DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN EL ACTO DE SOLIDARIDAD y AMISTAD CON EL PUEBLO VIETNAMITA, CON MOTIVO DE LA VISITA A CUBA DE LA DELEGACION DEL PARTIDO Y DEL GOBIERNO DE LA REPUBLICA DEMOCRATICA DE VIET NAM, ENCABEZADA POR EL COMPAÑERO PHAM VAN DONG, MIEMBRO DEL BURO POLITICO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO DE LOS TRABAJADORES DE VIET NAM y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO DE LA REPUBLICA DEMOCRATICA DE VIET NAM. PLAZA DE LA REVOLUCION "JOSE MARTI", 26 DE MARZO DE 1974. "AÑO DEL XV ANIVERSARIO".

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

Queridos compañeros Pham Van Dong, noble y heroico representante del pueblo vietnamita, y demás miembros de la delegación del Partido y del Gobierno de Viet Nam (APLAUSOS);

Compañeros del Partido y del Gobierno de Cuba (APLAUSOS); Compatriotas:

Cientos de miles de cubanos se reúnen en la tarde de hoy para efectuar este hermoso acto de solidaridad con Viet Nam.

Hemos tenido al fin la oportunidad de recibir una delegación del Partido y del Gobierno de Viet Nam de alto nivel, para expresarle nuestros más profundos sentimientos solidarios a su pueblo.

Hace unos días llegó esa delegación, presidida por el compañero Pham Van Dong (APLAUSOS), cuyo espíritu, cuyo carácter afectuoso y fraternal en sus contactos con nuestro pueblo, con nuestros trabajadores, nuestros estudiantes y nuestros pioneros, le han ganado el cariño de todo nuestro pueblo.

No hace falta hablar mucho del compañero Pham Van Dong. Cuando se dice miembro del Buró Político del glorioso Partido de los Trabajadores de Viet Nam (APLAUSOS); cuando se dice Primer Ministro de la República Democrática de Viet Nam; fiel discípulo de Ho Chi Minh (APLAUSOS PROLONGADOS) y luchador incansable que ha dedicado toda una larga vida a la lucha por la independencia y la libertad de su patria, que conoció durante largos años las prisiones colonialistas, y que luchó abnegada y heroicamente en las Fuerzas de Liberación Nacional de su patria, Viet Nam, eso lo dice todo.

Hay muchas cosas que unen a Viet Nam y a Cuba. Nos unen, desde luego —en primer lugar—, nuestro carácter de miembros de la comunidad de países socialistas (APLAUSOS), y nuestro carácter de pueblos que nos inspiramos en los principios del marxismo-leninismo (APLAUSOS). Pero une a nuestros dos pueblos una historia similar durante los últimos 100 años.

Viet Nam ha luchado durante cientos de años contra todos los que han pretendido invadir y ocupar su tierra. Pero ninguna etapa en la historia de Viet Nam tan dura y difícil como la que le correspondió vivir en la época del colonialismo y el imperialismo.

Ellos ya constituían una nación con una profunda cultura, mucho antes que nosotros. Y cuando los conquistadores españoles llegaron a esta isla, ya Viet Nam era una nación, ya Viet Nam había tenido que luchar duramente por su independencia nacional. Pero en la época del colonialismo y del imperialismo, consecuencia del desarrollo del sistema capitalista, desde miles de kilómetros de distancia vinieron los soldados de una potencia extranjera, sin más prerrogativa que la fuerza, a ocupar Viet Nam. Y en 1858 una escuadra del imperio francés arribó agresivamente a las costas de Viet Nam, iniciando la conquista del país.

Por aquella misma época empezaba realmente a forjarse una conciencia nacional en nuestra patria. En 1859 fue ocupada Saigón y se inició entonces la lucha de resistencia del pueblo vietnamita, que duró hasta 1897. Algunos años más tarde, en 1868, Carlos Manuel de Céspedes iniciaría en La Demajagua la primera guerra por la independencia de Cuba. Y cuando en los campos de Oriente, de Camagüey y de Las Villas los patriotas cubanos luchaban contra el colonialismo español, los patriotas vietnamitas luchaban contra el colonialismo francés.

En 1878 finalizó la primera guerra de independencia de Cuba —guerra que de una forma u otra se continuaría hasta finales de siglo— mientras la lucha del pueblo vietnamita proseguía adelante.

