DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA CIUDAD DE ORAN, ARGELIA, EL 12 DE
MAYO DE 1972.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Querido
compañero Houari Boumediene
(APLAUSOS);
Queridos
camaradas dirigentes del FLN y del
Gobierno Argelino (APLAUSOS);
Queridos amigos
de Orán (APLAUSOS):
Los revolucionarios hemos luchado y muchas veces hemos
vencido muchas dificultades. Pero
todavía no hemos podido vencer las dificultades del idioma. Por eso vamos a hacer un esfuerzo, con la
ayuda del compañero intérprete, para comunicarnos con ustedes.
Primero que nada expresarles nuestro infinito agradecimiento
por la hospitalidad de ustedes. Hace
algo más de 24 horas, en unión del camarada Boumediene
y de los dirigentes argelinos, llegamos a la ciudad de Orán (APLAUSOS). La amistad de ustedes, el afecto de ustedes,
nos enseñaba que estábamos viviendo una nueva época. Ninguna época anterior conoció estos vínculos
de amistad entre pueblos tan distantes geográficamente como Cuba y Argelia
(APLAUSOS).
Es que vivimos una época revolucionaria, una época de
hermandad revolucionaria, de solidaridad revolucionaria y de unión entre los
pueblos revolucionarios.
Estamos aquí reunidos con ustedes sencillamente porque
en Argelia hubo una revolución y porque en Cuba hubo una revolución (APLAUSOS),
porque nuestros pueblos tuvieron que luchar muy duramente por su
independencia. Lucharon los argelinos
casi 150 años contra poderosas potencias y poderosos ejércitos. Y exactamente lo mismo ocurrió en nuestro
país, porque cuando ustedes luchaban en Argelia, los cubanos luchábamos en
Cuba, porque casi simultáneamente conquistamos nuestra definitiva independencia
(APLAUSOS).
Muchos quisieron quedarse con Cuba. Primero, los colonialistas europeos; después,
el imperialismo yanki; y al fin y al cabo, Cuba quedó en manos de los cubanos
(APLAUSOS). Lo mismo en Argelia: muchos quisieron
quedarse con Argelia; pero al fin Argelia quedó en manos de los argelinos
(APLAUSOS).
Eso es lo que tiene de hermosa esta lucha. Eso es lo que tiene de hermosa la libertad y
la independencia (APLAUSOS).
Hace 12 años esta reunión habría sido imposible. Hace 12 años ya nosotros habíamos obtenido la
independencia definitiva, mientras los argelinos todavía combatían. Y nuestro pueblo seguía la lucha día a día (APLAUSOS): cada combate, cada
batalla, cada acción de lucha del pueblo argelino era seguida día a día por
nuestro pueblo. La lucha heroica contra
el ejército colonialista de Francia, la firmeza del pueblo argelino, su
patriotismo, despertaba una enorme simpatía en nuestra patria (APLAUSOS).
En aquella época no se habría podido pensar en un
encuentro como este. La solidaridad era
de otro tipo. ¿Qué se podía hacer por
apoyar la lucha argelina, la causa argelina, qué se podía hacer por cooperar
con el pueblo argelino en esa lucha?
Pero al fin conquistaron la independencia. Y ahora podemos ser testigos de un acto como
este; ahora podemos visitar Argelia, traerle la amistad de nuestro pueblo, la
solidaridad de nuestra Revolución (APLAUSOS); ahora podemos trabajar unidos por
el futuro; ahora podemos trabajar unidos para darle nuestro apoyo a otros
pueblos que todavía luchan (APLAUSOS).
Si hace 12 años ustedes combatían, y el mundo seguía
de cerca vuestro combate, hoy en Viet Nam (APLAUSOS), por su ejemplo, los
vietnamitas combaten heroicamente por su independencia. En Viet Nam los aviones del imperialismo
yanki lanzan miles de toneladas de bombas todos los días: en Viet Nam los imperialistas cometen
todo tipo de injusticias y de crímenes contra el pueblo.
Por eso en esta hora, cuando hemos alcanzado nuestra
independencia, no nos olvidamos, ni podemos olvidarnos, de los pueblos que
todavía luchan (APLAUSOS).
