DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COIIITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN EL ACTO DE INAUGURACION DEL HOSPITAL "JULIO TRIGO", EN ARROYO NARANJO, EL 5 DE SEPTIEMBRE DE 1987, "AÑO 29 DE LA REVOLUCION".

(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)

Invitados;

Compañeras y compañeros:

Aquí se reúne una gran familia de médicos, enfermeras, técnicos de la salud, trabajadores de los servicios, constructores de los que trabajaron aquí y de los que van a trabajar en el plan de viales de Arroyo Naranjo, los veo aquí con sus camisetas, se reúnen vecinos, médicos de la familia, en fin, trabajadores de la salud, de las construcciones, del pueblo de Arroyo Naranjo, y algunos invitados que procedemos de otros municipios.

Venimos a inaugurar una obra que produce en todos nosotros profunda satisfacción: un hospital clínico-quirúrgico, importante, necesario, de 482 camas, concebido con las ideas más avanzadas, programado a la luz de la experiencia adquirida en el terreno de la salud durante todos estos años.

Este lugar estuvo destinado a instituciones de la salud desde principios de siglo. Recientemente leí una historia de este lugar donde se erige hoy el hospital: estaba en las afueras de la capital, la capital no había llegado hasta aquí todavía, había una finca por acá, parece que se trataba de una altura. Por aquella época la tuberculosis era una de las más terribles enfermedades, dura, cruel, insoluble, gran número de personas moría de tuberculosis a principios de siglo. Solamente en este sitio que se dedicó a la lucha contra la tuberculosis, en un tiempo determinado murieron decenas de miles de pacientes. Realmente, a los hospitales de tuberculosos la gente venía a morir de la mejor manera posible en medio de grandes sufrimientos.

Así, desde principios de siglo casi se estableció un pabellón, después otro pabellón, de este modo se fueron añadiendo construcciones hasta que ya, al triunfo de la Revolución, estaba aquí situado el hospital La Esperanza, para tuberculosos, muy aislado por ser una enfermedad contagiosa. Al triunfo de la Revolución esta edificación donde se crea el clínico-quirúrgico, estaba en proceso de construcción; la Revolución terminó esta obra, que, unida a las otras instalaciones, continuó sirviendo como hospital de tuberculosos con cientos de camas, con todos los servicios y la atención necesaria, desde el triunfo de nuestra lucha.

Gracias a los grandes avances de la medicina en los últimos decenios y a la aplicación consecuente de un programa de salud en nuestro país, la tuberculosis dejó de ser aquella temible enfermedad, el número disminuyó extraordinariamente y está en proceso de extinción; con la lepra está ocurriendo algo similar.

Allá por los años treinta, tuberculosis y lepra eran dos terribles palabras; pudiéramos decir que inspiraban el temor que hoy inspira algo así como el SIDA.

Ya han desaparecido los hospitales para tuberculosos. El propio Topes de Collantes era una de las instalaciones con esos fines, este hospital y otro en las proximidades de Santiago de Cuba; la ciencia y los programas médicos le fueron ganando la batalla a la tuberculosis, como le van ganando también a la lepra.

De esta forma, en el año 1977 ya salieron de aquí los últimos enfermos, pasaron a otras instituciones y quedaron vacíos los edificios. Por aquel tiempo, en el sector de la salud tomaron la decisión de convertir estas edificaciones en institutos —por ejemplo, Instituto de la Medicina del Trabajo y otros similares.

En definitiva no se había avanzado mucho en la remodelación y estos edificios estaban ahí, no eran realmente útiles para una cosa ni para otra. De este modo, aunque ya había algunas instituciones destinadas a estas edificaciones, faltaba mucho por construir.

Fue en ocasión precisamente de la epidemia del dengue, en una visita que nosotros hicimos al hospital pediátrico "Aballí", que está enfrente, y estuvimos observando estas grandes instalaciones, meditando sobre nuestras necesidades hospitalarias, meditando en el hecho de que si bien la Revolución había construido muchos hospitales en el interior del país —lo cual fue muy justo y correcto—, no había construido muchos nuevos hospitales en la capital; pensando, incluso, que se habían perdido capacidades de camas al pasar algunas de estas instituciones hospitalarias a convertirse en institutos de investigación, consideramos la conveniencia de dedicar, en definitiva, estas edificaciones a un hospital clínico-quirúrgico para atender esta área de la capital, donde había un déficit de capacidades.

De este modo pudimos persuadir a los interesados en los centros de investigación, para buscar otras soluciones. Es posible, incluso, que en el futuro se construya algún edificio para esos fines, aunque algunas se han instalado dentro de otros hospitales, como el de nefrología, en el hospital "Albarrán", para citar un ejemplo.

Decidimos convertir este hospital, este edificio, en un hospital clínico-quirúrgico; había que hacer los proyectos, la remodelación, etcétera. Por aquel entonces nuestras construcciones no tenían el dinamismo de hoy y había que resignarse a períodos relativamente largos, faltaban fuerzas y ya se sabía había que esperar; mientras, se hicieron los proyectos y se iniciaron las construcciones a un ritmo modesto.

Más adelante, sobre todo a partir de diciembre de 1985 y como parte de un programa importante y de ampliación considerable de camas de la capital, se le dio un gran impulso a la remodelación de este hospital, que no fue una simple remodelación, sino también ampliación y construcción de nuevas áreas. Si tomamos en cuenta que el impulso fundamental se adquirió después de 1985, en relativamente poco tiempo se ha terminado esta obra.

Desde luego, aquí el constructor habló de calidad y de que había desechado el maratonismo. Maratonismo —para algunos invitados extranjeros que están aquí— significa, entre nosotros, que las obras se retrasan y entonces en los últimos meses se quiere terminar de todas formas, y como consecuencia se traen fuerzas de otros lugares, se acumula un gran número de trabajadores y se hace un esfuerzo finalista —pudiéramos decir—, que nosotros hemos decidido erradicar en nuestros programas de construcción. Es por ello que exigimos que ninguna obra se retrase, que se cumpla dentro del cronograma, para evitar esos maratones y esos finalismos que afectan la calidad, afectan la productividad y dan lugar, incluso, a la pérdida de recursos; porque cada obra tiene una secuencia, algunas hay que hacerlas antes que otras, y a veces esos maratones finales se hacen a la inversa y se crean problemas y trastornos en el proceso constructivo.

