Discurso pronunciado por el
Presidente de la República de Cuba Fidel Castro Ruz, en el acto de graduación
de los pioneros de 9no grado de la Secundaria Básica Experimental
“José Martí”, en el Palacio de las Convenciones, el 23 de julio de 2005.
(Versiones
Taquigráficas)
Queridos alumnos que se gradúan;
Padres y familiares;
Profesores;
Dignísimo colectivo que ha hecho
posible lo que hoy estamos celebrando:
Se gradúan, algo que ya todo el
mundo sabe, 345 pioneros que se encontraban en séptimo grado el día 6 de
septiembre de 2002, cuando tuvo lugar la inauguración de la escuela Secundaria
Básica Experimental “José Martí”.
Son los primeros egresados de
noveno grado de esta escuela, educados bajo la nueva concepción del profesor
general integral que trabaja con 15 adolescentes, transita con ellos desde el
séptimo al noveno grado, y que ha sido el amigo, el consejero, el guía de cada
uno.
Este profesor general integral ha
mantenido el estudio y el trabajo sistemático con los padres —trato de ver
dónde están los padres, arriba, allá también (Señala). Los saludo especialmente y los felicito
(Aplausos)—, recabando su cooperación, tal y como les pedimos aquella noche en
el cine-teatro Payret, donde tuvimos que refugiarnos, si mal no recuerdo,
porque venía un aguacero grande, entonces llovía, y ahora ha vuelto a llover.
Cuando escogíamos esta escuela,
ya habíamos vencido la meta de una primera experiencia en la ESBEC cosmonauta
“Yuri Gagarin”, bajo la conducción de los primeros profesores generales
integrales: Los Valientes. Era necesario extender el experimento a una
escuela urbana externa, que desempeñaba su labor en una de las más complejas
circunstancias de la capital, no se escogió la más fácil. Era en medio de los primeros años ardientes y
creadores de la batalla de ideas.
Las reflexiones que determinaron
un especial esfuerzo de la Revolución en los grados séptimo, octavo y noveno,
que en Cuba calificamos como enseñanza secundaria básica, están contenidas en
las siguientes palabras que tuve oportunidad de pronunciar por aquellos días, y
que a mi juicio, mantienen hoy plena vigencia en el ámbito mundial.
“La situación de la enseñanza
secundaria básica es un desastre, criterio generalizado, suscrito incluso por
los organismos internacionales relacionados con la educación.
“Era un sistema tradicional de
enseñanza heredado de Occidente y concebido para élites minoritarias.”
Quisiera saber cuántos de ustedes
pertenecen a elites minoritarias, o cuál de los padres. Sabemos muy bien que es a la inversa.
“Bajo el sistema actual” —decía
entonces— “que implica la atención por un profesor especializado por materia de
numerosos grupos que pueden ascender a cientos de alumnos” —aquí se señaló por
Mara, cuando habló de que ella atendía a más de 200—, “nadie tiene responsabilidad
especial, no conoce, ni puede conocer al niño, su conducta general, carácter,
temperamento, problemas personales, dificultades en el seno familiar.
“El alumno pasaba a manos de 11,
12 y hasta 13 profesores según el grado, donde era difícil conocer el
nombre de todos los alumnos y donde nos preguntábamos si realmente podía leer
y analizar a fondo los exámenes o trabajos escritos de más de
200 adolescentes.”
Era un método que nada tenía que
ver con la educación, un método rudimentario, ineficiente y complicado de
instruir —sin que, por supuesto, ninguna culpa tuvieran los profesores, ellos
lo habían heredado así de los últimos siglos—, un método sin que nadie integre
sus conocimientos, su cultura y sus valores.
Sin duda, no era la forma ideal de educar a un adolescente de 12 años de
edad, como los que graduamos hace dos días en Cárdenas, lo recuerdo; niños que
recién iban a comenzar la adolescencia, que entran en una etapa decisiva e
irreversible de su personalidad y de su vida.
Se trata de seres humanos, no de máquinas, no de autómatas, y no de
personas llamadas irracionales, de otra especie.
Unido a lo anterior,
concretamente en nuestro país, especialmente la capital, estaba la falta de
profesores para muchas materias, la angustiosa búsqueda de ayuda entre los
estudiantes universitarios para que impartieran una o varias horas semanales de
clases, la utilización de los estudiantes de los institutos pedagógicos, las
apelaciones a voluntarios entre profesionales, los cambios o confecciones de
horarios que se ajustaban a las escaseces de profesores. Las escuelas se veían obligadas a
confeccionar horarios nada óptimos para enfrentar la carencia de profesores
especializados. ¿Acaso les ocurrió esto
a algunos de ustedes?
En el caso concreto de Ciudad de
La Habana, al analizar los detalles de esta enseñanza nos encontramos con
que el número de aulas era bastante inferior al número de grupos de alumnos en
ese nivel; no se cumplía la doble sesión, ni podía cumplirse; no todos los
alumnos regresaban en el horario de la tarde; aprendían, aproximadamente, entre
el 20% y el 25% de los contenidos del grado.
Las dificultades se centraban
fundamentalmente en esta ciudad, y de ella partimos para enfrentar, en medio
del período especial y el bloqueo, la situación de la enseñanza secundaria
básica. Esto dijimos entonces, cuando
todo estaba por ver.
¿Cuál ha sido
el resultado a los tres años de iniciado este experimento? Los principales indicadores de eficiencia
arrojan los siguientes datos: 98,2% de asistencia de alumnos, 98,5% de
puntualidad, 90,8% de eficiencia en el ciclo.
De 380 alumnos que comenzaron el
séptimo grado, solo 35 no concluyeron sus estudios en la “José Martí”; de
ellos, 27 lo hicieron en otras escuelas secundarias por traslados de las
familias a otras provincias, o en escuelas de oficios y de conducta en la
ciudad, y 8 alumnos emigraron del país en el seno de su núcleo familiar.
Entre los principales logros de
la escuela se encuentran la consagración de sus claustros de profesores, la
integración de todas las organizaciones del centro y el vínculo con la familia.
La organización escolar alcanzó
un viraje impresionante, hoy es una escuela con estricta disciplina —se puede
ver, se puede percibir, se puede respirar—, y es muy agradable que a ello se
une —y lo he visto— una esmerada educación formal, que no se veía por ninguna
parte y no sé si se vio alguna vez en nuestro país. Da gusto ver la forma educada con que se
dirigen a los demás, con que hablan, con que se expresan. No he visto ninguna otra escuela así, y
albergo la esperanza de que un día, no lejano, todas sean así.
