DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN EL ACTO EN SALUDO A LA VISITA DE NICOLAE CEAUSESCU, SECRETARIO GENERAL DEL PARTIDO COMUNISTA RUMANO y PRESIDENTE DEL CONSEJO DE ESTADO DE RUMANIA, Y A LA DELEGACION QUE LO ACOMPAÑA, EFECTUADO EN LA FABRICA DE CEMENTO "MERCERON", EN SANTIAGO DE CUBA, ORIENTE, EL 31 DE AGOSTO DE 1973, "AÑO DEL XX ANIVERSARIO".
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCINARIO)
Estimado compañero Nicolae Ceausescu, Secretario General del Partido Comunista Rumano y Presidente del Consejo de Estado de la República Socialista de Rumania (APLAUSOS);
Estimados miembros de la delegación del Partido y del Gobierno de Rumania (APLAUSOS);
Trabajadores de la fábrica "Mercerón" (APLAUSOS);
Trabajadores santiagueros (APLAUSOS);
Cubanos:
Hace algo más de un año tuvimos el privilegio de recibir una invitación para conocer al pueblo y a los dirigentes de la hermana República de Rumania, y todavía están muy grabados, en nuestras mentes y en nuestros corazones, los testimonios de amistad, de solidaridad y de simpatía, que encontramos en el pueblo de Rumania, en los comunistas rumanos y en sus dirigentes.
Allí tuvimos oportunidad de apreciar los enormes esfuerzos y los extraordinarios avances de ese país hermano en los años de la construcción del socialismo, pudimos familiarizarnos con ese esfuerzo. Visitamos fábricas de la industria mecánica, de la pujante industria química, los enormes planes de construcción de viviendas, centros de investigación, zonas agrícolas y otras áreas de aquel país. Pudimos percatarnos de sus logros, de sus avances y de cuánto ha podido avanzar Rumania bajo las banderas del socialismo.
En esta ocasión tenemos, nosotros y nuestro pueblo, la oportunidad de reciprocar y a la vez testimoniar de manera fraternal y calurosa, aquellas atenciones y aquella solidaridad que recibimos por parte de ellos (APLAUSOS), con motivo de la visita a nuestro país del compañero Ceausescu y de la delegación del Partido y del Gobierno de Rumania.
Con profunda satisfacción hemos podido ser testigos del alto aprecio, del afecto, del espíritu fraternal, solidario y hospitalario, con que nuestro pueblo los ha recibido en todas partes (APLAUSOS).
Lamentablemente, por motivo de sus obligaciones y de otros compromisos, la visita es realmente breve, y el tiempo de que hemos podido disponer es escaso. El propio programa del día de hoy es un programa tenso, que ha incluido numerosas actividades: recorrido por la ciudad, visita al Cuartel Moncada, a la granja Sibone", este acto, el regreso, una escuela que queremos inaugurar, una escuela secundaria básica en el campo, que llevará el nombre de República Socialista de Rumania (APLAUSOS), y que queremos inaugurar esta tarde a nuestro regreso de Santiago de Cuba. Y, además de todo eso, hay una recepción organizada por la delegación rumana. De manera que tenemos que multiplicar el esfuerzo, elevar la productividad y ganar tiempo.
Por eso, necesariamente, queridos compañeros de Santiago, este acto tendrá que ser breve, a pesar de nuestros deseos —tanto del compañero Ceausescu como nuestro— de permanecer el mayor tiempo posible con ustedes, sobre todo aprovechando esta tarde que se ha mostrado también generosa y pródiga, porque no es de las tradicionales tardes llenas de sol y de calor de Oriente, sino que es una tarde donde se contrasta el fresco del clima con el calor del pueblo (APLAUSOS).
Nos encontramos, compañero Ceausescu y compañeros miembros de la delegación que nos visitan, en la provincia de Oriente, que ha tenido un peso extraordinario en la vida y en la historia de nuestro país. Por esta región de nuestra isla comenzó la conquista colonial. Santiago de Cuba fue una de las primeras ciudades fundadas, y tiene más de 450 años de existencia.
Sabemos, desde luego, que en Rumania y en los pueblos de Europa, la historia es mucho más larga y que tienen ciudades más antiguas que nuestras más antiguas ciudades, y que tienen fortalezas y castillos más viejos que nuestro Morro de Santiago —que fue una de las primeras fortalezas construidas. La historia nuestra es más reciente, porque desgraciadamente no nos quedan, ni nos podían quedar, documentos históricos de la población aborigen de nuestra isla, y solo sabemos que los conquistadores llegaron y por la fuerza dominaron a aquella población relativamente dócil, que al principio recibió con los brazos abiertos a aquellos visitantes, y que al final fueron bárbaramente esclavizados y casi exterminados, lo que originó —desde luego— la rebeldía y la lucha de aquellos naturales de esta isla que pudiéramos considerar, en cierto sentido, precursores de las luchas por la justicia y por los derechos de nuestro pueblo.
Exterminada la población aborigen, los conquistadores introdujeron la institución de la esclavitud en nuestra tierra. Y así, incontable número de hombres procedentes del Africa fueron traídos por la fuerza a esta tierra, y durante siglos permanecieron en la esclavitud para crear y producir riquezas para sus explotadores.
Vivió nuestra tierra siglos de esclavitud, aquellos siglos que correspondieron a la época en que el capitalismo surgió en el mundo y, con el capitalismo, sus progresos, su relativa civilización, y también sus injusticias, sus odiosas divisiones de clase, su régimen de egoísmo, de ignominia y de explotación. En aquellos siglos surgió la nacionalidad cubana.
No fue fácil la lucha por la independencia, puesto que, cuando otros pueblos se liberaban en este continente, nuestra isla permanecía como colonia. Pero, además, aquello era esencialmente el resultado de que la población criolla era en esencia terrateniente y esclavista.
Mientras los españoles colonizadores se dedicaban esencialmente al comercio y a la burocracia, la población criolla blanca se dedicaba a la explotación azucarera, cafetalera y ganadera. Y aquella producción se basaba en la esclavitud: cientos de miles de esclavos mantenían la riqueza de nuestro país.
Y aquella clase social se veía en una especial situación, por cuanto no podía luchar por la independencia ya que temía a que la guerra por la independencia condujera inevitablemente a una revolución social y, con ello, a la liberación de los esclavos.
Por eso fueron complejas y difíciles las circunstancias que debió vencer nuestro pueblo para llegar al fin, casi un siglo después que los demás países hermanos de América Latina, a la independencia, después de largas luchas que duraron más de 30 años.
Pero aquella independencia no fue una real independencia, porque en nuestro país ocurrió lo mismo que ocurrió después con países que recientemente han arribado a la condición de Estados independientes, saliendo de la condición de colonia al estilo antiguo para caer en la forma de nuevas colonias que se ha dado en llamar el neocolonialismo.
Cuando las fuerzas españolas estaban virtualmente derrotadas por nuestro pueblo, se produce lo que Lenin llamó la primera guerra imperialista, que fue la guerra entre Estados Unidos y España; una España ya vencida, que sirvió de fácil presa a las ansias expansionistas de Estados Unidos.
En aquella ocasión nos arrebataron virtualmente nuestra independencia, se apoderaron de Puerto Rico, que todavía padece bajo el yugo colonial yanki y se apoderaron de Filipinas.
Comenzó la historia del neocolonialismo en nuestro país, hasta que al fin, después de más de 50 años de humillante opresión, nuestro pueblo el Primero de Enero de 1959 alcanzó por primera vez en su historia su plena independencia, y comenzó pronto a marchar por los caminos revolucionarios y humanos del socialismo.
No ha sido tampoco fácil esta tarea, puesto que nos correspondió el papel de ser el primer estado socialista de América Latina (APLAUSOS), a 90 millas precisamente de Estados Unidos.
Ello nos costó el odio y la agresión sistemática, el bloqueo por parte de Estados Unidos, que hizo todos los esfuerzos imaginables, en todos los sentidos, por ahogar la Revolución, tratando de dejar a un país que era virtualmente analfabeto sin los pocos técnicos con que contaba. Y así nos llevó miles de médicos y gran número de ingenieros y de técnicos de todo tipo.
No obstante, nuestro pueblo siguió adelante, firme y resuelto.
Hoy día nuestros programas educacionales son de tal magnitud que llegará el día en que no solo tendremos técnicos para satisfacer nuestras propias necesidades, sino también para ayudar fraternal y solidariamente a otros pueblos (APLAUSOS). Y aun hoy, médicos y técnicos y trabajadores cubanos prestan sus modestos servicios a otros países que aun están en condiciones más difíciles que el nuestro.
Hoy día, de aquel pueblo analfabeto se puede decir que prácticamente todas las personas adultas aptas, con muy pocas excepciones, saben leer y escribir, y que muchos de nuestros trabajadores no solo aprendieron a leer y a escribir sino que siguieron los cursos superiores; muchos de ellos han rebasado el sexto grado, otros realizan estudios de nivel medio, y muchos trabajadores, incluso algunos que eran analfabetos al triunfo de la Revolución, hoy ostentan títulos universitarios (APLAUSOS).
Nuestras escuelas florecen, se multiplican por todas partes, y si de algo estamos seguros es de nuestro porvenir.
En esta larga lucha, esta provincia que ustedes visitan se distinguió siempre. Por aquí comenzaron las guerras por la independencia en el año de 1868; por aquí continuaron en 1895; aquí se iniciaron las luchas revolucionarias contemporáneas, en esta propia ciudad de Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953 (APLAUSOS).
Y en esas montañas que ustedes pueden contemplar, se inició nuestra última lucha armada revolucionaria; se gestó, creció y se forjó nuestro Ejército Rebelde (APLAUSOS). De esta provincia salieron las columnas invasoras hacia otras regiones del país, como las que dirigieron el comandante Ernesto Guevara y el comandante Camilo Cienfuegos (APLAUSOS). Esta ciudad se caracterizó por su extraordinario heroísmo en la guerra, por el extraordinario número de sus hijos que sucumbieron valerosamente en manos de las fuerzas represivas. Esta provincia y esta ciudad se caracterizan por su entusiasmo revolucionario, por su espíritu de trabajo y por su extraordinaria hospitalidad (APLAUSOS).
Es, además, la provincia más prolífera del país: la provincia donde nacen más niños todos los años (APLAUSOS). Una provincia que 20 años después del ataque al Cuartel Moncada, tiene el doble de la población que tenía entonces. Y que nos da una idea de los esfuerzos que debemos realizar para dar empleo a la población de esta provincia, resolver los problemas de la alimentación, de la ropa, del calzado, la vivienda, las escuelas, los servicios médicos; del esfuerzo intenso, acelerado que hay que llevar a cabo no solo para vencer la pobreza acumulada, sino también las nuevas necesidades que surgen como consecuencia del incremento extraordinario de su población.
Nos encontramos realizando este acto precisamente en una de las industrias más importantes de la ciudad, que es la fábrica de cemento "Mercerón", fábrica cuya producción se ha duplicado después del triunfo de la Revolución, y que fue ampliada precisamente con equipos procedentes de la hermana República Socialista de Rumania (APLAUSOS). Esos equipos trabajan aquí en magníficas condiciones e incrementaron la producción de esta fábrica en 200 000 toneladas anuales.
Unos minutos antes de llegar a este acto, el compañero que habló en nombre del Partido y de la administración de la fábrica nos explicaba el funcionamiento de esos equipos rumanos —los molinos de materia prima, los molinos de cemento y los hornos—, y nos señalaba, con gran satisfacción para nosotros y para los compañeros rumanos, que esos equipos están produciendo por encima de las capacidades teóricas que se consideraron cuando se hizo la inversión.
Y así, si los molinos eran de 25 toneladas —tengo entendido que 25 toneladas por hora—, están produciendo 30 ó más toneladas por hora, lo mismo los de materia prima que los de cemento. Y que si el horno se calculaba para una producción de 650 a 680 toneladas por día, está produciendo a un ritmo aproximado de 750 toneladas por día (APLAUSoS).
Y eso habla muy bien tanto de la calidad de esos equipos, como de la calidad de los trabajadores de esta fábrica (APLAUSOS). y hay que añadir que los obreros de esta industria, con esfuerzos extra, participan también en la cosecha de caña, y participan con su microbrigada en la construcción de viviendas (APLAUSOS).
Ahora bien, nuestras necesidades de cemento son muy grandes. Nuestros trabajadores de la construcción en todas partes siempre están esperando el cemento y siempre están con la ansiedad de si llega o no llega o si se retrasa. Lo mismo los que trabajan en las construcciones industriales, o en las presas, en los sistemas de riego, en las escuelas, en los hospitales, en las viviendas. Las microbrigadas siempre están pendientes de cemento. y no hay duda de que si tuviéramos más cemento no solo construiríamos mucho más, sino que, además, la productividad de nuestros obreros de la construcción sería más elevada.
Cierto es que no solo necesitamos cemento: necesitamos cabillas, necesitamos madera, necesitamos arena, piedra, y otros materiales de la construcción, con relación a los cuales estamos trabajando arduamente para elevar las disponibilidades. Pero el cemento ha sido, es y será elemento fundamental para nuestro desarrollo y para nuestras construcciones.
y en nuestras relaciones de colaboración con la hermana República Socialista de Rumania, se arribó a un acuerdo en virtud del cual la República Socialista de Rumania nos concedió un crédito de 65 millones de pesos para la adquisición de una nueva fábrica de cemento (APLAUSOS), con una capacidad de producción de 1 200 000 toneladas anuales, es decir, más del doble de la capacidad de esta fábrica. Lo cual si en algún sentido les puede ocasionar a los trabajadores de aquí un poquito de tristeza al ver que su fábrica va a ser ampliamente superada, estoy seguro de que les producirá la inmensa satisfacción de saber lo que eso significa para nuestro país y todo lo que podemos hacer con 1 200 000 toneladas más de cemento por año.
Hace ya varios meses, desde nuestra visita a la República hermana de Rumania, se vienen discutiendo los trabajos y los proyectos de esa nueva industria de cemento, para tratar de construirla a un ritmo acelerado. Las condiciones del crédito son a largo plazo, en condiciones muy favorables para pagar con productos cubanos (APLAUSOS). Es interés del país que esa nueva fábrica de cemento pueda entrar en producción en el año 1976.
Junto a esa fábrica, por acuerdos con otros países, estamos ampliando también la fábrica de Artemisa, que nos dará 200 000 toneladas más, y el país se propone construir y tener en producción en el próximo quinquenio dos nuevas plantas más, además de esta planta rumana, con lo cual llegaremos a una producción superior a los 5 millones de toneladas de cemento (APLAUSOS). Al principio de la Revolución eran unas 600 000 aproximadamente; ya en la actualidad estamos alrededor de los 2 millones, y esperamos que para 1977, a más tardar para 1978, nuestra capacidad rebase ampliamente los 5 millones de toneladas por año.
Es tan grande y tan urgente la necesidad de cemento, que nuestras posibilidades de incremento de la construcción en los próximos años están limitadas. Las construcciones han crecido extraordinariamente en 1972 y 1973, y crecerán un poquito más en 1974, pero muy poco. Ya en el segundo semestre de 1975, con esa ampliación que estamos haciendo en Artemisa, tendremos un poco más de cemento. Pero en lo esencial hasta el año 1977, desgraciadamente, no podrán crecer mucho más nuestras construcciones.
Y esto es doloroso ahora que la productividad de los trabajadores de la construcción se incrementa, que la cosecha de caña se mecaniza cada vez más, que disponemos de más trabajadores, que esta misma provincia con su creciente población dispone de muchos más brazos; ahora que con las microbrigadas hemos abordado el problema de la vivienda con gran ritmo y gran dinamismo, es verdaderamente doloroso que tengamos que resignarnos a esperar unos cuantos años hasta poder dar otro verdadero salto en la construcción. Pero lo daremos. Estamos tomando todas las medidas para ello (APLAUSOS) .
Por eso nosotros les hemos explicado a los compañeros rumanos nuestro extraordinario interés en lograr que esa planta que vamos a construir con el crédito concedido por ellos pueda entrar en producción ya en el segundo semestre de 1976, y puedo decirles que el compañero Ceausescu se ha tomado especial interés, especial y personal interés, y nos ha prometido que al menos la primera línea de esa nueva planta entrará en producción para esa fecha (APLAUSOS).
No nos queda otra alternativa que trabajar con premura, porque las necesidades son muchas.
Es cierto que nos alienta saber que estamos construyendo más viviendas que nunca en todas partes, más presas que nunca, más caminos, más industrias; que estamos construyendo más escuelas que nunca, que estamos creando capacidades para alrededor de 80 000 becados todos los años (APLAUSOS), y que en esta sola provincia este año se inauguran más de 40 escuelas y se va llenando la provincia de Oriente, igual que todo el país, de escuelas. Empezamos a ampliar nuestras capacidades de hospitales para seguir mejorando nuestros ya magníficos servicios médicos, y trabajamos arduamente.
Y eso es alentador, pero a la vez es doloroso pensar que podríamos hacer más, si tuviéramos los materiales necesarios, para esta población que crece y se multiplica —cumpliendo aquel mandato bíblico (RISAS)—, y que cada 20 ó 25 años se duplica y necesita casas y escuelas y hospitales y caminos y alcantarillas y acueductos y fábricas para trabajar, y más lecherías y más centros avícolas y más centros porcinos y más regadío para lograr mayores producciones por hectárea, y que tiene que resolver las necesidades viejas y nuevas, y que tiene ansias de avanzar, tiene ansias de progreso.
Ahora que somos libres, ahora que no trabajamos para capitalistas ni para imperialistas (APLAUSOS), ahora que cada cosa que se hace y se crea es para el pueblo trabajador y para sus hijos, es imprescindible que tengamos urgencia y tengamos premura para avanzar. Y no solo pensando en nuestras propias necesidades, porque por pobres que seamos —como aquel sabio de que hablaba el poeta—, mirando hacia atrás vemos otros pueblos mucho más pobres todavía, pueblos que también emprenden su camino en otras regiones del mundo, y que nosotros tenemos el elemental deber de ayudarlos en la medida de nuestra fuerza, de la misma manera que nosotros hemos recibido la ayuda internacional y solidaria, la ayuda generosa de la Unión Soviética y de los demás países socialistas (APLAUSOS).
De manera que cuando pensamos en nuestras producciones de cemento, hemos de pensar que un poquito de ese cemento habrá que emplearlo también en ayudar a pueblos como el mil veces heroico pueblo vietnamita (APLAUSOS), que después de la gigantesca destrucción, de la bárbara guerra imperialista, empieza de nuevo a reconstruir, y necesita hospitales, necesita escuelas, necesita centros avícolas. En alguna medida modesta nuestro pueblo debe sumarse al esfuerzo mundial de ayuda a Viet Nam y a otros países (APLAUSOS).
y por eso nos satisface extraordinariamente saber que en este aspecto que es la producción de cemento vamos a recibir una importante cooperación de la hermana República de Rumania, cooperación que hemos recibido también en otros campos, puesto que en nuestro país hay numerosas máquinas de perforación petrolera procedentes de Rumania que trabajan en la exploración y en los primeros esfuerzos de producción petrolera; tenemos numerosos equipos agrícolas procedentes de Rumania; y hay otros campos en que se desarrolla la cooperación.
Siguiendo los deseos y el esfuerzo tanto de nuestro Partido como del Partido hermano de Rumania, es nuestro propósito seguir desarrollando esos vínculos, seguir desarrollando esa cooperación, fructuosa para ambos países, y que están acorde con el espíritu creciente de la solidaridad internacional y de las posibilidades del mundo de hoy.
Nosotros deseamos expresar a los santiagueros y a todo el pueblo nuestro reconocimiento por el magnífico y fraternal recibimiento tributado a la delegación de Rumania, y que expresa los profundos sentimientos internacionalistas de nuestro pueblo, y sus deseos de luchar y trabajar por incrementar los vínculos con los demás hermanos pueblos socialistas y con todos los países que luchan por el progreso y por la consolidación de su independencia y por la Revolución.
La delegación rumana proseguirá un largo recorrido por otros países hermanos de América Latina. Para nosotros constituye una satisfacción el hecho de que en esta primera ocasión que el compañero Ceausescu viaja a la América Latina haya comenzado su recorrido visitando a Cuba, el primer país socialista de este continente (APLAUSOS).
Los pueblos de América Latina estamos profundamente hermanados en la historia y en sus luchas contra el coloniaje en el pasado, contra el neocoloniaje y el imperialismo en el presente. Nos consideramos parte de una misma familia llamada a unirse estrechamente por los caminos de la Revolución, que ya se anuncian con pujante fuerza en este continente.
Le deseamos el mayor éxito en su visita y en su recorrido por esos pueblos hermanos, y que en esa fatigosa marcha lo acompañe el recuerdo de la amistad, la solidaridad, la fraternidad y la hospitalidad de nuestro pueblo (APLAUSOS).
¡Que viva la amistad entre el pueblo de Rumania y el pueblo de Cuba! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")
¡Que viva el internacionalismo proletario! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)