DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL
PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE
MINISTROS, EN LA ENTREGA DE GRAN PARTE DE LOS OBJETOS DE OBRA DEL HOTEL COHIBA,
EFECTUADA EL 5 DE DICIEMBRE DE 1994.
(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)
Entrañablemente
queridos constructores del hotel Cohiba;
Compañeras y
compañeros:
Estos actos en horas de la madrugada nos recuerdan los
primeros tiempos de la Revolución.
Este hotel comenzó siendo una empresa mixta. De los primeros días aquellos en que
hablamos de empresas mixtas, algunos socios extranjeros ofrecieron capital,
tecnologías y proyectos para hacer el hotel.
Escogimos un buen lugar, pero no fue fácil; no había
mucha experiencia en este tipo de operaciones, surgieron dificultades: nuestros socios no
tenían suficiente dinero, los proyectos estaban atrasados, y así fueron
surgiendo dificultades que retrasaron la construcción de la obra.
Pero ya el hotel estaba comenzado y la decisión que
tomamos fue la de construirlo por cuenta del país; aunque tuviéramos que
arrancarnos las tiras de la piel, dijimos: Este hotel no se puede quedar así, hay
que hacerlo, busquemos el dinero de donde sea, hagamos los proyectos y construyamos
el hotel.
Es especialmente agradable pensar que este hotel es
ciento por ciento cubano y que es propiedad ciento por ciento de Cuba
(APLAUSOS). Sí, habrá una empresa
extranjera en la administración del hotel, porque —como ustedes saben bien— no tenemos
suficiente experiencia en este terreno, y resulta mucho más conveniente, en
esos casos, buscar alguna empresa con gran experiencia internacional para que
lo administre recibiendo un tanto por ciento de los ingresos brutos del hotel. Ellos se encargan del mercado, se encargan
de buscar turistas, y, realmente, es un método que resulta conveniente y útil
para nosotros. No es lo mismo que
empecemos a aprender aquí, a que venga una empresa con muchos conocimientos; no
es lo mismo que tengamos el hotel al 30%, a que lo tengamos al 70%, al 80% o al
90% de ocupación.
Pero es realmente impresionante verlo ya terminado,
cuando sabemos las dificultades, cuando sabemos que hubo que hacer proyectos
sobre la marcha, buscar materiales, buscar recursos, buscar todo; cuando
sabemos que tuvimos que luchar contra condiciones climáticas como las
penetraciones del mar.
Este hotel precisamente está hecho tomando en cuenta
las penetraciones del mar. El Riviera se está adaptando y preparando para poder
resistir esos embates; pero este hotel ya fue construido con todas esas medidas
preventivas de la penetración del mar, por eso ustedes ven que la primera
planta está alta y están estos muros para que, cuando suba el agua, no llegue a
los salones.
La obra es realmente impresionante. Cuando subíamos la bandera lo veíamos;
bueno, nunca se hizo un hotel como este en Cuba y tiene un mérito muy especial,
un mérito verdaderamente extraordinario, que hayamos hecho este hotel en período
especial (APLAUSOS). Nada de lo que se
ha construido antes se parece a esto, no solo en volumen sino también en
calidad; es una obra de la cual realmente podemos sentirnos orgullosos de que
nuestro pueblo y nuestros trabajadores de la construcción sean capaces de
llevarla a cabo.
Este hotel debe producir unos cuantos millones de
pesos en divisa convertible todos los años para nuestro país; este hotel puede
servir para muchos eventos, incluso eventos internacionales.
Trabajaron muy duro los compañeros para terminarlo el
Día del Constructor y lo han terminado casi todo. Van a entregar los primeros pisos para el
turismo y se piensa que en enero ya haya turistas en este hotel, y que en los
meses sucesivos esté completamente terminado.
Se han estado preparando los hombres y mujeres que van
a trabajar aquí, y tenemos la esperanza de que así como sus constructores han
sido modelos, sus trabajadores también sean modelos, y sus vecinos también sean
modelos en la cooperación para el éxito del trabajo de este hotel.
No sé cuántos de ustedes vivirán por aquí por esta
parte que se inunda. El clima cambia,
las penetraciones del mar se incrementan.
Los sacrificios de los vecinos de esta zona, desde Línea hasta aquí, son
muy grandes; pero también estamos pensando en soluciones para esos problemas: qué hacer para
evitar esas penetraciones del mar, qué hacer para reducirlas, y en un momento
dado el país invertirá millones y tal vez decenas de millones de pesos —y pesos
quiere decir también divisas convertibles— en el combustible, en los
materiales, en los equipos y en las piezas de repuesto para poder evitar esas
penetraciones tan severas.
Bueno, si el mundo se sigue calentando, si la
atmósfera se sigue calentando, entonces tendremos que mudarnos un poco más
arriba y convertiremos esta parte del Vedado en una especie de Venecia;
tendremos que venir en botes por aquí (RISAS), si es cierto que el nivel de los
mares crece y llega a invadir parte de las costas.
Con esto quiero decir que nada nos asusta, nada nos
desalienta; el hombre y el pueblo serán capaces de enfrentar todas las
dificultades.
En estos días vivimos una experiencia: el famoso ciclón
Gordon. Los vientos del Gordon pasaron
por acá cuando estaba a 300 kilómetros de distancia. Yo decía hoy, en broma, que el ciclón se le
perdió al Observatorio Nacional —a Rubiera no, al Observatorio (RISAS); Rubiera
es un excelente científico y un hombre serio, responsable, preocupado,
valiente, estudioso, con gran dominio de todos estos fenómenos atmosféricos, y
cada vez que nos ha dicho que el mar penetra, el mar ha penetrado.
Este era un ciclón extraño, que surge en noviembre,
por el sur, cerca de las costas de Honduras, Nicaragua. Nadie sabe las vueltas que dio: fue a parar a
Jamaica, dio una vuelta, entró por Guantánamo, hizo muchísimo daño por allá con
las aguas; se fue, y, cuando empezábamos a respirar, apareció otra vez
(RISAS). Dice que venía de nuevo hacia
el sur, que se acercaba a la costa norte, que andaba por Caibarién o por Sagua,
que venía paralelo al norte de la isla, y cuando se decía que estaba por
Caibarién, los vientos soplaban con bastante fuerza aquí. Se afirmaba: "Viene paralelo a la costa",
y nosotros decíamos: "Qué pasará
acá, qué penetraciones habrá."
Pero aparte de los informes del Observatorio Nacional
que decían que el ciclón estaba por Caibarién y que se acercaba a Varadero,
nosotros llamábamos por teléfono a Matanzas, cuando decían que el ciclón estaba
a 15 kilómetros de Varadero, y preguntábamos:
"¿Cómo está el tiempo ahí?", y decían: "Aquí, el cielo estrellado y todo en calma"
(RISAS). Llamábamos a Yadira: "Yadira, ¿cómo
está la cosa por 'Martí'?", y decía:
"Cielo estrellado, todo en calma, luna resplandeciente."
Decíamos: "¿Pero
dónde demonios se habrá metido ese ciclón?" (RISAS.)
Nosotros incluso, pensamos que el ciclón se le había
perdido al Observatorio Nacional y a todo el mundo; pero después vino el parte
que estaba como a 60 ó 70 kilómetros al norte, que el centro era amplio, que
los vientos periféricos eran superiores, que esos vientos podían traer olas, y
ustedes son testigos de las olas tremendas que había aquí; pero el ciclón
apareció otra vez en el estrecho de la Florida, se metió por la Florida. Y no voy a decir que nos alegremos de que se
haya metido por la Florida, porque no somos tan innobles como para desear el
daño a los pobladores y a los vecinos de allí; pero se metió por la Florida,
pasó por la Florida, se acercó otra vez a la costa este de Estados Unidos, bajó
de nuevo. Yo decía: "Todavía este ciclón vuelve a
pasar por aquí, con todas estas cosas raras" (RISAS).
Pero los informes del Observatorio Nacional fueron muy
buenos, y decían lo que pasaba, porque era un ciclón raro. No era la época de ciclones, era un ciclón
invernal, medio tropical, medio invernal, dio cuarenta vueltas, y miren que
hemos visto trayectorias de ciclones y ningún ciclón hizo cosas tan raras como
hizo este, lo cual es una prueba también de los cambios del tiempo.
Por suerte no penetró demasiado el mar. Aquí penetró. Nosotros estuvimos por aquí de madrugada uno
de esos días y había agua; por cierto, surgió una anécdota, un cuento verídico,
de un trabajador del "Blas Roca" —se supone— que estuvo trabajando
toda la madrugada, todo el día y se quedó dormido dentro de un contenedor de
estos que estaba por ahí, y el hombre, de madrugada, no sé a qué hora, se
despertó y empezó a ver que subía el agua y que él estaba dentro del
contenedor. Figúrense ustedes, a veces
el agua sube mucho más que la altura de un contenedor, y aquel hombre golpeando,
tocando, y estaba cerrado con candado por fuera (RISAS). ¡No se sabe cómo lo descubrieron! Bueno, tal vez no habría perecido, porque el
agua no subió tanto como para que no le quedara aunque fuera 10 centímetros de
aire arriba; pero, bueno, lo sacaron.
Lo que nadie ha podido averiguar —según me contaron esta tarde— es quién
fue (RISAS), porque no ha vuelto a aparecer por ninguna parte. Salió de noche, y no quiere que después todo
el mundo hable de él como el hombre que estaba dentro del contenedor (RISAS).
Estas cosas pasaron; sin embargo, las aguas no
llegaron a Línea, por suerte, pero eso no nos debe llevar a desconfiar de las
informaciones del Observatorio Nacional.
Trabajaron bien, y sí es verdad que el ciclón se perdió, volvió a
aparecer, y bastante cerca, con bastante fuerza. Ese era el peligro de que los vientos en
esos trenes de olas trajeran el agua en profundidad aquí a la ciudad.
Hablo de esto, repito, porque el hecho de que no haya
ocurrido una penetración muy profunda, no nos debe llevar a desconfiar de los
informes del Observatorio Nacional.
Siempre que han dicho que hay penetraciones, se han producido
penetraciones; y cuando ellos digan que viene una penetración, venga o no
venga, tenemos que recoger las cosas y tomar todas las medidas de precaución.
Es una realidad que está viviendo el mundo de hoy con
estos cambios de clima, y aprovecho la oportunidad de la inauguración del hotel
para recomendarles a todos los vecinos de estas áreas que tomen en cuenta y que
confíen en las informaciones del Observatorio Nacional.
Ahora tenemos un gran hotel aquí. Esto nos ayudará a recaudar fondos, a
recaudar divisas, y necesitamos ese dinero si tenemos que gastar millones en
proyectos que se están elaborando para evitar las penetraciones del mar en esta
zona.
Este hotel va a ser motivo de recursos importantes
para el país, este hotel va a dar empleo a muchos trabajadores, este hotel va a
ser un orgullo de nuestra ciudad.
Hoy inaugurábamos también un excelente centro de
investigación y de producción científica, que va a significar de igual modo
ingresos importantes en divisa convertible para el país, aparte de los
beneficios que deje a nuestro pueblo en el campo médico.
El que hoy hayamos podido, en este año 1994, inaugurar
dos obras como esa y otras más, debe ser realmente un motivo de aliento, un
motivo de esperanza. Cómo a pesar de
las enormes dificultades, cómo a pesar de la desaparición del campo socialista
y de la URSS, cómo a pesar del mundo unipolar en que vivimos, cómo a pesar del
poder del imperio, somos capaces de hacer cosas como estas que nunca se habían
hecho y que se hacen con un gran ahorro de material, de combustible, de todo.
Antes gastábamos más de 700 kilogramos de cemento por
metro cúbico de hormigón, y ahora estamos gastando alrededor de 300. Vean cómo hemos podido ahorrar, vean cómo a
pesar de estas dificultades estamos aprendiendo a ser más eficientes y cómo el
día en que el país comience a recuperarse de toda esta gran tragedia, podremos
utilizar mucho mejor la fuerza de trabajo, los recursos materiales y los
recursos económicos.
Pero los constructores de este hotel no solo han sido
capaces de realizar una obra que nos impresiona a todos, que nos enorgullece a
todos, sino que supieron estar también en la primera línea de la batalla
política frente a aquellos que creían que los días de la Revolución estaban
contados.
Hace cinco años que están sacando cuenta y estoy
seguro de que se van a pasar otros 50 años, y otros 500 años, sacando la cuenta
de la Revolución (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:
"¡Viva la Revolución!", "¡Viva Fidel!"), porque
tenemos hombres como estos que no solo construyen hasta el cielo, sino que
saben combatir aquí en la tierra con toda la energía y la fuerza necesarias
frente a los que quieren destruir la obra que ha costado la sangre de decenas
de miles de compatriotas y que ha traído a nuestra patria la justicia, la
igualdad, la dignidad, la independencia, la Revolución y las conquistas del
socialismo (APLAUSOS).
Aunque somos un pequeño país aquí en el Caribe, a unas
pulgadas del imperio allá en la Base Naval de Guantánamo y a unos kilómetros de
la Florida, somos un país con una dignidad que muy pocos pueblos en el mundo
han tenido, con un valor y una decisión que muy pocos pueblos del mundo han
tenido, con una capacidad de sacrificio como muy pocos pueblos del mundo han
tenido (APLAUSOS).
Eso no se demuestra hoy, se demostró ayer y lo
demostraron Céspedes, Máximo Gómez, Maceo, Agramonte, Martí, luchando 10 años
sin nada, y luchando durante casi 30 años por la independencia de este país,
para que nos convirtiéramos después en una neocolonia yanki. ¡Eso es lo que no estamos dispuestos a volver
a ser jamás! (EXCLAMACIONES DE: "¡Nunca!")
Y si aquellos lucharon 30 años, nosotros estaremos dispuestos a luchar 300
años, pero preservaremos la independencia y la soberanía de nuestra patria
(APLAUSOS).
Estos son los hombres de nuestros tiempos, y los que
tengan el privilegio de vivir en esta época serán honrados en el futuro y serán
recordados siempre como el pequeño país que lo supo resistir todo, como el
pequeño país que cuando se quedó solo no se acobardó ni capituló, sino que
decidió luchar y seguir peleando, no solo por honor, no solo por gloria, sino
también por la victoria.
Cuando en una madrugada como hoy vemos este hotel, nos
damos cuenta de que sí, de que se puede, de que hay posibilidades de victoria.
Cuando recordamos a estos cascos blancos batiéndose el
5 de agosto contra los antisociales, contra el lumpen y mostrando el puño de
hierro de la Revolución, sabemos que sí, que se puede, que hay posibilidades de
victoria. No fueron allí a matar, no
fueron allí a destruir, fueron allí a defender la obra de la Revolución
(APLAUSOS).
En la tarde de hoy, mientras se celebraba el Día del
Constructor, allí se mencionó a un joven que se puso de pie, erguido y lleno de
dignidad: había
perdido la vista como consecuencia de las tropelías y los vandalismos de los
enemigos de la Revolución. No sabemos
de ninguno de esos enemigos que haya perdido la vista, porque no somos crueles;
no sabemos de ninguno de esos enemigos que haya muerto de una bala de nuestros
guardianes del orden, porque no somos crueles.
La sangre la pusimos nosotros, los sacrificios los
pusimos nosotros, porque nuestra sangre y nuestro sacrificio se concibieron para luchar contra enemigos poderosos, se
concibieron para derramar hasta la última gota de sangre luchando contra el
imperio que controla el mundo unipolar.
No nos entrenamos, ni nos preparamos, ni tenemos
tanques, ni ametralladoras para luchar contra el lumpen; los tenemos para luchar
contra enemigos realmente poderosos que, si un día se atrevieran a invadir esta
tierra, sabrán de lo que son capaces los hijos de este pueblo heroico e
incomparable (APLAUSOS).
Uno sabe que ese joven desde su interior, desde su
alma, desde su cuerpo, desde su cerebro, desde los nervios desaparecidos de su
sistema visual, ve hoy más que nunca y ve hoy más que todos los demás, y ve lo
de esta noche, y ve este hotel que construyó con su sudor y defendió con su
sangre (APLAUSOS).
Ese joven es todo un símbolo de nuestra época y un
símbolo de nuestro tiempo, y el dolor que nos produce su sacrificio se
convierte en coraje, se convierte en valor para todos nosotros, se convierte en
decisión para darlo todo, como lo dio él, tanto como él y más que él si fuera preciso: no solo la vista,
los brazos, las piernas, el corazón, ¡la vida!
(APLAUSOS.)
Felicitemos a estos constructores, a estos
compatriotas ejemplares en este día, o en esta madrugada de los constructores,
porque todos los días y todas las madrugadas serán de los constructores.
¡Que se mantengan unidos y que empiecen a construir
nuevos hoteles, quizás no tan altos como este, pero sí tan bellos y aun más
bellos que este!
Hoy el turismo, realmente, no busca rascacielos, busca
otros tipos de edificaciones que no sean tan altas, que no sean tan
complicadas. Claro que en algunos
lugares hay menos tierra y hay que hacer los hoteles más altos; pero donde haya
tierra haremos los hoteles de otro tipo.
Así estamos trabajando y así estamos construyendo hoteles, y llegaremos
a ser una potencia turística como estamos llegando a ser una potencia
científica, y algún día esas ramas significarán miles de millones de ingresos
para nuestro país, que tanto merece y tanto ha luchado por una vida mejor; que
tanto ha resistido el acoso del imperio a 90 millas.
Con nuestro esfuerzo, con nuestro sudor, con nuestra
inteligencia, alcanzaremos esos objetivos y nos mantendremos cada vez más puros
y cada vez más revolucionarios, porque —como hemos dicho otras veces— en la
lucha contra el vicio se cultiva la virtud, y nuestro pueblo no va a ser,
precisamente, un pueblo envuelto por una torre de cristal.
Seremos virtuosos a pesar de los vicios que puedan
rodearnos, seremos virtuosos a pesar de los vicios que puedan traernos, y no
todos nos traen vicios, porque muchos de los que visitan a este país nos traen
simpatía, nos traen admiración, nos traen reconocimiento por nuestro heroísmo,
nos traen recursos.
A veces los vicios no vienen de fuera, surgen aquí
mismo, como de los cadáveres putrefactos surgen los gusanos; pero nosotros,
nuestro pueblo heroico, nuestro pueblo noble, nuestro pueblo de vergüenza,
nuestro pueblo digno, haya lo que haya, pase la mitad del mundo por aquí con
una parte de sus vicios, ocurra lo que ocurra, es y será un pueblo
virtuoso. Eso es lo que esperamos de
las nuevas generaciones, porque la dignidad, la vergüenza, el patriotismo, no
se venden.
¡La obra histórica, la obra gloriosa de la Revolución
no se vende ni se cambia por un plato de lentejas! (APLAUSOS.) ¡La obra gloriosa de la
Revolución vive y vivirá siempre, y las futuras generaciones se sentirán
orgullosas de nosotros!
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)