DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LAS CONCLUSIONES DE LA PLENARIA
NACIONAL DEL DESA, EFECTUADA EN EL TEATRO DE LA CTC, EL 13 DE FEBRERO DE 1972.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros de la
Presidencia:
Compañeros
trabajadores de la construcción:
Ayer fue un sábado comunista. Decíamos —en broma, naturalmente, que por primera
vez los constructores habíamos trabajado 11 horas netas, con aprovechamiento
del 101% de la jornada laboral.
Hoy tenemos una tarde socialista. Vamos a dedicarla a hacer algunas reflexiones
sobre el trabajo de la asamblea y sobre las actividades a desarrollar en los
próximos meses, comenzando en el mismo orden en que se analizaron aquí las
actividades: por el grupo escolar.
El análisis de las actividades con relación a la
construcción de escuelas, refleja que se ha avanzado, que en este momento hay
un esfuerzo grande en ese sentido, que hay dinamismo, que hay entusiasmo, que
hay experiencias. Y parece ser que el
plan de las 40 secundarias se va a cumplir.
Sobre esto tenemos el siguiente inconveniente: los moldes correspondientes al plan de 1971,
los moldes de acero, no se hicieron.
Este enorme esfuerzo de construcción de escuelas ha tenido que
cumplimentarse a base de la construcción de moldes de madera, revestidos en
muchos casos con aluminio, lo cual emplea una cantidad de fuerza de trabajo superior
al molde de metal, y además no garantiza la óptima calidad. No obstante, en esas condiciones se
desarrolla el plan.
Hay que señalar, además, que en 1971 ó 1972 el plan
era, la idea original, era de unas 25 escuelas.
Se está trabajando en más de 40.
Y a pesar de esas dificultades, parece que vamos a contar con los
medios, es decir, con los elementos prefabricados. Al parecer vamos a contar con los demás
elementos necesarios de la construcción, si se exceptúan las baldosas, cuestión
que explicamos ya, y que solo podemos resolver por la vía de ampliar el número
de escuelas con pisos de granito integral.
No obstante, está a punto de salir ya de Italia, o en
camino, una planta de baldosas de alta productividad, en que con un reducido
número de hombres —no recuerdo si algo así como 30 ó treinta y tantos hombres—
producirá 400 000 baldosas, o no recuerdo la producción... ¿La están midiendo por metros cuadrados,
Pepito?
____________.-
Cuatrocientos mil metros cuadrados.
CMDTE FIDEL CASTRO.- Si, 400 000 metros cuadrados por
año.
Esa planta contribuirá, en parte. De todas maneras, se está estudiando la
posibilidad de adquirir alguna otra planta.
Son de reducido costo y altísima productividad en la producción del
elemento, que facilita además la productividad en la colocación de los pisos
mucho más que el mosaico. Ese será uno
de los limitantes: el piso.
Esperamos tener los muebles para las 40 escuelas. Esperamos tener también los laboratorios para
las 40 escuelas. Tenemos, por cierto, el
pequeño microbús para cada una de las escuelas; estará garantizado el ómnibus
Girón para cada una de las escuelas. Y
ese programa parece asegurado.
Ya los técnicos del grupo han introducido algunas
modificaciones de carácter positivo. Sin
duda de ninguna clase que las modificaciones hay que introducirlas, no a
petición caprichosa todos los días, sino toda modificación bien estudiada, que
se considere que compensa los inconvenientes que tiene cualquier cambio, por la
elevación de la calidad, la eficiencia y la productividad, debe hacerse. Tanto las plantas de prefabricado, como los
constructores, deben tener suficiente flexibilidad, para aceptar esas
modificaciones que sean incuestionablemente positivas y estén bien meditadas.
Al parecer hay ahorros considerables de cemento, de
excavaciones, de materiales en general, y de tiempo, en la construcción de esas
nuevas secundarias, con ganancia en funcionabilidad y posiblemente con ganancia
en estética. Es una rápida modificación
pero, al parecer —según se deduce de los datos del proyecto—, al parecer una
incuestionable mejora de la escuela, lo cual facilitará la construcción a un
ritmo mayor y facilitará alcanzar las productividades que se señalaban como
posibles para las brigadas.
Hay que luchar por lograr que estas brigadas asimilen
las experiencias de las más avanzadas, organicen bien su programa de
construcción y lleven a cabo la famosa secuencia de obras, a fin de no tener
equipos parados ni obreros subutilizados; luchar por mejorar la organización y
la dirección, sobre todo los métodos de dirección, los métodos de dirección más
eficientes de cada una de estas brigadas; el papel del jefe de brigada, sus
tareas, sus actividades diarias, sus funciones; la función de cada uno de los
hombres en esa fuerza.
Una brigada es una experiencia acumulada, una
conciencia acumulada, cuando lleva ya tiempo trabajando; cuadros probados. Lo cual permite ir elevando notablemente su
productividad. No en balde algunas de
las primeras brigadas que se iniciaron en este sistema son de las mejores.
La industria deberá cumplir su programa de moldes, que
—según se señaló— equivalían a una producción de moldes con capacidad para
hacer 90 escuelas. Puede parecer mucho,
pero si se toma en cuenta que se está utilizando el Girón para otras muchas
actividades, en realidad todavía resulta insuficiente.
El problema de los portapaneles no está resuelto, y
tardaremos meses en poder disponer de los primeros portapaneles, pero habrá que
utilizar otros medios —como los que se señalaron aquí, de la carreta—, elevar
la productividad de los actuales portapaneles, y buscar otras formas para
obviar esa dificultad.
Habrá que estudiar qué elementos pueden ser
complementarios para apoyar el esfuerzo de las mejores brigadas de
secundarias. Algunos de esos elementos,
por ejemplo la motovagoneta; otros elementos:
los camiones adicionales, a fin de dedicar los camiones al movimiento de
tierra; el tipo de concreteras que poseen, estudiar bien el balance de los
medios, los equipos de soldadura, lo que pueda faltar de algún complemento
—como se demostró que faltaban en las Oleomatic—,
algún equipo ligero que pueda ayudar a la gestión de la dirección de la
brigada, pero no por plantilla sino en función del esfuerzo que hagan los
dirigentes y los trabajadores de las brigadas.
En otras instalaciones de tipo escolar se ha
adelantado. Han aparecido los nuevos
proyectos de escuelas primarias, con Girón, con Sandino, con techos o vigas
inclinadas, y con posibilidades de desarrollar algunos otros empleando los
bloques en dos plantas. Cada uno de esos
proyectos constituye ya un trabajo intelectual susceptible de ser repetido en
muchos lugares. Esa es la gran ventaja
de poder trabajar de esta forma, en brigadas, en masa, con proyectos
tipificados, que tienen funcionabilidad, que tienen belleza y que, sin duda,
por dondequiera que surgen constituyen un notable mejoramiento de las
condiciones de la educación y hasta del aspecto de los pueblos donde se
ubican.
Los proyectos de algunas escuelas especiales, como las
escuelas de maestros, se adelantan. Hay
que seguir trabajando en ese sentido, finalizar los proyectos de las escuelas
de Pinar del Río, continuar trabajando en los proyectos de la escuela de
maestros de La Habana, adelantar en lo posible el proyecto de Santa Clara, ir
elaborando el proyecto de Sancti Spíritus.
Son los que recuerdo en este momento, que ya están en espera, en cierto
sentido, de proyectos para poder intensificar o iniciar la actividad.
La Escuela de Monitores de Vento
también adelantó el proyecto. Será
conveniente un esfuerzo especial por parte de los proyectistas, a fin de que
esa brigada pueda dar de sí todo lo que sea capaz, y podamos seguir estudiando
las posibilidades de incremento de su productividad por distintos medios,
siempre que tenga los proyectos disponibles para poder seguir la mejor
secuencia.
Ignoro el estado de los proyectos de la escuela de
electrónica, si están terminados o no.
Imagino que estén adelantados, o terminados —nos dicen. Y los proyectos de la escuela de
refrigeración ignoro si están también terminados.
Se avanza en la escuela ganadera. Es un bello proyecto el de Camagüey. Y también el proyecto de forestal.
Pero la actividad más importante tendremos que
llevarla a cabo, más urgente, en la cuestión de las escuelas de maestros,
debido al hecho de que todas esas instituciones, que avanzan a un ritmo grande
y que pueden avanzar a un ritmo mucho mayor teniendo en cuenta las grandes
fuerzas sociales que con las microbrigadas hemos movilizado y que elevan
nuestra capacidad de construir escuelas primarias, por ejemplo, a los límites
que queramos en cualquier momento. Ahora
esas fuerzas se están dedicando esencialmente a la construcción de viviendas,
es lo más urgente, ha sido la motivación fundamental; pero en la misma medida
en que por distintos medios eleven su productividad, podremos dedicar cada vez
mayores fuerzas a la construcción de las escuelas primarias.
Teniendo en cuenta esta posibilidad, nosotros hemos
planteado a los suecos que están colaborando con nosotros en dos institutos
tecnológicos, la cuestión relacionada con los laboratorios de 300 secundarias
de aquí a 1975, y de 500 escuelas primarias.
Esto para tener una base con qué realizar la gestión diplomática.
Estamos completamente seguros de que en cualquier
momento, invirtiendo fuerzas de las microbrigadas y recursos de materiales,
resulta relativamente fácil llegar a construir esas escuelas primarias. De ahí la importancia de tener los proyectos
típicos bien estudiados, para los distintos elementos que podamos emplear en
cada región.
Tienen importancia también los proyectos relacionados
con los círculos infantiles, de distintos elementos.
Sin duda que se avanza ya con algún ritmo en la
construcción de la Facultad de Tecnología de la Universidad de La Habana, y se
trabaja también ya con buenas soluciones en las universidades del Centro y de
Oriente. Es muy satisfactorio ver cómo
esos tres centros de tan alta importancia para el país están desarrollándose y,
en cierto sentido, autodesarrollándose, y que se han
creado las condiciones, tanto de proyectos, como, de fuerzas, como de equipos,
para un crecimiento sostenido de esas instituciones, que en años pasados
estuvieron virtualmente paralizadas y estancadas en materia constructiva.
La tarea de este grupo de trabajo, en el área escolar,
en el área educacional, es de suma importancia en los años futuros, como
actividad, como progreso del país, como base —la más sólida que pueda
concebirse— del futuro de nuestro pueblo y de nuestra Revolución.
No debemos olvidar, además, que cada una de estas
escuelas no solo es un centro de educación:
es un centro de inicio de la juventud en actividades científicas y
técnicas: son centros de desarrollo
cultural general: son centros
deportivos, centros de desarrollo en la educación física también, y del
deporte, por las magníficas instalaciones que poseen: y son centros de trabajo, centros de
producción, que combinan el trabajo con el estudio, como la forma superior de
educación de hoy y de mañana, como necesidad de la economía en estos instantes,
posiblemente como necesidad de la economía siempre. Porque aun cuando la humanidad racionalice su
esfuerzo buscando los objetivos que puedan considerarse superiores de la
sociedad humana, siempre tendremos necesidades de un tipo o de otro. No serán, aspiramos a que no sean las
necesidades de las sociedades llamadas de consumo, pero sí de las sociedades
que aspiren a avanzar en todos los campos de la actividad humana.
Que siempre tendrá que lograr los frutos con el
esfuerzo y tendrá que trabajar más con los brazos o con las máquinas, con la
inteligencia, auxiliada de todos los medios modernos, que incesantemente se
crean a ritmo creciente y que revolucionan toda la actividad humana. De manera que aun desde el aspecto económico,
porque a veces hemos dicho que es necesidad de la economía hoy y de la
educación siempre: van a ser necesidades
de la economía y de la educación hoy y siempre, pero de la mejor forma de educación.
No hay duda que nuestro país se podrá sentir orgulloso
de esta base que está creando en el campo de la educación. y
puede afirmarse sin discusión que la más grande revolución educacional —sin
ningún género de chovinismo— se está desarrollando en este momento en nuestro
país como concepción y, además, por su base material, que está engendrando un
gran entusiasmo en las masas, al extremo de que construir secundarias se ha
convertido ya en una tarea nacional y casi internacional. Hemos tenido oportunidad de presenciar el
entusiasmo de los Seguidores de Camilo y el Che y de los jóvenes de otros
países que han venido a trabajar en la Brigada Internacional.
Pero surgen demandas de taller para hacer
escuelas. La juventud tomó la iniciativa
de construir una en cada provincia. La
CTC ha tomado la iniciativa de poner a los dirigentes a construir en cada
provincia. Nuevas iniciativas de este
tipo... Los compañeros del MINFAR
hablaron de construir una, organizar una brigada en Isla de Pinos. Los compañeros del Ministerio del Interior
—nos referimos a los combatientes del Ministerio del Interior—, la iniciativa
de construir una secundaria más aquí en La Habana; la han tomado los compañeros
de Seguridad. Los compañeros del
Ministerio del Interior, de la Sección de Dirección de Penales también están
trabajando con entusiasmo en tres escuelas.
Pero además, un fenómeno: presos
recalcitrantes, pero que se negaron a rehabilitación, están decididos a emular
en la construcción de una secundaria con los otros presos comunes y de otros
tipos. Militantes del Partido que por
desviaciones y por faltas graves fue necesario sancionar plantearon que querían
emular en construcción de secundarias.
De manera que no hay quien no quiera en este momento construir una
secundaria (APLAUSOS). Se ha convertido
en la motivación principalísima de la construcción. De manera que decimos que hay presos que
tienen actitudes, presos que son comunistas en su actitud construyendo
secundarias; comunistas que están presos, construyendo secundarias; jóvenes del
país, dirigentes obreros. De manera que
hay un gran flujo de recursos humanos, y que nos obligan a decir que sí: los proyectistas, que sí; los productores de
materiales y de moldes, que sí; y los que disponen de los medios de movimiento
de tierra o de grúas, que sí. ¡Hay que
decir sencillamente que sí!
No vamos a rechazar ahora, después de haber estado
suspirando tanto tiempo por los recursos humanos, rechazar recursos
humanos. Busquemos de nuestras energías,
de nuestras fuerzas y de las capacidades que puedan todavía ser utilizadas a un
nivel mayor —porque en cada uno de los análisis dicen: la jornada laboral aprovechada al tanto por
ciento tal, las capacidades industriales utilizadas a tanto por ciento tal—, y
de esas capacidades subutilizadas, de esas jornadas subutilizadas, busquemos
los medios para decirles que sí a todos los que se ofrezcan para construir
nuevas secundarias (APLAUSOS).
Merecen nuestra más sincera felicitación los
compañeros que han trabajado y han dirigido este grupo de la actividad escolar
por su esfuerzo intelectual, por la calidad de ese esfuerzo, por el esfuerzo
humano y moral, el entusiasmo que han dedicado a esta actividad. Los compañeros están —ellos mismos—
inspirados de tal manera que ya —a mí, que se me acusa de optimista— me superan
en cuanto a sus afirmaciones de lo que pueden lograr de productividad con las
brigadas (APLAUSOS). Debe señalarse que
se habla de llegar a lograr en un momento dado hasta tres, con un número de
trabajadores muy inferior a la plantilla que se concibió originalmente, y que,
desde luego, si logramos no eso: incluso
la mitad, haremos grandes ahorros de fuerza y de equipos.
Nosotros, de manera realista, creemos que una brigada
no se organiza en un día, que una brigada era todo aquello que decíamos de
acumulación de experiencia, de conciencia, de cuadros formados. Y claro, no debemos pensar que lo vamos a
lograr... Nadie puede incluso precisar
en qué tiempo. Me parece que lo vamos a
lograr rápido, tal vez más rápido de lo que se pensaba. Pero la tesis es formar la fuerza,
crearla. De ahí que nosotros sostengamos
el criterio de crear la fuerza y no fundirla.
Crear la fuerza, que es el núcleo, la base, que va a ir acumulando esa experiencia,
esa conciencia, formando los cuadros; luego, fortalecerla y elevar todo lo que
esté en nuestras manos su capacidad. Si
podemos crear 100 divisiones, hay para defenderse. No debe conformarse con crear 50, 60. Si se dice que buscar más rendimiento en las
60, nosotros pensamos que debe buscarse ese mismo rendimiento en las 100. El hombre es el factor número uno. Formar esa fuerza y darle una experiencia,
hacerla veterana, siempre será más difícil que adquirir algunos medios.
Creemos que en un momento dado se verá la conveniencia
de introducir algunos elementos adicionales.
Posiblemente esa segunda grúa de montaje, combinarla. Será más fácil conseguir una grúa en un
momento determinado que una fuerza veterana.
La fuerza veterana la tendremos en dos o tres años. Las grúas podemos adquirirlas relativamente
más fácil en un momento dado. Ahora,
creando nuevas brigadas con ritmo acelerado, nos hemos visto limitados en
medios; pero cuando lleguemos a un punto, esos mismos medios servirán para
reforzar las que merezcan ser reforzadas; las que estén en condiciones
subjetivas de asimilar esos elementos adicionales para lograr las
productividades máximas.
Es posible incluso que en materia de fortalecimiento a
grupos de brigadas se les pueda dotar de algún equipo hasta más móvil, más
rápido; más ágil; tal vez alguna grúa sobre camión de 30 ó 36 toneladas, que
puedan usarse en común, y que se mueven más rápido que una sobre neumáticos y
que se emplean incomparablemente más rápidamente que una grúa-torre.
Tenemos la combinación de esos distintos factores en
la medida de nuestras fuerzas, adjudicándoselo no por plantillas, no teniendo
en cuenta solo necesidades regionales, sino el factor subjetivo de avance, de
desarrollo, de interés, que la región, que la provincia, ponga en cada una de
esas fuerzas.
Lamentablemente muchas veces vemos necesidades aquí,
allí y allí. Hay que asignar
medios. ¿Dónde los asignamos? ¿Por plantilla? Es mala forma. Si la necesidad existe allí, allí y allí, y
hay para un lugar, emplearlo allí donde le van a sacar el máximo provecho. Muchas veces tendremos que decidir de esa
forma. Seguir las prioridades no
teniendo en cuenta solo la necesidad sino teniendo en cuenta el aprovechamiento
de los recursos, la capacidad adquirida para aprovechar los recursos.
Tenemos el propósito de elevar el número de brigadas
de izaje a unas 70 en el segundo semestre, a lo largo de este año, de manera
que a finales de año tendremos 70 brigadas de izaje. Habrá que organizar incluida la de Holguín,
12 brigadas de movimiento de tierra. No
incluida la de Holguín son 11 brigadas de movimiento de tierra las que
tendremos que organizar.
Hemos mantenido hasta ahora, aun en el Escambray donde
existe otra fuerza de movimiento de tierra independiente, la fuerza de
movimiento de tierra de las brigadas, excepto, digamos, en un área como
Ceiba. Porque si es una brigada de
movimiento de tierra como en Ciego de Avila o como en Holguín no queremos
juntarla, digamos, con la fuerza dedicada a otras construcciones. Mientras que si unimos la fuerza dedicada a
pueblos y lecherías. Dos cosas
inseparables, tanto una como otra, de las construcciones.
Ahora, en las escuelas hemos mantenido las brigadas de
movimiento de tierra independientes, y si hay dos entonces ya unimos las de
escuelas, aunque en Ceiba por excepción la misma fuerza está apoyando el
pueblo. Eso por excepción. En Guantánamo estarán unidas las de
movimiento de tierra de las cinco secundarias, y únicamente unidas pueden
superar el nivel de dos, como cálculo básico.
