Reitera el Presidente Fidel Castro
ofrecimiento de ayuda médica al pueblo de Estados Unidos en el programa
televisivo Mesa Redonda, el 2 de septiembre de 2005.
Fue necesario improvisar esta
intervención, como sucede a veces, cuando los acontecimientos se precipitan, y
ahora voy a explicar por qué.
Ayer se produjo una conferencia de
prensa, de las habituales en el Departamento de Estado, con la participación
del vocero de ese departamento, Sean McCormack.
Tengo que referirme textualmente a
las declaraciones del vocero.
“Sala de prensa del Departamento de
Estado, Washington, DC, 12:46 p.m., jueves, 1 de septiembre del 2005.”
A esa hora nosotros estábamos
enfrascados en medio de la sesión de la Asamblea Nacional atendiendo cuestiones
importantes; pero entre ellas un punto relacionado con la tragedia en
Estados Unidos.
El señor McCormack dijo: “Buenas
tardes. Quería comenzar con una breve
actualización de un tema que sé es de interés para todos los aquí presentes
sobre los esfuerzos de ayuda tras el paso del huracán Katrina, así como las
ofertas de ayuda del exterior.
“Permítanme comenzar diciendo que
hemos recibido numerosas y generosas ofertas de ayudas de gobiernos extranjeros
y organizaciones foráneas, y la secretaria Rice, después de consultar con la
Casa Blanca, ha dejado claro que aceptaremos todas las ofertas de ayuda
exterior. Cualquier cosa que sea de
ayuda para aliviar la difícil situación, la trágica situación de la gente del
área afectada por el huracán Katrina será aceptada.”
Más adelante continúa:
“Puedo mencionarles una lista. Hasta ahora esto es una lista que crece y se
actualiza constantemente, de hecho, cada hora.
“Hemos recibido ofertas generales de
ayuda, así como otras más específicas de varios países y organizaciones, que incluyen
a Rusia, Japón, Canadá, Francia, Honduras, Alemania, Venezuela, la OEA,
Jamaica, la OTAN, Australia, el Reino Unido, Holanda, Suiza, Grecia, Hungría,
Colombia, la República Dominicana, El Salvador, México, China, Corea del Sur,
Israel y los Emiratos Arabes Unidos.
“Trataré de mantenerlos al tanto de
lo que se añada a la lista. Como dije,
crece literalmente hora por hora.”
Fue solo más tarde, ya casi de
noche, después de terminada la sesión de la Asamblea, que comenzamos a ver los
cables, y ni siquiera pudimos leerlos todos.
De algunas de las noticias recibimos información por la mañana, hoy,
entre ellas la que acabo de leer.
Esto me coloca en la necesidad de
esclarecer la posición de Cuba, porque realmente muchas personas amigas, dentro
de Estados Unidos y fuera de Estados Unidos, conociendo que es hábito
de nuestro país ofrecer cooperación en situaciones como esta,
independientemente de conflictos, diferencias políticas, ideológicas, y de
cualquier tipo, comenzaron a llamarnos extrañados de que no hubiésemos ofrecido
ningún apoyo a Estados Unidos ante la tragedia ocasionada por el Katrina.
Las llamadas se repetían unas tras
otras, y por ello fue imprescindible hacer esta declaración, cuyo contenido por
sí mismo se explica. Entre otras cosas,
se puede apreciar que no se trata de una simple cuestión de relaciones
públicas, ni mucho menos, sino de un hecho importante, incluso desde el punto
de vista práctico.
Voy a leer una breve cronología del
ofrecimiento de ayuda por parte del gobierno cubano al gobierno de Estados Unidos
con motivo del huracán.
“25 de agosto de 2005.
“El huracán Katrina azota la Florida
provocando pérdidas de vidas humanas y cuantiosos daños materiales.”
“Días más tarde, el 29 de agosto de
2005. Tras alcanzar categoría 4 en la
Escala de Saffir-Simpson, el huracán Katrina azota los estados de Louisiana,
Mississippi y Alabama. Comienzan a
difundirse las primeras noticias sobre la magnitud de la tragedia.”
“El 30 de agosto de 2005 todavía
estaban soplando las últimas rachas sobre estos estados, como el de Louisiana u
otros del sur, con los que tenemos relaciones comerciales, por lo menos de importantes
compras de alimentos. Hemos recibido
incluso visitas de autoridades de ese estado y los demás asociadas a esas
compras por parte de Cuba a Estados Unidos, que llevan ya varios años de
iniciadas.”
Han pasado muchas cosas. Yo he
conversado con muchos miles de agricultores, porque a la primera feria vinieron
cientos, me reuní con un grupo, después otro grupo, y en estos cuatro años he
conversado con miles de agricultores y visitantes norteamericanos, autoridades
estatales, gobernadores, senadores, representantes.
De visita estuvo aquí, hace apenas
dos meses, la gobernadora del estado de Louisiana, una persona muy tratable,
venía, como hacen los gobernadores, interesada por los temas y los problemas
del estado, y estos, los más afectados por el huracán, son estados más pobres;
la agricultura juega en ellos un papel importante, así como los puertos, por
donde exportan los productos.
“A las 11:32 de la mañana del 30 de
agosto de 2005, llamo a nuestro Ministro de Relaciones Exteriores, el compañero
Felipe, para pedirle que trasmitiera de inmediato, a través de la Oficina de
Intereses de Estados Unidos en La Habana y a través de nuestra Oficina de
Intereses en Washington, un mensaje en el que se expresa condolencias al
gobierno de Estados Unidos con motivo del huracán y se le ofrece ayuda en el
área de la atención de salud, porque sabíamos, por las noticias que llegaban,
que allí se estaba produciendo una catástrofe.”
Si en alguna ocasión era importante
ofrecer lo que nosotros podíamos ofrecer, fundamentalmente, por la experiencia
que tenemos en la lucha contra huracanes y la experiencia en las medidas de
protección de la población, evacuación, apoyo, etcétera, etcétera, es en el
campo de la atención médica. A raíz de
la catástrofe del 11 de septiembre, fue Cuba el primer país en ofrecer apoyo,
porque escuchamos las noticias de que los aviones estaban volando y no se podía
aterrizar en los aeropuertos. Lo que
hicimos de inmediato fue ofrecer nuestros aeropuertos, y después también ofrecimos
lo que podíamos ofrecer:
asistencia médica, considerando la magnitud del enorme número de
posibles víctimas.
Estamos más cerca de Nueva York que
California. Una ayuda de Cuba puede
llegar primero desde Cuba a Nueva York que de California, son unas tres horas
de Cuba a Nueva York. Creo que es el
doble de tiempo de California a esa ciudad.
En fin, ofrecimos ayuda médica, no
era nada ridículo, a veces para salvar una vida hace falta un grupo sanguíneo
raro para una transfusión, una, dos, tres, 10 vidas, ese no es el problema; si
se salva una, hay la obligación de salvarla.
“A las 12:45, cumpliendo las
instrucciones, la directora interina de la Dirección de América del Norte del
MINREX, Josefina Vidal, se reúne con el segundo jefe de la SINA, Edward
Alexander Lee, para trasladarle el mensaje indicado de manera verbal y, además,
entregarle copia por escrito.”
No perdemos ni un minuto, esa es la
verdad. Por aquí está la compañera
Josefina.
“Siguiendo las instrucciones recibidas, la
compañera Josefina Vidal le expresó al señor Lee textualmente: ‘Queremos hacer un alto’ —aludiendo al
estado actual de las relaciones entre Cuba y el gobierno de Estados Unidos—,
‘dada la gravedad de la situación provocada por el huracán Katrina’.” A nosotros nos afectó también, no olviden que
cuando iba llegando a la Florida estábamos en la mesa redonda y había derribado
postes, había cortado la electricidad.
Fue una cosa casi repentina. La cola del huracán, cuando cruzó la Florida
del este al sureste de la península, nos afectó a nosotros también, muchos
vuelos fueron suspendidos, otros fue necesario desviarlos, vuelos con pacientes
para operarse en Cuba:
unos fueron a Camagüey, otros a Holguín; aviones nuestros que
tenían que despegar de Venezuela no pudieron despegar.
Al día siguiente, nadie sabía por
dónde iba a pasar el huracán, que incluso se acercó a Cuba, crea problemas en
Pinar del Río, grandes lluvias; luego gira hacia el norte, dejando lluvias
fuertes, inundaciones en algunos lugares, advertencias de penetración del mar,
penetraciones del mar en Pinar del Río, hay que ver las fotos. Nosotros
estábamos al día siguiente realmente bajo los efectos del huracán también, y
simplemente escuchábamos noticias de que se dirigía hacia el norte y que iba
adquiriendo fuerza de categoría 4 a 5, exactamente igual que el otro que pasó
por aquí hace varias semanas.
Josefina, después de sus primeras
palabras, dio lectura al mensaje indicado, cuyo texto es el siguiente:
“Por instrucciones de la dirección
del Gobierno cubano, le traslado nuestras condolencias por la pérdida de vidas
humanas y los daños materiales causados por el huracán Katrina y le informo de
nuestra disposición a enviar de inmediato a las zonas afectadas los médicos y
el personal de salud que hagan falta en cualquier parte y, además, tres
hospitales de campaña con el personal necesario.”
En cumplimiento de las indicaciones,
Josefina concluyó expresando al señor Lee que: “No nos proponemos hacer publicidad con
esto. Esperamos su respuesta.” Por eso no la hicimos pública, realmente no
publicamos nada. Es que no queríamos que
pareciera una cuestión de publicidad.
El mismo día 30, “El jefe de la Sección de Intereses de Cuba
en Washington, Dagoberto Rodríguez, fue recibido, a su solicitud, a las 4:30
p.m. en el Departamento de Estado por el funcionario John Reagan, a quien
trasladó exactamente el mismo mensaje que había sido trasmitido en La Habana,
dejándole también por escrito el texto del mensaje.”
El día 31, a las 2:15 p.m., “El jefe
de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, Dagoberto Rodríguez, asistió
a una reunión convocada por el Departamento de Estado con el cuerpo diplomático
en Washington, en la que se dio información sobre el huracán Katrina y se
dieron indicaciones sobre los mecanismos de información y las instituciones
vinculadas a la protección contra desastres.”
Realmente a nosotros nos pareció un gesto positivo que al otro día se
diera el paso de invitarlo, algo que no suele ocurrir.
Transcurridos dos días, después de
nuestra oferta, ayer, 1ro. de septiembre, a la hora
que indiqué y mientras estábamos en la Asamblea Nacional, se produce la
declaración del vocero, que es la que yo realmente veo hoy día 2. Casi todas las noticias las vimos hoy, estuvimos en la Asamblea hasta
las 11:00 p.m., y después recibiendo a algunos visitantes.
Al ocurrir esto, esa declaración de
ayer, se produce hoy la lluvia de llamadas.
Nosotros no queríamos ninguna publicidad con relación a esto. Pero, ¿qué les vamos a decir a los que llaman? ¿O vamos a quedar nosotros ahora ante toda la
opinión mundial con una posición extraña, rara, y que frente a una tragedia de tal
magnitud no tuviéramos ni una palabra de condolencia para el pueblo de Estados
Unidos?
Hay algo más: Ayer mismo, al comenzar la Asamblea,
lo primero que se propone por la presidencia de la misma es un mensaje de
solidaridad al pueblo norteamericano, que fue publicado hoy íntegramente.
Dice así:
“Mensaje de solidaridad al pueblo
norteamericano.”
“El pueblo de Cuba ha seguido con preocupación
las noticias relacionadas con los efectos que el huracán Katrina ha causado en
los territorios de Louisiana, Mississippi y Alabama. Informaciones todavía incompletas, permiten
comprender que se trata de una verdadera tragedia de dimensiones
extraordinarias.
“En términos de destrucción física y
daños materiales, se le considera como el más costoso desastre natural de la
historia norteamericana. La Cruz Roja de
ese país estima que su trabajo será más duro que el que afrontó con motivo del
atroz ataque del 11 de septiembre del 2001.
“Decenas de miles de personas están
atrapadas en áreas inundadas, han perdido sus viviendas, están desplazadas o
refugiadas. La Gobernadora de Louisiana
calificó como desesperada la situación en New Orleans, donde las aguas
continuaban aumentando su nivel. El
Alcalde de esa ciudad declaró que centenares y quizás miles de personas podrían
haber muerto allí.
“Este desastre con su enorme carga
de muerte y sufrimiento, golpea a toda la población de Estados Unidos, pero
azota con mayor fuerza a los afroamericanos, trabajadores latinos y
norteamericanos pobres que forman la masa de quienes aún esperan ser rescatados
y llevados a lugares seguros y es entre ellos donde se concentra el mayor
número de víctimas fatales y de personas que han quedado sin hogar.
“Esas noticias causan dolor y
tristeza a los cubanos. En su nombre
queremos expresar nuestra profunda solidaridad al pueblo de Estados Unidos, a
las autoridades estaduales y locales y a las víctimas de esta catástrofe. El mundo entero debe sentir esta tragedia
como propia.
“Asamblea Nacional del Poder Popular
de la República de Cuba,
“La Habana, septiembre 1 de 2005.”
Se guardó un minuto de silencio por
las víctimas. Fue realmente un gesto
emotivo y natural en el sentimiento de nuestro pueblo hacia el pueblo de
Estados Unidos, y respetuoso por lo demás con las autoridades, sin ninguna
ofensa, sin ningún ataque.
Estamos ante esa situación, las
noticias son cada vez más duras, habrá miles, cientos de miles, tal vez
millones de personas extrañadas de que Cuba no haya ofrecido apoyo alguno, y
estamos aquí al lado. Ningún país está
más cerca; está mucho más cerca que Japón, cualquier cosa que haga falta, por
modesta que sea, llega más pronto de aquí al sur de Estados Unidos que de
Japón o de Asia. Bueno, ellos han
hablado, incluso, con admiración, creo que hasta de Sri Lanka, de alguna ayuda
ofrecida a pesar de sus dificultades.
Los Emiratos Arabes están mucho más lejos.
Bueno, estamos hasta más cerca que
Honduras, más cerca que Centroamérica y bastante más cerca que cualquier país
de Suramérica. Hemos hecho todos los
cálculos, en una hora y cincuenta minutos un avión nuestro puede aterrizar en
el aeropuerto internacional más próximo al lugar de la tragedia.
Señalar la verdad y reiterar nuestra
disposición a cooperar es la causa fundamental de esta comparecencia, no para
criticar, no es ese nuestro ánimo. No se
nos menciona en esa larga lista, y tal vez fuimos el primero, porque si usted
ve la hora en que se dan instrucciones y se trasmite el mensaje, me parece que
fue bastante rápida nuestra oferta y fueron cosas concretas: médicos al lugar de la tragedia, precisamente
lo que está faltando ahora en muchos lugares.
Nuestra posición no puede ser de
resentimiento o de queja siquiera. Como
realmente se le dijo al segundo jefe de la Oficina de Intereses, al señor Lee, que
no nos proponíamos hacer publicidad con esto, tal vez se interpretó como que no
deseábamos que se hiciera publicidad alguna.
Puede haber sido una equivocación, no estoy afirmando que se produjo
intencionadamente la omisión del nombre de Cuba; pero aunque se hubiera hecho
intencionadamente, no es cosa que nos preocupe, nunca hemos hecho algo para que
se nos reconozca o se nos dé las gracias, así hemos actuado no una vez, sino
montones de veces.
Estaba Somoza en Nicaragua cuando
aquel terremoto tremendo que destruyó la ciudad, de las primeras cosas que
llegaron allí fueron hospitales de campaña y médicos cubanos.
No teníamos relaciones con Perú, y
otros muchos países, y eso no ha sido obstáculo, de inmediato los hemos apoyado. Acaba de producirse el tsunami al otro lado
del mundo, y a dos países enviamos una brigada médica, y eso fue costoso, por
lo que cuesta enviar un avión, que no ahorra tanto combustible, digamos, como
un Boeing, el nuestro gasta bastante; llevar una brigada médica hasta Oceanía
en uno de esos aviones es costoso, es de cientos de miles de dólares, precisamente
por el costo hoy del combustible de aviación, y los medicamentos que lleva, y
casas de campaña, que no se van a traer otra vez en el avión, quedan allá.
En Santo Domingo, en Haití y en
Centroamérica cuando fueron terriblemente golpeados por huracanes que costaron
en la última región mencionada decenas de miles de vidas, hicimos algo
más. De tales hechos salieron las
brigadas que hoy constituyen un movimiento tremendo, de ellos nació también la
Escuela Latinoamericana de Medicina que ya es casi, desde el punto de vista de
la formación de médicos, como servicio a la región y como servicio a la
humanidad, algo extraordinario de lo cual
se van a derivar los 200 000 médicos que vamos a formar en 10 años, entre
Venezuela y Cuba.
Todo eso nació precisamente siempre
del espíritu de cooperar, hoy reconocido en muchas partes, porque incluso en
Honduras, donde se habló de que se iban a retirar los médicos, se han producido
una serie de declaraciones de la población pidiendo que de ninguna forma los retiren,
que están atendiendo 2,5 millones de personas que no
reciben otra atención. Todo el mundo se
movilizó para que no los retiraran, y nosotros dijimos que nunca, por ningún
agravio, retiraríamos una ayuda médica, excepto si el gobierno del país lo
solicita. Se quedan nuestros médicos
incluso cuando hay guerra, y así pasó en Haití, no se movió ninguno y
atendieron enfermos, heridos y a todo el que lo requirió.
Esa es la conducta de nuestros
médicos, esa es la ética de nuestros médicos y también los principios de
nuestro país. No vamos a enviar una fuerza médica para retirarla cuando surja
algún conflicto diplomático, alguna desavenencia, o incluso algunos hechos que
son muy ofensivos para nuestro país, nunca haríamos otra cosa.
Esa es la línea, por eso digo que no
es este un momento para quejarnos siquiera de la omisión del nombre de Cuba por
el vocero del Departamento de Estado. Queremos
insistir, más bien queremos reiterar nuestra voluntad de cooperar con el pueblo
de Estados Unidos, y con mucha más razón después de lo que hemos visto y lo que
el mundo ha visto, por ello aquí queremos expresar textualmente nuestra
posición y reiterarla más concretamente todavía:
“Nuestro país está listo para
enviar, en horas de la madrugada de esta noche, 100 médicos generales y
especialistas en Medicina General Integral, los cuales estarían al amanecer de
mañana sábado en el Aeropuerto Internacional de Houston, Texas, el más cercano
a la región de la tragedia, para ser transportados por vía aérea” –serían helicópteros
fundamentalmente—, “pluvial o terrestre” —anfibios, que a veces penetran zonas
muy inundadas—, “a los puntos aislados de refugio, instalaciones y barrios de
la ciudad de Nueva Orleans donde se encuentre población o familias requeridas
de atención médica urgente o primeros auxilios.
Dicho personal iría equipado con mochilas que contendrían 24 kilogramos
de medicamentos esenciales en esas situaciones para salvar vidas, e
instrumentos mínimos de diagnóstico.”
Tienen que tomar la presión, pulso y otros parámetros, todos esos
mínimos recursos para hacer un dictamen clínico, en lo cual tienen mucha
experiencia los médicos nuestros, porque hay en este momento decenas de miles
de ellos en el exterior, y en muchos sitios no había un rayos X, un
ultrasonido, no hay nada, ni un examen siquiera de sangre o heces fecales,
llegan y clínicamente diagnostican, con altísimo nivel de precisión. Casi son
expertos clínicos, ya que están habituados a trabajar en zonas del Tercer Mundo
donde carecen de equipos para el diagnóstico.
“Podrán actuar aislados o en
grupos de dos o más personas, según las circunstancias, por el tiempo que sea
necesario.
“De la misma forma, Cuba está lista
para enviar por la vía de Houston o cualquier otro aeropuerto que se le
indique, 500 especialistas en Medicina General Integral adicionales, igualmente
equipados, que estarían en el punto de destino en horas del mediodía y la tarde
de mañana sábado, 3 de septiembre.
“Un tercer grupo de 500
Especialistas en Medicina General Integral sería enviado, cuyos integrantes podrían
arribar durante la mañana del domingo 4 de septiembre. De este modo, en menos de 36 horas, 1 100
médicos de estas características y con los recursos señalados” —las mochilas—, “que
equivalen a 26,4 toneladas de medicamentos y recursos diagnósticos” —principalmente medicamentos— “estarían prestando sus servicios a las
personas más urgidas de atención, tras el paso de un huracán como el Katrina.”
Y el daño que dejó, en las
condiciones de una zona llana, baja, muchos ríos. Es decir que ahí han ocurrido
parece que accidentes también, alguna presa, diques que se fueron, todas esas
situaciones. Un huracán es un huracán,
de categoría cinco igual. El de aquí
entró en Cienfuegos con categoría cuatro.
Entró con más fuerza, incluso, al
acercarse.
“Este personal médico dispone de la
experiencia internacional y los conocimientos idiomáticos elementales para
atender a los pacientes.
“Solo esperamos respuesta de las
autoridades de Estados Unidos.”
Nuestros médicos han estado en
Sudáfrica, en muchos lugares de habla inglesa, hasta en zonas de dialectos,
incluso; pero es muy fácil entenderse con el médico. Los niños, por ejemplo, de ocho meses no
hablan, los médicos los diagnostican, simplemente son capaces de diagnosticar,
a veces no hace falta ni el idioma; pero tienen los conocimientos elementales
necesarios.
La importancia de esta proposición
se puede deducir de un cable procedente de Nueva Orleans, de hoy 2 de
septiembre, de la agencia EFE, y que dice textualmente, vale la pena leerlo.
“Sin electricidad en hospitales, las
farmacias de Nueva Orleans bajo más de un metro de agua, miles de pacientes sin
asistencia sanitaria y la creciente amenaza de brotes infecciosos, la salud de
decenas de miles de personas afectadas por el huracán ‘Katrina’ está en
peligro.
“La crisis que vive Nueva Orleans y
grandes áreas del sur de Louisiana se ve agravada por el hecho de que la
mayoría de las decenas de miles de personas atrapadas por las aguas son las más
pobres entre los pobres del país, individuos que sufren más enfermedades
mentales y físicas que otros grupos sociales.
“Una trágica muestra de los
problemas sanitarios que ‘Katrina’ y las inundaciones que le acompañaron han
traído a los habitantes de Nueva Orleans se podía observar el jueves en las
puertas del Centro de Convenciones de la ciudad, donde se han refugiado entre
20 000 y 25 000 personas.
“En una de las paredes exteriores
del Centro descansa el cadáver de una anciana, sentada en su silla de ruedas y
cubierta con una manta. En otro extremo
del Centro de Convenciones un par de personas administraban un masaje cardiaco
a un hombre que yacía inconsciente en el suelo, en un vano intento por salvar
su vida.
“Ancianos, niños y enfermos de entre
los pobres de Nueva Orleans —donde según cifras oficiales cerca de un tercio de
sus 1,4 millones de habitantes son pobres—,” casi medio millón, “los más
vulnerables son los que están pagando el mayor coste del desastre.
“Algunos expertos han empezado a
advertir sobre las consecuencias psicológicas que el caos y violencia que
imperan en Nueva Orleans tendrán sobre los niños que viven de primera mano la
crisis, en algunos casos separados de sus padres.
“Otra preocupación que los expertos
empiezan a airear es el de la aparición de brotes infecciosos de enfermedades
como el cólera o la fiebre tifoidea.
“El 80 por ciento de Nueva Orleans
se encuentra bajo el agua. Las
autoridades temen que centenares, probablemente miles de personas han muerto en
los pasados días y están atrapadas por las aguas en los áticos de sus viviendas.”
Estamos hablando de prestar apoyo a
personas atrapadas en un edificio, en un estadio, en donde sea, en una aldea,
personal médico que va allí donde los ubiquen, con los medicamentos. Ese personal médico puede salvar la vida en
casos como el del hombre que recibía masajes por ataque cardiaco, y un
medicamento para esos casos u otros problemas serios los puede resolver un
médico y su mochila de medicamentos esenciales.
Quién sabe si a lo mejor habrían podido salvar a la persona que estaba
en la silla de ruedas, habría que ver por qué murió.
Es decir, no estamos ofreciendo
médicos para Disneylandia o para hospedarse en hoteles de cinco estrellas.
“Con temperaturas que superan los 30
grados centígrados” —eso no es nada para un médico cubano—, “los cuerpos en
descomposición de personas y animales se convierten rápidamente en un caldo de
cultivo de bacterias.
“Además, las alcantarillas del área
metropolitana de Nueva Orleans han vaciado su contenido en las aguas estancadas
en las calles de la ciudad, por donde están obligados a deambular sus
habitantes que intentan escapar.
“Y por si fuera poco, se pueden
observar claramente desde el aire manchas de peligrosos productos químicos que
flotan en las aguas procedentes de empresas e industrias, como las refinerías o
las explotaciones agrícolas, situadas en los alrededores de Nueva Orleans.
“Los expertos advierten que el
contacto con estas aguas puede causar infecciones a las personas.
“La Administración de Alimentos y
Medicamentos (FDA) advirtió que la población se debería abstener de consumir
‘productos perecederos como carne, pescado, leche y huevos que no están
refrigerados de forma apropiada, que pueden causar enfermedades si se consumen,
incluso si se han cocinado de forma apropiada’.”
Para todos estos problemas es
esencial un profesional allí en aquellos lugares, donde puede no haber un
médico, qué tipo de alimentos, si en circunstancias puede ser de latería. El problema es que llegue un primer auxilio
rápido, que atienda y salve vidas en 24 ó 48 horas, mientras se organiza. Puede haber cientos de lugares así, y el
número de vidas que pueden salvarse o perderse no es calculable.
Aquellos con su mochila de
medicamentos, bien distribuidos en cientos de lugares diferentes, pueden ser
extraordinariamente útiles.
Se supone que hasta pueden informar,
si tienen algún medio de comunicación, qué necesitan y ya es mucho más fácil,
diagnostican, avizoran si se va a producir una epidemia, ven los primeros
síntomas. No pueden ser inútiles.
Si hay una circunstancia en que hace
falta es esa, donde pueden cooperar muchos médicos que hayan ido a las selvas,
a las mesetas, a cualquier parte; no porque sean cubanos, no es un enemigo que
va allí a matar, es un profesional, de los cuales tenemos decenas de miles hoy
en otros países, donde otros no van.
“FDA añadió que ‘no se coma ningún
alimento que haya estado en contacto con las aguas de la inundación’.
“Con las desesperadas peticiones de
agua y comida por parte de las miles de personas atrapadas en el Superdome y el
Centro de Convenciones” —no sé si ya los habrán evacuado—, “que en algunos
casos no han comido en los últimos tres días, hay muchas posibilidades de que
las advertencias de FDA —en el caso de que sean oídas por los damnificados— no
tengan mucho efecto.”
Este cable llegó hoy, lo he recibido
unas horas antes de esta comparecencia.
Por eso vengo a ratificar la oferta. Fuimos tan leales a la idea de que no
queríamos publicidad, que han pasado tres días y nada se conoce de nuestra
disposición. Todo el mundo ha dicho: “Yo ofrecí esto, yo
ofrecí 50 000 dólares, yo ofrecí no sé qué cosa.” Nosotros ofrecemos vidas, salvar allí 10,
100, 500, 1 000; ayudar a que se tomen medidas que pueden salvar decenas
de miles, aunque sea evitar el triste espectáculo que el mundo está viendo.
¿Van a rechazar nuestra cooperación
por las cosas ocurridas entre ambos países? Yo creo que sería útil al mundo y un buen
ejemplo, no solo de parte nuestra, sino también de parte de ellos, porque estos
fenómenos se pueden repetir.
Hoy hablaban unos expertos norteamericanos
que puede ocurrir un gran huracán como este en el término de un mes o dos, más
violento que este que pueda golpear a Estados Unidos.
Así que nuestro gesto es un gesto
sincero y de paz, no busca publicidad, no pone condiciones de ningún tipo, ni
que quiten el bloqueo, ni nada de eso.
Nunca hemos puesto condiciones a nadie, enviamos apoyo de lo que tenemos
y tenemos eso; no disponemos de gran capital financiero. Los gastos los cubrimos nosotros, del pasaje,
del combustible; no hace falta siquiera adquirir combustible allí, está
cerquita. Pueden ir allí o a otro
aeropuerto, o a una base militar, si hay una base militar y los llevan a la
misma. No van a hacer declaraciones ni a
buscar publicidad, que quede bien claro todo esto.
Tenemos la esperanza, ya que hoy se
ve otro cambio, la propia Secretaria de Estado dice que aceptarían cualquier
ayuda. Esto significa que si viene de
Marte la ayuda la recibirían; pero no es de Marte, es de una islita que está
aquí, a unos minutos de aquel lugar, y que tiene un derecho moral de hablar de
la posibilidad de enviar médicos, es algo ya reconocido por el mundo.
Lo que deseamos no es criticar, no
es poner en aprietos al gobierno de Estados Unidos, estamos conscientes de que
las autoridades están pasando un momento difícil, críticas fuertes. Nosotros no
somos ese tipo de políticos —vamos a llamarnos políticos, por si la palabra
revolucionarios asustara a alguien— que aprovechen oportunistamente
determinadas situaciones para golpear a un adversario, quiero aclararlo, porque
es un espíritu real de cooperación.
Una vez más digo que no es la
primera vez. Estamos absolutamente
ajenos a toda posición confrontacional con Estados Unidos o con su gobierno, ya
di la palabra, digo: “Vamos
a hacer un alto”. Y no pedimos nada, y
sí todos esos medicamentos corren por nuestra cuenta, y el transporte y todo lo
demás.
Allí no sé, si llegan a una aldea,
me imagino que tendrán allí lo que les ofrezca la gente, no sé si lleven un
poco de agua, pero nuestros médicos saben pasar sed, sufrir calor y estar sin
alimentos junto con los pacientes.
Cuando han estado en algunos lugares les hemos enviado alimentos,
preocupados por ellos, y lo que han hecho es que se lo han entregado a los
pacientes.
Maestros por cuya salud hemos estado
preocupados y cuando les hemos enviado algo se lo han entregado a los alumnos,
y un médico nuestro que reciba algo se lo entrega a un paciente primero, esa es
la ética en que están formados esos médicos, que no son uno ni dos, son ya
decenas de miles, ahora, en este mismo momento, y decenas de miles más aquí.
Acabamos de graduar hace unos días
1 610 jóvenes de otros países, ya terminaron sus estudios con una buena
experiencia. Alrededor de este momento
deben haberse graduado casi 2 000 médicos cubanos más con experiencia
clínica, constituyen reservas. Aquí hay de vacaciones muchos de los que están
en misiones en el exterior, con experiencia.
Enviaríamos a los lugares más golpeados, fundamentalmente médicos con
experiencia. Ya sabemos los que irían. No esperamos más que la respuesta, y ojalá se
produzca de inmediato, para no perder un minuto.
Todas las medidas están adoptadas,
moviéndose todo: mochilas, medicamentos, ropa, todo, porque hacía ya tres
días de nuestra oferta y no podíamos
tener a los hombres movilizados permanentemente. Lo que sí sabemos es el tiempo en que los
movilizamos, y sí sabemos que la única forma de llevar el medicamento a todas
esas personas que aparecen en las escenas de la televisión en cuestión de
horas, porque al amanecer, a las 12 horas del momento en que hablo, pueden estar
allí en el aeropuerto de Houston, y de allí en helicóptero, a los puntos donde
los necesitan en muy breve tiempo.
Un helicóptero no necesita una
pista, aterriza en un lugar donde le suministran combustible, y lleva el
personal médico a cualquier lugar, es lo ideal; pero a veces puede ser un lugar
donde llegue un barco o una lancha rápida, o a veces un carro anfibio, y hay
hombres de la Guardia Nacional, soldados norteamericanos en esa tarea. Estoy seguro de que todos van a colaborar, y
sería un buen ejemplo para el mundo que médicos norteamericanos, médicos
cubanos, ciudadanos, no importa lo que sean, en esa especie de alto, en esa
especie de tregua, ayudaran a salvar a otros.
Es una guerra no entre seres
humanos, es una guerra por la vida de los seres humanos, es una guerra contra
las enfermedades, contra las calamidades que se puedan repetir, y una de las
primeras cosas que debiera aprender este mundo especialmente ahora, con lo
cambios que se están produciendo y los fenómenos de este tipo, es a cooperar.
Allá a Indonesia fueron nuestros
médicos, a Sri Lanka. En Timor Leste
están nuestros médicos, y aquí estarán pronto preparándose cientos de médicos
de allá. Creo que está del otro lado del
mundo, entre Oceanía y Australia. Hace
algunas semanas enviamos una delegación, fue, vino, conversé largamente con la
misma, conozco la situación, los médicos que hay. Tenemos un programa también para formarles,
en unos pocos años, cientos de médicos, todos los que necesitan. Ese es un país
de habla portuguesa, muy heroico, que perdió decenas de miles de vidas en el
proceso para alcanzar la independencia.
De esto no hemos hablado una
palabra. Me veo obligado a decirlo aquí
hoy, un poco para que nadie dude de cómo son las cosas y se quiten un poco de
reflejos condicionados de la cabeza, porque lo que hay ya no son únicamente mentiras
inculcadas, sino reflejos condicionados creados en la mente de muchas personas.
Además —como les decía—, tenemos
muchos amigos en Estados Unidos, y alrededor de 200 personalidades, autoridades
administrativas de esos estados del sur, con los que compañeros nuestros tienen
relaciones, porque constantemente se comunican en un sinnúmero de actividades
relacionadas con la compra, embarque y transporte de alimentos, pago de los
mismos, porque ya llevamos cuatro años pagando esos alimentos al contado, sin
un minuto de retraso y sin un centavo menos de lo que se debe pagar. Se han
desarrollado relaciones realmente buenas, de confianza, se les enviaron a las
autoridades, a todos, nuestras condolencias, y reaccionaron muy bien, y
agradecidos, les dijimos que habíamos informado de eso a las altas autoridades
de Estados Unidos, y a todos les dijimos que queríamos actuar con discreción.
Ellos deben saberlo bien, y testigos
no se sabe los que hay, pero no importa.
No se trata aquí de discutir o polemizar. No le pedimos a nadie que se autocritique, ni
estamos criticando a nadie; estamos proponiendo algo realmente constructivo que
nos parece justo, y con hechos prácticos, concretos, inmediatos, y en cuestión
de horas, a las 7:00 de la mañana puede estar allí, con sus mochilas, que están
ya listas, el personal, los primeros 100 listos. Esos son los primeros 100, para que puedan
llegar al amanecer. Los otros comenzarán
a llegar al mediodía, y por la tarde, un segundo grupo de 500 y otros tantos el
domingo.
En este momento se han operado
64 367 pacientes venezolanos y caribeños, a través de la Misión Milagro, a
un ritmo de 1 560 diarios. Calculen
ustedes cuántos aviones vuelan trayendo y devolviendo pacientes para operar de
la vista esa cifra de personas. Tenemos
una fuerza aquí preparándose, tenemos un gran número de intensivistas, si en
algunos hospitales de emergencia, con motivos del huracán los necesitan,
podemos enviarlos.
En Estados Unidos cuentan con
muchos médicos y recursos, pero tienen también una situación especial en una
zona específica, por un problema específico.
No es ninguna deshonra. Lo que sí
estoy seguro de que es muy difícil en 12 horas, en 24 horas, situar allí donde
está aquella gente del sur, todo el personal necesario. No se improvisa un médico para situaciones
extremas, un clínico entrenado para esa tarea no se improvisa, ni hombres que
lleguen a donde sea. No es la primera
vez, esta no es una experiencia nueva para Cuba.
Es lo que quiero decir. Hay más de 200 personas que conocen ya eso y
se les dijo a todos que les habíamos avisado a las autoridades de Washington y
que queríamos discreción. Los demás pueden
juzgar si fue o no correcto pedir a ustedes que me dieran unos minutos para
explicar esto, para dirigirme al pueblo norteamericano y dar una respuesta para
que no piensen muchos que somos vengativos y por el hecho de nuestras
diferencias con Estados Unidos no queramos ayudar. Y vuelvo a repetir, ¡no pedimos nada! Es que realmente no necesitamos nada.
Medicamentos sí, todos los que
quieran. Equipos allí de ellos, no para
Cuba, sino para salvar vidas y atender norteamericanos, y si quieren más médicos,
si quieren 1 000, 1 000 más, si quieren 5 000, 5 000 más,
los tenemos y sabemos dónde están, y que manejan equipos de rayos X,
ultrasonido, endoscopio, y para muchas enfermedades. Usted puede tener muchos equipos, pero hay
que ver si tiene de inmediato a toda la gente que los maneje. El problema es la rapidez con que
lleguen. Es lo único que digo.
Expreso en esto la buena voluntad de
nuestro pueblo, los sentimientos amistosos que siempre ha tenido hacia el
pueblo norteamericano, demostrado a lo largo de 46 años, uno de los pocos
países del mundo donde nunca se ha quemado una bandera de Estados Unidos, donde
nunca se ofende a un norteamericano, ese es el aval; estamos agradecidos del
pueblo que apoyó el regreso del niño, del pueblo que en número creciente apoya
que se haga justicia con nuestros compañeros, del pueblo en que confiamos que
un día junto a nosotros construya vínculos de amistad y no únicamente para
ayudarnos mutuamente, sino
fundamentalmente para ayudar a otros.
El gobierno de Estados Unidos y el
Congreso aprobaron 15 000 millones para luchar contra el SIDA, pero el
dinero no resuelve el problema del SIDA, si no hay médicos en las aldeas de
Africa. Y no existen esos médicos, los
tenemos nosotros y cada vez más los vamos a tener por decenas de miles.
El Caribe va a tener miles de
médicos, los vamos a ayudar a prepararlos y hemos preparado ya cientos de
ellos, que hablan inglés, y un inglés perfecto.
El mundo necesita médicos, médicos
que vayan a esos lugares. Centroamérica
los va a tener, los tiene incluso, y somos toda una familia.
Y si hacen falta equipos con urgencia
para apoyar a las personas afectadas, Cuba dispone de ellos, están en los
almacenes listos, los mismos que nosotros hemos adquirido para nuestros
programas; mientras estamos construyendo, siempre hay una reserva. No los vamos a sacar de nuestros centros de
salud. Se trata de equipos destinados a
otros puntos, que pueden reemplazarse en cuestión de semanas.
También hemos advertido allá en
Washington que se iba a realizar esta comparecencia y que no tenía un propósito
confrontacional, sino reiterar nuestra oferta. A las 5:00 de la tarde se le
informó aquí en la Sección de Intereses, y allá en la capital de Estados Unidos
se le informó también, ellos no están conociendo esto por la televisión y
sabían el espíritu que la animaba. Ojalá
todos saquemos una lección provechosa y una lección útil, algo útil de esta
colosal y triste tragedia que ha ocurrido en ese país.
Me parece, Randy, demás compañeros y
compatriotas, que no tengo nada más que añadir, ni debo añadir nada más a lo
que he expresado.