DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL
PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE
MINISTROS, EN LA CLAUSURA DEL FESTIVAL JUVENIL INTERNACIONAL CUBA VIVE, EFECTUADA
EN EL TEATRO "CARLOS MARX", EL 6 DE AGOSTO DE 1995, "AÑO DEL
CENTENARIO DE LA CAIDA DE JOSE MARTI".
(VERSIONES TAQUIGRAFICAS ~
CONSEJO DE ESTADO)
Queridos compañeros y amigos de fuera y de dentro:
Aquí, realmente —lo digo con toda
sinceridad—, me parece que no falta nada por decir, todo se ha dicho, y se ha
dicho mucho mejor de lo que podría decirlo yo; pero las presiones de los
organizadores y de Viky, principalmente, me han hecho venir aquí a pronunciar
unas palabras (APLAUSOS PROLONGADOS), y, para más inconveniente, con una voz
que se ha declarado prácticamente en huelga. ¿Qué vamos a hacer? No le podemos lanzar ni gases lacrimógenos ni
empezar a reprimir la huelga con tanques de agua y todas esas cosas que vemos
todos los días en otras partes. Así que
voy a seguir con ella, tratando de cumplir la tarea lo mejor posible.
Ahora tenemos dos grupos: uno, el que
participó durante todo el día de hoy y conoce los temas abordados, lo que se ha
dicho y, en fin, los argumentos, las ideas; y otro, el de los que no estuvieron
presentes durante el día de hoy.
Tenemos, además, el honor de la presencia
del cuerpo diplomático. ¡Qué dolor de cabeza ser miembro del cuerpo diplomático
en un acto como este! Lo sé por
experiencia, porque si aplauden, dicen que aplaudieron; si no aplauden, dicen
que no aplaudieron; si unos se ponen de pie y ellos se quedan sentados, dicen:
Los diplomáticos se quedaron sentados.
Así pasó cuando por ahí empezaron ustedes a exclamar "¡Cuba Vive!",
y, claro, los diplomáticos por disciplina se quedaron sentados; pero no creo
que ninguno de ellos no desee que Cuba viva (APLAUSOS).
Robertico en su intervención en la tarde
de hoy hizo, realmente, una brillante exposición de los conceptos e ideas
fundamentales que hoy tienen que ver con nuestra Revolución. Pienso que Viky
hizo también un magnífico discurso, quedaron muy pocos resquicios de qué hablar
en esta noche.
Yo prefiero pensar, en primer lugar, en
el mundo que les ha tocado vivir a ustedes, los jóvenes que están aquí
representados, a los cuales me dirijo principalmente. A nuestro juicio —es decir, a juicio de
revolucionarios y de personas que no somos pesimistas, ni podemos serlo—, es un
mundo muy difícil.
Se habla con alborozo de que estamos a
unos años del año 2000 y se habla del próximo siglo. Es muy lógico, lo menos que pierde el hombre
nunca es la esperanza; pero tal como nosotros vemos las cosas, nos parece que a
estas nuevas generaciones que ustedes representan, a los niños de hoy día, de
Cuba y de todo el mundo, les va a tocar afrontar problemas muy serios en todos
los sentidos, y no hablo ya solo de los problemas del medio ambiente. Por primera vez, realmente, se ha cuestionado
la posibilidad de que el mundo pueda sobrevivir al destrozo que está teniendo
lugar en la naturaleza y en los medios de vida del hombre, de lo cual se viene
hablando hace rato, pero que se hace cada vez más evidente, más visible, más
preocupante.
Por ejemplo, del efecto invernadero
famoso se habla ya hace algunos años, lo mismo que de la capa de ozono y otros
problemas similares; sin embargo, estamos viendo los efectos invernaderos, ya
Cuba los ve, los percibe, el mundo es testigo de lo que está ocurriendo: unas olas de calor
terribles en todas partes, casi 1 000 personas murieron en Estados Unidos de
calor, y han muerto en Inglaterra, en casi toda Europa, en todas partes.
Los últimos años, según los récords, han
sido los años más calurosos en 100 años, ya estamos viendo las consecuencias en
estos efectos; pero no serían, ni mucho menos, los peores efectos. Hay fenómenos atmosféricos de todas clases de
comportamiento extraño. Acabamos de ver
un ciclón o huracán, que mientras cruzaba por la Florida dejaba unas lluvias
copiosas en nuestro país, a cientos y cientos de kilómetros de distancia.
De cómo el hombre va destruyendo los
medios naturales y los va sobreexplotando, hemos tenido pruebas recientes en el
conflicto surgido entre Canadá y la Comunidad Económica Europea, por una
especie llamada fletán negro —la conocemos porque hemos oído hablar mucho de
ella en los últimos meses—, casi una guerra por los bancos de pesca del fletán.
Los lugares de pesca no solo allí sino en
el Atlántico Sur y en otras muchas partes se están agotando; sin embargo, la
población se acerca ya a los 6 000 millones de habitantes. En el año 2000 famoso estará más o menos la
población mundial a nivel de 6 000 millones de habitantes, si es que no ando
equivocado, porque tengo tres aparatos de esos que me han regalado, y uno se
puede sentar delante para ver cómo crece la población por segundo y por minuto.
Los fenómenos de la sequía se suceden en
todas partes, o grandes sequías, o grandes lluvias —tremenda inundación en
China— que causan tanto daño, que matan a miles de personas en otras partes del
mundo, o largos meses sin llover.
Comprobadamente los niveles del mar van subiendo cada año.
Quiero decir que ya el hombre está
empezando a experimentar los efectos, de una manera clara, de la destrucción
del medio ambiente. Es aterrorizante
escuchar el número de especies que se destruyen, especies vegetales y animales,
todos los días en el mundo, y se ve, es visible el fenómeno. Es claro que la humanidad creciente se
enfrentará a problemas ecológicos tremendos, y ustedes serán testigos de eso.
Pero quiero referirme fundamentalmente a
otro aspecto de la cuestión, el aspecto político, el aspecto social. ¿Ese siglo
venidero de que tanto se habla, será acaso el siglo del hegemonismo unipolar,
del dominio realmente de la política del mundo por un solo país o por un grupo
de países? ¿Ese siglo será el llamado siglo de la globalización de la economía,
del triunfo pleno y total de las empresas transnacionales, la imposición de un
nuevo orden económico mundial mucho peor que el que tenemos hoy?
¿Qué quedará en ese mundo para los países
que constituyen la inmensa mayoría de la humanidad, que constituyen las tres
cuartas partes de la humanidad? ¿Qué garantía tienen, qué seguridad tienen? ¿Es
que acaso van a competir con las tecnologías más modernas, más desarrolladas?
¿Cuáles van a ser sus mercados? ¿Qué será de los precios de sus productos? ¿Qué
lugar tendrán en el mundo? Y no se trata
ya de los antiguamente llamados países del Tercer Mundo, se trata, incluso, de
países que no estaban conceptuados como del Tercer Mundo —Unión Soviética y antiguos países socialistas—,
que han pasado, de hecho, a formar parte del Tercer Mundo en los índices
económicos, en el Producto Interno Bruto, en sus posibilidades de competir, de
encontrar mercados y que vienen a engrosar el número —pudiéramos decir— de
pobres de este mundo.
Se acaban de acordar las normas que deben
regir el comercio internacional contenidas en la llamada Ronda de Uruguay, el
GATT —la Organización mundial de Comercio en la actualidad—, y ya,
prácticamente, las grandes potencias en su comportamiento comienzan a ignorar
esas normas. Hemos visto cuáles son los
métodos que ha utilizado Estados Unidos para resolver diferencias con Europa y
diferencias con Japón, amenazas de guerras comerciales, de tarifas arancelarias
elevadísimas, mediante lo cual va imponiendo sus condiciones al resto del
mundo, incluso, al mundo desarrollado.
Han surgido teorías nuevas, ya no se
trata del imperialismo, que es casi tan viejo como Matusalén, pudiéramos decir,
en su forma moderna; aunque ya conocimos un imperio en la historia que duró
muchos años, el Imperio Romano, cuyo Capitolio creo que sirvió de modelo,
prácticamente, al Capitolio del imperio que hoy constituye Estados Unidos.
Antes se hablaba de imperialismo, se
hablaba de colonialismo, de neocolonialismo, durante el proceso de la
Revolución Cubana que comenzó en 1959.
En el escenario internacional se insistía mucho en estas ideas, en estos
conceptos, se estudiaban, se analizaban; ahora se habla de neoliberalismo y
algunos pretenden que el siglo venidero sea el siglo del neoliberalismo.
Efectivamente, cuando se desploman el
campo socialista y la Unión Soviética, todas estas teorías imperialistas
surgieron con enorme fuerza: había llegado realmente la hora de ajustar
cuentas, de apoderarse de la economía mundial, y todas las instituciones
crediticias internacionales y las políticas de los países desarrollados
impusieron ese neoliberalismo. Ya
empezamos a ver las consecuencias.
A mí no me resulta muy agradable
mencionar países, ni siquiera quiero lastimar a ninguno de los aquí presentes o
representantes de algunos países. Ustedes los mencionaron esta mañana y ya
están apareciendo las consecuencias monstruosas del neoliberalismo en muchas
partes.
Hace apenas dos años se hablaba de otros
problemas: los problemas sociales que traía el neoliberalismo. La queja universal de maestros, médicos,
profesionales que venían aquí a Cuba a congresos, era la supresión de los
créditos y de los presupuestos para educación, para salud, para seguridad social,
para desarrollo social, para todas esas actividades; y todavía no se veía
claramente la crisis económica del neoliberalismo, esa crisis que empieza a
percibiese ahora en forma de índices de desempleo que en algunas partes se han
triplicado en apenas dos años, o de grandes problemas financieros que arruinan
a cualquier país de un día para otro, o de países con enormes recursos
naturales y enormes ingresos, que están al borde de la explosión social por la
batalla diaria entre los trabajadores, la policía y los cuerpos represivos, en
Centroamérica, en Suramérica y otros sitios.
