Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto clausura del XV Congreso de la CTC, efectuado en el teatro "Lázaro Peña", el 24 de febrero de 1984, "Año del XXV aniversario del triunfo de la Revolución".
(Versiones Taquigráficas - Consejo De Estado)
Distinguidos invitados;
Compañeros de la Presidencia;
Compañeras y compañeros delegados:
He tenido el privilegio de participar en este Congreso, y de escuchar no solo el Informe Central, sino toda la discusión del Informe.
No es fácil hacer una clausura de un evento como este, no sería fácil poder recoger la inmensa riqueza de ideas, de conceptos y de sentimientos aquí vertidos. Trataré de dar mis impresiones, y de hacer algunas reflexiones alrededor de este histórico Congreso.
En primer lugar, como tantos de ustedes lo expresaron aquí, coincidimos con el criterio de que el Informe Central fue magnífico, y que expuso los problemas con sentido autocrítico, claridad y valentía; que se expresaron por igual, con optimismo y satisfacción para todos, los éxitos logrados, las dificultades que tenemos y los esfuerzos que debemos realizar en los años venideros.
Mas no solo fue excelente el Informe, sino que consideramos que también lo fue la forma inteligente y capaz con que el compañero Veiga dirigió los debates, con absoluta honestidad, con total respeto a los principios democráticos del movimiento obrero y de la Revolución (Aplausos); de modo tal, que más de 100 delegados participaron en los debates, siendo necesario, en aras del tiempo, solicitar a muchos compañeros que habían pedido la palabra que renunciaran al uso de la misma, puesto que no habrían bastado los cinco días del Congreso. Sin embargo, creemos que las cuestiones fundamentales fueron abordadas, y que cualquiera de ellas era suficientemente importante para que pudiera dedicársele días enteros de análisis.
A mí me ha impresionado, igual que estoy seguro a los demás compañeros de la Dirección del Partido, el nivel y la calidad de este Congreso (Aplausos), la seriedad y la profundidad de las discusiones, la claridad y la precisión de los pronunciamientos, su espontaneidad, su franqueza. Muchas fueron, y pudiéramos decir la inmensa mayoría, las intervenciones que nos impresionaron, y algunas serán inolvidables.
A todos nos emocionó profundamente escuchar a la jovencita de la fábrica de pastas y de caramelos de Santiago de Cuba (aplausos), cuando nos expresaba, con palabras sencillas y sentidas, que ella había nacido el primero de enero, con el triunfo de la Revolución; y no podían dejar de impactarnos, cuando ella se preguntaba cuál habría sido su suerte sin la Revolución (Aplausos). Cuánta satisfacción encerraba para todos nosotros aquella reflexión, cuando sabemos que nuestra Revolución ha erradicado tantas lacras y vicios del pasado, y que hoy podemos decir que somos un pueblo sin analfabetismo, sin drogas, sin prostitución, sin juego, sin explotación, sin desempleo, sin miseria, sin hambre, sin niños descalzos o abandonados, y que el ciento por ciento de los seres que han nacido en estos 25 años y de los que nacen y nacerán, tendrán aseguradas todas las posibilidades para un desarrollo pleno, físico y mental, y para disfrutar una vida libre y digna (Aplausos).
Nos impresionó la intervención de Ignacito, como ya lo conocen ustedes (Aplausos), por la pasión, por el amor con que habló de su trabajo.
Nos impresionó el dirigente de la Empresa de Cultivos Varios de Ciego de Avila, cuando nos hablaba de los grandes logros alcanzados en los últimos años, tanto en rendimiento por hombre, como en productividad por caballería, como por la rentabilidad de la empresa.
Nos impresionó el compañero que nos informaba de los extraordinarios éxitos de la arrocera del sur del Jíbaro, y cómo de cuantiosas pérdidas en tiempos pasados, habían logrado incrementar extraordinariamente la producción, reducir los costos y hacer rentable la empresa.
Nos impresionó la compañera de Santiago, cuando hablaba de los esfuerzos y de los éxitos de la educación en aquella provincia oriental.
Nos impresionó la compañera que habló con tanta claridad y firmeza sobre el esfuerzo realizado en el sector de la salud en Santiago de Cuba, de los excelentes resultados del movimiento de unidades modelos, y de lo que era preciso hacer para que realmente este movimiento se pudiera extender a todo el país con óptima calidad.
Nos impresionó el compañero del Sindicato de Marina y Puertos de Santiago de Cuba, cuando con palabras tan precisas, claras y elocuentes enfatizó la seriedad y la calidad de este Congreso (Aplausos).
Nos impresionaron los innovadores y racionalizadores con sus explicaciones sobre los éxitos alcanzados en ese campo, y cuando trajeron aquí sus maquetas representativas de los extraordinarios logros alcanzados con el sudor, la honestidad, la inteligencia y el desinterés de nuestros trabajadores.
Nos impresionaron los macheteros millonarios, las brigadas bimillonarias de Ciego, las brigadas trimillonarias de la provincia Ciudad de La Habana, la "Ernest Thaelmann" con sus tres millones y medio de arrobas cortadas.
Nos impresionaron las decenas de hombres y mujeres que han desfilado por este Congreso con sus pechos llenos de medallas, legítimamente ganadas, y que constituyen expresión de proezas laborales, que los califica como obreros dignos de una olimpiada del trabajo (Aplausos).
Nos impresionaron los jóvenes colaboradores que se capacitan en el campo socialista, con la expresión de sus avances y sus logros; con su gesto, del cual fuimos testigos todos, al entregar tres de ellos, de sus haberes remitidos a Cuba, la cantidad de 500 pesos cada uno (Aplausos), y a los cuales les pregunté cómo podían hacer un sacrificio tan grande, y les dije que me preocupaba el esfuerzo y el sacrificio que en el orden personal significaba para ellos. Me dieron una respuesta, con estas palabras: "Es mucho más lo que se ha sacrificado el pueblo por nosotros y lo que ha hecho la Revolución por nosotros" (Aplausos).
Cuando más tarde conversábamos con el grupo, uno de los jóvenes preguntaba cuál era el trámite que había que hacer, porque él quería también donar 500 pesos. Y entre ellos estaba un compañero de los que no hacía ayer ninguna donación directa, pero que, según me explicaban los compañeros de la CTC, era el que más aportes había hecho entre todos los trabajadores colaborantes para las Milicias de Tropas Territoriales (Aplausos). Y esto lo supimos como por casualidad, demostrativo de que al lado del mérito, que a veces tenemos la posibilidad de ver, existen infinitos méritos de los cuales ni siquiera nos enteramos (Aplausos).
Con emoción escuchamos aquí las palabras entusiastas y optimistas del compañero Lage, cuando nos informaba del espíritu de los trabajadores jóvenes, y cómo una tercera parte de nuestra población laboral activa está constituida por jóvenes; cuál es su actitud, cuál es su conducta, cómo han aprendido de nuestra clase obrera, y cómo se comprometen a ser herederos y continuadores de su historia y de sus glorias (Aplausos).
Nos recordaba cómo también nuestros jóvenes estudiantes son trabajadores, los de las escuelas en el campo o los que cada año de las escuelas politécnicas, preuniversitarios y secundarias participan siete semanas consecutivas de trabajo en el campo, gracias a lo cual podemos asegurar cosechas tabacaleras y de otros renglones muy importantes de nuestra agricultura, como los cítricos, vegetales, etcétera.
