DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLCA DE CUBA, EN EL RESUMEN DE LA CONCENTRACION POPULAR POR EL XII ANIVERSARIO DE LA CREACION DE LOS COMITES DE DEFENSA DE LA REVOLUCION, EFECTUADA EN LA PLAZA DE LA REVOLUCION, EL 28 DE SETIEMBRE DE 1972, “AÑO DE LA EMULACION SOCIALISTA.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Querida compañera Angela Davis (APLAUSOS);
Queridos invitados;
Queridos compañeros del
Comité Central;
Queridos compañeros de los
Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS):
Arribamos a
este XII aniversario de los Comités de Defensa de la Revolución en un momento
bueno de la Revolución: en un instante en que nuestro pueblo se dedica cada vez
con más entusiasmo al trabajo creador, en un instante en que la conciencia
revolucionaria y la cultura política de nuestro pueblo alcanzan sus más altos
niveles, en un instante en que marchamos con más seguridad que nunca hacia
adelante. Y en este auge de la Revolución, los Comités de Defensa han jugado un
papel importante y han reflejado en sí mismos los éxitos de la Revolución, el
progreso de la Revolución.
Todo crece en
la Revolución, ¡y han crecido también los Comités de Defensa! Ya en la actualidad esta impresionante
organización de masas cuenta con 4 236 000 miembros (APLAUSOS). Es decir, alrededor del 70% de las personas
adultas.
Y este
crecimiento, este resultado, no es fruto del azar. Es el resultado de 12 años
de lucha, de lucha entusiasta; 12 años de experiencia acumulada, 12 años de
desarrollo del espíritu revolucionario de nuestro pueblo.
¡Esa masa de
millones, esa militancia, esa combatividad, esa fuerza, refleja la
profundización de las ideas revolucionarias en el corazón del pueblo! (APLAUSOS)
La lucha, el
combate, nos ha hecho más fuertes.
Y es muy
significativo que un 70% del pueblo adulto milite en esta organización, que se
creó para defender la Revolución (APLAUSOS), que es una organización de
activistas, de luchadores, de combatientes, que prestan sus servicios a la
causa revolucionaria en los más diversos frentes. Se trata de nuestra población
adulta. Detrás viene nuestra juventud,
nuestros estudiantes, nuestros escolares.
Y esto refleja la unidad del pueblo, la homogeneidad del pueblo, la
fuerza de la Revolución, que se ha ido forjando y acumulando en estos años de
lucha.
Y hemos visto
los Comités de Defensa durante este último año en todas partes, en todas las
actividades, y los hemos visto en estas últimas semanas, a medida que se
acercaba el XII aniversario, y los hemos visto llenar de vida, de alegría,
todos los rincones del país, y los hemos visto prepararse y organizarse para la
conmemoración. Y los hemos visto en el
día de hoy marchar hacia esta concentración desde todas direcciones con una
organización perfecta.
Nosotros nos
encontrábamos en los alrededores de la ciudad, y veíamos las interminables
caravanas moviéndose por todos los caminos, por todas las carreteras, hacia
este acto. ¡Qué ejemplar organización!
Cierto es que
al comenzar el acto de esta noche había un poquito de bullicio. Nosotros nos preguntábamos: ¿qué ocurre en la
noche de hoy?
y estos actos se caracterizan cada vez más por su disciplina, por su
orden, por la atención del público. Y nosotros, por un instante, nos
preguntábamos: ¿qué dirán
nuestros visitantes? Por algún instante nos apenábamos de pensar que nuestra
invitada de honor y miembro de honor de los Comités de Defensa, la compañera
Angela Davis (APLAUSOS), iba a hacer uso de la
palabra, y con las dificultades que siempre supone el idioma y las
traducciones, nosotros tratábamos de imaginarnos qué inquietudes pasaban por su
ánimo pensando que después tendría que hablar.
No crean que
les estoy haciendo una crítica. Yo sabía que ustedes
se ordenarían, yo sabía que ustedes iban a prestarle toda la atención que
merecía la compañera Angela Davis (APLAUSOS). Pero yo había visto también la atención con
que escuchan todos los años el informe de las actividades del Comité; sé además
el reconocimiento y el respeto que ustedes sienten por el compañero Marturelos (APLAUSOS).
Y a él le correspondió hablar en los primeros instantes.
El bullicio era
por aquí. Y yo sí sé lo que pasó. Tal vez no lo quiera decir.
(DEL PUBLICO LE
DICEN ALGO)
Algunos han
dicho que el calor. ¿Ustedes no dijeron
que el calor?
(DEL PUBLICO LE
DICEN: “¡No!”) ¿No era el calor?
(DEL PUBLICO LE
DICEN: “¡No!”)
Otros decían o
pensaban que la concentración era muy densa, que había demasiado público en la
plaza.
(DEL PUBLICO LE DICEN: “Queríamos ver a Angela Davis”.)
Ah, algunos
dicen que querían ver a Angela de cerca (APLAUSOS).
De donde
resulta que la culpa de todo la tiene Angela (APLAUSOS).
Los
imperialistas no pudieron condenarla, y nosotros aquí la culpamos de la
agitación.
¿Dónde está
Ceiba 8? ¿Y dónde está Ceiba 5? ¿Y Ceiba 7?
¿y Ceiba 1 dónde
está? Que levanten la mano los
compañeros de las secundarias que están ahí (LOS ALUMNOS DE LAS ESCUELAS
SECUNDARIAS LEVANTAN LA MANO).
Lo que ha
ocurrido no es consecuencia de que hayamos retrocedido, no es consecuencia de
que nos hayamos desorganizado; lo que ha ocurrido es que ha surgido en estos
últimos tiempos una nueva masa de jóvenes que estudian y trabajan, y al parecer
están saludables, están bien alimentados y son tan entusiastas como los Comités
de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).
Y sin pretender
hacer un juicio definitivo, lo que ha ocurrido a nuestro juicio es que los
compañeros de las escuelas estaban detrás, ¿no?, y entonces realmente trataban
de acercarse a la primera fila. ¡El
entusiasmo de los compañeros, la
juventud y sus energías!
Pero como
nosotros sabemos también las energías de los Comités de Defensa, nos preguntábamos qué iba a pasar aquí entre
los hijos y los padres: los hijos tratando de abrirse paso para la primera
fila. Y yo me decía: ¡pero estos muchachos...!
Nosotros, que conocemos bien a los miembros de los Comités —siempre con
la guardia en alto, siempre en la primera fila—, sabemos que entre ustedes hay
muchos constructores y que hay un espíritu de constructores, nos preguntábamos:
¿qué va a pasar aquí?
Hablaba con el
compañero Aníbal y le explicaba mi teoría.
El compañero Aníbal coincidía con la teoría, y decía una cosa muy
razonable: a fin de evitar estos fenómenos telúricos, el próximo año debe
reservárseles un espacio y ciertamente teniendo en cuenta que las escuelas
existen —y que no puede olvidarse de que una masa joven y numerosa se abre paso
y quiere estar en primera fila—, hay que reservarles espacio (APLAUSOS). Porque de otra forma es imposible.
Entonces el
próximo año en las concentraciones de masa les damos su puesto, para que no
tengan que reclamarlo. Y en orden:
¡delante, las escuelas con más promoción! (APLAUSOS)
Eso es lo que
pasó. Y esta explicación es para todos,
para el público presente, para el público que ve el acto por televisión y,
sobre todo, para nuestros invitados. Y para señalar que, a pesar de ese
fenómeno nuevo, no debemos sentirnos desanimados, sino al contrario, alegrarnos
de saber que es resultado del avance de las fuerzas nuevas, y que la culpa la
tenemos nosotros, los organizadores, porque no previmos este fenómeno, a pesar
de que hace unos días se inauguraron 44 escuelas con capacidad para 22 000
estudiantes (APLAUSOS). Y si el año
pasado había seis o siete escuelas, ahora tenemos 51 escuelas de este
tipo. Y el próximo año en vez de 25 000,
los jóvenes en este plan, para el 28 de septiembre, coincidiendo con el XIII
aniversario, serán 100 000. De modo que
si no les abrimos espacio y les asignamos un espacio, entonces nos arriesgamos
a que el desorden sea mayor.
Es una lástima
que por esas razones no se haya podido oír el informe del compañero dirigente
de los Comités de Defensa, el informe sobre las actividades del año. Lo tengo aquí, pero no lo voy a leer. Conque
no impacientarse. Pero nosotros estuvimos analizando este informe, y refleja
una cantidad de actividades durante este año que son verdaderamente asombrosas,
tanto desde el punto de vista del trabajo interno de la organización y cuando
hablamos del trabajo interno de la organización, casi casi
hablamos del trabajo interno de los adultos del país.
(UN NIÑO DEL
PUBLICO EXCLAMA: “¡Fidel!”)
¿Dime?
Ese debe estar
en cuarto grado —¡qué va!—, segundo grado, y ya está
gritando, ya quiere hacerse oír en este acto (RISAS). Así que figúrense los que vienen luego. Y creo que van a estar mejor alimentados
todavía. ¡Oiganle
la voz!
(SE OYEN OTRAS VOCES DE NINOS)
Vamos a seguir,
antes que todos los muchachos se pongan a hablar (RISAS).
Decíamos que
las actividades internas de la organización comprenden a más de 4 millones de
personas, y que va desde la información a las masas, los círculos de estudio
político que se realizan mensualmente y a los que asisten 2 millones de
personas; las promociones de cuadros de todo tipo para orientadores políticos,
para dirigir los círculos —los cuadros que por miles y miles se han ido
formando en la organización—; las escuelas superiores, etcétera. Desde esa actividad —repito— de orden interno,
desde las que se refieren a la propia organización hasta las actividades en que
la organización se vierte hacia las tareas revolucionarias, y que son
innumerables.
La
organización, todos recordamos —y se recordaba aquí esta noche por la compañera
Angela Davis—, nace para defender la Revolución, como
dice su nombre. Pero es que ya hace
mucho rato —como hemos dicho otras veces— esta organización rebasó esas
funciones iniciales. Las rebasó, no las renunció. Multiplicó su actividad sin abandonar
esta. Pero la contrarrevolución es cada
vez más débil. La fuerza aplastante de
las masas la ha ido reduciendo a una dimensión minúscula; el avance de la
Revolución extermina su contraparte, que es la contrarrevolución. Y la
contrarrevolución sin duda ha ido debilitándose y debilitándose y debilitándose.
No quiere decir esto que no exista, aunque sea mucho más débil: tiene a su gran
padrino el imperialismo, que existe todavía, que practica por sí mismo la
contrarrevolución internacionalmente.
¡La guardia no
se bajará cualquiera que sea la dimensión de la contrarrevolución! (APLAUSOS)
¡Hay que estar muy claros en esto!
Pero la
tremenda fuerza de las masas, la tremenda fuerza de esta organización da para
cumplir esa tarea original y desarrollar incomparablemente más tareas y nuevas
tareas. Todos los años surgen, y lo interesante es que ninguna de las
anteriores tareas decae. Surgen nuevas y
las anteriores aumentan.
Así, la
cuestión de vigilancia revolucionaria es algo aplastante. ¡Cuatro millones de
personas adultas —es decir, todo el pueblo— organizando la defensa de la
Revolución en todos los frentes de la vigilancia!
¿Quién se
mueve? ¿Quién se puede mover? ¡Ni una hormiga! ¿Por qué? Porque es la acción de 4 millones de
activistas.
Al principio —y
aun como una reminiscencia— los enemigos de la Revolución, los plumíferos, en
el extranjero hablaban de los Comités de Defensa como una organización de
espionaje. Ellos se imaginan un grupo reducido de fanáticos, dedicados a
defender la Revolución. Tal vez no les
quepa en la cabeza —porque esto es demasiado grande para que les quepa en la
cabeza— que es todo un pueblo organizado montando guardia (APLAUSOS).
Los que
constituyen una minúscula minoría no son los que vigilan sino los
vigilados. Que como cada vez son menos,
y cada vez son más los Comités, cada vez toca a más ciudadanos por
“gusano”. De manera que cada año por
cada uno —de los menos—, hay más y más miembros de los Comités de Defensa.
Eso no les cabe
en la cabeza.
Y esa es una de
las muchísimas actividades de los Comités. Y decíamos que cada una de sus
actividades crece por año.
Cualquiera.
Recordábamos
que una de las nuevas actividades hace años fue la recogida de materias
primas. Si se analizan las cifras año
por año, aumentan. Y ya este año, por
ejemplo, en envases de cristal recogieron 88 millones (APLAUSOS). ¿Comprenden?
Es el equivalente a una gran fábrica de envases de cristal. Y yo me
pregunto: ¿de
dónde habrán sacado tantos envases?
En materia
prima para la industria del papel, 30 000 toneladas. ¡Más que nunca! (APLAUSOS)
En donaciones
de sangre, 130 000 (APLAUSOS). ¡Más que nunca! Ciento treinta mil, en este país
donde todo el mundo sabe los negocios que se hacían en el pasado con la
sangre.
En nuestras
conversaciones con algunos médicos, ellos nos recordaban todas las prácticas
increíbles que existían con relación a la medicina: desde las medicinas falsas,
hasta los negocios de ventas de sangre; de algunos laboratorios que le echaban
agua y colorante a la sangre, que la adquirían por cinco pesos, para hacer más
negocios; de los individuos que se murieron en este país, porque vivían de
vender su propia sangre. Muchas de esas
cosas son increíbles cuando hoy día se escuchan. Y hoy es el pueblo que ofrece toda la sangre
que necesitan nuestros hospitales, y que cuando ha hecho falta, como ocurrió
cuando el terremoto del Perú, fue capaz de hacer 100 000 donaciones en 10
días.
Hay que ver no
el efecto cuantitativo, de la cantidad de sangre, sino el efecto moral, la
cantidad de moral que significa esa conducta de las masas (APLAUSOS), actividad
en que han trabajado los Comités de Defensa de la Revolución.
Si se analizan
los servicios a la salud pública, son incontables las actividades: desde la organización de las conferencias
sobre la salud, la divulgación de informaciones relacionadas con la medicina
preventiva, la lucha por la prevención de las enfermedades —las pruebas
citológicas, las vacunaciones a través de las cuales se han erradicado de
nuestro país numerosas enfermedades, empezando por la poliomielitis que era un
flagelo, y otras muchas enfermedades contagiosas—; lucha que nos conduce ya hoy
a ser un país que está prácticamente liberándose de modo total de la
tuberculosis, que fue otra de las terribles plagas de este país. En esa lucha de la medicina preventiva, la
medicina ideal, puesto que no tiene que curar al individuo enfermo, sino que
mantiene al individuo sano, toda esa divulgación que se traduce en la
disminución de la mortalidad infantil y en la prolongación de la vida de los
ciudadanos, en el mejoramiento de sus estándares de salud, el papel de los
Comités ha sido fundamental. A esto se
añaden las tareas que se desarrollan en el campo de la educación, que van desde
la búsqueda de guías de pioneros, la promoción de maestros populares en número
de miles, hasta los trabajos relacionados con los padres ejemplares, aparte de
toda la actividad práctica, material, en el arreglo y mejoramiento de los
locales escolares, y de la lucha por la matrícula, y la lucha contra la
deserción escolar.
Y ya también en
el campo de los servicios se percibe la actividad de los Comités de Defensa,
desde las asambleas de análisis sobre los servicios y distribución, como
vehículo de las masas para cooperar a la mejor marcha de todos los servicios; a
la organización de los consejos de apoyo al transporte, velando por el
mantenimiento de los equipos, por su cuidado, por su conservación; a la lucha
contra los accidentes del tránsito, a la divulgación de todas las normas y
medidas que pueden contribuir también a salvar muchas vidas y a evitar decenas
de miles de accidentados todos los años —problema que, si no se lucha contra
él, con el incremento de los vehículos automotores, el resultado sería no se
sabe cuántas pérdidas en vidas y cuántas mutilaciones, y además las pérdidas
materiales.
Actividades
nuevas, como son ahora las relacionadas con el embellecimiento y limpieza de
las ciudades, que en la provincia de Oriente ha alcanzado extraordinarios
éxitos, y en la cual se han invertido
nacionalmente 16 millones de horas de trabajo voluntario (APLAUSOS). Las nuevas tareas relacionadas con la
construcción, arreglo de calles,
etcétera.
El pasado año
se inició el apoyo a la construcción en el Estadio Latinoamericano, y este año se tradujo en la participación en
una serie de obras fundamentales, como ha sido, en primer lugar, la planta de
Tallapiedra (APLAUSOS).
Ustedes
recordarán que esa industria normalmente habría llevado año y medio en
construirse, y la consigna de apoyar esa construcción, de construirla como si
estuviéramos en guerra. La participación de los Comités de Defensa, que apoyaron materialmente, espiritualmente y
moralmente la obra, que transmitieron a los obreros de la construcción su
entusiasmo, hizo posible la construcción de esa planta en solo 10 meses. Se dijo que instalarla para julio, y en julio
estuvo instalada. Se dijo para ponerla en marcha alrededor del 28, y ya estaban
a punto de poner en marcha la planta; cuestión que nos interesaba enormemente,
porque en aquellos días estábamos bajo la crisis de los apagones, por los
déficits de electricidad relacionados tanto con la falta de capacidad instalada
como con el bajo aprovechamiento de las
existentes. El esfuerzo de la Empresa
Eléctrica y de los obreros de la Empresa Eléctrica; el extraordinario mejoramiento
en los mantenimientos; las campañas de ahorro de electricidad, en las cuales participaron los Comités de
Defensa, permitieron en este verano disponer de una situación mucho mejor en la
región occidental, que era la más crítica, y reducir considerablemente los
apagones.
Con la nueva
planta que entrará en marcha, las capacidades se incrementan en 60 000
kilowatts. Esto eleva la capacidad, facilita el trabajo de mantenimiento y con
ello la obtención de más energía. Y
aunque todavía no resuelve el problema, aunque todavía tenemos déficit de
electricidad, aunque todavía —sobre todo en el período de invierno— estaremos
sintiendo en alguna medida ese déficit, sin embargo la situación es
notablemente mejor a consecuencia de la terminación de esa planta.
Y los Comités
de Defensa no solo trabajaron en su construcción y montaje sino que además
realizaron una serie de gestiones: visitaron los frentes nacionales de países
socialistas amigos; obtuvieron la cooperación de técnicos entusiastas que
participaron en el montaje, como técnicos de la RDA, de Bulgaria y de otros
países; entraron en contacto con el Frente de la Patria en Checoslovaquia;
entraron en contacto con los centros obreros donde se tenían que producir
determinadas piezas y determinados equipos de esa planta; realizaron gestiones
de orden internacional, y facilitaron el cumplimiento de la meta.
Ya se construye
también una planta similar a la de Tallapiedra en Regla, que en su momento
requerirá el apoyo de los Comités. Se comienzan a construir nuevas unidades de
100 000 kilowatts cada una para tenerlas instaladas en 1975 en la región de
Mariel, lo que nos permitirá resolver adecuadamente el déficit eléctrico, y
disponer de suficiente generación de energía tan esencial para las producciones
industriales y los servicios de la población.
En Tallapiedra tuvimos un ejemplo concreto del trabajo práctico de los
Comités.
Pero han estado
participando también en numerosas obras de construcción. Ahora están participando en la construcción
del complejo lácteo; participan en el desarrollo del parque zoológico;
participan en la medida de los recursos materiales en las operaciones del
bacheo de las calles; participan en la construcción del estadio de Matanzas;
participan en la construcción del estadio de Cienfuegos, y han participado en
decenas y decenas de obras en todo el país.
La energía
constructiva que se está generando es tal, que lo que va a faltar no son brazos
sino materiales.
Ustedes han
traído hoy aquí el casco de los constructores, como símbolo de esa nueva
actividad a la cual se han incorporado los Comités. Si en Regla no hay más
miembros de los Comités apoyándolos es porque todavía estamos en espera de la
solución de los suministros de equipos y componentes. Si en el bacheo de las
calles no se pudo trabajar mucho más es porque resultaba insuficiente la
cantidad de asfalto —ya ahora tendremos casi el doble de asfalto disponible;
será un problema que podrá abordarse mejor.
Decíamos que es
correcto ese símbolo que ustedes adoptaron este año, dado que efectivamente se
han desplegado tales energías, tanto entre los Comités de Defensa como en las
microbrigadas obreras (APLAUSOS), de las cuales hay ya 850 en todo el país,
como la actividad de los obreros de la construcción, a lo que se añade la participación
de diversos organismos, como es la participación del MINFAR, del Ministerio del
Interior; la participación —digna de destacarse también— de los reclusos
incorporados a los planes de construcción (APLAUSOS) que han hecho un notable
esfuerzo construyendo vaquerías, construyendo secundarias básicas, y otras
obras.
Todas estas
fuerzas: obreros de la construcción,
soldados, combatientes del Ministerio del Interior, microbrigadas obreras,
cuadros de la CTC, columnas juveniles, Seguidores de Camilo y del Che (APLAUSOS
PROLONGADOS), Comités de Defensa de la Revolución, y reclusos —cuya
participación ha contribuido a elevar notablemente la calidad de la política
penitenciaria—, todos esos factores han determinado un tremendo impulso
constructivo, y que virtualmente, al tope de las capacidades, nuestras fábricas
de cemento, de cabillas y demás materiales de construcción de todo tipo,
resultarán ya insuficientes.
En el año 1973
alcanzaremos el tope que nos permiten los materiales. El valor de las producciones
en el sector de la construcción rebasará en ese año el valor de 1 000 millones.
Y, desde luego, el limitante no estará ya en las energías humanas, lo cual
demanda nuevos esfuerzos en instalación de industrias de materiales, y entre
otras nuevas fábricas de cemento. En estos instantes se están negociando tres
de ellas, de mucha más capacidad, en un esfuerzo por elevar la producción del
cemento de algo más de 2 millones que tenemos actualmente a más de 5 millones
de toneladas en cuatro años. Nuevas industrias de muebles sanitarios, de
baldosas, de piedras, de arena, de todo tipo de materiales de construcción, son
necesarios.
Hace algunos
años, el problema era falta de brazos para construir.
Con esta energía desplegada, ahora faltarán los materiales.
En materia de
construcción de instalaciones escolares se alcanza en 1973 un 50% más de lo que
se había pensado originalmente para 1975. Es por ello que tendremos ya tan alto
número de alumnos que ingresan en el nuevo y revolucionario sistema de la
educación del estudio y del trabajo.
Algunas cifras
nos permitirían ver claramente cómo este esfuerzo gigantesco responde a la
necesidad.
En la enseñanza
primaria hay matriculados 1 840 000 niños, frente a setecientos y tantos miles
en 1958. ¡Hay más de un millón de niños
por encima de los que había matriculados en las escuelas en el año 1958!
El número de
alumnos graduados de sexto grado que pasan a la enseñanza media superior ya
alcanzó y rebasó los 100 000 por año.
¡Fueron 106 000 este pasado curso!
Antes de la
Revolución el número total de alumnos de la enseñanza media y superior era 100
000. Todos los estudiantes de secundaria, tecnológicos, preuniversitarios,
universidades. El número de los que
ingresan ahora en ese nivel de enseñanza por año es ya más de 100 000. El número actual de estudiantes de enseñanza
media y superior es de 300 000. Y esas cifras crecen rápidamente.
El gasto del
país en la educación de 1958 era de 76 millones, incluido lo que se robaban,
que era casi todo. Los gastos del país
en 1973 para la educación ascenderán ya a 700 millones. Claro está que esas
cifras incluyen, tanto las anteriores de 76 millones como las actuales, las
construcciones.
Y este nuevo
sistema nos permitirá, con la participación de los jóvenes en la producción,
poder hacer frente a los gastos crecientes de la educación. Ningún país de economía subdesarrollada
podría permitirse la política de la educación universal sin esta fórmula de la
combinación del estudio y del trabajo.
Setecientos
millones es una cifra muy alta, pero es la mejor inversión y la más prometedora
de todas las que puede hacer el país.
Esas
construcciones escolares de hecho se convierten en centros de producción: cada
escuela es un centro de enseñanza y, además, un centro de trabajo, centro de
trabajo productivo, económico.
En todo el país
hay más de 100 brigadas construyendo instalaciones escolares, más de 150
construyendo lecherías, una cifra similar a esta construyendo carreteras;
decenas de brigadas construyendo industrias, construyendo presas y construyendo
diversas instalaciones de diverso tipo.
¡Alrededor de 500 brigadas trabajando en todo el país!
No es igual en
todos los lugares la situación de la fuerza de trabajo. La región de occidente, la capital, es una de
las regiones con más problemas de fuerza de trabajo profesional para la
construcción.
Ahora se
construye la ampliación de Antillana de Acero, para llevarla de 150 000 a 300
000 toneladas. Ahí se produce el acero para las construcciones. Se trabaja
—como decíamos— en la planta de Regla. Se inicia la construcción de las
unidades de Mariel de 100 000 kilowatts cada una. El próximo año se iniciará la
construcción de una nueva fábrica de cemento también en Mariel. Y una
ampliación de la actual de Artemisa, que triplicará su capacidad. Se construye
en el este de la ciudad el combinado lácteo.
Esto aparte de otras muchas instalaciones económicas y sociales.
Será necesario
el apoyo de los Comités en varias obras de la capital.
Me olvidaba
señalar que ustedes han estado participando en la terminación de ese moderno
hospital que se construye en la regional de Centro Habana, en el edificio que
iba a ser el banco nacional. Obras tenemos muchas. Se requerirá la cooperación
de los Comités y se requerirá la cooperación de las microbrigadas obreras.
Las
microbrigadas obreras han trabajado en la construcción de secundarias. Están a punto de terminar la planta de
tratamiento de agua para el este de La Habana.
Están trabajando en Regla.
Será necesario
el apoyo de las microbrigadas en Regla, será necesario en el complejo lácteo,
será necesario en Antillana de Acero.
Será necesario el próximo año que apoyen las construcciones de cemento y
de materiales para la construcción.
Todas esas
industrias son fundamentales para el mejoramiento de las condiciones de vida de
las familias, para el mejoramiento de las condiciones de vida de todos los
trabajadores, tanto las industrias eléctricas como las industrias procesadoras
de los productos lácteos, como las industrias de materiales de construcción:
piedra, arena, cabillas, cemento, muebles sanitarios, etcétera.
Para poder
proseguir ese movimiento de microbrigadas, que resolverá definitivamente la
cuestión agobiante de la vivienda, será necesario ampliar la base material de
las construcciones, y será necesario para ello el apoyo de las microbrigadas
obreras y de los Comités de Defensa a medida que se vaya requiriendo. Porque hemos llegado a la situación —repito—
en que las energías disponibles son más que los materiales, y esa situación hay
que resolverla elevando nuestra capacidad de producción de materiales.
y ustedes, con ese casco de constructores, que responde a los 8 millones
de horas voluntarias que aportaron a la construcción este año, están
perfectamente capacitados para entender esta necesidad.
Repito: la
situación de fuerza no es igual en todo el país, pero los programas que existen
tienen la característica que están distribuidos por toda la nación. No es lo
mismo hacer 200, ó 100, ó 150 escuelas en las ciudades, que construir esas
escuelas en los campos, en los centrales azucareros, en pequeños poblados; no
es lo mismo construir en las ciudades, que construir cientos y cientos de
lecherías en todo el país, puesto que no se trata solo del número de
construcciones y el valor de esas construcciones, sino de la forma en que están
distribuidas.
Cuando se hacen
las construcciones de las escuelas y las construcciones de las lecherías en los
campos, se requiere toda la red de caminos, red de agua para el consumo humano,
para la agricultura; se requieren redes eléctricas; se requieren acueductos,
alcantarillados; infinidad de trabajos.
Por eso,
ustedes tendrán la oportunidad, en el año 1973 —que es un año de crecimiento
grande de las construcciones, pero en el cual llegamos al tope de las
posibilidades materiales—, tendrán seguramente, a lo largo y ancho de la isla,
la posibilidad de cooperar con ese esfuerzo.
Ahí tienen
tareas para el próximo año, sin olvidarse de los estadios que esperan por
ustedes, los hospitales, y las demás tareas que han realizado hasta ahora.
y repito que una de las cosas más notables del trabajo de los Comités es
que cada año asumen nuevas tareas, y las viejas tareas se incrementan. Esto, aparte de que las características de
esas tareas vinculan a las masas con la solución de sus propios problemas.
Cuando se habla
de democracia, y la que se conocía era aquella democracia burguesa de
politiqueros, la que se conocía era toda aquella mentira con que la sociedad
clasista encubría la explotación del hombre —esa es la democracia de la que se hablaba—,
que no podía engendrar más que lo que engendró: miseria, enfermedad, opresión,
incultura, muerte, infelicidad... Ese
era el pasado de nuestro país y el pasado de otros muchos países que, además,
han practicado esa democracia en el subdesarrollo económico bajo la inspiración
del imperialismo yanki.
Hoy cada cosa
que hay en este país, cada obra, cada piedra que se pone, cada tubo, cada pieza
de una industria, cada saco de cemento, cada producto que sale de una fábrica,
cada tienda, cada timbiriche —porque muchas de nuestras tiendas son todavía las
viejas bodegas—, cada cosa que se hace en este país, cada servicio —sea
educacional, sea médico, sea de comunicaciones, sea de cualquier índole—, está
directamente relacionado con la vida y el interés de los ciudadanos. Y los Comités de Defensa participan cada vez
más en esas actividades, que tienen que ver con su propia vida y que tienen que
ver directamente con sus propios intereses.
En los Comités,
al igual que en las demás organizaciones de masas, se ha creado la estructura
de una verdadera democracia, se ha creado la estructura para la participación
más amplia del pueblo en todos sus problemas. De eso hemos hablado en otras
ocasiones, cuando mencionábamos la forma en que debemos organizar la comunidad,
tarea en que las organizaciones de masas, y especialmente los Comités de
Defensa, han de jugar un rol fundamental. Pero es que en el pasado año se han
desplegado muchas de esas actividades que tienen que ver con los problemas de
la comunidad. De manera que aun antes de que formalmente se les haya dado vida
a otras instituciones, ya los Comités de Defensa y las organizaciones de masas
están —en la práctica y en la realidad— ejerciendo esas funciones.
Se ha creado la
base real, sobre la cual podremos edificar nuestra superestructura
democrática.
Claro está que
quien haya vivido toda la vida en el capitalismo y sus estupideces, y todo
aquello sea un hábito para él, le resultará difícil ver otra cosa. Pero nosotros, que hemos tenido el privilegio
de vivir en una Revolución y un proceso revolucionario, estamos viendo muchas y
deslumbrantes cosas.
Y nuestro
especial interés, y el especial interés de muchos de los que visitan el país
por estas organizaciones de masas, y por los Comités de Defensa de la
Revolución, radica precisamente en lo que tiene de nuevo, en lo que tiene de
revolucionario, en lo que tiene de perspectivas y de posibilidades en el
socialismo y en el comunismo (APLAUSOS).
La vida nos
urge con sus tareas diarias, con su actividad. Esa urgencia, ese trabajo,
realizándose, ha permitido ir descubriendo muchas posibilidades. Y lo que tiene
de prometedor no es lo que se ha hecho, sino lo que incuestionablemente se va
desarrollando, lo que incuestionablemente encontraremos en el futuro. A medida
que crezcan los Comités, por ejemplo, irán abarcando más y más a todo el
pueblo. Ello significa más y más todo el pueblo participando directamente en
todos sus problemas.
Esta
organización tiene mucho de prometedor, y el futuro nos reserva grandes
perspectivas, que nos alientan a seguir trabajando y a seguir luchando.
En otros
terrenos avanza el país. Hoy puede
decirse que en todos los terrenos. No
quiere decir esto que nuestro esfuerzo todavía sea óptimo: nuestro esfuerzo ha
mejorado mucho, pero no es todavía óptimo. Muchas y muchas cosas se están
haciendo mejor, pero todavía no se están haciendo de manera óptima. Estamos alentados por lo que avanzamos, por
las magníficas perspectivas futuras, que son sólidas, que están vinculadas a la
consolidación interna de la Revolución y que están vinculadas a la
consolidación de sus relaciones exteriores con el campo socialista, con el
mundo que lucha contra el imperialismo, con los países del llamado Tercer Mundo
y que constituyen una gran parte de Africa y de Asia; nuestras relaciones de
orden exterior, y muy especialmente nuestras relaciones con la comunidad
socialista —repito— y con la Unión Soviética son hoy más sólidas que nunca
(APLAUSOS).
Cambia el mundo
y cambia rápidamente, incluso cambia el mundo latinoamericano que nos rodea. Y
qué lejos van quedando aquellas épocas en que el imperialismo, amo
todopoderoso, trazaba pautas y dictaba órdenes. Hoy cada vez puede dictar menos
órdenes, y cada vez las que dicta todavía se las escuchan menos. Cambia a ojos visibles el panorama.
Por mucho que
les pase a los imperialistas y a los detractores de esta Revolución, su imagen
y su fuerza ya no la pueden ocultar.
Nosotros no
tenemos que vanagloriarnos de nada; no lucha nuestro pueblo por glorias,
vanidades, prestigios. Lo que nuestro
pueblo tiene de respeto y de prestigio, no es porque lo busque, sino que es el
resultado de su esfuerzo serio, de su esfuerzo abnegado, de su espíritu revolucionario
y de su espíritu internacionalista (APLAUSOS).
Y los esfuerzos de los imperialistas se han estrellado contra esas
realidades.
Estas son las
perspectivas que tenemos claramente delante. Nunca han sido tan sólidas como
hoy para el trabajo revolucionario. No
quiere decir esto que el camino sea por ello fácil. No habrá caminos fáciles. Habrá mayores
avances, tendremos mejor base; pero el avance se logra solo a base de
dedicación, a base de consagración, a base de trabajo.
Quede claro
pues que, cualesquiera que sean los avances de la Revolución, requerirá seguir
mejorando el esfuerzo, requerirá seguir mejorando el trabajo.
Es alentador
ver la nueva juventud, son alentadores nuestros éxitos en la educación, en la
salud pública, en las construcciones, en el trabajo económico, en todos los
ámbitos; esfuerzo que sin embargo hay que mejorar. Sirva el aliento para
trabajar más y mejor, no para creer que todo marcha óptimamente.
Todo eso se
traduce, además, en la nueva cultura política, en la nueva conciencia de
nuestro pueblo; se traduce en sus éxitos aun en el campo deportivo, como han
sido los éxitos en los Juegos Panamericanos (APLAUSOS) y como han sido sus
éxitos en la última olimpiada en Munich (APLAUSOS). Nuestros equipos quedaron por encima de
importantes naciones industrializadas de Europa Occidental. ¿Qué podía Cuba
hace años pretender ocupar mejores lugares deportivos que esos países?
Los propios
latinoamericanos veían en los éxitos de los atletas cubanos sus propios éxitos,
y se enorgullecían con razón de esos éxitos, porque los éxitos de Cuba son
éxitos de América Latina y son éxitos del mundo revolucionario.
Pero más
todavía que las medallas, más que los triunfos deportivos, hay algo que se
refleja en esos atletas, y es el espíritu de la Revolución Cubana (APLAUSOS),
en su disciplina, en su consagración al deporte, en la energía con que actúan,
en la moral que reflejan.
Muchas veces se
ha oído hablar de frases célebres, y antaño se oían mencionar esas frases. Sin embargo, vemos algunos ejemplos
contemporáneos, como es el caso de Teófilo Stevenson (APLAUSOS), señalado como
el más destacado entre los 350 boxeadores, y uno de los más destacados de toda
la olimpiada, hijo de una humilde familia de la provincia de Oriente, y
vencedor de la llamada Esperanza Blanca de los magnates del deporte mercachifle
de Estados Unidos, valorado en 3 millones de dólares en ese mercado donde se
vende el alma y el cuerpo.
Y si Teófilo
Stevenson merece el reconocimiento de nuestro pueblo por sus éxitos deportivos
derivados de su disciplina, de su consagración al deporte, de su valor, de su
moral, creemos que él dejó un ejemplo todavía más valioso que eso, y es el
instante en que le hablaron de la posibilidad de ganarse un millón de
dólares. Ese joven, hijo de humilde
familia y un humilde obrero oriental, dijo que él no cambiaba su pueblo por
todos los dólares del mundo (APLAUSOS).
¡Qué diferencia
entre hoy y ayer! El imperialismo
mantenía en este país tales ignominiosas condiciones morales que se consideraba
una victoria ser contratado, recibir un sueldo por practicar el deporte, ir a
las ligas tales y más cuales, hacerse profesional, venderse.
¡Cuál no será
el asombro de esos magnates! ¡Cuál no
será el asombro de esos comerciantes de cuerpos y de almas; esos comerciantes
de conciencia! ¡Cuál no será su asombro
al ver ese ejemplo! y tendrán que preguntarse: ¿Qué es
esto? Y tendrán que decir: no lo
entiendo. Y efectivamente, no lo podrán
entender. Cuando por una filosofía
política: la del oro y la del dinero y la del mercantilismo por encima de los
más sagrados valores del hombre, es imposible que eso se pueda comprender. Acostumbrados a vivir en un mundo donde con
el oro se compra todo y se vende todo y se obtiene todo.
¡Qué impacto
tendrán que recibir en presencia de esa dignificación del hombre; de ese
espíritu que pone los valores del hombre por encima de cualquier bienestar
material!
y por eso nosotros decimos que aun cuando en nuestro país la virtud va
siendo cada vez más común y el heroísmo común —y hoy es por ello que nos parecen
naturales todas esas cosas y nos parecen naturales y lógicos esos gestos—, sin
embargo, viéndolos a la luz del pasado y viéndolos a la luz de una gran parte
del mundo que todavía vive subordinada a ese mercantilismo, esa frase y ese
gesto y esa respuesta, sin duda de ninguna clase que pasarán a la historia,
señalando el instante en que el hombre comenzó a ser hombre (APLAUSOS), dejando
de ser mercancía, dejando de ser bestia, dejando de ser objeto de comercio, de
explotación y de lucro.
Hemos sido hoy
testigos también de otro importante acontecimiento, en este caso de carácter
internacional; la circunstancia de que en este acto de esta noche se haya
encontrado entre nosotros y nos haya dirigido la palabra la compañera Angela Davis (APLAUSOS), lo que es consecuencia, que es resultado
de una gran victoria revolucionaria e internacionalista.
Todos sabemos y
recordamos cómo su nombre y su figura vivió entre nosotros durante muchos
meses, al calor de aquella campaña internacional que nuestro pueblo hizo suya
con la pasión y la firmeza y la decisión que lo caracterizan, para evitar que
sobre ella se consumara un crimen; para evitar que fuera víctima del odio
racista, del odio reaccionario, para evitar que se descargara sobre ella el
resentimiento imperialista por su doble condición de negra y de comunista
(APLAUSOS). Dos de los más fundamentales motivos de represión y persecución en
Estados Unidos.
Ella hablaba
aquí de la situación de los puertorriqueños, de los chicanos, de los
latinoamericanos, además de la población negra de Estados Unidos; la situación
de los indios. La historia está llena de
los horrores cometidos contra ellos, incluido el exterminio.
Y no podía ser
de otra forma. Ella hablaba también de
sus impresiones en la Unión Soviética, estado multinacional.
Solo el
socialismo, solo el comunismo, solo la sociedad sin explotados ni explotadores,
solo la sociedad sin clases puede resolver el problema del hombre, de las
minorías y de las mayorías nacionales.
Porque las mayorías son víctimas de su propia sociedad: de la sociedad
prevaleciente; las mayorías son también víctimas de la sociedad clasista, de la
sociedad de la explotación; las mayorías son víctimas de la explotación que se
hace y se ejerce sobre las minorías. La sociedad clasista, la sociedad
capitalista no podrá resolver jamás el problema ni de las minorías ni de las
mayorías.
Es por eso que
a pesar de 70 años de dominio imperialista sobre Puerto Rico, a pesar de todos
los esfuerzos por destruir la cultura puertorriqueña, por destruir su
nacionalidad, por prostituir, por desmoralizar, introduciendo allí sus hábitos,
sus vicios, no han podido destruir la nacionalidad puertorriqueña, ni la
cultura puertorriqueña, ni el idioma puertorriqueño (APLAUSOS). No han podido destruir su historia, no han
podido destruir su espíritu independentista.
Y ese espíritu
crece. Ese sentimiento de ser una
nación, de tener tradición, de tener cultura.
Ese sentimiento de repulsa hacia el avasallamiento.
¡No importa los
bienes que ofrezcan! Cada puertorriqueño
podrá decir como Stevenson: ¡Mi dignidad, mi patria,
mi nación, mi tradición, mi cultura, mi historia, valen más que todos los
millones de los imperialistas!
(APLAUSOS)
La sociedad
clasista no puede resolver estos problemas. El Estado socialista soviético
convirtió el imperio zarista que dominaba un sinnúmero de naciones en un Estado
socialista multinacional. Y resolvió el problema de las nacionalidades, el
problema de todas las nacionalidades: las grandes y las pequeñas.
Por eso no
habrá solución en el capitalismo para puertorriqueños, latinos, chicanos. No habrá solución para la población negra de
Estados Unidos, como tampoco habrá solución para su población blanca. Esa es la realidad.
Sin embargo,
hemos conocido muchos casos, desde la época de los mártires de Chicago, de
dirigentes obreros y militantes progresistas llevados a juicio
injustamente. En nuestro país en los
últimos tiempos se ha estado exhibiendo la película de Sacco
y Vansetti.
Son notorios los casos de luchadores progresistas de Estados Unidos que
han sido llevados criminalmente al banquillo de los acusados, han sido juzgados
por tribunales espurios, han sido sancionados, han sido sometidos a larguísimas
penas de prisiones, e incluso han sido ejecutados, han sido llevados a la silla
eléctrica.
y esas mismas intenciones, o similares, eran sus intenciones con Angela Davis, como militante comunista y como militante del
movimiento de los derechos civiles de Estados Unidos, y como negra
norteamericana. Sobre su cabeza deseaban
descargar sus iras y sus furias. ¡La medida ejemplarizadora! ¡Creyendo torpe y estúpidamente que matando a
los hombres se matan sus ideas!
Y, sin embargo,
en esta ocasión el imperialismo, que ha sentido de cerca lo que es el
movimiento internacional, que ha sentido en los propios Estados Unidos el
despertar de la solidaridad, que se ha manifestado tan abrumadoramente en la
condenación a sus criminales actos en Viet Nam... Todos los días la prensa trae las fotos de
los hospitales destruidos, las casas, las escuelas, los diques, los crímenes de
todo tipo. ¡Todos los días! Eso lo hacen común y corrientemente,
cotidianamente, los imperialistas yankis.
Y eso, naturalmente, suscitó la repulsa del mundo, que se hizo sentir
con tremenda fuerza en los propios Estados Unidos; con la creciente toma de
conciencia del pueblo norteamericano. Y
eso se puso también de manifiesto en el caso de Angela Davis: la solidaridad del
movimiento progresista en Estados Unidos, y la impresionante solidaridad
internacional en la comunidad socialista, en los países del Tercer Mundo y en
los sectores progresistas del mundo capitalista. Cuando nosotros visitamos el campo
socialista, veíamos por todas partes todavía las fotos y las consignas de las
campañas de apoyo a Angela Davis.
Y ese tremendo
movimiento impidió la perpetración de un crimen, de un crimen infame. Y obligó
a los imperialistas a poner en libertad a Angela Davis.
Y ese movimiento necesariamente tiene que alentar y consolidar la confianza del
pueblo progresista de Estados Unidos, de ese otro pueblo de que hablaba Angela Davis, en su propia lucha, en su propia causa.
A nosotros nos
impresionaban sus palabras, cuando decía de su ansiedad por regresar a Estados
Unidos para luchar, para seguir luchando contra el imperialismo, contra la
injusticia, contra los crímenes, contra la guerra de Viet Nam, por la
solidaridad con Viet Nam, por la solidaridad con el movimiento revolucionario,
por la solidaridad con el movimiento progresista, por la solidaridad con Cuba.
Y hablaba de
que quedaban miles de presos en Estados Unidos. Expresaba elocuentemente cómo
crece la opresión, que se manifiesta en el desempleo, que se manifiesta en las
diversas medidas contra los derechos civiles y contra los derechos de los
ciudadanos de Estados Unidos, tratando de apagar, de ahogar el creciente
movimiento de resistencia. Y se refería al caso de un soldado negro
que se negó a empuñar las armas contra los vietnamitas, es decir, se negó a
cometer el crimen que allí se comete todos los días (APLAUSOS). ¡Un hombre que se negó a ser criminal! ¡Un hombre que se negó a destruir escuelas y
hospitales y diques! ¡Un hombre que se
negó a masacrar vietnamitas! ¡Un hombre
que se negó a matar mujeres y niños, a incendiar hogares, a torturar, cuya cabeza
también se reclama! He ahí un nuevo símbolo: Billy Dean Smith. He ahí una nueva causa para el movimiento
progresista y una nueva causa para la solidaridad internacional.
Cuando ella
hablaba, nosotros recordábamos My Lai. Recordábamos
las masacres de los pueblos, de las aldeas vietnamitas, publicadas en
fotografías, en películas, en libros, en todo. Conocidas por el mundo y
confesas por sus propios autores. Y recordamos lo que hizo Nixon: que cuando un
tribunal sancionó a un connotado masacrador, inmediatamente,
en cuestión de horas, lo mandó para su casa, lo puso en libertad.
Esa es la
filosofía del imperialista: alentar al criminal. Decirle: detrás de ti está el
poder del imperio; puedes matar y puedes masacrar, puedes asesinar mujeres y
niños, puedes ametrallar aldeas, puedes incendiarlas con todos sus habitantes: detrás de ti está
el imperio. Alentar al criminal. Y, desde luego, en el caso de Billy Dean, desalentar al héroe,
desalentar al que se negó a cometer la fechoría y el crimen; castigar al que no
quiere matar, al que no quiere ser asesino.
¡Tomemos
nosotros también esta bandera del movimiento progresista de Estados Unidos en
este acto del 28 de septiembre!
(APLAUSOS PROLONGADOS) Y
comencemos a divulgar ante el mundo este nuevo crimen, este hecho igualmente
simbólico, para evitar que caiga sobre su cabeza el odio de los imperialistas.
¡Ese héroe! ¡Ese hombre que la historia consignará como aquel que, cuando se
cometían aquellos abominables crímenes, se negó a ser criminal! ¡Para evitar que
el fusilamiento, para evitar que la silla eléctrica, o para evitar que la
cadena perpetua caiga sobre él!
Hagamos nuestra
la tarea también de divulgar y de promover el movimiento de apoyo en el seno
del movimiento progresista, entre nuestros amigos de todo el mundo. Y así como se levantó la bandera por la
libertad de Angela Davis, ¡levantar las banderas por
la libertad de Billy Dean Smith! (APLAUSOS)
Ella decía que
quedaba mucho por luchar, y que algún día a 90 millas de Cuba habrá un Estados
Unidos socialista (APLAUSOS). Los escépticos dirán: “eso es imposible”. Los
escépticos dirán que son sueños. Los
timoratos, los que se desalientan frente a las dificultades. Los revolucionarios no dirán jamás eso.
También en un
tiempo fue sueño el socialismo, hasta el día en que surge, con la Unión
Soviética, el primer Estado socialista.
La liberación de los pueblos de Asia y de Africa parecían sueños hace 30
años y hoy es una realidad.
¿Pero se quiere
un sueño mayor que la Revolución Cubana?
¿Un sueño mayor que el socialismo en Cuba, a 90 millas de Estados
Unidos? (APLAUSOS) ¿No habría parecido
más imposible? En todo caso algunos pensarían que tal vez habría socialismo
aquí cuando lo hubiera en Estados Unidos.
Nosotros éramos un pedacito de tierra sometido, dominado, al que
consideraban los imperialistas yankis cosa propia, lugar para diversiones: prostíbulos,
cabarets, lugar donde divertirse sobre sus estatuas.
¿Qué pensaban
de nosotros? ¿No parecía imposible
—repito— el socialismo en Cuba a 90 millas de Estados Unidos? ¿Acaso no fuimos
el último país en independizarnos de la colonia española? ¿Y quién iba a decir que aquí, y tan próximos
a Estados Unidos, íbamos a ser el primero en establecer el socialismo? ¡Y qué
socialismo!: Un
socialismo sin ninguna concesión, un socialismo firme, sin chovinismo de
ninguna clase, sin revisionismos de ninguna clase, sin concesiones de ninguna
índole (APLAUSOS). ¿Quién iba a decir de esto que tenemos hoy? Y al que lo hubiese dicho lo habrían llamado
loco.
Este acto mismo
de hoy, estas cifras acerca del número de miembros de los Comités de Defensa,
todo esto, habría parecido un sueño, un imposible.
¿Y si surgió el
socialismo a 90 millas de Estados Unidos, por qué no ha de surgir también en su
día el socialismo en Estados Unidos, a 90 millas de Cuba? (APLAUSOS PROLONGADOS)
Digo muy
sinceramente que nosotros creemos en esa posibilidad. Y eso será algún día
realidad. Y nosotros compartimos esa esperanza de los militantes
revolucionarios de Estados Unidos. Y les
decimos: ¡Así
como ustedes nos ofrecen su solidaridad, ustedes tendrán la nuestra! (APLAUSOS)
Y en la línea
de la Revolución, en la firmeza de la Revolución, en la política firme de la
Revolución Cubana tendrán un baluarte de solidaridad.
Y nosotros también
seremos solidarios con nuestros hermanos los revolucionarios de Estados Unidos,
como lo fuimos con Angela Davis, como somos desde
ahora mismo abanderados de la liberación de Billy Dean Smith, y como lo seremos de
todos los revolucionarios norteamericanos (APLAUSOS).
¡Nosotros, a
los negros norteamericanos, a los puertorriqueños, a los latinoamericanos, a
los chicanos, a los indios, a los intelectuales progresistas, a los obreros, al
otro pueblo de Estados Unidos del que hablaba Angela Davis,
también los llamamos hermanos!
(APLAUSOS)
Es lo que
podemos proclamar hoy, en este día de optimismo, en este día de avance, en este
día de triunfo, en este día de solidaridad, en este día de alegría.
¡Patria o
Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)