DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN LA CLAUSURA DEL VI CONGRESO DE LA FEEM, CELEBRADA EN LA ESCUELA PEDAGOGICA "SALVADOR ALLENDE", EN CIUDAD DE LA HABANA, EL 8 DE DICIEMBRE DE 1984, "ANO DEL XXV ANIVERSARIO DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCION".
(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)
Compañeros invitados;
Queridos compañeras y compañeros de la FEEM y de la prestigiosa Escuela "Salvador Allende":
Aunque no hemos tenido el privilegio de participar en todas las discusiones del Congreso de la FEEM, hemos recibido, sin embargo, todos los materiales, la copia del informe central, informaciones diarias sobre los distintos temas que se venían discutiendo, y el discurso del compañero José Ramón Fernández, ministro de Educación.
Para todos era evidente el entusiasmo del Congreso, pero se hace mucho más evidente cuando se llega aquí y se puede palpar el espíritu patriótico, revolucionario y combativo de nuestros estudiantes. No nos sorprende, a decir verdad, por alto que sea el concepto que hayamos tenido y que tenga nuestro Partido y nuestra Juventud del estudiantado y de la FEEM siempre ustedes superan nuestra confianza y nuestras esperanzas.
Resalta aquí, sobre todo, el fervor con que ustedes muestran la disposición a defender la Revolución y a defender la patria.
Sé que en el Congreso se ha discutido bastante todo lo relacionado con la preparación para la defensa y el ingreso en las Milicias de Tropas Territoriales. He escuchado las consignas con mucha atención, y meditaba: bueno, nuestros estudiantes de nivel medio superior son más de 400 000, y con ese espíritu significan una fuerza tremenda, creo que es algo que el enemigo debe tomar en cuenta; tiene que tomarlo en cuenta, a no ser que esté rematadamente loco (APLAUSOS). Esa es la expresión del espíritu revolucionario de nuestra juventud, que realmente ha recogido las tradiciones de nuestro pueblo, el espíritu de nuestros obreros, de nuestros campesinos, de nuestras mujeres, de nuestro pueblo en general.
Desde luego, no quisiéramos tener que poner a prueba esa fuerza, no quisiéramos tener la necesidad de demostrar que el enemigo esté loco. La política de la Revolución no será una política irresponsable, no lo ha sido nunca; ni será una política aventurera, no somos guerreristas; y lo que está en nuestras manos, en las manos de nuestro Estado y de nuestro Partido, se hará en lo posible para evitar que la sangre de la juventud tenga que derramarse. Quiero decir con esto que lo que esté en nuestras manos hacer para contribuir a la distensión internacional, a un clima de paz, lo haremos; lo que esté en nuestras manos para contribuir a la distensión en nuestra área, en Cuba, en Centroamérica, lo haremos; lo que esté en nuestras manos para contribuir a la distensión, incluso en otras áreas, también lo haremos; como parte de nuestra política de principios y nuestra conciencia de la necesidad de luchar por la paz, lo haremos. Creemos interpretar con esto las mejores aspiraciones de la humanidad y de nuestro propio pueblo.
Pero la paz no se obtiene con debilidades, la paz se obtiene con la firmeza, la valentía y la decisión de los pueblos. Creo que eso ha caracterizado a nuestra Revolución en estos 25 años. Sin esa línea firme, sin la decisión de luchar, de resistir y de pagar el precio que fuera necesario por nuestra Revolución e independencia, creemos que nuestra Revolución no habría podido mantenerse en las difíciles condiciones en que surgió y se desarrolló, a pocas millas del país imperialista más poderoso de la Tierra. Creo que ese espíritu de nuestro pueblo ha sido un factor decisivo, primero en la supervivencia, y después en el impulso y desarrollo de la Revolución.
Algún día tendrán que entender esto nuestros adversarios. No es nuestro interés que la sangre del pueblo norteamericano y del pueblo cubano tenga que derramarse en una aventura imperialista en nuestra patria, por eso estaremos siempre atentos a todas las señales, a los indicios que puedan dar los dirigentes de ese país, en el sentido de que se encaminen hacia una política de respeto a nuestro país, o hacia una política de agresión.
Incluso, se han venido manteniendo algunos contactos en los últimos meses, sobre la cuestión que se ha dado en llamar la normalización de las relaciones migratorias entre los dos países. Se discute solo ese punto, son temas que interesan a ambas partes: ellos tienen determinados intereses, y nosotros tenemos también determinados intereses. Para llegar a algunos resultados, será necesario que nosotros cedamos un poco, y que ellos cedan otro poco. Pero bien, si estos contactos arrojan algún resultado estarán, sin duda, señalando el hecho real de que a través de diálogos pueden ser resueltos problemas, y que a través de la fuerza ningún problema podrá ser resuelto con nosotros (APLAUSOS).
Yo diría que una gran parte del mundo y de los estadistas del mundo, están a la espera de cuál va a ser la inclinación fundamental del Gobierno de Estados Unidos —es decir, de la actual Administración— en su segundo período. En todos los rincones de la Tierra, en todos los continentes, esa es la pregunta, la incógnita. Nosotros no creemos que el pueblo de Estados Unidos quiera la guerra, es evidente que la inmensa mayoría del pueblo de Estados Unidos rechaza la idea de la guerra, de cualquier guerra, en primer lugar, de una guerra universal.
Ya se sabe, lo han estudiado los científicos, miles de científicos de todas las especialidades, han hecho estudios por computadoras, han utilizado modelos matemáticos para saber lo que va a pasar si se produce una guerra nuclear, y todos han llegado a la misma conclusión: la guerra nuclear es el final de la vida humana, por lo menos, y puede ser que de las otras; aunque dicen que las cucarachas podrían sobrevivir a una guerra nuclear (RISAS). Lo saben, lo saben a ciencia cierta, matemáticamente todos los fenómenos, no solo de contaminación, sino de cambios ecológicos, de nubes de polvo en la atmósfera, de disminución de la radiación solar, de bajas fabulosas de temperatura, aparte de la contaminación de las tierras, de las aguas, que haría prácticamente imposible la supervivencia. Los hombres que tienen en sus manos las posibilidades de llevar a cabo o de evitar ese tipo de guerras, tienen una responsabilidad tremenda sobre sus hombros.
Nosotros sabemos que el socialismo no quiere la guerra, ni le interesa la guerra, ni puede hacer ningún negocio con la guerra, ni con las armas. Las guerras y las carreras armamentistas siempre han sido negocio de capitalistas, negocio del imperialismo, no del socialismo que no tiene razón económica alguna para invertir cuantiosos recursos en armas destructivas, cuando existen tantas necesidades que resolver, y tantas aspiraciones de desarrollo social y económico en bien del hombre por realizar. Luego, las guerras, las carreras armamentistas y el negocio de las armas son consustanciales de la sociedad capitalista, y absolutamente opuestos a la naturaleza, a la concepción, a la filosofía y a las necesidades de la sociedad socialista. Para los países socialistas armarse es una amarga necesidad, costosa necesidad, que la realizan sin vacilación alguna, puesto que no tienen otra alternativa. Por eso, nuestra conclusión de que el peligro principal de que haya o no guerra en el mundo y el peligro de una guerra nuclear, viene, fundamentalmente, de Estados Unidos. Incluso algunos allí sueñan con el dominio en la esfera militar, armas espaciales capaces de establecer un escudo protector invulnerable, fantasías, que traerían solo el incremento de la carrera armamentista y el aumento de los peligros de guerra.
Pero el pueblo de Estados Unidos, lo sabemos, no quiere guerra. Se le puede engañar en ciertas cosas, se le puede inculcar a través de los medios masivos hábilmente manipulados ciertos prejuicios, ciertas ideas falsas, ciertas mentiras, y, en determinadas ocasiones, ha logrado, incluso, que una parte importante de la opinión pública apoye hechos que son absolutamente criminales, indefendibles e injustificables, corno fue, por ejemplo, el caso de la invasión a Granada hace más de un año.
Llegaron los estudiantes, que se decía que estaban en peligro y que iban a ser convertidos en rehenes, besando la tierra al arribar a Estados Unidos después de la invasión; todo eso trasmitido por la televisión, en forma melodramática, absolutamente artificial, teatral, pero concebido, calculado, para hacer un impacto y señalar que gracias a la acción realizada, aquellos estudiantes no habían corrido la misma suerte que corrieron los funcionarios de la embajada norteamericana en Irán, que habían estado como rehenes durante largos meses; en la mente de muchos norteamericanos asociaron una cosa con la otra y la idea de que había sido una operación salvadora de aquellos estudiantes, los cuales realmente nunca estuvieron, en absoluto, en ningún peligro, ¿y quién lo puede saber mejor que nosotros?; allí nadie, ni el grupo extremista, que con sus hechos atroces abrió, de cierta forma, las puertas a la agresión, concebía la idea de molestar siquiera a los estudiantes norteamericanos a los cuales les ofrecieron todo género de garantías.
Se asoció la colaboración de Cuba en aquel país con planes tenebrosos de subversión en el continente. Y el aeropuerto turístico que se construía con colaboración de distintos países, incluso de Inglaterra, de Europa Occidental y de Canadá, lo señalaron como un peligrosísimo aeropuerto militar; aeropuerto que estaba a punto de terminarse y que no tenía ni un ladrillo militar. Esa fue otra de las grandes mentiras.
Ahora terminaron el aeropuerto, incluso los seguidores de Bishop, los que se mantuvieron leales a Bishop y a sus ideas, enviaron recientemente un cable a Cuba hablando del aeropuerto, que ellos querían que ese aeropuerto se llamara Maurice Bishop, y dándole las gracias al pueblo de Cuba por el aeropuerto.
Creo que realmente el aeropuerto se llamará Maurice Bishop, que nuestro pueblo lo conocerá siempre por el aeropuerto Maurice Bishop, los revolucionarios granadinos le llamarán Maurice Bishop, y los revolucionarios, progresistas y hombres honestos de todas partes lo llamarán también Maurice Bishop, aunque le pongan cualquier otro nombre (APLAUSOS). Habrá dos nombres: el oficial y el popular.
Asociaron los hechos de Granada con otros hechos que habían acontecido, con la guerra de Viet Nam, la humillación que significó, etcétera. Y se utilizó aquel ataque a un pequeño país, uno de los países más pequeños del mundo, con unos 400 km2 y una población de 120 000 habitantes, como una gran proeza, una gran victoria, una gran demostración del poderío, la grandeza y la gloria de Estados Unidos. Todo eso fue manipulado, con el empleo de los medios masivos, para crear un impacto en la opinión pública de Estados Unidos, y logró efectos parciales, a mucha gente la confundió. Eso es real, hay episodios de este tipo que solo la historia y el tiempo harán comprenderlos con toda objetividad.
Pero no se ha logrado crear en el pueblo de Estados Unidos un espíritu de guerra, a pesar de todas esas manipulaciones; eso es real. El pueblo de Estados Unidos no quiere una guerra mundial, e incluso no la quieren las decenas de millones de personas que votaron por el actual presidente de Estados Unidos en estas segundas elecciones, y que puedan estar influidas por factores coyunturales de la economía, por ejemplo, un cierto crecimiento económico, después de una profunda crisis, crisis de la que hay que culpar al sistema, porque el gobierno anterior no tenía ninguna culpa específica de ello. La crisis se venía gestando hacía muchos años como resultado de los gastos fabulosos de la guerra de Viet Nam sufragados con emisiones monetarias y de las contradicciones y problemas inherentes al sistema, pero, además, se había producido un incremento notable del desempleo, un incremento grande de la inflación; todas esas cosas tenían un gran impacto en la opinión pública, y coyunturalmente en los últimos dos años se produjo un crecimiento de la economía y una reducción del desempleo —decimos coyunturalmente porque muchos especialistas piensan que se vuelve a una nueva crisis, y relativamente pronto— si continúan las altísimas tasas de interés, los déficit presupuestales de alrededor de 200 000 millones de dólares, y el déficit en la balanza comercial de 100 000 millones de dólares, crisis quizás más profunda que la anterior en la economía de Estados Unidos.
Tuve oportunidad de explicar el 26 de Julio en Cienfuegos, cómo la economía de los demás países capitalistas y, sobre todo, la economía del Tercer Mundo, había tenido que pagar el precio de ese incremento de la economía de Estados Unidos en los últimos dos años. Ese incremento coyuntural fue consecuencia de mecanismos que permitieron a Estados Unidos disponer a su antojo del dinero de los demás países de su esfera económica; lo trajo de Europa, lo trajo de Japón, lo trajo de todas partes, sobre todo del Tercer Mundo, con las altas tasas de interés, enfrentando parcialmente sus problemas, pero sin construir nada sólido para el futuro. Una gran parte de esos recursos se han invertido en armas, con un presupuesto militar que rebasa ya los 300 000 millones de dólares.
Esos gastos en armas no ayudan al desarrollo de la economía. Precisamente una de las ventajas de las que disfrutó la economía japonesa después de la Segunda Guerra Mundial fue que, en virtud de los tratados que surgieron después de la guerra, no podían invertir en armas, y casi todos los recursos los invirtieron en la industria, en nuevas tecnologías, en nuevas ramas mucho más productivas, mientras la industria norteamericana, en muchos sectores, se quedaba atrás, como en la del acero, por ejemplo, cuyos productos no son competitivos con los de Japón e incluso ni con los de otros países de Europa, y los obliga a establecer medidas restrictivas, cuotas, aun dentro de su sistema de libre empresa y de libre comercio, para que puedan subsistir sus fábricas de acero. Toda esa enorme inversión en armas no crea ninguna base sólida para la economía y, en cambio, la hipoteca.
El hecho real es que se produjo un incremento de la economía y una disminución de la inflación y del desempleo en los últimos años de la actual Administración y, a nuestro juicio, esos factores fueron muy importantes, decisivos, fundamentales. Nosotros, conociendo el comportamiento político de los electores norteamericanos, no teníamos ninguna duda del resultado de las elecciones, ninguna en absoluto; era claro cuando se analizaban todos los factores. Pero el pueblo de Estados Unidos, insisto, no quiere una guerra, se le puede, de cierta manera, lisonjear, diciéndole que el país es poderoso, que el país es fuerte, que sigue siendo una gran potencia y que cada vez será más gran potencia; se pueden tocar ciertas cuerdas nacionalistas, se pueden desarrollar, incluso, ciertos sentimientos chovinistas. El pueblo de Estados Unidos ciertamente no ha conocido la guerra en su propio suelo durante los últimos 120 años, tuvo la guerra civil a mediados del siglo pasado, costosa y sangrienta, pero no conoció la destrucción de la Primera ni de la Segunda Guerra Mundial, que sí la conoció el pueblo soviético —el pueblo soviético sabe lo que es la guerra, porque la vivió muy de cerca entre 1914 y 1917, y sobre todo después de la Revolución, con las intervenciones extranjeras que dieron lugar a la ocupación de una gran parte del país y dejaron mucha destrucción. Pocos años después sufrieron el ataque fascista que costó 20 millones de vidas, la destrucción de miles de ciudades; el pueblo soviético sabe lo que es eso, tiene mucha más conciencia de lo que es la guerra. Pero a pesar de eso, el pueblo norteamericano tampoco quiere la guerra, tiene suficiente inteligencia, comprensión, nivel de conocimiento para saber lo que significa una guerra. Y no solo no quiere una guerra mundial, que no la quiere nadie, sino que incluso rechaza las guerras locales. Podemos decir que el pueblo de Estados Unidos no quiere una intervención en Nicaragua, y se manifiesta a través del Congreso y su oposición a la asignación de fondos para las bandas mercenarias. La opinión pública norteamericana es contraria a la aventura militar en Centroamérica, y los esfuerzos realizados por la Administración no han logrado realmente cambiar esa opinión pública.
La opinión pública norteamericana no quiere una guerra en Cuba y no se le ha podido persuadir de que es conveniente una agresión a Cuba. Podrán haber grupos extremistas, los hay en todas partes, gente muy reaccionaria, devotos apasionados del uso de la fuerza, pero la mayoría de la opinión pública norteamericana, aunque no signifique el peligro que significaría una guerra nuclear mundial, no quiere guerras locales, no se le ha podido persuadir de eso y comprende que una aventura en Centroamérica no es el paseo de Granada; lo comprende, lo sabe mucha gente inteligente, mucha gente que piensa, que eso costaría muchas vidas, aparte de que echaría sobre el prestigio del país un acto injustificable, la responsabilidad de un virtual genocidio que la opinión mundial no está dispuesta a aceptar, y que constituiría para el país un enorme costo político y un enorme costo humano. Y, desde luego, saben que en el caso de nuestro país sería mucho peor y de consecuencias imprevisibles.
Ese es un hecho importante: cómo piensa el pueblo de Estados Unidos, porque si en algunas ocasiones sus dirigentes se pueden olvidar de todo lo que piensa el mundo, no les resulta tan fácil olvidarse de lo que piensa el propio pueblo de Estados Unidos.
A lo largo de la intervención en Viet Nam, esa guerra dolorosa que costó tantas vidas, la que al principio no se le prestó mucha atención por la opinión mundial, a medida que pasaban los años fue mayor la atención y la condena internacional, y a medida que pasaron los años, cuando empezaron a aparecer las bajas, cuando los medios masivos también divulgaron las atrocidades de aquella guerra —y hay quienes piensan que la culpa de la derrota en Viet Nam la tiene la televisión, porque al pueblo no se le debió haber informado lo que ocurría allí—, cuando la opinión pública de Estados Unidos tomó una posición firme y mayoritaria contra la guerra, se constituyó en un factor decisivo en la conclusión de la misma.
Debemos tomar en cuenta estos factores. Creo que tendrán que tomarlo en cuenta también los dirigentes del país; los dirigentes del país saben que ese déficit presupuestario de 200 000 millones de dólares no es tolerable, o se tienen que establecer impuestos altos, que serían muy impopulares y poco justificables, o se tiene que poner un límite a esas fabulosas inversiones en la esfera militar. Ya se habla de tomar medidas, más medidas de restricciones sociales, buscando cómo reducir ese déficit. Esas medidas serían también impopulares. A la propia economía de Estados Unidos no le conviene una agudización de la atmósfera internacional, sino, por el contrario, una cierta distensión.
No se le ve solución a esos problemas por el camino que llevan los acontecimientos, y todo el mundo está atento, en todas partes; se preguntan si es que viene la Apocalipsis, si es que hay un sentimiento fatalista en esta administración de que ha llegado la época del fin del mundo, o si, por el contrario, ha llegado un momento de reflexión sobre estas realidades. Hay quienes piensan que tal vez la preocupación pueda ser otra: el pasar a la historia como una administración que luchó por la paz, y no una administración que condujo a la guerra.
Desde luego, estos resultados serían relativos. Si el camino es el de la paz, la historia podría hablar de eso; pero si el camino es el de la guerra, lo más probable es que no haya más historia, se acabe la historia.
Por eso la opinión pública internacional está atenta a los hechos, a los síntomas que se puedan producir. Se aprecian algunos síntomas de tipo positivo. Nosotros podríamos decir, por ejemplo, el interés mostrado en mantener, después de las elecciones, estas conversaciones sobre cuestiones migratorias. Aunque se limitan estrictamente a eso, a nuestro juicio, es una manifestación de carácter positivo. La reunión entre el secretario de Estado, Shultz, y el ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, compañero Gromiko, en el próximo mes, sin discusión, es un síntoma de carácter positivo.
Esto no da derecho a nadie a hacerse ilusiones de ningún tipo. Hay que observar, analizar.
Creo que nuestro país tiene hoy una educación sobre política internacional mayor de la que tuvo en ningún otro momento. Recuerdo hace varios años, cuando se lograron los acuerdos internacionales entre la URSS y Estados Unidos sobre control de armamentos, etcétera, que marcaron una etapa de distensión, nuestro Partido elaboró una serie de editoriales para explicarle al pueblo qué era la distensión, porque, naturalmente, nuestro pueblo militante, agredido, hostigado, irritado, no estaba en las mejores condiciones psicológicas para entender la distensión. Ha pasado tiempo, unos cuantos años, el nivel de cultura, sobre todo de conocimientos concretos de problemas económicos internacionales y de problemas políticos, y una conciencia mucho más sólida, más clara, le permite captar mucho mejor ahora estos problemas, y seguir atentamente lo que ocurre, o lo que ocurra.
Los próximos meses son decisivos. El próximo año 1985 es muy importante. Hay que ver cómo la conjunción de esos factores se comportan, qué resultados traen, y si el mundo puede tener una esperanza de paz, es muy importante. Si nuestra región puede tener una esperanza de paz, es muy importante. ¿Cuál será el curso de la situación internacional en los próximos años? Los pueblos desesperados por el subdesarrollo y el hambre —y ustedes han oído las noticias de las hambrunas en Africa— ante fenómenos ecológicos, que se suman a los problemas del subdesarrollo y al atraso técnico, que han conmovido al mundo, saben que en medio de un clima de tensión internacional y de carrera armamentista, no hay la más remota posibilidad de encontrar soluciones a la deuda de 350 000 millones que tiene la América Latina, y de una cifra aun superior, que tiene el resto del mundo, para alcanzar un volumen de alrededor de 800 000 millones de dólares. Hasta ahora crecían parejas la deuda y los gastos militares; pero ya se fueron por delante los gastos militares, y según cálculo reciente alcanzan el millón de millones de dólares —lo que a mí, por lo menos, me enseñaron que era un billón. En Estados Unidos llaman billón a los mil millones. Dicho en el lenguaje de ese país son mil billones, dicho en español, un billón; es decir, un millón de millones de dólares el gasto en la esfera militar en este momento en el mundo. Yesos países, en situación desesperada e independientemente de ideologías, porque nosotros lo hemos visto en el Movimiento de Países No Alineados: gobiernos de izquierda, gobiernos de centro, gobiernos de derecha, tienen muchos problemas comunes, como el intercambio desigual, la deuda, el subdesarrollo, que les preocupan a todos. Saben que sin una distensión, si no se frena la carrera armamentista, no hay la más remota esperanza de que aparezcan fondos para encontrarles solución a sus problemas, si es que pudieran aparecer algún día los fondos.
Hay situaciones de continentes enteros, como el de Africa, en que el desierto avanza de norte a sur y la población crece en todas partes, hasta en el desierto. Ha sido necesaria esta tragedia para que ya la opinión pública tome más conciencia del problema. Pero cuántas inversiones no requerirá adoptar las medidas pertinentes para frenar el desierto y hacerlo retroceder, aparte del desarrollo agrícola y los recursos hidráulicos que requiere ese continente para resolver sus problemas alimenticios. De ahí que el mundo está atento a lo que va a ocurrir, ¡muy atento!, en todos los rincones del mundo, en los próximos meses. Para nosotros es importante, ¡ah!, porque nosotros estamos preparados para todo: estamos preparados para la guerra y para la paz (APLAUSOS).
Creo que el esfuerzo de nuestro país, su firmeza, su serenidad, su valentía, su capacidad de organización, su fervor revolucionario y patriótico, han aumentado nuestras posibilidades de paz, cualquiera que sea la línea que se siga en Estados Unidos. Porque cada día que ha pasado, cada semana, cada mes nos ha hecho más fuertes en estos últimos cuatro años; las amenazas contra nuestro país han tenido la virtud de multiplicar nuestras fuerzas, y multiplicarlas muchas veces, porque se multiplican no solo por el número de hombres y mujeres organizados, armados, entrenados, se han multiplicado las ideas, se han profundizado las concepciones, se ha llegado a criterios muy avanzados relacionados con la defensa, que han recogido las mejores experiencias de las últimas décadas en el mundo y que, realmente, han permitido un desarrollo de nuestro potencial defensivo basado en la participación de todo el pueblo, que nos ha hecho mucho más fuertes, mucho más inexpugnables que en ningún otro momento anterior, y ese esfuerzo no se puede abandonar.
Claro está que preferimos la paz y no la guerra. Ese es un elemental deber de todo revolucionario, de todo marxista- leninista, y, sobre todo, de todo partido en el poder, de todo gobierno responsable. Es muy importante que cada ciudadano, cada madre, cada padre, cada hermano, cada hijo, todos sepan cuáles son los criterios del Gobierno Revolucionario en ese sentido, que no se deja llevar por impulsos o por orgullo, sino que se caracteriza y tiene que caracterizarse siempre por la reflexión, la serenidad, la sangre fría, porque sobre nuestro Partido, sobre nuestro Gobierno, recae la responsabilidad de la vida y los destinos de una nación entera. Eso nos obliga a ser previsores, a tomar todas las medidas, a hacer todos los esfuerzos, ser fuertes, y, a la vez, ser serenos.
Aun cuando surgiera —y es lo que deseamos— una situación de distensión, la defensa no puede descuidarse, ¡no puede descuidarse!, esto es muy importante, y lo que hemos avanzado no puede relegarse. Es una realidad que nos impone nuestra ubicación geográfica. La diferencia de sistema político, económico y social que tenemos con nuestro vecino más poderoso, nos impone prestarle siempre una máxima atención a la defensa. Incluso si hubiera un día un sistema socialista en Estados Unidos, no podríamos descuidar la defensa, porque, en definitiva, Viet Nam tiene fronteras con China, ¡los dos países son socialistas y Viet Nam no puede descuidar su defensa! (APLAUSOS)
Suecia es un país neutral, no pertenece a ningún bloque militar, está en el norte de Europa y, sin embargo, a pesar de que no participó en la Primera Guerra Mundial, ni en la Segunda Guerra Mundial —lo cual es uno de los factores que ha contribuido a su desarrollo económico y social—, no descuida la defensa, ni las armas, ni el entrenamiento de la población, ni las fortificaciones.
Por eso para nosotros es necesario la comprensión de la importancia del esfuerzo que hemos hecho hasta este momento y la importancia de mantenernos siempre alertas, siempre fuertes, aun en una situación de distensión a nivel internacional y regional; puede haber, incluso, cierta distensión internacional y no existir distensión regional —hasta esas variantes existen—; aunque, sin duda, la distensión internacional beneficia a todo el mundo de una forma o de otra y crea una lógica diferente a la de la política agresiva y belicista.
Me ha parecido una buena oportunidad para explicar esto, sobre todo al calor del entusiasmo demostrado por los estudiantes en relación con la defensa del país. Y he aprovechado también para exponer al resto de la opinión pública de nuestro país, al resto de nuestro pueblo, estas ideas que considero muy importantes.
Realmente yo no pensaba ser muy extenso, hasta, incluso, me puse de acuerdo con los compañeros en la hora que empezaríamos este acto, porque creo que después venían algunos eventos deportivos: la pelota, y a nosotros no nos gusta nunca interferir —lo digo con franqueza— los programas habituales de la población, si es la pelota, la pelota, si es el boxeo, el boxeo, si es La Esclava, La Esclava (RISAS Y APLAUSOS). Por eso voy a tratar de ser lo más breve posible para no robarles —si es que les robo algo— demasiado tiempo a los aficionados o, por lo menos, para que sepan, que no se impacienten, que voy a tratar de ser más breve (RISAS).
Es muy importante el conjunto de puntos que se han discutido en el informe central, y han hecho bien en señalarlos todos, desde los más prioritarios a los menos prioritarios, porque todos son importantes, los relativos al deporte, la cultura, a las actividades de las brigadas de trabajo, o el estudio y trabajo y los problemas que todavía puedan presentarse, y los casos señalados aquí, si hay algunos que no son estimulantes que, aunque es muy alto el porcentaje de estudiantes que participan en la escuela al campo y en los trabajos en el campo, hay siempre algunos casos de certificados médicos indebidos y de comisiones médicas que no hicieron después un buen trabajo.
Realmente yo pienso que —un puntico, un ejemplo— nosotros tenemos que exhortar a nuestros médicos, que gozan de un gran prestigio en nuestra población, que tienen un gran mérito nacional e internacional, que han llevado nuestra medicina a muy altos niveles y que es una fuerza que se desarrolla con ímpetu, con las nuevas inyecciones de jóvenes talentosos y con vocación a través del Destacamento "Carlos J. Finlay", a que ellos colaboren con ustedes y con el Partido en ser rígidos, estrictos, exigentes en este problema, que estoy seguro, es ajeno al espíritu de la inmensa mayoría de nuestros médicos. Estoy seguro de que nosotros podemos contar con la colaboración de nuestros médicos, porque le hace un daño muy grande a cualquier persona, a cualquier joven, darle un certificado que sea resultado de la amistad, de la tolerancia, del consentimiento, porque habitúa al joven a la cosa falsa, al engaño; a un joven que precisamente tiene que prepararse para su profesión, para su trabajo, como ciudadano del país, lo habitúa al fraude, al engaño, a buscar el pretexto, lo deforma. A nadie se le obliga, por ejemplo, a participar en el programa de la escuela al campo, es simplemente un deber moral, ¿qué necesidad hay de engaño?
Eso es lo que preocupa, si son 5 de cada 100, ó 2 de cada 100; a nosotros aunque sea 1 de cada 100 nos tiene que preocupar (APLAUSOS).
Mencionaba este ejemplo como uno de los muchos temas que ustedes abordaron, y que incluye otros como la cuestión de los libros de los estudiantes de enfermería, la carencia de libros, algunas indisciplinas y otros problemas en los politécnicos de la salud, con relación también al trabajo de los hospitales, los casos de turnos dobles o dejar la guardia sola a un estudiante, para referirme a los detalles, la preocupación de ustedes, la necesidad de una buena selección del personal que ingresa en esos centros, y es ciertamente una de las cosas que nos preocupan. Cuando estuvimos hace algún tiempo analizando todos estos problemas, había la circunstancia de que los alumnos ingresaban muy jóvenes en las escuelas de enfermería, con noveno grado, alrededor de 15 años, á veces menos, parecía muy poca edad, se empezó entonces a tratar de ingresar algunos de preuniversitario, se aspira en el futuro a recibir solo de nivel preuniversitario. Si de repente se pasaba a esa medida, el ingreso disminuía considerablemente durante un tiempo. Hay que seguir profundizando, qué hacemos, si los empezamos a aceptar ya en un momento dado de décimo grado, hasta que vayan con más nivel, que quede más articulado después con la enseñanza superior. Pero es un problema que, ciertamente, está por resolver y merece la atención.
Ustedes plantearon los problemas de los estudiantes de arte, las dificultades que tienen con los instrumentos, los medios materiales de estudio, incluso de vida. Bueno, realmente no podríamos ahora ofrecer, aunque es nuestro deseo, pero estaría en contradicción con todo el esfuerzo que estamos haciendo en relación con lo planteado el pasado martes en el Fórum Nacional de Energía, el esfuerzo fundamental que tenemos que encaminarlo ahora a la cuestión económica, podríamos abordar en un futuro no muy lejano la cuestión de la base material de estudio de las escuelas de arte —que nos interesan mucho. Claro, recibieron prioridades las secundarias, los preuniversitarios, tecnológicos, vocacionales, en realidad, se fueron quedando las de arte, aunque no eran realmente muchas, pero sí costosas. Y en cuanto el país pueda disponer de recursos, una vez atendidas todas las cuestiones que son incuestionablemente prioritarias, tendrá que ver en las escuelas de arte qué hace, su esfuerzo en cuestiones educacionales tendrá que dirigirlo entre otras áreas a esa.
Las EIDE se hicieron en muchas provincias, recibieron más instalaciones que las escuelas de arte, aunque ciertamente no han sido utilizadas de manera óptima, ni han sido cuidadas con todo el esmero que merecen. Eso es cierto también. En semanas recientes nosotros enviamos a algunos compañeros a visitar las 53 escuelas de arte que existen en el país, para analizar sus problemas de diversa índole y qué se puede hacer por ellas. Este trabajo se empezó hace unos tres meses, se visitaron todas y hay un expediente de la situación y las dificultades de cada una de esas escuelas; nos interesan, y ya que no se les puede hacer de repente nuevas instalaciones, hay que analizar qué puede hacerse por ellas en todos los demás aspectos que estén al alcance de nuestras manos.
También un compañero enviado por nosotros ha visitado las escuelas deportivas, todas o casi todas, concretamente el compañero Juantorena (APLAUSOS), que no solo fue un gran atleta siempre, fue siempre y es un gran revolucionario y un joven realmente ejemplar, de voluntad, dé disciplina, de talento, que está concluyendo además sus estudios de economía en la Universidad. Nos parece que puede trabajar y hacer mucho en esta esfera del deporte, como inspiración de nuestros estudiantes en las escuelas deportivas. El las ha estado visitando todas, posiblemente ya terminó de visitarlas, porque nos interesa ver todo, no solo cómo están, el cuidado, los programas, no solo si se atiende proporcionalmente el deporte, el estudio, sino también qué proporción de deportistas para cada disciplina hay en cada escuela. A decir verdad, estamos reuniendo la información, cuánto tienen en cada una de las disciplinas deportivas; porque partimos del criterio de que aunque hemos obtenido muchos logros en el deporte, podemos obtener muchos más en el futuro, porque hoy tenemos recursos que ni soñarlos podíamos al principio de la Revolución.
Tenemos 11 EIDE con 13 000 estudiantes; creo que tenemos —si mal no recuerdo, vi por ahí un dato— 140 Pre-EIDE con 22 000 estudiantes, están los centros provinciales, la ESPA, "Cerro Pelado", tenemos recursos enormes. Se han graduado 17 900 profesores de educación física, de nivel medio, 17 900, ¿cuando la Revolución comenzó qué tenía? Alrededor de 2 390, o una cifra por el estilo, de nivel superior. Estamos averiguando dónde están todos esos profesores ahora, todos, dónde están, qué hacen; el Ministerio de Educación explica que solo 14 000 alumnos recibían instrucción en educación física, hoy la reciben más de millón y medio. Lo que tenemos ahora, ni soñarlo hace 20 años. Hay que ver cómo están nuestros profesores de educación física y deporte, cómo están sus técnicas, cómo se aplica esta disciplina en las distintas escuelas y niveles, y si hacemos un programa científico del desarrollo del deporte. Todos esos datos los estamos reuniendo, es una de las cosas que se están haciendo ahora, con la colaboración del INDER y con las visitas a cada una de las escuelas deportivas, cómo logramos un desarrollo proporcional del deporte para que desempeñe el papel que le corresponde en nuestra sociedad y para que nuestro país siga jugando un papel cada vez más destacado en el deporte internacional y mundial, es decir, hemisférico y mundial; tenemos que seguir, no podemos conformarnos.
Sí, ya sé que hemos ganado 622 medallas en los Panamericanos desde el triunfo de la Revolución, 242 de oro, no sé cuántas de plata, y también sé que son como 955 las que hemos ganado en los Centroamericanos, pero, ¿podemos ahora sentirnos como pavos reales por las medallas que hemos ganado? No. El mérito que significa es que no teníamos esos 17 900 profesores, ni los de nivel superior, ni las instalaciones; y nosotros podemos obtener mayores éxitos con lo que tenemos si lo utilizamos bien. ¿En qué disciplina estamos flojos, si no hay alguien que quiera correr los 3 000 ni los 10 000, y por qué nuestra juventud no es capaz de brindar atletas para los 10 000?
Hay deportes que son más populares que otros, no podemos dejarnos llevar solo por la popularidad del deporte.
Nosotros queremos saber en cada provincia y en cada escuela cuántos hay de béisbol, cuántos de básquet, cuántos de campo y pista, cuántos de voleibol, cuántos de balompié, todo, para que haya un desarrollo proporcional de los deportes, no sea que en algunas provincias empujen en una dirección y llenen la escuela del deporte que más les gusta y abandonen los otros.
Creo que con los medios que tenemos podemos hacer mucho en el deporte, pero mucho.
Están las olimpiadas escolares que se realizan todos los años. Ahí es donde no podemos decir: va a haber más base material, porque ahora no vamos a poder hacer en lo inmediato más escuelas deportivas, incluso sabemos que tenemos una situación terrible en materia de piscinas, que hay muy pocas y que el desarrollo de la natación requiere piscinas, hay que ver cómo usamos las que tenemos. Existe un plan con las que se inauguraron en el "Lenin" para ver a cuántos alumnos podemos enseñarles natación sistemáticamente; si no nadan, si no se practica este deporte, nosotros en materia de natación estaremos siempre a nivel de los gatos (RISAS), no llegaremos a nada si no hacemos un esfuerzo. Sin nuevas piscinas, con las que hay, hay que hacer más, ingeniárnosla cómo usamos las que existen; incluso hay una de la escuela de natación a la que se le está poniendo calefacción, a pesar de ser nuestro país un país tropical, pero esos muchachos tienen que estar horas, y cuando el agua está a 24 grados aquí, no hay quién la resista, y cuando se lo cuento a algunos europeos se quedan asombrados porque ellos en verano tienen a veces 18 como máximo. Es decir que para desarrollar el deporte y otras actividades, tenemos que partir de lo que tenemos y hacer un óptimo esfuerzo.
Estos problemas los han estado mencionando ustedes, los del deporte, los de la enfermería, los de cultura, y nos agrada mucho, porque sabemos que la situación material que tenemos en determinadas enseñanzas, es diferente a la que tenemos en los preuniversitarios que disponen de excelentes condiciones materiales en general; por lo menos, inversiones se hicieron muchas, que hay que mantenerlas, con la atención a los 30 aspectos y todo eso, escuelas vocacionales de primera calidad se construyeron en todas las provincias. El plan surgió acorde con la antigua División Político Administrativa, algunas atienden ahora a tres provincias de la nueva División, pero ya hay incluso la idea de asignar un pre a Cienfuegos, a Ciego, en esas provincias nuevas que no tienen una vocacional propia. Hemos llegado a la excelente idea, a estas alturas, de convertir las escuelas vocacionales en escuelas vocacionales preuniversitarias todas, para duplicar en ellas nuestra capacidad de pre, por la importancia que tiene la sólida preparación de los preuniversitarios para los estudios superiores. Este es un problema que ocupó nuestra atención y la del Ministerio, qué hacer para elevar los niveles de calidad en esta enseñanza.
Cuando se hizo el Claustro de Profesores de Medicina en el Palacio de las Convenciones, se analizó cuáles eran las causas de las dificultades de los estudiantes cuando entraban en el primer año de la universidad, y se vio que era un salto muy grande; se analizaron problemas que existían en los pre, que los discutieron ustedes: que no se estudiaba muchas veces por los textos, que las evaluaciones no eran suficientemente rigurosas, y que había que prestarles una atención especial a los preuniversitarios. Se dio el Seminario Nacional de Directores, se analizaron todos estos problemas, se tomaron ya una serie de medidas, que es indiscutible que hay que cumplirlas en este esfuerzo por la calidad; allí se tomó la decisión, no solo de las vocacionales, que nos van a dar una capacidad de más de 24 000 estudiantes de pre —pueden ser alrededor de 26 000 con las que se van a constituir en actuales instalaciones de otras provincias. Ahí se puede dar una atención especial, reunir algunos medios, también ingresar allí, por supuesto, por expediente y por examen; se va a modificar el ingreso en esas vocacionales, no solo el expediente sino también por oposición, se tomó la decisión —que explicó el compañero Fernández— de ampliar el Preuniversitario de Ciencias Exactas, que ha sido una excelente experiencia, y nos proponemos crear un pre de Ciencias Exactas en el Centro y en Oriente, tres pre de Ciencias Exactas tendremos; pero, además, convertir las vocacionales preuniversitarias casi en pre de Ciencias Exactas. Todo esto creo que nos va a producir un salto tremendo en la calidad de los graduados de preuniversitario para carreras muy importantes.
Pero bien, sabemos que el nivel preuniversitario tiene más recursos materiales, muchos más; más que los que tienen las escuelas de arte, o las de enfermeras, aunque se ha hecho no poco en esta enseñanza, o en el deporte que también se ha hecho algo. Los pre tienen, igual que las secundarias básicas, muchas instalaciones; los tecnológicos también, se han hecho muchas escuelas de tecnológicos, se ha trabajado en tratar de acabar de instalar todos los talleres, incluso tienen producciones para la educación. Se ha avanzado.
Pero bien, puede ocurrir que los preuniversitarios y los tecnológicos, por su importancia, nos roben toda la atención, le roben toda la atención a la FEEM —todos no están en los mismos organismos, los de arte, por ejemplo, están en otro organismo, aunque algunos los tiene Educación— y ocurra que nos olvidemos de aquellos sectores como técnico medio de la salud, enfermería, arte y deporte. No tengo el temor de que se olviden los maestros, porque el compañero Fernández lucha duro por los maestros y no admite que sean olvidados, aunque aquí se habló de un mejor esfuerzo de promoción del Destacamento "Manuel Ascunce"; se habló de eso y es importante.
Hay una serie de carreras que pueden estar compitiendo como la medicina, la pedagogía, pero considero que se puede hacer ese esfuerzo. Tienen una importancia muy grande los profesores y la selección de los profesores. Como aquí se explicó por el Ministro, surgió otra idea, y las ideas cuando son buenas valen más que el oro: la idea de hacer el llamamiento a maestros primarios a que se hagan profesores de física, química y matemática, hay ya 2 400 estudiando en este curso, lo podemos hacer porque tenemos suficientes maestros, porque vamos creando una reserva de maestros, eso nos permite poner a estudiar a determinados maestros, como en este caso; si no tuviéramos 2 400 maestros para ponerlos en su lugar no podríamos hacer esto. También se avanza en la preparación de los profesores de la enseñanza media, hay todo un programa para que los profesores no titulados de nivel medio estudien y se titulen, está igualmente el programa de Licenciatura en Enseñanza Primaria, que cuenta con 21 000 maestros estudiando. En realidad todos esos son grandes avances.
Ustedes pusieron el acento en cuestiones muy importantes. Ya hemos mencionado la defensa —empecé hablando de ese tema—; pero en lo relacionado con los exámenes, las evaluaciones sistemáticas, la utilización de los textos, la exigencia, el rigor, la disciplina, la calidad, es verdaderamente extraordinario, motivo de orgullo para nuestro pueblo, ejemplo para el mundo, que nuestros estudiantes de nivel medio, reunidos en un congreso, aborden con profundidad estos temas (APLAUSOS PROLONGADOS). Es lo más elocuente que puede expresarse de una revolución socialista; solo en una revolución profunda, justa, como nuestra Revolución es posible eso, que toda la masa de estudiantes se identifique con su país, con los intereses de su pueblo y vea que esos son sus propios intereses, reaccione y responda como lo hacen ustedes.