Con emoción y optimismo escuchábamos las palabras siempre inteligentes, serenas, revolucionarias y dulces de la compañera Vilma Espín (Aplausos), explicándonos los avances logrados en esa dura batalla por los derechos de la mujer, por la igualdad de la mujer, y que —ratificando los datos del Informe Central— un 38,9% de la fuerza laboral activa del país está constituida por mujeres (Aplausos), que era apenas el 30% en el anterior congreso, y que en algunas provincias, como la de Ciudad de La Habana, alcanza alrededor del 44%. Cómo nos informaba que el 53,9% de la fuerza técnica del país está constituida por mujeres (Aplausos), algo de suma importancia, porque significa un avance no solo en cantidad, sino especialmente en calidad.
Hemos tenido oportunidad de observar el comportamiento de las mujeres en muchas actividades revolucionarias. Una vez decíamos que cuando la sociedad aprendiera a reconocer y a utilizar las cualidades de las mujeres, tendría posibilidades ilimitadas.
Se ha demostrado, por ejemplo, en los estudios; lo hemos visto cuando constituimos el Destacamento "Carlos J. Finlay", de Ciencias Médicas. Si nos guiamos por el expediente puro, de cada 3 alumnos, 2 serían mujeres (Aplausos), porque tienen mejores expedientes, porque son más aplicadas, porque son más estudiosas (Aplausos). Y en este sentido, por interés del desarrollo de la salud pública, por las misiones internacionalistas que en ese campo se cumplen, hemos tenido, incluso, que proteger a los hombres (Risas), y establecer una cuota: 52% mujeres, 48% hombres, porque queremos que estén más o menos parejos en el campo de la medicina, como médicos, y hasta en cierto sentido deseamos parejas de médicos, para cuando tengan que cumplir una misión en cualquier parte del mundo, o en cualquier rincón del país, enviar a un matrimonio (Aplausos) .
¡Adónde hemos llegado, que ya vamos a tener que empezar a preocuparnos por la igualdad de los hombres! (Aplausos y exclamaciones).
Hemos observado el comportamiento de las mujeres en el estudio y me explicaba Veiga que en el movimiento obrero, a pesar de las obligaciones familiares y las tareas que pesan sobre la mujer, era mayor la aplicación de ellas en el estudio que la de los hombres (Aplausos).
Hemos observado que en las Milicias de Tropas Territoriales, las mujeres son más disciplinadas y puntuales que los hombres (Aplausos prolongados). Y si algún día nuestra patria tuviera que defenderse de una agresión imperialista directa, estoy seguro de que las mujeres no serían nunca inferiores a los hombres en el combate (Aplausos prolongados).
Si estos hechos son tan evidentes e irrebatibles, ¿por qué no hay más mujeres en las direcciones del Partido, del Estado y de las organizaciones de masas? Es la lógica y no un capricho, no una simple consigna (Aplausos). No obstante, a pesar de ello, no nos queda ninguna duda de que estamos avanzando en ese terreno (Aplausos).
Escuchamos aquí las palabras vibrantes y panfletarias del compañero Armando Acosta, en nombre de esa gigantesca y combativa organización que son los CDR (Aplausos), a la que tanto teme el enemigo imperialista. A pesar de que ayer decíamos: "Qué raro que Armando está un poquito más calmado" y Machadito me decía: "Es que está leyendo un papel, si suelta el papel, entonces sí empieza a agitar a las masas" (Risas).
No pude escuchar directamente, porque me había ausentado unos breves minutos en la sesión de la tarde de ayer, las palabras llenas de la sabiduría, honestidad y lealtad de nuestros campesinos, expresadas por el compañero Pepe Ramírez (Aplausos). Pero tuve la oportunidad de leer una copia de su intervención, en la que informaba que, a su juicio, el mayor éxito de la Revolución entre los campesinos, es el enorme avance de su conciencia política y revolucionaria (Aplausos), y a la vez nos hablaba del auge grandioso y exitoso que ha tenido en los últimos años el movimiento cooperativo, al que se han incorporado alrededor de 70 000 caballerías de tierra, decenas y decenas de miles de campesinos, y —si mal no recuerdo— con un 27% de mujeres cooperativistas.
En realidad, es para todos nosotros una agradable noticia, porque conocemos las perspectivas y posibilidades del avance del movimiento cooperativo entre nuestros campesinos, que se realiza metódicamente, sin precipitaciones, y partiendo del más estricto respeto al principio de la voluntariedad, en lo cual, a nuestro juicio, radica y radicará el éxito de ese movimiento, cuyo ritmo actual augura que en un quinquenio y medio más, digamos en seis o siete años, casi el ciento por ciento de las tierras campesinas estarán cooperativizadas, lo que, unido a las empresas agrícolas estatales, nos permitirá afirmar que sin precipitaciones, con inteligencia y sabiduría, a partir de la Ley de Reforma Agraria, cuyo XXV aniversario se conmemora este año, las tierras de nuestra patria, al igual que la industria, estarán totalmente socializadas (Aplausos).
Lo que aquí se explicaba sobre la agricultura, nos permite apreciar lo que esas tierras socializadas, con la ayuda de las máquinas y de la técnica, pueden ofrecer a nuestro país.
Escuchamos también con emoción el saludo caluroso, fraterno y leal de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias (Aplausos).
No pudimos, en la mañana de hoy, presenciar el saludo de los pioneros, pero los compañeros que estuvieron presentes me informaron que había sido extraordinariamente cálido y emocionante, como corresponde a unos niños y a unos adolescentes que se educan en los más puros principios revolucionarios (Aplausos), y estamos seguros de que sustituirán con creces y con logros tal vez superiores a los nuestros, a la clase obrera revolucionaria de Cuba (Aplausos).
Todos los problemas prácticamente han sido abordados en este Congreso, problemas que tienen que ver directamente con los obreros y los trabajadores en general, y problemas que tienen que ver con la Revolución, con la vida de toda nuestra sociedad, con los asuntos internos y externos del país, puesto que la clase obrera es la espina dorsal y el alma de la Revolución (Aplausos).
El mundo está padeciendo, desgraciadamente, una de las más agudas crisis económicas de los últimos 50 años. Esa crisis económica azota fundamentalmente a los países del llamado Tercer Mundo, que están soportando el peso principal de la carga que les han impuesto los países capitalistas desarrollados. Pero afecta también considerablemente a todo el mundo capitalista industrializado, y, en menor medida, a toda la economía mundial; es decir, de cierta forma, indirectamente y en menor grado, por supuesto, afecta también a los países socialistas debido a la interrelación de la economía mundial.
Esa crisis afecta, de manera muy dura, a la América Latina. En el año 1982 se produjo un descenso de la producción económica de la América Latina en su conjunto; en el año 1983, un descenso subsiguiente de alrededor del 3%. ¡Y qué contraste entre las noticias que recibimos del Tercer Mundo y de los países capitalistas industrializados, entre las noticias que recibimos del resto de la América Latina y la situación de nuestro país! Lo que leemos en los cables son noticias de hambre creciente, desempleo creciente, inseguridad social, analfabetismo, insalubridad, inestabilidad social y política, y problemas de todo tipo. ¡Qué contraste tan grande con lo que sucede en nuestro país!
