DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA ESCUELA POLITECNICA, EN CONAKRY,
REPUBLICA DE GUINEA, EL 5 DE MAYO DE 1972.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Camarada Sekou Touré (APLAUSOS);
Camaradas
dirigentes del Partido y del Gobierno;
Camaradas
estudiantes;
Camaradas
trabajadores;
Camaradas
milicianos, soldados;
Camaradas
profesores (APLAUSOS):
No es fácil la tarea.
Estamos reunidos no solo con los estudiantes. Están en general los vecinos de Conakry. Y están presentes los dirigentes de la
revolución guineana. Está presente el
camarada Sekou Touré
(APLAUSOS), que es un gran educador de pueblos, que es un gran maestro, que es
un gran conductor de revoluciones. Y a
este auditorio tengo que dirigirme en este momento y en español
(APLAUSOS).
Por eso digo que la tarea no es fácil. Pero, además, no es fácil situarse en las
condiciones específicas de Guinea en el brevísimo tiempo que nosotros hemos
estado aquí; por tanto, de ninguna manera puedo pensar en conceptos. Y agradezco muchísimo las palabras del
compañero Presidente, pero simplemente me limitaré a exponer algunas impresiones,
algunas ideas, algunas opiniones.
Desde luego, en nuestras reuniones con los estudiantes
solemos dialogar; por lo general no hacemos conferencias, y mucho menos
conferencias magistrales. Porque no se
puede llamar a cualquier cosa una conferencia magistral —yo siento mucho
respeto por esa palabra—, y por lo general dialogamos, respondemos a las
preguntas cuando nos reunimos con los estudiantes cubanos, los estudiantes
chilenos, los estudiantes latinoamericanos.
Y me gusta discutir, me gusta dialogar, desde luego, dentro de
circunstancias en que estoy más informado.
Mi experiencia con los estudiantes es que a veces hacen preguntas muy
inteligentes y a veces hacen preguntas muy tontas.
El Presidente me dijo que fuera franco, y yo estoy
siendo franco. No me refiero a la
pregunta que hizo el compañero. Sobre
esa pregunta puedo responder que es una pregunta larga, extensa; nos obligaría
a hacer una larga exposición sobre todas las características de nuestro proceso. Pero muy brevemente repito lo del Presidente: cada país tiene sus
condiciones específicas, luego cada revolución responde, tiene que responder
necesariamente a esas características específicas. Nosotros vemos eso muy claro en nuestra
visita al contrastar la situación de Cuba y la situación de Guinea cuando se
produce la revolución:
son absolutamente diferentes.
Lógicamente, los métodos, el camino, el enfoque tiene que
diferenciarse.
Nosotros sobre el proceso de Guinea conocíamos por las
noticias, pero especialmente por los libros del compañero Presidente. Analizábamos, meditábamos todo lo que él
explicaba, las condiciones en que se produce el movimiento por la
independencia, cómo se funda el Partido, cómo se educa, se entrena, y cómo va
aprovechando inteligentemente y audazmente todas las posibilidades que se
presentaban dentro de la situación que ocurre después de la Segunda Guerra
Mundial, para alcanzar en primer lugar la independencia de Guinea; el análisis
profundo que él hace de la composición social del pueblo de Guinea, donde todavía
no existe un capitalismo desarrollado, donde no existe el problema específico
de la tierra, que tienen muchos otros países; una comunidad integrada en su
inmensa mayoría por campesinos; incluso la circunstancia específica de que no
se podía hablar de una nación guineana, ni siquiera de un Estado guineano; cómo
la revolución tiene que crear la unión del pueblo, el pueblo tiene que crear el
Estado a través de su instrumento, que es el Partido, y cómo el Estado tiene
que crear la nación; el Partido Democrático de Guinea, cómo es y por qué es de
esa forma, sus características de Partido amplio, en que todo el pueblo puede
pertenecer al Partido aunque, desde luego, para dirigir hay que ser
revolucionario, hay que ser trabajador, hay que ser campesino, hay que ser
soldado y que, desde luego, explotadores no puede haber en la dirección del
Partido.
