Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, al imponerle la Orden "José Martí" a Abdelaziz Bouteflika, Presidente de la República Argelina Democrática y Popular, el 6 de mayo del 2001.
Querido Presidente Bouteflika;
Para el pueblo cubano y para mí constituye un altísimo honor la oportunidad de reconocer en tu propio país los méritos que han caracterizado la vida y el quehacer de un hijo tan distinguido de Argelia como tú.
La historia de tu vida está estrechamente vinculada al proceso de la independencia nacional desde las filas del Ejército de Liberación Nacional, y más adelante a la vida interna de tu país como parlamentario y Ministro de Juventud, Deportes y Turismo. Tuviste también el privilegio de acompañar y trabajar en calidad de Ministro de Relaciones Exteriores junto a nuestro inolvidable amigo, el Presidente Houari Boumediene, en una época difícil e importante para el pueblo argelino y para los pueblos del Tercer Mundo.
Aquellos fueron años de duro enfrentamiento al colonialismo y sus rezagos, durante los cuales Argelia desempeñó un papel trascendental en la defensa y consolidación de las causas más justas en los nuevos países que emergían en África y otras regiones del Tercer Mundo. Te correspondió la oportunidad histórica de contribuir con tu lucha tenaz al logro de estos supremos objetivos. Desde tu responsabilidad como Ministro de Relaciones Exteriores de Argelia, fuiste enérgico defensor en las tribunas internacionales del respeto a la paz, la soberanía y la independencia de las nuevas naciones y de los pueblos sufridos del mundo.
En ese contexto, Argelia asumió con valentía la organización de la Cuarta Cumbre del Movimiento de Países No Alineados en 1973. Fue aquí, en Argel, donde ratifiqué la vocación internacionalista de Cuba e hice conocer la decisión del gobierno revolucionario cubano de romper las relaciones diplomáticas con Israel, como consecuencia de una política expansionista, agresiva y genocida que ese Estado desarrollaba entonces y aún mantiene contra los países árabes, y en especial contra el heroico pueblo palestino.
Fuiste infatigable promotor e impulsor de la amistad y la colaboración entre Cuba y Argelia, en particular en los últimos diez años, cuando las ideas del hegemonismo unipolar y el neoliberalismo se abrían paso en la mente de muchos como únicas alternativas aparentes al fracaso del experimento socialista en la Unión Soviética y los países del Este de Europa.
Te has destacado por tu entrega y la convicción de tu pensamiento y tu acción en favor de lograr que Argelia ocupe el lugar que le corresponde al lado de los que padecen en este mundo convulso, y por recuperar y afianzar el prestigio de tu patria en África y el Tercer Mundo.
Por tu valiosa contribución a la paz, la soberanía, y el respeto a la libre determinación por parte de los pueblos de su destino, sin interferencias foráneas ajenas a sus tradiciones culturales y sociales; por tu exigencia del respeto a las normas que deben regir el comportamiento internacional de los Estados, sin consideración a su poderío, tamaño, población, credo o cultura; por tu entrega a la reconstrucción de tu país y a la unidad del pueblo argelino; por tu decisivo aporte a la consolidación de las relaciones de amistad y solidaridad entre Cuba y Argelia, el Consejo de Estado de la República de Cuba ha decidido conferirte la Orden "José Martí", máxima condecoración que otorga el Estado cubano.
Permíteme, en nombre del pueblo de Cuba, imponerla en tu pecho como reconocimiento a tu papel como estadista del Tercer Mundo y a tu condición de amigo solidario del pueblo cubano.
Te ruego nos hagas el honor de recibirla.
Muchas gracias (Aplausos).