Creo que esa actitud de nuestros estudiantes es una lección de política para el mundo, lo que plantean, en primer término, todos los problemas relacionados con la profundidad y la calidad de las clases, de las evaluaciones, de los exámenes, de la exigencia, más esfuerzo. Y es lógico de personas conscientes, de personas revolucionarias, en una sociedad como la nuestra donde saben que no se están preparando para enriquecer a las transnacionales, o a los burgueses, o a los oligarcas, o a los explotadores de cualquier tipo, en una sociedad que no es de explotadores sino de trabajadores, en que todos, sin excepción, tienen oportunidad de estudiar; porque habla mucho del esfuerzo que ha hecho la Revolución en la educación, el poder afirmar —como se afirma— que todos los graduados de sexto grado del año pasado tuvieron su plaza para continuar los estudios. Pero algo más, que todos los graduados de noveno grado — eran 170 000, los de sexto grado creo que eran 231 000, disminuyeron un poquito porque ya pasó la generación de la explosión demográfica, los que están ahora en primaria son un poco menos, ahora ya no se gradúan más de 240 000 en un año, fueron 231 000— todos tuvieron plazas para continuar los estudios, y los 170 000 de noveno grado, todos tuvieron plaza para continuar los estudios. ¡Qué gran satisfacción para nuestro pueblo poder afirmar eso. Eso se llama posibilidad de todos los ciudadanos, de todos los niños, de todos los jóvenes de estudiar y de todas las familias de este país, de que sus hijos estudien (APLAUSOS).
Los estudiantes comprenden esto, saben que esa es su sociedad, ese es su pueblo, de la igualdad de oportunidades para todos, que esa es su economía, que ese es su futuro por el cual tienen que luchar y exigen ser estudiantes de calidad, que se les den clases de calidad y que les hagan pruebas rigurosas. Si nada más se dijera eso de este Congreso, ya podíamos decir: es un gran Congreso, es histórico.
Me parece que esos materiales hay que divulgarlos. No he mencionado absolutamente todos los temas, ustedes han hablado de emulación y de otros más; algunos de ellos son esenciales, fundamentales, me parece que deben divulgarse entre todos los estudiantes, pero además es bueno que la familia los conozcan, que de alguna manera se sistematicen en nuestra prensa los principales problemas planteados, en Juventud Rebelde, en Granma y en otros medios, para que todos los estudiantes —no solo los que estuvieron aquí en el Congreso— del país, hasta los que están en primaria o en secundaria y todas las familias los conozcan, porque para ganar esta batalla hace falta el apoyo de la familia y hace falta el apoyo de todos los trabajadores, de todas las organizaciones de masas; de modo que es bueno que ellos sepan en qué aspecto se orienta la lucha.
Claro, habrá otros congresos y estoy seguro de que en ellos siempre aparecerá: a pesar de la lucha por la retención, que habíamos subido del 96 en 1983, al 97 en 1984, habremos tal vez alcanzado en el futuro el 97 y medio, el 98 y tendremos que seguir luchando. Será así, será así (APLAUSOS). Y volverá a hablarse de lo alcanzado en las brigadas de trabajo, de los problemas que todavía subsisten, de la asistencia al campo, etcétera, etcétera. No nos hagamos ilusiones, pero la vida es así, una eterna insatisfacción, y el éxito, el progreso, el avance, han sido siempre hijos de la eterna insatisfacción del hombre. Debemos señalar en cada congreso: estas son nuestras metas; mostrarlas, hacer partícipe al pueblo, luchar, y que todos los factores —como diría Fernández, porque Fernández en su discurso dice que todos los factores participaron, y los factores son como 20 organismos, organizaciones (RISAS Y APLAUSOS)—, que todos los factores ayuden, sabiendo qué puede ser resuelto, qué no puede ser resuelto; pero que cuando vengamos al próximo congreso, digamos: en esto, en esto, en esto, hemos hecho el mayor esfuerzo y hemos avanzado esto. Y claro, tendremos que plantearnos problemas y metas hasta que lleguemos a la perfección, si es que puede llegarse, y cuando lleguemos a la perfección, si llegamos, habrá que inventar alguna otra cosa.
Creo que también tenemos que trazarnos el programa de educación hasta el 2000, qué vamos a hacer, y el trabajo de nuestras organizaciones: la Juventud, la FEEM y todos. Como estábamos planteando con relación a la energía, a la economía, también tenemos que plantearnos nuestra meta y luchar con todas estas dificultades; porque lo que hay que buscar ahora en la educación fundamentalmente es calidad, ya no es cantidad. ¡Y eso no cuesta divisas!, eso no implica grandes gastos económicos. ¡Ah!, bueno, puede ser que nos falte un reactivo y haya que invertir algo para que esté la materia prima o hagamos el reactivo aquí, o algún equipito, o los materiales para construirlo, porque los propios tecnológicos están construyendo equipos, el Ministerio está construyendo ya equipos; los libros, para educación; se están editando 23 millones, tenemos —como ya planteamos el otro día— que arreglárnoslas con esos, puede faltarnos un poquito todavía, pero hasta ahí, procurar no excedernos, cuidarlos, sacarles más provecho. Tenemos que arreglárnoslas con esos libros, ya que si producimos más, pues habrá que exportar libros, no es lo que nos hace más feliz, pero es lo más razonable, lo más realista, si queremos conservar lo que tenemos. Ver lo de los libros de enfermería, porque los de medicina se resolvieron, ver qué textos son, qué esfuerzos debemos hacer para complementar; pero hay que luchar con los recursos que tenemos. Lo que tendremos es más recursos humanos, porque cada año tendremos más profesores graduados, profesores titulados, más maestros licenciados que se empezarán a graduar, incluso, una reserva mayor de cuadros para poner a estudiar a los otros.
Ya tenemos 258 000 profesores y maestros, uno por cada 12 aproximadamente de los 3 100 000 matriculados, de distintas edades y de distintos sistemas de enseñanza, ¡es increíble! Y vamos a tener más maestros, y se supone que si hacemos un buen trabajo en la Juventud, en el Sindicato, en el Partido, en el Ministerio, en los Poderes Populares, tendremos cada vez mejores profesores y maestros. Fíjense que los grandes progresos que tenemos por delante están no en la cantidad, sino en la calidad de nuestro trabajo. Hay que concentrarse en eso en todas las enseñanzas: la primaria, la secundaria, la de nivel medio —y dentro del nivel medio todas las que he mencionado aquí—, también en la medicina, en el deporte, en la cultura. Nosotros podemos seguir avanzando muchísimo de aquí al 2000. ¡Ah!, pero ahí está el terreno, en la calidad, en los factores subjetivos, en los cuales podemos influir con nuestro trabajo.
La educación debe hacer un esfuerzo de calidad y debe trazarse las ideas, el esquema a largo plazo, como se ha hecho ya, por ejemplo, con la medicina; se sabe los médicos que vamos a tener, dónde van a estar, en qué se van a emplear, las especialidades todas tienen ya su programa de desarrollo, lo más importante.
Se va a trabajar a 15 años vista.
Hay que hacer lo mismo con la ciencia, por supuesto, es muy importante —y aquí está el presidente de la Academia de Ciencias, él no administra todas las instituciones científicas, pero él las dirige metodológicamente y algunas directamente—, ¡es muy importante!
Por ahí aparecen los datos de que ya tenemos 12 000 de nivel universitario y como 35 000 trabajadores totales en la esfera de la ciencia, que ya nos sitúa en un buen lugar. Por ejemplo, de los países que más tienen de nivel superior en actividades de investigación por cada 100 000 habitantes en América Latina: Argentina tiene 31, Brasil 21, México 15, Cuba 65 (APLAUSOS).
Hay que precisar bien los planes de trabajo de desarrollo de todas nuestras instituciones científicas, que tienen una enorme importancia. Al esfuerzo de esos miles de trabajadores de distintos niveles, hay que sacarle el máximo de provecho y de sus posibilidades. A lo mejor un día, en algún acto de ciencia, haya que hablar de este problema de la ciencia; aprovecho esta ocasión para hacer solo una breve referencia.
Con lo que tenemos podemos avanzar muchísimo en lo social, y quién sabe lo que podamos decir dentro de 15 años en materia de salud. La mortalidad infantil tal vez baje este año a 15 por 1 000; no sé lo que dirán los compañeros de Salud Pública que están por aquí, a lo mejor baje de 15. Estamos elaborando programas relacionados con la cardiopatía congénita —problemas del corazón en los niños—, que hay alrededor de un 1%, según estadísticas internacionales, que nace con problemas de ese tipo; las posibilidades que hay de atenderlos, por qué métodos, por qué sistema, por qué programa. Solo con ese programa bien aplicado —y se trabaja en esa dirección, aunque nos va a llevar un tiempo—, esa mortalidad se puede reducir en tres puntos. Además, va a dar una seguridad muy grande a todas las familias. Es más difícil prever ese tipo de problema, algunos casos son críticos, aproximadamente la mitad, y de éstos mueren del 80 al 90% en el primer año de vida si no existe una atención intensiva y adecuada en unos pocos centros muy especializados, incluida la cirugía cardiovascular pediátrica, donde pueden resolverse un elevado por ciento de casos críticos llamados a morir el primer año; los demás casos no críticos, pueden fallecer en años subsiguientes si no reciben la atención adecuada. Ese programa bien aplicado, y ya se está trabajando en su desarrollo, preparando al personal, haciendo inversiones, a mi juicio puede llegar a reducir —he sacado la cuenta por arriba— unos tres puntos de ese 15 por cada 1 000 nacidos vivos.
¡Qué índices no tendremos a finales de los próximos 15 años en educación, en salud, en deportes, en cultura, en ciencias y en otras muchas cosas no mencionadas aquí!, y estoy haciendo énfasis en esto, precisamente, porque a lo económico en la industria y en la agricultura, a la base material, tenemos que dedicar el máximo esfuerzo.
Reitero lo que dije hace unos días: hemos logrado tales avances y creado tales posibilidades en lo social, que con lo que tenemos podemos avanzar mucho y centrar el esfuerzo de las inversiones en el campo económico.
Leí en una información que ustedes acordaron estudiar las cuestiones planteadas en el Teatro "Carlos Marx" el martes 4, en el Fórum Nacional de Energía. Realmente me satisface mucho esa decisión, porque yo quería recordarles a ustedes, los estudiantes de nivel medio, y a los que ahora están en secundaria básica que pronto van a arribar al nivel medio, que ustedes tienen 15, 16, 17 años, algunos tienen hasta menos y están reclamando que los dejen ingresar en las Milicias de Tropas Territoriales. Antes de llegar aquí, vi, por cierto, una comunicación del compañero Raúl que explicaba los esfuerzos que se hacen en esa dirección para que sí estén incluidos, que puedan ingresar alumnos de nivel medio superior de 15 años, e incluso menos de 15 (APLAUSOS).
Sobre el Día de la Defensa Estudiantil, los compañeros del MINFAR opinaban que, habiéndose establecido el Día de la Defensa para todas las unidades de las Milicias de Tropas Territoriales, ya como miembros de estas, los estudiantes hicieran sus programas dentro del Día Nacional de la Defensa.
Pero, bien, les decía que algunos tienen 15 años, tal vez algunos 14. Faltan prácticamente 15 años para el 2000, ya no está muy lejos; podrá estar un poco más lejos para algunos que estamos por aquí (RISAS), pero mirando a la masa no está lejos, ¡está muy cerca!, y los de 15 tendrán 30 años, los de 14 tendrán 29, los de 18 tendrán 33. Serán ustedes, los cientos de miles de jóvenes que están en la enseñanza media superior, más los que están en la secundaria y los de cuarto, quinto y sexto grado, en su conjunto más de un millón y medio, más de 2 millones si sumamos a muchos que hoy están en primero, segundo y tercer grado, para esa fecha serán obreros, técnicos medios, habrán acabado o estarán acabando sus estudios superiores, los técnicos, los especialistas, los obreros, los cuadros de la generación productiva más joven del país. No voy a decir que estarán gobernando al país en el año 2000, dentro de 15 ó 17 años, porque aquí hay cuadros jóvenes que no están dispuestos a dejarse derrocar (RISAS). No sé qué edad tendrán los compañeros dirigentes de la Juventud que están aquí. ¿Cuánto? (ALGUIEN LE RESPONDE: "Treinta y tres".)
No, yo no digo ahora, yo digo dentro de 15 años. Bueno, 33 más 15, 48, estarán a nivel de 48 ó 50 años; y los que están aquí de la dirección de la FEEM, tendrán la edad de ustedes ahora.
Los de la Juventud, también muchos cuadros jóvenes del Partido, van a tratar de hacerlo lo mejor posible para poder ganarse la confianza y el apoyo de ustedes.
Ustedes van a tener muchas responsabilidades. ¡El año 2000 es de ustedes, más que de nosotros! ¡El futuro es de ustedes!
Todo eso de lo que hablamos hace unos días, les incumbe a ustedes más que a la actual generación. Ustedes tienen que ser abanderados de esas ideas, ¡firmes abanderados!, con la misma energía con que son abanderados de la defensa, ser abanderados de la política de ahorro de energía y de una estrategia económica sobre las bases planteadas el pasado día 4.
Pensar en el futuro, consolidar lo que tenemos, que es bastante, en lo social y desarrollar una estrategia en lo económico, inteligente, sabia, que consolide lo que tenemos y que garantice muchas más posibilidades en el futuro, que garantice el futuro, ¡ese futuro que es de ustedes!, en todo lo que tiene que ver con la energía, con las producciones, con las relaciones con el campo socialista que avanza sostenidamente, no obstante los criterios de los adversarios ideológicos. Y puedo observar algunas ilusiones en las esferas imperialistas, como si el socialismo fuera a decaer; no conocen las potencialidades de los países socialistas y las de la URSS especialmente, que son fabulosas. No tengo la menor duda de que seguirán avanzando a un ritmo seguro y sin crisis, y que el porvenir les pertenece por entero.
Los capitalistas hoy crecen, mañana decrecen, saben lo que está pasando en 1984, no saben lo que va a pasar en 1985, ni en 1986. Nosotros podemos decir qué va a pasar en el 2000, de acuerdo con nuestros recursos, nuestros planes económicos, las producciones de esto, de lo otro, qué vamos a tener en la educación, en la salud pública, en todo podemos mirar el futuro; ellos no pueden mirar el futuro, porque tienen luz corta (RISAS), ese es el problema, el capitalismo no permite luz larga, una serie de factores, de leyes intrínsecas del sistema, de problemas. Y, bueno, qué puede esperar el Tercer Mundo, a dónde puede mirar, porque el Tercer Mundo no tiene ni luz, lo han cegado, lo han subdesarrollado, lo han explotado, lo han arruinado. Sí, le dicen, hay un remedio: las empresas capitalistas, las transnacionales resuelven el problema de ustedes. Llevaron las transnacionales a algunos países, han invertido donde hay fuerza de trabajo barata para obtener enormes ganancias, a producir cualquier cosa barata. Si el salario está muy alto en Estados Unidos o en Europa y allí ganan 10 veces menos, pues ellos invierten allí.
No sé quién dijo, recientemente, que las transnacionales eran como las gallinas de los huevos de oro, que van a poner sus huevos donde invierten. Allí, realmente lo que hacen, es que llevan muchas veces las industrias más contaminantes, las de más bajos salarios, explotando económicamente el exceso de la fuerza de trabajo, el desempleo, los bajos niveles de vida, y ocurre a veces, bueno, como acaba de ocurrir en la India. Ustedes han visto por los periódicos una cosa dramática, trágica, ocurrida en la fábrica de una transnacional norteamericana en una ciudad de la India, en un barrio donde vivían 200 000 personas, y allí tenían sus tanques de productos químicos letales y se produjo, como podía perfectamente preverse un accidente. Dos mil personas, hombres, mujeres, niños, ancianos, han muerto ya, 2 000 y 50 000 afectados. Nadie sabrá las secuelas que dejarán los gases tóxicos en los que sobrevivan, las afecciones pulmonares; es el resultado de la irresponsabilidad de almacenar y manipular un mortífero producto químico en medio de una ciudad densamente poblada. El accidente prácticamente equivale a dejar caer allí una bomba atómica, es la obra de una sucursal de una transnacional. ¡Ah!, inmediatamente en Estados Unidos tomaron medidas con relación al producto que seguramente no está almacenado en zonas residenciales; en Brasil, al recibir la noticia, medidas también. Creo que había un barco con 13 toneladas del producto que se evaporó en la India y no querían dejarlo entrar al país. Pero allá en la ciudad india la transnacional hizo su inversión, dejó la bomba atómica. ¿Quiénes mueren? Los hijos de los trabajadores, las mujeres de los trabajadores. ¿Qué les importa? Qué les importa tomar medidas de seguridad de algún tipo, el problema es la ganancia.
Ellos dicen: bueno, la solución son las transnacionales. No, la solución a los problemas económicos de la humanidad es el socialismo, y estoy muy lejos de decir que es perfecto, ni mucho menos, porque nosotros estamos conscientes de las deficiencias del socialismo todavía. ¡Ah!, luchamos contra ellas, porque el socialismo no se rige por leyes ciegas y egoístas, son los hombres los que deben organizar, planificar y racionalizar sus metas y sus esfuerzos, no podemos echarle al socialismo nuestras culpas, la de los factores subjetivos, la incapacidad de los hombres para hacerlo de una manera eficiente. Lo hemos visto nosotros, cómo han aprendido los cuadros, la experiencia colectiva, las posibilidades nuevas, crecientes; pero estamos conscientes de lo mucho que debemos esforzarnos todavía. ¡Ah!, eso sí sería malo, que no estuviéramos conscientes de nuestras deficiencias, ni de las deficiencias que tiene nuestro socialismo. Pero las posibilidades que encierra son ilimitadas, infinitas; el capitalismo no tiene ya perspectiva histórica, ni para el Tercer Mundo, ni para los países capitalistas industrializados, porque usted lee en los cables y todos los días ve que la preocupación fundamental es que el desempleo crece y crece indeteniblemente. Dije que en Estados Unidos coyunturalmente había disminuido y las razones por las que había disminuido.
Hace dos días, un editorial del Washington Post hablando de la deuda de América Latina, decía: esa experiencia de América Latina y sus problemas, deben servir de ejemplo a Estados Unidos, porque en este momento es el país más endeudado con el mundo. Y lo decía muy bien, porque como ha recogido el dinero de todo el mundo, ahora le debe a todo el mundo, pues todo el mundo atraído por los altos intereses depositó allí; pero, además, un déficit comercial de 100 000 millones y un déficit presupuestario de 200 000 millones. Este editorial del Washington Post decía: es que realmente Estados Unidos, igual que hace tres años los países latinoamericanos, goza de un nivel de vida muy por encima de lo que su propia productividad puede justificar y que así corno América Latina no podía vivir siempre de préstamos extranjeros, tampoco podrán los Estados Unidos. Es más o menos lo mismo que hemos venido diciendo nosotros. Estados Unidos tiene problemas económicos serios, vamos a ver, hay que observar qué medidas toman, qué inventos hacen para evitar una recaída, una crisis; y para ajustarse, porque realmente existe una tendencia, yo diría que es una tendencia mundial por distintas razones, por distintas presiones, la tendencia de los países a vivir por encima de sus capacidades de producción y por encima del desarrollo de su economía. Nosotros tenemos que evitar a toda costa eso.
Claro está que un país en desarrollo necesita recursos, necesita inversiones muy grandes. Todo ese programaenergético de que hablábamos hace unos días, requiere grandes inversiones y habrá que seguir las construcciones electronucleares, las construcciones de las fábricas de níquel, instalar las líneas eléctricas hasta de 500 kilowatts, continuar desarrollando la industria siderúrgica y la mecánica. ¡Grandes inversiones tenemos que hacer en muchos campos! ¡Ah, bueno, por suerte tenemos los créditos socialistas!
Cuando la URSS empezó no tenía créditos de nadie, y fue casi a base de andar descalza y hambrienta la población, que pudieron disponer de recursos para el desarrollo. Incluso, cuando había mucha hambre, exportaban trigo para poder comprar algunas maquinarias y echar a andar la industria. Nosotros hemos tenido el privilegio de poder contar con una gran colaboración internacional. Ahora, tenemos que saber usarla, y tenemos que emplearla en el desarrollo, no en el consumo, porque recibir créditos para consumir no resuelve nada; si recibe un país créditos para el desarrollo, entonces sí resuelve, porque los invierte, y multiplica aquellos recursos; si los consume, no queda nada.
Por eso decía, y se lo digo a ustedes, que la estrategia del futuro es una economía sólida, frente al caos de problemas que hay en el mundo. Ese debe ser nuestro camino, y eso es más importante que consumir 10 metros más de tela.
Y ustedes aquí en su Congreso plantearon muy bien e hicieron algunas críticas a algunas jóvenes que andan pensando demasiado en echarse más cosas encima, tonterías y vanidades. Ustedes fueron críticos y es correcto.
Nosotros somos un país que no podemos ignorar nuestra historia: colonia durante más de 400 años, economía basada en la agricultura, neocolonia yanki durante casi 60 años, que conquistamos nuestra libertad, nuestra independencia e iniciamos nuestro desarrollo. ¡No podemos andar con fantasías en la cabeza, ni dejarnos llevar por la filosofía de la sociedad de consumo! Los jóvenes han de decirse a sí mismos: debemos tener lo que necesitamos: el alimento que necesitamos, la ropa que necesitamos, el libro que necesitamos, los materiales que necesitamos, para crecer, desarrollarnos física y mentalmente saludables y, sobre todo, capacitarnos para el futuro. Esa es la tarea de la juventud para tener un futuro, y ustedes tienen que ser abanderados de esas ideas, y conscientes, muy conscientes de que hay que trabajar para el futuro e invertir para el futuro. No dejarnos llevar por las manías, los hábitos consumistas de las sociedades capitalistas desarrolladas que, entre otras cosas, mantienen esos lujos a costa del resto del mundo, del hambre y de la muerte de cientos de millones de personas en el mundo.
Y nuestra juventud tiene que estar consciente de eso, ustedes. Es de suma importancia que lo mismo que nuestros jóvenes ingresan en las Milicias de Tropas Territoriales, se arman de fusiles y hacen trincheras, ¡hay que armarse de ideas, de conceptos revolucionarios claros sobre el porvenir; levantar trincheras ideológicas, trincheras de conceptos!, sin olvidarnos de aquello que decía Martí: "Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras" (APLAUSOS).
Creo que nosotros necesitamos esas dos trincheras: trincheras de piedras y trincheras de ideas. Estoy seguro de que si el Héroe de nuestra independencia estuviera aquí, hoy estaría planteando esas dos trincheras, porque él precisamente construyó trincheras de dos tipos: trincheras de ideas y trincheras de piedras (APLAUSOS).
Y les pido eso, como les pedí a los delegados del Fórum Nacional de Energía, les pido a los delegados de la FEEM, a la FEEM, a la FEU, a los estudiantes de secundaria básica, a los pioneros, a todos, puesto que el futuro es de ustedes y el futuro se construye para ustedes, que sean ustedes la vanguardia, los mejores abanderados de estas ideas, y seamos fuertes entonces en todos los campos: ¡Seamos sólidos en la defensa de la patria, seamos sólidos en la base material, económica, técnica y científica de nuestro pueblo! ¡Que nuestros conocimientos se multipliquen, que hagamos todo lo posible para que se multipliquen!
Se ha hablado ya de introducir la computación en los niveles universitarios, pero ya estamos pensando introducirla también en el nivel medio; se dan los primeros pasos, no nos quedaremos atrás. Todos los pasos y todas las medidas para que la inteligencia de nuestro pueblo se multiplique y avance sin límites, para que podamos decirles a la presente generación y a las futuras generaciones, esa consigna de ustedes —¿cómo dice?—, (EXCLAMACIONES DE: "¡La nueva generación cubana es más firme, más dura, más revolucionaria, más internacionalista y más inclaudicable que la propia generación que nos inspiró y nos educó!") (APLAUSOS)
Y la otra: (LOS ESTUDIANTES REPITEN CON FIDEL: "iQue lo sepan los nacidos y los que están por nacer: nacimos para vencer y no para ser vencidos!")
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Hay una cosita que yo tenía que decir, y es lo siguiente: nosotros hemos realizado este acto en una institución que, como dije, es muy prestigiosa y con sus alumnos, en la escuela "Salvador Allende" (APLAUSOS).
Quería sumarme a las felicitaciones de los compañeros de la FEEM y a la gratitud de ellos por la cooperación, pero sobre todo recordaba mucho cuando esta escuela estaba próxima a terminarse, allá por el año 1973 en que se produce el asesinato de aquel gran amigo de nuestro país, ilustre combatiente de nuestra América, héroe del movimiento revolucionario y progresista de América y el mundo, Salvador Allende (APLAUSOS). Entonces se tomó la decisión de ponerle su nombre a esta escuela pedagógica, una de las dos de Ciudad de La Habana y una de las mayores del país, y en estos años nos hemos familiarizado con esta escuela, con ese nombre que se ha ido repitiendo muchas veces: la "Salvador Allende", la "Salvador Allende". Y es algo realmente hermoso ver cómo se perpetúa la memoria de un hombre, de un símbolo, de un héroe, en instituciones como esta.
Cuando se escucha que los alumnos de esta escuela durante nueve años consecutivos han sido vanguardias nacionales (APLAUSOS), en realidad nos sentimos felices y nos emocionamos al recordar aquella idea de hace más de la años, de ponerle a esta institución pedagógica el nombre inmortal de Salvador Allende.
Muchas gracias (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE CONSIGNAS).