Todas esas ideas son realmente admirables, muy
inteligentes, muy originales. Y, además,
la historia está confirmando lo correcto de esas tesis. Concepción correcta, camino correcto,
estrategia correcta. Y los hechos lo
demuestran: desde
esta Universidad, símbolo de Africa rompiendo las cadenas, hasta este pueblo
que aquí se reúne en el día de hoy.
Y cuando el Presidente ha hablado de su concepto de
democracia, de una democracia verdaderamente revolucionaria, y se tiene
oportunidad de verlo recorriendo el país —como ha ocurrido en estos días como
cuando visitamos Kankán... No quedó un solo vecino en la casa, no quedó
un hombre, no quedó una mujer, no quedó un niño, no quedó un anciano, no quedó
nadie, los niños recién nacidos estaban allí, porque los llevaban las madres! Estaban también
esperando al Presidente y esperando para saludar la delegación. ¡Unánime, la misma unanimidad de 1958!
Y nosotros pensábamos en los que inventaron las
teorías llamadas democráticas. Todos
sabemos cómo surgieron en la época de la lucha de la burguesía contra el
feudalismo, en el siglo XVII y en el siglo XVIII, y que hablaron de igualdad, de
libertad y de fraternidad, sin que hubiera habido nunca ni igualdad, ni
libertad ni fraternidad en ninguno de esos países donde las burguesías
conquistaron el poder (APLAUSOS).
La burguesía como clase impone su Estado de clase
explotadora. Sustituyó a los feudales,
impuso su clase de explotadores, de mercantilistas explotadores, de
terratenientes, de capitalistas, y para imponer su dominio de clase tenía que
explotar al pueblo, y donde el pueblo es explotado no puede haber ni libertad,
ni igualdad ni fraternidad.
¿Qué clase de igualdad puede haber entre el millonario
y el pordiosero? No se puede concebir
semejante igualdad entre el que posee los conocimientos y el que es ignorante
por completo, que no sabe leer ni escribir.
¿Qué fraternidad ni qué libertad?
(APLAUSOS)
Y no solamente impusieron la explotación en sus
propios países sino que la impusieron al resto del mundo. No se conformaron con explotar a los
nacionales: se
salieron de sus fronteras e invadieron los cinco continentes. Todos los continentes los invadieron. Y muchos países que eran libres los
esclavizaron y los conquistaron con las armas o los conquistaron con la
penetración económica, apoderándose de sus recursos naturales.
No están tan distantes esos tiempos. Incluso todavía en la época en que nosotros
estudiábamos, al principio de los años 40 y de los años 35 ó 36, cuando
estábamos en la primaria —y nosotros no somos muy jóvenes, pero tampoco somos
demasiado viejos—, y recordamos los mapas de Asia, de Africa, ¿qué
aparecía? En tres o cuatro colores el
Africa entera. Una estaba de color rojo,
pero no significaba comunismo: era el mapa de las posesiones
inglesas; o era de otro color, amarillo:
de las posesiones francesas, o de las posesiones portuguesas, de la
forma en que se habían repartido el mundo.
Y lo mismo en Asia y en América Latina.
Había países que aparecían con un color de país independiente, pero era
mentira: no
eran independientes, sino nada más que un símbolo, como pasaba en América
Latina, en Cuba y en otros muchos lugares (APLAUSOS).
Pero con Cuba no eran tan cuidadosos. En los libros de geografía con que se
enseñaba a los estudiantes norteamericanos, Cuba aparecía con el mismo color
que el mapa de Estados Unidos. ¡No teníamos ni color propio en los libros de geografía
de Estados Unidos!
Eso fue lo que la burguesía y los explotadores
impusieron al mundo. No podía ser de
ninguna manera expresión de sentimientos de solidaridad, de hermandad, de
igualdad, de libertad entre los hombres.
Y por eso nosotros en estas horas, en estos
recorridos, pensábamos que la Europa burguesa, la Europa capitalista, podría
aprender muchas cosas de nuestros pueblos; entre otras cosas podrían venir aquí
a Guinea a aprender de democracia (APLAUSOS).
