
Autoridades;
Hombres y
mujeres de Faranah:
Hace algo más de 24 horas que llegamos a Guinea. Ayer nos reunimos con el pueblo de
Conakry. Hoy hemos visitado la ciudad de
Kankán, hemos visitado Kissidougou
y estamos ahora en Faranah. Y todavía nos queda un poco de
luz.
Ha sido un día de trabajo intenso pero agradable. Hemos estado virtualmente sumergidos en el
pueblo, en estas horas, compartiendo con el pueblo, escuchando al pueblo, su
energía, su vida, su fuerza, su dignidad.
Hemos tenido el enorme privilegio de hacer el viaje junto con el
camarada Sekou Touré, que
tanto ha hecho por su pueblo, por su país, por el movimiento revolucionario
internacional y por Africa. Y en todas
partes hemos visto entusiasmo, organización, disciplina, patriotismo, ideas,
conciencia revolucionaria (APLAUSOS). En
todas partes hemos visto un pueblo unido, un pueblo organizado (APLAUSOS). En todas partes hemos visto a los niños
desfilando, a los jóvenes, a los estudiantes de primaria, de secundaria, de los
politécnicos, a los milicianos, a las milicianas, a los soldados, a los
trabajadores, a los hombres y a las mujeres.
En todas partes, en todas las regiones, no importan las distancias, no
importa el idioma. En todas partes hemos
visto el mismo espíritu (APLAUSOS). Y
ese espíritu, ¡esa es la revolución, esa es la patria, esa es la unidad, y esa
es la obra del Partido y de los fundadores del Partido; es la obra de un
pensamiento político revolucionario, es la obra de una educación
revolucionaria! (APLAUSOS)
Pero hemos visto cosas muy alentadoras.
Y cuando el Presidente hablaba, tocaba distintos
puntos que son medulares en el proceso revolucionario actual. Cuando hablaba de las dificultades de la
Revolución, se refería a esos intentos colonizadores del imperialismo, tanto en
el campo de la economía, como en el campo de las ideas, como en el campo de la
cultura.
Y una de las cosas que más nos ha impresionado a
nosotros, entre las muchas cosas que nos han impresionado, es que hemos visto
aquí en este país, en este pueblo, en todas partes, una cultura guineana
(APLAUSOS), una cultura africana, (APLAUSOS).
Aquí no queda ni vestigio del colonialismo ideológico y del colonialismo
cultural. Y por todas partes hemos visto
arte, por todas partes hemos visto bailes, por todas partes hemos visto música,
por todas partes hemos oído canciones, por todas partes hemos visto alegría,
por todas partes hemos visto expresión de magníficos sentimientos. Porque ustedes hablan con los instrumentos
musicales, ustedes hablan con la música, ustedes hablan con las manos, ustedes
hablan con los gestos (APLAUSOS), ustedes hablan con el baile, ustedes hablan
con la sonrisa, ustedes hablan con el espíritu que emana de cada uno de ustedes
(APLAUSOS).
Y eso es lo que nosotros vemos como el fruto de esa
prédica incesante, de esa lucha infatigable del Presidente por combatir al
imperialismo y al colonialismo allí donde quiso destruir al pueblo, destruir su
cultura, destruir su personalidad.
Y esas palabras se oyen y se comprenden sobre todo
cuando se visita este país, este país que no solamente ha enarbolado una
bandera independiente, que no solamente ha recuperado sus recursos naturales,
sino que ha reivindicado los mejores valores del pueblo de Guinea y del
continente africano (APLAUSOS).
En nuestro recorrido hemos volado horas y horas por
las distintas regiones. Desde el avión
hemos visto inmensas llanuras, mesetas, sabanas, enormes ríos por todas partes;
hemos visto territorios inmensos, kilómetros y kilómetros deshabitados, aldeas
aisladas. Hemos visto un país de enormes
recursos. Sabemos además los grandes
recursos minerales de Guinea, los grandes recursos de aluminio y los grandes
recursos de hierro, los grandes recursos hidroeléctricos de Guinea, recursos
minerales en general, recursos forestales.