Por eso dijimos: no, no le vamos a poner fecha fija dentro de 1987, no vamos a decir el 1º de mayo, ni el 26 de julio, vamos a trabajar bien; que no se traigan fuerzas de otras obras, porque esos maratones, además, retrasan todas las demás obras, y entonces estamos de maratón en maratón. Hemos decidido erradicar ese vicio y lo estamos erradicando (APLAUSOS).

Las obras se están construyendo según el programa, se van terminando con calma, trabajando intensamente pero con orden y con calma, sin adelantar ninguna obra a costa de otras y, sobre todo, sin sacrificar la calidad; ¡algo más, priorizando la calidad!

Es por eso que hoy, mientras nosotros recorríamos el hospital, iba mirando para el suelo: cada losa de granito, cada metro cuadrado de granito qué color tenía, cómo estaba pulido, las paredes; los azulejos si eran todos del mismo color, si no habían mezclado uno azul con uno verde, si los verdes tenían el mismo matiz en cada lugar, si las terminaciones eran adecuadas; cómo estaba todo, los colores, las pinturas, cada detalle, me fui fijando en cada detalle, y debo decir que realmente encontré una gran calidad en las terminaciones del hospital (APLAUSOS).

Fui conversando por los pasillos y por todas partes con él director, le preguntaba su opinión: qué le parecía, si estaba satisfecho, si era funcional. Lo mismo que hice en días recientes, cuando inauguramos el primer círculo infantil de los cincuenta que van este año en la capital: fui con la directora sala por sala, área por área, preguntaba cuánto tiempo tenía de directora de círculo —llevaba 10 años—, le pedí análisis, comparaciones con los anteriores círculos que habíamos hecho, las ventajas, si era más moderno, si era más funcional, si estaba mejor terminado, dónde estaban los baños, dónde estaba el pantry, dónde estaba la cocina; y ella iba hablando con entusiasmo, realmente, de todas las ventajas que tenía el último proyecto de círculo con relación a los anteriores: mucho mejor, mucho más eficiente, mucho más funcional y, realmente, también con excelente terminación. Es muy bueno cuando se habla con una persona que lleva años en una actividad, ella mejor que nadie puede decir si está bien o está mal el círculo, si es mejor o si es peor. Así esa compañera, en este caso, me explicaba todas las ventajas y nosotros salimos realmente muy satisfechos de aquella obra.

Ahora me pregunto si en los círculos futuros todavía encontramos detallitos para mejorar. Desde luego, ese círculo tiene sus calentadores solares, alrededor de 18 metros de paneles para la captación de la energía solar. Toda el agua caliente que necesita para los baños, y otros fines, el círculo la tiene; es posible que ahorre unas 20 toneladas de combustible al año. Si son 50 círculos con los calentadores solares, son 1 000 toneladas de combustible ahorradas; no hay problema de que si se fue la corriente, si faltó el combustible, esos calentadores solares no fallan, y aprovechamos esa energía que la naturaleza nos entrega generosamente.

Pensamos que los edificios de aquella comunidad un día tengan también sus calentadores solares; y cuando miro este hospital, me pregunto si un día no tendrá sus calentadores solares para ahorrar decenas, tal vez cientos de toneladas de combustible por año. Vamos a ir poco a poco trabajando en esto.

Hemos tenido en unos días el privilegio de inaugurar dos obras con una gran calidad, la primera construida por los microbrigadistas y esta construida por las empresas del MICONS con el apoyo de la población. Fue muy acertado —a mi juicio, hoy estoy más convencido que nunca— no haber puesto en esta obra que estaba en proceso día fijo de terminación, sino haber priorizado la calidad. Lo hemos terminado con calma, en buen tiempo; el director expresó aquí ahora su programa, ellos tienen que probar cada cosa instalada —las calderas tienen que probarlas, tienen probar los aire acondicionado, tienen que probar otras cosas—, y tienen su programa de puesta en marcha del hospital que explicaron aquí.

Decía que el hospital estaba concebido con las ideas más avanzadas, su equipamiento es muy moderno, con todo lo necesario y todo lo mejor que pudo adquirir nuestro país, equipos técnicos, de radiografías, de ultrasonido, mesas de operaciones, todo. Ya cuenta las camas de terapia intensiva, concepto nuevo que estamos introduciendo en todos los hospitales clínico-quirúrgicos; no existía en nuestro país ese concepto. Fue también precisamente la epidemia del dengue, época en que teníamos un solo hospital, el "Pedro Borrás" con una terapia intensiva pediátrica, en la que, por cierto, no había un solo cubículo aislado para casos infecciosos, en que surgió la idea de extender estas salas a todo el país. Recuerdo que visité todos los hospitales pediátricos en aquella ocasión y pude ver aquella única sala, y en medio de la epidemia nos dimos a la tarea de construir las salas pediátricas, y hoy tenemos más de 30 salas de terapia intensiva pediátrica, donde se ha salvado la vida de miles de niños (APLAUSOS). Porque son esos equipos sofisticados, con personal altamente especializado, los que le dan la oportunidad a la medicina cuando un niño está al borde de un paro cardíaco, o de un paro respiratorio, o de otro tipo de problemas muy graves; ese personal especializado, esos equipos, esa atención especial esmerada es lo que lo hace posible.

Con satisfacción he visto muchos álbumes de los pediátricos, que han tenido el buen gusto de ir recogiendo las fotos y la historia de los casos más graves que pasaron, y con infinita satisfacción expresan el número, la historia y las fotos de los niños que se han salvado en cada una de esas salas de terapia intensiva.

