DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA CONCENTRACION CON MOTIVO DEL XIX
ANIVERSARIO DEL ASALTO AL CUARTEL MONCADA, EFECTUADA EN LA PLAZA DE LA
REVOLUCION, EL 26 DE JULIO DE 1972.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Querida
compañera Nguyen Thi Binh, ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno
Revolucionario Provisional de Viet Nam del Sur y Presidente de la Delegación
del Gobierno de ese país a la Conferencia de París (APLAUSOS);
Delegaciones
invitadas;
Representantes
del Cuerpo Diplomático;
Compañeros del
Comité Central del Partido;
Héroes
Nacionales del Trabajo;
Compañeras y
compañeros:
Trataremos de abordar, del modo más breve posible,
varios temas que resultan insoslayables en el día de hoy.
La última vez que nos reunimos en esta Plaza
anunciábamos el viaje de la delegación del Partido y del Gobierno de Cuba a
numerosos países de Africa y del campo socialista; expresábamos nuestro
propósito de fortalecer y desarrollar nuestras relaciones con esos países.
A nuestro regreso hemos explicado detalladamente a los
compañeros del Comité Central; durante tres sesiones, 22 horas en total,
estuvimos exponiendo ampliamente y en detalle el recorrido al Comité Central
del Partido. Y durante dos días, que
sumaron en total 14 horas, lo expusimos a 4 200 cuadros del Partido, del
Gobierno, de los organismos y de las organizaciones de masa, con todos los
detalles y con toda la amplitud posible, a fin de que a través de las
organizaciones de masa ellos pudieran orientar al pueblo.
En numerosas intervenciones públicas y en los
comunicados conjuntos emitidos nuestro pueblo recibió amplia información de
todo el recorrido y pudo captar el contenido del mismo, así como el
extraordinario calor y la amistad con que nuestra delegación fue recibida en
todas partes.
En esencia, nosotros deseamos ratificar las
impresiones expresadas a lo largo de nuestro viaje, nuestras impresiones sobre
Guinea, sobre Sekou Touré
(APLAUSOS), sobre el gran alcance y los grandes méritos del proceso
revolucionario guineano, que en noviembre de 1970 tuvo que atravesar momentos
críticos frente a la agresión imperialista.
Igualmente ratificamos nuestras impresiones acerca del proceso
revolucionario en Argelia, sobre el presidente Boumediene
(APLAUSOS) y nuestras impresiones sobre el pueblo de Argelia.
Nosotros entendemos que tanto Guinea como Argelia
están llamados a jugar importantísimos papeles en la lucha contra los residuos
del colonialismo, contra el neocolonialismo y contra el imperialismo en
Africa. Y a medida que pasa el tiempo
nos reafirmamos en esas impresiones.
Ello está relacionado con la historia política de esos países, su lucha
por la independencia desde el siglo pasado, tanto en Guinea como en Argelia; el
esfuerzo desarrollado en Guinea por el Partido, la amplísima politización de
las masas y su actitud militante, además internacionalista. En Argelia, el sello que dejó su heroica
lucha contra el colonialismo francés, que le costó millones de vidas, millones
de vidas en la última lucha, y millones de vidas a lo largo del siglo pasado,
cuando heroicamente resistieron la conquista colonial.
Para nuestra delegación fue sumamente interesante el
contacto con esos países y con sus dirigentes, y entendemos que los vínculos
amistosos se han desarrollado extraordinariamente, y una emocionante prueba de
eso es el telegrama que se acaba de leer aquí, del presidente Sekou Touré, expresando que se
había señalado el 26 de Julio como día festivo remunerado en la República de
Guinea (APLAUSOS).
Igualmente interesante y fructífero fue nuestro
recorrido por los países socialistas de Europa Oriental y la Unión Soviética,
previa la visita que hicimos a Guinea, Argelia y también a otro país africano
que se independizó y que lucha por consolidar su independencia: Sierra Leona (APLAUSOS).
Terminado el recorrido por Africa, lo iniciamos por
los países socialistas de Europa.
Puedo decir, como un rasgo común: un enorme interés hacia nuestra Revolución,
un extraordinario apoyo y un profundo sentimiento de solidaridad en todos los
países socialistas visitados.
Otro rasgo común son los enormes avances en el terreno
social, en el terreno educacional, en el terreno cultural, en el terreno
técnico, científico y económico, de esos países.
Otro hecho elocuente es la enorme importancia que para
todos los países socialistas ha tenido la cooperación internacional y además
los extraordinarios y generosos esfuerzos realizados por el pueblo soviético,
no solo en la lucha contra el fascismo, que culminó en la liberación de esos
pueblos hermanos del campo socialista, sino también en la cooperación y el
apoyo a la reconstrucción de sus economías.
Algo muy característico y, pudiéramos decir, muy
revelador del tipo de relaciones existentes entre la Unión Soviética y los
países socialistas de Europa, lo expresa el hecho de que si en el pasado la
búsqueda y control de las materias primas y el aseguramiento de las materias
primas fue motivo de incontables guerras de saqueo y de conquistas, en el caso
de los países socialistas de Europa se han visto beneficiados por la
circunstancia de que siendo la Unión Soviética un país de gran desarrollo industrial
y científico, un país de grandes recursos naturales, las materias primas
esenciales de que no han podido disponer esos países en sus propios territorios
por carecer de esos recursos naturales, las han recibido de la Unión Soviética.
Se han desarrollado grandes sistemas de oleoductos,
gasoductos, intercomunicación de las líneas eléctricas, intercomunicación de
las líneas de ferrocarril, y todo ello ha contribuido, a través de la
cooperación internacional, al desarrollo de esos países socialistas sobre bases
muy sólidas. No olvidando al exponer
esto que la Unión Soviética quedó destruida durante la guerra, así como las
ciudades y las industrias de esos países, que tuvieron que partir virtualmente
de cero para enfrentar una dura lucha en el terreno de su propia seguridad, en
el desarrollo de su economía, en el campo de la política y en el campo de la
ideología, con los países imperialistas.
Es evidente también que a lo largo de estos años los
imperialistas no cesaron de tratar de sabotear, de subvertir, de promover la
contrarrevolución en los países socialistas de Europa. Se ha librado una gran batalla ideológica en
que los imperialistas acudían a todos los recursos, a todos los medios, a todas
las armas. En cierto sentido Europa
socialista ha sido un campo de lucha político e ideológico, en que se
enfrentaron las ideas socialistas y las ideas reaccionarias.
y aunque es incuestionable que esta ha sido una lucha
larga y que lo será todavía mucho tiempo, y en determinados momentos la acción
subversiva de los imperialistas logró éxitos parciales, no se puede negar, no
se puede discutir la solidez creciente de la comunidad socialista, la
consolidación de las ideas marxista-leninistas, del socialismo y de sus avances
en todos los países socialistas visitados.
Por último, estuvimos en la Unión Soviética. Nuestros pronunciamientos en ese país han
sido publicados.
A nosotros nos impresionaron muchas cosas con motivo
de la visita a la Unión Soviética. En
primer lugar, los enormes adelantos científicos y técnicos que han tenido
lugar; los grandes avances en el terreno social, la transformación de sus
ciudades, los notables avances en el terreno educacional y cultural. Pero nos impresionó sobre todo en el pueblo
soviético —como hemos dicho públicamente— la circunstancia de que en ese país
se mantienen las mejores tradiciones revolucionarias, el espíritu de 1917, y
todo el vigor de las ideas marxista- leninistas (APLAUSOS).
Es un hecho incuestionable que en la Unión Soviética
la ideología imperialista, la propaganda imperialista, la blandenguería
imperialista, no han podido penetrar en ninguna parte. El pueblo soviético ha adquirido, al lado de
una gran educación técnica y una cultura general, una extraordinaria cultura
política.
Pero en el pueblo soviético esa cultura política no es
resultado solo de una educación de las masas.
La educación de las masas tiene un importantísimo y decisivo papel; pero
la Unión Soviética fue el primer país socialista, fue la primera revolución
socialista victoriosa, bajo la dirección de Lenin, que en las condiciones
especiales de la Primera Guerra Mundial logra la unión de los obreros y
campesinos, toma el poder en medio de la guerra imperialista, en medio de una
gran pobreza y ruina ocasionada por esa guerra, inicia la revolución y se tiene
que enfrentar durante muchos años a la guerra civil contrarrevolucionaria y a
la intervención de los países imperialistas, con lo cual a la destrucción de la
guerra imperialista se sumó la destrucción de la guerra civil y de la intervención.
y en esas condiciones, absolutamente bloqueado, el
pueblo soviético tuvo que iniciar el desarrollo económico y llevó a cabo la
industrialización a través de esfuerzos
no menos heroicos que los esfuerzos de la revolución y de la lucha contra las
intervenciones. A través de los
abnegados planes quinquenales, logra impulsar su industria, desarrollar su
técnica, su ciencia y su economía.
Fueron esas circunstancias las que permitieron al
pueblo soviético enfrentarse a la agresión fascista.
Como se sabe, en toda Europa los gobiernos burgueses
apenas opusieron resistencia al fascismo; los gobiernos burgueses se
desplomaron ante el ataque de las hordas fascistas. Hubo heroísmo en todos los países, heroísmos
populares; hubo heroísmos ciertamente admirables no por parte de los gobiernos
sino por parte de los pueblos. Tenemos
el mismo caso del pueblo de Polonia, cuyos soldados se enfrentaron con
caballería a los tanques alemanes, resultado de la política entreguista,
irresponsable y reaccionaria de los gobiernos burgueses de Europa.
Fue la URSS la que resistió el peso principal de la
guerra fascista, con lo que de nuevo el pueblo soviético se vio sometido a una
prueba extraordinaria. La mayor parte de
sus industrias fueron destruidas, aquellas a las que no hubo tiempo de
trasladar en cuestión de semanas hacia el oeste. No solo en los campos de batalla, sino
también en el campo de la producción militar se realizaron proezas sin
precedentes. Hubo fábricas que se
reconstruyeron en cuestión de 20 días, 25 días, 30 días. En medio de la guerra, falto de combustible,
falto de alimentos, el pueblo soviético realiza un esfuerzo extraordinario, que
le cuesta no solo la destrucción gigantesca que sufrió, sino la dolorosa pérdida
de 20 millones de seres humanos. Millones
de soldados murieron en los campos de batalla.
Millones de hombres, mujeres y niños, fueron asesinados por los
fascistas en las zonas ocupadas de la Unión Soviética.
Después de aquella guerra, de nuevo otra vez la
alianza imperialista; la necesidad de reconstruir el país y de apoyar la
reconstrucción en todo el campo socialista, rodeado de bases militares, en
medio de la guerra fría, y frente a una potencia que poseía en ese momento el
monopolio de las armas nucleares.
Eso obligó una vez más al pueblo soviético a duros y
abnegados esfuerzos en medio de la reconstrucción, para desarrollar sus medios
defensivos, avanzar en el terreno de la ciencia, y lograr equipararse, en
condiciones en que la economía de los países imperialistas estaba mucho más
desarrollada, al poder militar imperialista.
Hago esta referencia histórica simplemente para
señalar algo que nosotros dijimos allí con toda sinceridad: y es que el pueblo soviético lleva en sí
mismo y refleja su propia historia. No
hay dudas. Los hechos presentes lo
demuestran y en el futuro la humanidad reconocerá cuántos servicios le prestó
el pueblo de la Unión Soviética. Nuestro
país es uno de los tantos ejemplos.
Hay en el mundo desgraciadamente todavía mucho residuo
de la propaganda reaccionaria e imperialista.
Hay también los residuos de la confusión. No podemos olvidarnos que durante más de 50
años la propaganda imperialista estuvo enfilada contra el socialismo, contra el
comunismo, contra el primer estado
socialista. Y hay muchos en el mundo que
se dedican a escribir libelos contra la URSS...
Ya no lo hacen directamente contra el socialismo, ni contra el marxismo,
ni contra el comunismo. Utilizando
medios más sutiles se han dedicado a divulgar la mentira y la calumnia contra
las grandes realizaciones del pueblo soviético.
Nosotros hemos tenido oportunidad de ver eso en
algunos de nuestros viajes. Recordamos
cuando visitamos a Chile, cuando estuvimos de recorrido por otros sitios, cómo
todavía pulula una plaga de gente al servicio de la reacción, que se dedica a
sembrar la mentira frente al campo socialista y frente a la URSS.
Recordamos los titulares y los escritos de la prensa
oligárquica y de la prensa burguesa. Y
tuvimos oportunidad de discutir públicamente con alguna de esa gente. Pero lo cierto es, a nuestro juicio, que la
historia, con su fuerza abrumadora, se encargará de aplastar y de lanzar al
basurero todo lo que han escrito calumniosamente contra el movimiento
revolucionario, contra el socialismo, contra el comunismo y contra el primer estado socialista.
Decimos esto porque a raíz de nuestra visita al campo
socialista y a la Unión Soviética, no dejaron de aparecer los eternos
intrigantes, escribiendo sus basuras contra la Revolución Cubana. Traer el manido argumento, el ridículo
argumento de Cuba satélite de la Unión Soviética. Esa es una frase que llevan 50 años
utilizando, con relación a la URSS y sus amigos revolucionarios, los plumíferos
del imperialismo.
Hay que decir que el concepto de satélite solo cabe en
las relaciones del imperialismo y sus cómplices en el mundo, porque hay una
diferencia esencial de concepción de las relaciones internacionales, de la
vida, de la historia. Unos se guían por
los principios del internacionalismo:
los revolucionarios marxista-leninistas.
Los imperialistas se guían por los principios del individualismo, del
egoísmo, de las guerras de conquista, de la explotación de clase, del saqueo de
los recursos naturales de los países débiles, de la explotación del sudor de
otros pueblos. ¡Esa es la historia del
capitalismo, esa es la historia del imperialismo!
Los imperialistas necesitan satélites para saquearlos,
para explotarlos, para establecer allí sus monopolios, para aumentar sus rentas
y sus ganancias. Los imperialistas
necesitan títeres en esos países para hacerle el juego al capitalismo, para
hacerle el juego al colonialismo, para hacerle el juego al
neocolonialismo. Los imperialistas
necesitan incondicionales. Las
relaciones entre las potencias imperialistas y el resto del mundo fueron
relaciones de dominio, relaciones de explotación, relaciones de
imposición.
¡Qué diferentes son las relaciones entre los países
socialistas! ¡Qué diferentes son las
relaciones entre Cuba y la URSS!
¿Y quién puede venir a hablarle a Cuba de esas
experiencias? ¿A nuestro pueblo, que
vivió aquí, que conoció el pasado? ¿A
nuestros padres que vivieron aquí, que conocieron ese pasado? ¿Quién puede saber mejor que nuestro pueblo
cuáles eran las relaciones del pasado?
La Enmienda Platt, la base de Guantánamo (EXCLAMACIONES DE: "¡Fuera!"), las estaciones
carboneras, el control de las mejores y más fértiles tierras de Cuba, el
control de los servicios públicos, de las empresas del servicio eléctrico, del
servicio telefónico, de los bancos, de las minas, de los muelles, de las líneas
de transporte, del comercio exterior, y una parte importante del comercio
interior: de las industrias más
productivas. ¿Quién no recuerda aquellos
empréstitos que tenían que pagar el 6%, el 7%, el 8% anual? ¿Quién no recuerda las intervenciones en
diversos países —Haití, Santo Domingo y otros— para asegurar el cobro de sus
deudas y de sus impuestos? ¿Quién no
recuerda las relaciones del embajador
yanki con los gobiernos de Cuba? ¿Quién
no recuerda el desprecio a nuestro pueblo, el desprecio a los gobiernos de Cuba
—que eran gobiernos, además, al servicio de sus intereses? Aquella soberbia, aquella prepotencia de los
yankis, sus vejaciones, sus insultos: el
marino encaramado en la estatua de Martí, las tripulaciones de sus acorazados
borrachas por las calles de La Habana.
¿Quién podrá olvidarse de aquellos marineros prostibularios, borrachos,
insolentes? ¿Quién podrá olvidarse de
aquellos garitos? ¿Quién podrá olvidarse
de que en este país les impusieron el humillante trabajo de la prostitución a
100 000 mujeres? ¿Quién podrá olvidarse
de los juegos de todo tipo, y de la ruleta, de aquellos vicios en medio de la
miseria y de la pobreza que los imperialistas nos impusieron?
Es bueno que se sepa que todavía, dolorosamente, en
muchos países de América y en muchos países del mundo existe esa situación,
unida al resto de calamidades, que van desde el desempleo, la mendicidad, el
analfabetismo, las fabulosas mortandades infantiles, la falta de asistencia
médica. Pero sobre todo hay algo que no
se mide en forma material, que es esa terrible ausencia de dignidad, de
derechos en el hombre, que se ve convertido en una vil pieza económica, en un
vil instrumento de explotación y lucro como se veían sometidos los hombres y mujeres
de nuestro pueblo, o en un ser desamparado y abandonado a sus solas
fuerzas.
Hay algo que primero que nada rescata la Revolución y
el socialismo, y es la dignidad del hombre, el decoro del hombre
(APLAUSOS).
Quizás lo que más duela a los imperialistas y sus
corifeos es el hecho de que este pequeño país, aquí a las puertas de Estados
Unidos, en este Mare Nostrum yanki que era el Caribe
haya podido echar abajo todo eso, haya podido hacer una revolución, haya podido
defenderse y haya podido sostenerse (APLAUSOS).
No le perdonarán eso a la Revolución Cubana. Ni le perdonarán a la URSS el apoyo que nos
prestó (APLAUSOS), no para adquirir las minas de Cuba; no para apoderarse de
las tierras de Cuba; no para explotar a nuestro pueblo; no para venir a introducir
el vicio, la prostitución, el juego, la mendicidad, la ignorancia; no para
explotar a nuestros trabajadores; no para hacerse propietaria de algo; no para
recoger los frutos del sudor de nuestros cuerpos; no para intervenir, no para
invadir este país, no para explotar a nadie, sino por seguir una concepción
política, un principio revolucionario, un principio internacionalista
(APLAUSOS).
Nosotros visitamos numerosas industrias de la Unión
Soviética, algunas modernísimas, como las plantas atómico-eléctricas, las
fábricas de aviones y las fábricas electrónicas, pero visitamos otras fábricas,
que no están tan modernamente equipadas, donde hay que forjar el hierro,
trabajar con hornos, trabajar con prensas, con martillos, un trabajo duro. Y vimos allí a miles de obreros soviéticos,
en aquella fábrica donde precisamente se producen las combinadas para Cuba
(APLAUSOS), y vimos allí miles de mujeres y de hombres trabajando muy
duramente. ¡Cómo trabaja el pueblo soviético,
cuán tesoneramente, cuán intensamente, cuán disciplinadamente!
y cuando los soviéticos han ayudado a Cuba, cuando nos
han mandado las armas gratuitamente —como todas las armas que le han mandado a
Cuba (APLAUSOS)—, y cuando nos han dado créditos para el desarrollo industrial,
para hacer las plantas termoeléctricas o las industrias mecánicas o industrias
de fertilizantes, o cuando en años difíciles han abastecido a nuestro país de
todos los recursos, de cosas esenciales, aun cuando nosotros hemos tenido duras
sequías o dificultades que nos impidieron enviar el equivalente en productos
cubanos; cuando los soviéticos nos ayudaron a hacer un hospital como el de
Holguín, o los innumerables esfuerzos que han hecho por nuestro pueblo, cada
rublo salió del sudor de los trabajadores soviéticos (APLAUSOS), del esfuerzo
de las mujeres y de los hombres que a lo largo y ancho de ese país trabajan
arduamente.
El pueblo soviético no tiene inversiones en ningún
país extranjero. El Estado soviético no
es propietario de ninguna mina, de ningún pozo de petróleo, de ninguna
industria en ninguna parte del mundo fuera de la URSS. Lo que tiene, lo que posee, lo que presta, lo
que ayuda, lo hace con lo que sale de los recursos naturales de ese país y del
sudor de su propio pueblo (APLAUSOS).
Los imperialistas y los capitalistas a veces
prestan. ¿Y cómo prestan? ¡A intereses elevadísimos! Cualquier crédito capitalista, cualquiera, a
10 años... Si prestan a 10 años, porque
a nosotros ni a 10 años: los
imperialistas yankis siempre han intervenido para que a Cuba no le hagan
créditos a largo plazo. Pero cuando un
país capitalista hace créditos a largo plazo, a los 10 años se ha pagado dos
veces el dinero que prestaron. Y hay que
pagarlo a base del intercambio desigual, es decir, comprando caro y vendiendo
barato, bien sea café, sea cacao, sea azúcar, sean minerales, sea lo que
sea. ¿Y qué prestan? Lo que les sacan a otros pueblos.
Sí. Los
imperialistas yankis han hecho algunos créditos a América Latina. Lo hicieron después de la Revolución Cubana,
antes no hacían nada; estuvieron inspirados en el miedo a la Revolución y en el
espíritu contrarrevolucionario. ¿Y qué
prestaban? ¿Y cuánto prestaban? Si acaso por cada tres dólares que les
sacaban de las costillas a los pueblos de América Latina les prestaban un
dólar. Y a base de concesiones,
intereses altos, y de privilegios de todo tipo.
Las relaciones económicas entre Cuba y la Unión
Soviética han sido las más generosas y las más revolucionarias que hayan podido
existir entre dos países. Y los imperialistas
mismos, en su ánimo de desprestigiar a la Revolución Cubana —porque a veces no
saben a quién desprestigiar—, unas veces tratan de desprestigiar a la URSS
—cuando les conviene— y otras veces tratan de desprestigiar a Cuba —cuando les
conviene—, afirman que la URSS gasta diariamente un millón de rublos con
Cuba. Sacan cuentas y más cuentas.
La cuenta que no sacan los desvergonzados es que este
país, de 8 millones de habitantes, ha tenido que armarse hasta los dientes para
defenderse de las amenazas y de las agresiones del país imperialista más rico,
más fuerte militarmente y más poderoso (APLAUSOS).