Mientras allá se habla de decenas y decenas de por cientos de analfabetos, no de niños sin escuelas, que son decenas de millones, sino de adultos analfabetos, ¡qué contraste tan grande con nuestros análisis y nuestras discusiones que nos muestran aquí no ya que hace mucho rato vencimos la batalla del sexto grado, sino que la meta trazada para 1985 de medio millón de trabajadores con noveno grado, en este momento se encuentra con 583 000, entre graduados o matriculados para el noveno grado! (Aplausos). Allá millones y millones de analfabetos, y aquí cientos de miles, millones con el noveno grado. Porque no estamos hablando de los estudiantes universitarios que son mucho más de 200 000, o de los estudiantes de nivel medio superior, o de los cientos de miles de trabajadores calificados y técnicos medios que tienen noveno grado y más, sino que estamos hablando ya del resto de los trabajadores del país. ¡Qué contraste!
Y escuchamos noticias de desempleo creciente, del 15%, del 20%, del 25% de la población laboral activa en América Latina, y aquí en este Congreso obrero la palabra desempleado no se ha mencionado ni una sola vez (Aplausos), porque nuestro problema no es el desempleo, sino que en muchas regiones del país lo que necesitamos son brazos. Se discutía sobre si era correcto o no que vinieran orientales a trabajar en la construcción en la Ciudad de La Habana, mientras por otro lado había un tanto por ciento de los llamados interruptos. Lo que se discutía aquí no era problema de desempleo, sino cómo obtener más productividad, cómo lograr un mayor incremento de la producción agrícola, una mayor rentabilidad, cómo introducir racionalizaciones e innovaciones, cómo introducir máquinas, cómo lograr que cada machetero produzca más, que cada máquina produzca más, que las brigadas de macheteros sean millonarias, que las brigadas de combinadas cañeras sean millonarias, que las cosechadoras de arroz, o las brigadas que recogen café, las que atienden a las gallinas, las que recogen cítricos, todas sean millonarias (Aplausos) .
No se habla de desempleo, se habla de búsqueda de la productividad, cuando nosotros sabemos bien que en el resto de los países subdesarrollados del Tercer Mundo y de América Latina no se puede hablar de una máquina, porque la máquina implica desempleo, la máquina implica ganancias para el capitalista y perjuicios para el trabajador. Y aquí todo el pueblo entiende, cada trabajador entiende que la máquina significa beneficios para el pueblo y perjuicios para nadie (Aplausos), y que a más productividad y más técnica, más producción para el pueblo y más beneficios para el pueblo (Aplausos).
Ese problema se aprecia no solo en el mundo subdesarrollado, sino se aprecia con mucha fuerza en el mundo capitalista desarrollado, cómo la necesidad de tecnificar y modernizar la industria choca directamente con los intereses de los trabajadores.
Mas de desempleo no se habla solo en el Tercer Mundo, se habla, cada vez más, en los países capitalistas desarrollados, y en la propia Europa Occidental la peor plaga en este momento es el desempleo, que se cuenta por millones en cada país. Y algunos de ellos tienen la cifra hasta del 18% de desempleo, y muchos de ellos cifras por encima del 10% de desempleo. ¡Qué contraste, qué diferencia con la situación de nuestro país, que exhibimos aquí, en un congreso como este, nuestros logros, cuando decimos que si en 1970 había 350 000 macheteros en las zafras cañeras, ahora, en el año 1984, tenemos 85 000: ¿y ha significado acaso alguna tragedia para algún trabajador del país? ¡No!
Aquí se hablaba, y se señalaba en el Informe Central y en el Congreso, cuanto ha significado de beneficio para las provincias, fundamentalmente provincias como Matanzas, Camagüey, Ciego de Avila, Las Tunas, que tenían que movilizar cada año más macheteros voluntarios cada una de ellas que el total de macheteros voluntarios que hoy se utilizan en todo el país.
¡Qué contraste entre los beneficios que significa para nuestro pueblo esa reducción bárbara, tremenda, de 350 000 macheteros a 85 000, para hacer zafras más grandes, porque muchos de aquellos macheteros se han convertido en mecanizadores, otros han pasado a las construcciones, o a la industria, o a otra rama, que son las ventajas de una economía socialista y de una economía planificada! (Aplausos.)
Y necesitamos brazos. ¿Por qué los obreros de la construcción de Moa se han propuesto un esfuerzo especial, para cumplir determinadas metas este año? Ah, porque necesitan más miles de constructores, y han adoptado acuerdos de trabajo y productividad que significan el equivalente a 2 000 trabajadores más; y necesitamos trabajadores en Cienfuegos, necesitamos trabajadores en la Ciudad de La Habana, necesitamos trabajadores en la provincia de La Habana, dondequiera; aquel flagelo, aquella plaga del desempleo hace tiempo desapareció de nuestro país.
¡Qué contraste entre nuestros niños todos escolarizados, vestidos, calzados, bien alimentados, con el panorama que vemos en el resto de América Latina, en el Tercer Mundo, y hasta en países capitalistas desarrollados!
¡Qué contraste entre la inseguridad social en que viven las masas en esos países y la seguridad social con que viven los trabajadores y con que vive nuestro pueblo!
¡Qué contraste entre la estabilidad de Cuba y la desestabilidad general en otras partes del mundo!
¡Qué contraste entre las noticias que recibimos del estado sanitario en América Latina y el Tercer Mundo, y el estado sanitario de nuestro país! Y saber que hemos reducido la mortalidad infantil a alrededor de 17 por cada 1 000 nacidos vivos, y que hemos elevado la perspectiva de vida hasta 74 años, y, sin dudas, seguiremos elevándola (Aplausos).
¡Qué agradable, cuando escuchamos a los representantes de los trabajadores de Nuevitas hablar de su nuevo hospital, y de sus progresos en escuelas, en viviendas, en industrias! ¡Qué agradable, cuando escuchamos a los compañeros de Sancti Spíritus hablar también de su nuevo hospital, que es un orgullo para la provincia! ¡Qué agradable, cuando nos hablan del nuevo hospital clínico-quirúrgico de Manzanillo! ¡Qué agradable cuando nos hablan de los éxitos del clínico-quirúrgico de Villa Clara! Estoy seguro de que decenas de delegados aquí habrían podido mencionar otros hospitales, y otros nuevos hospitales, y que, en futuros congresos, seguiremos escuchando agradables noticias sobre nuevos hospitales infantiles, y clínico-quirúrgicos y policlínicos de todo tipo.
Estamos seguros de que escucharemos noticias sobre el éxito de la emulación en el campo de la salud, que escucharemos noticias sobre las unidades modelos en el campo de la salud, porque no solo en el campo de la economía hemos obtenido grandes éxitos.
Cuando nosotros conversamos con algunos visitantes extranjeros, les explicamos que a pesar del bloqueo imperialista, y de su incesante conspiración contra nuestra economía y de sus sabotajes, que llegan incluso a la introducción de plagas y enfermedades en plantas y en el ser humano, nuestra economía había crecido a un ritmo promedio de 4,7% en 25 años, y cómo en el pasado año, a pesar de aquellos ciclones invernales, habíamos logrado un crecimiento de aproximadamente el 5%, y nos preparábamos para un crecimiento similar en 1984. Cómo nuestro presupuesto no tiene déficit; y lo que oímos hablar sobre déficit presupuestales, empezando por Estados Unidos que tiene un déficit de 200 000 millones de dólares, y continuando por casi todos los países capitalistas, y, por supuesto, los países del Tercer Mundo.
