(VERSIONES TAQUIGRÁFICAS-CONSEJO DE ESTADO)
Estimados delegados, observadores e invitados:
Ya que ustedes me hacen este honor, no voy a pronunciar un discurso; me limitaré a exponer una ponencia. (APLAUSOS)
Lo haré en lenguaje cablegráfico y en gran parte será un diálogo conmigo mismo.
Mes de julio. Encuentro de Economistas Latinoamericanos y del Caribe. Temario: grave crisis económica mundial a la vista. Necesidad de convocar una reunión internacional. Punto central: la crisis económica y la globalización neoliberal.
Debate amplio.
Todas las escuelas.
Confrontar argumentos.
Se trabajó en esa dirección.
Reducción máxima posible de gastos para todos.
Trabajar mañana, tarde y noche.
Excepcional seriedad y disciplina ha reinado en estos cinco días.
Todos hablamos con absoluta libertad. Lo hemos logrado. Estamos agradecidos.
Hemos aprendido mucho escuchándolos a ustedes.
Gran variedad y diversidad de ideas. Extraordinaria exhibición de espíritu de estudio, talento, claridad y belleza de expresión.
Todos tenemos convicciones.
Todos podemos influirnos unos a otros.
Todos sacaremos a la larga conclusiones similares.
Mis convicciones más profundas: la increíble e inédita globalización que nos ocupa, es un producto del desarrollo histórico; un fruto de la civilización humana; se alcanzó en un brevísimo período de no más de tres mil años en la larga vida de nuestros antecesores sobre el planeta. Eran ya una especie completamente evolucionada. El hombre actual no es más inteligente que Pericles, Platón o Aristóteles, aunque no sabemos todavía si suficientemente inteligente para resolver los complejísimos problemas de hoy. Estamos apostando a que puede lograrlo. Sobre eso ha tratado nuestra reunión.
Una pregunta: ¿se trata de un proceso reversible? Mi respuesta, la que me doy a mí mismo, es: no.
¿Qué tipo de globalización tenemos hoy? Una globalización neoliberal; así la llamamos muchos de nosotros. ¿Es sostenible? No. ¿Podrá subsistir mucho tiempo? Absolutamente no. ¿Cuestión de siglos? Categóricamente no. ¿Durará sólo décadas? Sí, sólo décadas. Pero más temprano que tarde tendrá que dejar de existir.
¿Me creo acaso una especie de profeta o adivino? No. ¿Conozco mucho de economía? No. Casi absolutamente nada. Para afirmar lo que dije basta saber sumar, restar, multiplicar y dividir. Eso lo aprenden los niños en la primaria.
¿Cómo se va a producir la transición? No lo sabemos. ¿Mediante amplias revoluciones violentas o grandes guerras? Parece improbable, irracional y suicida. ¿Mediante profundas y catastróficas crisis? Desgraciadamente es lo más probable, casi casi inevitable, y transcurrirá por muy diversas vías y formas de lucha.
¿Qué tipo de globalización será? No podría ser otra que solidaria, socialista, comunista, o como ustedes quieran llamarla.
¿Dispone de mucho tiempo la naturaleza, y con ella la especie humana, para sobrevivir la ausencia de un cambio semejante? De muy poco. ¿Quiénes serán los creadores de ese nuevo mundo? Los hombres y mujeres que pueblan nuestro planeta.
¿Cuáles serán las armas esenciales? Las ideas; las conciencias. ¿Quiénes las sembrarán, cultivarán y harán invencibles? Ustedes. ¿Se trata de una utopía, un sueño más entre tantos otros? No, porque es objetivamente inevitable y no existe alternativa. Ya fue soñado no hace tanto tiempo, sólo que tal vez prematuramente. Como dijo el más iluminado de los hijos de esta isla, José Martí: "Los sueños de hoy serán las realidades de mañana".
He concluido mi ponencia. Ahora estoy a disposición de ustedes, si desean hacer alguna pregunta.
(OVACIÓN)