DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN EL CENTRAL "CANDIDO GONZALEZ", CAMAGÜEY, EL 12 DE FEBRERO DE 1996, "AÑO DEL CENTENARIO DE LA CAIDA EN COMBATE DE ANTONIO MACEO".

(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)

Compatriotas de Santa Cruz;

Camagüeyanos;

Vecinos del "Cándido González":

Nos complace mucho disfrutar, junto a ustedes, este día de alegría justa, merecida, en que el central "Cándido González" se constituye en el primero del país en cumplir su meta azucarera

Ya Carlos explicaba que no es una zafra grande, explicaba también los problemas de disponibilidad de caña que han tenido los centrales de esta zona, el esfuerzo que se viene haciendo por la recuperación cañera. Esto forma parte de una batalla en esta región, que es parte, además, de una lucha que se libra a lo largo y ancho del territorio nacional.

Quizás pocos se imaginen lo que es una zafra, el trabajo que lleva una zafra; quizás pocos se imaginen lo que significa esto de la recuperación cañera, que es el trabajo de cientos y cientos de miles de hombres y mujeres, aparte de los que indirectamente participan en la producción de elementos, piezas y equipos para la industria azucarera.

Hace ya muchos meses, a lo largo del año 1995, que se trabajó duro, pero la batalla entonces era la siembra, la limpia, el cultivo, la resiembra, y, en primer lugar, la roturación y el alistamiento de las tierras.

Se realizó a lo largo del año un gran esfuerzo realmente en materia de recuperación cañera y en condiciones climáticas desfavorables, porque le dio por llover mucho el año pasado en pleno período de primavera, e incluso, en ocasiones, cuando ya no estábamos en etapa de plena primavera, las lluvias eran constantes.

Todos los meses nos reuníamos con los dirigentes del Ministerio del Azúcar y con numerosos ministros de los que participan de una manera o de otra en la zafra y con representantes del Partido nacionalmente, para ver cómo marchaba el plan de siembra.

Un enorme esfuerzo se realizaba con la preparación de las máquinas, que tenían escaseces de piezas, de gomas, para roturar la tierra, y cuando estaba todo listo venían los aguaceros que retrasaban el plan de siembra, de modo que no pudo cumplirse el plan de primavera, no pudo cumplirse el plan de frío —y de eso somos testigos porque observábamos todos los días el mapa—, y las incesantes lluvias en casi todo el país, en unos lugares más que en otros, hacían difícil —sobre todo en algunas provincias, entre ellas, la provincia camagüeyana— el cumplimiento del plan de siembra de caña.

Hubo que redoblar el esfuerzo en la limpia, en los cultivos. Tuvimos la fortuna de contar ya con fertilizantes, no con todo el que habríamos querido, pero sí con una cantidad, porque durante más de tres años habíamos carecido de fertilizantes para la caña.

Se pudo obtener financiamiento. En la medida en que el mundo veía que nuestro país resistía, empezaron a tener confianza en nuestro esfuerzo, en los avances que estábamos empezando a lograr, y pudimos disponer de algún financiamiento para fertilizantes, herbicidas, materias primas, metales con que fabricar piezas, para fabricar gomas o adquirir aquellas que no podíamos producir aquí, importar algunas piezas de repuesto, y, en fin, distribuir aquellos recursos, que no eran muy abundantes, entre todas las necesidades de la zafra, de modo que pudiéramos moler en casi todos los centrales, porque no hay nada peor que un central que se para, o que no hace zafra por falta de caña. Pierde fuerza laboral, pierde experiencia, se deteriora el central azucarero.

Por eso el objetivo que buscamos este año es que el mayor número de centrales moliera, y casi todos los centrales estén moliendo en este momento. Pero pudimos disponer de esos mínimos recursos, porque un central, por mucho que se ahorre en materiales, necesita acero y necesita distintos productos para poder repararse.

Paralelo al esfuerzo que se hacía en la agricultura, se realizaba un gran esfuerzo también en la industria, en las inversiones industriales, y el país, el Partido, el Gobierno, siguió —se puede decir que día a día— todo este esfuerzo de recuperación cañera.