Pero nuestros clínico-quirúrgicos no aplicaban ese concepto y ya empezamos a aplicarlo a todos los clínico-quirúrgicos, a los nuevos que se construyen y a los antiguos hospitales a donde estamos llevando el principio, del mismo modo que en los hospitales maternos estamos llevando la idea de los cuidados intensivos perinatales a la madre y al niño, que se traducirá en una mayor seguridad para las mujeres en el parto y un mejor índice de supervivencia infantil dentro del primer año de vida. Estos son programas serios que se están llevando a lo largo y ancho del país progresivamente, que le van a dar una gran calidad a nuestra medicina.

Ahora bien, aquí se introduce también otro concepto nuevo. En el área del "Lebredo" —antiguas edificaciones muy próximas a este sitio, que en un tiempo estuvieron dedicadas a la lucha contra la tuberculosis— se va a establecer un servicio materno de casi 400 camas.

Nosotros hemos ido especializando la medicina, tenemos una red de hospitales especializados, nuestros clínico-quirúrgicos, los pediátricos, los maternos; pero ahora hemos ido descubriendo las ventajas de combinar el hospital materno con el clínico-quirúrgico, ya que el clínico-quirúrgico tiene excelentes servicios generales, resulta casi imposible llevarlos también a un materno. Así, en Santiago de Cuba, donde están próximos el materno y el clínico-quirúrgico los vamos a asociar, y aquí nacerá el materno asociado al clínico-quirúrgico bajo una misma dirección, en un mismo hospital, con lo cual este hospital "Julio Trigo" ya no será solo clínico-quirúrgico, sino será un hospital general con todos los servicios de un clínico quirúrgico y de un hospital materno, y todos los especialistas, todos los equipos y todos los recursos de ese clínico-quirúrgico al servicio de las madres que estarán allí, en el "Lebredo", donde también tendrán su terapia intensiva, y sus cuidados intensivos perinatales que había mencionado anteriormente.

Luego, queda esta institución con todas las ideas más avanzadas establecidas y, además, con los equipos más modernos.

Por esta área tenemos enfrente el hospital "Aballí", otra importante institución pediátrica, en este caso; los niños irán allá, las madres acá, los adultos a esta instalación que estamos inaugurando hoy, los adultos hombres y mujeres, excepto que se trate de problemas propiamente de maternidad; a los hombres la naturaleza les ha ahorrado el trabajito de ir a la maternidad, aunque sí tienen que ayudar a cuidar los niños, incluso en los pediátricos.

Este hospital viene a cubrir un vacío en un municipio de casi 180 000 personas, que tenían que ir a otros municipios a recibir estos servicios. Porque, realmente no se había desarrollado en el capitalismo una distribución racional de los hospitales; en el capitalismo, en barrios pobres no había hospitales y Arroyo Naranjo fue siempre pobre. En barrios ricos había varios privados, muchos de ellos privados, los hospitales públicos eran una gran calamidad, como ustedes saben, casas de socorro, etcétera.

Hoy día tenemos una red de hospitales, parte son los antiguos, parte los nuevos; pero ya dije que no habíamos construido muchos nuevos hospitales en la capital, en el interior sí, pero en la capital no. Hemos construido en la capital un excelente, extraordinario hospital que es el "Hermanos Ameijeiras", que ya es un hospital prestigioso en Cuba y en el mundo. Pero, incluso, su edificación original no era para hospital, era para banco, y ya que no teníamos mucho dinero dijimos: "¿No será mejor dedicar este edificio a un hospital?" Lo adaptamos, lo remodelamos, lo rediseñamos, le añadimos unos cuantos pisos y ha quedado un hospital que es orgullo de la medicina cubana, y podría decirse algo más: orgullo de la medicina latinoamericana y del Tercer Mundo (APLAUSOS).

Pero, bien, había grandes áreas vacías, nosotros estamos estudiando todavía estos vacíos. Y, desde luego, ahora este municipio, más Calabazar, que está próximo, recibirán los servicios de este excelente hospital.

Arroyo Naranjo ahora tiene un gran hospital clínico-quirúrgico y en unos meses más tendrá ya el servicio de maternidad más el pediátrico, más la facultad de medicina. Esta será la séptima facultad de medicina de la capital del país, se está construyendo allí.

Ahora, en un período de 16 meses, y lo aclaro porque por ahí vi un informito que decía que dentro de 18 meses estará el servicio de maternidad, o estará remodelado el "Lebredo" —ya yo hablé con el compañero Lezcano, le dije: vi una cifra ahí que no es aceptable, de un informito que alguien hizo, y decía que en 18 meses—, y les advierto a los constructores, especialmente a los espirituanos que están aquí, que tienen 16 meses, menos cinco días para terminar ese servicio, porque ese está dentro del programa de 1987-1988 (APLAUSOS), y en estos programas de salud no se admiten dilaciones ni de un mes, ni de un día, ni de una hora, ni de un minuto, ni de un segundo.

Si ustedes entregan esas edificaciones el 31 de diciembre a las doce y un segundo de la noche, habrán incumplido con la Revolución (APLAUSOS). Esto es una cuestión de principio, por lo tanto no admite excepciones, ¡no admite excepciones!, porque es un principio. Ya nosotros tenemos que rectificar los malos hábitos de que las obras se prolongaban indebidamente, y aquí hay que trabajar desde ahora y rápido, precisamente para que no haya finalismo ni maratones de última hora, porque no se va a permitir.

Después tendremos que hacer el de consultas externas, la edificación final, que será la tercera; no tenemos fecha, pero para aquella sí tenemos fecha, que está en el programa de camas del período 1986, 1987, 1988; no estaban muchas de ellas en el quinquenio, les advierto, no estaban programadas en el quinquenio, fue necesario realizar un esfuerzo adicional, dada la situación que detectamos. De modo que tenemos buen tiempo para llevar a cabo esas edificaciones.

Avanzará también la facultad de medicina que es muy importante y que va a tener esa base hospitalaria, para la docencia. De modo que quedará aquí todo un complejo médico, docente, científico, de servicio para nuestro pueblo y principalmente para este municipio de Arroyo Naranjo.

¿Es lo único que va a tener Arroyo Naranjo? No. En Arroyo Naranjo se están construyendo los policlínicos. ¿Cuántos son este año? Dos. Y nos faltaría, con un tercer policlínico a construir en 1988, con lo cual queda completa la red de policlínicos en instalaciones adecuadas, porque esos tres existen, lo que no tienen son las instalaciones adecuadas. Tendrá su red de policlínicos completa.

