DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN EL ACTO DE AMISTAD CUBANO-MEXICANA, CELEBRADO EN LA PLAZA DE LA REVOLUCION "JOSE MARTI", EL 2 DE AGOSTO DE 1980, "AÑO DEL SEGUNDO CONGRESO".
(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)
Ilustre amigo, licenciado José López Portillo, Presidente de México (APLAUSOS);
Invitados;
Compatriotas:
Quiero, en primer término, darles a todos ustedes las más expresivas gracias por haber dedicado esta hermosa tarde de un sábado a la solidaridad y a la amistad entre México y Cuba (APLAUSOS).
El presidente José López Portillo y la delegación mexicana fueron objeto de lo que pudiéramos llamar un caluroso, entusiasta, jubiloso, apoteósico recibimiento en nuestra capital (APLAUSOS). ¿Por qué? Como alguien ha dicho, porque se lo merecen (APLAUSOS). Lo merece el pueblo de México y lo merece su Presidente (APLAUSOS).
Hay en Cuba, con relación a México, una tradición de historia y de amistad que no tiene igual con ningún otro pueblo de América Latina. Nuestras luchas han estado muy vinculadas a las luchas y a la historia de México.
Cuando nuestras guerras independentistas, los patriotas cubanos tuvieron en el pueblo mexicano un amigo, y en el país hermano un hogar. Allí vivió un tiempo nuestro Héroe Nacional, José Martí (APLAUSOS). Allí enriqueció su visión revolucionaria y americana. Martí amó entrañablemente a México, amor que lo acompañó hasta su tumba.
Las generaciones revolucionarias cubanas, después de la instauración de la república mediatizada, tuvieron también estrechos vínculos con México. Recordemos, entre otros, a Mella que, cuando no pudo permanecer en nuestra patria, viajó precisamente a México (APLAUSOS). Recordemos a nuestra generación, que también allí encontró hospitalidad y asilo.
De tal manera se había convertido ya en una tradición la política mexicana y las simpatías de los pueblos latinoamericanos hacia México, que desde hace mucho tiempo, como hasta hoy, probablemente no exista un revolucionario latinoamericano que no se sienta prácticamente con derecho a recibir la hospitalidad mexicana (APLAUSOS). Porque lo ven como patrimonio común del movimiento progresista y revolucionario, lo ven prácticamente como un derecho.
¿Dónde habríamos podido nosotros organizarnos si no hubiese existido México? Allí nos organizamos, de allí partimos. Pero nuestro fuerte sentimiento de amistad y cariño hacia México no se basa solo en la historia pasada, sino también en la historia presente (APLAUSOS).
Después del triunfo de la Revolución, y en aquellos primeros años difíciles, e incluso en los primeros días de alegría, quién podrá olvidar que uno de nuestros primeros visitantes ilustres fue el general Lázaro Cárdenas (APLAUSOS). También recordamos que a raíz de la invasión mercenaria de Girón, en 1961, Lázaro Cárdenas se enroló para venir a combatir junto a nuestro pueblo (APLAUSOS).
En los difíciles años iniciales, cuando se configuró toda la conspiración imperialista contra Cuba y el intento de aislar a Cuba, y no solo de aislarla, sino de destruir a la Revolución, México fue el único Estado que no rompió relaciones con Cuba (APLAUSOS) y se opuso enérgicamente a todos los acuerdos agresivos contra Cuba. Durante muchos años, el único país de este hemisferio —o por lo menos el único país de América Latina y el Caribe, ya que hay que contar entre los países que mantuvieron relaciones con nosotros a Canadá—, repito, el único país de nuestra área que podíamos visitar los cubanos era México, en los días más difíciles del aislamiento y del bloqueo (APLAUSOS) .
Las cosas van cambiando, y seguirán cambiando, pero aquel gesto de México no tenemos derecho a olvidarlo jamás (APLAUSOS).
Pero hemos tenido también gestos recientes, como ocurrió a raíz de los sucesos de la Embajada de Perú. Cuando los imperialistas organizaron una feroz campaña de calumnias contra nuestro país, y cuando junto a las campañas publicitarias se instrumentaron rápidamente amenazantes maniobras militares contra Cuba que incluían desembarcos en la Base Naval de Guantánamo, en esos mismos días precisamente, y tres meses antes de la visita, como un incuestionable gesto de amistad y solidaridad con nuestra patria, el presidente José López Portillo anunció su visita a nuestro país (APLAUSOS y EXCLAMACIONES). Y ya desde entonces tuvimos la convicción de que si grande y entusiasta habría de ser cualquier recibimiento al Presidente de México, en esta ocasión sería apoteósico.
México tiene una larga experiencia histórica en materia de agresiones, en materia de injusticias. En primer término, radicaba precisamente en México una de las culturas más avanzadas de la América precolombina. Los europeos conquistaron el país a sangre y fuego, y sometieron al pueblo durante siglos a un régimen colonial y casi esclavista, hasta que un día los mexicanos, guiados por Hidalgo y por Morelos, conquistaron la plena independencia de su patria.
No había transcurrido todavía mucho tiempo, cuando el poderoso vecino del Norte, en fase expansionista sobre los pueblos de América, se lanza a la invasión del territorio mexicano, arrebatándole la mayor parte del mismo que incluye algunos de los estados actuales de Estados Unidos con más recursos naturales. Fue en aquella ocasión que el pueblo mexicano escribió gloriosas páginas de heroísmo, que quedaron simbolizadas en la historia con la acción inmortal de los niños héroes del Castillo de Chapultepec (APLAUSOS).
Pero no habría de transcurrir mucho tiempo después de esta agresión de mediados del siglo pasado, cuando en la segunda mitad del propio siglo Europa expansionista intenta apoderarse de México y establecer allí nada menos que un imperio, conocido como el Imperio de Maximiliano. Pero, frente a la nueva agresión, el pueblo mexicano se alzó como un solo hombre junto a aquel egregio líder que fue Juárez, tan admirado por Martí (APLAUSOS).
Aun a principio de este mismo siglo conoció México de intervenciones y agresiones norteamericanas.
Pero vimos también la Revolución Mexicana, que dio al traste con la decenaria tiranía de Porfirio Díaz y forjó la primera gran revolución social en nuestro hemisferio (APLAUSOS), y la primera gran Reforma Agraria (APLAUSOS).
Se abrió una etapa de luchas, heroicas y sangrientas, precisamente para salvar la Revolución y para consolidarla.
Recuerdo que desde nuestros tiempos de estudiantes se hablaba, con toda razón, de que la Constitución salida de la Revolución Mexicana era una de las más avanzadas y progresistas del mundo (APLAUSOS). La Revolución Mexicana constituyó una fuente de profunda inspiración para el movimiento revolucionario latinoamericano.
Pero fue también México el primer país de los actuales productores de petróleo, que en condiciones difíciles, cuando no existía la actual correlación de fuerzas en el mundo, cuando era todavía un país pudiéramos considerar débil frente a los grandes poderes imperialistas, en nacionalizar el petróleo (APLAUSOS). Y recordamos cuán irritadas fueron las reacciones imperialistas y qué dura lucha libró México con aquella valiente y decidida acción, que inmortalizó el nombre de Lázaro Cárdenas (APLAUSOS).
México, además, se convirtió después de la Revolución en el país de más estabilidad política en el hemisferio, la cual alcanza ya 50 años (APLAUSOS), cosa inusual en nuestra América; y, además, con una política internacional basada en principios (APLAUSOS).
Mas no solo por esto y por todo esto nos honra la amistad con México. México ha sido uno de los abanderados más decididos en la lucha por un nuevo orden económico internacional (APLAUSOS); México ha sido y es abanderado decidido en la lucha por los intereses de los pueblos del llamado Tercer Mundo (APLAUSOS); México y sus gobernantes tienen plena conciencia de las graves dificultades que atraviesa el mundo de hoy con los problemas energéticos, alimentarios, financieros, económicos; de los graves problemas del mundo subdesarrollado, y los grandes peligros que determinadas políticas significan para la paz.
México es, en el ámbito internacional, un decidido defensor de la paz y de la colaboración entre los pueblos (APLAUSOS), única forma posible de encontrar solución a nuestros difíciles problemas.
México, en el ámbito de América Latina y el Caribe, es un sincero amigo de todos nuestros pueblos (APLAUSOS), un celoso defensor de sus intereses, y ocupa una trinchera de miles de kilómetros en la frontera misma de Estados Unidos (APLAUSOS).
Por eso no solo con su política internacional, sino aun geográficamente, México ocupa una primera trinchera en la defensa de la soberanía y los intereses de nuestros pueblos (APLAUSOS) .
Y recordemos también, como ejemplo de política de principios, la digna actitud de México a raíz del golpe fascista chileno (APLAUSOS). Por ello es muy justo que en esta misma Plaza, y desde esta misma tribuna, donde un día recibimos con infinito cariño a aquel amigo ejemplar y extraordinario que fue Salvador Allende (APLAUSOS PROLONGADOS), recibamos y honremos al Presidente de México (APLAUSOS).
México lucha tesoneramente por un principio necesario y justo, que es el de garantizar, en condiciones financieras satisfactorias y generosas, el suministro de combustible a los países de Centroamérica y del Caribe (APLAUSOS).
Así lleva adelante el presidente López Portillo, con hechos, sus postulados y sus planteamientos internacionales. Y precisamente mañana firmará en Costa Rica un acuerdo con el Gobierno de Venezuela con vistas a garantizar estos suministros, ya que son los dos países más importantes productores de petróleo del área (APLAUSOS).
México apoyó la lucha heroica del pueblo nicaragüense (APLAUSOS), y después de la victoria ha sido uno de sus más generosos amigos (APLAUSOS). A pesar de ser México un país con infinitamente menos recursos financieros y económicos que Estados Unidos, la ayuda ofrecida al pueblo de Nicaragua después de la victoria, y que abarca numerosos campos, supera en su conjunto considerablemente la ayuda ofrecida por Estados Unidos a Nicaragua (APLAUSOS). México apoya la justa lucha del pueblo de Belice por su independencia (APLAUSOS), y no alberga, como otros, ridículas pretensiones territoriales.
De México no se podrá afirmar jamás que se inmiscuya en los asuntos internos de los pueblos de Centroamérica, ni mucho menos que apoye gobiernos genocidas como el de El Salvador (APLAUSOS).
México es, por fortuna para su pueblo y para júbilo de los demás pueblos de América Latina, un país con inmensos recursos naturales. En años recientes, con su propio esfuerzo, con sus propias técnicas y con sus propias tecnologías, México ha explorado su territorio geológicamente, y ha descubierto grandes yacimientos petroleros, cuyas cifras probadas rebasan los 50 000 millones de barriles, y que potencialmente pudieran cuadruplicarse (APLAUSOS). Repito, con sus propias técnicas y tecnologías realizó esta hazaña; no necesitó de multinacionales para descubrir y explotar sus yacimientos petrolíferos y de gas, en la tierra y en el mar.
Tamaña riqueza, tratándose de hidrocarburos, tenía que despertar apetencias y ambiciones de otros. Y significó una singular responsabilidad para los gobernantes mexicanos afrontar la situación que les creaban estas nuevas riquezas y los peligros que ellas podían traer a México. Y podemos decir que lo han hecho, y lo están haciendo de manera ejemplar para los países petroleros, con una política que se basa, por un lado, en la defensa de sus legítimos intereses y por otro en la cooperación internacional, especialmente con los países subdesarrollados (APLAUSOS).
Al presidente López Portillo le correspondió esa tarea histórica, que él ha traducido en la política de explotar los recursos petrolíferos de México en función, en primer término, de los intereses de México y de los intereses de otros pueblos en desarrollo; pero nunca en función de las necesidades energéticas de poderosos países industrializados, encabezados, por supuesto, por Estados Unidos (APLAUSOS).
México, además de petróleo, posee otros valiosos recursos naturales, aparte de la energía hidráulica, que se ha visto afectada por sospechosas sequías, coincidentes con ciertos experimentos norteamericanos con relación a los ciclones, que en México, como en Cuba, constituyen fuentes insustituibles de agua para los ríos y para el manto freático.
Nosotros, al menos, conocemos algunas de estas experiencias y sabemos que los imperialistas en determinado momento han estado tratando de desviar ciclones. Y sospecho que en ciertas circunstancias desviarlos donde les interese, incluso contra nosotros con fines contrarrevolucionarios. Sabemos —y se ha publicado— que el Pentágono estuvo realizando experimentos para ver si podía lograr que las nubes cargadas de agua se precipitaran al mar y no llegaran a Cuba, como sabemos que estuvieron realizando experimentos biológicos para afectar nuestras cosechas y nuestra ganadería. Todo eso lo sabemos. Por ello, nada de cualquiera de estos misteriosos experimentos es extraño para nosotros.
Decía que México, aparte de sus cuantiosos recursos hidráulicos, posee también importantes recursos geotérmicos, y ya tiene en producción instalaciones con capacidades de varios cientos de miles de kilowatts, que utilizan la energía geotérmica. México, al parecer, podrá disponer de importantes recursos de uranio, cobre y otros minerales.
México —me explicaba el Presidente— puede producir en grandes cantidades los tres elementos fundamentales para la agricultura, es decir, para la fertilización de las tierras: nitrógeno, procedente de sus abundantes fuentes de gas, y que a través de la petroquímica, con tecnologías propias, está convirtiendo parte en nitrógeno. México dispone de abundantes fuentes de fósforo, así como también de abundantes fuentes de potasio. Tres elementos muy necesarios para la solución de los problemas alimenticios en el mundo de hoy. México posee una gran riqueza marina que puede servirle para la alimentación de su pueblo.
A los pueblos latinoamericanos nos interesa el desarrollo acelerado de la economía mexicana; a los pueblos latinoamericanos nos interesa que ese amigo de todos nosotros, ese amigo que no ha fallado jamás, sea un pueblo con una economía y una industria poderosa, y sea un pueblo próspero (APLAUSOS).
Las relaciones económicas y de colaboración entre Cuba y México se desarrollan, y es el propósito de ambos países desarrollar al máximo esas relaciones económicas y de colaboración. No podemos dejar de tener en cuenta que en la economía de México, con una poderosa industria petrolera y con otras ramas industriales, la propiedad de la nación, es decir, las industrias nacionalizadas, tienen un peso fundamental. La colaboración entre nuestros pueblos se facilita. Y, desde luego, cuando hay confianza, y esa confianza está basada en hechos, y se ha forjado durante mucho tiempo, con qué otro país de nuestra área pudiéramos nosotros tan gustosamente desarrollar nuestras relaciones económicas y de colaboración como con México (APLAUSOS).
Cuando en meses recientes se presentó en México una necesidad extra de azúcar, ascendente a casi medio millón de toneladas, al primer país que se dirigió México para adquirir esa azúcar, fue precisamente a Cuba (APLAUSOS). Y nosotros dijimos: a pesar de las dificultades con la Roya de la caña, a pesar de la limitación de nuestras disponibilidades, por encima de cualquier otro interés, atenderemos y suministraremos las necesidades azucareras de México (APLAUSOS).
México es importante comprador de otros renglones de producción cubana, y a la vez suministrador de valiosos artículos que necesitamos.
En determinados momentos, cuando nos hemos visto en dificultad con alguna materia prima, cuando nos hemos visto en medio de la zafra con dificultades con los lubricantes, por atrasos en la llegada, no ha habido una sola ocasión en que nos hayamos dirigido a México, que no se haya resuelto inmediatamente y emergentemente el problema (APLAUSOS). ¡Es realmente agradable y alentador tener vecinos así, que más que vecinos son hermanos! (APLAUSOS)
Sé que al presidente López Portillo no le agradan los elogios; pero en este caso no se trata de elogios, se trata de una elemental justicia (APLAUSOS).
Nuestro visitante ha sabido ganarse en cuestión de horas la simpatía y el afecto personal de nuestros ciudadanos (APLAUSOS). Hombre sencillo y modesto, posee a la vez un gran talento y una extraordinaria cultura, y en adición a esto algo muy importante, una gran sensibilidad humana e incluso artística (APLAUSOS). Estoy seguro de que el presidente López Portillo pasará a la historia como uno de los grandes estadistas de México (APLAUSOS).
Al observar el día de su llegada que no dejaba de saludar absolutamente a nadie, por aislada que estuviera una persona a lo largo del recorrido —aunque casos de personas aisladas no se daban muchos porque era un cordón humano si ocurría en el trayecto del aeropuerto a la ciudad—, y al observarle nosotros cuán agradablemente nos impresionaba esa preocupación suya con nuestros ciudadanos, él me dijo: "Un hombre es una multitud" (APLAUSOS). No podré olvidar jamás ese hermoso concepto, como tampoco podremos olvidar ninguno de nosotros lo que dijo en las hermosas y elocuentes palabras que pronunció en el momento de recibir la condecoración: "Nada soportaremos contra Cuba (APLAUSOS PROLONGADOS). Lo sentiremos como propio."
Nosotros hoy le respondemos también al hermano pueblo de México y a su ilustre gobernante: ¡Nada soportaremos contra México! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Cuba, México, unidos vencerán!"), lo sentiremos como propio. ¡Sabremos ser fieles a la amistad que han forjado siglos de historia y de hermosos principios comunes! (APLAUSOS)
¡Viva México! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")
¡Viva la amistad entre los pueblos de Cuba y de México! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")
¡Viva el presidente José López Portillo! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)