No es lo único que nos va a hacer a nosotros salir del período especial, estamos trabajando en muchas áreas, en muchos campos, en muchas ramas. También pensamos para el próximo año darle un levantón a la producción arrocera, ya que una gran parte del arroz que consumimos hay que importarlo y está cada vez más caro y más escaso en el mundo, utilizando el mismo procedimiento que hemos utilizado con la caña, es decir, obtener financiamiento, porque el arroz estaba igualmente sin los recursos mínimos, sin el fertilizante, aparte del combustible —como ustedes saben— que se requiere en nuestra agricultura.

Se está trabajando en otras ramas de la agricultura; también se está trabajando en el tabaco, en el café, y a medida que podamos ir obteniendo recursos, podremos continuar el avance en la recuperación de nuestras producciones fundamentales y proseguir el desarrollo del país.

Hay áreas que se están desarrollando bastante; por ejemplo, el turismo es una de las áreas que está teniendo un importante desarrollo, que nos ayuda a buscar recursos para todo esto, porque sabemos bien lo que necesitamos, ya que lo perdimos prácticamente todo cuando se produce el desplome del campo socialista y la desaparición de la URSS de la noche a la mañana y caímos en estos tiempos difíciles que tanto nos están enseñando, porque ahora se ahorra mucho más, se utilizan mucho mejor todos los recursos, se trabaja con más eficiencia. Antes ustedes saben cómo andaban los tractores para arriba y para abajo, y había alrededor de 90 000 tractores en este país que muchas veces se usaban hasta para ir de paseo, para visitar a la novia —no la novia esa que está con las combinadas, sino la otra, la histórica (RISAS)—, para jugar pelota; todas esas cosas las sabernos bien, ya de eso se ha hablado.

¡Pero cómo nos ha enseñado esta etapa, cómo nos ha enseñado este período especial! ¡Cómo ha estado aprendiendo y cómo aprende cada día nuestra gente! De modo que algún día miraremos hacia atrás y diremos: falta que nos hacia, porque los avances futuros van a estar mucho en dependencia de lo que hayamos aprendido en esta durísima etapa, en que le puedo decir que ningún país del mundo —y se lo digo a muchos visitantes— habría soportado ni 15 días el golpe que soportó Cuba con su Revolución. Solo un pueblo revolucionario, un país revolucionario, un país en revolución podía soportar lo que soportó el país y resistir lo que resistió el país para empezar a levantarnos.

Les decía que cada día se seguía la recuperación cañera, cada mes una reunión para ver cuánta tierra se había preparado, cuánta se había sembrado, cuánta se había resembrado, cuánta se había limpiado a guataca, cuánta se había limpiado con el poco herbicida de que disponíamos, para darle ya un impulso, porque el año pasado la zafra quedó en 3,3 millones y este año pensamos hacer una zafra de 4,5 millones, que ya es un incremento del 30%, es un paso de avance importante; pero no es más que un comienzo, porque tenemos que prepararnos para dar otro salto en el año 1997 y dar otro salto en el año 1998, de manera que nuestra industria azucarera esté haciendo el aporte que necesita la economía nacional no solo en volúmenes de azúcar, sino en los costos del azúcar.

Ustedes comprenden perfectamente que si un central muele 60 ó 70 días, ese azúcar es más caro, porque es el mismo colectivo de trabajadores que haría falta para moler 120, 130, hasta 150 días; sale mucho más caro. Nosotros fuimos capaces de lograr hasta 7 millones de toneladas a principios del período especial, pero después cayó a cuatro y tantos y después cayó por debajo de cuatro; era preciso detener eso y empezar a subir otra vez. Y si de algo sabemos mucho los cubanos es de caña y de azúcar, es una rama que tiene un importante peso, aunque, repito, no es la única que está desarrollando el país; se están desarrollando otras y cuantas sean necesarias las desarrollaremos para salir adelante. Pero, primero que todo, había que levantar la producción azucarera.

Claro, por eso tenemos más caña este año, por eso tenemos, por lo menos, un 30% más de caña, por el trabajo que se hizo y porque se fertilizó una parte de los campos; sin embargo, no podíamos fertilizar la caña de primavera que sembrábamos, ni la caña de frío, sino únicamente los retoños. Como en el plan de frío nos quedamos cortos, por las razones que expliqué, nos las arreglamos para buscar un poco más de fertilizante y fertilizar la caña de frío; de manera que ya para 1997 la caña de frío será una caña que ha sido fertilizada, y ustedes saben que rinde 30 000, 40 000, 50 000 arrobas más por caballería una caña de frío bien cultivada y con fertilización.

Se ha seguido —les repito una vez más— provincia por provincia, todos los meses, la situación de cada área y la situación de cada central, y así se fue elaborando también la estrategia de zafra.

Queríamos cortar la caña en el momento óptimo, pero siempre es peligroso, porque usted busca optimizar y de repente se presentan unas lluvias de estas extrañas, inesperadas y complican la situación de la zafra. Pongo un ejemplo: al central "Ciro Redondo", de Ciego de Avila, le adelantaron 10 días —porque adoptamos la línea de adelantar alrededor de 10 días en muchos centrales— y a las 24 horas apenas empezó a llover, y en 10 días se perdieron los 10 días que habíamos adelantado en ese central; después perdió otros 10 por lluvia. Desde luego, se había hecho también una programación de zafra para terminarla relativamente temprano, que hubiera una reserva de días de zafra.

Se ha seguido de cerca la marcha de la zafra, igual que se siguió el plan agrícola a lo largo del pasado año, en que se limpiaron, cultivaron y resembraron muchas más caballerías, se rehabilitaron campos, se hizo todo lo que ustedes saben; y había algunos lugares en estas zonas del sur en que el marabú estaba más alto que la caña. Crecía no solo marabú, sino a veces en algunos lugares de cañas quedadas, requedadas y vueltas a quedarse, que no se habían podido cortar, crecían hasta guásimas, y todo eso había que superarlo, erradicarlo, porque no hay combinada que corte una caña donde ha crecido el marabú u otras plantas similares. El rendimiento de los macheteros es ínfimo en esas condiciones, igual que es muy bajo para las máquinas cuando la caña es de poco peso, de poco desarrollo, y de esa caña hemos tenido que estar cortando este año, aunque un poco mejor ya que la caña del pasado año.

Así hemos observado cómo se ha comportado el tiempo. En Camagüey, Ciego y en algunas otras provincias se produjeron retrasos por las lluvias extemporáneas, se presentó mejor el clima en las provincias orientales. Las provincias orientales adelantaron, en general Santiago, Guantánamo, Holguín, Granma, estaban por delante del programa en la zafra, hasta que vino esta ola fría —bien fría, por cierto, pero bien húmeda— y en toda esa zona de oriente lo que cayó fue un golpe de agua: las presas rebosaron, se vieron inundaciones como solo en épocas de ciclones.

Ustedes deben haber visto por la prensa, la televisión, las inundaciones en Holguín, en Guantánamo, en Santiago. Bueno, todos los centrales de Holguín se pararon, todos los centrales de Santiago se pararon, los de Granma, y los colosos del norte de Las Tunas —que saben ustedes que ahí tenemos tres colosos—, el de Manatí, Argelia Libre, no pudo comenzar a moler, aunque ya había empezado algunos cortes, tuvo que pararlos y es un central grande; el "Guiteras" tuvo que detenerse unos cuantos días porque estaban inundados los cañaverales; el "Jesús Menéndez" tuvo que parar.