En esa escuela se escucha el
criterio de los alumnos, se materializa el concepto estratégico de la
microuniversidad, se ha rescatado, o se ha creado, la sana tradición de himnos
y canciones nacionales o patrióticas, a veces las dos cosas, donde se trabaja
sistemáticamente en el desarrollo de una cultura integral de los alumnos en
temas políticos, para superar lo peor y más terrible, la ignorancia sobre este
tema tan decisivo para la vida de las sociedades y del mundo; temas también de
actualidad nacional e internacional, sin lo cual estaremos como ciegos por el
mundo, sin un bastón siquiera; temas de historia, arte, economía y
ciencia. Si no conocemos de esos temas,
no sabremos nada de nada.
El trabajo con la familia se
intensifica con la visita al hogar por parte de los profesores y la realización
de reuniones de padres, convertidas en verdaderas escuelas de preparación
familiar, a lo que se suman los contactos individuales cuando la situación lo
requiere.
No puede haber otra forma de
trabajar como maestro, de cooperar y de alcanzar los sagrados y altísimos
objetivos de una escuela y de la educación.
La Organización de Pioneros “José
Martí” asumió nuevas y más eficientes
vías de trabajo.
Se logró un mayor protagonismo de
los alumnos, la autodirección, los análisis profundos durante las asambleas que
elevaron su calidad y el logro de la crítica y autocrítica consecuente.
El uso de las videoclases,
teleclases y softwares educativos con que cuenta la enseñanza, y el papel del
educador, del profesor general integral, ha sido clave en la preparación de los
docentes junto al trabajo metodológico de cada uno de los grados, para dar
respuesta al objetivo estratégico de las transformaciones y elevar los niveles
de conocimiento de los alumnos.
En esta escuela no se pierde un
turno de trabajo.
Los resultados del aprendizaje se
han comportado de la forma siguiente: en
materia tan importante como la matemática, de un 29,2% de respuestas correctas
en octubre del 2002, en el diagnóstico inicial de la escuela, a un 69,1% en el
operativo de calidad realizado en el pasado mes de mayo. Dos estudiantes resultaron ganadores a nivel
nacional en el concurso de matemática.
En español, de un 59% de
respuestas correctas en octubre del 2002, en el diagnóstico inicial de la
escuela —no estaba tan mal la cosa como en matemática—, a un 69% en el operativo de calidad realizado
en mayo del 2005.
En el quinto operativo de calidad
realizado, los resultados de la escuela experimental “José Martí” presentan
resultados superiores a la media nacional en 20,42 puntos porcentuales en
matemática y 4,83 puntos porcentuales en español.
Los resultados confirman, a pesar
de ser algo totalmente nuevo y sin experiencia previa, la validez del nuevo
modelo educativo a partir de la concepción del profesor general integral y un
mayor tratamiento individualizado a cada alumno y su familia.
Algunas opiniones de los padres
de los alumnos que se gradúan en el día de hoy:
“Nuestros hijos han cambiado en
la forma de pensar y actuar.
“Están mejor preparados nuestros
hijos en la orientación profesional.
“Ha mejorado la disciplina de
nuestros hijos.
“Han adquirido madurez y
responsabilidad en el tema de sus decisiones.
“Estamos admirados de cómo
nuestros hijos han ido cambiando su comportamiento en la casa y en sus gustos.
“Se interesan por el estudio y
por lo que van a realizar en el futuro.
“Mi hijo me sorprendió cuando
decidió ser maestro.
“Que mi hijo haya comenzado en el
experimento es lo mejor que me ha pasado.
“Mi hijo ha crecido mucho
humanamente. Hoy se preocupa más por los
demás.
“Hoy mi hijo piensa en seguir
estudiando; antes solo le preocupaba terminar el noveno grado.
“Los profesores de nuestros hijos
han influido correctamente en la toma de sus decisiones.
“Estamos agradecidos de como se
ha desarrollado la escuela en estos tres cursos.
“Se notan los cambios positivos,
lo mismo en el aprendizaje que en lo educativo.
“Con el experimento se ha logrado
más comunicación entre la escuela y el hogar.
“Pensamos que nuestros hijos han
adquirido más cultura con este experimento.
“Mi hijo hoy es responsable ante
cada tarea.
“Como madre, me sentí orgullosa
de que mi hijo recibiera el carné de la Unión de Jóvenes Comunistas.”
Se aprecia realmente satisfacción,
orgullo.
Lo habíamos oído mencionar, pero
lo entendemos mucho mejor esta tarde en este acto y ante la presencia de
ustedes, los padres, los profesores y ellos.
En septiembre del 2003, hace solo
dos años, se generalizaron en todo el país estas transformaciones en las
escuelas secundarias básicas, constituyendo una concepción radical y profunda
en su modelo educativo y formativo.
Fue un paso audaz, a partir de la
experiencia que íbamos observando en la escuela experimental y nos decidimos
por no esperar más, ni siquiera elaborar un programa de tres años para
hacerlo. Calculamos qué hacía
falta. Ya, desde luego, estaban
estudiando varios miles de jóvenes en la escuela “Salvador Allende” y en otras
escuelas pedagógicas a lo largo del país para formarse como profesores
integrales.
Los recursos humanos no eran
muchos. Los profesores de ese nivel y
otros no estaban todos convencidos. Yo
diría que ni siquiera la mitad, posiblemente mucho menos que un tercio.
La Ciudad de La Habana, el
lugar de los desastres educativos, no tenía ni suficientes profesores, y mucho
menos los suficientes alumnos de once o doce grados para ingresar en las
escuelas donde se iban a formar los profesores integrales.
Ese fue el nombre que se les
puso, como a los de primaria se les había puesto maestros emergentes, y todo el
mundo asombrado pensando: “¿Y esa gente
qué hará? ¿Qué demonio va a ocurrir con
la educación secundaria o la primaria?”
En el 2000 —creo que fue en
septiembre, por esa fecha más o menos— habíamos descubierto que se estaban
acabando los maestros en esta Ciudad de La Habana; el promedio de edad
crecía entre los maestros, muchos iban alcanzando la edad de jubilación y
gracias a su estoicismo, a su espíritu de sacrificio se mantenían en las aulas,
y en aquellas instalaciones de primaria que eran otro desastre, pues habían
sufrido las calamidades de más de 10 años de período especial: a cuántas les faltaban ventanas, a cuál no le
faltaba una o muchas goteras, y cómo estaban los baños, el agua corriente, la
cocina, etcétera, etcétera, etceterísima.
Y lo expreso así porque las vi en muchos lugares, y nos asombramos.
