DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA CLAUSURA DE LA TERCERA REUNION MINISTERIAL DEL BURO DE COORDINACION DE LOS PAISES NO ALINEADOS, EN SANTA MARIA DEL MAR, LA HABANA, EL 19 DE MARZO DE 1975, "AÑO DEL PRIMER CONGRESO".

(Departamento de VERSIONES TAQUIGRAFICAS del Gobierno Revolucionario)

Distinguidos miembros del Buró de Coordinación de los Países No Alineados;

Distinguidos observadores:

Para nuestro pueblo constituye un señalado honor que esta reunión del Buró de Coordinación se haya efectuado en Cuba.

Apreciamos en todo su valor la presencia de los representantes de los pueblos valerosos y combativos que se han destacado en la escena internacional por su contribución a la lucha por la independencia y el progreso de sus patrias, la paz del mundo y el éxito de los nobles objetivos del Movimiento que aquí nos convoca.

Se reúne el Buró de Coordinación año y medio después de realizada la Conferencia Cumbre de Argel, y cada día transcurrido desde entonces confirma la importancia y el papel del Movimiento de los No Alineados y el diagnóstico que las resoluciones hicieron de la situación internacional.

Importantes acontecimientos internacionales han ocurrido desde entonces, unos adversos, muchos favorables. El más inmediato a aquel evento, que tuvo lugar apenas finalizada la misma, fue el criminal golpe fascista perpetrado por el imperialismo en Chile. Recordamos que el presidente Allende no pudo concurrir a Argel, porque se enfrentaba en aquellos días a las acciones subversivas y al sabotaje de la reacción. El canciller Clodomiro Almeyda y otros voceros del movimiento progresista denunciaron los hechos y señalaron la intervención activa del Gobierno imperialista de Estados Unidos en la política interna de Chile. La causa del presidente Allende encontró en el seno de aquella Conferencia profundas simpatías y extensa solidaridad. ¡Cuán difícil era imaginar que apenas transcurridas 72 horas de la clausura de la Cumbre en Argel, el presidente Allende moriría heroicamente, resistiendo el zarpazo fascista que dio al traste con aquel admirable esfuerzo de realizar la revolución por medios institucionales y pacíficos que el mundo siguió con particular interés! No es ya simple denuncia o hipótesis la participación de la CIA en los sucesos, porque ha sido reconocida y, lo que es peor, justificada por el propio Gobierno de Estados Unidos.

En la enorme ola de solidaridad mundial hacia el pueblo chileno que siguió al golpe fascista, junto a los países socialistas que casi unánimemente rompieron con el régimen usurpador, y al movimiento revolucionario y progresista mundial, ha estado la presencia militante de los Países No Alineados. La Junta fascista aislada hoy internacionalmente, hundida en el descrédito, repudiada por las masas y ahogada en la sangre de su propio pueblo no tiene otra alternativa que la derrota.

Siguiendo de cerca estos sucesos, en octubre de 1973 tiene lugar la heroica batalla de los pueblos árabes por liberar los territorios ocupados que puso fin al mito de la invencibilidad del agresor Estado israelí, dando inicio a una nueva correlación de fuerzas en el Medio Oriente, y también a una nueva fase en la lucha de los pueblos árabes por recuperar sus legítimos territorios y restaurar el derecho nacional de los heroicos palestinos oprimidos y desalojados criminalmente de su suelo natal.

Hoy el imperialismo se esfuerza por contrarrestar esta situación y maniobra pérfidamente para dividir a los países árabes, aislar al valeroso pueblo sirio, burlar los derechos de los palestinos y aumentar su presencia e influencia en el Medio Oriente, a fin de imponer las condiciones onerosas de paz que más convenga a sus intereses y a los de sus aliados en la agresión contra los pueblos árabes. Por eso, todo juego y rejuego de cualquier país árabe con el imperialismo es peligroso, porque el oportunismo político no puede sustituir a la diplomacia franca, abierta y revolucionaria, y a veces conduce a la traición flagrante. La actual situación en el Medio Oriente no puede ser ajena al interés y la preocupación más profunda de los Países No Alineados.

En el curso de 1974 tuvieron lugar igualmente importantísimos acontecimientos.

Después de 10 años de abnegada lucha, los pueblos de Guinea Bissau, Mozambique y Angola pusieron en crisis al régimen fascista y colonial de Portugal. Como consecuencia de ello, estalló la revolución en la propia metrópoli y se abrió el camino a la liquidación del colonialismo portugués en Africa y la liberación de los pueblos que oprimía en ese continente. El año que transcurre presenciará la declaración oficial de independencia de los pueblos que aún permanecen bajo el dominio formal de Portugal.

Es a la vez notable y alentador para el movimiento progresista mundial que el proceso revolucionario se profundiza y consolida en Portugal. Ese país, hasta hace poco sede de un Estado fascista que fue instrumento del más obsoleto colonialismo, combatido y repudiado por la opinión mundial, se yergue hoy como una esperanza revolucionaria en el occidente europeo. El Movimiento de los Países No Alineados debe saludar con júbilo este acontecimiento histórico y apoyar decididamente al pueblo y al actual Gobierno de Portugal como nuevos aliados en la causa común por la liberación y el progreso del mundo.

En Grecia, el régimen militar fascista aliado de la OTAN y en contubernio evidente con el Pentágono protagonizó la criminal aventura de Chipre, derrocando al Gobierno legítimo y amenazando la independencia e integridad de ese país que ocupa un lugar destacado y honroso en el Movimiento de los No Alineados. Esto provocó la reacción inmediata de Turquía, otro miembro de la OTAN, que procedió a ocupar militarmente una parte de la isla.

La aventura descabellada y su fracaso era más de lo que podía soportar la tambaleante dictadura en Grecia, que no logró resistir los embates de la situación creada y se derrumbó estrepitosamente. Si bien esto no dio lugar a una situación revolucionaria como en Portugal, un régimen institucional y de derecho ha sido establecido en ese país y lo saludamos con satisfacción.

Pero como resultado de las aventuras, pugnas y conflictos entre los gobiernos de la OTAN, Chipre —un país No Alineado— ha quedado de facto dividido por la intervención militar de potencias extranjeras y su integridad está amenazada. A esta situación no puede ser indiferente el Movimiento de los No Alineados, sin menoscabo de su prestigio. Es preciso que sin vacilación alguna apoyemos la independencia e integridad de Chipre, demandando una solución que contemple los derechos, la colaboración y el entendimiento de las minorías nacionales envueltas en el problema.

Desde el punto de vista progresista y revolucionario, los acontecimientos de Etiopía, ocurridos igualmente el pasado año, no dejan de tener gran interés e importancia histórica. Este país, por cierto miembro también de la familia de los No Alineados, padecía una espantosa situación de miseria y retraso social. Agravada esta situación por las calamidades naturales, cientos de miles de personas murieron de hambre en años recientes, mientras una clase explotadora de terratenientes sin escrúpulos se reservaba hasta el 80% de la producción de los campesinos. No estaría de acuerdo con los tiempos y las aspiraciones del mundo de hoy la perdurabilidad de un estado de cosas semejante. Por eso era inevitable, más tarde o más temprano, el desarrollo de una situación revolucionaria en ese país. Como revolucionario no puedo menos que alegrarme, porque pienso que en el mundo no solo debe desaparecer la explotación de unas naciones por otras sino también toda forma de explotación del hombre por el hombre. Lamentablemente en el seno de este propio Estado se libra una lucha fratricida entre el nuevo gobierno que quebrantó las viejas estructuras y un movimiento de liberación nacional. No deja de ser compleja esta situación en que dos causas de signos progresistas se enfrentan entre sí. Por eso, ¿cuál es el deber de los No Alineados? ¿Acaso cruzarnos de brazos o apoyar una parte en detrimento de la otra? ¿Atizar la guerra? Indiscutiblemente que no. Cuando menos debe hacerse un esfuerzo serio y buscar una solución pacífica, justa y aceptable para las partes en la contienda que separa y enfrenta al proceso revolucionario etíope y al Movimiento de Liberación de Eritrea. En días recientes la OPEP trabajó para buscar la paz entre Iraq e Irán. ¿Por qué no se hace lo mismo por los países No Alineados en Etiopía?

En Cambodia, pese a la ayuda de Estados Unidos el régimen usurpador de Lon Nol está en fase agónica. La resuelta y heroica lucha de los revolucionarios cambodianos avanza incuestionablemente hacia un desenlace victorioso, sin que nada lo pueda impedir, porque este es el curso inexorable de los acontecimientos en el mundo de hoy.

En Viet Nam del Sur hemos contemplado durante este período el descarado saboteo de los Acuerdos de París por parte del títere Van Thieu y sus amos yankis. Esto ha impedido el disfrute de la paz a ese sufrido país y el establecimiento de un régimen democrático y de derechos, que permita a los vietnamitas del Sur determinar libremente su forma de gobierno y la integración con sus hermanos del Norte. Pero las maniobras del imperialismo se estrellan contra la resuelta y heroica voluntad de los patriotas vietnamitas, cuya causa día a día se fortalece mientras el régimen de Saigón se deteriora y se aproxima al triste final que la historia reserva a los traidores.

Tanto el Gobierno Revolucionario Provisional de Viet Nam del Sur como el Gobierno Real de Unión Nacional de Cambodia, son dos Estados que honran y prestigian con su presencia al Movimiento de los No Alineados, que debe brindarles el más enérgico y resuelto respaldo.

En el terreno internacional el VI período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas demostró la inmensa fuerza que tiene en nuestros días el Movimiento de los No Alineados. Cada uno de los foros internacionales se ha convertido ahora en escenario de sus luchas. Lo fue la Conferencia Mundial de la Alimentación en Roma, lo está siendo la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial que finaliza ahora en Lima. Dakar recibió a los representantes de los 77 para establecer el programa de defensa de precios justos y mercados necesarios para los productos básicos.

El problema más serio que tiene hoy ante sí el Movimiento de los Países No Alineados es la actual crisis económica internacional. Esta crisis se inició con la inflación galopante en el mundo capitalista desarrollado, a la cual se le suma ahora una grave recesión económica. Para los estudiosos de Marx, Engels y Lenin tal hecho no constituye una sorpresa ni un misterio. La crisis económica es consustancial al sistema capitalista, agravada en este caso por la política de guerra fría, la carrera armamentista y la represión del movimiento de liberación nacional que propició el imperialismo norteamericano después de la Segunda Guerra Mundial; por el intercambio desigual y el feroz saqueo a que las sociedades capitalistas desarrolladas sometieron a los recursos naturales de los países subdesarrollados del mundo.

Los ideólogos del imperialismo no tomando para nada en cuenta las leyes inherentes al sistema, histórica y científicamente comprobadas, pretendieron que el capitalismo podía marchar ilimitadamente hacia adelante sin crisis económica, gastando, además, sumas fabulosas en armamento; haciendo guerras impopulares como la de Viet Nam, sin molestarse en establecer impuestos para sus fines bélicos; aprobando presupuestos deficitarios; imprimiendo papel moneda y desarrollando un derroche superficial de recursos y un lujo de riquezas que resultaban tanto más hirientes cuando ello tenía lugar en medio de una gran parte del mundo subdesarrollado, hambriento, carente de lo más indispensable, colonizado y sometido ayer por el imperialismo y explotado hoy mediante el intercambio desigual y el saqueo despiadado de sus materias primas.

Semejante política tenía que conducir, tarde o temprano, a una grave crisis económica mundial, que por cierto no la sufren en sus propias carnes los burgueses y los oligarcas financieros del mundo capitalista desarrollado o los señores feudales y las clases ricas en el mundo subdesarrollado, allí donde las hay, sino los obreros industriales y los trabajadores humildes de la ciudad y el campo, tanto en unos países como en otros, aunque en realidad la pobreza y la miseria se enseñorean más agudamente en el mundo subdesarrollado.

La solución real y única, desde luego, a las crisis económicas es la desaparición del capitalismo en el mundo. Eso, por supuesto, ocurrirá algún día y en parte como consecuencia de las crisis. Pero lo que nos ocupa a nosotros son los graves problemas actuales en un mundo subdesarrollado, que tiene que enfrentarse a la voracidad y a las maniobras del imperialismo, que aunque en crisis, posee todavía potentes recursos económicos, técnicos, políticos y militares para tratar de imponer sus soluciones y echar sobre los hombros de sus propios obreros y de los países atrasados económicamente el peso de la crisis.

A este reto debe enfrentarse hoy día el Movimiento de los Países No Alineados y el resto del mundo subdesarrollado.

El conjunto de los países subdesarrollados no formamos, desde luego, un todo homogéneo. Algunos se oponen al imperialismo y luchan contra él, otros en cambio están muy cerca del imperialismo e incluso en muchos casos actúan como aliados suyo. Hay, por otro lado, una gran gama de situaciones diferentes. De ahí lo difícil de elaborar una política común que vele por los intereses fundamentales de nuestros pueblos, en esta contradicción esencial entre los países subdesarrollados y el imperialismo. Sin embargo, el Movimiento de los Países No Alineados ha logrado aglutinar un considerable número de países de diversos matices políticos que han demostrado la posibilidad de actuar en común sobre una serie de importantes cuestiones. Podría afirmarse que de la claridad y decisión con que este Movimiento actúe ahora en los problemas económicos que afectan al mundo subdesarrollado, dependerá en gran parte su futuro.

Incluso la unidad de los países No Alineados está siendo puesta a prueba en estos instantes por el imperialismo. La cuestión gira en torno a la crisis económica y al problema energético. El imperialismo aspira a dividir a los países subdesarrollados entre países exportadores de petróleo y países importadores de petróleo, y del mismo modo dividir a los No Alineados entre los que exportan petróleo y los que importan petróleo. Y el imperialismo puede llegar a tener éxito en la medida en que no se logre una estrecha unidad de intereses entre los países subdesarrollados petroleros y no petroleros.

Los hechos deben ser analizados con objetividad.

En el caso de la OPEP, por primera vez en la historia de las relaciones internacionales, un grupo de países subdesarrollados ha logrado establecer sus propias condiciones de intercambio en la materia prima fundamental que posee, frente al mundo capitalista desarrollado. Esto lo vemos, indiscutiblemente, como una gran victoria.

Igualmente, por primera vez en la historia, un grupo relativamente pequeño de países subdesarrollados acumulan en sus manos extraordinarias sumas de excedentes financieros que antes controlaban exclusivamente los países capitalistas desarrollados. Y esta es también una victoria, porque abre una nueva posibilidad de recursos al mundo subdesarrollado.

Pero el petróleo goza de una posición privilegiada entre todas las materias primas. Al revés que el hierro, el aluminio, el zinc, el plomo, el níquel, el cobre, el estaño y otros que no son consumidos prácticamente por el mundo subdesarrollado, ni escasean en el mismo grado ni juegan el papel de la energía en el mundo capitalista desarrollado, el petróleo es un artículo de obligado consumo universal. Ningún país en absoluto puede prescindir de él.

Ninguna otra materia prima del mundo subdesarrollado tendría la fuerza del petróleo para exigir una rectificación semejante en los términos del intercambio comercial.

Los países capitalistas desarrollados están transfiriendo parte sustancial de los nuevos costos del petróleo al mundo subdesarrollado, elevando extraordinariamente el precio de las tecnologías, equipos, productos manufacturados y semielaborados, fertilizantes, materiales sintéticos y otros muchos que tienen que importar los países en desarrollo.

El mundo subdesarrollado no productor de petróleo está pagando mucho más cara la energía y en el año 1974 gastó 10 000 millones de dólares más por ese concepto.

El mundo subdesarrollado no productor de petróleo está pagando, además, mucho más caro las tecnologías, los equipos y los productos que importa del mundo capitalista desarrollado.

El intercambio desigual para los países subdesarrollados no productores de petróleo se ha hecho mucho más gravoso, tanto para los productos industriales que importan del mundo capitalista desarrollado como para la energía que debe importar para subsistir. En dos palabras, ha surgido un nuevo intercambio desigual para el mundo subdesarrollado.

Salvo algunas contadas excepciones, las materias primas y los productos de los cuales viven la inmensa mayoría de los países subdesarrollados no petroleros han estado bajando de precio considerablemente los últimos meses. En consecuencia, mientras un gran número de países subdesarrollados ven reducirse los precios de sus productos de exportación, tienen que pagar en cambio los productos industriales y la energía mucho más caro. Sobre ellos están cayendo en forma terrible los efectos de la crisis económica mundial.

Por otro lado, de un excedente financiero de aproximadamente 60 000 millones de dólares en mano de los países exportadores de petróleo, acumulados en 1974 —según estimados dados a la publicidad por las propias fuentes financieras capitalistas— se invirtieron: en el mercado financiero europeo, 21 000 millones; en Estados Unidos, 11 000 millones; en Gran Bretaña, 8 000 millones; en empréstitos públicos emitidos por países capitalistas desarrollados e inversiones directas de naciones petroleras en esos países, más de 10 000 millones; en instituciones financieras internacionales, 3 500 millones; y solo 2 000 millones de dólares fueron transferidos efectivamente a países subdesarrollados en este período. Es decir, que mientras el grueso de estos excedentes, en una forma u otra, fueron a parar al mundo capitalista desarrollado, el mundo subdesarrollado no recibió siquiera el 5% de los mismos. Es evidente que salvo acciones aisladas e individuales no existe en los países petroleros una estrategia de cooperación económica con el mundo subdesarrollado, lo que resulta fundamental para enfocar y afrontar correctamente y sólidamente unidos los riesgos políticos y económicos que la situación implica para todos.

El imperialismo nació de los excedentes financieros. En el grado en que los fondos excedentes de los países petroleros se inviertan en el mundo capitalista desarrollado, inevitablemente sus intereses se irán identificando con los propios intereses del imperialismo y no con la causa de los pueblos explotados del mundo. Aparte de que, como dijimos en otra ocasión, esos capitales quedarían convertidos en rehenes de los imperialistas.

Es necesario, desde luego, que los excedentes financieros circulen por la economía mundial; pero solo en la medida en que una parte considerable de esos fondos pasen a través del mundo subdesarrollado y se conviertan en tecnologías y desarrollo, se podrá ayudar a la economía de todos los países, incluyendo los desarrollados, y se evitará una crisis de dimensiones catastróficas.

Hablo de los excedentes financieros, no de recursos que los países petroleros deben invertir con prioridad en sus propias economías. Y no hablo de donaciones o regalos, ni tampoco de inversiones directas, porque ello repetiría la historia del imperialismo, sino de créditos en condiciones adecuadas para el desarrollo de los países que lo necesiten y siempre, por supuesto, que esos países dediquen los fondos verdaderamente al desarrollo en beneficio de sus pueblos y no en interés de minorías exiguas o monopolios extranjeros.

Esa es la política que nosotros propiciamos en el seno de los No Alineados y de todos los países subdesarrollados.

El 28 de septiembre del pasado año expresamos:

"Si se quiere que todos los países subdesarrollados hagan suya la batalla del petróleo, es imprescindible que los países petroleros hagan suya la batalla del mundo subdesarrollado".

Sé que varios países petroleros, entre ellos Venezuela, Argelia e Iraq, han expresado de diversos modos su preocupación por propiciar y defender una política correcta en este sentido. Otros han iniciado operaciones de crédito para el desarrollo. También en la reunión Cumbre de la OPEP, celebrada en Argelia, se expresó el propósito de los países exportadores de petróleo de trabajar unidos con el resto de los países subdesarrollados en la lucha contra el intercambio desigual y en defensa del conjunto de los productores de materias primas. Saludamos estas iniciativas y pronunciamientos, porque ello es la prueba de que se toma conciencia de la gravedad y trascendencia de estos problemas.

Algunos países petroleros, los más débiles demográfica y militarmente, están seriamente amenazados por una agresión imperialista. Las declaraciones del Presidente de Estados Unidos no creemos que tengan el único fin de intimidar con amenazas, sino también de preparar el camino si se decide llegar a los hechos. Este peligro lo señalamos en la Conferencia Cumbre de Argel cuando aun no se había producido la actual situación energética. Desde antes de la última crisis en el Medio Oriente, Estados Unidos había estado entrenando tropas norteamericanas para acciones militares en el desierto. La correlación actual de fuerzas en el mundo no facilita ni mucho menos las aventuras guerreristas del imperialismo, pero no debemos subestimar los consejos de la desesperación.

La experiencia histórica demuestra que la unión firme de los pueblos y la opinión mundial, además de la voluntad de resistir enérgicamente a la agresión, son factores que pueden parar las amenazas imperialistas. Cuba lo ha demostrado enfrentándose a estos riesgos y amenazas a 90 millas de Estados Unidos. Nuestro pueblo resistió resuelta y victoriosamente bloqueos y agresiones con la solidaridad internacional y la ayuda firme y decidida de la URSS.

El Gobierno Revolucionario de Cuba sigue una política de principios en su conducta internacional, por eso, a la que se preocupa y se expresa franca y honestamente sobre los errores que puedan cometerse en el seno de los propios países subdesarrollados, ratifica su determinación de estrechar filas junto a los No Alineados, los países de la OPEP y el resto del mundo económicamente atrasado para realizar unidos una política correcta frente a la crisis económica, el intercambio desigual, el saqueo de nuestros recursos naturales, las amenazas y el chantaje imperialista y exhorta a todos los Países No Alineados a trabajar en esta dirección.

Excúsenme si he sido algo extenso. No deseo concluir sin recordar que en muchos lugares del mundo otros pueblos luchan por sus reivindicaciones y derechos frente al imperialismo y la reacción. Algunos los mencioné al comienzo de esta intervención. Otros no podemos dejar de recordarlos: el pueblo de Viet Nam del Norte se consagra a la tarea de la reconstrucción de la patria devastada por los bárbaros yankis. ¿Por qué no se crea un fondo para ayudar a ese país heroico que tanto se sacrificó por la causa de todos los pueblos del mundo? En Carea, un pueblo abnegado soporta la división del país impuesta por la intervención y la presencia imperialista en el Sur. En Africa subsiste la odiosa política de discriminación contra numerosos pueblos y naciones, que ha sido la constante preocupación de los Países No Alineados. En América Latina, Puerto Rico espera la solidaridad de todos en su lucha abnegada por la libertad; Panamá reclama sus derechos soberanos sobre el territorio usurpado del Canal; Perú lleva adelante su revolución frente a las acechanzas y conspiraciones imperialistas; Venezuela nacionaliza el hierro y el petróleo, que fueron explotados durante décadas por los monopolios extranjeros. A todos ellos hagámosles llegar nuestra solidaridad más firme.

El recuento en conjunto de los avances del movimiento de liberación y las victorias de los pueblos es alentador y se han creado condiciones nuevas y posibles para el avance ulterior de la humanidad por los caminos de la justicia, la libertad, el progreso y la paz.

Estamos seguros de que los Países No Alineados, unidos estrechamente con todas las fuerzas progresistas del mundo, sabrán cumplir el deber que demandan de ellos la hora actual y el porvenir de los pueblos que aquí representamos.

Muchas gracias.