Es incuestionable que después será tal vez conveniente
y tal vez posible también —aunque no con la misma uniformidad de camiones—
eventuales refuerzos en regiones para adaptar la capacidad de movimiento de
tierra a los requisitos concretos del lugar donde se construye.
Quiere decir esto que decimos dos para cinco en un
lugar, y puede alcanzar; y en otro dos para cinco no alcance sin reforzarla con
algunos elementos. Iremos
después... Ahora partimos de una
plantilla más o menos; después podremos buscar alguna adaptación más específica
a la región donde se construye. Pero
para calcular equipos y medios, si no tenemos otros elementos de juicio, hay
que partir de un parámetro determinado.
En algunos casos, con buenas brigadas, con buenos
equipos, si se posee una buena excavadora, un buen elemento de carga, camiones
de alguna capacidad, se podría llegar a más de dos, teniendo en cuenta además
que se aumentó la jornada de trabajo, a más de dos secundarias. Pero calculamos dos de izaje por una de
movimiento de tierra.
La idea era llegar a 100 brigadas de izaje de
secundaria para fines de 1973. Esto
aseguraría incuestionablemente el programa de 40 este año; luce asegurado, luce
mucho más fácil el de 60 en el año 1973, y absolutamente seguro el de 100 en el
año 1974.
Si es cierto que las productividades se elevan más y
más, no debemos olvidar que para resolver en un período de 10 años, haría falta
llegar en el 1975 a un nivel no menos de 120, y en el 1976 a 150 por año. Si rebasamos las 100 en 1974, mejor. Eso será en beneficio del país; será en
beneficio de otras necesidades, porque todavía no se ha hablado de
preuniversitarios, hay muchas otras necesidades de escuelas en que habrá que
emplear el método de Girón; transferiríamos fuerzas a construcción de otros
tipos de escuelas con similar técnica.
De manera que todo lo que se gane en productividad
... Si al llegar a 100 hemos logrado la
de 1,5, entonces tendremos asegurado para 1975, 150. Si hemos asegurado dos, tendremos además de
las 150, solo con 100 brigadas de izaje, otras 50 escuelas de las múltiples que
el país necesita; si elevamos nuestra productividad elevaremos también las
capacidades de prefabricados y de moldes al número que sean capaces de
construir las 100 con este sistema.
Eso significaría que en el camino de la elevación de
la productividad de las construcciones se romperían todos los récords. Ya de hecho hay una incomparablemente mayor
productividad, con las brigadas, con la especialización, con la tipificación de
las construcciones, e irá creciendo a medida que mejoremos los medios, que
vayamos descubriendo qué máquina hace falta, dónde se necesita un complemento,
y vayamos ajustando los recursos a las situaciones concretas; a medida que se
eleve la experiencia, los conocimientos, el nivel cultural, todos esos
factores.
De manera que quede bien claro que aunque lleguemos a
100 en 1973, con los medios disponibles, nadie debe preocuparse de las
consecuencias de las elevaciones de las productividades. Nos impondremos la solución de los demás problemas,
acudiendo a las reservas que puedan haber en nuestra fuerza y en nuestras
instalaciones, o en la creación de algunas nuevas instalaciones.
Esta es a grandes rasgos la línea que debemos seguir
en esta área de la actividad de las construcciones.
En las viviendas se pudo apreciar que hemos avanzado
extraordinariamente en las ideas, en la concepción de la forma de cómo el país
puede y debe resolver este agudísimo problema social. Si decimos que las escuelas son centros de
producción, estas escuelas secundarias, las primarias incluso... Ayer el compañero Aníbal nos contaba de su
visita a las primarias de Meneses, las áreas sembradas, la magnífica impresión
de aquella escuela, sus producciones cuando apenas han empezado y que auguran
un éxito, y que serán prácticamente capaces de abastecer el pueblito de Meneses
de vegetales. De manera que hasta las
primarias serán centros de producción, las secundarias, los preuniversitarios y
tecnológicos, y las universidades por supuesto, con la incorporación de miles
de jóvenes que están en su formación y tienen un buen nivel a las actividades
productivas.
La vivienda influirá también en la producción, en
ahorro de tiempo, de energía, al aproximar al trabajador a su centro, al
mejorar sus condiciones materiales y espirituales de vida, al liberarlo de la
angustia en que han tenido que vivir muchos de ellos, que los hemos visto. No se nos puede olvidar fácilmente la
conversación con el compañero que maneja el T-157 de la brigada número uno de
escuelas, con una trágica situación en cuanto a la vivienda; y es un compañero
que maneja su T-157 hace casi dos años, y lo mantiene perfectamente bien. ¡Pero qué tragedia! Casado.
Es uno de los escasos y raros ejemplos de compañeros que planteen su
problema. Porque ya plantear un problema
de vivienda a cualquiera de nosotros es plantearnos un imposible, puesto que ya
todo el mundo sabe cómo se está resolviendo:
se distribuyen las vacías, las nuevas, por centros de trabajo; que nadie
tiene aquí que resolver ningún problema de ese tipo: hay que resolverlos por mecanismos que no
deben ser violados por nadie. Pero desde
luego, su caso que planteaba era duro:
casado relativamente en época reciente; pero parece que no cabe ni en
casa de él ni en casa de ella. Y dicen
que están residiendo en un albergue: se
dan cita todas las noches, y de allá...
Yo bromeaba con él, porque decía:
mire los ojos: ¡No duermo! y
yo le digo: pero, ¿por qué no
duermes? Dice: la bulla, el escándalo, los pleitos. Digo:
¿Por qué eres tan pendenciero que te ocupas de la vida ajena? Trata de dormir. Le daba consejos, que era lo único que le
podía dar. Que pensara si había algún
espacio en casa de la madre de él o de ella, una hamaca, alguna fórmula. Pero él planteaba su situación. Es lógico que ese obrero, es verdad que debe
invertir horas en buscar la novia o la señora, trasladarse a la casa —decía
él—, no sé por dónde; se bañaba, la buscaba a ella, volvían a trasladarse,
tenían que volver a trasladarse por la mañana, ¡más los pleitos! No dormía.
Sin embargo, a aquella hora por la tarde, se estaba trasladando con su
máquina de movimiento de tierra a otra cantera para seguir trabajando, haciendo
un notable esfuerzo.
La solución del problema de la vivienda a un obrero en
esas condiciones tiene que ayudar extraordinariamente en su productividad, en
su ánimo. De manera que se va a revertir
también esa aparente necesidad no económica, sino simplemente social en las
mejores condiciones para elevar la producción, la productividad, para mejorar las
condiciones materiales de salud, incluso de salud.
Ese mismo día, el operador de la Oleomatic
me puso un papelito en el bolsillo. Ya
yo empezaba, para mis adentros, a sentirme un poco entristecido del hecho de
que si uno va a un lugar para ver cómo se puede mejorar algo, y lo haga habitual,
se convierta aquello en una oficina postal para hacer llegar sobre el infeliz
visitante todas las necesidades habidas y por haber en este mundo, que son
bastantes. Y cuando voy a leer la carta
tuve que refrenar la tristeza o la molestia, cuando el caso que se plantea era
el de un señor que por cuestiones de gangrena necrótica —debe ser un problema
circulatorio— le habían cortado las dos piernas —cerca de 60 años—; que
planteaba su caso, trágico según decía, porque le había escrito a todo el mundo
y había hablado con todo el mundo. Pero
escribir y hablarle a todo el mundo es escribir y hablar les a quienes no
pueden realmente resolver. Su problema
era que no le daban materiales porque decían que la casa era inhabitable, y
para las inhabitables no se daban materiales; pero que había por allí una
que... Decía: falta, además, un lugar donde poner el
caballo y el carretón —con fotografía del carretón, el caballo y todo. Es un caso realmente que no puede ser más
dramático, ¡no puede ser más dramático!
Casos humanos que existen.
Imagínense un hombre con las dos piernas cortadas, que depende de un
carretón y un caballo, que vive en una casa inhabitable, al extremo de que esos
son de los casos en que de verdad cualquiera tiene que detenerse y ponerse a
pensar. Y nosotros decimos: bueno, a lo mejor si no es de carretón y de
caballo y de tierra y de pasto, un triciclo, un equipo ajustado para que pueda
moverse... Ese es de los casos en que
hay que buscar de cualquier manera una solución, y para los cuales tendrá que
disponer el país de algún fondo de reservas.
Porque a ese hombre, hoy por hoy, ¿qué se le va a decir? ¿Que espere 10 años que haya vivienda? ¿Muérase ahí con su casa inhabitable? Habrá que tener un fondo para esos
casos. Ni la microbrigada ni ninguna
otra forma es hoy un modo de encontrarles solución a esos casos.
Pero, digamos, la vivienda está gravitando
tremendamente sobre la vida del país y sobre la economía. Decíamos que está claro ya para todos el
camino. En primer lugar el camino social,
puesto que habría sido imposible absolutamente —aunque hubiéramos elevado mucho
la productividad y hubiéramos introducido mucho el prefabricado y la
mecanización—, en las actuales condiciones, en que todavía empleamos tantos
hombres en la zafra y en otras actividades, resolver el problema de las
viviendas de otra forma. Hemos
encontrado la solución social movilizando las masas, el plus trabajo, para
resolver no digamos solo lo de la vivienda, sino todas las demás cosas que
acompañan a la vivienda: las calles, el
acueducto, la alcantarilla, las áreas recreativas, los cines, las áreas de
distribución, las tintorerías, las escuelas, los policlínicos y cuantas
necesidades tengamos en cada población que creamos. Con la misma fuerza social, con los mismos
recursos que se derivan de la elevación de su productividad, como ha ocurrido
en Alamar, que la introducción del piso prefabricado, las grúas, las escaleras
prefabricadas, el batchingplant, todos esos medios
han permitido ir sacando más y más para estar trabajando ya en la construcción
de la planta de tratamiento de agua para toda aquella región —gracias al
esfuerzo de esa comunidad van a tener agua unas cuantas más—; para trabajar en
la construcción de una mueblería, que va a ayudar a resolver el problema
también gravísimo de los muebles; que van a participar en la construcción de
algunas instalaciones económicas, además de la mueblería, ya con el fin de
buscar empleo para el sector femenino, como es un taller de confecciones
moderno, con 200 plazas donde podrán trabajar 400 mujeres. Así que esa fuerza va a llegar a resolver
incluso inversiones de carácter económico próximas a ellos, que tienen que ver
con sus intereses —como la planta de agua, o la mueblería, o el taller—, pero
que también tiene que ver con los intereses de todo el país. Porque una fábrica donde laboren 400 mujeres
enriquecerá la economía de todos los cubanos.
Significará una ventaja directa para el familiar que está trabajando
allí próximo a la vivienda, pero significará enriquecer a todo el país.
De manera que ha surgido una fuerza social tremenda,
de recursos ilimitados.
¿Por qué decimos ilimitados? Porque las microbrigadas están de
vanguardia. La gran masa, que puede
apoyarlas con horas extra, todavía no se ha podido emplear. Ya existen, por ejemplo, las 300 de La
Habana, o más de 300; alcanzarán 500 microbrigadas, de 12 000 a l5 000 obreros,
que pueden transformar esta ciudad completamente, en todos los órdenes: en la vivienda, en las escuelas, en las
instalaciones sociales; que obligarán a los compañeros proyectistas y a los
compañeros de Planificación Física, a esmerarse en la proyección de la
remodelación de toda la ciudad, puesto que con esa fuerza en la mano debemos
plantearnos la tarea de echar abajo cuanto edificio inhabitable haya; proyectar
la ciudad nueva —que no será fantástica, pero que será una ciudad humana y
funcional. Me pregunto si existe alguna
realmente en alguna parte. Y nosotros podemos
hacerla, sin fantasía, sin lujo, combinando la belleza de la ciudad con la
funcionabilidad, las áreas verdes, la proporcionalidad de los servicios y la
ubicación de todos esos servicios, donde hay un enorme campo para los
arquitectos y los ingenieros, los nuevos trazados, las nuevas soluciones, que
incluye problemas: ¿qué hacemos? ¿Cómo las comunicaciones? ¿Si reservamos área para un posible subway construido desde arriba, digamos a cielo
abierto? Y, en fin, nos obligan a pensar
la ciudad de los próximos 50 años por lo menos, pero no para construirla en 50
años: para construirla en 10,12 años, en
la medida en que también elevemos las productividades.
Ha surgido la fuerza social, pero están surgiendo
también las soluciones técnicas, y eso es importantísimo, con los distintos
métodos constructivos, gracias al esfuerzo de todos estos años, ninguno de los
cuales ha sido baldío.
Como decíamos ayer, aun aquellas técnicas que no nos
satisfagan hoy enteramente, por su productividad, constituyeron grandes avances
en el campo del prefabricado y de la búsqueda de soluciones. No iban a aparecer las soluciones óptimas el
primer día, pero fueron el camino de las mejores soluciones, creando paneles
que pueden ser empleados de una forma o de otra.
Es evidente que han surgido otras técnicas, como el
molde deslizante, que se perfecciona para construir, el IMS; se ha modernizado
el Sandino notablemente, hasta alcanzar productividades asombrosas, del nivel
que se señaló ayer: entre 8 y 10
horas-hombre por metro cúbico en la producción de los elementos; ha surgido el
conocimiento de nuevas técnicas que se han importado, como el caso del spyroll, con la asombrosa productividad de 2,9 horas-hombre
por metro cúbico. Pero, además, hay un
reencuentro con métodos tradicionales que tienen perspectivas de modernización,
como es el caso del bloque, como es el caso de la construcción tradicional, que
puede ser mejorada para subsanar los principales inconvenientes, y ajustar
nuestro programa a las posibilidades reales, limitadas hoy en cuanto a
instalaciones industriales y grúas para técnicas más productivas y más
avanzadas, pero que nos permite ir resolviendo, y que se ajusta perfectamente
bien a esa fuerza social que ha surgido, que tienen alto ritmo de trabajo,
intensidad de trabajo, horas de trabajo, elevada productividad, que nos permite
emplear algunos métodos tradicionales modernizados.
y ahí tenemos el E-14 y el E-15, ahí tenemos los
proyectos susceptibles de incontables modificaciones o variantes, fáciles de
aplicar, donde están trabajando los compañeros del grupo de viviendas, y que
nos permitirán hacer cuantos edificios nos dé la gana. Y que al igual que hoy surgen los E-14 y
E-15, por decenas, nos permitan construir edificios de 12 plantas también por
decenas, simultáneamente, uniendo brigadas, introduciendo elementos de
mecanización, que ahorren tiempo, que ahorren materiales. Por ejemplo, el método convencional, con piso
prefabricado fundido in situ, que nos ahorra además los paneles de transporte,
que nos ahorra las inversiones industriales, que nos ahorra los transportes de
las fuerzas de trabajo hacia aquellos lugares, los materiales y después traer
los elementos fabricados, como es un elemento relativamente sencillo —escaleras
y pisos— para ser colocados con grúas, ahorrando considerables cantidades de
madera.
A ello se puede añadir, como se expresó ayer aquí,
paneles de esos mismos paneles de los distintos elementos prefabricados. Y a ello se puede añadir, digamos, por
ejemplo, moldes o encofrados metálicos, elevando la productividad, ahorrando la
madera. Cuando vengamos a ver, estamos
fundiendo las estructuras rápidamente, empleando mínimo de madera, empleando
esos moldes metálicos, y después poniendo escaleras, techos y paredes
prefabricadas. Solo va a quedar por el
método tradicional el esqueleto del edificio, e incluso modernizado y con
ahorro de madera, lo que nos da tiempo para hacer las inversiones que
necesitamos en las nuevas tecnologías más avanzadas, nos da tiempo en
perfeccionar el molde deslizante y buscar otras tecnologías, como la del Gran
Panel, las más productivas; el IMS, que lo conocemos ahora, y que nos sirve
para distintas combinaciones; y las nuevas que surjan nos permitirán resolver
los problemas financieros para establecer esas industrias, conocerlas,
proyectarlas, adquirirlas, instalarlas.
Pero eso necesariamente nos lleva años.
Cualquier planta de estas que firmemos el acuerdo, lo traigamos, la
construyamos, empecemos a producir, nos lleva dos años. Y ya ahora mismo estamos necesitando irnos
hacia arriba ya, irnos hacia arriba en las construcciones de la ciudad de La
Habana.
Por eso, una de las tareas importantes es proseguir
profundizando en todas estas técnicas que eleven la productividad, las nuevas
técnicas, haciendo los máximos esfuerzos por ir adquiriéndolas, pero a la vez
perfeccionando las viejas técnicas y encontrando soluciones constructivas,
combinaciones, en las edificaciones; empezando de inmediato ya a experimentar,
a construir el primer molde deslizante con piso ya simultáneo, a construir el
IMS de 12 plantas, y a construir el tradicional también de 12 plantas,
empezando por Alamar.
Convendría desde ya, por ejemplo, emplear tres de las
microbrigadas de vanguardia, unirlas para hacer ese edificio tradicional, crear
las condiciones, medir el tiempo exacto que tardan en llevar hasta el 12 piso;
cómo van a resolver los distintos problemas, incluido el acabado de esos
edificios, con 70, 75, 60 hombres, los que correspondan a tres microbrigadas
unidas, que recibirían unos 40 apartamentos cada una del edificio, para ver los
resultados inmediatamente este año.
Empezar a ubicar algunos edificios en las áreas
reservadas para edificios grandes. Pero
además, en áreas no reservadas para edificios grandes en que el piso lo
permita, tenemos 16 frentes de microbrigadas para introducir en todas las que
sean posible algún edificio ya el año que viene con las brigadas de vanguardia
en cada uno de esos frentes. Que
Planificación Física diga dónde, en qué lugar.
Es decir, según los estudios de la remodelación de la ciudad o de las
áreas reservadas, que se señalen los modelos por los compañeros del Grupo de
Viviendas e impulsen estas construcciones ya para el año que viene en cada uno
de los grupos de microbrigadas. Porque
ahí están los obreros de Bahía que están en primer lugar en emulación; los
obreros del puerto. Estoy seguro que de
ahí se sacan tres microbrigadas que hacen un edificio de esos rápidamente. Poner a emular las tres microbrigadas de cada
una de las zonas en la construcción de sus edificios. Trabajar en las áreas ya destinadas para
edificios de muchas plantas. Reservar
hacia el interior de la ciudad
—como se les señaló— la tecnología del molde deslizante y de Gran Panel
por las razones que se explicaron aquí —de Gran Panel quiero decir de IMS. Utilizar en edificios grandes principalmente
el tradicional para Alamar, en virtud de que ahí están las microbrigadas
organizadas que tienen los distintos elementos:
hormigón, producen los pisos, se conocen bien... Hay un gran número de brigadas, se puede
incluir un número de edificios. Y hacia
la ciudad, con IMS, con moldes deslizantes y, también, con convencionales en
áreas de nuevos edificios y en áreas de microbrigadas. Poner a prueba ahí todas esas tecnologías y
ver los resultados, medirlos. Medir la
productividad en planta, transporte, la productividad en obras, para nosotros
tener toda la información que necesitamos; estudiar todos los pro y los
contra. Buscar soluciones racionales en
la solución de los elevadores, digamos, a un mínimo de piso: cuatro posiciones: quinto, séptimo, noveno, onceavo piso. Dos elevadores que nos ahorren los gastos
porque no tengamos que abrir en tantos lugares.
