DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA Y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO
CELEBRADO CON MOTIVO DE LA TERMINACION DEL MONTAJE DE UNA UNIDAD EN TALLAPIEDRA
DE LA EMPRESA ELECTRICA, EL 23 DE JULIO DE 1972.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros
embajadores y representantes de la República Socialista de Checoslovaquia, de
la República Democrática Alemana y de Bulgaria;
Compañeros
técnicos de esos países;
Compañeros
trabajadores de Construcción y Montaje Industrial, del DESA, de la Empresa
Eléctrica;
Compañeros de
los Comités de Defensa de la Revolución:
Experimentamos en el día de hoy todos la gran satisfacción
de ver cumplida una meta, un objetivo, que es la virtual terminación en el
período de tiempo que se había planteado, aun antes del tiempo planteado, del
montaje de esta unidad de 60 000 kilowatts de capacidad en Tallapiedra.
Como se explicó aquí, para cumplir esta obra había que
vencer grandes dificultades de todo tipo, incluido los suministros pendientes o
los componentes de esta industria que se habían empleado en otros montajes, la
clasificación de todos los equipos, la precisión de cuáles faltaban, las
gestiones de carácter exterior que se hicieron con el gobierno de
Checoslovaquia, con las instituciones políticas y sociales de Checoslovaquia y
con los propios trabajadores de la fábrica donde se producen estos elementos,
para citar algunos de esos obstáculos. Y
sin embargo, gracias a la voluntad, al tesón, a la cooperación extraordinaria
de todos los factores que tenían que ver con esta obra y al enorme entusiasmo
de los obreros y de los Comités de Defensa de la Revolución se ha podido
cumplir.
Esta unidad entrará en línea alrededor del 28 de
septiembre, puesto que después que se termina una obra siempre quedan algunos
detalles, una vez hecho lo esencial, entre ellos las pruebas de los equipos
antes de ponerla en marcha. Por lo
tanto, ya dentro de dos meses aproximadamente podemos estar contando con la
energía que genere esta planta. Pero,
dada nuestras necesidades en la industria eléctrica, todavía no resuelve el
problema. Es una mejora.
Ustedes habrán observado que este año ya en los meses de
junio, julio y agosto la situación fue mucho menos crítica que el pasado
año. Ello en gran parte debido a la
mayor eficiencia de las plantas instaladas, al programa de mantenimiento, a la
puesta en marcha de algunas unidades como una unidad de esta misma industria en
Tallapiedra que estaba el año pasado en reparación.
Al llegar a los meses de invierno tenemos un consumo
mucho mayor de electricidad. De manera
que aunque pongamos el 28 de septiembre esta unidad en línea todavía seguiremos
teniendo problemas con la electricidad.
Hay además las circunstancias de las tareas de mantenimiento, las
circunstancias de que algunas de las unidades en línea no son muy nuevas, y con
relación a ellas —como esta misma unidad, que estuvo parada bastante tiempo—
había serios problemas tecnológicos, que con grandes esfuerzos se han ido
resolviendo. Porque uno no tiene la
seguridad en qué instante algunas de esas plantas en línea da
un dolor de cabeza. Por lo tanto,
sabemos que nos esperan dificultades todavía.
Se construye la otra unidad de Regla, también de la
misma capacidad, y se espera que ya el próximo año tengamos en línea también la
otra unidad de Regla. Habrá que resolver
con relación a ella dificultades también de partes de los equipos pendientes,
sobre todo teniendo en cuenta que algunos de los de aquella propia unidad se
emplearon aquí para poder tener esta en línea.
Y habrá que seguir trabajando arduamente en las gestiones en
Checoslovaquia y con los obreros y recabando su cooperación para resolver, con la
mayor prontitud, la terminación y la puesta en marcha de la otra unidad. Y cuando lo hayamos logrado, y aun siguiendo
en las mejores condiciones posibles el mantenimiento y los trabajos de
mantenimiento —que no se deben volver a descuidar más—, todavía no tendríamos
asegurada toda la electricidad, y seguiríamos con los gastos grandes de
invierno, los incrementos de consumo y, aparte de eso, los riesgos de las
unidades que tienen menos eficiencia o de las unidades que pueden tener
interrupciones.
Pero ya este mismo año se comenzará a trabajar en
Mariel para montar la primera unidad de 100 000 kilowatts, e inmediatamente
detrás una segunda y una tercera de 100 000 kilowatts (APLAUSOS).
De modo que ya en 1975, con Regla —que se terminará el
año próximo—, más las tres nuevas unidades, llegaremos a alcanzar en el país,
si añadimos una planta similar a esta que se va a montar en Nuevitas —pero la
región oriental no tiene los déficits que tiene la región occidental—, más
alguna planta en Isla de Pinos de unos 20 000 kilowatts —porque Isla de Pinos
crece y se desarrolla y no le podemos mandar la electricidad porque es una
islita—, y aparte de eso, una unidad que hay que construir en Matanzas, ya
nuestro país en 1975 tendrá cuatro veces más capacidad de producir energía
eléctrica de la que tenía en el año 1959 (APLAUSOS).
En ese año la capacidad de generar energía eléctrica
habrá alcanzado, en lo esencial, los incrementos de consumo. Estaremos más seguros, porque con tres
unidades de 100 000, si nos da un dolor de cabeza una de estas unidades no hay
que preocuparse en ese caso. Algún día
habrá que quitar algunas de estas unidades que son menos eficientes, que gastan
más combustible. Pero para quitar algo
tendremos que ser muy cuidadosos. Más
vale una de ellas ahí parada pero en espera de emergencia, de reserva para
cualquier cosa, que quitar nada.
Nosotros no podemos quitar nada (APLAUSOS). Ya para desmantelar algunas de esas unidades
tendrá que estar en condiciones tales que resulte absolutamente antieconómico
su mantenimiento y que no resulte de ninguna utilidad posible o hipotética para
la economía y cuando tengamos la seguridad total de nuestra capacidad de
generar energía eléctrica.
La forma en que se ha hecho esta obra es también una
forma revolucionaria. Ha sido
revolucionaria en el esfuerzo que hicieron los obreros, en la coordinación de
las distintas fuerzas, y muy especialmente en la participación de las masas a
través de los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).
Comprendo que tiene que ser muy satisfactorio para
todos ustedes haber arribado a este día con ese esfuerzo realizado. La conciencia de la importancia y la utilidad
que tiene esa obra, la sensación de que el progreso, el avance, la Revolución,
la victoria, solo se puede conseguir luchando y solo se puede conseguir
trabajando.
Los informes y los conocimientos que ustedes han
adquirido sobre estos problemas de la electricidad y de la economía, la
posibilidad de saber, de comprender qué es una industria eléctrica, cuánto
cuesta, cuánto esfuerzo, cómo tienen que producirse, importarse cada pieza,
cada máquina, cada tonelada de los componentes de esa industria, los materiales
que hay que gastar en acero, en cemento, en piedra, en arena, los metros
cúbicos que hay que excavar, los materiales que hay que mover, las grúas, los
buldóceres, los camiones, los laboratorios, los equipos de control que hay que
emplear en una obra de este tipo, los kilómetros y kilómetros de tubos y de
instalaciones eléctricas. ¡Lo que cuesta
todo eso! Y cómo una vez construido, hay
que mantenerlo. Y que una vez construido
y mantenido, hay que operarlo. Y los
hombres y las mujeres que se necesitan para ese trabajo, a lo cual hay que
añadir los combustibles que deben gastarse para mantener esas plantas en
funcionamiento. Ese combustible es
petróleo, que es una importante materia prima que nosotros todavía no
disponemos como recurso propio, aunque se trabaja intensamente en un meticuloso
programa de investigación geológica y de exploración, con vistas a conocer
cualquier posibilidad y cuáles son esas posibilidades sobre la calidad del
petróleo y las cantidades de petróleo que se puedan encontrar en Cuba. Pero, lógicamente, se gastan en el mundo
considerables cantidades de petróleo en la generación de energía
eléctrica.
Nosotros no tenemos en nuestro país energía
hidráulica, porque no tenemos ríos grandes, y las aguas que embalsamos tenemos
que embalsarlas en estos meses de verano para usarla en los meses de
sequía. No tenemos carbón. No hemos tenido fuentes energéticas propias
en nuestro país. Incluso a nosotros nos
falta la madera, que hay que importarla en grandes cantidades, porque nuestros
bosques antiguos sirvieron para abastecer a los centrales azucareros de
energía, y los bosques prácticamente a principios de la República —en las
primeras décadas— fueron arrasados por las empresas extranjeras que utilizaban
cedro, caoba, cualquier madera la usaron como leña en los centrales
azucareros. A ellos no les importaba
dilapidar. Cuando en Estados Unidos ya
desde 1905, 1907, empezaban a resembrar sus propios bosques y a realizar una
política forestal, aquí en Cuba arrasaban los bosques para emplearlos como
leña, sin que ni ellos ni nadie se hubieran ocupado nunca de sembrar un solo
árbol. Es decir que como fuente de
energía nosotros no tenemos ni la leña.
Y por eso hay que tomar conciencia de todas esas realidades, y lo
costoso que significa la producción de la energía eléctrica en nuestro país.
Una energía como, por ejemplo, la energía hidráulica,
cuando se posee grandes ríos, una vez hechas las inversiones, una vez
establecidas las máquinas generadoras —que son gastos grandes, desde luego—,
después no tiene ningún gasto de combustible.
Por eso para nosotros es muy importante que el pueblo
tenga conocimiento de estas cosas, tome conciencia de estas cosas. Sobre todo, considerando que la economía no
se desarrolla para las ganancias de monopolios ni de capitalistas, y que la
economía se desarrolla para beneficio del propio pueblo. Cualquier industria de cualquier tipo, desde
una escuela, un hospital, un almacén, un parque, una industria generadora de
energía eléctrica, una industria de transporte, de cualquier tipo. De lo contrario no habría sido posible este
fenómeno de las masas incorporadas a esas tareas. Porque en una sociedad de explotadores y
explotados, donde el pueblo es sencillamente explotado, nadie movería un solo
dedo para resolver un problema que solo tiene que ver con los usufructuarios y
los privilegiados. Mientras que aquí
todos ustedes, los que han participado en esta tarea, desde los obreros cuyo
trabajo profesional es el de la construcción hasta los miles y cientos de miles
de horas voluntarias que decenas de miles de ciudadanos han dedicado a esta
industria, saben que ustedes van a ser los beneficiarios directos de esta
planta cuando se ponga en marcha (APLAUSOS), que ustedes mismos utilizarán esa
energía o la utilizará la economía en sus industrias para ustedes, o para el
desarrollo del país, que es un desarrollo para ustedes y para los hijos de
ustedes. Es un desarrollo para ustedes y
para las futuras generaciones.
Todos conocemos perfectamente bien los amargos
inconvenientes, las molestias, el desagrado en un cine, o en la casa, en los
momentos de descanso o cuando hay que trabajar en una oficina a determinadas
horas, los inconvenientes que tenían y que tienen los apagones; los
inconvenientes que tienen en cualquier industria los apagones, las pérdidas de
producción; los inconvenientes que pueden tener en una escuela. Los inconvenientes que pueden tener... Bueno, no digamos en un hospital, porque los
hospitales quedaron priorizados. Pero
ustedes tienen plena conciencia de la importancia que tiene la energía
eléctrica, que es la energía que mueve hasta las salas de operaciones; desde
las salas de operaciones y los laboratorios de un hospital, hasta las
maquinarias de un gran número de industrias, industrias textiles y de todos
tipos, de grúas. Es la fuerza que mueve,
que permite el funcionamiento de la refinería de petróleo y de otras industrias
básicas. Es la fuerza que permite la
fundición de piezas con arco eléctrico.
Es la fuerza que permite, en definitiva, el funcionamiento del país,
incluso grúas en los puertos o grúas en las construcciones. Es la energía que permite la refrigeración,
la conservación de los alimentos; la energía que permite los artículos de uso
eléctrico en el hogar, bien sea un refrigerador o un televisor, en ocasiones
una cocina eléctrica —aunque la cocina eléctrica, está claro, por su enorme
consumo de electricidad, no es el tipo de energía que debemos consumir para
cocinar, porque es la más cara (APLAUSOS).
Pero sí para escuchar un programa radial o un programa de televisión, o
para otro uso en el hogar:
cuando se tiene un refrigerador.
Ya de todas maneras estamos produciendo 30 000 por año (APLAUSOS), y se
están distribuyendo, como ustedes saben bien, a través de los centros de
trabajo; como se distribuyen hoy los televisores y los radios y las ollas de
presión. No alcanza para ponerlo a libre
disposición de todos, pero se sigue un riguroso y justo criterio selectivo,
teniendo en cuenta el mérito social, teniendo en cuenta la conducta del que lo
recibe (APLAUSOS).
y no hay que descontar la posibilidad, en cuanto la
economía lo permita, de ampliar esa fabrica de
refrigeradores y continuar incrementando, hasta que prácticamente disponer de
un refrigerador en una casa de familia sea común y corriente para todos.
De la misma manera que se están haciendo los programas
de viviendas. Esos programas de
viviendas también requieren consumo de energía, por los nuevos
establecimientos, las nuevas iluminaciones; para el agua misma, para conducir
el agua desde su fuente de abastecimiento hasta la casa, para llevar el agua
hasta el techo de la casa; para alumbrar los pueblos, para alumbrar los
círculos, para alumbrar la escuela, para alumbrar todo eso, que requiere
energía eléctrica (APLAUSOS).
Y nuestro pueblo, nuestras masas, con su
participación, adquieren plena conciencia de todo esto. Deja de ser el pueblo enajenado que es el
pueblo en el capitalismo, es decir, el pueblo que no se preocupa, ni puede
tener razón ni puede tener justificación para ocuparse y preocuparse de lo que
no les pertenece, porque la economía, las industrias, las riquezas, pertenecen
a otros que lo utilizaban a él como mero instrumento de trabajo, que lo
explotaban como mero creador de plusvalía, como mera maquinaria biológica
creadora de riquezas para los explotadores.
Por eso el pueblo en el capitalismo no puede entender la economía ni
puede preocuparse; porque hay una contradicción fundamental y por lo que tiene
que luchar es para evitar la explotación, y en definitiva por lo que tiene que
luchar el pueblo es por suprimir la explotación. No hay otra alternativa, no hay otra conclusión
(APLAUSOS).
Cuando esa contradicción desaparece, es posible
entonces observar estos extraordinarios fenómenos. Y un pueblo —tengan la seguridad— no solo
será más rico mientras más fábricas posea, o más minerales, o más materias
primas descubra: un pueblo será por
encima de todo más rico cuanto más cultura política tenga, cuanto más
preparación tenga, cuanto más información tenga (APLAUSOS), cuanta más unión
tenga, cuanta más cooperación exista (APLAUSOS).
Cualquiera comprende que nadie hubiera podido realizar
esta obra. Cualquiera comprende que ni
uno ni dos ni diez ni cien:
han sido necesarios cientos, con la cooperación además de miles;
ha sido necesario, además, los que han trabajado produciendo cada uno de los
materiales básicos, desde el que producía el cemento, la cabilla, la piedra, la
arena, o el que descargaba algún equipo en los muelles, o los transportaba
aquí. Solo la fuerza del pueblo, solo la
fuerza de millones de personas es capaz de hacer una revolución, es capaz de
vencer el atraso, es capaz de vencer la pobreza.
Pero insisto en que realmente un pueblo será tanto más
fuerte, tendrá un porvenir tanto más seguro, cuanto más cultura, cuanto más
capacitación tenga en todos los órdenes; pero sobre todo cuanto más cultura
política, cuanto más cultura revolucionaria tenga ese pueblo (APLAUSOS).
A nosotros nos satisface mucho ver lo que las masas,
los trabajadores, el pueblo nuestro, ha avanzado. Los niveles que ha alcanzado en estos
años. La seguridad de que por el camino
emprendido, por el camino que se marcha, esa cultura, esos niveles, ese
espíritu, continuarán creciendo.
Llegarán tareas aún más complejas en el futuro, para
las cuales requeriremos cada vez más técnicos, cada vez más obreros
calificados, cada vez más cooperación.
Ya en el próximo quinquenio habrá que seguir instalando plantas de 100
000 ó de 200 000 unidades. Y cuando ya
llegue el momento en que las plantas se requieran de no menos de 300 000 ó 400
000, ya entonces podremos emplear otra forma de energía, que para nuestro país
tendrá mucha importancia, que es la energía nuclear en la producción de la
electricidad (APLAUSOS).
Ahora, de inmediato, no es posible pensar en ello,
porque no se puede hacer una planta electroatómica de 50 000 kilowatts ni de
100 000, si se considera que la más pequeña debe ser entre 300 000 y 400
000. Si en Cuba hoy instaláramos
unidades de ese tamaño, el día que entraran en mantenimiento habría que parar
todo el país. Cualquier pequeña falla
nos dejaría prácticamente sin el 25% o el 30% de la capacidad de
electricidad.
Eso puede hacerse cuando una unidad de 300 000 ó 400
000 viene a ser ya el 5%, digamos, para citar un ejemplo; es decir, un mínimo
de la capacidad total instalada, de manera que se pueda contar que la planta se
puede parar para el mantenimiento, para cualquier desperfecto, para cualquier
pequeño problema.
Nosotros visitamos en la Unión Soviética, en la ciudad
de Voronezh, una central electroatómica,
la primera de cuyas unidades era de doscientos y tantos miles de kilowatts, la
uno y la dos; y ya la tres y la cuatro son de más de 400 000 kilowatts cada
una. La sala de control de la primera
unidad de 200 000 es el triple del tamaño de la sala de control de la unidad de
400 000. Los equipos, las cantidades de
metal empleadas y el espacio dedicado a la unidad primera de 200 000 es mayor
que lo dedicado a la unidad de 400 000 kilowatts, y sin embargo han pasado nada
más que ocho años entre la primera unidad y la cuarta unidad. Más conocimiento, más tecnología, más dominio,
más ahorro en todos los sentidos.
Y ya están estudiando unidades y, además, generadores
de un millón de kilowatts. Es decir, que
sigue esta revolución técnica. De esa
revolución técnica nosotros podemos aprovechar los beneficios, que es la gran
ventaja de nuestra amistad, de nuestra asociación con el campo socialista, de
nuestra amistad y nuestra asociación con la Unión Soviética (APLAUSOS).
Que si nosotros no podemos contar para nada con
ninguna tecnología que se desarrolle en el mundo capitalista, y cualquier cosa
que de allí recibimos, cuando no nos queda otra alternativa, tenemos que
lograrlo a base de emplear grandes recursos —para conseguir cualquier
tecnología capitalista—, la tecnología que se desarrolla en los países
socialistas mediante la cooperación podemos obtenerla nosotros con créditos,
con facilidades de todo tipo, con mercados para intercambiar nuestros
productos.
De manera que de ese avance tecnológico en todos los
campos nuestro país se puede beneficiar en los años futuros. Y llegará también el momento de poner ese
tipo de plantas aquí. Y para que tengan
una idea: las
tres unidades que estaban funcionando el día que nosotros estuvimos allí de
visita habían generado 22 millones de kilowatts, ese día. Para producir esa misma energía habrían hecho
falta 12 000 toneladas de carbón, más de 200 vagones transportando carbón
diariamente, además de los hombres para sacarlo en las minas. Y hoy esos 22 millones se producían con 122
kilogramos de uranio enriquecido al 3%.
Es decir que un hombre nuestro, un obrero de los muelles se podía echar
en las espaldas —y antes tenía que cargar mayores cantidades que eso para
trasbordar el azúcar a los barcos—, podía cargar él solo los kilogramos de
material que se necesita como combustible para el funcionamiento de esa
industria, para producir esos 22 millones de kilowatts en un día; 120 ó 130
kilogramos al 3%, del cual, con las tecnologías modernas, solo se aprovecha la
mitad del uranio. Pero, además, una vez
aprovechada esa mitad quedan otros elementos, esa es la mitad del uranio; queda
sin utilizar más del 90% de la energía nuclear contenida en ese mismo uranio de
otra forma, y que ya hoy se acumula para en los años futuros poder usarla,
cuando se desarrollen las tecnologías, también en la generación de energía
eléctrica.
De manera que llegará la época en que con muchos menos
kilogramos de uranio enriquecido se podrán producir esas cantidades, y sin duda
que cuando se considere el elemento puro, la cantidad pura del uranio que se
emplea, lo podría cargar un niño de círculo infantil, prácticamente; en
realidad, la ínfima parte de la energía contenida en ese uranio
(APLAUSOS).
Esas son las transformaciones.
Ahora, ¿qué ha demostrado la vida? Que las cantidades de energía eléctrica que
se necesitan han rebasado todos los cálculos.
Incluso las cantidades de energía eléctrica que se consideraban
inicialmente necesarias en la Unión Soviética hoy son una ínfima parte de la
energía que realmente generan. Y todavía
se ve con toda claridad que es una parte pequeña de lo que tendrán que generar
en los años futuros.
Prácticamente casi todos los países se quedaron atrás
en la instalación de capacidades para la energía eléctrica. La vida, la industria, la realidad, determinó
exigencias mayores. Y por eso ustedes
ven cómo el doble no alcanza, el triple de 1959 no alcanza, y el cuádruple ya
nos dará una situación cómoda, pero habrá que seguir instalando plantas de este
tipo; habrá que seguir instalando otra serie de industrias.
Tiene la economía que desarrollarse, porque la
economía necesita importar el combustible y necesita importar el petróleo, y
tiene que intercambiarlos por los productos que crea nuestro pueblo. Pero eso tiene que darnos también idea de la
necesidad del ahorro y de adoptar todas las medidas necesarias para el ahorro
de una energía que es realmente costosa.
En los años futuros nuestro país tendrá que empeñarse
en la construcción de numerosas industrias.
Ahora mismo trabaja en la de Regla; ya pronto comenzará a trabajarse en
las tres unidades de 100 000 en el Mariel.
Pronto tendremos también que comenzar a trabajar en nuevas fábricas de
cemento, porque los 2,3 millones de capacidad de producción del año que viene,
ya no nos alcanza. Ya para los planes de
escuelas, de viviendas, de industrias, 2,3 —que es más de cuatro veces lo que
había en 1959—, no nos alcanza, y ya el año que viene incluso tendremos que
tener limitaciones en el desarrollo de nuestros planes de construcción; es
decir que tendríamos fuerza de trabajo y equipos para construir más, pero ya el
cemento se va quedando atrás, y posiblemente —si lo logramos, si tenemos el
medio— habrá que hacer algunas importaciones de cemento. Y de cabillas: las 150 000 toneladas de capacidad no
alcanzan, y hace 15 meses que estaban acumuladas decenas de miles de toneladas
de cabillas, cuando la producción no rebasaba las 100 000 toneladas. Ya todas esas reservas se han ido agotando, y
150 000 no alcanzan, y 100 000 más producirá —algo más de 100 000 adicional— el
nuevo molino, que también empieza a montarse allí. Tampoco alcanzarán las cabillas para el año
1975. Y desde ahora hay que pensar cómo
se hace para ir incrementando esas producciones, porque no es razonable
importarlas. Ni alcanza la producción de
muebles sanitarios, ni alcanza prácticamente nada. Ha habido que estar estableciendo nuevas
capacidades de canteras, de piedras, de arena, de todos esos equipos. Y habrá que montar aceleradamente nuevas
industrias en todos los órdenes.
Se construye actualmente una planta, también de gran
interés para la población, que es un complejo lácteo, que tendrá, entre otras
cosas, capacidad de procesar para la producción de queso, 280 000 litros
diariamente. Y al lado de esa, otra
industria —por eso es un complejo lácteo, un combinado— que tendrá capacidad de
producir 600 000 yogurs diariamente, capacidad de
procesar 300 000 litros de leche diariamente y 100 000 quesos frescos
diariamente (APLAUSOS).
Todo eso requiere construcciones de lecherías en
cantidades masivas. Se están construyendo
más de 200 solo en la capital, porque a ese monstruo lácteo hay que
abastecerlo. Se tienen que construir
caminos. Ahora mismo explicaba el
compañero los problemas que hay en el propio bacheo, y es que las lecherías que
están haciendo ahora están consumiendo una gran parte de la materia prima, es
decir, del asfalto, puesto que es muy grande, y todavía no están a disposición
las nuevas capacidades adquiridas para producir más asfalto. El que hay prácticamente no alcanza con las
carreteras, las lecherías. Pero se han
adquirido ya, hace algún tiempo, nuevas capacidades y se aumentarán esas
capacidades. Pero requiere embalses,
requiere presas, requiere agua para garantizar en los meses de sequía que no se
nos vayan a poner flacas las vacas y vayan a dejar de producir leche y se nos
quede sin materia prima el combinado. Se
necesita refrigeración, se necesita transporte, y se necesita electricidad
porque todas esas lecherías están mecanizadas.
No vaya a soñar nadie que hoy se encuentra alguien por ahí postulado
para convertirse en ordeñador manual, y para que puedan participar también las
mujeres en esas actividades productivas, tiene que ser en base al ordeño
mecánico. Y el ordeño mecánico requiere
electricidad, y la conservación de esos alimentos requiere electricidad, y las
máquinas que procesan toda esa leche y producen el queso y lo conservan,
requieren electricidad. ¡Todo requiere
electricidad! y electricidad es lo que producirá precisamente esa industria
que ustedes acaban de terminar.
Ahora habrá que pensar, de acuerdo con las distancias,
de acuerdo con el lugar y de acuerdo con las posibilidades, seguir apoyando con
las masas todas estas tareas. En cuanto
dispongamos del asfalto, intensificar el trabajo en las calles; continuar
trabajando en el zoológico, que será, sin dudas de ninguna clase, uno de los
más bellos del mundo (APLAUSOS), que van a disfrutar ustedes, que van a
disfrutar los visitantes que lleguen a nuestro país; continuar participando en
las obras sociales y en las obras industriales, y en cualquier obra, para las
cuales tengamos recursos, tengamos materias primas, y podamos necesitar el
esfuerzo humano. Pero todavía aun más
que el esfuerzo humano:
el interés, el entusiasmo, el espíritu de ustedes.
Nosotros los felicitamos sinceramente por el esfuerzo
que han hecho, y a la vez deseamos expresarles nuestro profundo agradecimiento
a los compañeros técnicos de Checoslovaquia, de la RDA y de Bulgaria, que
vinieron a participar con nosotros (APLAUSOS).
Y nuestro agradecimiento a esos países y a sus representantes
diplomáticos que tanto interés pusieron en esta obra, y que hoy nos honran con
su presencia, en esta mañana de victoria del día de hoy (APLAUSOS).
Pronto nos veremos otra vez, en la Plaza de la
Revolución.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)