Discurso
pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del
Comité Central del Partido Comunista de Cuba
y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura
del Tercer Congreso Pioneril, efectuada en el Palacio de las Convenciones, el 9
de julio del 2001.
(Versiones
Taquigráficas - Consejo de Estado)
Queridos pioneros;
Queridos educadores, forjadores de un mundo
nuevo:
Es una lástima que un día como hoy, en que está todo
el pueblo pendiente de este congreso, hayan existido algunas dificultades con
la electricidad. En la propia capital, en un momento dado, faltaban como 60 000 kilowatts,
y hubo algunas dificultades también en dos plantas orientales, primero una,
después otra; la cuestión es que hemos estado escasos de fluido eléctrico, lo
sabemos porque mucha gente ha llamado.
Tal vez muy pocas veces un congreso, una actividad, despertó tanto
interés, y nuestro pueblo tenía el privilegio de estarlos escuchando a ustedes y
observar todo lo que aquí se hacía y se decía.
Muchos reclaman que lo retrasmitan. Habrá que calcular cuáles fueron las partes
más esenciales, aunque resulta doloroso que no hayan podido verlo todo; les
prometemos hacer lo posible para que todos aquellos que tuvieron obstáculos con
la electricidad puedan conocer más del evento, como lo hemos visto nosotros y
como han podido verlo millones de personas.
Hoy seguramente no habrá muchas quejas como aquellas
que expresan que el programa infantil fue afectado. El programa infantil y pioneril se lo llevó
todo (Aplausos).
Este es el Tercer Congreso Pioneril. Recordamos cuando surgió la idea y cuando se
realizó el primero y después el segundo.
Pero qué enorme cambio, desde los dos primeros y este histórico Tercer
Congreso Pioneril (Aplausos).
Ustedes saben que yo no diría algo para halagarlos a
ustedes, algo que ustedes no se merezcan; pero siento el deseo de decir que
este es el más importante congreso en que yo he participado (Aplausos y
exclamaciones de: “¡Fidel!,
¡Fidel, ¡Fidel!”).
Nadie se ofenderá porque grandes e importantísimos
congresos que han tenido lugar en nuestro país pertenecen a una gloriosa etapa
histórica que ya pasó, y gracias al heroico y admirable esfuerzo realizado en
ella ha sido posible este congreso de hoy, que de tal forma acabo de
calificar. Este congreso es el congreso
del futuro (Aplausos).
Ustedes tenían un lema: “¡A conquistar el futuro!” ¿Es así? O “¡Conquistando el futuro!” (Le
dicen: “¡A
conquistar el futuro!”) Significa lo
mismo (Risas). Casi es mejor decir: “¡Conquistando!”,
porque es que ya ustedes están conquistando el futuro (Aplausos); un futuro que
ya vemos, algo que desde aquí se puede
mirar.
Hoy el concepto de nuestro pueblo sobre los pioneros
no es el concepto del primer congreso o del segundo congreso. Antes todos
veíamos con mucho cariño a los pioneros, sus padres, la población, la
nación, y hoy los pioneros son la admiración, el orgullo de los familiares de
todos ustedes, de los familiares de todos los niños y de la Revolución
(Aplausos); admiración y orgullo que significan grandes esperanzas y un aliento
incomparable.
Ustedes se han ganado esa especial admiración y ese
especial cariño en los 19 meses de esta batalla de ideas.
Muchos adversarios no entienden bien y algunos incluso pronuncian la
frase con cierta sorna y hasta la ponen entrecomillas, como para rebajar el
concepto, y no se dan cuenta ni pueden darse cuenta de que esta batalla de
ideas es la más importante que se ha librado nunca y en el momento de la
historia del hombre más decisiva que nunca.
Les puedo hablar así porque
tengo absoluta seguridad de que ustedes comprenden, hasta los más pequeñitos,
hasta la niñita de Sancti Spíritus que me entregó el bello obsequio que ustedes
me hicieron hace unos minutos, estoy seguro de que no hay uno solo de ustedes
que no lo pueda comprender (Aplausos).
Con comillas o sin comillas, con sorna o sin sorna, sepan nuestros
adversarios, sepan los que todavía son capaces de subestimar a la Revolución y
a la patria cubanas que tiempo tendrán para comprender y reconocer la
importancia de esta batalla de ideas.
Pudiéramos llamarla hasta de un modo más sencillo, la batalla de la
verdad contra la mentira (Aplausos); la batalla del humanismo contra la
deshumanización; la batalla de la hermandad y la fraternidad contra el más
grosero egoísmo; la batalla de la libertad contra la tiranía; la batalla de la
cultura contra la ignorancia; la batalla de la igualdad contra la más infame
desigualdad; la batalla de la justicia contra la más brutal injusticia; la
batalla por nuestro pueblo y la batalla por otros pueblos, porque si vamos a su
esencia es la batalla de nuestro pequeño país y de nuestro heroico pueblo por
la humanidad, y no lo afirmaría así si no estuviese totalmente seguro de
nuestra victoria (Aplausos).
Es batalla de ideas porque
no es una batalla de armas; una batalla de ideas y no contra la fuerza bruta
traducida en miles de armas nucleares, equipos sofisticados de todo tipo,
misiles inteligentes, aviones invisibles y no se sabe cuántas cosas más que,
con relación a las ideas, no les sirven de nada, porque las armas sin ideas y
la fuerza bruta sin ideas no valen nada, no significan nada. Y todos nosotros, tan martianos, recordamos
siempre aquello de que trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra (Aplausos);
pero, además, trincheras de ideas parapetadas en la coraza de acero de la
dignidad y el coraje de todo un pueblo (Aplausos), atrincheradas detrás de toda
la piedra del mundo, porque las ideas se convierten en fuerza y se convierten
en fuerza invencible cuando tras ellas está un pueblo lleno de moral, lleno de
patriotismo, dispuesto a hacer lo que todos ustedes saben que haríamos, ustedes
y nosotros, antes de que alguien pueda destruir nuestra Revolución, o
arrebatarnos la libertad (Aplausos).
Ustedes han estado a la
vanguardia en esa batalla de ideas, porque no solo han asombrado a nuestro
pueblo, han asombrado al mundo.
Ninguno de nosotros podrá
olvidar nunca aquella marcha amenazada por la lluvia, suspendida un día y
realizada el otro, en la que participaron quién sabe, 300 000 ó 400 000, no se
sabe cuántos niños y jóvenes estudiantes.
Esas imágenes pasarán a la historia.
¡Conservémoslas en los materiales fílmicos, conservémoslas de todas las
formas posibles y hagámosles un día un monumento para los tiempos venideros!
¡Cuántas y cuántas veces
hemos escuchado la opinión de nuestros compañeros, de nuestros compatriotas, en
que expresaban ese reconocimiento a los pioneros! Es algo que se afirma a lo cual no le conozco
una excepción.
Ustedes han multiplicado la
fuerza de esta Revolución. Somos más fuertes por el papel que ustedes han
desempeñado.
Este congreso sirve o
debiera servir para que no le quedara duda a nadie de por qué ustedes se
convirtieron en la vanguardia social y en la fuerza decisiva.
He escuchado hoy muchas palabras hermosas,
impresionantes, profundas; no me extrañan, pero sí me emocionan mucho, y no me
acostumbro a esas emociones, porque se repiten una y otra vez; mas no seré como
ustedes, ni podría hablar con la profundidad de ustedes, ni decir cosas tan
bellas como muchos de ustedes han dicho.
Yo estaba concentrado en otra cosa, no pensaba para nada en el presente,
no pensaba para nada en los méritos pasados de nuestra Revolución, yo estaba
pensando en el futuro.
Recordaba aquellos primeros días de Enero de 1959 en
que fuimos libres por primera vez, en que esa bandera, que no ha sido jamás
mercenaria, como tan hermosamente la describió el poeta, flotó con verdadera
independencia; esa bandera, de la que dijo que junto a ella no podía flotar
otra porque bastaba con una:
la suya, rememorando luego en breves versos toda la gloria, toda
la belleza y todo el simbolismo de esa bandera.