¡Lo que no dicen los desvergonzados es que este país
ha tenido que gastarse mucho más de un millón de pesos diarios y se gasta mucho
más de un millón de pesos diarios, solo en la cuestión de la necesidad de
defenderse de los imperialistas, solo en el campo de la defensa.
Lo que no afirman los desvergonzados es que la
distancia promedio a que Cuba tiene que trasladar sus exportaciones y traer sus
importaciones como consecuencia de la agresión económica imperialista es de 15
000 kilómetros, lo cual ha encarecido extraordinariamente todos los
transportes.
Lo que no cuentan los desvergonzados es cómo Cuba ha
estado bloqueada por Estados Unidos durante casi 14 años. Y que se diga qué país, en las condiciones de
Cuba, pudo resistir ese bloqueo que intentaba rendirnos por hambre; ese bloqueo
que intentó no solo privarnos hasta de medicinas, sino llevarnos incluso los
médicos, los maestros, los técnicos.
¿Ese bloqueo, a una nación de economía agrícola
subdesarrollada, qué país lo habría podido resistir sin el apoyo, en todos los
terrenos, que nos dio el campo socialista, que nos dio sobre todo la Unión
Soviética? (APLAUSOS)
Dos factores han sido fundamentales en la
consolidación de la Revolución Cubana, digamos dos principios, dos hechos, dos
cuestiones inseparables: una, poseer una
doctrina revolucionaria y aplicar consecuentemente esa doctrina. Aplicar consecuentemente una doctrina es
estar dispuesto a luchar y a morir por sus principios. Y nuestro pueblo lo ha demostrado: ¡estuvo, está y estará siempre dispuesto a
luchar y a morir por sus principios!
(APLAUSOS PROLONGADOS)
(UN OBRERO DE LAS MICROBRIGADAS LE DICE: "¡Estamos dispuestos a ir a construir a
Viet Nam si es necesario!")
Un obrero de las microbrigadas que dice que están
dispuestos a ir a construir a Viet Nam si es necesario (APLAUSOS
PROLONGADOS).
Es conveniente recordar que cuando la Revolución
Cubana surge, nuestra Revolución no tenía ningún contacto, ningún vínculo con
la URSS ni con el campo socialista; que cuando nosotros nos levantamos en
armas, cuando nuestro pueblo se levantó en armas y apoyó la lucha, lo hicimos
por nuestra propia y absoluta cuenta (APLAUSOS). Cuando se hicieron las primeras leyes
revolucionarias lo hicimos por nuestra propia y absoluta cuenta
(APLAUSOS). Y cuando surgieron los
peligros, las amenazas, estábamos en disposición de correr todos esos riesgos
por nuestra propia y absoluta cuenta (APLAUSOS). ¿Qué habría podido ocurrir si no hubiera
existido el campo socialista, si no hubiera existido la Unión Soviética? Bueno, por lo menos habrían tenido que
matarnos a todos nosotros, ¡por lo menos!
(APLAUSOS)
Pero este país que por su cuenta propia y absoluta hacía
una revolución, se encontró con algo extraordinario, algo que es sin duda lo
más elevado, lo más avanzado, digamos la más generosa idea revolucionaria de la
historia humana: se encontró con lo que
se llama el internacionalismo, se encontró con lo que se llama la solidaridad
internacional (APLAUSOS).
Por eso decimos que fueron dos factores decisivos en
la consolidación de la Revolución: la
doctrina revolucionaria y su aplicación intransigente y consecuente y la
solidaridad internacional. Y esto lo
hemos planteado nosotros públicamente en todas partes, nuestro criterio de que
en el mundo de hoy, en este mundo de hoy, donde todavía el imperialismo existe
y es poderoso, dejando como herencia un racimo de países pobres y
subdesarrollados, no hay independencia ni hay revolución posible sin el
socialismo y la solidaridad internacional.
Ese es nuestro criterio (APLAUSOS), lo expusimos en todas partes, y eso
fue recogido y apoyado unánimemente en la reunión del Comité Central.
Y la historia demuestra qué movimientos son los que se
sostienen, cuáles son los que avanzan:
los que hacen la revolución social y los que se apoyan en la solidaridad
internacional (APLAUSOS).
Los reformistas, los chovinistas, los seudorrevolucionarios en todas partes, cuando se ponen a
jugar a la revolución, más tarde o más temprano van abajo (APLAUSOS). Los imperialistas más tarde o más temprano
los derrotan y los aplastan.
¡Ah!, ¿pero por qué no se ha podido derrotar a Viet
Nam? ¿Por qué no se ha podido derrotar a
Cuba y por qué no podrán derrotarla?
Porque son dos pueblos que han aplicado estos principios
(APLAUSOS).
y al hablar de Viet Nam y de Cuba no pretendemos hacer
comparaciones. El pueblo vietnamita se
ha visto en la real necesidad de realizar sacrificios inmensamente superiores a
los que hemos tenido que realizar nosotros.
Ellos han perdido millones de sus mejores hijos en la lucha por su
revolución y por su independencia.
Nosotros por fortuna rápidamente pudimos liquidar a los mercenarios de
Girón antes de que establecieran una cabeza de playa allí, que si la establecen
con los barcos yankis detrás y los aviones yankis detrás y la OEA detrás, eso
nos cuesta cientos de miles de vidas, tal vez millones de vidas.
Nosotros hemos podido hasta hoy desarrollar nuestra
revolución afortunadamente sin pagar el precio que ha tenido que pagar el
pueblo de Viet Nam. En una sola cosa
nosotros podemos equipararnos con el pueblo vietnamita: no en los sacrificios que cada pueblo ha
hecho, sino en la misma voluntad y en la misma decisión de morir, de derramar
hasta la última gota de sangre defendiendo nuestra causa, defendiendo nuestra
revolución (APLAUSOS).
Pero una pregunta para los intelectualoides,
seudorrevolucionarios, intrigantes y
calumniadores: ¿Sin el apoyo del campo
socialista y de la Unión Soviética, sin las armas del campo socialista y de la
Unión Soviética, cuántos millones de vidas habría costado ya la Revolución
Cubana? (APLAUSOS)
A nosotros no nos llegan las intriguillas. Muchos de esos farsantes no han estado nunca
en la piel de un revolucionario: han
quedado allá como rezagos del mundo imperialista, haciéndole el juego. Nosotros no le hacemos el juego al
imperialismo.
Y por eso decimos aquí, y lo diremos siempre: nuestro pueblo se enorgullece de la amistad
del pueblo soviético (APLAUSOS). Nuestro
pueblo está unido al pueblo soviético por los vínculos del internacionalismo y
por los vínculos de la más elemental gratitud.
Y se siente orgulloso. Porque
conocimos otras amistades, y cuando recordamos aquellas amistades, apreciamos
en todo su inmenso valor la amistad del pueblo soviético: altruista, desinteresada,
revolucionaria.
Porque eso fue lo que nosotros vimos en todas partes
de la Unión Soviética, en todos los lugares que visitamos: en el pueblo, en los militantes del Partido
Comunista de la Unión Soviética y en la dirección de la Unión Soviética: un profundo sentimiento de amistad hacia
nuestro país, de simpatía, de cariño, de respeto.
¡Semejantes relaciones no se conocieron nunca en la
historia de las relaciones entre los países!
y ese es un hecho histórico, esa es una verdad histórica. Y esas relaciones tienen una solidez
indestructible, porque no se basan en amistades personales; se basan en los
principios, se basan en la doctrina.
Quien visita la URSS se da cuenta hasta qué punto el
leninismo está allí presente, los libros de Lenin, las enseñanzas de Lenin, las
doctrinas de Lenin. En ningún otro lugar
se han divulgado en un grado tan alto las doctrinas y los principios del que
fue fundador de ese Estado.
y el marxismo, el leninismo, son el pan nuestro de cada
día del pueblo soviético (APLAUSOS). El
leninismo es estudiado en las escuelas, en las universidades, en las fábricas
por el pueblo, por las masas. Y eso
inspira una confianza muy profunda, y eso es lo que establece la permanencia y
la perdurabilidad de los vínculos entre Cuba y la URSS, los principios, que son
los principios de las direcciones del Partido de Cuba y del Partido Comunista
de la Unión soviética (APLAUSOS), y que son los principios del pueblo cubano y
del pueblo soviético. Y cuando las
relaciones se basan en los principios revolucionarios, se pueden llamar
duraderas, se pueden llamar imperecederas.
Y tal es como nosotros calificamos esos vínculos.
Lo hemos hecho con referencia a la Unión Soviética,
por haber sido el primer país socialista, y por ser el país sobre el cual
vuelcan sus campañas fundamentalmente los intrigantes y los farsantes.
Ahora bien, parejamente se desarrollan nuestras
relaciones con los demás pueblos revolucionarios, con los pueblos socialistas,
con los pueblos revolucionarios de Africa, con los pueblos revolucionarios de
América Latina. Y esas relaciones
nuestras se basan en principios.
Y en nuestro recorrido por todos esos países, nosotros
no llevábamos en cartera intereses nacionales de Cuba, no llevábamos demandas
particulares de Cuba. En todas nuestras
conversaciones, los temas giraron en torno a las cuestiones políticas, y en
torno a las cuestiones revolucionarias, y en torno a las cuestiones de
principio (APLAUSOS).
Pero debemos decir, como índice de la solidaridad, del
respeto y del desarrollo de las relaciones de nuestro país con esos países, que
nunca antes habíamos encontrado mayor comprensión, mayor voluntad, y mayor
disposición de cooperar con Cuba, de ayudar a Cuba a vencer sus dificultades,
de ayudar a Cuba a vencer el subdesarrollo, de ayudar a Cuba a salir victoriosa
frente al bloqueo imperialista, de ayudar a Cuba en su lucha por el desarrollo
económico (APLAUSOS). Y debemos decir
que en el terreno económico ninguna solicitud salió nunca de los labios de
nuestra delegación, y que cuando se abordaron las cuestiones económicas, fue
única y exclusivamente por iniciativa de los países visitados (APLAUSOS).
Una cuestión de principio que nosotros planteábamos,
la cuestión de la integración económica, previo análisis de las realidades de
nuestro país, de cuáles eran esas realidades históricas, cómo un país que tenía
que depender de un trabajo donde la productividad era un poco más de 1 000
pesos, un país que tenía que emplear medio millón de hombres históricamente en
su producción azucarera, un país sin carbón, un país sin petróleo, un país sin
acero, un país sin madera, un país sin energía hidráulica en las condiciones
del mundo de hoy... ¿Cuál podía ser la
respuesta a esa situación? ¿Cuáles
podían ser los caminos del desarrollo de un país en esas condiciones?
Y la cuestión de la integración sobre esta base: nosotros estamos en este hemisferio, del lado
de acá del Atlántico. Nosotros somos
latinoamericanos. Nosotros sabemos que
ningún país pequeño tendrá la menor posibilidad de salir adelante en el mundo
de mañana, mundo que será de grandes comunidades humanas y económicas, en medio
de la gigantesca revolución científica y técnica, y en medio de una lucha
frente a un imperialismo que todavía existe y existirá un período determinado
de tiempo; que nosotros en el futuro nos integraríamos económicamente a América
Latina. No íbamos a integrarnos a
Estados Unidos, por supuesto, porque en realidad la diferencia de lengua, de
costumbres, de mentalidad, de todo, es muy grande, no obstante que somos
internacionalistas. ¡Y pensamos que un
día nos integraremos con los pueblos de América Latina, económica y
políticamente! (APLAUSOS)
No somos soñadores.
Esto, que fue tal vez un sueño y sin duda un ideal, producto de la
racionalidad en los que hicieron las guerras de independencia de América a
principios del siglo pasado, hoy es una necesidad vital de nuestros
pueblos. Y esta cuestión la planteamos
nosotros en Chile, la planteamos nosotros en Ecuador y la planteamos en todas
partes. No nos apuramos; simplemente
decimos lo que pensamos, y que la evolución del mundo nos conduce a eso. ¡pero
para que haya integración económica y haya integración política, primero tiene
que existir revolución social y antimperialista en América Latina! (APLAUSOS)
Nosotros no vamos a integrarnos con la United Fruit Company,
ni con la Standard Oil Company,
ni con la ITT, ni con la IPC, ni con todos esos centenares de pulpos
monopólicos que campean por sus respetos en muchas partes de América
Latina: nosotros no vamos a integrarnos
con los terratenientes y con los burgueses.
¡Nosotros tenemos que integrarnos con los trabajadores, con los obreros
y campesinos, con los revolucionarios, cuando la hora inexorable de la
Revolución llegue a la América Latina!
Pero eso tarda.
No podemos hacer planes con vistas a una integración que puede tardar
10, 15, 20, 25, 30 años —eso para los más pesimistas.
Mientras tanto, ¿qué hacemos? —país pequeño, rodeado de capitalistas,
bloqueado por los imperialistas yankis—:
¡nos integraremos económicamente con el campo socialista! (APLAUSOS)
Y esa era la cuestión de principios que nosotros
planteábamos: en el futuro nos
integraremos económica y políticamente con la América Latina: hoy estamos integrados espiritualmente con el
campo socialista y nos integraremos económicamente con el campo socialista.
Y esa integración de ahora no tendrá que chocar con la
integración de mañana. Además, esto será
un proceso. Esa integración no viene de
la noche a la mañana, ni la de nosotros con el campo socialista, ni la de Cuba
con la América Latina: pero vendrá más
pronto y más rápido e imprescindible ahora con la economía de los países
socialistas.
Ese —repito— es uno de los planteamientos de principio
que hemos hecho. Y lo decimos aquí: responde a nuestro pensamiento, responde a
nuestra línea, responde al marxismo-leninismo y responde al interés de nuestro
pueblo y de los demás pueblos.
De manera que hemos hablado de hoy y de mañana. El día que llegue la hora revolucionaria en
América Latina, estaremos integrados con América Latina: pero sin duda que entre la comunidad
revolucionaria del futuro, la comunidad socialista del futuro, integrada
política y económicamente, de América Latina, y el campo socialista, existirán
grandes vínculos. Y creemos que el apoyo
que le dieron a Cuba y el apoyo que seguramente le brindarán a cualquier país
que se esfuerce en América latina
por cambiar sus estructuras sociales y reafirmar su soberanía su independencia frente a Estados Unidos,
justificarán los vínculos de mañana.
De todas formas, nosotros queremos expresar aquí que
el mundo de mañana cambiará, pero nuestra amistad con el pueblo soviético no
cambiará, y nuestra gratitud al pueblo soviético será eterna (APLAUSOS).
Concebimos el mundo del futuro tal como lo concibieron
los pensadores marxistas, como lo concibieron Marx y Engels, como lo vio
Lenin: un mundo en que no existirá el
capitalismo ni existirá el imperialismo; un mundo que se regirá por otras
normas: no por la guerra, no por el
derecho de conquista, no por la explotación de clases —de unas clases por otras
y unas naciones por otras— que la humanidad conoció hasta hoy; y que con la
desaparición de la explotación del hombre por el hombre y la desaparición de
las clases, desaparecerá también la dominación de unas naciones por otras en la
esfera de las relaciones internacionales.
Ese mundo llegará. ¿Quién lo
duda?
¿Acaso no dudaron antes de 1917 que el socialismo
pudiera triunfar alguna vez? ¿Acaso no
dudaron muchos de que pudiera llegar a haber socialismo en Cuba, a 90 millas de
Estados Unidos? ¿Y no triunfó el
socialismo en la URSS? ¿Y no triunfó el
socialismo en Cuba? ¡¿Y no ayudó el
socialismo de la Unión Soviética al triunfo del socialismo en Cuba?! (APLAUSOS)
El camino no será fácil. La lucha será larga en todos los órdenes y en
todos los frentes. Y ese día llegará.
Ahora, ¿qué nos da la garantía más absoluta? El hecho de que el marxismo-leninismo es la
negación de la explotación del hombre por el hombre, que ha sido precisamente
la fuente de los crímenes, de las guerras, de las opresiones y de las
calamidades que ha padecido la humanidad a lo largo de milenios.
Y ese día llegará.
Y algún día habrá un Estados Unidos socialista. ¿Quién lo duda? (APLAUSOS) Yo no lo dudo. Claro está que ese socialismo tiene que
hacerse primero, y hacerse además bien hecho.
Tal vez al final se beneficien de los avances de las ideas y de la
experiencia que otros pueblos han vivido.
¿Pero llegará a ser un socialismo con la historia y
los méritos del socialismo soviético?
Bueno, es muy difícil, porque ese es el resultado de la historia. Ha sido el proceso de la historia humana lo
que ha determinado el surgimiento de un pueblo como el pueblo soviético, con
más de 50 años de sacrificio, de lucha.
A lo mejor un día electoralmente en Estados Unidos llegan al socialismo. Pero no podrán decir, como puede decir hoy el
pueblo soviético, que llevan en su pensamiento y en su espíritu su propia
historia, llena de sacrificios y de heroísmos derivados del hecho de ser el
primer pueblo que rompió las cadenas de la explotación del hombre por el
hombre.
A decir verdad, en Estados Unidos no saben ni lo que
es la guerra en el sentido moderno de la palabra. Ya conocemos su historia: despojo de gran parte del territorio
mexicano, intervención en Cuba, próxima a concluir nuestra guerra de
independencia, 100 ó 200 muertos si acaso —no recuerdo ahora—; intervención en
Nicaragua, en Haití, en Santo Domingo, ocupación de Filipinas y en las guerras
mundiales, siempre al final. Nunca la
guerra tocó a las puertas de su territorio.
No saben lo que es un bombardeo, no saben lo que es una industria
destruida, no saben lo que es una escuela arrasada.
En la Unión Soviética por dondequiera se ven las
huellas de la guerra: en los monumentos,
en los libros, en los recuerdos.
En ninguna de esas guerras los imperialistas yankis
conocieron siquiera lo que era la destrucción de un tornillo. Y por eso puede haber tantos políticos
irresponsables. Por eso un fascistoide
como Nixon puede ser presidente de Estados Unidos. Por eso en ese país se hacen tantas
barbaridades y se cometen tantas irresponsabilidades, porque no tienen idea de
lo que es la guerra. Y por eso cometen
los crímenes que cometen.
Y esa es la realidad.
Pero, de todas formas, el mundo de mañana se perfila, y en ese mundo no
hay lugar para el capitalismo, no hay lugar para el imperialismo. Y las relaciones entre los pueblos estarán
regidas por principios. Y nosotros lo
podemos afirmar porque somos un país pequeño, y nuestras relaciones con los
países socialistas, nuestras relaciones con la Unión Soviética, se han basado
en principios. Y nosotros hemos tenido
oportunidad de ver esos principios en acción.
Queremos decir algunas palabras con relación a la
América Latina, puesto que nosotros somos latinoamericanos y nuestra patria del
futuro es la América Latina (APLAUSOS).
No la América Latina de los monopolios, no la América Latina de los
oligarcas y los terratenientes y de los burgueses explotadores, sino la América
Latina de los revolucionarios.
Y también decimos que no somos ni podemos ser
pesimistas. Que aún en este mundo, y por
distintas vías, va cambiando el panorama político.
Aquí nosotros trajimos un discurso, del cual vamos a
tomar unos párrafos, pronunciado el 14 de julio de 1969.
Los párrafos son estos:
"Y quede dicho de una vez por todas: en esa sentina repugnante, asquerosa y
desprestigiada que es la OEA, jamás pondrá nuestra patria un pie allí. Perteneceremos algún día a la Asociación u
Organización o a la Comunidad de Estados Revolucionarios de América Latina.
"Y no tenemos impaciencia, no tenemos apuro. Esperaremos que uno por uno rompan con el
pasado, uno por uno desarrollen sus revoluciones. Y en la medida en que surjan Estados
revolucionarios, verdaderamente revolucionarios, entre ellos y nosotros
surgirán los vínculos naturales e indispensables.
"Y esperaremos, porque uno por uno veremos a los
pueblos de América Latina romper las ataduras, romper las estructuras como hizo
nuestro país, e iniciar el camino de la Revolución y el camino del
progreso.
"¿Cuánto esperaremos? Lo que sea necesario: 10, 20, 30 años, aunque nadie piense ni
remotamente que habrá que esperar tanto.
"Acontecimientos importantes se desarrollan, se
han estado desarrollando en un país hermano de América Latina, que es el
Perú.
"Nosotros hemos procurado ser muy discretos en
relación con los acontecimientos que se desarrollan en el Perú.
"Sí, a nuestro juicio, aquel movimiento militar
tenía un carácter distinto al carácter de otros movimientos militares. Desde el primer momento en que se produce el
movimiento militar y desaloja del poder a la camarilla reaccionaria y
proimperialista que gobernaba ese país, surgieron declaraciones que revelaban,
en los dirigentes de aquel movimiento militar, un propósito de desarrollar su
país. Pudiera decirse que sus ideas eran
esas.
"Tomaron conciencia de la situación de atraso, de
pobreza y de explotación en que vivía la nación peruana y estaban albergando el
propósito de salir de esa situación.
"La primera medida fue contra una compañía
petrolera imperialista que había estado saqueando y explotando al pueblo de
Perú. Bien: fue una medida patriótica, una medida
valiente.
"Ulteriormente surgió la Ley de Reforma
Agraria.
"Nuestro juicio objetivo, nuestro juicio acerca
de esa ley, es que efectivamente se trata de una medida radical, y de una
medida que, aplicada consecuentemente, puede calificarse de medida
revolucionaria.
"Y apenas surgió la Reforma Agraria en ese país,
los periódicos oligárquicos del continente comenzaron a atacar ya al movimiento
militar en el Perú. Porque las
oligarquías jamás darán apoyo a ningún gobierno que haga reformas
agrarias.
"Podemos decir como definición de nuestra
política: ¡los oligarcas de América
Latina jamás apoyarán ningún proceso verdaderamente revolucionario; la
Revolución Cubana sí apoyará consecuente y decididamente cualquier proceso
revolucionario en cualquier pueblo de América Latina!
