DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA UNIVERSIDAD DE CIENCIAS AGRICOLAS
DE GODOLLO, HUNGRIA, EL 5 DE JUNIO DE 1972.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Queridos
amigos:
En primer lugar, la responsabilidad de lo que yo diga
aquí no es mía: es
del traductor (RISAS Y APLAUSOS).
Ustedes saben cómo son estos viajes. Vivimos en la época del avión, de la
velocidad, de la urgencia, de la precipitación.
El rector
dijo, cuando nos recibió, que esta sería una visita histórica, y yo pienso que
sí: quedará la
historia de un tropel de fotógrafos, cámaras de televisión y un grupo de
cubanos que precipitadamente pasaron por todas partes (RISAS y APLAUSOS): que visitaron el laboratorio de biología y
vieron el esqueleto de una vaca, los ojos de una lechuza (RISAS), una colección
de bacterias que destruyen los venenos en el suelo. Y eso sí nos pareció interesante porque,
según sabemos, nos están envenenando todos los días.
Visitamos rápidamente los talleres, el comedor
—lástima que ya habíamos desayunado nosotros (RISAS)—,
y los albergues, que por cierto están bien arreglados, son acogedores.
Un estudiante nos obsequió una bella cinta que dice: "Fidel Castronov" (RISAS y APLAUSOS). Se veía realmente un joven de sentimientos,
un estudiante sencillo, en el cual vi la expresión, digamos, el símbolo de los
sentimientos con que ustedes nos reciben a nosotros.
Encontrarse con los estudiantes siempre es
agradable. Encontrarse en un Aula de
Honor —como le llaman ustedes, nosotros le llamamos Aula Magna— por lo menos
nos hace recordar los tiempos en que éramos estudiantes.
No sé que tal como estudiantes serán ustedes. Me imagino que son buenos estudiantes (RISAS
Y APLAUSOS). En la época en que yo
estudié los estudiantes no eran tan buenos, no eran tan buenos como estudiantes. Pero me imagino que en cualquier época hay
cosas en común entre todos los estudiantes.
Por lo menos todos nos ponemos nerviosos cuando se aproximan los
exámenes (RISAS), y casi todos estudiamos más cuando los exámenes están cerca
que cuando comienza el curso. Yo me
imagino que ustedes tienen exámenes, ¿verdad?
(RISAS) Porque hay algunas teorías que son partidarias de suprimir los
exámenes (RISAS Y APLAUSOS). Pero
evidentemente, según parece, todavía no hemos llegado al comunismo
(RISAS).
En realidad pensamos que es un privilegio haber nacido
en una época revolucionaria. Ese es el
privilegio de ustedes.
En esta universidad nos hemos encontrado con algunos
estudiantes latinoamericanos, al menos un estudiante de Santo Domingo, un
estudiante boliviano; un numeroso grupo de estudiantes vietnamitas. Los estudiantes vietnamitas están por todas
partes. Se ve claramente que están
preparándose para el futuro.
En realidad, si ustedes nos preguntan dónde hay que
hacer una revolución, yo no diría que hay que hacer una revolución aquí en
Hungría. En Hungría se hizo la
revolución, y no fue fácil. Al parecer
los húngaros son muy revolucionarios, porque después de la Revolución de
Octubre ellos fueron los primeros que quisieron establecer un Estado socialista
(APLAUSOS).
Ayer precisamente, mientras recorríamos los bosques,
yo meditaba sobre eso:
sobre las circunstancias de haber sido Hungría el que en 1919
establece un gobierno popular y revolucionario.
También oí la opinión de algún dirigente de Hungría que nos dijo que en
aquel momento no pudieron recibir ayuda exterior, que las condiciones eran muy
desfavorables. Y yo pensaba en lo
siguiente: cómo
juzgar a los hombres que hicieron entonces la revolución. ¿Podríamos decir que se equivocaron? ¿Y si no hubieran hecho el intento de la
revolución, podríamos decir que acertaron?
