DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN LA INAUGURACION DEL SEGUNDO BLOQUE DE 100 MEGAWATTS DE LA TERMOELECTRICA "MAXIMO GOMEZ", DE MARIEL, LA HABANA, EL 15 DE FEBRERO DE 1978, "AÑO DEL XI FESTIVAL".
(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)
Compañeros trabajadores de Mariel:
Si ustedes no se aburren, yo les puedo dar algunos datos de interés sobre esta cuestión de la electricidad, que es muy importante.
Al triunfo de la Revolución, en 1959, la capacidad de generación eléctrica de que disponía la Compañía Cubana de Electricidad —tiempos pasados— era de 397 megawatts. Ustedes saben que para medir la electricidad se mide la capacidad de generación, también se mide la cantidad de electricidad generada; pero cuando se dice 397 megawatts, quiere decir una capacidad de 397 000 kilowatts —eso durante el año, pues produce una cantidad mayor de electricidad generada y da la idea de la capacidad que teníamos—, distribuidos en dos sistemas eléctricos no interconectados entre sí. Esto de no estar interconectados significa que a lo mejor sobra electricidad allá y falta aquí, o sobra aquí y falta allá, y usted no la puede transportar de un lugar para otro para hacer más eficiente el sistema. Uno que abarcaba desde Pinar del Río hasta Camagüey y otro al sur de la antigua provincia de Oriente.
Casi todo el equipamiento de que disponía la Compañía Cubana de Electricidad —que era, por supuesto, una compañía norteamericana— era de procedencia de Estados Unidos, lo que les hizo pensar, al inicio del bloqueo, que ese era uno de los factores más vulnerables para la Revolución. Ellos pensaron: esta gente se van a apagar, calculando que al impedir el suministro de piezas de repuesto provocarían la paralización de todo el sistema eléctrico.
Toda la proyección, los estudios generales de desarrollo, las tecnologías a utilizar, los pronósticos de las demandas, los proyectos de líneas y subestaciones de alto voltaje se elaboraban y decidían en los Estados Unidos.
En 1958, la Compañía Cubana de Electricidad —yo creo que el pueblo la conocía por K-listo Kilowatts, o algo parecido— generó, en los dos sistemas eléctricos existentes, 1 760 000 megawatts/hora —esta es otra medida: kilowatt/hora y megawatt/hora; cada megawatt tiene 1 000, pero para no andar dando cifras de muchos millones pues se dice en megawatts.
En 1977, la generación de nuestro sistema eléctrico fue de 6 557 000 megawatts/hora. Es decir, antes de la Revolución, en 1958, 1 760 000 megawatts/hora; el pasado año, 6 557 000 megawatts/hora, lo que representa 3,7 veces lo generado en 1958.
Este incremento equivale a una tasa promedio anual de crecimiento de 7,2%.
Sobre el número de consumidores, contando todas las casas que recibían electricidad, centros, servicios públicos, había en 1958, 722 000 centros de consumo; en 1977 teníamos 1 343 000 centros de consumo.
En 1958 existían en el país 13 100 kilómetros de líneas en todos los voltajes; en 1977 ya contamos con 36 200 kilómetros de líneas.
Todo el sistema eléctrico nacional se encuentra interconectado con líneas de 110 kilovoltios —esa es otra medida, eso mide el voltaje, según dicen los ingenieros—, y para 1980 estará interconectado todo el sistema nacional con una línea de 220 kilovoltios.
¿Está claro? Antes no estaba conectado nada, la Revolución lo conectó primero con una línea de 110, y ahora lo está conectando con una línea de 220, que permite más capacidad de transporte de electricidad. Esto del transporte de la electricidad es muy importante, porque a lo mejor falta en Cienfuegos y sobra en La Habana, y se envía electricidad a Cienfuegos, o sobra en Cienfuegos —que va a ser lo más probable— y falta en La Habana, y se envía electricidad de Cienfuegos para La Habana.
Sí, los de Cienfuegos van a ser ricos en electricidad, porque están instalando dos plantas de 169 megawatts cada una.
A partir del triunfo de la Revolución se le concedió una extraordinaria importancia al desarrollo eléctrico del país, como premisa fundamental de todo nuestro desarrollo económico y social.
