DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE CUBA, EN LA CLAUSURA DEL CONGRESO PEDAGOGIA'97, EFECTUADA EN EL TEATRO "CARLOS MARX", EL 7 DE FEBRERO DE 1997.
(VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO)
Distinguidos invitados;
Queridos educadores de Latinoamérica y del Caribe:
No sé por qué me crean este problema (EXCLAMACIONES DE: "¡No!"), o por qué le crean este problema al evento, si ya yo sabía que de todas maneras no me quedaba más remedio que decir algunas palabras aquí (APLAUSOS). Entonces, nuestro queridísimo maestro de ceremonias armó un rollo tremendo con la cuestión de que llegó la hora de la despedida, y provocó la agitación esta en el teatro. Para agitar es bueno (Del público le dicen: "¡Y para quererte!"). Muchas gracias.
Sí, ese sentimiento de tristeza que él expresaba es real. Hace apenas unos días nos reuníamos aquí para iniciar el Congreso Pedagogía'97, y ya ahora voló el tiempo y hay que despedirse. Yo miraba esas flores y le preguntaba a Gómez si eran las mismas flores del primer día, las veía como un poquito marchitas; pero, si fueran frescas, me explico que ellas también estén tristes un día como hoy (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).
Sé con cuánto esfuerzo y sacrificio participaron ustedes en este congreso. Sé, y no es la primera vez, que algunos tuvieron que endeudarse para venir (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES), lo sabemos, y cuánto nos habría gustado a nosotros —que algo hicimos por tratar de reducir los precios en los hoteles, en los aviones—, por lo menos, cubrir una parte importante de los gastos, mas no hemos podido. En los momentos en que vivimos, nuestro país, aun deseando hacer todo por ustedes, necesariamente no podía cargar con el costo fundamental del evento. Si fuéramos un país medianamente rico y que no estuviera en período especial, seguramente lo habríamos hecho (APLAUSOS).
Calculaba que eso nos habría podido costar las libretas, los lápices y los uniformes de nuestras escuelas, o medicamentos para nuestros hospitales, que aún son insuficientes. Hoy tenemos que vivir así, calculando cada centavo que gastamos y buscando siempre el máximo de eficiencia, de otra forma no se habría podido explicar el milagro, llamémoslo así, el milagro humano de haber podido resistir este período especial.
Veníamos ya bloqueados hace mucho tiempo, pero existía el campo socialista y existía la URSS, y nosotros habíamos desarrollado relaciones comerciales y de intercambio que eran favorables para nuestro país, lo que constituía una forma de enfrentarnos al bloqueo de Estados Unidos, y, de repente, como ustedes saben, el campo socialista se desplomó y la URSS se desintegró, mientras el bloqueo de Estados Unidos no solo permanecía, sino que se recrudecía y se intensificaba cada día. ¿Cómo soportar eso, un país que no recibe crédito de ningún organismo internacional; un país cuyas actividades comerciales son constantemente perseguidas por Estados Unidos, con todo su poderío?, porque no se trata, como alguien dijo, de un bloqueo, sino de una verdadera guerra económica contra nuestro país.
Solos aquí, en este hemisferio —en lo que se refiere al trato que nos dan, no en lo que se refiere a los sentimientos de los hermanos latinoamericanos—, ¿cómo habríamos podido resistir? ¿Cómo habríamos podido hacerlo, además, sin el espíritu de nuestro pueblo, sin su espíritu de lucha y de sacrificio? ¿Cómo habríamos podido hacerlo, igualmente, sin la conciencia patriótica de nuestro país, sin nuestras hermosas tradiciones, sin las enseñanzas que nuestros maestros les dieron a sus alumnos, sin el aliento moral que significó la solidaridad de los pueblos hermanos de América Latina y del mundo? Creo que no exagero en lo más mínimo si digo que algún día la historia dejará constancia de lo que nuestro pueblo ha hecho en estos tiempos tan difíciles.
En este congreso, donde hemos podido participar, en algunas de las intervenciones y de los pronunciamientos siempre se hace referencia a lo que Cuba ha alcanzado en estos años de Revolución en materia de educación, o de salud, o de otras muchas cosas; pero cuando nosotros hacemos una comparación con los pueblos latinoamericanos en relación con estos datos, sentimos verdaderamente tristeza, no vanagloria; si expresamos el número total de maestros; si podemos expresar, incluso, que tenemos maestros de reserva para que los demás estudien y se superen; si hablamos hasta de año sabático para el maestro; si hablamos de que el ciento por ciento de los niños tienen posibilidad de ir a las escuelas; si decimos que la escolarización hasta 12 años es superior al 97% y hasta 16 años es superior al 92%; si hablamos —como habló Gómez aquí al explicar la situación de la educación en Cuba— de los avances en las investigaciones, en las metodologías, de los programas de formación de maestros, de los preuniversitarios pedagógicos, de las escuelas especiales; o recordaba la alfabetización en un año, el millón de alfabetizados en el año 1961, el mismo año de la invasión de Girón, que no logró siquiera interrumpir aquella campaña, a lo cual podría añadirse los cursos de seguimiento, porque qué era alfabetizar si no había seguimiento, los cursos de obreros y campesinos. De modo tal que algunos de los que se alfabetizaron ya adultos en el año 1961 tienen título universitario.
Hay algo más que alfabetizar, hay que continuar enseñando y educando. Enseñar a leer y a escribir en chino tal vez sea muy difícil, porque hay que ser pintor (RISAS Y APLAUSOS), pero en español no es tan difícil, lo difícil es establecer un sistema de educación, porque un hombre que solo sepa leer y escribir, o firmar, conocimiento adquirido en unos meses, no se puede decir que haya salido del analfabetismo (APLAUSOS). Pienso que a quien no tenga un sexto grado se le puede llamar analfabeto; y en el mundo del futuro, quien no tenga ocho o nueve grados se podrá llamar analfabeto.
Ya nuestro país, aproximadamente, debe estar en esos niveles, entre ocho y diez grados, si es que no más; si hablamos de esto, si hablamos del número de universidades que de 3 pasaron a más de 40; si hablamos de universidades pedagógicas; si hablamos de que el estudiante de pedagogía tiene que tener como mínimo el bachillerato aprobado, y recordamos que al principio solo se exigían seis grados; si hablamos, como habló Vicky aquí, de Joven-Club de computación, o de campamentos y de palacios de pioneros, o de instalaciones recreativas para los niños, los adolescentes y los jóvenes, o si hablamos de los éxitos de la medicina que mencionaba esta mañana el compañero Dotres no es para lisonjearnos.