Desde luego, según ese criterio, los que nunca hagan nada siempre
estarán acertados. Nuestro criterio es
que aquellos hombres eran revolucionarios y acertaron.
El revolucionario tiene una idea, tiene una causa; su
deber primero es luchar por ella. Y la
historia de todas las revoluciones tuvo su precedente en los esfuerzos de los
revolucionarios. La Revolución de
Octubre tuvo sus antecedentes en la revolución de 1905, en la lucha heroica de
los obreros. La Revolución Cubana tuvo
sus antecedentes también desde fines de siglo pasado en las luchas por la
independencia; en la década del 30, en que en nuestro país, con la
participación de los estudiantes, que jugaron un importante rol, intentaron
también transformar el país. En Hungría
la revolución de 1919 fue el precedente de la Revolución Húngara.
Pero, bueno, la conclusión que yo quiero sacar es que
los húngaros son revolucionarios por tradición, por historia, por cultura.
Y decíamos que hay una revolución que hacer, pero que
es una revolución universal. La actual
generación de jóvenes húngaros, cubanos, soviéticos, búlgaros, de los países
que hicieron ya la revolución social y que hoy trabajan por desarrollar y
consolidar la economía, por desarrollar una sociedad socialista avanzada, viven
rodeados por un mundo donde quedan todavía mucha miseria, mucha pobreza, mucha
explotación. Nos referimos a los pueblos
de América Latina, a los pueblos de Africa, a los pueblos de Asia. Nos referimos a miles de millones de seres
humanos que viven en el atraso técnico, y en el subdesarrollo económico. En realidad, cuando se conoce la vida de esos
países, se comprenden las grandes diferencias que actualmente existen entre los
países que tienen algún desarrollo industrial y nuestros países.
Esa humanidad crecerá en los próximos 25 años. Ustedes saben que los pueblos se multiplican
en razón directa de su pobreza. Los por
cientos de natalidad en América Latina, en Africa, en muchos países de Asia,
son un 2%, 2,2%, 2,5%. De manera que
confrontan el problema de un crecimiento notable de la población. No va
respaldado por un crecimiento de la economía.
Los países que tienen más desarrollo industrial, los países que
pudiéramos llamar más ricos, crecen a un ritmo mucho más lento: 1%, punto 8, punto
7, punto 6. Y esas son realidades.
Mucho antes de que a la mayor parte de ustedes les
salgan canas, mucho antes de que gran parte de ustedes pierda el pelo —no
importa si estudió mucho— la humanidad tendrá 6 000 millones de
habitantes. Y la mayor parte de esos
habitantes estará en América Latina, en Asia y en Africa.
Esos pueblos luchan en mayor o menor grado, de acuerdo
con sus tradiciones, sus culturas y sus posibilidades. Algunos, como el pueblo de Viet Nam, dan una
prueba suprema de heroísmo y de espíritu revolucionario luchando por el derecho
a comenzar a construir su destino, a construir su futuro.
¿Por qué estudian los vietnamitas, siendo así que hace
más de 10 años que viven bajo una guerra cruel?
Porque están pensando en la paz, están pensando en el futuro, en
reconstruir el país.
Un poderoso imperio se empeña en evitar que ese país
sea independiente. Un poderoso imperio
se empeña en impedir que Cuba y los pueblos de América Latina sean
independientes, y se empeña en impedir que otros pueblos puedan adquirir su
independencia. El país rico, el país
poderoso, el país de tecnología avanzada, el país de los monopolios, se empeña
en mantener oprimidos, mantener el pie sobre los pueblos pobres, los pueblos
que aspiran a ejercer el derecho a trabajar para su vida. Y así, en medio de la pobreza del mundo, del
atraso técnico, miles de millones de seres humanos tienen que luchar por
adquirir el derecho de trabajar y de construir su futuro. Esa es la realidad.
Y en ese mundo están creciendo ustedes. No hay que pensar solo en el mundo húngaro,
no hay que pensar solo en el mundo más próximo.