¡Que vengan a Guinea y verán qué es democracia, en ese concepto desarrollado
por el compañero Sekou Touré! (APLAUSOS)
He explicado esto para que se vea las grandes
diferencias que tenían que existir entre la situación de Cuba y la situación de
Guinea. En Cuba ya teníamos una nación,
propiamente una nación, con todas las características y atributos de una nación
formada durante más de un siglo. En Cuba
ya teníamos en común que hablaban todos los cubanos el mismo idioma, existían
una serie de factores que daban una composición bastante homogénea a la
comunidad nacional. En Cuba se había
organizado ya el Estado. Existía el
Estado, que era un Estado de clases, un Estado de los terratenientes, de los
burgueses y de los imperialistas. Y
teníamos el problema de la tierra —cientos de miles de campesinos que no tenían
tierra—, que la tierra no sobraba; teníamos un cierto desarrollo industrial,
relativo. Si lo comparamos con un país
industrializado, no es nada; si lo comparamos con otros países que estaban en
peores condiciones que nosotros es algo.
Hay una diferencia. Vamos a poner
un ejemplo: en
Guinea se está construyendo la primera fábrica de cemento para producir 200 000
toneladas. En Cuba ya se producía algún
cemento, 600 000, 700 000, 800 000, pero había algún cemento. En Guinea no existían universidades
(APLAUSOS), no había universidades cuando comienza la Revolución. En Cuba había algunas industrias textiles,
algunas plantas refinadoras de petróleo; en fin, había ya un proletariado
industrial, una situación diferente de la de Guinea.
Todo eso determina las características de nuestro
proceso, los problemas de nuestro proceso, y las medidas que se tomaron en
nuestro país.
Claro que una primera fase es la conquista del poder
por el pueblo. Una segunda fase, la Ley
de Reforma Agraria para expropiar los grandes latifundios; la nacionalización
de los bancos, del comercio exterior, de las grandes industrias; y una lucha de
clases fuerte, porque estaba la clase de los explotadores, los grandes
terratenientes, los grandes burgueses y los imperialistas.
Ustedes tenían a los imperialistas aquí, pero
socialmente no tenían las características de Cuba.
Todas esas circunstancias determinan la concepción de
nuestro Partido, el trabajo del Partido, la lucha interna y la lucha externa y,
en fin, todas esas peculiaridades del proceso cubano.
Ahora, todas las revoluciones tienen una cosa en
común, características específicas: la lucha contra la explotación, contra
la injusticia, contra los privilegios, contra el atraso, contra la ignorancia,
contra toda forma de injusticia social y de opresión de los hombres. Hay otra característica de estos tiempos, de
esta época, cualquiera que sea el desarrollo de un país: es la lucha por el socialismo
(APLAUSOS). ¿Por qué? Porque las aspiraciones humanas de las
revoluciones en nuestros tiempos no se pueden concebir en una sociedad de
clases, donde unos son los dueños de los medios de producción y los otros son
los trabajadores; unos reciben así y otros reciben así (HACE GESTOS
SIGNIFICANDO QUE UNOS RECIBEN MUCHO Y OTROS MUY POCO).
No puede haber justicia, no puede haber igualdad, no
puede haber nada en esas condiciones.
El socialismo —hay que decirlo— no se podía concebir
hace cinco siglos, porque no existía la técnica, no existía la ciencia, no
existían los medios modernos para aspirar a una sociedad económicamente
desarrollada, aspirar a una abundancia que permitiera establecer ese régimen
social. Porque todo régimen social
necesita una base material. Sin esa base
material, a la larga, fracasa.
¿Por qué ustedes están estudiando? ¿Por qué están investigando las plantas? ¿Por qué están desarrollando ingenieros
mecánicos, geólogos, químicos, bioquímicos, matemáticos? ¿Por qué?
¿Por qué tienen esta universidad politécnica? Para dominar la ciencia, para dominar la
técnica, para dominar la naturaleza, como plantea el Presidente (APLAUSOS),
dominar las fuerzas de la naturaleza.
Si no hay técnica, si no hay comunicaciones, si no hay
electricidad, si no hay radio... Bueno,
hace un siglo no se podía dar este acto, porque habría sido demasiado grande,
no nos habríamos podido escuchar aquí unos a otros, no habríamos podido
conversar; y sin embargo ahora podemos.
