DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN EL ACTO DE INAUGURACION DEL HOSPITAL CLINICO-QUIRURGICO DE CIENFUEGOS, EFECTUADO EL 23 DE MARZO DE 1979 "AÑO 20 DE LA VICTORIA".
(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)
Distinguidos invitados;
Cienfuegueros:
Por lo que veo, a cada rato hay que estar por aquí por Cienfuegos (APLAUSOS), porque siempre hay una obra nueva, una fábrica nueva, una escuela, un estadio. Y menos mal que no he tenido que venir a todas las obras que ustedes han inaugurado recientemente, porque a la del estadio no vine, pero sí a la de la escuela de maestros (APLAUSOS).
Y además de las obras, frecuentemente tenemos el honor de acompañar a algunos ilustres visitantes que quieren conocer a Cienfuegos (APLAUSOS). Y les advierto que pronto vamos a tener que darnos otra vueltecita por aquí (APLAUSOS).
También hay que recorrer Cienfuegos no solo cuando las fábricas están terminadas, o los hospitales, sino cuando se están construyendo, que es un momento muy importante. Es un momento muy importante el de la construcción y un momento muy emocionante el de la inauguración.
Ya nosotros habíamos hecho el compromiso con los constructores y con los médicos, fundamentalmente con el director del hospital y con el compañero Humberto Miguel, de participar en la inauguración de este hospital, porque realmente lo encontramos tan bien hecho, tan bien terminado, tan completo, que no queríamos privarnos del placer de participar junto a ustedes de este día, de este día memorable (APLAUSOS).
Pero en el momento de escoger la fecha exacta, tuvimos presente que en nuestro país se habría de celebrar un evento de Expertos en Salud de Países No Alineados, y como una deferencia hacia estos delegados, hacia estos expertos de salud del Movimiento de No Alineados, quisimos hacer coincidir la inauguración del hospital con su presencia en nuestro país. Los hemos invitado a participar en este acto, y les expresamos en nombre de todo nuestro pueblo, y especialmente en nombre del pueblo de Cienfuegos, nuestro más especial y fraternal saludo (APLAUSOS).
Nos parece conveniente, en la ocasión en que se inaugura una institución de este tipo, recordar —aunque sea muy brevemente— los avances que nuestro país ha logrado en el campo de la salud después del triunfo de la Revolución.
Sobre los años 1956, 1957 y 1958 no hay muchos datos, porque en esa época no había ni hospitales ni datos. Lo que sí había es muchos enfermos sin asistencia y muchas epidemias, y muchos muertos. Y sobre todo muchos niños que morían antes de alcanzar el primer año de vida.
En estos años de la Revolución se han erradicado numerosas enfermedades. La primera de todas fue la poliomielitis; la tuberculosis está virtualmente erradicada, totalmente controlada; y muchas enfermedades han sido eliminadas o reducidas a su mínima expresión. Y con aquellas que subsisten se combate tesoneramente, y los resultados son realmente alentadores.
Por ejemplo, un dato: calculamos que la esperanza de vida de alguien que nacía antes de la Revolución era de cincuenta y tantos años. Ya en los primeros años de la Revolución, entre 1960 y 1965, se elevó a 63 años para los hombres, y 67 para las mujeres. Como ustedes ven, parece que las mujeres —¡por algo será!—, parece que son más cuidadosas, más disciplinadas con la salud, pero entre otras cosas porque son más necesarias, viven más años (APLAUSOS).
Ahora, en el quinquenio de 1975 a 1980 se ha elevado ya para los hombres a 70,2 años, y para las mujeres a 73,5 (APLAUSOS).
¡Miren qué contentas se ponen las jovencitas, pensando que como mínimo van a vivir 73,5 años! Nosotros tenemos esperanzas de que sean más, porque esto va mejorando por año. Es decir que aún los que ya nacieron hace 10 años ó 15 años, mientras más mejore el sistema de salud, más esperanzas de vida.
Este dato se refiere a los que acaban de nacer, ¿no?, pero desde luego influye en toda la población. Es que es un dato beneficioso para toda la población. Es decir, ¿cuál era la esperanza de alguien que nacía en el año 1950, o en el año 1955? Claro que las esperanzas de ese que nació en el año 1955 mejoraron después de 1959 notablemente, que no en balde se han erradicado tantas enfermedades y han mejorado extraordinariamente los servicios médicos. Es decir que todo lo que se haga ahora, y lo que se haga dentro de 10 años, estará beneficiando a toda la población; pero, claro, el que más va a salir ganando es el que acaba de nacer, ¿no?
Ya los nacimientos institucionales en los hospitales son el 98,2%; casi el ciento por ciento de los niños ya nacen en los hospitales —a veces por casualidad, y por apuro, alguno pues no da tiempo de que llegue al hospital (RISAS).
Ahora, la mortalidad infantil se ha reducido a 22,3 por cada 1 000 nacidos vivos. Antes de la Revolución calculamos, conservadoramente, que sería alrededor de 60.
Ya esto nos coloca a un nivel realmente muy alto. Por ejemplo, en la esperanza de vida ya estamos prácticamente a nivel de Canadá y Estados Unidos; a pesar de todas sus riquezas y su desarrollo tecnológico, nuestro pequeño país, bloqueado y todo eso, ha logrado establecer una esperanza de vida similar a la de Canadá y Estados Unidos. En mortalidad infantil estamos muy cerca ya de los niveles que tienen los países más desarrollados.
Mortalidad prescolar, de 1 a 4 años, 1,1 por 1 000 habitantes.
Mortalidad escolar, de 5 a 14 años, 0,4 por 1 000 habitantes.
Mortalidad materna, 4,5 por 10 000 nacidos vivos.
Una cifra que expresa, por ejemplo, cómo se ha mejorado en otros aspectos, es la siguiente: la mortalidad por enfermedades diarreicas agudas en 1962 era todavía de 57,3 por cada 100 000 habitantes, y actualmente es 4,9 por cada 100 000 habitantes; la mortalidad por tuberculosis en 1959 era de 16,6 por 100 000 habitantes; actualmente es 2,2 por 100 000 habitantes.
Bueno, como ustedes ven, ya va siendo cada vez más difícil morirse de esas cosas y, como consecuencia de todo esto, es lógico, la vida se prolonga. Y por este camino tal vez un día nos ofrezcan una vida más larga que la de Matusalén, el famoso Matusalén (RISAS).
Por cada parto, la madre recibe antes del parto un promedio de 10 consultas; algunas, más; otras, un poquito menos, ¡diez consultas! Vean cómo se cuida a las madres y a los niños incluso antes de nacer.
Las donaciones de sangre ya ascienden, en 1978, a la cifra de 315 065. Cuando empezamos esta campaña de donaciones de sangre, eran unos miles, no llegaban a 10 000, y recuerdo cuando alcanzamos la cifra de 100 000, y ya pasamos de 300 000.
También es una prueba no solo de los avances de la salud pública, sino también de la solidaridad humana, de la conciencia y del espíritu fraternal de nuestros compatriotas; porque quién sabe cuánto bien han hecho, cuánta salud y cuántas vidas han contribuido a salvar esas donaciones que ya pasan de 300 000 por año. Con esas donaciones no solo se aporta sangre, sino que muchas veces se producen medicamentos de mucho valor para combatir determinadas enfermedades.
El número de médicos: en 1959 teníamos 6 000, casi todos en La Habana, ninguno en el campo, y la mitad nos los llevaron; sin embargo, ya en 1978 tenemos 14 642 médicos, ¡14 642! (APLAUSOS) Un médico ya formado, la inmensa mayoría, en el socialismo, con otras concepciones. Ya tenemos un médico por cada 662 habitantes.
El número de estomatólogos es de 3 314; el personal de enfermería, 26 796 (APLAUSOS); el número de técnicos medios, excluyendo enfermería, 22 564.
La matrícula de ciencias médicas en el curso 1978-1979 tiene ya 11 039 estudiantes; están ingresando de 3 500 a 4 000 nuevos alumnos por año, y seguirá aumentando, porque vamos a tener una Facultad de Medicina en cada provincia, en cada una de las 14 provincias, y algunas tendrán más de una, al lado de hospitales como este. Y llegará el tiempo en que graduaremos por año tantos médicos como todos los que había en el país al triunfo de la Revolución (APLAUSOS); por ese camino, llegará el tiempo en que graduaremos de 5 000 a 6 000 médicos por año.
En el Ministerio de Salud Pública tenemos ya: hospitales, 255; clínicas estomatológicas, 129; policlínicos, 371; hospitales rurales, 57; hogares de ancianos, 53; puestos médicos rurales, 131; laboratorios de higiene y epidemiología, 37; bancos de sangre, 22; en total, 1 055 unidades de salud pública en todo el país.
Escuelas de medicina ya tenemos siete, pero vamos a tener más de 20. Ya nuestros médicos, enfermeros y técnicos están trabajando no solo en Cuba, sino en otros 20 países; países del llamado Tercer Mundo: en Africa, en Asia, en el Caribe. De modo que en el año 1979 tendremos ya 1 167 médicos y estomatólogos trabajando en los siguientes países: Angola, Argelia, Benin, Cabo Verde, Congo, Etiopía, Frente Polisario, Guinea-Bissau, Guinea-Conakry, Guinea Ecuatorial, Guyana, Irak, Jamaica, Libia, Mali, Mozambique, Sao Tomé, Tanzania, Yemen del Sur y Viet Nam (APLAUSOS).
Además de los médicos, 635 enfermeras y 535 técnicos, para un total de 2 337 trabajadores de la salud. Y esto seguramente aumentará, porque se desarrollan las relaciones, surgen nuevos procesos políticos.
Por ejemplo, sabemos que esos países tienen situación, algunos de ellos, muy difícil. El caso de Etiopía era una situación tremenda: tenían 125 médicos para 35 millones de habitantes; nosotros, 14 000 para cerca de 10 millones, es decir, ciento treinta veces ó ciento veinte veces más médicos que ellos, con la tercera parte de la población. Pero hay países, como el caso actual de Kampuchea, donde se llevó a cabo una política terrible, monstruosa, de genocidio, donde murieron millones de personas, que actualmente creo que cuenta solamente con dos médicos, ¡dos médicos! ¡Es una situación difícil la de muchos países!
Algunos países tienen más recursos económicos que otros. Cuando los países tienen más recursos económicos, pagan la colaboración médica; y cuando los países no tienen recursos económicos, nosotros les brindamos la asistencia médica gratuitamente (APLAUSOS).
Por ejemplo, en Etiopía, uno de estos casos, tendremos ya en este año 139 médicos, 87 enfermeras y 84 técnicos, para un total de 310 trabajadores de la salud. Y esta es una colaboración que los países aprecian extraordinariamente. Nuestros médicos se caracterizan por su consagración al trabajo, y porque van a prestar sus servicios a esos países lejanos y a rincones apartados de cada uno de ellos. En algunos casos, como en Yemen, ayudamos a formar las universidades para que ellos preparen sus médicos. También en Etiopía vamos a colaborar con ellos en el desarrollo de su Facultad de Medicina para que ellos formen sus médicos; pero, desde luego, tardarán decenas y decenas de años —pueden ser 30, pueden ser 40, pueden ser 50— para alcanzar el nivel de médico por habitantes que nosotros tenemos en este momento.
Pero también nuestros médicos ganan mucho. Ganan en experiencia, ganan en prestigio, ganan en calidad humana. Porque ese médico que va, que está un año, año y medio, dos años, que conoce todas esas realidades del mundo, que se enfrenta a problemas muy serios, es sin duda también un profesional, un especialista llamado a desempeñarse después con más eficiencia, porque la práctica del internacionalismo no significa que solo con ello se ayuda a los demás, sino que practicando el internacionalismo nos ayudamos también a nosotros mismos.
Ahora, la situación en concreto de Cienfuegos: en 1959 tenía ya, en el primer año de la Revolución, 92 médicos, y actualmente tiene 272 médicos; es decir, aproximadamente un médico por cada 1 250 habitantes. Estomatólogos tenía 36 en 1959; ahora, 82. Técnicos medios graduados no aparece cifra porque nadie estaba graduado; ahora hay 470 técnicos medios graduados. Enfermeras graduadas había 3, las demás habían adquirido la práctica; ahora hay 385. Auxiliares de enfermería no había ninguna; hoy tenemos 338 en la provincia de Cienfuegos. Hospitales teníamos dos, ahora tenemos cuatro, contando este. ¡Pero qué hospital! (RISAS) Clínicas estomatológicas no teníamos ninguna, y ahora tenemos siete. Policlínicos no teníamos ninguno, y ahora tenemos 12. Hospitales rurales no había ninguno, ahora tenemos cuatro. Pero, además, con las comunicaciones, con las carreteras que se han hecho en el Escambray y por todas partes, ya es difícil distinguir bien a dónde va uno, si viene de Cienfuegos, si va a Manicaragua, o a otro lugar; aparte de los hospitales rurales que llenaron un papel mucho más importante en los primeros años, que no existían esas comunicaciones, y fue necesario ponerlos en lugares muy apartados. Dispensarios rurales no teníamos ninguno, ya tenemos nueve. Escuelas de enfermeras ninguna, ya tenemos una, y una... La tuya no está terminada todavía, el nuevo edificio (SE DIRIGE A ALGUIEN DE LA TRIBUNA). ¡Ah!, verdad, es que ya no hablamos de escuelas de enfermeras, ya no hacemos escuelas de enfermeras; ya hacemos politécnicos de la salud. Pero ellos tienen una escuela de enfermeras en instalaciones que no son nuevas, mientras se termina de construir el politécnico. Pero han formado aquí en Cienfuegos, en esas escuelas precisamente, la inmensa mayoría del personal de enfermería y de técnicos que van a trabajar en ese hospital, los han formado aquí (APLAUSOS). Mientras se construía el hospital, se formaban los trabajadores del hospital.
Escuelas de técnicos no teníamos ninguna, tenemos una. Bancos de sangre ninguno, tenemos uno. Laboratorio de prótesis dental ninguno, tenemos uno. Centro provincial de higiene y epidemiología ninguno, tenemos uno. Y había un balneario minero-medicinal, uno, y tenemos uno (RISAS), es el de Ciego Montero. Pero hay algo que no estaba allí, que es la fábrica de embotellar el agua Ciego Montero. No había ninguna, y tenemos una (RISAS Y APLAUSOS).
Ahora vean la situación de Cienfuegos en relación con los datos que di anteriormente para todo el país. La mortalidad infantil en todo el país, ya les dije que en 1978 era 22,3. Pues la de Cienfuegos en 1978 fue 19,9 (APLAUSOS), está por debajo del promedio nacional. Mortalidad prescolar, de 1 a 4 años, el promedio nacional es 1,1 por 1 000, en Cienfuegos es 0,8 (APLAUSOS). La mortalidad escolar, de 5 a 14, que nacionalmente es de 0,4, en Cienfuegos es de 0,4. Es en lo único que están con el promedio nacional, y en lo demás están por debajo, y no tenían ese hospital.
Ahora, este hospital... Podemos hablar un poquito del hospital. No mucho, no todos los datos que traigo aquí, porque aquí tengo datos de todo: de los equipos, la lavandería, la cocina, todo, sino algunas cosas esenciales. El costo total de la inversión es de 15 millones y medio de pesos. La construcción civil, 11 millones y medio. El equipamiento médicos y muebles, 4 millones de pesos. Tiene capacidad, un total, de 616 camas. Veinticuatro salas que, además, están con una concepción diferente. No es aquella sala grande. Las salas están divididas, tienen cubículos, algunos para seis personas y otros para tres personas. Cada unidad de nueve camas tiene un baño intercalado que dispone de dos duchas, dos servicios sanitarios, dos lavamanos. Cada sala tiene, además, un pantry-comedor, con capacidad para 16 comensales, un cuarto de curaciones, una consulta, una sala de estar y la estación de enfermería. Todo está concebido de la manera más práctica, más funcional y más humana.
Cuenta, por ejemplo, con 10 unidades quirúrgicas. Tiene 13 equipos de Rayos-X, entre los fijos y los portátiles. Tiene 33 locales de consulta. Tiene de todo este hospital. Van a trabajar en él 959 personas, entre médicos, técnicos, personal administrativo, personal de servicio, obreros, enfermeras. Enfermeras, por ejemplo, va a tener 249 y está casi completo ya. Técnicos, va a tener 369. Médicos profesionales, 128. ¡Ciento veintiocho médicos va a tener este hospital! Yo les citaba la cifra del caso de Etiopía, que para 35 millones de habitantes tenía 125 médicos. Y solo este hospital va a tener 128 médicos de prácticamente todas las especialidades.
Podemos afirmar que en este momento este hospital es el que tiene la mejor base material de Cuba, la mejor edificación del país, la más funcional, la más práctica, la más racional. Es el hospital mejor equipado del país este hospital que inauguramos.
Como este, se van a terminar este año tres más, la misma capacidad, la misma concepción; puede cambiar un poquito el proyecto civil. El de Las Tunas, que está muy adelantado; el de Manzanillo y el de Guantánamo. Ya a finales de año deben estar terminados esos hospitales.
Se está trabajando actualmente, en todo el país, en 18 hospitales y en 23 policlínicos y clínicas estomatológicas. Hay una serie de brigadas especializadas en la construcción de estas instituciones de salud.
De modo que con todo este programa, que se complementa con los programas de construcción de hogares de ancianos, hogares de impedidos, irá mejorando cada vez más la base material de nuestra salud pública. Es decir, si los logros que hemos alcanzado son grandes, no hay duda de que en los años venideros, aunque hemos dado un gran salto, seguiremos progresando. Tendremos más médicos, tendremos médicos con mucha más experiencia, y eso será así de año en año. Nuestro personal médico aumentará su experiencia y su preparación, su eficiencia.
Es decir, una vez que ya tengamos toda esta base material completa, se puede seguir mejorando aunque no hiciera falta construir nuevos hospitales. ¿En qué se puede mejorar indefinidamente, ilimitadamente? En la calidad de los servicios médicos.
Vamos a tener muchos médicos, que ya les digo que estamos ingresando de 3 500 a 4 000 estudiantes por año, y en determinado momento ingresarán alrededor de 7 000 por año. Esos médicos van a tener trabajo aquí y trabajo en otros países.
Y no nos van a sobrar médicos. Nadie piense que nos van a sobrar médicos. Cuando tengamos más pues podemos tener un médico, digamos, en cada secundaria, en cada escuela, un médico en cada fábrica, un médico en cada barco mercante. Que todavía, aun así, no tenemos en cada barco mercante un médico y allí puede haber 40 ó 50 hombres; si tienen un técnico de la salud, pero no todos tienen un médico, los grandes barcos mercantes, los grandes barcos pesqueros. Y por último si es necesario un médico en cada cuadra, para que todo el mundo sienta que tiene un médico cerca (APLAUSOS).
No hay problema, no nos van a sobrar los médicos. Así que en cantidad tendremos todos los que necesitemos nosotros e incluso para colaborar con otros países. Y en calidad tendremos médicos cada vez mejores.
Repito: vamos a tener al lado de cada hospital provincial una Facultad de Medicina, con capacidad para unos 1 500 estudiantes, 1 500 alumnos. Aquí mismo no quedará solitario este hospital: al lado, tendrá la clínica estomatológica; en las proximidades, acá, el politécnico de la salud con una capacidad de unos 800 estudiantes, que forma técnicos y enfermeras, las dos cosas, y algunos enfermeros también. Hay que darles oportunidad a los hombres; pobrecitos, si van a vivir dos o tres años menos no los vamos a discriminar (RISAS). El politécnico estará al lado. Piensan terminarlo este año. Me han dicho que van a terminar este año el politécnico. Estarán aquí también, en este combinado, el hogar de impedidos y el hogar de ancianos. Y tendremos, por último, la Facultad de Medicina.