¡Por algo los imperialistas han querido destruir la revolución
guineana! Por algo: para apoderarse de su aluminio, para
apoderarse de su hierro, disfrazados
—como han hecho en algunos otros países— simplemente con la simbología
de la independencia, pero ninguna independencia.
Los imperialistas simularon conceder la independencia,
pero a Guinea no le concedieron ninguna independencia, porque Guinea en el
pasado la defendió con heroísmo durante decenas de años (APLAUSOS). Y en el presente la conquistó con firmeza y
decisión, y la ha defendido con su sangre.
Pero los imperialistas no podían sentirse
satisfechos. Querían tener dominado al
país. Subestimaron al pueblo,
subestimaron la conciencia revolucionaria de Guinea, y por eso fracasaron, por
eso se equivocaron (APLAUSOS).
El pueblo de Guinea es hoy dueño de su destino y tiene
por delante una enorme tarea. La inmensa
mayoría de esos recursos están por explotar.
Grandes recursos madereros, mineros, los de los ríos... Cuando se viaja en avión a lo largo del Níger
y se ven decenas de ríos, se ven los valles, se piensa cuantos y cuantos
recursos naturales esperan por el esfuerzo del hombre, cuantas carreteras,
cuantos puentes, cuantas obras hidráulicas, cuantos sistemas de riego, cuantas
industrias por desarrollar, cuantas construcciones por hacer. ¡Infinito!
Es enorme el trabajo que espera al pueblo de Guinea, cuantas
comunicaciones por construir, cuantas escuelas, cuantos hospitales, en fin,
todas las cosas que nuestros pueblos necesitan.
Por eso nosotros comprendemos esa incesante apelación
del presidente Sekou Touré
al trabajo (APLAUSOS), y por eso comprendemos su enorme preocupación por la
educación, por la técnica, por la ciencia.
Pero vemos también claramente, en esas decenas de
miles de jóvenes que han desfilado representando a las escuelas, vemos que ahí
está el porvenir: de
ahí van a surgir los hombres que van a transformar la naturaleza de este país
(APLAUSOS), de esa nueva generación.
Nuestro país no tiene la dimensión de Guinea. Nuestra población es más numerosa. No tiene esos enormes ríos. Pero, sin embargo, nosotros hoy luchamos por
aprovechar los recursos naturales, y trabajamos para que no se vaya una gota de
agua al mar, por represar todos los ríos y arroyos, llevar el agua a todos los
cultivos; trabajamos construyendo miles de kilómetros de carreteras para
comunicar todos los puntos del país; trabajamos construyendo escuelas,
hospitales, fábricas y, en fin, trabajamos duramente para sacar a nuestro país
de la pobreza.
Ahora nos recordamos, sin embargo, de los años 1960,
1961 y 1962, cuando los ataques de los imperialistas, la invasión de los
mercenarios, la Crisis de Octubre, y durante aquellos años nosotros tuvimos que
invertir muchas energías, como las que ustedes invierten hoy preparándose,
organizándose, armándose, porque ustedes acaban de tener prácticamente la
invasión de los mercenarios hace un año y meses, el 22 de noviembre de
1970. Porque es que los imperialistas
nos han obligado a invertir muchos recursos y muchas energías en la defensa del
país. Desde luego, defender el país es
fundamental.
Si no hay país, si no hay independencia, no puede
haber desarrollo.
Nosotros tuvimos que invertir muchas energías, pero
una vez que estábamos bien organizados y bien armados nos hemos dedicado a
trabajar muy duro y estamos haciendo avanzar el país. Pero, desde luego, nadie piense que el camino
es fácil; ningún camino es fácil. El
camino es largo, el camino es difícil, el camino es duro; se requiere ir
aprovechando los errores, se requiere la crítica, la autocrítica, el
reconocimiento honrado de cualquier error, para rectificar, para invertir mejor
los recursos. Porque nosotros hemos
pasado esas experiencias de los errores, de los fallos, y una revolución es una
incesante lucha contra las deficiencias y contra los errores, como enseña el
presidente Sekou Touré
(APLAUSOS). Ese es el único camino de
avanzar. Hay que sacar lecciones de la
experiencia de todos los días.