Nos trasladamos rápido. Acabamos
de recorrer el país. ¿A
caballo? ¿En carreta? No: ¡en AN-24, un avión que recorre 500
kilómetros en una hora! y nosotros hace 48 horas que estamos
aquí, un poquito más, y ya estuvimos en Conakry, Kankán,
Kissidougou, Faranah, Labé,
y estamos aquí ya en la Universidad. Eso
es solo posible en virtud de la técnica y de la ciencia, de las comunicaciones,
el desarrollo de la energética, el desarrollo de la mecánica, el desarrollo de
la metalurgia, el desarrollo de la química; el desarrollo de todo, en dos
palabras.
De manera que en la época del caballo no se podía
pensar en el socialismo, no se podía pensar en la victoria sobre la fuerza de
la naturaleza. ¿Habría imperado la
pobreza?
Imperó la pobreza, la esclavitud, el feudalismo; y los
hombres más que hombres eran fieras, más que hombres eran lobos. Bueno, no estaba el desarrollo de las ideas,
porque junto con la técnica se ha desarrollado la conciencia. Con esto queremos decir que el socialismo no
es un invento que haya salido de la cabeza de nadie: es una posibilidad actual de la
humanidad y, por lo tanto, se ha convertido en una aspiración de la humanidad y
de cualquier sociedad que quiera establecer la justicia, esté más adelantada o
esté más atrasada.
Porque todos sabemos que dominando la técnica y la
ciencia podemos establecer el socialismo.
Pero la gran paradoja es que los países más industrializados, o que
fueron los primeros industrializados
—Inglaterra, Francia, Estados Unidos y todos esos—, socialmente se han
quedado atrás. Se han quedado detrás de
nosotros: detrás
de Cuba, detrás de Guinea, a pesar de toda su técnica. Algún día tendrán que hacer ellos también las
revoluciones y establecer el socialismo, porque mientras no lo hagan serán
países que vivirán en medio del caos más grande y más inconcebible.
Todo el mundo sabe lo que pasa en Estados Unidos: la explotación, la
injusticia, la discriminación, la explotación de las minorías nacionales;
aumenta el número de viciosos, el número de alcohólicos, el número de
delincuentes y de locos. Esa es la
situación de esos países.
Por lo menos tenemos una cosa en común: luchamos. Tanto Cuba, como Guinea, como los demás
países que aspiran a establecer la justicia, tienen un objetivo, más tarde o
más temprano, que es el socialismo.
Sobre las perspectivas de nuestro país, en estos
momentos nosotros consideramos buenas las perspectivas de nuestro país. Nosotros hemos tenido también nuestro
aprendizaje, nuestros grandes problemas: inversión de muchas energías en la
defensa del país, no siempre hicimos el mejor uso de los recursos naturales, de
los recursos económicos; tuvimos nuestra época de desorganización. En fin, hemos tenido todos los problemas que
tiene un país que inicia una revolución.
Hemos luchado contra esos problemas con espíritu autocrítico, y vamos
superando todos esos problemas. Nuestro
país avanza ahora a un gran ritmo, y creemos que los próximos 10 años serán de
completa consolidación de la economía y de la Revolución Cubana.
Es lo que podemos decir a la pregunta del compañero
estudiante (APLAUSOS).
Díganme si les interesa algo más... ¿Más nada?
Bueno, quería recordar una cosa que para nosotros es
motivo de mucha emoción:
la visita que hizo el Comandante Ernesto Guevara a esta
Universidad. Para nosotros es una gran
satisfacción, para nuestra delegación es un gran honor el ver cómo ustedes recuerdan
esa visita y recuerdan las palabras del Che cuando estuvo aquí, y ver cómo
ustedes lo recuerdan.
Vamos a añadir algo más, algo breve, dirigido a los
estudiantes, a los estudiantes de este politécnico. Hay un concepto que está contenido en las
obras del compañero Sekou Touré,
que es la idea de adaptar la educación a las realidades del país. Esta idea es muy importante, y no debe
perderse; debe prestársele mucha atención.
Y nosotros a esa idea le prestamos gran atención.
Nosotros creemos que nuestras universidades estuvieron
durante un tiempo apartadas de las realidades.
En los últimos años nosotros hemos llevado las universidades a la
realidad. Es una medida que nosotros
hemos implantado en Cuba, por una serie de razones, porque a veces el técnico
se graduaba, pero era una preparación académica, no estaba preparado para
enfrentarse a las realidades del país.
Por un lado, el país y sus realidades; y por otro, las universidades.
Ya nosotros hemos establecido el principio del estudio
y del trabajo en todas las universidades del país. Es decir, nuestros estudiantes trabajan un
número de horas todos los días, en los hospitales o en las industrias, en las
distintas actividades:
son estudiantes y son obreros. A su vez, hemos matriculado miles de
obreros en las universidades, que son obreros y son estudiantes. La universidad se está esparciendo por todo
el país. Llegará el día en que las
principales industrias, cada una de ellas sea una extensión de la
universidad. De manera que estamos sacando
la universidad a la calle.
Nosotros en toda la educación estamos combinando el
estudio y el trabajo, en la enseñanza media; pero incluso lo vamos a hacer en
la enseñanza primaria. Si no queremos
formar intelectuales, y simplemente intelectuales, si queremos formar
revolucionarios con una capacidad técnica, hay que combinar el estudio y el
trabajo. Ese es el principio
esencial. Para nosotros es el principio
número uno en la educación.
Ustedes tienen esas ideas. Nosotros hemos visto y hemos leído sobre
conceptos similares aquí en el pueblo de Guinea. Lamentablemente no pudimos recorrer toda la
exposición, o mejor dicho:
no pudimos detenernos mucho, pero nos hizo muy buena impresión el
trabajo de los estudiantes, la orientación, el nivel. Y creemos que eso ofrece para Guinea una
perspectiva importante.
No es necesario razonar la importancia que tienen los
estudios que ustedes están haciendo, no es necesario argumentar porque se ve,
es evidente (APLAUSOS).
Por ejemplo los estudiantes de Medicina: ¿Cuántos médicos
tiene la Guinea? ¿Cuántos médicos por
habitante? Es un número pero
asombrosamente pequeño de médicos. Para
nosotros, que no tenemos muchos, sin embargo la cifra es asombrosa. Bueno, en nuestro país al triunfo de la
Revolución había ya 6 000 médicos, claro, casi todos concentrados en la
capital. Los imperialistas trataron de
llevarse los médicos, y se llevaron 3 000 médicos. Sin embargo, con un esfuerzo, ya en nuestro
país hay actualmente 8 000 médicos, y hay más de 5 000 estudiando en las
universidades. De manera que tenemos ya
virtualmente un médico por cada millar de habitantes. Posiblemente ustedes calculan y en Guinea
tienen un médico por decenas de miles de habitantes. Nosotros hemos extendido los servicios
médicos por todo el país, y no hay un rincón de Cuba que no tenga un hospital,
un policlínico; no hay un ciudadano en Cuba que no tenga fácilmente a su
alcance en cuestión de minutos los servicios médicos.
Y nosotros le damos una gran importancia a la
asistencia médica, porque se salvan decenas de miles de vidas por año, se eleva
el promedio de vida de toda la población.
Posiblemente en los países que tengan las condiciones médicas todavía
muy deficientes, mucha pobreza, el promedio de vida sea 40 años, 45 años. Un buen servicio médico significa darles 20
años más de vida a todos los ciudadanos del país. ¡Calculen ustedes la importancia que tiene
para Guinea! Además, los imperialistas
no hicieron nada por desarrollar la salud pública. ¿Cuántas enfermedades dejaron regadas en
nuestros países que afectan a los seres humanos? Por otro lado, ustedes tienen un clima duro,
caluroso, de grandes lluvias; tienen que luchar contra plagas de insectos,
mosquitos, moscas, tienen que luchar contra muchas enfermedades. Luego la importancia que tiene el médico para
Guinea es una importancia extraordinaria.
Pero es necesario formar médicos no para residir en Conakry: médicos que vayan a
Kankán, a Faranah, a Kissidougou (APLAUSOS); médicos que vayan a los pueblos, a
las ciudades y a las aldeas; médicos que vayan a los campos. Y no solo médicos, sino laboratoristas,
enfermeras, auxiliares, técnicos.