Pero ya Arroyo Naranjo tendrá ahora —cuando se incorporen varias decenas en octubre— la tercera parte de los médicos de la familia que necesita, tendrá 101 médicos de la familia ya Arroyo Naranjo, de alrededor de 300 que deberá tener en definitiva y que yo espero que los alcancen para el año 1991. máximo 1992. A estos barrios de la periferia les hemos dado prioridad en el servicio del médico de la familia (APLAUSOS).

En Arroyo Naranjo se van a construir los primeros 12 nuevos prototipos de casa-consulta del médico de la familia, que incluye la casa de las enfermeras. Ya este año se harán 12, porque eso corresponde al programa de 1988-1989, pero ya de 1987-1988 los proyectos que ya tenemos y que no podemos extenderlos en tan breve tiempo a todo el país, pues vamos a construir en 1987-1988 un modelo mejorado que incluye la casa de la enfermera, pero ya Arroyo Naranjo tendrá los 12 nuevos prototipos y podrán estar allí como en una exposición, para verlos ya construidos, con buena calidad, como son esos prototipos de la casa-consulta del médico de la familia.

No solo trabajamos en obras de la salud. En el día de hoy, a las cuatro de la tarde, inauguramos una nueva comunidad construida por los propios vecinos, convertidos en obreros de la construcción, hombres y mujeres de un barrio insalubre. Hoy tuvimos la satisfacción de iniciar la erradicación del barrio insalubre y la inauguración de esa comunidad con 84 viviendas, que es el camino mediante el cual vamos a erradicar los 62 barrios insalubres; los 61 que ya nos quedan en la capital después del que se erradicó hoy, los vamos a erradicar todos con la misma receta, por el mismo método de microbrigada y de masas. Es un trabajo excelente y no solo construyendo viviendas, sino otras instalaciones en el municipio. Y vamos a organizar a los vecinos de los barrios insalubres que comprenden a 50 000 personas, para ver. en qué tiempo mínimo —no queremos señalar fecha— erradicamos los 61 barrios insalubres que nos quedan en la capital, a la vez que establecemos orden, porque esos barrios insalubres se originan en inmigraciones incontroladas. Y si estamos llevando a cabo el desarrollo, la construcción de viviendas, de industrias en todo el país, la capital es grande ya, son 2 millones, algo más de 2 millones de habitantes, más los 700 000 habitantes de la provincia de La Habana, casi 3 millones, en una franja de tierra de 40 kilómetros de ancho, en donde hay que buscar agua para las ciudades de la región, para las industrias, para los hospitales, para todos los servicios y para la agricultura, 3 millones de habitantes vienen a ser ya una cifra considerable, esto establece la necesidad y la obligación de legislar sobre ese tema para que no se nos produzcan movimientos descontrolados de personal.

Claro, que esto sería arbitrario si no se hiciera un gran esfuerzo por el desarrollo de las provincias del interior, y ustedes saben que se ha hecho en estos años de Revolución un gran esfuerzo y que la faz de las capitales de las provincias ha cambiado mucho más de lo que ha cambiado la capital.

Ahora se está haciendo un enorme esfuerzo constructivo en la capital, como ustedes conocen, que implica no solo la construcción de 250 000 viviendas en un período de 14 años, que serán viviendas suficientes para un millón de personas, sino reconstrucción y remodelación de gran número de viviendas, de modo que yo pienso que las tres cuartas partes de la población de la capital en ese período se verán beneficiadas y que a la vuelta de estos años, en lo esencial, habremos resuelto el problema de la vivienda en la capital, si no se nos muda un millón de personas de nuevo para aquí; por eso creo que es perfectamente comprensible la necesidad de llevar adelante esa política. No haríamos nada con erradicar hoy un barrio insalubre y que se vuelvan a establecer nuevos.

Por eso hemos planteado que no vengan del interior a construir viviendas, que la capital lo puede hacer con sus propias fuerzas. Por eso ha surgido con tanto dinamismo el movimiento de microbrigada, que debe comprender a fines de año alrededor de 30 000 trabajadores de la capital en los distintos conceptos de microbrigada; ese movimiento marcha con tremenda fuerza y es ya realmente indetenible. Nuestro problema ahora es poder elaborar todos los proyectos necesarios.

En días recientes tuvimos una reunión con la Empresa de proyectos de obras de arquitectura: viviendas, hospitales, etcétera, en vista de que hay que dar respuesta a esta explosión constructiva, resultado del despliegue de la energía de las masas. Lo mismo que hay que dar respuesta en la industria de materiales de construcción, a todas las necesidades que requiere este programa.

Del mismo modo aquí están presentes, como decía, 62 trabajadores —60 hombres y dos mujeres, creo que son muy pocas dos mujeres para ese colectivo altamente mecanizado— para construir calles en Arroyo Naranjo. Los vecinos venían construyendo calles a pico y pala (APLAUSOS), y ahora tienen regadora de asfalto —ahí mismo acaban de arreglar una calle—, cargadores frontales, camiones de gran volumen, cilindro, motoniveladora, buldóceres, todo lo que necesitan para construir cuantas calles hagan falta aquí en el municipio de Arroyo Naranjo, del mismo modo que se van a construir cuantas viviendas hagan falta, círculos infantiles, panaderías, tiendas, redes comerciales, todo lo que haga falta en Arroyo Naranjo (APLAUSOS).

Como ustedes saben, no se trabaja solo en este municipio, se trabaja en los 15 municipios; pero como este es uno de los más atrasados —¡era uno de los más atrasados!— es uno de los que más hay que priorizar (APLAUSOS). Hay un refrán que dice: "obras son amores y no buenas razones", quiere decir que obras son hechos. ¡Los hechos valen más que las palabras, los hechos valen más que las promesas! (APLAUSOS PROLONGADOS). Y la Revolución no conoce otro lenguaje que el lenguaje de los hechos.

Ahora bien, al inaugurar esta obra de salud, lógicamente, tiene que venir a nuestra mente qué es lo que estamos haciendo en el campo de la salud en nuestro país. Realmente estamos trabajando con fuerza, seriedad, profundidad, para convertir a nuestro país en una potencia médica; ya nuestro país se está convirtiendo en una potencia médica. No son las palabras, son los hechos, ya nuestra mortalidad infantil es menos de 14 por cada 1 000; en el resto de América Latina el promedio debe ser 70 u 80, en algunos más, en otros menos. Ya nosotros ocupamos el primer lugar en los índices de mortalidad infantil entre todos los países de América Latina, entre todos los países del Tercer Mundo y por encima de unos cuantos países desarrollados; pero tenemos la esperanza de que alrededor del año 1992, dentro de cinco años, nosotros bajaremos de 10 la mortalidad infantil. Y estas no son palabras, están basadas en contundentes razones, y de esas razones les puedo mencionar algunas: genética prenatal, que de esto hablaremos pronto un poquito más porque vamos a inaugurar el centro de inmunoensayo, que es el lugar para hablar de los planes de genética prenatal; pero estaremos en condiciones de descubrir si hay un síndrome de Down, si hay una malformación congénita del tubo neural, si hay otros tipos de malformaciones, si puede haber hemofilia, en fin, distintos factores.

Hoy cuando preguntamos en nuestros policlínicos cuántos fallecimientos tuvieron, unos dicen: "ninguno", otros dicen: "dos". ¿Qué casos fueron? En muchas ocasiones dicen: "bueno, dos casos incompatibles con la vida". Realmente, en caso que se hubiera podido descubrir precozmente, se habría ahorrado a la familia la tragedia de que naciera un niño con una malformación congénita para vivir meses, o para vivir años en esa terrible situación, o para que muera apenas nazca, destruyendo todas las ilusiones y todas las esperanzas que puso el núcleo familiar en ese niño por venir. Con esos programas de genética prenatal, de una seguridad tremenda, podremos ir evitando esas tragedias, a la vez de impedir nacimientos que sean incompatibles con la vida.

Y con ese mismo sistema, a través de nuestro cardiocentro infantil y a través de los modernísimos equipos allí instalados y del personal especializado, podremos detectar las malformaciones cardíacas congénitas incompatibles con la vida. Todo eso reducirá en puntos nuestra mortalidad infantil.

Los cuidados intensivos perinatales reducirán el índice de muerte en la primera semana de vida, y deben reducir en puntos también la mortalidad infantil. Creo que en un período no mayor de tres años ya tendremos establecidos los programas de cuidados intensivos perinatales, en todos los hospitales maternos y materno-infantiles.

Tenemos la cirugía cardiovascular infantil, que debe salvar un número de vidas de niños con malformaciones congénitas, que pueden ser compatibles con la vida si son diagnosticadas y resueltas a tiempo mediante la cirugía. Ya ese servicio está establecido no muy lejos de aquí, tal vez hable después de ese servicio.

Y, por último, el médico de la familia haciendo medicina preventiva, educando, promoviendo la educación sexual, evitando embarazos precoces y otras calamidades, lo cual ha demostrado, por ejemplo en la Sierra Maestra, cómo hay áreas enteras con menos de 10 muertes por cada 1 000 nacidos vivos, como consecuencia del trabajo del médico de la familia en las montañas; porque no solo atiende a las familias, ha educado, ha evitado embarazos precoces, con sus consecuencias en estos sentidos, educando a la gente, enseñándolos para evitar accidentes en el hogar, que no duerman en la misma cama con el niño y amanezcan con él asfixiado, porque dieron una vuelta o porque le entró una pesadilla al padre o a la madre, y sin querer asfixió al niño o lo aplastó; todas esas medidas, son cuatro programas.

No hablo ya de lo que significan todos estos servicios médicos, el mejoramiento de los servicios médicos; no hablo ya de lo que significa el mejoramiento de las condiciones de vida, de viviendas, etcétera, que estamos llevando a cabo. Pero solo con la ayuda de esos cuatro programas deberán reducir la mortalidad infantil de nuestro país por debajo de 10.

Nosotros hemos calculado por otro lado que en no más de 10 años, la perspectiva de vida se eleve a más de 80 años. Y esos sí son hechos y no palabras, esas sí son obras y no buenas razones.

Compárese el promedio de vida que existía antes de la Revolución, y verán que la Revolución ha elevado la perspectiva de vida considerablemente y cuando alcancemos más de 80 años un matemático podría calcular que en más de un 40% se habrá elevado esa perspectiva de vida gracias a los programas de salud de la Revolución.

Yo hablaba de la genética prenatal, pero ya en los laboratorios dedicados a esos fines con equipos cubanos, de alta productividad, extraordinariamente económicos, porque trabajan con cantidades insignificantes de reactivos —reactivos producidos en nuestro país— se puede diagnosticar apenas recién nacido el niño si es genéticamente alérgico, y según los datos estadísticos un 20% de los niños nacen alérgicos. Y eso sirve para indicar inmediatamente qué medidas hay que tomar para que la alergia no se convierta en enfermedad; que quizás haya que darle la leche materna por ejemplo durante un año, se le aconseje bien todo lo que tiene que hacer mientras se desarrolle el niño, y aunque tenga esa predisposición genética, no se convierte en enfermedad.

Ni se sabe lo que vale poder decirle a cada madre si su hijo es o no alérgico, aparte de la tranquilidad que le da y las posibilidades que permite para evitar las consecuencias de esa alergia.

Lo mismo ocurre con el hipotiroidismo. Hay un porcentaje que nace con hipotiroidismo, y si no se diagnostica, el resultado es el retraso mental, que conduce hasta la idiotez a la criatura si no se le descubre y se le trata. Puede ser que sea uno cada 8 000, según dicen las estadísticas; puede ser que sean 20 en 160 000; pero lo más importante es que le da la seguridad a cada madre y a cada núcleo de que el niño no va a ser idiota, que no va a tener hipotiroidismo, porque se le descubre y se le trata, o se le da la seguridad de que no lo tendrá.