Y él dijo una idea que es realmente muy hermosa, él
decía que el poder corrompía, pero que el poder corrompía cuando no se estaba
en contacto con el pueblo. Y esa es una
gran verdad. El antídoto contra las
debilidades solo se puede encontrar en el pueblo, en la honradez del pueblo, en
la fidelidad del pueblo, en el desinterés del pueblo, en la abnegación y el
espíritu de sacrificio del pueblo.
Nosotros en nuestro país siempre decimos una idea: las virtudes no
están en nosotros: las virtudes están en
el pueblo. Los dirigentes
revolucionarios hemos tomado del pueblo su espíritu, su moral, sus virtudes. Los dirigentes revolucionarios son como los
espejos del pueblo, que reflejan en sí mismos las mejores virtudes que reciben
del pueblo.
Por eso estamos tan de acuerdo con las palabras del
Presidente de que los hombres que están en contacto con el pueblo, los hombres
que sienten con el pueblo, esos hombres no se corromperán jamás
(APLAUSOS).
Para terminar, permítannos expresar nuestra confianza
en la revolución guineana (APLAUSOS), decir lo mismo que en Kissidougou: hay un pueblo en
Asia que le ha dado una gran lección al imperialismo: Viet Nam (APLAUSOS); hay un pueblo en América
Latina que le ha dado una lección al imperialismo: Cuba (APLAUSOS); y hay un pueblo en Arica que
le ha dado una gran lección al imperialismo:
Guinea (APLAUSOS).
En los tres lugares el imperialismo creía que iba a
aplastar la revolución, con sus técnicas, con su dinero, con su fuerza, con su
influencia en el mundo. Creyeron que
iban a aplastar la revolución.
Despreciaron a nuestros pueblos, pero nuestros pueblos les demostraron
que cuando hay patriotismo, cuando hay conciencia, cuando hay ideas, cuando hay
unión, cuando hay una doctrina, un pensamiento político, cuando hay un partido,
cuando hay una dirección y cuando se lucha, no puede haber derrota
(APLAUSOS).
¡Esos son los ejemplos de Viet Nam, de Guinea y de
Cuba!
Y nosotros sabemos, estamos completamente seguros, que
nuestros tres países seguirán adelante victoriosamente. Viet Nam lo ha demostrado, Cuba lo ha
demostrado, Guinea lo ha demostrado.
Y eso es lo que nosotros hemos visto en esta
visita: hemos visto un magnífico pueblo,
un pueblo lleno de dignidad, un pueblo lleno de vergüenza, un pueblo lleno de
honor, un pueblo lleno de espíritu, un pueblo lleno de amor a la revolución, un
pueblo lleno de solidaridad, un partido, una dirección y un gran dirigente
(APLAUSOS).
y por eso nosotros podemos aquí expresar nuestra
absoluta convicción de que ustedes marcharán adelante, el pueblo de Guinea
marchará adelante. Ustedes serán cada
vez más fuertes, ustedes estarán cada vez más armados, más preparados.
y si en el pasado, cuando no vivimos en el mundo de
hoy, cuando no había la unidad de hoy, la experiencia de hoy, los antecesores
de ustedes lucharon decenas de años con flechas, casi desarmados —salvo algunas
armas de difícil adquisición—, mientras haya un patriota, mientras haya un
combatiente, mientras haya un militante, mientras haya un fusil, esa bandera de
Guinea ondeará llena de dignidad y llena de libertad sobre los suelos de esta
tierra; mientras quede un fusil, mientras exista un pueblo como este
(APLAUSOS).
Y los pueblos, la historia ha demostrado que no pueden
ser destruidos. Por eso ustedes, igual
que Cuba y que Viet Nam, vencerán. Por
eso nosotros en nuestro país, como una consigna, decimos siempre eso que
ustedes han estado coreando en la tarde de hoy:
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(APLAUSOS)