Ya por aquellos tiempos Martí escribió apasionadas y hermosas palabras de reconocimiento y admiración a aquel heroico pueblo vietnamita (APLAUSOS). Y por eso, podemos decir que entonces se sembraron las primeras semillas de la solidaridad del pueblo cubano con Viet Nam (APLAUSOS).

Nuestra lucha por la independencia se reanudó enérgicamente en 1895 y, cuando finalizaba ya el dominio colonial español en nuestra tierra, en el año 1897 se consolidó el dominio colonial francés en Viet Nam.

Pero nosotros no logramos adquirir nuestra verdadera independencia. Finalizado el dominio español, comenzó con la intervención de Estados Unidos en nuestra guerra de independencia, la ocupación militar de Cuba, la Enmienda Platt después y la ulterior dominación de nuestra patria por los imperialistas yankis.

La vida del pueblo de Viet Nam durante las primeras decenas de este siglo fue similar a la vida del pueblo cubano. El imperialismo, con todos sus abusos, con todas sus injusticias, con su explotación, con sus crímenes y con sus vicios abominables, se instaló en nuestras dos patrias, así transcurrieron esos años en condiciones similares. Y así, ellos bajo el dominio francés, y nosotros bajo el dominio yanki, arribamos a la época de la Primera Guerra Mundial.

Después de la Primera Guerra Mundial el mundo quedó en gran parte repartido entre las potencias imperialistas vencedoras en aquella guerra. El mapa del mundo que se estudiaba entre aquellas dos guerras se caracterizaba por los colores de cada uno de los grandes países imperialistas: Viet Nam aparecía en los mapas universales con los colores del imperialismo francés, y Cuba aparecía con los colores del imperialismo yanki.

Tiene lugar la Segunda Guerra Mundial, la ocupación de lndochina por el imperialismo japonés, y al final de esa contienda, los vietnamitas, dirigidos por su Partido marxista-leninista y por su genial conductor Ho Chi Minh (APLAUSOS), se levantaron en armas e instauraron la República Democrática de Viet Nam.

Parecía que después de tantos años de lucha y de sacrificio el pueblo de Viet Nam, todo el pueblo de Viet Nam, tendría al fin su independencia; pero no ocurrió así. Los imperialistas franceses se empeñaron en reconquistar y someter de nuevo al país. y así, en 1946, a finales de año, terminaron ocupando de nuevo todas las ciudades de Viet Nam, dando lugar el inicio de una nueva, larga y heroica lucha por su independencia por parte de los vietnamitas, que culminó en 1954 con la histórica victoria de Dien Bien Phu contra el colonialismo francés (APLAUSOS) y con los Acuerdos de Ginebra suscritos ese mismo año.

La República Democrática de Viet Nam quedó establecida en el norte; pero una parte importante de Viet Nam, al sur, quedaba todavía bajo el dominio de un gobierno títere. Sin embargo, los Acuerdos de Ginebra reconocían el derecho a la independencia, a la soberanía y a la integridad de Viet Nam, y establecían la obligación de efectuar elecciones generales para que el pueblo de Viet Nam decidiera sobre sus propios destinos.

Es entonces cuando el imperialismo yanki, que ya venía apoyando enérgicamente a los imperialistas franceses en su guerra de represión, interviene en Viet Nam del Sur, sustituye a los imperialistas franceses, apoya al gobierno títere y se adueña prácticamente del país.

y por supuesto, lo primero que hicieron fue sabotear los Acuerdos de Ginebra. Ellos sabían cual era la voluntad del pueblo vietnamita; ellos sabían cual sería el resultado inevitable de las elecciones y, sin embargo —o precisamente por eso—, sabotearon los Acuerdos, impidieron las elecciones y establecieron un gobierno neocolonialista y fascista en Viet Nam del Sur.

Los cubanos conocemos bien qué significa un gobierno neocolonialista y fascista. Significa entreguismo, significa traición, significa explotación, significa saqueo, significa pillaje; y significa especialmente represión, crímenes, persecuciones y torturas de todo tipo para el pueblo y para los combatientes revolucionarios, algo muy similar a lo que ocurre hoy en Chile, o en Brasil, o en Bolivia, o en Paraguay y dondequiera que hay un gobierno fascista apoyado por los yankis.

A esa situación se vieron sometidos durante años los heroicos y valerosos patriotas de Viet Nam del Sur.

Cinco años después de 1954, el primero de enero de 1959, triunfa en Cuba la Revolución (APLAUSOS). Un año más tarde, en enero de 1960, los patriotas vietnamitas en el Sur, ferozmente reprimidos, decididos a no soportar más la opresión imperialista, se levantan en armas contra el régimen títere y se inicia de nuevo, para esa parte del pueblo vietnamita, la lucha por la liberación (APLAUSOS). Pero esta vez tenían que enfrentarse al imperialismo yanki, más poderoso, más agresivo, más rico y más feroz que el imperialismo francés.

¡Y a pesar del apoyo económico y militar yanki, los patriotas estaban barriendo y habrían barrido al gobierno títere, neocolonialista, en poco tiempo!

Pero los imperialistas yankis no estaban dispuestos a permitir semejante cosa. Y comenzaron entonces la llamada guerra especial contra el pueblo de Viet Nam del Sur. Enviaron decenas de miles de asesores militares, armas y recursos de todo tipo; emplearon todos los medios que ha elaborado el imperialismo para someter a los pueblos, a fin de evitar el triunfo y la liberación del pueblo vietnamita.

Pero la guerra especial fracasó. Y entonces comenzaron a enviar decenas de miles de soldados primero, y después cientos de miles de soldados yankis, iniciando la guerra local en Viet Nam del Sur. ¡Cuánto estaría de desprestigiado y de desmoralizado ese régimen, que los imperialistas tuvieron que enviar medio millón de soldados allí para impedir la victoria del pueblo, y decenas de miles de mercenarios de otros países, aparte de las fuerzas títeres!

Simultáneamente, iniciaron la guerra de destrucción en Viet Nam del Norte, atacando indiscriminadamente a las poblaciones de la República Democrática de Viet Nam; atacando escuelas, hospitales, ciudades, algunas de las cuales —como Dhan Hoi— fueron totalmente barridas del mapa; y tratando de destruir, además, la economía vietnamita, con el pretexto de que los patriotas de Viet Nam del Norte se solidarizaban decididamente con sus hermanos de Viet Nam del Sur. Porque, como dijo una vez Ho Chi Minh: los del Sur eran ciudadanos de Viet Nam, y los ríos podrían secarse y las montañas podrían desgastarse; pero esa verdad se mantendría siempre (APLAUSOS).

Toda la técnica, todos los recursos materiales, económicos y humanos del imperialismo no pudieron, sin embargo, doblegar al heroico pueblo vietnamita, ni del Sur, ni del Norte; ni con la guerra local, ni con la guerra de destrucción. Hasta que en 1968 se vieron obligados a paralizar los bombardeos en gran parte del Norte.

Después elaboraron una nueva doctrina: la doctrina de la "vietnamización" de la guerra: formar grandes ejércitos con tropas títeres para poner a los vietnamitas a combatir contra los vietnamitas, apoyados, desde luego, con la fuerza aérea yanki y con las bases militares que tenían en Viet Nam del Sur. Pero el pueblo vietnamita se enfrentaba a esta nueva estrategia exitosamente, y los imperialistas, para evitar el derrumbamiento de los títeres, se vieron en la situación de iniciar de nuevo los criminales bombardeos contra el Norte de Viet Nam.

Pero todos los esfuerzos fueron inútiles. El empleo masivo de la aviación y el empleo de los B-52 fueron inútiles frente a la firme y decidida voluntad del pueblo vietnamita de resistir (APLAUSOS). y al fin los imperialistas yankis se vieron en la necesidad de reconocer esa realidad, surgiendo los Acuerdos de París en 1973, en que esta vez los imperialistas yankis —no ya los franceses—, al cabo de tanto tiempo, al cabo de tantos años de lucha, de tanta sangre derramada y de tantos sacrificios, reconocieron el derecho del pueblo vietnamita a su independencia, a decidir por sí mismo sus propios destinos y a su integridad nacional; y se vieron, además, en la obligación de retirar todas sus tropas y sus bases militares de Viet Nam del Sur (APLAUSOS), y de reconocer que en Viet Nam del Sur había dos gobiernos y dos ejércitos. Una gran parte de Viet Nam del Sur quedaba ya liberada (APLAUSOS). Aunque, desde luego, esto no significaba que los imperialistas renunciaran a sus propósitos de mantener todavía en una parte de Viet Nam del Sur, un gobierno títere, un gobierno fascista, un gobierno neocolonialista, y no hayan hecho todos los esfuerzos posibles por sabotear también los Acuerdos de París.

Es el hecho que, después de los Acuerdos de París, los títeres, apoyados y alentados por los yankis, se han negado a cumplir los compromisos, se han negado a liberar a todos los presos políticos y se han negado a respetar la tregua; y han intentado por muchos medios, esencialmente por medios militares, recuperar parte del territorio liberado. Y es por eso que todavía se libran combates en Viet Nam del Sur, porque —por supuesto— los patriotas, frente a cada intento de arrebatarles el territorio y frente a cada agresión de las tropas títeres, responden enérgicamente y devuelven golpe por golpe (APLAUSOS). De todas formas, lo que el pueblo vietnamita ha logrado en estos años es verdaderamente extraordinario.

Y ya no solo la situación es critica para los imperialistas en Viet Nam del Sur, sino también en Lao, donde una gran parte del territorio está liberada y donde los imperialistas también han tenido que suscribir acuerdos de paz (APLAUSOS). Pero no solo en Viet Nam del Sur y en Lao hay esta situación, sino también en Cambodia, donde una gran parte del país ha sido igualmente liberada (APLAUSOS) y donde el régimen títere está igualmente en una verdadera crisis. Y aun en Tailandia, que fue una de las principales bases de agresión yanki en Indochina, el movimiento popular ha producido en los últimos tiempos cambios de carácter positivo (APLAUSOS).

Nunca fue más critica ni más difícil la situación del imperialismo yanki en la zona de Indochina como lo es hoy, resultado de la lucha incomparablemente heroica del pueblo vietnamita y de los demás pueblos de Indochina (APLAUSOS).

Mientras tanto, en nuestra patria se desarrollaba la Revolución. Luchábamos contra la CIA, luchábamos contra los agentes imperialistas, luchábamos contra los bandidos organizados por el imperialismo en el Escambray, y luchábamos contra las fuerzas mercenarias que desembarcaron en Girón (APLAUSOS).

Todos sabemos lo que preparaban los imperialistas a nuestra patria; todos sabemos lo que habría ocurrido en este país si los mercenarios no hubiesen sido derrotados en menos de 72 horas (APLAUSOS); todos sabemos que había un "gobierno" constituido, esperando en Miami para trasladarse a Girón, y pedir inmediatamente la intervención de la OEA y la intervención de Estados Unidos.

Nuestro país se habría visto sometido a una terrible guerra de desgaste, a una dura y difícil lucha contra los interventores; nuestras ciudades se habrían visto igualmente arrasadas, y nuestro pueblo habría perdido cientos de miles, si no millones de vidas en esa lucha.

Después continuaron las agresiones de distintas formas: ataques piratas, sabotajes, antes y después de la Crisis de Octubre.

Como resultado de la Crisis de Octubre, los imperialistas se vieron en la necesidad de establecer el compromiso de no realizar una agresión directa a nuestra patria, aunque —desde luego— se reservaron todas las demás formas posibles de agresión. Y sobre todo, durante estos años arreciaron su bloqueo económico contra nuestra patria y todas sus maniobras políticas y diplomáticas contra Cuba, que mantienen todavía.

Pero nuestra lucha afortunadamente no fue tan dura, no fue tan difícil, no fue tan sangrienta como la lucha vietnamita. Hemos sido testigos durante todos estos años del heroísmo y de los sacrificios de los vietnamitas; día por día seguíamos las luchas, los combates y las victorias de los patriotas de Viet Nam del Sur. Y cuando se inició la guerra de destrucción contra el Norte, día por día seguíamos el heroísmo del pueblo de Viet Nam del Norte, luchando contra la aviación yanki, que cuenta con los equipos más modernos y con incontables recursos de guerra; la lucha del pueblo vietnamita contra las escuadras yankis, contra el bloqueo y el incesante bombardeo de sus costas.

Y día a día crecía nuestra admiración, nuestras simpatías y, con ello, nuestra solidaridad hacia el pueblo de Viet Nam, que se manifestaba en mil formas diversas (APLAUSOS). ¡Porque nada producía un eco tan profundo en el corazón de nuestro pueblo como la lucha del pueblo vietnamita! (APLAUSOS), y en nuestras fábricas, en nuestras escuelas, en nuestras ciudades, en nuestros campos, en nuestras organizaciones de masa y en el Partido, se expresaba de mil formas diversas la solidaridad con Viet Nam. Y hay escuelas, hay centros de trabajo, hay muchos lugares que llevan ese nombre glorioso y heroico; y muchas de nuestras brigadas de trabajadores llevan el nombre de Viet Nam o de Ho Chi Minh (APLAUSOS) .

Pero Viet Nam ha prestado a la humanidad servicios extraordinarios. ¿Y cuál es el más importante de todos? ¡La gran lección que significó la lucha del pueblo vietnamita para todos los combatientes, para todos los pueblos oprimidos del mundo! Viet Nam ha significado una enseñanza práctica, y ha significado una gran enseñanza teórica.

Cuando surge victoriosa la Revolución de Octubre (APLAUSOS) una gran parte del mundo estaba bajo el dominio colonial, y se necesitaba aplicar los principios del marxismo-leninismo a las condiciones de los países coloniales y dependientes. Y en ese sentido se desarrolló la concepción política de los luchadores vietnamitas.

Ho Chi Minh, fiel hijo de la clase obrera, supo aplicar especialmente esos principios a las condiciones de Viet Nam (APLAUSOS), y lo primero que hizo para llevar adelante la lucha por la independencia fue la creación de un Partido marxista-leninista para dirigir al pueblo (APLAUSOS). Fundó en 1930 el Partido Comunista. Pero comprendió genialmente que en las condiciones de los países coloniales y dependientes había que combinar la lucha por la liberación nacional con la lucha por la liberación social (APLAUSOS). Comprendió que solo la clase obrera podía llevar adelante esa lucha hasta sus últimas consecuencias, estrechamente aliada al campesinado y a todos los sectores oprimidos del pueblo (APLAUSOS), por la independencia nacional y por la liberación social. Eso constituyó un extraordinario aporte de Ho Chi Minh al pensamiento revolucionario universal (APLAUSOS).

Y la historia le ha dado plenamente la razón. ¡Solo bajo la dirección de un Partido marxista-leninista, solo bajo la dirección de la clase obrera, aliada a los campesinos, el pueblo vietnamita habría podido derrotar a dos imperial6ismo: el imperialismo francés primero y el imperialismo yanki después! (APLAUSOS) Solo en esas condiciones se habría podido llevar adelante durante casi 30 años esa heroica lucha.

Y eso es lo que explican los éxitos y las victorias del pueblo vietnamita. Y eso es lo que no entienden, o no quieren entender, pero tendrán que comprender más tarde o más temprano los imperialistas yankis (APLAUSOS). Y que un pueblo unido, bajo la dirección de un Partido marxista-leninista, con una teoría revolucionaria, no puede ser vencido.

Y en Viet Nam se juntaron esos dos grandes sentimientos, esas dos grandes fuerzas, esas dos grandes inspiraciones que han movido las luchas de los pueblos en los últimos tiempos: el ansia de la independencia en el orden nacional, y el ansia de la justicia en el orden social (APLAUSOS). Esas dos aspiraciones, esos dos sentimientos se unieron para hacer invencible al pueblo de Viet Nam, y de ahí su firmeza, de ahí su valor, de ahí su extraordinario espíritu de sacrificio.

Ho Chi Minh escribió aquellas inmortales palabras: "Nada hay más precioso que la independencia y que la libertad" (APLAUSOS). Y por ese objetivo tan hermoso lucharon infatigablemente los vietnamitas durante estos años.

Ho Chi Minh señaló el camino, señaló la estrategia y señaló la táctica, y no calculó demasiado cuántas armas tenían los vietnamitas; sabía que tenían un Partido, que tenían sus organizaciones de masas, que tenían su patriotismo y que tenían la razón. Y por eso, cuando en 1946 los imperialistas franceses completaban de nuevo la ocupación de Viet Nam, dijo: "Quien tenga un fusil, que lo utilice; quien tenga un sable, que lo utilice; quien no tenga fusil ni sable, que tome las palas, las guatacas, los palos, ¡que todos se levanten contra el colonialismo por la defensa de la patria!" (APLAUSOS y CONSIGNAS) Iniciándose así, por un pueblo virtualmente desarmado, la lucha que ocho años después culminaría con la trascendental victoria de Dien Biem Phu que tanto asustó al imperialismo, que tanto atemorizó a los yankis, quienes incluso en aquella ocasión hablaban hasta de usar el arma atómica para ver cómo salvaban la élite del Cuerpo Expedicionario rodeado en Dien Biem Phu.

Dura, larga y hermosa fue la lucha de Ho Chi Minh. Y mucho fue lo que sufrió ante los sacrificios que el imperialismo le imponía a su pueblo, ante tantas víctimas —lo mismo soldados que trabajadores; hombres, mujeres, ancianos y niños que perecieron en aquella lucha—, ante la inmensa destrucción causada al pueblo vietnamita. Pero Ho Chi Minh nunca vaciló en exhortar al pueblo a hacer cualquier sacrificio, todos los que fueran necesarios, por salvar la independencia y la libertad de Viet Nam (APLAUSOS). ¡Y no tuvo en eso jamás una sola vacilación!

Pero, hombre que amaba entrañablemente a su patria y a su pueblo, que confiaba plenamente en ese pueblo, estaba seguro de la victoria; estaba seguro del porvenir. Y por eso dijo aquellas bellas palabras: "Mientras existan ríos y montañas, mientras queden hombres, vencido el agresor yanki, construiremos un Viet Nam diez veces más hermoso" (APLAUSOS).

Pero Viet Nam no solo dejó al mundo un ejemplo imperecedero, no solo le dejó una doctrina política, no solo enriqueció el pensamiento revolucionario. Viet Nam prestó otro extraordinario servicio a la humanidad: derrotó con su lucha heroica al imperialismo yanki.

El imperialismo llegó a Viet Nam prepotente, soberbio, altanero, considerándose superior a todo y a todos; y de allí salió vencido, de allí salió desmoralizado, de allí salió con una lección que no podrá olvidar (APLAUSOS).

Y con su lucha heroica, los vietnamitas sujetaron las garras del imperialismo; le impidieron cometer otras muchas fechorías en otros muchos lugares del mundo. Incluso nosotros, los cubanos, pudimos apreciar cómo, a medida que los imperialistas se empantanaban en Viet Nam y se enterraban allí hasta el cuello, disminuían las provocaciones en la Base de Guantánamo, disminuían las fechorías y disminuían los actos de agresión contra nuestra patria (APLAUSOS).

Por eso podemos decir que los vietnamitas no solo lucharon por ellos: ¡lucharon por todos los pueblos del mundo, lucharon por la causa de la liberación de la humanidad, lucharon por la causa del socialismo y del comunismo! (APLAUSOS) Los hombres que allí murieron, murieron también por nosotros. ¡Y la humanidad agradecerá eternamente esos servicios a Viet Nam!

Por eso nosotros en una ocasión, durante nuestra visita a Viet Nam, decíamos que no importa el tiempo que pase, podrán pasar incluso 10 000 años, y la humanidad recordará la proeza del pueblo de Viet Nam (APLAUSOS).

Viet Nam demostró además la actual correlación de fuerzas en el mundo; las posibilidades del movimiento de liberación; apoyándose en primer término en la dignidad y el patriotismo del pueblo y también en la solidaridad internacional (APLAUSOS).

Los pueblos ayudaron a Viet Nam. En primer lugar, la Unión Soviética (APLAUSOS), facilitándole equipos militares que resultaron decisivos en la victoria del pueblo vietnamita, y brindándole además importante ayuda económica (APLAUSOS). Los demás países socialistas ayudaron a Viet Nam, en la medida de sus fuerzas y sus posibilidades (APLAUSOS). El movimiento de liberación nacional, la clase obrera y los sectores progresistas del mundo capitalista y la opinión pública mundial lo ayudaron. Viet Nam contó incluso con el apoyo de millones de ciudadanos norteamericanos que protestaron y en ocasiones hasta derramaron su sangre por condenar el genocidio en Viet Nam, por condenar la guerra y los crímenes del imperialismo en ese país (APLAUSOS).

La lucha del pueblo vietnamita conmovió hasta a la propia sociedad norteamericana; la lucha del pueblo vietnamita despertó incluso la conciencia del pueblo de Estados Unidos (APLAUSOS). La lucha del pueblo vietnamita ha contribuido más que nada en los últimos tiempos a desenmascarar, a desnudar moralmente al imperialismo yanki, a quitarle todas las caretas y todos los disfraces (APLAUSOS).

Nunca en su historia fue tan bajo el prestigio internacional del imperialismo yanki como en los años de la guerra contra Viet Nam; país donde no respetaron absolutamente nada, país contra el cual lanzaron millones de toneladas de bombas, ¡más toneladas de bombas, muchas más que todas las que se utilizaron durante la Segunda Guerra Mundial!

El potencial de explosivos usados contra el pueblo vietnamita es equivalente a cientos de bombas atómicas como las que los imperialistas lanzaron al final de la Segunda Guerra Mundial en Hiroshima y Nagasaki. Es por eso digno de análisis y digno del eterno reconocimiento de la humanidad, el espíritu que pudo vencer tan feroz agresión.

Hace algún tiempo tuvimos el privilegio de visitar al pueblo hermano de Viet Nam, tanto en la República Democrática del Norte como en las zonas liberadas por los patriotas de Viet Nam del Sur (APLAUSOS). Y aquel pueblo abnegado y luchador, siempre sonriente y siempre dispuesto a hacer los más increíbles sacrificios, despierta profundamente la admiración del visitante.

Aquellos hombres y mujeres, niños y ancianos que resistieron a la ferocidad yanki; aquel país que no usa automóviles porque no tiene automóviles; aquel país que apenas utiliza las máquinas para arar la tierra porque no tiene equipos para arar la tierra; aquel país austero, aquel país virtuoso, aquel pueblo tan profundamente patriótico, despierta verdaderamente la admiración y la solidaridad.

Regiones enteras vivieron bajo tierra durante años, con el incesante bombardeo de sus aldeas y plantaciones, pero a pesar de todo funcionaba la producción; bajo tierra, pero funcionaban también las escuelas; bajo tierra; pero funcionaban las fábricas; bajo tierra, pero funcionaban los hospitales (APLAUSOS). Y no solo funcionaban fábricas, hospitales y escuelas, sino que cultivaban la tierra y producían alimentos, a pesar de las minas antipersonales que lanzaban los aviones yankis en los campos arroceros y en los cultivos, que tantas vidas han costado aun mucho tiempo después de finalizada la guerra.

Los imperialistas ametrallaban todo: ametrallaban a los trabajadores en los campos, ametrallaban los animales de trabajo, bombardeaban los diques, ametrallaban cualquier centro de producción, ametrallaban las pocas lecherías que tiene Viet Nam. Y nosotros lo sabemos, porque una parte de ciertas cantidades de ganado vacuno de leche que mandamos a Viet Nam murió como consecuencia de los ametrallamientos. Ametrallaban el Centro de Inseminación, ametrallaban los centros agrícolas, ametrallaban los caminos, destruían los puentes, atacaban las embarcaciones y bombardeaban todo donde existiera la menor señal de vida. ¡Y nuestros médicos saben cómo atacaban a los hospitales, porque nuestros médicos tuvieron que operar allí bajo el bombardeo y con los techos de las salas de operaciones derrumbándose! (APLAUSOS) ¡Por eso la humanidad no olvida y no olvidará jamás, no perdona ni perdonará nunca los crímenes cometidos por el imperialismo contra el pueblo vietnamita! (APLAUSOS) ¡Pero aquel pueblo vivió, resistió, trabajó, luchó y venció en tan difíciles condiciones! (APLAUSOS)

Es por eso que Viet Nam merece la solidaridad, la confianza y el apoyo de todos los revolucionarios del mundo (APLAUSOS). Es por eso que la Dirección del Partido y del Gobierno de Viet Nam cuentan con el apoyo más absoluto e incondicional del Partido y del Gobierno Revolucionario de Cuba (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Cuba, Viet Nam, unidos vencerán!") Porque el Partido de los Trabajadores de Viet Nam está integrado y está dirigido por hombres íntegros heroicos y verdaderamente sabios; porque desde que se fundó el Partido de Viet Nam, este ha sabido conducir inteligentemente y sabiamente al pueblo vietnamita hacia la lucha y hacia la victoria, empleando tácticas y estrategias verdaderamente impecables, verdaderamente internacionalistas, verdaderamente marxista-leninistas (APLAUSOS).

Por eso nosotros hemos apoyado y apoyaremos decididamente la línea de ese Partido (APLAUSOS). Apoyamos con todo nuestro entusiasmo su política, su actual lucha por exigir el cumplimiento estricto de los Acuerdos de París (APLAUSOS), por demandar del imperialismo y de sus títeres el cumplimiento de los compromisos contraídos.

¡Y por eso en todas partes, en el seno de las Naciones Unidas, de los Países No Alineados, y en cualquier tribuna del mundo, la voz de Cuba estará siempre junto al pueblo fraternal y heroico de Viet Nam! (APLAUSOS)

Un día dijimos: "Por Viet Nam estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre" (APLAUSOS). ¿Y qué cubano revolucionario y patriota no habría estado dispuesto a dar su sangre por Viet Nam? (EXCLAMACIONES DE: "¡Todos!") ¡Que levanten la mano los voluntarios que tiene Viet Nam aquí para cualquier cosa! (EL PUEBLO, CON LAS MANOS EN ALTO, COREA: "¡Viet Nam, Viet Nam! ¡Cuba, Viet Nam, unidos vencerán!")

Pero Viet Nam, generoso, no quiso que los demás derramaran su sangre por él (APLAUSOS); Viet Nam, generoso, estaba decidido a derramar la sangre que fuera necesaria solo de sus propios hijos (APLAUSOS); y estuvo decidido a pagar el precio que fuera necesario. Y pagó a un altísimo costo de vidas, sacrificios y destrucción su lucha admirable y heroica.

Pero Viet Nam está hoy en la tarea de la reconstrucción. ¡Y si estuvimos dispuestos a dar nuestra sangre, debemos estar dispuestos a dar también sudor nuestro! (APLAUSOS PROLONGADOS)

Por eso, nuestro pueblo apoyará en la medida de sus fuerzas la reconstrucción de Viet Nam. En primer lugar, continuará brindándole la colaboración económica de carácter gratuito que durante todos estos años le ha estado brindando al pueblo de Viet Nam (APLAUSOS). Pero además, y aparte de la colaboración en distintos campos técnicos, cinco brigadas de trabajadores cubanos, con sus equipos y los materiales de construcción, trabajarán en Viet Nam (APLAUSOS) en cinco frentes diferentes: la construcción de un hotel, la construcción de un hospital, la construcción de centros avícolas, la construcción de vaquerías y la construcción de una carretera. Y ya se encuentran en Viet Nam cientos de cubanos en esa tarea, y tenemos aquí la satisfacción de ver presidiendo este acto una parte de los integrantes del contingente de cubanos que trabajará en Viet Nam (LOS CONSTRUCTORES SE LEVANTAN y ALZAN SUS BRAZOS, MIENTRAS EL PUBLICO APLAUDE y COREA: "¡Cuba, Viet Nam, unidos vencerán!") Contingente que lleva el nombre glorioso e inmortal de Ho Chi Minh (APLAUSOS).

Sabemos que ellos aportarán el máximo de sus energías y de sus conocimientos en la tierra vietnamita, y trabajarán heroicamente como lucharon ayer y trabajan hoy los vietnamitas (APLAUSOS).

Y nuestra colaboración con Viet Nam será absolutamente gratuita (APLAUSOS), porque es nuestro deber más elemental; y porque no puede ser de otra forma, porque Viet Nam es un país destruido por la guerra, Viet Nam no puede tener excedentes exportables apenas, Viet Nam no tendría con qué pagar esa colaboración económica que ahora necesita. Pero no por ello esperamos que los vietnamitas sientan agradecimiento hacia nosotros, porque somos nosotros los que tenemos que estar agradecidos a Viet Nam (APLAUSOS).

Y Viet Nam debe ser reconstruido. Viet Nam tiene un pueblo abnegado y laborioso; Viet Nam tiene grandes recursos hidráulicos; tiene recursos en carbón; tiene recursos minerales, que pueden servir de base para una poderosa industria energética, para el desarrollo metalúrgico y para el desarrollo de la rama química; pero además una gran parte del territorio vietnamita está por explorar en cuanto a los recursos del subsuelo. Existe todo lo necesario para la reconstrucción, las condiciones están dadas; y Viet Nam debe llegar a ser un baluarte del socialismo, no solo en el campo político y en el campo militar, sino también en el campo económico del socialismo en el Sudeste Asiático (APLAUSOS).

Hay que ayudar a construir el Viet Nam diez veces más hermoso de que habló Ho Chi Minh (APLAUSOS), y después debemos ser nosotros —todos los revolucionarios del mundo— los que le demos las gracias a Viet Nam. Porque ellos lucharon por nosotros, ellos lucharon por la causa de la humanidad, ellos lucharon por todos los pueblos del mundo; ellos nos dieron un supremo ejemplo de heroísmo; ellos despertaron nuestra solidaridad más profunda; ellos conmovieron nuestros sentimientos patrióticos, revolucionarios e internacionalistas (APLAUSOS). ¡Y ellos derramaron su sangre por nosotros!

Compañero Pham Van Dong: ¡trasmítale al pueblo vietnamita estos sentimientos fraternales y solidarios, profundos e indestructibles, del pueblo cubano! (APLAUSOS) Ese mismo pueblo vibrante y entusiasta, deseoso de escucharlo, le cede la palabra.

¡Que viva el internacionalismo proletario (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Que viva Viet Nam! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Que viva la eterna solidaridad entre Viet Nam y Cuba! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Que viva el Partido de los Trabajadores de Viet Nam! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Que viva el inmortal Ho Chi Minh! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Que viva el compañero Le Duan, primer secretario del Partido de los Trabajadores de Viet Nam! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Que viva el compañero Phan Van Dong! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)