Palabras pronunciadas por el Presidente de la República de Cuba, Fidel Castro Ruz, a su arribo al aeropuerto Francisco Sá Carneiro, de Porto, Portugal, el día 16 de octubre de 1998.

(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

 

Buenos días, en primer lugar.

No tengo el hábito de andar haciendo declaraciones cuando paso por los aeropuertos; hay otros que tienen la manía de hacerlo. Yo, en todo caso, por una cuestión de cortesía, simplemente saludarlos; decir, a través de ustedes, al pueblo de Portugal, que me siento muy satisfecho y muy honrado de conocer este país, del cual he oído hablar tanto a lo largo de mi vida, por su historia tan cercana a la historia de nuestro hemisferio. Ha querido la casualidad que haya aterrizado hoy en este aeropuerto, lo cual me hace realmente muy feliz. Y quiero decir con toda la sinceridad con la que suelo hablar siempre, que siento una gran simpatía por este pueblo; nos alegramos mucho de que sea la sede de esta reunión cumbre.

Y aprovecho a la vez para felicitarlos por el Premio Nobel. Tengo amistad con algunos Premios Nobel, fundamentalmente con uno de ellos muy conocido, que es Gabriel García Márquez, y ahora creo que me voy a sentir honrado con la amistad de otro Premio Nobel de Literatura con el cual comparto muchas ideas. Espero tener la oportunidad y el honor de saludarlo. Ya le envié un cable, pero quiero dedicarle a él uno de mis primeros saludos al llegar a este país.

Por el camino estuve leyendo un cable tomado de Internet con un artículo escrito por Benedetti, prestigioso escritor latinoamericano, uruguayo, que expresa realmente con muy bellas palabras su alegría y su opinión sobre la extraordinaria calidad intelectual y humana de este nuevo Nobel de la Literatura nacido en tierra portuguesa.

No tengo nada más que decir. Muchas gracias.