Discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, durante su visita al Grupo Empresarial Panda, Nanjing, el 28 de febrero del 2003.

 

(2:15 p.m.)

(Versiones Taquigráficas- Consejo de Estado)

 

En esta ocasión yo quisiera decir unas palabras porque soy uno de los principales clientes de esta empresa.

Viendo la película me acordé cómo comenzó la negociación para adquirir los Panda, y esta operación tiene dos o tres grandes padrinos o cien grandes padrinos; ahora, el principal padrino es el compañero Jiang Zemin (Aplausos).  No debo olvidar a los altos dirigentes de Comercio Exterior y otros altos dirigentes que hablaron.  Allí, en Naciones Unidas, en la reunión Cumbre cuando se celebraba el 50 aniversario, hablé especialmente con el compañero Jiang Zemin, pidiéndole que nos apoyara en la adquisición de ese millón de televisores.  Yo tenía una motivación muy profunda:  nosotros queríamos los televisores para impulsar la educación en el país.  Un televisor es muy importante para oír noticias, tener informaciones, programas de recreación, música, etcétera, etcétera.  Pero nosotros, que somos un país que estamos luchando por nuestro desarrollo, por nuestra educación, por nuestra cultura, por nuestra lucha de ideas frente a los adversarios, sobre todo frente al adversario externo, habíamos comprendido la enorme importancia de la televisión para estos objetivos.

En el mundo hay cientos de millones, tal vez miles de millones de televisores que se utilizan fundamentalmente para la propaganda comercial; pero quiero resaltar acá el valor de estos medios para elevar los conocimientos y la cultura del pueblo.  Esa fue la causa principal.  Y después, gracias a las excelentes relaciones y a la confianza que hay entre los pueblos de Cuba y China, se pudo ejecutar este programa.

Me impresionó esa película, me impresionó el extraordinario avance logrado por esta industria, y debo decirles que Panda se conoce en         La Habana y en toda Cuba tanto como en Nanjing.  Todo el mundo habla de Panda.

Estoy en el deber de decir algunas cosas:  Por ejemplo, es un televisor excelente y tiene una gran ventaja, gasta 60 watts por hora.  Esto hay que señalarlo en la publicidad.  Y yo recuerdo que los televisores más numerosos que había en Cuba eran de procedencia soviética —y no quiero hablar mal de los soviéticos—, porque los primeros televisores que llegaron allí gastaban 180 watts por hora y en blanco y negro.  Después en colores se reducía un poco el gasto, pero el gasto era casi el triple de los televisores Panda, y cuando arreglan un televisor viejo de aquellos gastan más de 300 watts y hasta 350 watts.

Además, nuestra población los ha recibido con mucho agrado, el pueblo ha recibido con mucho agrado estos televisores, y las ventas han sido dirigidas, porque hemos distribuido los televisores de manera que lleguen a la población.  Les hemos dado facilidades para pagar, sobre todo a los sectores trabajadores, viejos combatientes, a las familias de menos ingresos.

Hemos llevado la televisión a todas las escuelas del país, y algo más:  hemos llevado la televisión a todas las escuelas rurales del país, aunque tengan dos alumnos, tres alumnos o cinco alumnos.  A los lugares aislados no llega la electricidad y hemos llevado los paneles solares .  Un panel solar de 1,2 metros cuadrados de superficie nos produce un kilowatt de electricidad y tenemos además un video casete para repetir las clases.  Tienen dos lámparas con dos bombillos de luz fría que gastan 32 watts; entre televisor, video casete y luz —si se usa la luz, porque las clases son de día— se gastan 112 watts.  Pueden durar horas las clases.

Utilizando los paneles solares hemos llevado la computación a todos los niños del país, desde prescolar; después de la televisión vino la computación, y una cosa adicional:  a través de casi 2 000 casas de video hemos llevado la posibilidad de ver la televisión en el campo también con paneles solares a casi medio millón de ciudadanos cubanos que no tenían acceso a la televisión, pero lo más difícil es donde no llega la electricidad y el costo enorme de llevar la electricidad a cada pequeña aldea, a cada casa aislada en el campo.

Combinando la televisión con los paneles solares, hemos logrado un gran avance en la educación en nuestro país.  En las ciudades, desde luego, no hay problemas con la electricidad, pero es más segura la del panel solar, esa nunca falla.

Bien, y les doy noticias:  Efectivamente, en el segundo semestre del año 2002 llegaron los primeros televisores y nosotros habíamos comenzado el programa algunos meses antes con algunos televisores que comprábamos los componente y los hacíamos, pero desde entonces solo utilizamos los televisores Panda por su calidad, por la estandarización.

Hay un problema en las casas de video y es que usamos un televisor más grande, que tiene 29 pulgadas.  Cuando hicieron la exposición en     La Habana había uno de 29 pulgadas muy bueno, pero estaba en proceso de prueba, me alegro que haya mejorado, porque preferimos el Panda, porque tiene muy buena calidad.  Y no vayan ustedes a creer que ese millón van a ser los únicos televisores que vamos a comprar nosotros (Aplausos).  Ahora tenemos que discutir las compras futuras.  Esta vez todos fueron de 20 pulgadas; ahora, la próxima vez estamos pensando en adquirir algunos más grandes.

Nosotros estamos haciendo en la educación una revolución, estamos reduciendo el número de alumnos por maestro en la capital.  Hemos reducido de 37 alumnos por aula a 19 alumnos por aula.  En un aula de   20 alumnos este alcanza —yo siempre me siento por algún lugar para ver cómo se ve—, pero en algunas aulas que tienen 30 alumnos necesitamos televisores un poco más grandes.  Por eso les decía que estamos pensando en algunos más pequeños familiares.

Bien, para no extenderme, quiero añadir dos cosas:  Nosotros estamos usando masivamente la televisión en la educación.  Hemos creado lo que llamamos Universidad para Todos.  Un ejemplo:  damos clases de idiomas, estamos dando de inglés, de francés.  Pero un dato importante:  se ha dado un curso de 160 horas de inglés a más de un millón de ciudadanos en un mes.  Una hora en televisión nos cuesta 109 dólares.  Hemos logrado un material escrito  en papel gaceta, hemos logrado que más de un millón de personas aprendan inglés en 160 horas a un costo de 5,4 centavos de dólar por ciudadano que recibió el curso, y así pensamos, por lo menos, enseñar dos idiomas germánicos y dos latinos, el francés y el italiano, el inglés y el alemán, además del español.  No nos comprometemos a enseñar el idioma chino, porque no tenemos profesores suficientes para enseñar el chino, pero los televisores son chinos.  Así que gracias a los televisores chinos nuestro país va a conocer esos idiomas. 

Hablé de idiomas, pero, además damos clases de historia del arte, de geografía, de historia universal, de literatura; en fin, damos clases, incluso, a los alumnos de las escuelas en algunos programas  donde faltan profesores.  A mí me parece que una de las mejores cosas que se están haciendo en nuestro país es la revolución que llevamos a cabo en la educación, que incluye una educación general integral, que incluye no solo los conocimientos profesionales que debe tener una persona, sino el mínimo de conocimientos culturales para tener una cultura artística, una cultura general y una cultura política.  Eso es muy importante.

Son increíbles los resultados que hemos alcanzado y Cuba ha sido uno de los primeros países en aplicar masivamente ese método.  A muchos amigos de América Latina les hablamos de estos programas, por lo tanto vamos a ser no solo clientes del Panda, sino promotores del Panda. 

Yo espero que un día en América Latina y en muchos otros países hagan esto que estamos haciendo nosotros, y pienso que ustedes, que han logrado una industria extraordinaria  y han realizado una proeza tecnológica e industrial, debían conocer por lo menos estas cosas que les he contado por boca del más entusiasta cliente del Panda.

Eso es todo.  Les pido perdón por el tiempo que les he robado y les doy las gracias.

Hasta pronto (Aplausos).   (Realiza recorrido por la instalación)