En el Cercano Oriente territorios de los países árabes
están ocupados por la fuerza, y el pueblo palestino lucha por recobrar su
tierra y sus hogares (APLAUSOS). En
Guinea Bissau los patriotas luchan contra el colonialismo. Y así, en muchas partes del mundo la lucha
tiene lugar.
Nuestros países tienen el deber de trabajar y de
luchar para servir de estímulo y servir de ejemplo a otros pueblos.
Hemos podido ver con nuestros propios ojos el trabajo
del pueblo argelino, y estamos sinceramente impresionados por los éxitos que
están logrando en todos los órdenes.
Los colonialistas creían que sin ellos Argelia no
marcharía (APLAUSOS). Los colonialistas
creían que sin ellos la agricultura argelina no marcharía, ¡y la agricultura
argelina marcha, marcha bien y marchará cada vez mejor! (APLAUSOS)
Los colonialistas creían que sin ellos el petróleo
argelino no marcharía (APLAUSOS), y el petróleo argelino marcha, aumenta su
producción, se construyen nuevos gasoductos y oleoductos, y un magnífico
porvenir espera a esta rama de la economía argelina.
Los imperialistas creían que sin ellos la economía de
este país no marcharía, y la economía de este país marcha, y marcha a un ritmo
rápido.
Los colonialistas creían que solo ellos podían
administrar esa base naval (APLAUSOS), y ayer nosotros visitábamos esa base,
conversábamos con los marinos, y nos admiraba cómo ellos mantienen y
administran óptimamente esa base, que ahora es una base argelina.
Los colonialistas creían que sin ellos no se podrían
construir fábricas, edificios, escuelas, universidades. Cuando los colonialistas se fueron, en Argel
había 5 000 estudiantes y una sola universidad.
y ahora hay más de 20 000
estudiantes, hay una universidad en Orán, y se está construyendo una magnífica
universidad en Constantine.
Los colonialistas creían que solo ellos sabían
administrar un centro de trabajo (APLAUSOS), y nosotros hemos visto en todos
los centros de trabajo que hemos visitado muchos buenos administradores,
jóvenes, que son argelinos ciento por ciento.
Y algo más:
hemos visto muchos antiguos combatientes de la Revolución, muchos
antiguos guerrilleros, que en estos años han estudiado, se han preparado, y son
los que dirigen las fábricas; hemos visto antiguos guerrilleros que hoy son
ingenieros, y dirigen combinados industriales.
Ayer visitábamos la zona industrial, la nueva fábrica
de fertilizantes, la nueva refinería en construcción con sus industrias
adjuntas para producir lubricantes; visitábamos la fábrica de licuefacción, la
fábrica de separación de gases, las instalaciones portuarias, los tanques de
reserva, el transportador de metano y los nuevos proyectos que allí se
desarrollan (APLAUSOS).
Antes, para ver esto había que ir a Inglaterra, a
Francia, a Estados Unidos, a Bélgica, a Holanda, a esos países
industrializados. Y ahora se llega a
Argelia, se llega a Orán, se toman los carros, se caminan unos kilómetros, y
usted se encuentra esa industria modernísima construyéndose por obreros
argelinos y operándose por obreros, técnicos e ingenieros argelinos
(APLAUSOS).
Hemos visto la agricultura, hemos visto los viñedos,
las plantaciones, y nos hemos fijado con atención: todas las matas, todos los árboles,
todos los campos, están perfectamente atendidos, perfectamente cultivados, como
estoy seguro de que no se lo imaginaron jamás los colonialistas.
¿Qué ocurre ahora en Argelia? Es un país que puede trabajar para el pueblo,
que puede trabajar para el futuro.
Visitábamos hace unos días el Sahara, y allí ocurría
igual: los
ingenieros argelinos y los obreros argelinos abren nuevos pozos, construyen
nuevas industrias, construyen nuevos oleoductos y gasoductos. ¿Y qué ocurre? ¿Qué ocurre?