Lo mismo ocurre con la agricultura. Ustedes tienen grandes recursos naturales
para el desarrollo agrícola; tienen gran necesidad de alimentos. Solo a través de los dominios y de la ciencia
y de la técnica aplicada a la agricultura ustedes pueden resolver la abundancia
de los alimentos para que la población tenga mucho más en cantidad y en calidad
de alimentos.
Ese es uno de los objetivos fundamentales de la
revolución.
Ahora, en la agricultura ustedes tienen que luchar
también contra una naturaleza dura. Son
regímenes de lluvia fuertes, inundaciones, sequías, plagas, insectos, malas
hierbas. Hay que ver la velocidad con
que crecen las hierbas y la lucha que da la agricultura en las condiciones del
trópico. De manera que la lucha es dura
para defender las plantas de las enfermedades, defender los animales de las
enfermedades. Y eso requiere hombres
preparados, cuadros preparados para librar una lucha que es más dura que la que
tienen que librar en Europa, que tiene otro clima diferente.
Aquí tenemos ventajas: pueden crecer las plantas todo el año;
pero por otro lado tenemos la desventaja del clima, es decir, más bien de las
condiciones derivadas de los excesos de lluvia, de las plagas. Es más difícil; si se gana esa batalla, se
puede producir más que en Europa. Pero
hay que ganar esa batalla que es una batalla difícil. Por eso los agrónomos tienen una gran
importancia, y lo mismo se puede decir de los geólogos, de los químicos, de los
bioquímicos, de los ingenieros mecánicos.
En fin, no hay una sola de las ramas que no tenga una importancia
decisiva para el país.
Aparte de eso están los cuadros para las distintas
ramas, como son la administración, la economía, que tienen una importancia
fundamental, porque no es fácil organizar la economía, no es fácil organizar la
administración, no es fácil elaborar la planificación ni ejecutar la
planificación.
Nuestros países no tienen hábitos industriales, no
tienen hábitos de administración de grandes industrias. ¿Por qué?
Porque no teníamos ninguna. Y
toda esa ciencia, todos esos conocimientos hay que dominarlos, hay que
adquirirlos. Y es una tarea que es
difícil.
La formación de los cuadros es fundamental. Si ustedes quieren que marchen bien los
servicios públicos, si ustedes quieren que marche bien la economía, si ustedes
quieren que marchen bien los centros de trabajo, tienen que tener cuadros y
tienen que tener cuadros revolucionarios (APLAUSOS).
Esa ha sido una de las preocupaciones fundamentales
del Presidente:
cuadros altamente politizados.
No se puede concebir un técnico apolítico, no se puede concebir un
técnico que no sea un revolucionario de vanguardia (APLAUSOS).
De manera que si vamos a decir una idea acerca de las
funciones de esta universidad, es la de formar técnicos, muchos técnicos, pero
técnicos conscientes, técnicos revolucionarios, técnicos de vanguardia
(APLAUSOS), que estén dispuestos a ir a cualquier rincón del país, y que estén
dispuestos a ir a cualquier país donde se puedan necesitar sus
conocimientos.
Esa es para nosotros una idea fundamental y es la idea
que nosotros tratamos de inculcar a nuestros estudiantes: hay que estar dispuesto a trabajar en
cualquier parte de Cuba, y hay que estar dispuesto a trabajar en cualquier
parte del mundo. Ese es uno de los
principios fundamentales de la formación de nuestros jóvenes; si tienen que ir
médicos a Viet Nam, marchar a Viet Nam sin ninguna vacilación; si tienen que
venir médicos a Guinea, marchar a Guinea sin ninguna vacilación. Es decir, de esas universidades deben salir
hombres de alta preparación técnica, de alta conciencia revolucionaria y de
alto espíritu internacionalista. Y por
ser esta una universidad creada por la revolución guineana, por ser
preocupación esencial del Presidente, preocupación esencial del Partido, por
simbolizar un continente que se libera, nosotros tenemos la seguridad de que de
esta universidad saldrán miles de técnicos con alta conciencia revolucionaria y
con alto espíritu internacionalista.
Si hay algo, alguna idea, un concepto que nosotros
podamos expresar aquí, un sentimiento, ese es el sentimiento.
Espero que me excusen por el idioma y por el tiempo.
Muchas gracias (APLAUSOS).