DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN LA INAUGURACION DEL COMBINADO TEXTIL DE SANTA CLARA, CELEBRADA EL 2 DE DICIEMBRE DE 1979, "AÑO 20 DE LA VICTORIA".

(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)

Queridos compañeros trabajadores de la construcción;

Trabajadores del Combinado Textil;

Y villaclareños:

Cuando el 4 de abril de 1978 visitamos esta obra en construcción traíamos una idea. Sabiendo que estaban en Cuba prácticamente todos los equipos y todos los materiales para construir este combinado, nos preguntábamos por qué no adelantar la terminación de esa fábrica.

Muchas veces las obras se nos detienen porque no están los suministros, o no están los equipos. Y aquí estábamos frente a un caso a la inversa: estaban todos los equipos, y muchos de ellos conservados de forma deficiente, expuestos a la lluvia y al deterioro.

Vinimos con el propósito de plantearle a los obreros la idea de adelantar esta obra un año, pero no quisimos hacerlo burocráticamente; sino venir a la obra, ver en qué condiciones estaba, cuántos trabajadores tenía la brigada, cuántos más necesitaba, cuántos equipos disponía, cuáles le faltaba, cuáles se le podrían suministrar y coordinar con el Partido, con la Juventud, con el Sindicato y con los dirigentes de la brigada las medidas a tomar para llevar a efecto este propósito.

Sabíamos, además, que estábamos en Santa Clara o Villa Clara, Santa Clara que es como se llama la ciudad, Villa Clara es la provincia. Pero podemos hablar de Villa Clara y de Santa Clara, del espíritu de los constructores de esta provincia (APLAUSOS), del espíritu del pueblo de esta provincia (APLAUSOS), de su interés por esta obra. De modo que podíamos contar con los factores humanos necesarios, para librar y para ganar esa batalla.

No era una tarea fácil, ni mucho menos, porque estábamos próximos a la primavera, en un año que parecía —y efectivamente fue— lluvioso, bastante lluvioso. Había que construir varios kilómetros de excavaciones, para poder instalar las distintas conducciones, sobre todo de aire que necesitaba esta fábrica. Se nos venía encima la primavera: ¿qué hacer con aquellos equipos que estaban a la intemperie corriendo riesgos de deteriorarse? Las medidas pertinentes para ello: protegerlos de cualquier forma, buscar almacenes, improvisar almacenes.

¿Qué hacer en la construcción para poder trabajar bajo el agua? Una cosa elemental, sencillamente adelantar la construcción de los techos, para poder trabajar protegidos de la lluvia; adelantar en el drenaje, para aminorar los efectos de la lluvia; hacer toda una estrategia constructiva y todo un plan para poder cumplir la meta propuesta.

Se enviaron los equipos deficitarios, sobre todo las excavadoras, la provincia suministró la fuerza de trabajo adicional y realmente al cabo de un año ya se había ganado la batalla. Porque cuando nosotros regresamos aquí, el 3 de abril de este año, ya se sabía que la obra se terminaba antes de fin de año (APLAUSOS).

Prácticamente se ha terminado en 18 meses, un trabajo que estaba programado por lo menos para 30 meses (APLAUSOS). Ese es el espíritu proletario de nuestros trabajadores (APLAUSOS), ese es el espíritu comunista de muchos de nuestros obreros (APLAUSOS).

Aquí quedó demostrado que cuando hay buena dirección, buena organización y suministros asegurados se puede hacer cualquier cosa en materia de construcción (APLAUSOS).

El pueblo respondió como responde siempre, miles, decenas de miles de villaclareños —como se explicó aquí—, una vez terminada su jornada de trabajo en otros centros, vinieron a dar su aporte a esta obra; de modo que participó todo el pueblo de Santa Clara. Esta obra es hija del sudor y del esfuerzo y del entusiasmo de los ciudadanos de esta ciudad (APLAUSOS). Es su obra constructiva.

Pero es preciso señalar, como un hecho admirable, que nuestros obreros de la construcción, a pesar de que su jornada es de 10 horas, aportaron más de medio millón de horas de trabajo voluntario (APLAUSOS), y que el pueblo de Santa Clara, incluidos sus estudiantes, aportó más de 700 000 horas de trabajo voluntario (APLAUSOS), es decir, más de 1 200 000 horas de trabajo voluntario en total, lo que equivale al trabajo de 1 000 hombres —si no me equivoco— durante 150 días (APLAUSOS). El trabajo de 1 000 hombres, ¡1 000 hombres!, durante 150 días está invertido ahí en forma de aporte voluntario del pueblo y de nuestros obreros (APLAUSOS).

Es un magnífico, yo diría que un insuperable ejemplo de lo que es capaz nuestro pueblo, de lo que son capaces nuestros obreros. ¡Con qué orgullo, con qué alegría habría recibido el Che una noticia como esta! (APLAUSOS).

