Comparecencia del Presidente de la República de Cuba, Fidel Castro Ruz, en la Televisión Cubana, sobre la actual situación internacional, la crisis económica y mundial y la forma en que puede afectar a Cuba. 2 de noviembre del 2001.
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)
Queridos compatriotas:
Al inaugurar la Escuela de Trabajadores Sociales de Santiago de Cuba el 24 de octubre, dije que en los próximos días habría que hablar de la situación económica internacional y de cómo esta podría afectar a nuestro país que llevaba adelante un programa de desarrollo social sin precedente, a medida que se iba recuperando del período especial. No he querido dilatar esa comparecencia.
Para caracterizar la situación actual, se puede afirmar, en muy apretada síntesis, que a mediados de la década del 90, cuando la globalización neoliberal se extendía por todo el planeta, Estados Unidos, como dueño absoluto de las instituciones financieras internacionales y a partir de su inmensa fuerza política, militar y tecnológica, alcanzó la más espectacular acumulación de riqueza y poderío que se ha conocido en la historia.
Pero el mundo y la sociedad capitalista entraban en una etapa enteramente nueva. Apenas una parte insignificante de las operaciones económicas se relacionaban ya con la producción y el comercio mundiales; tres millones de millones de dólares en operaciones especulativas, vinculadas con las monedas y otros valores, tenían lugar cada día; en las bolsas de Estados Unidos los precios de las acciones crecían como espuma, muchas veces sin relación alguna con las utilidades y ganancias de las empresas. Se crearon verdaderos mitos: no habría ya más crisis; el sistema podía regularse, había creado los mecanismos pertinentes para avanzar y crecer ininterrumpidamente. A tal extremo se llegó en la creación de riquezas puramente imaginarias, que hubo casos de acciones en las que, habiéndose invertido mil dólares, su valor se incrementó 800 veces en solo ocho años. Era como un inmenso globo que se inflaba hasta lo infinito.
Conforme se creaban tales riquezas virtuales se invertían, se gastaban y se despilfarraban. La experiencia histórica fue ignorada totalmente. La población mundial se había multiplicado por cuatro en solo cien años. Miles de millones de seres humanos no participaban ni disfrutaban en absoluto de aquellas riquezas. Eran suministradores de materias primas y fuente de mano de obra barata, pero no consumían ni podían ser consumidores. No constituían mercado, ni el mar casi infinito adonde fuese a parar el inmenso río de productos que, en feroz competencia, salían de los equipos cada vez más productivos y menos creadores de empleo de un grupo privilegiado y exiguo de países industrializados.
Un elemental análisis bastaba para comprender que aquella situación era insostenible.
Nadie al parecer se daba cuenta de que cualquier cosa aparentemente intrascendente que ocurriera en la economía de una región del mundo, podía estremecer el resto del andamiaje económico mundial.
Los arquitectos, especialistas y administradores del nuevo orden económico internacional, economistas y políticos, a medida que su fantasía se deshace, apenas pueden comprender que han perdido el control de los acontecimientos. Otras fuerzas son las que deciden: las de las grandes y crecientemente poderosas e independientes empresas transnacionales y las porfiadas realidades, en espera de que el mundo verdaderamente cambie.
En julio de 1997, estalla la primera gran crisis del mundo neoliberal globalizado. Los tigres se deshicieron. Japón no ha podido todavía recuperarse y el mundo sufre aún las consecuencias.
En agosto de 1998, se presenta la llamada crisis rusa que, a pesar de su insignificante aporte al Producto Interno Bruto mundial de apenas el 2 por ciento, estremeció e hizo bajar en cuestión de horas cientos de puntos a las bolsas de valores de Estados Unidos.
En enero de 1999, solo 5 meses después, se produce la crisis de Brasil.
Los esfuerzos mancomunados del Grupo de los Siete, el FMI y el Banco Mundial tuvieron que empeñarse a fondo para impedir que la crisis se extendiera por toda Sudamérica, asestando un golpe demoledor a las bolsas de valores de Estados Unidos.
Esta vez, lo inevitable: la crisis comenzó por Estados Unidos, al principio apenas imperceptiblemente. Desde mediados del año 2000 comenzaron a observarse los primeros síntomas, con una disminución sostenida del ritmo de la producción industrial.
En marzo de ese mismo año el índice Nasdaq de la llamada tecnología de punta ya había comenzado a descender.
Se produce igualmente un enorme crecimiento del déficit comercial: en 1999 había sido de 264 mil 900 millones y en el 2000 se elevó a 368 mil 400 millones.
En el segundo trimestre del año 2000 el Producto Interno Bruto había alcanzado un crecimiento de 5,7 por ciento; en el tercer trimestre creció solamente 1,3 por ciento.
Desde octubre del 2000 comenzó a caer la producción del sector industrial.
No obstante, a fines del año 2000, los puntos de vista sobre las perspectivas y los pronósticos de la economía mundial eran todavía bastante optimistas. La realidad comenzó pronto a mostrarse francamente adversa.
Desde principios del 2001, el FMI, el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Comisión Europea, así como instituciones privadas, se vieron en la necesidad de ajustar a la baja sus previsiones de crecimiento para el 2001 en las distintas regiones.
El FMI pronosticó en mayo un 3,2 por ciento de crecimiento global en el año 2001. Para Estados Unidos en particular la proyección de crecimiento en ese mes era de 1,5 por ciento y para la zona del euro era del 2,4 por ciento. Japón atravesaba su cuarta recesión en 10 años y se pronosticaba un decrecimiento del menos 0,5 por ciento en el año.
El Director Gerente del FMI, Horst Kohler, en discurso pronunciado en Ginebra ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), el 16 de julio del 2001, señaló: "El crecimiento económico está perdiendo el ritmo en todo el mundo. Esto puede resultar incómodo para las economías avanzadas (los países desarrollados y ricos), pero será una verdadera fuente de dificultades para muchos países con mercados emergentes y en desarrollo (los países pobres y subdesarrollados) y un retroceso en la lucha contra la pobreza."
La producción cayó en la mayoría de los países del Sudeste Asiático, con excepción de China, y en América Latina. Según el Banco Mundial, el crecimiento del Sudeste Asiático, que después de su impresionante caída en 1997 comenzaba a recuperarse, pasaría del 7,6 por ciento en el 2000 al 4,5 por ciento este año, y el continente latinoamericano crecería un 2 por ciento, la mitad del crecimiento del 2000.
Otras instituciones también hacían pronósticos. La revista The Economist estimaba en abril que el crecimiento mundial en el 2001 sería de tan solo el 2,7 por ciento, lo que contrastaba con el resultado alcanzado en el año 2000 del 4,6 por ciento, mientras que el intercambio comercial en el mundo crecería en un 3,5 por ciento, comparado con un 13,4 por ciento en el 2000.
Para la zona euro, la OCDE, en su informe semestral divulgado a principios de mayo del 2001, estimaba que la Unión Europea crecería un 2,6 por ciento, lo que suponía un recorte de 0,5 puntos a su proyección inicial.
El 10 de septiembre, solo un día antes de los sucesos en Nueva York y Washington, el FMI revisó el curso de las predicciones de crecimiento de la economía mundial y la de Estados Unidos, Europa y Japón de la siguiente forma:
Economía Mundial
en por ciento de crecimiento:
Otoño del 2000 4,2
Marzo 2001 3,4
Primavera 2001 3,2
Septiembre del 2001 2,7
Iba cayendo progresivamente desde 4,2 a 2,7 en menos de un año.
Estados Unidos:
Otoño del 2000 3,2
Marzo 2001 1,7
Primavera 2001 1,5
Septiembre del 2001 1,5
Lo mismo, de 3,2 a 1,5 en igual período.
Japón:
Otoño del 2000 1,8
Marzo 2001 1,0
Primavera 2001 0,6
Septiembre del 2001 0,2
Los números son elocuentes.
Zona euro
Otoño del 2000 3,4
Marzo 2001 2,7
Primavera 2001 2,4
Septiembre del 2001 1,9
Sin excepción alguna, los tres grandes centros de la economía mundial venían cayendo simultáneamente en su ritmo de crecimiento a menos de la mitad en menos de un año. En el caso especial de Japón, se redujo a casi cero.
Situación del empleo:
A finales del 2000, la tasa de desempleo en Estados Unidos era sólo de 3,9 por ciento. ¿Cómo evolucionó en el 2001?
Tasa de desempleo (por ciento):
Febrero 4,2
Marzo 4,3
Abril 4,5
Mayo 4,4
Junio 4,5
Julio 4,5
Agosto 4,9
Aunque no se conoce todavía el dato oficial, se calcula que el desempleo alcance ya el 5,1 por ciento, cifra que en Estados Unidos no se había registrado durante muchos años.
Hoy, 2 de noviembre, ya redactado este material, se acaba de publicar la cifra oficial, que es de 5,4. En solo un mes se perdieron 415 mil empleos. Es la mayor reducción neta de empleos desde mayo de 1980, hace 21 años.
La evolución en la tasa de desempleo es una muestra fehaciente del deterioro que venía sufriendo esa economía justamente en los momentos previos al ataque terrorista.
Como precedente importante hay que tener en cuenta que, en los últimos cincuenta años, cuando la tasa de paro ha alcanzado los 5,1 ha coincidido el inicio de un período recesivo.
El por ciento de la capacidad industrial utilizada en Estados Unidos en el año 2001:
Febrero 79,2
Marzo 78,7
Abril 78,4
Mayo 78,0
Junio 77,1
Julio 77,0
Agosto 76,4
En agosto la producción industrial decayó 0,6 puntos porcentuales con relación a lo alcanzado en julio. En los últimos doce meses la producción industrial había sufrido una contracción de alrededor del 5 por ciento. Con el dato de agosto, ya sumaban once meses consecutivos de contracción.
La cifra registrada en agosto está muy cercana al nivel más bajo alcanzado desde 1983.
En el mes de agosto del 2001 se produjo un déficit de 80 mil millones de dólares en el presupuesto.
En ese mismo mes, los congresistas demócratas ya señalaban que las previsiones apuntaban a que el gobierno tendría que utilizar parte del dinero de la seguridad social para financiar los gastos corrientes.
Durante el segundo trimestre del 2001 las importaciones norteamericanas se contrajeron en 13,900 millones de dólares, mientras el bajo nivel de actividad en el resto del mundo propició una reducción de las exportaciones de 9,100 millones de dólares.
El valor de las acciones de los principales índices de la bolsa durante el año 2001 ha decrecido de la siguiente forma:
Las del Dow Jones 18,06%
Nasdaq 66,42%
Standard & Poor’s (S&P) 28,48%
Esto equivale a la pérdida de millones de millones en menos de un año.
Durante el año 2001, la Reserva Federal ha rebajado nueve veces las tasas de interés. El objetivo es abaratar el costo del dinero, apuntalar la confianza del consumidor y con esto impulsar la actividad económica. Esa frecuencia frenética expresa desesperación.
Europa:
La producción industrial en la zona europea mostró un continuo descenso en el primer semestre del año 2001. Esta disminución obliga a las empresas a reducir el personal y esto, a su vez, reduce el consumo, creándose así un círculo vicioso depresivo.
La inversión y el consumo se deprimieron, acentuándose la tendencia hacia la recesión.
El Comisario europeo de Asuntos Monetarios declaró que la economía de Europa crecerá solo un 1,5 por ciento este año, y los seis institutos de investigación económica más prestigiosos de Alemania redujeron al 0,7 por ciento y 1,3 por ciento el crecimiento de este país para este año y el próximo respectivamente, anunciando que la economía alemana está al borde de la recesión, lo cual tiene un fuerte impacto negativo para Europa, por cuanto a Alemania se le considera su "locomotora económica".
Japón:
El Producto Interno Bruto real del primer trimestre del 2001 en Japón cayó más profundamente de lo esperado, mostrando un descenso del 0,2 por ciento contra la expectativa de 0,1 por ciento, mientras que en el segundo trimestre se contrajo en 0,8 por ciento adicional.
La producción industrial inició en marzo un descenso que en agosto ya alcanzaba un 11,7 por ciento. Este fenómeno de seis meses consecutivos de declive de la producción industrial no se manifestaba en la economía japonesa desde el período de diciembre de 1991 a mayo de 1992 y sitúa la producción industrial al nivel más bajo de los últimos siete años, lo que significa una crisis peor que la financiera de 1997-1998, según analistas japoneses.
El superávit comercial de Japón decreció 48 por ciento en julio de este año.
Como medida de defensa, las empresas reducen plantillas, por lo que la tasa de paro también ha aumentado, alcanzando el máximo histórico del 5 por ciento en agosto de este año, algo nunca visto en Japón.
América Latina
En agosto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informaba que la región crecería solo un 2 por ciento en el 2001, apenas la mitad de la expansión del pasado año (4 por ciento), retractándose así de su anterior proyección, divulgada en mayo, donde consideraban un aumento del Producto Interno Bruto de entre 2,7 por ciento y 3 por ciento.
Según explican, esto es debido al debilitamiento mundial y a la inestabilidad de algunos países claves de la región: Perú y Uruguay mostrarán un crecimiento nulo; Brasil ha sido afectado por una escasez de abastecimiento energético que ha golpeado su actividad productiva y una devaluación de su moneda de aproximadamente 40 por ciento en este año; y Chile frenó su reactivación. En el caso de México, se prevé un débil crecimiento económico del 0,13 por ciento este año y del 1,74 por ciento para el 2002. El gobierno originalmente proyectó un crecimiento del 4,5 por ciento del Producto Interno Bruto para el 2001, pero lo ha revisado a la baja en varias ocasiones por la disminución del ritmo de la economía mundial, y en especial de Estados Unidos.
La CEPAL considera que el desempleo en la región ascenderá como mínimo al 8,5 por ciento.
Algunas personas suelen hablar hoy tranquilamente de "la crisis económica mundial ocasionada por los actos terroristas que tuvieron lugar en Estados Unidos el 11 de septiembre y por la guerra contra Afganistán desatada el día 7 de octubre". Esa afirmación carece de fundamento alguno. Lo que acabo de referir lo demuestra irrefutablemente. La crisis venía desatándose ya inconteniblemente.
Suelo recibir semanalmente un boletín con las noticias más importantes de carácter económico procedentes de las más prestigiosas y confiables fuentes públicas de información, o declaraciones textuales de especialistas y dirigentes políticos. Recordaba especialmente el boletín que recibí con fecha 8 de septiembre del 2001, precisamente tres días antes de la gran tragedia ocurrida en Nueva York. En muchos años nunca leí peores noticias sobre las perspectivas de la economía internacional en un solo boletín.
Tuve la curiosidad de volver a revisarlo. De entre sus informaciones, escogí varias que dicen textualmente:
"Hitachi Ltd., el mayor fabricante de productos electrónicos de Japón, anunció que recortará este año 14.700 empleos, el 4 por ciento de su plantilla, mientras se prepara para una pérdida de más de 1.000 millones de dólares provocada por la caída del sector tecnológico."
"Los conglomerados japoneses rivales de semiconductores Toshiba Corp., NEC Corp. y Fujitsu Ltd. también advirtieron que planeaban recortar miles de empleos." (CNN, 31.8.2001)
"El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos manifestó que la subida de los precios de la vivienda, al mismo tiempo que se ha desplomado el mercado accionario, está generando dificultades al banco central para diagnosticar el estado de la economía del país. Esta divergencia ‘podría tener implicaciones significativas’ para el crecimiento económico del país, declaró." (The Wall Street Journal, 31.8.2001)
"La Reserva Federal estadounidense ha advertido, en su último informe a las entidades bancarias del país, que no han reforzado suficientemente sus sistemas de control de riesgos como obliga la ralentización económica que vive la economía internacional." (periódico español Cinco Días, 3.9.2001)
"La Comisión Europea admitió ayer que la previsión del crecimiento económico de la zona euro para este año estará por debajo del 2,5 por ciento. Así lo reconoció el comisario de Economía y Finanzas, Pedro Solbes, quien manifestó incluso que Bruselas tiene "algunas dudas" sobre esta cifra. La rebaja de tasas de un cuarto de punto, anunciada la semana pasada por el Presidente del Banco Central Europeo (BCE), ya estuvo acompañada por un reconocimiento explícito de un error de cálculo. 'Lo que hemos subvalorado es lo larga y severa que está siendo la desaceleración en Estados Unidos', explicó Duisenberg. 'Si puedo decirlo, nosotros, y también las autoridades de Estados Unidos, hemos tenido tendencia a ser demasiado optimistas acerca de la duración y profundidad de la desaceleración', dijo al recordar las opiniones del Secretario del Tesoro, Paul O'Neill.
"Las dificultades de orientación del BCE están contenidas en ese escueto análisis, que llega un poco tarde después de la paulatina reducción del 3,2 por ciento de la estimación de crecimiento en la eurozona, formulada en enero, al 2 por ciento evaluado en estos días." (periódico español Cinco Días, 3.9.2001)
"El Presidente de Estados Unidos reconoció su preocupación por el persistente debilitamiento de la actividad económica norteamericana y sus repercusiones sobre el mercado laboral. 'Soy consciente de los problemas a los que se enfrentan las familias de trabajadores afectados por la crisis económica, pero estoy convencido de que la economía remontará la pendiente', afirmó ante reunión de grupos sindicales.
"Con una economía al borde de la recesión el Presidente trató de convencer a los trabajadores norteamericanos de que conoce su situación y de que está haciendo algo para solucionarlo. El asunto es complicado, ya que el debilitamiento de la confianza de los consumidores, el descenso de los mercados financieros y el tibio crecimiento de la gran potencia mundial han provocado que en la agenda del Presidente primen los asuntos económicos." (diario español Expansión, 4.9.2001)
Obsérvese que el presidente Bush, no muy aficionado a estos temas, hace su declaración una semana antes del 11 de septiembre.
"El crecimiento está prácticamente detenido en Latinoamérica según datos del Producto Interno Bruto del primer semestre."
"El balance del 2001 arrojará una nueva caída del Producto Interno Bruto per cápita en la región, asegura el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria en su último informe sobre Latinoamérica. La entidad ha rebajado su previsión de crecimiento para el conjunto de estos países desde el 3,9 por ciento inicial al uno por ciento, un nivel insuficiente para igualar el crecimiento de la población.
"Las causas de este mayor pesimismo hay que buscarlas en una desaceleración mundial superior a lo estimado a principios de año."
"La debilidad del crecimiento de las principales economías se ha traducido en una fuerte reducción de la demanda externa y, por tanto, de las exportaciones también en Latinoamérica.
"La economía mexicana es la que ha sufrido con mayor dureza sus consecuencias, dada su alta dependencia de la actividad industrial de Estados Unidos. Ello reducirá su crecimiento este año al 0,2 por ciento —según la entidad— frente al 6,9 por ciento registrado en el 2000." (periódico español Cinco Días, 4.9.2001)
"El número de despidos anunciados en Estados Unidos ya supera el millón en lo que va del año, a pesar de que el ritmo de los recortes se frenó en agosto. En total, las compañías estadounidenses anunciaron planes para eliminar 140.019 puestos de trabajo durante ese mes. Esto representa un 32 por ciento menos que el total de julio, pero más del doble que los recortes registrados en agosto del 2000. De esta manera, el total acumulado en los primeros ocho meses asciende a 1.120.000 empleos eliminados, un 83 por ciento más que el total de recortes para todo el año 2000. El sector de telecomunicaciones sigue siendo el más afectado, con el 19 por ciento de los empleos eliminados en lo que va del año." (periódico español Cinco Días, 5.9.2001)
"A las serias dificultades presupuestarias de Alemania, Italia y las más débiles de España, se unen las de Francia, cuyo déficit de caja subió un 16 por ciento en los cinco primeros meses del año." (diario español Expansión, 5.9.2001)
"El Ministro de Economía germano, Werner Müller, admitió que el crecimiento del Producto Interno Bruto del gigante alemán no alcanzará este año el 1,5 por ciento. Hasta el momento solo había admitido que el crecimiento estará "por debajo del 2 por ciento". Las declaraciones de Müller suponen un nuevo jarro de agua fría para quienes habían apostado por una pronta recuperación de la economía germana." (periódico español Cinco Días, 5.9.2001)
"Cuando la industria de Estados Unidos empezaba a emitir algunas señales positivas de recuperación, ahora es el sector de servicios el que se encarga de echar un nuevo jarro de agua fría a las expectativas. La actividad del sector de servicios se volvió a contraer en agosto, según los datos de la Asociación Nacional de Gestores de Compras. Su índice mensual de actividad pasó de 48,9 en julio a 45,5 puntos en agosto, lo que supone el segundo mes consecutivo por debajo del nivel de 50, que se considera la barrera entre la recesión y el crecimiento. En agosto se produjo una fuerte caída de los nuevos pedidos, lo que indica un fuerte deterioro de la actividad para los próximos meses. El dato superó con creces los augurios de los analistas que esperaban una reducción mínima de hasta 48 puntos." (periódico español Cinco Días, 6.9.2001)
"Según cifras del Fondo Monetario Internacional, entre 500.000 millones y un millón y medio de millones de dólares al año —entre el 1,5 por ciento y el 4,5 por ciento del Producto Interno Bruto mundial— generados en actividades ilícitas son lavados a través del sistema bancario." (diario español El País, 6.9.2001)
"El Banco Central del Reino Unido recortó hace poco su previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto al 2 por ciento para el 2001, el nivel más bajo desde la recesión de principios de los años noventa." (periódico español Cinco Días, 6.9.2001)
"La agencia Moody’s (especializada en análisis de riesgos y considerada líder mundial en la materia), advirtió ayer la posibilidad de rebajar la calificación de los bonos soberanos de Japón."
"Hoy se dará a conocer el dato del Producto Interno Bruto del segundo trimestre del año y las previsiones de los analistas apuntan a que reflejará una caída de entre 0,9 por ciento y 1 por ciento. De ser así, la economía entraría técnicamente en recesión después de que entre enero y marzo el Producto Interno Bruto se contrajera un 0,2 por ciento. El dato cuestiona el futuro de la segunda economía mundial en un contexto de desaceleración acentuado por la debilidad de Estados Unidos." (periódico español Cinco Días, 7.9.2001)
Como puede apreciarse, la crisis económica no es consecuencia de los ataques del 11 de septiembre y de la guerra contra Afganistán. Esto solo podría afirmarse por ignorancia o por interés de ocultar su verdadera causa. La crisis es consecuencia del estruendoso e irreversible fracaso de una concepción económica y política impuesta al mundo: el neoliberalismo y la globalización neoliberal.
El acto terrorista y la guerra no originan sino hacen mucho más grave la crisis. Lo que venía avanzando aceleradamente, se precipita de forma inoportuna y abrupta. La humanidad tiene ahora que enfrentarse a tres problemas sumamente serios, los cuales se potencian entre sí: el terrorismo, la guerra y la crisis económica.
La crisis económica significa, además, la agudización de problemas de gran trascendencia que están muy lejos de resolverse: la pobreza, el hambre y las enfermedades, que matan cada año a decenas de millones de personas en el mundo; el analfabetismo, la incultura, el desempleo, la explotación del trabajo y la prostitución de millones de niños; el tráfico y consumo de drogas, que moviliza e insume cientos de miles de millones de dólares; el lavado de dinero; la falta de agua potable; la escasez de viviendas, hospitales, comunicaciones, escuelas y centros educacionales. Afecta derechos vitales de todos los seres humanos.
Especial impacto negativo tendrá la crisis en la lucha por el desarrollo sostenible, la preservación del medio ambiente y la protección de la naturaleza frente a la despiadada destrucción a que está siendo sometida, y que ocasiona el envenenamiento de las aguas y de la atmósfera, la destrucción de la capa de ozono, la deforestación, la desertificación y la desaparición de animales y plantas. ¿Cómo es posible que eso no se tenga para nada en cuenta?
Hay naciones e incluso regiones enteras de algunos continentes que pueden desaparecer, si plagas tan temibles como el SIDA no son combatidas con urgencia y vencidas por el hombre; si terrorismo, guerra y crisis económica no son resueltamente enfrentados. Si alguna vez hizo más falta que nunca la cooperación entre todos los países es esta vez.
Aunque resulta imprescindible volver sobre este tema antes de finalizar mi exposición, deseo explicar primero cómo influye y con seguridad influirá la actual situación internacional y la crisis económica sobre nuestro país.
La crisis económica nos venía afectando en algunas de nuestras fuentes principales de divisas convertibles.
Consecuencias inmediatas más directas: el precio del azúcar en el mercado mundial se ha reducido de 9 a 6.53 centavos la libra; el precio del níquel, otro de los renglones cuya producción se había incrementado con reducción de costo y gasto en combustible, se redujo de 8.640 dólares la tonelada a 4.715 dólares; las ventas de tabaco, otro de nuestros renglones más importantes de exportación, están disminuyendo en todos los mercados. También limita otras exportaciones de bienes y servicios que se estaban desarrollando.
Consecuencias directas del acto terrorista y la guerra desatada
A pesar de la crisis económica mundial que venía desarrollándose y la elevación del precio de los pasajes por el costo del combustible, hasta el 31 de agosto se recibieron un total de un millón 304 mil 597 visitantes, lo cual representaba un crecimiento del 8,7 por ciento sobre igual período del año anterior, cuando se recibieron un millón 200 mil 76.
El número de visitantes que se alojaron en instalaciones del sistema de turismo creció el 11,3 por ciento.
En septiembre, el número total de visitantes decreció, en solo 20 días, en 9,9 por ciento respecto a igual mes del año anterior. Se estima que la caída en el mes de octubre se elevará al 14 por ciento. Varadero y Ciudad de la Habana, los dos de mayor importancia, son los polos más afectados.
Era factible alcanzar el objetivo de dos millones de turistas, y al primer millón se arribó tres semanas antes que el pasado año, en el primer semestre. Ahora el crecimiento probable será apenas del 3 al 6 por ciento.
El golpe recibido por el Caribe fue aún más fuerte después del 11 de septiembre. Ellos dependían más del turismo norteamericano.
Hay afectaciones adicionales por las causas señaladas y por otras causas independientes del terrorismo y de la guerra:
Se limita la obtención de créditos al reducirse los ingresos en divisas.
Existen obligaciones financieras que deben saldarse aunque se reduzcan los ingresos en divisas.
Casas de cambio
En las casas de cambio (CADECAS) se produjo un efecto inmediato tan pronto se iniciaron los bombardeos. Para que se comprenda mejor, necesito explicar que en los momentos más difíciles del período especial nuestra moneda, el peso cubano, se devaluó hasta 150 pesos por un dólar. Las medidas adoptadas y la creación de las CADECAS hicieron posible su revaluación hasta 20 pesos por dólar. Esto significó un beneficio importante para la población: revaluó su dinero y brindó a los ciudadanos acceso a las tiendas en divisas.
A lo largo de más de cinco años nuestro país, caso único en el mundo, a pesar del bloqueo y la guerra económica, logró mantener estable el valor de su moneda, con mínimas fluctuaciones en una u otra dirección. Siempre el banco obtenía una pequeña diferencia a su favor, porque las CADECAS recibían más ofertas de dólares por pesos que ofertas de pesos por nuestro peso convertible. La diferencia obtenida se dedicaba totalmente a la adquisición en divisas de materias primas para elaborar productos que se venden en pesos a la población, que van desde las flautas de pan hasta cervezas etiqueteadas y otros muchos productos. Los fondos en moneda nacional que se recuperaban, a su vez, servían para mantener la estabilidad de la relación peso-dólar.
Se invirtió la situación: la oferta de dólares disminuyó y la compra de pesos convertibles se incrementó. Durante 20 días consecutivos, con excepción de tres, el banco suministró más dólares que los que recibió. El saldo desfavorable alcanzó casi 4 millones de dólares.
En las CADECAS se opera bajo el principio de la oferta y la demanda; no puede ser de otra forma. En consecuencia, el peso comenzó a devaluarse. En determinado momento, el cambio alcanzó la cifra de 28 pesos por peso convertible en varias provincias. Hace tres días se estabilizó en alrededor de 26 por peso convertible, que es equivalente y transferible de inmediato a dólar tan pronto lo solicite su tenedor.
El peso, en tales circunstancias, perdió el 18,18 por ciento de su valor. Es una situación que debe seguirse de cerca. En estos instantes, el país no debe arriesgar sus recursos en moneda convertible. Es nuestro deber informar a los ciudadanos a fin de que, en cada circunstancia, adopten la decisión que estimen más razonable. En momentos en que la situación presione por la devaluación del peso, no deben dejarse llevar por consejos de especuladores ni por el temor.
No se puede olvidar que la Revolución, en condiciones tan duras como las de 1994, fue capaz de iniciar la reducción del cambio de 150 pesos por dólar a 20 por dólar y lo mantuvo alrededor de esa cifra durante muchos años. La población tiene la oportunidad de hacer depósitos a plazo fijo en pesos, por los cuales recibe un interés anual del 7,5 por ciento, el triple de lo que se paga por el dólar, y el 50 por ciento más de interés que por el peso convertible.
Al final, la Revolución ganará también esta batalla contra las consecuencias de la crisis económica internacional, por grave que esta llegue a ser, y su dinero se revaluará en cualquier circunstancia.
La Revolución, con toda la autoridad moral que posee, les garantiza a todos los ciudadanos:
No hemos vivido en vano diez años de período especial.
Hoy, desde luego, la preocupación principal de nuestro pueblo y de nuestro planeta es que sea preservada la paz, sin la cual el mundo marcharía hacia un fatal abismo. Y por esa paz lucharemos con valentía, honor y dignidad, como lo hemos hecho siempre.
A la crisis económica nos enfrentaremos victoriosamente. Ningún sacrificio nos intimida, ni siquiera el de la vida. Eso se conoce muy bien. Hemos soportado todos los sacrificios durante muchos años. Los que pensaban que la Revolución duraría semanas, hoy admiran nuestra heroica capacidad de resistir y avanzar.
Largas páginas se podrían llenar con las proezas realizadas. Basta enumerar algunas:
Es innecesario hablar de la batalla de ideas y del colosal proyecto social que ustedes conocen y que nos conduce a un socialismo mucho más justo y perfecto y a la meta de convertirnos en el pueblo más educado y culto del mundo. Baste decir que comprende 70 programas y cientos de tareas, varios de los más importantes ya cumplidos.
Algunos sueños futuros tendrán que esperar, pero estos se cumplirán.
Las inversiones más importantes ya están hechas, y fueron mínimas. El papel fundamental lo ha jugado y lo seguirá jugando el inmenso capital humano de nuestro pueblo.
Hoy políticamente estamos más unidos y fuertes que nunca.
Estamos mucho mejor preparados para enfrentar esta situación.
Nuestra justicia social permite proteger a todos los ciudadanos.
Existe mayor organización en nuestras instituciones políticas y de masas, en nuestro Estado y en nuestro Gobierno.
Nuestro sistema empresarial se va perfeccionando. Hemos aprendido a producir con pocos recursos, más eficacia y más disciplina.
Conocemos lo que ha venido pasando en el mundo con los que renunciaron al socialismo y han aplicado las recetas neoliberales.
Contamos con un pueblo cada día más culto, más consciente y mejor preparado en todos los sentidos.
Al iniciarse el período especial nuestra ideología socialista había sufrido un terrible golpe. Hoy el terrible golpe lo recibe la ideología del adversario con su profunda crisis económica e ideológica.
Les advertí que antes de finalizar volvería al tema del terrorismo, la guerra y la crisis económica internacional.
Aunque nuestra posición es conocida, me parece conveniente recordar que el mismo día 11 de septiembre, a pocas horas de los hechos, y habiendo expresado nuestra condena total al brutal acto y nuestra solidaridad sincera y desinteresada al pueblo de Estados Unidos —ya que no pedimos ni esperamos nada a cambio—, expresamos una convicción que hasta hoy mantenemos con más fuerza y seguridad que nunca: "Ninguno de los actuales problemas del mundo se puede resolver por la fuerza. [...] La comunidad internacional debe crear una conciencia mundial contra el terrorismo. [...] Sólo la política inteligente de buscar la fuerza del consenso y la opinión pública internacional puede arrancar de raíz el problema. [...] Este hecho tan insólito pudiera servir para crear la lucha internacional contra el terrorismo. [...] El mundo no tiene salvación si no sigue una línea de paz y de cooperación internacional."
Una semana después, en San Antonio de los Baños, expresé a nombre de nuestro pueblo: "Pase lo que pase (es decir, haya o no guerra), no se permitirá jamás que nuestro territorio sea utilizado para acciones terroristas contra el pueblo de Estados Unidos."
Añadí algo más: "Todo cuanto esté a nuestro alcance lo haremos para evitar acciones de ese tipo contra él. Hoy le expresamos nuestra solidaridad con nuestra exhortación a la calma y a la paz. Algún día nos darán la razón."
Una semana más tarde, el 29 de septiembre, en la Tribuna Abierta de la Revolución en Ciego de Ávila, continué insistiendo en nuestros puntos de vista: "Nadie se haga, sin embargo, la ilusión de que los pueblos y muchos dirigentes políticos honestos dejarán de reaccionar tan pronto las acciones de guerra sean una realidad y sus horribles imágenes comiencen a conocerse. Estas ocuparán entonces el espacio de las tristes e impactantes imágenes de lo ocurrido en Nueva York, cuyo olvido ocasionaría un daño irreparable al sentimiento de solidaridad con el pueblo norteamericano, que hoy constituye un factor fundamental para liquidar el fenómeno del terrorismo sin necesidad de guerras de imprevisibles consecuencias y sin la muerte de un número incalculable de personas inocentes.
"Ya se observan las primeras víctimas: millones de personas huyendo de la guerra, imágenes de niños cadavéricos que conmoverán al mundo sin que nada pueda impedir que se conozcan."
Los hechos que van ocurriendo nos dan cada vez más la razón.
Un editorial del periódico Granma, órgano oficial de nuestro Partido, del 8 de octubre, publicado a las pocas horas de iniciada la guerra, expresaba: "No es una guerra contra el terrorismo; [...] es una guerra cuyas operaciones militares lo harán mucho más complicado y difícil de erradicar. Un remedio peor que la enfermedad.
"Ahora lloverán noticias sobre bombas, misiles, ataques aéreos, avance de blindados con tropas de etnias aliadas a los invasores, desembarcos aéreos o avances por tierra de fuerzas elites de los países atacantes; ciudades tomadas, incluida la capital, en tiempo más o menos breve; imágenes por televisión de cuanto permita la censura o escape de la misma. Los combates serán contra los naturales del país y no contra los terroristas. No hay batallones ni ejércitos de terroristas. Este constituye un método tenebroso, un concepto siniestro de lucha, un fantasma."
Ya a 26 días de bombardeo sin tregua, los que hayan seguido día a día los acontecimientos, pueden observar que lo ocurrido hasta hoy marcha exactamente como lo habíamos previsto.
La guerra había comenzado inexorablemente. Sabíamos que era muy difícil, prácticamente imposible que no ocurriera así. Mas no por ello, ni antes ni después nos desalentamos, ni abandonamos nuestras posiciones.
Insistimos en que había que luchar contra el terrorismo y contra la guerra. No nos animó nunca espíritu alguno de revanchismo o rencor contra Estados Unidos. Con pesar, meditaba acerca del error que a mi juicio estaba cometiendo, mas no pronuncié nunca insulto u ofensa personal alguna. No pocas veces he afirmado ante los que participan en esta gran lucha de ideas: no hay que herir personalmente a nadie. Enumerar los hechos, evitar adjetivos, analizar fríamente, usar argumentos. Eso preservará nuestra autoridad moral y nadie tendrá derecho a cuestionar la fortaleza y sinceridad de nuestras posiciones.
Temo hoy que si existió la posibilidad de derrotar al terrorismo sin guerra, mediante la cooperación y el apoyo unánime de toda la comunidad internacional, que diera lugar a medidas verdaderamente eficientes y a la formación de una profunda conciencia moral contra el terrorismo, cada día que pase esa posibilidad se aleje.
Lo peor sería llegar al punto en que ya no sea posible encontrar una solución por aquella vía, porque veo cada vez con más claridad cuán absurdo e imposible es resolverlo mediante la guerra. Trato de adivinar qué pasaba por la mente de los estrategas políticos y militares de Estados Unidos. Tal vez pensaron que el colosal despliegue de fuerzas doblegaría la voluntad de los talibanes; tal vez hubo la esperanza de que el golpe demoledor inicial alcanzaría ese objetivo. Todo el mundo conoce el cálculo de la OTAN en la guerra contra Yugoslavia; la idea era que el objetivo sería alcanzado en 5 días y habían transcurrido casi 80 sin haberlo alcanzado. Se sabe igualmente que, pese al despliegue extraordinario de técnica y medios, el ejército serbio estaba prácticamente intacto. No poca fue la presión de los enviados de Rusia y Finlandia para "persuadir" al adversario por la vía diplomática cuando había llegado la hora de combatir por tierra, algo que agradaba muy poco a muchos miembros de la coalición.
No comparto el criterio de que el objetivo de Estados Unidos en Afganistán era buscar petróleo. Lo relaciono más bien con una concepción geoestratégica. Nadie comete semejante error para buscar petróleo, menos si se trata de un país que tiene acceso a cualquier petróleo del mundo, incluso a todo el petróleo y el gas ruso que desee. Basta con que invierta, lo compre y lo pague. En virtud de sus privilegios, incluso lo puede adquirir imprimiendo papeles de la Reserva a 30 años. Así ha comprado productos y servicios por más de 5,6 millones de millones de dólares a lo largo de más de 80 años.
La acción militar en Afganistán está repleta de peligros. Es una región sumamente conflictiva, donde dos grandes países han librado varias guerras. Existen entre ellos profundos antagonismos nacionales y religiosos. La población del territorio en disputa es mayoritariamente musulmana. Enconados los ánimos, nadie puede asegurar que no estalle una guerra. Ambos poseen armas nucleares. Tan grave es ese riesgo como el de que la guerra desestabilice al gobierno de Pakistán. Se le coloca en una posición sumamente compleja. De allí surgieron los talibanes, comparten la misma etnia pashtún con un número indeterminado no menor de diez millones de paquistaníes. Utilizo la cifra más pequeña de las mencionadas. Comparten también con fervor fanático las mismas creencias religiosas.
Los militares norteamericanos suelen ser estudiosos de su oficio. He conocido a varios de ellos cuando, después de retirados, han visitado a Cuba como académicos. Escriben libros, narran historias y realizan análisis políticos. Nada me extrañó la información dada a conocer el 29 de octubre en la revista The New Yorker, de que existía un plan de contingencia para tomar posesión de las cabezas nucleares de Pakistán si un grupo radical ocupara el gobierno de ese país.
Es absolutamente imposible que los estrategas norteamericanos no hayan previsto ese riesgo real. Cada bomba que cae sobre Afganistán, cada imagen de niños muertos, agonizando o sufriendo de horribles heridas, incrementa ese riesgo. Lo que no imagino es cuál será la reacción de los responsables de proteger esas armas ante esa posible acción, que es ya tan pública como la Crónica de una Muerte Anunciada, de García Márquez.
Ignoro lo que los servicios norteamericanos deben conocer muy bien: dónde se guardan esas cabezas nucleares, cómo se guardan y cómo se protegen. Trato de imaginarme —y no resulta fácil— cómo sería una acción de ese tipo con tropas elites. Tal vez alguien cuente algún día cómo se hace. Más aún me cuesta imaginarme cuál sería el cuadro político tras una acción de ese tipo, y la lucha entonces sería contra más de 100 millones de musulmanes adicionales. El gobierno de Estados Unidos ha negado la noticia de tal plan de contingencia. Era de esperarse. No tenía otra alternativa.
La pregunta más lógica que puedo hacerme es si acaso los jefes de gobierno y estadistas amigos de Estados Unidos, con larga experiencia práctica y política, no vieron los peligros potenciales señalados, y por qué no se los advirtieron, por qué no los disuadieron. Está probado que a Estados Unidos sus amigos le temen, pero no lo estiman.
Siempre resulta difícil hacer conjeturas sobre tales temas. De algo sí puedo estar absolutamente seguro: basta con que 20 mil ó 30 mil hombres utilicen métodos inteligentes de guerra irregular, los mismos que quiere emplear Estados Unidos, y esa lucha puede durar 20 años. Es absolutamente imposible reducir a los adversarios afganos en una guerra irregular con bombas y misiles, sea cual fuere el calibre o la potencia de esas armas, en un terreno como el de aquel país.
El momento psicológico más difícil ya lo rebasaron. Todo lo han perdido: familia, bienes, edificaciones. No les queda absolutamente nada que perder. Ninguna lógica indica que depondrán las armas, aun cuando sus jefes principales sean eliminados. El empleo de armas nucleares tácticas, como sugieren algunos, sería multiplicar por cien el error y, junto a él, una irresistible crítica y un aislamiento universales. Por ello, nunca he creído que tales tácticas hayan pasado seriamente por la mente de los que dirigen ese país, ni aun en medio de la mayor ira.
Son reflexiones que expreso en voz alta. Pienso que se es solidario con el pueblo norteamericano, que perdió miles de vidas inocentes, incluidos niños y niñas, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, en una agresión atroz, si con franqueza se dice lo que se piensa. Que no sea inútil el sacrificio de aquellas vidas; que sirva para salvar muchas vidas, para demostrar que el pensamiento y la conciencia pueden más que el terror y la muerte.
No sugerimos que crimen alguno que se cometa sobre la Tierra quede sin castigo. No tengo elementos de juicio para acusar a nadie; pero si los culpables fuesen los que el gobierno de Estados Unidos trata de castigar y eliminar, nadie debe albergar la menor duda de que de la forma en que lo están haciendo, engendrará altares donde millones de hombres y mujeres venerarán como santos a los que ellos suponen sus victimarios.
Más valdría un gigantesco altar a la paz, donde la humanidad rinda tributo a todos los que hayan sido víctimas inocentes del terror y la violencia ciega, sea un niño norteamericano o un niño afgano.
Lo dice un adversario de la política de Estados Unidos, que cree tener una idea de la historia, la psicología y la justicia humana; no un enemigo.
Habiendo llegado a este punto, me falta abordar un último tema.
Es absolutamente incomprensible lo que está ocurriendo con el ántrax. Se ha creado un verdadero y sincero pánico. Los stocks de medicamentos contra esa bacteria se agotan. Muchas personas adquieren máscaras y artefactos de todo tipo, algunos de los cuales cuestan miles de dólares.
Las extravagancias pueden ocasionar más daños que la propia enfermedad. Cuando una enfermedad surge, cualquiera que sea la causa, lo esencial es advertir e informar a la población en qué consiste y qué medidas debe tomar para prevenirla, diagnosticarla o combatirla.
Las enfermedades se trasmiten de un país a otro por vías naturales, que pueden ser a través de personas, animales, plantas, alimentos, insectos, productos comerciales y mil formas diferentes, sin que nadie tenga que producirlas en laboratorios. Así ha ocurrido históricamente. Por algo existen tantas reglamentaciones sanitarias. El tipo de caos y reacción psicológica creada por el ántrax convierte a la sociedad norteamericana en rehén de quienes deseen hacerle daño por esa vía, sabiendo de antemano que sembrarán el terror.
Nuestro país ha tenido que enfrentarse en numerosas ocasiones a nuevas enfermedades que afectan a personas, cultivos y rebaños, muchas de ellas introducidas intencionalmente. No por gusto el país cuenta con 67.128 médicos y miles de técnicos en sanidad vegetal y animal. Nuestra población sabe lo que debe hacer de inmediato.
Ningún país del mundo posee más centros de investigación, laboratorios y medicamentos, o la capacidad de producirlos o adquirirlos, para combatir esa y cualquier otra enfermedad que Estados Unidos.
Ante riesgos reales o imaginables, presentes o futuros, no hay otra alternativa que educar a la población para enfrentarlos. Eso hemos hecho los cubanos.
Deben ser analizadas las causas que originaron el pánico. Ciertamente no podría afirmarse que Estados Unidos esté exento de riesgos de acciones terroristas. Mas no creo que en las actuales circunstancias de alerta generalizada y las medidas tomadas ningún grupo interno o externo pueda organizar una acción coordinada, organizada en todos los detalles durante largo tiempo, sincronizada y ejecutada con precisión como la realizada el 11 de septiembre. A mi juicio el mayor riesgo puede provenir de acciones individuales, o de muy pocas personas desde dentro o desde el exterior que pueden ocasionar daños de mayor o menor magnitud. Ninguno debe subestimarse. Pero tan importante o más que las medidas preventivas frente a tales riesgos, es desarmar psicológicamente a los potenciales ejecutores: una gama que va desde los que quieran realizarlo por extremismo político, espíritu de venganza u odio, hasta un número no subestimable de individuos frustrados, desequilibrados o dementes que se sientan atraídos por la espectacularidad o el deseo de ser actores de sonados hechos, en cuyas manos estaría enloquecer al pueblo de Estados Unidos, por el daño que está ocasionando el envío de las cartas con o sin ántrax. Hágase todo lo posible para que cese el pánico, las extravagancias y el caos, y disminuirá el peligro.
A Cuba también llegan y circulan cartas y tarjetas con polvitos y cosas extrañas. Ciento dieciséis han sido detectadas entre el 15 y el 31 de octubre: 72 procedentes del exterior; 36 de Estados Unidos, 8 de Gran Bretaña, 3 de Canadá, 2 de República Checa, 2 de España, 2 de Holanda, 1 de Dinamarca, 1 de México, 1 de Australia, 1 de Brasil, 1 de Alemania, 1 de Chile y 1 de Emiratos Árabes. Veinticinco de ellas estaban dirigidas a mí. Agradezco su amabilidad a los remitentes. Nuestros laboratoristas se están convirtiendo en verdaderos expertos. Treinta y una se originaron y circularon dentro del país, varias con el propósito de realizar pesadas bromas; 5 eran remitidas desde Cuba al exterior: dos hacia Estados Unidos, una para Pakistán, una para Italia y una para Costa Rica; 8 sin determinar procedencia. De las 116 cartas examinadas, excepto 24 que están en proceso de análisis, en ninguna se determinó la presencia de agentes biológicos. Ni un solo trabajador de las oficinas de Correos, de Palacio, o de los laboratorios ha sido contaminado. Gozamos de perfecta salud. No hubo sensacionalismo, escándalo, alarma ni pánico alguno. Nadie adquirió medicamentos ni caretas antigases. Les cuento el episodio únicamente para ilustrar lo que dije sobre lo incomprensible de lo ocurrido con el ántrax en Estados Unidos. Aun cuando una bacteria fuese introducida, no habría producido pánico; todo el mundo sabría qué debe hacer. Lo que con toda seguridad sería muy difícil es que de Cuba salga una carta con virus o bacterias patógenas para otro país. Nos complace saber que dos cartas dirigidas a Estados Unidos no hayan podido llegar, ni tampoco las otras tres a otros países. Así será nuestra cooperación en todos los sentidos con todos los pueblos del mundo. Tanto nuestros médicos y otros especialistas, como nuestros técnicos, nuestros centros de investigación y nuestra modesta experiencia estarán al servicio de la lucha contra el terrorismo biológico y otras formas de terror.
Si está probado que a Estados Unidos sus amigos le temen pero no lo estiman, Cuba no teme en lo más mínimo el inmenso poder de ese país, pero es capaz de estimar a su pueblo.
Muchas gracias.