La revolución ha invertido 800 millones de pesos en unidades de generación, incluyendo las inversiones que se construyen a lo largo del presente quinquenio.
¿Les interesa el tema? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!")
Este año de 1978 se terminará la construcción y montaje de unidades termoeléctricas por una capacidad de 533 megawatts, capacidad muy superior a la existente en todo el país antes del triunfo de la Revolución, lo que requerirá un serio esfuerzo de todos los factores que tienen que ver con estas inversiones.
Es decir que este solo año echan a andar plantas, o unidades con una capacidad superior a toda la que había en el país antes de la Revolución. Estas unidades son: unidad número 6, de 100 megawatts, de la Termoeléctrica "Máximo Gómez", de Mariel, esta que ahora inauguramos; unidad número 3, de 64 megawatts, de la Termoeléctrica "10 de Octubre", de Nuevitas, cuya construcción y montaje se ha concluido y se encuentra en período de sincronización. Como ustedes escucharon, ya hoy alcanzaron incluso su capacidad de diseño. Unidad número 3, de 100 megawatts, de la Termoeléctrica "Antonio Maceo" (Renté). Unidad número 3, de 169 megawatts, de la Termoeléctrica "Carlos Manuel de Céspedes", de Cienfuegos; y unidad número 7, de 100 megawatts, de la Termoeléctrica "Máximo Gómez", de Mariel, que los compañeros se proponen concluir para el mes de diciembre de este año, y están comprometidos aquí con todos nosotros y con todo el país (APLAUSOS).
Por consiguiente, en este año 1978 el país tendrá instalados 1 936 megawatts; unas cinco veces lo instalado en 1958. Es decir que en unos 20 años habremos crecido en cinco veces la capacidad de generar energía eléctrica.
No obstante estos notables incrementos, se trabaja afanosamente en la construcción o contratación de nuevas unidades.
Hay que tener en cuenta que en un sistema electroenergético el proceso inversionista es ininterrumpido, y debe marchar por delante del resto del desarrollo económico.
En los próximos años se incorporarán al sistema las unidades número 4, 5 y 6, de 100 megawatts cada una, de la Termoeléctrica "Antonio Maceo" (Renté), de Santiago de Cuba; las unidades 4, 5 y 6, de 125 megawatts cada una, de la Termoeléctrica "Diez de Octubre", de Nuevitas; la unidad número 4 de 169 megawatts, de la Termoeléctrica "Carlos Manuel de Céspedes", de Cienfuegos. Se construirá una nueva central termoeléctrica al noreste de la Ciudad de La Habana, una nueva. Esa estará un poco más allá de Guanabo; pero no preocuparse, no la van a poner en la playa (RISAS), la van a instalar un poco más allá, en terreno rocoso, de manera que no moleste a nadie.
Se trabaja intensamente en los estudios ingenieros geológicos de la zona donde se construirá nuestra primera central electronuclear —en las cercanías de la ciudad de Cienfuegos—, cuyo primer bloque, de 440 megawatts, deberá entrar en explotación antes de 1985, y un segundo bloque un año después aproximadamente. Estamos ahora en la tarea esa de estudiar el suelo bien, porque el lugar donde se ubica esa planta tenía allí algunas características, y para tener una seguridad completa surgió la necesidad de hacer un estudio geológico profundo. Eso nos atrasa un poquito la unidad. Pero vean ustedes qué tamaño: cada bloque de aquellos debe producir 4,4 veces lo de esta unidad que inauguramos hoy. Y sobre todo, lo importante es que no trabaja a base de petróleo.
Todas estas inversiones están contratadas, en proceso de contratación o en negociación.
En cumplimiento a lo acordado en el Primer Congreso de nuestro Partido en relación con el desarrollo de esta importante rama de nuestra economía, para 1980 habremos alcanzado una capacidad de generación de 2 300 megawatts, lo que significará casi duplicar la capacidad existente en 1975. Es decir que en solo cinco años casi se duplicará la capacidad de generación de energía eléctrica. ¡Vamos a ver si todavía tenemos apagones entonces!
Ya les hablé de las interconexiones nuevas. Ya la línea 220 comunica Mariel con Santa Clara, y en la zona oriental, Nuevitas con Santiago de Cuba. Se trabaja actualmente para interconectar con esa línea Santa Clara con Nuevitas, lo que unificará todo el sistema eléctrico nacional a 220. También, por supuesto, se seguirá utilizando la línea de 110.