Del Sahara sacan el gas y el petróleo, lo transportan por los gasoductos
y oleoductos, lo reciben aquí en la industria química y lo convierten en urea,
en nitrato de amonio, en amoníaco, para la industria y para la
agricultura. De manera que el gas del
Sahara se va a convertir en trigo, en centeno, en leche, en carne, en huevo, en
alimentos para el pueblo argelino, más económico de lo que pueden hacerlo los
europeos, porque los europeos tienen que transportar el petróleo y el gas,
llevarlo por los mares y después producir el fertilizante. Y aquí no: aquí se hace todo en una sola
operación: el gas, el gasoducto, la
fábrica y la agricultura (APLAUSOS).
Lo mismo ocurre con el acero. Un país necesita fuentes de energía; un país
necesita la industria química; un país necesita la producción de acero. El acero se hace con hierro, y se hace con
calor o con gas. Los argelinos tienen el
hierro, tienen el gas, y ya están construyendo las industrias de acero.
Les explico esto porque nosotros sentimos la profunda
convicción de que Argelia se desarrolla sobre bases muy sólidas, y que Argelia
llegará a tener una gran economía, y que Argelia llegará a ser un gran país
(APLAUSOS). Pero Argelia llegará a ser
un gran país no porque tenga petróleo y gas.
Hay muchas naciones, países, que tienen petróleo y gas, y no hacen nada
con el petróleo y el gas:
se lo llevan los colonialistas, se lo llevan los imperialistas
(APLAUSOS).
Argelia llegará a ser un gran país no porque tenga
hierro ni porque tenga grandes recursos energéticos. Otros países tienen todo eso, y se lo llevan
los colonialistas y los imperialistas.
Llegará a ser un gran país no solo porque tiene magníficas tierras. Otros países tienen magníficas tierras y
viven en medio de la pobreza y del subdesarrollo (APLAUSOS). ¡Argelia llegará a ser un gran país por el
pueblo argelino, por la Revolución Argelina! (APLAUSOS)
Hemos visto el trabajo en la educación, hemos visto a
los jóvenes, hemos visto a los estudiantes, hemos visitado el Instituto
Agrícola en Mostaganes, donde mas de 1 000 jóvenes
aprenden a dominar la técnica.
Hemos visto la escuela, las magníficas instalaciones,
los profesores y los estudiantes. Eso es
muy importante. Es necesario dominar la
técnica, es necesario dominar la ciencia.
Por eso a nosotros nos parece que las tres columnas
que se han planteado como bases para el futuro del país son tres columnas
sólidas, tres columnas indispensables: revolución cultural, revolución
industrial y revolución agraria (APLAUSOS).
El compañero Boumediene es
un buen estratega (APLAUSOS). Aprendió
en la lucha, aprendió en las guerrillas, aprendió dirigiendo a los combatientes
de la Quinta Wilaya (APLAUSOS) y dirigiendo después
nacionalmente a los combatientes argelinos.
En aquella época la palabra de orden era luchar, y se
luchó muy duro: ¡un
millón de argelinos dieron su vida y dieron su sangre! (APLAUSOS) En aquella época la palabra de
orden era conquistar la libertad, conquistar la independencia, luchar y
luchar. En aquella época la estrategia,
la táctica y las órdenes estaban relacionadas con esos objetivos.
Ahora el país es independiente. Lógicamente, la palabra de orden ahora es el
estudio, es el trabajo, es el desarrollo, es el avance (APLAUSOS).
Y por eso decía que el compañero Boumediene
era un buen estratega (APLAUSOS), porque él ha sintetizado esas ideas, esas
palabras de orden en esas tres consignas: revolución cultural, revolución
industrial, revolución agraria (APLAUSOS).
Antes: conquistar la independencia y la
libertad. Hoy: consolidar la independencia,
consolidar la libertad. Consolidando la
independencia y la libertad, Argelia marchará codo a codo con los pueblos que
también conquistaron su independencia y su libertad, y luchan hoy por
consolidar su independencia y su libertad.
Nuestros pueblos, consolidando su independencia,
consolidando su libertad y marchando adelante, estarán en condiciones de apoyar
a otros pueblos. Estaremos en
condiciones de unir nuestras fuerzas con los demás pueblos revolucionarios y
luchar unidos por el futuro de la humanidad (APLAUSOS); estaremos en
condiciones de cumplir nuestros deberes de hermanos, nuestros deberes
internacionalistas; estaremos en condiciones no solo de ayudar a nuestros
propios pueblos, sino de ayudar también a otros pueblos.
Los tiempos han cambiado, y han cambiado mucho. Antes parecía que Europa era el centro del
mundo. Todo el mundo miraba a
Europa. Europa era rica, Europa era poderosa,
tenía imperios, tenía colonias, se consideraba la parte civilizada del mundo, y
miraba con desprecio a nuestros pueblos.
Hoy ya no es así. Todavía ellos
son ricos, tienen grandes industrias, pero nuestros pueblos están aprendiendo a
desarrollarse, están aprendiendo a construir sus industrias, están aprendiendo
a dominar la técnica y la ciencia, y están aprendiendo a utilizar sus recursos
naturales (APLAUSOS).
Ya no pueden decir que son más civilizados, ya no
pueden decir que son más cultos, ya no pueden decir que son más avanzados,
porque si todavía en algunas técnicas, en muchas ciencias, si todavía en equipos
industriales están más avanzados que nosotros, desde el punto de vista social
están ya más atrasados que nosotros (APLAUSOS).
Ahora les podemos decir que no tienen que venir a
enseñarnos nada. Ahora les podemos decir
que si quieren saber lo que es una sociedad justa, una sociedad humana y no una
sociedad de fieras donde los hombres se quieren devorar unos a otros, ¡que
vengan a Argelia, que vayan a Cuba!
(APLAUSOS)
Desde el punto de vista social, en esos países existen
los poderosos, los grandes monopolios, los grandes magnates que explotan a
millones de hombres, que utilizan sus recursos financieros y le imponen al
resto del mundo sus condiciones comerciales.
Los colonialistas y los imperialistas usan la técnica y usan los
recursos para robar, para saquear y para explotar a otros pueblos.
Vean ustedes qué locura esa, la que hicieron aquí en
Orán. Cuando nosotros visitábamos esa
base naval veíamos que hay 12 kilómetros de túnel, a 200 metros bajo la tierra,
plantas eléctricas allí adentro, instalaciones, talleres, y pensábamos cuánto
acero, cuánto cemento, cuánto equipo, cuántos cientos de millones, cuántos
miles de millones gastaron en todo esto.
¿Y por qué y para qué toda esa inversión y todo ese gasto? ¡Para oprimir a los pueblos, para imponer su
voluntad, para imponer su hegemonía, para asesinar argelinos, para impedir la
libertad de Argelia! (APLAUSOS)
¿Y eso es racional?
¿Eso es justo? ¿Eso es
civilizado? ¡No!
Hoy visitábamos el hospital de Mostaganes
y veíamos que estaban gastando cemento, gastando piedra, acero. ¿Para qué?
¿Para hacer una injusticia, para robar, para matar? ¡No!: para poner laboratorios, para defender
la vida humana, para proteger la salud de los niños, de las mujeres, de los
trabajadores y del pueblo (APLAUSOS).
¡Cuántos hospitales se habrían podido hacer con todo
el cemento y todo el acero y los miles de millones que se gastaron en esa base
naval!
Cuando visitábamos la base, vimos los controles
automáticos, electrónicos, pizarras de todo tipo. ¿Para qué?
Para apoyar los barcos de guerra, los portaaviones, los submarinos; para
conquistar, para matar, para apoyar los barcos de la OTAN para que
intervinieran en el Medio Oriente, en Asia, en cualquier parte.
Y hoy, cuando visitamos el Instituto Agrícola, veíamos
los equipos, los circuitos cerrados de televisión. ¿Para qué?
¡Para enseñar a los estudiantes, para que rápidamente adquieran las
técnicas y puedan ir al campo a ayudar a producir alimentos, a ayudar a
desarrollar la vida!
¡Cuántos institutos como ese se hubieran podido
construir con el dinero que se gastó en la base!
Y esa es la historia del imperialismo: saquearon a
nuestros pueblos, explotaron a nuestros pueblos, explotaron a sus propios
obreros, para producir armas, para conquistar el mundo, para matar.
¿Cuánto gasta Estados Unidos todos los años en la
guerra de Viet Nam? Decenas de miles de
millones de dólares.
¿Cuánto gasta en armas, armas químicas, armas
nucleares, armas de todo tipo? ¡Ochenta
mil millones de dólares! Los
imperialistas yankis gastan todos los años posiblemente ochenta veces el valor
de esa base que estaba ahí.
¡Cuántas escuelas, cuántos hospitales, cuántas
industrias, cuántas instalaciones culturales se podrían hacer con todo
eso. Hoy lo emplean en impedir que
nuestros pueblos sean libres, en impedir que nuestros pueblos sean
independientes, en impedir que nuestros pueblos trabajen, en impedir que
nuestros pueblos utilicen sus recursos naturales. Emplean todo eso para oprimir, para matar,
para esclavizar.
¿Es que a eso se le puede llamar civilización? ¿Es que a eso se le puede llamar
cultura? Y no solo lo que gastan: ¡lo que nos obligan
a gastar a nosotros para defendernos!
En nuestro país —igual le sucede a Argelia, igual le
sucede a la RAU, igual le sucede a todos los países revolucionarios— tenemos
enormes necesidades y, sin embargo, tenemos que hacer muchos gastos, emplear
muchas energías, emplear muchos hombres, muchos cuadros. Muchas veces los mejores cuadros y los
mejores hombres de la Revolución tenemos que dedicar los a defender al país de
los imperialistas.
¿Es que acaso ese mundo se puede llamar un mundo
civilizado? El mundo de los
capitalistas, el de los colonialistas, el de los imperialistas, ¿es que a eso
se puede llamar civilización? ¡No! ¡Jamás!
Socialmente son pueblos que han quedado atrás; culturalmente esos
pueblos se han ido quedando atrás, porque la cultura humana empieza por la
justicia entre los hombres (APLAUSOS), la hermandad entre los hombres, la
solidaridad entre los hombres. La
cultura empieza por poner al hombre en el centro, el objetivo del
esfuerzo. Y no se puede llamar culta una
sociedad que convierte al hombre en un instrumento, en un objeto.
Esas sociedades se han quedado detrás de
nosotros. Industrialmente se pueden
llamar desarrolladas; socialmente se pueden calificar de sociedades
subdesarrolladas (APLAUSOS).
Hoy nuestros pueblos marchan a la vanguardia
socialmente. Dominaremos la técnica,
dominaremos la ciencia, marcharemos a un ritmo más rápido. y
algún día también nuestros pueblos, una vez que hayamos alcanzado la liberación
en América Latina, en Africa, en toda el Asia —cuando nuestros pueblos libres
trabajen unidos, trabajen juntos, dominen la ciencia y dominen la técnica, no
solamente en el campo social, sino en todos los órdenes—, dejarán muy atrás a
los antiguos colonialistas, dejarán muy atrás a los imperialistas. ¡Ya no podrán seguir mirando hacia nuestros
pueblos con desprecio!
Y por eso decíamos que el mundo ha cambiado, que
vivimos en una época nueva, en una época revolucionaria, cuya más hermosa
virtud es la hermandad, es la solidaridad: porque si la explotación colonialista
e imperialista predicaba el odio entre los pueblos, la revolución —a la vez que
conquista para el hombre la libertad, la independencia y la justicia— crea
entre los hombres y entre los pueblos vínculos de hermandad y vínculos de
solidaridad (APLAUSOS).
Por eso, queridos amigos de Orán, les expresamos
nuestra más profunda felicitación por el trabajo que llevan a cabo. Les expresamos nuestra profunda satisfacción
de ver que no solamente fueron enérgicos y valerosos en el combate, sino
también que son eficientes, que son enérgicos en la lucha contra la pobreza, en
la lucha por el desarrollo.
Y de la misma manera que el compañero Boumediene decía que Cuba no está sola, nosotros les
decimos a ustedes, les decimos a los argelinos: ¡Ustedes tampoco están solos! ¡Junto a ustedes y junto a nosotros están
todos los pueblos revolucionarios!
¡Viva la Revolución Argelina! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!")
¡Viva la amistad entre Argelia y Cuba! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!")
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)