También de forma audaz —hay que
decirlo— se decidió no solo preparar a los maestros emergentes —era inevitable—
e iniciar un programa —por eso creo que fue en el 2000— de reparación capital
de 769 escuelas primarias y secundarias de la ciudad, en dos años.
Todo el pueblo se volcó a la
tarea, como solo puede hacerlo en una revolución, trabajando no se sabe cuántas
horas de día y de noche. Creo que
nuestro país nunca hizo un esfuerzo como aquel, en tan breve tiempo, incluso,
con mucho menos recursos que hoy. Y se
dijo para septiembre de tal año debe estar todo listo; era un compromiso y los
compromisos hay que cumplirlos.
Cómo trabajó todo el mundo, cómo
trabajó el Partido, la juventud, las organizaciones de masa, los
organismos. Es que todo el mundo se
comprometió, se enamoró de esa tarea, lo cual no era difícil, porque era la
tarea de arreglar aquellas escuelas de los niños.
Si la situación era difícil con
la vivienda y problemas de todo tipo, al menos aquellos niños tendrían escuelas
sin goteras, con bombillos, con ventanas, con agua corriente, con baños, con
cocinas que funcionaban, con refrigeración; con una dieta que si no era óptima
era una dieta mejorada, con incremento de algunas cosas como las cantidades,
por ejemplo, de granos, se duplicaron, y otras cosas. Fue un esfuerzo grande y se cumplió al pie de
la letra.
No poca era la angustia esperando
la hora, a veces lloviendo fuerte, cuando apenas faltaban tres semanas; a
veces, cuando se descubría un techo con un problema por una columna y parecía
imposible resolver aquello.
La última escuela creo que era la
400 fue inaugurada a finales de mayo y faltaba el resto, más de 360, y algunas
eran nuevas, había que construirlas.
Faltaban apenas dos meses.
Alrededor de 45 000 constructores y vecinos trabajaban todos los
días.
Fue realmente una hazaña, en
medio del bloqueo asqueroso y el período especial heredado de los errores de
otros, hablando así con mucha finura.
Nosotros solitos luchando, resistiendo, cuando unos creían, al iniciarse
aquella etapa, que era cuestión de días la noticia en cintillos de que la
Revolución Cubana había ido abajo. Y la
Revolución Cubana lo que hizo fue ir arriba, aunque algunos tontuelos no lo
entienden y los imbéciles aquellos que están al norte de nosotros lo entienden
menos todavía, porque cada vez están más embrutecidos por el odio y las
decepciones, amargados, porque no han podido doblegar este pueblo; dedicados a
comprar a unos cuantos pelagatos, mercenarios, hablando basuras y defendiendo
incluso el bloqueo. Hay cosas que hablar
de eso en su oportunidad.
Ahora no se
debe perder un minuto: si viene un
ciclón hay que atender el peligro, y si otro amenaza, pues también; si hay una
crisis de electricidad, consecuencia de errores de conceptos de quienes se
suponía que sabían, que a su vez lo habían copiado de otros países —de casi
todos— que se suponía que sabían lo que estaban haciendo, derivado de la época
en que un barril de combustible valía veinte veces menos; no se habían dado
cuenta de las cosas nuevas que estaban pasando en el mundo.
Sí, pero errores de concepción
que tan pronto fueron descubiertos, de inmediato se atacaron. No voy a decir nada más, esperemos. Ese es otro tema de otro momento, pero quiero
decirles que sabemos lo que estamos haciendo y que no es poco. Ya veremos qué hacen los parlanchines, los
ignorantes y los tontos.
No llamo tontos a los que sufren,
no llamo tontos a los que padecen las consecuencias de algunas de esas
escaseces que en el mundo van hacia arriba, porque en la sociedad moderna eso
que antes no existía, eso que antes se resolvía con velas de grasa de ballena
—ya las ballenas se acabaron, incluso— o de otro tipo, o con faroles, como
aquellos que llevaron los alfabetizadores a las montañas, donde ni por
casualidad se veía un pueblito con un poco de luces, o una casa con luz
eléctrica.
Hoy esa energía y ese sistema es
vital en una sociedad moderna, y en una sociedad que llevó ese servicio a más
del 90% de la población, cuando, realmente, no llegaba al 50% el Primero de
Enero de 1959, al triunfo de la Revolución, y eran goticas de electricidad lo
que consumía un hogar. Hoy es vital, y
más cuando vienen huracanes como estos; pero hay tiempo para abordar a fondo el
tema, y no una sino más de una vez, y también qué hicieron los bárbaros, los
salvajes, los genocidas, que invaden naciones enteras para apoderarse de la
energía, ya les tocará su turnito de escuchar las verdades que deben escuchar. Solo menciono lo que hicimos para recordarles
que no hay nada que este pueblo revolucionario no sea capaz de hacer en
cualquier circunstancia (Aplausos).
Hablé de lo que se hizo en
La Habana, pero continúa el esfuerzo en el resto del país, y continúan las
obras de la batalla de ideas, cobran cada vez más fuerza, y son cada vez más
escuelas primarias, secundarias, tecnológicas, en el resto del país, las que
reciben la reparación capital, aunque las escuelas en el resto del país, con
muchos problemas, no tenían una situación ni siquiera parecida a las de La
Ciudad de La Habana. Y no solo eso,
quedó organizado todo para que no se volviera a repetir aquello, y aunque a
veces el hombre es capaz de tropezar como tres veces con el mismo tronco,
esperamos que el número de tropiezos sea cada vez menor.
Les estoy adelantando algunas
cosas que ustedes van a aprender en la vida, que ya están aprendiendo, a la
cual llegarán —me refiero a esa vida que viene en adelante para ustedes— con
incomparablemente mayor preparación que aquella que encontramos en el pueblo el
día del triunfo, o que aquella que a lo largo de decenas de años se fueron
adquiriendo, y no son pocas las cosas aprendidas, no son pocos los cientos de
miles, casi un millón de graduados universitarios, pero que no es nada al lado
de los que tendremos en un futuro, ni siquiera lejano, en materia de
inteligencia, preparada y portadora no solo de una larga y heroica experiencia,
sino de elevadísimos conocimientos.
Como les contaba, no podíamos
tener tanta paciencia como para esperar y actuar en la secundaria, que estaba
peor, pero mucho peor que la primaria.
Yo les recordaba aquel período cuando iniciamos esta experiencia, o
cuando decidimos hacerlo no solo en la capital.
Reflexionen y verán cuánto esfuerzo:
maestros para no más de 20 alumnos en la primaria, profesores para no
más de 15 alumnos en la secundaria; pero para ello debían ser profesores
integrales.
Es que las personas todas deben
tender a la integralidad como norma, porque, bueno, como con tanta honestidad
decía la maestra: “Yo no creía que fuera
posible”; pero, por ejemplo, yo no creo que sea posible que cada uno de ustedes
hable en la casa todos los días y a toda hora el mismo tema: por la mañana hablan de uno, al mediodía de
otro, por la tarde otro, y en la cena, o por la noche otro diferente.
La vida no se reduce a una sola
cosa, los conocimientos no se deben reducir a una sola esfera. Cuánto lamento que no me haya tocado la
posibilidad de ingresar en una escuela como en la escuela en que ingresaron Los
Valientes, o la escuela esa de donde salieron con el título de embriones de
profesores generales integrales, para ser ya lo que casi son, creo que están
llegando al título de nivel superior.
Yo he visto algunos hoy por aquí,
los conozco y los recuerdo muy bien.
Vean cuántas cosas, Valientes, profesores de los que venían desempeñando
su noble misión durante muchos años, nuevos graduados, un número que crece y
crece. ¿Hasta dónde? Hasta el infinito.
Todos debemos tratar de ser
profesores generales integrales.
Imagínense ustedes en el papel de cualquiera de nosotros tener que saber
de todo sin saber nada, tener que hablar de todo antes de graduarnos de
profesores generales integrales, que no seremos nunca.
Tuvimos que estudiar derecho,
casi casi sin saber por qué estudiamos derechos. Como he contado otras veces, algunos
decían: “Este va a ser abogado, este
habla mucho.” Y casi casi me pregunto
qué muchacho no habla mucho, y se defienden cada vez más.
Hay unos cuantos de los aquí
graduados que quieren ser abogados, pues los felicité; otros me dijeron que
querían ser médicos. Respondí: “¿Para qué misión quieres que te
mandemos?” Y así, muy interesante, como
me pasó con los niños en Cárdenas, pero ahora más concreto y con alumnos
adolescentes, y ya casi más que adolescentes, con jóvenes que hace tres años
tenían la misma edad de Elián y sus compañeros.
Vean como corren los años, como pasa el tiempo.
Hoy, y gracias a la audacia, todo
el país, todas las escuelas secundarias del país, están bajo este sistema de
educación. Por eso, hace solo dos años,
se generalizaron en toda la nación estas transformaciones en las escuelas
secundarias básicas, constituyendo una concepción radical y profunda en su
modelo educativo y formativo. Esto no
hubiera sido posible sin la participación de 30 758 profesores que laboraban en
esta enseñanza, de ellos 26 328 dieron el paso para convertirse en profesores
generales integrales.
A estos profesores se fue sumando
la fuerza de 12 553 profesores generales integrales formados en cursos
emergentes. El próximo curso escolar se
iniciará con 4 980 nuevos profesores generales integrales que recién se
han graduado, lo que quiere decir que en los últimos cuatro años de la batalla
de ideas se han formado 18 533 profesores generales integrales emergentes
para la secundaria básica.
Se instalaron 19 324
televisores de 29 pulgadas, lo recuerdo.
La decisión se toma en julio.
Queríamos comenzar en septiembre, teníamos Panda, pero el Panda es más
pequeño. Por distintas razones las
propias aulas de ustedes, que provenían de una edificación que tenía espacios
grandes y pequeños, hubo que dividir algunos, otros no se podían dividir porque
es Patrimonio Nacional esa maravillosa escuela, hoy maravillosa no solo desde
el punto de vista histórico y arquitectónico, sino más todavía por ser la
escuela donde ustedes se graduaron, producto del primer experimento en la
historia de un sistema de ese tipo.
Lástima que los escépticos no puedan mirar por un huequito lo que todos
estamos viendo aquí hoy.
Además, aquellos televisores de
29 pulgadas, que se ven mejor, hubo que comprarlos; casi casi traerlos en avión
para que en septiembre estuvieran aquí.
Pero ya antes se había hecho un esfuerzo con un selecto grupo de
profesores y de alumnos que en el verano se la pasaron preparando clases.
También, por otro lado, se
instalaron máquinas capaces de reproducir los casetes, y eran más de 2 000
clases, parecía que nunca se iba a acabar aquello.
Llegaron los televisores, se
hicieron los casetes y los programas, y se repararon las aulas que había que
reparar en todo el país, casi todas, para comenzar y no perder un año, ni dos,
ni tres.
Así comenzó el curso, del que
estamos hablando, hace dos años, que ya cuenta hoy con la fuerza con que
cuenta, los recursos con que cuenta y la experiencia con que cuenta, lo más
importante.
Estaban también los televisores
de 21 pulgadas, 1 018, en las bibliotecas, así como 15 989
videocasetes.
Se grabaron 2 240 clases en
video para las asignaturas de matemáticas, español, historia e inglés para los
tres grados, y física para octavo y noveno grados, por parte de 40 prestigiosos
docentes, que fueron los que hicieron esos cursos, y 250 alumnos de la capital.
La televisión educativa, programa
también creado en la batalla de ideas, de los que tenemos tres ya, y podemos
tener las que nos dé la gana, baste decir eso, nacionales, provinciales y hasta
municipales. ¡Prepárense los maestros,
que van a tener en los municipios del país sus emisoras! Ya verán, con todos esos medios que no
teníamos, ni siquiera parecidos, cuando comenzamos.
La televisión educativa trasmite
21 programas semanales dirigidos al tratamiento de los contenidos de las
asignaturas y a la cultura general de los alumnos. Además, se incrementaron las frecuencias de
clases en matemática y español, dos asignaturas básicas, en todos los grados, e
historia en noveno grado.
Se cuenta con 13 590
computadoras, que permiten una relación en el país de una máquina cada 40
pioneros, y en el caso de la capital una cada 25. En el futuro tendremos más, aquí y allá, y un
día será parejo para todas las escuelas, las que hagan falta.
Puedo decirles, por ejemplo,
indiscretamente, que existe un programa para la adquisición de 100 000
computadoras anuales. Ya veremos qué
pasa.
Se dispone de la colección “El
Navegante”, integrada por 10 softwares educativos y 29 softwares
complementarios en la secundaria.
Se ha logrado la sesión única en
todas las escuelas de este nivel —sesión única quiere decir doble sesión,
y parece un antagonismo, pero así se llamaba; que cada cual utilice la forma de
expresarlo que prefiera—, que comienza a partir de las 7:30 de la mañana y
concluye a las 4:30 de la tarde.
Con este objetivo se
construyeron, dividieron o adaptaron locales, permitiendo contar con 1 545
nuevas aulas y 2 281 locales adaptados.
Se asignaron 50 000 mesas
escolares y 100 000 sillas.
De los 474 365 alumnos de
secundaria básica, 469 093 —es decir, el 98,88% de la matrícula total
de esta enseñanza— recibe alimentación gratuita en sus escuelas, a través
de la merienda escolar los externos.
No crean que fue sencillo,
queridos compañeros y compañeras, el esfuerzo de las meriendas, las inversiones
que se requirieron en todo el país para el panecillo aquel de los 100 gramos,
que surgió, ¿saben cuándo? Cuando aquel
plan de las 769 escuelas, en la madrugada, ese panecito suave y de trigo
especial, a veces mejor hecho, otras veces no tan bueno. Es cuestión de preparación del personal que
los elabora, de equipos, de disciplina, y también las otras cosas, y el yogur
de soya del cual hoy no les hablo, pero resulta, realmente —cada vez recibo más
información—, un excelente alimento.
¿Qué podíamos hacer? Eran cientos
de miles de alumnos, decenas de miles de profesores y una cifra elevada de otros
que laboran en las escuelas. Quiero que
sepan que son millones y millones de dólares los que se invierten en esa
actividad.
Todo se fue haciendo
simultáneamente con la adquisición de los televisores y las demás cosas, las
computadoras, y las reparaciones, y los muebles: “busquen recursos, ahorren”;
exigiendo disciplina. Vemos cómo se va
mejorando.
Ayer veíamos por televisión, en
la mesa redonda, en que se hablaba de cómo estaban las panaderías: Han mejorado, y tenían que mejorar. Se conocen cuántas calorías, cuántas
proteínas tiene la merienda. Claro que
conozco de memoria las historias, qué sabor gusta más, si es el de fresa, si es
el de plátano, si es el de caramelo. De
memoria, les aseguro, compañeras y compañeros, que conocemos hasta el costo de
cada uno de los productos, y el proceso, porque es de las cosas esas en que
usted tiene que ser integral. Que de
repente se diga: hay que dar una
merienda, y que usted no sepa la merienda a qué se refiere, que usted no sepa
cuánto cuesta cada cosa, cada insumo, y cuánta leche en polvo lleva, y cuántas
toneladas de soya texturizada, sería el colmo, y, además, cuál les gusta a los
muchachos. Además, ustedes saben lo que
saben, que no hay total igualdad en este mundo, y que en este país, donde hay
más igualdad que en ninguna otra parte, hay todavía muchas desigualdades,
ustedes saben cómo son las cositas.
Pasará el tiempo y un día todos
ustedes tendrán ya un nivel de preparación, de conocimiento de todo tipo,
porque han sido educados de esta forma, porque los padres de ustedes han
contribuido tanto a educarlos, que a la vez ellos mismos se educan, porque van
aprendiendo, ven las ventajas, ven el importante papel de los padres en una
revolución como esta, a la que los bárbaros, los salvajes, los genocidas del
imperio le inventaron la calumnia de que le iban a quitar los niños a los
padres para enviarlos a Rusia, decían, de donde los devolverían hechos carne
enlatada. Vean si los imbéciles son
inescrupulosos, y vean cómo abusan de la ignorancia. Solo por ignorancia suprema podía ser posible
que alguien se imaginara que aquello fuese cierto, y cuando inventaron aquella
mentira los monstruosos criminales dieron lugar a que aproximadamente
14 000 familias enviaran a los niños para Estados Unidos. Muchos se separaron para siempre.
Les cuento esa historia... Porque todavía hay mentirosos igualitos o
peores; pero se topan hoy con el Himalaya, aunque algunos ni lo saben. A lo mejor en estos días hablo de algunas de
esas cosas que hay que hablar, y ustedes comprenderán mucho por la excelente
educación que han recibido.
Inventaron aquello, y era todo lo
contrario. La Revolución llamando todos
los días a los padres, invitándolos a las escuelas primarias, secundarias y
otras. No se concibe la educación sin
los padres, por allí comienza la educación, y cuando ustedes sean padres
tendrán ya mucha mejor preparación, y los hijos de ustedes, cuando sean padres,
tendrán más preparación que ustedes, porque ustedes los habrán educado a ellos
y será ya algo muy distinto de lo que ha sido a lo largo de la historia, porque
realmente ha llegado la hora en que al mundo no le queda otra alternativa que
cambiar o dejar de existir.
No hablo de un mundo como
geografía, sino del ser humano como especie.
Lo digo con la más profunda convicción.
Qué gran satisfacción y aliento nos proporciona pensar que se está
preparando el tipo de hombres y mujeres que puedan de verdad ayudar a salvar
esa humanidad.
Mencioné el número de los que ya
tienen hoy alimentación en las escuelas; pero nos faltan todavía 5 272
alumnos que no la reciben todavía, eso ocurre en unas 19 escuelas aisladas,
pero ya el próximo año estarán todos, y no quedará ninguno sin ese
complemento. ¿Y en qué tiempo se hizo
todo? En dos años. ¿Y cuánto tiempo ha pasado desde aquel 9
de septiembre? Menos de tres años, no se
ha cumplido todavía, faltan todavía dos meses.
Debo mencionar que todas las
bibliotecas recibieron colecciones de enciclopedias, atlas, diccionarios, es
decir, se renovó su fondo bibliográfico.
Debe decirse que disponemos de algunas tremendísimas imprentas nuevas, y
una que no sé cuál es su estado actual, la última... (Alfonso le dice que en
agosto se empieza el montaje de todo el equipamiento tecnológico.)
¿Cuánto dura eso? (Le responde que en octubre debe empezar la
primera producción.)
¿Y qué capacidad de producción,
Alfonsito? (Le responde que 45 millones
de libros.) Y de eso ni hablamos, porque
no nos dedicamos a la propaganda; hechos más que palabras, no hay cosa más
empecinada ni más poderosa que los hechos.
Hechos que nacen de las ideas, y de los nuevos hechos nacen nuevas
ideas.
Debo tener presente que les estoy
hablando a compañeritos y compañeritas adolescentes de 14 años, o que están
finalizando, digamos, la adolescencia, 14 y 15 años, no vivieron aquellas
cosas; pero tampoco vivieron la historia del descubrimiento de América o la
historia del imperio romano o de la llamada civilización griega hace mucho
tiempo, y de eso ustedes saben bastante; no vivieron en la época de las guerras
de independencia en Cuba, no vivieron en los años de Martí, y de él ustedes
saben bastante. Eso es aprender, eso es estudiar, esos son los frutos de la
educación.
Ninguno de nosotros habría podido
intentar nada, si no hubiéramos tenido el privilegio de poder estudiar. ¿Y cuántos?
La inmensa mayoría no podía estudiar, y a sexto grado no llegaban ni el
10% de los ciudadanos de este país.
Cuando triunfa la Revolución he leído —sin tener seguridad en las
cifras— que había, según censo u otra indagación, alrededor de 400 000
graduados de sexto grado.
Por cada graduado de sexto grado
entonces hay hoy cuatro graduados universitarios, y un día habrá más títulos
científicos en este país que graduados de sexto grado había en 1959.
Esta es una revolución, señores
imperialistas, no anden bobeando tanto y acaben de saber lo que es, y lo que es
resulta indestructible (Aplausos).
Se ha constatado una evolución
satisfactoria en la organización escolar de la secundaria básica, la disciplina
de los alumnos, el vínculo con la familia mediante las visitas a los hogares y
las escuelas de padres, las cuales han contado con el 97% de asistencia de las
familias.
Una muestra de la disciplina
alcanzada en esta enseñanza fue la participación de los pioneros de la capital
en la impresionante marcha del 17 de mayo donde los pioneros se
caracterizaron por su organización y combatividad.
El nuevo modelo educativo y la
concepción del Profesor General Integral ha permitido que en nuestras escuelas,
si se cumple lo indicado, no se pierda un turno de clase. Antes no se sabe los que se perdían, si eran
más los turnos que se perdían o los turnos que se aprovechaban.
Los principales indicadores de
eficiencia, en comparación con los dos cursos anteriores, se han incrementado:
99% de asistencia de alumnos a clases —de todo el país—, un 99,98% de retención
en el curso (109 bajas, 343 menos que en igual período del curso
anterior). ¿Dónde? ¿Dónde hay datos parecidos a estos? ¿Acaso en esos paraísos de la libertad que
han inventado los bárbaros? ¿Acaso en esas
democracias donde solo el dinero cuenta y donde jamás se dice una verdad? ¿En esas democracias donde todo se compra y
se roba hasta la presidencia de la república, como hizo el führercito que hoy
dirige a Estados Unidos?
He mencionado la palabra führercito,
no sé cuánto les habrán enseñado a ustedes de historia de la Segunda Guerra
Mundial, acerca del fascismo, el nazismo y sobre un señor que se llamaba Adolfo
Hitler; pero si no, en estas vacaciones vayan a la biblioteca e infórmense
bien. Consejo de un aprendiz de profesor
general integral (Risas).
Vean, vean qué cifras. ¿Dónde?
Vayan a Centroamérica, vayan a todas esos países, vayan a todos esos
lugares. ¿Dónde? ¿Cuántos llegaron a sexto grado y cuántos
llegaron al noveno grado?
Aquí llega a este nivel más del
98%, solo son algunos cientos los que por una razón no continúan o concluyen
estudios, por causas como embarazos precoces, o algunos alumnos que emigran al
emigrar sus padres. Claro, no llegan
analfabetos, es imposible. Hay muchos
que han ido allá, habría que preguntarles cuántos analfabetos cubanos han
recibido. Todos esos niños con qué
preparación llegan; saben mucho más que los niños de ellos, porque el sistema
de educación en Estados Unidos es un desastre en la primaria, en la
secundaria, y lo peor de todo es que no les inculcan valores y a veces esos
niños se matan en las escuelas unos a otros, porque en ese sistema bárbaro todo
el mundo lleva un arma, como en la época del oeste. Esos no se han enterado, esos no han pasado
del siglo XVIII todavía, en muchas cuestiones morales.
Ahora andan torturando por el
mundo y privándole al pueblo norteamericano de sus derechos elementales,
sometiéndolo a todo tipo de vigilancia y restricciones, que algún día los
propios ciudadanos norteamericanos se van a encargar de barrer, no lo olviden.
Bien, debo decir algunas cosas
adicionales, aunque no muchas.
En solo dos años, como les
indicaba, se alcanzan ya resultados que son notables en la conducta, la
disciplina, el comportamiento humano, la seguridad y la calidad de vida de
nuestros adolescentes en el sistema escolar, donde además están todos
incluidos, y aquellos que no pueden están en las escuelas especiales que se
corresponden con sus dificultades, no están olvidados. Hay decenas de miles en escuelas especiales,
ni uno solo, ni uno solo ha sido olvidado, y los que viven en lugares
apartados, allá están los trabajadores sociales, de los que ya disponemos de
28 000 en todo el país, los encuentran casi más fácilmente que encontrar
una aguja en un pajar.
Recientemente ellos hicieron la
lista completa de los 40 000 núcleos más pobres o con más dificultades en
el país y los estamos atendiendo, les estamos haciendo llegar asistencia, y de
vez en cuando aparece un barbarito o un discipulito de los bárbaros al cual le
embutieron una mentira cualquiera, y dicen:
“Miren eso, le han llevado a un niño no sé qué, si un televisor, y ese
es hijo de un preso.” Vean qué manera de
pensar pueden tener todavía algunos, si precisamente alguien lo necesita más
que nadie es ese niño que no cometió ningún delito y que tuvo la adversidad de
que por una razón u otra el padre incurrió en delito.
Debo decirles que los que vayan a
prisión, en el futuro, a medida en que avance la educación, serán cada vez
menos, menos y menos.
Me cuesta mucho trabajo pensar
que cualquiera de esos adolescentes que tenemos delante se pueda convertir en
un delincuente, después de todos los valores que les han inculcado, ustedes,
los profesores y los padres.
A un niño, en
algún rincón del país, le puede faltar hasta una cama, hasta una
colchoneta. Nosotros averiguamos, no
crean; sé muy bien lo que estamos averiguando y sé muy bien lo que estamos
haciendo. Esta Revolución, que es
socialista, y se guía por el principio de dar a cada cual según su trabajo, no
olvida ni puede olvidar, o no sería Revolución, ni merecería tal nombre si a
alguien que queda inválido le pretenda aportar según su trabajo. No, para eso están los que trabajan y los que
pueden trabajar, para aportarle al que no puede hacerlo. Por un niño aunque tenga un mes de vida hay
que hacerlo todo, hay que darlo todo.
Por un niño este país estuvo
dispuesto a hacer lo que fuera necesario, pudiéramos casi decir dispuestos a
morir, no aceptábamos la idea de abandonarlo.
Por eso está ese tabloide que les dieron a ustedes: La
verdad es invencible. Con la verdad,
con la moral, con la conciencia se ganó aquella batalla. Y se ganó porque los argumentos ganaron el
corazón y la simpatía del pueblo norteamericano, no lo olvidamos nunca y
confiamos mucho en que un día, así como hoy lo estrujan, así como hoy lo
saquean, así como hoy lo obligan a pagar guerras genocidas, ese mismo pueblo
barrerá con toda esa basura.
Yo estaba hablando de algunas
cosas que no van bien, la situación de nuestros adolescentes. Estaba diciendo que se han alcanzado
resultados notables en muchos campos.
Pero debo añadir que estamos
lejos todavía de alcanzar todos los resultados docentes que podemos y debemos
alcanzar. Esta será sin duda la tarea
más compleja que, dada la necesidad de un cambio total de conceptos y hábitos
milenarios en sociedades profundamente divididas entre ricos y pobres,
superprivilegiados y masas que sufren la ausencia total de equidad y justicia,
requerirá de arduos y tenaces esfuerzos.
Factores que hoy obstaculizan la
tarea, según el criterio de varios especialistas:
La necesidad de una mejor
preparación de los profesores para impartir todos los contenidos, no haber
logrado todavía un amplio dominio de los software educativos, deficiencias en la
atención diferenciada a sus 15 alumnos, no orientar suficientemente tareas
diferenciadas acorde con el nivel de desempeño de cada estudiante, existen
profesores que no visualizan todas las videoclases las veces que son
necesarias.
Se requiere continuar fortaleciendo
la labor social con sus alumnos y sus familias.
Ustedes sabrán mejor que nadie
dónde están las dificultades, los obstáculos, los problemas, el tiempo a veces;
pero no hay que desanimarse por nada, cada vez habrá más profesores y más
preparados. ¡Cuidado! Ya veremos.
Sí, hay que escuchar todos los
puntos de vista y analizarlos, pero sobre la base, desde luego, de un propósito
firme y tenaz, y de esfuerzo; del esfuerzo no podemos librarnos, y los
esfuerzos se realizan con tanta más decisión cuanto más se ame la causa por la
cual luchamos y los objetivos que busquemos.
Valoración de los pioneros:
“El 94,36% de los pioneros
consideran que los maestros se preocupan por que sean mejores
“El 98,07% consideran que son
ejemplos para ellos.
“El 90,20% consideran que
imparten buenas clases” —estoy hablando de todo el país, de los de secundaria.
“El 87,79% consideran que les
brindan atención cuando lo necesitan.
“El 87,12%
considera que sus profesores los dejan opinar, los escuchan y los
respetan.” Me parece algo satisfactorio
y merecido de los profesores.
“Las asignaturas preferidas (por
orden) son: matemática”, número uno, magnífico; español, muy bien; historia,
bien; computación, bien; inglés, quinto lugar, bien; pero no solo inglés, hay
que aprender otros idiomas también, lo que pasa que este se ha vuelto idioma
universal, una de las pocas cosas buenas que dejó el colonialismo inglés y el
imperialismo este, que tenemos tan cerquita; geografía, seis, regular; química,
siete, no quiero opinar; era casi la única asignatura que no podía estudiar yo
solo, porque los H2O y todo aquello de los iones positivos y
negativos era medio complicado para mí (Risas).
Así era yo de mal alumno.
Ya que hablamos de profesores
generales integrales, les tengo que confesar que yo era ausentista general
integral de las clases (Risas). Y no
vayan a creer que era porque no estaba allí, allí en el aula estaba desde el
primer grado, todo el bachillerato, los grados de ustedes y los otros, y me
tocaron de bachiller cinco, uno más que añadieron el año en que entré a ese
nivel. Yo estaba allí pero no atendía
una sola clase, estaba pensando en otras cosas, y no siempre en las
muchachitas, como parece que hicieron algunos de los varones de esta escuela,
porque me asombré de verdad, fue una larga lista de graduados excelentes: muchachas, muchachas, muchachas (Risas). No veía ningún varón. Me decían:
“Hay uno al final.” Y vean
ustedes, los hombres por todas partes mandando, asumiendo cargos, dirigiendo,
decidiendo. Y allí en la escuela de
Elián, creo que de 25 había como cuatro o cinco que recibieron el diploma de
excelente. Pero aquí, yo creía que
mejoraba, y no, la cosa va de mal en peor (Risas). Digo:
“¿Este muchacho qué hizo?” “Son
muy buenos.” Pero no pueden competir.
Debo añadir que me alegré mucho,
porque han sido tan injustas las sociedades con la mujer, la han discriminado
tanto, han desaprovechado de manera tan torpe y estúpida las capacidades de la
mujer, que es como para alegrarse de lo que estamos viendo. Espero que haya psicólogos y estudiosos que
analicen. Pero bien, afirmo: “No va a quedar ningún hombre mandando.”
Qué lástima que en mi tiempo no
era así, para yo haberme podido dedicar al deporte, a estudiar lo que no he
estudiado y a llenar las lagunas que heredé de mis hábitos de autodidacta
inveterado. Eso era cuando estaba en la
secundaria y estaba allí encerrado en el aula, pero mi imaginación volaba por
todas partes, menos en el profesor y la pizarra. No existía la computación y además no había
niñas. Reinaba la segregación en aquella
escuela.
Me acordé de la química, porque
era la única que me daba trabajo, la dichosa química. Por eso no quiero opinar.
Biología, me gusta muchísimo, y
no sé por qué, no tuve ni chance de estudiar biología.
Educación física, esa sí la
estudié muchísimo, no había loma por ahí que no quisiera escalar y deporte que
no quisiera practicar (Risas).
Física, la última de la lista, me
gusta; pero no se trata de los gustos míos, sino de las diferencias que puedo
apreciar entre estos alumnos que de física no quieren saber nada de ella
(Risas). Y a mí me gustaba. También la estudiaba solo, cuando venían los
exámenes, por supuesto, es más inteligible.
La geometría, las matemáticas
incluso, las estudiaba así; pero yo hubiera preferido tener profesores como
ustedes. ¡Ah!, entonces, sin duda que
habría sido mucho más útil, en este oficio al que finalmente dediqué mi vida.
“Valoraciones de la
familia.” Vean, escuchen la opinión de
ellos, los padres:
“El 81,70% de los padres
consideran que el interés de sus hijos por los estudios es bueno y un 15,54%
considera que es regular.” Está bien,
para que se interesen más y exijan más.
Pero para exigir hay que cooperar con la escuela y no solo quejarse, que
si el profesor, que si el otro. Yo me
alegro de esto; pero, bueno, es alto el porcentaje.
“El 76,90% considera que, en
sentido general, el aprendizaje de sus hijos es bueno, y un 19,58% lo considera
como regular.” Estoy hablando de datos nacionales, para que nadie se vaya a
sentir aludido entre los padres de esta escuela.
“Apreciación de los padres sobre
cualidades morales de sus hijos”, también nacional:
“Al encuestar a los padres,
destacaron como buena las siguientes cualidades de sus hijos: revolucionario,
96,42%; solidario, 94,56%; honesto, 92,35%; respetuoso, 91,54%” —espero que
este criterio aumente a medida que los muchachos adquieran los modales que
hemos visto aquí—; “responsable, el 84,85%; disciplinado, el 83,64%.”
Pero vean algo bello de los
padres de los alumnos de esta escuela experimental, que son de familias muy
humildes: obreros, 65%; amas de casa o
trabajadores y en otras actividades, 20%; profesionales, 15%. Observen, incluso, la cantidad de profesionales
entre los padres de los alumnos de esta escuela, en aquella zona muy humilde de
la capital y con muchas dificultades sociales, de vivienda, de todo, quizás
entre las que más tiene. Vean la carta
que enviaron, que hicieron llegar a la dirección de educación y a nosotros:
“Estimados compañeros:
“El Consejo de Padres de la Escuela
Secundaria Básica Experimental ‘José Martí’ solicita a través de esta
misiva un reconocimiento especial a todos los trabajadores, claustro de
profesores, dirigentes de la Juventud, del Partido y en especial del Consejo de
dirección de la Escuela ‘José Martí’ por sus esfuerzos y logros
alcanzados. Es impresionante con qué
amor, dedicación, esmero, ternura y valentía asumen esta responsabilidad.
“Los alumnos de esta escuela,
como otras del municipio, tienen características complicadas y muy disímiles;
sin embargo, se ha asumido el reto y se ha obtenido un alto nivel de
disciplina, rendimiento académico, asistencia a clases y preparación
política. Nuestros hijos han recibido
una atención más personalizada, lo cual es muy importante en estas edades, que
también están sujetas a cambios. Todos
han hecho realidad un principio muy conocido en la educación: la relación interdisciplinaria.
“Se cumplen todas las actividades
con un nivel de responsabilidad digno de destacar. Existe una gran comunicación entre padres y
profesores. Merecen un reconocimiento
sincero, nuestro cariño y respeto. Son
un ejemplo de lucha para cumplir con el más grande de los retos, el que
sostenemos con orgullo desde hace más de cuatro décadas: dar continuidad
histórica al socialismo en las mismas narices del imperio.
“Es poco el homenaje para estas
personas que, apartando sus propios problemas, dan lo mejor de sí ante un aula.
“Gracias por sus esfuerzos,
estamos en deuda con ustedes.
“Sin más, un afectuoso saludo.
“Consejo de Padres
“Escuela Experimental ‘José
Martí’ (Aplausos prolongados).
“Solicitamos se lea públicamente
el contenido de esta carta,” lo cual
acabo de hacer con mucho gusto. Un
ejemplo también. Ese es un mensaje a
todos los padres de todo el país, a todos los maestros, a todos los niños, como
diciéndoles: es mucho lo que puede
lograrse. Por eso cuando vi esta carta
me alegré infinitamente.
Está llegando la hora en que debo
terminar. Me faltan algunas cosas, pero
las guardo para la próxima, no se preocupen.
Vamos a ver lo que ustedes avanzan para el otro año.
Habría muchas cuestiones de qué
hablar, porque estamos avanzando, y queremos avanzar en la enseñanza media
superior a toda velocidad. Se está
haciendo un gran esfuerzo en los tecnológicos de programación o de
computación. Estamos creando
extraordinarios centros universitarios, como una institución que he mencionado
mucho y a la cual seguramente irán unos cuantos de estos alumnos, la
Universidad de la Ciencia de la Informática.
También hay otra, no solo aquella, en la CUJAE hay una magnífica
facultad.
De la CUJAE salieron los
profesores que ayudaron a organizar esta universidad.
Está también la Escuela
Latinoamericana de Ciencias Médicas, que tiene casi 10 000 estudiantes.
Hay cosas que está haciendo el país
que no eran ni imaginables siquiera hace apenas unos años, y lo que se está
creando es capital humano. Ese capital
es insustituible. Ningún país estará por
delante de nosotros, ya no nos alcanza nadie.
Llevamos unas cuantas pistas de ventaja y ya el capital humano es la
fuente principal de los recursos y del desarrollo del país.
Un brillante porvenir nos espera,
y trabajamos por ese porvenir. Nada
podrá vencernos. Pueden desaparecer del
mapa al país, pero no podrán desaparecer a la Revolución del mapa del
país. No habrá pueblo que se rinda, no
habrá revolucionario que claudique. Nosotros no lo hicimos, ni lo haremos
jamás.
Me atrevo a pensar que estos
alumnos que graduamos aquí hoy serán mucho más decididos, mucho más
revolucionarios, mucho más preparados, mucho más valientes, partiendo de los
valores que defienden, de las ideas que enarbolan, y estarán mucho más
preparados.
Fíjese bien, caballerito del
Norte revuelto y brutal, führercito, con esta generación no pudo el imperio, ni
con la primera, ni con la segunda, ni con la tercera.
Olvídense, que el pueblo
norteamericano se encargará de ponerle fin a la barbarie, y a ese riesgo que
ustedes significan para la humanidad, aquí tendrá cada vez un valuarte más
firme de las ideas justas, de las ideas de Martí, de Bolívar, de Marx, de
Engels, de Lenin. Nosotros sí que no
tenemos temor a decirlo (Aplausos). No
tenemos temor de hablar de aquellos que nos abrieron los ojos y nos señalaron
el camino que hemos seguido durante décadas, dándole al mundo prueba de que no
hay obstáculo posible que pueda detener una causa justa, una verdadera
revolución, hagan lo que hagan.
Ahora quieren agredir y amenazar
a los venezolanos. No aprenden; pero van
a aprender.
Los que están presenciando esta
graduación, coincidirán con nosotros en la misma convicción y en la misma
esperanza que ponemos en ustedes, vanguardia de cientos de miles que hoy siguen
ese mismo camino, siguen esa misma experiencia.
Hoy ya no podría hablarse de
Escuela Experimental “José Martí”, sino de educación nacional experimental
“José Martí”. A él, que tanto habló
de educación, hoy le rendimos este homenaje (Aplausos).
Ustedes tal vez no lo vean
todavía con suficiente claridad; pero les aseguro que acaban de escribir una
página en la historia.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación)