DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITÉ CENTRAL DEL
PARTIDO COMUNISTA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN LA
CONFERENCIA MUNDIAL SOBRE DESARROLLO SOCIAL.
COPENHAGUE, DINAMARCA, 12 DE MARZO DE 1995, "AÑO DEL CENTENARIO DE
LA CAIDA DE JOSE MARTI".
Señor Presidente;
Excelencias:
"Toda la vida es sueño, y los sueños
sueños son", dijo hace siglos Calderón de la Barca, famoso dramaturgo
español.
Independientemente de las nobles intenciones
de los aquí presentes, en un mundo donde los ricos son cada vez más ricos y los
pobres cada vez más pobres; donde unos países reciben por sus materias primas y
productos básicos precios cada vez más baratos y otros venden sus productos
elaborados cada vez más caro; donde la deuda externa de los menos favorecidos
por la fortuna crece incesantemente y alcanza ya la cifra increíble de un
millón quinientos mil millones de dólares; donde las tasas de interés suben
arbitrariamente de día en día; donde la población crece explosivamente en las
áreas más pobres; donde los capitales se fugan en cifras crecientes de los
países pobres a los ricos; donde los robos de cerebros son continuos allí donde
más se necesitan; donde la mujer, el indio, el negro y otras etnias son
discriminados; donde el caos y la anarquía reinan bajo las ciegas y salvajes
leyes del mercado, no puede haber desarrollo social.
Donde falta humanidad, no puede haber
derechos humanos. Donde impera el
egoísmo, no puede haber solidaridad.
Donde las sociedades de consumo y despilfarro se establecen como modelos
para una población que ya rebasa los cinco mil setecientos millones de seres
humanos, no puede haber ni medio ambiente que se preserve, ni recursos
naturales que no se contaminen o agoten, ni desarrollo social posible.
Donde la carrera armamentista y el
comercio de armas persiste a pesar de haber finalizado la guerra fría, donde no
se ha dedicado al progreso humano ni un solo centavo de lo que hoy como ayer se
derrocha en armas, donde los bloques militares se extienden irracionalmente,
donde las armas sofisticadas continúan fabricándose y perfeccionándose, no
puede haber desarrollo social. Con
hegemonismos, con intervenciones de todo tipo bajo cualquier pretexto, que solo
tienen lugar en países pequeños y del
Tercer Mundo, sin el respeto al derecho sagrado de cada país a su plena
independencia e igualdad en las relaciones internacionales, no puede haber paz
ni desarrollo social. Es mentira, puro
engaño.
El neoliberalismo, doctrina de moda impuesta
al mundo de hoy, sacrifica despiadadamente en los países subdesarrollados los
gastos para salud, educación, cultura, deportes, seguridad social, viviendas
económicas, agua potable y otras necesidades elementales de la población, es
decir, hace imposible el desarrollo social.
Que haya pobres en los países
industrializados es sencillamente una vergüenza. Que no se pueda reducir el desempleo y que éste crezca con los avances
tecnológicos, es una prueba de lo irracional del sistema imperante. El crecimiento indetenible de las drogas, la
xenofobia y la violencia muestran su decadencia moral.
Cuba, criminalmente bloqueada porque no
comparte las ideas de su poderoso vecino del Norte y que perdió más del 70 por ciento de sus importaciones con la
desaparición del campo socialista y de
la Unión Soviética, no ha cerrado una sola escuela, un hospital, un asilo de
ancianos, un círculo infantil. A pesar de que somos un país pobre,
contamos hoy con el más alto per cápita de maestros, médicos, instructores de
arte y de deportes entre todos los países del mundo. Nuestra mortalidad infantil es de menos de 10
por cada mil nacidos vivos. No hay
analfabetos, y las perspectivas de
vida se elevan a más de 75 años. Hemos
vivido una experiencia. Podemos
hablar. Lo que queremos los que aquí nos
reunimos, es posible; pero hace falta algo más que promesas, resoluciones y
declaraciones: hace falta voluntad política y hace falta justicia, no solo
dentro de cada país, sino también entre todos los países. Repártanse mejor las riquezas del mundo entre
todas las naciones y dentro de las naciones; establézcase una verdadera
solidaridad entre los pueblos, y solo entonces nuestros sueños de hoy podrían
ser realidades de mañana.
Muchas gracias.