Ya estamos viendo las consecuencias, y hay países que han planteado
claramente que no van al neoliberalismo, que lo van a evitar a toda costa.
Hay amigos nuestros, personalidades
importantes, que nos han enviado mensajes diciéndonos: "Nosotros no
sabemos hacia dónde van ustedes" —una buena pregunta, y asociada a algunas
de las inquietudes planteadas aquí—, "pero sí les aconsejamos que no vayan
a donde nosotros estamos yendo", y se trata, en ese caso, de amigos que
están envueltos en esta ola de neoliberalismo, y comprometidos con esa
política.
Los efectos son tales ya, que hasta
organismos internacionales, como el Fondo Monetario y el Banco Mundial, hablan
de desarrollo social y hablan de dar créditos para el desarrollo social. Han empezado a preocuparse seriamente por el
polvorín que están creando en todas partes, y, muy especialmente, en América
Latina; a pesar de los índices macroeconómicos de que hablan, la realidad de
todos los días, es un enfrentamiento, una situación terrible y desesperada.
¡Hay que privatizarlo todo! Bueno, ya lo han privatizado casi todo. Resolvieron déficit presupuestarios con los
ingresos de las privatizaciones, pero ya se acabaron las propiedades privadas
del Estado; propiedades que se fueron creando durante decenas de años, están
desapareciendo en virtud de esa práctica y de esa filosofía, ya no va quedando
nada que privatizar.
Uno de los resultados de tales
privatizaciones —lo estuve leyendo en un cable reciente— en un país
suramericano que privatizó una fábrica de aviones, llegó una transnacional y lo
primero que hizo fue reducir el número de trabajadores de esa industria de 1
200 a 400. No se puede decir que por esa
vía se van a resolver los problemas del desempleo.
Ahora los teóricos del neoliberalismo
están inventando qué hacer para combatir el desempleo, lo mismo que las grandes
instituciones bancarias hablan de qué hacer por el desarrollo social, y el
problema esencial es uno: capitalismo y desarrollo social han sido, son y serán
eternamente irreconciliables (APLAUSOS).
Capitalismo y saqueo, saqueo dentro y fuera del país, son
inseparables. Capitalismo y desempleo
son inseparables, si no que lo diga Europa.
Hay países en Europa que tienen más del
20% de desempleo y la famosa reconversión industrial para competir ha traído
más desempleados, y hay países en Europa que han tenido que arrancar millones
de matas de olivo, con las que se produce un excelente aceite sin colesterol,
algo que tanto les quita el sueño a los ricos hoy día; los pobres no tienen
prácticamente esos problemas de colesterol.
Decenas de millones de parras de uvas,
decenas de millones de hectáreas de tierra sin cultivar, subsidio a los
campesinos para no producir alimentos, millones de cabezas de ganado que se
sacrifican para que suba el precio de la leche, declaraciones de la FAO de que
la producción de cereales baja, con lo cual aumentará el precio de todos esos
cereales que compran los países del Tercer Mundo, porque uno sabe que en los
países tropicales el trigo no se produce; el maíz, incluso se produce en
condiciones muy diferentes, que nos lo digan a nosotros, los cubanos, que
tenemos ciclones, sequías, plagas, etcétera.
Es en el clima de las zonas templadas donde se producen los cereales
fundamentales. Solo el arroz, que es de
bajo contenido proteico, crece fácilmente en el trópico.
Matar a animales es asesinar hombres por
hambre; destruir plantaciones, limitar y subsidiar la no producción de granos,
¿qué racionalidad tiene todo eso en un mundo que crece, que sufre problemas
alimentarios cada vez más graves? Tales
noticias no son buenas para los países pobres del mundo.
Que si habrá TLC para toda América Latina
enyugándola a la economía de Estados Unidos, ¡nadie sabe las consecuencias que
tendrá todo eso!, pero hay países que si producían históricamente maíz, dejarán
de producir maíz, porque hoy el maíz se produce más barato en Estados Unidos,
no pueden competir con el maíz norteamericano.
De tal manera que se están entretejiendo toda una serie de mecanismos y
de planes que pueden hacer felices a aquellos que tienen un desarrollo hasta
cien veces mayor que el que tienen otros países del mundo, posibilidades para
competir, experiencias para competir, tecnologías modernísimas, recursos
financieros para ofrecer créditos, para competir con el resto del mundo que
carece de todo eso y que tendrá que enfrentarse a estos problemas en años muy
próximos, porque ya se está enfrentando a los mismos.
En materia de información, ustedes lo
mencionaron en una de las comisiones, el fenómeno de la producción audiovisual
para la recreación es hoy día un monopolio casi exclusivo de Estados Unidos,
que ha desplazado a Europa y a todo el mundo prácticamente de ese mercado,
cuyos productos conocemos, algunos buenos, y una enorme masa de veneno de toda
clase.
Hay muchos norteamericanos que empiezan a
preocuparse de la cantidad de violencia que se genera y que se inspira en esos
programas televisivos con abuso, como se ha dicho, de la violencia y del
sexo. Están discutiendo leyes y están
hasta inventando mecanismos técnicos para ver cómo seleccionan las películas y
cómo crean un sistema en cada casa en que no se puedan ver determinadas
películas —debe ser bastante complicada la cosa—, y creo que eso lo puedan
hacer las cadenas de televisión únicamente ayudadas por la electrónica y la
computación, que es una ventaja extraordinaria con la que cuentan técnicamente.
Pero ellos están preocupados, ¿y quién se
preocupa por nosotros, lo que nos envían a nosotros, lo que nos venden a
nosotros?
Ahora se habla ya de las autopistas de la
información, cuestiones nuevas que servirán para calzar, a través de la
propaganda y a través de la influencia sobre la mentalidad humana, este orden
económico que quieren imponerle al mundo.
Son cambios importantes que han tenido lugar en estos 36 años de
Revolución que hemos tenido el privilegio, realmente, de observar.
Pero es el hecho real que existen
fundamentos sólidos para albergar la convicción de que este mundo que nos están
diseñando para el próximo siglo no tiene porvenir alguno. Entrará en crisis, tendrá que entrar en
crisis, y en ese mundo es donde ustedes tendrán que tratar de llevar adelante
las ideas contenidas en los análisis de las comisiones sobre educación, salud,
medio ambiente, la mujer, el niño, la cultura, el empleo, la democracia y la
participación. Y yo no les digo estas
cosas para desanimarlos ni mucho menos, sino para darles toda la razón en las
cuestiones que ustedes plantearon aquí; porque se puede decir que en este
Festival Juvenil Internacional lo que ustedes han hecho es elaborar un programa
de trabajo, de lucha y un inventario de los problemas que tiene el mundo hoy.
A todo esto se dan fenómenos en
determinados países importantes de una derechización de la política, un viraje
hacia posiciones reaccionarias, no en todas partes, pero en unos cuantos países
muy importantes, entre ellos Estados Unidos, que juega un papel decisivo en el
mundo de hoy y lo jugará inevitablemente en el mundo de mañana; un viraje
tremendo que asombra a quienes alguna vez tuvieron noticias e informaciones de
la gran crisis de los años 30, de los esfuerzos que se realizaron en aquellos
tiempos de Roosevelt por salvar el capitalismo, de las medidas con fines
sociales adoptadas para disminuir el desempleo, para mejorar las condiciones de
la gente, la educación, la salud.
Ha habido luchas dentro del propio
Estados Unidos, durante muchos años, que dieron lugar a una serie de conquistas
sociales, hay que decirlo: la lucha de la población negra de Estados Unidos por
sus derechos, una lucha histórica; la lucha de las minorías nacionales, la
lucha de los desempleados, la lucha de los pobres, la lucha de las mujeres para
obtener una serie de avances. Todo eso
se ve claramente hoy en peligro como consecuencia de la derechización de la
política de Estados Unidos, al extremo que se llega a posiciones realmente de
extrema derecha.
Todos los días salen en los cables
noticias de un acuerdo en el Congreso de Estados Unidos echando abajo tal
medida, tal ley, tales presupuestos, tales recursos, todo. No se sabe hasta dónde la población
norteamericana resistirá eso, pero hay una guerra contra los avances sociales;
incluso, las llamadas Acciones Afirmativas, que fueron medidas que se adoptaron
para proteger a los sectores más débiles de la sociedad, los más vulnerables
para que pudieran obtener trabajo y determinados beneficios, también esas
Acciones Afirmativas las quieren echar abajo.
Sería largo explicar, pero hay fuerzas
bien reaccionarias que se gestaron a lo largo de la guerra fría, y pensamientos
políticos muy reaccionarios que tienen tremenda fuerza y tremendos recursos, y
son los que explican estos fenómenos que están teniendo lugar en Estados
Unidos, que no es hoy, ni mucho menos, un modelo de comportamiento, pero que
puede ser mucho peor de lo que es. Se
trata del país que nos ha bloqueado durante todos estos años.
Pueden llegar a controlar el poder casi
total en Estados Unidos la gente de extrema derecha. Ese es un factor muy digno de tenerse en
cuenta, porque puede ser que la situación para el mundo empeore y el
imperialismo norteamericano se haga mucho más agresivo y mucho más dañino para
el mundo.
Baste decir que con relación a las
Naciones Unidas hay hoy dos concepciones: la de los que quieren utilizar a las
Naciones Unidas como instrumento del imperio para "santificar" sus
intervenciones en cualquier parte y su política internacional, pero utilizando
esa hojita de parra, que se llama Naciones Unidas —se llama hoy las Naciones
Unidas porque no fue así siempre—, y los que quieren desaparecer las Naciones
Unidas para ejercer el poder imperial directamente en el mundo, los que quieren
quitarse el estorbo de las Naciones Unidas (APLAUSOS). Esas son las dos concepciones, repito: una,
los que la quieren utilizar como instrumento; otra, los que la quieren
desaparecer porque creen que les estorba.
Son esos conceptos los que se están discutiendo.
Con relación a Cuba se discuten
igualmente dos concepciones: la de los que quieren destruirnos desde fuera —es
decir con más bloqueo, con más hostilidad, con más amenaza de agresión—, y la
de los "nobles y bondadosos caballeros" que nos quieren destruir
desde dentro, pero todos con bloqueo; las dos concepciones son apoyadas en el
bloqueo.
Pero unos piensan: este bloqueo es
suficiente, pero hay que añadir esto, esto y lo otro para desestabilizar y
destruir la Revolución; incluso, tal como si nosotros fuéramos tontos o nos
chupáramos el dedo, porque el famoso Carril dos de la Torricelli puede tener
alguna virtualidad y algún efecto entre gente boba. No hay que ser un genio, ni mucho menos, para
saber que nosotros no nos podemos dejar atrapar por esa política, y de la misma
forma hay que tener la serenidad suficiente para resistir la otra variante.
Si nos dicen que mañana la extrema
derecha conquistó no solo el Congreso, sino también el gobierno de Estados
Unidos, esos no nos van a asustar, ya hemos pasado por períodos parecidos,
aunque estos pueden ser peores en cuanto a hostilidad y amenazas desde el
exterior. Y, como aquí decía Viky,
ninguno de esos factores nos desalienta; pero son concepciones: hay
concepciones para el mundo y hay concepciones para Cuba.
Cuba se ha vuelto, al parecer,
importante, puesto que ya somos el único país bloqueado por Estados
Unidos. Se mantienen con relación a
nuestro país las más duras restricciones; ellos pueden tener cualquier otra
idea para cualquier otro país, pero para Cuba no quieren ceder hasta
ahora. Por eso hemos resistido 35 años,
y yo decía que sí, que tenemos que estar dispuestos a resistir un tiempo
semejante y más que ese tiempo; en definitiva, nuestro país por defender su
independencia ha luchado casi 130 años, y pienso que los valores que nos
legaron nuestros antepasados están muy presentes en nuestro pueblo.
Es conveniente que los amigos nuestros en
el mundo sepan eso, también que nuestro pueblo lo sepa, y nuestro pueblo lo
sabe. Y a fuer de gente optimista, tengo
la seguridad de que hay reservas en el pueblo, hay reservas en nuestro país,
hay posibilidades en nuestro país de soportar todo eso, e incluso seguir
avanzando.
Cuando digo que hay que resistir, siempre
me vienen a la mente algunos ejemplos de lo que ha pasado en algunos países, y
voy a recordar uno, haciendo una excepción: lo que ocurrió en Guatemala en el
año 1954, hace ya 41 años.
Hubo un movimiento político
revolucionario, una esperanza en América Latina y en Centroamérica; hubo una
esperanza en el pueblo guatemalteco con una ley de reforma agraria, con ciertas
medidas sociales, e inmediatamente se organizó en Estados Unidos una expedición
mercenaria como la de Girón.
Invadieron el país, los revolucionarios
guatemaltecos no tuvieron posibilidades de defenderse y derrotar aquella
invasión, y se estableció un gobierno represivo, organizado y creado por la CIA
y por el gobierno de Estados Unidos. En
estos 41 años, en ese país que no tiene 10 millones de habitantes —puede ser
que los tenga ahora, en 41 años debe haber duplicado la población—, han
desaparecido —¡algo increíble!— más de 100 000 personas. Ese fue el resultado del triunfo mercenario.
¿Qué habría sido de Cuba si hubiesen
triunfado en Girón en el año 1961? ¿Qué sería de este país si tuviera que
soportar una contrarrevolución triunfante?
La historia de la Comuna de París sería pálida al lado de eso. Todos los cubanos sabemos lo que significaría
dejar de luchar, dejar de resistir, y lo sabemos bien. Creo que el día de ayer fue una prueba
objetiva de eso, el espíritu demostrado ayer por nuestro pueblo aquí en la
capital, donde tenemos más dificultades.
Ahora calculen. Y eso no lo ocultan, porque la famosa Ley
Helms-Burton —una más—, agresiva, repugnante, es tan brutal que prácticamente
amenaza a nuestro país —como ha explicado Alarcón varias veces— con privar al
pueblo de todo lo que tiene. Prácticamente
no le quedaría una escuela, no le quedaría un círculo infantil, no le quedaría
un centro de educación de minusválidos, no le quedaría hospital, ni del médico
de la familia quedaría nada; cuando vinieran a aplicar las medidas que les han
exigido a otros países, es posible que al ciento por ciento de los médicos de
la familia los dejaran cesantes, porque, ¿con qué y para qué les pagan?
Prácticamente todos los agricultores de
este país perderían sus tierras, excepto algunos de los que ya fueran antiguos
propietarios, y la inmensa mayoría son propietarios porque la Revolución les
entregó la tierra. Todas las UBPC, todas
las cooperativas, perderían lo que tienen, todas sus propiedades.
En un país como Cuba, donde el 85% de las
familias es propietario de su vivienda, en virtud de las leyes de la Revolución
y de la obra de la Revolución, todas esas familias perderían la propiedad de
las viviendas. Es algo tan estúpido que
nosotros casi estuvimos a punto de enviar un telegrama de agradecimiento a
Helms y a Burton, y decirles: "Oigan, muchas gracias, miren que ustedes
nos están ayudando."
Como ha dicho el mismo Clinton, de
acuerdo con esa Ley Helms-Burton las indemnizaciones que tendría que pagar Cuba
no serían 5 000 ó 6 000 millones por
las que fueron propiedades norteamericanas. Habría que discutir, además, es una cifra que
no es nuestra cifra; y, bueno, si quieren hasta la aceptamos, pero faltaría
pasar la cuenta de las decenas de miles de millones que nos deben de
indemnización por el bloqueo (APLAUSOS). Hasta estaríamos dispuestos a pagar
propiedades norteamericanas si nos indemnizan.
Les iba a decir que según cálculos de Clinton, la ley mencionada exige
pagar 100 000 millones al incluir las propiedades de cubanos que después se
hicieron norteamericanos, y de acuerdo con la ley, el bloqueo seguiría hasta
que no se pagaran los 100 000 millones.
Parece que se dieron cuenta y algunos empezaron a hablar de que había
que introducir algunas modificaciones, entre las muchas barbaridades; pero a
nosotros nos da exactamente lo mismo.
Sabemos lo que significaría que este país cayera de nuevo en manos de Estados
Unidos, con ley y sin Ley Helms-Burton.
Lo que dicen que ocurrió en Indonesia sería pálido, lo de Guatemala una
bobería.
Pero lo último, lo inconcebible es creer
que los cubanos harían como los esclavos que llevaban al circo romano y que
decían: "¡Viva el César, los que van a morir te saludan!" Es como si
hubiera un solo cubano aquí en disposición de decir: ¡Viva el emperador! o
¡Viva el imperio, los que van a morir vamos a doblar la cabeza para que nos
liquiden!
Ellos tienen que saber que aquí no queda
nadie que no empuñe un arma y combata hasta el final, hasta una muerte
verdaderamente gloriosa; lo inglorioso es poner el cuello para que el imperio
lo corte (APLAUSOS). Ellos saben que eso
no puede ocurrir y no ocurrirá jamás, a pesar de las idioteces que dicen —¡qué desprecio, qué desprecio!—; debieran enseñarles algo
los años que lleva Cuba resistiendo y luchando, porque aquel destino no lo
aceptará jamás.
Ustedes, nuestros amigos, comprenderán
que tenemos razones sólidas, profundas, para pensar como pensamos; pero si no
se tratara de defender la vida de cada ciudadano de este país, si se tratara
solo de defender las ideas que defiende esta Revolución, vale la pena una y mil
veces luchar hasta la muerte (APLAUSOS).
Los cristianos que en cierto momento de
la historia fueron los primeros comunistas —porque, ¿qué eran los cristianos
aquellos de que nos habla la Biblia, los cristianos de los primeros tiempos,
que, como leímos o nos contaron tantas veces, enviaban al circo para ser
devorados por los leones?—, se dejaban devorar por los leones pero no
renunciaban a su fe cristiana. Nosotros
no seremos menos que ellos, porque creemos que los valores que significan las
ideas que defendemos son comparables a las mejores ideas por las cuales los
hombres hayan estado dispuestos a morir, y preferiremos siempre morir a
renunciar a nuestra fe revolucionaria (APLAUSOS).
La Revolución es nuestra religión, lo
cual no excluye que cualquier hombre, e incluso un revolucionario, pueda tener alguna otra.
No esperamos un premio, porque creo que ser revolucionario —como dijo el
Che— es el más elevado escalón de la especie humana (APLAUSOS).
Los revolucionarios no esperamos nada, lo
que significa que el revolucionario debe entregarse y se entrega de manera
total a una causa, a sus ideas, a sus objetivos nobles, sin esperar nada. Yo diría, sin disminuir en lo más mínimo
cualquier otra convicción, que eso es realmente lo que hace la verdadera
convicción revolucionaria, la convicción más noble y más profunda que haya
existido jamás, y me refiero a la convicción revolucionaria socialista y
comunista, no estoy hablando de otras convicciones (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS
PROLONGADOS). Les hablo, realmente, con
el corazón.
Esto nos lleva a algunas de las cosas que
se mencionaron aquí y que inquietaron, de las cuales en parte hablé el 26 de
julio, sobre lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo.
Aquí le tocó al compañero José Luis, el
agrio y duro papel de explicar lo que estamos haciendo, y cómo lo estamos
haciendo, en el terreno de la economía para salir adelante.
Viky me contaba que era inquietud de muchos
de los visitantes, la cuestión de los riesgos que extrañaban las medidas que
estamos tomando. En una de las
resoluciones aparece esa inquietud expresada de manera clara en un párrafo.
Yo pienso que los que se inquieten tienen
razón, en primer lugar, porque es tema y cuestión que preocupan. Cuál será el efecto que tenga en el destino
de la Revolución esta apertura que estamos haciendo, estas medidas que estamos
tomando, y si como consecuencia de todo ello vamos a ser diferentes en el
futuro a lo que somos hoy, si estas medidas nos van a corromper.
Hemos dicho que estamos introduciendo
elementos de capitalismo en nuestro sistema, en nuestra economía, eso es real;
hemos hablado, incluso, de consecuencias que observamos del empleo de esos
mecanismos. Sí, lo estamos haciendo.
Ya les hablé del mundo en que estamos
viviendo, no se olviden de que nosotros somos una isla rodeada de capitalismo
por todas partes, hasta por arriba; digamos, desde el espacio cósmico, porque
eso está lleno de satélites y de no sé cuántas cosas más, sobre los cuales no
tenemos absolutamente ninguna propiedad.
Ustedes pueden tener la seguridad de que si un perro sale al parque a
hacer sus necesidades, los satélites norteamericanos lo descubren, lo observan
y lo retratan (RISAS Y APLAUSOS).
Tienen el mundo lleno de satélites
espiándolo todo; claro, eso los hace dueños de las comunicaciones. Si nosotros habláramos por teléfono con
cualquier país y dijéramos cosas que no se deban decir por teléfono, seríamos
grandes idiotas. No hay conversación
telefónica oficial de este país que no la capten; no hay conversaciones con
personalidades políticas o con empresas de cierta importancia que no las
capten. Las captan todas, porque el
bloqueo es mucho más que prohibir vender y comprar; no se imaginan ustedes lo
que es el bloqueo. El bloqueo es una
persecución incesante contra toda actividad comercial que el país trate de
realizar.
Aquí con los capitalistas que nos visitan
—y ya, como dije recientemente, algunos vienen con sus hábitos de corrupción,
pero hay muchos que son capitalistas serios.
Quiero decir que no andan queriendo sobornar a la gente o haciendo
trampas; discuten, hay que discutir con ellos mucho, porque, lógicamente, es la
ley del capitalista, discute mucho toda negociación, cualquier cosa— hay que
hablar bajito, al oído y decir: Oiga, no hable por teléfono a otro país sobre
esto.
Cuántos no conozco yo que les hemos dado
ese consejo y no le hicieron ningún caso, llamaron por teléfono, mandaron un
fax o alguna cosa sobre un negocio, y a los pocos días tenían al embajador
norteamericano en la casa, o al cónsul, o a un funcionario; pero muchas veces
al embajador.
Cuando saben que hay cualquier operación,
no crean ustedes que es fácil. No, no,
despreocúpense. No sería tan fácil para
nosotros ir al capitalismo porque los yankis se encargarían de evitarlo, no
quieren (RISAS Y APLAUSOS). Cuando digo
yanki estoy empleando el sentido peyorativo a los que nos quieren mal, no como
concepto aplicable jamás al pueblo norteamericano (APLAUSOS).
Ellos no quieren que nosotros hagamos
ningún negocio, ni invirtamos en nada, ni consigamos un crédito, ni
privaticemos algo, ellos no quieren nada de eso —nosotros sabemos bien que
ellos lo único que quieren es la cabeza de todos nosotros, y ni siquiera se han
molestado en discutir el precio (RISAS Y APLAUSOS)—, pero el bloqueo es algo
serio, es una persecución incesante, lo encarece todo: las mercancías hay que
buscarlas a miles de millas de distancia; los barcos no pueden parar en ningún
puerto norteamericano, entonces el transporte es más caro; los créditos
comerciales a corto plazo son carísimos, todo lo encarece al país, todo lo
dificulta al país. Ese es el bloqueo,
realmente es mucho más que lo que parece.
Y, claro, obstaculizan estas medidas que estamos tomando y que debemos
tomar.
Realmente si nosotros hubiésemos sido uno
de esos países que tienen abundantes recursos naturales, y los hay, y que
tienen decenas y decenas de millones, o miles de millones en los bancos de los
países desarrollados, porque consiguen los ingresos fáciles
...
Nosotros, por ejemplo, sabemos lo que es
producir una tonelada de azúcar, cuánto hay que sudar. Claro, cuando la Revolución triunfa, con una tonelada de azúcar se compraban —no
quiero equivocarme— como siete u ocho toneladas de petróleo, por lo menos. De modo que hoy en Cuba, con el precio que
tenía al triunfo de la Revolución, con un millón de toneladas comprábamos todo
el petróleo que el país necesita.
Ahora, en los años del período especial,
en estos años difíciles, a veces hemos tenido que comprar con 1 tonelada de
azúcar solamente 1,4 toneladas de petróleo; casi se pusieron a la par el azúcar
y el petróleo, ¡y miren que cuesta trabajo lograr una tonelada de azúcar! Las transnacionales en muchas partes, incluso
en el mar, llegan y logran, donde hay yacimientos importantes de petróleo,
producciones a realmente muy bajo costo.
La crisis petrolera a pocos países en el
mundo los afectó tanto como afecta hoy a Cuba, y hoy la mayor parte de lo que
exporta el país tiene que dedicarlo a comprar petróleo; es decir que no
resultan circunstancias fáciles para nosotros: exploramos, nos esforzamos,
buscamos combustible nacional.
El período especial surge como una idea
en los planes de defensa del país para casos de guerra: qué hacer si se produce
un bloqueo total de Cuba por parte de Estados Unidos y no entra nada, cómo sobrevivir
en esas condiciones. Se llama período
especial en época de guerra; pero el derrumbe del campo socialista y la
desaparición de la URSS nos obligaron a conocer el período especial en época de
paz, porque abruptamente, casi de la noche a la mañana, desapareció todo el
comercio con el campo socialista y con la URSS.
Antes nos pagaban precios razonables por
el azúcar, y no son los únicos; la misma Convención de Lomé no paga el azúcar
al precio del mercado mundial, lo paga a un precio mucho más alto. Nosotros decimos que el mercado mundial del
azúcar es el basurero del azúcar, donde se paga muy barato todo el azúcar. El propio Estados Unidos el azúcar que
compraba antes se lo compraba a Cuba, y después, como represalia, de tres
millones y tantos de toneladas que nos compraban por año la redujeron a
cero. Ellos las cuotas azucareras las
pagan a un precio un poco más alto.
Nosotros tenemos que vender nuestro azúcar a los precios del mercado
mundial.
Perdimos todos los suministros de
combustible de un día para otro, todos los suministros de materias primas, de
alimentos, de piezas de repuesto para nuestras máquinas que eran de origen
socialista, para nuestras fábricas. Dos
veces en la historia nos ha pasado eso: cuando empezó el bloqueo de Estados
Unidos, casi todas las máquinas y los transportes eran de origen
norteamericano, y ahora nos pasa lo mismo, porque lo que nosotros hemos sufrido
es un doble bloqueo. Las presiones de
Estados Unidos sobre aquellos antiguos países fue tal, que se suspendió casi el
ciento por ciento del comercio.
Todo eso tuvo que soportar nuestro país
de la noche a la mañana, solo, sin ninguna institución bancaria mundial que nos
prestara un centavo, ni el Banco Interamericano, ni el Banco Mundial, ni el
Fondo Monetario, ¡nadie! Tuvimos que
arreglárnoslas solo con lo que teníamos.
Como decíamos hace poco: perdimos el 70%
de las importaciones del país, y un país que había llevado la electrificación a
más de un 90% de la población, se quedó de repente con el 40% del combustible
que recibía.
Yo no sé si hay país en América Latina o
en el mundo que hubiera podido resistir un golpe tan contundente como el golpe
que recibió Cuba, y eso con el bloqueo recrudecido, porque mientras teníamos
unas buenas relaciones económicas con el campo socialista y con la URSS nos
defendíamos mucho mejor del bloqueo, produciendo azúcar y distintas cosas, en
un comercio creciente con aquellos países, que se perdió abruptamente.
¿Creen ustedes que algún pueblo de
América Latina habría podido resistir ese golpe? ¿Cuántos días? ¿Cuántas
semanas, si acaso? ¿Podría una sociedad diferente hacerlo? Eso tiene que ver también con otra cuestión
de temas políticos que se abordó en "Democracia y Participación".
¿Podría Cuba resistir sin el sistema
socialista, sin el sistema político y económico que había en nuestro país
cuando se produce esta situación?
Les hablaba antes de la cuestión
económica, y es mejor seguir un poco el orden que traíamos.
Nosotros perdimos toda posibilidad de
obtener capital para invertir, tecnología, mercado, perdimos todos los
mercados. Realmente, ¿qué tenía que
hacer una revolución verdadera en esas condiciones? ¿Qué tenía que hacer una
revolución marxista-leninista? Nosotros
no tenemos ningún temor de pronunciar esa palabra (APLAUSOS).
Nosotros podríamos preguntarnos: ¿Qué
habría dicho Marx? Es casi seguro que
nos hubiera dicho: Oigan, no se metan a hacer una revolución socialista en un
país del Tercer Mundo, esperen que se desarrolle el capitalismo plenamente y
entonces, en virtud del desarrollo de las fuerzas productivas y demás
supuestos, llegará el momento de hacer la revolución socialista. Eso es tal vez lo que nos habría dicho
Marx. Claro, habría que ver qué nos
decía si le preguntábamos qué hacía, ya que habíamos hecho una revolución
socialista aquí, en las puertas de Estados Unidos. Creo que habría dicho: Bueno, me alegro de haber tenido unos
discípulos tan aventajados allá en el Caribe (APLAUSOS).
Ustedes saben que eso se discutió mucho,
la cuestión del socialismo en un solo país si era posible o no, o el socialismo
cuando ya se desatara la revolución en los países más industrializados; se
pensaba en Alemania, en Inglaterra, en las naciones de Europa. Eso se estuvo discutiendo un montón de años,
pero Marx no se quedó en Marx, ni las doctrinas del socialismo se quedaron en
Marx y Engels; vinieron otras grandes figuras, grandes personalidades del
pensamiento político y revolucionario; vino Lenin, y hay que decir que Lenin y
los que hicieron la Revolución de Octubre, todos creían que para hacer el
socialismo era necesaria la revolución en Europa. Llegó un momento en que no se produce la
revolución en Europa y adoptaron la decisión que había que tomar: bueno, no
podemos rendirnos, hay que construir el socialismo en un solo país.
Claro, decir un solo país es algo
relativo, era un solo país como con 22 millones de kilómetros cuadrados
—nosotros somos un solo país con 111
111, según dijo un geógrafo, para que los muchachos se acordaran de la superficie
de Cuba en kilómetros cuadrados—, iniciaron la construcción del socialismo en
medio del bloqueo, la enorme proeza histórica de construir el socialismo en un
solo país. Pero ya Lenin pensó en la
revolución en China, la revolución en los países colonizados, le dio un
tremendo impulso y enriqueció extraordinariamente el pensamiento marxista. Y, efectivamente, se creó una fuerza que ha
desempeñado un papel extraordinario en el mundo, sirvió de balance.
El mundo capitalista, aterrorizado por
las ideas del socialismo, comenzó a preocuparse por los problemas sociales, por
la situación de los trabajadores, etcétera, preocupaciones que no había tenido
nunca. No se sabe los servicios que
prestó al mundo la existencia de un campo socialista y, sobre todo, la existencia
de la Unión Soviética.
Recientemente estaban conmemorando el fin
de la Segunda Guerra Mundial y, realmente, todo el mundo debió recordar, y
recordaron, que la Unión Soviética tuvo 27 millones de muertos en aquella
guerra. Voy a decir más, sin el socialismo
el régimen nazi se habría apoderado del mundo durante un tiempo imposible de
precisar —serán los historiadores los que puedan hacer conjeturas—; pero fue,
realmente, ese país socialista el que frenó, el que destrozó las mejores
divisiones acorazadas y motorizadas de Hitler (APLAUSOS) y el país que ofreció
resistencia —realmente los datos son irrebatibles—, porque aparecieron los
tanques detrás de las líneas soviéticas y la gente siguió combatiendo.
En aquella guerra que se inició con
técnicas y tácticas nuevas, la resistencia se desplomaba en cuestión de
semanas. Digamos, los ingleses resistieron los bombardeos, que fueron muy
fuertes y se atrincheraron tras la muralla marítima con su poderosa escuadra;
otros países que no tenían una barrera natural de esa naturaleza y aquellos
medios fueron invadidos y sometidos.
Hablemos de los nobles yugoslavos, que tanto lucharon también contra las
divisiones de Hitler, esa Yugoslavia hoy destrozada y envuelta en una guerra
absurda, increíble, al parecer insoluble, víctima, realmente, de las ansias de
disolver todo lo que oliera a socialismo.
La Unión Soviética resistió, creo que fue
una gran proeza, y conocemos la historia de todos los errores y de todas las
barbaridades —si queremos llamarlo todavía con una palabra más fuerte— que se
cometieron en ese proceso y que fueron desde el culto a la personalidad hasta
el terror, los abusos de poder y la colectivización forzosa.
Al socialismo había que perfeccionarlo,
no destruirlo; los únicos que salieron gananciosos con la destrucción del socialismo
fueron los países imperialistas. Al
principio la gran fiesta, ahora tiemblan muchos políticos occidentales porque
no saben lo que va a pasar allí: es un país del Tercer Mundo, exportador de
materias primas, con poderosísimas armas nucleares y con riesgos internos
grandes, lo acabamos de ver en fecha reciente. ¿Para qué? Creo que sí había que luchar por la paz,
había que luchar por el desarme, y pienso que un mundo más sabio habría luchado
por alcanzar a través de negociaciones lo que pudo conseguirse sin la
disolución y sin la desintegración de la Unión Soviética.
Aquí se dijo que aquello ocurrió por
errores de modelo. No fue eso solo —no
se puede describir en una palabra—, se dejaron penetrar desde dentro, se
dejaron influir por la propaganda de la sociedad de consumo, olvidándose de que
esta fue fruto del colonialismo y el saqueo de los pueblos durante siglos, se
dejaron deslumbrar por el capitalismo, y hubo mucha gente que creía que a los
pocos días iba a vivir como en París, Londres y todos esos lugares, es la
realidad. Ahí tenemos los resultados,
hubo ingenuidad, hubo incapacidad, hubo de todo para destruir lo que millones
de soldados hitlerianos no pudieron destruir, para destruir lo que costó 27
millones de vidas en aquella guerra, que bien valía la pena haber salvado los
objetivos y los ideales por los que lucharon.
Digo que se habría podido concebir la
paz; pero, bueno, hubo una competencia entre Estados Unidos y la Unión
Soviética en la carrera armamentista. Y
todo el mundo conoce hoy que la estrategia de Reagan fue la estrategia de
arruinar a la Unión Soviética, imponiéndole una carrera armamentista que iba
más allá de sus posibilidades económicas.
No solo se equivocaron los dirigentes
soviéticos, se equivocaron los dirigentes mundiales, porque no fueron capaces
de luchar por una paz verdadera sin desintegrar países enteros, cuyas
consecuencias no se sabe todavía cuáles serán.
Hoy, por lo pronto, constituye un gravamen tremendo para la economía mundial,
que tiene que buscar decenas de miles de millones adicionales todos los años
para tratar de salvar allí la situación, sin que nadie sepa exactamente lo que
va a ocurrir.
Allí ahora existe esa situación: una
economía que estuvo integrándose durante más de 70 años se desintegró. Volverá un día, no hay duda; se ve en muchos
países, no en todos exactamente —se han desatado odios y sentimientos
nacionalistas muy fuertes—, el deseo de volver a crear aunque sea un mercado
común en aquellos países que formaron parte de la Unión Soviética.
Pero el hecho es que nosotros —como les
decía— perdimos el mercado, perdimos el comercio, perdimos todo, y teníamos,
sin embargo, que encontrar una solución.
Hablando de esto fue cuando pregunté qué
nos habría respondido
Marx, y ahora pregunto qué nos habría respondido
Lenin, y estoy seguro de que Lenin nos hubiera dicho: hagan lo que están
haciendo, sigan haciendo lo que están haciendo.
Decía por eso el 26 de julio que un verdadero marxista-leninista hace lo
que estamos haciendo.
Ellos tuvieron que hacerlo, ellos
tuvieron que ir a la nueva política económica, la famosa NEP, dentro de un
período histórico. Pero hay algo más, en
ciertos momentos Lenin se planteaba la idea, incluso, de la construcción del
capitalismo bajo la dirección del proletariado.
Para tranquilidad de ustedes, desde luego, les digo que no tenemos
pensado semejante cosa (APLAUSOS), y no es porque estemos en desacuerdo con
Lenin, sino porque las circunstancias son diferentes, puesto que nuestro
proceso, que pudo contar con la asistencia del campo socialista y de la URSS,
ha avanzado mucho, cuenta con fuerzas muy sólidas y no tiene que plantearse la
cuestión en esos términos.
Ya les decía, o trataba de decirles
anteriormente, que si nosotros fuéramos un país de grandes riquezas petroleras
u otros recursos semejantes, tal vez no hubiéramos ido al desarrollo del
turismo en gran escala. De memoria nos
sabemos todas las consecuencias del desarrollo del turismo en gran escala; sin
embargo, en las condiciones de nuestro país no podíamos prescindir de esto,
como en las condiciones actuales de nuestro país no podíamos prescindir de la
inversión extranjera.
Aunque antes del derrumbe del campo
socialista habíamos pensado en ciertas formas de inversión extranjera para
sociedades mixtas en ciertas ramas donde no había otra solución, estamos bien
conscientes de que durante muchos años combatimos la inversión extranjera,
estamos bien conscientes de que durante muchos años nos sentíamos orgullosos de
que el pueblo fuera dueño de todos sus recursos, de todas sus industrias y de
todos los bienes del país; sin embargo, en las condiciones actuales no podíamos
prescindir de la inversión extranjera en un grado mayor porque necesitábamos
capital, tecnología y mercados. Son los
factores determinantes, lo contrario sería la parálisis, el estancamiento
durante mucho tiempo.
Todo eso lo pagamos caro. Ya les digo que cualquier préstamo lo tenemos
que pagar muy caro, tenemos que discutirlo todo en condiciones muy difíciles y
frente a una resistencia de Estados Unidos muy grande; pero tenemos que
hacerlo, no hay alternativa.
Algunos amigos nuestros nos han
aconsejado que digamos que no, que hacemos esto porque es muy buena cosa. Debemos decir la verdad, que iniciamos este
camino fundamentalmente porque era la única alternativa para salvar la
Revolución y salvar las conquistas del socialismo (APLAUSOS).
Teníamos que crear empresas mixtas en
tiempo relativamente breve, teníamos que aceptar la inversión extranjera,
teníamos que hacer lo que hicimos con la despenalización de la moneda
convertible, y tengan la seguridad de que nos dolió mucho, muchísimo, hacer
esto último. Y estábamos conscientes de
las desigualdades que creaba, de los privilegios que creaba; pero tuvimos que
hacerlo y lo hicimos.
José Luis lo explicó, hoy funcionan prácticamente
dos monedas, llegará el día en que funcione una sola moneda. No hay que apurarse porque llegue el día ese,
hay que trabajar con calma, con paciencia, hasta que funcionen únicamente
monedas nacionales. Tenemos ya el peso
convertible, trabajamos en esa dirección.
En las condiciones en que nosotros estábamos no podíamos renunciar a
aquellas posibilidades.
