Palabras finales del Presidente de la República de
Cuba, Fidel Castro Ruz en la comparecencia televisiva del 22 de enero del
2006 para abordar las maniobras en relación con el caso del connotado
terrorista Luis Posada Carriles y para responder a nuevas provocaciones y
fechorías del gobierno norteamericano y su Oficina de Intereses en Cuba.
El Gobierno
de Estados Unidos busca deliberadamente
los siguientes objetivos:
Primero:
Poner en libertad al terrorista Luis
Posada Carriles, al que las autoridades de ese país, incluido el padre del
actual Presidente, entrenaron y utilizaron para cometer monstruosos
crímenes contra el pueblo de Cuba. Este
repugnante personaje fue reclutado y entrenado desde 1961 para cumplir misiones
especiales en la invasión mercenaria de Bahía de Cochinos; entrenado ulteriormente para cometer
repugnantes actos terroristas contra Cuba, para lo cual fue preparado con
esmero junto a Orlando Bosch, amnistiado por Bush padre cuando era Presidente; instruido para participar en la Operación
Cóndor, organización internacional terrorista que cometió odiosos crímenes
contra personalidades latinoamericanas;
organizador y autor intelectual del sabotaje y la explosión en pleno
vuelo de la nave de Cubana de Aviación,
que costó la vida de 73 personas, el 6 de octubre de 1976 en Barbados; liberado por la CIA de la prisión en
Venezuela el 18 de agosto de 1985;
vinculado de inmediato a la guerra sucia contra Nicaragua, suministrando
armas desde El Salvador y trasladando drogas a Estados Unidos. Luis Posada Carriles mantuvo siempre
estrechos vínculos con los órganos de inteligencia de Estados Unidos y fue financiado
por gobiernos de ese país y utilizado a través de la llamada Fundación
Cubano-Americana, a lo largo de más de cuatro décadas, para tratar de asesinar
al Jefe del Estado cubano. Fue puesto
en libertad por gestiones del actual Presidente de Estados Unidos, mediante
indulto suscrito por la presidenta de Panamá, Mireya
Moscoso, el 26 de agosto del 2004.
Conducido bajo protección del Gobierno de Estados Unidos a un país
centroamericano, fue autorizado a ingresar clandestinamente al territorio de
Estados Unidos, lo que hizo entre el 18 y el 20 de marzo del 2005, en
el yate “Santrina”, conducido por el connotado
terrorista Santiago Álvarez, hoy extrañamente también preso por trasiego de
armas y gravísimas violaciones de las leyes de seguridad de Estados Unidos.
Nadie en el mundo podrá negar estas verdades.
Segundo: El actual Gobierno
de Estados Unidos ha fracasado totalmente en sus planes de aislar y de asfixiar
económicamente a Cuba, no se resigna a su fracaso y se desespera.
Tercero: El Gobierno de
Estados Unidos hizo todo lo posible por satisfacer los deseos de la mafia
terrorista cubano-americana, que condujo al presidente George
W. Bush, mediante fraude en la Florida, a la
disputada presidencia de ese país.
Cuarto: El presidente Bush y su gobierno se han comprometido con el macabro plan
de transición para Cuba, una grosera injerencia en la soberanía de nuestro país,
que lo conduciría a siglos de retraso.
Quinto: El Gobierno de
Estados Unidos adoptó todas las medidas para privar a Cuba de ingresos
absolutamente legítimos, obstaculizando todo envío de remesas, apelando incluso
al inhumano procedimiento de prohibir o dificultar el máximo a residentes de
ese origen en Estados Unidos las visitas a familiares cubanos.
Sexto:
El Gobierno de Estados Unidos, por presiones de la mafia cubano-americana se
propone entre sus primeros pasos violar abiertamente el Acuerdo Migratorio con
Cuba.
Séptimo:
El Gobierno de Estados Unidos busca
pretextos para impedir a toda costa la venta de productos agrícolas a Cuba, que
se viene realizando en volúmenes crecientes sin que nuestro país haya dejado de
pagar puntualmente un solo centavo durante cinco años, algo que no creía
posible en una nación agredida y bloqueada.
Octavo: El Gobierno de
Estados Unidos, inconforme con la decisión adoptada por el presidente Carter el 30 de mayo de 1977, se propone forzar una ruptura
de los actuales vínculos diplomáticos mínimos con Cuba. Las groseras provocaciones que se vienen
realizando desde su Oficina de Intereses en La Habana, no tienen ni pueden
tener otro propósito.
El
Gobierno del presidente Bush sabe muy bien que ningún
gobierno del mundo puede aceptar tan perverso ultraje a su dignidad y
soberanía.
Como
el Gobierno de Cuba no puede albergar la menor duda de ese propósito, aplicará
las medidas pertinentes para contrarrestar esas provocaciones, y, aunque su más
firme disposición ha sido y es cumplir cabalmente sus compromisos con los
agricultores y suministradores de alimentos de Estados Unidos, que han actuado
con seriedad y eficiencia en el cumplimiento de sus acuerdos, mientras el
Gobierno de Estados Unidos no lo prohíba, adoptará las medidas adecuadas para impedir
las consecuencias de esa alevosa acción del Gobierno actual de Estados Unidos,
de forma tal que la abrupta interrupción de los suministros de alimentos que
Cuba adquiere en Estados Unidos no pueda afectar a nuestro pueblo.
La
conducta y las acciones de respuesta de Cuba frente a las provocaciones del
imperio serán absolutamente pacíficas, pero golpearemos con toda la fuerza de
nuestra moral y estaremos dispuestos a derramar hasta la última gota de
sangre ante cualquier agresión bélica del imperio revuelto y brutal que nos
amenaza. Nadie olvide un instante
aquella grandiosa promesa del Titán de Bronce: quien intente apoderarse de Cuba
recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre si no perece en la contienda.
Dentro
de un día y medio, 24 de enero, cuando el estatus del feroz terrorista será
revisado, el pueblo de la capital marchará temprano con toda su impresionante
masa revolucionaria, disciplina y unidad, frente a la Oficina de Intereses del
Gobierno fraudulento y bastardo de W. Bush, que constituye hoy la peor amenaza para la paz del
mundo, impuesto al pueblo de los Estados Unidos.
La
opinión pública internacional, una vez más, contará con un testimonio
irrebatible de lo que es Cuba y de lo que piensa Cuba.
¡Patria
o Muerte!
¡Venceremos!