Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en el acto de despedida de duelo de las víctimas del avión de cubana destruido en pleno vuelo, el 6 de octubre, efectuado en la Plaza de la Revolución el día 15 de octubre de 1976, "Año del XX aniversario del Granma"
(Versiones Taquigraficas-Consejo de Estado)
Familiares de los cubanos asesinados el 6 de octubre;
Compatriotas:
Conmovidos, luctuosos, indignados, nos reunimos hoy en esta histórica Plaza para despedir, aunque solo sea casi simbólicamente, los restos de nuestros hermanos asesinados en el brutal acto de terrorismo perpetrado contra un avión civil en pleno vuelo con 73 personas a bordo, de ellas 57 cubanos. La mayor parte de los restos yacen en las profundidades abismales del océano, sin que la tragedia haya dejado a los familiares allegados ni aun el consuelo de sus cadáveres. Solo los restos mortales de ocho cubanos han podido ser recuperados. Ellos se convierten así en símbolo de todos los caídos, el único resto material al que daremos sepultura en nuestra tierra de quienes fueron 57 saludables, vigorosos, entusiastas, abnegados y jóvenes compatriotas nuestros. Su edad promedio apenas rebasaba los 30 años aunque sus vidas eran ya, sin embargo, inmensamente ricas en su aporte al trabajo, al estudio, al deporte, al afecto de sus familiares allegados y a la Revolución.
Cuando leemos las biografías de cada uno de ellos vemos qué espléndida hoja de servicios al país constituyen sus vidas. El capitán de la nave habla sido elegido, este mismo año, Héroe Nacional del Trabajo. Muchos habían recibido la Medalla XX Aniversario. Numerosos entre los tripulantes habían prestado distintos servicios internacionalistas y los atletas acababan de escribir una brillante e insuperable página deportiva, ganando la totalidad de las medallas de oro en las competencias regionales de esgrima que acababan de efectuarse en Caracas. Muchos eran militantes de la Juventud o del Partido, todos se destacaban en sus actividades, cada uno de ellos había sido un claro ejemplo de cómo la dedicación al estudio, a la superación, al trabajo y al cumplimiento del deber es hoy la característica esencial de nuestros conciudadanos.
No eran millonarios en viaje de placer, no eran turistas que disponían de tiempo y de recursos para visitar otros países; eran humildes trabajadores o estudiantes y deportistas que cumplían con modestia y dedicación las tareas asignadas por la patria.
Entre los viajeros del avión había 11 jóvenes guyaneses, seis de ellos seleccionados para realizar estudios de medicina en Cuba, vidas que se pierden de hombres cuyo destino era salvar vidas en su país subdesarrollado y pobre. También murieron cinco abnegados ciudadanos de la República Popular Democrática de Corea, un pueblo tanto tiempo asediado por Estados Unidos, que visitaban países de América Latina en viaje de amistad.
En pleno vuelo el avión fue destruido por una carga explosiva a los pocos minutos de haber despegado del aeropuerto de Barbados. Con heroísmo indescriptible los bravos y expertos pilotos de la nave hicieron un supremo esfuerzo para hacerla regresar a tierra, pero el equipo, ardiendo y casi destruido, solo pudo permanecer en el aire unos minutos más. Contaron, sin embargo, con el tiempo y la entereza suficiente para explicar que había ocurrido una explosión a bordo, que la nave ardía e intentaban regresar a tierra. Es inimaginable el drama que tiene que haber significado para los pasajeros y los tripulantes la explosión y el incendio encerrados en una nave aérea a una altura aproximada de 6 000 metros.
Alguna agencia imperialista de inmediato habló sobre un posible fallo mecánico, pero en cinta grabada quedaron registradas todas las palabras del piloto trasmitidas al aeropuerto de Barbados. A esa evidencia se sumaron inmediatamente otras. Dos individuos con documentos que los acreditaban como venezolanos habían tomado el avión en Trinidad para descender del mismo en Barbados antes del accidente; casi inmediatamente después que la nave estallara en el aire tomaron otro avión de regreso a Trinidad, donde se alojaron sin equipaje alguno en el más lujoso hotel. A petición de las autoridades de Barbados, a quienes se les habían hecho sospechosos, fueron arrestados.
Las investigaciones iniciadas por la policía de ambos países arrojaron de inmediato indicios que hacían recaer sobre ellos la fuerte presunción de ser los autores materiales del sabotaje.
Por el carácter de la documentación, las autoridades de Venezuela tuvieron también rápido conocimiento de los hechos y acceso a la investigación. Al día siguiente, 7 de octubre, el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, en cable de condolencia a Cuba, calificaba el hecho de abominable crimen. En términos públicos semejantes se expresó después, en la sede de Naciones Unidas, el propio Primer Ministro de Barbados. El hecho de que esos gobiernos —cuyos funcionarios tenían acceso a las fuentes más inmediatas e importantes de información, que eran los propios arrestados, las circunstancias que rodeaban su conducta y sus documentos— calificaran el acto como terrorismo, era ya de por sí muy significativo.
Aunque desde las primeras informaciones el Gobierno de Cuba no albergaba la menor duda acerca de la causa de la tragedia, se abstuvo de hacer declaración alguna en espera de analizar cuidadosamente las noticias que se fueran recibiendo, así como los antecedentes e informes —unos públicos y otros confidenciales— que obraban en su poder.
En los primeros instantes no se conocía con exactitud la verdadera identidad de los detenidos. Se habló de la posibilidad de que la documentación fuera falsa. Se dieron a la publicidad los nombres de Freddy Lugo y José Velázquez y se dijo que este último se hacía llamar también José García, mencionándose que portaba más de un pasaporte. Se publicó también, más adelante, que la cónsul de Venezuela había conversado cinco horas con los detenidos y que el Embajador de Estados Unidos en Barbados había partido apresuradamente hacia Washington. No obstante, las noticias en torno a los arrestados y otros detalles y circunstancias de interés se guardaban bastante herméticamente.
El 9 de octubre el Gobierno de Venezuela declaró que Freddy Lugo era ciudadano venezolano y que se proseguían las pesquisas para identificar a José Velázquez o José García.
El 10 de octubre varias fuentes absolutamente fidedignas de círculos periodísticos de Venezuela, indignados por el monstruoso crimen, hicieron llegar a Cuba informes de suma importancia. Estos revelaban que un fotógrafo del periódico El Mundo, llamado Hernán Ricardo, dos semanas atrás habla sido visto en compañía de Félix Martínez Suárez, conocido enemigo de la Revolución Cubana, y dos sujetos más. Que este Hernán Ricardo era inseparable de Freddy Lugo. Que dos días después de la explosión de una bomba en las oficinas de Cubana de Aviación en Panamá, Hernán Ricardo había llegado al aeropuerto de Maiquetía procedente de ese país. Que poseían indicios ciertos de que dicho sujeto contaba con tres pasaportes, uno de ellos a nombre de José Velázquez. Se añadía que en la propia redacción del periódico El Mundo había alardeado conocer que un avión cubano sería volado en Barbados.
Pero lo más esencial e importante que nos comunicaron estas fuentes bien informadas de Venezuela, es que en amplios círculos se conocía que Hernán Ricardo era agente de la CIA, que muchas veces manejaba informes procedentes de la misma y que, devengando un sueldo relativamente modesto de 1 600 bolívares, poseía un automóvil de 40 000 y un apartamento de 100 000. Algunas personas lo habían oído también comentar con Freddy Lugo sobre cursos de explosivos que estaban recibiendo. Que por todos estos antecedentes ellos sospechaban que el otro arrestado, que se hacía pasar por José Velázquez, era Hernán Ricardo.
Dos días después, el 12 de octubre, el Gobierno de Venezuela anunció oficialmente que el segundo detenido, José Velázquez, era realmente Hernán Ricardo.
Esto lo explica todo.
A los informes procedentes de Venezuela debemos añadir que, de acuerdo con los datos que obran en nuestro poder, Félix Martínez Suárez es reputado agente de la CIA.
Noticias públicas procedentes de Venezuela hablan sobre fabulosas cantidades de dinero entregadas a los autores materiales del hecho.
El territorio de Venezuela fue incuestionablemente usado para la materialización del sabotaje en la fase final del mismo y ciudadanos de ese país, sin lugar a dudas, fueron los autores materiales del horrible crimen. Pero esto no nos conduce a confusiones de ninguna índole.
Es cierto que en Venezuela existe un grupo de connotados elementos contrarrevolucionarios cubanos, con cierto acceso a determinadas esferas políticas, que están implicados en los planes imperialistas de terrorismo contra nuestra patria y que es muy difícil que algunos de ellos no hayan tenido que ver con los hechos. Pero nosotros no albergamos la menor duda de que el Gobierno de Venezuela es absolutamente ajeno a los planes agresivos de Estados Unidos contra Cuba; que su actitud hacia nuestro país ha sido honesta; que tal como lo ha prometido el propio presidente Carlos Andrés Pérez, hará una investigación exhaustiva sobre las implicaciones que en los repugnantes hechos pueden haber tenido ciudadanos venezolanos o residentes en el país, y que exigirá responsabilidad a quien corresponda por la utilización del territorio de Venezuela como base de agresiones para actos terroristas.
El reclutamiento de ciudadanos y el empleo del territorio de otros países para realizar actos de esa naturaleza, son métodos típicos de la CIA.
Al principio teníamos dudas si la CIA había organizado directamente el sabotaje o lo elaboró cuidadosamente a través de sus organizaciones de cobertura integradas por contrarrevolucionarios cubanos; ahora nos inclinamos decididamente por la primera tesis. La CIA tuvo una participación directa en la destrucción del avión de Cubana en Barbados.
Lo más repugnante de este caso es el empleo de mercenarios que por dinero son capaces de segar en unos segundos 73 preciosas vidas de personas indefensas, con las cuales incluso viajaron en el avión minutos antes.
En los Ultimos meses el Gobierno de Estados Unidos, resentido por la contribución de Cuba a la derrota sufrida por los imperialistas y los racistas en Africa, junto a brutales amenazas de agresión, desató una serie de actividades terroristas contra Cuba. Esa campaña se ha venido intensificando por día y se ha dirigido, fundamentalmente, contra nuestras sedes diplomáticas y nuestras líneas aéreas.
El 9 de julio del presente año, en Kingston, Jamaica, solo varias semanas antes del sabotaje al avión de Barbados, una potente bomba hizo explosión en el vagón que cargaba los equipajes del vuelo de Cubana de Aviación que se dirigía hacia Cuba. El artefacto no estalló dentro de la nave en pleno vuelo, debido a que se produjo un atraso en el arribo de la misma.
El 2 de octubre de este año, cuatro días antes del sabotaje al avión en Barbados, el periodista contrarrevolucionario Llano Montes, que tiene razones para estar bien informado sobre esos menesteres, publicó en El Mundo de Caracas que una bomba de dinamita plástica había sido colocada bajo el ala de un avión de la Compañía Cubana de Aviación en Barbados y que la misma se había despegado por un pequeño derrame de gasolina cuando el avión iba por la pista para iniciar el vuelo. Añadió que un empleado de Seguridad del aeropuerto encontró la dinamita plástica en el suelo, le quitó el detonador y la llevó a las oficinas, de donde desapareció sin que diera cuenta a sus superiores.
En los actos de terrorismo perpetrados contra Cuba en todos los estados de la zona del Caribe y Centroamérica que mantienen relaciones con nuestra patria, han sido utilizados no solo los territorios de esos países: México, Panamá, Colombia, Jamaica, Barbados, Trinidad Tobago y Venezuela, sino además los de otras naciones vecinas como Santo Domingo y Costa Rica, donde también residen, se mueven y organizan los terroristas, sin excluir, desde luego, Estados Unidos, Puerto Rico, Nicaragua y Chile donde tienen sus bases y actúan abiertamente con apoyo oficial. En el desarrollo de estas actividades él imperialismo ha violado descaradamente la soberanía y las leyes de numerosos países del área.
Los autores de estos crímenes se mueven impunemente por todas partes; cuentan con recursos financieros inagotables; utilizan pasaportes de Estados Unidos como ciudadanos naturalizados de ese país o documentos reales o falsos de otros numerosos países, y emplean los medios más sofisticados de terror y crimen.
¿Quién si no la CIA, al amparo de las condiciones de dominio e impunidad imperialistas establecidas en este hemisferio, puede realizar estos hechos?
Un aspecto importante es la estrecha asociación de la Agencia Central de Inteligencia con las tiranías de Nicaragua y Chile para llevar a cabo estos planes.
Aunque ya en los días del ataque mercenario a Girón los territorios de Nicaragua y Guatemala sirvieron de base a las agresiones armadas contra Cuba, y más adelante los ataques piratas se llevaron a cabo desde bases en Miami, Puerto Rico, Santo Domingo y Costa Rica, en la actualidad los mismos grupos de elementos contrarrevolucionarios están siendo utilizados también por Somoza y Pinochet de acuerdo con los fines específicos de cada cual, no solo contra Cuba, sino también contra Panamá, Jamaica, Guyana, el movimiento popular chileno y otros movimientos progresistas latinoamericanos.
Es bien conocido que la CIA, siempre que fraguó un plan de acción contra Cuba en los días de Girón o más adelante, para perpetrar la interminable cadena de ataques piratas, actos subversivos y desembarco de armas organizados y dirigidos por ella, en cada ocasión enmascaró siempre sus actividades bajo el manto de determinadas organizaciones contrarrevolucionarias cubanas. Es imposible recordar la cantidad de nombres y siglas que esta tenebrosa institución yanki ha creado.
El pasado mes de junio un grupo de organizaciones contrarrevolucionarias terroristas radicadas todas en Estados Unidos —las denominadas Frente de Liberación Nacional de Cuba, Acción Cubana, Movimiento Nacionalista Cubano, Brigada 2506 y F-14, integradas en su mayoría por elementos que han trabajado para la CIA durante varios años y recibieron de ella el entrenamiento—, se reunieron en Costa Rica para crear un llamado Comando de organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU).
Estos grupos no solo actúan libre e impunemente desde territorio de Estados Unidos, sino que sus cabecillas principales, a través de la organización CORU, están estrechamente vinculados a las actividades de la CIA contra Cuba.
No siempre las acciones son realizadas por elementos de estos grupos de cobertura. Muchas veces la CIA realiza el sucio trabajo por otros medios, y las organizaciones creadas sirven para atribuirse la paternidad de los hechos.
En Estados Unidos estos grupos proclaman públicamente sus crímenes y anuncian nuevos actos vandálicos.
En el mes de agosto de 1976 apareció publicado en un periódico contrarrevolucionario que se edita en Miami un supuesto parte de guerra, donde después de referir cómo volaron un automóvil frente a la Embajada cubana en Colombia y destruyeron las oficinas de Air Panamá, declaran al final textualmente: "Muy pronto atacaremos aeronaves en vuelo..." Y firman las cinco organizaciones terroristas radicadas en Miami que anteriormente señalamos.
En otro periódico de Miami, el 19 de septiembre de este propio año, vemos una descripción detallada que hace el CORU de cómo fue el intento de secuestro del cónsul cubano en Mérida y el asesinato del técnico pesquero Artagnán Díaz Díaz combinado con el proyecto de dinamitar la Embajada cubana en México. Dos de los asesinos habían volado de Miami a México con pasaportes norteamericanos para realizar los hechos, y fueron arrestados en ese país después del crimen. Un tercero regresó a Estados Unidos para escapar a la acción de la justicia mexicana.
En otro de los libelos que se publica en Miami, aparece el día 9 de septiembre de 1976 una página gráfica sobre un supuesto congreso de la organización terrorista Brigada 2506 celebrado en esa ciudad. En la misma se incluye la foto del tirano Somoza haciendo el resumen del acto y junto a él un representante yanki, Claude Pepper.
En otra publicación aparece la foto de una asamblea de esos grupos contrarrevolucionarios donde se encuentran presidiendo el acto, según reza el pie de grabado, Julio Durán, embajador de Chile en Naciones Unidas; el alcalde de Miami, Maurice Ferrer; el coronel Eduardo Sepúlveda, cónsul general de Chile en Miami; y el congresista norteamericano Tom Gallager.
¿Qué tiene de extraño que ahora el CORU reivindique ante la agencia AP la repugnante hazaña de haber dinamitado en el aire un avión de pasajeros con 73 personas a bordo?
¿Qué tendría de extraño que estos mismos elementos fuesen los autores del asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier, cuya muerte indignó a la opinión latinoamericana y mundial?
Haciendo un recuento de los actos terroristas llevados a cabo contra Cuba, después que el Gobierno de Estados Unidos lanzó sus insolentes amenazas contra nuestro país, tenemos los siguientes:
Como se puede apreciar, en solo dos meses fueron organizados dos sabotajes de extraordinaria gravedad contra aviones cubanos en vuelos internacionales repletos de pasajeros, uno de los cuales resultó fatal.
Detrás de estos hechos está la CIA. Y casi sin excepción en todas las ocasiones, las organizaciones terroristas que radican en Estados Unidos y actúan impunemente en territorio de ese país, esencialmente las cinco que integran el conjunto llamado CORU, se atribuyeron la paternidad de los mismos.
Deseo recordar que la CIA ha sido autora de procedimientos delictivos que han estado afectando de modo creciente a la comunidad internacional en los últimos años, La CIA inventó y alentó los secuestros de aviones para aplicarlos contra Cuba en los primeros años de la Revolución; la CIA inventó los ataques piratas desde bases extranjeras en su política de agresiones contra Cuba; la CIA inventó la desestabilización de gobiernos extranjeros; la CIA reeditó en el mundo moderno la funesta política de planear e intentar el asesinato de dirigentes de otros estados; la CIA inventó ahora el tenebroso recurso de hacer estallar aviones civiles en pleno vuelo. Es necesario que la comunidad mundial tome conciencia de la gravedad que tales hechos implican.
Aun cuando el Senado de Estados Unidos investigó y reconoció públicamente los incontables planes de la CIA para asesinar a los dirigentes de la Revolución Cubana y su consagración a esa tarea durante varios años, el Gobierno de Estados Unidos no ha dado ninguna explicación de tales hechos al Gobierno de Cuba ni ha pedido siquiera la menor excusa.
Tenemos la sospecha de que el Gobierno de Estados Unidos no ha renunciado a tales prácticas. El 9 de octubre, solo tres días después del criminal sabotaje de Barbados, fue interceptado un mensaje enviado por la CIA a un agente suyo en La Habana. Dicho mensaje, trasmitido desde el centro principal de la CIA en Langley, Virginia, dice textualmente, entre otras cosas: "Favor informar primera oportunidad cualquier dato respecto asistencia Fidel ceremonia primer aniversario independencia de Angola día 11 de noviembre. Caso afirmativo, tratar de averiguar itinerario completo visita Fidel otros países mismo viaje".
Otra instrucción de fecha anterior dice así:
¿Cuál es la reacción oficial y particular sobre ataques de bombas contra oficinas cubanas en el extranjero? ¿Qué van a hacer para evitarlas y prevenirlas? ¿De quién se sospecha como responsables? ¿Habrá represalias?
Esperamos que el Gobierno de Estados Unidos no se atreva a negar la veracidad de estas instrucciones de la oficina central de la CIA y otras muchas que en flagrantes actos de espionaje ha cursado a la misma persona. Poseemos la clave, las cifras y todas las pruebas de la autenticidad de estas comunicaciones. En este caso concreto, el supuesto agente reclutado por la CIA, desde el primer instante y durante 10 años ha mantenido al Gobierno de Cuba detalladamente informado de todos sus contactos con la misma, los equipos y las instrucciones recibidas (Aplausos). La CIA suponía que el agente había logrado colocar un microtrasmisor electrónico moderno, que le fuera entregado por esta, nada menos que en el despacho del compañero Osmany Cienfuegos, Secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros. De ahí la seguridad con que presumía recibir, con la debida antelación, la información pertinente sobre cualquier viaje del Primer Ministro de Cuba al extranjero.
Los que imaginan que la CIA se ha enmendado un ápice por las denuncias que en el propio seno de la sociedad norteamericana se han producido sobre sus espeluznantes hechos, están en un profundo error. Sus métodos, en todo caso, se harán más sutiles y más pérfidos.
¿Para qué deseaba la CIA conocer el itinerario exacto del posible viaje del Primer Ministro a Angola y otros países de Africa con motivo del 11 de noviembre? ¿Por qué deseaba conocer qué medidas se tomarían para evitar y prevenir los actos terroristas?
Dada la importancia de este hecho y su valor esclarecedor sobre la conducta y las actividades de la CIA, hemos considerado la conveniencia de hacerlo público aunque ello implica el sacrificio de una fuente valiosa de información (Aplausos).
Hace tres años el Gobierno de Cuba suscribió un acuerdo sobre piratería aérea, marítima y otros delitos con el Gobierno de Estados Unidos, que fue por parte de nuestro país una importante contribución a la solución del grave problema mundial de los secuestros de aviones. El Gobierno de Cuba no exigió condición alguna, ni siquiera el cese del criminal bloqueo económico que el Gobierno de Estados Unidos mantenía sobre nuestro país, para suscribir ese acuerdo. Cuba, además, sin la menor obligación legal devolvió a una empresa norteamericana los 2 millones de dólares que unos secuestradores habían traído consigo y que fueron confiscados por nuestras autoridades.
En cierta ocasión las autoridades cubanas en el aeropuerto de Rancho Boyeros salvaron la vida a numerosos ciudadanos norteamericanos que, procedentes de la Florida, tuvieron que efectuar un aterrizaje de emergencia después que la policía norteamericana había destruido a tiros las gomas del avión en un intento inútil de retenerlo en tierra. Exactamente haríamos en cualquier situación similar, por razones estrictamente humanitarias.
¡Qué diferente de la brutal conducta de los que armaron las manos asesinas y alentaron la destrucción de nuestro avión en Barbados!
Cuba nunca hizo ni hará propaganda a los secuestradores de aviones, y está en disposición de colaborar realmente con cualquier gobierno responsable en la lucha contra la piratería y el terrorismo aéreo.
Pero el Gobierno de Estados Unidos ha sido incapaz de cumplir el espíritu y la letra del acuerdo suscrito con Cuba en febrero de 1973.
Después del asesinato impune de un pescador cubano y la destrucción de dos lanchas por un ataque pirata en la proximidad de la Florida, advertimos al Gobierno de Estados Unidos que si tales hechos se repetían y sus autores no eran ejemplarmente sancionados, el convenio dejaría de tener vigencia (Aplausos). No hubo respuesta. El crimen no fue investigado ni sancionado.
Los hechos ocurridos con posterioridad son mucho más graves, porque la acción terrorista desencadenada por la hostilidad y la política de Estados Unidos hacia Cuba ha culminado en la increíble barbarie de destruir aviones civiles cubanos en pleno vuelo.
El acuerdo suscrito entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba el 15 de febrero de 1973, no puede sobrevivir a este brutal crimen (Aplausos y exclamaciones de: "¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!")
El Gobierno de Cuba se ve en la necesidad de cancelarlo y así lo comunicará esta misma tarde al Gobierno de Estados Unidos (Aplausos). Conforme a los términos textuales de dicho acuerdo, en cualquier momento de su período de vigencia y mediante denuncia escrita, formulada con seis meses de anticipación, una de las partes podrá comunicar a la otra su decisión de dar por terminado el mismo. Ateniéndonos estrictamente a lo convenido y procediendo a la notificación de su denuncia en el día de hoy, 15 de octubre de 1976, dicho acuerdo tendrá vigencia solamente hasta el 15 de abril de 1977, y no volveremos a suscribir con Estados Unidos ningún acuerdo de esta índole (Aplausos) hasta que cese terminantemente la campaña terrorista desatada contra Cuba, se brinden garantías efectivas contra estos hechos a nuestro pueblo, y se ponga definitivamente fin a los actos de hostilidad y de agresión de Estados Unidos contra Cuba (Aplausos). No puede haber colaboración de ninguna índole entre un país agresor y un país agredido.
Si después del 15 de abril de 1977, cuando cesará la vigencia del acuerdo, cualquier avión comercial norteamericano fuese desviado a Cuba, tanto el equipo como la tripulación y los pasajeros recibirán todas las facilidades para regresar de inmediato a su país (Aplausos).
Cuba no alentará jamás los secuestros aéreos ni será tolerante con sus autores, pero no puede mantener compromisos virtualmente unilaterales de devolver o castigar a los mismos con un gobierno sobre el que recae la responsabilidad fundamental de esta infame ofensiva terrorista contra nuestro país.
Los acuerdos suscritos en este sentido con Canadá, México, Colombia y Venezuela, seguirán con plena vigencia.
Cuba está dispuesta también a colaborar con México, Panamá, Venezuela, Colombia, Jamaica, Trinidad Tobago, Guyana, Barbados y los demás países del área del Caribe y Centroamérica que sean capaces de actuar de buena fe, en cualquier conjunto de medidas que se consideren apropiadas para combatir estos crímenes.
Cuba incluso mantiene la disposición de discutir con Estados Unidos, sea cual fuese el gobierno electo el próximo mes de noviembre, una solución a estos problemas, pero tiene que ser, repito, sobre la base del cese definitivo de todo acto de hostilidad y agresión a nuestra patria (Aplausos).
Podríamos preguntarnos qué se pretende con estos crímenes. ¿Destruir la Revolución? (Exclamaciones de: "¡No!") Es imposible. La Revolución emerge más vigorosa frente a cada golpe y cada agresión, se profundiza, se hace más consciente, se hace más fuerte (Aplausos). ¿Intimidar al pueblo? (Exclamaciones de: "¡No!") Es imposible. Frente a la cobardía y la monstruosidad de crímenes semejantes el pueblo se enardece, y cada hombre y mujer se convierte en un soldado fervoroso y heroico dispuesto a morir (Aplausos).
La Revolución nos inculcó a todos la idea de la fraternidad y la solidaridad humana. A todos nos hizo hermanos entrañables en los que la sangre de uno pertenece a todos y la sangre de todos pertenece a cada uno de los demás (Aplausos). Por eso el dolor es de todos, el luto es de todos, pero la invencible y poderosa fuerza de millones de personas es nuestra fuerza. ¡Y nuestra fuerza no es solo la fuerza de un pueblo, es la fuerza de todos los pueblos que ya se redimieron de la esclavitud y la de todos los que en el mundo luchan para erradicar del seno de la sociedad humana la explotación, la injusticia y el crimen! (Aplausos.)
Nuestra fuerza es, en fin, la fuerza del patriotismo y la fuerza del internacionalismo. Las ideas por las que luchamos son estandarte de los hombres más honestos y dignos del mundo de hoy y el emblema seguro y victorioso del mundo de mañana.
El imperialismo, el capitalismo, el fascismo, el neocolonialismo, el racismo, la brutal explotación del hombre por el hombre en todas sus formas y manifestaciones, se acercan al ocaso en la historia de la humanidad, y sus enloquecidos servidores lo saben; por eso sus reacciones son cada vez más desesperadas, más histéricas, más cínicas, más impotentes. Solo eso puede explicar crímenes tan repugnantes y absurdos como el de Barbados.
Durante más de 100 años ha sido recordado y condenado con inextinguible indignación el fusilamiento de los estudiantes de medicina en 1871. Durante miles de años nuestro pueblo recordará, condenará y aborrecerá en lo más profundo de su espíritu este horrible asesinato.
¡Nuestros atletas sacrificados en la flor de su vida y de sus facultades serán campeones eternos en nuestros corazones (Aplausos); sus medallas de oro no yacerán en el fondo del océano, se levantan ya como soles sin manchas y como símbolos en el firmamento de Cuba; no alcanzarán el honor de la olimpiada, pero han ascendido para siempre al hermoso olimpo de los mártires de la patria! (Aplausos.)
¡Nuestros tripulantes, nuestros heroicos trabajadores del aire y todos nuestros abnegados compatriotas sacrificados cobardemente ese día, vivirán eternamente en el recuerdo, en el cariño y la admiración del pueblo! (Aplausos) ¡Una patria cada vez más revolucionaria, más digna, más socialista y más internacionalista (Aplausos) será el grandioso monumento que nuestro pueblo erija a su memoria y a la de todos los que han caído o hayan de caer por la Revolución! (Aplausos.)
Hacia nuestros hermanos guyaneses y coreanos inmolados ese día, va también nuestro recuerdo más ferviente en estos instantes. Ellos nos recuerdan que los crímenes del imperialismo no tienen fronteras, que todos pertenecemos a la misma familia humana y que nuestra lucha es universal (Aplausos).
No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación).