DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN LA CLAUSURA DEL V CONGRESO DEL SINDICATO DE TRABAJADORES AGROPECUARIOS Y FORESTALES, EFECTUADA EN EL TEATRO "LÁZARO PEÑA", DE LA CTC, EL 22 DE NOVIEMBRE DE 1991.
(VERSIONES TAQUIGRÁFICAS - CONSEJO DE ESTADO)
Compañeras y compañeros delegados e invitados:
Realmente no me corresponde hacer lo que se puede llamar una clausura de un evento en el que no he tenido la oportunidad de participar. Desgraciadamente la cantidad de compromisos y de eventos en estos días me hicieron imposible estar todo el tiempo, en el que estoy seguro de que habría recibido mucha información y, además, un gran estímulo por la forma, según tengo entendido, en que se desenvolvió el congreso.
Pero no quería de ningún modo que se diera este evento, que tanta importancia tiene, con relación a una de las actividades decisivas en esta hora actual de la Revolución, cual es la producción de alimentos, sin hacer acto de presencia aunque fuera breve y sin expresarles toda la importancia que nuestro país, nuestro pueblo, nuestro Partido y nuestro Estado dan hoy al esfuerzo de los trabajadores del sector agropecuario y forestal.
Cuando llegué quise saber, en breves minutos, cuáles eran los principales temas que se habían discutido, los principales puntos, los distintos problemas. Salvador y Ross me estuvieron explicando al llegar aquí, dentro del espacio limitado de tiempo que tengo hoy, ya que hay otros compromisos importantes que cumplir, dada la actividad intensa que hay que realizar en todos los campos en estos días. A veces hay que recibir una delegación, luego otra, no por razones simplemente protocolares, sino porque tienen realmente mucha importancia en la batalla que estamos librando en este momento de período especial.
Traté de recoger información, captar el ambiente, tener oportunidad de hablarles de algunas cuestiones de tipo general y realizar tal vez una intervención.
Este congreso tiene lugar en un momento, como todos sabemos, especialmente difícil y complejo (Lee nota que le entregan).
Me recuerdan que tenemos aquí algunas delegaciones extranjeras, y aprovecho la ocasión para saludarlas calurosamente (APLAUSOS).
Decía que vivíamos en un período especialmente difícil, y en este período el trabajo de ustedes es decisivo. Ninguna noticia puede ser mejor que aquella que nos diga que entre los trabajadores del sector agropecuario y forestal hay un gran espíritu de trabajo y un gran espíritu revolucionario, ya que del esfuerzo de ustedes, va a depender mucho, o va a depender todo el éxito de nuestro programa alimentario.
Hay que decir que para nosotros la cuestión alimentaria es la número uno de todo, es la prioridad uno entre todos nuestros programas. Podemos unirla al de la medicina, más o menos en el mismo nivel, la medicina como necesidades de consumo de la población, que es aparte de la medicina como posibilidades de exportación de nuestro país, con nuevos productos que estamos creando, o productos conocidos donde estamos elevando las capacidades de producción.
Tenemos importantes programas económicos. Diría que el programa de la biotecnología, la industria farmacéutica, es de gran trascendencia. Es difícil decir que sea el número dos; pero debo decir que ponemos por delante el alimentario, o digamos la cuestión alimentaria, ya no se trata solo del programa. Tenemos el programa de turismo para buscar divisas. Son los tres más importantes. Es muy importante dicho programa, porque nos va a dar recursos de los cuales carecemos hoy y nos permitirá explotar importantes recursos naturales. Mejor sería tener grandes mares de petróleo subterráneo; pero si hay sol, si hay agua, si hay luz, si hay excelentes condiciones en nuestro país para el descanso, para el turismo, no nos queda otro remedio que desarrollarlo, y se va desarrollando a buen ritmo. Sin embargo, nosotros priorizamos las cuestiones del programa alimentario sobre el de turismo.
Ahora, ¿por qué digo que no solo el programa, sino la cuestión alimentaria? Porque todos los alimentos no podemos producirlos, hay que importar inevitablemente una cantidad de alimentos. Claro que somos el país que produce más alimento per cápita en el mundo, porque alimentamos en el mundo a cuatro personas por cada ciudadano de este país, exportamos calorías a través de nuestra azúcar para 40 millones de personas. No hay ningún país que con tan poca tierra produzca tanto alimento por habitante para el mundo como Cuba, lo digo para satisfacción de ustedes y para los que crean que puedan tener otra forma de producción mejor.
Pero hay una cantidad de alimentos que inevitablemente se requiere importarlos, ya que nuestro clima no nos permite producirlos, o porque su producción sería muy costosa, o porque tendrían que competir con otros cultivos que son mucho más económicos.
Para citar un ejemplo, cultivar caña tiene la ventaja de que usted puede mantener una plantación cañera 10 años sin tener que roturar la tierra, para obtener 7, 8, 9, 10 o más toneladas de alimento por hectárea al año. Si en vez de la caña sembrara maíz, tendría que roturar la tierra cada vez que lo va a sembrar, para obtener dos toneladas y, además, tendría que garantizarla contra los vientos, contra la sequía, porque no es como la caña que le llueve en primavera, aguanta sequía, vuelve a crecer otra vez cuando le llueve y tiene una serie de ventajas económicas incuestionables; mucho más ahora que la caña se ha convertido en materia prima de pienso para el ganado y en materia prima para otras muchas producciones importantísimas, decisivas.
No podríamos cambiar nuestras tierras cañeras para producir maíz, desde el punto de vista económico sería ruinoso; trigo no podemos producir en este país; hay otros alimentos que tenemos que importar, muchos granos que debemos importar, porque las condiciones de nuestro clima no son adecuadas ni son seguras para su producción.
Cuando hablamos de alimentos, debemos tener en cuenta también la necesidad de importaciones de alimentos, y esa es otra cosa que tiene priorizada la Revolución, por eso digo: la cuestión alimentaria. Y en el período especial la cuestión alimentaria es la fundamental; sencillamente, alimentar la población como cosa número uno. De ahí que debemos combinar nuestros programas de producción nacional con los programas de importación. ¿Cómo los garantizamos? ¿Qué debemos importar en período especial?
Les pongo un ejemplo: A veces tenemos que importar una tonelada de pollo, o porque fallaron los suministros de materia prima para pienso, o porque hubo que convertir una cantidad de toros en tractores, o por otras muchas razones, esencialmente que dejamos de recibir los suministros que históricamente estábamos recibiendo de la URSS para la producción de aves, y entonces el país tiene que hacer grandes importaciones de otro origen sin disponer de las divisas necesarias.
Los déficit esos de leche producidos como consecuencia de la desaparición del pienso, se han traducido en la necesidad de importaciones importantes de leche; pero no solo eso, cantidades importantes de leche en polvo que recibíamos de la RDA, que intercambiábamos con torula que sale de nuestros complejos azucareros y, en virtud de inversiones que hicimos allá para producir leche en polvo, todo eso se fue abajo con el derrumbe; el nuevo Estado alemán no asumió esa responsabilidad y privó al país de más de 20 000 toneladas de leche en polvo, en el mismo momento en que el cese de los suministros de granos privó de pienso a nuestra ganadería. Entonces, los esfuerzos que ha tenido que hacer el país en las importaciones de leche en polvo son considerables.
Les quería citar un ejemplo: Nosotros lo que tenemos que procurar en nuestros programas —estamos hablando de período especial— es que haya proteínas y calorías para la población. Nada nos garantiza que podamos mantener los mismos tipos de alimentos, nada nos lo garantiza en período especial, pero sí tenemos que procurar a toda costa que nuestra población tenga suficientes calorías y proteínas, y aún más, si es posible, ¡aún más!; pero puede ser que tenga que variar, y seguramente tendrá que variar, la proporción entre proteína de origen vegetal y proteína de origen animal durante un período de tiempo, por la sencilla razón de ¿qué hacemos con los toros? ¿Los matamos, en las condiciones en que estamos; o los convertimos en instrumentos de trabajo para producir alimentos, cuando puede faltarnos el combustible necesario, incluso, para roturar la tierra? No podemos ponernos a importar carne de toro, ¡vaya usted a saber, además, de dónde, si se tienen en cuenta las cuestiones sanitarias, y con qué la importa!
Pero nos encontramos, en cierto sentido también, el mismo problema con la carne de ave. Usted se gasta 1 250 dólares en una tonelada de carne de ave que le reporta 143 kilogramos de proteína, dinero que, invertido en determinados granos, significaría 1 000 kilogramos de proteína, porque por suerte hay algunos productos proteicos de carácter vegetal cuyo costo es muy inferior en el mercado mundial y que tienen un porcentaje de proteína alto, aparte de calorías, sales minerales, vitaminas, etcétera, lo que quiere decir que usted en un momento dado puede sustituir una tonelada de pollo por cinco toneladas de uno de esos granos.
Hemos estado analizando todas estas cosas relativas a la alimentación, qué alimentos hay en el mundo y cómo le garantizamos, con los recursos limitados que hoy tenemos, las necesarias calorías y proteínas a toda nuestra población; así que en determinado momento en las condiciones en que nos encontramos, puede ser que los cárnicos se reduzcan y aumenten algunos tipos de granos.
La mayor parte de la producción de aves en nuestro país se hacía con pienso: harina de soya, maíz, trigo, etcétera, así se alcanzaron las altas producciones de carne de ave en nuestro país, ya que al ave sí es imposible alimentaria solo con saccharina; el ave, por otro lado, no come pasto. Es decir que en las condiciones de período especial, el Partido, el Gobierno lo que se plantean es que a nuestro pueblo no le falten calorías ni proteínas, aunque tengamos que cambiar la proporción entre la proteína de origen animal y la proteína de origen vegetal.
Hemos estado estudiando todas las fórmulas alimenticias y productos en el mundo ricos en proteínas. Algunos cambios de fórmulas hemos estado discutiendo; si podemos dar, incluso, un poco más de alimentos.
Nosotros necesitamos tiempo para que todos esos pastoreos alcancen los niveles del de Tutú, ¿pero tendremos dinero para conseguir la leche necesaria? Lo que tenemos que priorizar, primero que todo, es la leche de los niños hasta los 7 años. A otras edades, por razones históricas, hay en las provincias distintas asignaciones; en unas son más, en otras son menos: en la provincia de La Habana, entre 7 y 13 años, dan un litro diario; en la Ciudad de La Habana, seis latas de leche condensada al mes; en las provincias orientales, tres latas de leche condensada en el mismo período, históricamente. Es decir, hay diferencias por algunas razones históricas, unas provincias se beneficiaron más que otras.
Nosotros hemos estado pensando, por ejemplo, en la producción de un cereal lacteado que tiene iguales proteínas y todos los nutrientes de la leche, e incluso podemos dar un poco más para la solución del problema de los niños entre 7 y 13 años; es decir, cómo podemos, con menos dinero, con ese mínimo de que dispongamos, dar igual o más alimentos.
Recientemente estuvimos discutiendo la cuestión de la distribución de ese cereal lacteado. En algunas provincias se beneficiarían, porque un kilogramo de cereal lacteado tiene más de dos veces la proteína de tres latas de leche condensada; si un muchacho de estos que están recibiendo tres latas de leche condensada recibe un kilogramo de cereal lacteado, es mejor y recibe más. El principio no solamente es darle la misma cantidad de nutrientes, sino cómo se le puede dar más, de qué distintas formas. Eso forma parte de la cuestión alimenticia en las etapas más difíciles del período especial.
Les puedo asegurar que aquí se sigue día por día el costo en el mercado mundial de cada tonelada de cereal, día por día el costo de cada tonelada de grano, qué cuesta; algunas de ellas suben y bajan. Hace tres años el frijol negro se puso a 1 000 dólares la tonelada, afortunadamente en este momento está más bajo.
Hay un alimento riquísimo en proteína, la lenteja —no existe mucho hábito de consumo—, usted la puede conseguir a veces por menos precio que el frijol colorado. Nos gustaría más el frijol colorado, pero si podemos resolver más alimento con la lenteja, un 30% ó un 40% más, lo buscamos; tenemos que hacer eso.
Hay otro alimento que en nuestra población se acostumbra comer: el chícharo. El chícharo tiene 22% de proteína, un kilogramo de chícharo tiene más proteína que un kilogramo de carne. También suben y bajan los precios, pero es un cereal nutritivo que tiene un precio razonable, en general. Afortunadamente todos nuestros estudiantes, todos los que aquí tienen menos de 40 años, se acostumbraron a comer chícharo de tal manera, que yo conozco a algunos muchachos que les dan frijol colorado y no lo quieren, y les dan chícharo y lo quieren; se fueron acostumbrando.
Nosotros importamos incluso algunos granos para contingentes, para determinados sectores. Nosotros traemos nuestras toneladas de garbanzo, por ejemplo; no solo eso, hasta cebolla, que en esta época del año no se dispone de ella, se importa para los contingentes de la construcción, para los contingentes agrícolas. Eso no lo podemos mantener, realmente, si convertimos todo en contingentes. Como muy bien decía Ross, eso tenía que ser sobre otras bases y no sobre la base de que nosotros pudiéramos garantizarle a cada nuevo contingente el mismo refuerzo alimenticio.
Ahora nosotros estamos enfrascados en el año 1992, cómo vamos a pasar el año 1992, siempre considerando las peores variantes y cómo garantizamos la alimentación de la población. No olvidemos que también producimos azúcar, que tiene calorías, y nosotros podemos, a mi juicio, atravesar el período especial sin rebajar los niveles de proteína y de caloría de la población. Es más, si tenemos buen éxito en los programas alimentarios, podemos incrementar los niveles de proteína y de calorías. Pero el dinero que tenemos ahora hay que saber invertirlo de manera óptima, este debe ser uno de los principios del período especial que todos debemos comprender.
Para qué repetir la historia que todos sabemos, el papel excepcional que juega nuestro país en este momento, el desafío que significa para la nación cubana el derrumbe del campo socialista, solos aquí frente al imperio, por lo que tenemos que invertir cemento, piedra, arena y cabilla en hacer fortificaciones; no sólo en hacer presas o canales, no solo en hacer campamentos, no solo en construir sistemas de riego, sino también en fabricar trincheras, fortificaciones y refugios para la población, porque ese imperialismo se hace más agresivo, más peligroso, en la medida en que se siente solo en el mundo y dueño del mundo, en la medida en que ocurren algunas cosas.
Nuestro país se ve obligado a un desafío descomunal, desafío que hemos aceptado, porque pertenecemos a la estirpe de los que no se rinden, pertenecemos a la estirpe de los que pelean, de los que luchan (APLAUSOS), pertenecemos a la estirpe de los que no se desalientan ante nada y buscan soluciones; pero creo que a ningún país en la historia le han puesto una prueba más difícil para mantener su independencia, para mantener un régimen de justicia social, para mantener la Revolución, para mantener una forma de vida humana, para mantener todos aquellos valores que le trajeron la independencia y la Revolución al país; y tenemos que ser capaces de hacerle frente no solo con valor, no solo con valentía, sino también con inteligencia, valentía e inteligencia.
Se quedó el país sin fertilizantes. Vea usted qué tipo de problema, tener que producir más alimento sin pienso y sin fertilizantes. Todo el pienso y el fertilizante que venía en su inmensa mayoría de la Unión Soviética dejó de venir, como regla. Sobre eso no voy a dar más datos, lo expliqué bien en el congreso del Partido. ¿Pero acaso se puede contar con algo de eso en el año 1992, o tenemos el deber de planear el año 1992 como si no tuviéramos nada de eso?
Este año dejó de venir una gran cantidad de fertilizante, la inmensa mayoría del fertilizante que venía de la URSS dejó de venir. Caballeros, decenas y decenas de miles de caballerías de caña se han quedado sin un kilogramo de fertilizante en 1991.
El escaso fertilizante de que disponíamos, o que producíamos aquí —como la parte que producimos de fertilizante nitrogenado—, o que venía de otras fuentes, lo hemos tenido que dedicar al arroz, al plátano, a las viandas, a los vegetales, a los alimentos directos estos que sacamos de nuestros campos; pero la caña se quedó sin fertilizantes. El poco fertilizante disponible para ella se ha dedicado solo a cañas nuevas, cañas de regadío; pero una gran parte de nuestras cañas este año 1991 no recibieron ningún tipo de fertilizante.
Con los piensos pasó algo parecido; aunque usted utilice la miel proteica, una fuente de recursos que es del país, hay una cantidad de pienso que usted tiene que emplear en esos planes porcinos, para las puercas madres, las reproductoras; cuando las crías están chiquitas no las puede estar alimentando con pienso líquido de lo que se recoge en restaurantes o en escuelas o con miel proteica. Ese pienso dejó de existir.
La producción avícola insume cientos de miles de toneladas de pienso, ese pienso dejó dé existir. Ha habido que hacer importaciones de carne de ave, en lo posible. Se ha concentrado el esfuerzo en mantener el huevo. Caballeros, ¿qué hay que hacer para mantener la producción de huevo? La producción de huevo no solo se mantuvo este año, sino que creció un poco, porque los recursos no dan para todos esos productos con las materias primas que dejaron de venir a nuestro país.
Creo que les da a ustedes una idea clara —y es muy importante que tengamos ideas claras— de que el país se quedó sin pienso y sin fertilizantes.
El pasto, la ganadería se quedó sin pienso y sin fertilizantes; incluso aquellos lugares donde teníamos animales genéticos de alto valor se quedaron sin pienso. Desde luego toda la tecnología de producción de leche del país se basaba, en parte, en el pastoreo racional sin la cerca eléctrica. Cuando se hicieron los primeros pastoreos, en nuestro país no había suficiente nivel de conocimiento para manejar las cercas eléctricas; no existían las nuevas ideas que perfeccionaron todas las concepciones de Voisin, y la alimentación complementaria del ganado para la producción de leche era sobre la base de pienso: a partir de cinco, seis litros, recibían una libra de pienso por litro de leche, y de repente se quedó la ganadería lechera sin pienso, el pasto sin fertilizante. Había determinadas áreas de forraje y determinados pastos con fertilizante; nos quedamos sin fertilizante para el pasto. ¿Es o no, realmente, un reto difícil en esas condiciones la batalla del programa alimentario?
Hemos reconstruido la voluntad hidráulica; hay más de 30 brigadas construyendo presas. En este mismo año se cerraron para la primavera un gran número de presas. Señores, solo en Granma hemos terminado tres grandes presas: El Corojo, Cautillo y la del Río Cauto, ¡con qué esfuerzo heroico de los trabajadores se han concluido en tiempo récord!
Hay decenas de brigadas construyendo canales; 201 brigadas de drenaje parcelario en la caña; 16 en el arroz y todos los equipos para crear 15 más de las 40 que necesitamos en total para trabajar en todas las arroceras del país. Tenemos hasta los equipos, pero muchas veces han tenido que estar paradas las brigadas por falta de combustible.
Las brigadas de drenaje parcelario podían haber trabajado en 100 000 hectáreas de caña y han tenido que trabajar en 60 000, porque en enero y febrero de este año, época de seca, excelente para trabajar, se pararon las brigadas de drenaje parcelario.
Las brigadas del sistema ingeniero en el arroz han estado paradas muchas veces. Ahora están paradas muchas de ellas o casi todas; los meses en que más trabajan son los meses de pocas lluvias. Pero es que el año pasado, a fines de año, tuvimos 3 millones menos de toneladas de combustible, de 13 a 10. Aun con 10 millones bien administrados se lucha, se resuelve; pero es que este año siguió rebajándose la entrada de combustible. Durante una parte del año se cumplió bien el compromiso ajustado a 10, pero ya en la segunda parte empezó a rebajarse el combustible y el país, que normalmente estaba consumiendo 13 millones de toneladas, en este momento trabaja con un nivel inferior a los 8 millones de toneladas de combustible al año, ese es el ritmo.
Para el año que viene estamos calculando, como es lógico, menos combustible todavía. Vean ustedes si resulta o no indispensable ahorrar el combustible: el combustible es lo que nos alumbra, alumbra los hogares, mueve los transportes, mueve las máquinas en la agricultura, mueve los sistemas de regadío, mueve una gran parte de la industria.
Vean qué noble es la caña que produce casi toda la energía que necesita; claro que ahora más de 800 centros de acopio gastan más electricidad por los motores que emplean y necesitan la ayuda de la red nacional. Pero la caña produce el bagazo para que funcione la industria y tiene algún excedente para producir papel, para producir bagacillo, para producir madera, etcétera.
Les menciono estos datos una vez más —porque hay que repetirlos cuantas veces sea necesario—, para que nuestros cuadros sindicales y nuestro país sepan en qué condiciones hay que trabajar, y que tenemos que enfrentarnos a un año 1992 muy difícil.
Los enemigos apuestan que la Revolución no tolera eso. Y yo les pregunto a ustedes: ¿Seremos o no seremos capaces de enfrentarnos al problema? (EXCLAMACIONES DE: "¡Seremos!") Creen nuestros enemigos que ya 1992 es el canto de cisne de la Revolución: ¿Creemos o no creemos que tenemos suficientes valores morales e intelectuales, suficiente coraje para enfrentarnos a esos problemas y seguir adelante? (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Creemos!" y "¡Para lo que sea, Fidel, para lo que sea!")
Es preciso que nos demos cuenta de que estamos sufriendo un doble bloqueo: un bloqueo voluntario, el de los imperialistas, y un bloqueo involuntario, el de la URSS; ya no menciono ni el campo socialista que desapareció, debo mencionar lo que queda de la URSS. Es decir que tenemos un doble bloqueo, este país está bajo un doble bloqueo en este momento: uno voluntario y otro involuntario. Esa es la realidad y esos son los problemas que tenemos que enfrentar.
Ahora bien, hay una idea que quiero que ustedes mediten, para que se den cuenta de que son determinadas circunstancias especiales las que hacen difícil nuestra situación.
Una de las cosas que hizo la Revolución fue la mecanización, en pocos años se acabaron los cortadores de caña, ¿quién quiso ser cortador de caña como oficio, como profesión? En Cuba cortaban caña, en el siglo pasado, los esclavos; después los inmigrantes —éramos una especie de California o Texas, algo de eso, donde tenían que venir de afuera a cortar la caña el haitiano, el jamaicano, eso en los primeros años de la república— y luego el hambre, el desempleo fue lo que llevó al cubano libre, al cubano que no tenían que ponerle una soga ni una cadena para cortar cana, o que no tenía que ser inmigrante. El desempleo; aquella cifra colosal de 500 000 ó 600 000 desempleados, con una población de 6 millones y tantos, obligaba a cientos de miles de gente a hacer cola en los cañaverales.
Cuando triunfa la Revolución, en los cañaverales había cola; pero cuando esta triunfa, le brinda otras oportunidades al ciudadano, al ser humano, cuando surgieron todo tipo de empleos, desde los empleos de la defensa, puesto que había que defender la Revolución del imperio poderoso, hasta las nuevas industrias, los nuevos servicios, digamos, el escolar, para citar uno; la salud. Debe estar entre 700 000 y 800 000 los trabajadores que prestan servicios en esos dos sectores: educación y salud; las construcciones emplean otros cientos de miles.
¡Ah, bueno, se acabó el corte a mano! Ya entonces había que hacerlo con voluntarios, vengan voluntarios; y así se paraban las fábricas casi una época del año, las escuelas, hasta los preuniversitarios tenían que cortar caña en Matanzas, en La Habana, en Camagüey. La única solución era la máquina y vino la máquina a resolver este problema, la máquina, los centros de acopio. ¿Quién quedó para arar tierra con bueyes? No quedó nadie; surgió entonces la única solución: la mecanización. Nuestra agricultura tuvo que mecanizarse, no tenía otra alternativa que la mecanización y se mecanizó. Fue un gran progreso, y la Revolución no dudó en ese esfuerzo de mecanización, porque era la única salida a la solución del problema de la fuerza de trabajo deficitaria; y se mecanizó casi todo, hasta el embarque de azúcar se mecanizó, la preparación de tierra se mecanizó, todo el transporte se mecanizó, las construcciones se mecanizaron, los muelles se mecanizaron, las cosechas se mecanizaron, empezando por la de la caña y continuando por la del arroz.
Antes de la Revolución no había en Cuba una sola combinada arrocera, luego nuestros procesos productivos se mecanizaron todos y la Revolución no ha tenido otra alternativa que mecanizar. ¿Hizo bien o hizo mal? No, hizo bien, muy bien; si era la única alternativa que tenía la Revolución. El combustible estaba asegurado y nuestros productos recibían en la URSS un precio justo.
Ahora, fíjense ustedes qué diferencia entre 1959 y 1991, o entre 1960 y 1992, fíjense qué diferencia. Hay un hecho sin el cual se podía derrumbar completo el campo socialista y la URSS, y podía pasar todo eso que ha pasado y nosotros estaríamos riéndonos de los peces de colores —creo que se dice así popularmente, de los peces de colores o con los peces de colores, ¿se ríe uno de los peces o con los peces?, de los peces de colores—, estaríamos riéndonos; y es el hecho de que al triunfo de la Revolución con una tonelada de azúcar se compraban, por lo menos, siete toneladas de petróleo, ¡con una de azúcar, siete de petróleo!
¿Qué quiere decir esto? Que nosotros ahora pudiéramos estar planeando un año 1992 y con 2 millones de toneladas de azúcar garantizar el combustible para un consumo de 13 ó 14 millones de toneladas de petróleo, ¡solo con dos millones de toneladas de azúcar! ¿Qué problema habría para este país en este momento si nosotros con solo 2 millones de toneladas de azúcar tuviéramos garantizado el combustible a nivel de 13 millones como mínimo?
Pero es que hoy con una tonelada de azúcar se compran 1,4, 1,5 toneladas de petróleo. Para comprar ese petróleo —a los precios del llamado mercado mundial, que digo que es el precio del basurero del azúcar en el mercado mundial, porque mucha azúcar se comercia por convenio entre países, como tiene Europa con muchas antiguas colonias, como teníamos con los países socialistas—, hoy no alcanzarían 10 millones de toneladas de azúcar, solo para el petróleo.
Es que ha cambiado la correlación de precios, porque el petróleo tiene precio de monopolio, el petróleo se vende muy por encima de su costo de producción, mientras esos precios de los llamados mercados mundiales del azúcar están por debajo de los costos de producción. Aquí el factor fundamental que nos afecta en esta batalla no es que se derrumbaran los otros; si los precios del azúcar y el combustible tuvieran la misma relación que tenían en 1959, 1960 y 1961, no habría ni que estar discutiendo aquí sobre lo que estamos discutiendo.
Vino el proceso, las guerras aquellas del Medio Oriente, los conflictos, se crearon instituciones monopólicas, y con lo que antes se compraba una tonelada ahora no se puede comprar ni un barril. ¿Se dan cuenta de que el problema crítico nuestro es el combustible? Es realmente el talón de Aquiles por estas razones, las diferencias entre 1959 y 1960, y ahora. Y el azúcar no tenía precios muy altos. Tenía un precio de alrededor de cinco centavos la libra, en aquella época en que usted con una tonelada de azúcar sacaba 100, 110, 115 dólares. Es decir que ese es el cambio más drástico que se ha producido y el que nos causa mayores afectaciones.
No es que el país no haya buscado el combustible, porque se han perforado millones de metros, se han hecho estudios geológicos durante 30 años; no es que estén desaparecidas las esperanzas de combustible en el país. Por ejemplo, nuestros mares están por explorar y en determinados lugares la sísmica da perspectivas muy buenas para el petróleo; claro, los soviéticos no tenían tecnología para perforar en el mar, esa tecnología era monopolio occidental; pero en tierra la cantidad de exploraciones y de perforaciones que se han hecho es mucha, y todavía queda por explorar. Es decir, el país no descuidó ni un minuto todo lo relacionado con la búsqueda geológica, con la exploración y con tratar de producir petróleo; no hubo descuido en eso.
Luego, hay que resolver los problemas, sin pienso, sin fertilizante y casi casi sin combustible. Los planes de combustible hay que reducirlos a menos de la mitad prácticamente de lo que el país consumía en condiciones normales.
Como dijimos recientemente, en el año 1868, cuando empezaron nuestras guerras por la independencia, no había ni combustible ni electricidad; y cuando Bolívar y los suramericanos empezaron sus guerras de independencia, aun allí en Venezuela, donde hay tanto petróleo, no había ni petróleo ni electricidad.
La naturaleza no dotó a nuestro país de grandes ríos capaces de producir casi toda la electricidad a base de energía hidráulica; la naturaleza no dotó a nuestro país de yacimientos de carbón; la naturaleza dotó a nuestro país de muchos bosques, pero cuando la Revolución triunfa ya los bosques no existían; ya no eran fuentes ni de madera ni de combustible. Treinta años se ha pasado la Revolución sembrando, y ya empieza a cosechar los primeros frutos de las siembras de bosques; pero la naturaleza no dotó a nuestro país de fuentes de energía, y el petróleo que pueda haber en cantidades importantes está por explorar y por explotar.
Creo que este razonamiento también los ayuda a ustedes a comprender por qué la necesidad de empresas mixtas. Si nosotros no tenemos ni tecnología ni capital para una exploración petrolera, no nos queda más remedio que buscar una empresa mixta, si es que queremos explorar y producir ese petróleo; está clarísimo.
Imagínense que en el mar tengamos algunas cantidades importantes, ¿cómo lo extraemos? No nos queda más remedio que asociarnos a una empresa, a una transnacional, a una corporación, a alguien que tenga la tecnología y el capital para hacer esas tareas.
Pensamos que, a pesar de esto, compañeras y compañeros, podemos enfrentar el período especial; podemos librar y ganar esta batalla.
Todo lo que ustedes han estado haciendo en estos dos días está asociado a eso: cómo librar y cómo ganar esta batalla en el terreno de la agricultura. Todo el espíritu patriótico y revolucionario expresado por ustedes en este congreso está asociado a eso.
¿Pero hay soluciones? Sí, hay soluciones. ¿Se puede producir más leche y más carne de res, por ejemplo, sin pienso y sin fertilizante? Sí, es esa fórmula que se desarrolla del pastoreo racional perfeccionado, con el empleo de la cerca eléctrica, que duplica y triplica la disponibilidad de los pastos y mejora extraordinariamente su calidad.
La saccharina, que viene de la caña, fruto del esfuerzo de nuestros investigadores, constituye un pienso con un elevado nivel de proteína, se convierte en soya, maíz y trigo para alimentar el ganado vacuno y en parte a otras especies. Es un descubrimiento muy reciente, ya veníamos trabajando en él. Ahora hemos tenido que pasar de la idea de una saccharina industrializada, a una saccharina artesanal allí en la vaquería. De ahí los planes acelerados de la siembra de caña en las instalaciones ganaderas, porque no tiene que ser con la caña de los centrales, ya que la distancia entre la caña de los centrales y estas instalaciones es grande y requeriría combustible. De ahí que hayamos estado buscando fórmulas.
Otra fórmula, los bancos de proteína, seguramente se habló aquí de eso; pero en Cuba no había ni semillas de leguminosa. Durante muchos años se trabajó en la búsqueda de una leguminosa que se adaptara al trópico y ya tenemos dos, por lo menos. No había ni semillas. El año pasado hubo que comprar algunas cantidades, este año también; ya la del año que viene la producimos toda aquí, toda la semilla de glicina que necesitamos. Este año serán unas 500 caballerías de glicina y unas 3 000 caballerías de leucaena; pero ya el año próximo tendremos semillas para sembrar todo lo que queramos de glicina y de leucaena, solas como bancos de proteína. Con la proteína de la leguminosa una vaca puede producir 13, 14 y 15 litros de leche, eso es otra cosa; pero, además, se puede mezclar con el pasto de gramínea.
¿Cómo sustituir el pienso? Con los bancos de leguminosa, con la saccharina, con un pasto fresco en virtud de una explotación correcta, con mucho más pasto en lecherías que pueden resistir hasta períodos de sequía; es decir, con la aplicación de una tecnología nueva y la cerca eléctrica generalizada, porque es la única forma de manejar de manera óptima uno de estos pastoreos.
Entonces tenemos la cerca eléctrica, el pastoreo racional, la saccharina y los bancos de proteína. Hay otras muchas medidas, no las voy a enumerar todas.
Aquí se estuvo discutiendo la cuestión del gicabú, a base de cachaza, que vamos rápidamente a analizar, porque es algo más que se añade.
Caballeros, yo les digo que nunca en el mundo se ha hecho un plan a la velocidad con que se ha hecho este de los pastoreos para resolver el problema de la leche y de la ganadería vacuna; porque hay que tratar de resolver el problema del incremento de la natalidad de los rebaños, importantísimo, decisivo. Sobre eso se han tomado medidas especiales también para que allí, donde falle el inseminador, la naturaleza resuelva el problema. Si nosotros tenemos tremendo potencial genético en nuestra ganadería para producir leche, lo que necesita es alimento.
Vean ustedes cómo hay una respuesta o puede haber una respuesta que requiere, desde luego, un mínimo de tiempo; pero no se ha perdido un minuto, y se está trabajando en miles de pastoreos racionales.
Teníamos una fábrica en Cienfuegos para hacer mangueras y la duplicamos. Hemos hecho otra en Cajimaya, provincia de Holguín, allá donde una vez se iba a hacer una siderurgia. Hemos adquirido los equipos y las máquinas, ya se están instalando, para una capacidad de construir 40 000 kilómetros de tubos plásticos al año.
Esas mangueras se utilizan en el famoso plátano con microjet; esas mangueras se utilizan en el famoso riego por goteo o con microjet en el cítrico; esas mangueras se utilizan para llevarle agua a cada cuartón, porque como explicó Ramón aquí, el agua es muy importante, para llevarle toda el agua que necesite el ganado allí, abundante. Claro, hoy se la están llevando con bueyes. Creo que Tutú la lleva con bueyes, ¿no? (Tutú le dice que no) Ya tienes mangueras, pero antes de la manguera ya tú tenlas el resultado (Le dice que sí). Claro, al primero que había que darle los recursos era a ti por lo bien que los sabes usar; pero hay muchos de estos de los que han tenido los resultados, llevándole el agua con bueyes.
Estas fábricas producen esas mangueras que necesita también el pastoreo racional. Hay un programa el año que viene para tratar de ir llevando rápidamente mangueras a todos. Les puedo dar una idea: 500 pastoreos necesitan 2 000 kilómetros de manguera; 6 000 pastoreos necesitan más de 20 000 kilómetros de manguera. Hay que buscar los recursos para la materia prima con la cual se hacen esas mangueras.
Estas dos fábricas producirán eso para poder mantener todo el plan de siembra de plátano con microjet y de cítrico por goteo, y una capacidad adicional para, en caso de que venga un ciclón por cualquier parte, tener una capacidad excedente de producción y poder inmediatamente restablecer las plantaciones, porque un ciclón puede tumbar las plantas pero no liquida la plantación, puesto que inmediatamente rebrota. Quizás se lleve algunos postes, quizás haya que hacer una inversión en cables —desde luego— y una inversión en manguera —es seguro—, sea aéreo o sea terrestre, y nos hemos preocupado por crear capacidades adicionales en estas dos fábricas. Esas son cosas del período especial.
Lo mismo se crearon las fábricas de cerca eléctrica, las fábricas de molinos para moler la caña para la saccharina; las fábricas para producir los cables y darles las condiciones físico químicas necesarias para que actúen como trasmisores de la electricidad; molinillos para producir la electricidad por si falla el sistema nacional o hay apagones. Es decir, todo esto ha requerido un conjunto de medidas.
Me he extendido en este ejemplo, porque demuestra cómo puede haber respuesta. Ahora, por el estilo, los bueyes. Hemos amansado más de 100 000, estamos amansando otros 100 000; son cientos de miles de bueyes, como si hay que amansar 500 000. Pues comeremos una proteína de origen vegetal, pero no nos podemos comer los bueyes, porque tendremos que dedicarlos a cultivar la tierra.
En el buey se ha descubierto algo nuevo. Siempre se vio al buey en período especial como algo que ahorra combustible; pero ahora se ha descubierto que el buey es algo que multiplica la productividad del trabajo —los contingentes lo saben—, que hace el trabajo de 10, 12, 15 hombres; cuando no se puede meter el tractor porque ha llovido, porque está húmeda la tierra solo el buey se puede meter con su hierrito. Entonces el buey no solo ahorra combustible, sino que hace tareas que no puede hacer el tractor y eleva la productividad del hombre. Eso es cosa nueva; quiere decir que cuando se acabe el período especial, no se debe acabar totalmente el buey en la agricultura.
Ahí tienen ustedes otro ejemplo de que hay respuesta para situaciones críticas.
Y la ciencia. Realmente es la ciencia la que puede hacer o está haciendo los aportes definitivos, pues todo esto de que les hablo del pastoreo es la aplicación de la ciencia y la técnica.
El buey puede ser cosa antigua; pero ahí está el multiarado que ahorra casi la mitad del combustible. Ha habido una revolución en los implementos agrícolas, gracias a nuestros científicos, con un sistema de arado inventado en Cuba, que no siembra la hierba, que no remueve la tierra hacia arriba, que no la vira al revés, sino que la trabaja desde abajo, que corta las raíces de la hierba y, en consecuencia, disminuye considerablemente su presencia.
Vean cómo una medida inteligente puede reducir a la mitad el gasto de combustible en la preparación de tierra para caña, y para viandas y hortalizas; hacer una mejor preparación de la tierra y poder trabajar a los tres días de haber llovido, que con los arados clásicos había que esperar ocho o diez días. ¿Por qué La Habana ha ido a esa velocidad? ¡Ah!, porque ha contado con los multiarados a tiempo.
Hace meses mandamos a hacer los multiarados, los tillers y las piezas que necesitaban, como si hubiéramos adivinado que iba a estar lloviendo hasta el 10 de noviembre, y esto nos ha permitido adelantar muchísimo, ahorrando combustible. Vean lo que es la ciencia.
Ahora tenemos ya un programa de alrededor de 10 000 multiarados: 4 000 para tractores de goma y 6 000 para bueyes. Tractores de goma porque gastan menos que los de estera, rinden más con el multiarado, pero 6 000 para bueyes, un aradito más pequeño para que lo tire una o dos yuntas. ¡Multiarado para bueyes!, y todo esto se ha hecho en cuestión de meses, compañeras y compañeros.
Les pedimos a los científicos: resuelvan esto, porque el primero que hicieron fue uno grande para la caña, el multiarado para tirar con un tractor de 200 y pico de caballos, o 300 caballos; hacia falta uno para el humilde buey.
El ingeniero Bouza, que inventó el multiarado que es una revolución en la agricultura, empezó con unos tractores grandísimos, no había ningún período especial, y después dijimos: Bouza, tienes que hacer un multiarado para bueyes. Bouza se puso a trabajar y ahora empezamos a construir miles de multiarados para bueyes. ¿Hay o no hay soluciones científicas, técnicas?
Nos falta el fertilizante, pero están trabajando los científicos a toda velocidad, desarrollando bacterias que captan el nitrógeno del aire, las azotobacter. Ya hay varios cultivos que tienen su azotobacter, se fertilizan con bacterias, hacen una biofertilización con buenos resultados, y están estudiando azotobacter para el arroz, azotobacter para los pastos, azotobacter para cada uno de los cultivos, azotobacter para cada uno de los suelos. El problema es complejo, porque a veces cambia de suelo y tiene que cambiar de variedad de azotobacter; cambia de cultivo y tiene que cambiar de variedad de azotobacter.
Ya estamos produciendo cientos de miles de litros de azotobacter, y el año que viene podemos producir 8, 10, 15 millones, lo que haga falta. Una fábrica de torula se puede convertir en una fábrica de azotobacter, es cuestión ya del envase y la distribución.
Están los CREE, Centros de Reproducción de Entomófagos y Entopatógenos. Se llaman CREE, hay 200 en el país, los estamos modernizando rápidamente y ya estamos construyendo las dos primeras plantas para trabajar también con fermentadores, en la de bacterias, todo; son biopesticidas —que es como les hemos puesto— para combatir mosca blanca, para combatir enfermedades de todo tipo que atacan, incluso, a los pastos.
Quiero que sepan que hay plagas que atacan a los pastos, que casi los liquidan.
El año que viene estaremos en condiciones de producir millones de litros, y los científicos están día y noche dedicados a la búsqueda de tipos y variedades de bacterias para fertilizar. ¿Hay o no hay soluciones? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí hay!")
Están las biofábricas para producir semillas. Todo ese plátano que está dando veintipico mil quintales en microjet terrestre y más de 30 000 en el aéreo, viene de fábricas, no es el retoño aquel que se cortaba, ese venía de la plantación con todas las enfermedades; ahora son pedacitos de tejidos que mediante el cultivo hacen posible la multiplicación de las semillas por millones; y ya nuestros científicos están trabajando no solo con tejidos, ya están empezando a trabajar con células, y en un futuro no lejano podrán producir semillas a partir de células. Es un avance grandioso.
Muchas de esas enfermedades que vienen con el hijo de plátano ya no vienen en el de la biofábrica. Hemos construido biofábricas a toda velocidad, donde trabajan los científicos y técnicos. Esas 300 caballerías de plátano que estamos sembrando en La Habana, no habrían sido posible jamás, las que hay ahora con microjet, sin la biofábrica, y las 300 más que se van a sembrar no habrían sido posible sin las biofábricas. Y hablo solo de la provincia de La Habana.
Hay algunas produciendo ya y vean la cantidad de plátano que están dando. Eso es gracias a la ciencia.
Ahora, la biofábrica no es solo para producir semillas en cantidades enormes, sino para producir variedades nuevas, más productivas, más resistentes al calor, más resistentes a las plagas. Fíjense ustedes que uno de los problemas que tenemos es el cambio de clima. La agricultura tiene que enfrentarse no solo al desastre de tipo social y político del campo socialista; la agricultura en general, en todo el mundo, y la nuestra entre ellas, tiene que enfrentarse a los cambios de clima. Cada vez es menor el número de nortes, cada vez son más altas las temperaturas en estos meses en que hay que cultivar la papa, el ajo, el tomate; y este cultivo de tejido sirve, precisamente, para buscar variedades nuevas rápidamente. Así lo estamos haciendo, incluso, con algunas variedades de caña excelentes que teníamos y que las plagas acabaron con ellas; cómo a partir de la misma caña buscamos variedades resistentes a las plagas, mediante el cultivo de tejidos.
Así por el estilo están trabajando los científicos, pero no están trabajando solo para resolver problemas inmediatos; están desarrollando la ciencia a un ritmo impresionante, están desarrollando la biotecnología, la industria farmacéutica, y van a crear recursos para el país que un día pueden llegar a ser superiores a los de la caña de azúcar, y no les exagero.
Trabajando en todos los frentes de la medicina, el esfuerzo que hicimos en los primeros años por el bienestar de nuestro pueblo, se traduce hoy en un recurso extraordinario que puede ayudar a la economía del país. Ya nuestra medicina adquiere un prestigio mundial, y una serie de tratamientos que no se hacen en otros países; se desarrolla sobre todo nuestra industria farmacéutica y los productos nuevos que pueden beneficiar de manera directa al pueblo, pero que pueden convertirse en importantes ingresos para el país. Podemos decir que ya la rama biotecnológica se autofinanza, ya no necesita capitales, porque ella misma genera los capitales necesarios para su desarrollo.
Eso está asociado al hecho de que el país ha creado algo en estos 30 años que vale más que el petróleo, que vale más que el oro, que vale más que todo: ha desarrollado inteligencias, ha formado talentos, ha formado científicos. Ustedes oyeron hablar en el congreso a algunos de ellos, que son una promesa para el país y que les puedo asegurar que están trabajando día y noche, ¡día y noche!, buscando soluciones.
Permítanme citar un ejemplo: En el mes de diciembre tendrá lugar el VI Foro, que lo llaman de piezas de repuesto pero es de racionalizadores e innovadores, de creadores, y ya se han presentado para ese foro más de 30 000 ponencias con alrededor de 40 000 soluciones. Vean lo que es el hormiguero humano trabajando con fervor patriótico, trabajando con espíritu de período especial, trabajando por la Revolución, su capacidad de haber elaborado un número tan extraordinario de ponencias en un año. No habría nadie capaz de enumerar las cosas que se les han ocurrido en todos los terrenos para ahorrar combustible, para resolver piezas de repuesto, para resolver problemas en la situación de período especial.
¿Quiénes hacen eso? Ya no son solo científicos; ahí están los científicos, están los científicos civiles; están los científicos de la técnica militar, trabajando en cosas civiles y también en militares, pero principalmente en cosas civiles, muchas de ellas son de uso en lo civil, porque cualquier cosa que hagan por un camión lo mismo sirve en un camión militar que en un camión civil. Están los ingenieros, los técnicos y los obreros calificados, cientos de miles de personas trabajando, buscando soluciones. Esa es la conducta que esperamos de los revolucionarios; esa es la conducta que esperamos del pueblo patriótico, de nuestro país; esas son las armas con las que tenemos que defendernos (APLAUSOS).
En día reciente, por ejemplo, llegó la noticia de que se iban a perder decenas de miles de quintales de arroz en Sancti Spíritus y en otros lugares por las lluvias —ya estaban en época de recogida, se estaba cayendo— y no era cuestión de combustible; estaba el combustible en las máquinas, pero las máquinas no podían meterse en el campo a cosechar un arroz caído, y aparecieron los hombres, en Sancti Spíritus movilizaron inmediatamente 2 000 y pico de trabajadores a cortar arroz con la hoz. Si esa famosa hoz la han quitado de algunas banderas, nosotros la hemos cogido en nuestras manos para cosechar el arroz (APLAUSOS). No se perdió el arroz de Sancti Spíritus, se salvó. Eso es lo que tenemos que hacer.
Claro está que dentro de esta situación los recursos tenemos que administrarlos de una manera óptima. ¿Qué recursos tenemos y cómo los utilizamos? ¿Cuánto hay que comprar para producir la manguera esa? ¿Qué cantidad mínima de fertilizante hay que adquirir, qué equipos para las investigaciones, qué reactivos, qué materias primas para esas soluciones de que hablaba, para los pastoreos racionales? Los materiales para todo ese programa de pastoreo racional cuestan unos cuantos millones de dólares. Los 10 000 multiarados, hay que adquirir los metales y otras cosas para hacerlos. Es decir que hay que ir empleando cada centavo de manera óptima.
¿Qué mínimo de combustible necesitamos y cómo lo buscamos? ¿En qué actividad resulta más racional buscar ese mínimo de combustible que emplear el trabajo manual y, por lo tanto, haya que buscarlo? ¿Cómo reunir los recursos que tenemos, los que produzcamos nosotros, cuando hemos perdido miles de millones?, ¡miles de millones! Hemos dejado de recibir mercancías por valor de miles de millones, con toda esta catástrofe del campo socialista y de la URSS; porque nosotros habíamos suprimido el intercambio desigual, habíamos logrado un intercambio justo, además de créditos y otras cooperaciones.
Ahora lo que nosotros obtengamos de nuestras exportaciones, o del turismo por aquí, del níquel por allá, del cítrico por acá, lo que podamos producir de azúcar es con lo que podemos contar. Creo que el azúcar lo necesita el mundo, es un problema que hay que resolver. Somos grandes productores de azúcar. En el azúcar tienen que ver dos cosas: el mercado y los precios. Bueno, los pueblos de la URSS necesitan azúcar, nosotros necesitamos combustible para la zafra; de modo que quedan bases, existen bases todavía para determinados intercambios, quedan posibilidades en ese sentido en relación con el intercambio de azúcar por energía.
A nosotros lo que nos interesa, fundamentalmente, es el combustible. Habría que ver en qué condiciones, de qué forma se haría ese intercambio de combustible. Ahora hay que comerciar con las repúblicas; pero como el caos y la desorganización es tan grande, la tarea se hace difícil y nos vemos obligados a hacer milagros. Pero trabajamos, nadie está aquí cruzado de brazos.
La producción de azúcar es nuestra producción principal, pero creo que no se afectaría solo nuestro país; se afectarían otros países y se afectarían países que necesitan esa azúcar si no disponemos de combustible.
No quiero extenderme más en estas consideraciones, porque todo el manejo de la situación en su conjunto hay que hacerlo con un máximo de discreción y todo no se puede andar divulgando para que el enemigo no conozca nuestras ideas, para que el enemigo no conozca nuestros planes estratégicos.
Les quiero decir que se trabaja muchísimo, se medita mucho, se reflexiona mucho y se buscan fórmulas para garantizar ese mínimo de combustible del período especial, no va a ser así toda la vida. A lo mejor un día le damos las gracias al período especial, a lo mejor un día nos alegramos de las cosas que han ocurrido (APLAUSOS). A lo mejor surgen muchas ideas, muchas nuevas ideas y muchos perfeccionamientos del socialismo. Nosotros estamos empleando la cabeza —como ya he explicado—, no queremos que se quede una sola fábrica parada, dondequiera que haya un socio dispuesto a poner la materia prima y nosotros tengamos la fuerza de trabajo y las máquinas; y lo analizamos todo con sangre fría, muy fría, dónde cabe una empresa asociada y dónde no cabe, dónde hace falta y dónde no hace falta. En la agricultura no creo que quepan necesidades, no sé si alguien viene con una matica de oro y dice: "Oigame, estoy dispuesto a trabajar en sociedad con ustedes en una mata que produce hojas de oro, y estamos dispuestos a asociarnos con ustedes si buscan 100 hectáreas." Entonces le decimos: "¿Dónde las quiere?" (RISAS) En materia de caña o de arroz no es necesario, si los centrales azucareros nosotros los hacemos.
Si viene alguien que quiere invertir en una refinería de azúcar, digamos, un ejemplo, porque sus clientes no tienen refinerías y nosotros no tengamos el capital para la refinería, le decimos: "Bien, vamos a ser socios en este negocio, de acuerdo." Son cosas muy racionales, muy prácticas.
Nosotros sabemos con qué nos quedamos, qué tenemos y qué desarrollo debemos hacer en las condiciones actuales, la construcción del socialismo en estas condiciones, bajo la dirección del Partido, bajo la dirección de la clase obrera, y el país dueño de sí mismo y de su destino; no es un país puesto en venta.
Llueven ofertas, ¡llueven!, hay grupos enteros de gente analizando cuanta cosa se les ocurre. Hay un capitalista que dice: "Es que a mí no me gusta ver pasar un negocio sin agarrarlo." (RISAS) El dice que su especialidad es ver dónde hay un negocio, no aquí, en el mundo. Y a nosotros nos han dado nuestros antiguos aliados una embarcada muy grande, compañeras y compañeros, para decirlo en palabras populares.
Yo les hablaba de la energética, y cuando les hablé de la energética no les mencioné la central electronuclear. ¡Cuántos años y cuántos miles de hombres no han trabajado ahí y se han sacrificado en esa electronuclear de Cienfuegos, para que ahora eso no esté seguro, no se sepa el destino de eso! ¡Cientos de millones de pesos invertidos! ¡Cientos de millones invertidos en la refinería de petróleo de Cienfuegos!, y de repente qué, no hay petróleo para la refinería, no hay nada seguro con relación a la electronuclear. ¡Ah!, eso es lo que nos obliga a pensar mucho, a trabajar mucho y a buscar soluciones, y a medida que las encontremos iremos siendo un país mejor, a medida que las encontremos iremos siendo un país más independiente.
Ahora más que nunca cobra sentido la palabra independencia económica, pero lo vamos a lograr con los milagros de la inteligencia y con los milagros del sudor del hombre, del corazón del hombre, de la conciencia del hombre, y buscaremos recursos que tal vez no habríamos buscado nunca si no pasamos por situaciones como estas.
Es cierto que veníamos trabajando en la ciencia, lo que tenemos hoy no es casualidad; es cierto que veníamos trabajando en la biotecnología, en la medicina. Había algunos ignorantes por ahí que criticaban y decían: ¿Y eso qué es y por qué es? Hemos descubierto perspectivas extraordinarias; estamos haciendo pedraplenes en otras esferas y uniendo la tierra firme con cientos de kilómetros de playas, algunas de las cuales son como las de Varadero, y trabajando a toda velocidad, a un ritmo que tal vez nunca se habría alcanzado sin período especial.
¿Sin período especial y sin estos problemas habrían surgido tantas innovaciones, tantas ideas, tantas soluciones, tanto ahorro en todos los sentidos? ¿Se habrían multiplicado los multiarados a esa velocidad, los biopesticidas, los biofertilizantes y todas estas técnicas que vamos desarrollando a este ritmo, ante este desafío?
Por eso digo que el recurso más importante, el arma más importante que tiene hoy el país, es la inteligencia; desde luego, unido a lo primero, al patriotismo de nuestros trabajadores, a su conciencia, a su espíritu revolucionario, a su voluntad de luchar y de vencer. Eso es clave, eso es lo prioritario; sin eso la ciencia no podría hacer nada.
Todo esto es posible en la medida que nosotros tengamos capacidad de resistir y de luchar.
Ya veníamos haciendo nuestro proceso de rectificación hace un tiempo, inmediatamente después del anterior congreso del Partido. Oiganme, qué crimen que en medio del proceso de rectificación vengan a ocurrir todas estas cosas; porque si digo que a lo mejor un día nos vamos a alegrar, digo que a uno le duele terriblemente que se nos hayan paralizado muchas cosas que veníamos haciendo. Ya la voluntad hidráulica está revivida y está trabajando; pero habíamos revivido las microbrigadas y estaban en pleno desarrollo, estábamos duplicando y triplicando nuestra capacidad de producción de materiales de construcción; llegamos a construir en dos años, solo en la Ciudad de La Habana, 110 círculos infantiles con capacidad para 24 000 niños, cuando había una necesidad de 19 000. Claro, cuando las madres tuvieron esperanza de tener círculo, la demanda creció otra vez, ¿no?
Los programas sociales que estábamos desarrollando: círculos, escuelas especiales, policlínicos en todas partes, escuelas de oficio para los muchachos que estuvieran callejeando por ahí todavía; ¡viviendas!, el programa de viviendas que estábamos desarrollando; la cantidad de fábricas de bloques, de ladrillos, de baldosas que construimos en unos pocos años, cuando empezó el proceso de rectificación; el incremento de las capacidades de las plantas de cemento, los proyectos de nuevas fábricas, el crecimiento hasta estar pronto en condiciones de triplicar, prácticamente, las capacidades de acero para la construcción.
¡Las cosas que veníamos haciendo con el proceso de rectificación!, y poco a poco, poco a poco. Creo que eso era lo más sabio, ir haciendo las cosas con orden. Y el problema de la racionalidad, el empleo racional de los recursos humanos, era una de las cosas importantísimas que teníamos que resolver; la superación de una serie de tendencias negativas que se habían desarrollado en la copia incorrecta de procedimientos de otros y, a veces, en la mala aplicación de algunas cosas buenas que pudieran tener determinadas copias.
Todos esos fenómenos veníamos combatiéndolos con grandes esperanzas para resolver muchos problemas, y nadie piense que hemos renunciado a ello, ni mucho menos. Tenemos que atravesar esta etapa tempestuosa y difícil, para volver con mucha más fuerza a todo aquello. ¡Volveremos a todo aquello, y volveremos con mucha más fuerza! Ahora se trata de sobrevivir, se trata de salvar la patria, la Revolución y el socialismo.
Pero vean cuántas buenas cosas iban surgiendo. La idea de los contingentes era nueva. Empezamos por un centro científico, prácticamente; cuando empezó se introdujo el concepto del multioficio, se hizo una racionalización tremenda de las plantillas hipotéticas. Bueno, no hubo ni plantilla hipotética, desde que se inauguró ese centro ya aplicamos las ideas nuevas.
A partir de esas experiencias creamos, hace pocos años, el primer contingente en la construcción, y ya tenemos más de 60 contingentes.
Creamos también el primer contingente industrial en la fábrica de materiales de la construcción "Roberto Milián". Son impresionantes sus resultados, ahora cumplieron dos años. Lamentablemente no he podido visitarlos últimamente, creo que les debo una visita. Esos trabajadores hicieron una racionalización tremenda, los mismos que estaban allí, y pasaron de una producción de 4 000 pesos por hombre al año a una producción de más de 20 000 pesos por año.
Es algo impresionante el resultado de ese primer contingente industrial, que lleva dos años ahí y se mantiene con una moral altísima; pero es impresionante también la creación de los contingentes en la agricultura y las movilizaciones, las dos cosas. Cómo ha respondido la capital, a pesar de que el año pasado, para esta fecha, estaban por construir los campamentos; la gente había perdido hasta el recuerdo de cómo se trabaja en el campo.
Había desorganización en la agricultura, y grande, malos hábitos y muy malos, de todas clases, resultado de los fenómenos negativos que estábamos, precisamente, rectificando: cuestiones de estructura, de organización, fenómenos de una gran cantidad de gente en tareas no directamente productivas; y hay todavía, pero vamos superándolos. En las oficinas centrales por allá arriba, una subutilización de los recursos humanos enorme, estructuras innecesarias.
En el período de un año —lo conozco mejor por lo que he visto aquí—, ¿qué se ha estado haciendo en la ganadería? En la ganadería sobraba gente, cosa curiosa. Ese excedente de personal está trabajando intensamente ahora en la construcción de los pastoreos y todo eso; pero en los cultivos varios no había nadie: 1 700 caballerías, 1 900 trabajadores manuales; y cada vez menos. Se enhierbaron las tierras, crecía el Don Carlos, semillaba, rebrotaba con extraordinaria fuerza, y los campos estaban vacíos.
Realmente, el fenómeno que se dio con la caña se dio después con el trabajo en la agricultura, que es muy duro también. Ya todo lo que fuera arrancar bledo, Don Carlos, cebolletas y todas esas malas hierbas, nadie quería saber de eso. Para montarse en un tractor sí, está en movimiento, es la vida en movimiento, es el trabajo asociado al vértigo de la velocidad, y a los misterios y el gusto de la mecánica; pero iba desapareciendo la categoría del obrero agrícola, aún más con el error que estaba rectificándose, que eran los bajos salarios que tenían, todo un sistema de normas; había tantas normas como normadores, y cuantos tamaños diferentes puede tener la hierba, era una locura.
Nosotros aplicamos otros conceptos cuando organizamos lo de la construcción, y lo que un hombre debe hacer más o menos se sabe, cuántos viajes da un camión, si usted trabaja bien según la distancia; usted tiene que prohibirle que corra, no lo puede exhortar a que haga más viajes de camión, porque se puede matar él, puede matar a la gente y puede destruir el equipo. Si están construyendo una carretera lo que hace falta son métodos nuevos de organización, de dirección, de disciplina, de remuneración.
Les advierto que los primeros contingentes decían: "No queremos horas extras." Digo: ¿Qué horas extras?, si ustedes se han puesto un horario de 12 horas, ¿cuáles horas extras tienen ustedes? Si hacen 12, hay que pagarles 12; si hacen 13, 13; si 14, 14, y se acabó. Pero al primer contingente le dijimos: No se admite trabajo voluntario nada más que los domingos. No queríamos que encima del esfuerzo grande que estaban haciendo, se pusieran a hacer otros esfuerzos agotadores. Digo: Solo los domingos se admite trabajo voluntario. Y no es que estemos en contra del trabajo voluntario, ni mucho menos, pero es que ya el contingente es el contingente, con su multioficio y su estilo de trabajo, que no se parece en nada al otro estilo.
Luego aplicamos el concepto de la atención al hombre como cosa clave. Nos parecía absurdo que se le dijera a un hombre: Duerme en el suelo y te pago condiciones anormales; come en una cochiquera y te pago condiciones anormales.
Se vio claro que la cuestión de la atención al hombre es lo número uno; y la atención al hombre no es solo lo material, es lo humano, es lo personal; es, incluso, saludar al hombre; es, incluso, preguntarle por un hijo enfermo; es, incluso, acordarse de que cumple años un día y que tiene tales y más cuales méritos. El hombre no solo vive de pan, como se ha dicho por ahí, o como dicen que se ha dicho; el hombre vive de pan espiritual también, no es solo mejorarle la comida y las condiciones de vida generales. El hombre ve en eso una prueba de consideración, de respeto y de aprecio por su trabajo.
Es decir que, incluso, las cosas materiales que están alrededor de la atención al hombre, tienen un efecto psicológico en el hombre, se siente parte de una familia respetada, reconocida y unida.
Me admiro cuando visito los contingentes agrícolas y veo cómo viven allí, porque viven juntos, están en familia. Los del contingente de la construcción algunos están albergados y otros van a su casa; pero el contingente agrícola está allí. ¡Qué espíritu de familia, de hermandad, qué orgullo de la gente, qué cosas se pueden apreciar en esos contingentes! Se aprecia también en los movilizados, desde luego.
Nosotros habríamos podido luchar porque todos fueran contingentes, y tendríamos 67 ó 70 contingentes agrícolas, pero preferimos que la Ciudad de La Habana participara; era necesario, era conveniente que la ciudad participara, había que mantener un número de campamentos con movilizados. Y me admiro de los movilizados por 15 días; porque esos no tienen callos en las manos, esos llegan, empiezan a hacérseles ampollas, se topan de repente con un montón de duras horas de trabajo, tienen mucho mérito y se han portado muy bien; son admirables, realmente (APLAUSOS).
Hemos visto gente de oficinas y de todo, y algunos de ellos que tienen que estar trabajando todo el tiempo, que no se puede prescindir de ellos en su puesto, cómo protestan y cómo se amargan, y cómo luchan hasta que los dejan ir aunque sea una semana o dos semanas al año. ¡Qué sacrificios hacen!, qué orgullo sienten cuando se ponen a prueba a sí mismos y ven que son capaces de hacer eso. ¡Eso es admirable, realmente! Lo hemos visto en nuestra gente, en nuestro pueblo.
Muchos de esos movilizados por 15 días han ido ya tres y cuatro veces en el año, y se están volviendo veteranos. Ahora, desde luego, no pueden alcanzar la experiencia del contingente por dos años; es imposible que puedan alcanzar el nivel de organización y el nivel de eficiencia, y hay trabajos que necesitan cierta especialización, cierta experiencia como la que tienen los contingentes.
¡Y cómo cuidan lo que siembran!, qué odio sienten hacia los ladrones y hacia los que les gusta pasar por ahí y alargar la mano, o recoger un racimo de plátano y montarlo en un camión o cualquier otro vehículo. Porque todos esos grandes vicios había, ustedes lo saben.
¿Y qué influencia han tenido en los demás obreros? Los demás obreros agrícolas, los habituales, se han llenado de orgullo y de honor, y no quieren quedarse detrás de ningún movilizado, ni quedarse detrás de ningún contingente. Por primera vez empezó a aumentar el número de trabajadores en las empresas de cultivos varios, y ya las empresas de cultivos varios empiezan a aparecer —empiezan a aparecer, no lo son todavía— como modelo de una agricultura realmente avanzada. Los campesinos se asombran cuando ven ese plátano con microjet aéreo o con microjet terrestre, y ya empieza a haber producciones altas. Las empresas de cultivos varios de la provincia de La Habana han producido por lo menos un 50% por encima de 1990.
Hemos aprovechado las experiencias de algunos campesinos muy destacados; quisiéramos que todos lo fueran, pero conocemos algunas decenas y tenemos, incluso, un grupo de asesores de campesinos que son como los innovadores y los racionalizadores, que han inventado y hemos tomado sus experiencias en el trabajo que se está haciendo con las semillas, y les hemos dicho: Trasmítanlas. No es lo mismo una semilla especial de boniato, que puede llegar a dar hasta 10 000 quintales, que sembrar un bejuco donde el 30% o el 40% no da boniato. Buenas prácticas que tenían algunos campesinos —no todos, desgraciadamente, solo una parte—, cómo preparaban la semilla de boniato, cómo usaban la cal contra determinadas plagas en otros cultivos; esas técnicas las estamos extendiendo y usando.
Ya los cooperativistas —que, desde luego, son parecidos a las empresas en su escala de producción— y los campesinos empiezan a admirar los resultados del trabajo de las empresas de cultivos varios del Estado. Ya no es la ineficiencia, el descuido; ya cuando se empiezan a recoger en una caballería 30 000 quintales de plátano, es para quitarse el sombrero como tres veces, sin duda. Pero es que resultados similares los vamos a ir consiguiendo en todos los demás cultivos posibles.
Un día la producción de cítricos de Ceiba se triplicará y en vez de 60 000 toneladas producirá 180 000, porque las 500 ó 600 caballerías de cítricos que hay allí las vamos a tener todas con riego localizado, es decir, microjet o riego por goteo, a un ritmo de unas 100 caballerías por año. Este año se han atrasado un poquito, pero ya la aplicación de la técnica, la semilla de la calidad adecuada está empezando a dar resultados en las empresas, sobre todo, la presencia de la fuerza de trabajo de la capital, fuerza de trabajo que se comparte también con las cooperativas, porque ayudamos a algunas cooperativas que no tienen suficiente fuerza de trabajo; fuerza de trabajo que se comparte con los campesinos, en ocasiones, aunque el campesino individual suele, más o menos, contratar retirados o alguna fuerza eventual, pero también se les ayuda.
Ahora, los contingentes y los movilizados han ejercido su influencia sobre las escuelas en el campo, gran influencia. Conozco algunos casos, como el preuniversitario que trabaja allá con la brigada 30 del contingente "Blas Roca". Hay que ver a esos muchachos, cómo se han transformado; porque se había descuidado también el concepto de la combinación del estudio y el trabajo, se veía casi como un entretenimiento sin importancia, y esa fuerza era casi lo único que quedaba en el campo ya para los cultivos varios.
Se observan los cambios en todos los sentidos: en las escuelas al campo que van por un mes; en los técnicos que ya tienen otra concepción de su trabajo; en los científicos que se han marchado al campo y están participando junto con las empresas; todo el mundo en su puesto de combate. La conversión de muchos preuniversitarios en escuelas de obreros calificados para la agricultura son pasos de una gran trascendencia. Ese es el período especial y debe ser la forma de trabajar en el socialismo, en el futuro sin las angustias de hoy, sin las limitaciones de hoy.
Es decir que en el orden subjetivo se han ido haciendo cosas nuevas, buscando fórmulas nuevas y, sobre todo, el concepto de que si queremos alimentación el obrero agrícola tendrá que estar mejor pagado y, si es necesario, el obrero agrícola ganará más que otros obreros; porque si queremos alimentos, tenemos que pagarles a los que los están produciendo, lógicamente.
Claro que hoy el dinero no es la clave. Como ustedes saben, hoy hay más dinero que cosas que comprar, hoy el patriotismo vale mucho más que el dinero; pero llegará el día en que tengamos más cosas que comprar con el dinero y entonces tendrá más importancia el método de pago, desde luego. Sé que lo que hacen los de los contingentes no lo harían por ningún dinero; lo vi en los contingentes de la construcción, lo que esos hombres hacían por ningún dinero se hace; las horas que trabajaban, solo por querer ayudar a su patria, por tener una conciencia elevada se hacían. Lo que pasa es que la remuneración es parte de la consideración social que ese hombre merece, y si no establecemos el principio de que el obrero agrícola debe ser el mejor retribuido, pues todo el mundo querrá ser qué, ¿ingeniero, catedrático, filósofo?
Ustedes saben muy bien, igual que lo sé yo, que los hijos de los campesinos y los obreros agrícolas se fueron para las escuelas primarias, después para las secundarias y después para los preuniversitarios y las universidades; o se hicieron oficiales de las fuerzas armadas o del MININT, o adquirieron un nivel técnico determinado, como profesores, maestros, enfermeras, etcétera, y dejaron el campo. Parecía que nadie apreciara el trabajo en el campo. Nosotros debemos convertir el trabajo agrícola en uno de los trabajos más honrosos, más estimulados y más apreciados de la sociedad (APLAUSOS). Eso forma parte del concepto de rectificación y de las medidas de rectificación en período especial que, desde luego, no pueden ser iguales o dar los mismos resultados que en periodo normal.
Además, hay algunos productos agrícolas que tienen un precio bochornosamente bajo. Por eso es imposible, por mucha eficiencia con que se trabaje en algunos de estos cultivos, a los precios que tienen, hacer costeable la producción, no tener que subsidiar la agricultura.
Por ahí cualquiera vende carísimo cualquiera de esos productos, y ya sabemos lo que fue el mercado libre campesino. Pero, señores, un boniato no se puede vender a seis centavos la libra cuando tengamos el suficiente, porque van a empezar a criar pollos y puercos con boniato, y la caballería de boniato requiere cortar 600 000 bejucos, sembrar esos 600 000 bejucos —cuántas horas de trabajo, porque no hay máquinas para hacer eso—, y después cultivarlo, regarlo y sacarlo; y cuando es época de lluvia hay que sacarlo con una estaca, porque no hay máquina que se pueda meter allí a sacar eso. Lo mismo pasa con la yuca.
Queremos incrementar las producciones y las vamos a incrementar, pero no para criar animales; además, queremos que las empresas agrícolas tengan base económica sólida. Ya hemos aumentado el precio al por mayor de muchos de esos productos a los campesinos, pero hay que ir haciendo algunas modificaciones de precios de productos agrícolas en la distribución al público. Y eso nos dará también la base económica; porque no es justo que el artículo industrial sea caro, y el artículo que sale de la tierra sea regalado, y que estimulemos a la gente a despilfarrarlo.
Ahora vamos a sembrar tomate empalado, ¿cuánto cuesta sembrar tomate empalado? El compañero de Las Marías nos habló de sus dos caballerías; fueron allá por las montañas de Pinar del Río a cortar un millón de cujes, y un hombre corta 500 en un día, había algunos tremendos de estos que cortaban hasta 1 000; pero, señores, 2 000 días/hombre para cortar los cujes que necesitan dos caballerías y pico de tomate empalado, para producir tres veces más, cuatro veces más, y un tomate de mejor calidad. De modo que hay que hacer modificaciones de algunos precios de productos agrícolas —y ya lo planteamos en el congreso del Partido—, aunque no hemos seguido políticas de precios en la solución de los problemas financieros, y no se busca el famoso balance, sino racionalizar más la distribución.
Ustedes saben lo que cuesta recoger un quintal de quimbombó, lo sé, no porque lo he recogido, pero he ido allí a visitar a la gente que lo está recogiendo. Dicen que no pueden pasar de las 11:00 de la mañana en esa tarea con el sol y el calor del verano, y cómo se les ponen las manos, y la picazón. La gente del "Liliana Dimitrova" está tratando de desarrollar un quimbombó que tenga menos espinas. Ese es el trabajo de ellos, que rinda más y tenga menos espinas.
Ustedes saben el trabajo que cuesta recoger la habichuela; en los meses de julio y agosto vi a la gente recogiendo habichuelas, y que debajo del montón de la habichuela rastrera salía el mosquito y cuanto insecto había en cantidades colosales. Digo: La gente no sabe lo que es cosechar un quintal de habichuelas, y lo que cuesta un quintal de habichuelas. Tenemos que hacer que estos productos tengan un precio adecuado a los costos. A medida que incrementemos el producto vamos a ir haciendo reajustes de precios, y habrá productos.
Ahora los del "Blas Roca" van a vender plátano desmanado, desverdizado y todo, pero a otros precios; van a vender a otros precios, porque ahora hay que buscar la tabla para los envases, organizarlo todo, transportarlo, llevarlo allí. La gente lo que quiere hoy día es el producto, realmente.
Claro, el plátano no puede servir tampoco cuando haya cantidad para alimentar animales, y va a haber grandes cantidades de plátano; cuando haya grandes cantidades de plátano y la gente coma todo el que quiera, el que sobre debemos exportarlo.
No estamos produciendo plátano para la exportación, pero con los rendimientos que se están alcanzando en esas caballerías no hay quien se coma todo ese plátano; porque junto con ese vamos a estar sembrando en Ciego de Avila, por si acaso pasa un ciclón por acá, tener una reserva nacional allí de plátano también con microjet. Si sobra, lo exportamos.
Hay que buscar la calidad, ya ese tomate empalado cuesta muy caro, un millón de tutores para dos caballerías. Después del tomate vamos a sembrar habichuela en esos mismos tutores de una variedad nueva, muy buena, empalada, que rinde tres veces más y es de mucha mejor calidad. Pero hay que hacer ajustes en los precios al por menor, porque ya los hemos hecho al por mayor, y lo que nos interesa es que haya los productos.
Dinero no es lo que le va a faltar a la gente, no es dinero, y dinero ahora es lo que más sobra; aunque no a todos les sobra, desde luego, lo tenemos muy en cuenta.
La Revolución no ha dejado a nadie en la calle, no ha seguido la política de precios para resolver problemas financieros; pero para darle racionalidad a la agricultura, para poderle dar una buena remuneración al obrero agrícola sin hacer incosteables las empresas, sin elevar los subsidios a la agricultura, tenemos que hacer algunas modificaciones de precios, porque con algunos de los productos, repito, corremos, incluso, el riesgo de que se dediquen a criar pollos y puercos; porque con boniato a seis centavos cualquiera saca la cuenta, qué bien vendría alimentar puercos con ese boniato.
Aprovecho la oportunidad para hablarles de estos temas, es conveniente que meditemos en todo esto.
Sé que ustedes quieren llevar el espíritu de contingente —creo que el espíritu lo tienen—, la organización de contingente a todo el sector, han propuesto esto casi como eje de este congreso. Eso nos compromete a estudiar la cuestión, no debemos tomar aquí una decisión; hay que ver las situaciones, cómo puede hacerse, dónde puede hacerse, cómo aplicarse. De repente no tenemos las condiciones materiales, realmente, para garantizarles. a todos los contingentes lo que les hemos garantizado a los que hay ahora. Los que hay ahora tenemos que mantenerlos y el país hasta importa productos para mantener suministros adicionales que tienen ahora los contingentes, porque hemos visto la cuestión de la alimentación como clave; pero no tendríamos recursos si ahora dicen: Hay 200 000 obreros, 100 000 obreros, 50 000 nuevos obreros organizados en contingentes, para garantizarles los suministros que hoy les tenemos que garantizar a cerca de 80 000 trabajadores; no tenemos los recursos para eso.
Lo importante no es eso, y tú me estuviste explicando, Ross, que ellos lo saben, no es ese el problema, ni siquiera las mismas cosas; pero podríamos estudiar formas diferentes, la forma de remuneración diferente, la forma de organización y trabajo similar a los contingentes. Todas las buenas experiencias del contingente irlas aplicando, estudiar la forma de hacerlo, porque no nos conviene por otro lado, Ross, bajo ningún concepto, que la idea se nos desacredite.
He visto a algunos contingentes de la construcción y a algunos los critico, porque creo que no se han ganado todo el derecho a ser contingentes; algunos, no todos. Los nuevos son muy buenos, algunos de los viejos que estaban antes organizados son muy buenos; pero hay algunos en que realmente puede ser que haya que quitarles la condición de contingentes, porque no se hizo todo el trabajo, ni había toda la exigencia, la dirección eficiente, ni todo el espíritu que debe haber con un contingente.
Estoy de acuerdo y me alegro muchísimo de que quieran extender esas experiencias a la agricultura. Y cuando tengamos la agricultura igual que toda la construcción —y un día la tendremos— bajo estos conceptos, y la disciplina laboral bajo estos conceptos, les digo que vamos a tener resultados colosales, porque ya les puse el ejemplo de la productividad. En algunos hoteles de estos nuevos que tenemos, están casi bajo régimen de contingente, ¡casi!, y en algunos de empresas mixtas tienen cosas parecidas a las de los contingentes, las hemos llevado allí y han tenido mucho éxito, ¡han tenido mucho éxito! Claro, en un hotel están en mejores condiciones que las que tenemos ahora en muchos lugares de trabajo.
El día que podamos llevar el espíritu de contingente a la industria será fabuloso, pero tenemos una sola con todas las condiciones, quiero decir con todos los hierros.
Si vamos extendiendo la idea, repito, es muy importante que la idea no se nos desacredite, Ross. Tenemos que cuidar la idea más que nada, ir paso a paso, irla llevando adelante con eficiencia, y no pierdo la esperanza de que un día tengamos el país organizado así. Sé la productividad que vamos a tener, la organización, el uso óptimo de los recursos humanos y materiales. ¡Ese es el socialismo!
Después habrá que trabajar menos, porque esto no es para toda la vida, es para un país que tiene que desarrollarse y que no se puede dar el lujo de vivir como el inglés, que se desarrolló durante siglos saqueando colonias, ¿no?, digamos, como se desarrollaron los países de Europa que eran dueños de colonias, no todos; y no todo fue resultado del saqueo, pero sí en gran parte fue resultado del saqueo de los países del Tercer Mundo; en la medida en que se desarrollaron ellos, subdesarrollaron al resto del mundo. Es decir, somos un país que tiene que desarrollarse.
Hoy nuestras tareas fundamentales son dos: la tarea uno es la de la supervivencia; la tarea dos, la del desarrollo. Creo que estamos haciendo las dos cosas, cualesquiera que sean las privaciones y las dificultades, porque todas esas industrias nuevas que estamos haciendo de biotecnología son tremendas industrias; todo lo nuevo que se está haciendo son tremendas cosas, aunque hayamos tenido que paralizar muchos programas; los hoteles que estamos haciendo son fenomenales, aunque ahora no nos podamos dedicar a hacer círculos infantiles, porque no es posible. Esas necesidades vendrán otra vez después, en el futuro; ahora lo que hemos hecho es ampliar el número de meses que puede tener la mujer al niño en el hogar antes de ir al círculo; todavía se puede ampliar más, si queremos podemos llevarlo a un año, son posibilidades que tenemos.
Ahora hay que construir los hoteles porque necesitamos las divisas que nos dan los hoteles, o las industrias que estamos construyendo —eso se comprende perfectamente—, o las máquinas de hacer mangueras, o la materia prima para la manguera, o el mínimo de fertilizante que necesitan ciertos cultivos, porque no podemos producir todo a través de los biofertilizantes. Pero algún día volveremos a los programas sociales que llevábamos, algún día volveremos a las posibilidades de aplicar plenamente los conceptos que estábamos aplicando, con orden, porque nuestra rectificación se caracterizaba por el sentido común.
Usted no puede hacer una rectificación o cualquier cambio, cualquier mejoramiento de una sociedad, si usted empieza destruyendo la historia del país. Imagínense que nosotros empezáramos destruyendo la historia del país, empezáramos a ignorar a los mártires de este país, a los héroes, a los que dieron su vida por la causa de la patria en las guerras por la independencia, en la Revolución; a los que murieron en Girón, a los que murieron en el Escambray, a los que murieron cumpliendo misiones internacionalistas. Imagínense que los ignoráramos, los olvidáramos y hasta los condenáramos.
Usted no puede perfeccionar nada destruyendo la historia del país; pero usted no puede perfeccionar nada en el socialismo destruyendo el Partido, usted no puede perfeccionar nada destruyendo el Estado. Si usted destruye la historia de su país si usted destruye el Partido que ha hecho la Revolución, si usted destruye el Estado, la autoridad y el prestigio del Partido y del Estado, ¿qué puede hacer? ¿Qué podríamos hacer nosotros sin la historia y sin los valores en que se apoya la Revolución? ¿Qué podríamos hacer sin el Partido, sin la juventud comunista, sin las organizaciones de masa? ¿Qué podríamos hacer sin el movimiento obrero, qué podríamos hacer sin los sindicatos? ¿Acaso podríamos estar reunidos aquí como una sola familia, siguiendo una línea, una bandera, un camino claro para todos?
Nosotros no hicimos eso; al contrario, elevamos la autoridad del Partido, elevamos la autoridad de los movimientos de masas, elevamos la autoridad del Estado, elevamos los valores morales y los valores de nuestra historia. Nuestra rectificación se ha llevado así. Ahora la estamos haciendo de esta forma, yo diría que una rectificación adaptada a las condiciones del período especial. Esa es nuestra situación.
Es en estas condiciones que se realiza este congreso de ustedes, y las condiciones en que los estudiantes se reunirán también; los estudiantes de nivel medio, los más jóvenes, la nueva generación, esa que quisieran penetrar los enemigos, esa que quisieran confundir, esa a la que quisieran introducirle de contrabando toda la basura del mundo burgués y del mundo capitalista. En estas condiciones se celebrará el foro de piezas de repuesto.
Realmente ha tenido lugar este congreso en un momento histórico para nuestra patria; pero esta es tarea de hombres y de mujeres —cuando digo hombres digo seres humanos de especial calidad—, esta es tarea de gigantes, esta es tarea de héroes. No se soporta un doble bloqueo sin un espíritu heroico; no se enfrenta un pueblo a ese gigantesco enemigo si no es un pueblo de gigantes, si no es un pueblo de verdaderos patriotas, de verdadero espíritu revolucionario.
¡Nadie se desanime por los descarriados, por los incorregibles, por los blandos de piernas, por los débiles de espíritu, siempre los habrá en cualquier parte!
¡Sintámonos alentados de ver tantos y tantos llenos de valor, llenos de patriotismo, llenos de espíritu! ¡Sintámonos orgullosos de saber que contamos con millones de hombres y mujeres como ustedes en este país! (APLAUSOS), porque eso es lo que nos da la seguridad de que enfrentaremos victoriosamente los problemas de hoy, que atravesaremos este especialísimo período, que encontraremos soluciones, que salvaremos la patria, salvaremos la Revolución y salvaremos el socialismo, y que podemos proclamar, con todo derecho y la más profunda de las convicciones, nuestras gloriosas consignas de:
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACIÓN Y EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!" y "¡Fidel, Fidel, Fidel!")