De la misma manera que no va a tener sordera. Un equipo desarrollado por uno de nuestros centros de investigaciones, un equipo llamado Neurónica, que puede detectar en el recién nacido si tiene problemas auditivos y el grado de esos problemas y la solución de esos problemas. Porque hay algo que puede hacerse, aun en los casos en que sea casi total o total: hay técnicas hoy día mediante las cuales se permite que él perciba ciertas vibraciones, y ayudan considerablemente incluso a ese niño con sordera total, lo cual evita el retraso mental, porque las consecuencias que tienen algunas de estas limitaciones es el subdesarrollo mental del niño. Y esos servicios los vamos a estar aplicando en todo el país.

Y mejor noticia todavía, marchan excelentemente bien los índices de la eficacia de la vacuna contra la meningitis meningocócica desarrollada en nuestro (APLAUSOS). Las esperanzas, por tanto, son muy grandes; ya no solo hay un elevado nivel de anticuerpos en los vacunados, sino que con el suero extraído de sangre de vacunados, se han salvado vidas de niños en estado crítico debido a la enfermedad meningocócica. Es decir que ya con el suero de los vacunados, con los anticuerpos producidos por los vacunados, se han estado produciendo medicamentos que han resultado tratamiento efectivo a los afectados por la enfermedad. Ya tenemos decenas y decenas de miles de vacunados, algunos llevan año y medio ya, y el título es alto; un grupo destacado de admirables compañeros que fueron capaces de trabajar con el microorganismo vivo, y a eso se debe posiblemente el importante avance alcanzado; los primeros que se vacunaron fueron ellos.

Y avanzan, ya estamos preparando las condiciones, para tan pronto podamos tener los resultados científicos definitivos de la investigación poder producirlo en masa, si se alcanza el éxito que esperamos. Si lo logramos, seríamos el primer país en el mundo en desarrollar una vacuna eficiente contra la meningitis meningocócica serotipo B, son avances considerables (APLAUSOS).

Como ustedes saben se construye a gran ritmo —y por aquí estaba viendo al compañero Martínez, director de ese hospital— en el hospital de rehabilitación "Julio Díaz", que tenía ciento setenta y tantas camas; gracias, precisamente, a un pabellón de rehabilitación que se hizo, que permitió liberar una sala y que fue construido con la colaboración del compañero Ordaz y los trabajadores del hospital de dementes, incluso con el trabajo de algunos pacientes, lo cual forma parte de su terapia, fue posible aumentar en unas 50 camas. Y ya las microbrigadas constituidas en un contingente seleccionado por el Partido, dentro de algunas semanas entregarán 200 nuevas camas del hospital de rehabilitación "Julio Díaz", 200 nuevas camas en edificaciones construidas en unos cuantos meses, e iniciarán un centro de rehabilitación con 17 000 metros cuadrados bajo techo, que será el mejor del país y, seguramente de América Latina.

De modo que el hospital se ampliará en más del doble de las camas, y, además de eso tendrá un excelente y modernísimo centro de rehabilitación, que ayudará a las personas en situaciones tan duras y tan dramáticas como son los accidentes vasculares y otros, y algunos, incluso, que vienen de nacimiento.

A ritmo acelerado se trabaja en la ampliación del hospital ortopédico "Frank País", que estará ya concluido en los primeros meses del próximo año, con toda una industria para producir prótesis e instrumentos para la ortopedia: fijadores externos, fijadores internos, etcétera.

La terapia de rehabilitación se va a llevar a los policlínicos, para que no tengan que viajar para cosas relativamente sencillas hasta allá al "Frank País" o al "Julio Díaz". Los de Guanabacoa y demás municipios para que no tengan que viajar largas distancias tendrán allí en sus policlínicos salas de rehabilitación a nivel de municipio, a nivel de policlínico que es todavía superior.

Se están haciendo los experimentos con los primeros centros de gimnasia terapéutica en los consultorios del médico de la familia. Como saben ustedes hay decenas de miles de personas, retirados, jubilados, de más de 60 años, haciendo ejercicios en la capital. Crece la masa, los resultados son excelentes, se sienten mucho mejor, muchos de ellos han dejado de tomar medicamentos.

Y según investigaciones científicas, el ejercicio, en personas de 70 años, puede elevar la capacidad vital en un 35% y la capacidad de transporte de oxígeno a las células, elemento vital para la vida, en un 28%. Se está masificando la práctica del ejercicio físico en personas de edad, en personas sedentarias, en personas obesas y de todos en general.

La red de médicos de la familia en el centro de este esfuerzo, unido al trabajo de los profesores de educación física, que se está combinando con todo este esfuerzo médico, es lo que se traducirá incuestionablemente en el hecho de que nosotros lleguemos a alcanzar uno de los más altos índices de perspectivas de vida en el mundo; es decir, no solo se trata de la reducción de la mortalidad infantil, que ya no es mucho lo que queda por reducir, pero sí vamos a reducir, porque en la batalla por esa reducción se perfecciona nuestro sistema de salud, se mejoran nuestros servicios pediátricos y maternos, sino también de elevar la perspectiva de vida mediante el hecho de que los adultos vivan más años y no solo vivan más años, sino que vivan más años de una forma saludable, que vivan más años a plenitud y con bienestar.

Como saben ustedes, hace apenas un año, fue el 25 de agosto, se inauguró el primer centro de cirugía cardiovascular infantil en nuestro país, cerca de aquí anexo al "William Soler", no muy lejos de este hospital. Y puedo expresar con profunda satisfacción, que el colectivo de médicos ha dado una respuesta cabal a las esperanzas puestas en ese centro y que en menos de un año han hecho alrededor de 300 operaciones exitosas, con un elevadísimo porcentaje de supervivencia. Ahora se amplía, se está haciendo un edificio con 30 habitaciones para tener el menor tiempo posible en la etapa postoperatoria a los niños en el hospital, que si es un niño de Guantánamo, Baracoa, Las Tunas, tendrían que llevarlo, traerlo o tendrían que tenerlo en el hospital; de esa manera se liberan camas, para un mayor número de operaciones.

Como allí se hizo la terapia polivalente del "William Soler", lo que vamos a hacer es construir en otra área del "William Soler" la terapia polivalente, y las 21 camas de esa terapia intensiva polivalente pasarlas también al servicio de cirugía cardiovascular infantil. Nuestro hospital llegará a tener así capacidad de 1 000 operaciones por año; jóvenes y eminentes cirujanos se están preparando en esa especialidad, en Cuba y en el extranjero.

¡Ah!, ya vienen familias de muchos lugares, vienen incluso de otros países. Veinte niños nicaragüenses ya se han operado en ese centro.

Pensamos que en el futuro será necesario construir otro en la región oriental del país. Tenemos que tener en cuenta que nos solicitan de otros países, no podemos limitarnos a hacer solo nuestros cálculos y no sería realista olvidarse de que llegan personas que no tienen otra solución a dirigirse a nuestro país, ¿y qué vamos a decir, que no, que no podemos?, ¿condenar a muerte a un niño? En la medida de nuestras posibilidades, debemos compartir estos avances con relación a enfermedades que son verdaderamente dramáticas.

Según las estadísticas, alrededor de 8 de cada 1 000 nacidos tienen algunos problemas cardíacos congénitos que exigen operaciones. Algunos pueden esperar más, pero la mitad muere en el primer año de vida si no se les atiende, y el 80% de esa mitad puede ser salvado. Después tal vez el ciento por ciento, porque mediante la genética prenatal podremos detectar la malformación congénita en etapa temprana, bien temprana, suficientemente temprana como para poder interrumpir el embarazo.

De manera que ese servicio tiene un valor extraordinario; son avances considerables en el campo de la salud que estimulan el esfuerzo que venimos haciendo.

Nuestro país además ya cuenta con una facultad de medicina en cada provincia, en algunas dos, y en la capital seis, alrededor de 20 facultades de medicina. Están ingresando 5 500 alumnos seleccionados en las escuelas de medicina. Estamos graduando ya alrededor de 3 000 médicos por año, 3 200 serán en el 1988, 3 600 en 1989, ¡alrededor de 4 000 médicos en 1990!

Se extiende el programa del médico de la familia, ¡único en el mundo!; podemos decir con satisfacción que ese es único en el mundo entre todos los países desarrollados, en desarrollo o subdesarrollados. La capital de la República en el año 1992 tendrá completa la red de médicos de la familia. Y hay zonas montañosas completas, la de Granma, la de Guantánamo, y este año, con apoyo de médicos recién graduados de la capital, estarán cubiertas todas las montañas de Santiago de Cuba.

Ah, la capital ha sido generosa ayudando a las provincias orientales, pero ya el próximo año recibe 140 veteranos de las montañas, que empezarán a ejercer como médicos de la familia en la capital y a estudiar la Medicina General Integral; se harán especialistas.

Ya ahora tendremos que ir adecuando los ingresos de acuerdo con la situación de cada provincia; ya tendrán que ser más selectivos todavía los ingresos en la capital de la República, porque es la más avanzada en la formación de médicos, con vistas a los que ya se van a graduar en 1994, los que ingresen en 1988 se graduarán en 1994. Y desde 1992 tendremos cubierta toda la red del médico de la familia en la capital, y en lo esencial también la provincia de La Habana; no solo la provincia Ciudad de La Habana, sino la provincia de La Habana y el municipio Especial Isla de la Juventud. A un ritmo mayor o menor marchan las demás provincias, pero en un período de ocho a nueve años ya todas provincias del país tendrán la red del médico de la familia, ¡Veinte mil médicos en la red! Imagínense a esos médicos trabajando estrechamente coordinados con los policlínicos, con los hospitales, con los programas de salud, con las organizaciones de masas, qué tremenda red médica, qué seguridad para el ciudadano que tiene el médico allí al lado y, en caso de emergencia, cuestión de minutos para tener al lado el médico, viviendo allí en la comunidad.

Ese privilegio no lo tienen ni los millonarios en los países capitalistas, de modo que nosotros estamos masificando servicios que no los tienen ni los multimillonarios en los países capitalistas desarrollados.

Avanzan nuestros programas de investigaciones científicas. Se están terminando este año dos fábricas para la producción de equipos médicos, una en Santiago de Cuba y otra en La Habana; nuestro Centro de Ingeniería Genética, nuestro Centro de Inmunoensayo y otros centros marchan a excelente ritmo. Creo que realmente podemos sentirnos satisfechos, orgullosos, de estos avances. Y creo que lo más importante no son estas edificaciones, no son esos excelentes y sofisticados equipos; lo más importante son los hombres y mujeres consagrados a la salud de nuestro pueblo (APLAUSOS). La clave está en ellos. La clave está en ellos, y sé cómo han respondido al llamado de la Revolución.

Recuerdo en agosto de 1985 que había un número de quejas, nuestras reuniones con los directores, representantes del Partido, de las enfermeras, el sindicato, la Juventud de todos los hospitales e institutos de la capital en diciembre de 1985; muchos de ellos están aquí presentes, veo que los han invitado a este acto, y me satisface mucho verlos aquí. Ellos son testigos de cuánto discutimos durante dos días consecutivos, cuando fuimos a analizar los factores subjetivos; pero descubrimos también que había factores objetivos. De aquella reunión salió el programa nuevo de la capital, que ampliaba en un porcentaje alto el número de camas, es decir, iba a ampliar en más de cuatro mil camas los servicios en la capital.

Analizamos bien, descubrimos problemas. Mientras un merolico podía venir de una provincia a comprar aquí por la libre materiales para hacer cualquier casa, nos encontramos con que los hospitales no tenían los materiales para las reparaciones.

Esa situación cambió. Hay un gran esfuerzo de mantenimiento en todos los hospitales, tienen todos los recursos para poder hacerlo. Y surgió un programa de ampliación de hospitales en la capital, y de intensificación de las construcciones, del cual este edificio forma parte.