¡Hay que pensar internacionalistamente en la gran familia humana! Y ustedes, como futuros técnicos, como
futuros expertos agrícolas, tendrán que jugar un doble papel: como hombres y mujeres revolucionarios
y como técnicos.
Será necesario alimentar a la humanidad del
futuro. Será necesario desarrollar las
investigaciones, arrancar a la naturaleza todas las posibilidades, o de lo
contrario: ¿Cómo
resolvemos el problema de la alimentación de esa humanidad futura?
En la sociedad, en la humanidad actual hay, por otro
lado, una gran destrucción de recursos naturales. Tenemos el caso de Estados Unidos: cientos y cientos
de millones de toneladas de petróleo todos los años, en una sociedad de
consumo, donde a los individuos les han inculcado la absurda idea de que tienen
que cambiar el automóvil todos los años.
Destrucción de minerales, destrucción de hidrocarburos. Crece y crece el consumo de hidrocarburos en
el mundo. Ya son miles de toneladas las
que se consumen anualmente, y ese consumo crece. Todavía no está resuelto ni mucho menos cómo
la humanidad va a encontrar fuentes sustitutivas de esa energía, y hoy se
destruye el petróleo como antes se destruyeron los bosques. Las sociedades más avanzadas, más ricas, del
mundo capitalista, hacen un derroche extraordinario de recursos todos los
años.
Algún día la humanidad se lamentará de esa
destrucción, porque necesitará los hidrocarburos para producir ropas, para
producir zapatos, incluso para producir alimentos.
El mundo del futuro enfrenta ese reto; enfrenta el
reto del envenenamiento de la atmósfera, envenenamiento de los ríos, de los
mares, del aire. Se dice que hay países
en que la cantidad de veneno que tienen los individuos dentro los hace no aptos
para el consumo:
serían tóxicos. Y esa
realidad aumenta. La lucha por extraer
de los mares los alimentos, la explotación descontrolada de los recursos
naturales de los mares. Lo mismo pasa en
la tierra con los problemas de la erosión, que seguramente todos ustedes habrán
estudiado y habrán calculado los millones de toneladas de capa vegetal que se
va a los mares todos los años. Y sin
embargo, hay que seguir luchando contra las plagas. La agricultura moderna rompe el equilibrio
biológico y determinados tipos de insectos se multiplican por cantidades no
imaginables; surgen nuevas plagas o surgen mutaciones de las ya conocidas, que
obligan a buscar medios más eficientes.
La lucha contra las malezas es una lucha dura también —en este clima de
ustedes no crecen las malezas tanto como en el clima de Cuba y en los climas
tropicales— la lucha por sustituir los alimentos naturales agotados de las
tierras. Todo eso forma el contenido del
trabajo de la humanidad futura. Y ustedes
precisamente están estudiando esas especialidades.
De manera que nadie tendrá que lamentarse de no haber
nacido en otra época, nadie tendrá que lamentarse de haber sido demasiado joven
en otros tiempos. Porque para el que
quiera ser revolucionario, para el que quiera darle un contenido a su vida,
para el que quiera hacer de su existencia algo que valga la pena, tienen ese
reto del presente y del futuro.
Por eso nosotros decíamos que es un privilegio haber
nacido en esta época revolucionaria, aunque se haya nacido en un país que ya
hizo la revolución social.
En nuestro país algunos profesores de esta Universidad
han estado enseñando. Actualmente hay
profesores de esta Universidad enseñando en Cuba. ¡Ojalá que en el futuro podamos ver a algunos
de ustedes también trabajando en Cuba como técnicos o como profesores!
De manera, compañeros, que eso es lo que nosotros
sentimos deseos de decirles a ustedes en la mañana de hoy. Desearles éxitos, desearles que comprueben la
teoría de que son buenos estudiantes y que puedan desarrollar una existencia
como hombres y como técnicos que valga la pena vivirla.
Muchas gracias (APLAUSOS).