En lo referido a la docencia, no ya a los datos o los índices de salud, cuando decía Dotres que de una facultad de medicina ahora tenemos 21, o cuando expresaba que de 3 000 médicos que nos dejaron —es decir la mitad de los que había al triunfo de la Revolución y casi todos concentrados en las ciudades y en la capital, muy pocos o ninguno en el campo— ahora tenemos 60 000, todos fruto de la educación, comprenderán que si no empezamos por la campaña contra el analfabetismo, ¿cuándo habríamos llegado a tener 60 000 médicos?, y son un poquito más, pero Dotres no quiso aparecer como exagerado en su intervención (RISAS Y APLAUSOS). Si hablamos, en fin, de todo eso, es porque tuvimos la fortuna de poder hacer una Revolución, fortuna que no han tenido los países hermanos de América Latina. Esa es, sencillamente, la diferencia, y no en absoluto la idea de que nos creamos buenos o de que nos creamos mejores que los demás.
Fui sensible al aplauso de ustedes cuando Vicky habló de una frase —no sé si la dije yo, o, por lo menos, me la atribuyeron y no me pongo bravo (RISAS)—, de que éramos un poquito mejores de lo que nos pintaban y no tan buenos como pensaban algunos amigos. Sí, porque han sido tantos los elogios y tan calurosas las palabras de afecto de ustedes, que nosotros nos sentíamos verdaderamente con gran embarazo (RISAS Y APLAUSOS), y decíamos: ¿Qué pensarán nuestros invitados, que nosotros somos gente apegada al elogio? No se sabe la vergüenza que pasamos, honradamente (RISAS), cuando vemos expresiones de afecto tan grandes como las que hemos visto en estos días. No pertenecemos a esa raza de gente vanidosa.
Recordaba también una pregunta que hacía ayer una de las participantes en el evento, sobre si el poder no corrompía, y yo pienso que sí, que es verdad, que el poder de robar corrompe y hay muchos que se han corrompido en el poder, porque han tenido la oportunidad de robar (APLAUSOS). La tendencia a abusar del poder que existe en muchos hombres, cuando tienen un poco de poder, yo la he visto. En realidad son las debilidades humanas; pero, bueno, nosotros nos creemos revolucionarios y los revolucionarios tienen convicciones, y esas convicciones han permanecido inmutables a lo largo del tiempo; mas las convicciones hay que cultivarlas, no crecen solas.
Nos hemos referido infinidad de veces a Martí, ustedes y muchos compañeros que han hablado en este congreso, y ya Martí enseñó mucho, mucho, mucho acerca de cómo debe ser el hombre, cómo debe ser el político y cómo debe ser el revolucionario.
Nosotros decíamos que Martí fue el autor intelectual del Moncada y podríamos decir que fue también el autor intelectual de esta Revolución, que ya fue una Revolución moderna, porque se unió a las corrientes más progresistas, más humanas y justas de nuestra época. Esas convicciones han hecho que cada revolucionario haya luchado por mantener su modestia por encima de todo, y su lealtad a los principios; y reconozco que en el mundo de hoy no abunda mucho en los políticos la lealtad a los principios.
Yo me preguntaba también —al recordar aquella pregunta—, ¿qué es el poder? En primer lugar, dentro de un país el poder es el poder del pueblo. Quien se olvide que el poder es del pueblo y que el poder revolucionario tiene que ser compartido, es que está empezando a corromperse (APLAUSOS).
Pero, además, me preguntaba, ¿qué somos nosotros, el poder o los luchadores contra el poder? ¿Qué somos al cabo de tantos años de Revolución?, años que hemos visto, como cuando estábamos en la Sierra Maestra, subiendo y bajando montañas, pero, sobre todo, subiendo montañas; años de lucha, de esfuerzo, de sacrificio, no de placer.
Placer sentimos cuando un niño se educa, cuando un médico o un maestro se gradúa, cuando una escuela se abre, cuando una fábrica se construye, cuando un hospital se inaugura, cuando una vida se salva, cuando un niño con problemas físicos puede aprender a leer y a escribir y a prepararse para la vida aunque tenga limitaciones visuales, o limitaciones físicas, o limitaciones mentales. Placer sentimos cuando se dice que un maestro va a la casa de un alumno a darle clases porque no puede ir a la escuela (APLAUSOS), o que un maestro va a los hospitales para que los niños ingresados no pierdan clases (APLAUSOS). Placer sentimos cuando tenemos conciencia de que la patria es libre y es independiente (APLAUSOS). Placer sentimos cuando la Revolución prosigue.
Pero, para ello, ¿qué somos?, luchadores contra el poder; porque, ¿quién tiene el poder en este mundo? ¿Quién es el poder en este mundo? El mismo que quiere destruir nuestra independencia, que quiere destruir nuestro país y su sistema social; el mismo que los domina, los avasalla y explota a ustedes (APLAUSOS).
El poder lo tiene el imperio; y nosotros, los revolucionarios cubanos, esta generación y la que vino después —no sé si hay dos o tres, pero estamos muy satisfechos de la nueva generación revolucionaria, porque lo han demostrado en las comparecencias, en sus discursos y en sus palabras; una gran preparación, una gran convicción se expresa en cada uno de los que hemos visto hablar—, cumpliremos el mandato que indicó un gran dirigente estudiantil, Julio Antonio Mella (APLAUSOS), asesinado por la tiranía machadista, en México, cuando dijo que el descanso de los revolucionarios es la tumba.
¿Por qué estamos todavía en este trajín muchos de nosotros? Y lástima no estuviera entre nosotros el Che (APLAUSOS). Lástima no estuviera entre nosotros Camilo (APLAUSOS). O lástima que no están con nosotros, por lo menos físicamente; espiritualmente sí están aquí con nosotros. Pero cuánto bien nos harían estos y otros muchos compañeros en este momento de período especial, en este momento de lucha dura y difícil. Trato de imaginarme por un segundo qué nos diría el Che desde esta tribuna, porque estoy seguro de que ellos habrían seguido luchando hasta el final, y hasta el final solo se lucha por convicción, solo se lucha por ideales, solo se lucha por tener un verdadero espíritu revolucionario (APLAUSOS). Estas palabras tal vez sirvan para explicar algunas cosas o esclarecer algunas dudas sobre cómo pensamos y cómo actuamos.
No es necesario que desde aquí vuelva yo a repetir números o cosas que han sido expresadas por otros compañeros, oportunidades han tenido ustedes de visitar escuelas. Creo que —me decía Gómez— se produjeron 5 600 visitas a las escuelas; que en los cursos participaron más de 3 000 delegados, delegados que no vinieron a aprender, vinieron a conocer experiencias, porque creo, realmente, que nuestras experiencias valen; al menos son experiencias que hemos vivido, tratando de hacer las cosas lo mejor posible.
Tal como nosotros lo vemos, es mucho más lo que tenemos que aprender que lo que tenemos que enseñar, y con ustedes nuestros maestros aprenden mucho, ¡muchísimo! Vemos en ustedes la suma de las inteligencias de los maestros y profesores más abnegados y más nobles de este hemisferio, y la experiencia de ustedes unida es mucho mayor que la experiencia nuestra; en todo caso, nosotros podemos mostrar lo que puede intentarse hacer, cuando es posible hacerlo.
No tengo duda de que ustedes tienen una alta opinión del esfuerzo educacional de nuestro país; pero quizás lo más admirable de todo lo que ustedes puedan pensar que aquí se haya hecho, cuando tuvimos oportunidad de hacerlo, es que en medio de estas terribles circunstancias hayamos podido preservar lo que hemos hecho (APLAUSOS).
Cuando comenzó este período especial, yo me preguntaba si podríamos mantener los uniformes de los escolares, y los escolares tienen sus uniformes, porque es el pueblo creando cosas, es el pueblo solidario haciendo cosas: el hermanito mayor se lo dio al menor, o la prima a la prima o a la otra hermana, o alargaban un poquito la falda, y con una pequeña inyección de uniformes se mantenían los muchachos con los uniformes, ¡con una inyección de uniformes! (APLAUSOS.)
Creo que como mérito mayor podría considerarse, por ejemplo, que no se haya cerrado una sola escuela en el período especial (APLAUSOS) y que, por el contrario, se hayan creado algunas; que no se haya cerrado un solo círculo infantil, una sola universidad; que no se haya quedado un solo niño sin maestro, ni un solo graduado de sexto grado sin oportunidad de ir al estudio superior, ni un solo graduado de noveno sin posibilidad de ir a escuelas superiores —cosas que parecen, realmente, imposibles—, y que se hayan hecho cosas nuevas.
Demuestra que no es el dinero lo que tanto se necesita, aunque se necesite dinero; pero demuestra esto que con muy poco dinero se puede hacer y, sobre todo, mantener muchas cosas, ¡muchas cosas! (APLAUSOS.)
¿Cómo decir que no hay dinero para los presupuestos educacionales? ¿Por qué rebajarlos? Si se utilizara en ello solo una parte de lo que la corrupción sacrifica de los recursos de un país, habría suficiente para hacer programas de educación como los de Cuba en toda la América Latina (APLAUSOS PROLONGADOS).
Con una parte del dinero que los ricos se llevan todos los años de cada uno de los países de América Latina para guardarlo en bancos extranjeros —donde, indiscutiblemente, estará más seguro (RISAS), porque no tienen los problemas de inflación, etcétera—, se podría, igualmente, resolver los problemas de educación de este hemisferio.
¿Pero a quién le interesa que los niños no anden por la calle? Los maestros son sensibles. ¿Han sido sensibles los gobiernos? ¿Han sido sensibles los imperialistas? ¿Han sido sensibles los que poseen y usufructúan las riquezas de los países a ese fenómeno, a la violencia infantil, a la prostitución infantil? No, no han sido sensibles.
Hay más: si una parte de lo que se utiliza en pagar esa gigantesca deuda externa de 600 000 millones de dólares se dedicara a la educación, no habría analfabetos hace mucho rato en América Latina (APLAUSOS PROLONGADOS).
Si se quisiera, se podría. Pero, ¿quiénes son los que van a querer?, y no quiero hablar mal de nadie (RISAS), no quiero que nadie se sienta ofendido. Digo, simplemente, que se hubiera podido hacer más, ¡mucho más de lo que se ha hecho! Y percibo en ustedes ese sentimiento de amargura, de dolor, de frustración, de que al cabo de casi 200 años de independencia América Latina esté como está.
Hago más énfasis en América Latina, llegaron a la independencia hace mucho más tiempo que los países del Caribe. Ya digo, pronto se cumplirán los 200 años de las primeras luchas independentistas en este hemisferio; de las primeras victorias, incluso, en la lucha por la independencia. La de los caribeños ya fue después de la Segunda Guerra Mundial —en los años sesenta, setenta, y así, sucesivamente—, fueron adquiriendo su independencia, han tenido menos tiempo. Sin embargo, a decir verdad, llaman la atención los niveles de educación que tienen muchos países del Caribe; incluso, niveles de salud pública por encima de los niveles latinoamericanos. Y habría que preguntarse, ¿quiénes son los responsables? Hubo el colonialismo, pero hubo también el neocolonialismo, igual o peor; y América Latina ha sido víctima del neocolonialismo, primero de potencias europeas, en parte, y después de Estados Unidos.
¿Qué hemos sido y qué somos sino neocolonias, a pesar del orgullo con que saludamos nuestras banderas y escuchamos nuestros himnos? Ya era hora, incluso, de que, cumpliendo los sueños de Bolívar, de Martí y otros muchos próceres, tuviéramos un solo himno y una sola bandera (APLAUSOS PROLONGADOS). Nos han mantenido divididos y balcanizados, porque eso es lo que correspondía a los intereses del imperio. Ese imperio está ahí, más poderoso que nunca, dando órdenes en todas partes. ¿Ustedes no lo saben? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!") ¿Y ustedes en los periódicos no leen cada día una declaración del embajador americano?, americano mal dicho —no maldito, sino mal dicho—, porque americanos somos nosotros también (APLAUSOS); vamos a llamarlos norteamericanos, excluyendo a Canadá (RISAS Y APLAUSOS).
Nosotros fuimos los últimos en liberarnos del colonialismo español, y para adquirir la independencia muy reciente; pero hace casi 100 años, se terminaba la última de aquellas guerras de independencia. Fuimos los primeros; sin embargo, debo decirlo, en alcanzar en el año 1959 la independencia definitiva (APLAUSOS), y ello, naturalmente, requería un precio. No se resignan a permitir la independencia de nuestros países.
Eso es lo que explica el odio contra Cuba, les decía; y les decía que ese odio se manifiesta de manera brutal, porque los procónsules dicen lo que hay que hacer, y lo dicen en todas partes, como referí anteriormente. Hacen declaraciones sobre todos los temas habidos y por haber. ¡Yo me asombro! Hace 10 años eran un poquito más cuidadosos al hacer esas declaraciones que hoy hacen todos los días los embajadores norteamericanos. Hace incluso seis o siete años eran todavía más cuidadosos, y nosotros observamos desde aquí cómo no hay embajador en América Latina que no pretenda decir la última palabra sobre cualquier problema, y eso no tiene excepción. Casi casi si una letrina se traba en una capital latinoamericana, allá está el embajador norteamericano haciendo una declaración (RISAS Y APLAUSOS).
No lo disimulan ni quieren disimularlo, y establecen nuevos estilos imperiales. Ahora les ha dado la locura o la desvergüenza —que es una forma de locura peligrosa, sobre todo, cuando la desvergüenza y la locura se reúnen en un país tan poderoso (APLAUSOS)— por dar "certificados de conducta". ¡Prepárense, que todos ustedes van a recibir un certificado de mala conducta por venir a Pedagogía'97! (RISAS Y APLAUSOS.) Lo que ustedes no hacen muchas veces en las escuelas (RISAS), darles certificados de conducta a los muchachos, aunque de vez en cuando fuera necesario; pero, bueno... ¿Estos se creerán pedagogos? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!")