"Si en Perú se desarrolla una verdadera
revolución, no importa que quienes hayan promovido esa revolución haya sido un
grupo de dirigentes militares, muchos de ellos, incluso, educados en escuelas
de Estados Unidos. No importa. Sin prejuicios de ninguna índole, si esa
revolución se desarrolla, si sigue adelante como revolución antimperialista, como
revolución que promueve un cambio de estructura, como revolución que defiende
los intereses del pueblo de Perú, si una revolución se desarrolla en Perú,
nuestro pueblo estará al lado de esa revolución, estará al lado del pueblo
peruano.
"Si un día, como consecuencia del desarrollo
revolucionario en Perú o en cualquier país de América Latina surgen los
bloqueos criminales y surgen las agresiones imperialistas y las amenazas,
nuestro pueblo estará al lado de ese pueblo amenazado, nuestro pueblo estará al
lado de ese pueblo agredido."
También decíamos:
"Observaremos los acontecimientos, apoyaremos
todo lo que sea revolucionario, evitaremos toda actuación que pueda
considerarse o imputarse como interferencia en ese proceso. No les mendigaremos a los dirigentes peruanos
las relaciones con Cuba. Pero si un día
las quieren, porque sean verdaderamente y consecuentemente revolucionarios,
nosotros no nos negaremos a esas relaciones."
Los hechos ulteriores reafirmaron el proceso peruano
como un incuestionable proceso de consolidación de su soberanía, de
recuperación de los recursos naturales, de cambios de estructura y de avances
sociales. Es un proceso en plena
marcha.
Nosotros, no ahora, desde el principio, definimos
nuestra política con ese país.
Desgraciadamente no todos entienden el proceso peruano. Nosotros lo entendemos. Lo hemos observado con esperanza, y hemos
visto cómo se ha ido desarrollando.
Pero una prueba concluyente de esa reafirmación de la
soberanía de Perú fue su actitud hacia Cuba.
Recordamos cuando el terremoto y cuando se ofreció nuestra
cooperación. ¡Ah! Otros gobiernos tiemblan: "¿Cooperación de Cuba? ¡No!
¡No! Porque los imperialistas
yankis no permiten eso". El
gobierno de Perú, de la manera más natural, más segura, aceptó la cooperación
de Cuba, agradeció la cooperación de Cuba.
En el ámbito internacional ha librado una lucha en el
seno de la OEA contra el bloqueo; lucha que realizó espontáneamente, porque es
conocida la posición de Cuba sobre la OEA.
Pero nosotros respetamos el camino, el estilo, los métodos que siguió el
gobierno de Perú. Llevó la cuestión
allí, discutió allí, pero a la vez dijo que adoptaría su decisión
independientemente de lo que acordara o no la OEA (APLAUSOS). Y así lo hizo.
Y por eso en el día de hoy se encuentra en nuestro
país, y en esta tribuna, el embajador
de Perú, representando a su país con las relaciones establecidas (APLAUSOS
PROLONGADOS).
Nuestro pueblo, desde esta tribuna, expresa su
reconocimiento y saluda fraternalmente al gobierno de Perú, especialmente al
presidente de ese hermano país, general Velasco Alvarado (APLAUSOS).
Nuestro país se siente honrado con esas relaciones,
porque es el tipo de relaciones y la forma de relaciones que a nuestro juicio
tienen un valor político, que a nuestro juicio tienen un contenido moral. Porque es con un gobierno que ha hecho plena
reafirmación de su soberanía, que se propone transformar las estructuras, que
se propone avanzar en el terreno social.
Luego, esas relaciones tienen para nosotros un contenido moral, tienen
un contenido humano, tienen un contenido solidario. Significan algo, y significan mucho.
Como lo significan las relaciones establecidas
anteriormente con el gobierno de Chile (APLAUSOS).
Más de un año después de pronunciadas aquellas
palabras el 14 de julio de 1969, tienen lugar las elecciones en Chile y triunfa
el candidato de la Unidad Popular, nuestro compañero, gran amigo de nuestra
Revolución y de nuestro país, Salvador Allende (APLAUSOS). Y una de las primeras medidas que toma, al
asumir la presidencia del país, fue el establecimiento de las relaciones
diplomáticas con Cuba (APLAUSOS). La
Unidad Popular precisamente alberga el propósito de cambiar radicalmente las
estructuras y avanzar por el camino del socialismo. Luego, las relaciones de Chile con Cuba son
relaciones revolucionarias, son relaciones que nos honran.
Y esto tiene su importancia. Porque a cada rato se habla de relaciones con
Cuba: que si en tal lugar se discute,
que si en el otro se discute, y que si más allá se discute. Como también públicamente se ha discutido
sobre el regreso de Cuba a la OEA. Ya
hemos dicho terminantemente que no, que esos no son nuestros objetivos.
Pudiera llegar un día en que en la OEA, hasta en esa
sentina —como
institución... Cuando nosotros decimos
sentina, no calificamos obligadamente a todos los gobiernos allí
representados. El gobierno de Chile ha
entendido que debe estar allí, el gobierno de Perú entiende que debe estar
allí, y nosotros respetamos sus puntos de vista. Indiscutiblemente que no contribuyen a
hacerle agradable y feliz la vida al imperialismo yanki allí. Puede llegar un día en que los
antiimperialistas sean mayoría, ¡puede llegar!
El día que eso ocurriera, lo mejor sería cambiarle el nombre a esa
basura, junto con los objetivos y los propósitos. El día que ya no exista una organización
controlada por los imperialistas, y sí por una mayoría de países
independientes, pensamos que a la institución esa habrá que revolucionarla, y
ya no será OEA, ya no tendrá esa peste y ese mal sabor que tiene hoy
(APLAUSOS).
Pues decíamos que se publican cables, que se discute
acerca de Cuba, pero nadie nos pregunta a nosotros. Al parecer no cuentan con nosotros para estas
cuestiones relacionadas con el ingreso a la OEA, por más que hemos dicho
cuarenta veces esto. Pero, además, sobre
las relaciones: ¡Señores, para
establecer relaciones con Cuba hay que contar también con Cuba! ¡Ninguna relación con Cuba puede ser
unilateral! (APLAUSOS)
¿Y a nosotros para qué nos interesan relaciones con un
títere del imperialismo? ¿Para qué nos
interesan relaciones con un gobierno que no tenga ninguna independencia, que no
se respete a sí mismo, que no merezca ninguna consideración? ¿Relaciones hoy, y
mañana los imperialistas le dan una orden y las rompen? No señor, de ninguna manera. Así es que nuestras relaciones con los países
latinoamericanos tienen que tener un contenido de principio, un contenido
moral, un contenido político, que debe basarse en la plena soberanía, de hecho
y de derecho y, además, en una incuestionable posición de independencia y de no
sometimiento a los dictados del imperialismo yanki (APLAUSOS).
En el pasado recibimos relaciones heredadas. Eran relaciones con la Cuba del pasado; eran
relaciones con Batista y comparsa. Y
esas fueron las que rompieron, con una excepción honrosa: México, que, al desacatar los acuerdos,
cambió el carácter de sus relaciones con nuestro país (APLAUSOS). A partir de la ruptura impuesta por Estados
Unidos las relacionase serían nuevas, con Cuba socialista, con Cuba comunista,
con Cuba revolucionaria (APLAUSOS).
Por esto establecemos clara y diáfanamente que para
relaciones con Cuba hay que contar primero con Cuba. Y para contar con Cuba hay que ser libre,
soberano e independiente de verdad (APLAUSOS).
Aquí tenemos una carta recibida del presidente
Allende, que acaba de llegar a nuestras manos y de la cual queremos leer unos
párrafos, que son de reconocimiento y de saludo al pueblo de Cuba.
Dice:
"Julio 21 de 1972.
"Querido Fidel:
"Breves líneas para manifestarte lo que para
nosotros y los revolucionarios de América Latina significa el 26 de Julio,
comienzo de la epopeya que culminara con la liberación de Cuba. Empuje y fe revolucionaria de un grupo que en
el transcurrir de los años con su ejemplo y su acción ejemplar pudo derrotar al
imperialismo y la reacción para dar conciencia a todo un pueblo que hoy
construye con fervor su destino.
"Comprendo lo que para ti es esta fecha y cómo se
agolpará el recuerdo de tus heroicos compañeros, los que cayeron y los que
siguieron con profunda convicción en su tarea redentora.
"El pueblo de Chile está como siempre junto a
Cuba. Al igual que ustedes estamos hoy
más y más cerca de Viet Nam, sacrificado y heroico" (APLAUSOS)
"Te felicito y me felicito de que Cuba y Perú
hayan reanudado relaciones" (APLAUSOS).
"Es un gran paso que fortalece la lucha de
nuestros pueblos.
"En este día te pido hagas saber a Cuba y su
pueblo lo profundo que sentimos nosotros los chilenos el Moncada: martirologio y lección".
En consideración a ese deseo es que nosotros leemos
estos párrafos de una carta personal del compañero Allende (APLAUSOS).
Otros acontecimientos se desenvuelven en el
continente. Un país igualmente pequeño,
de tradición heroica, subyugado y humillado por los imperialistas, que es el
pueblo de Panamá (APLAUSOS), lucha por consolidar su soberanía y rescatar,
reivindicar sus derechos soberanos sobre la franja de territorio donde se ha
construido el Canal de Panamá, que tanta sangre y tanta humillación ha costado
al pueblo hermano de Panamá.
Con el pueblo de Panamá no tenemos relaciones
diplomáticas. No es cuestión que nos
preocupe. Sencillamente deseamos
expresarle, por una cuestión de principios, que nosotros simpatizamos, nos
solidarizamos y apoyamos su justa causa, sus justas demandas, su justa lucha
por la reivindicación de la zona del canal (APLAUSOS).
Tampoco tenemos relaciones diplomáticas sino solo
consulares con el pueblo de Jamaica. En
días recientes estuvo de visita aquí el Secretario de Estado de ese país
hermano para tratar sobre los Acuerdos de Aviación Civil.
Hay en Jamaica también un nuevo gobierno, de amplia
mayoría, que lucha y se esfuerza también por el desarrollo del país, por los
avances sociales y por la consolidación de su soberanía. Aunque tampoco tenemos relaciones diplomáticas
con ese país, ni es cuestión que nos apure ni nos preocupe, también a ellos, al
pueblo de Jamaica y al gobierno de Jamaica, nuestro pueblo les trasmite su
saludo y les desea éxitos en sus luchas por los avances sociales y por la
consolidación de la soberanía (APLAUSOS PROLONGADOS).
En esto de las relaciones es preciso tocar un punto
muy importante: Estados Unidos de
América. La cuestión del bloqueo
imperialista, la subversión imperialista, las agresiones imperialistas contra
Cuba, concitan una oposición cada vez mayor y más amplia en el propio seno de
Estados Unidos. Hemos hablado de esto en
más de una ocasión. No debiera de ser
necesario repetirlo, pero queremos reiterar también las ideas que guían la
política de Cuba con relación a Estados Unidos.
Cuba hoy no es terreno donde se esté jugando la paz o
la guerra. No es el caso de Viet
Nam. En Cuba se goza ahora de una
relativa paz, no porque los imperialistas nos la hayan querido conceder
gratuitamente sino porque nos hemos preparado, porque estamos más fuertes,
porque ha seguido cambiando la correlación de fuerzas a favor de la URSS y del
campo socialista y, además, por una razón que merece nuestro reconocimiento y
nuestra gratitud: ¡la lucha heroica del
pueblo de Viet Nam! (APLAUSOS) Por eso
nosotros decíamos que en Viet Nam se libraba una lucha en favor de todos los
pueblos del mundo, porque Viet Nam con su heroica lucha en defensa de su
independencia ha debilitado al imperialismo militarmente, políticamente,
moralmente; lo ha desenmascarado, ha suscitado el nacimiento de una conciencia
antibelicista en Estados Unidos, y además mantuvo a raya su poder. En estos años se siguió desarrollando el
movimiento revolucionario, siguió creciendo la fuerza de los países
revolucionarios y siguió creciendo la fuerza de Cuba.
Nuestro pueblo tiene motivos para sentirse
profundamente agradecido del pueblo de Viet Nam; porque en su lucha luchó
también por nosotros, porque con su sangre derramada ayudó a ahorrar sangre
cubana (APLAUSOS). Los imperialistas no
fueron lo suficientemente fuertes para hacer la guerra en Viet Nam y continuar
sus aventuras contra Cuba.
Y cuando la guerra de Viet Nam cese con la derrota
imperialista, ya serán muy diferentes las circunstancias: ya no será tan fácil planear guerras contra
Cuba, ni en sentido militar ni en sentido político ni en ningún sentido. Además, cada vez están más desprestigiadas
las acciones del imperialismo contra Cuba en el seno del pueblo de Estados
Unidos.
Luego, partiendo de esa premisa de que aquí no se
discute la paz ni la guerra, nuestra situación es que nosotros no tenemos que
hablar nada con ellos. Eso es
claro.
Por ahí hay problemas:
la base de Guantánamo, el bloqueo económico que ellos realizan contra
nuestra patria, las acciones subversivas.
Nuestra posición bien clara es la siguiente: nosotros nos limitamos a exigir
incondicionalmente que se retiren de la base de Guantánamo, que cese el bloqueo
(APLAUSOS), Y que cesen las acciones subversivas. Esa es nuestra posición, y eso no se discute
(APLAUSOS).
¿Pero acaso las preocupaciones de Cuba se limitan a
nuestros intereses locales y nacionales en relación con Estados Unidos? No.
Aun superada la guerra en Viet Nam, aun retirados los imperialistas de
Viet Nam, quedarían los problemas de América Latina. Y no se trata de la cuestión de las acciones
subversivas de Estados Unidos contra Cuba ni de la Base Naval de
Guantánamo. Cuando quieran discutir con
nosotros, el tema no es Cuba: ¡el tema
es América Latina! (APLAUSOS) No se
trata de que nosotros ostentemos la representación de América Latina, no se
trata de que poseamos poder militar o económico para contrarrestar la acción
del imperialismo yanki en este continente:
se trata de un problema moral, se trata de un problema de principio. Las relaciones de Cuba y de Estados Unidos no
pueden mejorar mientras Estados Unidos se arrogue el derecho de intervenir
militarmente en cualquier país de América Latina, mientras Estados Unidos se
arrogue el derecho de practicar la intervención y la subversión en América
Latina.
Nosotros representamos un principio moral en la lucha
frente al imperialismo yanki. Nosotros
representamos una posición revolucionaria en este continente. Nosotros somos una bandera, y esa no es una
bandera nacionalista: ¡es una bandera
internacionalista!. ¡Es una bandera
latinoamericanista! (APLAUSOS
PROLONGADOS)
Nosotros no constituimos un gobierno burgués
preocupado por cuestiones nacionales exclusivamente. A nosotros nos preocupan los problemas de
Cuba, nos preocupan los problemas de nuestro pueblo, pero nos preocupan los
problemas de los demás pueblos hermanos.
Y como revolucionarios, como marxista-leninistas, no anteponemos
nuestros intereses a los intereses de los demás pueblos.
De manera que por una cuestión moral, por una cuestión
de principios, no podemos contemplar la mejoría de las relaciones de Cuba y
Estados Unidos —y estos principios fueron acogidos y fueron aprobados
unánimemente por el Comité Central de nuestro Partido—, en tanto Estados Unidos
intervenga militarmente y ejerzan el papel de gendarme reaccionario contra los
pueblos hermanos de América Latina (APLAUSOS).
Por tanto, las relaciones de Estados Unidos con Cuba
no es cuando Nixon quiera. ¿Quién le ha
dicho a ese señor que con la Revolución Cubana se puede jugar? ¡Con la Revolución Cubana no valen maniobras
politiqueras, con la Revolución Cubana no valen juegos, con la Revolución
Cubana no valen ofensivas diplomáticas!
Nosotros no decimos nada. Nosotros simplemente decimos que las puertas de
Cuba han estado cerradas a la politiquería y a los chanchullos del señor Nixon
(APLAUSOS).
Y sea Nixon presidente de Estados Unidos, sea quien
sea, nosotros le decimos: los problemas
de Cuba son los problemas de principios de los demás pueblos de América Latina
(APLAUSOS). Y nuestras relaciones no
pueden mejorar, bajo ningún concepto, con un Estado gendarme y reaccionario en
este continente.
Esa es nuestra línea, esos son los criterios que guían
nuestra conducta con relación a Estados Unidos.
Ahora bien, ¿podemos nosotros llevar a cabo esta
política de la Revolución, clara, diáfana, intransigente, si no nos sintiéramos
fuertes en lo militar, si no nos sintiéramos fuertes en lo político, sino nos
sintiéramos seguros en las perspectivas del país en el futuro? ¡Nosotros llevaríamos una política de
principios siempre y en cualquier circunstancia! En las horas difíciles la hemos llevado,
cuando ni siquiera teníamos ningún vínculo con el campo socialista. En los instantes en que podía costar la vida
prácticamente a nuestro pueblo, lo hicimos, mantuvimos nuestra política.
Lo que quiero decir es que el éxito de la Revolución,
el éxito de su línea revolucionaria y de principios, la marcha de este proceso,
en el cual Cuba juega un importante papel, se garantiza y se hace posible por
nuestra amistad con el campo socialista, por nuestra amistad con la Unión
Soviética (APLAUSOS).
Nuestro pueblo entiende perfectamente bien que son
requisitos básicos de la política cubana su fortalecimiento militar, su fortalecimiento
político, su fortalecimiento ideológico.
Y sus estrechas relaciones de amistad y de cooperación con el campo
socialista, y especialmente con la Unión Soviética (APLAUSOS), nos hacen
posible y nos permiten decirles a los imperialistas: de ustedes, señores, no queremos nada; no lo
habríamos querido de ninguna manera, no lo habríamos querido estando solos y
siendo débiles, ¡menos lo queremos formando parte de la comunidad socialista y
siendo más fuertes! No lo queríamos
cuando no teníamos ninguna seguridad y no les hicimos ninguna concesión, ¡menos
podemos quererlo ahora que tenemos más seguridad, ahora cuando estamos más
consolidados! No quisimos nada de los
imperialistas cuando nuestras dificultades eran mayores, ¡menos podemos
quererlo ahora cuando marchamos, cuando avanzamos, cuando nuestras perspectivas
se presentan mejores que nunca!
(APLAUSOS)
Hemos soportado todos estos años sin relaciones con
ellos, y siendo más débiles en el pasado, y siendo más pobres, nos echamos
sobre los hombros, sin ninguna vacilación y sin ninguna concesión, nuestra
lucha frente al imperialismo. Ahora, con
mucha más razón y con mucha más tranquilidad, ¡estamos dispuestos a estar
cinco, diez, quince, veinte, treinta años sin relaciones con Estados
Unidos! (APLAUSOS)
Ninguna ventaja de ningún tipo, ninguna ventaja
económica podrá tentarnos, porque el futuro de este país, el desarrollo de este
país, afortunadamente hace rato ya que no depende de ningún comercio con
Estados Unidos, de ninguna relación económica con Estados Unidos.
¿Turistas aquí, a la ruleta? ¿Turistas aquí, al prostíbulo? ¿Turistas a corromper? ¡No!
Ninguna ganancia, ningún beneficio económico podrá compensar en lo moral
lo que el turismo yanki significó en este país (APLAUSOS).
Casi casi podría decirse que
mientras no exista socialismo en Estados Unidos, cambio radical de mentalidad y
de costumbres, este pueblo no puede asimilar al turismo de Estados Unidos
(APLAUSOS).
No es una ofensa al pueblo norteamericano. Pero nos guiamos por costumbres diferentes,
por moral diferente, por principios diferentes.
Y pienso que aquí ni van a encontrar ninguna de las cosas por las cuales
venían antes, ni nosotros estamos dispuestos a aceptar las influencias corruptoras
del turismo yanki.
¡A Cuba sí podrán venir estudiantes, obreros,
intelectuales, revolucionarios norteamericanos!
A Cuba podrán venir los del Movimiento de Paz, los hombres y mujeres de
izquierda de Estados Unidos, los que vengan aquí a ayudarnos en los planes
económicos, a cortar caña, a trabajar; hombres y mujeres honestos, hombres y
mujeres de buena fe, hombres y mujeres que no podemos calificar de
turistas.
Entre los turistas hay de todo: buenos y malos. En nuestro país, tratándose de ciudadanos
norteamericanos, sólo los queremos buenos, y no como turistas (APLAUSOS). Ninguna ventaja económica, en ningún sentido,
podrá tentar a nuestro país.
El desarrollo de Cuba en todos los campos está
asegurado sin ninguna relación con Estados Unidos de Norteamérica. Y por tanto, tranquilamente nuestro pueblo
puede esperar, tranquilamente nuestro pueblo puede esperar incluso a que haya
socialismo en Estados Unidos.
Si no hay socialismo, si llegara a existir un gobierno
realista —en caso de que el capitalismo sea realista alguna vez; pero por los
cambios de correlación de fuerzas, por la creciente debilidad imperialista es
posible que en algún instante, aun antes de dejar de ser capitalista, Estados
Unidos tenga que ser realista— y un gobierno que fuera capaz de respetar los
intereses, las soberanías, los derechos de nuestros pueblos, y no practicar la
subversión y no practicar la contrarrevolución y no hacer el papel de gendarme
con relación a los pueblos de América Latina, entonces nosotros con ese
gobierno podríamos hablar. Pero no
estamos apurados, aunque si saludamos con satisfacción aquellos avances y
aquellas nuevas formulaciones que se hacen en la política de Estados
Unidos.
Se dice incluso que uno de los candidatos es
partidario de que cese el bloqueo contra Cuba.
Pero incluso añaden en un programa que Cuba no puede constituirse en una
base militar soviética.
¡Nosotros, en nuestro concepto de soberanía, empezamos
por decirles a esos señores que en nuestro territorio hacemos lo que nos da la
real gana! (APLAUSOS) Y que ningún programa de ningún partido tiene
derecho a venir aquí a establecer condiciones de ninguna clase. A Estados Unidos no se nos ocurre imponerle
tales condiciones sobre lo que pueden o no hacer en su territorio. ¡Nosotros somos soberanos de verdad, y como
tal lo entendemos! ¡Y en lo que se
entiende como país soberano, nosotros no sacrificaremos un solo atributo de la
soberanía por exigencia de los imperialistas!
Nosotros nuestra soberanía podemos diluirla entre
todos los pueblos de Latinoamérica, para integrarnos en el seno de una
comunidad mayor; nosotros nuestra soberanía podemos diluirla en el movimiento
revolucionario y en un mundo revolucionario; pero frente al imperialismo, ni el
más mínimo, ni el más elemental atributo de nuestra soberanía aceptaremos ni discutirlo
siquiera. Así que vaya la advertencia,
para que se sepa bien que nosotros no aceptamos ninguno de esos cuentos
(APLAUSOS).
No obstante, nosotros consideramos que en las pugnas
tradicionales entre los partidos gobernantes de Estados Unidos, el Partido
Republicano, el Partido de Nixon, es el que tiene la peor posición, la más
criminal, la más reaccionaria, la más guerrerista. No hay la menor duda de eso.
De manera que nosotros distinguimos perfectamente bien
y sabemos que de todos los personajes que hoy se debaten en la vida política de
Estados Unidos, Nixon es un criminal, Nixon es el más reaccionario, Nixon es el
más agresivo. Sobre eso no tenemos
ninguna duda. ¡Y el peor de todos los
candidatos de Estados Unidos es Nixon!
Nosotros no somos ni electores, ni votamos allí, ni
mucho menos; pero, desde luego, no podemos ignorar que las contiendas políticas
allí juegan un papel, porque el señor Nixon ahora está desesperado, desorbitado
por que lo elijan otra vez. Y eso no lo
puede asegurar nadie. si la guerra de
Viet Nam se mantiene como hasta hoy, cuando lleguen las elecciones, nadie puede
asegurar en Estados Unidos la victoria de Nixon. Esa es nuestra apreciación y el único valor
de tipo táctico que les podemos dar a esos enfrentamientos políticos.
Hago esta aclaración después de hacer la primera,
después de explicar cuáles son los criterios de nuestro Partido con relación a
Estados Unidos. Señalo que pueden tener
importancia táctica, y sobre todo en lo que se refiere a la cuestión de Viet
Nam, los enfrentamientos tradicionales entre los partidos de Estados
Unidos.
Paso ahora, a pesar del tiempo, a lo que ha sido
centro, eje, inspiración, alma de esta concentración, que es la solidaridad
internacional y, en especial, nuestra solidaridad con el pueblo heroico de Viet
Nam (APLAUSOS).
A lo largo de nuestro recorrido por todos los países
en los actos públicos, que coincidieron con la escalada imperialista y con los
bombardeos, la cuestión de la solidaridad con Viet Nam se convirtió para nuestra
delegación en asunto esencial, asunto fundamental. Y nosotros estamos satisfechos del éxito, de
los resultados de los comunicados conjuntos, donde el apoyo de Cuba y de los
países socialistas al pueblo de Viet Nam ocupaba posición fundamental.
Hemos escuchado con profundo respeto, simpatía y
admiración, el discurso de la compañera Thi Binh; sus palabras, sus denuncias, su argumentación, su
elocuencia, su firmeza.
Constituye para nuestro pueblo un honor, para esta
Plaza, para esta fecha, para esta tribuna, que desde aquí se haya pronunciado
ese discurso, que desde aquí se hayan pronunciado esas palabras, que desde aquí
se haya emitido esa denuncia, que desde aquí se haya expuesto esa posición,
porque pensamos, en medio de los crímenes atroces, de la ferocidad
imperialista, de su crueldad, que es un motivo de aliento, una satisfacción,
saber que aquí, a pocas millas de Estados Unidos, se levanta un pueblo, se
lleva a cabo una Revolución intransigente, inclaudicable, donde el apoyo al
heroico pueblo de Viet Nam ha ocupado un lugar de honor en nuestros
sentimientos y en nuestros corazones; que desde aquí, bien cerca de Estados
Unidos, hayan ellos expuesto sus posiciones, su denuncia, sus argumentos.
Es incuestionable que los imperialistas realizan en Viet
Nam actos de verdadera desesperación, actos incalificables.
Nosotros, en nuestro recorrido por Europa, en nuestro
recorrido por Polonia, visitamos lugares que fueron escenario de grandes
ataques, grandes bombardeos por los fascistas, grandes destrucciones, grandes
crímenes. Visitamos un campo de
concentración, donde 4 millones de personas perdieron la vida, asesinadas
fríamente, convertidos en abono, en grasa, utilizados sus componentes
materiales para fines industriales.
Es verdaderamente increíble que tales cosas hayan
podido suceder. Y tan increíbles que, a
pesar de toda la ferocidad del fascismo, a pesar de sus agresiones, solo
después que los ejércitos soviéticos liberaron a Europa y penetraron en aquellos
campos, y a través de las películas del cine, de la fotografía y de los
testigos se pudo presenciar lo que había ocurrido allí, se llegó a creer lo que
eran capaces de hacer los criminales de guerra nazis.
En nuestras visitas a la Unión Soviética hemos estado
en Leningrado, que fue sometido a un cerco de 900 días. Y allí hay un cementerio donde se recuerda al
millón de personas de la población civil y combatientes que murieron como
resultado del cerco, del terror, de los bombardeos, del hambre.
Estuvimos en la ocasión anterior también en Stalingrado
donde murieron 40 000 civiles en un ataque aéreo. Hemos estado en numerosas ciudades. Esta vez visitamos Voronezh,
también visitamos Minsk. No hay ciudad
soviética donde no se levante un monumento a las víctimas de aquella
guerra. En Minsk hay un notable
monumento erigido en recuerdo de los 2 millones de personas que perdieron la
vida: miles de aldeas fueron destruidas,
cientos de ellas arrasadas y asesinados todos sus habitantes sin excepción. Y aparecen los nombres de niños de 13 años, 12
años, 3 años, 6 meses.
¡Implacablemente! ¡No perdonaban
absolutamente a nadie! Y allí hoy la
historia recuerda con horror aquellos crímenes, crímenes realmente que rebasan
cualquier esfuerzo de la imaginación.
La historia se ha encargado de recoger todo eso. Si un día la humanidad no lo vio o no lo supo
o no lo comprendió en toda su magnitud, hoy, millones y millones de seres
humanos visitan todos los años esos lugares.
Y en la literatura, en el arte, en la cultura y la conciencia de los
pueblos se recogen y se recuerdan y se recordarán eternamente aquellos
hechos. Por tales crímenes fueron
juzgados en Nuremberg y fueron ahorcados los criminales de guerra.
Cuando nosotros vemos las cosas que hacen los
imperialistas en Viet Nam —todas esas flotas, esas decenas y decenas de barcos
de guerra y miles de aviones, y el empleo de la técnica moderna, de los medios
químicos, de los medios meteorológicos, de la electrónica, de los recursos más
modernos que la ciencia y la técnica han desarrollado, empleados allí contra el
pueblo vietnamita que está a 20 000 kilómetros de distancia de Estados Unidos,
que, como dijo la compañera ministra de Relaciones Exteriores del Gobierno
Revolucionario provisional de Viet Nam del Sur, nada le ha hecho al pueblo de
Estados Unidos—, nos preguntamos: ¿qué
justificación moral y política puede tener esto?
Es el resultado de la expansión imperialista, que se
inició ya a mediados del siglo pasado, que continuó con un carácter de
imperialismo más moderno a fines de ese siglo, y que continuó durante toda esta
época. Y así llegaron a la Florida, se
apoderaron de México, se apoderaron del istmo de Panamá, instalaron su base en
Cuba y establecieron un gobierno neocolonialista, se apoderaron de todos los
recursos: minas, petróleo, bancos,
servicios públicos de América Latina y otras partes del mundo, se apoderaron de
Hawai, se apoderaron de Filipinas y, por último, en su expansión, el
imperialismo llegó a Viet Nam.
Pero Viet Nam significa, a la vez que el punto más
distante donde los imperialistas fueron a imponer sus garras y su dominio, el
punto precisamente que marca definitivamente su declinación histórica.
¡De Viet Nam se tendrán que retirar! Y así, hasta que llegue el día en que el
imperialismo no exista.
Allí, a 20 000 kilómetros de distancia, se encontraron
con el pueblo vietnamita, al que han hecho pagar un tremendo precio por su amor
a la revolución, por su amor a la independencia, por su amor a la
libertad.
El pueblo de Viet Nam luchó contra los colonialistas
franceses, de hecho derrotó a los imperialistas franceses. Y como se dijo aquí hoy, por la compañera Thi Binh, a principios de 1959,
es decir, cuando en Cuba triunfó la Revolución, ellos, los vietnamitas,
cansados de atropellos, de abusos y de crímenes, se levantaron en armas en
aquella zona del país que el imperialismo yanki puso arbitrariamente bajo su
dominación.
Y durante todos esos años, los que llevamos de
Revolución en Cuba, han estado los vietnamitas combatiendo allí por su
independencia contra los nuevos opresores.
y con esa aparente naturalidad Estados Unidos comete
tales crímenes, y bombardea ciudades, y destruye casas y escuelas y hospitales,
y ataca los diques y comete semejantes fecharías.
Nosotros estamos seguros de que algún día la humanidad
tomará conciencia plena de todo eso.
Nosotros estamos seguros de que algún día se verá con toda claridad
cuánto se asemeja Nixon a Hitler y cuánto se asemejan sus crímenes en Viet Nam
a los crímenes que cometió el fascismo en Europa y en todo el mundo.
y algún día se levantarán los monumentos también allí, y
algún día se recordarán todos los crímenes, y algún día también millones de
seres humanos anatematizarán y maldecirán al imperialismo yanki, y maldecirán a
Johnson, maldecirán a Nixon y maldecirán a todos los
culpables de esos crímenes.
A nosotros se nos imagina una especie de emulación
histórica entre Nixon y Hitler en crueldad, en falta de escrúpulos, aunque
parece ser que el señor Nixon deja atrás a Hitler en demagogia y en
cinismo.
Los nazis eran criminales consumados, eran nazis y no
lo ocultaban, no trataban de pintarse como libertadores, no trataban de
presentarse ante el mundo como gente civilizada. Y este señor lleva a cabo sus crímenes y
trata de justificarlos hablando de independencia, de libertad, de moralidad, de
justicia.
Nixon ha estado negando los bombardeos de los diques
de Viet Nam. Y entendemos que esta
cuestión de los diques es una cuestión fundamental, porque millones de personas
son protegidas por sistemas de diques, que se han estado construyendo durante 2
000 años para proteger a la población de las inundaciones periódicas de los
grandes ríos, resultado de las intensas lluvias que tienen lugar en esa región
del mundo. Ni siquiera Johnson realizó la política de bombardear los diques.
El Gobierno Revolucionario de la República Democrática
de Viet Nam ha denunciado esos
bombardeos y ha hecho un llamamiento al mundo, pidiendo a la opinión pública
que se movilice para frenar esos bárbaros ataques.
Nixon ha llegado más lejos: no solo en el minado de los puertos, sino
también en los bombardeos: no solo de
las ciudades, escuelas, hospitales, sino de los diques. Y lo niega.
Sin embargo, ahí están las fotografías, ahí están los documentales, ahí
está el testimonio de los diplomáticos y de los visitantes de Viet Nam.
Con nosotros tenemos aquí una comunicación, que envía
a la compañera Thi Binh una
ciudadana de Estados Unidos que se ha destacado por su activa y valerosa lucha
contra la guerra de Viet Nam en Estados Unidos; es la conocida actriz Jane
Fonda (APLAUSOS). Dice así esta
comunicación:
"A Madame Nguyen Thi Binh, de parte del pueblo
amante de la paz de Estados Unidos.
"Queremos aprovechar la oportunidad de su viaje a
Cuba para abrazar calurosamente a usted y a sus heroicos hombres, mujeres y
niños de Viet Nam, quienes están librando la lucha más valiente de la historia
para alcanzar la libertad e independencia para su pueblo.
"Muchos de nosotros hemos visitado su país y
hemos visto con nuestros propios ojos pruebas del hecho de que la
administración de Nixon ha escalado la guerra a un punto sin precedente: con bombardeos masivos y el uso de nuevas
armas y químicas, que emplean particularmente contra la población civil, y que
están causando la muerte y mutilación, igualando quizás solamente a la
destrucción del bombardeo de Hiroshima.
"Observamos entre los múltiples crímenes de Nixon
el bombardeo Tapiz de los objetivos civiles por los B-52, el uso masivo de las
armas antipersonales, y los nuevos gases y químicas, como las salvajes bombas
de napalm, fósforo y termita.
"Muchos de nosotros damos testimonio igualmente a
los sistemáticos intentos de Nixon de destruir los diques y sistemas de regadío
en Viet Nam del Norte, justamente en el período de las fuertes lluvias. La historia jamás ha registrado un plan tan
salvaje, que está poniendo en peligro las vidas de 15 millones de personas
inocentes en el Delta del Río Rojo.
"Hacemos un llamado a todos los pueblos del mundo
a movilizarse para prevenir este crimen inaudito.
"El programa de vietnamización de Nixon ha
fracasado. El y el régimen de Saigón
están aislados en el orden militar, político y diplomático. En su último y desesperado intento de
contener el curso de su derrota, él intentará inundar a Viet Nam del Norte y
alegar que se trata de un desastre de la naturaleza. Debemos actuar ahora para poner en evidencia
su plan y obligarlo a cesar todos los crímenes que está cometiendo contra el
pueblo vietnamita, a retirar a todas sus tropas de su patria de ustedes, y a
permitir que el pueblo vietnamita determine su propia vida.
"Jane Fonda" (APLAUSOS).
(DEL PUBLICO LE DICEN:
"¡Comandante, Comandante!
Brindamos la copa de la emulación de las escuelas en el campo, que la
ganó Ceiba 1, a una escuela de Viet Nam").
Un compañero propone que la copa de la emulación que
ganó Ceiba 1 con el 95% de promoción, se le envíe a una escuela de Viet
Nam. Se la podemos entregar a la
compañera Thi Binh para que
ella la trasmita a una escuela de Viet Nam del Sur (APLAUSOS).
A través del movimiento revolucionario en América
Latina, de las organizaciones progresistas en Estados Unidos y de todo el
mundo, debemos denunciar con toda la fuerza y actuar, y exponer nuestra
protesta por todos los medios contra los salvajes y criminales ataques al
pueblo de Viet Nam, y en especial contra la increíble barbarie de destruir los
diques. Es necesario elevar al máximo
nuestro apoyo político, nuestro apoyo moral y nuestro apoyo material al heroico
pueblo de Viet Nam.
Pero a la vez nosotros tenemos la más completa
seguridad de que los imperialistas serán derrotados, de que los imperialistas
tendrán que retirarse de Viet Nam. ¡La
historia lo ha demostrado! Frente a la
resistencia de un pueblo como el de Viet Nam hoy, el de Argelia ayer, el de
Cuba en el siglo pasado; por pequeño que sea un país decidido a defender su
independencia, un país decidido a defender su causa, no lo puede aplastar, no
lo puede derrotar ninguna guerra represiva, ninguna técnica, ningún bombardeo,
ningún crimen de guerra. Hitler con sus
crímenes de guerra no pudo vencer la resistencia del pueblo de Polonia. Hitler con sus fabulosos crímenes no pudo
derrotar al pueblo soviético, y a la larga el pueblo soviético lo aplastó.
Esa decisión, esa firmeza del pueblo de Viet Nam, ese
heroísmo que ha conmovido al mundo, que ha despertado la simpatía y el apoyo de
todo el mundo a su causa, eso es invencible.
Y Nixon debiera tomar muy en cuenta esas palabras
pronunciadas aquí por la representación del pueblo de Viet Nam, expresivas de
su decisión de resistir y luchar hasta que sean respetados sus derechos
fundamentales. ¡Esa disposición del
pueblo de Viet Nam de no retroceder una pulgada, de defender sus demandas, y de
defender sus puntos básicos, que permitan la liberación de Viet Nam, es decir,
el derecho de Viet Nam a su independencia, que eviten la repetición de lo que
ocurrió cuando los Acuerdos de Ginebra, que eviten la implantación del
neocolonialismo en ninguna región de Viet Nam!
Nixon debiera tomarlo en cuenta.
Y nosotros tenemos la seguridad de que el pueblo de
Viet Nam saldrá victorioso. Para
cualquier observador es claro que los actos de Nixon son resultado de la
desesperación, y que a pesar de sus bárbaros bombardeos la lucha en Viet Nam
del Sur de los patriotas vietnamitas no ha amainado, la capacidad combativa de
sus fuerzas aumenta, la respuesta del pueblo de Viet Nam del Sur —a pesar de la
feroz represión— es una respuesta creciente a través de los levantamientos
populares. Grandes extensiones han sido
liberadas por los patriotas, y ningún esfuerzo, nada, podrá hacer que las
fuerzas títeres mercenarias al servicio del imperialismo sean capaces de
resistir la ofensiva y la lucha del pueblo vietnamita.
La opinión pública apoyará a Viet Nam. La protesta crecerá en todo el mundo, y
crecerá en los propios Estados Unidos. Y
la causa vietnamita —de una forma o de otra— triunfará, con Nixon o sin
Nixon. Esa es nuestra convicción. Esa es nuestra seguridad (APLAUSOS).
Hoy se han recibido aquí mensajes de los marinos de
los barcos cubanos que permanecieron en los puertos de Haiphong cuando la
brutal orden de Nixon. Y permanecieron
sencillamente para descargar las mercancías, aunque los hundieran (APLAUSOS).
En Viet Nam también se encuentran enfermeras y médicos
cubanos trabajando allí junto al pueblo de Viet Nam. Días atrás se recibieron igualmente sus
mensajes de solidaridad y adhesión, expresivos de su valor y de su
firmeza.
Eso refleja el sentimiento de nuestro pueblo hacia
Viet Nam, de nuestros obreros, de nuestros campesinos, de nuestros soldados, de
nuestros estudiantes. Aquí un obrero
habló de que estaban dispuestos a ayudar en la reconstrucción. Los estudiantes de la secundaria más
destacada le ofrecen su copa. ¡Esos
sentimientos y esos gestos son expresivos de la actitud de solidaridad de
nuestro pueblo hacia Viet Nam, y que se expresa en una conocida frase: "¡Por Viet Nam estamos dispuestos a dar
nuestra propia sangre!" (APLAUSOS)
Y si las circunstancias exigieran de nuestro pueblo, de
nuestros trabajadores, de nuestros jóvenes, de nuestros soldados, cualquier
expresión de su solidaridad con Viet Nam, allí en el propio campo de la lucha,
están dispuestos a correr los mismos riesgos junto al pueblo vietnamita
(APLAUSOS).
Y estas no son declaraciones de solemnidad o de
ocasión: ¡dígannos los vietnamitas
cuando sea necesario, y estas palabras se convertirán en realidad! (APLAUSOS)
Pero deseamos expresar alrededor de esta cuestión
vietnamita algo más: que Nixon no debe
subestimar el apoyo a Viet Nam no sólo de la opinión mundial, no solo de los
países de Asia, de Africa, de América Latina, ¡no!, Nixon no debe subestimar el
apoyo del campo socialista a Viet Nam.
Nixon no debe subestimar en lo más mínimo el apoyo del pueblo soviético,
del Partido Comunista de la Unión Soviética y de la Dirección soviética a Viet
Nam (APLAUSOS). Nixon no ignora, Nixon
no puede ignorar cuáles son las posiciones del pueblo soviético y cuáles son
las posiciones de la dirección, del Partido y del Gobierno soviéticos en
relación con Viet Nam. No lo ignora, ni
lo puede ignorar, ni lo puede subestimar.
Se equivoca totalmente si cree que la causa de Viet
Nam es débil. Se equivoca totalmente si
cree que Viet Nam está solo. Porque
nosotros sabemos cómo piensan los dirigentes de los países socialistas y cómo
piensan los dirigentes de la Unión Soviética y cuál es su posición de
principios en relación con la justa causa del pueblo de Viet Nam y su decisión
de apoyarlo moralmente, políticamente y materialmente hasta el triunfo de su
justa causa (APLAUSOS).
Por eso nosotros tenemos la convicción de que la causa
de Viet Nam es invencible, que el pueblo de Viet Nam triunfará. ¡Y en esa lucha hasta la victoria, el pueblo
de Viet Nam puede contar con el apoyo incondicional del pueblo revolucionario
de Cuba! (APLAUSOS)
Nosotros vamos a concluir nuestras palabras. Hemos dedicado fundamentalmente el tiempo a
cuestiones internacionales, como corresponde a la ocasión de la visita de la
delegación representativa del Gobierno Revolucionario Provisional de Viet Nam
del Sur, y como corresponde a la consigna de un 26 dedicado a la solidaridad,
al internacionalismo. Sobre nuestros
problemas nacionales virtualmente no hemos hablado. Sobre esto solo se pueden expresar unas pocas
palabras.
Desde el punto de vista de nuestro país, recordamos,
desde el 26 de Julio de 1970 —hace dos años— a este 26 de Julio, todo lo que
hemos avanzado en todos los campos: en
el Partido, en las organizaciones de masa, en el trabajo general de la economía
del país, y la plena conciencia que nuestro pueblo ha tomado de la necesidad de
seguir luchando ardua e intensamente.
Pero podemos decir que nunca las perspectivas de nuestra Revolución han
sido como ahora, y que en ningún sentido, ni políticamente, ni desde el punto
de vista de la conciencia revolucionaria, ni desde el punto de vista de las
perspectivas de nuestro trabajo, ni desde el punto de vista del crecimiento de
nuestras relaciones y nuestros vínculos internacionales y de la cooperación del
campo socialista, nunca, ningún momento anterior de la Revolución Cubana ha
sido mejor que estos instantes.
Nosotros este 26 de Julio podemos decir con
satisfacción que nuestra Revolución se ha consolidado extraordinariamente y que
un futuro prometedor en todos los órdenes espera a nuestra patria. Y es para nosotros muy satisfactorio poderlo
proclamar un día como hoy.
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Viva el glorioso y heroico pueblo de Viet Nam! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”)
¡Por Viet Nam estamos dispuestos a dar nuestra propia
sangre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)