DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL
PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE
MINISTROS, EN EL ACTO CON MOTIVO DE LA MARCHA JUVENIL CONTRA EL BLOQUEO, EFECTUADO
EN LA PUNTA, EL 5 DE AGOSTO DE 1995, "AÑO DEL CENTENARIO DE LA CAIDA DE
JOSE MARTI".
(VERSIONES
TAQUIGRAFICAS-CONSEJO DE ESTADO)
Voy a venir por mi cuenta, no voy a
esperar a que ustedes me agiten aquí, para invertir solo unos minutos, y espero
que ustedes me excusen.
Queridos amigos de distintos países que nos han
visitado en gesto noble de aliento;
Queridos compatriotas:
¿No se oye, verdad? Bueno, qué se va a hacer (EXCLAMACIONES),
esto no tiene remedio. Ya tengo un poco
de experiencia de cómo son estos actos en lugares como este; hay personas que
están todavía por este lado a un kilómetro y medio de aquí, y enfrente casi a
un kilómetro. El lugar no es el
perfecto para un acto, la multitud es, realmente, extraordinaria, y comprendo
que así no resulta fácil comunicarse con la gente, ni es lo que estaba
planeado, era otra cosa. Por eso dije
que venía a hacer una breve reflexión, porque este acto en sí mismo es un
verdadero milagro. ¡Milagro... ! Bueno, los creyentes dirán que vino del
cielo; los que tienen otra filosofía dirán que es un milagro del patriotismo y
del espíritu revolucionario del pueblo (APLAUSOS). Nosotros respetamos, absolutamente, como
principio sagrado, todas las creencias; pero, en realidad, parecía imposible
que este acto tuviera lugar hoy, y les digo que en muchos años de Revolución
nunca vi más incierta la situación con relación a una marcha y a una
concentración.
Yo organicé mi plan de incorporarme
aproximadamente a un kilómetro y 700 metros de aquí, en el Parque "Maceo",
que fue un lugar simbólico de los acontecimientos de hace un año. Pensaba incorporarme ahí, pero cuando venía
por el camino vi un aguacero tal ... No aguacero:
una tempestad, un diluvio tal, que, realmente, no concebía como posible
que se pudiera mantener y organizar la marcha.
Digo: ¿Qué
harán los compañeros? Dije: Bueno, saldrán
seguro. Estaba seguro de eso. A la hora en punto, a las 4:00, los que
están allá, estoy seguro de que saldrán (APLAUSOS).
Veía las calles del municipio Plaza, donde
empezaba la marcha, convertidas en verdaderos ríos, un aguacero tal que no se
podía ver nada, y dije: Bueno, si llegan
10, es ya una victoria (APLAUSOS). Han
llegado en esta marcha, mi cálculo, sin exageración y quedándome corto --Viky
dirá que no, que son más--, por lo menos medio millón de personas (APLAUSOS Y
EXCLAMACIONES), en esas condiciones físicas inconcebibles.
Yo habría estado aquí entre los 10. Claro que ni siquiera tengo el mérito de
haber recibido mi cuota de agua, porque cuando llegué al Parque
"Maceo" había escampado; sin embargo, había gente que llevaba rato
allí haciendo hileras, ayudando a organizar, y estaban mojadas, y algunas
temblando de frío, porque realmente se empaparon. Y no fue un aguacero, fueron dos, intensos,
¡bien intensos! Entonces, bueno, me
quedé sin mi cuota de agua. ¿Qué mérito
tengo yo hoy en esta marcha? ¡Ninguno! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES.) Lo que he tenido
es el privilegio de disfrutar un acontecimiento de esta naturaleza, que nos
hace sentir, realmente, orgullosos de nuestro pueblo; orgullosos de la
Revolución y de su obra en la conciencia de los hombres y mujeres de este país;
orgullosos de nuestra juventud, por ser capaces de organizar tan brillantes
eventos (APLAUSOS). Son muchas cosas;
tengo, realmente, muchos motivos para sentirme satisfecho.
Viky decía, entre otras cosas, que
estábamos aquí hoy porque yo había estado aquel 5 de agosto. Yo vine entonces porque tenía que venir, era
mi más elemental deber estar junto al pueblo, en un momento en que el enemigo
había trabajado mucho tiempo para crear un desorden. ¡Un desorden! No se puede decir que aquello fue siquiera
un intento de rebelión, fueron en realidad desórdenes. Esos desórdenes se crearon alrededor de
grupos que se movilizaban para robar embarcaciones con las
cuales trasladarse a Estados Unidos, donde eran recibidos
como héroes.
Pero estaban realizando una actividad
desestabilizadora, realmente. Ya casi no
se podía ir a Regla, porque salía uno con un cuchillo, con una pistola, se robaba
la lanchita de Regla, o un barco chiquito, mediano y hasta grande, cualquier
cosa se robaban, porque mientras mayor fuera el escándalo, mejor para la
propaganda contra Cuba, y allá, bueno, unos recibimientos extraordinarios;
tenían privilegios que no tenía ningún ciudadano del mundo, con fines
desestabilizadores, en medio de una situación económica difícil, en medio de
grandes sacrificios por parte de nuestra población. Y fueron esos grupos los que empezaron a crear
desórdenes.
Pero siguiendo nuestra filosofía de que
aquí el pueblo es revolucionario y está y estará con la Revolución en cualquier
circunstancia (APLAUSOS), no nos íbamos a dejar provocar. ¿Qué querían el enemigo externo y sus aliados
internos, aunque constituyan una reducida minoría? Querían provocar un
enfrentamiento sangriento, querían que usáramos las armas. Y armas tenemos,
armas tenemos para millones de personas, que son las que defienden la
Revolución; pero tenemos armas para luchar contra los enemigos externos.
Excepto que desembarquen aquí, excepto
que se empleen las armas internamente contra los revolucionarios, nosotros no
tenemos por qué emplear las armas, teniendo el pueblo y teniendo las masas para
mantener la estabilidad de la Revolución (APLAUSOS). Ese era mi papel, contribuir a que no se
dejara nadie provocar, y preferíamos que dispararan contra nosotros a usar
primero las armas. Y, realmente, se
logró algo que no tiene precedentes: en cuestión de minutos el pueblo
entero se lanzó a la calle y estableció el orden. Su sola presencia masiva y su espíritu
establecieron el orden, sin usar las armas en absoluto. ¿En qué lugar del mundo ocurre eso?
El que ve televisión --y todo el mundo ve
televisión-- observa lo que ocurre en todas partes del mundo: en la Europa civilizada, desarrollada;
en Estados Unidos, en los países más ricos, constantemente se ven multitudes de
policías disparando con perdigones, lanzando gases lacrimógenos, golpeando,
pateando a la gente en el suelo --eso aparece todos los días en la televisión en
numerosos países--, y muertos, tantos muertos, tantos heridos, tantos
arrestados. Es cosa habitual, el pan
nuestro de cada día.
Eso no ocurre en Cuba. ¡Ah!, pero si en Cuba hay el menor intento de
desorden, ¡cuánta propaganda, cuántas habladurías por todas partes!, ya se
creían que se derrumbaba la Revolución.
Hace años dijimos que esta Revolución no
se derrumba (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Esto no se cae!"). Hace años utilizamos una imagen, que esta
Revolución no se desmerengaba, porque estaba hecha con acero y no se había
batido con clara de huevo --es decir, no era merengue (RISAS Y APLAUSOS)--; y
se mantiene sobre la base del apoyo del pueblo, del consenso del pueblo, de la
conciencia que tiene el pueblo de lo que fue este país y de lo que no puede
volver a ser jamás. No importa que
tengan criterios, o protesten por todas las cosas que con razón protestan, o
incluso por algunas en que protesten porque no tienen toda la información y se
trate de un pueblo de carácter muy rebelde.
Este es el pueblo más noble que pueda
concebirse, sacrificado, abnegado, valiente.
Es un pueblo que luchó muy duro por su independencia hasta alcanzarla,
que luchó muy duro por la justicia; que,
afortunadamente, adquirió con la Revolución un nivel de cultura que está por
encima de la inmensa mayoría de los países del mundo. Tiene un nivel de instrucción elevado y hay
menos analfabetos, por ejemplo, que los que hay en Estados Unidos, analfabetos
totales o analfabetos que llaman funcionales (RISAS Y APLAUSOS).
Tiene muchas cualidades este país, ha
aprendido y piensa; este país está escribiendo una de las páginas más gloriosas
que se han escrito nunca:
cuando el campo socialista se derrumbó completo, cuando la URSS
desapareció y mucha gente en el mundo creía que a la Revolución Cubana le
quedaban días o como máximo semanas, han pasado ya cinco años y aquí está: ¡Vean con qué fuerza! (APLAUSOS.)
Se recordará también mucho este 5 de
agosto de 1995, porque este acto se ha organizado en condiciones que eran
inconcebibles. A mí me dolía pensar en el esfuerzo que había hecho la juventud
organizando este acto durante tantos días, y que en el preciso momento en que
se iniciaba se presentaran aquellas circunstancias naturales, que creo que en
cualquier parte habrían disuelto cualquier multitud, y no ocurrió así.
Por eso digo que este día, este 5 de
agosto de 1995, será también histórico, y todos los años tendremos el deber de
recordar la gran victoria del 5 de agosto de 1994 en que el pueblo aplastó la
contrarrevolución sin disparar un tiro, porque dice mucho esta fecha, enseña
mucho y alienta mucho, puesto que no es un pueblo que esté ahora en las
condiciones que estaba hace 10 años, en que había abundancia de muchas cosas,
tantas que, incluso, las despilfarrábamos:
combustible, recursos, de todo, que ese es uno de los inconvenientes de
la abundancia. Ahora tenemos menos de
la mitad de lo que teníamos, ahora nos vemos obligados a pruebas más duras, más
complejas; pero de esta prueba, sin duda, saldremos más fuertes (APLAUSOS). Esas son las ventajas de las dificultades.
Tengo la convicción aquí, ante este
espectáculo, de que ninguno de nosotros olvidaremos nunca lo que estamos viendo
hoy.
Yo he tenido el privilegio de ver muchas
concentraciones, actos, pruebas de todas clases en la guerra y en la paz, el
heroísmo de la guerra y el heroísmo de la paz; pero digo así, sin que me quede
nada por dentro, a pesar de que sé los problemas que tenemos, a pesar de que
sabemos que siempre hay quienes no cuentan con toda la presencia de espíritu
necesario en condiciones como estas, que pienso que este pueblo tiene hoy más
mérito que nunca, más conciencia que nunca y más heroísmo que nunca (APLAUSOS).
Tal vez algunos pensaron que iban a tomar
las fotos de una hilera de ciudadanos marchando por el malecón y que aquí se
iban a reunir 100 personas empapadas, chorreando agua por todas partes, y que
podrían decir: "iVean
cómo está la Revolución Cubana!" No iban a hablar del aguacero, ni de la
tempestad, ni del diluvio; iban a decir que nadie quiso venir al acto del 5 de
agosto y que solo vinieron 100 personas.
¡Qué respuesta extraordinaria! Nos sentimos en el deber, realmente, de
darles las gracias a nuestro pueblo y al pueblo de nuestra capital
(APLAUSOS). Es en la capital,
precisamente, donde tenemos más dificultades por los problemas de vivienda, de
agua, de transporte, de electricidad, de muchas cosas, es aquí, ¡y vean cómo se
comporta el pueblo de la capital!
Ustedes que están ahí abajo, los
visitantes de 65 países, no pueden estar aquí arriba para ver lo que estamos
viendo nosotros; nos alegramos de que nos hayan podido acompañar en este
glorioso día (APLAUSOS).
De verdad que no tengo palabras para
expresarles nuestra gratitud por el apoyo que nos han brindado, por este
hermoso festival juvenil Cuba Vive. No tengo palabras para agradecer el hecho
de que ustedes, en estos tiempos tan difíciles, nos hayan acompañado, y es
digno de destacar el hecho de que precisamente haya entre ustedes 262
representantes del pueblo norteamericano, porque eso nos habla también de las
cualidades y de las virtudes del pueblo norteamericano (APLAUSOS), que se opone
al injusto y criminal bloqueo que se aplica contra Cuba, bloqueo como el que
nunca se hizo contra ningún país en rigor y que lleva ya más de 35 años.
Eso no lo hicieron contra el apartheid;
eso no lo hicieron contra gobiernos en América Latina, que desaparecieron a 2
000, a 10 000 ó hasta a 30 000 ciudadanos, cuyos restos no se saben dónde
están; eso no lo hicieron contra aquellos gobiernos que desaparecieron a más de
100 000 ciudadanos en un pequeño país, como el de Guatemala, (EXCLAMACIONES). Lo
hacen contra Cuba, donde no se conoce un escuadrón de la muerte, un
desaparecido, un asesinado en las calles por motivos políticos; un país --se lo
digo con toda la energía que nos da la verdad-- en el que nunca se ha torturado
a un ciudadano (APLAUSOS). Y me
pregunto en qué otros países se puede decir lo mismo.
Todos los días matan niños, incluso, o
prostituyen adolescentes y hasta niños en todo el ámbito de muchos países de la
región, es una realidad; todos los días hay gente que se toma la justicia por
su propia mano, todos los días hay violencia, drogas y problemas que no hay en
Cuba; sin embargo, somos el único país bloqueado del mundo.
Es por ello que tenemos que reaccionar
con gran sentido del honor y la dignidad, con gran sentido del patriotismo, con
la disposición a tener toda la paciencia que sea necesaria y a esperar todo el
tiempo que sea necesario. No podemos
hacernos ilusiones cuando elementos extremistas hoy están dictando la política
en Estados Unidos y queriendo barrer toda medida de beneficio social para el
pueblo norteamericano.
No puede descartarse que en un futuro,
incluso, esas fuerzas extremistas, con el empleo de todos sus recursos, que son
abundantes, puedan obtener todo el poder en Estados Unidos, y puedan tener el
pleno dominio cuatro años más, ocho años más, doce años más. Si esos elementos extremistas triunfan y
logran el control, no solo del Senado, sino del gobierno, significará para
nosotros nuevos períodos de peligro, de riesgo, de bloqueos, y es por eso que
no constituye una exageración decir que si hay que luchar 100 años más,
lucharemos 100 años más (APLAUSOS).
Nuestro país ha luchado más de 100 años
por su independencia, bastante más de 100 años, frente a los intentos de
anexarnos, tragarnos, devorarnos; no podemos abandonar jamás esa lucha, ¡y no
la abandonaremos! El tiempo no importa,
en esto tenemos que llenarnos de más paciencia que los chinos; en esto tenemos
que actuar, digamos, con la sabiduría de un pueblo milenario. Y estoy seguro de que ni esta generación ni
las que vengan detrás --es decir, ni los jóvenes de hoy ni los jóvenes de
mañana--, renunciarán a esa gloriosa lucha no solo por la independencia y la
libertad, sino también por la igualdad y por la justicia (APLAUSOS). ¡No renunciará jamás nuestro pueblo a esas
aspiraciones!
No exageramos ni dramatizamos cuando
decimos que estamos dispuestos a luchar el tiempo que sea necesario. Sí debemos hacer las cosas cada vez mejor y
estamos obligados a hacerlas cada vez mejor, a ser más eficientes, a ser más
consagrados a nuestras obligaciones, a nuestros deberes, a nuestro querido y
heroico pueblo; sacar todas las lecciones de estos tiempos difíciles.
Me contaba Viky algunas de las
impresiones de ustedes los visitantes cuando veían, por ejemplo, el Centro de
Computación, o escuelas de rehabilitación, o escuelas para minusválidos, o los
círculos infantiles, o el médico de la familia, o los hospitales, el esfuerzo
que este país hace para mantener todo eso y cómo a pesar de haber perdido el
70% de las importaciones no se ha cerrado una sola escuela, ni un solo
hospital, ni hay un niño sin asistencia médica, o un niño sin maestro
(APLAUSOS).
¿Qué excusa pueden encontrar o pueden
esgrimir aquellos que manejan cuantiosos recursos, miles y miles de millones, y
no han podido resolver uno solo de estos problemas? El capitalismo no ha podido resolver uno
solo de estos problemas (APLAUSOS). Hay
países que tienen no se sabe cuánto petróleo, cuántos recursos minerales,
cuántas reservas en los bancos, y no pueden exhibir ninguna de estas cosas que
nuestro pueblo, en período especial y bloqueado, puede exhibir.
¿Qué no podríamos hacer el día que cese
el bloqueo, el día en que nos dejen en paz?
Lucharemos por ese día y esperaremos ese día, y la confianza de ustedes
no será defraudada, el cariño y el aliento de ustedes no serán inútiles, la
semilla que ustedes siembran en nuestros corazones no se perderá jamás.
Seguiremos contando con ustedes y con los
millones y millones de personas como ustedes que hay, afortunadamente, en todo
el mundo (APLAUSOS); seguiremos contando con ese apoyo en todas partes.
Volverán un día los jóvenes de todo el
mundo a reunirse y si no se reúnen por ahí, o si no aparece ningún país, de la
forma en que se organizó este festival, se puede organizar uno mundial; no hace
falta dinero, lo que hace falta es vergüenza, generosidad, buena voluntad
(APLAUSOS), como la de esas familias que los recibieron a ustedes, como la de
esos barrios que los recibieron y los saludaron a ustedes en todas partes; no
hacen falta millones y se puede organizar como se organizó este, en que cada
cual hizo su esfuerzo y se pagó su pasaje.
Después de esta experiencia, si no tienen
continuación los festivales mundiales, en esta Cuba, en período especial y
bloqueada, tenemos suficiente generosidad, sentido común y capacidad de
organización para llevar a cabo un evento de esa naturaleza (APLAUSOS). No es
que lo estemos proponiendo; me contaban que iba a ser en Sudáfrica, pero que no
pudo ser.
Estos festivales no gustan a los
reaccionarios, no gustan a los extremistas de derecha, no gustan a los
hegemonistas, y por eso no se preocupa mucha gente de que haya festivales
juveniles.
Pero qué evento tan hermoso este, cuánta
experiencia nos deja:
el método, el estilo, las reuniones en las provincias. Cuba todavía es mayor y un festival puede
llegar hasta Baracoa, Santiago de Cuba, Holguín, a todas partes, con ciclón o
sin ciclón, porque un ciclón rondó el Festival Juvenil, pero se portó bien,
pasó por el norte. No es que
justifiquemos que pasara por la Florida, mejor hubiera doblado antes y se
hubiera ido para el Atlántico; pero, bueno, a nosotros nos dejó el agua y a
ustedes también, porque creo que los recibieron con agua y hoy se mojaron. De modo que posiblemente regresen a sus
países más crecidos, igual que nuestra caña que está creciendo ahora con el
agua y el calor (RISAS Y APLAUSOS).
Muchas gracias, muchísimas gracias,
queridos invitados (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, Fidel!"). ¡Cuba Vive y vivirá mientras haya hombres y
mujeres como ustedes en el mundo, mientras haya un pueblo tan heroico como el
nuestro, capaz de defender ese derecho a la vida! (APLAUSOS.)
Cómo me gustó una vez más esa consigna
que tan bellamente pronunció aquí Viky:
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)
Ahora les damos la palabra a los
compañeros artistas, de los cuales casi nos olvidamos, para que de su magnífico
arte pueda disfrutar todo nuestro país, los que están aquí y los que están en
sus casas.
Un discurso no se puede escuchar mucho
más allá de media hora, pero una buena música, un buen arte se puede disfrutar
toda una tarde y toda una noche.
Gracias (APLAUSOS).