Nuestros enemigos no se han atrevido a negar los éxitos en el campo de la salud, de la educación y del deporte, la cultura, etcétera, pero se atreven a cuestionar los éxitos en el campo de la economía, y es una de las áreas donde más hemos avanzado, porque si no hubiésemos avanzado en el campo de la economía, no solo con un incremento de la productividad, con un desarrollo económico, industrial y agrícola, sino también en virtud de muchas mejores relaciones de intercambio comercial, y de nuestros vínculos con los países socialistas, cómo habríamos alcanzado estos logros en el campo social. Hemos obtenido impresionantes logros también en la economía, y eso es lo que explica que casi 600 000 trabajadores puedan dedicarse a dos esferas solamente: a la educación y a la salud (Aplausos). ¿Cómo podríamos mantener nuestras escuelas, nuestros hospitales, nuestro pueblo alimentado, bien vestido y calzado, sin esos éxitos en el campo económico?
Pero si les parecen que han sido buenos nuestros éxitos en educación y salud, ¡que se preparen a observar nuestros progresos en esos dos campos en los próximos 15 ó 20 años!, ¡que se preparen! (Aplausos.) Porque podremos decirles virtualmente a todos los países capitalistas, virtualmente a todos, en el curso de 15 ó 20 años: "En salud no solo estamos en el primer lugar: entre todos los países del Tercer Mundo, sino que también estamos por encima de ustedes". Y a algunos se lo podemos decir ya (Aplausos). Y decirles también: "En educación no solo ocupamos un primer lugar entre los países del Tercer Mundo, sino que estamos por encima de ustedes" (Aplausos).
Ese paso llevamos, y es muy importante para nuestros trabajadores tener esa convicción, tener esa seguridad, tener esa tranquilidad, tener esa felicidad.
Los elementos están ahí. Cuando empezamos no teníamos nada. Casi un 30% de analfabetos en el campo de la educación; ni maestros para mandar a las montañas, a las áreas rurales. Tuvimos que convertir a los estudiantes en profesores para erradicar el analfabetismo; y hoy tenemos 250 000 profesores y maestros, ¡doscientos cincuenta mil!, y, por supuesto, trabajando todos, o estudiando, y 47 000 estudiantes en las escuelas de maestros y profesores. De los 250 000 docentes hay 107 000 realizando cursos de superación, estudiando en distintos niveles, y 19 000 maestros primarios estudiando en la universidad, para convertirse en licenciados de enseñanza primaria. En 15 ó 20 años más, la enseñanza primaria será ejercida por licenciados en enseñanza primaria, graduados de las universidades (Aplausos).
Tenemos un ejército veterano de profesores y maestros jóvenes, es decir, un ejército de veteranos jóvenes, que han ido adquiriendo mucha experiencia en estos años, cuando tuvimos que improvisar maestros y formar el Destacamento Pedagógico, y usar mucho la imaginación para poder enfrentarnos a la explosión de alumnos en las escuelas primarias y en el nivel medio. Ahora contamos con esa fuerza, que si aplicamos el principio que aquí se dijo —y entre ellos lo expresó el compañero Valdivia— que lo importante y lo más esencial aun por encima de los equipos, la técnica, los laboratorios, era el hombre, el maestro, el médico, su actitud, su conducta, y si estamos conscientes de que estamos formando esos maestros en una conciencia cada vez más revolucionaria, qué dudas podemos tener de lo que vamos a alcanzar en el campo de la educación en los próximos años. Y lo mismo podemos decir con la medicina, lo que ya hemos expresado en otras ocasiones.
Empezamos nuestros planes de salud con 3 000 médicos, porque de los 6 000 que había se fueron la mitad para Estados Unidos; se quedaron los otros. Con esos empezamos nuestros planes, que hoy han colocado en el primer lugar en el Tercer Mundo, y por encima de varios países desarrollados; ahora tenemos casi 20 000 médicos, y graduaremos en los próximos 16 años 50 000 médicos más, ¡y qué médicos! (Aplausos.) Qué médicos, qué calidad, a partir de la selección que estamos haciendo por expediente y por vocación entre los jóvenes preuniversitarios, y la exigencia, las normas, los programas, y qué importancia tan grande tiene para eso lo que ayer se dijo aquí de la atención especial que los médicos y los profesores de los hospitales docentes deben prestarles a los alumnos del Destacamento "Carlos J. Finlay", cuyo primer contingente ingresará el próximo curso ya en tercer año, es decir, ingresará en los hospitales. Cuidémoslos, exijámosles, ocupémonos de ellos, inculquémosles las mejores virtudes de nuestro pueblo trabajador, y del espíritu revolucionario de nuestros obreros, de nuestros jóvenes, de nuestros internacionalistas, y verán si podemos o no ser lo que se ha dado en llamar potencia médica (Aplausos).
Hemos comenzado ya con el médico de la familia. Esto es nuevo, y hemos iniciado la experiencia con 10 en el barrio de Lawton. Tenemos los primeros 10, 10 médicos y 10 enfermeras, sometiendo a prueba esa concepción, además de toda la red, un médico y una enfermera atendiendo a 120 familias directamente, guardianes de la salud de 120 familias, allí al lado, aparte, repito, de toda la red, que servirá de apoyo a su trabajo cuando hay que sacar una radiografía, cuando hay que hacer un análisis de laboratorio en el policlínico, cuando hay que ingresarlo en un hospital.
Estaba conversando recientemente con esos 10 médicos y a mí realmente me parecían alumnos de preuniversitario, jovencitos. Seis mujeres, cuatro hombres (Risas); es decir, seis médicas, cuatro médicos. Según las noticias que tenemos, los resultados son alentadores, y ya en muchos lugares están preguntando cuándo va a empezar a hacerse el experimento por allí. Ese es un barrio obrero eminentemente.
El año que viene lo vamos a llevar a algunas cooperativas, a algunas comunidades agrícolas, y todas las provincias ya van a iniciar su plan experimental; incluso vamos a mandar a algunas escuelas y vamos a mandar a algunas fábricas. En el futuro también tendremos un médico en cada fábrica allí con los trabajadores (Aplausos), y en cada escuela, cuyo tamaño lo justifique, además de los que tendremos en la comunidad, lo que significa desde ya garantizado empleo para 20 000 médicos y 20 000 enfermeras, en la medida en que estas pruebas que estamos haciendo tengan éxitos. Y debemos decir que ningún otro país tiene este sistema, como complemento de la red de policlínicos y hospitales. De ellos, de los 40 000, habrá 30 000 mujeres —según mis cálculos—, como mínimo, porque si la mitad de los médicos son mujeres, más las enfermeras, de los 40 000, tres cuartas partes van a ser mujeres.
Se trabaja en las investigaciones científicas, se trabaja en los centros de investigaciones médicas, se trabaja en muchos campos, que nos permitirán garantizar estos objetivos de la Revolución.
En un reciente activo con los cuadros de la educación de las provincias occidentales de Cuba, nosotros les planteamos sus metas también —no vamos a decir potencia en educación, vamos a buscar otro nombre—: vamos a luchar por ocupar un lugar cimero en la educación, se lo planteamos a los maestros.
Hemos hablado también de potencia cultural; y los delegados que hablaron aquí en nombre del sector cultural y artístico, expresaron su confianza en que podemos y debemos llegar a serIo también en ese campo.
Debemos seguir luchando en el deporte, donde ya ocupamos uno de los primeros diez lugares del mundo, desarrollarlos de manera sistemática.
Pero, sin dudas, en el campo de la educación y la salud —en ese que nos reconocen nuestros enemigos—, sin dudas, en el curso de 15 ó 20 años más, seremos campeones olímpicos, medalla de oro (Aplausos).
Es estimulante también apreciar el esfuerzo que se hace en estos momentos en el desarrollo de nuevas e importantes obras industriales. Estamos construyendo la primera central electronuclear en colaboración con la Unión Soviética, y no la está construyendo una empresa extranjera, la esta construyendo una empresa de construcción cubana, ¡miles de obreros están allí trabajando!, y es una obra compleja, es una obra difícil; claro está que es la primera vez que construimos una obra de este tipo y hay determinados trabajos que requieren tal nivel y tal calidad, que no podríamos hacerlos nosotros sin la cooperación de nuestros hermanos soviéticos (Aplausos). De modo que allí tendremos unos cuantos cientos de técnicos y soldadores soviéticos trabajando con miles de obreros de la construcción, cubanos. Pero estoy convencido de que para el reactor No. 3 y el reactor No. 4 y la segunda central electronuclear, ya habrá muchos soldadores cubanos haciendo esos trabajos (Aplausos).
Vamos a tener la cooperación de la brigada búlgara que hace más de 20 años me hicieron el alto honor de utilizar mi nombre para denominarla (Aplausos), y tiene un mérito muy grande: antes del triunfo de la Revolución, cuando estábamos en las montañas (Aplausos); ya nos han ayudado y nos van a ayudar con su brigada que, como decía el jefe de la brigada Dimitrov, tiene 82 miembros, igual que los expedicionarios del Granma (Aplausos).
Y si es así, con esa ayuda de soviéticos y de búlgaros, el Granma de Juraguá, donde se construye la central nuclear; tendrá también su primero de enero (Aplausos).
En esa misma región de Cienfuegos se construye una gran refinería. Hablábamos ayer de que a fines de año pensamos inaugurar una gran planta de níquel y que estamos iniciando la construcción de una segunda gran planta de níquel. Otras obras importantes se construyen como en el este de La Habana: la nueva termoeléctrica que tendrá capacidad de 1 200 megawatts, la termoeléctrica de Matanzas, la ampliación de la termoeléctrica de Nuevitas, la nueva termoeléctrica en el norte de Oriente, sin contar los centrales azucareros y otras decenas de obras industriales que se están construyendo, o están a punto de ponerse en marcha.
Hay todo un programa de desarrollo. Ya estamos trabajando en el próximo plan quinquenal, y estamos trabajando en el plan perspectivo; ya sabremos, a grandes rasgos, lo que vamos a hacer en los próximos 15 años, es decir, hasta el 2000, y no hay que impacientarse, el 2000 llega rápido (Risas). ¡Miren ustedes qué rápido han llegado estos 25 años de Revolución, y ya no hablamos de 25, hablamos de 15! (Aplausos.)
Las perspectivas son realmente halagadoras. No debemos ser tan utopistas que pensemos que no vayan a surgir dificultades, siempre pueden surgir dificultades de un tipo o de otro: una plaga se puede presentar, como se nos han presentado otras, porque surge de modo espontáneo, o porque el enemigo la introduce, que nosotros no tenemos la menor duda de que varias plagas que hemos sufrido, han sido introducidas por el imperialismo.
Por eso, cuando se hablaba del Decreto-Ley No. 56, es muy correcto el análisis que se hizo. Nosotros tenemos que buscarle una solución adecuada a esta cuestión de los interruptos; tendremos que revisar esa Ley, no renunciar a los principios de esa Ley bajo ningún concepto, no renunciar a lo que implique garantías para los trabajadores, si se vuelve a presentar un problema como el que se presentó en la fábrica de tabaco (Aplausos), por ejemplo, sino cómo eliminar los vicios que puedan haber surgido al calor de esa Ley, qué modificaciones hay que hacerle, cómo aplicarla, cuáles son las características de cada rama, qué hacer en un caso, qué hacer en otro, cómo reducimos al máximo el problema de los interruptos, aunque siempre algunos habrá.
Es decir, es un tema que el Congreso ha planteado y que tenemos la obligación de profundizar, con el objetivo de quedarnos con las virtudes de esa legislación y eliminar los vicios que pueda originar (Aplausos).
No es lo mismo la situación, por ejemplo, en una fábrica textil, si se queda sin materia prima; es difícil que esas obreras puedan encontrar de inmediato un trabajo por cuenta propia mientras están interruptas. No es lo mismo la situación allí que en la construcción, porque en la construcción aquí se ha hablado que, con el aumento de la disponibilidad de materiales de construcción, por cuenta propia se están construyendo ya alrededor de 60 000 viviendas por año. Pero, lógicamente, un albañil y un carpintero tienen una demanda tremenda en este momento; si fácilmente declaramos interruptos al albañil y al carpintero, por una razón o por otra, inmediatamente van a encontrar alguien que los contrate, otro trabajador, incluso, que tiene dinero, que ha ahorrado, que ha podido adquirir los materiales para una vivienda por cuenta propia, y eso puede ir en detrimento de importantes obras industriales, o importantes obras hospitalarias, educacionales o científicas que estamos haciendo. Y ese problema puede presentársenos sobre todo en la Ciudad de La Habana, que es donde tenemos más dificultades con la construcción.
Aquí se dio una explicación sobre las causas de las interrupciones. Pero quiero decir que no es lo mismo la situación de una rama que la de otra, y que, por lo tanto, nosotros debemos analizarlas una por una, y buscar la más correcta aplicación de esta disposición. Nosotros hemos interpretado muy bien las preocupaciones justas que existen con relación a este problema, y el deber en que estamos de resolverlas.
Les hablaba de las perspectivas buenas, magníficas del país, pero que no por esto debemos hacernos la ilusión de que todo va a marchar maravillosamente bien y sin problema. Problemas siempre debemos preverlos, en lo posible, y nunca descontarlos.
Creo que los logros que hemos ido alcanzando nos deben estimular mucho. Aquí se ha analizado, por ejemplo, en materia de ahorro, que fue uno de los temas del Informe Central y del Congreso, lo que hemos ahorrado en combustible en los últimos años. Y hay un ejemplo impresionante de mejora de la eficiencia, para citar el caso de la industria azucarera, que gastaba en 1979 —según explica el Informe Central— 430 000 toneladas de petróleo en la producción de crudo, y que en el año 1983 gastó 23 000: se redujo casi a la veintava parte. ¡Qué esfuerzo de los trabajadores, de los técnicos, de los cuadros, de la administración, de todos, para lograr reducir en forma tan considerable el gasto de petróleo! Pero el pasado año de 1983 se ahorró el equivalente a 500 000 toneladas de combustible en el conjunto de la economía, y eso significó un beneficio grande para nuestro país. Como explicaba el Informe Central, se ahorraron 200 millones en materiales, y se recuperaron 50 millones de pesos en materias primas.
Aquí se ha hablado del Activo de la Rentabilidad, del esfuerzo realizado en ese campo, de los propósitos de hacer rentables todas las empresas, con excepción de aquellas que, por política económica, se considere que deben ser subsidiadas. Digamos: hacer rentables todas las empresas que puedan ser realmente rentables, que son la inmensa mayoría.
Se habló aquí de los avances que se han tenido en la organización del trabajo; se explicaron ampliamente, por el Ministro Presidente del Comité Estatal de Trabajo, los esfuerzos que se han ido haciendo y que se continuarán haciendo en ese campo.
Bien, hemos obtenido logros importantes; sin embargo, no podemos dormirnos sobre los laureles.
Aquí se señaló, por ejemplo, el problema de la doble sesión, y se dijo con mucha razón que era una preocupación de los trabajadores, con más lógica desde el momento en que crece el número de mujeres y de madres que se incorporan al trabajo, y que tienen un problema con el muchacho que está en las clases por la mañana y en la calle por la tarde.
A decir verdad, meditando sobre esto, iba yo por una calle del Vedado después de la sesión de ayer, eran como las 9:00 de la noche, y me encontré un grupo de muchachos allí jugando a la pelota en medio de la calle, o jugando a no sé qué cosa allí, y dije: bueno, esto sí que no lo resuelve la doble sesión (Risas). Porque no era a las 3:00 de la tarde, ni a las 4:00 de la tarde, ¡estaban a las 9:00 de la noche jugando en la calle!
No hay duda de que la doble sesión sería un gran avance y una medida de mucho beneficio para nuestros trabajadores, y sería de gran beneficio para la calidad de la educación. Pero estamos en una situación muy dispareja. La provincia que más alumnos tiene ya en este curso en doble sesión en escuelas primarias, es la Ciudad de La Habana, que tiene el 91,1%. Después está la provincia de Matanzas, que tiene 86,5% en doble sesión en primaria —nuestra aspiración es llegar a la doble sesión, en primaria y en las secundarias urbanas; no hablo ya de las secundarias en el campo, que tienen otro régimen. La provincia de La Habana tiene 71,5%; la de Camagüey 68,1%; la de Ciego de Avila 55,1%; Pinar del Río, 40,4%, y había olvidado mencionar las magníficas noticias que nos dieron los pinareños acerca de su iniciativa con relación a la educación, a los 25 aspectos primero y a los 30 aspectos después, que pienso también que es una experiencia que debe generalizarse (Aplausos).
Pero, bien, aquí lo que nos preocupa son las provincias que menos tienen. Sancti Spíritus no es de las que menos, tiene 36,1%; pero ya encontramos: Santiago de Cuba, 22,6% —a Santiago de Cuba, con motivo del XXV aniversario, se le asignaron determinados recursos, para ver si en un breve período de dos a tres años, puede elevar el número de alumnos en doble sesión a los niveles de la Ciudad de La Habana. Tenemos: Holguín, con 18,2%; Granma, con 16,7%; Guantánamo, con 11,7%, y Las Tunas con 10,9%; es decir, hay una gran desproporción. Desde luego, nos alegramos mucho de que la Ciudad de La Habana tenga el 91%, porque hay más problemas de tránsito, de riesgos de accidente, más problemas en una gran ciudad como esta para los niños, para los adolescentes, nos alegramos.
Pero estas cifras demuestran la necesidad de hacer un esfuerzo en este terreno de la doble sesión, sobre todo en aquellas provincias que están más rezagadas, y tendremos que contemplarlo en nuestros planes anuales y ver cómo comenzamos cuanto antes en estas provincias, sobre todo, Guantánamo, Granma, Holguín y Las Tunas. Con relación a Santiago ya expliqué que se le han asignado determinados recursos.
Se me olvidó mencionar —y me perdonan— a los compañeritos de la Isla de la Juventud (Aplausos). Se me olvidó porque están desarrollados en materia de doble sesión y de escuelas. Tienen el 91,9%, son los primeros del país (Aplausos).
Disponemos de los maestros suficientes, les di los datos. Tenemos todas las posibilidades, es simplemente cuestión de locales, instalaciones. Debemos ganar esta batalla de la doble sesión, vamos a ver si en el próximo congreso podemos traer muy buenas noticias aquí sobre este tema.
Tengo otro asunto que requiere de un especial esfuerzo este año, y que también quiero plantear al Congreso, para que todos tomemos conciencia del problema y nos esforcemos al máximo por superarlo. Se trata de la zafra.
Estamos atrasados en la zafra: en caña cortada hay unos 200 y tantos millones de arrobas menos. No es culpa del hombre: se hizo un gran esfuerzo organizativo, aunque ha habido como siempre algunas dificultades industriales iniciales en algunas provincias. Hemos tenido fundamentalmente el problema climático, no en forma de lluvias ciclónicas, torrenciales, inundadoras como las del pasado año, que no solo afectaron la zafra sino que liquidaron casi la cosecha de tabaco, de tomate, de papa. Por fortuna no hemos tenido ese problema, pero sí hemos tenido lluvias persistentes casi desde el comienzo de la zafra, en algunas provincias más que en otras, pero que en algunas retrasaron el inicio de la molida, en otras la pararon con frecuencia, y han estado afectando la cosecha. Pero no solo han estado afectando el corte y transporte de caña, han estado afectando los rendimientos de azúcar; de manera que los rendimientos andaban un punto por debajo, no en 1% menos sino un punto en el por ciento, es decir, cuando debían haber alcanzado 11% estaban en 10%. Y eso ha afectado la producción de azúcar.
De modo que tenemos con relación al plan un retraso de 423 000,2 toneladas de azúcar —esto el 20 de febrero. Y realmente la magnífica situación que tenemos este año, la seguridad con que está trabajando la economía, puede verse afectada seriamente con el incumplimiento de los planes azucareros, porque toda el azúcar está comprometida, toda el azúcar está vendida. Y en este momento tenemos un déficit de casi medio millón de toneladas de azúcar.
Yo traigo este problema aquí porque, precisamente frente a esa situación, la zafra requiere una atención y un esfuerzo especial en los días que nos quedan de seca, en los días que nos quedan de febrero que son unos poquitos ya, marzo y abril, para no meternos ya prolongada la primavera. Podríamos decir que el esfuerzo que hicieron los holguineros en estos días por el Congreso, es lo que tiene que hacer todo el país durante los próximos dos meses y medio (Aplausos), durante los próximos 75 días. Es indispensable para tratar de recuperar estos déficit. Caña tenemos, caña tenemos, hay que cortarla, transportarla y molerla.
Los déficit son los siguientes: en Pinar del Río, 3,7 miles; en La Habana, 35,1; en Matanzas, 35,9; en Villa Clara, 17,1; en Cienfuegos, 32; en Sancti Spíritus, 30,8; en Ciego de Avila, 65; en Camagüey, 94,2; en Las Tunas, 41; en Holguín, 41,2; en Granma, 10,3; en Santiago de Cuba, 21,1; y, en Guantánamo, paradójicamente, la más pequeña provincia cañera, donde no ha habido mucha lluvia o no ha habido lluvias, tienen 4,2 de sobrecumplimiento en este momento (Aplausos). No en balde hablaban los guantanameros de hacer una zafra eficiente y que se proponían eso. Ese propósito se lo tienen que hacer todas las provincias cañeras del país (Aplausos); y, por supuesto, los compañeros camagüeyanos tienen que hacer el mayor esfuerzo, porque el inicio de su zafra se retardó una semana por lluvias y han tenido además interrupciones. Estos déficit que podamos tener en la zafra, nos pueden ocasionar un considerable daño.
Bien, creo que nos enfrentaremos a estas dificultades y realizaremos el esfuerzo que se requiere (Aplausos).
Comparaba la situación de Cuba con la de otros muchos países, y decía que nuestras perspectivas eran realmente buenas, aun en medio de esta catastrófica crisis económica internacional.
Sin embargo, en el mundo no hay únicamente una crisis económica, hay también una crisis política seria. Nosotros lo decíamos en el XXV aniversario. Toda esta situación económica trae consigo una gran inestabilidad política y social en casi todo el mundo.
Al imperialismo yanki habría que decirle: "si no quieres caldo, te darán tres tazas" (Aplausos). No quieren revoluciones y están matando de hambre al mundo. Y la responsabilidad fundamental en esta crisis la tiene el gobierno de los Estados Unidos. La deuda del Tercer Mundo es de 830 000 millones; los intereses enormes. La deuda de América Latina, 350 000.
En fecha reciente se reunieron representantes de 30 naciones de América Latina y del Caribe en Quito, y elaboraron una declaración dura, en términos tanto políticos como económicos. Nosotros llamamos a esa declaración, una especie de rebelión de los gobiernos ante situaciones que se hacen insostenibles, vinculadas con esta enorme deuda y los altos intereses, la política proteccionista de los países capitalistas industrializados y los insolubles problemas sociales y políticos que les estaban creando. Y, lógicamente, el hambre engendra inestabilidad y engendra revoluciones.
Como nosotros decíamos recientemente en una entrevista: "Ni Cuba puede exportar la revolución, ni los Estados Unidos pueden impedirla". ¿Quién podría ser capaz de crear estas condiciones? Si alguien crea las condiciones que propician las revoluciones, es el imperialismo con su política de explotación y con su política económica.
Pero casi al mismo tiempo que se hacía esta declaración en Quito, en Europa, el ex canciller de la RFA, Helmut Schmidt, declaraba paladinamente, en una reunión de personalidades que se convocó en Bruselas, con una frase muy significativa, que la política económica del gobierno de Estados Unidos, con sus enormes déficit presupuestarios y sus altas tasas de interés, era tan egoísta, que implicaba para el mundo occidental un peligro mayor que la amenaza soviética. Calculen ustedes lo que significa que un ex canciller de la RFA diga eso, cuando se han afirmado tantas mentiras y tantas calumnias y tantas falsedades sobre el supuesto peligro soviético o amenaza soviética, que ha servido para justificar la carrera armamentista y la política belicista del imperialismo. Pero que un líder destacado y prestigioso del mundo occidental dijera que esa política era más peligrosa que la amenaza soviética, significa mucho.
Y es que se sienten estrangulados los países. No solo se sienten estrangulados los países de América Latina y todos los países del Tercer Mundo, se sienten estrangulados, incluso, muchos países capitalistas desarrollados aliados de Estados Unidos. Esa es la realidad. Esta realidad incrementa el desempleo, los déficit presupuestarios, la inflación, la recesión económica, etcétera, etcétera.
Es decir, hay una crisis no solo económica, sino también política en el mundo. Una carrera armamentista desatada, cientos de miles de millones que se invierten en gastos militares en medio de esta crisis económica; un peligro real de guerra, una política imperialista crecientemente agresiva, que podemos observar por las noticias que leemos diariamente.
La instalación de proyectiles nucleares de alcance medio en Europa, llevada a cabo provocativamente contra la Unión Soviética y el campo socialista. Una desvergonzada y abierta intervención en Nicaragua, a través de elementos somocistas y de bandas contrarrevolucionarias. Una creciente participación en la guerra genocida que libra contra el pueblo de El Salvador el gobierno reaccionario de ese país. La intervención en el Líbano, y el miserable y cobarde crimen cometido en el pequeño país de Granada, y contra su pequeño pueblo; pequeño en el sentido numérico, grande moralmente (Aplausos), pudiéramos decir por ello que lo ocurrido en el pequeño Estado de Granada nos enseña, nos dice más que ningún libro, ninguna conferencia, lo que es el imperialismo y lo que puede esperarse del imperialismo, que se caracteriza por una política pérfida, deshonesta, egoísta, agresiva, a la cual no hemos vacilado en calificar, en cierto momento, de fascista.
Y todo eso ha elevado considerablemente la tensión en el mundo y los peligros de guerra, de guerras regionales, o de una gran guerra nuclear mundial. Estas son realidades que no podemos olvidar ni un solo minuto. Estas realidades —como aquí se señaló— nos han obligado a un gran esfuerzo, y a grandes gastos e inversiones en la defensa.
Ya, desde antes de que esta Administración reaccionaria y fascista asumiera el gobierno de Estados Unidos, veníamos trabajando intensamente en el fortalecimiento de la defensa del país. Aquí se recordaba cómo el 1ro. de Mayo de 1980 se hizo el primer llamamiento para la organización de las Milicias de Tropas Territoriales, y como consecuencia de esto, alrededor de 600 000 hombres y mujeres se movilizaron y fueron organizados y entrenados los cuadros necesarios para dirigir esa fuerza. Se adquirieron las armas necesarias —cuando decimos 600 000, se incluye la reserva—, se adquirieron armas para medio millón de milicianos.
El 26 de Julio se hizo el segundo llamamiento de otro medio millón de hombres y mujeres para integrar las Milicias de Tropas Territoriales. Podemos anunciar aquí que ya tenemos en nuestro país las armas para ese otro medio millón de hombres y mujeres (Aplausos). Y si es necesario continuaremos haciendo los esfuerzos para fortalecer nuestra defensa, preparar a nuestro país contra cualquier ataque, y no vacilaríamos en un tercer llamamiento, y en buscar las armas para ese tercer llamamiento, que ya no podríamos decir de hombres y mujeres, sino de mujeres y de hombres, puesto que en el segundo contingente, de cada cuatro combatientes, tres son mujeres (Aplausos).
Parejamente se ha hecho un considerable esfuerzo en el incremento de la capacidad combativa de nuestras fuerzas armadas. Es enorme el esfuerzo realizado por nuestros compañeros del sector militar en las tareas de organizar, entrenar y suministrar cuadros a estas fuerzas.
La idea de las Milicias de Tropas Territoriales prendió profundamente en nuestro pueblo y, especialmente, entre nuestros trabajadores. Hay que ver la contribución anual del movimiento obrero a los gastos de las Milicias de Tropas Territoriales, que asciende a alrededor de 20 millones de pesos por año. En este mismo Congreso se hizo entrega de un cheque por más de 20 millones de pesos (Aplausos).