Como cosa racional, no buscando lo que se buscaba muchas veces en los
antiguos edificios: a veces lujo,
atractivo, para vender un apartamento, para elevarlo de precio, sino para
resolver realmente problemas. Un
primero, un segundo, un tercer piso, no tienen problemas; el cuarto, desde el
quinto pueden ir al cuarto y al sexto. Y
así sucesivamente, con cuatro posiciones.
Buscar la fórmula más económica de resolver los elevadores, desde luego
con seguridad y con calidad.
La realidad nos impone en los próximos dos o tres
años, y en los próximos años, un empleo mayoritario del método tradicional
precisamente en la ciudad de La Habana; la línea señalada ayer de los lugares
que son Santiago y La Habana, en que debemos irnos hacia arriba porque nos lo
impone la escasez de suelo y nos lo impone la economía de medios; las
posibilidades de emplear las otras soluciones que no llevan elevador en las demás
ciudades; sabiendo además precisar y señalar en qué otras ciudades por razones
de orden estético debemos introducir las edificaciones. Y en algunos casos de orden económico,
analizando bien costos que significan ampliaciones de las áreas urbanas, de tendidos
eléctricos, de agua, de alcantarillado y todos estos gastos, comparándolo con
los gastos que tenemos en divisas convertibles en relación con los elevadores
para poder tener criterios muy precisos de qué es lo que más nos conviene hacer
con esto de la altura de los edificios.
Claro que en la ciudad de La Habana y Santiago luce muy evidente.
Hay que analizar en eso también los transportes: cuánto se eleva el gasto del país por aumento
de las distancias de los medios de transportes con relación a los centros de
trabajo.
Y que todos esos elementos analizados por economistas
nos permitan las mejores decisiones.
Disponer de toda la información para buscar la variante mejor en cada
caso, atendiendo a nuestras realidades, tanto como en el método constructivo,
que considera los elementos, los materiales, la experiencia de la fuerza, las
grúas que dispongamos, las industrias de que dispongamos, las productividades
de cada uno de ellos en las distintas etapas de producción de los elementos y
de las construcciones. Es decir, todos
estos factores, que tal vez nos conlleven la necesidad de modificar algunas de
las ideas que se están planteando aquí.
Nuestro esfuerzo es por buscar la mejor fórmula, pero la última palabra
tendrá que decirla en cada momento el análisis.
Simplemente tratamos de recoger las experiencias que hemos estado viendo
en todo este proceso por encontrar la solución, pero que nos luce bastante
claro, bastante claro el camino y bastante segura la solución de los problemas
de la vivienda.
Decíamos en el campo utilizar elementos de
"Sandino" combinándolos con bloques.
Ahí, además, no solo lo está determinando los materiales que disponemos
sino también las grúas que disponemos para todo eso. Ya sabemos que con un güinche, e incluso con
una roldana, se puede elevar un edificio de cuatro y cinco plantas si tenemos
el bloque. De manera que hay un conjunto
de factores que determinan.
Pero nos interesa que se introduzca, por razones
también de panorama humano y de paisajes y de estética, algunos edificios que
les den personalidad a esos pueblos que van a estar en el campo, que de otra
manera aparecerían ocultos por los cañaverales, por las plantaciones. Incluso en un llano inmenso como una
arrocera, unas casas de una sola planta apenas se ven: se confunden con aquellas inmensidades, y en
ocasiones producen un efecto en cierto grado deprimente.
Nos parece que está claro el camino a seguir en esta
actividad, impulsando el movimiento de microbrigadas, que casi se impulsa solo;
digamos mejor: apoyando el movimiento de
microbrigadas que ahora avanza ya en todas partes, que presenta a través de los
centrales azucareros grandes recursos.
Y nosotros decíamos en este problema de los recursos
humanos disponibles es casi infinito, porque no ha habido taller para llevar la
masa de los obreros detrás. De manera
que nosotros sabemos de fábricas que tienen allí su microbrigada que tienen dos
turnos: terminan a las 3:00 de la tarde
un turno. Estamos seguros que es
perfectamente posible llevarlos dos o tres horas a construir allí. Pero, ¿a dónde los llevamos? ¿Con qué materiales? ¿A hacer qué tareas? Y a los que van a trabajar a las 3:00 de la
tarde, tenerlos también desde el mediodía allí trabajando dos horas, o que
vayan por la mañana a trabajar dos horas o tres. ¡Es posible!
No solo dispondremos en la ciudad de La Habana —para
citar un ejemplo— de 15 000 obreros, que son los que van a transformar la
ciudad, sino detrás de ellos están 300 000, ¡detrás de ellos están 300 000!,
que de una manera o de otra pueden ser movilizados sábado, domingo, días de
semana. ¿Cómo empleamos esa inmensa y
gigantesca fuerza tan entusiasta, que ha llegado ya a identificar con toda
claridad sus intereses con su actitud, con su trabajo? ¡Es gigantesco!
De manera que poseemos infinitas fuerzas humanas. No tendríamos otra actividad en qué
emplearías: bacheo de calles, los
comités resuelven ese problema... No hay
industria, no hay nada, no hay forma que además combine los atractivos que
tiene este problema de la solución social, pero que está visto que no es solo
social: es económica; está visto que son
fuerzas que pueden ser dirigidas también en actividades económicas. Porque así se comprende fácilmente cómo cada
cosa nos interesa: una tienda de
confecciones, una planta termoeléctrica —vean la movilización en
Tallapiedra. Pero incluso de la misma
manera que están trabajando allá en la planta de tratamiento de agua podemos
movilizar un apoyo de microbrigada, en la planta de Regla, que les garantice
además la electricidad a todos aquellos barrios sin interrupciones de ninguna
clase. De manera que podemos llevar a
actividades económicas muy importantes todas estas fuerzas.
Ya los recursos humanos son ilimitados en la solución
de la vivienda y en la solución social en general. La tarea es ahora de los productores de
materiales de construcción. La tarea
fundamental es ahora de los proyectistas, de los urbanistas, de los
planificadores, de los arquitectos, de los ingenieros, de los hidráulicos. Es decir, en el campo intelectual hay un
enorme trabajo capaz de absorber las mejores energías de todos los técnicos y
de los especialistas de la construcción; y de los que estudian y de los que
investigan nuevos métodos y nuevos sistemas.
Hay un amplio trabajo para todos.
Ahí es donde está el campo ahora en que tenemos que resolver las
necesidades.
Hay que hacer un trabajo importante también en la
ubicación de nuevas áreas. En la ciudad
de La Habana, por ejemplo, se acaban ya rápidamente todos los antiguos repartos
que se habían hecho en la ciudad, y se acaban en cuestión de meses. Es increíble cómo van desapareciendo esas
áreas que estaban ya con vacas, chivos, marabú y todas esas cosas en plena
ciudad de La Habana, levantándose edificios, que ya sabemos que el año que viene
van a rebasar el quinto piso muchos de ellos.
Es decir que ahora hay que hacer ya posiblemente
nuevas calles.
La brigada de movimiento de tierra de la ciudad tendrá
que ponerse a trabajar ya en nuevos repartos.
Estudiar bien qué áreas son las que debemos priorizar por su
ubicación. Ahí tenemos toda esa zona
alrededor de la Calle 100, reservando desde luego el parque ese que se sembró a
la izquierda de la Calle 100, antes de llegar al Parque "Lenin", toda
esa zona que está después del hospital Nacional, que está después de Altahabana; estudiar ahora... Hay que intensificar el
trabajo en ese sentido.
Otra inmensa actividad se desenvuelve alrededor de las
construcciones agropecuarias, que tienen una gran incidencia económica,
principalmente en el campo de la construcción de lecherías. Aquí se evidenció desde luego que no es el
fuerte de la DESA en este momento la construcción de lecherías. No obstante que los compañeros de la DESA se
felicitan por el número de lecherías terminadas, nosotros no debemos pensar
solo en el número de lecherías terminadas sino en las que podíamos haber
terminado. Claro que si decimos: son 40, son 42, y pensamos que pueden ser 10
veces más que las que se hayan terminado en otro año anterior, si lo analizamos
desde ese ángulo y estamos en plan de no avanzar y en plan de conformarnos,
podríamos hasta sentirnos felices por ello.
Pero si pensamos que tal vez se habrían podido construir 60 ó 70, no
tendríamos razones para sentirnos tan felices.
Desde luego, no es que seamos pesimistas en este
campo. Comprendemos que aquí en La
Habana, si bien en las secundarias se logró un gran avance y grandes
experiencias, en las lecherías también se lograron avances, experiencias, se
estudiaron los diseños, se modificaron, se probaron. Ha habido todos esos avances técnicos en el
programa.
Las brigadas de lecherías algunas han trabajado bien y
otras no han trabajado bien. Nosotros
sabemos cuáles son las que están peores porque las vemos cómo avanzan, y
algunas de las que están mejores. No
negamos que se ha hecho un esfuerzo por mejorar esa brigada. No negamos que han construido lecherías. No negamos que algunas son muy eficientes. Pero sin embargo tenemos que señalar no solo
lo bueno. Es muy importante, y yo creo
que es decisivo, que nosotros nos fijemos en las peores brigadas, porque es en
los eslabones más débiles donde tenemos que golpear más. Las mejores, con relación a ellas podemos
estar tranquilos: ayudarlas,
estimularlas. Pero no podemos estar
tranquilos un segundo con relación a las peores brigadas. En los puntos más atrasados es donde debemos
prestar el máximo de atención y golpear más fuertemente. No podemos permitir, porque es una desmoralización,
es inadmisible, una sola brigada rezagada, una sola brigada haciendo el papel
de rémora, una sola brigada ayudando a incumplir el plan, una sola brigada
retrasando el programa de desarrollo del país.
¡No podemos aceptarlo por principio!
(APLAUSOS)
Deliberadamente nosotros señalábamos la peor
región: Sancti Spíritus: la peor brigada, la nueve —vecina de una no
muy distante de allí: la que trabaja en
Santa Cruz—, que con cierto ímpetu empezó la primera lechería y se retrasó ya
bastante en la segunda, se retrasó ya bastante en la segunda.
Tenemos que estar vigilantes en todas y cada una de
las brigadas. La Dirección Nacional del
Grupo de Construcciones Agropecuarias tiene que estar atenta de todas las
provincias, atenta de todas las regiones; y cada región debe estar atenta de
cada una de las brigadas, y no esperar (APLAUSOS), no esperar indefinidamente
para abordar esas cuestiones, acudiendo al sentido del honor de los
trabajadores, a la vergüenza, al pudor de los trabajadores. Porque cualquier trabajador se siente
abochornado cuando está en una brigada que prácticamente avanza a la cola de
todo el movimiento.
Como método de trabajo debemos prestarles atención
precisamente a esos puntos, que son los puntos más débiles, y analizar por qué,
y no esperar para buscar soluciones.
Trabajar con agilidad. No es
correcto que ninguna grúa esté seis y siete meses en un taller, que un camión
esté meses en un taller. Es verdad que
las construcciones se habían quedado prácticamente sin talleres en todo el
país, que ha sido necesario hacerlo nuevo.
Pero eso no debe ser una especie de justificación para que un camión,
para que una grúa, para que un equipo esté tanto tiempo sin producir; y que nos
habituemos a esperas indefinidas.
Tenemos que hacerles una guerra a las esperas indefinidas en las
construcciones, a los trámites largos. Es absolutamente incorrecto, tenga quien tenga
la responsabilidad, que una grúa asignada un mes antes de una brigada que
estaba en producción en La Habana, haya tardado más en llegar que equipos de
Japón que salieron de ese país un mes después de asignada a esa brigada. ¡Cuatro meses y medio para que una grúa
llegue, que es una de las cosas descubiertas.
Estoy seguro que tiene que haber muchas más de ese estilo (APLAUSOS).
Es absolutamente inadmisible, ¡es absolutamente
inadmisible aceptar tranquilamente que de 17, 19 grúas, en un año haya
prácticamente tres grúas chocadas! Yo
incluso tengo alguna duda si son 19, porque me acuerdo que en La Habana fueron
las brigadas que se iniciaron con dos grúas, y fueron 12 brigadas las que se
organizaron en La Habana; 8 en la Agrupación Genética; 3 en el oeste de La
Habana, en Niña Bonita; y una en Nazareno.
Eran 12. No recuerdo en qué
momento ya se les empezó a dar una grúa.
Pero 19 de todas maneras son siete más que las que hoy se les dan a 12
brigadas. ¡He ahí abundancia de medios,
de recursos! ¡Tres grúas chocadas! ¡Es absolutamente inadmisible! ¡Es criminal!
Nosotros antes de llegar aquí pasábamos por los
muelles, veíamos las grúas NK-8 que van llegando. Pensamos ya en las 82 grúas NK-8 repartidas
en todo el país. Las provincias están
recibiendo mejores grúas todavía que las de La Habana. Las NK-8 son superiores a cualquier otra grúa
asignada para brigadas de izaje de lecherías.
Magníficas, óptimas grúas; muy prácticas, que según todos los indicios
son de una gran calidad. Sería criminal,
sería imperdonable que cada 19 de esas grúas en un año nos chocaran tres, y en
dos nos chocaran seis, y en tres nos chocaran nueve, y en seis no hubiera
ninguna grúa por ese camino. ¡Es
inadmisible! Es por eso que hay que
criticar fuertemente, duramente. Es por
eso que había que resaltar ese hecho aquí, para que aprendieran esas lecciones
los compañeros responsables de provincias y los compañeros responsables de
regiones (APLAUSOS). ¡Que no se oiga
decir de una grúa chocada! Porque una
grúa no es un carro de carrera, no es una motocicleta, no es una bicicleta, no
es un ómnibus, no es un medio de transporte.
Se concibe que choque una motocicleta, un carro de carrera, incluso un
ómnibus, aunque es una gran desgracia que choque, un tren, que choque cualquier
cosa; pero que choque una grúa, cuya misión es sencillamente estar izando,
trasladándose a una velocidad mínima, en distancias relativamente cortas de la
lechería uno a la lechería dos, a la lechería tres, que choque una grúa es
realmente inconcebible.
Pero lógicamente esto se puede explicar en un país en
que han llegado a chocar mototraíllas.
Pero algo más: en un país donde
han chocado cilindros. Un cilindro
chocado, volcado. Creemos que esas son
cosas de verdaderos salvajismos, primitivismo, que a toda costa nosotros
tenemos que superar. ¡Que el honor de
todo el colectivo de una brigada se sienta ultrajado cuando suceda una de esas
cosas! ¡Que la vergüenza del obrero se
sienta herida! (APLAUSOS) ¡Que todos al unísono combatan, condenen,
exijan sanción para los que cometen tales violaciones, tales barbaridades, que
destruyen máquinas y destruyen vidas humanas!
(APLAUSOS), ¡destruyen vidas humanas!
Cuántas veces los vemos corriendo como unos desesperados. A veces vemos un camión con 30 obreros arriba
corriendo a 90 kilómetros por las carreteras, como si llevara piedras
(APLAUSOS).
Hay que exigir disciplina, hay que ser intolerantes
con esa falta. Porque nosotros
condenábamos con energía y nos dolía ese despilfarro de recursos, ese
porcentaje de grúas chocadas, que demostraban no solo ese fallo sino la
tardanza en arreglar esas grúas, en mandarlas a la producción.
Nosotros creemos que en algunas regiones empezarán
trabajando bien. Tenemos entendido que
se desarrolla favorablemente el trabajo en Bayamo, que se desarrolla también en
el Escambray. Debemos procurar que en
las otras provincias no surjan esos problemas y esos vicios que surgieron en la
provincia de La Habana con relación a las construcciones de lecherías.
Hay que tener en cuenta, desde luego, que la fuente de
recursos humanos en otras provincias es más abundante e incluso más
selectiva. Hay provincias que han
buscado de los mejores obreros para dedicarlos a las construcciones, de los
mejores obreros. No ha sido posible
hacer lo mismo en La Habana.
Desde luego, no todos los que ya han pasado a la
construcción en La Habana son procedentes de la reserva laboral o elementos
lumpen. No. Hay también jóvenes que han arribado a la
edad del trabajo. Hay compañeros
egresados del Servicio Militar, del Ministerio del Interior, de distintas
procedencias. Se han nutrido las
construcciones también de un gran contingente de buenos obreros industriales;
pero, en fin, no ha habido las disponibilidades de recursos para hacer estas
brigadas. Y mientras en Bayamo y en
Oriente todas las brigadas van a ser de obreros de la DESA, en La Habana el
grueso de las brigadas de lecherías están organizadas a través del Ministerio del Interior con
reclusos; en el Escambray con obreros, que son muy buenos los obreros del
Escambray. Se han nutrido las
construcciones en el Escambray, tanto de caminos y presas como viviendas y
lecherías, de un magnífico contingente humano de aquella región, de una gran
calidad, y que lo evidencia en sus obras, en sus productividades, en sus
resultados. No ha sido posible eso en la
región de Sancti Spíritus. En el
Triángulo avanzaban, pero la necesidad de la provincia obligó también a acudir
a los recursos de los reclusos para trabajar en el Triángulo. Luego los reclusos constituyen una buena
fuerza constructiva, y además esto ha permitido revolucionar los planes de
rehabilitación, que se han mejorado extraordinariamente con participación de los
familiares de los presos, de rehabilitación de presos comunes y de presos
contrarrevolucionarios. Ha sido una
verdadera revolución la que se ha producido con la participación en las
actividades constructivas y debemos sentirnos satisfechos.
Ya son muchos los que han terminado su sentencia. Se han mantenido organizados. Creemos que allí puede ser una fuente de
obreros para distintas calificaciones, aunque resulte más difícil hacerlo con
la masa; aunque nosotros debemos tratar de elevar la calificación de los
obreros en general. Pero este puede ser
un camino verdadero de rehabilitación y de formar buenos obreros, de dar les de
paso una preparación técnica, de garantizarles un trabajo apenas terminen las
sanciones, en fin, ha significado un gran aporte para las construcciones la
participación de los reclusos, y están dedicados principalmente hoy por hoy a
la construcción de lecherías.
En La Habana hay 50 brigadas de reclusos construyendo
lecherías; más 12 que tiene la DESA, que serán 15, de izaje, 65; más 3
particulares de los planes Bijirita, Los Naranjos y el Cordón Lechero, hacen 68
brigadas de construcción de lecherías.
Pero al lado de eso se desarrolla un monstruo lácteo,
es decir, ya están las brigadas de construcción industrial levantando las
fábricas de queso con capacidad de 280 000 litros diarios, y el combinado
lácteo con capacidad de 600 000 litros
diarios, que incluye posibilidades de producir 100 000 quesos frescos
diariamente el Combinado Lácteo, 300 000 litros de leche pasteurizada, y 600
000 yogurt diariamente (APLAUSOS).
Ahora, no puede concebirse ese complejo lácteo
monstruoso, de una dimensión que supera ya cualquier existente en cualquier
país, para trabajar con leche importada.
El 70% de la leche que se consume es reconstruida. Creo que esto ayudará a comprender la enorme
importancia económica de construir lecherías, que es hoy prácticamente el
limitante para elevar las producciones de leche.
Para satisfacer ese complejo con leche producida en
Cuba se está llevando a cabo un programa de construcción de 500 lecherías en
los años 1972 y 1973. La fábrica de
queso estará terminada a mediados del próximo año, y el Combinado a fines del
próximo año. Calculen ustedes que ese
Combinado, ese complejo solo, consume más leche que toda la que se produce hoy
en el país.
Qué esfuerzo gigantesco se desarrolla en esta
provincia, seguido ahí de cerca, tenazmente, para llevarlo a cabo. Y se han creado las posibilidades de hacerlo,
se está montando y se abastecerá.
Pero tenemos en Camagüey industrias de queso que hace
muchos años que no ven un litro de leche, que están allí instaladas. Luego, es muy importante el programa lácteo
de Camagüey.
Tenemos la Industria Láctea de Bayamo trabajando con
leche importada en gran parte, con leche en polvo importada y grasa importada,
y grandes capacidades todavía por utilizar y una enorme zona que tiene
magníficas posibilidades de pasto y de producción lechera.
Por eso nosotros tenemos que protestar cuando aparecen
cinco brigadas menos, no solo porque se les han dado los medios, magníficos
medios, sino porque allí está también un ...
lácteo, que está esperando producir a plena capacidad y con leche
producida en el país.
Por los aumentos de precio de la leche en los últimos
tiempos, el país se está gastando más de 25 millones de dólares en divisa
convertible en la producción de leche.
Las posibilidades de desarrollo en otros campos, de introducción de
nuevas tecnologías, están limitadas en la medida en que hagamos esos enormes
gastos en resolver los problemas alimenticios.
No es por capricho de nadie el programa de 520
lecherías este año. No es por capricho
de nadie, sino por necesidades imperiosas, deber ineludible de afrontar
definitivamente ese tipo de cuestiones, que se plantea la organización de casi
170 brigadas de construcción de lecherías nacionalmente; 170 brigadas que
estarán ya dentro de algunos meses trabajando todas.
Y por eso estamos impacientes, esperando cómo se
desenvuelven en cada región: cuándo en
el Escambray pueden llegar a sus 25, cuándo en Bayamo pueden llegar a sus 30,
cuándo en el Triángulo llegan a las 15 y cuándo en Sancti Spíritus llegan a las
12, que es un miserable número de brigadas si se tiene en cuenta el área
ganadera de aquella zona, si se tiene en cuenta la enorme presa que estamos
haciendo allí; es una miserable suma la de 12 brigadas en Sancti Spíritus. Por eso la provincia de Las Villas está
contemplando de tres a seis más en el noroeste.
Tendremos no menos de tres en Pinar del Río, zona del
Pitirre, posiblemente otras tres, que todavía no las hemos contado en las
cifras; 12 en Isla de Pinos, 68 en la provincia de La Habana, 9 en Matanzas, 37
como mínimo en Las Villas, 15 en el Triángulo —lamentablemente bastante poco
para la mejor tierra ganadera y tradicionalmente más ganadera del país— y 36 en
Oriente.
Mas téngase en cuenta que nadie les ha puesto límites
a las provincias. Son ellas las que se
autolimitan, son ellas. Es decir que
aquí, donde no hay más fuerzas luchando por el desarrollo, no es que se le
niegue a ninguna provincia los recursos nacionales. Esta lucha que ustedes han presenciado aquí
es la más sui generis de las luchas: la
lucha con las regiones y las provincias no porque se les niegue nada, sino por
su incapacidad de asimilar medios, su incapacidad de organizarse y hacer un mayor
esfuerzo. Es una peculiar lucha: la lucha derivada no de la negación de los
recursos, sino de la incapacidad de asimilación de recursos (APLAUSOS).
Yo creo que eso eleva la autoridad y la moral de
cualquier crítica, puesto que no se está criticando y luchando para afectar una
región, sino criticando y luchando para que esa región prospere y para que los
vecinos y la población de esas regiones avancen y dispongan de todos estos
beneficios que son posibles y que hoy no tienen más limitación que nuestras
propias ineficiencias e incapacidades.
Asimilemos las experiencias amargas en algunos casos y
las buenas experiencias también acumuladas en las primeras brigadas que se
organizaron aquí, para aplicarlas en las provincias donde ahora la construcción
de lecherías adquiere un gran auge. Es
ahora que a un ritmo aceleradísimo se organizan por fin y empiezan a trabajar
las brigadas de construcción de lecherías.
En ese sentido, también pudimos contar con los moldes
que produjo la industria, que en relación al plan de lecherías cumplió en el
número de módulos que se le solicitó, y que ha permitido ir llevándolos a las
distintas regiones para la producción de los elementos prefabricados.
De manera que el número de brigadas que tendremos
trabajando serán unas 170 ya en los próximos meses, ya muy pronto, y no se
contemplan grandes incrementos —como en el caso de las secundarias— para fines
de año, sino que esperamos que se eleve la capacidad de esas brigadas, la
secuencia y la productividad.
Será duro de cumplir el plan de 520 lecherías, duro de
cumplir. Y deberá alcanzar el próximo
año alrededor de 600 ó 700. Se supone 1
000 en 1975.
Esas son las perspectivas con relación a estas
actividades.
Nosotros ayer decíamos una frase dura cuando se
analizaban las productividades de algunos equipos. Y decíamos que había una diferencia entre los
criterios de los hombres de trabajo y de los hombres de oficina. No queríamos juzgar a los hombres ni a ningún
compañero en especial; queríamos juzgar el criterio. No queríamos ofender a los oficinistas con
eso; queríamos significar que nos daba la impresión de que algunos habían
extraído la experiencia de allí, de cosas reales y concretas, y otros un poco
más teóricamente.
Nosotros no queremos ofender a ningún compañero, pero
no hay duda de que nos llamó la atención el hecho de que unos planteaban 10
días y otros planteaban 10 horas. La
diferencia era muy notable. Pero nos
llamaba la atención que los que planteaban las 10 horas están construyendo
lecherías y tienen que construir 200 lecherías.
Es lógico que no están preparando ni mucho menos el terreno para pedir
más Oleomatic; al contrario: están cortándose toda posibilidad de
solicitar más Oleomatic. Y en una situación como la nuestra, cuando
unos están diciendo que se hace en 10 horas, y lo están diciendo compañeros que
están construyendo, que están dando con ello fe absoluta de que no van a
solicitar más equipos de esa índole por la productividad que tienen esas
máquinas, nosotros tenemos que estar de parte de los que tienen un criterio más
optimista, de los que exigen más, se exigen más y exigen más de las
máquinas.
Tal vez no sea posible con 10, pero si el de 10
estuviera hablando de la mitad del tiempo, significaría que necesitaría dos
días. Si el que habla de 10 días
estuviera señalando el doble, la mitad de eso son cinco días. Todavía habría notable diferencia.
Y nosotros tenemos que luchar contra ciertas
tendencias acomodaticias, ¡tendencias acomodaticias, tendencias a señalar que
el equipo no le alcanza! (APLAUSOS)
Claro, no le alcanza, porque parten de la idea de que siempre van a tener un bulldozer roto, tres camiones rotos de los cinco. La tendencia a culpar las máquinas, culpar
los equipos.
De todas maneras, aun aceptando la tesis de 10, significa
que la Oleomatic podría hacer las excavaciones para
30 lecherías al año. Y ustedes tienen el
caso de Oriente, que tiene seis Oleomatic. Podría realizar 180 lecherías. Luego, le sobran Oleomatic
para 130, con su modesta meta de 50 lecherías en la zona de Bayamo. Hay una evidente capacidad excedente,
conocida ya de antemano. Claro que si
hay que trabajar en varios frentes se necesita un número, pero ahí está
demostrando una capacidad excedente grandísima, tres o cuatro veces
superior. No podemos asegurar, ni mucho
menos, que en los demás equipos sea lo mismo, pero quién ha podido medir, en
realidad, la capacidad de un bulldozer en movimiento
de tierra, de los cargadores, de las motoniveladoras, de los cilindros, si los
camiones caminan, si el taller está bien organizado, si se atienden todos los
detalles, si no se pierde el tiempo. Si
usted pone incluso el camión a esperar que la Oleomatic
lo cargue, puede parecer que se ahorra un doble trabajo, pero puede ocurrir que
tenga al camión parado allí mucho tiempo, la Oleomatic
esperando que el camión venga para abrir el hueco; y, en fin, muchos de esos
problemas se pueden presentar.
Y claro que en la medida en que podamos utilizar
equipos que buscan materiales, que buscan algunas cosas, podemos ir liberando
camiones de volteo. No lo hemos hecho,
sencillamente porque no tenemos esos camiones.
Ahora mismo algunos camiones de uso que entregó el MINFAR se están
asignando a muchas brigadas para que tengan para personal. En fin, tratando de evitar que los camiones
de volteo se empleen en eso.
Pero tenemos que combatir la tendencia a justificarse
en base a sacarles a los equipos el mínimo, porque el país no es rico, y la
posibilidad de elevar casi verticalmente el ritmo de construcciones ha estado
determinada por el hecho de que cuando eran brigadas aisladas usted tenía que
tener un bulldozer, un cilindro, una Oleomatic, en un lugar; después se vio claro que se podían
poner varias de izaje con la misma de movimiento de tierra. Pero después, cuando se fueron creando más
brigadas, se vio la posibilidad de combinarlas.
Y es la combinación de fuerzas la que ha permitido multiplicar la
productividad, al extremo de pensar con 12 brigadas de movimiento de tierra
trabajar en 36. Cuando se vio, mediante
la combinación de las fuerzas, la posibilidad de multiplicar el número de
brigadas de izaje, es cuando surgió este abrupto, enorme incremento en las
posibilidades de construir. Porque con
las mismas 12 brigadas de movimiento de tierra, ya se trabajaba en seis pueblos,
o en cinco pueblos por lo menos, y en 30 lecherías. Eso permitió multiplicar extraordinariamente
el número de brigadas, saliéndonos del esquema, de la cosa tradicional. Claro, cuando eran una aquí, y otra allá, y
otra allá, usted no podía hacer ninguna combinación. Ya después sí podía hacer combinaciones.
Hay que luchar contra esa tendencia, esa tendencia a
sacarles el mínimo a los equipos y a pedir más equipos.
Alrededor de esto a veces hay actitudes; nosotros les
llamamos un poco crudamente de chantaje.
Si quieren pongo un ejemplo: el
país está haciendo una presa en Guantánamo, una importante presa en la zona más
seca de Cuba. Claro que allí hay que
hacer las casas del vaso de la presa.
¡Ah!, pero cuando surge esa necesidad, allí y en algunos otros, nadie
piensa en si tiene una concretera vieja, un bulldozer,
un medio anterior, para empezar a hacer la primera casa. Se plantan allí y empiezan a pedir equipos,
en la idea de que, claro, viene el agua, hay que construir las casas; pero se
ponen a esperar que el equipo surja de todas maneras: venga la brigada de tal para tal, y vengan
...
Ya se les mandó la famosa brigada para el pueblo de la
Yaya, de las 144 casitas, para que se ocupen de la construcción del pueblo de
la Yaya, en Guantánamo.
Pero en otros lugares pasa lo mismo: si es en Sagua, si es en Sancti
Spíritus... Y hay otros medios y otros
recursos. Todo el mundo empieza a pedir
la brigada correspondiente a aquello.
Muchas veces hay que empezar a resolver sin esperar
que lleguen los medios. No siempre están
disponibles los medios. No se puede
estar mandando los medios al primer pedido.
Los medios que se disponen hay que racionalizarlos bien y buscarles el
máximo empleo.
Las necesidades todavía continúan siendo muy grandes
en todas las provincias, en todas estas instalaciones de tipo
agropecuario. Se está trabajando ya en
la cuestión de los porcinos. Hay que
empezar a trabajar en la avicultura.
Hay que erradicar progresivamente ese enorme número de
naves avícolas de guano, dispersas, que se queman, se las llevan los ciclones;
hay que concentrarlas dentro de lo que permitan las condiciones técnicas de la
producción, sin fantasías —hay que concentrarlas sin fantasías.
Una vez se hizo ya el plan genético, que ha sido la
base de la gran producción de huevos de que dispone el país. Se hizo un gran número de centros genéticos,
donde estaban las líneas puras, los híbridos.
Pero se planteó el criterio que allí se produjeran las reproductoras, o
el pollito ya broiler cuando fuera de carne, o las
gallinas ponedoras.
En el plan de ayer nos encontrábamos una enorme
acumulación, que tiene que ser sometida a análisis, enorme extensión de
tierra. Y puede haber tal vez una
concepción mejor, que nosotros nos proponemos estudiar: que en los mismos centros genéticos, con
algunas ampliaciones, producir allí las gallinas que van a producir los huevos
de las ponedoras, y posiblemente incubarlos allí, porque allí hay personal
especializado en genética, en incubación; transferir posiblemente el pollito
chiquito, ya sexado, o la gallinita chiquita ya
clasificada, a las grandes áreas de ponedoras.
¿Por qué ampliar allí la masa? ¿Por qué arriesgar la calidad junto con
aquella masa? Posiblemente la solución
es tener naves para 400 000 ó 500 000 ponedoras, pero no tener allí las
reproductoras de las ponedoras, que pueden ser 8 000 ó 10 000 gallinas,
tenerlas en el otro sitio. No es
imperioso tener allí incubación. Ya tenemos
incubación en el centro genético; podemos ampliarlo, y llevar en algunos casos
los pollitos pequeños, en otros las gallinas ponedoras, y no concebir
gigantescamente y preciosistamente un lugar que tiene incubación, las líneas
que producen las reproductoras, las incubadoras donde van a salir las
gallinitas, y todo eso mezclarlo con la enorme masa. No.
Tener allí, llevar pequeñitas, las áreas de crecimiento y las áreas de
producción. Esa sería una mucha y más
fácil especialización, a la vez que se aprovecharía la especialización de los
centros genéticos.
Tal vez haya que construir algunos centros genéticos
más aislados y buscar un buen balance; mantener el principio de este centro
genético para aquel centro, no de aquí para allí; mantener los a conveniente
distancia; ahorrar tierra. Con esa
concepción se necesitarían unas 600 caballerías; con esta otra pueden ser unas
180. Son 400 caballerías, que ya sabemos
en la provincia de La Habana donde hay mucha tierra con roca, que utilizando
unos cuantos camiones, tirándole tierra por arriba, sembrando pasto, se produce
mucha leche. Ya no consideramos que haya
ningún terreno improductivo en la provincia de La Habana. Ya ustedes lo ven a lo largo de la Vía Blanca
y lo ven en muchos lugares. Picadura, el
mejor centro que tiene el país, se ha hecho con tierra de esas en muchos de los
lugares, y tiene una enorme producción de leche, y va a haber enormes
producciones en aquella zona. Ya no hay
ningún lugar ...
Picadura llegará a producir 40 000 litros de leche
diarios.
El vallecito aquel que está a la entrada llegará a
producir entre 12 000 Y 14
000. Muchas de esas regiones, la región
de Niña Bonita llegará a producir unos 100 000 litros de leche diarios. Flor de Itabo era un lugar pedregoso,
rocoso. Y todo eso con relativamente
pocos camiones, algunos cargadores, tomando tierra, que sale de las carreteras
que se hacen, o del lecho de los arroyos, o el estiércol, o utilizando también
la cachaza de los centrales azucareros, creando una pequeña capa vegetal con
pastos, que después se enriquece progresivamente con el pastoreo de los
animales.
Ya no hay tierra improductiva en La Habana.
En 400 caballerías sacamos 100 000 litros de leche, en
400 caballerías de esas que van a ser subutilizadas. Luego tenemos que ahorrar la tierra,
conciliar los criterios técnicos, la racionalidad de la explotación, los
criterios sanitarios, con el empleo ...No podemos estar de dilapidadores de
recursos de ninguna manera. Sí,
concentrar todas las ponedoras en seis áreas, 3 millones de ponedoras,
significaría incluso alguna reserva de capacidad, la posibilidad de quitar
todos esos centros que están interrumpiendo ahí lecherías y otras instalaciones
en la provincia. Hay que pensar en esos
criterios, discutir con los técnicos.
Es muy buena la especialización, porque las
experiencias que se adquieran en una provincia sirven para todas las demás en
el porcino, en la avicultura.
Realmente, también tenemos otras necesidades de tipo
agropecuarias, pero que las realizan otros grupos de trabajo.
Hay que seguir, además, tecnificando tanto lo porcino como
lo avícola, para ahorrar fuerza de trabajo, sobre todo en la región occidental
no crece la fuerza de trabajo en los próximos años: ¡Todo hay que sacarlo de la elevación de la
productividad en la provincia de La Habana!
Hay posibilidades de crecimiento mucho mayores en las demás provincias,
por incorporación de mujeres —que hay más incorporación en esta región—, muchas
más disponibilidades que en la provincia de La Habana. Todo eso hay que llegar a tecnificarlo.
Esas son las tareas más inmediatas, las líneas de
trabajo en el campo de las construcciones agropecuarias. Puedo haber olvidado algunas, pero estoy
seguro de haber señalado las cosas más importantes.
En los prefabricados, en el grupo de prefabricados,
ayer nosotros criticábamos a los compañeros el problema de las grúas, y los
criticábamos acremente. Ello, no
obstante —es decir, esas críticas que en parte, solo en parte, es culpa de
ellos—, no es obstáculo para reconocer el gran esfuerzo que ha hecho el grupo
de prefabricados, al ser capaz de responder a la demanda creciente de elementos
solicitados por un explosivo plan de lecherías, de secundarias y de otras
instalaciones.
Es sin duda un hecho que han mejorado mucho, han
avanzado, se han preocupado de las cuestiones de la productividad, de la
técnica y de todos esos factores.
Creemos que es en este terreno, en la modernización de
esos centros, en la elevación del aprovechamiento de la jornada de trabajo, de
las capacidades, de la reducción de horas-hombre por metro cúbico, en que hay que
hacer el esfuerzo principal dentro de los prefabricados. Unido a esto, resolver el problema de las
grúas, resolverlo nacionalmente, porque es lo más económico y lo más útil.
Elevarán su productividad con las grúas Pórtico, de
una manera mucho más económica, y además liberaremos esas grúas. Es necesario liberar la mayor parte de esas
grúas sobre neumáticos que ellos tienen haciendo tareas de grúas Pórtico, para
poderlas emplear en otros frentes donde es mucho más racional su uso.
Deben tomar con toda seriedad y tenacidad en sus manos
la tarea de fabricar en el país esas grúas, en talleres propios de la DESA, o
en talleres propios de la industria, o en cooperación con la Industria
Básica. Que se señalen los recursos
necesarios para liberar todas esas grúas, y estaremos ganando 20 000 dólares,
20 000 dólares por cada grúa Pórtico que construyamos, y estaremos ganando en
productividad, y estaremos reduciendo las horas-hombre por metro cúbico, y
estaremos ahorrando fuerza de trabajo y todos los gastos que se unen a las
movilizaciones y a todos los demás elementos aseguradores de la fuerza de
trabajo, y estaremos contribuyendo a cumplir los planes.
Es sin duda una notable adquisición el spyroll que está a prueba, por su impresionante
productividad. Es sin duda un notable
éxito la nueva industria de Sandino, por su elevada productividad, y magníficas
las primeras noticias que nos trajeron de Melena del Sur, magníficas las
noticias del spyroll.
Preocupante la diversidad de productividades por provincias, preocupantísima la productividad de la provincia de
Oriente, de 90 horas-hombre por metro cúbico.
¡Intolerable, inaceptable! No
creemos que los obreros de Oriente puedan ser de menor calidad, en ningún
sentido, que los obreros que trabajan en los prefabricados de La Habana.
Luego no podría aceptarse una productividad de 30
horas-hombre por metro cúbico en La Habana y de 90 en Oriente. Eso hay que reducirlo drásticamente. ¡Que se analicen los elementos técnicos, que
se analicen los factores objetivos que puedan estar determinando esa
productividad, y que se exijan los factores subjetivos que se requieren para
elevar la productividad! (APLAUSOS)
No se les ha negado recursos. Es cierto que hemos tenido una política
restrictiva en general con el prefabricado, precisamente por temor a esos
criterios de superabundancia de medios, por temor a que no se usen bien los que
se tenían. Igualmente hicimos a tiempo
la advertencia de no continuar inventando prefabricados con trompos, sino
prefabricados que pudieran trabajar con motovagonetas
o con camiones, para evitar precisamente un equipo costosísimo, que se ha
empleado muy mal en el país: el
trompo.
Ya con motivo de la asamblea de la Industria de
Materiales nosotros explicábamos cuántos disparates se habían hecho con los
trompos, que no queremos repetir aquí hoy.
Sin embargo, este año nos están alcanzando los trompos, y quedan algunos
trompos de reserva, que han podido responder de las necesidades más apremiantes
en determinados lugares críticos.
Se cambió totalmente la política con relación al
hormigón, y eso permitió hacer grandes ahorros.
Creo que se está sistematizando, se está tipificando
también, como se ha hecho en la Sandino, los prefabricados.
Hay que seguir esa política. Hay que trabajar en la cuestión de la
calidad. Hay que presionar a la
Industria de Materiales para que sirva la calidad necesaria. Hay que racionalizar los pequeños equipos o
las microinversiones que pueden mejorar la calidad y
producir los ahorros y elevar la productividad.
Hay que procurar los ahorros en cemento y otros materiales que se
señalaban aquí. Y, en fin, hay que
continuar trabajando para elevar el nivel técnico de todas esas plantas. Digamos:
hay que trabajar en serio, con la ayuda de todos, en el
prefabricado. Creo que esta asamblea ha
servido para hacer evidente la importancia que tienen esas plantas.
Al mismo tiempo es de señalar lo beneficioso que ha
sido introducir algunos conceptos nuevos, como es la producción in situ. Porque la existencia de un batching-plant
generaba el comodismo de pedir hormigón a 60 kilómetros, que es una verdadera
locura, el batching-plant engendrando el comodismo, la archimecanización
engendrando el barbarismo y la improductividad y la dilapidación de recursos,
cual es el caso del bárbaro que pide el batching-plant a 60 kilómetros, y se
pone bravo, y le echa la culpa al otro cuando no llegó el hormigón, porque no
quiere luchar con una concretera, modernizar la concretera, que se puede hacer
perfectamente bien con la palita y el MTZ.
Hemos estado construyendo 100 palitas con MTZ, ¿para qué? Para sustituir en muchos de esos lugares
aislados el batching-plant, para tener un aseguramiento cuando falla el batching-plant. Porque, señores, el batching-plant es un
artefacto muchas veces diabólico.
Ejemplo: batching-plant de la
anafre, famosísimo, antigua propiedad de la industria de construcción, en la
época de la concepción equivocada de un país dividido en batching-planes y
círculos. Porque una vez vimos un
mapa: cómo se divide el país. En la escuela nos decía que por provincias,
por municipios. Pues nosotros vimos una
vez un mapa que se dividía en batching-planes y círculos, pero un mapa grande: círculos que abarcaban todo el
territorio. Un centro: cada centro un batching-plant. A ese batching-plant llegaban
simultáneamente, exactamente, matemáticamente, con un flujo perfecto, a toda
hora del día y de la noche —se supone—:
cemento, hormigón, arena. Una
organización perfecta. Unos choferes
superresponsables. Unos trompos ultramodernos
salían simultáneamente de cada uno de aquellos centros hacia los lugares donde
se consumía el hormigón. Todos los
constructores vivirían felices esperando que el hormigón se lo sirvieran a la
hora, al minuto, al segundo exacto y, además, de las calidades
seleccionadas. Jamás faltaría arena
lavada. Toda la arena, por supuesto,
sería lavada, porque siendo lavada no se oxidaría el batching-plant. Y no habría problemas. Y se podía servir a muy diversos
usuarios. Nadie sabe todavía cuántos
millones en areneras y en molinos, con la renuncia total a la arena de
mar. Y arena lavada en calles, en
aceras, donde era necesario y donde no era necesario. Y así.
Aquello engendraba una cantidad de conflictos
fabulosos.
Pero el constructor es cómodo. No tiene que pedir arena, no tiene que pedir
piedra, no tiene que pedir cemento, no tiene que producir hormigón: le llega allí en un trompo y, además, se lo
distribuyen y se va. Y él produce
millones y millones y más millones. Y
eleva la productividad por hombre fabulosamente. Y se olvidó de esa cosa maravillosa que es
una concretera, segura, sólida.
¡Ah!, porque el batching-plant de anafre se suponía
que abastecía no se sabe cuántos lugares.
Y si lograron sobrevivir los responsables de aquel batching-plant ello
se debe al hecho de que en este país subsisten todavía crímenes pasionales,
pero no han matado a nadie por incumplimiento todavía en estos 13 años
(APLAUSOS). De lo contrario, habrían
perecido los del batching-plant de la anafre.
Los consumidores culpaban a los batching-planes, a las
hormigoneras. Se estableció el principio
de la producción siempre que fuera posible y racional, y siempre que fuera
racional, del hormigón, del hormigón por el consumidor. Grandes industrias: un batching-plant ajustado a la medida de 15
metros cúbicos, 20, 30. Un
batching-plant de 10 metros cúbicos ahorrando enormes distancias en trompos,
ahorrando trompos. Con un camión
sencillo se tira piedra, arena y hormigón.
Un camión sencillo puede ser un camión al que se le pone una cama, de
arena y piedra, con pocos gastos; el otro es un trompo que vale 28 000
dólares. Valía, cuando el dólar no
estaba todavía tan devaluado como ahora.
Ahora debe valer por lo menos 32 000 el trompo, además es un equipo
complejo: la forma más cara de cargar
agua, piedra y arena, que se justifica en especiales condiciones, pero no para
cualquier obra a cualquier hora; además, una dependencia absoluta de factores
mecánicos, de la industria, de todo.
Bien. Se
decidió poner el batching-plant en la DESA, que era el usuario, que también
sirviera al DAP, que tiene allí unas presas.
Por si acaso, se le dieron al DAP algunas 773 para que también produjera
su hormigón. Entonces empezó la nueva
fase: 17 obras dependían del
batching-plant, pero el batching-plant es un artefacto mecánico dependiente de
otros numerosos artefactos mecánicos. Un
día se rompió la bomba del agua: parado
el batching-plant. Otro día se
descompuso la grúa E-652 que lo carga:
parado el batching-plant y las 17 obras.
Otro día se rompió el bulldozer: parado el batching-plant y las 17 obras. Otro día se rompieron los trompos: paradas las obras. Otro día se rompió el batching-plant, un
motor eléctrico u otra cosa: parado el
batching-plant y las 17 obras. Y nosotros
viendo aquello dijimos: bueno, como hay
otro que está allí en Guanajay, vamos a combinar estos dos para si se para uno
corra para donde está el otro y carguen a un poco más de distancia, pero que no
se paren las 17 obras. Y se paró un
día. Y fueron allá. Iba a operar exclusivamente la alternativa
del otro batching-plant: a las pocas
horas se acabó el cemento, porque aquel tenía un silo pequeño. Pónganle y constrúyanle un silo grande de
cemento a ese batching-plant para que estén los dos... Entonces, tenían que buscar apoyo para que no
se pararan las 17 obras. Ya ustedes ven lo que significa que cualquier elemento
mecánico pare 17 obras.
Ahora bien:
¿qué ocurre? Un batching-plant
tiene un bulldozer:
usted no le puede poner dos; tiene una grúa: no le puede poner dos. No va a tener un motor de agua de
repuesto. Pero, en fin, cuando es una
fuerza grande la que está trabajando, cuando es en una industria grande,
siempre tienen más bulldozers, más grúas, más medios,
para dar un inmediato apoyo al batching-plant.
No quiere decir que no se use.
Creo que estos batching-planes tendrían que ser usados en combinación
porque, además, la tragedia del que está esperando el hormigón es muy
grande. No nos libera la
concretera. Hay que dejar la concretera para
cuando ocurre cualquier catástrofe allí:
en la grúa o en la bomba de agua...
Entonces funcione, no se pare la obra.
Que haya la concretera y los elementos:
piedra, arena, cemento, allí al lado, muchas veces con un MTZ y una pala
—que es lo que estamos haciendo. Con una
concretera de 500 litros y la motovagoneta, se trabaja con más comodidad, más
tranquilidad, más secuencia, más seguridad.
Hay que ver en qué lugares debemos aspirar a la locura
del trompo y en qué lugares la locura del trompo es racional. Hay que estudiar siempre en cada caso. Pero vamos siguiendo de cerca todas esas
experiencias, aun este año en que ya se acabó la tragedia del hormigón, en que
ya la Industria de Materiales no tiene ese lío todos los días que tenía el año
pasado, en que no existe ese pretexto para no producir.
Pero vean aquí:
la DESA tiene batching-plant también en Flor de Itabo. Y aquí se hablaba de obras atrasadas porque
no llegaba el hormigón. Es que debe
haberse roto la grúa, el motor del agua, el trompo, el bullzdozer,
etcétera, amén de algunas otras deficiencias que puedan haber tenido por
allí.
Pero es que un día vamos al batching-plant de anafre,
y ese batching-plant es motivo de disgusto cada vez que se llega allí, por
mucho que se esfuercen y se han esforzado:
un día porque faltó algo, la arena o la piedra o la grúa, etcétera.
Pero una tarde de esas poco afortunadas en que se sale
a dar una vuelta y se va encontrando disparates por todo el camino —ese día nos
encontramos en serie varios—, llegamos allá en dirección a la cantera de
Dragón, el molino Dragón nuevo de cerca de Guanajay, cerca de la Autopista
ya. Pero pasamos primero por la
Autopista y allí nos encontramos, de 30 y tantas mototraíllas, 10 trabajando
—unas mototraíllas que se les adquirieron piezas para ellas en un esfuerzo
especial y todo eso—, un poco regadas, no trabajando, e inmediatamente hubo que
empezar a anotar, empezar a tomar medidas inmediatamente. A los pocos días ya se habían dado una serie
de pasos, se había logrado elevar el número de las mototraíllas y se aspira a
llegar a más de 25 mototraíllas trabajando; mototraíllas que pueden mover hasta
1 000 metros cúbicos de tierra.
Un poco más adelante, un bulldozer
desarmado allí, que parecía que estaba abandonado, un Komatsu,
de la misma brigada. Claro, un problema
en el motor, errores de distinta gente, incluidos los técnicos que tenían que
repararlo. Por supuesto, se podía
apreciar cómo los mecánicos de esas mototraíllas estaban en Luján, no se había
logrado todavía una cosa tan elemental y tan racional como asignarles sus
mecánicos. Porque son las únicas
mototraíllas de ese tipo que hay de 44 mototraíllas checas que llegaron al
país, cuyos mecánicos tienen que estar allí al lado de ellas, albergados al
lado de las mototraíllas, y que están todavía en Luján y que es un problema que
hay que acabar de resolver; porque a veces por capricho, por la cabeza dura de
tirios y troyanos no se acaba de ubicar al hombre donde tiene que ser
ubicado.
A veces ocurre así desgraciadamente. Y no le hago imputación a nadie, no sé aquí
quién tiene la culpa; pero digo que allí es donde tienen que estar esos
mecánicos. Una mejor coordinación entre
Construimport, importadora de esas piezas, y los consumidores de esas piezas y
los mecánicos que tienen que reparar esas traíllas.
Más adelante llegamos al Dragón y nos encontramos el
Dragón parado, con la escasez de piedra y arena que hay. Bueno, pues por un fusible, o qué sé yo,
parado.
—¿Y cuándo se rompió?
—A tal hora.
—¿Ya mandó a buscar a los electricistas?
Bueno, mire a ver cómo se las arregla. Esta noche a las 12:00 de la noche vengo a
inspeccionarte el Dragón este.
Tiene que estar a las 12:00 de la noche. Tú te
las arreglas para que esté andando a las 12:00 de la noche este Dragón; un
molino nuevo. ¿Cómo te vas a quedar tan
tranquilo parado ahí?
Tuve incluso que decirle, tuve que preguntarle al
hombre que estaba allí; incluso con mucha pena tuve que decirle bobo. Dígole: tú tienes una cara de bobo... Le tuve que decir al que estaba de jefe de
turno (RISAS). Y efectivamente, no sé si
tendrá cara de bobo, pero puso cara de bobo, y lucía un bobo, por lo menos un
negligente. Es feliz el hombre.
Claro, los compañeros de la industria se enteraron
también. Pero bueno, a las 7:30 de la
noche ya estaba andando el Dragón.
Muchas veces hay ese molino que se para por un
feliciano allí, que no adopta todos los pasos que tiene que dar. A lo mejor es un fusible, pues eso requiere
estudiar inmediatamente si se paró por un fusible, si no hay fusibles, dónde
deben estar los fusibles; en fin... Pero
una máquina no se puede parar así.
Ese día infortunado, cuando llegamos al famoso
batching-plant de la anafre, ese día sí que estuvimos brevemente allí y nos
fuimos rápido porque, de repente; una vuelta y vemos una Oleomatic
allí. Y digo: ¿y qué hace esta Oleomatic
aquí?
—No, esta es la de Cangrejera. Cangrejera está como a 15 kilómetros.
—¿y qué
hace aquí?
—No, que está roto el bulldozer.
—¿Desde cuándo está roto?
—Hace dos meses que está roto el bulldozer.
Y estaba una Oleomatic, esa
valiosísima máquina, destinada a llevar la arena y la piedra del depósito, con
su jaiba de punto sesenta y tantos —no
me acuerdo, más o menos—, su escasa capacidad allí, camina 15 kilómetros, llega
allí, carga la piedra y la arena, la lleva al lado del batching-plant y allí la
coge la 652.
¿Se imaginan una jaiba haciendo el papel de bulldozer? ¿Una Oleomatic haciendo el papel de bulldozer,
trasladándola 15 kilómetros? ¡Es
realmente indignante ver barbaridades de ese tipo! Además, es indignante un bulldozer
que no se arregla en dos meses por problemas de piezas, líos de Construimport,
en definitiva por una falta de gestión o por una falta de interés y por una
falta de atención.
Había solución del problema, pero la infernal, la
peor, la más cara, la más costosa a la economía del país desde todo punto de
vista era aquella Oleomatic trasladada durante 15
kilómetros para ir allí a hacer el papel de bulldozer. Disparate.
Creo que ese era el número cinco.
Llegamos por Ceiba.
De repente vemos que están recogiendo tierra en un lugar allí, en un
campo yermo. A nosotros nos preocupa
mucho, porque hay lugares allí en que estamos llevando tierra para hacer
pastos, en otro va piña porque la capa vegetal es así, en el otro va cítrico; y
nos lució extraño aquella sacadera de tierra allí: unos KP-3, unos batching-planes. Vamos allí:
—¿Qué, van a hacer una secundaria aquí? ¿Va aquí alguna construcción?
—No, estamos sacando tierra para la secundaria tal.
—¿Pero ustedes cómo están sacando tierra de aquí? ¿Ustedes discutieron?
—No, que nos mandaron.
—¿Ustedes discutieron con el responsable del plan
agrícola aquí?
—No, la verdad que no sé.
—Bueno, llamen al responsable del plan agrícola,
llamen al responsable de este plan de Ceiba.
Vamos a indagar esto.
Efectivamente, llegaron los compañeros allí, honrados
compañeros de verdad, sinceros; nos hizo una buena impresión su actitud. Enseguida dijeron: es verdad, no solemos hacer eso, pero esta vez
estamos sacando la tierra aquí. No hemos
consultado con el de la agricultura.
Vuelta a explicarle:
¿Tú no te das cuenta de que aquí estamos con camiones echando tierra
para echar pasto en los lugares que son rocosos, reservando la tierra en los
lugares que son profundos para tal cultivo y el otro, que hay tantos lugares
que hay que estudiar, que tiene que ser coordinado? Pero si eso parece tan elemental. Y no sea que nosotros: saca 2 000 metros cúbicos de aquí, y después
mete 2 000 metros cúbicos allí para sembrar pasto.
Entonces pasan esas cosas, que a uno a veces lo llevan
a la idea: bueno, ¿en qué país
vivimos? Es como el otro día, que vamos
con el presidente de la Komatsu en un jeep; pasando
por la Calle 100, le íbamos a enseñar algunas obras —íbamos nosotros en el
jeep, iba manejando, aquí va el presidente de la Komatsu—,
y al pasar el hospital Nacional, un poco más adelante allí, en una acera por
Alturas de Aldabó, qué sé yo, vemos un MTZ con una chapeadora arriba de una
acera, con una chapeadora de esas rotativas:
ra, ra, que es para
chapear potreros, encaramada allí, haciendo un ruido... No tenía ni guardera,
lo que salía por allí era un diluvio de piedras, y efectivamente, al pasar por
allí: una pedrada en la nariz, en la
punta de la nariz, y fuertecita: saca el
pañuelo, echa sangre... Y miré al
japonés a ver si lo había matado una de aquellas pedradas. ¡Pero piedras grandes! y
yo casi me alegré de que me hubieran dado la pedrada a mí. Yo me alegré de verdad. No casi:
me alegré, porque me dio tal pena, una pedrada en un ojo o cualquier
cosa...
Sigue por ahí para allá, y bueno, el habla se le va a
uno; creo que en 10 minutos no hablé, ni dije nada, seguí de largo. Porque es que uno se pregunta: ¿Pero es que nosotros vivimos en un país de
locos? A veces se tiene la impresión,
señores, de vivir en un país de locos.
Lo digo con toda sinceridad, porque, ¡qué bárbaro! ¡Qué salvaje!
No es el salvaje que encontramos con chapeadora y todo de allá de Rancho
Boyeros recogiendo cangrejos por Jaimanitas en el MTZ, ni el que fue a llevar a
la gente hasta Mariel caminando como 80 kilómetros. Ha sido necesario luchar contra todas esas
cosas que son verdaderos actos de barbarie, de salvajismo, señores. Así usamos las máquinas y usamos los equipos. Pero uno muchas veces tiene la impresión de
que vive en un país de locos, así, por todas esas cosas que vamos señalando de
un tipo y de otro. Puse el caso trágico
este del hombre y la chapeadora porque ...
