CONCLUSIONES
DEL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL
DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE
MINISTROS, EN LA CLAUSURA DEL X FORO DE CIENCIA Y TECNICA, EFECTUADO EN EL
PALACIO DE LAS CONVENCIONES, EL 21 DE DICIEMBRE DE 1995, "AÑO DEL
CENTENARIO DE LA CAIDA DE JOSE MARTI".
(VERSIONES TAQUIGRAFICAS -
CONSEJO DE ESTADO)
Queridas compañeras y queridos compañeros:
Me dan un diploma, me hacen repartir no
sé cuántos premios y después me envían para la tribuna a hablar, al final de un
evento donde se ha trabajado duro; ustedes, desde luego, mucho más que yo. A mí
tal vez me toque el trabajo especial de la atención y al mismo tiempo la
tensión con que uno escucha todas las intervenciones; pero algunos de la
presidencia se rotan, vienen un día, otros están todo el tiempo.
Tal vez un día reclame un muñequito de
esos de los que ustedes obsequian ahí, un diploma por innovación acerca de cómo
hacer discursos breves. Esa la tengo medio ganada ya en los eventos
internacionales.
Decía que han trabajado ustedes duro: dos
días de comisiones y dos días de plenario. Parece bueno el método: en las
comisiones porque se profundiza en cada uno de los temas principales, y aquí
porque todos se familiarizan, de alguna forma, con el trabajo de los demás y
obtienen una visión de conjunto.
Me parece que no haría falta, en
realidad, un resumen, porque tuvimos el privilegio de escuchar dos excelentes
discursos: el de Pedrito cuando abrió la sesión de ayer, y el de Maynegra
hoy. Ellos lograron recoger realmente,
en una síntesis que no resultó larga, la historia del movimiento y el trabajo
realizado en general en estos años, sobre todo en los últimos, y el resultado
del X Foro; de modo que los que no tuvimos oportunidad de asistir a las
reuniones de las comisiones, podíamos disponer de una visión de conjunto, y aun
así creo que no todo ha salido a relucir.
De todo lo que se ha hablado hemos
recibido noticias importantes, pero hay, incluso, muchas cosas que no se han
hablado. Si pensamos en la profundidad del trabajo y el esfuerzo realizado este
año, tal vez se habría podido prolongar una semana la reunión.
Yo estoy particularmente impresionado de
lo que he escuchado, aunque sé que debo seguir recogiendo y recibiendo información.
También, durante todo el proceso previo,
con la ayuda de los medios masivos, en particular la prensa, a quien con razón
dieron las gracias, pudimos recoger muchas noticias. Casi todos los días en la
televisión aparecía algo del Foro de Ciencia y Técnica, y, especialmente,
muchas noticias acerca de los trabajos que venían haciendo las fuerzas armadas
y el Ministerio del Interior, quienes no hay duda de que han desempeñado un
papel muy importante en el proceso de organización y de preparación, aplicándole
los principios y la disciplina militar a esta actividad.
Decía que estaba impresionado por todo lo
que había escuchado y lo que había visto aquí, de las intervenciones, de las
explicaciones, como regla general, breves, precisas, claras, que reflejaban la
realidad que es hoy este movimiento.
Me acordaba de los maestros y de los
profesores, cuyo día es mañana y a quienes ya un compañero adelantó la
felicitación, porque aquí está, en gran parte, el trabajo de ellos, y lo
asociaba a aquella expresión de Adolfo padre --creo que los dos se llaman
igual--, que dice que tiene 88 años, aunque nadie se lo crea, y que va a seguir
trabajando mucho tiempo --y eso sí se lo creo-- por la Revolución; recordaba
sus palabras cuando él mencionaba aquella época del capitalismo, en que
trabajaba en una finca donde no encontraba un hombre que pudiera llevar una
lista de los que allí trabajaban, en dos palabras: el analfabetismo. Y hoy --no creo que esté
exagerando-- puede ser mucho más difícil encontrarse un trabajador que no
aprenda rápidamente a manejar una calculadora o una computadora. Por ahí, entre
los premios sugeridos --no fueron solicitados, sino sugeridos, sabiendo que
habría premios--, creo que hay alrededor de
100 calculadoras personales, aparte del compromiso de honor
de aquella computadora que se ofreció ayer.
Es que se ha producido un cambio tan
abismal en la preparación de nuestra gente, que por ello era posible ser
testigos de un evento como este, y aun así admirarse, porque hay cosas que
están por encima de lo que uno mismo pueda imaginarse, y así me pareció este X
Foro.
La diferencia, desde luego, que más
impresiona, no está en el nivel de instrucción de los que aquí participaron; la
impresión mayor está en la calidad humana, la integridad moral, el entusiasmo,
la consagración y el espíritu revolucionario de los que aquí participaron y se
expresaron. Entonces sentí más amor por el socialismo, porque ustedes
comprenden que sin socialismo esto sería imposible, sin socialismo no se podría
organizar un foro como este. Y cosas como estas y tantas otras son aquellas a
las que no se puede renunciar jamás (APLAUSOS).
Es que tampoco sin socialismo se podría
producir un movimiento de esta naturaleza --como hemos dicho otras veces-- en
medio del egoísmo, el individualismo y la competencia. No habría ni una sola de
esas comisiones funcionando, ni se podrían pronunciar aquellas hermosas
palabras que dijo Maynegra cuando recordaba que nada de lo que se hizo aquí se
hizo por dinero.
Aquellos que puedan albergar en sus
mentes las ideas peregrinas de cambiar un sistema como el sistema socialista,
un ideal como el ideal socialista, una conducta como la conducta socialista,
por lo que es y por lo que significa el capitalismo, no hay duda de que son
personas a quienes la historia ha dejado muy atrás. Lo digo ahora y lo dije
antes; pero ahora lo digo con más razón porque vemos lo que ha pasado en
nuestro país, lo que ha sido capaz de hacer nuestro país, y lo que ha pasado en
otras partes. Cuando digo "otras
partes" no necesito mencionar nombres, y me pregunto si en "aquellas
partes" donde todo fue destruido y desorganizado con el pretexto de
rectificar los errores, se pudieran dar actitudes, conductas o actos como este.
¡Y cómo duele que el trabajo de muchos
años pueda ser destrozado! ¡Y cómo nos dolería a todos que trabajos como este
que hoy nos ocupa pudieran ser destrozados!
Me hablan del
reciente congreso de los estudiantes, y me pregunto: ¿Dónde? ¿Dónde podría celebrarse un congreso como
ese? 0 me pregunto: el de las mujeres, o
el próximo congreso obrero, o cuando se reúne la FEU, o los CDR, o cualquiera
de nuestras muchas organizaciones revolucionarias, ¿dónde podrían realizarse
como se realizan aquí en Cuba y cómo podríamos vivir sin ellos?
Es tanta su fuerza que no creo que esos
polvillos de capitalismo que nos caen encima van a cambiarnos: con el polvo no se podría cambiar este
edificio, con el polvo no podría cambiar jamás la belleza y la dureza del
cristal. Polvo es para nosotros lo que nos pueda caer; y recordemos siempre que
todo lo que tengamos que hacer y debamos hacer, y todo lo que hagamos, sea algo
que preserve siempre lo esencial. Y que ni los merolicos esos que cobran 700
pesos por arreglar un televisor, ni cuatro paladares, ni el egoísmo de algunos
que quieren acumular mucho dinero, e incluso las diferencias que se establezcan
entre unos y otros, resultados inevitables de cambios, de hechos, de medidas
que, como todos comprendemos a cabalidad, hemos tomado, nunca puedan lastimar,
ni quebrar, ni romper la fortaleza y la dureza de nuestra Revolución de acero
(APLAUSOS).
Vanas serían las ilusiones de aquellos
que concibieran como algo posible semejante cosa, porque todas las
generaciones, desde las primeras, desde aquellas simbolizadas en Martí, en
Maceo, las generaciones que nos precedieron en la caricatura de república, las
que han luchado en las distintas etapas de esta Revolución para llegar
victoriosas al poder, para cambiar la vida del país, todas son unánimes en la
misma idea, en el mismo concepto. Es bueno decir esto en una ocasión como esta,
cuando empezamos a ver el premio de haber sabido tener la dignidad, el
patriotismo y el valor de resistir, porque han pasado algunos años ya y en
momentos tremendos, de golpes inesperados y contundentes a la economía del país
y al país; sin embargo, no somos hoy más débiles, somos hoy más fuertes.
Una de las cosas que me impresionaban de
esta reunión era ver, comprobar, advertir de manera incuestionable, que somos
hoy más fuertes, que somos hoy mejores, que somos hoy más eficientes. Eso se
reflejaba ayer en cada una de las intervenciones, ya no eran solo noticias de
calamidades y de cosas, se pronunciaron frases realmente bellas sobre el
trabajo de muchos compañeros, fue el congreso de los nuevos científicos porque
resultó brillante llamar científicos a los boyeros, porque ellos nos han dado
una lección de ciencia por la forma y eficiencia con que libraron su batalla,
la batalla difícil de volver en muchas actividades a la tracción animal, de
domar bueyes, de enseñarlos, de prepararlos y crear los equipos adecuados a su
trabajo.
El descubrimiento que han hecho, yo diría
que es un descubrimiento no solo para nosotros, para nosotros el buey fue el
período especial; hoy para nosotros, después de todo lo que hemos escuchado
aquí, el buey forma parte de la ciencia del trabajo y de la agricultura. ¿Quieren productividad? Dos bueyes haciendo
el trabajo de 20 ó de 30 hombres.
¿Quieren productividad no solo en el hombre sino en la tierra? Los
bueyes elevando un 20%, un 25% ó un 30% la productividad de la tierra y
ayudando a resolver uno de los problemas más difíciles con que nos enfrentamos
en el período especial.
Aquí ya se dijo, o alguien dijo --creo
que Lage dijo en una entrevista-- que somos el 80% de la gente viviendo en las
ciudades frente a un 20% viviendo en el campo, y muchos de ellos viviendo en el
campo y trabajando en cosas que no tienen nada que ver con el campo, a la
inversa de otros países hermanos como China y Viet Nam que tienen el 80% en el
campo y el 20% en las ciudades. Y si no hay máquinas y fuerza de trabajo
suficientes, si no hay combustible, sobre todo, si no hay piezas, en
circunstancias como esas, ¿qué podía ayudarnos a elevar más la productividad
que el buey?
Está bien que sigamos usando las
máquinas, y tenemos que usarlas, no podríamos escapar a eso. Preparar 10 000
caballerías en unas cuantas semanas de seca, entre lluvia y lluvia, temporal y
temporal, entre el final de la zafra y el comienzo de las limpias de las cañas,
o entre las últimas lluvias otoñales y las primeras lluvias invernales;
preparar decenas de miles de caballerías en unos días, es quizás uno de los
dolores de cabeza más serios en nuestra agricultura, y eso, desde luego, con
bueyes hoy no podríamos hacerlo.
Una vez hicimos los cálculos de cuántos
hombres se necesitarían, si era posible, el costo de todo eso, para romper la
tierra en tan breve tiempo. Pero, aunque en muchos casos se puede usar para
romper la tierra, no es eso fundamentalmente, sino para cultivar la tierra. Un
buen tractor rotura un elevado número de hectáreas en un día; si se trata de un
buey es una hectárea o menos, y no un buey, varias yuntas de bueyes.
Hoy sería imposible sustituir las
combinadas en la caña, porque el costo de movilizar 350 000 hombres es
insostenible en ropa, calzado, alimento, transporte. Hay que buscar por eso los
medios mínimos necesarios de combustible para que las combinadas funcionen,
porque ya no hay grúas de aquellas donde tiraban los bueyes la caña, porque ya
todos son centros de acopio, porque ya todas son distancias largas; sin
embargo, el poder realizar todos esos cultivos con los bueyes es un ahorro de
cientos y cientos de miles de trabajadores para hacer una tarea más eficiente,
más oportuna y con la frecuencia adecuada que requiere ese tipo de trabajo.
Sobre este tema ayer Bouza habló como un
sabio, dijo cosas en breves palabras que no he escuchado en ninguno de los
muchos eventos cumbres en que se ha tratado sobre el medio ambiente, como el de
Río de Janeiro, donde fue la Cumbre de la Tierra, en la defensa desesperada del
hombre de hoy por preservar la naturaleza.
0 en los libros que escriben sobre esto, podrá haber alguien que se
refiriera a ello, pero todavía no he visto una sola palabra que asocie el
trabajo animal, como lo asoció él ayer, a la conservación del medio ambiente,
cuando dijo que de qué valía hablar de desarrollo sostenible, preservar las
condiciones naturales, si en unos pocos años más destruimos la tierra que ha
sufrido ya tanto con la agricultura moderna; y cuando explicaba que la vida se
encierra allí en el suelo, y que la vida no puede ser aplastada constantemente
por la compactación como un edificio con sus moradores dentro, porque,
efectivamente, en el seno de la tierra moran todos los elementos: está el aire que necesita la tierra con la
estructura adecuada, suave, los microorganismos y los organismos que allí
realizan el trabajo fundamental para crear las condiciones de la producción de
alimentos. Dijo algo realmente brillante cuando planteó ese argumento que
debiera sumarse a la filosofía tan de moda, y que será cada vez más de moda,
relacionada con la preservación del medio ambiente.
El lo decía bien: puede resistir un tiempo y otro tiempo, pero
llega un momento en que no resiste. Y esto está asociado a problemas muy serios
del mundo de hoy, y a la alimentación de nuestro mundo.
Crece la humanidad 90 millones de
personas por año y se miden por miles de millones las toneladas de tierra que
se erosiona y que se va al mar cada año:
la erosión, la desertificación de las tierras, la pérdida de tierras de
cultivos por muchas causas diferentes. De apenas alrededor de 1 000 millones a
principios de siglo, llegará el año 2000 con 6 000 millones de habitantes;
habrá crecido la humanidad seis veces más de lo que creció desde que existe el
hombre, de lo que creció en cientos de miles, tal vez millones de años. Y sigue
creciendo, eso no lo detiene nadie; lo han detenido en parte los países más
ricos, no han podido detenerlo los países más pobres. Países como China, que
hace esfuerzos heroicos hoy por buscar el equilibrio de la población, todavía
tiene que esperar un buen número de años para lograr estabilizar su población.
Se pierde tierra no solo por la erosión,
por la salinización o por la desertificación, se pierden tierras por las construcciones,
por las carreteras, por las autopistas, por las fábricas, por las ciudades; ese
es un fenómeno visible. Y en este mismo momento el mundo está afrontando
problemas con la alimentación. Ese fue uno de los temas fundamentales que se
discutieron ayer y posiblemente uno de los temas más serios en un futuro
próximo de la humanidad.
Hoy las reservas mundiales de cereales
están más bajas que nunca:se calculaban en un 18%, en un 20%, como algo más o
menos normal; hoy están en alrededor del 11%. Los precios de los alimentos
están subiendo a toda velocidad, de cualquier alimento, el trigo, el arroz, los
granos en general. Por eso nosotros en materia de arroz nos estamos proponiendo
un esfuerzo especial que ya se viene haciendo y que fue paralizado por motivo
del período especial, que era la preparación ingeniera de todas las tierras
arroceras para duplicar la productividad por hectárea, para ahorrar el agua y
triplicar la productividad por hombre.
Ya prácticamente todas las presas
arroceras de este país están construidas, los principales canales arroceros
están igualmente construidos, y disponemos de tierra suficiente para
autoabastecernos si logramos llevar a cabo los trabajos ingenieros que
estábamos haciendo. Teníamos 17 brigadas y aspirábamos a llegar a 40 para hacer
las terrazas planas.
Ahora vamos movilizando algunos recursos,
como hicimos con el tabaco, como hicimos con la caña, lo cual está unido al
prestigio creciente del país, la confianza y la seguridad de que el país
resistirá, para poner a trabajar en los próximos meses las 17 brigadas que se
pararon. Y tenemos los equipos guardados, ¡y bien guardados, porque hemos
tenido que resistir muchísimo las solicitudes de que se entregaran para otras
tareas, que es siempre lo más fácil, en vez de arreglar lo que se tiene. Están
los equipos suficientes para llegar a las 40 brigadas inicialmente propuestas y
proponernos en un número de años tener todas las plantaciones arroceras bajo el
sistema ingeniero, que es como se le llama, y utilizar nuestras instalaciones
industriales, incluso, para hacer combinadas arroceras, como estamos haciendo
ya con las cañeras.
Ahí están
las fábricas, ya están haciendo modelos nuevos en caña que duplican el
rendimiento, que son más fuertes, con nuestros medios, con la base industrial
que tenemos. Ya tenemos toda el agua, están las presas llenas; y el arroz a
300, a 350 dólares la tonelada, y quién sabe.
Producir 8
000 quintales de papa, 15 000 de col por caballería y cuantos alimentos sea
posible producir en nuestras condiciones, se convierte en una cuestión
trascendental, ya no por razones de período especial, sino porque el mundo va a
empezar a afrontar una escasez de alimentos, principalmente de granos.
Trigo no
podremos producir, desde luego, por nuestro clima; tendremos que buscar los
cultivos más racionales y más productivos, no solo en el volumen de sus
productos, sino también en el valor comercial de las producciones.
Por el
hecho de que la humanidad está empezando a entrar en período especial
alimentarios, los programas alimentarios nuestros tienen que priorizarse al
máximo. Por eso fue tan importante, importantísima, decisiva, la discusión de
ayer en torno a este tema de la producción alimentaría y la construcción de
hidropónicos, organopónicos, el aprovechamiento de la tierra, y la
productividad por hombre y por hectárea.
Acabamos de
hacer un recorrido por el exterior. Visitamos dos países muy importantes, muy
poblados, y allí pudimos observar el fenómeno claro de lo que ha significado
para el mundo la explosión demográfica.
Cuando
concluyó la lucha de liberación, China tenía alrededor de 500 millones de
habitantes, ahora tiene 1 214 millones; en el año 2000, que es pasado mañana,
tendrá 1 300 y en el 2010, el 2020 ó el 2030 se calcula que se pudiera
estabilizar en 1 600 millones de habitantes. Allí hay 100 millones de hectáreas
de tierra agrícola; claro, tienen sabanas, bosques, pero hay 100 millones de
hectáreas de tierra cultivable. Hoy, por cada hectárea, tienen que alimentar a
12 personas, pero tienen también que producir grasa, producirlo todo
prácticamente; todavía hay algunas tierras que no son aptas para el cultivo del
arroz o de los granos, que pueden ser aptas, por ejemplo, para el cultivo del
algodón.
Ellos
tienen un inmenso territorio; pero no mucha tierra agrícola. Sin embargo, con
el 7% de la población agrícola del mundo, están alimentando en este momento el
22% de la población mundial. Han hecho un esfuerzo enorme, producen alrededor
de 450 millones de toneladas de granos; se proponen alcanzar 500 millones en el
próximo quinquenio y tienen que crecer en los próximos 20, 25 ó 30 años a razón
de, por lo menos, 10 millones de toneladas de granos por año, cuando la tierra
disminuye, porque las construcciones urbanas, por ejemplo, a medida que
progresan los campesinos y disponen de materiales, ocupan tierra, las fábricas,
los ferrocarriles, las carreteras. Además, la tierra --repito-- sufre erosiones.
Es casi un milagro de la ciencia el poder
ir garantizando cada vez un incremento mayor de la producción, y se calcula que
las necesidades de China para el año 2020 puedan ser de alrededor de 600 ó 650
millones de toneladas de cereales por año.
Un fenómeno similar se ve en Viet Nam.
Viet Nam tiene 7 millones de hectáreas agrícolas, para una población de 72
millones de habitantes.
Esos países crecen económicamente, están
creciendo tremendamente, porque en algunas ciudades como Shanghai, puede ser
que se estén haciendo unos 100 rascacielos simultáneamente; y de verdad que en
eso los constructores chinos no se parecen mucho a nuestros constructores,
cualquiera de esos edificios lo terminan en dos años, cualquier cosa, ¡cómo
construyen!, es increíble. Cómo van transformándolo todo, cómo crecen sus
exportaciones, también crecen las importaciones, como es lógico.
Pero un país que va a tener grandes
recursos, China por ejemplo, parte de una base industrial superior a la de Viet
Nam. Serán países que tendrán recursos para comprar alimentos a través de ese
crecimiento tremendo de las exportaciones, aunque ellos se proponen vencer el reto
de producir los cereales que necesitan; eso, hoy día, sería una ayuda a la
humanidad. El éxito de esos proyectos de incremento de producción agrícola
significa una ayuda a la humanidad, porque si no otros no tendrán solución para
encontrar alimentos en los mercados. Y las fuentes potenciales de producción de
alimento en el resto del mundo para el mercado no crecen, no son suficientes
para el crecimiento de la población mundial, cuando menos se producirá una
tendencia grande al aumento de los precios.
Pero, además, la cuestión no es tantas
toneladas de grano, sino que varía no solo el consumo de alimento, sino el tipo
de alimento. Con el desarrollo de la sociedad, ya no se trata solo de consumir
trigo, maíz o arroz, sino de consumir carne de ave, carne de cerdo, huevo,
peces que se alimentan como en una granja. Lo que aumenta la necesidad de
granos no es solamente el crecimiento de la población, sino los cambios de
hábitos de la población a medida que se desarrollan.
Recuerdo el caso de la Unión Soviética que
cuando se acabó la guerra producía unos 60 millones de toneladas y alcanzaban,
y unos pocos años después, 200 millones de toneladas no alcanzaban para
abastecer las necesidades, por los cambios de hábitos de la población.
El esfuerzo que realizan China y Viet Nam
es impresionante, y sembrando el arroz mata por mata en los viveros, para que
crezca por lo menos un mes allí, y apenas se haga la cosecha volver a sembrar.
Había zonas en el sur de China donde sacaban tres cosechas, pero eso está
asociado al agua, y la competencia del agua no es ya solo en la agricultura; es
la competencia por el agua entre la agricultura y la industria, entre las zonas
urbanas y las zonas rurales. El crecimiento del consumo de agua en esas áreas
es enorme y es muchas veces a costa de la agricultura.
Hay limitantes en los recursos de agua.
En muchas partes, como Estados Unidos, donde el agua subterránea era muy
abundante y antes se extraía a 15 metros, ahora hay que extraerla a 80 metros,
a 100 metros; lo mismo pasa en otros territorios continentales, de modo que el
hombre ha ido agotando una parte importante de su reserva de agua y los
científicos están muy preocupados con ese fenómeno.
No es solo la erosión, sino los cambios
en el medio ambiente, la contaminación con los pesticidas, los herbicidas y los
propios fertilizantes. Entonces no hay ninguna exageración, hoy día --y eso se
ve clarísimo, eso los científicos lo comprenden cada vez mejor y hasta sería
bueno que nuestra población tuviera una mayor información sobre todos esos
temas como factor que ayude a una mayor conciencia de la importancia de la
agricultura, de la agricultura científica, de la agricultura productiva, de la
agricultura que preserve el suelo, de la importancia del agua, el cuidado del
agua, la preservación del agua-- sería bueno que nuestra población tuviera una
mayor conciencia de estos problemas a los que me estoy refiriendo, y de la
necesidad del trabajo, señores.
Debo decir que en esos países se trabaja
y se trabaja duro, pero muy duro, es decir, mucho del trabajo agrícola es
manual, un poco de tracción animal para preparar algunas áreas de tierra; pero
allí casi no hay que preparar la tierra, detrás de un cultivo viene el otro, y
un trabajo tremendo. Digamos, podemos envidiarle.
En cierto tiempo en nuestros campos había
que trabajar como trabajan ellos, y fueron sustituidos por otros tiempos en que
vino el tractor, todo se mecanizó, y algunos trabajaban cuatro horas, cinco
horas, tres horas, y sacaban una norma, dos normas, etcétera, todo eso que
sabemos.
Allí el trabajo es duro, duro, durísimo,
en el agua y en la tierra, la inmensa mayoría de la población. Claro, a medida
que se desarrollan puede haber más empleo en la ciudad; se producen ciertas
contradicciones entre la mecanización que pueda ahorrar o pueda elevar la
productividad del hombre y el número enorme de hombres que necesitan trabajar.
Problemas serios a resolver al lado de
los cuales los de nosotros no son nada, son los problemas que países como los
dos que visité tienen que afrontar, y están enfrentados a la solución y están
teniendo notable éxito.
Ya esos países no están bloqueados,
tienen facilidades para el desarrollo. Viendo un mercado tan enorme como el de
China, casi todas las empresas en el mundo quieren invertir en China o en Viet
Nam. Están unidos, están muy bien organizados, son muy serios en sus negocios y
en sus acuerdos. Realizan una proeza inconcebible, y en el caso de China baste
decir que tiene alrededor de ciento veinte veces la población de Cuba.
Imagínense a Cuba multiplicada por ciento veinte veces. Quítenle un poquito,
pónganle ciento quince, dirigir esa inmensa población, organizarla para que
pueda producir sus alimentos, calzado, ropa, industrializarse.
Claro, es
un país de cultura milenaria y que cuenta con dirigentes realmente capaces, fue
lo que nosotros pudimos apreciar, y que actualmente están haciendo un aporte en
las condiciones nuevas del mundo, en una economía que se ha globalizado, de la
competencia. Le crean obstáculo a China para que ingrese en la Organización Mundial
del Comercio, porque le temen a la capacidad de producción de los chinos.
Lo que
están haciendo en Shanghai es un Nueva York nuevo al lado, y en unos pocos
años, y en otras zonas de China. Lo que están construyendo son ciudades
gigantes, fábricas modernas de alta tecnología, elevada productividad, y la
decisión inquebrantable de defender los principios del socialismo. Además, sin
socialismo, ¡ni soñar, ni pensar en lo más mínimo resolver los problemas de
aquel país o de aquellos países, y los resuelven con el socialismo y con los
principios del marxismo-leninismo, bajo la dirección del partido de los
trabajadores y el sistema de democracia popular!
A esto en
la literatura se le ha dado distintos nombres:dictadura de la mayoría,
dictadura del proletariado; es un gobierno democrático popular bajo la
dirección del partido. No, no hay ni la más remota sombra de duda, y avanzan lo
increíble, están avanzando. Tienen el espíritu de trabajo y la capacidad de
organización. Yo diría que con relación a nosotros tienen una ventaja muy
grande y es que no tienen bloqueo, hoy por hoy --como lo ve cualquiera-- el
obstáculo más grande que tiene el desarrollo de nuestra economía; obstáculo que
debemos estar decididos a vencer, como estuvimos decididos desde el primer día.
Nosotros
también vamos a crecer, aunque no al ritmo que están creciendo ellos. Si
desapareciera el bloqueo, podríamos entrar nosotros también en la fiesta de los
ritmos de crecimientos elevados; con bloqueo debemos estar conscientes de que
nuestros ritmos de crecimientos serán más modestos, pero vamos a crecer. Si
persistimos en lo que estamos haciendo, si actuamos como hemos actuado en este
encuentro, si llevamos a la práctica todas las ideas que aquí se han discutido,
está demostrado que aun con bloqueo podríamos ya no solo resistir --hemos
resistido--; las nuevas posibilidades son el premio a nuestra capacidad de
resistir y a nuestra proeza de haber resistido (APLAUSOS).
¿Y en los demás lugares qué pasó?, donde
borraron de la pizarra las palabras Marx, Engels; donde borraron de la pizarra
los principios del marxismo-leninismo ¿Qué ha pasado? ¿A dónde han ido a parar aquellos que
aceptaron las recetas neoliberales del Fondo Monetario Internacional y del
Banco Mundial? ¿Qué ha pasado? El
desastre total y en todos los órdenes.
No quiero aquí hacer --ni es necesario--
una relación de calamidades; pero nosotros sin combustible, sin materias
primas, sin petróleo ni carbón, sin energía hidráulica, sin nada, doblemente
bloqueados, porque llegamos a estar doblemente bloqueados, logramos parar en un
momento el descenso de la economía, pararlo y empezar a levantarlo un poquito.
Hemos logrado levantarlo algo este año, pensamos levantarlo un poco más el año
próximo, disponemos de algunos recursos de los que confían en nosotros, de los
que confían en Cuba, de los que han visto lo que es la organización y la
capacidad de Cuba, la seriedad de Cuba, la honradez de Cuba, porque algo que
puede valer más que una mina de oro es ser honrado, es el hecho de que ningún
dirigente de la Revolución se deje sobornar, se deje comprar, ni acepte
comisiones, que sea serio. Y ese oro está en la balanza de Cuba; en este
momento eso influye y nos ayuda. Por eso hoy es un cultivo, mañana son dos,
pasado son tres y van creciendo nuestras posibilidades.
En Estados Unidos, como no se sabe lo que
va a pasar todavía, no se pone de acuerdo el Congreso con la administración,
unos aprueban, los otros vetan; es imposible adivinar el futuro. Aquí no se
puede estar contando con un camino fácil, con la idea de un desbloqueo fácil.
Es mucho más sabio no contar con eso, o mejor contar con que el bloqueo siga,
las leyes que hay existan y sigan existiendo. El mundo está cada vez más
rebelde, más aburrido, más cansado de todas esas idioteces, y cuesta cada vez más
trabajo mantener medidas contra nosotros, porque mucha gente inventa la manera
de burlarlas, y las burlarán. Así que mejor es que nosotros nos preparemos para
la peor variante, no para la mejor variante; pero aun con la peor variante,
avanzamos si hacemos lo que debemos hacer.
Los cambios
que se han producido en la actitud de la gente --decía-- son notables,
visibles. Hemos estado en muchas reuniones, pero realmente ninguna estimula
tanto como esta, ninguna inspira tanta confianza, tanta seguridad. Y lo peor lo
hemos pasado, no diría que en lo material, no, en lo material nos queda mucho;
pero en lo espiritual sí hemos cambiado, el ánimo es otro, la actitud es otra,
el espíritu combativo es otro, el patriotismo es más fuerte, el espíritu
revolucionario es más fuerte, la convicción en la gente, en los revolucionarios
es mayor. No importa que cualquiera se haga ilusiones por ahí de que este país
podría volver al capitalismo, de impedirlo se encargará nuestro pueblo
(APLAUSOS).
Se hablaba
de un municipio aquí que no tenía muerte infantil en cinco años, nadie había
muerto de leptospirosis, que tenía no sé cuántos especialistas por allí
trabajando. ¿Podría el capitalismo tener
médico de la familia? ¿Podría tener un
sistema de salud como el nuestro?
¿Podría tener un sistema de educación como el nuestro? ¿Podría tener un sistema de dignidad como el
nuestro, de respeto, de igualdad?
El hecho de
que algunos van a tener más dinero que otros por determinada circunstancia, no
va a significar que van a tener el poder revolucionario (APLAUSOS), ni van a
tener más derechos que los demás. Son algunos privilegios de tipo material y,
claro, algunas de las cosas que nos irritan tenemos que resolverlas con un
sistema de impuestos bien elaborado, bien adecuado a las circunstancias y que
se cumpla, porque la disciplina en la cuestión de los impuestos hay que
garantizarla. No es concebible que alguien gane 700 pesos en un día, que gane
todo el dinero que le dé la gana y, además, no se inscriba si no quiere, o no
pague el impuesto. El impuesto será progresivo:si ganan más, más impuesto en
pesos y en divisas convertibles; vamos a exceptuar las que envían, las que
remiten de fuera, no tendría sentido ponerles un impuesto si las envían.
Aquí hay quienes tienen forma de ganar,
incluso en divisa. Hay quien la casa que le dio la Revolución, se mudó con el
vecino y la alquiló ¿En cuánto? En 500, 600. No importa que La Habana se
convierta en un hotel, pero hay que pagar impuestos, porque hay que pagar la
salud, hay que pagar la educación, hay que mantener la limpieza de las calles,
la higiene, el orden; hay que desarrollar el país y hay que defender al país
(APLAUSOS). Por lo pronto no vamos a armar una cacería de brujas con alguien
que alquiló un cuarto, no hay que meterse en eso, pero sí hay que saberlo, y
tiene que ayudarnos el pueblo, los vecinos, todo el mundo.
Puede haber mucha gente que no tiene
problemas con la Revolución, pero como es dueño de la casa, se le apareció un
cliente y alquiló. Bien, no debemos perder el sueño por eso.¿Cuánto es el
ingreso? ¿Cuánto hay que pagar? En pesos
o en dólares. Que tiene una paladar, ¿cuánto ingresó? Tiene que pagar un
impuesto en pesos o en dólares, según lo que sea.
La cuestión de los impuestos se tiene que
volver algo sagrado para aquellos que no están dentro del sistema de trabajo
del país, quiero decir, no se trata del obrero que está cumpliendo con su deber
en una fábrica, el maestro que está enseñando en una escuela, el médico que
está allí prestando servicios en un hospital, en un policlínico; más bien me
refiero al trabajador por cuenta propia que gane en exceso, que tiene su
timbiriche, su negocito y vende jugo caro, vende cosas, o lo que sea; o el que
en el mercado agropecuario gane mucho dinero, es lógico, es justo que en
concordancia con los ingresos pague impuesto.
El principio del impuesto es algo que nos
lo exigen las circunstancias. No es por el deseo de molestar a nadie, no; se
convierte en un principio básico para poder mantener las conquistas de la
Revolución y para disminuir los privilegios y las desigualdades que puedan
crearse.
Todas esas normas están claras, están
legisladas; otras están siendo reglamentadas, se van aplicando progresivamente,
pero haciendo las cosas como creíamos que debíamos hacer las cosas. El país se
ha mantenido ordenado, organizado, conservando todos sus valores, y no solo
conservando sus valores, sino multiplicando sus valores revolucionarios, porque
en circunstancias como estas, más difíciles, más duras, es donde se pone más a
prueba el espíritu revolucionario de los revolucionarios.
No perder el sueño si alguien se
ablanda...
Creo que nuestro pueblo ha realizado una
gran proeza, y esa proeza le abre nuevas perspectivas, nuevas posibilidades
para conservar lo que debemos conservar.
La más grande responsabilidad histórica
la tendría esta generación y las que vienen detrás si no fueran capaces de
conservar lo que hemos creado, y esos valores que hemos creado y el espíritu
que hemos creado se reflejaron, como en ningún otro momento, en esta reunión:se
reflejó la capacidad de organización del pueblo, el talento de nuestro pueblo,
el espíritu creador de nuestro pueblo, la cultura que ha alcanzado nuestro
pueblo, la experiencia que han alcanzado nuestros cuadros en el Partido y en el
gobierno, experiencia que tiene que enriquecerse, de modo que en cada lugar de
responsabilidad esté siempre el más capaz.
Así, trabajando como hormigas, trabajando
como una colmena y trabajando duro, podremos llevar adelante lo que nos hemos
propuesto y salvar la patria soberana y libre, la Revolución, las conquistas
del socialismo, que quiere decir socialismo.
Cuando se dice defender las conquistas
del socialismo no es renunciar al derecho de seguir construyendo el socialismo.
Cada vez que seamos capaces de hacer una buena fábrica, moderna, avanzada,
estamos haciendo socialismo, porque, realmente, la mayor parte de la economía
está en manos del pueblo, en manos del Estado.
Buscar la eficiencia en eso es también
uno de los grandes retos que nosotros tenemos; haciéndolo como lo hemos hecho,
sin políticas de choque, sin abandonar a nadie, con política realmente humana,
pero vamos avanzando, y así hemos mantenido al país. Bueno, el único país
bloqueado del mundo; aunque hay algunos casos, por otras razones, más
recientes.