La Dirección de nuestro Partido no descuida ni un minuto todo lo relacionado con la defensa del país. Tengo entendido que alguna delegación, presenciando la unidad de nuestro pueblo, el entusiasmo de nuestros obreros, el espíritu de este Congreso, la unidad total e indisoluble de nuestro Partido y de nuestro pueblo, comentó que estaba segura de que los Estados Unidos, para invadir a Cuba, antes tendría que matar a todo el pueblo de Cuba (Aplausos y exclamaciones de: "¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!"). Pero como realmente es imposible matar a todo un pueblo y como, además, nuestro pueblo no se va a dejar matar mansamente (Aplausos), y como nuestro pueblo, antes de morir, se encargaría de aniquilar a millones de soldados yankis (Aplausos y exclamaciones de: "¡Venceremos! ¡Venceremos!"), millones de soldados con los que el imperialismo no cuenta, ya que anda metido en montones de aventuras en todo el mundo, no existe ni la más remota posibilidad de que este pueblo pueda ser jamás vencido, ni de que esta tierra pueda ser jamás ocupada (Aplausos). Mientras quedara un hombre o una mujer con un fusil en la mano, se mantendría la lucha en nuestro país (Aplausos).
Y eso lo tienen que saber los imperialistas yankis. No ya Cuba que tiene una población mucho más numerosa, muchos años de experiencia, mucha más fuerza militar, no, incluso países más pequeños como Nicaragua, no podrían jamás ser ocupados por los imperialistas yankis (Aplausos). Ya lo demostró Sandino en otros tiempos —el aniversario de su muerte, hace 50 años, coincidió casualmente con el segundo día del Congreso— y, ahora, si los yankis invadieran ese país, los sandinistas se encargarían de demostrarlo de nuevo (Aplausos y exclamaciones de: "¡Cuba, Nicaragua, unidas vencerán!")
Mas no ya solo Nicaragua, en el propio El Salvador, donde el número de revolucionarios es más reducido y su fuerza militar es menor, los imperialistas no podrían resolver con una intervención el problema planteado por la lucha revolucionaria de ese pueblo (Aplausos). Esa es nuestra convicción profunda.
¡Si creyeron que con su gran crimen, su repugnante felonía de Granada, iban a debilitar la Revolución Cubana, se encuentran con que la Revolución Cubana hoy, a unas cuantas semanas de Granada, es mucho más fuerte! (Aplausos.) ¡Si creyeron que iban a debilitar la Revolución Nicaragüense, se encuentran con que hoy, a pocas semanas de Granada, la Revolución Nicaragüenses es mucho más fuerte! (Aplausos.) ¡Si creyeron que debilitarían al movimiento revolucionario en El Salvador, hoy el movimiento revolucionario de El Salvador es mucho más fuerte! (Aplausos.) ¡Y de nada les servirá, como no sea para hundir más su prestigio en el fango, como no sea para multiplicar el espíritu, la tenacidad, la voluntad de lucha y la firmeza de los revolucionarios, el crimen monstruoso cometido en Granada! (Aplausos.)
Por tanto, en medio de la satisfacción, de la alegría, del optimismo que nos deja este Congreso, debemos estar conscientes de estas realidades, debemos seguir trabajando, debemos seguir cumpliendo la consigna de Producción y Defensa más que nunca (Aplausos) y que esa consigna salga fortalecida de este Congreso.
Quisiéramos expresar a las delegaciones mal llamadas extranjeras, porque nosotros las sentimos como hermanas (Aplausos), nuestro más profundo reconocimiento y nuestra gratitud por habernos acompañado durante el Congreso.
He meditado muchas veces en este ambiente creado, he meditado sobre cuál será la apreciación, las ideas, el criterio de muchos de nuestros invitados, porque este Congreso, a mi juicio, nos enseña mucho a todos. ¿En qué puede parecerse un congreso obrero en el socialismo a un congreso obrero en el capitalismo?
Nuestros hermanos de los países socialistas tienen ya una larga experiencia. Nuestros hermanos procedentes de países capitalistas, me imagino que se deben extrañar, asombrar, de ver al movimiento obrero, a más de 2 000 delegados hablando de productividad, de rentabilidad, de reducción de costos de producción, de aumentar la producción en cantidad y en calidad, de mejorar los servicios, porque eso realmente sería insólito en una sociedad donde existe la insuperable contradicción entre los capitalistas, propietarios de los medios de producción y de las riquezas, que son producidas por las manos laboriosas y honradas de los trabajadores y la clase obrera (Aplausos); la insuperable contradicción entre los intereses de los capitalistas y de los obreros, tal como se evidenciaba en nuestros congresos antes de la Revolución, que se caracterizaban por una lucha infatigable de los sindicatos, en defensa de sus intereses frente a los empresarios capitalistas, y tal como ocurre hoy en el mundo capitalista: el movimiento obrero defendiendo sus intereses frente a los empresarios, o incluso frente a las empresas estatales que, arruinadas, les pasaron los capitalistas al Estado para que cargara con las pérdidas.
Nosotros conocemos esos problemas que los afectan, y esas preocupaciones que tienen los sindicatos en el mundo capitalista. Por algo los capitalistas tratan de dividir al movimiento obrero, internacional y nacionalmente, tratan de dividirlo; por algo trabaja la CIA y trabaja el imperialismo en todas partes, creando grupos, tratando de desarrollar sindicatos amarillos para dividir a los trabajadores, puesto que esa lucha es incesante y no cesará jamás mientras exista el sistema capitalista.
Esta cosa asombrosa, esta cosa extraña, de ver a un movimiento obrero planteando lo que aquí se ha planteado, los problemas que aquí se han planteado, las cuestiones que aquí se han planteado, los intereses que aquí se han planteado, ¡solo es posible cuando la clase trabajadora se siente dueña de los medios de producción y de las riquezas del país! (Aplausos.) Solo entonces los obreros se reunirán para hablar de ahorro, de productividad, de rentabilidad, etcétera, de mejores servicios; porque es su ahorro, su productividad, su rentabilidad, su riqueza, sus servicios, y esto solo es posible en el socialismo (Aplausos). Y no hay ni habrá solución a los problemas de nuestros pueblos, a los problemas del Tercer Mundo, a los problemas de la sociedad moderna sin el socialismo (Aplausos).
Agradecemos a las delegaciones invitadas esta oportunidad de mostrarles con toda honestidad, con toda sinceridad, con toda fraternidad, cómo es nuestro país, cómo es nuestra Revolución, cómo es nuestro pueblo, cómo es nuestra clase obrera (Aplausos). Esta oportunidad que hemos tenido para discutir ampliamente, con entera libertad delante de ellos, nuestros problemas: económicos, políticos, sociales e incluso de la defensa del país. A ellos, al concluir este Congreso, les agradecemos el privilegio de haber convivido estos días con representantes prestigiosos del movimiento obrero internacional, con los representantes de cientos de millones de trabajadores de todo el mundo. Les agradecemos el estímulo que ha significado para nosotros, y las esperanzas que nos dejan de que el principio de que los trabajadores de todo el mundo deben unirse y deben permanecer estrechamente unidos se cumplirá (Aplausos).
Y al igual que agradecemos a las queridas delegaciones invitadas este honor, no podemos menos que agradecer a nuestros trabajadores, representados aquí en este Congreso por más de 2 200 delegados, por el orgullo que sentimos al haber mostrado la calidad de este Congreso y el comportamiento de ustedes.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación.)