Se decidió remodelar y ampliar el "Miguel Enríquez" y llevarlo, de 450 camas, a casi 1 200. Es prácticamente triplicar, con instalaciones nuevas, ese hospital, que presta grandes servicios al este de nuestra capital. Se decidió prácticamente duplicar el "Albarrán", donde se prestan también los servicios de Nefrología. Se decidió intensificar la ampliación del hospital "Finlay" y del hospital que llamamos Naval, que es el "Díaz Soto", en el este de la capital. Se decidió ampliar el "Julito Díaz"; los planes de que hablé del "Julito Díaz" salieron después de aquella reunión. Se decidió acelerar hasta su total terminación las ampliaciones del "Frank País". Se decidió terminar rápidamente el Pediátrico de Marianao. Se decidió acelerar los trabajos del Instituto de Medicina Tropical. Y digo que de ello surgió —no voy a mencionar una por una todas las obras— un ambiciosísimo programa, que se está llevando a cabo, de más de cuatro mil camas; voy a decir algo más: ¡de casi cinco mil camas! Y es uno de los programas más ambiciosos que jamás se hizo, que va a completar nuestra red de hospitales y nuestras necesidades en la capital.

A ello se unirá un nuevo "Ameijeiras", para citarlo de alguna forma, en el oeste de La Habana, en las inmediaciones del Centro de Ingeniería Genética y de la Facultad de Ciencias Básicas, y un nuevo "Ameijeiras" hacia el este de La Habana; uno al oeste y otro al este, con 900 camas cada uno aproximadamente, que incluirán una cifra de camas maternas, de acuerdo con el concepto a que me refería anteriormente; más un nuevo Hospital Pediátrico, que es lo que nos falta en el este de la capital. Y esas tres últimas obras que he mencionado se comenzarán a construir el primero de enero de 1989 (APLAUSOS).

Emplearemos tres años en la construcción de esas obras. Se trabaja aceleradamente en esos proyectos. Y se trabaja aceleradamente en el proyecto de ampliación del Instituto de Neurocirugía, una importante y esencial ampliación; allí donde se han hecho ya los primeros trasplantes neurológicos, con buenos resultados y con grandes promesas futuras.

Se ampliará y modernizará el hospital "González Coro", que será como un centro de referencia de los hospitales materno-infantiles. Se ampliará considerablemente el Instituto Cardiovascular y de Cirugía Cardiovascular.

Son los programas que tenemos en nuestra capital y que marcan excelentes perspectivas; programas que se llevan a cabo con voluntad, con decisión, con firmeza, ¡con seguridad!

Esta obra de hoy confirma esa seguridad, como lo confirmará la relativamente próxima inauguración de las nuevas edificaciones del "Julio Díaz". que aumentan en 200 camas su capacidad, y que están construyéndose también con gran calidad.

Claro está que es tenso el esfuerzo. Triplicar las capacidades del "Miguel Enríquez" no es fácil. Ha sido necesario hacer más de 800 perforaciones con máquinas Venoto para encontrar el subsuelo, para encontrar el terreno firme; más de 800. Cinco máquinas Venoto han estado trabajando allí intensamente durante meses, y ya se han hecho los cimientos de muchas de esas columnas; se empiezan a construir los cimientos de las edificaciones, hay que trabajar aceleradamente. Esa es una de las obras más tensas, ese es uno de los desafíos más fuertes. Y, desde luego, ya les hemos dicho también a los compañeros de esa empresa que no pueden terminar ni un segundo siquiera más allá del 31 de diciembre de 1988, porque esa es la fecha que acordamos en diciembre de 1985, y quedan 16 meses. Ahí sí hay que trabajar duro todo el tiempo. Pero estamos tomando todas las medidas relacionadas con proyectos y con la construcción de las edificaciones.

De manera que se trata de todo un programa. No hemos venido aquí a inaugurar una obra aislada, sino a señalar uno de los pilares de todo un ambicioso y extraordinario programa de salud. Eso es lo que estamos haciendo hoy, lo que permitirá a nuestro pueblo ver así, de manera concreta, precisa, la obra de la Revolución en este campo, como la obra que realiza en otros muchos campos.

De nuevo nos veremos en la necesidad de referirnos a estos temas de la salud en días próximos, cuando inauguremos una obra que es una joya, que es un orgullo de nuestro país, que es el Centro de Inmunoensayo. No tengo más que añadir sobre ese tema porque, repito, tendré que referirme a él dentro de unos días.

Y este trabajo no se realiza solo en la capital, se realiza en todo el país. ¿Y qué mejor prueba de la justeza y calidad de este programa que el hecho de que los municipios del país que primero se saturaron de médicos de la familia fueron precisamente los municipios de montaña? No hace falta más pruebas para demostrar cómo la Revolución lleva a cabo su obra en todo el país.

Cierto es que nos quedamos algo rezagados en la capital, pero en breve —en brevísimo tiempo— tendremos a la capital en circunstancias y en condiciones de salud que no tendrán que envidiarle nada a ninguna capital del mundo (APLAUSOS).

¡Eso es lo que significa, compañeros constructores, la obra que ustedes han hecho! ¡Eso es lo que significa la calidad de esa obra!

Tenemos que darles las gracias no solo por el esfuerzo realizado, sino por la calidad con que supieron hacerlo (APLAUSOS), demostrando que es posible el triunfo pleno de la calidad en nuestras construcciones. Y darles las gracias por el aliento que significan para todos nosotros los éxitos alcanzados en esta obra.

Ochocientos cincuenta y nueve trabajadores de la salud prestarán sus servicios en esta área, en el área clínico-quirúrgica. Hoy tuve la oportunidad de saludar a muchos de ellos, y ver con qué cuidado se ha seleccionado el personal y la preparación de ese personal.

Vuelvo a repetir que lo que importa no son ni los equipos ni estas excelentes instalaciones, ¡lo que importan son los hombres y mujeres que van a prestar en él sus servicios! Y lo que quiero es pedirles hoy lo mismo que les pedí hace un año a los médicos, técnicos, enfermeras y trabajadores todos del Centro de Cirugía Cardiovascular Infantil: que se consagraran a esa tarea.

Al director, al colectivo de este hospital "Julio Trigo", les pido, en nombre del pueblo y de la Revolución, que se entreguen en cuerpo y alma a la noble tarea de convertir ese centro en uno de los mejores del país

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)