¿Qué hicieron los tuneros?, maniobraron, sacaron equipos del norte, los enviaron hacia el sur y pusieron los centrales del sur al ciento por ciento de su norma potencial, aprovechando, y con la táctica de usar después todas las máquinas del sur y todas las combinadas en el norte, tan pronto puedan; pero, sobre todo, hay diferencia de clima, en el sur llueve primero, hay factores que no se pueden dejar de tener en cuenta, cuáles son los períodos de lluvia en cada una de las regiones del país. Por el sur llueve primero; pero en la zona del "Guiteras", el "Jesús Menéndez", se puede estar cortando hasta junio con buenos rendimientos de la caña, muy superiores a los rendimientos de diciembre, eso es histórico. El de Manatí tiene el inconveniente de que son terrenos bajos, y ya es peligroso estar metido allí en mayo en zafra.

Otros centrales del norte de Holguín suelen permitir más tiempo: el "Frank País", por Sagua de Tánamo, en junio puede estar cortando; el Nicaragua en junio puede estar cortando. Allí las lluvias se retrasan, de la misma forma que esa zona norte, desde Camagüey hasta Baracoa, suele tener lluvias en los meses de diciembre, de enero, y ahora lo que cayó, bueno, está fuera de todo cálculo. De modo que nos vemos obligados a mantener una lucha, una atención central por central, fíjense, cuánta caña tiene, cómo va la zafra, qué problemas tiene cualquiera de ellos, qué estrategia seguir, qué táctica, frente a estas cosas imponderables. ¡Como nunca hay que analizar y hay que calcular cada cosa!, para que no quede caña.

Ustedes vieron lo que le pasó a Pinar del Río: dos años consecutivos en el mes de enero han caído unos aguaceros descomunales, porque 300 milímetros y hasta más de 300 milímetros en cuestión de horas es descomunal. Ustedes vieron el tabaco, ellos tienen que luchar allá con el tabaco y con la zafra. Les retrasó, estaban inundados los campos, no pudieron comenzar; pero han comenzado ya muy bien y están moliendo por encima del 80%, y tienen elaborada una estrategia para garantizar que no quede caña sin cortar en Pinar del Río. Lo mismo hace La Habana, Matanzas; Villa Clara va muy bien con sus 25 centrales que, excepto uno, son centrales pequeños, está moliendo muy bien, siguiendo su táctica, los terrenos bajos, los terrenos más ondulados, los terrenos más altos.

La estrategia que seguimos la seguimos central por central en todo el país. Debemos admitir que las situaciones más duras las tenemos, además de Las Tunas, en el norte de Holguín, por estos colosales aguaceros que han caído, en algunos lugares hasta 300 milímetros. Vaya usted a ver, en época de seca, quién puede hablar de seca con 300 milímetros: se desbordaron los ríos, se inundaron los campos; no en el centro de la provincia. Ellos están haciendo lo mismo que Las Tunas, adelantando el centro y el sur de la provincia, y elaborada su táctica, acumulando los recursos disponibles, y los que liberen de un central del centro o del sur, hacia el norte, para garantizar que no quede caña sin moler en ninguna provincia.

El desafío más grande lo tenemos sin duda con los tres colosos del norte de Las Tunas, con el Argelia Libre, con el "Guiteras" y con el "Jesús Menéndez". Ahora el "Guiteras" arrancaba con un tándem, buscando caña de los lugares en que se pueda cortar, de cualquiera de los tres centrales, y listo, preparado, porque cuando se pueda moler en esos centrales no se puede perder un día, no se puede perder un minuto. Afortunadamente allí disponemos de un poco más de tiempo.

Así se ha elaborado toda la estrategia de zafra, en que no ha quedado olvidado ni un central. Y, por supuesto, una zona que tenemos muy observada es esta de Santa Cruz: el "Suárez Gayol": cómo va, cómo marcha; el "Cándido", el Haití. Aquí dividieron la caña entre el Haití y el "Cándido". Ya pronto tiene que comenzar el Haití que es uno de los que falta, ha tenido un problema en una de las turbinas; le han llevado un motor nuevo, pero tardará todavía algunos días en comenzar. Luego, también ustedes van a estar unos días más moliendo, han unido los recursos al Haití, ahora hay que prestarles mucha atención al Haití y al "Suárez Gayol", en esta zona.

Hoy estuvimos por el "Suárez Gayol". Tuvimos la satisfacción de ver allí a una mujer dirigiendo aquel central, con una gran capacidad, que duerme cuando puede, en la oficina, a veces se pasa las 24 horas allí en el central siguiendo cada turno. A veces hay que sacarla de allí y llevarla un día a la casa, porque si es por ella se queda todo el tiempo, y no queremos que se enferme; tiene un dominio tremendo.

Han recibido refuerzos, porque lo que había eran problemas operacionales, e incluso lo que hubo en el "Suárez Gayol" fue una reparación deficiente bajo la responsabilidad del anterior administrador, y sobre la marcha han ido levantando; el otro día con la nueva administradora molió al 105%, un día, ya, el "Suárez Gayol", y están trabajando muy bien. Pero es uno de los centrales que tenemos que tener bajo chequeo, porque están en el sur y en el sur las lluvias comienzan primero.

Están estudiando los compañeros la posibilidad —y esa decisión la tienen que tomar el día 20— de empezar a llevar un poco de caña para el Siboney y el "Mola", sacar cinco, seis o siete millones de arrobas, porque no queremos que se quede caña; pero ya es una cuestión de honor, los del central no quieren, la directora dice: "No, yo quiero cumplir mi plan", se resiste a que le saquen caña; pero de todas formas nadie puede asegurar, un día las lluvias paran el central dos días, tres días, siempre se pueden presentar algunas lluvias en marzo, incluso en abril, aquí en esta zona sur, y están estudiando los compañeros cómo resuelven el problema del "Suárez Gayol".

No tienen preocupación con el Haití; pero van a tener listo el "Cándido", por si el Haití empezara a dar dolores de cabeza, mantener el "Cándido" haciendo zafra los días que sea necesario (APLAUSOS).

Les explico esto para que ustedes comprendan la importancia, el gran simbolismo que tiene que ya un central haya cumplido, porque ahora es que están en plena lucha en todo el país. Estamos todavía en febrero, 12 de febrero hoy, y nos queda lo que falta de febrero —que tiene 29 días este año, tenemos un día más (RISAS)—; tenemos marzo, que es el mes de los mayores rendimientos; tenemos abril, y hay zonas en que, desde luego, se puede hacer zafra en mayo. En abril habrán terminado muchos centrales y algunos en junio, pero hay que seguirlos a todos.

Ahora que ustedes van a terminar —dentro de unos días, se supone—, como arrancando aquel va parándose este, si aquel funciona bien, pues perfecto, hay refuerzo, los de aquí pueden ayudar un poquito allá, pueden ayudar también al "Suárez Gayol", porque en el "Suárez Gayol", al revés que aquí, ha habido un problema de experiencia en los que operan el central. Ya les digo, están trabajando ahora muy bien, haciendo un gran esfuerzo; pero posiblemente cuando este central pare, irá un refuerzo de algún personal calificado del "Cándido" para el "Suárez Gayol", y así, entre los tres. No se puede vincular la caña de allá para el sur, se puede vincular la del Haití y la del "Cándido", la otra no; pero hay que ir buscando soluciones para cada uno de los centrales, uno por uno.

Algunos centrales han tenido el privilegio de arrancar muy bien desde el primer momento, sin problemas; otros han tenido algunas dificultades. El propio "Cándido" tuvo dificultades en los primeros días, el "Suárez Gayol" tuvo sus dificultades, y el Haití se tropezó con el problema de un motor importante, que fue necesario resolver rápidamente.

Cuando les hablo de caña, de la siembra, de la zafra, son dos cosas que tienen que ir parejas. Nosotros estamos un poco atrasados ahora en el cultivo de la caña, y en la última reunión, hace unos días, se enfatizó en la importancia de la atención al cultivo, a la preparación de tierra, a la siembra, a la limpia. Todo eso es muy importante porque en cada zafra, realmente, se trabaja para dos zafras: la zafra que se está haciendo y la que se va a hacer el año siguiente, para la cual es necesario disponer de la caña. No nos podemos dedicar solo a zafra ahora, hay que dedicarse también a la zafra que viene, porque nuevamente necesitamos un incremento de cientos de millones de arrobas de caña —entre 600 y 800 millones— más para la próxima zafra. ¿Cómo los obtenemos? Sembrando más, cultivando más, atendiendo los campos, fertilizando con un nivel mayor todavía.

Cada provincia tiene estudiado lo que debe hacer, y una de las zonas que más tiene que sembrar es esta, la zona del Haití y del "Cándido". ¿Cuántas caballerías son? (Le dicen que más de 400.) ¿Solo en el "Cándido"? (Le dicen que ahí solo.) Más de 400 caballerías, así que esto no termina, esto empieza. Hay que sembrarlas, es imprescindible volver a recuperar los niveles de caña que teníamos en estas tierras, que son magníficas para la caña y donde suele llover bien. Hay que recuperar los niveles que teníamos; hay que rescatar, como dice Carlos, los sistemas de riego.

Se viene haciendo un gran esfuerzo, pero no solo en eso. Imagínense que tenemos 4 000 combinadas cañeras. Ustedes saben que hoy sería imposible renunciar a las combinadas, es imposible; ya los hombres aquellos que en el pasado vivían haciendo cola en los cañaverales no existen, están en otros lugares, allá por Camagüey, o por La Habana, o por otros muchos lugares. Era el hambre, la necesidad, el desempleo lo que los movilizaba, solo, sin nada más: no había transporte, no había desayuno, no había albergues. Nada de eso existía aquí antes de la Revolución, ni agua fresca en el cañaveral, ni comedores en los cañaverales, nada, eso no existió nunca. Eran los hombres solos, impulsados por la necesidad, por la pobreza y por el hambre los que hacían cola —repito— en los cortes de caña. No había que movilizar a nadie para limpiar.

La propia Revolución creó condiciones nuevas y creó empleos más humanos para mucha gente. La Revolución mecanizó, era la única manera de mantener la producción cañera en este país, mecanizándola; pero al mecanizarla nos volvimos más sensibles a las lluvias, al fango.

Los centrales no se paraban cuando trabajaban con las carretas, los bueyes y el corte manual; el hombre se empapaba de sudor y de agua, pero estaba allí en el corte, no se paraban los centrales. Hoy, cuando nos hemos mecanizado, con un clima cambiante, errático, porque el clima es más inestable, sufrimos mucho a consecuencia de las lluvias, de modo que se hace más difícil hacer la zafra en condiciones de mecanización que el trabajo que pasaban los capitalistas cuando no había máquinas. Entonces todo era buey, corte a mano y alza a mano; hoy casi todo se corta con máquinas, casi todo se alza con alzadoras, y las cañas, además, van a los centros de acopio para que se limpien, para que se carguen; antes era la gruíta, que incluso algunas las están resucitando en algunos lugares, pero sería imposible sin las máquinas. Luego, hay que prestarles una gran atención —y les prestamos una gran atención— a las máquinas.

Podemos decir, con satisfacción, que ya este año se han convertido 246 viejas combinadas en combinadas prácticamente nuevas, reconstruidas, las KTP-2M, con sistemas hidráulicos eficientes, con un motor cubano mucho más potente, que es el Taíno, y ya seguimos muy de cerca también cuál es el resultado de esas máquinas.

Aquí tenemos algunos de los cortadores, y hay quienes han cortado hasta 50 000 arrobas en un día con las KTP-2M estas nuevas. En distintos lugares hay hombres que han logrado sacarles a las máquinas hasta 40 000 arrobas, por lo menos; y estamos en todo un programa de modernización de las combinadas, y, por lo pronto, además de las 246 KTP-2M, se han distribuido alrededor de 1 100 motores nuevos, potentes, y muchas de las viejas combinadas, con el motor más potente, están cortando bien, están cortando más de lo que cortaban. Pero nosotros nos proponemos —en breve tiempo, tal vez en un máximo de tres años, resolver esta tarea; ya por lo pronto pensamos para el año que viene reconstruir 500 máquinas y convertirlas en KTP-2M— reconstruir 500 máquinas, es lo menos que haríamos el próximo año y el otro, de manera que aquí, con 2 000 máquinas aproximadamente y no 4 000, podamos hacer el corte mecanizado.

Nosotros meditábamos hace unos días con los compañeros que el corte mecanizado requiere el equipamiento para el ciento por ciento del potencial, ya que con las lluvias las máquinas se traban más. Es bueno que si se para un día, o dos días, o tres días por lluvia, en una semana se recupere moliendo por encima del 80%, moliendo el 85%, el 90% ó el 100%, y para eso habrá que tener en cada central el equipamiento no solo para un 80%, sino el equipamiento para que el central pueda moler al ciento por ciento cada vez que sea necesario recuperar el tiempo perdido.

Esto requiere de un gran esfuerzo con la mecanización. Nosotros tenemos que renovar nuestro parque por estas vías que son las más económicas. Una combinada nueva de esas puede costar hacerla 100 000 dólares y con 25 000 dólares una vieja la hacemos nueva y potente, con componentes cubanos una gran parte; digo 25 000 dólares porque más o menos es lo que hay que gastar para modernizar, para poner un sistema hidráulico moderno, eficiente, para que las máquinas sean más potentes, más adecuadas, para que el motor que lleve sea el motor que tenga que llevar.

Ahora estamos estudiando con un número de máquinas el cortacogollo también, pero estamos trabajando intensamente y buscando fórmulas para los tractores que tienen que roturar la tierra y que son viejos, muchos de ellos con motores de procedencia soviética; algunos de estos tractores que vinieron de la URSS eran fuertes, no hay duda, pero en general más gastadores de combustible. Los buldóceres, los tractores, los camiones, todo ese parque de camiones hay que modernizarlo más o menos por las mismas vías y establecer el principio de cada camión con su trailer detrás; no se sabe el número de camiones que eso ahorra. Este año se elevaron las carretas y cargan un 20% ó 25% más de caña, tenemos que seguir trabajando para hacer las cosas más racionales puesto que hay escasez de esos recursos, y tenemos que modernizar todo nuestro parque, hacerlo más eficiente, más ahorrativo.

En todo eso se trabaja y en todo eso se rompen la cabeza los compañeros del azúcar y los compañeros de la industria mecánica y del gobierno; pero es muy alentador pensar ya en soluciones como esta, que tengamos unas combinadas que corten el doble por lo menos. ¿Cuánto significaría de ahorro de combustible, para hacer zafras de 6 ó 7 millones de toneladas de azúcar? ¿Cuánto significaría de ahorro? Además, estas máquinas han demostrado que cortan cuando las otras se paran, porque tienen un motor más potente, hacen un mejor corte, más parejo; son ventajas por todas partes. Así que vamos a ir saliendo en esta batalla durante el período especial, iremos saliendo con muchas cosas nuevas y con muchas cosas mejores, porque esa combinada vieja cuando le ponemos el motor nuevo y le ponemos otras cosas, es una excelente máquina.

Cuando a un camión de estos que necesitan una pipa de combustible detrás le ponemos un motor nuevo y adecuado, ese mismo camión corre tres veces más kilómetros con la misma gasolina, y ustedes saben la cantidad de camiones que tenemos que hacen 7 kilómetros por galón —ese Zil-130 hay que modernizarlo—; pero hay muchas partes de ese camión que se pueden utilizar, que son útiles y que son fuertes. Por esas vías vamos a ir renovando todos nuestros equipos en la agricultura, y lo mismo lo tenemos que hacer en el arroz, en los cultivos varios y en la maquinaria general del país.

Es enorme el esfuerzo que debemos realizar para hacer las cosas que las circunstancias históricas nos exigen en este momento. Bien ha valido la pena luchar como hemos luchado, resistir como hemos resistido, y empezar a marchar como estamos empezando a marchar hacia adelante, primero para recuperar lo que producíamos y después hacer mucho más.