Recientemente se recordó también cómo nos arrebataron la independencia
después de una guerra de 30 años, cómo nos impusieron una enmienda que destruía
nuestra soberanía; enmienda que en el fondo era simplemente un formalismo
legal, porque el Norte revuelto y brutal que describió Martí, no ha necesitado
ninguna enmienda para intervenir cuantos países de nuestro hemisferio les ha
dado la gana intervenir, y en el mundo; pero lo que más nos hace felices es
saber que esa bandera es hoy libre, absolutamente libre. Y así lo afirmo, piensen lo que piensen los
que quieran pensar otra cosa o irritarse, digo una verdad: ¡la bandera más libre del mundo!
(Aplausos.) Y cuando ondeó libre por
primera vez aquel Primero de Enero, empezó la lucha difícil que ha durado 42
años. Mas no se perdió el tiempo, se
trabajó, se luchó, se combatió en muchos terrenos, incluso en el terreno de las
armas; pero no se perdió un segundo en comenzar la obra de la Revolución frente
a obstáculos al parecer insuperables.
Cómo olvidar aquel mismo día en que invadían nuestras costas con tropas
mercenarias, organizadas, armadas, entrenadas y pagadas por esa poderosa
potencia que hoy allí encierra en celdas de castigo a nuestros cinco compañeros
declarados culpables de graves hechos que no cometieron. Qué distinto tratamiento el que aplican a
esos cinco heroicos e inocentes compatriotas, por razones ya explicadas, y el
trato que les dimos a los 1 200 prisioneros que, traicionando a su patria al
servicio de una potencia extranjera, no hubo uno solo que recibiera un golpe,
uno solo que estuviera en una celda de castigo: salían al sol todos los días y estaban
todos juntos. Cinco de ellos fueron
juzgados y sancionados en juicio aparte porque, además de invasores, habían
cometido horribles hechos de sangre en los años de la tiranía de Batista,
refugiándose después, como otros muchos, en Estados Unidos. También habían sido enrolados en la
expedición, como numerosos miembros del ejército y la policía de Batista.
Todos los invasores habían cometido un delito muy grave, sumamente
grave, podían ser sancionados a la pena capital, y si hubiesen sido ciudadanos
norteamericanos que hicieran lo que ellos hicieron el 15 y el 17 de abril
—porque el día 15 nos bombardearon con aviones que traían pintadas en sus alas
y en el fuselaje las insignias de nuestro país, y después nos invadieron por
mar provocando cientos y cientos de muertos y de heridos, muchos de los cuales
quedaron invalidados para toda la vida—, los habrían condenado a 10 cadenas
perpetuas si no los fusilaban o llevaban a la silla eléctrica; y la Revolución,
que no tenía ningún sentimiento de venganza, nunca se ha dejado llevar por el
espíritu de venganza; que estaba más que satisfecha con su victoria, se los
devolvió para allá en menos de dos años, en menos tiempo prácticamente que el
que llevan en las prisiones en Estados Unidos estos cinco compañeros, casi en
menos tiempo que los 17 meses que los tuvieron aislados y en celdas de castigo.
Piensen ustedes
los pioneros qué enorme diferencia, por qué es tan alta nuestra moral y por qué
defendemos y defenderemos sin tregua a esos cinco héroes que no le ocasionaron
un rasguño a nadie, que no le hicieron un daño a nadie y que salvaron vidas no
solo de compatriotas cubanos, sino también de ciudadanos norteamericanos;
porque esos brutales terroristas lo mismo sabotean un barco, que hacen estallar
un avión en pleno vuelo, que colocan bombas en los hoteles de turismo, y
conciben y son capaces de planear cualquier monstruosidad.
Muchos de ellos fueron invasores de Girón. En apoyo de esos terroristas de más de 40
años, vinculados estrechamente a la mafia cubano americana y a la extrema
derecha de ese país, el gobierno de Estados Unidos, que organizó, entrenó,
financió, armó y dirigió hasta hoy a esos terroristas, mantiene prisioneros del
imperio a nuestros cinco compatriotas desde hace casi tres años, más de la mitad
de los cuales han estado incomunicados en celdas solitarias, y vuelven a
estarlo en estos días por su valiente y digno mensaje al pueblo de Estados
Unidos.
¿Por qué lo recordé casi instantáneamente? Porque me vino a la mente que ese mismo año
de 1961 más de 100 000 jóvenes, muchos de ellos de la edad de ustedes, de
secundaria y de pre, unidos a decenas de miles de maestros, estaban
alfabetizando a un millón de compatriotas que no sabían leer ni escribir; que
nunca habían tenido un maestro ni una escuela.
¡Qué contrastes entre lo que pasaba en Cuba y lo que hoy pasa en el
resto de la inmensa mayoría de los países del mundo! Aquí entonces, con cartillas y faroles,
enseñando a leer y a escribir hasta en los lugares más apartados a personas de
cualquier edad; en el resto del mundo casi mil millones de adultos a los que no
han enseñado todavía a leer y a escribir.
Antes, lo primero que hizo la Revolución al triunfar, en los primeros
meses, fue crear 10 000 plazas de maestros, en un país donde había más de 10 000
maestros sin empleo, y debajo de los árboles o en un bohío cualquiera reunían a
los niños y les enseñaban a leer y a escribir.
El primer año del triunfo de la Revolución no quedó prácticamente un
sitio sin un maestro, aunque muchos de ellos no tenían títulos, eran
estudiantes de preuniversitario, de enseñanza media, que recibieron cursos para
enseñar a los alumnos de primaria, y luego vino la Campaña de
Alfabetización. Esta se llevó a cabo ya
en medio del bloqueo económico y bajo el riesgo de las primeras bandas armadas
organizadas por el gobierno de Estados Unidos, que asesinaron maestros,
campesinos, trabajadores y hasta alumnos alfabetizadores. Algo inconcebible. Luego llegó la invasión. Ni siquiera bajo el ataque de los aviones o
bajo el fragor de los combates contra los invasores, nadie, ni por un segundo,
ninguno de nosotros y ninguno de los adolescentes, jóvenes y familiares pensó
en suspender la Campaña de Alfabetización.
Se llevó a cabo bajo bloqueo, bajo bombardeo, bajo el fuego, bajo los
ataques arteros y las amenazas de las bandas organizadas por ese imperio.
Así empezamos, así llevamos la escuela a todos los rincones, y así se
hicieron los cursos de Seguimiento para aquellos que habían aprendido en 1961 a
leer y a escribir. Cientos de miles
después llegaron a segundo, tercero, cuarto, quinto o sexto grado, y hay
alfabetizados de aquellos que se hicieron graduados universitarios.
Busquen los detractores de la Revolución Cubana algún otro lugar en el
mundo o algún otro momento en la historia en que un país, en las condiciones de
Cuba, haya podido hacer eso.
Había un momento en que el 80% de los maestros era no titulado, tiempos
incluso en que se ingresaba a la escuela de maestros con sexto grado; después
fue secundaria, y, finalmente, con el título de bachiller para convertir la
carrera de maestro primario en una licenciatura universitaria, gracias a lo
cual hoy podemos concebir y hacer cosas como las que se han concebido y se
están haciendo.
Diez mil maestros de reserva para la superación de los demás llegamos a tener, una facultad docente en
cada una de las 14 provincias del país, y creo que algo tienen allá en Isla de
la Juventud; estudiantes de décimo grado convertidos en estudiantes de la
carrera profesoral y en profesores de aquella enorme masa de niños que llegaban
al sexto grado; cientos de escuelas, más de mil escuelas de nivel medio
construidas. Hubo un año en que se
construyeron 100, una capacidad equivalente a
50 000 estudiantes de secundaria, instruidos por estudiantes de las
escuelas docentes.