Ahora tenemos en esta ciudad el mayor centro textil de Cuba, incluso podemos decir que no hay muchos centros textiles de esta dimensión en el mundo (APLAUSOS). Estamos construyendo el de Santiago que será mayor, se está ampliando Ariguanabo para alcanzar una producción aproximada a 60 millones. Pero ya tenemos aquí la capacidad instalada para ó0 millones de metros cuadrados al año (APLAUSOS). Pero es, además, una fábrica modernísima. Los más modernos equipos que existen en el mundo, la más moderna tecnología en materia textil está instalada en esa planta (APLAUSOS), donde se pueden producir tejidos de óptima calidad para todo tipo de usos, donde se puede producir telas para trajes de hombres, que en nuestro país, salvo en una muy ínfima capacidad instalada, no se produce. Telas de la mejor calidad se pueden producir aquí: con algodón y con fibras sintéticas.

Eso ahora está en nuestras manos. Ahora tienen la palabra los trabajadores del combinado, los textileros del combinado (APLAUSOS). Ellos tienen que tomar en sus manos la bandera y hacer producir esta fábrica con ese espíritu proletario con que fue edificada por nuestros constructores (APLAUSOS).

Cuando se recorren esos enormes talleres se puede apreciar la complejidad de la fábrica: la cantidad de equipos semiautomáticos y automáticos, la cantidad de equipos mecánicos y eléctricos, lo sofisticado que son esos equipos, lo delicado que son, la necesidad que tienen de tratarlos con cuidado y la importancia que tiene el mantenimiento en esta planta. Porque además, de unas máquinas dependen las otras. No se puede detener nada.

Fue estimulante ver la exposición de piezas de repuesto producidas en nuestro país para esta planta, los equipos recuperados, y entre ellos, equipos eléctricos.

Nosotros tenemos que reducir al mínimo el número de piezas de importación, y tenemos que buscar la coordinación entre distintas industrias mecánicas, aparte del trabajo del propio taller de mantenimiento para producir la mayor parte de las piezas que necesita este combinado.

Recuerdo bien en los primeros años de la Revolución, cómo nuestros obreros se las arreglaron para mantener funcionando la industria textil, a pesar del bloqueo y de que la mayor parte de las máquinas eran de procedencia norteamericana, no pudiéndose obtener piezas en ese país. Y muchas veces las hicieron en pequeños talleres.

Ahora tenemos un gran taller de mantenimiento en esta planta, y tenemos cierto desarrollo de nuestra industria mecánica, como se demostró ahí: las piezas producidas por el INPUD, las piezas producidas por talleres agropecuarios incluso y otros talleres de la industria mecánica. Ya nuestra industria mecánica está adquiriendo algún desarrollo. Y la necesidad nos obliga. Por eso, este aspecto que se refiere al mantenimiento y a la disponibilidad de piezas es de suma importancia.

Parejamente al programa constructivo, se llevó a cabo un programa de preparación del personal para la fábrica con la colaboración del resto de la industria textil. Miles de villaclareños estuvieron durante meses, y aún más, preparándose para trabajar en esta fábrica. Hay algunas decenas de técnicos de nivel universitario y algunos cientos de técnicos de nivel medio. El promedio de edad del personal es de 24 años. Ese personal tiene la responsabilidad de seguir entrenándose, de seguir adquiriendo experiencia y habilidad, y tiene la responsabilidad de que esta fábrica sea realmente un modelo, un modelo en la productividad ¡y en la calidad!

Eso es muy importante: la calidad de la producción que salga de esta fábrica (APLAUSOS). Les voy a explicar por qué. No solo se trata de un deber de todo obrero con su producción, sino que esta fábrica constituyó una inversión alta, y una parte importante de los productos de esta fábrica hay que exportarlos.

Es decir, no podemos pensar, y sería iluso, sería un engaño, dejarnos llevar por la idea de que toda la tela que produzca esta fábrica la vamos a consumir. Esta fábrica ayudará en parte a nuestras necesidades textiles, esta y las otras que se están ampliando; pero esta fábrica debe producir también con vistas a la exportación.

Tenemos que exportar, porque esta fábrica necesita unos 13 millones de pesos en fibras de importación de área capitalista, y necesita unos 5 millones de pesos de otros productos químicos, los colorantes y otros materiales químicos de área capitalista. De modo que se calculan alrededor de 18 millones de pesos lo que tenemos que importar cada año cuando tengamos la producción de 60 millones; esto, suponiendo que los precios no suban. Claro, si suben los precios y sube el producto terminado, se compensa una cosa con la otra.

Esta fábrica costó en moneda convertible unos 100 millones de pesos, ¡en moneda convertible! Hay que ir amortizando esta fábrica; de manera que la fábrica debe producir para costear la materia prima que se tenga que importar cada año y para amortizar la propia fábrica. De modo que pienso que por lo menos un 50%, o aun más si es posible, se pueda dedicar a la exportación. En cierto momento dijimos: si es necesario, hasta el ciento por ciento; si es necesario, hasta el ciento por ciento (APLAUSOS); aunque tal vez no llegue a ser así. Cuando decimos hasta el ciento por ciento es porque necesitamos seguir construyendo nuevas fábricas, de este tipo o de otro tipo. Y para construir fábricas hace falta dinero; hacen falta divisas. Para crear puestos de trabajo hacen falta fábricas. Y las fábricas cuestan: cuestan los equipos, cuesta la asistencia técnica y cuestan las materias primas para su producción.

Y el país no puede estar pensando: construyo y lo consumo todo, sencillamente, aunque tengamos necesidades. Y más aun con las dificultades del mundo actual... Las dificultades del mundo actual en el terreno económico son extraordinariamente serias. De modo que resulta difícil dar respuesta a la pregunta de cómo se va a desarrollar el mundo subdesarrollado con esta crisis económica internacional, con el costo creciente de la energía. Ya el precio oficial de una tonelada de petróleo está casi en 200 dólares, y por ahí hay lugares en que se vende a 300 dólares.

Y todo desarrollo implica consumo de energía, porque esta planta significa la necesidad de una capacidad de producción de energía eléctrica de 30 000 kilovatios. Bueno, creo que eso es todo lo que producía Cienfuegos al principio de la Revolución (RISAS). ¡Ah!, pero ha sido necesario instalar allí otras máquinas, dos máquinas de 169 000 kilovatios de capacidad. Por eso ya la capacidad de Cienfuegos, no recuerdo exactamente, pero debe estar cerca de los 400 000 kilovatios. Por ahí debe estar, Humberto. ¿Cuánto?

HUMBERTO PEREZ.- Con la vieja, 410 en este momento.

CMDTE. EN JEFE FIDEL CASTRO.- ¿Y la vieja cuánto tenía?

HUMBERTO PEREZ.- De 10 megavatios era la que existía en el capitalismo.

CMDTE. EN JEFE FIDEL CASTRO.- ¡Ah!, me equivoqué (RISAS). El capitalismo no tenía 30 megavatios, o 30 000 kilovatios; tenía nada más que 10 megavatios, o 10 000 kilovatios.

Creo que la capacidad que necesita esta fábrica, con todas las máquinas funcionando, es la capacidad de tres máquinas como las que había en Cienfuegos. Es decir: se requiere energía eléctrica para que todos esos telares caminen; se requiere petróleo para que todas esas calderas funcionen, unas 79 toneladas de petróleo diarias. Viene a ser al año entre 25 000 y 30 000 toneladas. Todo desarrollo exige gastos de energía.

Y en estas circunstancias del mundo actual —serias, ¡pero muy serias!, donde el mundo industrial capitalista desarrollado está en crisis y el mundo subdesarrollado está aparentemente en un callejón sin salida, y donde quizás el problema más serio de la humanidad en esta época sea precisamente dar respuesta a esta interrogante, ello implica que el trabajo de todos nuestros países, del nuestro muy particularmente, tiene que dar un salto de calidad tremendo y tener en cuenta los aspectos económicos en sus más mínimos detalles.

No es fácil tampoco exportar tela, ¡no es fácil! Eso requiere un esfuerzo dinámico en nuestros organismos de Comercio Exterior; pero requiere una calidad, una calidad especial, porque para competir en ese mercado hace falta calidad. Si la tela que sale de esta planta no es de óptima calidad, no tendremos mercados para esa tela. Es decir: si queremos ser exportadores, tiene que ser a base de calidad. ¿Y acaso no serán capaces de esto nuestros trabajadores, nuestros obreros? (APLAUSOS).

En esta fábrica hemos de seguir de cerca, como en todas las fábricas y en todos los centros de trabajo, nuestros actuales problemas. Esos problemas subjetivos que tenemos: los problemas de la organización, los problemas de la disciplina laboral, los problemas de la eficiencia administrativa, los problemas de la autoridad del administrador. Sin disciplina no funciona una de estas fábricas, ¡no funciona! (APLAUSOS)

Hay que ver esos operarios qué atentos deben estar de la máquina; allí mismo en la engomadora, si tiene que circular el hilo a 40 metros por minuto, no puede ser 45, porque llega húmedo el hilo, o caliente y afecta después los telares. No puede ser a 35, porque entonces no hay suficiente hilo para los telares, afecta la producción, y un minuto de descuido allí son horas de pérdidas después en el telar y afecta la calidad, y tiene que estar a la velocidad determinada, precisa, exacta, y atento a todo, si se rompe un hilo, parar la máquina o reducir su velocidad, para inmediatamente arreglar aquello, porque allí es el hombre lo decisivo; en otros lugares vimos ahí como automáticamente se amarraban los hilos, automáticamente. Hay muchos equipos automáticos que hacen el trabajo disciplinadamente, no hay dudas (RISAS), disciplinadamente. Pero el hombre que está en esa máquina o en cualquiera otra máquina está influyendo en el proceso. No admite descuidos una fábrica como esta. Y sin autoridad no hay disciplina, sin autoridad no hay disciplina.

Nosotros tenemos que ver todos los factores que están afectando la disciplina laboral, y tenemos que superarlos y los vamos a superar con el espíritu proletario, con el apoyo de los obreros y adoptando las medidas legislativas que sean necesarias; es en interés no de los capitalistas que hace falta disciplina en los centros de trabajo, es en interés de los trabajadores, y la legalidad debe ser para proteger al buen obrero, no para que sirva de amparo al lumpen, al indeseable, al incumplidor (APLAUSOS). Toda esa legislación laboral tenemos que revisarla, porque para el país es esencial crear los mecanismos que ayuden. La disciplina no se va a deber a esos mecanismos; la disciplina se debe a la actitud del hombre fundamentalmente, pero hace falta que los mecanismos ayuden. Muchas veces los obreros se sienten desmoralizados en un centro: Fulano hizo una barbaridad y a las 24 horas está allí otra vez, porque reclamó en no sé qué tribunal, o no sé dónde, y otra vez está allí (APLAUSOS), y desmoraliza al Partido, y desmoraliza al Sindicato, y desmoraliza a la administración y desmoraliza a todo el mundo. Y, claro, el buen obrero nunca tiene problemas, el obrero cumplidor no tiene problemas, y esas realidades las vemos, y tenemos que adaptar nuestras realidades a la experiencia que tiene el resto de los países socialistas.

Pero es indispensable. Imagínense en los ferrocarriles, si no hay disciplina en un ferrocarril, si se puede tolerar la indisciplina en un ferrocarril, o en el transporte, o en un central o en muchos lugares, porque, lógicamente, un tren tiene que pararse aquí, no se detiene y viene el accidente, pérdidas de vidas, pérdidas de equipos, todo eso. Recuerden ustedes que nuestro pueblo no era muy disciplinado, no tenía muchos hábitos de disciplina y la que existía, lógicamente, era la que imponía el capitalista con el desempleo, con el hambre, con un ejército de medio millón de desempleados, siempre tenían una reserva laboral, nunca les faltaba, nunca tenían un puesto vacío, siempre había alguien de aprendiz de algo para conseguir un empleito. Era la disciplina de los métodos y de las situaciones despiadadas del capitalismo la que teníamos.

Claro, no voy a decir que no, en muchos aspectos nuestro pueblo ha ganado en organización y en disciplina, pero no es suficiente, ni mucho menos, y será necesario adoptar las medidas para lograr el máximo de disciplina, no podemos quedarnos detrás de otros países en eso. Será necesario precisar bien las funciones que tiene cada cual, el administrador, el sindicato, el Partido. Indispensable fortalecer la autoridad de los que dirigen una planta, sin lo cual no habrá disciplina.

Yo creo que en esta fábrica, y en todas las fábricas, hay que ir al fondo en el análisis de estos problemas que, desde luego, no son los únicos, pero constituyen problemas importantes.

Aquí tendremos un colectivo de 4 567 obreros, a esos habría que añadir los que tengan que sustituir a otros por vacaciones que no están contados en esa cifra, de modo que entre una cosa y otra pueden ser alrededor de 5 000 puestos de trabajo, 5 000 empleos para la provincia y fundamentalmente para la ciudad de Santa Clara (APLAUSOS). Y tal vez haya posibilidades de más empleos en esta misma planta, porque se estudia, se analiza la idea de cuatro turnos, para que la fábrica no se detenga los domingos, se estudia la idea (APLAUSOS).

Es decir, si hay un turno más, ese es un análisis que se está haciendo, porque hay un número de días en el año que se deja de producir. Se calcula que aun esta fábrica pudiera dar unos 12 millones de metros más, si eleva el número de días al año que trabaja la fábrica —de esto me explicaron en Ariguanabo, creo que eran 297 días al año que trabajaba la fábrica, alguien me puede ayudar en esto.

NORA FROMETA.- Tres treinta y tres.

CMDTE. EN JEFE FIDEL CASTRO.- ¿Cuánto trabaja?

NORA FROMETA.- Trescientos treinta y tres días.

CMDTE. EN JEFE FIDEL CASTRO.- ¿Cómo, con un turno más?

NORA FROMETA.- Con una brigada más.

CMDTE. EN JEFE FIDEL CASTRO.- Con una brigada más.

Pero, ¿cuánto es lo actual, con tres?

NORA FROMETA.- Ahora 280 días.

CMDTE. EN JEFE FIDEL CASTRO.- Doscientos ochenta días.

Y se puede elevar la producción de la fábrica, si se logra que la fábrica trabaje 333 en vez de 280 días. Por qué darnos el lujo de que todas esas máquinas estén paradas 85 días en el año. ¿Por qué la fábrica parada 85 días, si se puede reducir a 30, necesarios para ciertos mantenimientos y otras cosas?

De modo que esta fábrica puede dar más de los 60 millones. Con algunas de estas fórmulas, se podría incrementar la producción y dar más empleo en este mismo frente textil.

Ahora hay que estudiar el problema del transporte del personal de la fábrica. Se están buscando soluciones, porque son tres turnos, siempre hay un movimiento; aunque, lógicamente, el movimiento mayor es durante el día, porque no en todas las actividades se utilizan los tres turnos. Será necesario que las comunicaciones, el transporte, funcionen adecuadamente; que se tomen las medidas pertinentes para garantizar el flujo de entrada y de salida de la fábrica.

Aquí —repito— tenemos que prestar mucha atención a todos los problemas que afectan a la producción, como tenemos que prestarla también en todos los demás centros, pero, bueno, si queremos que esto sea un centro piloto, un centro modelo, con esa fuerza obrera nueva, de 24 años de edad promedio, que ingresa en esta planta, hay que superarse mucho y hacer un especial esfuerzo.

Ahora los obreros de la construcción tienen otras tareas importantes, porque también estamos desarrollando en Santa Clara la mayor industria mecánica del país, que será una gran base de apoyo a la industria azucarera, donde se producirán tándems completos y muchos equipos para la industria azucarera. Va creciendo esa industria de plantas mecánicas, y va a llegar a ser otra tremenda industria, industria que fundó el Che (APLAUSOS). Se le van añadiendo talleres y más talleres.

En los centrales azucareros nuevos que estamos construyendo, ya más del 50% de los equipos se producen en Cuba, y se calcula en un futuro llegar a producir hasta el 70% de los equipos de un central azucarero. En Sagua, por ejemplo, se está haciendo una fábrica de calderas. Esa industria mecánica tiene tremenda importancia y hay que impulsarla. Si no tenemos aquí todavía todos los equipos, las obras civiles las podemos ir haciendo y adelantando, para cuando vengan los equipos, poder los montar inmediatamente.

Tenemos la fábrica de traviesas, capaz de producir un millón de traviesas al año, y las necesitamos para ir sustituyendo la madera —que cada vez es más escasa y más cara— en nuestras líneas férreas. Y esa fábrica va a producir traviesas y fijaciones elásticas para el ferrocarril central, para los ferrocarriles de alta velocidad, y nosotros tenemos miles y miles de kilómetros, más de 10 000 kilómetros de ferrocarril —no recuerdo ahora la cifra exacta. Nosotros tenemos que llegar al día en que no usemos una traviesa de madera. Es mucho más duradera la traviesa de hormigón en nuestro ferrocarril. Esa fábrica es importante para ir mejorando progresivamente nuestros ferrocarriles.

Está la planta de reparación de equipos soviéticos, que va aquí, de la ciudad de Santa Clara.

Como saben ustedes, no lejos de aquí, en Sancti Spíritus, en el central Uruguay, se ha iniciado ya la construcción de una gran fábrica de pulpa y de papel, del cual tenemos tanta necesidad, pulpa y papel que son productos que hoy se tienen que importar, en parte de área convertible y que nosotros podemos producir partiendo del bagazo. Esa es una industria importante. Y si los espirituanos necesitan su ayudita, yo creo que ustedes están dispuestos a reforzarlos (APLAUSOS).

En Cienfuegos se terminará el próximo año otra obra muy importante: se terminarán las tres líneas de cemento, ¡tres líneas de cemento! Ya en febrero deberá entrar en producción la primera.

Bien saben ustedes las necesidades de cemento que tenemos, ¡bien lo saben! Para nuestras obras y para los mantenimientos, las necesidades de cemento que tiene la población. Desgraciadamente todavía en 1980 no tendremos las dos plantas nuevas en plena producción, porque todavía están en proceso de terminación y puesta en marcha. A pesar de todo, habrá una disponibilidad de cemento para la población mucho mayor que en los años anteriores (APLAUSOS).

Conocida es nuestra terrible necesidad de viviendas. En años atrás se han ido construyendo, por eso, las fábricas de cemento. Esa sola fábrica de que les hablo, en Cienfuegos, tendrá una capacidad de 1 700 000 toneladas anuales, más de dos veces la capacidad que existía en Cuba antes de la Revolución. Terminar esa fábrica y ponerla cuanto antes en producción es muy importante para el país, y para que nosotros lleguemos a tener las condiciones para realizar un plan de viviendas que pueda satisfacer las angustiosas necesidades. Se calcula que se necesitan unas 100 000 por año. Se han estado construyendo menos de 30 000 e incluso menos de 25 000, y se necesitan 100 000. El país ha estado preparándose para dar un salto en las construcciones de viviendas, ampliando la planta de acero corrugado Antillana de Acero en La Habana, ampliando las capacidades de muebles sanitarios y construyendo nuevas plantas de muebles sanitarios, fábricas de baldosas, canteras de piedra y de arena, cemento, en fin, porque no hay otra solución que construir. Ese problema de la vivienda, un problema trágico del mundo de hoy, no tiene otra solución que el trabajo, no tiene otra solución que las construcciones.

A nosotros nos limitan hoy las construcciones de viviendas ciertos elementos que hay que comprarlos en divisas convertibles. Es lo que nos limita. Por eso es tan importante ir creando la industria de apoyo a la construcción. No hay otra solución, y sabemos cuán trágica es la situación de la vivienda.

Estas industrias que les he mencionado son importantes, algunas de ellas en esta área de la ciudad o en la antigua provincia. Pienso que habrá taller para esta brigada, que habrá importantes tareas. Que no se nos desorganice la brigada, que no pierda el espíritu adquirido en esta obra. Eso es muy importante.

Y no solo tenemos tareas aquí, hay algunas tareas en otros lugares. Sé que muchos constructores villareños han cumplido ya misiones internacionalistas, como combatientes o como constructores. Hay puentes y obras variadas construidas en Africa por nuestros constructores, en parte por constructores villareños, en Viet Nam y en otros países (APLAUSOS).

Aquí precisamente tenemos hoy una delegación del hermano pueblo etíope (APLAUSOS). Ellos tienen allá una planta textil muy moderna, en Dire Dawa, que nosotros visitamos. Ahora, claro, ¿cómo están en cemento los etíopes, con una población de 35 millones? Yo no estoy muy seguro, he pedido datos, pero creo que su producción de cemento no es superior a las 300 000 toneladas, y posiblemente sea menos.

CURBELO.- Ciento cuarenta mil.

CMDTE. EN JEFE FIDEL CASTRO.- Bueno, es de 140 000.

Nosotros, con 10 millones de habitantes, con estas dos plantas terminadas, las nuevas, vamos a tener una capacidad de más de 5 millones, y los etíopes tienen una capacidad de 140 000 toneladas en cemento. ¡Imagínense lo que eso significa para un país de 35 millones de habitantes!

Ellos se proponen ahora construir algunas industrias nuevas, tienen sus planes de desarrollo —lo digo para que vean situaciones—, entre ellas se proponen construir una fábrica de cemento. Están en conversaciones y han llegado a acuerdos con la RDA, que les va a suministrar una plantea creo que de una línea —alguien me dijo— de 300 000 toneladas; pero ellos tienen el problema de cómo construirla.

A nosotros se nos habló de si queríamos contratar la construcción. Bueno, nosotros hacemos construcciones en el exterior por contratación, sí, y nos las pagan, en algunos países que tienen recursos. Y nosotros pensamos: ¿pero cómo nosotros vamos a hacer una contratación a los etíopes, que están con tantas dificultades económicas? Nosotros dijimos entonces, propusimos y se lo comunicamos al compañero Mengistu: "No, nosotros no queremos cobrar un centavo por la construcción de esa planta. Estamos dispuestos a responsabilizarnos con la construcción sin cobro alguno. Estamos haciendo alguna colaboración con Etiopía, la estamos haciendo. Ha habido constructores allí, construyendo una micropresa, preparando un plan pecuario, algunas obras; vamos a dar alguna colaboración también en construcción de caminos en el área cafetalera. Nosotros dijimos que, si los etíopes ponen los equipos y el personal necesario no calificado, nosotros mandábamos el personal calificado que fuera necesario para dirigir y para construir esa fábrica de cemento." De modo que posiblemente con algunos cientos de obreros calificados nuestros y el personal de dirección de la brigada —estamos calculando si 300, 400 ó 500—, y el resto del personal etíope, que a su vez puede aprender de nuestros trabajadores calificados, nosotros nos comprometíamos al montaje de esa línea de cemento. Y ustedes saben que una fábrica de cemento lleva su trabajito, pero nosotros tenemos ya experiencia en eso.

Al principio aquí no había una sola brigada de construcción industrial. ¿Quién podía al principio de la Revolución hacer esta fábrica? ¿Quién? Pero ya tenemos colectivos que montan esa fábrica, montan la de cemento y montan cualquier cosa, los tenemos; la construyen y la montan; ¡los tenemos!(APLAUSOS).

Nosotros no somos un país rico; si fuéramos un país rico, si fuéramos un país petrolero, creo que podríamos ayudar mucho, y lo haríamos gustosamente. Tenemos limitaciones, pero podemos hacer algunas cosas.

Ellos ahora adquieren su fábrica en la RDA, pero tienen que montarla; nosotros les podemos ayudar a montar la planta, y les transmitimos nuestra experiencia, nuestra organización en brigadas. Y además, hay un hecho real: nuestros trabajadores internacionalistas, cuando están fuera de Cuba, trabajan todavía más; yo creo que trabajan con el espíritu con que trabajó aquí esta brigada. Tal parecía que ustedes hubieran estado trabajando en Etiopía, en Viet Nam, en algún lugar por el estilo, aquí en Santa Clara. Yeso es lo que tenemos que hacer aquí, lo que hacemos fuera (RISAS). De modo que hay algunas tareas por delante.

Además, nuestra empresa de construcción tiene contratadas obras de construcción en el exterior, aparte de algunas obras que hacemos como donación en algunos países que tienen dificultades económicas muy grandes. Así que hay trabajo, ¡hay trabajo!; trabajo para los constructores, para los maestros, para los médicos, para los técnicos, para todos.

Tenemos el reciente caso de Nicaragua, donde ya tenemos unos 140 médicos, y estamos dispuestos a mandar más. Se les pidió la cooperación a los médicos, respondieron muy bien, las distintas provincias han andado brigadas, y hay algunas brigadas que están esperando la ubicación para marchar.

Estamos enviando 1 200 maestros, y muchos están ya repartidos por todo el país; hay ya 1 000 allí en Nicaragua. Pero quizás como un símbolo del espíritu internacionalista y la conciencia revolucionaria de nuestro pueblo, debo mencionar el hecho de que cuando se pidieron maestros para Nicaragua, se ofrecieron 29 500 maestros (APLAUSOS), dispuestos a separarse de su país, de sus familias, para ir a enseñar a cualquier lugar en el campo en Nicaragua. Y no se ofrecieron más porque se establecieron ciertos parámetros: tenían que tener tantos años de experiencia, y otros requisitos; si no, son más de 29 500.

Esto nos recuerda el hecho de que, cuando las misiones internacionalistas en Angola y en Etiopía, fueron cientos de miles, ¡cientos de miles! —así, con estas palabras— de cubanos los que se ofrecieron y expresaron su disposición a cumplir esas misiones internacionalistas (APLAUSOS).

¡Ese es nuestro pueblo! Esa es la expresión de nuestro pueblo y del espíritu de nuestra Revolución, estas cosas que estamos aquí viendo hoy, el espíritu con que ustedes y la población de Santa Clara trabajaron aquí, el espíritu internacionalista de nuestro pueblo, reflejo de su espíritu revolucionario, de su espíritu marxista leninista, de su espíritu comunista. Porque no es de nuestro pueblo el espíritu pequeño burgués. Es cierto que aunque la burguesía haya desaparecido, queda cierto espíritu del pasado, y queda el espíritu pequeño burgués en ciertas capas; pero a nuestro pueblo lo caracteriza el espíritu proletario, ¡el espíritu proletario! (APLAUSOS), el espíritu demostrado en esta obra, por los constructores, los combatientes internacionalistas, los maestros internacionalistas, el espíritu de nuestros obreros, que hacen posible las zafras en los centrales y en los cortes de caña, el espíritu de nuestros obreros, que mantienen la producción en el país.

Tenemos dificultades, tenemos deficiencias, tenemos debilidades, ¡pero las venceremos! y las venceremos con el espíritu proletario (APLAUSOS).

Los imperialistas se hacen ilusiones cuando hay alguno que otro dispuesto a hacerles el juego todavía, se hacen ilusiones si ven que algunos quieren salir del país. ¿Cuándo les hemos puesto nosotros freno? Esta es una asociación voluntaria por completo, la Revolución es una tarea voluntaria, y ser revolucionario es una tarea voluntaria, absolutamente voluntaria.

Y se hacen ilusiones cuando ven que aflora cierto espíritu pequeño burgués y ciertas debilidades pequeño burguesas; ¡pero se equivocan!: nuestro pueblo es este, el pueblo proletario (APLAUSOS), el pueblo de los internacionalistas (APLAUSOS), ¡ese es nuestro pueblo! Y nuestro pueblo tiene virtudes para enfrentarse a sus dificultades, y tiene virtudes para enfrentarse a sus defectos, y para imponer su espíritu proletario en el Partido, en el Estado, en las organizaciones de masas, y la honradez proletaria, y la austeridad proletaria (APLAUSOS).

No vamos a entrar en detalles, pero nuestro Partido trabaja, nuestro Partido piensa, nuestro Partido analiza lo que hay que hacer, lo que debe hacerse. Y es su propósito ser inflexible hasta contra sus propios defectos también —los defectos del Partido— (APLAUSOS), sus propias deficiencias, y ver todos los factores que no estén bien, que no sean correctos para dar la batalla. Afrontar resueltamente todos los factores subjetivos, porque hay elementos objetivos y subjetivos...

Desde luego, aunque lográramos la perfección, seguiríamos teniendo dificultades. No debemos engañarnos, no debemos engañarnos con que la idea de que los problemas son solo subjetivos: la pobreza es la pobreza y el subdesarrollo es el subdesarrollo. Pero nuestro deber más sagrado es que todo lo que dependa de los hombres se haga como debe hacerse (APLAUSOS), con la valentía, con ese espíritu moral, limpio, puro, de nuestro pueblo.

Nuestro pueblo es un pueblo sano, un pueblo puro; nuestro Partido es un partido sano, un partido puro. No es un pueblo de oportunistas ni de intrigantes, porque la intriga y el oportunismo no pertenecen al espíritu proletario (APLAUSOS), ni la envidia, ni la intriga, ni la negligencia, ni la irresponsabilidad. Eso no es proletario. Y cuando un obrero puede incurrir en eso es que no es portador del espíritu de su clase, sencillamente (APLAUSOS). Y luchará sin precipitaciones, pero infatigablemente, contra todos los factores subjetivos negativos que dificultan, o frenan u obstaculizan la Revolución.

Es mucho lo que en estos últimos tiempos se ha hecho por mejorar la organización, por la institucionalización, por la legalidad, pero tenemos que estar constantemente atento a la forma en que aplicamos esa institucionalidad, esa legalidad, las medidas tendientes a lograr mas eficiencia en nuestra economía, como el Sistema de Dirección y Planificación, instrumentos que nos ayudan a la eficiencia y a la exigencia. Pero es el hombre quien tiene que resolver el problema, ningún mecanismo solo lo va a resolver, lo tiene que resolver el hombre.

Y nuestro pueblo tiene la virtud y la capacidad para librar esa batalla, que no es una batalla de un día ni de un mes ni de un año; yo dir1a que es la batalla de toda una época histórica. ¿Por cuánto tiempo? Bueno, no es posible predecirlo, pero estamos aquí cerca del imperio más poderoso, de su influencia corruptora, de sus intentos de deslumbrar al mundo con esa riqueza que despilfarran y que no se sabe cuanto tiempo más pueden estar haciéndolo, porque antes era un automóvil que llegaba de aquí allá, y ahora tienen que estar buscando unos automóviles chiquiticos donde casi no se cabe, porque no se puede seguir dilapidando recursos naturales y petróleo, y riquezas extraídas de la pobreza y de la infelicidad del mundo subdesarrollado.

Estamos cerca, y la lucha es larga, de mucho tiempo, indefinida, de padres y de hijos, de nietos y tal vez hasta de bisnietos. Pero tenemos un magnífico, un formidable pueblo, y hoy he mencionado algunas de las cosas que lo caracterizan, que son esos hombres, esos miles de hombres, decenas de miles, cientos de miles, capaces de los mayores sacrificios, de los mayores heroísmos, capaces de vencer cualquier dificultad. Y con ese espíritu venceremos nuestras dificultades (APLAUSOS).

No quiero terminar, sin reconocer la cooperación que hemos recibido de un grupo de técnicos extranjeros en el empeño de adelantar esta fábrica, fábrica que estoy seguro que dentro de los parámetros mundiales tiene un buen récord en tiempo de construcción, como el molino de trigo que también se adelantó un año. Nos decía un técnico italiano allí, que en otros lugares con constructores europeos tardaban tres años o más en hacer un molino como ese, que aquí se construyó prácticamente en 20 meses. Yo estoy seguro de que en cualquier lugar esta fábrica lleva más tiempo en construirse y en terminarse.

Ellos han sido testigos del esfuerzo que ustedes han realizado aquí, técnicos japoneses, técnicos belgas, técnicos españoles, algunos de los cuales hemos tenido la oportunidad de saludarlos en nuestras visitas aquí. Y es justo que hoy también les demos las gracias por su colaboración (APLAUSOS).

Queda la grata tarea de buscar un nombre para esta fábrica, quizás podamos encontrar alguno hoy mismo. Algunos propusieron —no voten todavía, esperen, no digan nada— "Mártires de Villa Clara" (EXCLAMACIONES) —silencio— (RISAS); otros dijeron Combinado Textil Villa Clara (EXCLAMACIONES); otros propusieron tomando en cuenta la victoria, la fecha, el hecho de que se conmemora hoy el 23 aniversario del desembarco del Granma (EXCLAMACIONES y APLAUSOS), sugirieron que se le podía llamar 2 de Diciembre, o 23 Aniversario, o Desembarco del Granma (EXCLAMACIONES y APLAUSOS).

¿Cuál prefieren ustedes: 2 de Diciembre? (EXCLAMACIONES) Que levanten la mano los que estén de acuerdo con el "2 de Diciembre". Bien, que levanten la mano los que quieran Desembarco del Granma (EXCLAMACIONES y APLAUSOS). Entonces, aprobado casi por unanimidad (APLAUSOS).

De todas formas confieso que para todos nosotros que estamos aquí, el grupo de compañeros que estoy mirando, a Raúl, a Ramiro, a Almeida (APLAUSOS), para citar algunos, que tuvimos el privilegio de viajar en aquella pequeña embarcación, desembarcar en aquel pantano, conocer aquellas vicisitudes de las primeras horas, los primeros días, las primeras semanas, soñando con el futuro, soñando con la Revolución, soñando con el porvenir; esta Revolución en la cual seguimos soñando como el primer día y por la cual estamos dispuestos a sacrificar hasta la última gota de nuestra energía y de nuestra sangre como el primer día (APLAUSOS PROLONGADOS), esta Revolución de Camilo y del Che, de Frank País y de tantos héroes (APLAUSOS PROLONGADOS), esta Revolución que amamos más cada día, y 20 años después más que el primer día (APLAUSOS), para nosotros conmemorar un día como hoy, una fecha como aquella que recordamos como si acabáramos de vivirla con un acto como este, con un ejemplo como este que ustedes dieron, constructores de Villa Clara, pueblo de Villa Clara (APLAUSOS), es un gran estímulo y un justo motivo de orgullo, por lo cual no solo los felicitamos; sino que les expresamos nuestra más profunda gratitud.

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)