Por eso esta zafra tiene tanta importancia, porque todos aquellos que nos facilitaron financiamiento para esta zafra, cuando vean que producimos el azúcar, cuando vean que cumplimos, facilitan el financiamiento que ya vamos necesitando para la otra, entregando azúcar por aquí, buscando financiamiento para el año que viene que necesita una cantidad mayor, porque estos programas de que les he hablado, incluidas las maquinarias, requieren recursos, y los podemos obtener si confían en nosotros.

Del mismo modo que tiene un gran valor simbólico el cumplimiento de este central en el día de hoy, es imprescindible que al final de la zafra podamos tener el enorme valor simbólico de haber cumplido nuestros planes de azúcar. Por eso no se puede fallar en ninguna parte, no se puede descuidar ninguna provincia, no se puede descuidar ningún central azucarero, y frente a cada una de las variantes que puedan surgir, tener una solución.

Ya son casi 150 centrales los que están trabajando, ahora es que la zafra está en su plenitud, ahora vienen los días de más rendimiento en el azúcar. Hay el programa de lograr un punto por encima en el rendimiento del azúcar y se está logrando, está rindiendo bien en azúcar la caña, se está extrayendo más el azúcar en los centrales, se está haciendo un buen trabajo, se está haciendo un gran esfuerzo.

No quiero cansarlos más. Me interesaba, sobre todo, que tuvieran idea del significado que tiene la tarea que ustedes han realizado, una idea de todo lo que se hace en todo el país, y una idea de la necesidad de que todos hagan lo que ustedes han hecho, que todos cumplan como ustedes han cumplido en los centrales y en la agricultura preparando la próxima zafra. No haríamos nada con ganar la batalla este año y después estancarnos el próximo año.

Tenemos que seguir creciendo hasta el límite razonable que decidamos en materia de producción azucarera, para producir mucha azúcar a bajo costo; mientras más azúcar produzcamos con los centrales que tenemos y los colectivos obreros que están en esos centrales y en los campos, le sacaremos más a cada máquina, a cada pieza, a cada dólar en combustible, a cada dólar en metal, a cada dólar en gomas, a cada dólar en piezas de repuesto y en materias primas. Y así la industria azucarera contribuirá no solo a ayudar al país a salir del período especial, sino que ayudará a la eficiencia económica en general de Cuba, ayudará a ganar esa confianza que tanto necesitamos para movilizar recursos, y para levantarnos en las dificilísimas condiciones en que nos hemos estado levantando.

Podemos decir que contamos con un pueblo digno de tan gloriosa historia, de tan grandes luchas, de tan grandes méritos; porque cuando viajo por esas carreteras siempre pienso y siempre recuerdo aquellas generaciones que con Agramonte, con Gómez, con Maceo, tanto recorrieron estos lugares y tanto lucharon.

Aquí se habló de Cándido, a quien queríamos tan entrañablemente y a quien conocimos tan bien, y, bueno, como decía Carlos, esa es la forma más digna de rendir tributo a los que se sacrificaron, a los que cayeron.

Cuando yo entraba a este central y veía la foto de Cándido, le pedí al compañero que fuera despacio y me fijé bien, recordándolo, quería saber cuánto se parecía el retrato a él, porque a él lo recuerdo como si lo estuviera viendo, como estoy viendo a cualquiera de ustedes aquí en las primeras filas de este acto.

No hay nada comparable al sentido de la dignidad y del honor. No hay nada comparable al sentido del patriotismo y al orgullo de los hombres y mujeres de un pueblo revolucionario. No hay nada comparable al orgullo al que ustedes son acreedores. No hay nada comparable a la satisfacción de cumplir el deber. Por eso los felicito y les agradezco estos momentos de gran satisfacción y de estímulo que hemos recibido todos. Porque a mí me dicen los compañeros: "Sería bueno ir a entregar la bandera, que los compañeros necesitan estímulo"; pero nosotros también necesitamos estímulo, los que estamos del lado de acá (APLAUSOS).

En nombre de todos les doy las gracias por ese estímulo. Por eso, con más convicción que nunca puedo decir:

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)