Se ha mantenido, repito, la organización
necesaria y las condiciones necesarias para trabajar y para avanzar.
No voy a repetir aquí todas y cada una de
las cosas que se discutieron. Tenemos la zafra delante, va a ser una prueba
dura. Ninguna zafra se ha discutido tanto como esta, y ya creo que esto va a
ser a nivel de central y de carro de caña por central, porque no podemos darnos
el lujo de que la caña se quede sin cortar.
Se ha hecho un trabajo fuerte durante
estos meses, se ha trabajado duro en la caña, se ha limpiado la caña en unos
meses de calor terrible, de los más calurosos que hemos tenido en los últimos
tiempos; muchas veces las lluvias no dejaban las máquinas trabajar. Se ha hecho
un esfuerzo en todas partes, se ha seguido de cerca el esfuerzo, se ha
discutido todo, todo, todo: planchas de acero, máquinas, tornillos, materias
primas, piezas de repuesto, motores. Nunca se llevó a cabo una actividad tan
minuciosamente detallada como la preparación de esta zafra.
Sí, ya recibimos créditos para adquirir
esos recursos que necesitábamos para hacer la zafra: para reparar los centrales, para elevar los
bordes de las carretas, para reparar las máquinas, para hacer todo lo que hemos
hecho con las combinadas, con todo eso de que se habló aquí; pero hay que
pagarlo con el azúcar que produzcamos, para disponer de recursos para el arroz
y llevar a cabo los planes que queremos hacer en el arroz. En el arroz lo que
vamos a hacer es pagar los créditos con la diferencia de costo entre producirlo
aquí o importarlo. Pero cada grano de fertilizante, cada litro de combustible
hay que aprovecharlo al máximo.
Esto no significa que vamos a estar mejor
el año que viene o el otro. No, no, vamos a echar a andar la economía, impulsar
el desarrollo del país; sí, siempre obtendremos algún beneficio, no es lo mismo
estar limpiando un cañaveral descalzo que con un par de zapatos, con las ropas
raídas que con las ropas adecuadas, y en los gastos están los zapatos, la ropa,
la atención al hombre, todos esos factores. Se mejorarán las condiciones de vida
y de trabajo de los obreros en cada una de estas actividades.
No quiere decir que mañana tendremos 300
000 motores de refrigeradores o la plancha de metal para repararlos, todas esas
cosas irán poco a poco, porque se están ideando muchas cosas y se están
aplicando muchas cosas. Sabemos lo que queremos y la estrategia está clara,
bien clara: salvar la patria, la
Revolución y el socialismo; trabajar con flexibilidad y adoptar todas las
medidas que se subordinen a esos objetivos --dije socialismo; podemos seguir
diciendo las conquistas del socialismo, pero entiendan que es el socialismo--,
y las hemos ido aplicando cuidadosamente. Ahora, ¿todas cómo?, discutiendo,
todas las medidas se han discutido en la Asamblea Nacional, todas las medidas
se han discutido con el pueblo, y se ha discutido una vez, dos veces y tres
veces. Hemos llevado a cabo toda esta política con el consenso del pueblo. Fue
necesario una tarea de persuasión, de educación para que se entendiera que
teníamos que hacer cosas que no nos gustaban, pero había que hacerlas, era
ineludible hacerlas.
Creo que la Revolución nunca ha tenido
tantos méritos como, este, en que se ve obligada a hacer cosas tan difíciles y
hacerlas con el consenso del pueblo, porque hacer leyes revolucionarias como en
los primeros tiempos es fácil, todo eso es una maravilla: Ley de Reforma Agraria, Ley de Reforma
Urbana, leyes de todo tipo. Todo lo que se hizo durante un montón de años era
directamente en beneficio del pueblo:escuelas, hospitales y recursos. Y ahora,
en las peores condiciones, hemos tenido que admitir privilegios, diferencias;
cuando la ideología revolucionaria recibió un golpe terrible, mantener la fe y
la confianza de la gente. Cuando había muchos por las nubes, filosofando,
inventando, confundiéndose y confundiendo, era necesario mantener la fe y la
confianza del pueblo.
Y ahora, ¿qué vemos? Han pasado cinco
años ya desde que desapareció la URSS, y un poco más desde que desapareció el
campo socialista. ¿Y qué está ocurriendo en esos países? Una cosa muy curiosa;
aunque Occidente les impuso su sistema multipartidista, y creo que en estas
elecciones rusas, por ejemplo, participaron 45 ó 46 organizaciones --imagínense
un país dividido en 46 organizaciones, debe ser una cosa fenomenal ver, por
ejemplo, un foro de ciencia y técnica con la participación de 45
organizaciones; y, bueno, delincuencia por acá, mafia por allá, corrupción por
acá, de todo. No me refiero a nadie en particular y me refiero a muchos en
general (RISAS). Mortalidad infantil en pico hacia arriba, índice de pobreza a
montones, con unos recursos fabulosos. Imagínense que nosotros tuviéramos todo
el petróleo que quisiéramos, ¡imagínenselo! ¿Qué piensan ustedes? Todo el
hierro, todo el acero, toda la materia prima, toda la industria, ¡imagínense!
Pero me temo que estén imaginándose mal;
me temo que estén imaginándose que sería muy bueno, pero posiblemente
estaríamos botando petróleo, acero, laminado de todas clases, carbón, de todo,
y sacando una pieza de tres días y sustituyéndola por otra. Pero, por lo menos,
estaríamos mejor, ¿no? (RISAS); no sufriríamos las carencias que tenemos ahora,
pero no estaríamos aprendiendo a trabajar como estamos aprendiendo ahora; no
estaríamos aprendiendo a ahorrar como estamos aprendiendo ahora; no seríamos el
pueblo de hombrecitos y mujercitas que somos ahora (APLAUSOS) y que estamos
aprendiendo ahora, ¡increíble como hasta los niños se cambian y se prestan los
uniformes! Hay niños por ahí pioneros,
de los primeros grados, que deben estar usando los uniformes de la abuela,
porque todo el mundo guardó y sacó y puso para tener uniforme. Cuando es grande
el esfuerzo, hay que hacer un poco más.
Ayer hablaba yo con la compañera de los
pioneros, y andaba con una necesidad de no sé cuántas varas de tejido porque
había 400 000 pioneros sin pañoletas, y estábamos rompiéndonos la cabeza cómo
inventamos para que no haya un pionero sin pañoleta.
Pero si nosotros tuviéramos esos
recursos, desde luego no estaríamos pasando los sacrificios que estamos
pasando; pero no los estaríamos administrando como los administramos hoy, no
estaríamos adquiriendo esta experiencia que estamos adquiriendo hoy, no
estaríamos forjando el pueblo que seremos mañana.
¿Y qué hace aquella gente hoy? ¿Qué le trajo el capitalismo? ¿Qué le regaló? El caos, la humillación, la pérdida de toda
influencia en el mundo o de una gran parte de la influencia en el mundo. Y
ahora los electores andan votando por los que eran comunistas. ¡Quién iba a decirlo!, si hace unos días
prácticamente que les dieron las primeras lecciones de capitalismo y lo han
visto ahí de cerca, han visto a la fiera, al lobo, al tigre de cerca, en
condiciones diferentes y difíciles, ¿no?; pero en una buena parte de esos
países están votando por los comunistas, los que se llaman comunistas, los que
eran comunistas y muchos que realmente lo son. Fíjense si les estarán echando
de menos, a pesar de todos los errores, deficiencias y problemas que había,
errores históricos grandes que, indiscutiblemente, se cometieron, que no es
este el lugar de discutir --burocratismo, de todo--; pero, ¿cómo será la cosa,
que ahora los electores van allí a votar por los comunistas?
Los occidentales dicen que están
tranquilos, bueno, que no se han asustado mucho por el hecho de que los
comunistas obtuvieron la mayoría de los votos entre los partidos que
participaron; quedaron en los primeros lugares, o en el primer lugar
ampliamente. Si lo han destruido todo, lo han destrozado todo, lo han
desorganizado todo, ¿cuál es el miedo que pueden tener o tienen?
Recordaba aquello que decía el oficial
que estaba al frente de los soldados cuando me capturaron después del ataque al
Moncada, una frase que no sé de dónde la sacó, pero la sacó y la tenía bien en
la cabeza --Sarría se llamaba, un oficial negro, alto, cuya conducta firme
evitó que aquella gente ajustara cuentas con nosotros rápido--: "Las ideas no se matan, las ideas no se
matan", lo repetía. Ahora se les puede decir a aquellos que estaban tan de
fiesta y tan alegres cuando se derrumbaron la URSS y el campo socialista: "¡las ideas no se matan!"
(APLAUSOS.)
Hitler quiso matarlas y mató 27 millones
de personas, porque se dijo que 20 millones durante mucho tiempo, y las
investigaciones históricas reflejan que el número de víctimas --de muertos, no
hablo de mutilados-- fue de alrededor de 27 millones de personas. Eran ahora
ejércitos de consejeros, de expertos, de especialistas en capitalismo, para que
en cuestión de meses existiera más abundancia allí que en Nueva York. Estos
quisieron matar las ideas con dinero, con engaño, con mentira, con ilusiones,
entonces vienen los pueblos, descubren la verdad y sobreviven las ideas; pero
no debe hacerles ninguna gracia a los capitalistas.
Acuérdense, hace apenas algunos años, de
los aplausos. Aquí mismo estuvimos reunidos en la Asamblea Nacional, y hubo dos
discursos: uno de Gorbachov y uno mío, y
dentro de toda la elegancia y la cortesía dije que nosotros no teníamos que
hacer lo que ellos hicieron, no teníamos que rectificar los errores que habían
cometido ellos; teníamos que rectificar los nuestros, en todo caso algunos que
copiamos de ellos sí, pero la idea clara sí, nosotros, por ejemplo, no habíamos
hecho colectivización forzosa.
Aquí a todos los campesinos que pagaban
rentas se les dieron las tierras y se les respetó. Quedaron campesinos hasta
con 65 hectáreas de tierra, que es una cantidad considerable, y dijimos: "No habrá tercera reforma agraria"
--hicimos dos, respetábamos la palabra empeñada--, y teníamos decenas y decenas
de miles de propietarios de tierra, no teníamos nada que aprender en eso,
sabíamos también lo que pasaba en una cooperativa, en una granja.
Hubo una época de exaltación de todo
aquello, cuando desbarataron la historia del país, el gobierno del país y el
partido; no quedó nada. Esos errores no los cometieron los chinos ni los
vietnamitas; salvaron la historia, salvaron el partido, salvaron el gobierno,
salvaron la ideología, y entonces ahora veremos qué dirá el futuro.
No es que nos hagamos ilusiones,
esperaremos pacientemente cómo se desarrollan los acontecimientos, qué hace
cada cuál, qué va a ocurrir en Estados Unidos con sus próximas elecciones, los
conflictos que tienen allí, qué va a ocurrir en Rusia y en otros países.
Esperaremos con paciencia, algunos de ustedes con más paciencia porque, desde luego,
son más nuevos que nosotros; pero hasta nosotros esperaremos con paciencia. La
paciencia muchas veces no está en la vida, está en el pensamiento.
Yo tengo la más absoluta convicción de
que el capitalismo marcha hacia un caos, no tiene remedio. Al mundo lo
hundieron; lo caotizaron con su colonialismo, su neocolonialismo y sus
sociedades de consumo, ¡han hundido al mundo!
Uno medita mucho sobre todas estas cosas
cuando ve, cuando viaja y dije: ¿Esta
gente de Occidente querrá que las sociedades de consumo sean las sociedades del
Tercer Mundo, y que los 4 500 millones de personas empobrecidas de todo el
mundo viajen en automóvil? ¿Qué es lo
que va a pasar? Uno lo ve. No cabe la gente;
sencillamente, no cabe la gente. Continentes enteros, como Africa, se mueren de
hambre, de enfermedades; crecen los desiertos, sigue avanzando explosivamente
la población.
En América Latina no hay nada, no hay
progreso real alguno. Lo que progresa es la pobreza y las enfermedades, de lo
cual hablábamos aquí, ¿qué solución tiene?
Por eso a los chinos y a los vietnamitas
no son los del Banco Mundial los que les van a decir lo que tienen que hacer ni
decirles: "¡Oigan, borren el nombre
de Marx ahí y póngase a estudiar a Adam Smith!" Qué remedio, qué le pueden
enseñar a la humanidad: ¡La han hundido;
no tiene porvenir ese sistema!
Problemas, crisis, en países riquísimos,
en países muy desarrollados; unos conflictos sociales tremendos. Las escenas de
televisión que se aprecian en los reportajes internacionales están llenas de
carros de bomberos, de policías, de caballos, lo mismo en Europa que en América
Latina, en cualquier parte; a base de golpes contra la gente en países
riquísimos. Y mientras más se desarrollan, más desempleo, porque mientras más
modernas y automáticas las máquinas, más sobra el hombre, y no tienen
soluciones para los problemas, no tienen soluciones para los problemas del
mundo.
Al menos nosotros estamos desarrollando
aquí soluciones para problemas del mundo, de la forma en que creemos que deben
resolverse esos problemas y otros pueblos están haciendo lo mismo; pero para
nosotros está muy claro que el modelo de sociedad no es la sociedad de consumo
capitalista, esa es una locura total.
Aquí se dijo que este movimiento había
comenzado hace 15 años --lo dijo Maynegra--; pero yo estaba pensando en ese
momento que este movimiento de piezas y otras soluciones empezó hace como 35
años, porque hubo un momento en que de repente nos bloquearon, nos quitaron
todas las piezas en absoluto, cuando toda la industria y todas las máquinas
eran capitalistas y nosotros un pueblo de analfabetos, y fuimos capaces de
mantener la industria funcionando. Hace
35 años.
Claro que este golpe fue más fuerte, más
contundente, viene a partir de una situación en que la inmensa mayoría de la población
está en la ciudad y no en el campo, en que hemos adquirido hábitos de consumo y
modos de vida ya diferentes; pero empezó hace 35 años, cuando el país se vio
obligado a hacer piezas de madera en la industria textil y todo eso. Claro que
el país no estaba electrificado, no necesitaba la gran cantidad de combustible
que necesita hoy. Entonces, a los precios de entonces, con un millón de
toneladas de azúcar, Cuba adquiría todo el combustible que necesitaba en el año
1959, en el año 1960, con un millón de toneladas de azúcar; no consumíamos ni 5
millones de toneladas de combustible, ¡miren qué gran diferencia! Es decir que la situación que se nos presentó
fue realmente muy diferente, pero teníamos un pueblo preparado.
¿Qué habría sido si no hubiésemos tenido
el pueblo preparado que tenemos hoy, si estuviéramos en los tiempos a que se
refería Adolfito? ¡Es increíble, se ha
mantenido el país funcionando!, en medio de enormes escaseces y dificultades.
Cuando aquí hoy les daban a los
compañeros de las fuerzas armadas el diploma de reconocimiento, yo pensaba en
el verdadero milagro que ha sido mantener la técnica de combate, mantener la
defensa del país en perfecta disposición combativa, y con más experiencia, y
con doctrinas de guerra nuestras ciento por ciento, que ya desde antes de la
caída del campo socialista nosotros habíamos revolucionado, habíamos vuelto a
muchos de nuestros principios y elaborado las concepciones adecuadas de la
guerra de todo el pueblo. Pero tener la técnica de combate conservada cuando
hace cinco años que no entra un hierro aquí, todas las armas ligeras y pesadas
en perfecta disposición combativa, y tener al cabo de cinco años unas fuerzas
armadas --incluido todo el pueblo, como fue siempre-- indisolublemente unidas
al pueblo y al esfuerzo del pueblo, sin recibir una pieza, ¡las condiciones en
que hoy tenemos la defensa del país constituyen un milagro!
Tal vez el enemigo pensaba que al cabo de
tres o cuatro años las cuatro quintas partes de nuestros equipos de guerra no
se movían, y posiblemente se mueva ahora un porcentaje mayor, y, sobre todo, no
tengo la menor duda de que se moverían con mucha más eficacia.
¿Pudo imaginarse eso el enemigo? ¿Cómo se imaginaría que sería Cuba a fines de
1995? Nosotros hemos visto otros lugares por ahí que en cuestión de semanas se
desorganizan, se enmohecen todos los hierros, no dispara un fusil. Vuelvo a repetir que no menciono, pero
pienso en unos cuantos. Experiencia hemos tenido, dando vueltas por el mundo, y
aquí en este foro hoy ese aspecto se vio claro, claro, claro, como se vio claro
la importancia de unir a todas las fuerzas, incluidos pioneros, en este
movimiento; la necesidad de la cooperación.
No es cuestión de que las fuerzas armadas
resuelvan problemas de ellos, es muy importante que ayuden a resolver, como lo
están haciendo, problemas de otros sectores, y para ello es una necesidad que
todos los sectores se ayuden entre sí.
Aquí se vio claro eso en toda la discusión, hasta cuando discutíamos el
gas LB-12. Me daban deseos de reír cuando
decían que tenían unos polígonos de tiro de las fuerzas armadas comprobando la
inflamación del gas. Pensaba yo: ese es
oficio de las fuerzas armadas, andar con explosivos por todas partes a todas
horas.
Pero vean qué importante cooperación y
qué importante negocio --cuando digo negocio quiero decir asunto-- que tiene
que ver nada menos que con toda la refrigeración de este país, que hoy usa
productos que muy pronto estarán fuera del mercado, o carísimos. ¡Qué problema a resolver!, decisivo, y estoy
seguro de que lo resuelven y de que no va a haber ninguna explosión.
Estoy casi seguro de que esta gente de
Santiago va a tener hasta su fabriquita, los equipitos que necesitan para
aumentar la producción y para, en la medida en que se vayan viendo los resultados
y la experiencia, garantizar las producciones que necesitemos. Para la limpieza, tal vez el otro producto;
ustedes dirán la última palabra sobre todo eso.
Esta cooperación entre todos los sectores
es indispensable y su reto mayor es esta zafra, mas no solo la zafra, no debe
quedar un solo frente descuidado. Y lo de las piezas de repuesto --como decía
ayer-- debe convertirse en una industria de este país. Nosotros comprábamos muchas piezas
socialistas en Europa, en España y en otros lugares, ¿por qué no vamos a poder
producirlas?
Es cierto que en algunos de estos
equipos, como los motocompresores y otras cosas parecidas, relacionadas, por
ejemplo, con una cuestión tan importante como es la televisión o la
refrigeración casera, las producciones que necesitamos son tan pequeñas que no
dan espacio para una industria capaz de hacer esas producciones, a no ser que
tuviéramos un mercado asegurado; porque con la producción de unos cuantos días
serían capaces de abastecer todas las necesidades de esa pieza. Por eso hay
veces que uno dice: ¿Por qué no se hace
tal cosa? Pero hay pasos intermedios
como el de los cigüeñales, si compramos las máquinas que hacen falta para los
cigüeñales, sobrarían las máquinas; pero sí puede haber talleres que,
adquiriendo semielaborado el cigüeñal, puedan proporcionar todos los que
necesitamos a un costo mínimo, mientras no tengamos mercado para una máquina
más grande. La producción de algunas de estas piezas se hace en una escala tal
que es para millones de consumidores, y por eso no son fáciles algunas de estas
cosas que pudieran parecer fáciles, un motorcito chiquito, de un tipo o de
otro.
Los compañeros tienen que darles vuelta a
muchos de estos temas para encontrar soluciones racionales. No vamos a
volvernos locos, tenemos que buscar soluciones racionales.
Yo hablaba de que casi todo el
equipamiento agrícola y de transporte nuestro tiene que ser sometido a una
revisión y a una futura renovación, caso por caso, en la medida en que resulte
lo mejor. También tendremos que resolver un día todos los problemas de los
televisores, que se han convertido en un medio indispensable; es decir, no
estamos en un país con 50 000 televisores, estamos en un país con 2 500 000
televisores y en un país con 1 600 000 refrigeradores. A esos problemas tenemos que enfrentarnos,
rompernos la cabeza y buscarles las mejores soluciones; pero se las
encontramos, de una manera o de otra.
Dije al principio que ustedes habían
trabajado duro.
Recuerdo que ayer, cuando Maynegra habló
de receso hasta mañana, hubo un aplauso generalizado. Pienso que ustedes tienen
muchos deseos de regresar a los centros de trabajo, a las actividades
habituales, pero pienso que tendrían derecho a marcharse con más optimismo, con
más esperanza. Se lo dice un testigo de muchos de estos eventos, que puede dar
testimonio de los cambios, y les puedo asegurar que ha sido un excelente
encuentro, que se puede apreciar un cambio asombroso, un progreso
verdaderamente impresionante.
No voy a mencionar a todos los que ya
aquí tanto Pedrito como Maynegra mencionaron para felicitarlos, creo que con
toda justicia prácticamente todos merecen el reconocimiento de todas las
organizaciones e instituciones por la colaboración que han prestado.
Por mi parte, agradezco modestamente el
diploma; pero me llevo dentro algo mejor:
un entusiasmo multiplicado, y no me caracterizo por ser poco entusiasta;
una convicción multiplicada, y siempre me he caracterizado por tener
convicciones sólidas; un espíritu revolucionario más confiado que nunca, una
admiración mayor aún por nuestro pueblo e impresiones que para mí serán
imborrables.
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)