Constituye, realmente, un privilegio
grande para el que tiene un pariente en el exterior y le puede enviar 500
dólares, 1 000 dólares, lo que sea, disponer de eso cuando muchos humildes
trabajadores en la caña, en la agricultura y en otros lugares, no disponen de
esa posibilidad; pero tuvimos que hacerlo, tuvimos que adoptar medidas de ese
tipo, que son las que sé que a ustedes les inquietaron. Y no las hemos tomado como acción
oportunista, las hemos tomado como una acción revolucionaria (APLAUSOS), y se
lo hemos explicado a nuestro pueblo una vez y cien veces.
Cualquier ingreso que obtenga el país por
cualquiera de esas vías no es para enriquecer
a nadie ni para ir a parar a los bolsillos de nadie, es para el pueblo hasta el
último centavo para comprar alimentos, para comprar medicamentos, para comprar
combustible para que hubiera luz eléctrica, para comprar materias primas
indispensables para la producción, para que el país marche (APLAUSOS). Y el país, cualesquiera que sean las
dificultades, marcha, y marcha ordenadamente; y el pueblo, cualesquiera que
sean los sacrificios, comprende que ese era el camino correcto, que ese era el
camino revolucionario; y, desde luego, sin el bloqueo, aquí en este país se
habrían invertido grandes cantidades.
Vean lo que ha pasado en China, vean lo
que ha pasado en Viet Nam, ha sido un torrente de
inversiones. Aquí ha habido un torrente
de gente interesada, pero ha habido una muralla tremenda que se opone a las
inversiones en nuestro país.
En realidad, creo que es muy importante,
sumamente importante, que hayamos hecho esto, como todo lo que hacemos, con el
consenso del pueblo; de otra manera no se explicaría.
Ninguna de estas cosas que nos
desagradaban dejaban de desagradar al pueblo, muy sensible, ultrasensible a
cualquier desigualdad, a cualquier privilegio, porque en esas ideas lo educó la
Revolución; pero también lo educó en la idea de que hay que salvar la patria,
hay que salvar la Revolución, hay que salvar las conquistas del socialismo, hay
que conservar la independencia y hay que mantener nuestro derecho al
futuro. Eso es absolutamente
irrenunciable, y es realmente muy estimulante para todos nosotros el captar
hasta qué punto el pueblo ha sido capaz de comprender todo esto. Solo un pueblo con una cultura política como
la que tiene nuestro país hoy día, habría sido capaz de comprender eso y habría
sido capaz de luchar y de resistir.
¿Acaso estamos engañando a alguien? No, no estamos engañando a nadie en
absoluto. Lo que sí podemos decir es que
toda la tierra de este país está en manos de los campesinos cubanos y de los
agricultores cubanos (APLAUSOS). Lo que
sí podemos decir es que todas las casas, casi todas las fábricas, todos los
hospitales... Aquí no se ha privatizado un solo hospital, aquí no se ha
privatizado una sola escuela (APLAUSOS), y el país es el dueño de la inmensa
mayoría de sus riquezas (APLAUSOS).
Ahora bien, ¿qué íbamos a hacer? Teníamos que escoger; antes que una fábrica
se quedara parada, se deteriorara completamente, se perdiera, si en esa fábrica
aparecía algún empresario capitalista que quisiera ser socio nuestro en la
producción, no aceptar eso, no hacerlo, habría sido absurdo. Cuando ocurrió el derrumbe del campo
socialista muchísimas fábricas se quedaron sin combustible, sin electricidad,
sin materias primas, sin piezas. Si
surge una forma en que aunque sea la mitad de esa fábrica quede en nuestras
manos —y muchas veces queda toda la fábrica y las asociaciones que hacemos son
de carácter comercial—, debemos
hacerlo, es lógico hacerlo, es racional hacerlo, es beneficioso para el pueblo
hacerlo (APLAUSOS).
Nosotros no podemos guiarnos por el
criterio de lo que nos guste o no nos guste, sino de lo que es útil o no es
útil a la nación y al pueblo en estos momentos tan decisivos para la historia
de nuestro país.
Si hay kilómetros de playa que pueden ser
utilizadas y nosotros no tenemos el capital para construir los hoteles que
hacen falta en esas playas y hacemos alguna operación, hacemos alguna sociedad
mixta o admitimos una inversión, lo hacemos.
Los hoteles que hay en Cuba hoy son: o
propiedad de Cuba, o de empresas mixtas, que no son ni siquiera muchos. Ya digo: el trabajo de nuestros adversarios
ha influido en que no sean más hoteles los que tengamos en eso; pero, a pesar
de todo, en el período especial hemos hecho hoteles.
En el período especial, con nuestros
propios recursos, hemos hecho importantes centros de investigaciones
científicas, que es otra rama del país, y todos esos centros de investigaciones
científicas son propiedad de la nación (APLAUSOS). El país preservará todo lo que pueda ser
preservado (APLAUSOS), y negociaremos todo lo que pueda ser negociado.
Todo el sistema bancario existente en el
país es propiedad de la nación (APLAUSOS).
Ya digo, prácticamente está todo en manos de la nación. Pero si tenemos que introducir una determinada
dosis de capitalismo, lo introduciremos; lo estamos introduciendo, con todos
los inconvenientes.
Sobre esto voy a decir una cosa: puede
llegar a haber una inversión, incluso, que sea ciento por ciento
capitalista. Si ese capitalista tiene
todo el capital necesario, tiene el mercado, tiene la tecnología que nosotros
no tenemos, puede haber casos, incluso, de una empresa ciento por ciento de
capital extranjero; entonces, nos quedará en ese caso el empleo y los
impuestos: tendremos que conformarnos con eso.
Es mejor que fuera nuestra la fábrica,
completica; es mejor que todos los ingresos fueran del país y propiedad del
país. Sí, eso lo vimos ya, cuando todo
fue del país.
A lo mejor tendrán que pasar 50 años, 100
años, o no sé cuántos, pero siempre que el país pueda quedarse con algo, debe
quedarse; preservar algo, debe preservarlo.
Eso como principio; pero no tenemos temor, ni tenemos complejo. Creo que estamos haciendo lo que los
revolucionarios deben hacer en este momento, porque lo otro pudiera ser un
absurdo, un sueño, un imposible.
La clave de todo, compañeras, compañeros
y amigos, la clave de todo es la cuestión del poder. ¿Quién tiene el poder, los
latifundistas, los burgueses, los ricos?
Aquí, desde luego, hablo de latifundistas porque es lo que teníamos
antes; aquí hoy no hay latifundistas, los únicos latifundistas que hay aquí son
los trabajadores de las cooperativas y de las Unidades Básicas de Producción
Cooperativa, etcétera, son los únicos, y hay decenas de miles de pequeños
agricultores independientes.
¿Quién tiene el poder? ¿Es el poder en
mano de los burgueses, por los burgueses y para los burgueses? (EXCLAMACIONES
DE: "¡No!") ¿Es el poder en manos de los capitalistas, por los
capitalistas y para los capitalistas? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") La
cuestión del poder es la clave.
Debo decir que, incluso, algunas de las
cosas que estamos haciendo, es para buscar eficiencia económica; algunas de las
cosas que estamos haciendo es para perfeccionar nuestro socialismo. Resulta claro, señores, que es muy difícil
socializar, colectivizar, por ejemplo, el arreglo de zapatos.
Hubo un
momento en que aquí ocurrió tal lucha, que se nacionalizó todo; pero hay dentro
de la sociedad, y habrá siempre, muchas tareas que son más propias de un
individuo o varios haciendo esa tarea por su cuenta, que intentando el Estado
realizarlas, realmente. Hemos llegado a
esa convicción.
Esto está
asociado al trabajo por cuenta propia, que nace de determinadas necesidades y
no únicamente para crear empleo o promover ingresos adicionales a los
trabajadores, aunque estos sean objetivos fundamentales en las actuales
circunstancias.
Entonces,
antes de volver al tema anterior, voy a seguir con este de la cuestión del
empleo.
Al quedarse
sin materias primas muchas fábricas, o sin mercado interno o externo, se iba a
producir un enorme número de desempleados. ¿Qué habrían aconsejado los teóricos
del neoliberalismo? Lancen a toda esa
gente para la calle, cierren todas esas fábricas y envíen a millones de
personas a pasar hambre, sin recibir nada.
Nosotros no podíamos hacer eso. Y
no se quedó desamparado un solo trabajador, continuaron recibiendo su salario o
una parte del mismo cuando no había contenido de trabajo para ellos. Si sobraban aquí, tratábamos de buscarles
otro empleo en otro sitio. Empleos
tenemos, pero no todo el mundo está dispuesto a ir a cualquier empleo y, sin
embargo, les manteníamos una protección a los trabajadores.
Si la
producción decae bruscamente y la masa de dinero continúa circulando y
creciendo, se produce un fenómeno para nosotros que era muy perjudicial y que
no se podía soportar indefinidamente. En
los primeros momentos, ayuda a las dificultades iniciales aplicar el principio
de que nadie quedara desamparado; pero como consecuencia de esto empezábamos a
nadar en dinero, era un mar de dinero el que estaba en la calle y había que
empezar a recoger ese dinero, porque aunque la inmensa mayoría de la gente en
estos años ha trabajado por espíritu patriótico, pudiera decirse, realmente
siempre hay un tanto por ciento que no tiene la misma actitud y cuando empieza
a sobrar el dinero en la casa para las cosas que pueden comprar, que estaban
normadas, si están normadas, si había dos trabajando, uno empezaba a dejar de
trabajar, y a lo mejor era una maestra, una profesora, una enfermera, un
personal técnico que se necesitaba en la fábrica, o en los servicios, en las
escuelas, en los hospitales.
Vamos a suponer que en un hospital
empiece a faltar la gente, aunque un 80% del personal vaya allí
disciplinadamente, un 20% no tenga ninguna necesidad de dinero, no albergue el
suficiente espíritu de sacrificio, la suficiente comprensión, la suficiente
conciencia y empieza a faltar.
Cuando en un hospital empiezan a faltar
enfermeras, o técnicos, o trabajadores que contribuyen allí a la higiene,
empieza el hospital a tener problemas, y ocurre lo mismo en una escuela y en
otros muchos servicios. Todos esos
problemas los confrontamos en ese mar de dinero y hubo que empezar a recoger
ese dinero, a aplicar una política de austeridad muy grande, de ahorro, a reducir
déficit, a reducir subsidios, porque ya la situación era tal, que por un dólar
le daban a cualquier persona 150 pesos.
Empezamos a tomar medidas, pero no fueron
ucases dictados desde arriba. Había que
aumentar precios de productos no esenciales, había que cobrar impuestos, había
que suspender algunas gratuidades, y todas esas medidas se discutieron en la
Asamblea Nacional, y después de discutidas en la Asamblea Nacional fueron
discutidas con los trabajadores una vez, y después volvía a la Asamblea
Nacional, y luego volvía a discutirse con trabajadores, con estudiantes, con
campesinos; no quedó un solo sector aquí con el que no se discutiera una vez,
dos veces, tres veces y hasta cuatro veces explicándole, y se adoptó un
conjunto de medidas a partir de la discusión y del consenso del pueblo.
Por sectores empezaron a aplicarse y los
resultados son palpables, se han recogido en un año alrededor de 2 700 millones
de pesos, de más de 11 000 millones que había.
Empezaron a aparecer personas que se habían retirado del trabajo y
volvieron al trabajo, al hospital, a la escuela, a los demás servicios; porque
había que crear en la población una necesidad de dinero y de salario, o si no
los servicios, la producción, todo, empezaría a deteriorarse seriamente. Lo importante fue el método y los resultados
son estos que les expliqué, en materia de recogida de dinero.
Pero algo más, hoy con un dólar
difícilmente a alguien le den más de 35 pesos.
Podemos decir que somos uno de los pocos países en el mundo en que el
peso se ha reevaluado (APLAUSOS), y vamos empezando a obtener beneficios de
esas medidas que hemos ido tomando, van impulsando la economía, nos están
preparando realmente para enfrentar la situación. ¿En nombre de quién? En nombre del pueblo. ¿Para quién? Para el pueblo.
Por eso vuelvo a la idea que interrumpí
hace unos instantes. ¿Quién tiene el poder?
Esa es la clave, porque si lo tiene el pueblo, si lo tienen los
trabajadores, no los ricos, no los millonarios, entonces se puede hacer una
política en favor del pueblo, respetando los compromisos que se hayan acordado
con determinadas empresas extranjeras, respetando a todo el mundo y los
intereses de todos, pues no pensamos nacionalizar a nadie.
Cada negocio que se ha hecho ha sido
mediante un contrato en que todo está estipulado, los años que dura, todo eso;
pero mientras el pueblo tenga el poder lo tiene todo. Para hoy, para mañana o para pasado mañana,
para el año 2020 ó 2050 ó 2100, lo que el pueblo no debe perder jamás es el
poder (APLAUSOS PROLONGADOS).
Esta idea clave está asociada a la cuestión
de democracia y participación. Si
nosotros decimos: miren, tenemos la opinión de que nuestro sistema político es
mejor que cualquiera de los que hay en cualquier parte, habría gente que se
sonreiría, le parecería una broma; están tan acostumbrados a las toxinas
políticas, como el fumador empedernido que se fuma cuatro cajetillas diario o
diez tabacos, están acostumbrados a la nicotina, otros a lo mejor a la heroína,
otros a la cocaína, la marihuana o a cualquiera de esos productos. Sistema histórico de los que nos quieren
aplicar a nosotros en nombre de no se sabe qué principio, porque hasta mediado
de este siglo el mundo estaba lleno de colonias, entonces en Occidente no se
hablaba mucho de derechos humanos ni se hablaba mucho de la democracia representativa.
Recuerdo de muchacho un mapa del mundo:
Africa, las posesiones inglesas estaban de color rojo, las francesas de otro
color; entre Francia e Inglaterra las tenían casi todas —con perdón de los
embajadores aquí a los cuales respeto y aprecio. Hablo del pasado, embajadores, no del
presente—, y veía el mapa y no había un solo país independiente, no me acuerdo
de alguno; los colores españoles, los colores belgas, los colores portugueses,
los colores franceses, los colores ingleses.
Iba al Asia y era lo mismo; China tenía colores propios pero todo el
mundo sabe que era una semicolonia.
Hasta hace 50 años sabíamos lo que
prevalecía en el mundo, y fue después de la Segunda Guerra Mundial que empieza
el movimiento de liberación de las colonias.
América Latina sabemos lo que era, sin excepción, incluidos nosotros en
eso, "yes men" o "yes sir", como decía Robertico esta
tarde. Las órdenes venían y, en general,
no se discutían, se acataban y se cumplían; sin embargo, teníamos colores
propios en el mapa. Después, la guerra
fría y toda la demagogia sobre democracia representativa, distintas cosas,
distintas teorías surgidas de la lucha contra la Revolución y el
socialismo. Los aliados que vivían bajo
regímenes de espantoso terror estaban, por supuesto, excluidos.
Ahora, no diría que nuestro modelo tenga
la pretensión de ser un modelo útil para todos.
No, no se me ocurriría decir eso.
Creo que nuestro modelo o muchas de sus experiencias pueden ser útiles
para determinados países; creo, además, que cada país debe crear su modelo, y
debe tener derecho a crear su modelo, y no puede venir nadie en nombre de nada
a querer imponer el modelo que le dé la gana a cualquier país (APLAUSOS
PROLONGADOS). Es como si nosotros le
dirigiéramos un mensaje a la Reina de Inglaterra planteándole que allí debe
haber una república, porque si no, de lo contrario, establecemos un bloqueo
contra Gran Bretaña; o nos dirigiéramos a su Santidad, el Papa, y le
planteáramos que allí había que crear una cámara de representantes o un senado o
un voto universal de todos los sacerdotes del mundo.
Cito estos ejemplos porque demuestran lo
absurdo que significa que haya tanta gente viniéndonos a decir a nosotros qué
es lo que tenemos que hacer. Bueno, pues
hemos aprendido a decir: ¡No nos da la gana!
Ya (APLAUSOS). A veces es inútil
razonar y vuelven con la misma receta, la otra y la otra. Lo que nosotros decimos es que nuestro modelo
es bueno para nosotros, simplemente eso, y no defendemos nuestro modelo,
defendemos nuestro derecho a tener un modelo.
Ahora, si quieren, comparamos y se acabó (APLAUSOS).
Una de las tragedias de este hemisferio
cuando sus luchas por la independencia es que le fueron a traer modelos
europeos y el modelo norteamericano.
Aquí no solo nos trajeron el modelo sino que nos trajeron hasta el
Capitolio —no sé si ustedes habrán pasado por ahí, fue calcado del Capitolio de
Washington—, y hoy es un centro de investigación científica, porque nuestra
Asamblea Nacional se reúne en el Palacio de las Convenciones, o aquí, no en aquel
Capitolio. Ya es histórico el Capitolio,
ya lo vemos hasta como una joya arquitectónica y pertenece a la Habana Vieja, y
hasta ingresos de divisas produce el Capitolio; pero es centro de ciencia y
técnica, biblioteca, tiene montones de cosas aquello que estaba lleno —con todo
el respeto para algunas excepciones— de bandidos y de ladrones de todas clases
(APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: ¡Fidel, aprieta, que a Cuba se respeta!).
Todos los días hay un escándalo en el
mundo, en Europa, en América Latina, en Asia: que si los partidos robaron, que
si los partidos recibieron millones, que si los votos se compraron, que si las
grandes transnacionales y las grandes empresas dieron tanto, tanto y
tanto. Y yo les diría, como regla
general, a las democracias representativas más flamantes de este mundo: el que
esté libre de pecado que lance la primera piedra (APLAUSOS).
Ahora, ¿hay alguna asamblea de las
flamantes democracias que no tenga un solito millonario, que no tenga un solito
multimillonario, que no tenga tremendo lobby de las grandes empresas y de las
grandes transnacionales? ¿Hay alguna que no haya gastado un centavito en unas
elecciones, que no haya reunido su dinerito de una forma o de otra?
¿Cómo se puede ser representante sin
dinero? ¿Hay alguna asamblea en el mundo que pueda decir que ni uno solo de
esos representantes —y nosotros tenemos más de 500— no se gastó un solo centavo
en la campaña? ¿Hay alguna de esas flamantes democracias representativas? Y no quiero hurgar mucho para no ofender.
En nuestro país tenemos una Asamblea con
características que no tiene ninguna otra: en nuestro país no postula el
Partido. ¿Hay algún país en que los partidos no postulen? Pues hay uno, que se llama Cuba (APLAUSOS).
¡Postula el pueblo! ¡El pueblo! Digamos,
es una especie de democracia ateniense, si no fuera porque en Atenas había
patricios y esclavos. Los patricios
tenían todos los derechos, los esclavos ninguno; otras categorías de ciudadanos
no los tenían. Por cada hombre libre
tenían allí, por lo menos, dos esclavos; un 30% sería los que tenían derechos
políticos. Una democracia griega sin
esclavos y sin ciudadanos privados de derechos públicos.
Es el pueblo quien se reúne. Allí, en la circunscripción, se reúnen
hombres y mujeres de carne y hueso y proponen a los candidatos a delegados de
circunscripción; y son los que los eligen, y son esos delegados de
circunscripción los miembros de las asambleas municipales, y son los que
postulan a los diputados a la Asamblea Nacional, no es el Partido. La Asamblea Nacional elige al gobierno. No se llenan las calles de pasquines, de
letreros, de toda esa inmundicia que vemos por ahí por el mundo cada vez que
hay una campaña electoral.
En nuestro país impera el principio de
que el pueblo postula y el pueblo elige.
Hay muchos países llamados democráticos en que es el partido el que
postula: pone una lista, ya sabe que el uno, el dos, el tres de la lista, de
acuerdo con algunas encuestas, van a ser electos diputados y nada más. Son los partidos los que postulan, y en
nuestro país no intervienen. No hay
multipartidismo pero hay millonaripartidismo, porque cada uno de los 11
millones de habitantes de este país tiene derecho a postular y a elegir
(APLAUSOS). A nadie le dicen:
"propón a este", "propón al otro", "vota por
este", "vota por el otro", todo el mundo lo sabe aquí de
memoria.
¿Y cómo puede explicarse el milagro de
que el 97,1% vaya a votar? ¿Y qué vemos por el mundo? Esa cifra no la tiene nadie. Ahí no hay el más mínimo fraude, y son los
pioneros los que cuidan las urnas. ¿Hay algún país donde no esté el policía o
el soldado con bayoneta calada cuidando urnas para que no se las roben de un
lugar para otro, cambien los papeles, cambien los votos y cambien todo? Si hasta los periodistas extranjeros son los
primeros que están al lado de la urna cuando están contando los votos.
¡Ah!, si aparece una consigna
contrarrevolucionaria, una sonrisa de este ancho —en algunos, otros no—, para ver cuántos votos blancos, cuántos votos
contrarrevolucionarios y todo eso; para verlos ahí. Van allí, están presentes, no hay ninguna
restricción para controlar la fiscalización de las urnas.
Es el sistema nuestro, y la gente va a
votar. Y en Estados Unidos, ¿por qué no
van a votar?, va la mitad. Eligen al
presidente con el 25% de los votos. ¡Flamante democracia! Y de ahí, se olvidó el ciudadano, lo puedes
meter hasta en una guerra nuclear y ni se entera. Se levanta por la mañana, lee el periódico y
se entera que están invadiendo no sé qué país (APLAUSOS PROLONGADOS).
¡Ah!, eso sí. Eso sí porque el señor presidente anda con
una carterita. Bueno, los de las
potencias nucleares andan con carteritas.
Recuerdo cuando los tiempos de la guerra fría que yo me preguntaba: ¿Y si el momento de las crisis sorprende al
hombre en el baño? (RISAS.) ¿Y si por casualidad ese día se acordó de su mujer?
(RISAS.) ¡Oiga! La carterita, y la
respuesta rápida. Ni el emperador romano
tenía ese poder. Una carterita con que
empieza a disparar cohetes, porque da la señal. ¡Muy representativa esa
democracia! No hay dudas de que es una
maravilla, señores. Por eso es que nadie
va a votar, ni creen en las elecciones, ni creen en la gente, ni creen en los
políticos.
En el mundo hay una crisis de confianza
en los partidos políticos, y hay mucha gente que se postula por su cuenta él
solo y sale. Ahora, ¿puede un humilde
agricultor, puede un humilde maestro, puede un humilde profesor, sin un centavo
en los bancos, ser diputado o senador, por ejemplo, en Estados Unidos? ¿Puede?
¡Qué diferencia! Aquí nuestros diputados
no tienen un solo centavo, ni necesitan dinero, y tienen que obtener más del
50% de los votos válidos para ser electos.
Entonces, la gente cree, vota.
Las últimas elecciones fueron un
ejemplo. En medio del período especial,
la cantidad de gente que votó y la forma en que votó fue impresionante,
realmente. ¿Por qué vamos a cambiar eso? ¿Por qué vamos a fragmentar el país en
mil pedazos? ¿A quién le conviene que fragmentemos este país en mil
pedazos? Como ocurre en algunos países
del antiguo campo socialista: 25 partidos, 35 partidos, 45 partidos, y a uno le
dan deseos de decir: bueno, eso ya no es concepción múltiple de partido, es
partida pero de locos (RISAS Y APLAUSOS).
Una cosa increíble.
Ahora, ¿por qué ha resistido Cuba? Por su sistema socialista, por su sistema
político. Los que auguraban el derrumbe,
vean lo que ha ocurrido al cabo de cinco años.
A Cuba se le respeta más, mientras más resista (APLAUSOS), y Cuba está
dispuesta a conquistar todo el respeto del mundo; ni aprenderemos a chuparnos
el dedo, ni esperamos que nunca nos convirtamos en idiotas.
Este pueblo, entre sus cualidades, tiene
no solo la de ser alegre, jaranero, rebelde; este es un pueblo listo. Realmente, digo de gente inteligente; pero
sería mejor decir de gente con inteligencia cultivada, porque hay muchos
inteligentes en el mundo que no han tenido oportunidad de aprender a leer y a
escribir. Por una característica
nacional, la gente es lista, piensa, reflexiona; no se puede subestimar a
nuestro pueblo.
Este es nuestro sistema. ¿Por qué nos lo
van a cambiar? ¿Para qué nos lo van a cambiar?, repito. Lo que tenemos es que perfeccionarlo, que es
lo que estamos haciendo y es lo que hicimos con las últimas reformas a la
Constitución.
Hay algunos que dicen: "No, hay que
adoptar medidas para el tránsito." ¿Cuál tránsito?, si ya nosotros hicimos
el tránsito. Hace 36 años hicimos el
tránsito y todos los cambios que había que hacer (APLAUSOS). ¿Tránsito a qué,
hacia el capitalismo? No, no habrá
tránsito hacia el capitalismo (APLAUSOS).
Aquí se decía que ni es el cielo ni es el
infierno. Bueno, pues digamos que es el
purgatorio (RISAS), donde se dice que va la gente allí, con un poco de
paciencia y alguna influencia de acuerdo con los rezos y demás cosas que puedan
hacerse por las pobres almas que estén en el purgatorio para ir al cielo.
Dicen que
del purgatorio se sale, pero que del infierno no se sale nunca (APLAUSOS). Y si nosotros estamos en el purgatorio, no
vamos a regresar al infierno; del infierno salimos, por lo menos de Satanás nos
escapamos (RISAS Y APLAUSOS), esperando tranquilos nuestro momento de alcanzar
el cielo. ¿No es así, Robertico, no es mejor? (RISAS), porque en la resolución
lo decían más o menos: Ni es tan bueno como dicen, ni tan malo como lo pintan. Voy a decir la verdad: Yo creo que somos
bastante mejor de lo que nos pintan nuestros enemigos y un poco menos buenos de
lo que dicen nuestros amigos; es decir, no somos tan perfectos y estoy de
acuerdo totalmente.
Honradamente,
no podría decir que estamos en la mitad del camino al cabo del tiempo que lleva
la Revolución en este país y después de la obra que ha realizado nuestro
pueblo, después de haber resistido estos cinco años, después de habernos
enfrentado al gran coloso del Norte, en un mundo que se volvió unipolar, y
cuando nos quedamos solitos, quiero decir, sin apoyo prácticamente de ningún
otro país. Creo que tiene un mérito.
Si se tiene
sentido de la historia y la juventud es suficientemente capaz —y creo que será
más que suficientemente capaz—, entonces la historia tendrá que consignar la
gran proeza, la gran página que nuestro país está escribiendo en este momento
(APLAUSOS).
No seremos
el cielo, pero tendrán que darles una medalla olímpica, a ustedes, no a
nosotros, porque de ustedes depende, sobre todo de la nueva generación, que
nuestra Revolución llegue hasta donde tiene que llegar, a ese cielo de que
hablábamos hace un rato, con el cual yo sé que Robertico está en desacuerdo,
porque ha dicho ya como tres veces que lo perfecto sería lo más aburrido del
mundo, ¿no? (RISAS); pero pensar que lo perfecto exista, Robertico, es lo más
iluso del mundo, porque lo perfecto de hoy ya mañana no es perfecto. ¿No dijo
aquel filósofo griego que nadie se baña dos veces en el mismo río? (RISAS.) Así
que la perfección de hoy es la imperfección de mañana. Está bien, debemos ser modestos, debemos ser
humildes, pero no debemos subestimarnos.
Es lo que pienso, y estoy defendiendo no la parte que me toque a mí en
esta cuestión, donde tengo mucha culpa de muchas cosas, o de errores que puedan
haberse cometido, los estoy defendiendo a ustedes (APLAUSOS).
Queridos compañeras y compañeros; estimados amigos:
¿No querían ustedes que yo hablara? Bueno, pues ya hablé (APLAUSOS Y
EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel! ¡Fidel!").
Me uno a los que han expresado su más
profunda y cariñosa gratitud, a todos ustedes por la presencia; de verdad que
nos sentimos honrados, nos sentimos felices, nos sentimos estimulados.
Seguiremos ahora nuestra lucha con más
confianza que nunca, sabiendo que hay tanta gente noble y buena en el mundo que
nos comprende, nos desea éxitos, nos quiere ayudar y pone un granito de arena
aquí y allá.
No olvidaremos este encuentro, y
estaremos listos y a las órdenes de la juventud en el mundo, si hace falta,
como les dijimos ayer, organizar no un festival internacional sino un mundial
(APLAUSOS). Ahora han venido unos 1 200,
1 300, con 10 000 se hace uno mundial.
Hay capacidad de organización en nuestro país.
Tenemos una excelente juventud, ustedes
lo han visto en estos días. Ellos han
organizado todo, realmente. Recabaron la
ayuda y la colaboración de cuanta persona podía cooperar con ellos; pero fueron
ellos los de la idea, los de la organización.
Si ha habido éxito, es justo que le hagamos un reconocimiento a la
capacidad de organización de nuestra heroica juventud (APLAUSOS PROLONGADOS Y
EXCLAMACIONES).
Después de lo que les he explicado hoy,
nada tiene de extraño que termine yo también diciendo con mucha convicción:
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
¡Volveremos a vernos!
(OVACION)