Antes de esas facultades docentes que tenemos hoy, fueron unas modestas
edificaciones construidas allí, en la misma área donde estaban agrupadas las
escuelas, donde lo que estudiaban los alumnos de la carrera profesoral por la
mañana lo enseñaban por la tarde, fue aquel Destacamento “Manuel Ascunce
Domenech”, en memoria de aquel joven brutalmente asesinado junto a un valiente
campesino, joven lleno de pureza y de espíritu revolucionario. Después aquellas edificaciones iniciales
fueron transformándose en facultades docentes con una enorme capacidad, donde
los docentes se gradúan como profesionales universitarios.
¿Qué teníamos entonces en el año de la victoria? El número de ciudadanos graduados de sexto
grado no llegaba a los 400 000, y vaya usted a saber qué preparación tenían
aquellos niños en aquellas escuelas olvidadas, sin libros ni lápices. Si lo vamos a comparar con el sexto grado de
nuestra primaria, hasta en las regiones donde no tenemos el máximo nivel —ya
aquí se habló de eso—, los conocimientos duplican, triplican, cuadruplican,
quintuplican, sextuplican los conocimientos de aquellos que llegaban a sexto
grado antes de la Revolución; la cultura de los niños que hoy se gradúan de
sexto grado, la cultura general y la cultura política, la cultura histórica, la
cultura revolucionaria y la cultura patriótica que hoy tienen nuestros niños
que se gradúan de sexto grado.
Hoy tenemos el privilegio de contar con decenas de facultades
universitarias distribuidas en todas las provincias del país: facultades
médicas, facultades docentes, de carreras técnicas, carreras de humanidades en
cada provincia, y se han graduado más de 700 000 profesionales
universitarios.
Eso es lo que tenemos hoy, es el fruto de aquellos esfuerzos que
comenzaron desde el primer día del triunfo de la Revolución.
También hoy tenemos un partido de acero, una juventud de acero, con más
experiencia que nunca; las organizaciones de masa, de obreros, campesinos,
mujeres, vecinos, estudiantes de todos los niveles y nuestra más poderosa
organización de masa:
ustedes, la Organización de Pioneros “José Martí” (Aplausos).
En estos días se han publicado algunos elementos y algunas imágenes de
cuando nacieron. ¿Cómo podrían
compararse con lo que hoy tenemos, con esta Organización de Pioneros?
Estoy tratando de recordar
si se me ha olvidado alguna. Ya mencioné
la FEEM, me referí a ellos como una de las organizaciones estudiantiles, FEU;
también tenemos una gloriosa organización de Combatientes de la Revolución
Cubana donde hay cientos de miles de internacionalistas.
Medítese en esta cifra y compárese.
Un país que al triunfo de la Revolución apenas tenía seis y medio
millones de habitantes y hoy tiene 11 millones, en esta larga historia de lucha
contra el imperio, de bloqueo y de terrorismo, ha sido capaz de enviar en
cooperación solidaria, lo mismo con las armas que con la ciencia, con los
profesionales de la salud, los maestros, los constructores, alrededor de medio
millón de cubanos. Medítese y compárese,
¡qué espíritu de solidaridad, qué espíritu internacionalista se creó!
¡Caramba!, aquí me trajeron un papelito. Se me había olvidado mencionar la jefa de las
organizaciones de masa, que es la CTC.
Gracias, no había mencionado la organización de los padres de ustedes,
son los trabajadores manuales e intelectuales del país (Aplausos). La CTC preside las comisiones de candidatura,
es la organización líder. Aunque
realmente no mencioné los nombres de las organizaciones de masa sí hablé, en
primer lugar, de los obreros.
Les he contado lo que
encontramos, he mencionado lo que hemos hecho, hemos llegado a contar con
cientos de miles de profesionales universitarios, y, sin embargo, no es nada.
Al referirme en concreto a educación y cultura, dos cosas muy cercanas,
digo, no es nada, a pesar de que habíamos logrado no solo aquello que mencioné
de cientos de miles de profesionales, millones de técnicos y que no quedara un
solo niño del país sin maestro, logro no alcanzado jamás, fíjense bien, logro
no alcanzado jamás por ningún otro país, ¡ni un solo niño sin maestro! Esto se expresa en el hecho de que aunque se
trate de un niño aislado, el hijo de un guardabosques
en una montaña, no se quedó sin maestro, y no con un maestro sin titular, como
hemos visto aquí hablando de las escuelas electrificadas a través de los
paneles solares, sino con licenciados en enseñanza primaria.
En la escuela pinareña con 18 alumnos, en la que
realmente se inauguró la conclusión del programa de electrificación, hay tres
licenciados, y son de por allí, no hubo que importarlos de otro país, ni
graduarlos aquí en La Habana, son de allí, graduados en su provincia, ¡tres
licenciados para dieciocho niños!; hay unos cuantos licenciados para tres
niños, y gran número de licenciados, solo en esas escuelas electrificadas. Y digo que no es nada, por tercera vez lo
digo. Estamos simplemente comenzando.
Puedo imaginarme el futuro, que va mucho más allá que el que podíamos
soñar cuando en 1953 fuimos al Moncada, donde murió un elevado número de
jóvenes patriotas, cuando el patriotismo no era lo que más abundaba.
Había mucha corrupción, mucho desengaño, mucha mentira. Le decían a nuestro pueblo que los vecinos
del Norte nos habían traído la independencia.
Solo un pueblo analfabeto o semianalfabeto, donde no pasara de 400 000
el número de personas con sexto grado, podía ser víctima o podía llegar a creer
en parte algunas de esas mentiras. No
podíamos, realmente, pensar; y cuando triunfó la Revolución y pensamos que
había llegado la hora de hacer todo aquello que soñábamos hacer, hoy por el
privilegio de haber vivido un número de años, los años que tiene la Revolución,
les puedo asegurar que no era siquiera posible soñar con realidades de hoy a
las cuales llamamos nada, solo un comienzo.
¿Exagero? No, no exagero, porque
veo, porque sabemos cuántas ideas y programas se han impulsado. No es que hubiesen surgido muchos programas,
no es que incluso unos meses antes de la batalla por el regreso del niño
secuestrado comenzaran; se habían producido dos congresos, de cultura y de
periodismo, y continuaron repitiéndose cada seis meses, porque entonces el
terror era la invasión cultural de que estaba siendo objeto el mundo, la
destrucción de las identidades nacionales, entre ellas la nuestra, por la
acción de aquellos poderosos que son dueños de casi todos los grandes centros
de comunicación mundial, de medios masivos, de publicidad: televisión, radio, Internet, y ya desde
entonces se comenzaron a dar una serie de pasos que fueron muy útiles cuando se
inició aquella inesperada lucha.
Se empeñó nuestro pueblo entero en ella y ustedes a la vanguardia. El pueblo descubrió a sus niños, porque
aunque los querían mucho, los amaban mucho, no sabían lo que eran.
Satisfechos de que fueran a la escuela, felices todos nosotros porque
se conservaron los uniformes, porque no se cerró una sola escuela en los años
más difíciles de la Revolución, porque se afrontó la prueba terrible, por la
que no ha pasado ningún otro país. No
olviden tampoco que si hoy podemos estar aquí reunidos y hablar de lo que
estamos hablando, es porque este pueblo heroico resistió no solo 42 años de
bloqueo, sino 10 años de período especial durísimo, que aun no ha concluido
totalmente.
Si comparamos el momento en que comenzó la resistencia a este, a los
programas concebidos que están llevándose acabo o próximos a iniciarse, parece
algo inimaginable. Simplemente me voy a
referir a tres o cuatro cosas: ya tenemos el televisor en cada
escuela, incluso en aquellas de un alumno, de dos o de tres; primero uno por
escuela —las 11 000 ó 12 000—; luego uno
cada 100 alumnos, y a más tardar en diciembre próximo uno cada 50; y en
determinadas regiones, por motivos especiales, ya tendrán uno por aula.
