La Habana, 20 de junio del 2003
Querido Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez Frías:
He visto con desprecio y repugnancia la sucia campaña contra tu noble propósito de erradicar el analfabetismo en Venezuela.
El pretexto más usado es la modesta cooperación con ese esfuerzo por parte de Cuba, a la que atacan y calumnian sin piedad. Tal cooperación se basa fundamentalmente en detalles de carácter técnico relacionados con el empleo de los medios audiovisuales en la educación, cuyos resultados son asombrosos.
Cuba fue el primer país del hemisferio en erradicar el analfabetismo. Lo hizo movilizando en masa cientos de miles de estudiantes, maestros y otros ciudadanos con determinado nivel de educación. Tardamos un año. El costo económico y de energía humana fue elevado. Su eficiencia, aunque satisfactoria, en nada puede compararse con lo que van a lograr ustedes en solo tres meses.
Es bueno recordar que la alfabetización en Cuba se realizó cuando nuestros campos y montañas, donde radicaba la mayoría del 30 por ciento de los ciudadanos completamente analfabetos en nuestro país, estaban sometidos a la guerra sucia desatada contra Cuba desde el exterior. Hubo maestros y alfabetizadores asesinados por las bandas contrarrevolucionarias. Ese mismo año, el de 1961, se produjo en abril la invasión de Girón por un contingente mercenario que se trasladó a nuestro país desde Centroamérica escoltado por fuerzas aeronavales de Estados Unidos, listas para intervenir.
Al desatarse aquel ataque, la primera decisión tomada fue no detener la campaña de alfabetización.
A pesar de las acciones contra la Revolución Bolivariana que el mundo conoce, envidio la paz y el orden que tras los sucesos del 11 de abril y la grave y peligrosa intentona de barrer el proceso de cambio en los pasados meses de diciembre y enero, hoy disfruta Venezuela para impulsar con urgencia el programa de alfabetización acelerada. Nada puede ser más estratégico.
A lo largo de la historia, la ignorancia ha sido el aliado imprescindible e inseparable de los explotadores y opresores.
La frase martiana: "Ser culto es el único modo de ser libre" tiene en nuestra época más vigencia que nunca, cuando el engaño y la mentira son el arma más eficaz de los que saquean y esclavizan a los pueblos.
Cuba jamás habría podido resistir más de cuarenta años de bloqueo, agresiones y mortales amenazas sin la educación. Ella constituye nuestro escudo invencible. Tras la alfabetización, al igual que ustedes se proponen, vinieron los cursos de seguimiento.
Hoy con orgullo podemos afirmar que no existe en Cuba un solo analfabeto, un solo niño sin escuela, ninguno que no alcance el noveno grado, ninguno requerido de enseñanza especial sin matrícula en las escuelas pertinentes. Quizás lo más destacado es que hoy la enseñanza universitaria se generaliza con sedes en los 169 municipios del país, algo que ni siquiera podíamos soñar cuando iniciamos los cambios en nuestra Patria.
¿Cómo se puede hablar de libertad y democracia cuando millones de personas son analfabetos totales o funcionales? ¿Con qué criterios y elementos de juicio pueden analizar programas políticos y adoptar decisiones sobre cuestiones vitales cuya esencia y contenido ignoran por completo?
Masas de analfabetos y semianalfabetos es lo que desean con vehemencia los privilegiados y los amos del mundo.
No ofenden a Cuba, por el contrario la honran, los que, por el uso de algunas experiencias cubanas internacionalmente reconocidas, afirman que enseñar a leer y escribir es cubanizar a los venezolanos, como tampoco nos hieren los que difaman de nuestros abnegados médicos que en muchos lugares del mundo luchan por la salud y la vida, presentándolos como adoctrinadores; o a nuestros instructores deportivos, lo que equivale a decir que salvar una vida o contribuir a que un joven obtenga una medalla de oro para su Patria es cubanizar a los venezolanos.
Hay que agradecer a los estúpidos tan alto honor.
A ti te digo, Hugo, con el corazón en la mano, que por Venezuela, la Venezuela de Bolívar, Sucre y Simón Rodríguez, los cubanos estamos dispuestos a dar nuestras vidas.
Te felicito de modo especialísimo un día como hoy por la inmensa sabiduría y el coraje de iniciar la batalla por sacar de las tinieblas a millones de ciudadanos analfabetos y semianalfabetos. Venezuela puede alcanzar en diez o quince años lo que Cuba ha tardado 44 años en lograr. Tu esfuerzo y sus resultados impactarán al hemisferio y al mundo. Muchos otros países imitarán el ejemplo de Venezuela. Será el mayor favor que tú y la Patria de Bolívar podrán aportar al mundo.
Como sueles hacer, recordando a un gigante de nuestra América, me despido con un ¡Hasta la Victoria Siempre!
Fidel Castro