¿A cuántos individuos les habrán dado pedradas
allí? ¿Cuántos cristales habrán
roto? Es imposible que ese hombre no
sepa que allí hay un diluvio de piedras, ¡es imposible! Cualquier día a ese lo van a matar. ¡Lo van a matar de verdad! Porque es imposible que sean tan descuidados,
tan despreocupados, tan desprevenidos, que hagan esas barbaridades. Yo no sé...
Empezamos a averiguar. Uno cuando
ve una barbaridad trata de averiguar.
Hay barbaridades que no lo son, lo parecen y no lo son. Nosotros habíamos visto unos árboles todos
cortados: bueno, decían que era por
poda; pero había algún elemento de barbaridad también. No quiero hablar de eso. Pero pasan muchas de esas cosas.
Tenemos que ser inconformes. Todos tenemos que luchar contra todas esas
cosas. Algunas de las cosas que se hacen
en la construcción son bárbaras también, y son de locos. Entonces tenemos que tener vigilancia. Evitar ...Por eso tiene uno que indignarse si
dice que la grúa tardó cuatro meses, y no ha llegado. ¡Hay que indignarse! No puede ser de otra manera. Hay que indignarse con la historia de las
plumas. Eso no tiene justificación por
parte de Construimport, no las tiene de ninguna clase; ni la supuesta compra ni
archicompra ni mucho menos. Nosotros no podemos adoptar esa actitud
pasiva tantos meses. Construimport no
puede ignorar la importancia y el valor que tienen esas máquinas. Construimport no puede ignorar cómo se ha
repartido una por una y para qué se ha repartido. Ahora ya se supo que hay barco en Europa
esperando carga. Sencillamente hay que ver
si las plumas esas acaban de llegar a toda velocidad y se ponen aquí, los
organismos que tienen que abastecer de algunas de esas cosas. Porque no se trata de comprarla: estaba comprada. No se trata de un equipo valioso, sino de una
pequeña cosa que obstruye la productividad de un equipo valioso, de un equipo
que ya está aquí, que está distribuido, que está junto con camiones, con bulldozers, con todos los demás equipamientos para el
trabajo. No se concibe realmente... Son deficiencias, son deficiencias de los
organismos.
Podemos tal vez haber parecido un poco áspero ayer,
¡pero esta no es la primera asamblea! Y
creo que a medida que tengamos más asambleas y trabajemos más, hay derecho a
esperar que haya más conciencia sobre todos estos problemas. Hay derecho a esperar que haya más
coordinación sobre todas estas cuestiones (APLAUSOS). Hay derecho a que haya más atención por los
detalles y por todas estas cuestiones.
Pero bien:
nosotros hablábamos del prefabricado antes de hablar de la hormigonera
porque decíamos: un vicio engendró el
otro. La existencia de un criterio
equivocado engendró el comodismo en los constructores de pedir hormigón para
todo, rehuyendo a la concretera y a cosas más racionales.
En el prefabricado, la industria del prefabricado
engendró el comodismo de la pieza hecha en la industria y que se lo lleven allí
en el día y la hora exacta. Claro, los hormigoneros se oponían a que se desarrollara el hormigón
por los consumidores. Al contrario: debió haberse alentado. Eso era lo inteligente, y no verlo como una
competencia. Nosotros les planteamos a
los compañeros del prefabricado:
alienten las producciones in situ.
No se sientan con ínfulas monopólicas sobre la
producción de los elementos. Procuren
que siempre que sea posible se produzca el elemento in situ. Nosotros vimos fabricar un puente, el de
Caonao, el de la carretera de Cienfuegos a Rancho Luna, que se pedían 500
hombres para dos años y 1 000 para un año, y lo hicieron doscientos y tantos
hombres en cinco meses, utilizando la racionalidad, la Benoto. Luego, cuando había que hacer fundiciones
grandes pedían prestado un trompo, y allí mismo, en una cosa improvisada, le
echaban la piedra, la arena, fundían, porque el volumen exigía en ese caso un
trompo. Las vigas, todos los elementos
prefabricados los hicieron allí. No
tuvieron que esperar que se lo llevaran de tal punto, de tal lugar. ¡Cuántas gentes aquí ha estado esperando
meses enteros a que le manden de Mariel tal pieza y más cuál pieza! Sin embargo, hay muchas ocasiones en que debe
acudirse a la producción in situ, ¿por qué?
Porque tenemos déficit de producciones, tenemos déficit de moldes,
tenemos déficit de camiones en las plantas.
Vean ustedes cómo ya en Alamar están produciendo in
situ allí: los pisos, las losas para
pisos, las escaleras. Ya en Alamar están
produciendo elementos de las plantas Girón para las escuelas primarias y para
las escuelas secundarias que están haciendo.
En la carretera de Circunvalación están haciendo allí vigas de los puentes
sobre el ferrocarril, de los elevados sobre el ferrocarril y sobre la Carretera
Central.
De manera que la industria debe abogar por la
producción in situ siempre que sea posible, para evitar estar con ese surtido
de producciones y ese servicio a domicilio.
No estamos en condiciones de eso.
Y los constructores deben alentar las producciones in situ y no estar
siempre esperando para hacer un puente, para hacer una viga, para hacer alguna
pieza, que se la manden del prefabricado.
Hay que evitar que la industria del prefabricado
engendre la comodidad de que todo el mundo se sienta eximido de la obligación
de hacer un molde de madera o algo para producir una pieza. Eso es muy importante.
De manera que vayamos avanzando por la
industrialización por un lado y por las fundiciones in situ de otra forma. Esas son cosas racionales que ayudan mucho,
resuelven problemas; evitan las dependencias, evitan los retrasos.
De manera que nosotros queremos dejar constancia del
enorme esfuerzo, del enorme crecimiento del prefabricado, y de la forma en que
ha dado respuesta a la demanda explosiva de todos estos elementos.
Nos queda referirnos en cuanto a los grupos, al quinto
grupo, al de Obras Varias. Sin duda que
esa actividad tiene mucha importancia.
Responde a la necesidad de construcción de hospitales, de centros de
investigación, de cines, de moteles y de un sinnúmero de instalaciones como los
almacenes y otras de gran interés.
También consideramos que se ha avanzado mucho en los
proyectos, se ha avanzado también en las tipificaciones. Se han encontrado soluciones
interesantes. Y hay que seguir
avanzando, hay que seguir desarrollando esas formas, esos proyectos, para
encontrarles solución a instalaciones sociales, hospitales, todo eso. De la misma manera que estamos construyendo
escuelas secundarias, primarias, podemos ir ya abordando la cuestión de las
construcciones de hospitales donde hagan falta, o de otras instalaciones.
Las necesidades de cine son enormes. Nos parece muy bien la solución para la Sierrita,
que puede ser útil para otros muchos lugares.
Se dice que allí los vecinos están trabajando día y noche, que van a
construir el cine en unos meses. Allí se
aplicó también el principio de la participación de la comunidad en la solución
del problema. Por esa vía, si tenemos
materiales, podemos resolver en innúmeros lugares las necesidades de cine. El diseño de ese cine, que puede ser duple y puede ser triple, creo que es un buen avance.
En todas las áreas de microbrigadas tendrán que
construir cines. Quizás en Alamar se
pudieran ustedes poner de acuerdo a ver si hacen un proyecto de este tipo. Estoy seguro de que allí se entusiasman
rápidamente y les hacen un triple.
Discutan con ellos si les gusta el proyecto, o si no hay una variante
que ustedes consideren superior para allí.
Y ese proyecto ya se puede poner a prueba en el propio Alamar y se puede
poner a prueba en las áreas de microbrigadas y en otros lugares. Nos parece muy bien esos proyectos típicos,
de distintos... Claro que después se
pueden introducir mejoras o modificaciones.
En realidad nos impresionó el proyecto del Centro
Nacional de Sanidad Animal, institución de enorme importancia para el país
puesto que será un instrumento de defensa de las enfermedades, que son
costosísimas.
Vean ustedes todo lo que estamos haciendo en la
ganadería. Se habla de cientos de
lecherías. Se hacen enormes
inversiones. Eso hay que proteger lo
contra las enfermedades. Las inversiones
en la agricultura, las inversiones en el porcino.
Hemos sido testigos de esa epidemia que costó 400 000
cerdos en unos días. Nuestra riqueza
agrícola tiene que ser defendida con los medios más modernos y las
instalaciones más adecuadas, porque es el alimento del pueblo, el bienestar del
pueblo que está dependiendo de esas instituciones. Esa es una obra de gran importancia.
Como ustedes han visto, de todas las obras
mencionadas, en todos los grupos, y en este grupo de Obras Varias, todas tienen
una gran importancia. El país está
dedicado a construir instalaciones de gran necesidad.
Pero ya incluso han surgido las primeras brigadas de
moteles. Ya no solamente se avanza
construyendo en masa escuelas secundarias, primarias, lecherías, instalaciones
de esa índole, resolviendo en masa los problemas de la vivienda con las
soluciones más modernas. Ya podemos
permitirnos simultáneamente empezar a construir algunas instalaciones
recreativas, en lugares magníficos.
Imagino lo que será Santa Lucía.
Con el esfuerzo de 400 ó 500 hombres se puede convertir Santa Lucía en
un Varadero del oriente del país, con el esfuerzo de unos cuantos cientos de
hombres y esas técnicas de prefabricado.
Y las brigadas. Y la
participación de la comunidad. Porque,
¿qué industria de Camagüey, y hasta incluso del oeste de Oriente, no estaría
dispuesta? Pero, claro, el oeste de
Oriente, tal vez convenga poner la en otras playas más próximas. ¿Pero qué industria de Camagüey no estaría
dispuesta a mandar un hombre de cada 100 a trabajar allí las horas que sean
necesarias para construir aquellos moteles?
Un lugar precioso, que se puede concebir nuevo, y hacerlo, empleando
elementos de las naves agropecuarias, bien concebido y combinando con otros
paneles, que ya existen diseños muy bonitos.
¿Qué no puede hacerse en Guardalavaca,
un lugar de condiciones naturales como aquel?
¿Qué no puede hacerse en la costa sur de Oriente si efectivamente
introducimos los elementos de Gran Panel u otros elementos, o incluso Girón
antisísmico, donde se está construyendo una carretera?
Ya se empieza también en Santa María del Mar.
Ya se va a trabajar en tres lugares de condiciones
naturales extraordinarias: Pasacaballo,
Ancón, el Hanabanilla.
¿Qué no saldrá de la imaginación de nuestros
proyectistas con la aplicación de estos elementos constructivos y las brigadas?
Lugares de recreación.
Ustedes conocen perfectamente bien los planes vacacionales, lo que
significa para tantas familias la posibilidad de ir una semanita a Varadero, a
Santa María, a cualquier motel —una semanita, que es lo que el país puede
garantizar. Lo que aprecia un
trabajador. Cómo incluso esos planes de
vacaciones no están establecidos con criterios propiamente recaudativos,
sino de vacaciones, y que existen precios razonables durante la semana—; y si
un día pueden ser 10 días, mejor; y si pueden ser 15 días, mejor.
Pero en nuestras manos está desarrollar todos esos
enormes recursos.
Está Varadero por desarrollar. ¿Qué no podemos hacer en Varadero con unas
cuantas brigadas? Es alentador pensar
que ya, sin abandonar lo más mínimo, y después de darles el máximo incremento a
las construcciones económicas y sociales más fundamentales, podamos ya dedicar
atención a estas cosas recreativas.
Pero, además, la construcción de la escuela de
maestros de Cienfuegos y de Santa Clara y de Sancti Spíritus, además de
regionalizar, acercar los estudiantes a sus lugares de origen, nos permite
convertir Tope de Collantes en un extraordinario centro de vacaciones, donde
unas 200 000 ó 300 000 personas
pueden pasar por allí todos los años, en una región que tiene el Ancón por el
sur, el Hanabanilla por el norte; región de bosques, de montañas, de
árboles. Cosas que ansía la gente
disfrutar y conocer en alguna ocasión, con esa enorme capacidad.
Ya cuando el país va erradicando la tuberculosis
—aquello fue un hospital anti-tuberculoso, que para
humanizar la atención al tuberculoso se sacó, se dedicó a escuela—, cuando el
país puede construir escuelas más adecuadas, más modernas y más próximas, puede
convertir aquel lugar para lo que sirve realmente. Otro punto donde trabajar los planificadores,
los proyectistas, adaptando aquello.
Habríamos querido hacerlo para el congreso obrero. Ya no será posible. Pero seguro que para el próximo año, por el
impulso que debe recibir y que recibirá la escuela de maestros de Las
Villas.
Allí hay secundarias, pero vamos a saturar esa
provincia de secundarias. Cuatro se
están construyendo simultáneamente en el Escambray, dos en Sancti
Spíritus. Elevando un poco el ritmo de
secundarias ya para el otro año, podemos los muchachos de secundarias llevarlos
a las secundarias; los de maestros, para maestros. Y construyendo escuelas, de paso hacemos
quizás el mejor centro vacacional del país, un lugar de magníficas condiciones.
Por ese camino ya estamos liberando fuerzas, recursos,
para impulsar incluso esa actividad también indispensable. Ahí se puede combinar la productividad, la
imaginación, los recursos naturales, la belleza, la concepción. Ahí tienen un amplio campo donde
trabajar.
La belleza de una secundaria básica demuestra la
posibilidad de combinar todos esos factores:
productividad, tipificación y estética.
Está plenamente demostrado, y se va a demostrar también en las
construcciones de viviendas, y se va a demostrar en los hospitales y en las escuelas
y en los centros de investigación. Y va
a llegar el momento en que uno se sienta orgulloso de nuestra arquitectura, de
nuestra arquitectura tipificada y de alta productividad. No vamos a sacrificar ninguno de esos
elementos que resultan gratos y agradables y forman parte de los valores
espirituales de un país.
Pero es alentador —repito— pensar que ya podemos
dedicar algunos medios y algunos recursos, movilizando esos recursos humanos
que empiezan a aparecer —los humanos— en cantidades ilimitadas para muchas de
estas actividades: escuelas e incluso
centros de recreación. Nosotros sabemos
que si en Las Villas decimos: a reforzar
los moteles, se les pide una ayuda a las industrias y van para allá a reforzar
los moteles, a las industrias de Cienfuegos, a las industrias de la provincia,
porque son recursos que van a disfrutar primero que nada la gente de la
provincia. Aunque lógicamente, todos
trabajamos para todos. Algún día podrá
venir uno de Oriente y otro de La Habana, lo mismo que vienen hoy a Santa
María.
Pero calculen cuánto gastamos hoy en transporte para
llevar la gente de Oriente a Varadero.
¡Qué costo! ¡Qué movimiento! ¡Qué gastos!
Y si no, será mucho mejor que nos demos a la tarea con entusiasmo de
desarrollar las áreas recreativas. Y
así estaremos haciendo una política
integral, desarrollando todas las regiones del país, permitiéndoles a todas las
regiones del país tener a su acceso las escuelas, los hospitales más modernos,
las técnicas productivas, agrícolas, industriales, los centros de recreación,
las instalaciones deportivas, todo eso.
En realidad, parece ser que podemos mantener este
ritmo. Téngase en cuenta una
cuestión: la asamblea fue crítica, y ha
sido crítica dentro de una actividad que ha tenido el máximo incremento de
producción.
El año que acaba de transcurrir la producción se elevó
más de un 50% sobre el año anterior, y este año de 1972 no sería exagerado
afirmar que la actividad constructiva general se duplicará con relación a 1971
(APLAUSOS). Y no por ello dejará de
crecer considerablemente en 1973, en 1974 y en 1975.
Hace algo más de un año, a la terminación de la zafra
de 1970, por aquellos días del 26 de Julio, se señalaban el gran número de
inconvenientes y problemas que teníamos en muchos campos. Hay que ver los problemas que se han ido
superando, y particularmente hay que ver cómo ha crecido la actividad de las
construcciones en la búsqueda de soluciones a innumerables problemas, porque
esta actividad de las construcciones es básica del desarrollo. Pero recordábamos ayer que hace apenas algo
más de un año nuestro problema era qué hacer con las cabillas que sobraban en
Antillana de Acero. Y se le dio
instrucciones a Comercio Exterior, visto aquel enorme sobrante de cabillas que
obstruccionaba la producción prácticamente, para que buscara mercado por lo
menos para 20 000 ó 30 000 cabillas. ¡Y
suerte que Comercio Exterior no encontró mercado para las 20 000 ó 30 000
cabillas! Porque, calculen: unas 50 000 en stock, más 100 000 de
producción. Parecía que vivíamos en la
abundancia interminable de la cabilla.
Se incrementa la actividad constructiva, y se ha
logrado a tal ritmo que nuestro problema ahora es que aun con 95 000 el año
pasado y suponiendo 125 000 este y
suponiendo 150 000 el año que viene, habiéndose empezado con un stock de 50 000
prácticamente, ya tenemos problemas con la cabilla para fines del año
próximo. Es decir que ya tenemos que
plantearnos cómo resolver. Ya yo no
tengo la menor duda de que el problema lo vamos a tener, seguro; porque estoy
seguro de que con el ritmo de construcción de lecherías, de las secundarias, de
todo eso, con la elevación de la productividad, con la organización, se va a
levantar. Y si hoy aquí se ve que nos
pueden faltar 20 000, eso es seguro que nos van a faltar; porque cuando hace 15
meses sobraban 30 000, ¿quién iba a decir que ahora íbamos a estar preocupados
ya por la situación de las cabillas?
En cuanto al cemento, hemos tenido la suerte de que
entraron en producción las nuevas plantas.
Y vamos a disponer de un notable incremento, llegar a 1,7, 1,7 y medio
aproximadamente.
Se dice que nos van a sobrar 200 000 toneladas de
cemento este año. ¡Qué magnífica
cosa! ¡Qué tranquilidad pensar que
pueden sobrar 200 000 toneladas! Pero
algo más: que en 1973, con un consumo
de 2 100 000, podrían sobrar
también otras 200 000 toneladas de cemento en 1973. Eso permite entrar en 1974 con una esperanza
de sobrevivir ese año a la demanda de cemento, pero sin ninguna seguridad de
que a finales de ese año tengamos suficiente cemento.
De manera que nos amenaza ya algo que ha venido más
rápidamente de lo imaginable: la escasez
de cabillas para fines de 1973, la escasez de cemento para el segundo semestre
de 1974.
Esto nos obliga a ahorrar, a estudiar todas las formas
de ahorro de todos estos materiales, de cemento, de cabillas; a buscar
fórmulas. Pero estos, que son los dos
elementos fundamentales de la construcción, a su vez, en la perspectiva
ulterior, van a tener soluciones, porque se trabaja ya en todo lo relacionado
con el molino 250 que, por lo que se dijo ayer, nos va a ayudar a resolver
sobre todo las necesidades de cabillas más finas.
Con el molino 250 ya en perspectiva de inversión y con
esperanza de tenerlo para 1975 —industria donde podemos concentrar máximo
esfuerzo, como debemos hacerlo en todo, como se está haciendo en Tallapiedra—,
nos permitiría reducir al mínimo de tiempo la crisis de la cabilla.
Se discute con los rumanos una fábrica de cemento y
otra con los alemanes; una planta de 1 200 000 toneladas, con una producción
mucho más económica, una productividad incomparablemente mayor.
Pondremos nuevas plantas más productivas, pero no
pararemos uno solo de los chinchales productores de cemento de este país. La más pequeñita, la de Artemisa, es una
magnífica fábrica, y esperamos mantenerla indefinidamente produciendo
cemento. Las nuevas, nuevas capacidades
para satisfacer la demanda.
Pero es posible que logremos negociar dos
plantas. Con eso nos iríamos en cemento
ampliamente por delante, en el quinquenio de 1975 a 1980 por delante de las
necesidades. Y nos permitiría algunas
exportaciones. El cemento producido con
ese nivel de costo es perfectamente exportable.
De manera que no debemos temer tener algún excedente, a lo que hay que
temer es a quedarse atrás en estos dos elementos básicos del desarrollo que son
el cemento y el acero, industrias básicas para una actividad tan básica como es
la construcción.
Otro elemento que puede en un momento dado detener
este impulso ahora que hemos resuelto los recursos humanos, es la madera. Este año ha habido ahorro de madera. Se empezó incluso con algunas reservas de
madera: política del ahorro que fue
rigurosa, pero que nos permite asegurar que nada se va a parar por falta de
madera; es decir, de la madera de construcción.
A veces falta algún surtido de algún plywood, de alguno de esos tipos o
de algún grosor, pero en general la madera se ha ahorrado.
Pero tenemos que ahorrar en las construcciones la
madera. Por eso la ansiedad de introducir
el prefabricado, el piso prefabricado, la escalera prefabricada en las
microbrigadas. Elevamos productividad,
liberamos fuerzas; pero a la vez ahorramos madera.
De ahí la necesidad de buscar más ahorros en
madera. No tenemos esperanzas de aumentar
las disponibilidades de madera; eso sí que es difícil, pero sí podemos hacer
mucho con la que tenemos, pero mucho.
Vean ustedes cómo, por ejemplo, la distribución de
cerveza a granel ha ahorrado chapas, botellas, camiones, madera, toda esa
madera, embotelladoras, obreros. De la
misma manera —es un gran ahorro por ahí; mucha madera se dedica a ese tipo de
envases—, en la construcción podemos ahorrar mucha madera. Hay que buscar el problema de los moldes de
acero, los encofrados de acero.
En la brigada comunista habían traído algunas técnicas
de esas de Inglaterra. Hay que estudiar,
hacer los cálculos; porque será más factible adquirir algunos laminados en un
momento dado que elevar nuestras disponibilidades de madera. Pero estamos seguros de que podemos seguir
creciendo indefinidamente y emplear esta madera en muebles, en muebles. Hay que ahorrar madera de encofrados y de
todas estas cosas y de la construcción en general para emplearla en muebles. Este enorme plan de viviendas requiere el
aseguramiento de muebles detrás.
Entonces tenemos que seguir construyendo.
Vean ustedes que muchos de esos prefabricados ahorran
madera, vean ustedes el Girón, las lecherías, cuántas nuevas construcciones,
los principales impulsos los estamos haciendo con mínimo de madera.
Hay que estudiar, y deben centrar su atención los
compañeros de viviendas en todo aquello que pueda contribuir al ahorro de la
madera en las construcciones de viviendas, para disponer de muebles que poner
dentro de esas viviendas.
Se ha acudido también a los recursos humanos del
Ministerio del Interior para hacer mueblerías.
Se están haciendo mueblerías, pero ya empieza a chocar la barra lisa de
poco diámetro para la producción de muebles, ya nos está quitando como 10 000
de acero corrugado para las construcciones.
De manera que ya empiezan a chocar por allí.
Claro, pero es una solución muy buena, y tenemos que
mantener esa producción. De una manera o
de otra habrá que resolver, porque la cosa de los muebles es muy
importante. No hay solución de la
vivienda sin solución de muebles.
Y también vamos a acudir a los recursos sociales. Ya se ha hecho una mueblería en Alamar. Creemos que en tres o cuatro lugares más de
las microbrigadas de La Habana hay que hacer mueblerías; y creemos que en el
interior, en Santiago, en las ciudades más importantes, en Santa Clara, en
Camagüey, hay que pensar en seguir el ejemplo de Alamar, construir la nave de
mueblería, un desarrollo de mueblería con microbrigadas (APLAUSOS).
Y estudiaremos la forma, estudiaremos la forma de
equiparlas. No son muy caros los equipos
de esas mueblerías. En Alamar casi sin
querer, de paso, han hecho ya una de las mueblerías más grandes de La
Habana. Creemos que en las áreas más
grandes de microbrigadas debe seguirse el ejemplo de Alamar. Buscaremos y les daremos la madera para que
hagan sus planes de construcción de muebles.
De lo contrario, no habrá muebles. La Industria Ligera no tiene con qué
abastecer. Como tienen además 40
secundarias —cada secundaria lleva 4 000 muebles— y 60 secundarias y 100
secundarias y las primarias y los hospitales...
Todo eso lleva muebles. Ya no son
muebles de oficina, no son muebles de ministerios; son muebles de escuelas, de
hospitales, de necesidades de esa índole.
Luego, hay que resolver socialmente los muebles: la misma vía que para la vivienda.
Aprovecho la ocasión para señalarles aquí a los
responsables de las provincias estas ideas y recalcarlas e insistir que es
imprescindible buscar esas soluciones.
Ya tenemos tres elementos: cabilla, cemento, madera, que por distintas
vías vamos a incrementar y vamos a ahorrar.
Están los problemas de piedra y arena. Al ritmo que ya llevan las construcciones, y
todavía no tenemos Los Guaos andando, y los vamos a tener —una enorme cantera—;
"Nieves Morejón" ya estará en los próximos
meses produciendo; Arriete, se impulsan las
construcciones, se siguen instalando todos los molinos existentes.
Se ha impulsado la producción de materiales en
general, ha surgido la solución de los bloques también, se ha adquirido en 50
000 dólares una planta de la cual hablábamos ayer. La Industria Básica ha producido 20
maquinitas de hacer bloques, y está produciendo 20 más, y las ha producido
rápidamente, y adaptables también a la fórmula social de la microbrigada.
Creemos que estos elementos de piedra y arena los
vamos a disponer. Están los problemas
relacionados con los pisos. Ya quedó
demostrado en la asamblea de la industria que la productividad en baldosas,
para elementos de piso, es diez veces superior a la de mosaicos. Mosaicos es uno de los déficit. Tenemos que prepararnos en las viviendas a
tener la falta de los mosaicos, y habrá que ponerlos luego, mosaicos y
baldosas.
Se ha adquirido la planta de que hablábamos
anteriormente, pero se calcula que para una producción de 5 millones de metros
cuadrados, que serán las necesidades de 1975, unos 300 ó 400 obreros bastarían
para producirlas, mientras que a base de mosaicos necesitaríamos de 3 000
a 4 000 obreros para producir los
mosaicos que satisfagan las necesidades de 1975.
Está clarísimo también, en este instante, que la
baldosa parece ser la solución en la producción de elemento, y además la
solución mejor y más bella en la instalación de esos pisos.
Se van estudiando todos esos cuellos de botella. Se estudia una solución con el plástico para
el famosísimo problema de las tuberías sanitarias, que es también uno de los
limitantes serios en los que se está trabajando duramente.
Pero en todos los elementos principales se trabaja duro,
para ir eliminando los cuellos de botella.
Si han aparecido los recursos humanos, tenemos que arreglárnoslas para
eliminar los obstáculos de orden objetivo y material, buscar las soluciones más
económicas, más adecuadas, más inteligentes, a cada uno de esos problemas.
En cuanto a los equipos, los tenemos abundantes,
capacidades de reserva en la explotación de esos equipos. Es verdad que tenemos serios problemas con
las piezas de repuesto, no fácilmente solubles, pero que nos obliga más a
ahorrar, a un mejor mantenimiento, a un ahorro de piezas de repuesto, a un
mayor cuidado de los equipos.
Se ha logrado ir venciendo el obstáculo, convirtiendo
camiones en camiones de volteo. El país
ha invertido grandes recursos, se dispone de esos medios, se tienen algunas
reservas. En este momento se disponen
los medios prácticamente para la organización de todas las brigadas de este
año. De manera que mantendremos el
ritmo.
Nos queda el recurso de la elevación de la
productividad por brigadas y por máquinas, que está a favor del desarrollo de
las construcciones.
Se plantearon muy serios problemas con relación al
transporte en general de elementos. La
reapertura o la reactivación del antiguo taller de la CEM, que ha producido 300
rastras, ha permitido enfrentar el problema que había surgido en las
construcciones con motivo de dos centralizaciones: centralización de talleres, que dejó a toda
la construcción sin talleres; centralización de transporte, que dejó a todas las
construcciones sin medios propios de transporte, con todas las consecuencias de
toda índole. Perdió los transportes, los
talleres, los choferes. Ha tenido que
irse reconstruyendo todo: talleres,
choferes, transporte. Se reactivó la
CEM. Se han producido 100 TLM-12. Lamentablemente, solo se han podido utilizar
54. ¿Razón? Están en los muelles de Inglaterra,
esperando, las cuñas tractoras, las 46 restantes, a que lleguen. Llevan meses allí, problemas de transporte,
circunstancias que surgieron. De manera
que el enorme esfuerzo de terminar esas rastras... Y nos han faltado 46 ahora, en pleno período
de seca, y cuando hay necesidades reales, que se expresaron aquí, porque es
cierto que se nota que hay escaseces serias de transporte de áridos y de otros
materiales en las provincias, y por cierto en la provincia de Oriente. Pero están al llegar. Se han ido asignando las que han llegado a
las distintas provincias.
Pero además de esas 46 rastras TLM-12, que se
incorporarán, se incorporarán 100 más este año, que se están construyendo. De manera que tendremos 200 rastras
construidas aquí. Se traen las cuñas y
por supuesto los elementos, para construirlas.
Por eso decimos que si se resuelven las rastras TLM-12, ¿por qué no
resolver las grúas Pórtico de la industria?
Hay soluciones y puede haberlas.
Se han también resuelto rastras para la transportación
de cabillas, bloques, y se ha estado buscando distintas soluciones. Y esperamos que se pueda, de todas
maneras.
Han ideado ustedes soluciones como la de las carretas
y los tractores para llevar los paneles.
Cuando surge la necesidad, también surgen las soluciones, y hay que
acudir a todos esos recursos.
Hay también en el transporte un problema importante a
señalar, que es la tardanza en la carga o en la descarga, que está
comprometiendo muchas de las casillas del Ministerio de Transportes. Así ocurre en Nuevitas y ocurre en otros
lugares, limitando las capacidades de transportación, que son bastante
críticas.
Es decir que hay un recurso mediante el cual nosotros
podemos aumentar las transportaciones, y es sencillamente reduciendo los días
que están esperando la carga o la descarga las casillas de ferrocarril. Hay que buscarle soluciones a ese
problema.
Así que los elementos principales para la construcción
los tenemos, los equipos los tenemos; los recursos humanos van apareciendo, en
cantidades —repito— ilimitadas, por los factores señalados anteriormente.
La actividad constructiva se lleva, como ustedes
saben, no solo en el campo de la DESA, sino en las construcciones agropecuarias: presas, sistema de drenaje, de riego,
caminos, carreteras, autopistas. Están
también las construcciones industriales, que han adquirido auge e impulso en
los últimos tiempos. Está también la
Industria de Materiales de la Construcción, que debe responder a la enorme
demanda, y que a nuestro juicio ha mejorado también notablemente en su
trabajo.
En este momento el país es todo un vivero de
actividades en este campo, que son fundamentales para el desarrollo. Se está construyendo un gran número de carreteras,
caminos, socioeconómicos. Hay más de 150
brigadas de caminos. Se está
construyendo ya la Autopista Central, autopista que tiene suficientes
perspectivas para satisfacer las necesidades futuras del país. Se está trabajando ya a la entrada de Santiago
de Cuba; se está trabajando ya en Santa Clara, en dirección a La Habana, de La
Habana en dirección a Santa Clara; se hacen los mayores esfuerzos por optimizar
el empleo de esos equipos y avanzar, para ya comunicar la autopista, la región
central con la región occidental del país.
Se avanza en la Autopista hacia Pinar del Río, que
ahora ha estado construyendo, además, presas, pero después construirá solo la
Autopista para concretarse bien en ese trabajo y elevar la eficiencia.
Se termina este año la presa del Zaza, de 1 000
millones de metros cúbicos, 1 060 millones aproximadamente de metros cúbicos de
agua de capacidad. Se termina la presa
de Alacranes. Se eleva a 200 millones la
presa de Jimaguayú, de 50 a 200. Se
eleva de 50 millones a 104 millones la presa de la Juventud en Pinar del
Río. Se cierra la presa Pedregal. Se avanza en la presa de Bueycito con una
brigada nueva que está empezando, y esperamos que trabaje mucho mejor de lo que
trabajaron las brigadas de presas de Oriente —que fueron en general una
catástrofe—, con las cuales se está luchando para reintegrarlas, reparar los
equipos y hacerlas que trabajen de manera eficiente. La de La Yaya, de Guantánamo, las de Nipe y
de Mayarí, la de Leonero. En fin, hay
cinco brigadas grandes de presas en la provincia de Oriente.
En algunos lugares se libra una verdadera batalla
campal —puede decirse— por terminar determinadas obras.
Tenemos, por ejemplo, la región del Zaza. Allí está teniendo lugar... ¡Aquello es un infierno en este momento! La presa de 1 000 millones cerrándose. La fábrica de leche "Nestlé” y otras
industrias allí trasladándose. Una
brigada industrial haciendo gigantescos esfuerzos, que el día 15 ya empieza a
sacar las máquinas.
Los compañeros de la Industria Alimenticia se
esforzaron y sobrecumplieron los planes de producción de leche condensada y
otros artículos para poder parar esa fábrica y mudarla. Se muda para instalaciones nuevas, con
posibilidades de eventuales ampliaciones.
Por otro lado, unas 800 vivienda, en el vaso de
aquella presa, la construcción de las viviendas que genera el cierre de la
presa, actividad en la que, por cierto, hay atraso, por responsabilidad de la
provincia, y muy especialmente de la región de Sancti Spíritus.
Tenemos, la situación del canal. Allí se está librando un esfuerzo de verdad
que, a nuestro juicio, caracteriza la batalla de estos momentos: la lucha de tendencias y de corrientes entre
las corrientes conservadoras y las corrientes progresivas, entre los que optan
o pueden optar o aconsejar retroceder y entre los que optan y aconsejan
avanzar.
Sabemos las necesidades que tenemos de arroz. Hemos sido testigos de cómo aun la presa
Lebrije de 100 millones de metros cúbicos en época de sequía no fue capaz de
abastecer ni mucho menos de agua las grandes arroceras de Sancti Spíritus donde
hay posibilidad de sembrar de 2 500 a 3 000 caballerías físicas de arroz, que
pueden parte de ellas doblarse; unas 5
000 caballerías de arroz, grandes recursos invertidos allí en caminos, en las
arroceras, en los diques, en los sistemas de riego.
Una presa con proyecto. La necesidad del país de terminar esa presa,
que se paró en 1970 —porque en 1970 se tuvo que dedicar todos los medios a
caminos y a aseguramiento de la zafra de 1970.
Es decir, no se trabajó, no pudo hacerse en 1971 y se hizo el esfuerzo
para cerrar esa presa en 1972. Y se
enviaron los medios y se amplió la brigada "Máximo Gómez" que trabaja
en aquella presa, que había hecho la presa Lebrije. Y surgieron las tendencias, que la obra era
muy grande, que por qué no se terminaba en 1973, que las obras inducidas de
canal eran más grandes que la presa.
Nosotros sostuvimos el criterio que no, que no se debía posponer el
cierre de esa presa, que había que trabajar en el cierre de esa presa, aunque
tal vez algunos no creían que era posible.
Que había que afrontar de alguna otra forma la solución de los problemas
del canal, pero sin dejar de cerrar la presa en 1972. Pero no se trataba de cerrar la presa —cerrar
la presa no era solo un objetivo—, sino llevar el agua en esta primavera, y ya
para las cosechas de frío a las arroceras de Sancti Spíritus. Y se emprendió la tarea de la construcción
del canal. Pero ya no era solo la presa
y el canal: eran las fábricas que había
que retirar. Y entonces los
criterios: qué se hacía, que los gastos
que había que hacer en importaciones como consecuencia... Se planteó:
no. La industria que eleve la
producción de leche en esa planta y en las demás y haga una reserva. Por esa vía se resolvió el problema. La brigada industrial empezó a trasladar
aquello.
Había que construir las viviendas. Hay atraso real en las viviendas. Pero nosotros les hemos planteado a los
compañeros de la provincia y de la región:
vayan preparando todos los hoteles, los moteles y los albergues de la
provincia de Santa Clara, porque el día 30 de abril está cerrada esa presa, y
no se abre más nunca. Desde que se
cierre, está cerrada (APLAUSOS) .
Hay atrasos.
Eso engendró la necesidad de que solicitaran traslado de dos brigadas de
pueblos, del Escambray una para el Zaza y otra para Alacranes. No nos gustan esos remedialismos. Aceptamos por un mes. Después vinieron posposiciones, proposición
de posposiciones, que es un método muy socorrido aquí, de pedir para un mes y
después tres meses. Nosotros, de muy
mala gana, aceptamos eso. Pero ya les
estamos exigiendo que regresen al Escambray.
Determinados recursos para otros trabajos se han
enviado allí a fin de que hagan los movimientos de tierra. Pero el problema allí no es de equipos: es de recursos humanos para la solución del
problema. Y, desde luego, después de la
lucha que se está librando, no abrir aquella presa; dejar de recoger las aguas,
porque los que tenían que resolver el problema de la vivienda se hayan
atrasado, se hayan tomado el lujo de atrasarse en la cuestión relacionada con
la vivienda. Les estamos exigiendo que
aceleren la construcción, que esa es una de las tareas además de la secundaria
que tienen en la provincia de Las Villas.
Así que la presa se cierra.
Pero, además, surgen problemas: que faltan 200 carpinteros y albañiles que a
tiempo no se enviaron allí. No hay 200
carpinteros y albañiles. ¿Será posible
que se pierda la batalla del Zaza por 200 carpinteros y albañiles? A pedir ayuda a la reserva de reclusos, a
pedir ayuda a los compañeros del Ministerio del Interior, que movilicen los
hombres necesarios para que los trabajos de obra de la fábrica se hagan. Y se movilizaron los hombres. De nuevo unos días después del problema del
canal es que además había que mover 700 000 metros cúbicos de tierra. Dijeron 600 000, después 800 000. Pero además los medios de la presa están
comprometidos elevando la cortina a razón de 22 000 metros cúbicos de tierra,
cantidad que tienen que elevar. Los
camiones están parte trabajando en el canal, parte elevando la cortina, las
mototraíllas, otros están llevando la piedra, la arena, los áridos en general,
el rajón, los materiales para el batching-plant, para el otro batching-plant.
¡Nuevo batching-plant en el área del canal por la
cantidad de hormigones! Pues la última
amenaza a la batalla del Zaza fue los medios, fue la cuestión del movimiento de
tierra.
De nuevo la brigada de movimiento de tierra para
ferrocarril —que comenzará a funcionar en mayo, pero los medios están ahí— se
organiza, se manda para allá al efecto de que mueva los 700 000 metros cúbicos
de tierra antes de los primeros días de mayo.
En el Zaza se está librando una verdadera batalla por hacer aquella
obra, por terminarla, en el tiempo en que podíamos terminarla. Se están poniendo allí a prueba todas las
fuerzas. Pero es una verdadera lucha
entre criterios conservadores, moderados.
Nosotros no pertenecemos —y lo decimos con toda franqueza— a los
criterios conservadores ni moderados. No
nos sentimos felices cuando nos quitamos un esfuerzo de arriba para posponer la
tarea un año y otro año más.
En nuestro país hay muchas necesidades. Nuestras decisiones influyen en la vida de
millones de personas que esperan tener un poco más de leche, y si lo tienen los
muchachos de uno a siete, hay muchas familias que ven con gran tristeza cómo
cuando cumplen siete años se quedan sin leche, y a esperar entonces que haya
leche para que los de 7 a 11 ó 12 tengan leche.
Nos esforzamos por construir secundarias y primarias, ¿y qué muchachos
vamos a mandar allí? ¿Más
raquíticos? ¿Peor alimentados? ¿Acaso tenemos derecho a esperar a hacer una
brigada menos de lechería, a dejar de ordeñar una vaca? No. No
tenemos derecho. Millones de personas dependen
de nosotros (APLAUSOS). Millones de
personas esperan por las viviendas. En
algunas provincias, como Oriente, se gradúan más de 20 000 de secundaria por
año, y sabemos que hay miles de muchachos en Oriente que no han podido seguir
la secundaria por falta de instalaciones.
Pero además están las necesidades del país económicas, agrícolas. La única posibilidad además de tener aquí
plantaciones de cítricos, de café, de vegetales, están en esos muchachos
precisamente. Eso está demostrado en la
práctica. Ni el herbicida lo sustituye,
porque hemos visto el herbicida convertirse en el invento diabólico que
destruye las plantas por el mal uso, destruye las cortinas rompevientos por el
mal empleo. En cambio, vayan a una
escuela de esas, vayan a Ceiba Uno: 26
caballerías sembradas, no hay una sola mata que no esté limpia, no hay una sola
mata que no esté pintada, no hay una sola mata que no esté podada, no hay una
sola mata que no esté allí protegida también de la bibijagua. Da gusto ver aquellas plantaciones. Se va allí, y cuando usted discute con los
muchachos, bromea con ellos, y les dice:
bueno, es que ustedes todavía cuestan, no han producido nada, de aquí a
que produzcan la primera naranja... Y
dicen: no, no, sí hemos producido,
porque acabamos de cultivar 15 caballerías de frijoles. Entonces nos acordamos que habían producido
más de 1 000 quintales de frijoles para el plan de microbrigadas, de mejorar
los abastecimientos de los obreros que están trabajando en las microbrigadas
(APLAUSOS).
Hay que ver que es la única posibilidad en nuestra
situación de fuerza de trabajo de atender todas esas plantaciones. Esas escuelas producirán valores económicos
superiores a lo que significa una zafra de 10 millones de toneladas.
Si nosotros hacemos las 1 000 escuelas de aquí a 1980,
tendremos la fuerza para producir más de 1 000 millones de pesos con esa
fuerza, saludable, entusiasta. En esa
escuela se está luchando por una promoción del 90% ya. Hablar de promociones del 90% en una
secundaria aquí parecía increíble. De
esas escuelas están surgiendo los maestros.
He aquí un magnífico ejemplo.
Creíamos que de los maestros saldrían las escuelas, de los profesores
saldrían las escuelas, y es a la inversa:
de las escuelas saldrán los profesores.
Parecía insoluble el problema: ¿Si tenemos un déficit enorme de maestros
primarios, cómo resolver los de secundaria?
Y en las dos primeras escuelas se pidieron aquellos que quisieran
ingresar como profesores.
Resultado: de 70 a 80, y de los
más inteligentes. ¡Y qué profesores
esos, que vivieron allí, que sintieron amor por aquella escuela, que la
apreciaron, que sintieron el deseo de ser un día maestros allí donde hoy son
alumnos! Y allí mismo van a seguir
estudiando como maestros mediante el procedimiento de sacar la universidad y
universalizarla, convertir los centros de trabajo en estudios superiores. Darán clases un número de horas los graduados
del 10mo grado y realizarán a través de los planes de cursos dirigidos o cursos
realizados por los profesores universitarios los estudios que les corresponden
para titularse como maestros.
Si hacíamos 1 000 escuelas con capacidad de medio
millón de estudiantes el problema era de dónde sacábamos los 40 000 maestros, y
de ese movimiento, de las escuelas, saldrán los 40 000 maestros, que parecía lo
más imposible.
No fue de las universidades, no fue de los institutos
pedagógicos ni de los centros de formación de maestros, que habría parecido el
camino lógico, el camino natural.
Pero ni lo natural ni lo que parecía lógico era
realmente el camino. Fue el camino a la
inversa, el camino que no podíamos siquiera imaginarnos: las mismas escuelas produciendo los
profesores de esas escuelas. Pero
profesores que pueden haber sido alumnos, que habrán trabajado, que acumularán
todas las experiencias año por año de esas escuelas, porque en cada escuela de
esas, igual que en cada brigada, se acumularán los conocimientos, la
experiencia, la técnica, la conciencia.
Eso está claro.
¿Qué instituciones tendremos, qué será esa muchedumbre
de jóvenes, esa muchedumbre de profesores jóvenes también salidos de ese
ambiente? ¿Qué serán esos lugares cuando
estén sembrados de escuelas por todas partes?
¿Qué será Jagüey, con 60, 70 u 80 escuelas de esa índole? ¿Qué será un congreso de maestros de esas
escuelas secundarias?, y hablamos nada más de las secundarias. ¿Qué serán los congresos de los maestros de
las escuelas primarias y de los institutos tecnológicos que construiremos al
lado de las fábricas? ¿Y de los
preuniversitarios que construiremos en el campo o en las ciudades o en los
centros de trabajo, que está por definir?
¿Qué serán las universidades que se nutran de esa enorme masa?
Son perspectivas que tenemos delante. ¿Tenemos acaso derecho a esperar? ¿Si concebimos la posibilidad, si existe,
tenemos derecho a tomarnos con calma los problemas? Necesitamos más alimentos, más arroz, para
mejorar la dieta, o para ahorrar divisas, o para disponer de más tejidos y
aumentar el nivel de tela de la población.
¿Tenemos derecho a esperar?
¿Tenemos derecho a esperar hacer un hospital que puede salvar una vida,
a construir una presa que puede ayudarnos a combatir la escasez, y la sequía, a
construir un camino que comunique a las regiones del país, a construir los
pueblos, que permitirá resolver los problemas de despoblación de los campos,
campos de condiciones de vida duras, olvidados, abandonados durante
siglos? ¿Quién querrá ir a trabajar y a
vivir en un barracón de Camagüey? Y
tendremos que estar toda la vida mandando obreros de La Habana hacia Camagüey,
y movilizando columnas y afrontando todos esos problemas. ¿Tenemos derecho a esperar? No tenemos derecho a esperar. No tenemos derecho a hacer para 1973 o para
1974 lo que podemos hacer en 1972 (APLAUSOS).
Por principio, no debemos buscar lo más cómodo y lo
más fácil. \ Por principio, no debemos
retroceder, no debemos aprender a retroceder en ninguna lucha, en ningún
esfuerzo, en ninguna batalla.
Nosotros creemos que el hombre tiene una medida que se
da a sí mismo. Si nosotros mismos nos
disminuimos, si nuestras posibilidades las reducimos, las tareas que nos
impondremos serán siempre pequeñas.
En la medida que nosotros nos hemos puesto a nosotros
mismos, en la medida en que el hombre sea capaz de dimensionarse, de crecerse,
de considerarse de un valor mayor, de una capacidad mayor, de una voluntad
mayor, de un tesón mayor, la tarea que se impondrá será más grande
(APLAUSOS).
¿Cuáles son los parámetros con los cuales nos
medimos? Son parámetros inventados por
nosotros mismos; muchas veces parámetros acomodados; muchas veces parámetros
miserables y raquíticos. ¡Hay que elevar
la medida con que los hombres se miden a sí mismos! (APLAUSOS) Y entonces muchas cosas serán
posibles. Y las cosas posibles no
obedecen al capricho de nadie: obedecen
a la necesidad humana, obedecen al dolor, a la pobreza, a la miseria: obedecen a la necesidad de darle un sentido a
la vida de todos, mejores condiciones en todos los órdenes a la vida de
todos.
Ahora, ¿quién de ustedes no experimenta una
satisfacción por la obra que realiza?
¿Cuál de los obreros de cualquiera de esas brigadas no se siente
orgulloso de decir: nosotros construimos
Ceiba Uno, Ceiba Dos, o la instalación tal, o la escuela de monitores, o la
escuela de maestros, o la carretera tal o el hospital tal? ¿Qué obreros de esos que construyen el
edificio para su familia no se siente orgulloso de verlo crecer ladrillo tras
ladrillo? ¿Qué obrero de una brigada
industrial no siente el orgullo de ver la fábrica que está haciendo, o la
lechería que se construye por aquella brigada de construcción de lecherías, o
la escuela primaria, todo ese cambio maravilloso, fabuloso, no soñado en otros
tiempos, no soñado prácticamente nunca, que está revolucionando toda la vida, y
creando, acumulando riquezas, riquezas humanas y riquezas materiales, riquezas
sociales para el pueblo en el futuro, señalando un camino, buscando soluciones
para otros pueblos, para que otros pueblos un día puedan también llevarla a
cabo? ¿Por qué tenemos que conformarnos
con metas raquíticas? ¿Por qué tenemos
que conformarnos con esfuerzos miserables?
¿Por qué tenemos que conformarnos con la chapucería? ¿Por qué tenemos que estar viviendo todavía
en aquella vieja idea en que se veía a sí mismo el pueblo con cierto desprecio,
con menosprecio: que si no trabaja, que
si es desorganizado, que si es esto, que si es lo otro?
¿Por qué no erradicamos definitivamente esa
mentalidad, esa cultura, y creamos hábitos —porque en un pueblo se pueden crear
los hábitos— nuevos, mejores, combatiendo los viejos, combatiendo los hábitos
negativos?
Es por eso que hay que exigir, es por eso que no
tenemos por qué ser tolerantes con las cosas que estén mal hechas. En definitiva toda la exigencia, toda la
disciplina, se hace en bien del pueblo.
Nosotros hemos criticado más duramente a la provincia
de Oriente porque nos duelen los atrasos de la provincia de Oriente. Nos duele que en esa provincia, con los
enormes recursos humanos que dispone, la que más recursos humanos va a tener en
los años venideros, haya que estar haciendo la presión con los trabajadores de
Oriente para que tengan más brigadas de estas, para que construyan más, para
que tengan más escuelas primarias, secundarias, carreteras, presas; para que
tengan más industrias, para que tengan más de todo.
Hay que ver esa misma industria de plástico que se
puso, cuánto ha ahorrado en transporte, cuánto ha asegurado los problemas de
los abastecimientos allí.
Entonces es la lucha con una provincia para que se
desarrolle. No es ni mucho menos
subestimar, menospreciar. ¡Es
exigirle! Los datos dan derecho a
exigirle a la provincia por la productividad por hombre, por los atrasos. No dudamos que harán el esfuerzo
(APLAUSOS).
Nosotros hemos tratado duramente al compañero
responsable de la DESA en Oriente, el compañero Cabrera. No tenemos ninguna animadversión con el
compañero Cabrera ni con nadie. Al
contrario, tenemos en alta estima el trabajo del compañero Cabrera y las
cualidades del compañero Cabrera (APLAUSOS).
Pero prácticamente no lo hemos dejado hablar. Hemos aprovechado todas y cada una de las
palabras, en cualquier sentido, para remachar sobre los problemas de la
provincia en el interés de que los orientales tomen conciencia de ese problema,
en el interés de que se llenen de amor propio, que se llenen de vergüenza, que
se llenen de orgullo, y eso lo empleen en el trabajo en los tiempos futuros
(APLAUSOS PROLONGADOS).
Es el mayor deseo de todos nosotros brindarle a esa
provincia la mayor ayuda. Pero la ayuda
necesita un estímulo: que es el esfuerzo
que hagan, la calidad del trabajo que hagan, aquellos que van a recibir,
digamos, esa ayuda o esa cooperación, ese esfuerzo.
Hay un espíritu nuevo en los constructores. Eso se va revelando en esta asamblea. Se eleva la consideración social de los
constructores, el prestigio de los constructores. Ya muchos jóvenes, muchos obreros,
dirigentes, quieren participar en construir una secundaria, algo, lo otro. Están descubriendo las maravillas que
encierra la posibilidad de crear, las maravillas que encierra la posibilidad de
construir de manera objetiva y concreta con el desarrollo. Se dignifica este trabajo. Muchas veces es visto, anteriormente, en
parte por la opinión, como el trabajo menospreciable, el trabajo a dónde iban
aquellos que no tenían otro remedio. Se
dignifica el trabajo. Y los
constructores tienen que luchar más que nadie para que cada vez se eleve más
ante la conciencia y la opinión de la nación el papel, la valoración que se
haga de su esfuerzo y de su trabajo.
No tenemos duda que al llenar el país —como lo van a
llenar ustedes los constructores, constructores profesionales, brigadas
profesionales, microbrigadas obreras, voluntarios—, al llenar el país como lo
van a llenar de edificios, de escuelas, de instalaciones, de industrias, de
caminos, de carreteras, se dignificará cada vez más por año ese papel.
Ustedes están enfrascados en esa gran batalla que es
de todos los días. No es una lucha
teórica: es una lucha real y práctica,
todos los días.
Ustedes han tenido oportunidad de ver ya cómo se puede
avanzar. Y se ven los frutos de esos
avances en el trabajo material y en el trabajo intelectual.
Podemos decir que todos nos llevamos una gran
impresión de esta asamblea. Ya se reveló
un espíritu especial, un nivel muy superior; ya se revelaron también los
niveles técnicos que se han ido alcanzando.
Nosotros queremos aprovechar la ocasión especialmente
para felicitar a los técnicos de la construcción, a los arquitectos, a los
ingenieros, a los planificadores, a los economistas (APLAUSOS); felicitar a los
que concibieron y desarrollaron proyectos de las obras que se vieron aquí y
otras que no se vieron, como las obras del Parque "Lenin", lo del
restaurante "Las Ruinas", las obras del estadio, todas esas
instalaciones que se están construyendo hoy; a los que han desarrollado
programas de prefabricado, los que han hecho proyectos de edificios, de
escuelas. Hay que ver el Girón: qué magnífico aporte al desarrollo del país,
qué magnífico trabajo, que ha permitido aplicarse a otro tipo de construcciones
y escuelas. Ahí tenemos un ejemplo bien
concreto. A los que trabajaron en las
concepciones de la industria "Sandino”, a los que han trabajado en los
proyectos de los moldes deslizantes, a los que han trabajado en todos esos
sistemas de las obras varias, de las lecherías.
En realidad ya se ve la obra. Cómo se han superado ampliamente. Cómo han elevado también ellos su
esfuerzo. Los frutos del trabajo intelectual. Cómo participan de cerca con las
construcciones, cómo se responsabilizan no solo con los proyectos sino con la
ejecución de las obras.
Nosotros creemos que los arquitectos, los ingenieros,
los proyectistas, todos los trabajadores de la construcción, tienen en este
momento un gran camino, una oportunidad excepcional de ver realizados sus
conocimientos, sus esfuerzos, de ver convertirse en realidad todo un
revolucionario programa de construcción como nunca se hizo en nuestro país —ni
soñarlo—, como posiblemente muy pocos países lo puedan hacer.
Nosotros estamos seguros de que en algunos de estos
campos hemos encontrado soluciones magníficas, revolucionarias, a los problemas
de la educación, de la juventud; a la solución de los problemas escolares, a la
solución de los problemas de viviendas:
fórmulas superiores.
Ya no será el hombre enajenado que construya algo con
lo cual no tiene que ver: recibe un
salario y se olvidó de la escuela que construyó o de la casa que hizo, quien la
viva si la cuida o la destruye. Hoy los
constructores son los que van a vivir allí.
Se sentirán eternamente vinculados a esa casa, efectivamente,
sentimentalmente; ellos y sus familiares.
Las masas participando directamente en la solución de esos problemas se
sentirán, verán en ese esfuerzo, en esas obras, parte de su propia vida, de su
espíritu, de su inteligencia. ¡Será la
obra que los haga perdurar en las generaciones venideras!
Nuestros proyectistas están trabajando hoy por muchos
años, para decenas de años, ¡quién sabe para cuántos años!, y para formar una
nueva generación de técnicos de la construcción, que ahora se forman no en el
aula, sino allí al pie de la obra, como ingeniero, como arquitecto; trabajando
allí, junto a los obreros, asimilando el espíritu de los obreros, asimilando
las enseñanzas del trabajo, asimilando las experiencias de la vida. Igual que nuestros médicos se forman en los
hospitales aprendiendo todos los días de la realidad.
Nosotros queremos —repetimos— aprovechar esta ocasión
para expresarles nuestro reconocimiento y la satisfacción de todos nosotros por
el magnífico y ejemplar trabajo que han desarrollado esos técnicos, y
exhortarlos a que sigan por ese camino en la seguridad de que todas estas obras
que están concibiendo se verán convertidas un día en realidad. De que hay un enorme campo que va a ocupar la
vida de todos ellos en los próximos 10, 20, 30 años; y si alguno va a vivir
tantos años como el tornero mecánico, pues 50 ó 60 años realizando obras de
este tipo.
Nos hemos impresionado de ver las escuelas, las edificaciones,
lo que se está haciendo. Y sin embargo,
todos sabemos que estamos sencillamente empezando. Cuando nos volvamos a reunir dentro de un
año, o dentro de dos, no sé cómo nos las arreglaremos para tener una idea de
las obras realizadas y realizándose.
Ya casi se cansa la vista viendo las diapositivas de
secundarias: tal, tal, tal, tal. Ya hay que verlas por series y subseries en la forma que se desarrollan; cada vez más
bonitas, con sus modificaciones, con todo eso.
La película nos mostró algo, pero sobre todo nos ha
dado una idea: creo que los compañeros
que trabajaron para exhibir ante el país, para estimular al país, para buscar
la cooperación del país, deben hacer una película y tal vez un volumen: el volumen con todas las obras que se están
haciendo: lecherías, escuelas, para el
26 de Julio, y hacer una película en colores que recoja todas las obras
principales (APLAUSOS) de todas las ramas de la construcción: el DESA, el DAP, incluida la industria de la
Construcción; todas las presas, la presa del Zaza, los canales. Creemos que una película de todo eso puede
ser realmente estimulante.
Todos los que vimos la película nos impresionó ya la
visión de conjunto de todo. Aun nosotros
mismos, que estamos participando de esos planes, que sabemos dónde se están
construyendo, recibimos una impresión agradable. Creemos que una película bien hecha,
recogiendo todo: el esfuerzo, las obras,
los talleres, las industrias, todo, va a ser muy estimulante para los obreros
de la construcción, y va a ser muy estimulante para todo el país.
Por eso le sugerimos al grupo que trabajó en eso que
coordine dentro del sector para hacer también para el 26 de Julio una película
que recoja todo el esfuerzo que actualmente están haciendo los trabajadores de
la construcción.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)