¿Dónde hemos
tenido más problemas? Aquí en la capital
y en la provincia hermana, que acaba de obtener el honor de la sede por el Día
de la rebeldía nacional y cuya felicidad se ha expresado hoy constantemente
(Aplausos); las dos Habana tendrán ya desde septiembre uno por aula
(Aplausos). Ahí están los televisores;
mas no se impacienten, no se impacienten los demás, es posible —vean, hay que
matizar las palabras— que antes de que finalice este año todas las escuelas de
pioneros del país tengan uno por aula (Aplausos). Dije: “Es posible”, aunque tal vez sobre la
frase, sin perjudicar a nadie, ni afectar a nadie, porque del millón de
televisores que vendrán de China en dos años, 100 000 serán destinados a usos
sociales.
Esto quiere decir que, por
ejemplo, todas las salas hospitalarias tienen un televisor, todos los lugares
de tránsito donde están los viajeros tienen un televisor, cada círculo de
abuelos tiene un televisor, cada hogar materno tiene un televisor.
Habrá algunos que se
entregarán como premio, incluso de otras marcas disponibles aunque estamos
estandarizando para que se facilite el mantenimiento de estos equipos. Dispondremos de un millón de origen chino,
repito, en dos años .
Y no digo más, es suficiente por ahora (Aplausos).
Parece un sueño, pero ya se
había obtenido algún crédito y se habían tomado las disposiciones pertinentes.
Tenemos 300 Joven Club de
Computación, cada uno con más de 10 equipos de última generación, con toda la
bibliografía y otros medios adicionales (Aplausos), donde, si lo deseamos,
podemos preparar todos los profesores que queramos, o maestros de computación,
los que se quieran, con algunos cientos de horas de clases.
Al principio creíamos, el 4
de abril cuando los inauguramos, que podíamos extender la enseñanza de
computación a las escuelas primarias mediante nuestros 300 Joven Club; pero
cuando hicimos una exploración tuvimos la idea de que algunas escuelas iban a
quedar muy distantes, porque aunque hay
un centro en cada municipio —algunos municipios tienen más, la capital tiene
48—, cuando calculamos el número de alumnos de primaria para dar un determinado
número de horas de clases de computación, descubrimos que apenas el 20% o el
25% de los alumnos de primaria podían ser atendidos. Pero nadie se asustó por eso, ya habíamos
tenido una premonición cuando hablamos del tema el 4 de abril: “¿Alcanzará para tantos pioneros de
primaria?” Comprobamos que no. Había que llevar las computadoras a las
escuelas. Y de nuevo el dilema: ¿Qué hacemos con
los que están en las montañas?, y lo planteamos aquí en el congreso de la CTC.
Ese día 4 de abril hablamos
de que 20 000 computadoras, adquiridas mediante un crédito, con facilidades
para pagar, permitirían que en septiembre todo el nivel medio, alrededor de 800
000 jóvenes, tuvieran sus laboratorios de computación con los profesores ya
preparados; pero al descubrir que los Joven Club no alcanzaban para el total de
alumnos primarios, se toma la decisión de extender la enseñanza de la
computación, independientemente de los Joven Club, a todas las escuelas
primarias.
En el congreso de la CTC lo consulté con todos los trabajadores y,
unánimemente, cuando les pregunté si a aquellas que estaban en las montañas,
porque había un alumno, no les llevábamos la enseñanza de computación, dijeron: “Sí, hay que
llevarla.” Me satisfizo realmente mucho,
porque volvíamos de nuevo a realizar algo sin precedentes en educación: “Ni un solo niño
sin maestro, ni uno solo sin televisión, ni uno solo sin computación.”
Ya dije que en La Habana hay
que esperar dos meses más, porque queríamos formar de manera óptima a los
profesores. Esos van a recibir alrededor
de 700 horas de clases, si no me equivoco.
José Antonio, ¿estoy aproximado?
(Le dice que son 841.) Me
equivoqué, 841 horas de clases.
Bien, usted dice: “¡Caramba!, esos
jóvenes profesores van a saber computación.”
Inmediatamente que se gradúen y empiecen a dar clases, serán
matriculados en cualquiera de las tres carreras de ciencias de la información,
etcétera, y tendrán en pocos años sus títulos universitarios. Ello quiere decir que cada año que pase,
aquellos que recibieron 841 horas de enseñanza al graduarse después en el nivel
superior, tendrán cinco años más de estudios universitarios.
Pero, ¿qué hacemos con el maestro que está allá en las montañas con un
alumno? Habrá que enseñarle computación
para que empiece a enseñar a su alumno.
Y ese maestro y los otros maestros de las provincias, en ciudades y
campos, porque en el resto de las provincias no había la situación de aquí, la
capital, serán preparados para enseñar computación mediante un programa aparte.
Explica (Se dirige a José Antonio) en un minuto y medio cuántas horas
le van a enseñar en agosto.
(José Antonio explica que recibirán 132 horas de clase antes de
septiembre todos los maestros que empiezan el primero de septiembre, y los de
las escuelas apartadas el mismo número de horas antes de que empiecen a darles
clases a los niños; que las 132 horas se impartirán en tres semanas, del 6 al
25 de agosto, y estos pueden empezar el primero de septiembre.)
¿Y por qué el ministerio y por qué ustedes, que están cooperando en esta tarea de los Joven Club, no les
imparten ese número de horas pidiéndoles un determinado sacrificio a los que
están en las montañas? ¿Cuándo empiezan
ellos a recibir?, ellos están allá arriba.
(José Antonio explica que en el plan que está
concebido y aprobado reciben 44 horas en la última semana de agosto, 44 horas
en una semana de receso escolar de los pioneros en noviembre y una semana en
diciembre, 44 horas más, que después de 132 horas los pone en condiciones ya en
enero para cumplir su tarea.)
Ustedes tienen calculado el número de horas que un maestro necesita
para empezar a enseñar; después él irá aprendiendo más y más horas. Desde luego, los jóvenes de que hablaba,
estos 1 200, habrán recibido 841 horas.
Siempre hay que buscar lo mejor; pero, ciertamente, hay que iniciar la
tarea con esos conocimientos indispensables.
Por ejemplo, a los 264 000 jóvenes que ustedes les enseñaron
computación en los Joven Club, ¿qué promedio de horas emplearon para enseñarles
computación a aquellos que en el tecnológico o en la universidad, incluso, no
la habían podido estudiar? (Le dice que
40 horas.)
Luego, nuestros maestros empezarán a dar clases en la primaria con tres
veces más horas que las que recibieron los jóvenes profesionales en los Joven
Club durante 13 años, la tercera parte de la que van a recibir esos maestros
primarios. Es imposible enviar un
profesor allí, en las pequeñas escuelas tienen que ser ellos los que enseñen a
los niños la primaria y también la computación.
Sí, perfectamente tal vez en diciembre todas esas escuelas de las
montañas tendrán la computadora y el panel solar correspondiente con la capacidad requerida, porque si hay
algunas escuelas que tienen 80 alumnos, ya no basta con las dos horas y media
que permite un panel, y tendrán panel doble, con un cierto ahorro, porque
algunos componentes serán comunes.
Hoy vimos con toda claridad que 159 escuelas, como aquella de 89 alumnos y todas aquellas electrificadas
con paneles solares, que tengan más de 40 alumnos, necesitan más de un
televisor. Ya, claro, lo fundamental
está hecho; pero también tenemos la esperanza de que para el primer trimestre
del próximo curso —todo depende de la velocidad con
que lo hagamos y esos se montan en un día—, tal vez ya tengan en enero el otro televisor. Porque en esos casos, con los problemas que
tienen, a veces de materiales, el tipo de escuelas, estamos calculando que
tengan allí en esos lugares un televisor cada 40 alumnos. Tendrán los necesarios, pero nos falta
completar esa obra a partir de la realidad de que no son iguales, y nosotros
queremos lo óptimo para los niños que están en esas zonas.
Vuelvo a la idea, o les digo antes algo: Aproximadamente para el mes de marzo
del próximo año, los mil y tantos asentamientos humanos que tenemos en nuestros
campos tendrán una sala con 30 sillas por lo menos, un televisor de 29
pulgadas, y habrá algún pueblo, si tiene ciento y tantos núcleos, que necesiten
más de uno. Porque no queremos mezclar,
está bien que vayan las familias allí donde hay dos alumnos, cinco, 10, y viven
unas 15 familias para ver en la escuela algunos programas televisivos, pero
hemos hecho los cálculos y el conteo de
todos los asentamientos humanos de Cuba que tengan de 15 a 50, de 50 a
100, de 100 a 150 ó más núcleos, y es posible que en el mes de marzo del 2002
todos los ciudadanos de todos los asentamientos humanos de Cuba, sin acceso a
la electricidad —no hablo de aquel guardabosques, a lo mejor viven dos o tres vecinos a una
relativa distancia y van un domingo a ver algo—, todos esos asentamientos de
más de 15 núcleos familiares tendrán su salita de video (Aplausos).
Me adelanto a decirles algo
que está estudiado y ya está en marcha.
Por lo pronto, hay un número de ellos donde está haciéndose
experimentalmente —son 14 aproximadamente— para ver, donde hay 30 núcleos,
cuántas sillas hacen falta; a lo mejor no hacen falta 30 y se convierte en una
especie de club, igual que los videoclub, que de eso no se ha hablado ni vamos
a hablar ahora, que hay unos cuantos cientos construidos, no viene al
caso. Viene al caso que todos los niños
del campo, todos los niños de nuestro país que vivan en zonas de asentamientos
que no tienen electricidad puedan ver los programas culturales, la información,
y dispondrán de alrededor de 10 horas de capacidad eléctrica por día
(Aplausos). Digo alrededor porque si hay
zonas más lluviosas, menos horas de sol, pero aun en los días nublados esos
equipos captan aproximadamente, según cálculos teóricos, la mitad de la
electricidad. Hay que verlo después en
la realidad, si es el 45%, si es el 55%,
etcétera, así que les doy esta cifra.
Como consecuencia, para el año que viene, todos los ciudadanos de este
país tendrán acceso a los programas de televisión, los programas educativos,
los programas recreativos y los programas informativos.
Añádanle a esto el millón de televisores que ya en el mes de agosto
empezarán a distribuirse. Hay en camino
creo que 60 000 televisores y comenzarán a distribuirse a la población, pero
hay que ser selectivos, porque hay que enviarlos, desde luego a
sectores... ¿Cómo los vamos a
repartir? A los que no tienen
televisores ni la posibilidad real de adquirirlo en divisa. Calculamos unos 700 000 que venderemos en
moneda nacional, con un plazo hasta de 60 meses para pagarlo, ya hemos dicho
unos 200 000 en divisas, para recaudar una parte de los pagos que debemos
comenzar a realizar dentro de dos años.
Les he pedido a los compañeros que los primeros 40
000 ó 50 000 los empecemos a distribuir no en las tiendas de divisas, sino a los
ciudadanos seleccionados que recibirán la posibilidad de comprarlos en pesos.
Añado a esto que en septiembre del 2002, dentro de
13 meses y 20 días, más o menos, la capital de la república tendrá todas las
escuelas con 20 ó menos alumnos por aula (Aplausos).
Esta ciudad que llegó a tener a fines del curso pasado —1999-2000—
alrededor de 380 aulas con 40 ó más alumnos, tendrá todas las aulas con un
maestro de nivel universitario o un maestro emergente, bajo la tutela de un
licenciado en enseñanza primaria y unos cuantos meses de práctica, porque los
tendremos ya, un poco más de 4 000,
preparados para comenzar las clases en septiembre del 2002. Ya hay 500, pronto habrá otros 500, son 1
000; además los que se gradúen de los 3 250 que tendrá la “Salvador Allende”,
en cuya reconstrucción se trabaja intensamente, y los 501 que van a ingresar en
el tercer curso de la escuela de Melena del Sur. Saquen cuenta, descuenten un número, siempre
uno calcula una cifra mayor de los que no llegan hasta el final, y tendremos
los maestros necesarios.
Digo que hay cosas que no quiero hablar ahora, que van a explicar
algunas de las que he dicho, y por qué dos provincias tendrán de inmediato un
televisor por aula.
Las 659 escuelas primarias y secundarias de la capital, cuya situación
realmente era desastrosa, no cito ejemplos —cantidad de escuelas que no tenían
agua corriente, agua fría ninguna de ellas, cocinas sin refrigeración—, las 659
escuelas, de 100 en 100, ya se están terminando las reparaciones capitales de
las primeras 144 y se inicia próximamente la reparación de 150 más, y se
continuará a ese ritmo hasta tener las 659 escuelas reparadas que esperamos
tener para septiembre del 2002. Es
decir, un período igual:
dentro de un año y dos meses.
Se ha calculado bien lo que cuesta.
Esto es con la colaboración de los delegados de circunscripción, los
Consejos Populares, que están haciendo un gran trabajo, los familiares de los
alumnos de las escuelas y las autoridades de educación, todo el mundo, y cuando
todo el mundo se pone a hacer algo lo hace y lo hace bien, y quedarán esas 659
escuelas como jamás estuvieron.
Desgraciadamente
vino el período especial antes de que construyéramos algunos cientos de
escuelas nuevas que íbamos a construir, y lo paró todo; pero esas, las que hay,
todas, cuando se hace reparación capital, quedan como nuevas: todas con agua corriente, todas con
los servicios sanitarios, todas con agua fría.
Es más, vamos a adelantar, aun en aquellas que no estén reparadas, el
suministro de agua fría y el suministro de frío para las 459 que tienen
cocina. Este programa incluye
la construcción de 2 000 nuevas aulas, a fin de reducir a no más de 20
alumnos por aula.
Después lucharemos por
mejorar la actual alimentación que es modesta y monótona, no sobre la base de
los productos que mucha gente desearía ver allí, sino con un incremento de
pastas, que tienen un 14% de proteínas —algunos han dicho que engordan, pero es
el cereal de más proteínas— y de frijol u otras leguminosas que alcanzan 20%,
más los vegetales que son ricos en vitaminas, sales minerales y fibras,
indispensables para la salud. Ya se
están haciendo planes para llevar los vegetales y el hábito de su consumo a
esas escuelas, e ir mejorando la calidad de la alimentación escolar en la
medida en que podamos hacerlo.
Algunos cuando ven algo,
aunque constituya un sano avance, sueñan de inmediato con otras cosas mejores,
como si se pudieran sacar de un sombrero los recursos para alcanzar el óptimo,
pero lo esencial es que van a tener mejorías.
Habiendo comenzado por La
Habana el plan de reparación, dada la situación extremadamente crítica de las
escuelas de la capital, lo cual influía en la preparación de los alumnos, se
irá extendiendo progresivamente a otras ciudades del país partiendo del criterio
de priorizar las de mayores dificultades.
Hay también otros planes, de
los que no quiero hablar ahora, y están muy relacionados con los niños, con los
pioneros.
Tenemos alrededor de 1 600
000 pioneros de primaria y secundaria; después hay que añadir los alumnos de
nivel medio superior y de otras enseñanzas que, sumados, alcanzan casi los 2
millones; más los estudiantes universitarios,
y no cuento aquí los que están haciendo estudios por la libre. Claro, estos maestros y profesores emergentes
que vamos a matricular automáticamente sí los contamos. Están organizándose todos los programas,
todos los planes; las universidades están brindando una enorme ayuda.
Súmenle a esto, el
desarrollo de Internet en nuestro país, las redes. Una, por ejemplo, que se
llama Infomed, con la cual pensamos
comunicar todos los hospitales y policlínicos, de modo que cualquiera de
nuestros más de 60 000 médicos, a través
de esa maravillosa técnica, puedan tener acceso a través de la red al último
libro prestigioso de cualquier materia médica que se haya publicado simplemente
con ir al policlínico, y puede ser un sábado, puede ser el día que sea.
Los médicos de nuestro país
tendrán oportunidad de acceso, al menos, a 18 revistas mensuales, entre cubanas
y extranjeras, y a cualquier información, cualquier libro, cualquier obra sobre
la salud, es algo, e incluso un médico de Baracoa, si quiere, puede consultar a
un eminente especialista que vive en la capital y pueden producirse
conferencias a través de esa red.
El personal docente en su
momento tendrá también una red similar para hacer las consultas necesarias.
Las universidades podrán
hacer milagros. En un reciente taller
nos explicaron cómo era posible dar una clase de mecánica aun sin un equipo de
mecánica. Crear realidades virtuales con
fines docentes, algo que hace meses ni siquiera nos habíamos imaginado.
Utilizaremos exhaustivamente
Internet para la educación y la cultura; usaremos exhaustivamente la
televisión, en la docencia escolar y en los programas de Universidad para Todos,
sin sacrificar ninguno de los programas habituales. Ya veremos, hay cosas pensadas, cómo
lograrlo.
Puedo resumir diciéndoles
estas cosas, para explicarles por qué dije que no es nada lo que hemos hecho y
que estamos comenzando.
Ya ustedes ven cómo tienen
que andar los Joven Club dando carreras para enseñar tantas horas por aquí y
por allá.
Bien, José Antonio, ¿en el
prescolar con cuántas horas como introducción comenzaremos? (Le dice que con 12 horas.) ¿Incluso el año que viene? (Responde que
incluso el año que viene, aunque el Comandante ha propuesto evaluar después de
la experiencia y pasar a 18.)
¿Cuántas en primer
grado? (Le dice que 18.) Vamos a mantener más o menos la idea, 18
horas.
Cuántas en segundo? (Responde que 18.)
¿Cuántas en tercero? (Le dice que también 18.)
¿Cuántas en cuarto? (Le dice que 36.)
¿Cuántas en quinto? (Le dice
que 36.)
¿Cuántas en sexto? (Le dice
que 36.)
¿No me habías hablado de 40
en sexto? (Aclara que 40 es en séptimo
grado.)
Correcto, correcto, bien.
¿Horas totales desde que el
niño ingresa en el prescolar hasta sexto grado?
(Le dice que son 174.)
Tantas como el maestro
primario que comienza a enseñar computación; pero ahí no están contadas las de
los que vayan a los Joven Club, aquellos más aficionados y con más habilidades;
ahí no están contadas tampoco las de los sábados y los domingos, en que podrán
utilizar juegos, hacer prácticas, etcétera.
Pero vean ustedes, ya habrán
llegado a sexto grado con 174 horas de clases de computación.
¿Séptimo grado? (Le dice que 40.)
¿Octavo grado? (Le dice que 80.)
¿Noveno grado? (Le dice que 80.)
¿Suma total? (Le dice que 200 horas en secundaria.)
¿Más las 174? (Expresa que serán 374 en total.)
Casi 400 horas de
computación tendrán todos nuestros pioneros por ahora, todos, al transitar de
prescolar a los nueve grados, y los niños tienen grandes habilidades para
manejar el ratoncito ese y es para ellos un atractivo increíble.
Entrarán en el nivel medio
con casi 400 horas.
A ver, entre todos los de
noveno grado aquí presentes, cuáles tienen hoy 400 horas de aprendizaje de
computación. ¿Hay alguno que las tenga?
Estoy preguntando si hay alguno que tenga 400 horas, 300 horas (Nadie
levanta la mano). Puede ser alguno cuyo
padre tenga una computadora, vamos a ver.
¿Doscientas horas? (Alguno dice
algo.) Ya de noveno grado, correcto.
Puede ocurrir muy excepcionalmente.
¿Qué significa esto de lo
que les estoy hablando? La
universalización del dominio de las técnicas más modernas y más fabulosas; en
adición a esto, todo lo que hayan aprendido a través de los medios
audiovisuales desde los cinco años.
Hasta los círculos
infantiles tienen también ya sus televisores, porque reclamaron muñequitos,
Elpidio Valdés y otras cosas, y han
descubierto que resultan de gran interés.
No se olviden de que esa es la tropa que ingresará ya con todo esto
organizado y con una experiencia, que será colosal, de los maestros y
profesores de computación y los medios audiovisuales, y con 20 ó menos alumnos
por aula (Aplausos).
Ahora conversaremos mucho
con profesores de secundaria para elaborar concepciones y métodos para llevar
al nivel secundario —el punto donde tenemos más problemas— las soluciones de
los problemas.
Nadie se preocupe de que va a faltar personal.
Partimos del concepto que solo una sociedad socialista puede plantearse: el empleo pleno no
está en la industria ni en la agricultura.
Países como
Alemania, de los más ricos del mundo, quién sabe con cuántas fábricas, otros
centros de producción y servicios, tiene un 10% de desempleados. Dentro de nuestra concepción, no cabe un
desempleado. Es únicamente en los
servicios donde estará el empleo pleno.
¿Y los servicios cuánto valen?
¿Qué significado tienen?
Hoy decimos 20 alumnos en
primaria por aula; pero un día podemos decir 15, todavía mejor, y empleamos en esa noblísima y
humana tarea un número más elevado de personas.
Surgen los trabajadores
sociales con un papel extraordinario —no voy a tratar de explicarlo—;
ingresarán cada año 4 000 jóvenes de noveno grado en las 15 escuelas de instructores
de arte que hemos creado, de las cuales tan pronto empiecen a graduar sus
alumnos, graduarán no menos de 35 000 instructores de arte, con un bachillerato
de humanidades, es decir, en cuatro años bachilleres en humanidades y,
adicionalmente, los conocimientos indispensables en cada una de las cuatro
ramas principales del arte y una especialidad que puede ser plástica, danza,
música, teatro.
¿Ustedes conocen algún país
que tenga, por ejemplo, 35 000 profesores de educación física y deportes, y que
ocupe el primer lugar del mundo en profesores per cápita en esta materia? ¿Conocen alguno que tenga un médico por cada
169 habitantes? ¿Conocen alguno que
tenga más profesores y maestros per cápita que Cuba? ¿Y quién nos alcanzará en conocimientos? ¿Quiénes nos alcanzarán? (Exclamaciones de: “¡Nadie!”) ¿Quién nos alcanzará en cultura?
(Exclamaciones de: “¡Nadie!”)
Y hoy —permítanme decirlo—
tenemos el mejor sistema educacional del mundo, el más completo y justo,
absolutamente gratuito (Aplausos); hoy, sin todo lo que acabo de explicarles,
tenemos, como promedio, el doble de conocimientos en nuestros niños. Las materias que se imparten son fuertes, son
buenas, y veremos...
Solo les expreso mi
creencia, mi convicción de que un país como el nuestro, que puede planificar
sus servicios, el desarrollo de su futuro, puede decir lo que decimos: que todo joven en
este país tendrá garantizado empleo, con una sola condición: que esté preparado
(Aplausos).
En estos programas de
profesores, de esto y de lo otro —y no cuento los maestros y profesores que
están recibiendo cursos regulares; cuento los maestros y profesores de los
cursos emergentes, las escuelas de trabajadores sociales, las de enfermeras
emergentes y otros—, alrededor de 20 000 jóvenes de toda la isla ingresarán en
septiembre —puede ser que una de las escuelas nuevas de las que estamos
haciendo se nos retarde un par de semanas—, en esos cursos de que he hablado y
que sabemos por experiencia que van a llenar a esos jóvenes de un gran
entusiasmo, y que tendrán la posibilidad de graduarse por lo menos en una de 8 carreras de humanidades, y
algunos, los del sector pedagógico, hasta en 20, porque están para los
trabajadores sociales las matrículas de humanidades, y para los de la docencia
las pedagógicas y las de humanidades:
psicología, sociología y otras, cualquiera de ellas, porque
sencillamente vamos a convertir la educación en la tarea fundamental de nuestro
personal docente. Vamos a convertir en
realidad la frase famosa de José de la Luz y Caballero, pronunciada hace más de
150 años, cuando no existía teléfono, electricidad, radio, televisión,
computación, ni nada parecido; todos esos medios puestos en función de enseñar,
de instruir, de trasmitir conocimientos, y posiblemente más de 300 000 —no he
sacado la cuenta exacta— trabajadores docentes, más que instruir, estarán
educando, sembrando valores.
Una pregunta: ¿Ustedes se consideran niños honestos
todos? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Ustedes se consideran niños patrióticos?
(Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Niños solidarios, fraternales, dispuestos a
darlo todo por su patria, por la justicia? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) Pero, ¿por qué? ¿Ustedes nacieron así? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Por qué ustedes se consideran lo que ustedes
se consideran que son? ¿Por qué, si no
vinieron al mundo con esos valores? Esos
valores, no mentir, ser honrados, respetar, tener conciencia de patria, de
sociedad, de justicia, de igualdad, de humanidad, son valores que les han
inculcado a ustedes.
Si ustedes hubiesen nacido en un área marginal o en
una montaña por allá y no hubiesen tenido ni siquiera un maestro y sus padres
apenas supieran leer y escribir, algo casi imposible hoy, ustedes no podrían
autocalificarse, como se acaban de autocalificar. Cientos de miles de padres de pioneros son
profesionales universitarios o intelectuales, aunque hay todavía muchas
diferencias en los niveles de educación de los padres. Alguien les inculcó esos valores a ustedes,
los maestros, los padres y otros familiares cercanos, que muchas veces son los
principales inculcadores de valores; pero ello está en dependencia del nivel de
educación y de cultura de los padres y el núcleo familiar. Eso lo sabemos porque hemos reunido datos
importantes
¿Saben que todavía no hay plena justicia en nuestro país? ¿Saben que todavía todos los niños que nacen
en este país no tienen la misma igualdad de posibilidades? No lo saben; pero nosotros lo sabemos, y digo
más: Yo lo sé,
y junto conmigo hay un numeroso grupo de compañeros que lo saben. Todo esto de que he hablado se hará de forma
tal que todos los niños que nazcan en este país tendrán una verdadera y real
igualdad de oportunidades (Aplausos), que ni siquiera nuestra Revolución
socialista, la sociedad más progresista y justa que existe hoy en el mundo, la
tiene todavía.
Es por eso que digo que lo que hemos hecho no es nada y apenas estamos
comenzando (Aplausos).
No hay ningún país del mundo subdesarrollado, o semidesarrollado, o
plenamente desarrollado que tenga la educación y las demás perspectivas
sociales, sin abordar más que algunas, que hoy tiene Cuba (Aplausos). Y estamos empezando. ¿Qué será nuestro país dentro de 10
años? Imaginen cuando los niños de cinco
años entren ya en la enseñanza media superior, con un mínimo de 400 horas de
enseñanza de computación, miles de horas de aprendizaje con el apoyo de los más
modernos medios audiovisuales y con todos los conocimientos adquiridos por el
número de maestros necesarios, adecuadamente preparados, y con una relación
óptima entre docente y alumno. Tengo la
convicción de que las posibilidades actuales de impartir conocimientos se
multiplican por 10; aprenderá un pionero, cada año, de manera fácil y casi sin
darse cuenta, diez veces más que los conocimientos y la cultura que adquiere
hoy.
Vean, Cuba será la primera sociedad del mundo en vivir esta
experiencia. Ello está asociado con la
idea de la cultura general integral. Los
ciudadanos de este país hablarán, por lo menos, cuatro o cinco idiomas, hasta
los adultos, no ya ustedes, a través de todos esos medios, y sabrán de historia
y de geografía de Cuba y del mundo cualquiera que sea la especialidad de su
profesión, sabrán de historia universal, y sabrán lo necesario de filosofía, la
historia, al menos, de la filosofía, de la economía y otras materias sin las
cuales no podría siquiera comprenderse el mundo en que vivimos; lo sabrán
muchos adultos, millones lo sabrán. Pero
ustedes son los que empiezan ahora, todos ustedes, y esos 700 000 niños de 0 a
4 años que tendrán desde ahora sus programas por las vías no formales.
No tendremos los círculos
para todos los niños, ahí habría que invertir en el futuro lo indispensable, no
será posible para todos, hay cosas más urgentes; pero las madres trabajadoras
dispondrán de un año para atender a sus niños y estos tendrán excelentes
programas de educación, el ciento por ciento de los niños que no dispongan de
círculos, por vías no formales que serán perfeccionadas, y programas no digamos
de educación, programas para enriquecer los conocimientos de los padres,
programas serios, que promoverán el máximo que deben saber los padres de cómo
se educa a un hijo, o a un sobrino, o a un nieto, de cómo se le trata, de qué
hacer para que lleguen con su plena inteligencia los 36 meses que dicen que se
desarrolla después de nacido.
Más todavía se desarrolla aun antes de nacer, de ahí la importancia de
los hogares maternos, el período del embarazo, reducir al mínimo anemias y
cualquier otra deficiencia, y algo más que ya estamos haciendo en parte: los centros pertinentes
para descubrir enfermedades genéticas, que son unas cuantas y cualquiera de
ellas que puede afectar a 180 ó 190 niños o a muchos más, que todavía no se
detectan al ciento por ciento. Estamos
creando las condiciones para detectar a todos los casos posibles, para que reciba la debida atención cada uno
de ellos; y si es de aquellas que requieren de tales medicamentos muy
específicos, los tengan seguros, los que necesiten, aunque fuesen miles de
niños.
Hay todavía niños con la
enfermedad de mongolismo que no han sido diagnosticados, o con fibrosis
quísticas que no han sido diagnosticados, y nos proponemos, puesto que no
requiere grandes recursos, que ese tipo de enfermedades genéticas sean
detectadas y tratadas de la forma adecuada.
Seguirán
creciendo saludables los pioneros de nuestro país. Es muy difícil ver un pionero con un problema
que pudo resolverse a tiempo, en la espalda, en la columna, en la pierna; se
puede apreciar la estética de nuestros pioneros y de nuestros jóvenes, en su
fisonomía, en su boca, en su rostro, porque es muy difícil ya, con el sistema
médico de que disponemos y que vamos a perfeccionar.
Un país que tiene 700 000
niños desde 0 hasta 4 años —no incluyo los de 5—, con una mortalidad infantil
que ya en este momento está bajando otra vez de 7 —en este instante está en
6,7—, quiere decir que sobrevivirán hasta los 5 años prácticamente casi el
ciento por ciento, alrededor de 990 por 1 000, cuando menos, de todos los niños
que nazcan en este país (Aplausos). Serán el refuerzo de los actuales pioneros.
Y yo pregunté, ¿qué será
este país dentro de 10 años? Tú me
levantaste la mano (Una niña dice: “El país más culto del mundo”). (Aplausos).
Yo solo me atrevería a
preguntar si hay uno que sea hoy más culto que Cuba (Exclamaciones de: “¡No!”). Porque ser rico y capitalista allá, donde se
exhiben en las vitrinas las mujeres para venderlas como mercancía, un mundo
contaminado por el tráfico de inmigrantes, un
mundo contaminado por las drogas, un mundo con un 10% o un 15% de
desempleados aunque sea rico, un mundo egoísta, un mundo donde todo lo rige la
ambición por el dinero, donde todo se vende y se compra, ¿se puede llamar un
país culto? (Exclamaciones de: “¡No!”)
Tendrán más conocimientos
técnicos o algunos otros conocimientos de ese carácter, pero cultura es otra
cosa, privilegio de elites y exiguas minorías.
¿Se puede hablar de cultura
sin el máximo de valores humanos?
(Exclamaciones de:
“¡No!”)
¿Se puede hablar de cultura,
sin cultura? (Exclamaciones de: “¡No!”)
Hablo y pregunto qué será,
porque ustedes mismos lo han dicho. ¿Hay
países en el mundo —me refiero no solo al explotado mundo subdesarrollado, sino
también al mundo capitalista desarrollado regido por esas leyes, ustedes mismos
lo dijeron— que tengan una niñez como esta que ustedes representan; que tengan
un colectivo como este que ustedes representan; lo hay donde los niños sepan
tanto de patriotismo, de valores sociales y de valores humanos? (Exclamaciones de: “¡No!”)
¿Hay, incluso, niños que
tengan la cultura política que demuestran ustedes y que han demostrado cientos
de niños en todas las tribunas abiertas, mesas redondas, reuniones y
congresos? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Dónde están?, porque yo oí aquí hablar a una
cadena de jóvenes cuyo talento envidiaba, cuya elocuencia envidiaba. ¿Dónde?
¿Dónde no hay un solo analfabeto?
Donde 57 000 niños que requieren enseñanza especial tienen su enseñanza
especial, y no hay uno solo que no la tenga.
Aquí mismo puedo decirles,
después de haber estado conversando con nuestro Ministro de Educación, que
tenemos siete escuelas de ciegos, alrededor de mil niños ciegos; tres de ellas
tienen ya el sistema de aprendizaje de computación por el método braille y las
máquinas pertinentes le permiten ya, a cualquier niño invidente o privado de la
vista, aprender y dominar la computación, y en septiembre estarán las otras
cuatro. Así que tendremos las siete
escuelas de niños con problemas de la vista recibiendo sus cursos de
computación, todos, los 1 000 niños en ellas matriculados (Aplausos).
Tenemos 16 escuelas de
sordos y las 16 tienen ya sus equipos de computación. Para ellos es más fácil.
En la del niño invidente,
hay una voz que le dice:
“Te faltó una coma, has cometido tal error en tal cosa.” El no puede ver, pero hay un programa que se
lo dice para ayudarlo cuando escribe (Aplausos).
El niño sordomudo ve, habla
y hasta canta.
¿Hay alguno sin
escuela? Incluso, a los niños con
trastorno de conducta les estamos prestando especial atención.
Hay más cosas de las que no
hemos querido hablar; pero los 57 000 que mencioné y por una razón o por otra
necesitan enseñanza especial, tendrán los más modernos servicios de educación
que existan, y los profesores y los médicos regados por todas partes, y las
atenciones requeridas, y los oficios que sean posibles adquirir, y el alivio
que se le pueda dar aun a aquel que padezca determinados problemas que no
puedan ser totalmente superados o solo parcialmente superados, no quedará uno
solo. Para ellos, atención dirigida.
Me parece —porque ya estoy quitándole minutos a la televisión— que
ustedes pueden partir con algunos elementos de juicio con que trato de
justificar: primero,
que se está llevando a cabo una colosal revolución en lo educacional y en lo
social hacia la búsqueda de una sociedad tan perfecta como el ser humano sea
capaz de alcanzar (Aplausos); segundo, que le llevamos una pista completa de
ventaja a los que más cerca estén de nosotros.
Y cuando hablo de lo que será este país es porque lo estoy viendo. Ha sido el tiempo, la experiencia de años y
el intenso trabajo en los últimos dos años lo que nos ha permitido el
privilegio a muchos de nosotros y a muchos jóvenes como se ha visto aquí, de
alcanzar una experiencia que nos lleva a la seguridad de los resultados de lo
que estamos haciendo.
Alcanzaremos los objetivos que vislumbramos, la sociedad humana que ya
estamos haciendo, y al hacerlo estaremos demostrando al mundo muchas cosas,
estaremos enviando mensajes, estaremos luchando para que esta especie
sobreviva, ya su existencia está amenazada por el caos y la locura del orden
económico mundial impuesto a la humanidad.
Les aseguro que habrá mucha gente que vendrá a este país, más por lo
que estamos haciendo, y en parte tenemos ya hecho (Aplausos), que los que
vengan a disfrutar de nuestras playas y de nuestros paisajes, que cuidaremos y
embelleceremos cada vez más.
Esa es la patria de ustedes (Aplausos), de esa
hablo. Hablo de la patria de los 700 000
que no han cumplido 5 años, y entonces estaremos honrando verdaderamente a todos
aquellos que recordamos y amamos tanto; a aquellos que iniciaron el camino hace
apenas 133 años. Si quieren incluyan a
los que comenzaron a pensar, no a luchar todavía con las armas, hace 150 años,
en aquella sociedad esclavista donde, precisamente, los criollos eran dueños de
las plantaciones de café y de caña, donde laboraban 300 000 esclavos. Siglo y medio ha transcurrido desde 1850,
época en que el sentimiento anexionista era muy poderoso. Los dueños de las plantaciones temían a la
sublevación de los esclavos y la pérdida de sus riquezas; los dueños del
comercio, el orden interior y la administración, que eran los colonizadores,
temían perder la colonia y sus ganancias.
No deja de ser un orgullo, para un pueblo que hoy tiene nuestra
instrucción, nuestra cultura y nuestra
independencia, pensar que en un lapso de tan solo 151 años nuestro país haya
alcanzado en el orden humano, social y moral el lugar que hoy ocupa. Y no desconocemos, ni mucho menos, nuestros defectos
y nuestros problemas; pero tenemos una idea clara de cómo los vamos a vencer a
todos, y se hacen ilusiones aquellos que crean que van a prevalecer sobre las
virtudes y sobre las cualidades de nuestro pueblo (Aplausos).
Nos volveremos a ver, ¿cuándo?
Realmente no me resigno a esperar cinco años, me parece demasiado
tiempo. ¿Es cada cinco? No, no podemos esperar cinco años para volver
a reunirnos con nuestra tropa pioneril; a los cinco años nos iríamos a reunir
con otra tropa. No, yo sugiero que
buscando la fecha, más o menos adecuada, en medio de todo el trabajo, dentro de
un año nos volvamos a reunir con ustedes (Aplausos y exclamaciones de: “¡Fidel,
Fidel, Fidel!”).
No, no hay que hacer otra vez todo ese largo trabajo de organización
del congreso, sino interiorizar todo lo que ustedes han discutido y hablado,
trabajar tal como se han propuesto, chequear todo lo que hemos hablado aquí,
ver cómo marchan todos estos planes, controlar nuestros proyectos y que vuelvan
los que están aquí, pienso que sea la inmensa mayoría; que sean muy pocos, si
acaso, los que no conservaran las cualidades que los hicieron participar en
este congreso.
Incluso, los que hayan terminado ya el noveno grado, que vengan los que
están aquí y estarán en 10 grado (Aplausos y exclamaciones de: “¡Fidel, Fidel, Fidel!”), y una
representación, aunque sea pequeña, de los que ingresen en el primer
grado. Sí, los que ingresen en
septiembre en primer grado, ¿no son pioneros o qué? (Aplausos), para que nos
cuenten, aunque sea, qué aprendieron en la escuela y cómo ven las cosas, más o
menos, que nos hemos propuesto. No, el
proceso de trabajo será para rendir cuenta de lo que hayamos hecho.
Así lo hicimos en el congreso de cultura y en el de los periodistas,
vamos a hacerlo nosotros, los pioneros (Aplausos y exclamaciones de: “¡Fidel,
Fidel, Fidel!”)
¡A conquistar el futuro!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación).