DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLCA DE CUBA, EN EL RESUMEN DE LA CONCENTRACION POPULAR POR EL XII ANIVERSARIO DE LA CREACION DE LOS COMITES DE DEFENSA DE LA REVOLUCION, EFECTUADA EN LA PLAZA DE LA REVOLUCION, EL 28 DE SETIEMBRE DE 1972, “AÑO DE LA EMULACION SOCIALISTA.

 

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

 

Querida compañera Angela Davis (APLAUSOS);

Queridos invitados;

Queridos compañeros del Comité Central;

Queridos compañeros de los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS): 

 

Arribamos a este XII aniversario de los Comités de Defensa de la Revolución en un momento bueno de la Revolución: en un instante en que nuestro pueblo se dedica cada vez con más entusiasmo al trabajo creador, en un instante en que la conciencia revolucionaria y la cultura política de nuestro pueblo alcanzan sus más altos niveles, en un instante en que marchamos con más seguridad que nunca hacia adelante. Y en este auge de la Revolución, los Comités de Defensa han jugado un papel importante y han reflejado en sí mismos los éxitos de la Revolución, el progreso de la Revolución. 

Todo crece en la Revolución, ¡y han crecido también los Comités de Defensa!  Ya en la actualidad esta impresionante organización de masas cuenta con 4 236 000 miembros (APLAUSOS).  Es decir, alrededor del 70% de las personas adultas. 

Y este crecimiento, este resultado, no es fruto del azar. Es el resultado de 12 años de lucha, de lucha entusiasta; 12 años de experiencia acumulada, 12 años de desarrollo del espíritu revolucionario de nuestro pueblo. 

¡Esa masa de millones, esa militancia, esa combatividad, esa fuerza, refleja la profundización de las ideas revolucionarias en el corazón del pueblo!  (APLAUSOS)

La lucha, el combate, nos ha hecho más fuertes. 

Y es muy significativo que un 70% del pueblo adulto milite en esta organización, que se creó para defender la Revolución (APLAUSOS), que es una organización de activistas, de luchadores, de combatientes, que prestan sus servicios a la causa revolucionaria en los más diversos frentes. Se trata de nuestra población adulta.  Detrás viene nuestra juventud, nuestros estudiantes, nuestros escolares.  Y esto refleja la unidad del pueblo, la homogeneidad del pueblo, la fuerza de la Revolución, que se ha ido forjando y acumulando en estos años de lucha. 

Y hemos visto los Comités de Defensa durante este último año en todas partes, en todas las actividades, y los hemos visto en estas últimas semanas, a medida que se acercaba el XII aniversario, y los hemos visto llenar de vida, de alegría, todos los rincones del país, y los hemos visto prepararse y organizarse para la conmemoración.  Y los hemos visto en el día de hoy marchar hacia esta concentración desde todas direcciones con una organización perfecta. 

Nosotros nos encontrábamos en los alrededores de la ciudad, y veíamos las interminables caravanas moviéndose por todos los caminos, por todas las carreteras, hacia este acto.  ¡Qué ejemplar organización! 

Cierto es que al comenzar el acto de esta noche había un poquito de bullicio.  Nosotros nos preguntábamos: ¿qué ocurre en la noche de hoy? 

y estos actos se caracterizan cada vez más por su disciplina, por su orden, por la atención del público. Y nosotros, por un instante, nos preguntábamos: ¿qué dirán nuestros visitantes? Por algún instante nos apenábamos de pensar que nuestra invitada de honor y miembro de honor de los Comités de Defensa, la compañera Angela Davis (APLAUSOS), iba a hacer uso de la palabra, y con las dificultades que siempre supone el idioma y las traducciones, nosotros tratábamos de imaginarnos qué inquietudes pasaban por su ánimo pensando que después tendría que hablar. 

No crean que les estoy haciendo una crítica. Yo sabía que ustedes se ordenarían, yo sabía que ustedes iban a prestarle toda la atención que merecía la compañera Angela Davis (APLAUSOS).  Pero yo había visto también la atención con que escuchan todos los años el informe de las actividades del Comité; sé además el reconocimiento y el respeto que ustedes sienten por el compañero Marturelos (APLAUSOS).  Y a él le correspondió hablar en los primeros instantes. 

El bullicio era por aquí.  Y yo sí sé lo que pasó.  Tal vez no lo quiera decir. 

(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO)

Algunos han dicho que el calor.  ¿Ustedes no dijeron que el calor? 

(DEL PUBLICO LE DICEN:  ¡No!”)  ¿No era el calor? 

(DEL PUBLICO LE DICEN:  ¡No!”)

Otros decían o pensaban que la concentración era muy densa, que había demasiado público en la plaza. 

 (DEL PUBLICO LE DICEN:  Queríamos ver a Angela Davis”.)

Ah, algunos dicen que querían ver a Angela de cerca (APLAUSOS). 

De donde resulta que la culpa de todo la tiene Angela (APLAUSOS). 

Los imperialistas no pudieron condenarla, y nosotros aquí la culpamos de la agitación. 

¿Dónde está Ceiba 8?  ¿Y dónde está Ceiba 5?  ¿Y Ceiba 7?  ¿y Ceiba 1 dónde está?  Que levanten la mano los compañeros de las secundarias que están ahí (LOS ALUMNOS DE LAS ESCUELAS SECUNDARIAS LEVANTAN LA MANO).

Lo que ha ocurrido no es consecuencia de que hayamos retrocedido, no es consecuencia de que nos hayamos desorganizado; lo que ha ocurrido es que ha surgido en estos últimos tiempos una nueva masa de jóvenes que estudian y trabajan, y al parecer están saludables, están bien alimentados y son tan entusiastas como los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS). 

Y sin pretender hacer un juicio definitivo, lo que ha ocurrido a nuestro juicio es que los compañeros de las escuelas estaban detrás, ¿no?, y entonces realmente trataban de acercarse a la primera fila.  ¡El entusiasmo de los compañeros,  la juventud y sus energías! 

Pero como nosotros sabemos también las energías de los Comités de Defensa,  nos preguntábamos qué iba a pasar aquí entre los hijos y los padres: los hijos tratando de abrirse paso para la primera fila. Y yo me decía: ¡pero estos muchachos...!  Nosotros, que conocemos bien a los miembros de los Comités —siempre con la guardia en alto, siempre en la primera fila—, sabemos que entre ustedes hay muchos constructores y que hay un espíritu de constructores, nos preguntábamos: ¿qué va a pasar aquí? 

Hablaba con el compañero Aníbal y le explicaba mi teoría.  El compañero Aníbal coincidía con la teoría, y decía una cosa muy razonable: a fin de evitar estos fenómenos telúricos, el próximo año debe reservárseles un espacio y ciertamente teniendo en cuenta que las escuelas existen —y que no puede olvidarse de que una masa joven y numerosa se abre paso y quiere estar en primera fila—, hay que reservarles espacio (APLAUSOS).  Porque de otra forma es imposible. 

Entonces el próximo año en las concentraciones de masa les damos su puesto, para que no tengan que reclamarlo.  Y en orden: ¡delante, las escuelas con más promoción! (APLAUSOS)

Eso es lo que pasó.  Y esta explicación es para todos, para el público presente, para el público que ve el acto por televisión y, sobre todo, para nuestros invitados. Y para señalar que, a pesar de ese fenómeno nuevo, no debemos sentirnos desanimados, sino al contrario, alegrarnos de saber que es resultado del avance de las fuerzas nuevas, y que la culpa la tenemos nosotros, los organizadores, porque no previmos este fenómeno, a pesar de que hace unos días se inauguraron 44 escuelas con capacidad para 22 000 estudiantes (APLAUSOS).  Y si el año pasado había seis o siete escuelas, ahora tenemos 51 escuelas de este tipo.  Y el próximo año en vez de 25 000, los jóvenes en este plan, para el 28 de septiembre, coincidiendo con el XIII aniversario, serán 100 000.  De modo que si no les abrimos espacio y les asignamos un espacio, entonces nos arriesgamos a que el desorden sea mayor. 

Es una lástima que por esas razones no se haya podido oír el informe del compañero dirigente de los Comités de Defensa, el informe sobre las actividades del año.  Lo tengo aquí, pero no lo voy a leer. Conque no impacientarse. Pero nosotros estuvimos analizando este informe, y refleja una cantidad de actividades durante este año que son verdaderamente asombrosas, tanto desde el punto de vista del trabajo interno de la organización y cuando hablamos del trabajo interno de la organización, casi casi hablamos del trabajo interno de los adultos del país. 

(UN NIÑO DEL PUBLICO EXCLAMA:  ¡Fidel!”)

¿Dime?

Ese debe estar en cuarto grado —¡qué va!—, segundo grado, y ya está gritando, ya quiere hacerse oír en este acto (RISAS).  Así que figúrense los que vienen luego.  Y creo que van a estar mejor alimentados todavía.  ¡Oiganle la voz! 

 (SE OYEN OTRAS VOCES DE NINOS)

Vamos a seguir, antes que todos los muchachos se pongan a hablar (RISAS). 

Decíamos que las actividades internas de la organización comprenden a más de 4 millones de personas, y que va desde la información a las masas, los círculos de estudio político que se realizan mensualmente y a los que asisten 2 millones de personas; las promociones de cuadros de todo tipo para orientadores políticos, para dirigir los círculos —los cuadros que por miles y miles se han ido formando en la organización—; las escuelas superiores, etcétera.  Desde esa actividad —repito— de orden interno, desde las que se refieren a la propia organización hasta las actividades en que la organización se vierte hacia las tareas revolucionarias, y que son innumerables. 

La organización, todos recordamos —y se recordaba aquí esta noche por la compañera Angela Davis—, nace para defender la Revolución, como dice su nombre.  Pero es que ya hace mucho rato —como hemos dicho otras veces— esta organización rebasó esas funciones iniciales. Las rebasó, no las renunció.  Multiplicó su actividad sin abandonar esta.  Pero la contrarrevolución es cada vez más débil.  La fuerza aplastante de las masas la ha ido reduciendo a una dimensión minúscula; el avance de la Revolución extermina su contraparte, que es la contrarrevolución. Y la contrarrevolución sin duda ha ido debilitándose y debilitándose y debilitándose. No quiere decir esto que no exista, aunque sea mucho más débil: tiene a su gran padrino el imperialismo, que existe todavía, que practica por sí mismo la contrarrevolución internacionalmente. 

¡La guardia no se bajará cualquiera que sea la dimensión de la contrarrevolución!  (APLAUSOS)  ¡Hay que estar muy claros en esto! 

Pero la tremenda fuerza de las masas, la tremenda fuerza de esta organización da para cumplir esa tarea original y desarrollar incomparablemente más tareas y nuevas tareas. Todos los años surgen, y lo interesante es que ninguna de las anteriores tareas decae.  Surgen nuevas y las anteriores aumentan. 

Así, la cuestión de vigilancia revolucionaria es algo aplastante. ¡Cuatro millones de personas adultas —es decir, todo el pueblo— organizando la defensa de la Revolución en todos los frentes de la vigilancia!

¿Quién se mueve? ¿Quién se puede mover? ¡Ni una hormiga! ¿Por qué?  Porque es la acción de 4 millones de activistas. 

Al principio —y aun como una reminiscencia— los enemigos de la Revolución, los plumíferos, en el extranjero hablaban de los Comités de Defensa como una organización de espionaje. Ellos se imaginan un grupo reducido de fanáticos, dedicados a defender la Revolución.  Tal vez no les quepa en la cabeza —porque esto es demasiado grande para que les quepa en la cabeza— que es todo un pueblo organizado montando guardia (APLAUSOS). 

Los que constituyen una minúscula minoría no son los que vigilan sino los vigilados.  Que como cada vez son menos, y cada vez son más los Comités, cada vez toca a más ciudadanos por “gusano”.  De manera que cada año por cada uno —de los menos—, hay más y más miembros de los Comités de Defensa. 

Eso no les cabe en la cabeza. 

Y esa es una de las muchísimas actividades de los Comités. Y decíamos que cada una de sus actividades crece por año.  Cualquiera. 

Recordábamos que una de las nuevas actividades hace años fue la recogida de materias primas.  Si se analizan las cifras año por año, aumentan.  Y ya este año, por ejemplo, en envases de cristal recogieron 88 millones (APLAUSOS).  ¿Comprenden?  Es el equivalente a una gran fábrica de envases de cristal. Y yo me pregunto:  ¿de dónde habrán sacado tantos envases? 

En materia prima para la industria del papel, 30 000 toneladas. ¡Más que nunca!  (APLAUSOS)

En donaciones de sangre, 130 000 (APLAUSOS). ¡Más que nunca! Ciento treinta mil, en este país donde todo el mundo sabe los negocios que se hacían en el pasado con la sangre. 

En nuestras conversaciones con algunos médicos, ellos nos recordaban todas las prácticas increíbles que existían con relación a la medicina: desde las medicinas falsas, hasta los negocios de ventas de sangre; de algunos laboratorios que le echaban agua y colorante a la sangre, que la adquirían por cinco pesos, para hacer más negocios; de los individuos que se murieron en este país, porque vivían de vender su propia sangre.  Muchas de esas cosas son increíbles cuando hoy día se escuchan.   Y hoy es el pueblo que ofrece toda la sangre que necesitan nuestros hospitales, y que cuando ha hecho falta, como ocurrió cuando el terremoto del Perú, fue capaz de hacer 100 000 donaciones en 10 días. 

Hay que ver no el efecto cuantitativo, de la cantidad de sangre, sino el efecto moral, la cantidad de moral que significa esa conducta de las masas (APLAUSOS), actividad en que han trabajado los Comités de Defensa de la Revolución. 

Si se analizan los servicios a la salud pública, son incontables las actividades:  desde la organización de las conferencias sobre la salud, la divulgación de informaciones relacionadas con la medicina preventiva, la lucha por la prevención de las enfermedades —las pruebas citológicas, las vacunaciones a través de las cuales se han erradicado de nuestro país numerosas enfermedades, empezando por la poliomielitis que era un flagelo, y otras muchas enfermedades contagiosas—; lucha que nos conduce ya hoy a ser un país que está prácticamente liberándose de modo total de la tuberculosis, que fue otra de las terribles plagas de este país.  En esa lucha de la medicina preventiva, la medicina ideal, puesto que no tiene que curar al individuo enfermo, sino que mantiene al individuo sano, toda esa divulgación que se traduce en la disminución de la mortalidad infantil y en la prolongación de la vida de los ciudadanos, en el mejoramiento de sus estándares de salud, el papel de los Comités ha sido fundamental.  A esto se añaden las tareas que se desarrollan en el campo de la educación, que van desde la búsqueda de guías de pioneros, la promoción de maestros populares en número de miles, hasta los trabajos relacionados con los padres ejemplares, aparte de toda la actividad práctica, material, en el arreglo y mejoramiento de los locales escolares, y de la lucha por la matrícula, y la lucha contra la deserción escolar. 

Y ya también en el campo de los servicios se percibe la actividad de los Comités de Defensa, desde las asambleas de análisis sobre los servicios y distribución, como vehículo de las masas para cooperar a la mejor marcha de todos los servicios; a la organización de los consejos de apoyo al transporte, velando por el mantenimiento de los equipos, por su cuidado, por su conservación; a la lucha contra los accidentes del tránsito, a la divulgación de todas las normas y medidas que pueden contribuir también a salvar muchas vidas y a evitar decenas de miles de accidentados todos los años —problema que, si no se lucha contra él, con el incremento de los vehículos automotores, el resultado sería no se sabe cuántas pérdidas en vidas y cuántas mutilaciones, y además las pérdidas materiales. 

Actividades nuevas, como son ahora las relacionadas con el embellecimiento y limpieza de las ciudades, que en la provincia de Oriente ha alcanzado extraordinarios éxitos,  y en la cual se han invertido nacionalmente 16 millones de horas de trabajo voluntario (APLAUSOS).  Las nuevas tareas relacionadas con la construcción, arreglo de calles,  etcétera. 

El pasado año se inició el apoyo a la construcción en el Estadio Latinoamericano,  y este año se tradujo en la participación en una serie de obras fundamentales, como ha sido, en primer lugar, la planta de Tallapiedra (APLAUSOS). 

Ustedes recordarán que esa industria normalmente habría llevado año y medio en construirse, y la consigna de apoyar esa construcción, de construirla como si estuviéramos en guerra. La participación de los Comités de Defensa,  que apoyaron materialmente, espiritualmente y moralmente la obra, que transmitieron a los obreros de la construcción su entusiasmo, hizo posible la construcción de esa planta en solo 10 meses.  Se dijo que instalarla para julio, y en julio estuvo instalada. Se dijo para ponerla en marcha alrededor del 28, y ya estaban a punto de poner en marcha la planta; cuestión que nos interesaba enormemente, porque en aquellos días estábamos bajo la crisis de los apagones, por los déficits de electricidad relacionados tanto con la falta de capacidad instalada como  con el bajo aprovechamiento de las existentes.  El esfuerzo de la Empresa Eléctrica y de los obreros de la Empresa Eléctrica; el extraordinario mejoramiento en los mantenimientos; las campañas de ahorro de electricidad,  en las cuales participaron los Comités de Defensa, permitieron en este verano disponer de una situación mucho mejor en la región occidental, que era la más crítica, y reducir considerablemente los apagones. 

Con la nueva planta que entrará en marcha, las capacidades se incrementan en 60 000 kilowatts. Esto eleva la capacidad, facilita el trabajo de mantenimiento y con ello la obtención de más energía.  Y aunque todavía no resuelve el problema, aunque todavía tenemos déficit de electricidad, aunque todavía —sobre todo en el período de invierno— estaremos sintiendo en alguna medida ese déficit, sin embargo la situación es notablemente mejor a consecuencia de la terminación de esa planta. 

Y los Comités de Defensa no solo trabajaron en su construcción y montaje sino que además realizaron una serie de gestiones: visitaron los frentes nacionales de países socialistas amigos; obtuvieron la cooperación de técnicos entusiastas que participaron en el montaje, como técnicos de la RDA, de Bulgaria y de otros países; entraron en contacto con el Frente de la Patria en Checoslovaquia; entraron en contacto con los centros obreros donde se tenían que producir determinadas piezas y determinados equipos de esa planta; realizaron gestiones de orden internacional, y facilitaron el cumplimiento de la meta. 

Ya se construye también una planta similar a la de Tallapiedra en Regla, que en su momento requerirá el apoyo de los Comités. Se comienzan a construir nuevas unidades de 100 000 kilowatts cada una para tenerlas instaladas en 1975 en la región de Mariel, lo que nos permitirá resolver adecuadamente el déficit eléctrico, y disponer de suficiente generación de energía tan esencial para las producciones industriales y los servicios de la población.  En Tallapiedra tuvimos un ejemplo concreto del trabajo práctico de los Comités. 

Pero han estado participando también en numerosas obras de construcción.  Ahora están participando en la construcción del complejo lácteo; participan en el desarrollo del parque zoológico; participan en la medida de los recursos materiales en las operaciones del bacheo de las calles; participan en la construcción del estadio de Matanzas; participan en la construcción del estadio de Cienfuegos, y han participado en decenas y decenas de obras en todo el país. 

La energía constructiva que se está generando es tal, que lo que va a faltar no son brazos sino materiales. 

Ustedes han traído hoy aquí el casco de los constructores, como símbolo de esa nueva actividad a la cual se han incorporado los Comités. Si en Regla no hay más miembros de los Comités apoyándolos es porque todavía estamos en espera de la solución de los suministros de equipos y componentes. Si en el bacheo de las calles no se pudo trabajar mucho más es porque resultaba insuficiente la cantidad de asfalto —ya ahora tendremos casi el doble de asfalto disponible; será un problema que podrá abordarse mejor. 

Decíamos que es correcto ese símbolo que ustedes adoptaron este año, dado que efectivamente se han desplegado tales energías, tanto entre los Comités de Defensa como en las microbrigadas obreras (APLAUSOS), de las cuales hay ya 850 en todo el país, como la actividad de los obreros de la construcción, a lo que se añade la participación de diversos organismos, como es la participación del MINFAR, del Ministerio del Interior; la participación —digna de destacarse también— de los reclusos incorporados a los planes de construcción (APLAUSOS) que han hecho un notable esfuerzo construyendo vaquerías, construyendo secundarias básicas, y otras obras. 

Todas estas fuerzas:  obreros de la construcción, soldados, combatientes del Ministerio del Interior, microbrigadas obreras, cuadros de la CTC, columnas juveniles, Seguidores de Camilo y del Che (APLAUSOS PROLONGADOS), Comités de Defensa de la Revolución, y reclusos —cuya participación ha contribuido a elevar notablemente la calidad de la política penitenciaria—, todos esos factores han determinado un tremendo impulso constructivo, y que virtualmente, al tope de las capacidades, nuestras fábricas de cemento, de cabillas y demás materiales de construcción de todo tipo, resultarán ya insuficientes. 

En el año 1973 alcanzaremos el tope que nos permiten los materiales. El valor de las producciones en el sector de la construcción rebasará en ese año el valor de 1 000 millones. Y, desde luego, el limitante no estará ya en las energías humanas, lo cual demanda nuevos esfuerzos en instalación de industrias de materiales, y entre otras nuevas fábricas de cemento. En estos instantes se están negociando tres de ellas, de mucha más capacidad, en un esfuerzo por elevar la producción del cemento de algo más de 2 millones que tenemos actualmente a más de 5 millones de toneladas en cuatro años. Nuevas industrias de muebles sanitarios, de baldosas, de piedras, de arena, de todo tipo de materiales de construcción, son necesarios. 

Hace algunos años, el problema era falta de brazos para construir. Con esta energía desplegada, ahora faltarán los materiales. 

En materia de construcción de instalaciones escolares se alcanza en 1973 un 50% más de lo que se había pensado originalmente para 1975. Es por ello que tendremos ya tan alto número de alumnos que ingresan en el nuevo y revolucionario sistema de la educación del estudio y del trabajo. 

Algunas cifras nos permitirían ver claramente cómo este esfuerzo gigantesco responde a la necesidad. 

En la enseñanza primaria hay matriculados 1 840 000 niños, frente a setecientos y tantos miles en 1958.  ¡Hay más de un millón de niños por encima de los que había matriculados en las escuelas en el año 1958! 

El número de alumnos graduados de sexto grado que pasan a la enseñanza media superior ya alcanzó y rebasó los 100 000 por año.  ¡Fueron 106 000 este pasado curso! 

Antes de la Revolución el número total de alumnos de la enseñanza media y superior era 100 000. Todos los estudiantes de secundaria, tecnológicos, preuniversitarios, universidades.  El número de los que ingresan ahora en ese nivel de enseñanza por año es ya más de 100 000.  El número actual de estudiantes de enseñanza media y superior es de  300 000.  Y esas cifras crecen rápidamente. 

El gasto del país en la educación de 1958 era de 76 millones, incluido lo que se robaban, que era casi todo.  Los gastos del país en 1973 para la educación ascenderán ya a 700 millones. Claro está que esas cifras incluyen, tanto las anteriores de 76 millones como las actuales, las construcciones. 

Y este nuevo sistema nos permitirá, con la participación de los jóvenes en la producción, poder hacer frente a los gastos crecientes de la educación.  Ningún país de economía subdesarrollada podría permitirse la política de la educación universal sin esta fórmula de la combinación del estudio y del trabajo. 

Setecientos millones es una cifra muy alta, pero es la mejor inversión y la más prometedora de todas las que puede hacer el país. 

Esas construcciones escolares de hecho se convierten en centros de producción: cada escuela es un centro de enseñanza y, además, un centro de trabajo, centro de trabajo productivo, económico. 

En todo el país hay más de 100 brigadas construyendo instalaciones escolares, más de 150 construyendo lecherías, una cifra similar a esta construyendo carreteras; decenas de brigadas construyendo industrias, construyendo presas y construyendo diversas instalaciones de diverso tipo.  ¡Alrededor de 500 brigadas trabajando en todo el país! 

No es igual en todos los lugares la situación de la fuerza de trabajo.  La región de occidente, la capital, es una de las regiones con más problemas de fuerza de trabajo profesional para la construcción.

Ahora se construye la ampliación de Antillana de Acero, para llevarla de 150 000 a 300 000 toneladas. Ahí se produce el acero para las construcciones. Se trabaja —como decíamos— en la planta de Regla. Se inicia la construcción de las unidades de Mariel de 100 000 kilowatts cada una. El próximo año se iniciará la construcción de una nueva fábrica de cemento también en Mariel. Y una ampliación de la actual de Artemisa, que triplicará su capacidad. Se construye en el este de la ciudad el combinado lácteo.  Esto aparte de otras muchas instalaciones económicas y sociales. 

Será necesario el apoyo de los Comités en varias obras de la capital. 

Me olvidaba señalar que ustedes han estado participando en la terminación de ese moderno hospital que se construye en la regional de Centro Habana, en el edificio que iba a ser el banco nacional. Obras tenemos muchas. Se requerirá la cooperación de los Comités y se requerirá la cooperación de las microbrigadas obreras. 

Las microbrigadas obreras han trabajado en la construcción de secundarias.  Están a punto de terminar la planta de tratamiento de agua para el este de La Habana.  Están trabajando en Regla. 

Será necesario el apoyo de las microbrigadas en Regla, será necesario en el complejo lácteo, será necesario en Antillana de Acero.  Será necesario el próximo año que apoyen las construcciones de cemento y de materiales para la construcción. 

Todas esas industrias son fundamentales para el mejoramiento de las condiciones de vida de las familias, para el mejoramiento de las condiciones de vida de todos los trabajadores, tanto las industrias eléctricas como las industrias procesadoras de los productos lácteos, como las industrias de materiales de construcción: piedra, arena, cabillas, cemento, muebles sanitarios, etcétera. 

Para poder proseguir ese movimiento de microbrigadas, que resolverá definitivamente la cuestión agobiante de la vivienda, será necesario ampliar la base material de las construcciones, y será necesario para ello el apoyo de las microbrigadas obreras y de los Comités de Defensa a medida que se vaya requiriendo.  Porque hemos llegado a la situación —repito— en que las energías disponibles son más que los materiales, y esa situación hay que resolverla elevando nuestra capacidad de producción de materiales. 

y ustedes, con ese casco de constructores, que responde a los 8 millones de horas voluntarias que aportaron a la construcción este año, están perfectamente capacitados para entender esta necesidad. 

Repito: la situación de fuerza no es igual en todo el país, pero los programas que existen tienen la característica que están distribuidos por toda la nación. No es lo mismo hacer 200, ó 100, ó 150 escuelas en las ciudades, que construir esas escuelas en los campos, en los centrales azucareros, en pequeños poblados; no es lo mismo construir en las ciudades, que construir cientos y cientos de lecherías en todo el país, puesto que no se trata solo del número de construcciones y el valor de esas construcciones, sino de la forma en que están distribuidas. 

Cuando se hacen las construcciones de las escuelas y las construcciones de las lecherías en los campos, se requiere toda la red de caminos, red de agua para el consumo humano, para la agricultura; se requieren redes eléctricas; se requieren acueductos, alcantarillados; infinidad de trabajos. 

Por eso, ustedes tendrán la oportunidad, en el año 1973 —que es un año de crecimiento grande de las construcciones, pero en el cual llegamos al tope de las posibilidades materiales—, tendrán seguramente, a lo largo y ancho de la isla, la posibilidad de cooperar con ese esfuerzo. 

Ahí tienen tareas para el próximo año, sin olvidarse de los estadios que esperan por ustedes, los hospitales, y las demás tareas que han realizado hasta ahora. 

y repito que una de las cosas más notables del trabajo de los Comités es que cada año asumen nuevas tareas, y las viejas tareas se incrementan.  Esto, aparte de que las características de esas tareas vinculan a las masas con la solución de sus propios problemas. 

Cuando se habla de democracia, y la que se conocía era aquella democracia burguesa de politiqueros, la que se conocía era toda aquella mentira con que la sociedad clasista encubría la explotación del hombre  —esa es la democracia de la que se hablaba—, que no podía engendrar más que lo que engendró: miseria, enfermedad, opresión, incultura, muerte, infelicidad...  Ese era el pasado de nuestro país y el pasado de otros muchos países que, además, han practicado esa democracia en el subdesarrollo económico bajo la inspiración del imperialismo yanki. 

Hoy cada cosa que hay en este país, cada obra, cada piedra que se pone, cada tubo, cada pieza de una industria, cada saco de cemento, cada producto que sale de una fábrica, cada tienda, cada timbiriche —porque muchas de nuestras tiendas son todavía las viejas bodegas—, cada cosa que se hace en este país, cada servicio —sea educacional, sea médico, sea de comunicaciones, sea de cualquier índole—, está directamente relacionado con la vida y el interés de los ciudadanos.  Y los Comités de Defensa participan cada vez más en esas actividades, que tienen que ver con su propia vida y que tienen que ver directamente con sus propios intereses. 

En los Comités, al igual que en las demás organizaciones de masas, se ha creado la estructura de una verdadera democracia, se ha creado la estructura para la participación más amplia del pueblo en todos sus problemas. De eso hemos hablado en otras ocasiones, cuando mencionábamos la forma en que debemos organizar la comunidad, tarea en que las organizaciones de masas, y especialmente los Comités de Defensa, han de jugar un rol fundamental. Pero es que en el pasado año se han desplegado muchas de esas actividades que tienen que ver con los problemas de la comunidad. De manera que aun antes de que formalmente se les haya dado vida a otras instituciones, ya los Comités de Defensa y las organizaciones de masas están —en la práctica y en la realidad— ejerciendo esas funciones. 

Se ha creado la base real, sobre la cual podremos edificar nuestra superestructura democrática. 

Claro está que quien haya vivido toda la vida en el capitalismo y sus estupideces, y todo aquello sea un hábito para él, le resultará difícil ver otra cosa.  Pero nosotros, que hemos tenido el privilegio de vivir en una Revolución y un proceso revolucionario, estamos viendo muchas y deslumbrantes cosas. 

Y nuestro especial interés, y el especial interés de muchos de los que visitan el país por estas organizaciones de masas, y por los Comités de Defensa de la Revolución, radica precisamente en lo que tiene de nuevo, en lo que tiene de revolucionario, en lo que tiene de perspectivas y de posibilidades en el socialismo y en el comunismo (APLAUSOS). 

La vida nos urge con sus tareas diarias, con su actividad. Esa urgencia, ese trabajo, realizándose, ha permitido ir descubriendo muchas posibilidades. Y lo que tiene de prometedor no es lo que se ha hecho, sino lo que incuestionablemente se va desarrollando, lo que incuestionablemente encontraremos en el futuro. A medida que crezcan los Comités, por ejemplo, irán abarcando más y más a todo el pueblo. Ello significa más y más todo el pueblo participando directamente en todos sus problemas. 

Esta organización tiene mucho de prometedor, y el futuro nos reserva grandes perspectivas, que nos alientan a seguir trabajando y a seguir luchando. 

En otros terrenos avanza el país.  Hoy puede decirse que en todos los terrenos.  No quiere decir esto que nuestro esfuerzo todavía sea óptimo: nuestro esfuerzo ha mejorado mucho, pero no es todavía óptimo. Muchas y muchas cosas se están haciendo mejor, pero todavía no se están haciendo de manera óptima.  Estamos alentados por lo que avanzamos, por las magníficas perspectivas futuras, que son sólidas, que están vinculadas a la consolidación interna de la Revolución y que están vinculadas a la consolidación de sus relaciones exteriores con el campo socialista, con el mundo que lucha contra el imperialismo, con los países del llamado Tercer Mundo y que constituyen una gran parte de Africa y de Asia; nuestras relaciones de orden exterior, y muy especialmente nuestras relaciones con la comunidad socialista —repito— y con la Unión Soviética son hoy más sólidas que nunca (APLAUSOS). 

Cambia el mundo y cambia rápidamente, incluso cambia el mundo latinoamericano que nos rodea. Y qué lejos van quedando aquellas épocas en que el imperialismo, amo todopoderoso, trazaba pautas y dictaba órdenes. Hoy cada vez puede dictar menos órdenes, y cada vez las que dicta todavía se las escuchan menos.  Cambia a ojos visibles el panorama. 

Por mucho que les pase a los imperialistas y a los detractores de esta Revolución, su imagen y su fuerza ya no la pueden ocultar. 

Nosotros no tenemos que vanagloriarnos de nada; no lucha nuestro pueblo por glorias, vanidades, prestigios.  Lo que nuestro pueblo tiene de respeto y de prestigio, no es porque lo busque, sino que es el resultado de su esfuerzo serio, de su esfuerzo abnegado, de su espíritu revolucionario y de su espíritu internacionalista (APLAUSOS).  Y los esfuerzos de los imperialistas se han estrellado contra esas realidades. 

Estas son las perspectivas que tenemos claramente delante. Nunca han sido tan sólidas como hoy para el trabajo revolucionario.  No quiere decir esto que el camino sea por ello fácil.  No habrá caminos fáciles. Habrá mayores avances, tendremos mejor base; pero el avance se logra solo a base de dedicación, a base de consagración, a base de trabajo. 

Quede claro pues que, cualesquiera que sean los avances de la Revolución, requerirá seguir mejorando el esfuerzo, requerirá seguir mejorando el trabajo. 

Es alentador ver la nueva juventud, son alentadores nuestros éxitos en la educación, en la salud pública, en las construcciones, en el trabajo económico, en todos los ámbitos; esfuerzo que sin embargo hay que mejorar. Sirva el aliento para trabajar más y mejor, no para creer que todo marcha óptimamente. 

Todo eso se traduce, además, en la nueva cultura política, en la nueva conciencia de nuestro pueblo; se traduce en sus éxitos aun en el campo deportivo, como han sido los éxitos en los Juegos Panamericanos (APLAUSOS) y como han sido sus éxitos en la última olimpiada en Munich (APLAUSOS).  Nuestros equipos quedaron por encima de importantes naciones industrializadas de Europa Occidental. ¿Qué podía Cuba hace años pretender ocupar mejores lugares deportivos que esos países? 

Los propios latinoamericanos veían en los éxitos de los atletas cubanos sus propios éxitos, y se enorgullecían con razón de esos éxitos, porque los éxitos de Cuba son éxitos de América Latina y son éxitos del mundo revolucionario. 

Pero más todavía que las medallas, más que los triunfos deportivos, hay algo que se refleja en esos atletas, y es el espíritu de la Revolución Cubana (APLAUSOS), en su disciplina, en su consagración al deporte, en la energía con que actúan, en la moral que reflejan. 

Muchas veces se ha oído hablar de frases célebres, y antaño se oían mencionar esas frases.  Sin embargo, vemos algunos ejemplos contemporáneos, como es el caso de Teófilo Stevenson (APLAUSOS), señalado como el más destacado entre los 350 boxeadores, y uno de los más destacados de toda la olimpiada, hijo de una humilde familia de la provincia de Oriente, y vencedor de la llamada Esperanza Blanca de los magnates del deporte mercachifle de Estados Unidos, valorado en 3 millones de dólares en ese mercado donde se vende el alma y el cuerpo. 

Y si Teófilo Stevenson merece el reconocimiento de nuestro pueblo por sus éxitos deportivos derivados de su disciplina, de su consagración al deporte, de su valor, de su moral, creemos que él dejó un ejemplo todavía más valioso que eso, y es el instante en que le hablaron de la posibilidad de ganarse un millón de dólares.  Ese joven, hijo de humilde familia y un humilde obrero oriental, dijo que él no cambiaba su pueblo por todos los dólares del mundo (APLAUSOS). 

¡Qué diferencia entre hoy y ayer!  El imperialismo mantenía en este país tales ignominiosas condiciones morales que se consideraba una victoria ser contratado, recibir un sueldo por practicar el deporte, ir a las ligas tales y más cuales, hacerse profesional, venderse. 

¡Cuál no será el asombro de esos magnates!  ¡Cuál no será el asombro de esos comerciantes de cuerpos y de almas; esos comerciantes de conciencia!  ¡Cuál no será su asombro al ver ese ejemplo!  y tendrán que preguntarse: ¿Qué es esto?  Y tendrán que decir: no lo entiendo.  Y efectivamente, no lo podrán entender.  Cuando por una filosofía política: la del oro y la del dinero y la del mercantilismo por encima de los más sagrados valores del hombre, es imposible que eso se pueda comprender.  Acostumbrados a vivir en un mundo donde con el oro se compra todo y se vende todo y se obtiene todo. 

¡Qué impacto tendrán que recibir en presencia de esa dignificación del hombre; de ese espíritu que pone los valores del hombre por encima de cualquier bienestar material!

y por eso nosotros decimos que aun cuando en nuestro país la virtud va siendo cada vez más común y el heroísmo común —y hoy es por ello que nos parecen naturales todas esas cosas y nos parecen naturales y lógicos esos gestos—, sin embargo, viéndolos a la luz del pasado y viéndolos a la luz de una gran parte del mundo que todavía vive subordinada a ese mercantilismo, esa frase y ese gesto y esa respuesta, sin duda de ninguna clase que pasarán a la historia, señalando el instante en que el hombre comenzó a ser hombre (APLAUSOS), dejando de ser mercancía, dejando de ser bestia, dejando de ser objeto de comercio, de explotación y de lucro. 

Hemos sido hoy testigos también de otro importante acontecimiento, en este caso de carácter internacional; la circunstancia de que en este acto de esta noche se haya encontrado entre nosotros y nos haya dirigido la palabra la compañera Angela Davis (APLAUSOS), lo que es consecuencia, que es resultado de una gran victoria revolucionaria e internacionalista. 

Todos sabemos y recordamos cómo su nombre y su figura vivió entre nosotros durante muchos meses, al calor de aquella campaña internacional que nuestro pueblo hizo suya con la pasión y la firmeza y la decisión que lo caracterizan, para evitar que sobre ella se consumara un crimen; para evitar que fuera víctima del odio racista, del odio reaccionario, para evitar que se descargara sobre ella el resentimiento imperialista por su doble condición de negra y de comunista (APLAUSOS). Dos de los más fundamentales motivos de represión y persecución en Estados Unidos. 

Ella hablaba aquí de la situación de los puertorriqueños, de los chicanos, de los latinoamericanos, además de la población negra de Estados Unidos; la situación de los indios.  La historia está llena de los horrores cometidos contra ellos, incluido el exterminio. 

Y no podía ser de otra forma.  Ella hablaba también de sus impresiones en la Unión Soviética, estado multinacional. 

Solo el socialismo, solo el comunismo, solo la sociedad sin explotados ni explotadores, solo la sociedad sin clases puede resolver el problema del hombre, de las minorías y de las mayorías nacionales.  Porque las mayorías son víctimas de su propia sociedad: de la sociedad prevaleciente; las mayorías son también víctimas de la sociedad clasista, de la sociedad de la explotación; las mayorías son víctimas de la explotación que se hace y se ejerce sobre las minorías. La sociedad clasista, la sociedad capitalista no podrá resolver jamás el problema ni de las minorías ni de las mayorías. 

Es por eso que a pesar de 70 años de dominio imperialista sobre Puerto Rico, a pesar de todos los esfuerzos por destruir la cultura puertorriqueña, por destruir su nacionalidad, por prostituir, por desmoralizar, introduciendo allí sus hábitos, sus vicios, no han podido destruir la nacionalidad puertorriqueña, ni la cultura puertorriqueña, ni el idioma puertorriqueño (APLAUSOS).  No han podido destruir su historia, no han podido destruir su espíritu independentista. 

Y ese espíritu crece.  Ese sentimiento de ser una nación, de tener tradición, de tener cultura.  Ese sentimiento de repulsa hacia el avasallamiento. 

¡No importa los bienes que ofrezcan!  Cada puertorriqueño podrá decir como Stevenson: ¡Mi dignidad, mi patria, mi nación, mi tradición, mi cultura, mi historia, valen más que todos los millones de los imperialistas!  (APLAUSOS)

La sociedad clasista no puede resolver estos problemas. El Estado socialista soviético convirtió el imperio zarista que dominaba un sinnúmero de naciones en un Estado socialista multinacional. Y resolvió el problema de las nacionalidades, el problema de todas las nacionalidades: las grandes y las pequeñas. 

Por eso no habrá solución en el capitalismo para puertorriqueños, latinos, chicanos.  No habrá solución para la población negra de Estados Unidos, como tampoco habrá solución para su población blanca.  Esa es la realidad. 

Sin embargo, hemos conocido muchos casos, desde la época de los mártires de Chicago, de dirigentes obreros y militantes progresistas llevados a juicio injustamente.  En nuestro país en los últimos tiempos se ha estado exhibiendo la película de Sacco y Vansetti.  Son notorios los casos de luchadores progresistas de Estados Unidos que han sido llevados criminalmente al banquillo de los acusados, han sido juzgados por tribunales espurios, han sido sancionados, han sido sometidos a larguísimas penas de prisiones, e incluso han sido ejecutados, han sido llevados a la silla eléctrica. 

y esas mismas intenciones, o similares, eran sus intenciones con Angela Davis, como militante comunista y como militante del movimiento de los derechos civiles de Estados Unidos, y como negra norteamericana.  Sobre su cabeza deseaban descargar sus iras y sus furias. ¡La medida ejemplarizadora!  ¡Creyendo torpe y estúpidamente que matando a los hombres se matan sus ideas! 

Y, sin embargo, en esta ocasión el imperialismo, que ha sentido de cerca lo que es el movimiento internacional, que ha sentido en los propios Estados Unidos el despertar de la solidaridad, que se ha manifestado tan abrumadoramente en la condenación a sus criminales actos en Viet Nam...  Todos los días la prensa trae las fotos de los hospitales destruidos, las casas, las escuelas, los diques, los crímenes de todo tipo.  ¡Todos los días!  Eso lo hacen común y corrientemente, cotidianamente, los imperialistas yankis.  Y eso, naturalmente, suscitó la repulsa del mundo, que se hizo sentir con tremenda fuerza en los propios Estados Unidos; con la creciente toma de conciencia del pueblo norteamericano.  Y eso se puso también de manifiesto en el caso de Angela Davis:  la solidaridad del movimiento progresista en Estados Unidos, y la impresionante solidaridad internacional en la comunidad socialista, en los países del Tercer Mundo y en los sectores progresistas del mundo capitalista.  Cuando nosotros visitamos el campo socialista, veíamos por todas partes todavía las fotos y las consignas de las campañas de apoyo a Angela Davis. 

Y ese tremendo movimiento impidió la perpetración de un crimen, de un crimen infame. Y obligó a los imperialistas a poner en libertad a Angela Davis. Y ese movimiento necesariamente tiene que alentar y consolidar la confianza del pueblo progresista de Estados Unidos, de ese otro pueblo de que hablaba Angela Davis, en su propia lucha, en su propia causa. 

A nosotros nos impresionaban sus palabras, cuando decía de su ansiedad por regresar a Estados Unidos para luchar, para seguir luchando contra el imperialismo, contra la injusticia, contra los crímenes, contra la guerra de Viet Nam, por la solidaridad con Viet Nam, por la solidaridad con el movimiento revolucionario, por la solidaridad con el movimiento progresista, por la solidaridad con Cuba. 

Y hablaba de que quedaban miles de presos en Estados Unidos. Expresaba elocuentemente cómo crece la opresión, que se manifiesta en el desempleo, que se manifiesta en las diversas medidas contra los derechos civiles y contra los derechos de los ciudadanos de Estados Unidos, tratando de apagar, de ahogar el creciente movimiento de resistencia.  Y se refería al caso de un soldado negro que se negó a empuñar las armas contra los vietnamitas, es decir, se negó a cometer el crimen que allí se comete todos los días (APLAUSOS).  ¡Un hombre que se negó a ser criminal!  ¡Un hombre que se negó a destruir escuelas y hospitales y diques!  ¡Un hombre que se negó a masacrar vietnamitas!  ¡Un hombre que se negó a matar mujeres y niños, a incendiar hogares, a torturar, cuya cabeza también se reclama! He ahí un nuevo símbolo:  Billy Dean Smith.  He ahí una nueva causa para el movimiento progresista y una nueva causa para la solidaridad internacional. 

Cuando ella hablaba, nosotros recordábamos My Lai. Recordábamos las masacres de los pueblos, de las aldeas vietnamitas, publicadas en fotografías, en películas, en libros, en todo. Conocidas por el mundo y confesas por sus propios autores. Y recordamos lo que hizo Nixon: que cuando un tribunal sancionó a un connotado masacrador, inmediatamente, en cuestión de horas, lo mandó para su casa, lo puso en libertad. 

Esa es la filosofía del imperialista: alentar al criminal. Decirle: detrás de ti está el poder del imperio; puedes matar y puedes masacrar, puedes asesinar mujeres y niños, puedes ametrallar aldeas, puedes incendiarlas con todos sus habitantes:  detrás de ti está el imperio. Alentar al criminal. Y, desde luego, en el caso de Billy Dean, desalentar al héroe, desalentar al que se negó a cometer la fechoría y el crimen; castigar al que no quiere matar, al que no quiere ser asesino. 

¡Tomemos nosotros también esta bandera del movimiento progresista de Estados Unidos en este acto del 28 de septiembre!  (APLAUSOS PROLONGADOS)  Y comencemos a divulgar ante el mundo este nuevo crimen, este hecho igualmente simbólico, para evitar que caiga sobre su cabeza el odio de los imperialistas. ¡Ese héroe! ¡Ese hombre que la historia consignará como aquel que, cuando se cometían aquellos abominables crímenes, se negó a ser criminal! ¡Para evitar que el fusilamiento, para evitar que la silla eléctrica, o para evitar que la cadena perpetua caiga sobre él! 

Hagamos nuestra la tarea también de divulgar y de promover el movimiento de apoyo en el seno del movimiento progresista, entre nuestros amigos de todo el mundo.  Y así como se levantó la bandera por la libertad de Angela Davis, ¡levantar las banderas por la libertad de Billy Dean Smith!  (APLAUSOS)

Ella decía que quedaba mucho por luchar, y que algún día a 90 millas de Cuba habrá un Estados Unidos socialista (APLAUSOS). Los escépticos dirán: “eso es imposible”. Los escépticos dirán que son sueños.  Los timoratos, los que se desalientan frente a las dificultades.  Los revolucionarios no dirán jamás eso. 

También en un tiempo fue sueño el socialismo, hasta el día en que surge, con la Unión Soviética, el primer Estado socialista.  La liberación de los pueblos de Asia y de Africa parecían sueños hace 30 años y hoy es una realidad. 

¿Pero se quiere un sueño mayor que la Revolución Cubana?  ¿Un sueño mayor que el socialismo en Cuba, a 90 millas de Estados Unidos?  (APLAUSOS) ¿No habría parecido más imposible? En todo caso algunos pensarían que tal vez habría socialismo aquí cuando lo hubiera en Estados Unidos.  Nosotros éramos un pedacito de tierra sometido, dominado, al que consideraban los imperialistas yankis cosa propia, lugar para diversiones:  prostíbulos, cabarets, lugar donde divertirse sobre sus estatuas. 

¿Qué pensaban de nosotros?  ¿No parecía imposible —repito— el socialismo en Cuba a 90 millas de Estados Unidos? ¿Acaso no fuimos el último país en independizarnos de la colonia española?  ¿Y quién iba a decir que aquí, y tan próximos a Estados Unidos, íbamos a ser el primero en establecer el socialismo? ¡Y qué socialismo!:  Un socialismo sin ninguna concesión, un socialismo firme, sin chovinismo de ninguna clase, sin revisionismos de ninguna clase, sin concesiones de ninguna índole (APLAUSOS). ¿Quién iba a decir de esto que tenemos hoy?  Y al que lo hubiese dicho lo habrían llamado loco. 

Este acto mismo de hoy, estas cifras acerca del número de miembros de los Comités de Defensa, todo esto, habría parecido un sueño, un imposible. 

¿Y si surgió el socialismo a 90 millas de Estados Unidos, por qué no ha de surgir también en su día el socialismo en Estados Unidos, a 90 millas de Cuba?  (APLAUSOS PROLONGADOS)

Digo muy sinceramente que nosotros creemos en esa posibilidad. Y eso será algún día realidad. Y nosotros compartimos esa esperanza de los militantes revolucionarios de Estados Unidos.  Y les decimos:  ¡Así como ustedes nos ofrecen su solidaridad, ustedes tendrán la nuestra!  (APLAUSOS)

Y en la línea de la Revolución, en la firmeza de la Revolución, en la política firme de la Revolución Cubana tendrán un baluarte de solidaridad. 

Y nosotros también seremos solidarios con nuestros hermanos los revolucionarios de Estados Unidos, como lo fuimos con Angela Davis, como somos desde ahora mismo abanderados de la liberación de Billy Dean Smith, y como lo seremos de todos los revolucionarios norteamericanos (APLAUSOS).

¡Nosotros, a los negros norteamericanos, a los puertorriqueños, a los latinoamericanos, a los chicanos, a los indios, a los intelectuales progresistas, a los obreros, al otro pueblo de Estados Unidos del que hablaba Angela Davis, también los llamamos hermanos!  (APLAUSOS)

Es lo que podemos proclamar hoy, en este día de optimismo, en este día de avance, en este día de triunfo, en este día de solidaridad, en este día de alegría. 

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)