Ahora, el certificado: si los muchachos se portan bien o mal en América Latina o en el mundo, certificado sobre la lucha contra las drogas; si un gobierno es bueno o malo... El de ellos no, el de ellos siempre es bueno, aunque esté cualquier idiota ahí (RISAS Y APLAUSOS). Hubo uno que se jactaba y se enorgullecía de no haber leído en toda su vida un solo libro (RISAS), tiene una cultura altísima, ¿saben? (RISAS.) Este que está ahora parece que ha leído un poco más, pero creo que no le ha aprovechado mucho la lectura; al contrario (APLAUSOS). Dice, sin embargo, que su libro predilecto es "Cien años de soledad", él lee a García Márquez (RISAS). Bueno, me alegro, a lo mejor aprende algo (RISAS).
Ellos también son los jueces sobre los derechos humanos, dan certificado de conducta; ¡ah!, sobre terrorismo dan certificado de conducta. Nosotros estamos en casi todas las listas, nos ponen ahí (RISAS). En la de terrorismo, aunque no se pudiera encontrar un solo caso de acto terrorista practicado por la Revolución, ¡ni uno! Sobre derechos humanos, este país que, desde la guerra —ahí están los diarios— hasta hoy, es el país que más ha respetado la integridad física de las personas (APLAUSOS); el país donde nunca ha habido un escuadrón de la muerte, de esos que matan hasta niños, porque los niños molestan, donde no ha habido jamás un desaparecido (APLAUSOS), donde no ha habido jamás un asesinato político (APLAUSOS), donde no ha habido jamás un torturado, porque eso está en contradicción absoluta con los principios que adoptamos y hemos mantenido desde que nos hicimos revolucionarios. Y miren quiénes hablan.
Ahora han aparecido los papeles de los reglamentos con que el Pentágono instruyó a decenas de miles de oficiales en América Latina, el manual de cómo se tortura. Son tan "buenos", son tan "nobles", son tan "santos", son tan "honrados" que ahora desclasificaron un folleto donde estaban las instrucciones de cómo se enseñaba a matar, cómo se enseñaba a torturar. No son ni pueden ser ajenos a los cientos de miles de ciudadanos de América Latina torturados, asesinados o desaparecidos con los métodos más atroces (APLAUSOS).
En Honduras ahora se han publicado no sé qué materiales o qué documentos, sobre qué técnica les enseñaban los de la CIA a los "cuadritos" que preparaban para la información y la contrainteligencia: qué golpe tenían que dar, por dónde darlo, de qué forma, cuántas veces, hasta que mataban a la gente; estos señores que han sido aliados de las peores tiranías de este hemisferio y del mundo, y que han mantenido regímenes represivos.
Aquí nunca se ha visto una manifestación de estudiantes, o una reunión de obreros atacados con mangueras o con gases lacrimógenos, con balas de goma y todos esos artefactos que han inventado para reprimir a la gente (APLAUSOS), porque aquí los que tienen las armas y defienden la Revolución son los obreros, los estudiantes, los campesinos, es el pueblo (APLAUSOS), y el pueblo no puede reprimirse a sí mismo.
Esos gobiernos norteamericanos son los que dan "certificados de conducta". De la droga no dicen que ellos son los más grandes consumidores del mundo y son los que han creado ese tenebroso mercado, y que allí no actúan contra las mafias de la droga. Pero no se preocupen, se consideran los jueces del mundo. Y a cada uno de esos "certificados" los gobiernos le dan una importancia tremenda, porque traen otras consecuencias económicas, que si con la inversión, que si con los créditos, pero es repugnante.
Naturalmente que a un sistema tan egoísta le tiene que irritar mucho que Cuba se haya mantenido independiente, que Cuba se haya resistido a acatar sus mandatos y su hegemonismo, y por eso hacen leyes y más leyes. Hicieron la llamada Torricelli, llena de maquiavelismo, con un palo y con una zanahoria, para ver cómo nos dividían, cómo nos reblandecían, para destruirnos; y después hicieron otras aún más crueles.
Ellos, al principio, pensaban que no les hacían falta esas leyes, porque cuando se derrumbó el campo socialista pensaban que Cuba se derrumbaba inevitablemente, era cuestión de días, si acaso de semanas, estaban convencidos de eso; pero aquí, como decía, no se derrumbó ni una escuela, ni un policlínico, y en su desesperación acuden a todas estas medidas. Ahora, además de las anteriores, la última era la Helms-Burton —o "Borton", o "Berton" (RISAS); si es Alarcón dice "Berton", si soy yo digo "burro" y ya, se entiende mejor (RISAS Y APLAUSOS)— feroz, leonina, viene este "caballerito", o "caballero", no sé cómo llamarlo; ya a alguien le dije "caballerito" y algunos se pusieron bravos, y yo dije: Bueno, si caballerito es la palabra más fina que uno puede usar a veces... (RISAS). Pero yo no sé, algunos hasta dijeron: "No debiste haber mencionado esa palabra", no aquí, afuera. Digo: Caballeros, yo haciendo un esfuerzo tremendo por ser decente y no emplear palabras ofensivas, y no me entienden (RISAS).
Este "caballero" —vamos a llamarlo así— ahora ha hecho, o ha elaborado, o le han elaborado, porque, según Alarcón, ni siquiera ha leído lo que mandó para el Congreso —como, según Alarcón, ni siquiera ha leído la Helms-Burton, porque todo lo que dice es tan contradictorio y tan raro—, y ha mandado este documento con un programa completo para la "transición en Cuba". ¡Oigan esto!, "la transición en Cuba", y lo peor es que parece que se lo cree (RISAS).
Hace un rato yo mencioné la palabra idiota, realmente no quiero utilizar ese calificativo con el "honorable" señor Presidente de Estados Unidos; pero, realmente, si se cree que va a liquidar a la Revolución Cubana, se va a ganar el título (RISAS Y APLAUSOS).
Ese documento ya ha sido analizado por distintos compañeros; pero lo más asombroso es que desde el extranjero se hable de un gobierno de transición y de un programa para el gobierno de transición. Es la primera vez en la historia, y por primera vez en la vida de nuestro país, que vemos que otra nación, otro gobierno, se tome la molestia de elaborar el programa de un "período de transición en Cuba".
Conocemos lo que pasó en 1898, la guerra oportunista de Estados Unidos, que empezaba a mostrar sus garras imperialistas, porque fue la primera guerra imperial —en el sentido moderno de la palabra— y que trajo como consecuencia que se quedaran con Puerto Rico, que lleva 100 años en esas nefastas manos. A pesar de todo, y demostrando la fuerza de la cultura y de las tradiciones de un país, hablan español, no han podido arrebatarles ni su idioma ni su cultura (APLAUSOS). Se quedaron con Filipinas durante más de medio siglo.
Con Cuba era un poquito más difícil, ante la opinión internacional y ante la propia opinión del pueblo norteamericano. Llevábamos muchos años de guerra; pero lo primero que hicieron fue desarmar al Ejército Libertador, primera medida. Intervienen, negocian con los españoles, no con los cubanos; entregaron, incluso, una cantidad de dinero y sus fuerzas ocuparon el territorio nacional durante cuatro años. Después nos impusieron unas carboneras, exigieron el arriendo de una parte del territorio nacional para base naval —ese es el origen de la famosa base de Guantánamo que, como decía Robertico, no es de Guantánamo, es de ellos; de Guantánamo es el territorio donde está la base, que deben devolvernos, porque están allí a la fuerza— y, además, nos impusieron algo que se llamó Enmienda Platt, que era la enmienda de uno de estos "bárbaros" en el Senado, que le daba derecho a Estados Unidos a intervenir en Cuba si había cualquier desestabilización o cualquier problema interno. Y obligaron a la Asamblea Constituyente a escoger: O acepta la cláusula o no hay independencia.
Desgraciadamente ya Martí estaba muerto, Maceo estaba muerto, y después que habían desarmado al Ejército Libertador a ellos les resultó fácil imponer la Enmienda Platt, aceptada por nuestra Constitución. Esa enmienda duró más de 30 años, hasta que por diversas vías pudo derogarse en un momento coyuntural de la política de Estados Unidos. Pero, bueno, para qué necesitaban enmienda, si han intervenido donde han querido y cuando han querido, con enmienda y sin enmienda.
En Cuba apelaron a la Enmienda para intervenir más de una vez, y amenazaban constantemente con intervenir. Pero, ¿qué enmienda había en Nicaragua? ¿Qué enmienda había con México? ¿Qué enmienda había en Santo Domingo? ¿Qué enmienda había en Panamá? ¿Qué enmienda había en Granada y dondequiera que ellos intervinieron con sus fuerzas militares? ¿Qué enmienda había en Haití? Ellos se arrogaron el derecho a intervenir por la fuerza en todos esos países, y se arrogan ese derecho, solo que ahora quieren hacerlo a través de las Naciones Unidas, a través del Consejo de Seguridad, donde ellos son prácticamente dueños y buscan pretextos para realizar esas llamadas "intervenciones humanitarias", a pesar de que hayan tenido que correr de alguno que otro lugar.
De Viet Nam tuvieron que salir corriendo, no había ninguna Enmienda Platt (APLAUSOS). Hasta de Somalia tuvieron que correr; claro que allí no había tampoco ninguna Enmienda Platt. El señor Presidente de Estados Unidos —el que estaba entonces allí— decidió que había que establecer "orden en Somalia", por "razones humanitarias" había que llevar alimentos en la boca de los cañones de los tanques. Esa es la filosofía, ¿no? Pero allí los somalos lucharon y un día les dieron un golpe fuerte, se lo sintieron. Se retiraron.
Esto de la Enmienda Platt no era más que el intento de legalizar lo que ellos de todas maneras hacían. Dejaron en Cuba un país mediatizado; se apoderaron de todo, lo compraron todo y convirtieron el país en una neocolonia, hasta el año 1959 en que el pueblo derrotó al ejército que dejaron aquí, armado y entrenado por ellos, y que tuvo durante toda la guerra asesores norteamericanos. Entonces, el pueblo, por primera vez en su historia, en su larga historia de lucha, fue dueño de su destino.
Como dueños de nuestro destino y como revolucionarios, adoptamos medidas de todo tipo: la reforma agraria, medidas de justicia social. No fue de una manera precipitada, pero bastó la Ley de Reforma Agraria en el mes de mayo de 1959 para que ya decidieran organizar una invasión a Cuba con mercenarios, la misma receta que aplicaron a Guatemala cuando el gobierno de Arbenz: tropas mercenarias entrenadas en un país vecino atacaron a Guatemala y establecieron un gobierno allí proyanki, con lo que se inició una etapa en aquel país que dio lugar a más de 100 000 desaparecidos, ¡más de cien mil!, a lo largo de más de 40 años. Fíjense qué cifras. Allí no había presos, la categoría de preso no se conocía en Guatemala, todos eran desaparecidos. ¡Miren qué barbaridad de estos "apóstoles" de los derechos humanos!
Ese fue otro caso de flagrante intervención cuya receta quisieron aplicar a Cuba, y con aviones disfrazados con insignias cubanas, con barcos armados por ellos, con paracaidistas organizados por ellos y con todo el armamento moderno, que incluía tanques y artillería, invaden al país para establecer una cabeza de playa que sirviera de inmediata justificación a un llamado a la OEA para intervenir en Cuba.
Si ellos llegan a tener éxito en Girón le habría costado a este país la vida de cientos de miles de sus hijos. ¡La victoria fue fulminante en menos de 72 horas! Se equivocaron, se creyeron, quisieron creer —dicen ellos— que se iba a producir un levantamiento contra la Revolución y lo que se produjo fue un levantamiento contra los invasores (APLAUSOS). Fue derrotada la invasión.
El mismo día en que enterrábamos a los primeros muertos de aquella agresión, se proclamó el carácter socialista de nuestra Revolución (APLAUSOS). Nosotros entendíamos que no podía haber revolución en el capitalismo; en el capitalismo puede haber algunas reformas, algunas mejoras que nunca se ven. ¡Qué puede ofrecer el capitalismo al Tercer Mundo! Nosotros entendíamos y entendemos que una revolución para que se pueda llamar tal revolución tiene que ser una revolución socialista (APLAUSOS). Entonces sí hubo un gobierno de transición, de transición del capitalismo al socialismo.
Ya dije que con la reforma agraria se provoca la agresión; las demás leyes sociales de la Revolución y las demás leyes en defensa de los intereses nacionales llevaron inmediatamente al bloqueo. El bloqueo empieza casi desde el primer momento, porque empezaron suspendiendo créditos y tomando medidas de distintos tipos contra el país.
Pero antes de los combates de Girón, como decía, cuando enterrábamos a los compañeros que cayeron en el bombardeo previo que hicieron a nuestras bases aéreas, se proclama el carácter socialista: "Y ahora vamos a combatir, sí, pero ahora vamos a combatir por el socialismo." En Girón se combatió ya por el socialismo.
Así comenzó la historia de esa larga lucha de Estados Unidos contra Cuba; no de Cuba contra Estados Unidos, sino de ellos contra nosotros, porque nosotros no necesitamos las costas de la Florida, aunque en un tiempo pertenecieron a Cuba, pero no vamos a resucitar eso, que no alberguen temores de ninguna clase (RISAS Y APLAUSOS).
Claro, ese fue un negocio que hizo España, que vendió la Florida por no sé cuánto; todavía no existía una nación cubana. No es el caso de México, que lo invadieron y le quitaron más de la mitad de su territorio (APLAUSOS). Harían bien en devolvérselo, aunque los mexicanos lo van recuperando poco a poco, porque hay casi ya más mexicanos que norteamericanos en esos estados vecinos (APLAUSOS).
Por eso ahora hacen un muro. Estos "campeones de los derechos humanos", que tanto hablaron del muro de Berlín, ahora están haciendo un muro como veinte veces más grande que el de Berlín, y unas paredes, cosas metálicas, cosas electrónicas, y matan mucha más gente todos los años en ese muro que los que murieron tratando de cruzar el muro de Berlín, desde que existió ese muro (APLAUSOS). Matan a gente todos los años en número creciente. Inventan nuevas y nuevas cosas. Ahora están aterrorizados porque los mexicanos cruzan de su territorio a su territorio, porque ese territorio era mexicano (APLAUSOS).
Les hablaba de que ahora, al sentirse dueños del mundo, potencia hegemónica en un mundo unipolar, trazan un programa que Cuba deberá cumplir al pie de la letra, según se imaginan ellos, de transición del socialismo al capitalismo; pero, además, un documento descarado, mentiroso, engañoso, manipulado, haciendo creer que es una tremenda oferta, como si el yugo del esclavo pudiera ser oferta en ninguna parte del mundo (APLAUSOS). Hablan hasta de dinero, ¡qué descaro!
Al principio lo presentaron así en la prensa, después apareció el documento más claro, con más detalles, en qué consistía; Alarcón lo analizó muy bien por la televisión, puede repartírseles a los delegados su intervención —no sé si tendrán un folleto sobre eso, Alarcón, o se lo mandas a través de Gómez, usas los servicios de correos de Gómez para mandarlos—, para que ellos vean el análisis del documento.
Cuando la Revolución nacionalizó las empresas norteamericanas, estas valían mil y tantos millones de dólares; ahora ellos dicen que con intereses acumulados, etcétera, valen más de 6 000 millones, que hay que pagarles de inmediato. Dicen, además, que el país, en ese gobierno de transición, sin que todavía cesara el bloqueo, para darle "certificado de gobierno democrático" —porque para ellos todo eso que hemos estado contando es democracia pura—, después de seis años, ya cuando hayan hecho el tránsito, entonces se normalizarían las relaciones, pero mientras tanto con el bloqueo encima. Tal como dice la ley, el país podría recibir, según sus ridículos cálculos, en esos seis años, entre préstamos, algunas donaciones y otras cosas, de 4 000 a 8 000 millones, que serían una gota en el mar de indemnizaciones a pagar, pero advirtiendo previamente que nadie podría comprometerse a entregar nada a Cuba.
Uno recuerda tantas cosas: el dinero que se gastaron en la guerra sucia contra Nicaragua para destruir el gobierno sandinista, los miles de vidas que costó eso al pueblo de Nicaragua, y cómo después no dieron nada, aunque le habían hecho promesas de todas clases. A Haití, antes de invadirlo, le hicieron promesas; no le han dado nada. Hay que ver los sufrimientos que ha tenido que pasar el pueblo de Nicaragua como consecuencia de aquella guerra sucia y después de la guerra sucia; y la situación en Haití, porque para hacer promesas y promesas dudosas, son campeones.
Algunos le llaman la política del garrote y de la zanahoria, pero vienen a ofrecer una zanahoria podrida a un país que ni con zanahorias frescas, recién sacadas de la tierra, ni con manzanas recién cosechadas se puede comprar jamás (APLAUSOS). Es una zanahoria podrida porque es una mentira espantosa, que si fuera verdad no dejaría de ser una desvergüenza completa. Pero, además, qué mentira, primero hay que pagar los 6 000 millones que dicen que les deben a sus empresas. Además, el documento se refiere a las propiedades, a la tierra, a todo, y le dicen al país lo que tiene que hacer, por supuesto indemnizarlo también todo.
En esencia —y en eso no van a engañar a nadie por mucho que traten de dorar la píldora—, se trata de quitarles las tierras que la Revolución les dio a los campesinos y a los obreros; se trata de quitarles las casas que la Revolución les dio a las familias que residen en ellas; se trata de arrebatarle al pueblo todas las empresas que con toda justicia nacionalizó; se trata de privatizar todos los bienes, hasta la educación y la salud pública; se trata de volver al capitalismo más repugnante y más salvaje, aunque todos los capitalismos son repugnantes y son salvajes (APLAUSOS). ¿Qué les van a decir a los obreros, a los campesinos, a los estudiantes? ¿Qué les van a decir a los jubilados, en un país donde hay más de un millón de jubilados?
Hablan de la experiencia —vean ustedes— con los antiguos países socialistas, y todo el mundo sabe lo que pasa en los antiguos países socialistas, eso es inocultable y ellos mismos lo publican, lo que ha significado la transición: el Producto Interno Bruto de esos países en su conjunto, especialmente en la antigua Unión Soviética, se ha reducido casi al 50%; grupos mafiosos se apoderaron de las riquezas fundamentales del país, de las fábricas, de las plantas, de las instalaciones; la perspectiva de vida se redujo a menos de 70 años; la mortalidad infantil creció considerablemente.
Recordamos bien, cuando existía la URSS y teníamos miles de estudiantes allí, que los estudiantes recibían 80 rublos mensuales y con un rublo al día pagaban el desayuno, el almuerzo, la comida, los gastos, y siempre les quedaba algo. Hoy en Rusia, con un rublo, no se puede comprar ni un grano de maíz, ¡ni un grano de maíz! El rublo está entre 5 000 y 6 000 por dólar, baja todos los días dos o tres puntos, a finales de año estará más o menos a 6 000 rublos por un dólar. Vean lo que es la transición. Hay millones y millones de personas que no cobran los salarios, cosa nunca vista: maestros, militares, fuerzas de seguridad, trabajadores, meses enteros, cuatro meses, cinco meses, hasta siete meses sin cobrar el salario. La transición impuesta por el imperialismo prácticamente ha destruido el país.
Ahora los imperialistas, no conformes con haber desintegrado la URSS, quieren desintegrar a Rusia; quieren extender la OTAN y rodear a Rusia de bases militares de la OTAN. Es decir, ahora su meta es desintegrar a Rusia, porque no quieren que exista ni la más remota posibilidad de que alguna potencia fuerte les pueda hacer contrapeso. Esa es su meta ahora con esta sucia jugada de la OTAN, porque todos recordamos que cuando hicieron todos aquellos pactos con Gorbachov y compañía —cuando digo compañía no quiero decir necesariamente la CIA, ¿no?, pero sí algunos que pudieran haber estado haciendo su "trabajito" para la CIA, que hicieron bastante (RISAS)—, no se habló jamás de extender la OTAN, sino, por el contrario, de buscar fórmulas de seguridad y de tranquilidad para todos. Ahora a muchos de los países que formaban parte de la comunidad socialista y a algunos que formaban parte de la Unión Soviética, los quieren ingresar en la OTAN. Vean ustedes qué tipo de política de paz sigue el imperialismo que se considera dueño del mundo, señor de la Tierra, con derecho a hacer lo que le dé la gana en todas partes.
Contra las agresiones de esa potencia luchamos y resistimos, contra sus bloqueos y sus leyes (APLAUSOS).
¿Quién le ha dicho al gobierno de Estados Unidos que tiene el derecho divino a hacer programas de gobierno para otro país? ¿Quién le ha dicho que tiene derecho a establecer un gobierno de transición? ¿Quién le ha dicho que tiene derecho a pisotear de esa manera la dignidad, el honor y la soberanía de un pueblo, para decirle qué régimen social tiene que tener? (APLAUSOS.) Si es así, nosotros podíamos recomendar un gobierno de transición en Estados Unidos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES), que barra con esa basura de capitalismo que hoy, más que nunca, se olvida de los pobres, de los ancianos, de los enfermos; el país de más violencia del mundo, el país de más droga del mundo, el país donde es más elevado el número de niños menores de 15 años que se suicidan o son asesinados como consecuencia de la violencia, el país donde es más grande la diferencia entre ricos y pobres.
¿Por qué no establecen un gobierno de transición para barrer con toda esa basura? (APLAUSOS), ahí donde está la discriminación racial y la discriminación de los hispanos, la discriminación de las mujeres, la discriminación de los niños; sí, porque allí está la prostitución infantil y, sobre todo, la droga infiltrada en las escuelas. ¿Por qué no barren con todo eso?
¿Por qué atacan a Cuba que no padece ninguno de esos males, porque la Revolución erradicó la discriminación racial y le dio oportunidad de estudio y de trabajo a todos los cubanos, independientemente del color de la piel, como quería y soñó Martí, pueden estudiar, pueden trabajar y pueden ir a todas las playas y a todos los lugares de recreación? (APLAUSOS.)
El país no le dejó la menor oportunidad aquí al desarrollo del consumo de la droga, ni al juego; les garantizó a todos los niños la educación, como hemos estado analizando. ¿Ese es el país que quieren destruir? ¿Qué quieren, que volvamos al analfabetismo? ¿Que cerremos nuestras escuelas especiales y nuestros círculos infantiles? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Que cerremos nuestros centros de recreación de jóvenes o palacios de pioneros o Joven-Club? (EXCLAMACIONES DE: "¡Jamás!") ¿Que volvamos al latifundio? Porque hablan de un mercado de tierra. ¿Para qué sería el mercado de tierra, sino para que los ricos vinieran comprándole a todo el mundo el pedazo de tierra y volver a establecer en este país el latifundio? ¿Para qué sería, sino para que volvamos al plan de machete, a los desalojos campesinos, a los desahucios de las familias de sus casas; para que volvamos a la politiquería y el crimen; para que volvamos a la desunión y podernos dividir en cien pedazos a fin de que seamos sumisos y poder imponernos sus normas?
¡No, señor Clinton, no habrá ningún gobierno de transición en Cuba! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES), porque ya el gobierno de transición surgió con la Revolución, y solo una revolución puede establecer un verdadero gobierno de transición.
¡No habrá transición del socialismo al capitalismo en nuestro país jamás! (APLAUSOS.) ¡No habrá regreso al yugo y a la esclavitud! Este no es ya un pueblo de analfabetos ni en la instrucción ni en la política, porque en su instrucción llegó a elevados niveles y en política llegó a más elevados niveles todavía (APLAUSOS). ¡No habrá país de analfabetos para venir con esas truculentas mentiras y esos engaños!
¿Qué quieren, que volvamos a tener una mortalidad infantil de 60 por 1 000 nacidos vivos? Esta Revolución está consciente de que, al reducir la mortalidad infantil a 7,9 en menores de 1 año y a 10,6 en menores de 5 años, cifras no igualadas en el Tercer Mundo y mejores que en muchos países desarrollados a lo largo de la Revolución, y haberla ido reduciendo desde el primer día, ha salvado la vida de más de 300 000 niños, que se habrían muerto como hoy se están muriendo 600 000 cada año en América Latina, sin ir muy lejos (APLAUSOS). ¿Y cuántos muertos habrá costado la "transición" en el campo socialista y en la URSS? ¿Cuántos niños no habrán muerto ya como consecuencia de la elevación de los índices de mortalidad infantil y de disminución de las perspectivas de vida, o del frío, o del hambre? ¿Quién puede sacar la cuenta de los que han muerto ya con su famosa "transición" en el campo socialista?
Si otros han querido ensayar, o han caído en la desgracia del ensayo que les impusieron, este país no puede ser conejillo de Indias de los experimentos yankis (APLAUSOS), que quieren volver este país un país de narcotraficantes, de drogas, de violencia, de prostitución infantil.
¿Qué quieren, que después de saber lo que es ser libres vayamos a caer otra vez en esa infame condición de la que nos hemos librado?
Ese documento de Clinton tiene, además, un carácter altamente subversivo, desvergonzadamente subversivo, apela a la subversión contra la Revolución, utiliza palabras engañosas, a pesar de que no puede engañar a nadie, porque todas las compañías quieren devorarse las fábricas de Cuba, que la tierra se vuelva mercado de tierras para que vengan a explotar a nuestros campesinos. Eso es lo que quieren. No van a engañar a nadie con eso, nuestro pueblo sabe muy bien lo que quiere.
Tienen hasta la desvergüenza de hablar de la pequeña empresa. Nosotros también sabemos hacer empresas medianas y empresas pequeñas y que funcionan muy bien. Dicen que van a dar un dinerito para empresas pequeñas. Bien, que lo manden (RISAS), que lo manden, nosotros los complacemos. En La Habana Vieja, Leal tiene un montón de pequeñas empresas que funcionan espléndidamente bien (APLAUSOS), tiene hasta farmacias homeopáticas, que serían las delicias de Conchita —Conchita es una compañera científica, muy destacada, está aquí cerca; esa que se ríe mucho, tiene convencido a medio millón de gente aquí de cómo son las dietas y eso. Pero, bueno, no estamos hablando de ese tema. Eso lo dejamos para el próximo congreso (RISAS).
Se trata de ver cómo soliviantan a los trabajadores por cuenta propia. Es subversiva.
Del Ministerio del Interior, dice que hay que desaparecerlo. Nadie sabe quién se va a ocupar del que tenga la tentación de robar algo, qué tipos de policías, si serán como los de Miami los que quieren poner aquí. ¿Se imaginan policías al estilo de los de Miami?
¡Ah!, dice que tiene que haber sentido del orden, eso sí. No alcanzarán las escafandras esas de cosmonautas que tienen para vestir a los policías, porque los policías parecen cosmonautas por ahí —según los vemos por televisión, llenos de cascos, escudos, palos, gases lacrimógenos, carros de agua, todo el día se ve una humareda. Pero sucede hasta en Europa, no vayan a creer que eso es solo en América Latina, los caballos contra la gente, las fuerzas antimotines contra la gente. Ese tipo de fenómenos no se conoce aquí. Usan todos estos artificios para confundir, engañar.
Las fuerzas armadas dice que hay que reducirlas a las proporciones necesarias para la defensa del país. Claro, sería a la proporción cero. Nosotros tenemos unas fuerzas armadas poderosas para defender al país contra el imperio, pero después que el imperio se lo trague ya no habría enemigo, no habría ninguna proporción, sería cero. Y dice que los que queden es para misiones de paz, de esas guerras que organizan ellos. Aspiran a convertir a nuestro ejército, lo que quede de él, en tropas mercenarias para misiones del imperialismo yanki. Miren qué programa. No se dan cuenta de que nuestras fuerzas armadas son todo el pueblo armado, que cientos de miles de compatriotas son oficiales de las fuerzas armadas o de la reserva, la inmensa mayoría es de la reserva.
Nosotros mismos en el período especial hemos reducido considerablemente las tropas regulares; pero el armamento está en conservación, el personal está preparado, muchos de los graduados universitarios son oficiales de la reserva, así que todo el pueblo es nuestras fuerzas armadas, y el pueblo no se puede reducir, al contrario, crece, aunque a un ritmo razonable, ¿no? (APLAUSOS.) No nos pasa como, desgraciadamente, ocurre en Rusia, que la población disminuye, eran 150 millones y ahora son 147,5. Vean lo que son las transiciones esas, es la transición del cangrejo, pudiéramos llamar, una transición marcha atrás. Después que la criatura nació, que es la Revolución, no hay manera de volverla al vientre de la madre, hay que matar a la madre, y como la madre de la Revolución es el pueblo, habría que matar al pueblo (APLAUSOS).
Ese es el tipo de programa, descarado, subversivo. Nos ofende el mero hecho de que piensen que nuestros heroicos soldados internacionalistas puedan estar un día al servicio del imperialismo yanki. Están locos de remate y no tienen manera de disimularlo (RISAS).
Una de las cosas más bochornosas de todo esto es que Clinton al principio estaba contra la Ley Helms-Burton, porque era una ley de la extrema derecha republicana y de la mafia gangsteril, integrada por algunos elementos de origen cubano, que se han cansado de ganar dinero por todos los medios habidos y por haber, utilizando procedimientos de todo tipo, y ellos fueron los que elaboraron esa ley, una ley draconiana. Clinton mandó a hacer un análisis, según el cual la aplicación de esa ley en toda su dimensión, tal como la proyectan, le costaría al pueblo de Cuba 100 000 millones de dólares, y el mismo Clinton, en un momento de cordura, dijo que esa ley era inaplicable. Esa es la ley que quieren aplicar ahora con el "período de transición" y con el cuento de que Cuba podría recibir una "ayudita" en términos que no se sabe cuáles son, con lo cual tendría que pagar —como ya dije primero— todo. Es algo verdaderamente absurdo. El dijo que costaría 100 000 millones.
Entonces, buscó un pretexto en un momento determinado. Como él, en su feroz competencia electoral con sus adversarios, no ha tenido escrúpulos en adoptar cualquier medida y adoptar el mismo programa casi que el de los republicanos —porque quería la reelección a cualquier precio—, aprovechó el incidente de las avionetas; buscó ese pretexto. Y él sabe bien cómo es la historia de las avionetas, pero muy muy muy bien.
Esos aviones venían constantemente, cada vez más atrevidos: violaban nuestras aguas, volaban sobre la capital a lanzar panfletos. Me pregunto si hay algún país que pueda permitir eso. Y le advertimos, se lo hicimos saber en términos pacíficos, realmente, en términos razonables, que, por favor, hiciera lo posible por evitar esos vuelos, y prometió evitar los vuelos. No quiso, o no pudo cumplir.
El sabe bien cómo es la historia de esas avionetas y el esfuerzo que nosotros hicimos por evitar un incidente, con mucha más razón en pleno período electoral, cuando cualquier cosa podía servir de materia prima para involucrar a Cuba en su campaña política. El lo sabe bien, y sabía, además, que esa ley le costaba al país, si se aplicaba, 100 000 millones de dólares; ¿de dónde demonios los van a sacar? ¡Ni con todo el petróleo de Arabia Saudita!, donde hay un régimen "democratísimo", realmente un modelo, pudiera decirse, de democracia; de esa democracia que le gusta mucho a Estados Unidos, democracia petrolera, pudiéramos llamarla. Sin embargo, envió la ley al Congreso y la apoyó, se reunió con un grupo de facinerosos allí para firmarla, y regaló plumitas.
Yo, en realidad, no soy muy adicto a las creencias sobre el infierno, entre otras cosas me parece una violación terrible de los derechos humanos tener a un tipo allí eternamente quemándose (RISAS Y APLAUSOS); pero, si hubiera infierno, valdría la pena un tiempito por allí, como sanción a los bobos, porque eso de andar regalando plumitas cuando se firma esa ley criminal de extrema derecha republicana y mafiosa es de bobos (RISAS). Saben además, o deben saber, que todas esas cosas que planean no se pueden imponer sino a base de sangre, a base de exterminar a un pueblo entero.
Mientras haya un revolucionario en este país —y son muchos—, mientras estén saliendo revolucionarios de las escuelas con el nivel de preparación y de conciencia que tienen, no importa lo que ofrezcan, no importa que a algunos pocos los puedan confundir. ¡Mientras haya un revolucionario no habrá transición del socialismo al capitalismo en Cuba! (APLAUSOS.)
No creo que haya que añadir mucho más sobre todo esto, pero quería expresarles qué momento estamos viviendo y qué lucha tenemos por delante. Quería expresarles que son razones aún superiores para nuestra gratitud y nuestro reconocimiento para ustedes, los educadores de América Latina y del Caribe; son razones para sentirnos conmovidos de esas muestras de solidaridad que nos han dado y de ese apoyo en la Declaración Final.
Nos sentimos felices de haber compartido con ustedes estos días y nos sentimos capaces de prometerles que Cuba no los defraudará, que el pueblo cubano sabrá ser acreedor a esa confianza y a esa esperanza que ustedes han puesto en él.
Volvemos a repetir que no nos consideramos, ni mucho menos, perfectos; que somos autocríticos con la propia obra de la Revolución, que pensamos que podíamos haber hecho mejor todo, y nos proponemos, en el futuro, hacerlo mejor todo. Y lo haremos no solo por nosotros, lo haremos también por ustedes, lo haremos también por América Latina, lo haremos también por el mundo (APLAUSOS).
Sabemos que hay gente, mucha gente y muchos gobiernos que tiemblan cuando el embajador norteamericano habla. Ya esos reflejos no existen aquí hace mucho tiempo, ningún embajador podrá hacernos temblar, ninguna amenaza del imperio, ningún documento, ningún chantaje, ninguna maniobra.
¡Sabremos ser dignos seguidores de los que derramaron su sangre y entregaron sus vidas por la independencia del país o por la Revolución! (APLAUSOS.)
¡Jamás traicionaremos la memoria de Martí, del Che, de Camilo y de tantos otros, que sería largo de enumerar!
¡Muchas gracias!, y permítannos repetir:
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)