Ahora, la importancia de esa Facultad de Medicina no consiste solo en que va a formar médicos y buenos médicos, que tendrán toda la experiencia que se adquiere en esta área hospitalaria, sino que las universidades requieren un personal muy calificado, requieren profesores de alto nivel. De modo que el tener la universidad al lado del hospital va a contribuir mucho a la superación de los médicos, a estimular el estudio; va a contribuir a la acumulación de eminentes personalidades médicas en esta área. Y, por lo tanto, va a elevar la calidad de los servicios del hospital. Y quedará un extraordinario combinado de la salud, prácticamente, en esta zona; de modo que el futuro será un futuro, en ese sentido, magnífico.
Teníamos que escoger un nombre para el hospital. Y creo que se ha escogido el mejor nombre, porque es el nombre de un médico ya fallecido, que fue una eminencia en su especialidad; pero no solo eso, sino un hombre de grandes cualidades, de gran historia revolucionaria, que fue compañero de Mella y de Villena; una eminencia en la especialidad de la lucha contra la tuberculosis. Un hombre de gran prestigio intelectual, de gran calidad científica, revolucionaria y humana, que falleció en años recientes, que pudo ver el triunfo de la Revolución y el triunfo de la causa por la cual había luchado durante mucho tiempo. Es el nombre del Dr. Gustavo Aldereguía Lima (APLAUSOS). Nada más justo que recordarlo en esta obra, y nada más honroso para el personal que prestará sus servicios en esta institución.
Ahora que ya tenemos esta maravilla, que ya la van a empezar a utilizar inmediatamente, empezando por las consultas externas, les corresponde a los dirigentes del hospital, a los médicos, a las enfermeras, a los técnicos, a los trabajadores de servicios, hacer que el hospital sea también una maravilla en la calidad de los servicios y en el mantenimiento del mismo (APLAUSOS).
Tenemos noticias del entusiasmo, el interés de todas las personas designadas para trabajar en este centro, porque este centro, además de ser de una gran importancia por el beneficio, por los servicios que preste al pueblo de Cienfuegos, es además un centro de trabajo importante. Casi 1 000 personas. Significa 1 000 nuevos puestos de trabajo para las familias cienfuegueras (APLAUSOS).
Ustedes saben con cuantas dificultades se creaba antes un puesto de trabajo. Este solo centro significa casi 1 000 puestos de trabajo. Además, un trabajo honroso, un trabajo verdaderamente hermoso.
Este hospital significa mucha seguridad para los cienfuegueros, para las familias de toda la provincia. Seguridad, tranquilidad, porque saben que cualquier problema de salud será afrontado de manera óptima en este centro. Para los niños, para los hombres, para las mujeres, para los jóvenes y para los ancianos.
A los médicos, a las enfermeras, a los técnicos hay que pedirles que atiendan a cada uno de los pacientes como si fuera su hijo (APLAUSOS), como si fuera su hermano (APLAUSOS), como si fuera su esposa (APLAUSOS), como si fueran sus padres (APLAUSOS). Es así, con ese sentimiento. Y no solo de padres o de hijos o de esposa o de hermanos, sino de buen padre, buen hijo, buena esposa o buen esposo, y buen hermano (APLAUSOS).
Así, con ese principio, debe trabajar un trabajador de la salud, porque no es cualquier trabajo. Creo que en todo hay que trabajar con el máximo de responsabilidad. Como maestro, desde luego, por ejemplo, o como obrero en una fábrica, o conduciendo un equipo, una máquina, hay que hacer el máximo. Pero no hay nada tan sensible al ser humano como las cuestiones que se refieren a la salud. Un error en otro campo es un error y es lamentable; un error en la atención de la salud debe evitarse siempre. Y las personas que tienen que venir a este hospital necesitan atención, confianza, seguridad, afecto, un espíritu solidario, fraternal. Y son esos instantes que no se olvidan nunca, de quien está enfermo y necesita de un hospital, o lo necesita para el hijo, para los padres, para un familiar allegado; nada aprecia tanto como el trato que se le dé a ese familiar en el hospital (APLAUSOS). Y el ser humano recuerda y agradece siempre las atenciones que se reciben en esas circunstancias.
No debo pasar por alto un hecho que muestra el entusiasmo cienfueguero y la creciente capacidad de los cienfuegueros para resolver problemas.
El tipo de camas que hay en ese hospital es una cosa muy nueva; no las tienen otros hospitales. Todas las camas son camas fowler y camas hidráulicas, porque se suben, se bajan, se doblan, si quiere poner los pies cómodos o la cabeza más alta. Y a lo mejor se cansa de estar tieso allí, tendido, y quiere estar más cómodo. Aunque no lo necesite muy especialmente. Son camas todas con ruedas. Si hay que sacar una radiografía o cualquier cosa. Son las mejores. Los médicos consideraron que era el mejor tipo de cama, el óptimo para el enfermo. Pero venían de afuera, y teníamos los problemas de que estamos con los nuevos hospitales y los que se construirán en el futuro, más los hospitales actuales. Y nosotros preguntamos: ¿No se podrán hacer aquí estas camas, será tan difícil hacer ese equipo hidráulico? ¿Será tan difícil? Pero entonces el compañero Humberto, el compañero del hospital, dijeron: "No, aquí hay precisamente una fábrica de equipos hidráulicos". "José Gregario Martínez" es la fábrica, la que anteriormente se conocía como la planta Diesel (APLAUSOS). Entonces, ellos decidieron hacer el esfuerzo.
De esto hace unas pocas semanas, hace unas pocas semanas, decidieron hacer el esfuerzo. Y con gran placer, con gran satisfacción pudimos hoy ver los prototipos de esas camas que fabricaron aquí en esa fábrica (APLAUSOS), que tiene incluso algunas mejoras, porque ustedes la ven allí: lleva una parte de madera, y una la hicieron de plywood con plástico, otra con... (ALGUIEN DE LA TRIBUNA LE DICE ALGO).
Dice que plywood con formica. Yo estaba oyendo, no vaya a ser que nos fuéramos a equivocar otra vez (RISAS). Una con plástico, otra de plywood simplemente, otra con plywood y formica, distintos colores, pero nadie podría distinguir, si cualquiera de ustedes va allí no distingue la cama importada de la cama nuestra, no la distingue. Pero tiene mejoras, porque en la otra, el equipito hidráulico es sellado. Si se rompe hay que sacarlo y pedirlo no se sabe de qué forma: por telegrama, por avión, o por barco, ni se sabe cuándo llega otro equipito para el hospital, y estar todos los años gastando divisas en eso.
También el mecanismo del fowler, es de un material débil, en la importada ya algunos se han roto; y sin embargo, el de estas camas en Cienfuegos lo han hecho, con un material más fuerte. Cada uno de esos mecanismos que fallara significaba una cama menos o una cama sin la eficiencia que debe tener.
Y ya tenemos aquí la fábrica que puede resolver esos problemas rápidamente. Y les decía: no hicieron una unidad sellada, sino una unidad recargable, funciona con nitrógeno. Si se gasta el nitrógeno, en la patente nuestra, porque a lo mejor tenemos que patentizar esto (RISAS), para que no digan que nosotros hemos copiado la cama. Nosotros le hemos introducido innovaciones tecnológicas (RISAS Y APLAUSOS). No, porque a lo mejor los holandeses que nos vendieron la cama dicen que nosotros estamos usando la patente de ellos. No, es patente cienfueguera completa (RISAS). El nitrógeno se renueva en la nuestra. Así que eso es muy útil para el mantenimiento del hospital.
¡Ah!, si en todas las cosas pudiéramos hacer lo mismo, con tantos equipos; pero tenemos que hacerlo. Ese es nuestro problema.
Tenemos que aprender a hacer las cosas, y tenemos que desarrollar la industria mecánica, y tenemos que aprender a producir cualquier equipo que sea necesario. No voy a decir un avión cuatrimotor, porque ya eso es otra escala, se necesitaría un país grande para eso; pero hay montones de cosas como esos mismos hidráulicos.
¿Ustedes se imaginan una cama fowler que nosotros hemos tenido que importar, importar el hidráulico, importarlo todo? ¿Cuánto nos cuesta? Y no tenemos dinero para eso. En cambio, esa cama, ¿cuánto vale ahora esa cama importada? Puede valer alrededor de 450 pesos. Esta la compraron un poquito más barata, porque ustedes saben que todos esos precios aumentan, y ahora si se sale a comprar un número de camas de esas el precio es de alrededor de 450 pesos por cama. Sin embargo, ¿saben cuánto valen los materiales que es necesario importar para hacer esa cama? Cuarenta y dos pesos. La décima parte.
Es decir, que si nosotros aprendemos a hacer cosas aquí, aunque no tengamos los materiales y haya que importar los materiales, nos cuesta la décima parte de lo que nos cuesta el producto terminado. Y nosotros lo que hacemos es aportar nuestro trabajo que sí tenemos, porque de eso sí tenemos una buena reserva, capacidad de trabajo. Se puede trabajar media hora más, una hora más, ocho en vez de seis y en vez de siete, que ustedes saben que hay algunos que no cumplen las ocho (RISAS). Y se pueden incorporar al trabajo muchas mujeres y la nueva juventud que se forma ya en nuestros politécnicos, en nuestros tecnológicos. Se pueden formar en nuestras numerosas escuelas. Ya el nivel de educación es tremendo.
¡Cómo no vamos a aprender nosotros a conformar metales! ¡Cómo no vamos a aprender a manejar tornos y máquinas! Y eso se hace con tornos y con máquinas. Es realmente alentador y merecen una felicitación los compañeros de Cienfuegos, en especial los trabajadores de esta fabrica, de la fábrica José Gregorio Martínez, del SIME (APLAUSOS), los trabajadores, los técnicos y los dirigentes de la fábrica, en ello trabajó el grupo de innovadores.
Ustedes oyen hablar sobre los innovadores y preguntarán: ¿Qué hacen? Bueno, miren, hacen esas cosas precisamente. Resuelven esos problemas.
Tenemos que seguir ese camino. También hay que felicitar al compañero Humberto y a los compañeros de la provincia por la rapidez con que dieron respuesta a un problema (APLAUSOS).
Esto nos permitirá de una forma relativamente económica ir equipando los nuevos hospitales, aquellos que se están construyendo, para los cuales no se han comprado las camas, para una parte sí, pero hay otros que no, y para ir pensando en introducir de una manera económica este tipo de cama que los médicos consideran muy adecuadas en todos nuestros hospitales. Si las quisiéramos tener en todos los hospitales, ¿cuantas necesitaríamos? Unas 50 000. Luego tenemos aquí la necesidad, tenemos el mercado, tenemos los obreros, y tenemos las inteligencias para resolver este problema que no es mas que un ejemplo.
Porque también, bueno, estamos fabricando combinadas cañeras ya, y no son malas; son buenas. Tenemos toda una fábrica de combinadas cañeras, y estamos ya fabricando cientos de piezas diferentes para esa fabrica. Ya este año hubo que hacer un especial esfuerzo y ya se están preparando las piezas para el próximo año, para que nunca se pare un equipo porque le falte una pieza. Todas esas piezas las importábamos antes, todas. Y ya nuestra industria mecánica las está produciendo.
Y así hay muchas ramas. Pero puse este ejemplo de cómo se pueden y se deben resolver problemas. Llegará el día en que produzcamos muchos de esos equipos médicos también que hoy importamos, y equipos de laboratorios. Al principio comprando los componentes y armándolos aquí, y después produciendo los componentes. Porque es una tragedia, un equipo costosísimo, que puede costar decenas de miles de dólares, y luego le falta una piececita y se traba el equipo y hay que irla a buscar lejísimo, y además, se puede tardar o puede no aparecer, y a veces cambian el diseño y ya no fabrican esa pieza. Nosotros tenemos que aprender a resolver todos esos problemas.
Tenemos la impresión de que están marchando bien las cosas por Cienfuegos, está marchando bien la zafra, están ahorrando petróleo, mucho petróleo en los centrales azucareros (APLAUSOS). No se sabe lo que significa eso económicamente, lo que vale ese petróleo con los precios que hoy tiene el petróleo. Ya están lanzando la consigna para el próximo año, de no gastar petróleo en la zafra. Ahora es la que menos gasta en Cuba, y un mínimo. (SE DIRIGE A ALGUIEN EN LA TRIBUNA: ¿Cero qué estamos? LE RESPONDEN: 0,15). Cero coma quince galones por tonelada de cañas.
Y hay por ahí quienes tienen un galón, y uno y medio, y hasta dos. Cienfuegos está planteando la consigna de reducir a cero el consumo, durante la próxima zafra. También en Cienfuegos han introducido algunas innovaciones tecnológicas en los centrales: un molino que eleva la capacidad del tándem y otras innovaciones. Algunas inventadas aquí, y otras recogidas de la experiencia universal y aplicadas aquí, con muy interesantes resultados.
La fábrica de cemento marcha rápido, será la mayor de Cuba. Terminarán este año dos líneas ya, y la tercera el próximo año. ¡Tremenda fábrica! Esa fábrica tendrá una capacidad dos veces mayor que todo el cemento que se producía antes de la Revolución en Cuba, de 1 600 000 a 1 800 000, ¿ustedes no lo sabían? Ah, porque veo que ponen caras de admiración. Digo: ¿Pero es que los cienfuegueros no saben lo que están haciendo aquí? (APLAUSOS) Ya tienen un molino de trigo. Y el próximo mes, sin acto, no habrá acto; pero vamos a tener un visitante y vamos a dar una vuelta rápida (APLAUSOS), para inaugurar la fábrica de tubos de riego por aspersión, ¿eh? (APLAUSOS)
Es decir que las noticias que llegan de Cienfuegos son buenas noticias. No voy a repetir lo que otras veces he dicho, mi apreciación sobre el espíritu de trabajo, el entusiasmo y la conciencia revolucionaria de los cienfuegueros, pero me van a crear un problema a mí, me van a crear un problema (APLAUSOS). Después van a decir que yo vengo mucho a Cienfuegos y no voy a otros lugares. Pero es que otros lugares están un poco más lejos, no todos están tan cerca.
Porque antes cuando veníamos aquí a Cienfuegos, desde La Habana, por ejemplo; me estaba recordando un periodista de Granma un artículo que él hizo contando una vez que yo siendo estudiante pasé por acá, pasé no, venía aquí a un acto del Instituto de Cienfuegos. Yo le contaba que no me dejaron ni participar en el acto, que enseguida me agarraron preso (RISAS). En aquella época había que dar una vuelta no se sabe por dónde. Yo creo que había que venir —no hace tanto tiempo, les advierto (RISAS)—, había que venir por la Central, esa carreterita estrecha que se llamaba la Carretera Central, entonces, llegar y pasar por Matanzas, Jovellanos, Colón y llegar hasta Esperanza, porque había que llegar a Esperanza. ¿Esperanza, no, o La Esperanza? (DEL PUBLICO LE DICEN: La Esperanza.) ¿Es La o Esperanza, cómo es? (DEL PUBLICO LE CONTESTAN: La Esperanza.) La Esperanza, había que llegar hasta ahí, y después agarrar la otra carreterita hasta Cienfuegos, cuántas horas, y luego, ni mitin ni nada, después de seis horas y medias o más para llegar a Cienfuegos.
Y ahora cuánto. Dos horas y cuarto. Y no vayan a creer que vine en avión (RISAS), no vayan a creer que vine en avión. Se llega casi más rápido en automóvil que en avión aquí a Cienfuegos desde La Habana. Si va en el avión, tiene que ir al aeropuerto, agarrar el avión, esperar, arranca el avión, llega el avión, aterriza, y después del aeropuerto otro carro o lo que sea, para llegar a un lugar. ¡Dos horas y cuarto desde La Habana por tierra! (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO) Tiene ocho al principio y seis a lo largo de todo el trayecto (RISAS). Seis, seis vías; pero tiene bastantes vías, y ya está asfaltada la mitad hasta Santa Clara y acerca muchísimo. Bueno, se llega más pronto a Cienfuegos que a Pinar del Río, por esa carretera; y ya se llega más pronto a Santa Clara. Pero, por ejemplo, Granma está lejos todavía.
Hay muchas obras en Cienfuegos, los visitantes quieren venir a Cienfuegos, en fin, espero que los demás no se pongan bravos por este problema (APLAUSOS). A mí me gusta recorrer las obras, recorrer las fábricas, y siempre que puedo hago mi viajecito, no a Cienfuegos solo, a otros lugares también. Pero, ustedes saben que estamos muy institucionalizados y tenemos muchas reuniones y no tenemos mucho tiempo para otras cosas, desgraciadamente. Pero no tenemos olvidado a nadie.
No tengo más nada que decir (EXCLAMACIONES), más nada, simplemente unas frases.
Algo falta, ¿saben? Nadie ha dicho unas palabras de los obreros que construyeron el hospital. Nadie ha dicho una palabra, casi los teníamos olvidados, a pesar de que han hecho la mejor obra hospitalaria que hemos visto. Una terminación exquisita. Trabajaron bien, y ha sido el primer hospital que se ha terminado de los que empezaron al mismo tiempo (APLAUSOS). Muy bien, han hecho una obra magnífica, de gran calidad y nos da mucha tranquilidad saber que ellos van a seguir ahora construyendo la clínica estomatológica, el politécnico de la salud, el hogar de impedidos (DEL PUBLICO LE DICEN: ¿Y el materno?). ¿Pero, dónde está el materno? (EXCLAMACIONES) Pero si lo que me están diciendo es que lo van a poner en el actual hospital clínico (EXCLAMACIONES) y van a tener un hospital especializado (EXCLAMACIONES). ¿Cómo? (DEL PUBLICO LE DICEN: que lo pongan bonito) Que le den su manito y lo pongan bonito, lo pinten y algo de eso (RISAS). Está bien. (LE DICEN QUE: se va a acondicionar) Creo que van a acondicionar el hospital.
Pero es una seguridad saber que las obras que hay que seguir haciendo aquí, incluida la facultad —ellos van a hacer la facultad también, aunque ellos no son brigadas de obras educacionales, sino hospitalarias (LE DICEN: la clínica y el politécnico. Una de escolares va a hacer la facultad, y otra...). La que hace el politécnico de la salud es otra. Pero estos le pueden dar su ayudita también, ¿no?, porque... (LE DICEN: no, los están apoyando) Los están apoyando.
¿Qué cambio es el que han hecho ustedes en el Pediátrico (EXCLAMACIONES), porque ustedes no tienen pediátrico? Ah, dicen que están planteando para el próximo quinquenio, ¿qué? (LE DICEN: agregar un módulo de 300 camas aquí para el pediátrico) Están planteando agregar un módulo de 300 camas aquí para el pediátrico (APLAUSOS). Están planteando ellos, no quiere decir que ya eso está asegurado. Es la variante que ellos proponen. Puede haber otra mejor, en fin, pero ya se ve que están pensando.
Pero, en definitiva, espero que ustedes estén conscientes que se ha avanzado algo en la cosa de la salud (EXCLAMACIONES). Pueden faltarnos algunas cosas, pero yo creo que tienen esperanzas también, ¿verdad? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!") Entonces no hay problemas de ninguna clase. Se irán resolviendo los que nos falten, los iremos resolviendo, y ustedes se encargarán de que funcionen a la altura del orgullo cienfueguero (RISAS). Digamos, voy a emplear otra palabra: a la altura del honor cienfueguero (APLAUSOS).
Les expresamos nuestro reconocimiento y nuestra gratitud a los obreros que construyeron esta hermosa obra, y esperamos que este hospital sea un símbolo de la salud, la vida y la felicidad de los cienfuegueros.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos! (EXCLAMACIONES DE: "¡Venceremos!")
(OVACION)