Nuestro desarrollo económico social ha incrementado realmente la demanda de energía eléctrica. En el período 1970-1977, la demanda máxima ha crecido a un ritmo promedio de 8,5% por año. Es un crecimiento alto. En los últimos cinco años se han distribuido a la población más de 2 millones de efectos electrodomésticos, entre televisores, refrigeradores, lavadoras, batidoras, ventiladores, planchas eléctricas, etcétera. Cuando todo eso se enciende, ya ustedes se imaginan la electricidad que necesita. Y todo el mundo lo enciende a la misma hora más o menos. En 1958, el consumo residencial promedio era de 69 kilowatts/hora por consumidor; en 1977 se ha incrementado hasta 108 kilowatts/hora. Hemos elevado bastante el consumo de electricidad per cápita. Durante los últimos cinco años se han electrificado más de 1000 obras escolares y más de 1 400 instalaciones agropecuarias.
Solamente seis de nuestras grandes fábricas demandan el equivalente de una unidad de 100 megawatts como la que se inaugura en Mariel. Por ejemplo, entre la fábrica de cemento de Siguaney, la fábrica de cemento de Nuevitas, la fábrica de fertilizantes de Nuevitas, Antillana de Acero, Textilera Alquitex y fábrica de fertilizantes Cubanitro, con esas seis, ya consumen la electricidad que produce una unidad de estas.
No ha existido una real conciencia de esta importante energía.
La demanda de electricidad no se comporta igual durante todas las horas del día ni durante todos los meses del año; es muy baja durante la madrugada, período en el cual hay sobrante de capacidad de generación, y es muy alta en las horas del llamado "pico eléctrico", donde convergen varias actividades consumidoras de electricidad, produciéndose el apagón por déficit de capacidad. Es decir, durante una parte del día nos sobra electricidad y en otra nos falta. De aquí se origina la idea del llamado acomodo de carga —ustedes han oído hablar del acomodo de carga—, que no es otra cosa que tratar de desplazar ciertas actividades que se realizan en las horas en que falta la energía eléctrica para las horas en que esta sobra. Digamos, los sistemas de riego, no utilizarlos entre las siete y las once de la noche, más o menos, sino utilizarlos durante el día o en otras horas; y muchas máquinas de nuestras industrias, utilizarlas no en esas horas, precisamente para buscar un equilibrio de consumo en las distintas horas del día.
Si cumpliéramos cabalmente en nuestras empresas los acuerdos adoptados sobre el acomodo de carga, se obtendrían disminuciones sensibles de los apagones. Si cada consumidor residencial apagara un bombillo de 60 watts de los que habitualmente mantiene encendidos entre las seis y las diez de la noche, la máxima demanda disminuiría en más de 70 megawatts, que es el equivalente de la demanda de más de 200 000 viviendas durante las horas del "pico eléctrico". La demanda promedio de una vivienda en las horas del pico eléctrico es de aproximadamente 270 watts.
La producción de energía eléctrica requiere inversiones costosas y serios esfuerzos del país. Es una energía escasa y cara —cara de producir; no me refiero a los precios, porque los precios en Cuba son los mismos hace mucho tiempo, que fueron los que tenía la vieja compañía, considerablemente rebajados al principio de la Revolución. Hoy el petróleo vale cinco veces más, en fin, pero los precios se han mantenido; tal vez por eso se despilfarra un poco de electricidad.
Una unidad de 100 megawatts, como esta de Mariel, generando durante 300 días al año, consume 185 000 toneladas de petróleo combustible. Quiere decir que esa unidad, en un año, consume el petróleo de nueve barcos de 20 000 toneladas, esa sola unidad.
Se está haciendo un serio esfuerzo para lograr reducir los índices de consumo de combustible en nuestras unidades termoeléctricas. En 1977 se alcanzó un consumo promedio de 313,7 gramos por kilowatt/hora; es decir, cada kilowatt/hora nos costó 313,7 gramos de petróleo, es decir, alrededor de un tercio de litro, suponiendo que el petróleo pesara como el agua; pero el petróleo pesa menos, luego debe ser más de un tercio de litro de petróleo por kilowatt/hora, muy inferior al de 398,6 gramos por kilowatt/hora que se consumía en 1958.
Es decir que actualmente gastamos casi 90 gramos menos por kilowatt/hora que antes de la Revolución. Es un avance, pero se puede avanzar más. No obstante, el pasado año el país tuvo que dedicar más de 2 millones de toneladas de combustible solo a la generación de energía eléctrica.
La batalla por el ahorro de electricidad es parte de la batalla general del país en la lucha por el ahorro de combustible.
Esto nos da una idea del problema eléctrico, de su historia, de las inversiones, de las diferencias de consumo entre el pasado y el presente, los crecimientos de los consumos per cápita, los crecimientos de la capacidad de generación, etcétera.
Esta industria es sumamente importante, porque sin ella no hay desarrollo económico. Sin electricidad, no puede funcionar prácticamente ninguna fábrica; sin electricidad no puede funcionar prácticamente ningún servicio, ningún hospital, ninguna escuela, ningún comercio; sin electricidad, por supuesto, no funciona nada en un hogar, ni la luz, ni el televisor, o el radio, o cualquier otro equipo electrodoméstico. Por eso, es una de las más básicas de todas las industrias.
Y durante ciertos años el crecimiento de la demanda fue mayor que el desarrollo de esta industria. Por eso tuvimos esos períodos prolongados de apagones sistemáticos. Esa situación ha ido mejorando. Recuerdo bien desde 1970 los esfuerzos que se hicieron para instalar algunas unidades que ya estaban en el país, esperando su montaje. Y en estos siete años se ha trabajado duro en el montaje de nuevas plantas. Se ha mejorado mucho en las cuestiones del mantenimiento, y se ha ido mejorando la eficiencia.
No es fácil montar estas plantas. Yo recuerdo, cuando se estaba construyendo la unidad 5, que nosotros visitamos esa unidad aquí en Mariel, y nos explicaron toda la complejidad del montaje, los miles de tubos que había que montar para hacer la caldera, los tubos que había que soldar. La cantidad de piezas y partes es enorme. Todo tiene que venir bien clasificado: las calderas, las turbinas. Y en fin, es una inversión que lleva tiempo, a pesar de que la termoeléctrica es más sencilla que la electronuclear. Imagínense ustedes el trabajo que requerirá esa primera planta nuclear, con generadores de 440 megawatts. Y todo el problema ese de la combustión y las calderas es bien complicado. Se calcula que en determinado momento tienen que trabajar unos 4 000 ó 5000 obreros en la construcción de una de esas plantas. Para nuestro país significará un progreso enorme. Porque ustedes saben que el combustible es una materia prima —estos combustibles procedentes del petróleo— cada vez más escasa y cada vez más cara.
Por eso, para nuestro país, que no dispone de energía hidráulica, que no dispone de carbón, que no dispone de otras fuentes de electricidad, entrar en la fase de la utilización de la energía nuclear tiene una enorme trascendencia. Si una unidad de 100 000 necesita nueve barcos de 20 000 toneladas, una unidad de 440 000 kilowatts, ó 440 megawatts, requiere unos 40 barcos de 20 000 toneladas. Sin embargo, el combustible nuclear que consume una planta de esta capacidad se puede trasladar en la bodega de un pequeño barco. Nos ahorramos enormes cantidades de petróleo.
Ahora, vean ustedes, aun dentro de las termoeléctricas, la diferencia que hay entre un tipo de unidad y otra. En el capitalismo gastábamos 398 gramos por kilowatt/hora, 398 gramos de petróleo. Ahora ya, con las modernas instalaciones que tenemos y una mayor eficiencia, gastamos 313 gramos por kilowatt/hora. Sin embargo, todavía tenemos algunas máquinas que gastan más, que gastan hasta 500, máquinas viejas, y tenemos máquinas que gastan menos de 300.
Ahora, vean la diferencia entre una unidad de 50 megawatts y una unidad de 100. Las primeras cuatro unidades que están instaladas ahí, según el diseño, debían consumir 304 gramos por kilowatt/hora. Los compañeros están logrando producir el kilowatt/hora en esas unidades con 301 gramos. Ahora, ya la unidad de 100 000 está diseñada para consumir 256 gramos por kilowatt/hora. Y los compañeros han logrado, con la unidad número 5, una producción con un consumo de 248 gramos por kilowatt/hora.
Vean qué importancia tiene que esa unidad de 100 000 kilowatts consume un 40% menos de combustible del que se consumía, por ejemplo, en el capitalismo, y menos que las unidades de 50 000 kilowatts.
Por eso es importante la dimensión de las plantas, la tecnología y la eficiencia de esas plantas, por el importante ahorro de petróleo que significa.
Cuando nuestro sistema era muy pequeño, desde luego, no se podía pensar en energía nuclear, porque las unidades de energía nuclear no pueden ser muy chiquitas, no pueden ser de 50 000 ó de 100 000, porque son antieconómicas; tienen que ser de alrededor de medio millón como mínimo. Pero cuando el país tenía menos de medio millón de kilowatts, o menos de 500 megawatts, usted no podía poner una planta de 500 000, porque el día que entraba en mantenimiento esa planta se apagaba el país. Cuando ya entre en producción esa primera unidad de energía nuclear de 440 megawatts, el país tendrá una capacidad termoeléctrica de unos 3 000 megawatts. De manera que se introducen los 440 000 y se planifican las reparaciones.
Cuando se reparan las termoeléctricas, no se repara la nuclear; cuando se repara la nuclear, se mantienen todas las termoeléctricas andando y no se apaga el país. ¿Ustedes comprenden? Porque esa unidad es grande. Ya afortunadamente para esa fecha nuestro sistema habrá crecido alrededor de ocho veces lo que tenía antes de la Revolución, y entraremos en la era nuclear para la producción de energía eléctrica.
Es muy justo en una ocasión como esta, en que celebramos un triunfo del país, un triunfo de la producción, un triunfo de nuestros obreros y de nuestro pueblo, por lo que significan estas plantas, destacar la importancia decisiva que ha tenido la colaboración de la Unión Soviética.
Nosotros, casi todo el programa lo hemos hecho con máquinas soviéticas después del triunfo de la Revolución (APLAUSOS), aunque también poseemos algunas máquinas de Checoslovaquia, y por la necesidad de apresurar el programa en cierto momento hemos tenido que comprar algunas máquinas de otro origen —las dos de Cienfuegos son de origen japonés. Desde el principio, los compañeros soviéticos nos prestaron un gran apoyo en el desarrollo de la industria eléctrica, y nos hicieron tomar conciencia de la importancia que tiene esta industria para el desarrollo económico y social del país; desde los primeros momentos nos ayudaron a hacer los proyectos técnicos, nos enviaron personal calificado para ayudarnos en el montaje y en la puesta en marcha de estas plantas.
Cuando uno visita una unidad como esta, se da cuenta del enorme valor que tiene para nuestro país la colaboración económica con la Unión Soviética. Y se puede apreciar, además, cómo avanza la tecnología soviética de un tipo de unidad a otra, cómo avanza de las unidades de 50 000 kilowatts, que son muy buenas, hacia las unidades de 100 000, que son mejores; las de 100 000 todavía son más eficientes, ahorran más petróleo. Y son máquinas muy buenas, que ya nuestros trabajadores de la industria eléctrica manejan perfectamente bien. Los soviéticos siguen desarrollando unidades generadoras más grandes, de 200 000 kilowatts, de 300 000, entre las termoeléctricas.
Hablábamos de que la propia zona de occidente necesita otra termoeléctrica, al este de La Habana. De acuerdo con los planes, se comenzará con unidades de 100 000, las tres primeras van a ser de 100 000; pero aspiramos a poder instalar en esa termoeléctrica las unidades subsiguientes con una capacidad mayor, si pueden ser de 200 000, o si pueden ser, incluso, de 300 000. Porque esa termoeléctrica necesitará alcanzar una capacidad de 1 200 megawatts; es decir, será casi dos veces y media mayor que esta termoeléctrica de Mariel. Si fueran unidades de 100 000, necesitaríamos instalar 12 unidades; si después de las unidades de 100 000 las instalamos de 300 000, necesitaríamos solo añadir tres unidades más, en vez de nueve. Y vemos, por experiencia, que a más dimensión, mejor tecnología, más ahorro de petróleo; y el ahorro de petróleo, repito, es una cuestión vital.
Esta termoeléctrica ya alcanza una capacidad de 400 megawatts ahora, más de lo que había antes de la Revolución; y con su unidad número 7, alcanzará 500 megawatts, bastante más de lo que había antes de la Revolución. Pero hoy día, con el desarrollo económico-social del país, esto prácticamente es poca cosa.
Hay que seguir trabajando. Y, repito, en este desarrollo ha sido decisiva, fundamental, básica, la colaboración de la Unión Soviética y de los especialistas soviéticos. Por eso, aprovechamos esta oportunidad, que aquí se encuentra el Embajador, representantes de la embajada soviética y decenas y decenas de especialistas soviéticos, para expresarles nuestros más profundos sentimientos de reconocimiento y de gratitud (APLAUSOS).
Mariel, por lo que veo, se va convirtiendo en un municipio industrial. Yo sé que todos ustedes no son de Mariel; yo sé que muchos son de la Ciudad de La Habana, lo sé perfectamente. Y, claro, si no le dábamos una ayudita a Mariel cómo hubiera podido el municipio de Mariel construir estas instalaciones; era necesario ayudarlo desde la gran Ciudad de La Habana.
El municipio tiene unos 32 000 habitantes y alrededor de 14 000 trabajadores, un municipio que va adquiriendo cada vez más un carácter proletario. Lo hemos visto crecer económicamente. El municipio cuenta, en la agricultura, con empresas ganaderas, empresas cañeras, henequeneras, etcétera; cuenta con dos centrales azucareros, "Sandino" y "Nodarse"; cuenta con algo que se inaugura prácticamente hoy también, algo que se inaugura hoy además de la termoeléctrica, que es el puerto de embarque de azúcar a granel (APLAUSOS), que tendrá posibilidad de embarcar una gran parte del azúcar de Pinar del Río y de La Habana. Ese puerto se acaba de terminar, y significa para el país una importantísima ayuda.
Tenemos el puerto de Mariel, de carga general, que crece y se desarrolla. Tenemos aquí la base de la flota camaronera, que cuenta con un gran número de obreros. Tenemos esta magnífica termoeléctrica (APLAUSOS), que contará, según proyecto, con un número total de 1 048 trabajadores. Si ahorran y racionalizan más, quizás lo reduzcan; pero es un centro importantísimo de trabajo y vital para la economía del país. Tenemos la vieja fábrica de cemento "René Arcay" (RISAS Y APLAUSOS), que produce alrededor de 320 000 toneladas por año, un cemento que nos hace mucha falta. Pero tenemos también la nueva fábrica de cemento en construcción (APLAUSOS), que no es cosa de juego, ¡no es cosa de juego! Esa fábrica va a producir casi cinco veces lo de la vieja fábrica, y casi el doble de lo que se producía en el país antes de la Revolución. Y el cemento, como la electricidad nos hace mucha falta. Entre las dos van a producir alrededor de 1 700 000 toneladas de cemento. Cuántas cosas pueden hacerse con 1 700 000 toneladas de cemento, incluso exportar su poquitico de cemento por ese puerto —no podemos olvidarnos de las exportaciones (APLAUSOS).
Mariel cuenta con esas dos magníficas escuelas politécnicas de la electricidad y del cemento (APLAUSOS), y otras escuelas. Recientemente nos detuvimos unos minutos en la secundaria básica urbana, que ustedes construyeron.
Claro, se está construyendo ahora a varios kilómetros al este la nueva Academia Naval, es mucho más grande que esta, una capacidad de más de 2 000 alumnos, porque necesitamos capitanes, oficiales, técnicos de los barcos para la flota mercante, para la flota pesquera y para nuestras unidades navales, y ya quedaba chiquita la academia.
Además, decían que ahí había ciertos riesgos con la de aquí, que si estaban viejas las construcciones, si no eran muy sólidas; pero de todas formas eso no se va a quedar vacío, para ahí vendrán otras cosas; seguro, seguro que le vamos a dar un buen uso a esas instalaciones. De modo que aunque la academia se vaya un poco más hacia el este, eso no va a significar que eso se va a quedar subdesarrollado ahí donde está ahora la academia.
Pero realmente lo que cuesta trabajo aquí en Mariel es ver el pueblo, no se ve por ninguna parte (RISAS). Ha crecido la industria; pero no ha crecido parejamente el problema social, la cuestión de las viviendas (APLAUSOS). Nos hemos quedado relegados en el aspecto de la vivienda, y si se desarrollan estas grandes industrias con tantos trabajadores, ese problema de una forma o de otra hay que resolverlo.
Y no solo son los trabajadores de estas industrias, están también los profesores, los maestros, los trabajadores de las escuelas, de los servicios; y pienso que el Partido de la provincia de La Habana, ayudado por el Partido de la Ciudad de La Habana, los organismos de la construcción, presionados por la industria eléctrica, por la industria de materiales de construcción, apoyados por los poderes populares de las dos provincias, vayan pensando cómo se desarrolla el pueblo de Mariel (APLAUSOS).
Yo me imagino que el pueblo de Mariel tenga también su plan director y sepa dónde va cada cosa, para su ulterior desarrollo.
Eso no puede estar en el olvido. ¡Y que se vea el pueblo de Mariel! Aquí se ve una fábrica por acá, una chimenea por otro lado, unas torres enormes; y el pueblo no se ve, el pueblo no se ve (RISAS). No sé si ustedes lo tienen escondido por allá por detrás de las lomas o algo; pero por ahí no se ve.
Y este es un importante aspecto que hay que analizar y hay que considerar seriamente, me parece algo de elemental justicia, sobre todo si vemos el espíritu con que trabajan los obreros en esta región, lo bien que está funcionando esta termoeléctrica, con la eficiencia que está funcionando, la colosal industria de cemento que vamos a tener, el esfuerzo abnegado de los obreros industriales y agrícolas de este municipio.
No podemos dejar de mencionar a los que están construyendo esas industrias, a los compañeros de la Brigada 10 de Construcción Industrial (APLAUSOS), que han estado edificando esta importantísima termoeléctrica "Máximo Gómez"; y a los obreros de la Brigada 31 de Construcción Industrial (APLAUSOS), que están construyendo la fábrica de cemento. Tengo esperanzas de que en un futuro no muy lejano nos podamos reunir así, en una modesta concentración como esta, para inaugurar ese coloso de la industria del cemento (APLAUSOS). Y que por lo menos este año terminemos la primera línea y el próximo año las dos líneas completicas y que esa fábrica para el 1980 esté a plena producción y tengamos todo el cemento que necesitamos para poder ver las escuelas, los círculos y las viviendas (APLAUSOS); porque sin cemento y sin electricidad no puede haber círculos, ni viviendas, ni cines, etcétera, etcétera.
Ah, para que ustedes vean que siempre, por mucho que se diga, se olvida algo. No habíamos mencionado a las microbrigadas (APLAUSOS), que —como se dijo aquí— han dado una gran ayuda; pero ellos pueden ayudar también. Yo no sé si son microbrigadas de Mariel o de La Habana (EXCLAMACIONES DEL PUBLICO: "¡De La Habana!") De La Habana. ¿Y las microbrigadas de Mariel dónde están? (EXCLAMACIONES DEL PUBLICO: "¡Aquí!")
Habría que hablar también de los obreros que construyeron el puerto de azúcar a granel, los que están haciendo inversiones portuarias, los que construyeron los politécnicos, porque nada de eso sale de un sombrero ni de una varita mágica. Salió sí de una varita mágica, ¿saben cuál? La varita mágica del trabajo del hombre (APLAUSOS), de ahí salieron todas las maravillas, por eso no tenía ningún sentido moral que los obreros construyeran las fábricas y las viviendas, para que esas fábricas y esas viviendas fueran de los burgueses, que no ponían ni un ladrillo, que no montaban ni un tornillo; pero ellos eran los dueños y los obreros nada.
Ah, qué sentido moral, tan agradable, tan estimulante tiene el trabajo hoy, cuando se construyen las termoeléctricas. ¿Para quién?, para los obreros, para el pueblo. Cuando se construye la fábrica de cemento, no para la compañía tal y más cual sino para los obreros, para el pueblo. Cuando nuestra agricultura, nuestra industria, existe y funciona, para el pueblo.
Por eso, en nuestra sociedad, en nuestro proceso revolucionario, cada nueva fábrica es una nueva bandera, es un nuevo estímulo, es un nuevo avance; porque son centros donde ningún burgués estará explotando a ningún trabajador; son centros cuyos productos se vierten inmediatamente por todas las vías en beneficio del pueblo.
Estoy seguro de que todo el pueblo, en especial la Ciudad de La Habana, el occidente del país, verán con mucha alegría que se ha terminado esa nueva unidad.
Es preciso, junto a los obreros de la brigada 10, que trabaja en Mariel, felicitar a los obreros de la brigada 11, que terminaron otra unidad en Nuevitas (APLAUSOS). Y les prometo, por supuesto, que cuando tenga una oportunidad pasar por aquella unidad para ver su trabajo y saludarlos.
Todo el mundo se alegra de obras como esta, porque todos sufren las consecuencias de la falta de electricidad, de los apagones, etcétera, de la tremenda, horrible molestia que significa en cualquier parte un apagón, y de los inconvenientes que crea en el seno de la familia y que crea en la producción, en los servicios, en todo.
Esto debe acercarnos a la fecha en que los apagones sistemáticos prácticamente desaparezcan. Siempre queda algún apagón, porque un día se produce una interrupción por un rayo, por una tormenta, por un fenómeno de esos. Eso es imposible evitar lo absolutamente. Por el ritmo de crecimiento que tenemos es de suponer que para el 1980 esta situación vaya mejorando progresivamente: este año mucho, mejor en el 1979, y en el 1980 ya podremos estar sin apagones sistemáticos.
Ahora bien, esto significa que tenemos que apurarnos en las nuevas inversiones, que tenemos que apurarnos en la nueva termoeléctrica del este de La Habana, que tenemos que acelerar las negociaciones y las contrataciones de nuevas plantas, porque puede ser que se liquiden los apagones en el 1981, en el 1982, y en el 1983 volvamos a tener apagones, esperando que entre entonces la electronuclear.
Por eso es decisivo el trabajo de estas brigadas que están construyendo las nuevas unidades, decisivo el trabajo de nuestros obreros de la Industria Eléctrica en los trabajos de funcionamiento y mantenimiento de la industria. Es muy importante el trabajo de la Industria Eléctrica, para ver si en lo adelante estos avances que vamos logrando y los que vamos a lograr en estos años se consolidan, y al fin podamos respirar tranquilos con esto de los apagones. Y que se le preste toda la atención debida al ahorro de electricidad. A veces veo algunas escuelas y algunas instalaciones y están llenas de bombillos por todas partes, y digo: ¿Por qué tendrán tantos bombillos?, ¿por qué tendrán tanta luz? ¿Por qué consumirán tanta electricidad, si ya sabemos que cada kilowatt/hora cuesta 300 gramos, un poquito más de 300: 313 gramos de petróleo: que el petróleo es escaso, que el petróleo es caro. ¿Por qué no se le presta la suficiente atención a los problemas de acomodos de carga para evitar molestias a la población? Por eso es muy importante el trabajo del Ministerio, es muy importante la colaboración de todos los organismos en la importante tarea del ahorro de la electricidad.
Nadie tiene derecho a despilfarrar la electricidad, porque ya vemos el esfuerzo que hay que hacer para producir electricidad, ya vemos lo que hay que hacer para construir esas unidades, lo que cuestan, las horas que se invierten, los meses, a veces años, en la construcción de cada unidad; los barcos de petróleo que se necesitan, la caña que hay que cortar y el azúcar que hay que producir para poder adquirir esas industrias, para poder adquirir el combustible. Cuando uno tiene conciencia de eso, cuando lo sabe, con seguridad pensará que es un deber ahorrar la electricidad y no despilfarrar la electricidad ni en el hogar, ni en la escuela, ni en el hospital, ni en la fábrica, ni en ninguna parte.
Felicitamos a los trabajadores aquí reunidos, a los vecinos del pueblo de Mariel por este nuevo éxito. Felicitamos a los trabajadores de la Industria Eléctrica, y felicitamos a nuestros esforzados trabajadores de las brigadas de construcción y montaje industrial por el esfuerzo que han realizado, y les expresamos nuestra confianza y nuestra seguridad de que continuarán trabajando con ese mismo espíritu hasta edificar todas las termoeléctricas y electronucleares que necesite el futuro de nuestro país. Los felicitamos por su espíritu, y los felicitamos a todos por su eficiencia.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)