EL DIÁLOGO DE CIVILIZACIONES
INTRODUCCIÓN POR EL AUTOR
El pasado 3 de agosto
publiqué, bajo el título de Reflexión
sobre duras y evidentes realidades, un comentario acerca
de las prerrogativas del poder y su influencia sobre
los seres humanos, y cité los razonamientos expuestos
por el coronel general Leonid Ivashov, Vicepresidente de la Academia
de Problemas Geopolíticos de Rusia, quien fuera Secretario
del Consejo de Ministros de Defensa de la Comunidad
de Estados Independientes y Jefe del Departamento de Cooperación
Militar del Ministerio de Defensa de la Federación Rusa.
Como apunté en aquella ocasión, Ivashov es
un hombre realmente bien informado, cuyos puntos de vista valía
la pena que nuestro pueblo conociera.
El análisis del general Ivashov, recogido en una información
de la agencia rusa Ria Novosti
del pasado 24 de julio, partía del reconocimiento
de que la principal herramienta de la política
estadounidense es la dictadura económica, financiera, tecnológica
y militar ejercida por Estados Unidos en el escenario
mundial contemporáneo.
No voy a repetir
la argumentación del general Ivashov, que
lo lleva a la conclusión de que para neutralizar
los planes de hegemonía mundial, es preciso construir polos
alternativos de poder, y en este sentido sólo quiero llamar
la atención sobre una de sus principales afirmaciones:
“Al imperio estadounidense podría
oponerse únicamente una alianza de civilizaciones: la rusa, cuya
órbita incluye a la Comunidad de Estados Independientes
(CEI); la china, la hindú,
la islámica y la latinoamericana. Es un espacio inmenso
en el que podríamos crear mercados más equitativos, nuestro propio
sistema financiero de carácter estable, nuestro engranaje
de seguridad colectiva y nuestra filosofía, basada
en la prioridad del desarrollo intelectual del hombre
frente a la moderna civilización occidental que apuesta
por los bienes materiales y mide el éxito
con mansiones, yates y restaurantes.
Nuestra misión es reorientar al mundo hacia la justicia
y el desarrollo intelectual y espiritual.”
Este concepto
de la “alianza de civilizaciones”, basada
en el predominio de las ideas, me hizo recordar
un evento internacional efectuado en nuestro país en marzo
del 2005, que llevó por título “Conferencia Mundial Diálogo
de Civilizaciones.
América Latina en el Siglo XXI: Universalidad y Originalidad”.
En dicha Conferencia, convocada
por el Consejo Fundador del Centro de la Gloria
Nacional Rusa, y organizada por el Ministerio de Cultura
y la UNEAC, participaron casi 300 científicos e intelectuales,
representantes de organizaciones sociales y medios
de comunicación, políticos y personalidades religiosas
de 29 países, reunidos con el propósito esencial
de responder a las actuales teorías sobre el choque
de las civilizaciones, que se fundamentan
en el carácter excluyente de la globalización neoliberal,
propugnadora de un modelo único, a lo que se contrapone
la promoción del diálogo entre pueblos, culturas, confesiones
y Estados con el fin de hallar respuestas comunes a
los retos claves del mundo contemporáneo.
Fui invitado a decir
las palabras de clausura de este evento, y pronuncié
en la sesión final de la Conferencia, efectuada
en el Palacio de Convenciones de La Habana
el 30 de marzo del 2005, un discurso, o más bien
diálogo improvisado con los invitados a partir
de pronunciamientos y preguntas que ellos hicieron ese día. En mis palabras abordé temas que fueron
objeto de consideración en las sesiones de trabajo
del evento, y otros relacionados con los propósitos
de la Conferencia.
Por su extensión,
aquellos pronunciamientos no fueron revisados por mí en
aquella ocasión ni entregado el texto a la prensa.
Al calor de los planteamientos del general Ivashov y de su referencia a la alianza
de civilizaciones, he releído aquel discurso, y lo que
hice fue suprimir un número de párrafos que no aportaban
contenidos esenciales y revisar algunos detalles de estructura
y redacción. Cuando lo releí, yo mismo me asombré
del avance alcanzado ya en muchas de mis ideas
e inquietudes actuales.
Por tal razón, he pedido
se imprima el texto de aquella intervención. Lo más importante es recordar que este
pronunciamiento fue realizado el 30 de marzo del 2005,
hace casi dos años y medio.
Si hablé en Río de Janeiro
del hombre como una especie en peligro de extinción
por la destrucción de las condiciones naturales
de vida, hace más de 15 años, hoy ese peligro está más cercano. Nuevos y no previstos problemas
creados por la ciencia, la tecnología y el despilfarro
congénito del neoliberalismo, multiplican los riesgos políticos, económicos
y militares. Las ideas esenciales expuestas en el “Diálogo
de Civilizaciones” estaban ya incubadas. Por ello, he solicitado que
el discurso pronunciado en Río de Janeiro se publique como primera parte de
este material.
Fidel Castro Ruz
Agosto 25 del 2007
DISCURSO PRONUNCIADO EN RÍO DE JANEIRO POR EL
COMANDANTE EN JEFE EN LA CONFERENCIA DE NACIONES UNIDAS SOBRE MEDIO AMBIENTE Y
DESARROLLO, EL 12 DE JUNIO DE 1992.
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)
Sr.
Presidente de Brasil, Fernando Collor de Mello;
Sr.
Secretario General de Naciones Unidas, Butros Ghali;
Excelencias:
Una importante especie biológica está en riesgo de
desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales
de vida: el hombre.
Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi
es tarde para impedirlo.
Es necesario señalar que las sociedades de consumo
son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente.
Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales
que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa
mayoría de la humanidad. Con solo el 20 por ciento de la población mundial,
ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes
de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han
contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado
la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos
catastróficos que ya empezamos a padecer.
Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden,
miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar.
Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a
esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es
posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo, colonias ayer, naciones
explotadas y saqueadas hoy por un orden económico mundial injusto.
La solución no puede ser impedir el desarrollo a los
que más lo necesitan. Lo real es que todo lo que contribuya hoy al
subdesarrollo y la pobreza constituye una violación flagrante de la ecología.
Decenas de millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año en el Tercer
Mundo a consecuencia de esto, más que en cada una de las dos guerras mundiales.
El intercambio desigual, el proteccionismo y la deuda externa agreden la ecología y propician la destrucción del medio
ambiente.
Si se quiere salvar a la humanidad de esa
autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías
disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países
para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más
transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que
arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un
orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para
un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la
deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre.
Cuando las supuestas amenazas del comunismo han
desaparecido y no quedan ya pretextos para guerras frías, carreras
armamentistas y gastos militares, ¿qué es lo que impide dedicar de inmediato
esos recursos a promover el desarrollo del Tercer Mundo y combatir la amenaza
de destrucción ecológica del planeta?
Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos,
cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño. Mañana será
demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo.
Gracias.
(Ovación)
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE AL CLAUSURAR
LA “CONFERENCIA MUNDIAL DIÁLOGO DE CIVILIZACIONES. AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XXI: UNIVERSALIDAD Y
ORIGINALIDAD”, EN EL PALACIO DE LAS CONVENCIONES, EL 30 DE MARZO DEL
2005.
(Versiones
Taquigráficas - Consejo de Estado)
Queridos
amigos:
Me refiero a todos los invitados
procedentes de otros países o procedentes de Cuba.
Debo confesarles que a mí la palabra
“extranjero” no me gusta, es como si yo dijera: “Queridos extraños”, al dirigirme a
ustedes.
Tal vez pocas veces alguien ha tenido
la posibilidad —a la vez que el desafío— de reunirse con un grupo como
este. Hay que ser, en primer lugar,
adivino, para saber de qué debo hablar.
Tengo fama de hablar mucho, a veces de extenderme demasiado, que no es
mi intención en la tarde de hoy, aunque no siempre coinciden las intenciones
con los resultados (Risas); pero, comprendo, y no por haber estado —lo cual me
hubiera gustado mucho— durante el transcurso de las intervenciones. Tuve la
suerte de recibir un resumen de las actividades y de las diversas
intervenciones.
Lo primero que me viene a la mente es
la idea de felicitar a los que tuvieron la iniciativa de crear un evento como
este, y de ponerle un nombre que lo sintetiza: Diálogo de Civilizaciones.
Cualquiera que no hubiera conocido
alguna de las reuniones o el contenido de la tarea de ustedes, habría podido
pensar que se trataba de un grupo de aficionados a cambiar impresiones
filosóficas, o a emplear el tiempo en intercambios y reflexiones interesantes.
Yo pienso, por lo que he leído, que el
contenido de este diálogo es mucho más elevado y más profundo de lo que habría
podido imaginarse a partir del título.
Lo que me parece es que realmente ustedes han participado en un diálogo,
no sé si decir entre las civilizaciones o en un diálogo por las civilizaciones.
Habría que remontarse a conceptos de
civilización y preguntarse, ¿qué son las civilizaciones? Desde que era muchacho y estaba en la
escuela, de lo cual no hace tanto tiempo (Risas), a mí me parece que fue ayer
cuando escuchaba los primeros conceptos acerca del mundo, de la historia, y se
decía que este mundo era civilizado, incluso se decía que los europeos habían
venido a este hemisferio para traernos la civilización.
También se dijo que había que marchar
al África para civilizar a los africanos, y marcharon allá al Pacífico, al
llamado entonces Océano Indico a civilizar a los indios, y a los indonesios; un
poco más lejos y llegaron hasta China, para civilizar a China.
Desde hace mucho rato todos hemos oído
hablar, de muchacho también yo oía hablar de Marco Polo, de sus viajes a China,
y se sabe que había una civilización china hace mucho tiempo, igual que hubo
una civilización india, una civilización allá también en el Eufrates,
varias civilizaciones, allá en Mesopotamia, y lo
curioso es que todo eso ocurría antes de la civilización griega y la
civilización romana, y antes de la civilización europea.
Un día estaba de visita en África, allá
en Sudáfrica, y me invitaron a una aldea donde había una estatua que le habían
construido a un niño que había muerto en una de las protestas contra el
apartheid, y reflexionaba en aquel lugar, que cuando ya había una civilización
en África, en algunos lugares de África, en Europa las tribus bárbaras vagaban
de una región a otra.
En los tiempos de Julio César sabemos
que sus glorias las ganó combatiendo con sus legiones a las tribus bárbaras
alemanas, y después de dominar a las tribus bárbaras de los francos vino
la conquista de las Galias, la guerra de las Galias, y llegó, incluso, a lo que hoy es
Gran Bretaña, a las islas; hizo por allá un muro, porque parece que a
alguna gente no pudieron dominarla totalmente, pero construyeron una
muralla. Esa misma Europa —y no estoy
contra los europeos, al contrario, estoy a favor de la paz entre todos (Risas),
y el respeto a la dignidad de todos, cómo no voy a respetar la dignidad de los
europeos, hago la historia, porque meditaba—, por aquellos momentos, cuando XV
siglos después de la conquista de las Galias por
Julio César, los españoles—mis parientes en parte—, llegaron a México, y se
encontraron allí —yo pienso—, una civilización, una ciudad que era mucho más
grande que cualquier ciudad europea de la época, la ciudad de México, la
capital de los aztecas, Tenochtitlán, una ciudad
construida sobre el lago, una obra maestra de ingeniería, una agricultura
próspera, desarrollada. Tenía más
habitantes y era más grande que París; posiblemente más grande que Madrid,
Lisboa y todos aquellos sitios, y fueron a llevar la civilización, a conquistar
México.
Bueno, uno de los pretextos que yo leí
en uno de los escritores de aquella época, Bernal Díaz del Castillo, es que
había que civilizarlos porque hacían sacrificios humanos. Y si hay que civilizar aquellos que hacen
sacrificios humanos, creo que hay mucha gente que civilizar todavía en este
mundo.
Pienso que, por ejemplo, habría que
civilizar a aquellos que bombardean ciudades, aterrorizan millones de hombres,
mujeres y niños y después dicen que hubo bajas civiles. Independientemente de las bajas civiles que
hay siempre en todos los bombardeos, y los rusos lo saben mejor que nadie,
porque los rusos conocieron los bombardeos sobre Leningrado,
los rusos conocieron los ataques sorpresivos; los rusos recordarán aquel 21 de
junio cuando las tropas de Adolfo Hitler, las
divisiones acorazadas, con el empleo de miles y miles de aviones, cientos de
divisiones perfectamente armadas, decenas de miles de tanques y cañones,
atacaron sorpresivamente y sin previo aviso aquel oscuro rincón del mundo, que
se llamaba la Unión Soviética; penetraron las divisiones a toda velocidad, unas
hacia Leningrado, otras derecho hacia Moscú, otras
por el sur directamente hacia Kiev.
Los que hemos tenido posibilidad de conocer
y de admirar las grandes proezas del pueblo ruso sabemos con cuán terrible
adversidad tuvo que enfrentarse de repente, en cuestión de horas, mientras los
soldados estaban de pase en aquella fortaleza famosa de Brest-Litovsk, que tan gallarda y heroicamente se defendió, a
pesar de la sorpresa, y en el estudio de esos acontecimientos sí pudimos
observar algo que dice mucho de los valores históricos del pueblo ruso, cuando
en todas partes la noticia de tanques enemigos en la retaguardia era la señal de
levantar las manos y levantar bandera blanca, los rusos no se rendían, los
rusos no levantaban bandera blanca.
A veces uno reflexiona, qué puede haber
pasado si aquel pueblo hubiese estado movilizado, si el ejército ruso y sus
aliados hubiesen estado en alarma de combate.
Nosotros, un pequeñísimo país, una islita aquí al lado del poderoso
vecino, ¿cuántas veces hemos tenido que avizorar peligros y declararnos en
alarma de combate?; porque nos hicimos el propósito de que nadie pudiera
sorprendernos jamás y atacarnos mientras estábamos desprevenidos. No voy a hurgar en la historia ni a hablar de
responsabilidades; pero el hecho real es que si el pueblo y sus fuerzas armadas
hubiesen estado movilizadas, sé muy bien dónde habría terminado la Segunda
Guerra Mundial, no en Berlín sino en Lisboa. Me atrevo a decirlo aquí con toda
responsabilidad, lo he pensado muchas veces porque he leído esa historia,
muchos libros de la historia de aquella guerra, escritos por los de un lado y
los del otro. Todos sabemos que murieron
millones y millones de hombres y mujeres, se ha hablado de 15, después
de 20, después de 27 millones de ciudadanos de aquel Estado multinacional
soviético; entonces y ahora también, Rusia es en gran parte un Estado
multinacional, desde luego; pero decenas de millones murieron, pienso que en
gran parte como consecuencia de la sorpresa.
En nuestro país no se sabe cuántos
libros se publicaron, incluso, cuando grandes peligros nos amenazaban, nosotros
acudíamos a la literatura heroica de los rusos.
Y así por cientos de miles se editaban los libros para inspirar a
nuestro pueblo en la idea de que cuando el pueblo lucha y cuando el pueblo
resiste puede enfrentar cualquier dificultad.
Quiero decir que para nosotros ese
heroísmo de los rusos no es algo sobre lo cual hayamos leído como el heroísmo,
digamos, de los que en Sagunto y Numancia,
lucharon allá frente a las tropas romanas y lucharon hasta el último hombre,
hasta el exterminio de la población, sino que nosotros hemos vivido juntos una
parte de la historia, parte difícil; ustedes la habían vivido antes y
nosotros la vivimos después, amenazados constantemente de invasión; y no nos
amenazaba la isla de Gran Caimán, que está al sur de Cuba y tiene algunos
kilómetros cuadrados, y tal vez 8 000 ó 10 000 habitantes, nos
amenazaba un país que tiene 8, 9 ó 10 millones de kilómetros cuadrados, casi
300 millones de habitantes, y es la potencia que desde el punto de vista
técnico, económico y militar ha prevalecido en los últimos 60 años,
la superpotencia estadounidense. Es un
peligro grande.
Y nosotros nos inspirábamos en las
hazañas del pueblo soviético, debo decirlo, no debo tener temor a pronunciar
esa palabra; pero sabemos que el alma de esa resistencia, el eje de esa
resistencia, el centro de esa resistencia, era el pueblo ruso, sin disminuir en
lo más mínimo el heroísmo de otros pueblos que lucharon junto a los rusos.
Retamar hablaba de la invasión de Rusia por
las tropas napoleónicas; Napoleón que fue revolucionario, representante de
aquella gran revolución, genio militar indiscutible, pero genio militar en
medio de una revolución; sin la Revolución Francesa no habría habido genio, el
genio militar napoleónico, allá en su islita de Córcega habría vivido la cuota
que le correspondía vivir en aquella época y nadie habría oído hablar de
Napoleón, pero hubo una gran revolución, y en medio de esa gran revolución,
luchas, intervenciones, invasiones, todo el mundo lo conoce, y del pueblo
salieron jefes, muchos jefes. Del pueblo
salen los jefes y, sobre todo, en los procesos de grandes crisis sociales.
No son los hombres los que hacen la
historia, es la historia la que hace a los hombres o a las figuras o a las
personalidades; los hombres interpretan, de una forma o de otra, los
acontecimientos, pero son hijos de la historia. Sin esos procesos históricos
—aquí estamos viendo al embajador de Venezuela, nuestro amigo Adán, lleva el
nombre del primer ser viviente que habitó este planeta, pero es representante
del país de Bolívar—, sin aquellos acontecimientos históricos hoy no se
conocería el nombre de Bolívar.
Fue la gran crisis, la ocupación de
España por Napoleón, la imposición de un rey francés allá, un hermano —y creo
que era medio bobo— del gran emperador, dio lugar a
una rebelión como acto, en primer lugar, de lealtad, no por parte de Bolívar,
pero sí de aquella sociedad que era, incluso, una sociedad representada en ese
momento por los sectores más ricos, los sectores dominantes.
Pero sin aquellos acontecimientos
históricos, sin aquella revolución hoy no se sabría el nombre de Bolívar, si
Bolívar nace 30 años antes o 30 años después. No se conocería el nombre de Martí, incluso
ni se conocerían los nombres de muchas grandes figuras históricas, cuya fama,
más que de méritos, surgió de los acontecimientos históricos. Digo así de todas las grandes figuras: Martí,
el momento en que nace; Martí era hijo de un militar español, madre y padre
españoles, nace con una enorme sensibilidad, nace en esta tierra en un momento
de crisis. Entonces los grandes acontecimientos históricos son producto de las
crisis.
Digo esto, porque, bueno, la historia
—hay muchas interpretaciones sobre la historia— está hecha de una serie de
acontecimientos y avanza de etapa en etapa.
La historia de la cual hablábamos, la historia de aquellas civilizaciones
que surgieron antes que la griega y la romana, nos va enseñando muchas cosas.
Pienso que la historia del hombre es la
historia de las guerras, es la historia de las conquistas, es la historia de la
dominación de unos pueblos por otros, de unos grupos por otros. En un momento dado ya surgieron los imperios,
pero el romano no fue el primero, hubo imperios antes que el romano. En China hubo imperios. Por allá estaba el famoso ejército de
terracota, que los chinos han desenterrado, es impresionante lo que refleja
aquello, como avances en el arte, en la cultura, en la técnica, en la
civilización.
Hubo imperios en Asia. El imperio persa fue muy anterior al romano,
anterior, incluso, al famoso imperio de Alejandro. Alejandro en un momento dado
organiza ejércitos —bueno, los organizó su padre— y muy joven inició la
invasión del Asia Menor y de todos aquellos países. Estaban luchando contra un emperador persa,
creo que destruyó Persépolis, dicen que llevó la
civilización griega. Es tan extraño
escuchar que la civilización griega pueda ser inspiradora de la destrucción de
una ciudad como la de Persépolis. Quedan unos restos de ella, y, sin duda que
tiene que haber sido una maravilla.
También la civilización de Mesopotamia fue
destruida, los famosos jardines colgantes no se sabe a dónde fueron a parar, de
lo que fueron no quedan más que algunas ideas.
Eran invasiones tras invasiones. Europa fue invadida ola tras ola por
las llamadas tribus bárbaras. Las tribus
bárbaras terminaron liquidando el imperio romano, sobre todo cuando las
legiones romanas dejaron de ser romanas para estar constituidas por soldados de
aquellas tribus bárbaras que terminaron destruyendo el imperio romano. Aunque, desde luego, en cada una de esas
etapas se fueron creando grandes valores, en todas las épocas, desde la época
que precedió a nuestra era, los filósofos que precedieron nuestra era, los
filósofos griegos, precisamente, surgieron antes de nuestra era, y se dice que
Aristóteles fue preceptor de Alejandro Magno.
Eso cuentan algunas historias escritas por
verdaderos eruditos que conocieron los hábitos de aquella época, y explican
cómo Aristóteles fue preceptor del hijo de Filipo de
Macedonia.
Es decir, cada una de esas etapas fue
creando valores, cada una de esas etapas fue creando culturas que se iban
sumando; pero, en definitiva, cuando hablamos de civilización no podemos
ignorar la civilización maya, que tenía conocimientos sobre el espacio, o la
civilización azteca, o la civilización inca, o las civilizaciones preincaicas.
He conversado con hombres eminentes
como Heyerdahl, el famoso autor de la Kon-Tiki, que era
explorador. Se dedicaba al estudio de
las antiguas civilizaciones. En Perú
trabajó mucho y me contaba cómo había cosas y diseños que solo se podían
percibir desde una altura de 2 000 ó 3 000 metros, en plenas
llanuras, construcciones que eran obras de ingeniería, resultado de
conocimientos ingenieros que no existían en Europa cuando la conquista de este
hemisferio. De modo que nos trajeron aquellas civilizaciones, ¿nos conquistaron
hasta cuándo? Hasta hoy casi, y digo
casi, porque todavía muchos estamos conquistados y dominados por otras
civilizaciones que imperan sobre los restos de aquellas que existían en este
hemisferio, y esto, sin ignorar los grandes valores que, incluso, los
conquistadores trajeron, porque todas crearon valores. Todas las civilizaciones crearon valores,
pero valores que han chocado unos con otros.
Cuando yo escucho esa frase: Diálogo de
civilizaciones, a la mente me viene la idea de una suma de valores, sumar los
valores de todas las civilizaciones, como cuando se habla de alfabetizar, es
inculcar a los ignorantes aquellos valores que no han podido conocer, porque no
tuvieron un maestro, porque no tuvieron una escuela. Cuando se habla de alfabetizar se piensa en
eso, trasmitir valores; pero debemos preguntarnos una cosa: ¿Qué valores trasmitimos? ¿Qué valores?
Escuché con emoción las palabras que se
pronunciaron sobre decirle adiós al chovinismo, decirle adiós al nacionalismo
estrecho, decirles adiós a los odios, decirles adiós a las intolerancias,
decirles adiós a los prejuicios, y es trayendo todo lo que tienen de bueno
todas las culturas y todas las civilizaciones y todas las religiones, educarlos
en una ética universal, verdaderamente necesaria en este mundo neoliberal
globalizado, que comenzó por globalizar el egoísmo, globalizar los vicios,
globalizar las ansias de consumos, globalizar el intento de apoderarse de los
recursos de los demás, de esclavizar a los demás.
Se dice que la esclavitud proviene de
los tiempos primitivos y que desde que el hombre ya tuvo alguna productividad y
descubrió que un hombre podía producir para sí y para otros, en vez de asesinar
a los prisioneros, los conservó. Se dice
y puede haber mucho de cierto en eso; pero miles de años después la esclavitud
estaba presente.
Se dice que fue un gran paso de avance,
aquel de la esclavitud romana al feudalismo que prevaleció en Europa, en la
llamada Edad Media, hasta el minuto en que nos descubrieron aquí. Digo nos descubrieron, porque aunque yo tenga
parte de la sangre de los descubridores, me siento un hijo de esta tierra, de
esta isla; pero, por encima de todo me siento hijo de la humanidad. Tuvimos un gran patriota, un gran filósofo
que una vez dijo —y no era la época del internacionalismo, era un hombre
luchando por la independencia de su patria contra el coloniaje español, pero
dijo una frase digna de grabarse para todos los tiempos que tengamos por
delante—: “¡Patria es humanidad!” Ese
hombre se llamó, se llama y se llamará siempre José Martí. Vean: “¡Patria es humanidad!” Aquí donde se han reunido representantes de
más de 25 países, científicos, intelectuales, líderes religiosos, para
sostener este diálogo de la civilización, ¿acaso no han tenido el sentimiento o
la impresión de que, ¡Patria es humanidad!?
Aclaro esto porque odio el chovinismo,
repugno el chovinismo como repudio otras muchas cosas que el hombre en su largo
viaje por su breve historia... nadie sabe si el homo sapiens
nació ya hace 50 000 o hace 100 000, o varios cientos de miles de
años; los arqueólogos se pasan la vida buscando cráneos para ver en qué momento
de la evolución de la especie surgió el hombre. Y lo digo sin temor, aunque sé
que muchos son religiosos, porque el propio líder de la Iglesia Católica hace
algunos años declaró, a mi juicio muy valientemente, que la teoría de la
evolución no es inconciliable con la doctrina de la creación. No conozco, desde luego, qué piensan sobre
este punto en concreto otras religiones, yo las respeto a todas y respeto todos
los criterios; pero cito un ejemplo de cómo interpreta esos conocimientos la
Iglesia Católica. Son cosas nuevas,
porque las propias iglesias han ido aprendiendo y han ido tratando de
perfeccionar sus puntos de vista y sus concepciones, a partir de la búsqueda
del bien.
Yo estudié en escuelas religiosas, fui
crítico, y todavía lo puedo ser, incluso, de la forma en que a mí me enseñaban
la religión, con un sentido muy dogmático.
Todas las personas no nacen iguales y cada una tiene su carácter, su
forma de ser. Yo siento rechazo por
aquellas cosas que me traten de imponer, o que me obliguen a creer sin
persuadirme de aquello en lo que quieren que yo crea. Así cada uno tiene su manera de reaccionar.
Pero digo que las propias iglesias han
ido haciendo esfuerzos. La Iglesia Católica ha criticado los crímenes que se
cometieron, la conquista a sangre y fuego de este hemisferio, ha criticado la
inquisición, ha criticado la
condena de Galileo,
ha condenado aquellos hechos horribles, como lo eran las hogueras donde
castigaban a los herejes. El primer
indio que se sublevó en este país, pacífico, y no era ni siquiera cubano, vino
de Santo Domingo donde había una población más combativa, se llamaba Hatuey, lo condenaron a morir en la hoguera; y allí un
sacerdote lo fue a persuadir de que se bautizara para ir al cielo, y cuenta la
historia que preguntó —sea o no cierto, digo yo, es una bella historia; eso nos
lo enseñaron a todos nosotros desde que estábamos en la primaria— si los
españoles iban al cielo y cuando le dijeron que sí iban al cielo, aquel rebelde
indio dijo: “Pues yo prefiero morir, no
quiero ir a ese cielo donde van los españoles.”
Vean qué enseñanza, cómo cada hombre
que pasa deja algo. Aquel rebelde que
murió con aquellas palabras, que pueden ser o no ciertas, pero al menos las
inspiró. Vean qué bello ejemplo de
dignidad, de heroísmo.
Y yo hablaba de que todos los errores
que hemos cometido todos debemos superarlos y los valores que hemos creado
todos debemos unirlos. Así interpreto lo que pudiera llamarse un diálogo de
civilizaciones, cuyo espíritu comparto ciento por ciento y me hace feliz. Ojalá
pueda participar un día en un diálogo completo y no en una clausura del diálogo,
y no tener que enterarme por un resumen de lo que se discutió.
Nuestro ilustre visitante, a quien
hemos recibido con mucha satisfacción, y sabemos que no tiene ninguna culpa de
haber llegado tarde, pudiéramos llamar eso una contradicción de puntos de vista,
una contradicción de civilizaciones, hablaba de la satisfacción con que
esperaban allá en Grecia pronto el próximo diálogo, donde podrían asistir los
que lo desearan, a la mente me trajo una cosa muy reciente, que yo, amante del
deporte, que siempre lo fui, deseosos de ver unas olimpiadas, a las que nunca
fui, incluso, pudiendo ir; pero creía que yo tenía derecho a participar en unas
olimpiadas, si lo deseaba, y allá en Grecia me habían invitado muchísima gente,
hasta los de la Iglesia Ortodoxa griega, y me prometieron llevarme allá a un
famoso convento. Y, realmente, tengo la
cabeza llena de ideas, de recuerdos, de las cosas que me contaron, las cosas
maravillosas que me contaron de la historia de esa iglesia y de lo que habían
hecho, lo que habían creado. Tenía mucho interés porque me visitó el Patriarca
Ecuménico de la Iglesia Ortodoxa griega el día precisamente en que se inauguró
la iglesia de esa religión, y ya también se hablaba de la primera piedra de la
Iglesia Ortodoxa rusa, que también va a tener una catedral aquí, para
satisfacción de todos nosotros, de la misma forma que hay una mezquita en
nuestra ciudad, y de la misma forma que están representadas todas las iglesias;
tenemos ese honor y nos satisface y nos honra que estén aquí representadas. Y
creo que nuestro país ha sido en eso un ejemplo de cómo puede haber ecumenismo
no solo en el terreno religioso sino también en el respeto a los sentimientos
de los demás.
Yo no podría ser ecuménico con aquellos
que les niegan a los demás su derecho a pensar y su derecho a creer, porque
para nosotros que tanto nos acusan de ser violadores de los derechos humanos,
no voy a decir nada más que el primer derecho humano es el derecho a pensar, el
derecho a creer, el derecho a vivir, el derecho a saber, el derecho a conocer
la dignidad, el derecho a ser tratado como los demás seres humanos, el derecho
a ser independiente, el derecho a la soberanía como pueblo, el derecho a la
dignidad como hombre.
Si vamos a hablar de derechos humanos,
realmente pensamos que habría que organizar unas olimpiadas, reunirnos a
nosotros, acusados, con todos los farsantes e hipócritas que en el mundo hay, y
reunirnos en una sala como esta a discutir qué son los derechos humanos y
cuáles son los que nosotros hemos violado y los que nosotros hemos defendido
durante decenas de años, sin abandonar una sola vez nuestros principios;
ustedes, muchos de los cuales son religiosos, al fin y al cabo podrían recordar
y líbrenos Dios —y no soy un creyente en el sentido tradicional de la palabra—
de la idea de compararnos con ningún otro personaje de la historia. Yo no soy yo; yo hablo en nombre del pueblo
de Cuba, yo represento miles, cientos de miles, millones de seres humanos que
habitan en esta isla. No pretendo
compararme con nadie; pero esta isla ha sido más calumniada que los primeros
cristianos, ha sido más calumniada que aquellos que eran devorados por los
leones en el circo romano, más calumniada que aquellos que vivían en las
catacumbas, porque tenían una creencia.
Hay creencias religiosas, y hay
creencias políticas. Hay convicciones religiosas y hay convicciones políticas
en el mejor sentido en que podría utilizarse esa palabra tan manoseada que se
llama política, tan desprestigiada que se llama política. Hay ideas políticas.
Yo concibo como ideas políticas aquellas que realmente sean dignas de la vida
de un hombre, del sacrificio de un hombre, de la sangre de un hombre, de la
muerte de un hombre, o de muchos hombres, de un pueblo entero si fuera
necesario sacrificarse por defender esos valores, quien defienda valores, y
sabe que sin valores no hay vida. Digo más, sin valores no hay civilización;
digo más, sin valores esta humanidad no sobrevive, porque cuando hablamos de
civilizaciones —y sabemos que hubo muchas, y no pocas que desaparecieron—,
podríamos preguntarnos también cuánto van a durar estas civilizaciones si no
damos los pasos pertinentes como ustedes tratan de darlo aquí para que
sobreviva, ya no la civilización, sino la especie, porque por primera vez en la
larga marcha de la breve historia, la supervivencia de la humanidad está en
peligro. Invitaría a que alguien
respondiera si alguna vez la supervivencia de la especie estuvo en peligro como
está hoy.
Antes era el imperio romano, antes era
la civilización griega, o la grecorromana, en otro tiempo fue la egipcia, en
otro fue la persa, en otro fue aquella de Mesopotamia
ya mencionada. Es decir, todas las
civilizaciones han vivido en aquel hemisferio y en este, porque el hombre en
todas partes llevó civilización. Está
probado que el mismo hombre que estaba del lado de acá del Atlántico tenía el
mismo desarrollo mental y la misma inteligencia que los que se quedaron allá en
el Viejo Mundo. Y los geofísicos, los
que han estudiado la Tierra saben que antes no había dos hemisferios, que hace
350 millones de años había una masa de tierra. Estos hemisferios son producto
también de la historia de las leyes de la física, de la geología, la masa
compacta se fue apartando, se apartó este hemisferio de aquella masa, se apartó
la Antártida, se apartó Australia, todas se fueron
apartando. Se sabe, incluso, cómo surge
el Himalaya, los movimientos de las capas tectónicas
que dieron origen a una cosa y a otra, y hace 350 millones de años no había
hombres, hace 300 tampoco. Entonces comenzaba a formarse el petróleo. Ese
petróleo, al parecer, tan maravilloso y posiblemente maravilloso, que este
hombre civilizado está destruyendo en menos de 200 años.
Quisiera saber cuánto petróleo quedará
en el mundo dentro —estamos en el 2005— de 91 años, porque en 1896 el mundo
consumía 6 millones de toneladas de petróleo al año y hoy consume
82 millones de barriles, es decir, casi 12 millones de toneladas de
petróleo diariamente.
Hace 109 años, repito, este homo sapiens, cuya sapiencia, queridos amigos y queridas amigas,
está todavía por demostrar, hace 109 años consumía 6 millones de toneladas
al año y hoy consume casi 12 millones todos los días, y el consumo crece a
ritmo de 2 millones de barriles diarios cada año, y no alcanza, y está cada vez
más caro.
Y estoy mencionando un solo problema,
el de la energía, y podría uno preguntarse cuánto va a durar esa cómoda energía
de la cual nuestros civilizados vecinos —no me refiero al pueblo—, ese gobierno
tan civilizado—y perdonen que he mencionado a un gobierno, no quiero mencionar
ninguno porque no quiero herir a nadie, bueno, como lo quieran ustedes llamar—,
esa política tan civilizada y tan humanitaria que se opone a los Acuerdos de
Kyoto, un sencillo y limitado intento de contener la contaminación de la atmósfera. Es algo digno de rechazarse.
Ese país consume el 25% de la energía
mundial. Ahora, ahora hay crisis de
petróleo, hay y habrá. La última más
connotada fue la de 1975, y se dice que está caro el petróleo en la
actualidad. No, caro estaba en 1975.
No es que nosotros seamos petroleros;
puede ser que lo seamos pero no estamos defendiendo con esto ninguna idea,
estoy diciendo que es mejor; porque si van a contaminar el mundo, mientras más
caro sea, más esperanza de que dure unos años más antes de que nos envenenen,
de que nos intoxiquen, que acaben de cambiar el clima y haya por lo menos una
esperanza de que llueva.
Estamos
en medio de la sequía más grande que se ha conocido en la historia de este
país. El otro día sentí tronar, me
parecía que estaba en un país extraño, como cuando visité Rusia por primera vez
y vi la nieve, de repente vi
la nieve, nunca la había visto, pues casi tuve el mismo asombro cuando hace
unas cuantas semanas sentí tronar; los truenos suelen acompañar las lluvias, y vi unas lloviznas, vi unas nubes,
me parecía que estaba en el extranjero, porque hace meses que en este país no
llueve; bueno, recientemente, cayeron unas lluvias pero no en la zona oriental
del país; allá hay una sequía terrible, cientos de miles de hogares están recibiendo
el agua en este momento en camiones, y millones de animales están recibiendo el
agua en pipas, en cisternas. En este momento estamos construyendo numerosos
acueductos de emergencia, con tubos de plástico, de PVC, para construirlos
rápido e instalarlos rápido a fin de llevar agua, en este momento en que el
combustible tiene un precio elevado, no digo que caro pero sí elevado, y cada
vez son más los que compiten por ese combustible.
Calculen cuántos camiones están
trasladando agua. Y es lo que digo, ¿por
qué? No hay que esperar las calendas
griegas —siempre hay que estar mencionando a los griegos, es la verdad—, es
para ahora. Una sequía como esta nos
obliga a decirle adiós no solo a las armas, como quería Hemingway,
que a las armas no podemos decirles totalmente adiós todavía, adiós a la idea
de vivir de la industria azucarera o de la caña; la caña necesita agua. Nosotros habíamos llenado de presas este país
para producir agua, están vacías; solo por excepción hay una presa, que está en
un área más aislada que tenga un poco de agua, y no hemos perdido la esperanza,
tenemos la esperanza de que llueva.
Veo que, por ejemplo, en Venezuela
llueve muchísimo, Venezuela es el ejemplo.
En un lugar llueve más de la cuenta y en otro poco. El clima está trastornado, es lo menos que
puede decirse, es una de las consecuencias de la contaminación del
ambiente. Y por eso decía, si el alto
precio va a ayudar a que los locos se vuelvan un poco más cuerdos, a que los
locos dejen de despilfarrar los recursos naturales y destruir las condiciones
naturales de vida del planeta, para que las civilizaciones existan y puedan
dialogar; porque para dialogar primero que todo hay que vivir. No nos olvidemos de aquel filósofo que dijo: “Pienso, luego
existo.” También se podría decir: Para pensar hay que
existir, para dialogar hay que sobrevivir y para sobrevivir realmente hay que
luchar.
No exagero, y tengo la más firme
convicción de que no exagero cuando digo que debemos luchar y luchar muy duro, repito,
si queremos que las civilizaciones sobrevivan, y algo más que las
civilizaciones, la especie portadora, con todos sus defectos y sus errores, de
estas civilizaciones sobreviva. Es desde
el ángulo que he estado meditando sobre el diálogo que ustedes han hecho y la
reunión que ustedes han hecho, y que van a tener el año que viene en Grecia, a
la que, desgraciadamente, no podré asistir si me invitan, porque a pesar de
todas las invitaciones a mí me prohibieron ir a las olimpiadas. No es que me dijeran que yo estaba prohibido,
aunque tengo muchas prohibiciones en este mundo: tengo prohibido vivir,
constantemente tengo que estar eludiendo, más o menos sobreviviendo; tengo que
estar sobreviviendo porque constantemente hay quienes desean que no sobreviva y
hacen todo lo posible; ahora me tienen un poco más tranquilo porque tengo
algunos años, piensan que la naturaleza va a resolver eso; pero yo conozco lo
impacientes que son (Risas). Ustedes no
se pueden descuidar, ¿comprenden?
Leí en un periódico: “Castro no ha sido invitado.” Es falso, porque alguien en un periódico,
calumniador, dijo algo por ahí de que Castro iba a asistir a los juegos
olímpicos, y allá inmediatamente los voceros del gobierno, no sé de qué gobierno,
porque no sé ni qué partido está gobernando allí ni me interesa gran cosa,
perdónenme la falta de respeto, no sé si es de izquierda o es de derecha; pero,
bueno, ustedes lo sabrán mejor que yo, yo no sé si hay un nuevo gobierno, si
hubo elecciones, si hubo cambio. A mí me da lo mismo, porque, bueno, lamentaría
si me invitan a una conferencia de esas y no poder ir, a pesar de que uno tiene
que sortear muchos obstáculos porque lo están cazando por todas partes. Me quedan ciertas trabas, me obligan a volar
en dos aviones, y como ustedes saben, aunque yo soy uno de los hombres más
“acaudalados” del mundo. Saben, esa es
una revistica norteamericana, que tiene cuentas
pendientes conmigo, que tiene que saldar, porque yo en estos días estoy muy
ocupado en otras cosas, pero va a tener su respuestica,
llevan algunos añitos con el cuentecito ese, y me van
a obligar a hablar. ¿Qué se va a
hacer? Hablaré, pero, bueno, no estoy
muy apurado, tengo cosas mucho más importantes.
Mañana mismo tengo algunas cosas muy importantes que abordar y vengo
abordando cosas importantes y no quiero perder un minuto.
Pero, bueno, les decía que ustedes
deben conocer que soy uno de los hombres más acaudalados del mundo, este
Palacio es mío, este donde están reunidos, así que no se olviden de pagar. Yo
no sé si las organizaciones de turismo les han cobrado, pero sepan que este
Palacio es mío. Bueno, míos son todos
los centros de investigación, míos son todas las escuelas y todos los
hospitales que estamos haciendo, míos son las decenas de miles de médicos y los
cientos de miles de profesionales universitarios que la Revolución ha
formado. De acuerdo con ese punto de
vista yo soy dueño de este país, hasta los pocos peces que quedan por ahí, que
van dejando, son míos, ¿comprenden?; las aves que van y vienen, que vuelan sobre
este país, son mías; dicen que hasta este Palacio es mío, un negocio. Bueno, hay que reírse, ¿no?, el que se ríe
último dicen que es el que más se divierte (Aplausos). Yo a la revistica
esa le voy a dar un golpecito, una estocada que se van a arrepentir. No, no quiero hablar de esto ahora, no quiero
distraerme. Pero, vaya, se lo advierto,
ya que estaba hablando de caudal. Pues
yo soy uno de los hombres más acaudalado.
Creo que ocupo el sexto lugar; yo no sé en qué lugar estás tú, pero por
aquí han dicho que tú eres un hombre que honradamente, como hombre de empresa,
has tenido gran éxito. Bueno, ¿Bill Gates qué? Dicen que es uno de los más ricos, creo que
ahora le están saliendo algunos rivales por ahí, de una forma o de otra, pero
lo que no es lícito es que yo sea dueño de esto, no es lícito que yo sea rico,
así lo digo, con toda dignidad, no es lícito, yo no tengo derecho a ser rico.
Cuando yo era muchacho, mi padre tenía
algún dinero y decían que yo era rico; rico a nivel de un latifundio, no es un
rico a nivel de Bill Gates
ni mucho menos. Pero yo ni soy ni tengo
derecho a ser rico. Pero, bueno, estoy
aquí, es con ustedes que estoy comentando estos temas. Pero tengo que llevar, como dije, dos
aviones, ¡ah!, porque si con una flecha están esperando cuál es el mío para
derribarlo, yo tengo que hacer alguna maniobra para confundirlos, a veces
aterriza el mío primero, después aterriza el otro. Hay veces que he despegado de algunos lugares
y he dicho: “Apaguen
todas las luces”, porque me imagino lo que es un hombre con una flecha. Así que si ustedes me están invitando a ir
allá, sepan que es a costa de mi vida y de verdad que ahora la
aprecio más que nunca, ¿saben por qué?
Ah, porque el poco tiempo que me queda lo quiero dedicar con toda mi
fuerza y la experiencia acumulada de muchos años a hacer lo que estamos
haciendo ahora; pero no quiero mucho, a mí me bastan dos o tres nada más, vamos
a sacar todo el provecho de casi 50 años en este oficio (Aplausos).
Sí, digo que no quiero, no quiere decir
que tiemble si me voy a morir mañana; no, no, no, estoy bien, tengo una
capacidad de resignación y de paciencia tremenda, pero tengo un entusiasmo
grande con lo que estamos haciendo en este momento, y de eso si quieren, si
ustedes tienen paciencia, y siempre que sea antes, digamos, de las 8:00, les
cuento de algunos otros temas que les puedan interesar a ustedes. No he venido aquí a decir las cosas que me
interesen a mí, he tratado de adivinar qué les pueda interesar a ustedes, he
tratado de tomar algunas de las ideas de ustedes, pero creo que ustedes han
hecho preguntas y han discutido cosas aquí diferentes a estas cuestiones. Yo me he puesto a filosofar un poco sobre las
civilizaciones y he caído en esto que les estoy diciendo.
Me parece que lo más importante que
podría decir es la convicción que tengo de que la supervivencia de la especie
corre riesgos, y corre riesgos reales.
Si ustedes han hecho un viaje tan largo y han tenido la superpaciencia
de esperar que yo les dijera unas palabras, yo casi, si voy a decir algo
importante, lo más importante que puedo decir es esto, que comparto ese
sentimiento y que tengo la convicción, y no se basa en fantasías, sino en
hechos, en cálculos, en las matemáticas, de que la humanidad está corriendo un
riesgo, que hay que salvar no solo la paz, hay que salvar la especie, y creo
que se puede salvar. No hablaría de esto
si fuera un pesimista, si pensara que no tenía solución el problema, creo que
tiene solución, y estoy acostumbrado a enfrentar problemas difíciles, no es
alguien que se puso a imaginar cosas; creo que tiene solución y es lo más
importante, pero puedo hablarles de algunos otros temas.
Lo que iba, en fin, a decir es que a él
no lo dejaban viajar porque venía a Cuba, lo pararon allí, y entonces él
expresó la buena voluntad. Yo aprovecho,
saco cuentas, paso cuentas. No, yo no
iba a ir a las olimpiadas, porque realmente tenemos tareas muy fuertes; no fui
ni a la de Moscú, llegué a la de Barcelona porque había un evento internacional
y nos llevaron allí y vi cuando se inauguró. Lo que
sí sé el número de medallas que los atletas cubanos ganan, y Cuba tiene el
mayor número de medallas de oro per cápita en el
deporte, de medallas olímpicas de todo tipo.
Claro, lo digo no por chovinismo, aunque a veces somos chovinistas
deportivos; yo ni en el deporte, es verdad que me emociono cuando es el equipo
de uno, es lógico, pero no, siempre soy capaz de reconocer los méritos y la
capacidad del adversario que nos gana en buena lid un evento deportivo, no en
el boxeo, en el boxeo a nosotros nos han robado medallas de oro en cantidades
industriales, porque lo que ha prevalecido en el boxeo es la mafia. Hay deportes en que lo que prevalece no es el
olimpismo, sino la mafia.
Les quiero decir que, bueno, aprecio
las olimpiadas, aunque las olimpiadas son solo para países ricos, tiene que ser
Estados Unidos, Japón, Australia u otros con alto nivel de desarrollo. A
Grecia le dieron el derecho de celebrarlas de milagro, se lo dieron porque
fueron los inventores de las olimpiadas hace más de 2 000 años. Aquel hombre que llegó corriendo para dar el
resultado de la batalla... ¿Cuál de las
tantas guerras era aquella? Una de las
tantas batallas, de las miles de batallas que ha habido, si el hombre se ha
dedicado casi a eso. (Alguien le dice: “La batalla de
Maratón.”) Se llamó así.
Por otro lado, en las Termópilas, un campesino le dijo al hombre de los
2 millones de soldados. No es
real lo de los 2 millones.
Cuando leía la historia en la primaria creía que era verdad, que
por allí habían pasado tantos hombres.
Un día de visita en Turquía para un evento internacional, crucé el
Bósforo, donde dicen que pusieron las naves porque pasó el ejército de Artajerjes con 2 millones, y los espartanos los
esperaban en las Termópilas con solo 300. Pregúntenle al Estado Mayor de
Estados Unidos cómo se pueden suministrar 2 millones de hombres. Se necesita toda la flota mercante, toda la
aviación para suministrar 2 millones de hombres y mucho más si van con Coca
Cola, helados, refrescos, comida de primera.
No sé qué alimentación tenían aquellos soldados persas.
Pero hubo otra batalla, de las muchas
que libraron los griegos, y se produjo entonces la competencia aquella de
maratón. Y como ustedes fueron los
fundadores de las olimpiadas, y con el apoyo de todos, nosotros entre ellos,
porque veníamos defendiendo el derecho de los griegos a dar su olimpiada; pero
el único país que no es multimillonario con una olimpiada es Grecia, porque
tuvo la suerte, hace 2 000 años, de recibir la buena noticia de una batalla
ganada contra uno de los imperios de aquella época. ¡Qué lástima!, porque en Girón pudimos
nosotros también enviar un corredor a toda velocidad a llevar la noticia hasta
Oriente de que las fuerzas mercenarias habían sido derrotadas en menos de 72
horas, también una pequeña batallita ganada por la Revolución contra unas
tropas mercenarias escoltadas por la escuadra de Estados Unidos. No deja de ser un pequeño mérito, pero no se
nos ocurrió. Es que había teléfonos,
radio y todo eso, y nadie tuvo que correr, porque aquí también encontró un
imperio tan poderoso como aquel. Hubo
una pequeña batalla, la batalla de Girón, Maratón/Girón, se pudiera hacer hasta
un verso, más o menos, una rima, en un país tan lleno de poetas como este.
Pues
bien, por eso les dieron la olimpiada. Ahora ya están disputándose las grandes
inversiones. Hay que ser multimillonario. Los chinos consiguieron una olimpiada
luchando muy duro, y después que se habían convertido casi en el motor más
importante de la economía mundial. Consiguieron los Juegos Olímpicos del
2008. Yo no sé quién le va a ganar a los
chinos organizando un espectáculo como las olimpiadas.
Excusen mi mal hábito de estar siempre
diciendo las cosas que pienso, aquellas que creo que son verdades.
Pero, bien, me he extendido en el tema
para explicarles mi valoración, la importancia que le doy a esta reunión, es
decir, realmente exhortarlos para que sigan luchando, para que sigan haciendo
lo que hicieron.
Hay temas muy importantes abordados
aquí: temas regionales, temas internacionales, temas asociados a la paz. Espero que las intervenciones se publiquen en
unas memorias, y se extiendan, que no queden solo en el ámbito de un reducido
número de personas. Me parecen muy
valiosas las discusiones, muy libres. Cada
cual ha expuesto su opinión sin temor en un sentido o en otro; cada cual ha
dicho sus verdades, y yo creo que vale la pena, y les puedo ofrecer todo
nuestro apoyo, toda nuestra cooperación siempre que esté a nuestro alcance.
Es como una valoración. No ha hablado
el sentimiento. El sentimiento habló aquí cuando habló Retamar
y expresó, entre otras cosas, la alegría que producía a los cubanos, la
presencia aquí en este evento de tantos representantes de Rusia.
Recordé la historia que hemos vivido en
común durante 30 años. Para nosotros fue muy valiosa la colaboración rusa, que
en aquel momento era la colaboración soviética, porque había un Estado
soviético, hoy está el Estado ruso. Realmente el Estado ruso heredó
prácticamente todas las atribuciones y responsabilidades fundamentales del
Estado soviético, su puesto en las Naciones Unidas, su prerrogativa como país
poderoso, y hoy tienen la tarea de defenderlo, porque corren riesgos, sin duda,
de prevalecer una política imperialista egoísta, una política irresponsable,
una política guerrerista. Todos corremos riesgos, no
solo los cubanos, también los coreanos, los rusos, los corren los chinos, el
resto del mundo. Nadie se imagine que los europeos están exentos de riesgos, y
mucho menos cuando la competencia económica y comercial, la competencia en la
lucha para el aseguramiento de las materias primas, la energía y los recursos
naturales, es cada vez más aguda, entre los que lo quieren tener todo. Y no
hablo del pueblo norteamericano, por el que sentimos una sincera admiración, y
no son palabras simplemente diplomáticas.
Nunca hemos cultivado el odio, nunca
hemos promovido ningún tipo de chovinismo ni fanatismo, ni fundamentalismo.
Ellos son los fundamentalistas de la guerra y de la violencia.
Cuando hablé aquí y hablé de aquel
primero de junio en que atacaron sorpresiva y preventivamente a la Unión
Soviética, pensaba que esas palabras las escuché hace muy poco en una academia
militar de Estados Unidos, cuando el líder principal de ese otro poderoso país
le dijo a los oficiales que debían estar listos para atacar sorpresiva y
preventivamente en cualquier oscuro rincón del mundo, y en un momento habló
hasta de 60 o más países, y nosotros, que lo escuchábamos, sabemos que somos
uno de los más oscuros rincones del mundo, de acuerdo con la idiosincrasia, el
fundamentalismo, la tecnología, la concepción y la ignorancia, digamos, porque
hay que mencionar la palabra ignorancia.
Ignorancia significa no saber nada de nada de lo que es el mundo, de los
problemas que tiene el mundo, de las realidades del mundo. Ignorancia,
repito. La ignorancia a que me refiero
es no saber nada de nada, y mal anda el mundo cuando la superpotencia más
poderosa que jamás ha existido, con capacidad de destruir diez veces o veinte
veces el planeta, esté dirigida por personas que no saben nada de nada. Es como para morirse del corazón
anticipadamente, si no tuviéramos fuerte el corazón, si no tuviéramos fuerte
las conciencias.
Les decía que la humanidad debe ser
salvada. Pienso que solo la conciencia
es el arma con que esa humanidad puede ser salvada.
Estoy expresando un pensamiento con el
que soy consecuente. Hablaba del hombre, de la larga y a la vez breve historia
de la especie que hace 200 años estaba constituida por 1 000 millones de
habitantes; que tardó decenas de miles de años en alcanzar esos 1 000
millones, y que alcanzó 130 años después 2 000 millones, y que en solo 30
alcanzó los 3 000, y pasó luego de 5 000 a 6 000 millones en 10
años. No nos olvidemos de eso. Tiene en
este momento más de 6 500 millones de habitantes. Quien conozca la pobreza que hay, el atraso,
el hambre, las enfermedades, la escasez de vivienda, de higiene, de salud, en
este mundo donde hay países de África en los que las perspectivas de vida son
ya de 36 años y en 10 años más pueden ser de 30, se asombra. Hablo de esta humanidad que se enfrenta a
problemas nunca vistos.
Les hablé de guerras. Les podría decir como les he dicho a muchos
compañeros, que esta especie evolucionó, creó al hombre, y el hombre es realmente
una maravilla digna de que sobreviva.
Tengo una gran confianza en el hombre,
en la capacidad del hombre.
Hasta
ahora, ¿por qué para nosotros la educación es lo fundamental? Porque el hombre nace lleno de
instintos. La educación es el proceso de
inculcación de valores a ese ser que nace lleno de instintos. No lo eduque, déjelo solo en una incubadora,
una máquina que lo cuide, y lo alimente y verán qué educación tiene, si puede
salir de allí lo que la imaginación de los cineastas norteamericanos crearon: Tarzán, el hombre mono, aquel de nuestras películas de la
infancia que no se sabe cómo nació en un lugar de África, y así nos educaron
con Tarzán, el hombre inteligente, rodeado de tribus
que tenían las calderas listas para comerse unos a otros.
Sí, porque esa ideología nos la
inculcaron cuando éramos muchachos, que los africanos eran caníbales, que se
comían unos a otros; sí, de eso vimos películas a montones, debiéramos ser
racistas todos nosotros y unos superreaccionarios,
porque eran las películas que veíamos, ¿comprenden?
Sí, hemos recibido dosis letales de
barbarie; hemos recibido dosis letales de incultura, dosis letales de mentiras,
y eso, sin embargo, no ha podido destruir las ideas en nuestro país.
Pero es lo que digo: la educación es la
inculcación de valores positivos creados por el ser humano; esos valores de los
cuales hablaba que era necesario unir. Bien, para nosotros eso ha sido una
cuestión fundamental, la creación y la suma de valores.
¿Qué prevalecerá, la mentira o la
siembra de valores? ¿Será capaz el hombre de hacer que prevalezcan los valores,
los verdaderos valores o la mentira? ¿Habrá que ser dueño de las grandes
cadenas de televisión? ¿Es imprescindible?
No, seamos dueños de los conocimientos, aunque se tratara de una minoría;
seamos dueños de la información; comuniquémonos a través de esos mismos
medios técnicos, porque frente a las cadenas de la mentira, están las cadenas
que pueden estar constituidas por las computadoras, con las cuales un hombre se
puede comunicar con alguien que vive en Australia, en Estados Unidos, en
cualquier rincón del mundo, e intercambiar ideas.
Yo pienso que también el hombre ha
creado la tecnología con la cual puede lograr que las verdades
prevalezcan.
Nosotros, por ejemplo, hemos usado la televisión. En nuestro país había dos cadenas,
recientemente, ya tenemos cuatro cadenas y el 62% de las horas de televisión
que se trasmiten en Cuba son educativas, es decir, divulgadoras de educación,
de cultura y de información y una cultura sana, pueden ser recreativas, pero
también tratamos de que la cultura sea un instrumento de educación, tratamos de
que la cultura sea una siembra de valores, tratamos de que una buena película
que se haya hecho en cualquier lugar del mundo se conozca, se conozcan sus
valores y quiénes la crearon.
Ya no alfabetizamos por la televisión,
no es necesario. Por la televisión
impartimos conocimientos superiores, conocimientos universitarios,
conocimientos de idioma, usamos esos medios para ello. Esos medios bien usados,
radio y televisión, podrían ponerle fin en el mundo a la plaga del
analfabetismo.
¿Por qué hay todavía 800 millones de
analfabetos y miles de millones de semianalfabetos? ¿Si existe la radio, si existe la televisión,
por qué miles de millones de analfabetos y semianalfabetos?, es una pregunta
que podemos hacernos. Existen los medios
para erradicar el analfabetismo en unos pocos años.
No hace falta que la UNESCO lleve medio
siglo hablando de erradicar el analfabetismo, ¿para qué?, si está probado que
el analfabetismo se puede erradicar hasta por radio.
Cuba tenía un programa de
alfabetización por radio en Haití, que se paralizó después de la última
invasión. En su lugar, alrededor de 500
médicos cubanos prestan sus servicios en ese país que todo el mundo sabe
invadirlo, pero nadie sabe enviarle un médico.
Cuba nunca ha mandado un soldado a Haití, pero allí tiene cientos de
médicos hace años. Ya hay, además,
cientos de jóvenes médicos haitianos graduados en Cuba, trabajando con nuestros
médicos.
Antes de la última invasión a que me
referí por fuerzas de la ONU, impulsada por Estados Unidos, el número de
haitianos aprendiendo su idioma por radio alcanzaba ya cientos de miles. Ahora se ha interrumpido el programa, los
médicos siguen allí afrontando los riesgos.
Por radio, aprenden su idioma, el creole.
Aquí más de un millón de cubanos han
aprendido el inglés a través de la televisión, y ha habido cursos de
francés, portugués y otros. Nosotros
tenemos esos y otros programas educativos a través de la televisión,
usando exhaustivamente esos medios.
Ahora, hay que practicar no solo la
alfabetización escolar, hay que cultivar y aplicar la alfabetización
política.
Ustedes hablan de un diálogo de
civilizaciones, ¿cómo quieren que los entiendan? Yo me pregunto si los analfabetos van a
entender el mensaje de ustedes, y en qué lugar del mundo los millones de
analfabetos que hay en el Tercer Mundo, más los millones de analfabetos y
semianalfabetos que hay en el mundo desarrollado; en Estados Unidos, por
ejemplo, hay un gran número de analfabetos y un gran número de analfabetos
funcionales, esa es la realidad, países desarrollados con analfabetismo
funcional, incluso analfabetismo total, más que en Europa, en los propios
Estados Unidos.
¿Cómo quieren ustedes que entiendan el
mensaje analfabetos escolares y analfabetos políticos? ¿Ustedes creen que esa gente que oye todos
los días las historias que les hacen a través de esos medios masivos van a entender el mensaje?
Sin embargo, hay que hacer que el mensaje llegue.
Ahora, el mensaje no va a llegar
simplemente porque ustedes lo elaboren y lo trasmitan. Aquí vuelvo a la idea de las crisis, las
crisis harán que el mensaje se trasmita y se comprenda.
Nadie crea que esta efervescencia
latinoamericana, de la cual han hablado aquí algunos latinoamericanos, de la
cual habló aquí el embajador de Venezuela, de la cual habló aquí Villegas —no
lo he visto, está por ahí.
Vladimir
Villegas.- Estoy aquí.
Cmdte.-
Es que por televisión te ves de una manera y aquí de otra.
Vladimir
Villegas.- Más joven.
Cmdte.-
Eso te crees tú, joven soy yo (Risas).
También me creo que soy más joven, pero tú lo eres de verdad,
objetivamente, y te felicito, te queda mucho tiempo por delante, empléalo bien,
es lo que te puedo pedir.
Pero no crean que esa efervescencia es
casual, es hija de la crisis en el país de más recursos en América Latina, en
el país que tiene las mayores reservas posiblemente del mundo en combustible,
el país de donde se fugaron 300 000 millones de dólares, que valían entre
diez y quince veces más de lo que valen ahora; el cálculo si usted lo hace a
partir de 1959, cuando llegó al gobierno esa oligarquía hipócrita, disfrazada
de demócrata, disfrazada de progresista, hasta este momento han transcurrido 40
años, el dinero fugado es equivalente en poder adquisitivo real a más de
2 millones de millones de dólares.
Ese es el valor extraído de un solo país. Sumen, si quieren, con la imaginación, porque
es la única forma de sumarlo, ni las computadoras podrían ofrecer los números
precisos, porque son tantos ceros que los individuos les quitan ya todos los
ceros, que es lo que uno suele hacer cuando va a multiplicar mentalmente.
¿Cuántos se habrán llevado de
Brasil? ¿Cuántos se habrán llevado de
México? ¿Cuántos se habrán llevado de
Argentina? ¿Cuántos se habrán llevado de
Colombia, de Perú, de todos los demás países latinoamericanos? Hay que sacar cuentas. Nosotros tenemos gente en nuestro Banco
Central sacando cuentas, tratando de descubrir el misterio, escrutando entre
las cifras abismales de millones de millones, para ver cuánto se devaluó el
sucre en Ecuador o el peso mexicano en tal otra época, o el bolívar en otras
épocas, aunque todavía se sabe que recibieron los venezolanos la herencia de un
bolívar devaluado o de la moneda brasileña, que llegó un momento en que un
dólar equivalía a un 1 y más de cinco ceros a la derecha.
Es increíble, ese fenómeno lo conoce el
Tercer Mundo, y es el mecanismo simplísimo mediante el cual se llevan el
dinero; porque ningún dinero de ningún país del Tercer Mundo es seguro.
Así le hicieron también a Rusia. El dinero bien habido o mal habido se lo
llevan, porque ya no es el oro que usted entierra en una botija, es un papel y
ese papel se devalúa todos los días, y usted quiere asegurarlo, va a cambiarlo
por una divisa, debe ser lo que yo hice para mantener la famosa fortuna
personal que ridículamente me atribuyen.
Sí, cambiarlo por divisas convertibles y depositarlo en algún banco. No, yo realmente sé dónde lo tengo
guardado. Lo envié a Marte, está en
Marte, lo pueden encontrar allí, la CIA lo puede encontrar allí si quiere; le
voy a revelar el secreto, es que no me acuerdo bien donde lo guardé, realmente,
o lo repartí entre Marte y la Luna, para que estuviera allí seguro, para que en
la cuarta, quinta o décima reencarnación yo alquilara un avioncito para ir a
buscarlo.
Sí, ya que hablamos de moneda y
hablamos de dinero, entonces dinero bien habido o mal habido se lo llevan, y
están obligados a llevárselo porque existe un orden económico mundial, cuyo
gendarme es una institución llamada Fondo Monetario Internacional, que obliga a
los Estados a depositar sus reservas en bancos extranjeros; cuando alguien
llega con los papeles a decir: “Me las llevo”, para dónde las
lleva. De no hacerlo, lo condenan, no le
dan un centavo. Fueron los métodos que
existían cuando eran superpoderosos; afortunadamente
son cada vez menos poderosos. Es visible
la creciente debilidad del sistema para evitar las recesiones y la creciente
debilidad de los mecanismos financieros que lo apoyan. Ese orden solo se puede sostener a base de
armas nucleares, de cohetes teledirigidos, de bombarderos invisibles, de armas
que puedan atacar desde 5 000 kilómetros y caer en un campo de pelota, o a
lo mejor en la tercera base del campo de pelota. Todo eso es lo que sostiene ese orden, es lo
que sostiene ese saqueo, ese intento de apoderarse de toda la riqueza del
planeta en cualquier lugar que se encuentre, no solo arrebatándosela al medio
ambiente, como en Alaska, donde puede llegar el día en que no haya hielo, como
puede llegar el día en que no haya hielo en la Antártida
y los millones de kilómetros cuadrados de hielo se derritan y muchas islas
queden bajo el agua; a lo mejor hay que hacer un muellecito cerca de donde
estamos aquí, previsoramente, para cuando se derrita el agua; pero los que han
estado por allí saben que se está derritiendo rápidamente, lo saben, esa es una
verdad; igual que el casquete que está sobre Groenlandia, no es fantasía, no es mentira.
Y entonces a la naturaleza le están
arrebatando el equilibrio y a las naciones les están arrebatando sus recursos
naturales, en primer lugar el recurso energético. Y solo se puede sostener ese orden mediante
las armas; pero ya las armas sirven cada vez menos frente al crecimiento de las
conciencias y gracias a esa cualidad extraordinaria del hombre de pensar, de
reflexionar, de adaptarse a las condiciones concretas en cualquier época
determinada de la historia.
Y así ustedes los rusos, ¿qué hicieron
cuando los nazis invadieron y cuando sus columnas acorazadas penetraban en
profundidad? Pues los rusos no se
rendían, luchaban, combatían para tratar de reunirse con su ejército, o
lucharon en las selvas. No fue aquello
de: “Me rindo”,
vuelvo a señalarlo; y se adaptaron, y se fueron para la Siberia
y se llevaron los tornos. Y sé de
fábricas que comenzaron a funcionar sin techos en la Siberia
bajo la nieve, para producir armas, cuando la parte industrial del país había
sido ocupada y destruida.
Ustedes tuvieron que replegarse, se
replegaron lo que fue necesario replegarse, hasta que encontraron
el punto de equilibrio. Y todo el
mundo sabe lo que pasó después. He
meditado mucho sobre todos aquellos acontecimientos históricos, hemos
tenido peligro; pero nunca nos han sorprendido con ataques imprevistos,
siempre estamos prevenidos sobre tierra o bajo tierra.
Y les puedo asegurar que este país no
lo puede ocupar nadie. Ojalá que nunca
llegue la circunstancia en que tengamos que demostrarlo, porque sabemos lo que
cuesta; pero les digo, esta ciudad no puede ser ocupada. Esta ciudad es una ciudad de cientos de miles
de combatientes que saben defenderla, donde no hay un analfabeto, lo advierto;
aquí el de menos conocimiento tiene noveno grado, cualquiera sabe manejar un
mortero, un cañón o cualquier arma similar.
Me pregunto los soldados iraquíes que
resistían en Fallujah, y resistieron un montón de
días los tanques y el armamento más sofisticado de los invasores, ¿qué nivel de
escolaridad tendrían? Solo sé que
estuvieron semanas combatiendo allí, y después el ejército norteamericano
ocupó, al parecer, lugares donde no podían quedarse ni irse; no podían quedarse
porque hacían falta en otras partes, y no podían irse porque los adversarios
regresaban.
En realidad yo les digo que el hombre
se adapta, el hombre puede resistir. Los
imperialistas nunca han tenido que enfrentarse con una nación en las
condiciones que tendrían que hacerlo hoy contra Cuba, y armas tenemos
suficientes, y continuaremos armándonos.
Hemos acumulado tantas que creo que la isla se ha hundido media pulgada
en los últimos años, de la cantidad de tanques, de cañones, de armas que
llegaron a nuestra patria.
El agresor sabe que aquí hay un pueblo
dispuesto a combatir y a defender la
patria. Eso es mucho más poderoso que un
arma nuclear, que 1 000 armas químicas.
¿Para qué armas nucleares?, nunca como país pequeño se nos ha ocurrido
esa tontería, significaría arruinarse, para disponer de un arma que únicamente
serviría para suicidarse, porque, ¿cómo la transporta? No vamos a entrar en el jueguito que conviene
al imperialismo.
Ya que ustedes están interesados en
conocer cosas de Cuba, yo les cuento.
Nosotros no necesitamos para
defendernos esas armas de destrucción masiva, lo que hemos modernizado son las
tácticas, el papel del hombre, del combatiente individual, de los combatientes
coordinados, de qué forma, con qué tácticas, con qué armas que neutraliza lo
más poderoso que pueda tener un adversario.
Les quiero decir que nuestro país ha
conquistado lo que pudiera llamarse la invulnerabilidad militar, y en este
momento está dedicado, junto a su tarea de fortalecerse, a la búsqueda de la
invulnerabilidad económica, dos conceptos.
Era más fácil alcanzar la invulnerabilidad militar que la invulnerabilidad
económica.
La humanidad puede salvarse, porque el
imperio está sufriendo una profunda crisis; sin crisis no hay cambios, sin
crisis no se forman las conciencias; un día de crisis forma más conciencia que
10 años de transcurrir del tiempo, que 10 años sin crisis.
Vean Venezuela, ese país de donde decía
que se llevaron miles de millones de dólares, de ese país tan rico, es el país
donde es más grande la diferencia entre ricos y pobres, en ese país hay 17
millones de ciudadanos que viven en barrios pobres, en barrios marginados, sin
eso no es posible explicarse el proceso revolucionario bolivariano; ni el
Embajador, ni el periodista podrán explicarlo bien, y seguro ellos lo explican
bien, es la injusticia acumulada. Sin la
injusticia acumulada no puede explicarse el triunfo de la izquierda en Brasil,
el triunfo de Lula, sé que sobre eso discutieron también, hubo tesis y
opiniones. Aquí ha habido eventos en que
se ha discutido también, nosotros expresamos nuestro criterio, el presidente
Chávez ha expresado su criterio, y no somos pesimistas en torno al proceso
brasileño.
Hoy estaba hablando un jefe de gobierno
europeo, el del gobierno de España, ante la Asamblea Nacional venezolana. Es que ayer se reunieron por allá por Guyana
el presidente de Venezuela, Hugo Chávez; el presidente de Brasil, Lula Da
Silva; el presidente de Colombia y el de España.
Es muy bueno que esté el Presidente de
Colombia, porque hay quienes quieren promover la guerra entre Colombia y
Venezuela y somos muchos muy conscientes de que eso es lo que menos le puede
convenir a este hemisferio, es lo que menos puede convenir a los dos pueblos y
a los dos países, y sabemos que hay quienes quieren promover esos conflictos,
pero ambos gobiernos hicieron un esfuerzo, superaron el incidente. Y ayer estaban reunidos allí, a la luz
pública, en un debate público, y estaba el de España también, y el Presidente
del vecino del Norte, creo que hizo una declaración... ¡Ah!, desde antes estaba bravo, declaraciones: “¿Qué iba a hacer
Zapatero a Venezuela?” Por poco dicen: Zapatero a tu
zapato, sí, ese es un dicho en castellano: zapatero y a tu zapato. Pero por poco dicen en el Norte: “Zapatero a tu
zapato.” Porque le dijeron: ¿Qué hace ahí en
Venezuela, si ahí no hay democracia ninguna, si allí están contra la libertad
de expresión y contra todo?
Hoy estaba caminando e iba a caminar
más fuerte; pero di vueltas y con un altoparlante escuché el discurso de
Zapatero en el Parlamento venezolano, y me llamó la atención, me pareció un
buen discurso. Es la opinión que tengo.
Lo voy a volver a leer, porque me perdí
una partecita; pero hizo un discurso de paz, un discurso valiente.
Ahora lo están acusando casi de guerrerista, porque le ha vendido unas patrulleras a
Venezuela para vigilar las costas del contrabando y del tráfico de drogas; no,
no, ya no quieren que Venezuela tenga ni lanchas, ni patrulleras, ni equipos.
Además, derecho tiene también para
defenderse, ¿o es que acaso los del Norte le piden permiso a alguien cuando van
a fabricar una superarma nuclear o una bomba que penetre 30 metros en la
profundidad de la tierra, para destruir los puestos de mando? No le piden permiso a nadie; o para hacer
escudos antimisiles e implantarlos en cualquier lugar, o incluso para instalar
armas en el espacio, no, no le piden permiso a nadie.
¡Ah!, pero Venezuela, amenazada por
ellos —y me refiero por ese gobierno—, no puede comprar un fusilito. No, no está comprando armas nucleares, ni
acorazados, ni portaaviones; está comprando algo tan sencillo como son los
fusiles.
Entonces dicen que son muchos los
fusiles, 100 000; en realidad son poquísimos para defender un país como
ese, que tiene 26 millones de habitantes, un país grande, un país patriótico,
un país con las tradiciones como Venezuela.
Lo que necesita, a mi juicio, son millones de fusiles.
En Rusia han adquirido
helicópteros. Lo que más se necesita
cuando hay una inundación, un ciclón, un terremoto, son helicópteros; sirven
además para vigilar 2 400 kilómetros de fronteras y evitar el contrabando
de drogas y el contrabando de mercancías.
No, 30 ó 40 helicópteros no son nada para esas tareas.
En Venezuela —y no lo digo para que
vayan de turistas, si quieren pueden ir—, el agua es mucho más cara que la
gasolina. Un litro de agua puede costar
un dólar y un litro de gasolina vale 9 centavos. Oigan, y por un dólar, según el último
cambio, creo que son 2 150 bolívares, y por unos poquitos bolívares les
llenan el tanque de gasolina; pero si quieren ir como turistas vayan, que
nosotros no tenemos ninguna rivalidad con los venezolanos en materia de
turismo.
Entonces, mucha gente compra barato
gasolina y la lleva para el lado colombiano, la vende caro y hay muchos de esos
fenómenos que ellos tienen.
El enemigo dice: “Es un peligro Venezuela para
América Latina, deben unirse en la OEA para ponerle freno a ese proceso
bolivariano, de esos locos que constituyen un peligro para el hemisferio.” Así son las cosas contra ese país, de donde
se llevaron 300 000 millones de dólares.
Ninguno de ellos se ocupó jamás en averiguar
cuántos morían en Venezuela por enfermedades y cuáles eran las perspectivas de
vida, cuál era la mortalidad infantil, cuántos se quedaban ciegos.
¿Saben cuántos venezolanos se van a
operar de la vista en este año, según lo que hemos conversado entre ambos
gobiernos y hemos acordado? Cien mil.
Tenemos 24 centros oftalmológicos con
los equipos más modernos, 600 cirujanos que atienden todas las enfermedades de
la vista: glaucoma, retinopatía diabética, y otras muchas que no diagnosticadas
a tiempo conducen a la ceguera.
Estoy hablando de un país rico como Venezuela. Los que tenían dinero no tenían problema,
iban a Estados Unidos, iban a Europa, estamos hablando del hombre humilde
de Barrio Adentro, que no tenía con qué viajar a un país desarrollado a hacerse
una operación de esta naturaleza.
Ahora, si quieren les digo, que un
cálculo conservador indica que hay 4 millones de latinoamericanos que cada año
necesitarían esta atención médica, y de no recibirla quedarían ciegos, de los
550 millones de latinoamericanos y caribeños, ¡ciegos! No estoy hablando de bombas sobre Bagdad que
matan mujeres y niños y destruyen museos milenarios, destruyen valores que son
irreparables, insustituibles, estoy hablando de bombas que traumatizan, porque
dicen: “No, no murieron civiles”, ¿y los
millones de niños, de mujeres, de ancianos y de personas que escucharon el
tronar de los bombardeos, los estallidos, de madrugada y a toda hora, acaso no
quedarán muchos de ellos traumatizados para toda la vida, o es que el cerebro no
importa, o es que el equilibrio mental no importa, o es que la salud mental no
importa, o es que los nervios no importan, es que no están en la Carta de los
Derechos Humanos la ecuanimidad de la gente, la cordura de la gente, la salud
mental de la gente, quién los sostiene, quién los alimenta? Esos no se cuentan entre las bajas físicas,
pero son bajas, hacen casi más daño, porque quedan inútiles, enfermos sin
atención médica durante toda la vida.
Hace un momento hablaba de personas
ciegas en América Latina, a las que el orden mundial establecido condujo a la
ceguera para siempre, y hablo de 4 millones.
¿De dónde partimos?, de Cuba. En
Cuba tienen que ser operados de catarata alrededor de 30 000 por año. Claro, no se acumula, el hombre no cae en la
ceguera total, porque van, primero un ojo, después puede aparecer en el otro;
pero hay que operar 30 000, y de retinopatía diabética, una terrible
enfermedad. Y la diabetes, es una de las
enfermedades que azota, en nuestro país no se mueren los diabéticos, sencillamente,
porque son diagnosticados y son atendidos, se calcula unos 50 000 que
deben ser examinados y atendidos contra los riesgos de la retinopatía
diabética.
Ayer casualmente estábamos conversando
con un compañero y me cuenta lo siguiente: “Mi señora estaba contentísima, estaba
muy feliz, fue a tal hospital” —se hizo un chequeo—, “fue a verse porque se
decía que tal vez podía tener riesgo de glaucoma.” “¿Y qué le dijeron, la examinaron?” Dice: “No hay peligro, pero si hubiera un
riesgo, basta una aplicación de un rayo láser tal y te daría la garantía, para
toda la vida, de que nunca sufriría de glaucoma.” Así, con estas palabras, esa es la
importancia del diagnóstico, no lo diagnostican y luego es tarde; puede ser una
mácula, asociada a los años, a la edad, una sombra que crece, y se trata con el
rayo láser.
Nuestro país a fines de este año tendrá
la capacidad de operar no menos de 5 000 ó 6 000 pacientes diarios,
en 24 centros que tienen ya su equipamiento completo y de los más
modernos. Estamos todavía en la fase de
entrenamiento. Si un país bloqueado como
Cuba puede prestar ese servicio, ¿por qué no lo prestan otros países?, es la
pregunta que hay que hacerse. Porque
millones quedan ciegos y quién los atiende.
El que queda ciego en Cuba tiene por lo menos la atención de la
seguridad social. Y ese es un tema que
yo voy a discutir esta noche a las 9:00 con el Consejo de Estado, el Consejo de
Ministros, la dirección de nuestro Partido, la dirección de nuestro país, las
organizaciones de masa, las comisiones de la Asamblea Nacional, lo de mañana,
en que vamos a abordar la cuestión de las bajas pensiones y vamos a incrementar
las más bajas a 1 800 000 personas.
Hace unos días hemos revaluado nuestra
moneda, y hemos devaluado el dólar en nuestro país. Sí, por los superprivilegios que tiene, se lo
resumo si quieren en un solo ejemplo.
Ustedes saben que la electricidad es
indispensable, esa que se apagó aquí, y que un kilowatt
son 1 000 watts —espero que ustedes lo conozcan,
casi todos lo conocen, porque lo tienen que pagar—, un kilowatt
cuesta hoy producirse no menos de 10 centavos; el combustible para
producir un kilowatt vale 9 centavos. Bien, en virtud del fenómeno de la
devaluación de las monedas, en virtud de ese fenómeno, usted con un dólar compraba,
hasta hace relativamente poco, 27 pesos, cuando hace tres semanas valorizamos
nuestro peso en un 7%, se redujo a 1 por 25, todo esto fue hace dos semanas,
eso hicimos con el peso.
Hace una semana, mañana hará una
semana, revaluamos el peso convertible, y como el peso convertible tiene una
tasa de cambio..., volvió a revaluarse el peso cubano un 8%; 15% se ha
revaluado. Bien, con ese peso revaluado
mañana vamos a elevar las pensiones a todos los jubilados que reciben menos de
300 pesos, y por categoría:
a los que menos ganan, más; son generaciones de trabajadores que
han sufrido los rigores del bloqueo, que pasaron los sacrificios. ¡Ah!, los salarios se elevaron, pero las
pensiones se mantenían, no había recursos.
Los salarios más bajos los vamos a revisar también.
Digo que, al menos el que se queda
ciego, no se queda sin ayuda; el que tuvo un accidente, el que se queda
inválido o el que nació con una incapacidad, o el que la adquirió después,
porque a veces nace con determinadas tendencias y después sufren una
incapacidad a veces total, todos reciben ayuda.
Bien, no solo van a seguir recibiéndola, sino que van a recibir cada vez
más.
Mañana habrá un aumento general de más del
80% de las pensiones, desde mañana con un dinero revaluado y un dinero que
seguirá revaluándose, es algo, ¿no?
En otros lugares se quedan ciegos, ¿y
qué Estado los ayuda? ¿Qué organización?, únicamente las organizaciones
caritativas de las iglesias. ¿Cuántos
ciegos andan por las calles, cuántos niños ciegos o inválidos, limpiando
parabrisas, pidiendo limosnas?
Estamos desafiando al que quiera ver si
en nuestro país hay niños que no están en la escuela, que están en la calle en
vez de estar en la escuela, pidiendo limosna.
Hemos sido pobres, y hubo tiempos más difíciles, sí, hay algunos padres
irresponsables que los mandaban a pedirle a un turista; esas posibilidades
serán cada vez menos, porque lo tenemos todo calculado matemáticamente,
mercancía, precio, costo, costo internacional, ingreso, pensiones, necesidades
del hombre.
Es por lo que les decía que ya nuestra
Revolución ha acumulado un nivel de experiencia y ha creado las condiciones
necesarias para hacer lo que estamos haciendo.
Los alimentos nuestros han estado
racionados y no será eterno eso, pero fue indispensable. Nosotros hemos vivido una guerra que ha
durado 46 años defendiéndonos de los ataques del imperio. Hemos tenido que enfrentarnos a crisis, a
períodos muy difíciles, y aún estamos sobre las armas.
No hay duda de que después de esta
situación extrema y las crisis a las que nos condujo el bloqueo, eso no nos
llevó a ignorar al pueblo norteamericano.
El propio pueblo norteamericano reaccionará, porque en ese pueblo
también hay millones de personas cultas, de personas inteligentes, que reciben
noticias a través de Internet, que pueden ser engañadas bajo el impacto de un
hecho dramático como la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York, en un estado emotivo de esa naturaleza; pero no
puede —como decía Lincoln— ser engañado todo el
pueblo todo el tiempo.
En el caso de Estados Unidos, podríamos
decir: todo el
pueblo todos los días, a todos los pudieron engañar una parte del tiempo; pero
irán tomando conciencia. Los propios
errores los están conduciendo a las crisis, de las cuales vendrá la toma de
conciencia del pueblo norteamericano.
Ese pueblo está preocupado por el medio
ambiente, no le gusta que destruyan Alaska, que se renuncie al Acuerdo de
Kyoto, que los parques nacionales sean destruidos y sean sometidos a la
explotación minera o a la explotación petrolera.
Hay valores que el pueblo
norteamericano estima, entre ellos la salud y la paz, como todos los pueblos.
Ahora, ¿hasta qué punto el pueblo
norteamericano ha tenido derecho a una información objetiva? ¿No es eso una brutalísima violación de los
derechos humanos, prohibirle a toda una nación una información objetiva?
Hoy mismo, el gobierno de
Estados Unidos quiere destruir la poca apertura que se produjo hacia Cuba
cuando fueron autorizadas las ventas de alimentos en virtud de una ley del
Congreso, en que la mayoría de los senadores y de los representantes se
opusieron, pidieron el fin del bloqueo, y aquella ley que tenía aspiraciones
más amplias fue saboteada, la llenaron de enmiendas, un procedimiento que
tienen cada vez que quieren, vinculan una enmienda a una ley fundamental que no
admite dilación y todos los representantes se ven obligados a votar; pero ya la
mayoría está contra esa ley y los agricultores se oponen. Ellos están inventando, habían inventado que
se pagara por adelantado. Tenía
entendido que pagar al contado, sin retrasarse un segundo, era un mérito, y no,
eso no es ningún mérito; hay que pagar por adelantado, es lo que nos
pedían. ¿Para qué?, para embargarnos los
fondos y destruir la venta de alimentos.
Claro, todos hemos aprendido un poco y
sabemos qué daño ocasiona eso, lo medimos, lo calculamos, de dónde viene la
mercancía, cuánto vale el transporte, cuánto cuesta, etcétera, etcétera,
etcétera. Realmente nos hemos vuelto
inmunes a lo que puedan inventar, y lo que ha venido ocurriendo es que todo lo
que inventan les sale mal. Es así, no
estoy exagerando.
Ahora andan averiguando qué recursos
tiene Cuba. No se imaginan lo que hemos aprendido a ahorrar, no se imaginan lo
que hemos aprendido a utilizar bien los fondos, el grueso de esos recursos,
ahorros de cosas. Había demasiadas
personas decidiendo en qué se invertían las divisas, y, desde luego, recursos
nuevos, hay recursos nuevos; pero, fundamentalmente, son ahorros, y ya eso no
hay quien lo pare. Eso lo para nada más
que una guerra para destruirnos.
Tenemos ventajas en la situación nueva
del hemisferio, las relaciones con los países del hemisferio. Sabemos muy bien cuánto vale una libra de frijol negro, frijol colorado,
maíz; cómo lo cotizó la bolsa; cuánto cuesta el transporte, si decidimos hacer
un gasto en cualquiera de ellos; sabemos lo que tenemos que hacer, y hemos
estado haciendo gastos, pero de eso no quiero hablar.
Hemos estado tomando medidas. Puedo decirles que, por ejemplo, el 50% de la
producción de leche en polvo de Uruguay la estamos adquiriendo nosotros —y esa
debe llegar ya, la mitad de la producción de leche en polvo—; gobierno con el
que acabamos de establecer relaciones, un gobierno progresista, un gobierno
justo, un gobierno verdaderamente democrático, con lo difícil que es ser
demócrata del sistema, porque hablan de la democracia refiriéndose al
sistema. Es casi imposible ser demócrata
dentro de ese sistema, en virtud de milagros solo, y cuando bombardean a los
candidatos con todos los medios masivos —que él lo sabe, Vladimir
lo sabe, ¿tú te llamas Vladimir, verdad?, eso me
sugiere un nombre histórico, creo que bien conocido por los rusos, de ahí lo
tomaste tú, segurito; hay bastantes rusos que llevan el nombre de Vladimir; pero, él lo sabe— bombardeando y bombardeando,
creando reflejos. Una cosa es trasmitir
opiniones y otra es crear reflejos. El
mecanismo mediante el cual se mantiene engañadas a
millones de personas es mediante la creación de reflejos.
Hubo
un ruso eminente que estudió los reflejos, Pávlov, él
sabía cómo hacer bailar al oso y cómo hacer casi hablar a los monos,
a través de los reflejos, y es a través de reflejos que tratan a las
masas, las técnicas modernas de publicidad comercial, trasmitiendo las ideas
políticas mediante las técnicas de la publicidad comercial, creando reflejos.
Si
ustedes quieren crear conciencia, tienen que luchar contra los reflejos, y
nuestro país ha aprendido a luchar contra los reflejos, porque cuando triunfó
la Revolución, muchos ciudadanos de Cuba tenían reflejos que les habían creado
a través de la publicidad, así que las batallas no son batallas fáciles, y
así como al presidente Chávez todavía dicen que no es demócrata, que digan que nosotros
no somos demócratas, encantados, no perdemos el sueño por eso. Nosotros sabemos lo que somos, de sobra
sabemos lo que somos, lo que sentimos, lo que hemos hecho toda la vida, y los
principios que han regido nuestra conducta.
¿Qué es la politiquería?, son los pasquines, es la compradera de
votos. Todo el mundo sabe que para ser
presidente de Estados Unidos debe tener no menos de 300 millones, para
ostentar un cargo, se mide en dinero, y los que no pueden reunir 200 millones
ya renuncian en medio de la campaña; llaman a esa basura democracia. Al menos en nuestro país vota más del 95% de
las personas, y no hay publicidad comercial, ni pasquines que ensucien las
calles, lo cual está contra la higiene mental y el paisaje: “Vote por fulanito, es un santo, va
para tal lugar en el cielo. Nunca se ha
robado un centavo ni jamás se lo robará” —y así por el estilo—, “tiene todas
las virtudes del mundo.” De milagro no
está en el santoral de la Iglesia. Así
todas las mentiras inventadas en el mundo son los métodos de publicidad con que
se desarrolla esa supuesta democracia.
Yo no quiero discutir sobre eso, pero sí quiero decir que sé bien cuánta
mentira se esconde detrás de todo eso; pero en medio de todo eso el presidente
Chávez arrasó en el plebiscito, arrasó, y según los medios, no es democrático.
Yo
me he pasado horas observando la televisión, como amigo, como hermano de los
venezolanos, como estudioso, incluso, de los métodos y procedimientos de las
fuerzas enemigas de la paz y del progreso de los pueblos, y he visto cómo
trabajan, es increíble, y el tiempo que se pierde.
En
nuestro país no hay publicidad comercial, no, por eso todo lo que produce la
televisión aporta cero PIB, los servicios de educación, de salud de Cuba y de
recreación tienen casi cero PIB, porque son gratuitos, no se cuentan; de esa
forma una tonelada de cemento puede valer más que una vida. Alguien puede salvar una vida, porque a lo
mejor un médico le hizo que latiera de nuevo el corazón y dio tiempo a que
llegara a un hospital, eso vale menos que una tonelada de cemento, porque eso
no aportó nada al PIB.
Hay
que analizar los valores con que se miden, incluso, la literatura, el arte, la
riqueza, la calidad de vida. La calidad
de vida no aparece en ningún PIB, el hombre puede parar en un manicomio, el hombre puede vivir 10 años menos porque le
inculcaran que fumara, y se fumara tres cajetillas diarias, y después morir de
cáncer o morir de infarto. No, no le
enseñaron cuál es la higiene que debe tener si usted quiere que alguien viva
más años. Todo el mundo lo sabe, qué
hace falta para vivir un poco más de años, qué debe comer, qué ejercicios debe
hacer.
Entonces,
ya que tuve que abordar el temita, y como nosotros somos los grandes
violadores, los más grandes que han existido sobre la tierra, entonces explico
esto, cómo hablé de los ciegos, y les conté.
Sé que ustedes quieren saber cosas del hemisferio, sé que ustedes han
preguntado cuál es su futuro, sé que ustedes han visto con claridad que este
hemisferio es el futuro.
No
es el futuro, pero está llamado a jugar un papel muy importante en un mundo de
paz, en un mundo de diálogo, en un mundo civilizado, aquí tienen el potencial y
eso lo saben muchos, los europeos lo saben, si no, ¿qué hacía Zapatero allá en
la reunión, qué hacía Zapatero hablando en la Asamblea y pronunciando un
discurso constructivo? También, ¿qué
hacía un Comisario de Europa visitando a Cuba, este país tan diabólico?,
y vinieron, y los recibimos y conversamos con ellos y les dije: No tememos a ninguna discusión, los que menos
tememos en el mundo es discutir, hablar, porque realmente sabemos que contamos
con un arsenal bien grande de argumentos, de hechos, de historia, no de
cuentos, no de promesas, sino de realizaciones, de cosas hechas, que no andamos
divulgándolas mucho, ni nos importa, ¿qué nos importa divulgar lo que hacemos?
Yo
he estado en 20 reuniones y no he hablado, pero aquí en concreto, les expliqué
cómo son las cosas en este hemisferio del cual quieren saber y han discutido
sobre ese tema. Digo que hacen muy bien,
porque si Europa quiere estar y sabe que este hemisferio es decisivo, este
hemisferio de donde la quieren echar, y los chinos lo saben, con su sabiduría
milenaria, lo saben, con su experiencia.
No
hace mucho estuvo el Presidente de China aquí, y estuvo en otras partes de
América Latina, y visitó Brasil, y visitó Argentina, y el Vicepresidente
visitó Venezuela y visitó el Caribe.
Entonces yo digo, ¿acaso los rusos van a estar ausentes de este hemisferio? Ustedes han planteado muy correctamente que
Rusia no debe estar ausente de este hemisferio.
Este hemisferio decisivo para el futuro, que el imperialismo quiere
controlar indefinidamente y podrán cada vez menos, se lo aseguro, podrán cada
vez menos, porque con espíritu de conquista y de saqueo no se ganan los
corazones de los pueblos de este hemisferio.
A este hemisferio hay que venir a dar y a recibir, o si se quiere a
recibir y a dar. En este hemisferio
pienso, y yo no represento ni mucho menos el hemisferio, pero tengo derecho a
pensar que hoy solo se puede venir a intercambiar, solo se puede venir a unir,
solo se puede venir a ayudar y a ser ayudado; asistir y ser asistido, compartir
y unirse no solo en busca de beneficios materiales o económicos, sino también
en busca de paz, en busca de fuerzas que hagan prevalecer la cordura y la paz
en el mundo, en busca de fuerzas que ayuden a salvar la civilización de que
ustedes hablan. Eso lo sé muy bien, y
cuando leía los resúmenes, sé que algunos de ustedes plantearon este
problema. Sí, y no veo otro camino.
Sé que no hace mucho en Europa se
reunió el Presidente de Rusia con el Presidente de Francia, con el Primer
Ministro de Alemania y otro Presidente que no recuerdo ahora, no estaban muy
felices los que dirigen al país vecino del Norte.
Pero vean, observen: se reúnen allá en París cuatro
presidentes —de milagro no estaba el chino ahí, en cualquiera está el
Presidente chino—; se reúnen allá en Venezuela, en la patria de Bolívar, el
Presidente de Argentina, el Presidente de Colombia, el Presidente de Venezuela
y el Presidente de España, vean cómo se comunican los espíritus, las
corrientes; el pensamiento viaja y vuela y es lo único que viaja más rápido que
la luz, más rápido que la electricidad.
El pensamiento vuela y son pensamientos, cada cual observa qué pasa en
todas partes. Allá, crear conflictos,
crear divisiones, promover guerras, porque en un momento en que un país como
China se yergue con esa fuerza, lo ideal para el imperialismo es promover guerras
allí, secesiones, conflictos que interrumpan el extraordinario desarrollo de
ese país.
Todo el mundo sabe que las competencias
económicas dieron lugar a las guerras, esos colosales déficits
comerciales y esos colosales déficits
presupuestarios, debido, fundamentalmente, a carreras armamentistas sin
impuestos; guerras sin impuestos, despilfarro pueden traer también tentaciones
a promover conflictos que pongan fuera de la lid a países que tienen potencial
de desarrollo grande.
Me pregunto si en ese colosal imperio norteamericano
hay líderes —me refiero ahí entre los fundamentalistas— políticos que deseen el
desarrollo de Rusia, me lo pregunto, si quieren que Rusia prospere, que la
economía rusa prospere, que el rublo ruso valga, que las producciones de Rusia
tengan mercado, que el combustible ruso, el gas y el petróleo tengan valor, o
la madera de Siberia o el níquel de Norilsk, u otras cosas que nosotros conocemos que producen
los rusos.
Sabemos dónde había calidad y dónde no
había, como también en Occidente, sabemos lo que sirve y lo que no sirve, lo
sabemos muy bien, el valor y las posibilidades que tiene cada uno de los
países, no podemos ignorarlo, no podemos darnos el lujo de ignorar eso.
Me pregunto: ¿Qué espacio va quedando, si todo es
conquistado, si todo es ocupado, si Iraq es invadido,
si Irán es amenazado porque puede tener armas nucleares?, y en realidad hay
países que son aliados de Estados Unidos que tienen cientos de armas nucleares
y, sin embargo, se ha permitido, nadie discute, es la verdad, todos lo sabemos,
ustedes saben a lo que me estoy refiriendo; no quiero nombrar países, no tengo
nada contra ningún país, pero sí tengo compromiso con la verdad y sabemos cómo
son las cosas, la ley del embudo, lo ancho para uno, lo estrecho para otros. Así anda el mundo, y ese mundo ustedes saben
que conduce a un callejón sin salida, es así, eso no lo puede negar nadie.
Pero esa realidad también está
despertando las conciencias.
Esta misma crisis petrolera va a
despertar conciencia. Allá, quien dirige
al Norte, declaró recientemente: A buscar todas las energías. La nuclear, desde el accidente de Chernobil, ha creado en el mundo un justificado temor. Y ya
ahora en Estados Unidos no es fácil ponerse a construir en serie plantas
nucleares. Bueno, volver al carbón; no
es fácil volver al carbón con sus efectos contaminantes.
Se habla de hidrógeno, el Presidente de
Estados Unidos habló de hidrógeno, lo que no ha dicho todavía si el hidrógeno
lo va a sacar de los gases, de la energía fósil o lo va a sacar del agua,
porque si lo va a sacar del agua, seguramente le vamos a enviar todos una
felicitación, hasta yo le mando una calurosa felicitación si saca del agua la
energía, y estaría dispuesto a proponerlo como Premio Nobel
y pedirle a la gente que firme e iniciar una lista de firmas para que lo
canonicen incluso, si tuviera la feliz idea de resolver los problemas sacando
del agua el hidrógeno con que va a hacer funcionar los automóviles.
Sí, sé muy bien, porque aquí teníamos
tres o cuatro compañeros fanáticos que querían sacar el hidrógeno del agua,
trabajaron como 30 años, yo me acuerdo que los visité y todo. Sé que una vez explotó, porque realmente
consiguieron un poco de hidrógeno y lo que tuvieron fue una explosión, pero yo
no sé de ellos desde hace tiempo.
Sé muy bien que todo el mundo está
fabricando el carrito con el hidrógeno en Japón, en Europa, en Estados Unidos,
lo que no se ha dicho de dónde sale el hidrógeno, porque si va a salir del
petróleo, bueno, igual que todos estos materiales, esta botella, esta tapa,
este teléfono creo que sale también del petróleo, no sale del acero ni del
hierro, todo sale del petróleo, no hay nada que no salga del petróleo, creo que
hasta nosotros salimos del petróleo (Risas), esa es la realidad.
Hay una pregunta: ¿Qué va a pasar cuando se acabe?, y todo el
mundo sabe que se acaba, eso no lo ignora nadie, hay que ser un analfabeto
total, absoluto o un irresponsable total para creer que el petróleo va a durar
100 años más a este mismo ritmo de gasto.
Sí, hay técnicas más modernas, lo
encuentran más pronto y mientras más pronto lo encuentran en el fondo del mar,
más pronto lo botan, más pronto lo malgastan.
La lucha debe ser para que los automóviles ahorren.
Una de las cosas que hizo ese gobierno
fue suprimir algunas medidas que exigían de los carros cada vez un consumo
menor, ¿entonces qué, a conquistar el mundo a cañonazos, amenazarlo con todas
las armas, todas las escuadras, todos los portaaviones, todos los cohetes
cruceros y todas las armas nucleares, para que sean obedientes, sean
disciplinados, produzcan materias primas, produzcan petróleo, para seguir
gastando el 25% de la energía mundial?
Nosotros estamos haciendo algunos
esfuercitos que pudieran ser interesantes, en materia de energía y de ahorro de
energía, que estamos llegando pero minuciosamente a la esencia de los
problemas. Vamos a hacer una modesta
contribución al mundo, sencillamente ahorrando tal vez el 50% de la energía
eléctrica que consumimos, ahorrando unos cuantos cientos de millones de dólares
en energía, que parte de eso se va a convertir en todos esos programas de que
les hablaba, y parte en inversiones altamente beneficiosas, y yo diría que
altamente rentables, y a partir del conocimiento, a partir de una materia prima
que se llama educación y conocimiento; a partir de una materia prima de gran
valor que se llama capital humano; capital humano es lo que tenemos,
fundamentalmente, y ya veremos.
Como les decimos a nuestros
compatriotas, ¿perfectos? No, seríamos
los últimos en decir que estamos satisfechos; lo que hemos aprendido con el
tiempo, con los errores, hemos adquirido una experiencia. Eso es un privilegio, no es ni siquiera un
mérito.
En mi caso personal, si he vivido un
número de años no puedo decir que sea un mérito, es una suerte, sobre todo cuando
había tantos intentos por ponerme fuera de combate prematuramente. Si la naturaleza me había dado una cierta
capacidad de vivir, para qué quitármela.
Pues, bueno, he vivido, he aprendido algo; no yo solo, hay todo un
contingente de gente que ha aprendido, hay un pueblo que ha aprendido a lo
largo de 46 años, un pueblo consciente de sus cualidades y consciente de sus
debilidades, consciente de sus defectos.
Nosotros estamos muy conscientes de nuestros defectos y somos críticos,
y bien críticos, y no tendría el menor reparo en decirles a ustedes todos los
errores que hemos cometido.
Nosotros no vivimos a base de ocultar
errores, nosotros vivimos a base de decir verdades, nosotros vivimos a base de
ser honestos, nosotros vivimos a base de rectificar incesantemente, nosotros
vivimos a base de hacer examen de conciencia de nuestra conducta y de no
dormirnos nunca sobre los laureles, y por eso ahora podrá darse la impresión de
ave fénix que resucita de sus cenizas. Sí,
esa es la impresión que van a tener en muchas partes del mundo, de una avecita
fénix, una golondrina que resucita de sus cenizas. Esa es Cuba volando y volando alto, si lo voy
a definir con algunas palabras.
Me parece que he hablado más de la
cuenta, en realidad, y ustedes están conformes; sí sé que están conformes, por
lo menos es verdad, no dirán que dejé de ser sincero, no dirán que tuve temor
de hablar con claridad y con franqueza, con respeto, decir verdades. He hablado como hermano, he hablado como
persona que aprecia la vida.
Yo también dentro tengo sentimientos
fuertes, no he dejado que hable el sentimiento, he tratado de que hable la
razón, porque lo decía nuestro poeta hablando de la literatura. Cuando él hablaba de literatura y hablaba de lo
que leía allá, me acordaba de la prisión de Isla de Pinos, actual Isla de la
Juventud, en prisión solitaria. Yo leía
también los libros de Tolstoi y leía los libros de Dostoievski, todos los leí, parecía un masoquista yo
leyéndome en una prisión el libro de Dostoievski, que
si el hombre con una misma piedra de aquí para allá y de allá para acá, y El príncipe idiota, Crimen y castigo, Sepulcro de
los vivos, todos. Y los libros de Tolstoi. Qué
excelente literatura rusa.
Bueno,
debo decir la verdad, ya yo era marxista-leninista cuando inicié la lucha
armada, lo fui, lo soy y lo seré, y nadie se extrañe de eso, porque no soy un
dogmático, analizo los méritos que pueden tener las personas en la historia,
nunca reniego de mis ideas, y soy capaz de ser crítico; pero no tengo nada que
criticarles ni a Marx ni a Lenin, se los digo honestamente —yo podría hacer
otras críticas—, ni a Engels le hago crítica, fue el
primero que me enseñó que hasta las estrellas se apagarán cuando la energía se
agote, y hay estrellas apagadas hace rato, mientras otras se alejan del
presunto sitio de la gran explosión.
Lenin no había nacido todavía, cuando
Marx publicó el Manifiesto Comunista.
El mundo de hoy es muy diferente al
mundo que Marx y Lenin conocieron; nadie pudo conocerlo, nadie pudo imaginar
las comunicaciones en cuestión de segundos. Vieron la globalización, vieron a
lo que conducía un sistema donde las fuerzas productivas se desarrollaban,
vieron que el desarrollo de esas fuerzas productivas alcanzaría tales niveles
que produciría en el mundo situaciones nuevas, grandes cambios. Hemos llegado a una globalización, esa
globalización creada en condiciones no imaginadas por nadie. Las contradicciones y las competencias se
resolvían mediante las guerras. Hoy
ninguna guerra puede resolver ningún problema.
Las guerras ya quedan prohibidas de por sí, porque en una guerra moderna
no habría ni vencedores ni vencidos.
Ustedes lo saben, los rusos, como superpotencia que fueron, y grande y
poderosa, potencia que son hoy.
Nosotros fuimos testigos de cuando
había un cierto equilibrio, primero tenían ellos el arma nuclear, después hubo
un equilibrio, y cada vez fabricaban ambas partes más armas; entonces ya la
diferencia consistía en que una podía destruir a la otra quince veces y la otra
podía destruir a aquella diez, la cuestión era el número de veces en que una
podía destruir a la otra. Ustedes, los
rusos, dejaron de ser superpotencia, y sin embargo todos saben que cada una
puede destruir a la otra cinco veces.
Como poder real, desde el punto de
vista técnico-militar, al Estado ruso le sobra como cuatro veces poder; porque
bastaría con uno solo para destruir al otro, y a aquellos les pueden sobrar
más, por gusto. Y un día el pueblo
norteamericano comprenderá eso, lo comprenderá, hay esperanza.
Puedo decirles que me siento feliz de
ver esta reunión, de verlos a ustedes hablando como han hablado aquí; me hace
feliz, me alegra, porque ese país, con tantos méritos, con tanta historia, con
tanto heroísmo, veo un potencial de contribuir a la paz en el mundo, de
contribuir a la civilización, a preservar la especie. No sobramos, y mucho menos sobran los que
puedan hacer mucho, como Rusia, por preservar la especie, como China, como
Europa, como América Latina; entre todos juntos podemos hacer algo, y
entre todos juntos, algunos más que otros, veo a Venezuela, veo a Brasil, veo
que pueden hacer mucho.
Veo
lo que acaba de hacer Argentina, cómo abordó un problema de la deuda. Me asombré hoy, que yo voy a llamar, fue creo
que el Ministro-Presidente del Banco Central quien me habló hoy y me dijo que Bush había hecho unas declaraciones muy elogiosas para
Argentina. Voy a volvérselo a preguntar,
de verdad que todavía no lo creo; pero elogiaba a Kirchner
para atacar a Chávez, para atacar la reunión de ayer que no le ha gustado nada. Desde luego, a Kirchner
no lo van a neutralizar con halagos ni nada parecido, si Kirchner
lo que le ha dado, digamos, es un jab; más que un jab, un golpe duro; no ha noqueado al Fondo Monetario
Internacional, pero lo ha dejado medio tambaleando con la forma con que abordó
la deuda. Es la primera vez que un país
adopta esa posición decidida, la que adoptó Argentina.
Todavía
el Fondo Monetario Internacional vivirá algún tiempo más, no creo que mucho, y
cuando digo que no creo que mucho, es que no creo que viva dos decenios más;
incluso, les digo, tengo dudas de que ese Fondo viva un decenio más, porque las
cuentas no cuadran. Las saco, sumo,
resto, multiplico, divido y no da, la crisis no la soporta; ya no es crisis,
sino suma de crisis:
la suma de crisis, la suma de problemas no da para que este orden
dure menos de dos decenios. Siempre han
inventado algo:
fórmula tal o más cual, o el método keynesiano, riego dinero,
evito la crisis imprimiendo billetes, aumentando la liquidez, etcétera.
Solo
me queda una deuda con ustedes, he hablado rápidamente, estoy dispuesto a
responderles cualquier pregunta que me hagan, cualquiera, la que se les ocurra
hacer, y no una, dos, tres, el tiempo que él me dé.
Yo
llegué siete minutos retrasado, hacía mucho tiempo que no llegaba retrasado un
minuto; pero es que estaba conversando con el Ministro de Agricultura de
Canadá, estábamos hablando de agricultura, precios de los productos, qué precio
tenía el trigo, el maíz, los frijoles, las lentejas, los chícharos, las vacas,
muchos datos, cómo estaba la producción, todo.
Le
estaba hablando de las cosas que le vamos a comprar a Canadá este año
2005. A mí no me gusta hacer promesas,
pero le prometí que le íbamos a comprar este año tres veces más de que lo que le
hemos comprado el año pasado; sí, porque tenemos algunos plancitos. Están elaborados, aunque no están divulgados.
Entonces,
ustedes me perdonan que haya llegado siete minutos tarde, porque estaba
hablando con el Ministro de Agricultura y con un grupo de agricultores
canadienses.
Ellos
tenían que irse, tenían una reunión y yo quería venir para acá. Me enteré de que se iban a las 4:00, a la
hora en que yo había planteado reunirme con ustedes. Llegué unos minutos tarde, y sé que mis
compañeros estarán de acuerdo si yo les explico respondiéndoles a ustedes
algunas preguntas, me retrasé unos minutos.
No
te ocupes, que después de esto les van a dar cena a ustedes, a todos (Risas).
Bien,
me someto a cualquier pregunta que ustedes deseen hacer de cualquier tema
(Risas).
Venga
la dominicana, que me dicen que es una gran escritora.
Luisa Zheresada
Vicioso.- En ese diálogo de civilizaciones, a mí me
gustaría que usted nos dijera dónde usted ubica al Caribe.
Usted
sabe que nosotros, como región, hemos producido de los más extraordinarios
teóricos, no solo para nosotros, sino para el mundo, Frantz
Fanon, comenzando, y su papel en África, y para los
oprimidos del mundo.
Cmdte.- ¿Qué, tú crees que yo no soy caribeño y yo no
siento como caribeño?
Luisa Zheresada
Vicioso.- Yo lo sé.
Cmdte.- ¿Tú no sabes que cuando ustedes tenían a
Trujillo allí y yo era un estudiante de Derecho de segundo año, Presidente del
Comité Pro Democracia Dominicana, cuando aquel año 1947 se organizó una
expedición para ir a liberar al pueblo dominicano de Trujillo, yo me enrolé en
esa expedición? Fui el único del Comité
que me enrolé, y, a pesar de que eran enemigos míos los que estaban ahí, fui.
No
sé si lo sabes, permanecí hasta el final, muchos desertaron. Se produjo un problema en un momento
determinado y el barco en que yo iba lo detienen allá en las proximidades de la
costa de Haití. Yo no era el jefe, yo
era teniente de un pelotón, porque tenía un poco de conocimientos y me gustaban
las aventuras, no lo voy a negar. Si me
quieren llamar aventurero, acepto con honor el título de aventurero en la
geografía, en las excursiones y en cualquier otra cosa; no en política. En política aceptaría el calificativo de
audaz, y el que no lo sea que no se inicie en ese oficio, más vale que se lo
deje a otro, ¿comprenden? (Risas.)
Pero
me fui para allí antes de finalizar el segundo año de la carrera. Cumplí 21 años en un cayo, donde se
organizaba la expedición dirigida por una mano de gente imbéciles y
autosuficientes cubanos que ayudaban a los dominicanos y pretendían hacerlo
todo.
Allí conocí a Juan Bosch
y desde entonces lo distinguí en su valía intelectual, su sentimiento. Allí conocí a Pichirilo,
fue el que vino en el Granma, era capitán del barco en que yo iba,
que se llamaba Aurora. Alguno traicionó, iba en otro barco más
rápido, eran cuatro barcos, llevaban dos de desembarco, y allí, desde la bahía
de Nipe, se recibió una orden del otro barco que
decía que lo esperaran cerca de Moa, próximo al Paso
de los Vientos. Allí había una fragata
grandísima. Nunca me parecieron tan largos los cañones de una fragata, porque
los desenvainó, los mostró y dijo: “¡Para atrás!”, no les quedaba otro
remedio a los responsables de la expedición.
Iba conmigo Pichirilo,
como ya dije, en ese barco, un dominicano.
¡Qué decidido y valiente! Fue
años después nuestro piloto en el Granma. Nos hicimos
hermanos, porque aquel día yo me sublevé de la expedición, de la compañía donde
era yo jefe de pelotón, y dije: “Me opongo a que regresemos a ese
puerto, hay una situación en Cuba, los van a hacer a todos prisioneros, y no
acepto”.
Yo era partidario de que salváramos las
armas en la región montañosa, y reuní armas y hasta tenía un montón de
colaboradores, entre ellos, el capitán del barco. En esa ocasión fue que me hice amigo de él,
se volvió cómplice mío en aquella complicada situación cuando me sublevé contra
los jefes cubanos y dominicanos.
Rebelión, hice lo que hizo Hugo Chávez.
Me rebelé porque me negaba a volver a un puerto donde se iban a perder
las armas e iban a caer todos prisioneros.
Al principio hasta pensé que la fragata que nos cerraba el paso era
dominicana. Pronto me percaté de que era
cubana.
Persistí en la complicidad con Pichirilo. No pude
hacer el movimiento aquel porque la fragata nos siguió de cerca. Esperábamos la noche. Con la complicidad del capitán, se redujo la
velocidad de la misma a menos de la mitad.
De nada valió, era verano y oscurecía más tarde. Seguí rebelado hasta que abandoné el barco en
una balsa y me fui con tres más, los únicos cuatro, de mil y tantos, que no
caímos prisioneros. El capitán le dijo a
la fragata que no conocía la entrada y temía encallarse. Era aventurero, lo admito. Todo el mundo creía que me habían comido los
tiburones, y un día sorprendí a todo el mundo, resucité. He resucitado muchas veces, más de una vez.
Así que yo conozco la causa, la quiero
y soy caribeño. Ya tú sabes nuestras relaciones con los revolucionarios
dominicanos y con Caamaño aquí, a donde viajó después de su heroica
resistencia. Después de nuestro triunfo revolucionario, decenas de
revolucionarios cubanos aterrizaron en las proximidades del macizo montañoso y
lucharon contra Trujillo.
Es decir, yo he sido un militante de la
causa caribeña. Yo soy un caribeño, vivo orgulloso de nuestras relaciones con
el Caribe.
Tengo grandes simpatías con el Caribe
de habla inglesa.
No creas que yo soy
un fanático de los latinoamericanos; yo soy un crítico, como soy de mí mismo, y
puedo serlo de los cubanos.
Y fueron ellos, los caribeños, los que
ayudaron a romper el bloqueo de América Latina cuando todos rompieron con
nosotros, menos México. Los caribeños
que no eran independientes siquiera cuando triunfa la Revolución fueron los que
promovieron el movimiento junto a Torrijos, y también un venezolano en aquel
tiempo, que después desempeñó papeles en distintas etapas de su vida, en esa
época no fue de las peores; pero había una corriente y apoyaron.
Fueron los caribeños los mejores amigos
que hemos tenido en este hemisferio, no fueron los latinos; fueron los
caribeños, y con ellos tenemos vínculos muy fuertes y todos ellos tienen
derecho a estudiar en nuestras universidades sin restricción, todas las becas
que quieran, y gratuitamente.
Hay una escuela latinoamericana de
estudiantes de medicina aquí, que tiene 10 000 estudiantes
latinoamericanos y caribeños.
Quizás debí haber dicho que la
existencia del proceso revolucionario venezolano y los acuerdos económicos con
China han sido factores de mucha importancia; los acuerdos con Venezuela sobre
la base del ALBA, el que suscribimos el 14 de diciembre, 10 años después de que
vino Chávez la primera vez, lo suscribimos con un acuerdo altamente beneficioso
para los dos países. Estamos semintegrados. El sentimiento, la idea, la voluntad de
integración es la misma.
Yo, antes de ser marxista, era
comunista, ¡comunista utópico! ¿Dónde lo aprendí? De la vida, de la reflexión. Estudiando economía llegué a la convicción
esa.
Nací y viví en un latifundio que tenía
10 000 hectáreas, mi padre era el dueño del latifundio y de todas las
demás cosas, menos de la escuela y del telégrafo. Era dueño hasta de la valla de gallo, de la
carnicería, del ganado, de los tractores, de los camiones, de la tienda, del
almacén, cuando Carlos Marx habló de que la propiedad privada existía, solo a
condición de que no existiera para las nueve décimas parte de la población, yo
lo podía comprender, porque nací en un lugar donde mi padre era dueño de todo.
Estudié en escuelas religiosas. Así que yo no nací en una cuna
proletaria. Es más, si no hubiera sido
hijo del terrateniente, no hubiera podido estudiar, y si no hubiera podido
estudiar, entonces no habría podido ni tener una idea, no habría podido tener
una causa que defender.
Tengo que agradecerle a esa
circunstancia haber podido aprender algo, no ser analfabeto político. El
analfabetismo político me lo quité yo mismo, porque yo estaba alfabetizado en
las ideas. Bueno, no, ni tanto, porque era hijo y no nieto de terrateniente; no
llegué a vivir la vida burguesa en un barrio aristocrático donde habrían hecho
de mí el reaccionario más grande que hubiera existido en este país, porque en
un sentido o en otro, yo no me iba a quedar en la mitad del camino.
Bueno, por temperamento hay gente que no
se queda en la mitad del camino, son demasiado entusiastas, en un sentido o en
otro, y así he tenido que hacer un poco de autobiografía aquí para demostrar
que he sido caribeño; pero soy latinoamericano también, soy africano, soy ruso,
soy chino, soy japonés, soy vietnamita.
Y Viet Nam, cuando estaba en medio de su guerra, sabía que podía contar
con nuestra fuerza, y los sudafricanos saben que podían contar con nuestra
sangre, y contaron con nuestra sangre, cuando allí tenían siete armas
nucleares. Así que no tendría que
esgrimir muchos argumentos para demostrar que nuestro corazón no es un corazón
chovinista ni va a excluir a los caribeños ni mucho menos, ustedes tendrán un
lugar bien grande.
Si quieren buscar gobiernos serios,
busquen a los gobiernos caribeños de los que fueron colonia inglesa hasta hace
unos pocos años; son de los más serios como gobiernos, como gente fiel, de los
que menos analfabetismo tenían. Tienen
menos analfabetos que los que nos liberamos de España —o ustedes, que se
liberaron de España, nosotros tardamos como un siglo, éramos un Estado
esclavista—, hay menos analfabetos en el Caribe que en América Latina; hay
mejores servicios médicos, mejores niveles de salud que en América Latina,
quitando a Haití, porque Haití es el primer país que se subleva, el país donde
todo el mundo ha intervenido. Ninguna de
esas potencias es capaz de mandarle un médico.
Hay unos que dicen que son Médicos sin
frontera, muy bien, los felicito, condecórenlos, denles el Premio Nobel, pero son cuatro gatos nada más. El problema es que toda Europa junta no puede
enviar los médicos que Cuba tiene en Haití.
Me perdonan que tenga que decir eso, pero es una verdad, no tienen 500
médicos; toda Europa junta y Estados Unidos no tienen los médicos que
nosotros tenemos en África; toda Europa junta y Estados Unidos no tienen
los médicos que Cuba tiene en Centroamérica, prestando servicio gratuitamente.
No es como la situación de Venezuela, que tenemos ya un acuerdo de intercambio
de bienes y servicios.
Yo sé aquí adónde van a parar todos los
beneficios. Nos quieren criticar de que hemos centralizado.
Si no centralizamos no podemos hacer lo que estamos haciendo; como en la
guerra, en la guerra las decisiones que toma un estado mayor son decisiones que
tiene que tomarlas rápido, donde no se puede poner a deliberar demasiado.
Aquí discutimos, aquí nadie puede
empeñar este país.
¿Quiénes contrajeron las deudas de
América Latina? Los ministros de Economía, ni siquiera el Parlamento, con
el pueblo no discutieron nunca esas deudas colosales que contraían los
gobiernos, el Ministro de Economía decidía si el país se endeudaba en 40 000
millones o no. Para el aumento de las
pensiones tengo reunido a todo el Estado; tengo facultades, porque la
Constitución me da más facultades que a un Ministro de Economía en
América Latina, soy Presidente del Consejo de Estado y Presidente del
Consejo de Ministros, elegido por la Asamblea Nacional, puedo convocar al
Consejo de Estado. Están reunidos también los presidentes de los Poderes
Populares de cada provincia, hay dirigentes de las organizaciones de masa, el
Presidente del Banco y todos los presidentes de los principales bancos, que son
del Estado, no son privados, y allí todos, y les pedí: “Hagan un dictamen, ¿se puede o no se puede? Porque son cosas pensadas, calculadas y bien
calculadas, y allí decidimos lo que hacemos.
Como Primer Secretario del Partido cité a los principales cuadros del
Partido.
En América Latina, tan
democrática, los ministros de Economía decidieron las deudas y ese gobierno
imperial no dijo que eran países antidemocráticos, no dijo nada parecido, eran
superdemocráticos los que contrajeron la deuda.
En 1985, dimos la batalla contra la misma, por 350 000 millones; hoy deben
750 000 millones. Vean cuánta democracia
reinaba en este hemisferio.
Y en Centroamérica y en otras partes,
¿qué pasa en Costa Rica, esa cuna, esa cúspide del pensamiento
democrático? En Cuba tenemos hoy
70 000 médicos y más de 50 000 especialistas, luchamos a brazo partido
contra el robo de cerebros, y en Costa Rica tienen más de ochocientos médicos
de origen cubano que años atrás le robaron al país.
Un día, en una reunión internacional,
me lo contó un presidente de Costa Rica, de los muchos que pasan sin gloria por
aquel país: “Tenemos allá 800 médicos cubanos.”
Le digo: “Ah, sí, tienen 800 médicos”, pero no han pagado un solo
centavo por los 800 médicos que formamos
nosotros.
Estados Unidos quiso fabricar una
vitrinita frente a Cuba para demostrar que con “democracia” se podía hacer lo
que tan “antidemocráticamente” hacía Cuba, que era salvar vidas de niños,
salvar vidas de madres y todas esas cosas; una vitrinita, y Costa Rica tiene
800 médicos cubanos que practican la medicina tarifada.
Eso tiene mucho valor cuando se va a
discutir por qué tenemos que estar pagando los 300 kilowatts
que se podían comprar con un dólar, y se compran por un dólar 300 kilowatts que le cuestan al país 25 dólares en divisas
convertibles para producirlos.
Vean qué forma de abusar del dólar que
enviaban a Cuba. Si tenía un refrigerador viejo y el refrigerador ese perdió el
termostato, le cuesta siete dólares al Estado cubano mensualmente. Uno de nuestros ahorros es que van a
desaparecer todos los refrigeradores sin termostatos, no porque nos los vamos a
llevar y enviarlos como chatarra, sino porque les vamos a poner el termostato y
porque les vamos a poner también las juntas para que no se les vaya el frío,
porque hemos descubierto que gastan entre 7 y 8 millones diarios de kilowatts, ni se sabe los millones que ahorramos por ahí,
con 10 millones de inversión en termostatos, cosa que no sabíamos y hemos ido
descubriendo a medida que se pone más caro el combustible, que cuesta más caro
producir un kilowatt.
Entonces, ¿qué ocurre con la
electricidad?
Quizás algunos tengan más termostatos
que nosotros, porque no vivieron el bloqueo que hemos vivido los cubanos. El bloqueo que ellos viven es otro más
terrible, un bloqueo que produce analfabetos, un bloqueo que produce
desnutridos, hambrientos, mortalidad infantil, mortalidad materna, reducción de
perspectivas de vida, la democracia que les han llevado allí. Es un bloqueo peor que el económico, porque
ese bloqueo no existe aquí hace rato, y es por eso que podemos hasta devaluar
el dólar. ¡Miren qué maravilla!, y no
pueden protestar, porque, ¿quién nos puede exigir, quién nos puede exigir que
tengamos que pagar 25 dólares por los kilowatts de
electricidad que se compran con un dólar que envían desde allá? ¿Y quiénes los envían? ¿Braceros analfabetos? No.
Ellos no recibieron analfabetos de Cuba.
La emigración que recibieron de Cuba era de muchos graduados
universitarios, técnicos medios y muchos antiguos terratenientes y burgueses
que sabían hacer negocio.
La emigración que tiene más ingresos en
Estados Unidos es la cubana, mucho más que la dominicana, y la haitiana, y
la de cualquier otro país latinoamericano.
Ah, pues bien, tenemos una moneda
propia. Expulsamos el dólar de la circulación, lo sustituimos por el peso
convertible. Ahora vamos hacia la revaluación de nuestro peso, y a la revaluación
de nuestro peso convertible, las dos monedas.
Un paso en una dirección, otro en otra.
De modo que ahora el dólar sí ha quedado devaluado frente a nuestro peso
convertible, y nada, no tienen argumentos.
¿Qué quiere decir ahora con esa
devaluación? Que antes compraban 27
pesos por 1 dólar y ahora compran solo 25.
Es una medida que podemos aplicar cuantas veces sea necesario.
Qué golpe le podemos dar al pobre
dólar. Allá en Estados Unidos pagan
12 y hasta 15 centavos por el kilowatt de
electricidad. Aquí pagan menos de un
centavo de dólar. ¿Cómo se compra? Bueno, con un centavo, si realmente consumen
menos de 300, hoy con un centavo compran 3 kilowatts.
¡Qué crimen hemos cometido contra el
dólar! ¡Qué queja terrible! ¡Qué acto vandálico hemos cometido que les
hemos pedido que con un dólar paguen más!
Casi ni lo hemos tocado, apenas
lo hemos rozado con el pétalo de una rosa.
Ahora podemos rozarlo con el pétalo de una rosa; pero también con una
lima, si queremos podemos rozar, acariciar con ellos los dólares o limarlos.
¡Qué maravillosa cosa es no pertenecer
al Fondo Monetario! ¡Qué maravillosa
cosa que no tengamos que pedir ayuda a esa institución en este cambiante mundo!
Dentro de cuatro años se cumple el 50
Aniversario del triunfo de la Revolución.
Ya se cumplieron 50 años desde el inicio de nuestra lucha armada el 26
de Julio de 1953. Son más de 50 años de
lucha, más de 50 años de experiencia.
En nombre de eso hablo, y solo en
nombre de eso me atrevo a hablarles a ustedes.
Y no siempre hablo así, hablo así hoy porque estamos definiendo cosas
muy importantes.
Yo concibo toda forma de socialismo con
un mismo objetivo y una vía diferente de llevarlo a cabo, un estilo diferente,
nacido de las raíces, de las circunstancias históricas y de las circunstancias
concretas de cada país. Nosotros estamos construyendo este, ya les expliqué
cómo lo hicimos. Ahora es que podemos
obtener todas las ventajas de lo que hemos hecho. Ahora empezamos a recoger los frutos; ahora
cuando no dependemos más que de nuestra propia conciencia, nuestro capital
humano, nuestra experiencia y nuestra voluntad de rectificar todos los errores
que hemos cometido en cantidades industriales, errores tácticos, y algunos
grandes pero no estratégicos. Realmente
hemos tratado de evitar a toda costa errores estratégicos, que por definición
son irreversibles.
Quiero que ustedes sepan que algunas de
las cosas que nos pasaron fue como consecuencia de
teorías y de libros que se escribieron en otros tiempos y en otras partes.
Lo más que puedo decir en mi descargo
como abogado —así me tuve que defender una vez— es que siempre he sido
antidogmático, siempre he estado contra dogmas, esquemas, libritos que hablan
de una cosa. Pienso algo más —y Osvaldo
lo sabe bien—, pienso que la economía como la política no es una ciencia, sino
un arte. Los artistas no pueden decir
que dominan una ciencia, necesitan de la ciencia, necesitan de todos los
cálculos. Si usted no resta, suma,
multiplica, saca la raíz cuadrada, usted no puede sumar nada; pero el poeta
mezcla palabras, ideas, imágenes, estilos. El escritor hace lo mismo. El
político mezcla cosas, mezcla factores; el economista mezcla también elementos,
economías. El monopolio ha existido siempre, el libre comercio no ha existido
casi nunca, eso no son más que teorías a las cuales se oponían todas las
naciones industrializadas.
Ahora cuando dominan al mundo, les
dicen a los demás que están por desarrollarse: libre comercio, cero aranceles, cero esto
y cero lo otro.
Es una cosa bien clara: para mí la economía
es un arte y es una ciencia, y la política es un arte y no una ciencia. Apóyense en la política, apóyense en la
ciencia y apóyense en todos los elementos.
Ahora, yo tengo el mejor concepto de la
economía, la veo como un arte, y de la política, la veo como un arte.
¿Alguien quiere hablar? Oye, preside.
Denles la palabra a todos los que
quieran.
Les respondo a todos los periodistas,
los que quieran.
Obispo
Feofán.-
Compañero Castro...
Cmdte.-
¿Nadie me traduce?, lo único que oigo es en ruso (Risas).
Obispo
Feofán.-
Compañero Fidel Castro, permítame, ante todo, expresarle mi
agradecimiento por la posibilidad de contar con una iglesia ortodoxa rusa.
Lamentablemente,
las fábricas envejecen, incluso pierden su significado, aunque se hayan
construido sobre la base de la hermandad; sin embargo, una iglesia mientras más
antigua, más valor tiene, y la iglesia que ustedes nos están ayudando a
construir para la ortodoxia rusa, dentro de un siglo será fiel testigo de
nuestras buenas relaciones.
Pero me interesa otra cuestión: Yo soy epíscopo de una región del Cáucaso
del norte y, personalmente, soy portador de una tragedia de los terroristas
cuando asaltaron una escuela. A los 20
minutos me presenté en esa escuela y estuve allí hasta el final. Eso fue algo terrible.
Quisiera su opinión, puesto que los
terroristas especulan con frecuencia de que hacen misiones de salvación; pero
lo que yo vi fue algo terrible. Quisiera conocer su opinión al respecto. Gracias.
Cmdte.-
En lo más profundo de mis sentimientos y de mis convicciones, repudio la
muerte de personas inocentes.
Recuerdo los combates durante la guerra
en la Sierra Maestra, había combates y a veces venía alguien que nos daba toda
la información —compañeros nuestros, que tenían familiares muy próximos al
objetivo—, atacábamos pueblos ocupados por el ejército, y no fueron pocos los
que tomamos, algunos fueron combates duros, y no recuerdo un solo civil
muerto. Vean cómo aun en la guerra y
cuando hay que combatir, porque un cuartel está en un lugar y hay que atacarlo,
aunque es mejor obligarlos a salir, porque son más débiles en movimiento que
cuando están en sus posiciones, es posible evitar la muerte de inocentes. No recuerdo un solo civil muerto en ninguno
de los combates durante los 25 meses de guerra que libramos.
Yo tenía una columna de donde salieron
todas las demás, y la gente aprendía a combatir combatiendo, no iban a las
academias, no había academias cuando eso.
Esto que le digo no son palabras que yo
pronuncié aquí, hay toda una historia que avala esas palabras.
No, yo no puedo matar a un niño por
destruir el bloqueo, conscientemente ir y matar un niño, no lo puedo
hacer. Uno tiene una ética, tiene
principios. Usted puede sacrificar su
vida cuando quiera, pero usted no puede sacrificar la vida de un inocente.
Así pienso y así lo he dicho siempre, y
nuestro país ha estado en misiones internacionalistas —no una, unas
cuantas—: cuando los racistas
sudafricanos invadieron a Angola; o cuando la invadieron desde el norte las
fuerzas de Mobuto —ese sí que tenía dinero y dinero
gordo, sin que nadie sepa dónde está guardado, ni en qué banco lo movieron,
¿comprende?—, y no solo allí, en más de un lugar hemos estado cumpliendo
misiones; pregúntese en el mundo si algún prisionero de guerra fue fusilado,
dondequiera que nuestras tropas estuvieron y donde murieron compañeros allí;
porque era una doctrina, y la respetaron no solo aquí; porque nuestro ejército
jamás fusiló un prisionero de guerra. Es
para nosotros un orgullo. Le damos todo
lo que tenemos y lo que nos presten, digamos, si alguien puede demostrar que en
nuestra guerra contra el apartheid y otros aliados del imperialismo en África,
fusilamos un prisionero, incluso muchas veces los soldados del apartheid
preferían caer prisioneros en manos nuestras, porque tenían la vida
asegurada. No digo más (Aplausos).
Obispo Feofán.- Muchas gracias, Comandante Castro. Eso era lo que yo quería oír de usted.
Natalia
Chopin.-
Me llamo Natalia Chopin, soy periodista de ECO
de Moscú.
Una pregunta muy corta y muy sencilla.
Dígame, por favor, si usted piensa en
un futuro inmediato visitar la Federación de Rusia. Gracias.
Cmdte.- ... cómo yo
puedo planear visitar la Federación Rusa.
Si tú me preguntas mis sentimientos, mi voluntad, sí, en verano o en
invierno, con nieve o sin nieve, dirija quien dirija, y con más razón hoy, en
que las relaciones entre Cuba y Rusia mejoran; con más razón hoy en que acaba
casi de producirse una excelente reunión del Comité de Colaboración entre Rusia
y Cuba, con muy buenos resultados, en un momento de auge de las relaciones
entre los dos pueblos, y cuando tienen por base un inmenso cariño, el cariño
que expresara el poeta, el cariño que yo iba a expresar cuando recordaba una
vez allá en el lago Baikal, cuando en medio de la
nieve unos pescadores rudos, fuertes, de allí de Siberia,
estaban asando un pescadito, y nosotros estábamos todavía con ciertas
dificultades en las relaciones, cierto disgusto por la forma, a nuestro juicio, incorrecta, una cosa del pasado, en
que se había resuelto la Crisis de Octubre, al ver aquellos hombres hablando,
yo pude conocer al pueblo ruso, y de él puedo decir que es el pueblo más amante
de la paz, y el más amante de la paz porque fue el que más conoció la
guerra.
Ningún pueblo sufrió tanto ni fue tan
destruido como fue el pueblo ruso en la Segunda Guerra Mundial. Ese pueblo sí conoció la guerra y la tragedia
de la guerra, por eso amaba más que nadie la paz; pero puedo decir de ese
pueblo ruso también que era el pueblo más desinteresado. Ese hombre que conoció la guerra era capaz de
darlo todo y de volver a combatir. Aquel
siberiano sabía que yo era un ciudadano de una islita que estaba acá en casa
del diablo, cómo hablaba conmigo y me expresaba los sentimientos; porque aquel
era un pueblo que, conociendo la guerra más que nadie y odiando la guerra más
que nadie, tenía la generosidad de ser capaz de morir por otro.
De eso también los cubanos aprendimos, no
solo hemos muerto por nuestra propia patria y nuestro suelo, no son pocos los
cubanos que han muerto combatiendo o prestando misión internacionalista.
Usted corre riesgo en la guerra, en la
paz, en cualquier circunstancia.
A mí me admiró mucho, realmente, lo que
les contaba de lo que hice a los 21 años.
Podría decirles que no había transcurrido mucho tiempo, y después estaba
en Bogotá, cuando reunida allá la OEA asesinan a un dirigente destacado y vi estallar una ciudad completa, y me enrolé allí con el
pueblo, con los estudiantes, conseguí un fusil también, lo ocupé en una
estación de policía, me armé; creo que llegué a tener siete balas, una gorra
sin visera, que parecía una boina; unos zapatos de esos nada aptos para los
combates. Y en aquella ciudad estuve
hasta el último día, hasta que me botaron, hasta que vino una negociación y una
paz y allí dejaron embarcado a todo el mundo.
Eso está escrito, no lo estoy inventando.
Y tuve un momento de duda una noche,
era de madrugada, como las 2:00 ó las 3:00, estábamos en una estación de
policía, estaba la jefatura de la policía sublevada allí; como estalló la
violencia, el saqueo y todo, el propio ejército que vacilaba; en ese momento Gaitán era un líder muy querido, estaba defendiendo a un
teniente de una calumnia o de algo, todo el mundo lo escuchaba, pero el saqueo
aquel condujo a la fuerza al orden; y yo estaba con los sublevados, ¿no?, con
los estudiantes, con el pueblo.
El pueblo destruyó aquello porque
saqueó; el nivel de cultura y de preparación no daba para más, parecían
hormigas cargando pianos, refrigeradores, que tenían como dos metros cúbicos,
los vi, todo aquello.
Aquellos hombres acuartelados en la jefatura de la policía sublevada
estaban perdidos allí, yo me daba cuenta, por nuestra historia, por todo,
porque había pensado, porque había meditado en muchas de esas cosas, a pesar de
la edad, y estaba con aquella guarnición perdida, pasaba un tanque y le tiraban
unos tiros.
Vi allí cómo
estaban abusando de un policía, me indignaba, era un policía godo, como decían
ellos, reaccionario; pero a mí me indignó, porque lo maltrataron allí. Yo estaba en uno de aquellos dormitorios en
una ventana, porque era la posición que me tocaba, sentí repulsa; lo maltrataron,
lo insultaron y le dijeron unas cuantas cosas.
Yo hablé como dos o tres veces con el jefe, le dije: “Mire, esta tropa está perdida.”
Cualquiera que se hubiera leído los
libros de la Revolución Francesa y supiera cómo eran las asonadas, sabía que
tropa que no se mueve está perdida; cualquier tropa en esa circunstancia tiene
que tomar la iniciativa. Así pasaba
cuando la Revolución Francesa, todos hemos leído libros de casi todos los
autores... Todo el que se metió en un lugar estaba perdido. Le dije: “Saque esta tropa a la calle, ataque.” Estaba tratando de persuadirlo, no
entendía. Bien, pero yo estaba allí, y
en un momento dado me acordé de mi familia, hasta de la novia me acordé, ¿qué
les parece?, de todo me acordé. Entonces
tengo un momento de duda, nadie sabía, yo iba a morir allí anónimo, y yo mismo
tenía que explicarme por qué seguía allí, y me expliqué enseguida por qué seguí
allí y me di una respuesta, digo: este
pueblo es igual que todos los demás, como el mío, su causa es justa, las
injusticias son como las de allá. Y yo
sabía que tenía razón, mi inconformidad era que estaba mal empleada la
tropa. Decía: ¿Debo sacrificarme o no? ¿Y qué decidí? Quedarme, sacrificarme allí con aquella
gente. Tuve la suerte de que no atacaron, y aquellos andaban con tanques.
Al otro día le digo: “Déme una
patrulla”; todas las alturas estaban vacías, no tenía más que venir una fuerza
para tomar aquel punto, tomar las alturas. Digo: “Déme una patrulla.” Y me dieron la patrulla y me fui a defender
las alturas allí.
Viví
una experiencia tremenda, ese día veía la ciudad ardiendo, y al atardecer
regresé, y no aproveché aquello como pretexto para salvar la vida; regresé a
aquel cuartel porque me dijeron que estaban atacando la estación, por suerte
estaban los sublevados atacando un edificio por allá. Así que de casualidad sobreviví, me quedé
allí y al otro día no me dejaron llevar ni un sablecito
que yo quería llevarme de recuerdo; ya habían hecho las paces, todo el mundo
aplaudía: “¡el
cubano!”, todo el mundo hablaba con el cubano; porque a todo el mundo le
llamaba la atención que un estudiante cubano hubiera permanecido allí.
Yo estaba allí en la tarea de un
congreso que estábamos organizando, y me enrolé, y tuve mis dudas ese día. Esta que les cuento, nunca la he contado,
porque era una cuestión de conciencia, me quedo y decidí sacrificarme por un
pueblo que no era el mío, en una operación que estaba perdida, en una tropa que
estaba vencida, y me quedé allí, porque era una cuestión de conciencia.
Digo que estaba muy reciente, porque fue
cuando yo debía cruzar de segundo para tercer año de la carrera universitaria,
ya tenía muchas ideas, era un antimperialista o
anticolonialista, estaba por la democracia dominicana, la independencia de
Puerto Rico, la devolución del Canal de Panamá a los panameños, las Malvinas a
la Argentina, el cese de las colonias europeas, en América Latina, esas
eran las banderas. Bueno, no era todavía
una bandera socialista.
No había leído a Marx en aquel momento
en que les cuento. Ya les he contado dos
episodios; pero vean cómo pienso, entonces, ya realmente expreso cómo pienso, y
no es una respuesta. Yo puedo responder
cualquier pregunta que ustedes me hagan, por eso tengo seguridad de que puedo
responderla, porque he tratado de ser consecuente con mis ideas, mantenerme
firme y firme, es lo que yo le aconsejaría a cualquier joven. Y como todos los jóvenes, debo haber tenido
mi dosis de vanidad; no es que debo, seguro que la tenía. De todo he tenido y vanidades pequeñoburguesas también, orgullo, tonterías de esas; pero
mi escala de valores no la abandoné nunca, y la vida me enseñó, incluso, a ser
más modesto, más humilde. Creo que soy
más humilde que cuando empecé como joven.
El joven es muy crítico con todos los demás, cree que se las sabe todas
y tiene mucho de razón, pero no toda la razón; y, desde luego, siempre recuerdo
cómo era yo.
La vida es una lucha continua hasta el
último momento, yo pienso estar luchando contra mí mismo hasta el momento en
que muera, el segundo exacto en que muera, porque todavía analizo lo que hago,
me analizo y cuando cometo un error, aunque sea pequeñito, un detalle lo rectifico.
Quien sabe si después me pongo a pensar en lo que dije aquí; pero espero
que no, porque he sido fiel al decirles a ustedes, porque aprecio la reunión de
ustedes. No voy aquí a pronunciar un
discurso, yo no he tenido tiempo, porque estoy envuelto en todas estas
cosas. Yo he tenido poca información, la
tuve, mínima, apenas almorcé por leer, ver otras cosas; corriendo viendo al
Ministro, volviendo, aquellos me están esperando allá. Mañana tengo una importante comparecencia a
las 6:00 de la tarde, y todavía se supone que me estoy rehabilitando de un
accidente que tuve el 20 de octubre del año pasado.
Así que por eso les digo que a lo mejor
me examino, digo: ¿Qué
hablé con los rusos? Pero tengo la
seguridad de que no me voy a arrepentir de lo que he hablado con ustedes,
porque les he hablado como hermano, les he hablado con cariño, les he hablado
con sentimiento. Así, lo que sentimos
por ustedes, porque es lo que te decía, conocí hombres como aquellos, conocí
guardabosques, he conocido rusos que son patriotas y revolucionarios
verdaderos, que eran aquellos que siempre vi como los
combatientes, los que combatieron en Stalingrado, en Leningrado, en Kerch, en todas
partes, en Smolensk, los que no se rendían, los que
continuaban la resistencia, los que peleaban.
Sí, aquellos que fueron allá a luchar contra los japoneses, cuando sin
decirle a nadie nada, Estados Unidos lanzó la famosa bomba, en un acto de terror.
Si calculo lo que perdieron los
aliados, los rusos y demás pueblos soviéticos que lucharon junto a Rusia
sacrificaron más vidas que todos los demás que participaron en esa guerra, es
la verdad. Yo he estado en algunos
cementerios, y he estado en el de Leningrado y
conozco la historia, y los 1 000 días de cerco, y he leído un largo libro
que rememora todos los sacrificios que pasaron los de Leningrado,
similares a los que pasó el pueblo ruso en todas partes. Así que mis sentimientos tienen una base sólida,
sé cómo son los rusos y los admiro.
Como dije, marchan muy bien nuestras
relaciones con el Estado ruso y con el gobierno ruso, y me alegro, porque
nosotros tenemos que unirnos todos, diálogo de defensores de la
civilización. Es lo que quería decir.
Alfonso
Bauer.-
Mi pregunta es que en Guatemala dicen que usted vivió en la ciudad de
Jalapa y he sido de los que hemos sostenido que no es cierto, aunque para mi
patria sería una gloria que hubiera usted estado en Guatemala en ese tiempo.
Cmdte.-
Ojalá hubiera podido estar, me habría gustado, de verdad. ¿Cuántos fueron los desaparecidos? Bueno, sé que hubo más de 100 000
muertos, y más de 100 000 desaparecidos después de la intervención de
Estados Unidos contra la revolución guatemalteca.
Eso es lo que nos habría pasado a
nosotros si en Girón triunfan.
¿Cuántas vidas costó la expedición
mercenaria en Guatemala, que derrocó al gobierno de Arbenz?
Alfonso
Bauer.-
Como 200 000.
Cmdte.-
Ah, correcto, 100 000 muertos y 100 000 desaparecidos, ¿cuál
es la razón entonces para que haya protestas por unos mercenarios presos? Ah, pero aquí hay presos, aquí no hay
desaparecidos, aquí no hay asesinados.
Ah, los que merecen una medalla grande, olímpica, la bendición del
imperio son los que matan en aquellos países donde los analfabetos y
semianalfabetos pueden ser el 30%, el 40% o muchos más, donde la mortalidad
infantil es elevadísima, todas esas desgracias a que yo me refería. Eso es “democracia”, señores, y lo que hacemos
es una porquería, una “sistemática y permanente violación de los derechos
humanos”.
Creo que si no hubiéramos sido capaces
de aplicar medidas duras, habríamos estado cooperando con los que querían
destruir nuestra Revolución y los que querían destruir nuestro pueblo.
¿Nos gusta aplicar la pena
capital? Nada, nos repugna; algo más que
no gustarnos, nos repugna. Ahora, cuando
se ha tratado de defendernos del más poderoso imperio de la historia, la hemos
aplicado. En ningún lugar del mundo como
en Texas han ejecutado gente, y han ejecutado inocentes, y han ejecutado niños,
gente que cometió delito siendo niño; aquí nunca ha ocurrido eso. Han ejecutado personas dementes; aquí nunca
ha ocurrido eso.
Entonces yo me pregunto: ¿Por qué no llevan
al caballerito que preside Estados Unidos a la Comisión de Derechos
Humanos de Ginebra? ¡Ah!, no, tiene que
ir Cuba, y todos los años. A decir
verdad, no quiero hablar con desprecio, pero lo que sentimos por toda esa hipocresía
es desprecio. No tengo más nada que
decir: ¡desprecio! Porque nosotros no necesitamos que nadie nos
juzgue, porque los primeros que tenemos que juzgarnos somos nosotros mismos.
Delegado
ruso.- Ante todo, muchas gracias por su
brillante discurso. Y haga el favor
de decirnos, desde el inicio de su lucha revolucionaria, ¿cuál para usted
fue la etapa más difícil?
Cmdte.-
Tengo ahora la más difícil, esta en que usted me pone a responderle esa
pregunta (Risas y aplausos).
Hay tiempo todavía. Si ustedes resisten, yo resisto todavía.
Mijail Chernov.-
Estimado compañero Fidel Castro, muchas gracias por su
intervención. Me llamo Mijail Chernov, soy periodista
ruso, soviético, de la revista Expert. No es la
primera vez que estoy en Cuba, me gusta mucho su país, me gusta la experiencia
cubana que he podido ver aquí, y mi pregunta es la siguiente: considero que
tenemos mucho que aprender de Cuba, díganos, por favor, ¿cómo usted puede
ayudarnos?
Cmdte.-
Segundo momento muy difícil (Risas). Yo no puedo ayudarlos a ustedes en
nada, al contrario, son ustedes los que nos pueden ayudar a nosotros. Yo aquí les hablo con toda franqueza,
cambiando impresiones. Yo te puedo
ayudar a ti y a tu pueblo, tanto como ustedes nos pueden ayudar a nosotros;
haciendo estas cosas ustedes se ayudan a sí mismos y nos ayudan a nosotros.
A nosotros lo único que nos queda es el
deber con ustedes, que han tenido confianza en nosotros, que nos han creído
dignos de celebrar esta reunión aquí, de tener este intercambio y de
invitarnos.
Yo no puedo pensar que los estoy
ayudando a ustedes, ni que haya forma de que yo los ayude; lo que pienso es que
ustedes nos están ayudando a nosotros y ustedes están ayudando al mundo.
Este es nuestro oficio. Aquí hay muchos religiosos, ellos saben cuál
es su deber, cuál es su oficio; hay médicos, hay profesionales y cada uno sabe
cuál es su tarea; nosotros sabemos que esta es nuestra tarea.
Yo lo que puedo es solo intercambiar,
realmente, lo más que puedo decir: ayudarnos mutuamente, es lo que
podemos hacer (Aplausos).
Todo el que quiera preguntar, prensa,
miembros de la delegación, puede hacer cualquier pregunta.
Delegado
ruso.- Estimado señor Fidel Castro, quisiéramos
conocer su opinión, si es posible, ¿hasta cuándo durará la ocupación de Iraq?
Hace cinco minutos usted dijo de que usted, a veces, comete errores. ¿Pudiéramos conocer qué errores usted ha
cometido al frente del gobierno de Cuba?
Cmdte.-
Esta reunión, y someterme al interrogatorio de ustedes (Risas). Ese es uno, dentro de los muchos.
Me pregunta qué tiempo durará la
ocupación de Iraq. ¿La ocupación de Iraq? Creo que es una pregunta incorrecta. Iraq ha sido
invadido, pero no ocupado.
Tú puedes preguntar cuándo se
irán. Es lo que creo (Aplausos).
¿Tú quieres aclarar más la
pregunta? ¿Tú crees que está
ocupado? ¿Ya no tienen un gobierno allí,
no tienen una asamblea? ¿Por qué no se
van? ¿Cuándo se irán es lo que tú
quieres saber?
¿Cuándo se irán en realidad? Cuando puedan irse, se van a retirar cuando
puedan retirarse. Es que ahora están
como aquel que llegó:
ni pueden irse, ni pueden quedarse, están en el juego si los chiitas, si los sunnitas, si hay un gobierno; se irán
cuando puedan, porque los invasores no se van cuando quieren, sino cuando
pueden. Ellos saben en qué momento
pueden invadir, pero no saben cuándo pueden retirarse.
En Viet Nam sabían cuándo
entraron, pero después les costó mucho trabajo, mucho tiempo y 50 000
vidas; la cuota de vidas que la sociedad norteamericana les permitió entonces
era 50 000. Me pregunto si la
sociedad norteamericana hoy les concede una cuota de 5 000 vidas a los
invasores. Tal vez unas 5 000 vidas
sea ya el máximo que les toleren, y cada vez la cuota para aventuras, basadas
en mentiras y en engaños, será menor.
El problema es que ya necesitan
retirarse, pero no pueden. Ahora están
viendo qué inventan, qué hacen, para poder retirarse.
Así que la pregunta es: ¿Cuándo podrán
retirarse? Entonces, eso va a depender
del pueblo norteamericano y la crisis económica y el déficit presupuestario de
casi 500 000 millones y el déficit comercial de otros 500 000
millones, un millón de millones.
¿Cuántos años consecutivos pueden soportar ese déficit de un millón de
millones y cómo van a salir de allí?
¿Creen que van a eliminar la cultura?
Ellos están explotando contradicciones religiosas, contradicciones
nacionales, situación complicada: kurdos al norte, sunnitas en el centro, chiitas en el sur, cristianos ortodoxos en otro lado; un
Irán al que quieren destruir o al que quieren invadir y de cuyos recursos se
quieren apoderar. No es un Irán
despreciado por chiitas del sur de Iraq, que en un tiempo fueron reprimidos.
Es una historia conocida, nosotros
conocemos bastante de esa historia, porque cuando comenzó aquella guerra entre Iraq e Irán éramos Presidente del Movimiento de los No
Alineados y nos dieron la tarea de buscar la paz entre ambos países. Sabemos todo lo que pasó allí.
Iraq era un país
que tenía relaciones con muchos países, estaba invirtiendo bien el dinero del
petróleo, hasta que surgió aquella infortunada guerra con Irán.
Es lo más que quiero decir sobre
esto. Tengo una opinión clara sobre todo
eso. Era un país influyente, que cometió
después errores graves.
También nosotros éramos contrarios a la
ocupación de Kuwait y lo condenamos en las Naciones Unidas, pero hicimos
grandes esfuerzos hasta por persuadir al gobierno de que abandonara aquello,
que el valor consistía en abandonar y rectificar aquel error; que le iba a dar
oportunidad al gobierno de Estados Unidos de hacer una gran coalición
árabe-musulmana-europea-OTAN-Estados Unidos. Llegamos a plantearle así: “Rectifique.”
En Rusia, en los archivos hay copia de
esos documentos, y también, por supuesto, en Estados Unidos, porque en un
momento determinado desde Rusia se lo informaron a Estados Unidos, en
aquel momento. En el Departamento de
Estado, y allá, en los dos lugares hay lo que yo escribí y estoy diciendo aquí;
pero yo no lo publico por mi cuenta, los argumentos, los razonamientos que hice
tratando de influir, porque teníamos obligaciones con el movimiento
internacional.
Teníamos relaciones con Iraq, incluso, servicios médicos, había un contingente de
médicos cubanos trabajando allí.
Así
que algunas de las cosas que precedieron esta trágica página ocurrieron antes,
y fueron vistas, incluso previstas sus consecuencias, demostrable en papeles.
Eso ayudó, igual que la destrucción de
las Torres Gemelas ayudó a la política belicista, inoportuna, anacrónica del
imperialismo.
Recuerdo allá en Malasia, cuando la
reunión de los No Alineados, había conversado con el Vicepresidente de Iraq. En ese momento
las relaciones no eran muy buenas con el gobierno iraquí, porque nosotros nunca
estuvimos de acuerdo con la ocupación de Kuwait, y entonces ellos no estaban
muy contentos por el hecho de que hubo una reunión interparlamentaria y yo
estuve reunido con la delegación de Kuwait y también con la iraquí. Ellos hablaban mucho de la cantidad de niños
que morían, y yo dije:
“¿Por qué no hacemos algo para evitar que esos niños mueran? Díganos cuántos médicos hacen falta. Se puede hacer un plan para que no
mueran.” Es verdad que morían los niños.
Aquí hemos tenido período especial,
bloqueo, veinte cosas, pero los niños no han muerto; primero mueren los
adultos, primero mueren los padres antes de que mueran los niños.
Entonces el argumento que le dije: “No se
justifica. ¿Por qué no hacen las paces
de una vez con Kuwait?”, les preguntaba.
Les decía yo a los representantes de Iraq que
vinieron a esa reunión:
“Busquen la paz.”
Había incluso mucha gente, países
árabes de los que estuvieron en guerra, que querían rectificar, que querían
buscar la paz, y ellos mantenían aquella posición intransigente. En Malasia le dije al Vicepresidente: “El gobierno de
Estados Unidos quiere hacer la guerra contra ustedes, es evidente que van a
hacer la guerra, no pueden ocultarlo; no les den el menor pretexto, no los
ayuden a que hagan la guerra.” Les dije: “Miren, no se
pongan ustedes a pensar ahora si dicen que los cohetes esos tienen 50
kilómetros más y que no pueden pasar de 500, limítenlos a 499. Es indiscutible el derecho de ustedes, pero
no les den pretexto. Planteen, díganlo
públicamente, inviten una comisión de los No Alineados a que visite Iraq para demostrar que no tienen armas químicas.” Les dije: “Pienso que no las tengan, y si alguna
vez las fabricaron, destrúyanlas.” Se lo
dije, que por favor le trasmitiera eso a la dirección de Iraq. Ya se veía bastante inminente que iban a
desatar el ataque; pero me atreví y se lo dije al Vicepresidente, y él hasta me
agradeció muchísimo. La otra vez cuando
lo de Kuwait, el gobierno de Iraq había dicho: “Va a tener lugar
la madre de las guerras.” Yo le había
expresado: “Va
a pasar esto, esto, esto y esto. Ya no es Viet Nam. Viet Nam tenía el apoyo, la selva, no los
desiertos, un tipo de guerra irregular, el apoyo de China que estaba al lado,
de la Unión Soviética que le enviaba por barco, por muchos medios
las armas. Ustedes no van a recibir ni
una bala, no tienen por dónde llegar en medio de una situación como esa”, le
decía. Eso se lo dije, cuando le planteaba
rectificación para no ayudar al imperio.
Ha pasado el tiempo y ahora tienen al país ocupado. Les pareció cosa sencilla, ahora se han
buscado un dolor de cabeza muy serio, se han ido estrellando, se han ido
mellando los dientes. Muchos
norteamericanos se dan cuenta, y, claro, no es lo mismo recién llegados que
ahora.
Allí hay muchos que piensan. Esto no es cuestión de que aprieto un
gatillo, aprieto un botón. Para apretar
un botón tiene que haber como 200 ó 300, ni se sabe cuánta gente decidida
a apretar un botón. Los mismos militares conocen, son profesionales, y saben el
costo de eso en vidas, en prestigio. Ha
sido un descrédito tremendo. Hasta a mí
me han sorprendido los acontecimientos.
Fíjense si somos ingenuos que yo
conozco lo que son, que no tienen escrúpulos para nada, pero no me habría
imaginado al gobierno de Estados Unidos torturando prisioneros. Me parecía que por lo menos eso no lo harían,
que no serían tan tontos como para hacer eso; por gusto esos sádicos
procedimientos de torturas físicas, torturas morales. Es una vergüenza, produce asco, y no fue en
un lugar.
Yo no me habría imaginado que un día la
Base Naval de Guantánamo, un territorio cubano que ocupan a la fuerza, sería un
centro de torturas. Pero qué tipo de
torturas sádicas. No me lo
imaginaba. Yo de verdad no creía... Yo
creía que esa civilización incivilizada, ese gobierno que podía lanzar armas
nucleares, bombardear todo, no cometería la tontería de torturar a unos seres
humanos, fuesen quienes fuesen. ¿O es
que nosotros no hemos tratado con criminales que han asesinado compañeros
nuestros? Sean quienes sean, nunca se
les ha puesto un dedo arriba. Le
podríamos dar todo el dinero que el país tenga —no es mucho, pero algo tiene,
¿saben?—, al que demuestre que aquí se le ha puesto el dedo encima a un
prisionero de la peor calaña, a los autores de los peores crímenes, de los más
grandes actos de terror contra nuestro país.
Nosotros hemos tenido prisioneros, y
los de Girón, y mercenarios que nos invadieron, los que llegaron y
desembarcaron precedidos de bombardeos, que mataron mujeres y niños. Allí después de aquel combate, que fue
encarnizado, que se luchó durante 68 horas consecutivas. No se dio tregua ni de día, ni de noche,
porque estaba la escuadra americana con infantería de marina allí esperando
para desembarcar. Y no se lo está
contando alguien que lo oyó; se lo está contando alguien que estaba allí, entre
otras cosas, porque ha sido mi hábito toda la vida. Nunca he estado metido en un refugio, en un
lugar de esos, no es mi costumbre, no es mi mentalidad, no es mi hábito. Allí yo estaba en la madrugada aquella cuando
simuló la Marina americana un desembarco por el norte de la provincia de Pinar
del Río, en las proximidades de la capital. Decíamos: “¿Pero cómo que un
desembarco?” “Sí, un desembarco.”
“Comprobado el desembarco por Cabañas”, exactamente como me habían dicho
hacía apenas 24 horas cuando me despertaron: desembarco por Playa Larga, que
una escuadra allí ha chocado con el enemigo.
Después cuando lanzan los paracaidistas
tuve la convicción total de que era la dirección principal. Estábamos allí, nos
habían rechazado un ataque de tanques, estábamos preparando otro por otro lado,
les íbamos a salir por la retaguardia, en Playa Larga y en Girón, por los dos
lugares. Allí estaba yo esperando un
batallón de tanques. Allí estaba la
artillería nuestra disparando duro.
Puede ser que hubiéramos llegado a Girón antes del amanecer. Hicieron
los yankis una maniobra, no había siquiera la actual
autopista; en comunicaciones estábamos muy mal, organizados a nivel de
batallones, no de ejército, ni de cuerpo de ejército, ni de divisiones, ni
siquiera de brigadas. Cuando éramos
guerrilleros, no teníamos ni batallones, ni batallones de tanques, ni
batallones de artillería, ni baterías antiaéreas, ni baterías de cañones 130, o
batería de obuses 122. Era a nivel de
batería, pero en las montañas no teníamos nada de eso.
Así que frente a la escuadra
norteamericana. Allí no hubo un fusilado, allí no hubo un culatazo. ¿Qué demostraba eso? Que las ideas se habían vuelto conciencia,
que la ética era conciencia, y aquellos soldados que estaban indignados no
atropellaron a nadie. La escuadra norteamericana a tres millas, no a 12. Cuando
entramos en Girón allí estaban con sus luces apagadas; portaaviones, infantería
de marina en barcos, esperando constituir un gobierno.
Es lo que te quiero decir: conozco bien
a esa gente. No me imaginaba que fueran
capaces de torturar a unos prisioneros ni en Guantánamo, ni Abu
Ghraib. Los creía un poquito cuerdos, lo
suficientemente cuerdos como para que no hicieran eso, y te dije por qué. No lo pueden justificar en el odio o en la
indignación, y por eso te mencioné que muchas veces hemos tenido terroristas
presos, mercenarios, traidores, y nunca les hemos puesto un dedo arriba, y
ellos lo hicieron.
Entonces, por eso te digo, se retirarán
cuando puedan, cuando el costo moral y político sea lo menos posible; pero
nadie sabe. A lo mejor un día el pueblo
norteamericano decide que deben retirarse de ese país esté quien esté
presidiendo en Estados Unidos.
Bien, ya esas son cosas que pueden
ocurrir, son imponderables.
Da la palabra a otro.
No termine esta sesión que te vas a
volver impopular (Aplausos).
Rápido, dos o tres más.
Yo voy a tratar de ser breve, tenemos
que tratar de explicarles.
Vladimir
I. Yakunin.-... Pienso que cualquier ley o regla
sobre el trabajo, la hemos violado.
Les pido a los asistentes a la
conferencia que bajen las manos. Hay un
refrán muy bueno que dice: “Hay que conocer la hora de retirarse.”
Pienso que tenemos que agradecerle al
Presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros el tiempo que nos
ha dedicado. Tenemos que agradecérselo
(Aplausos).
Cmdte.-
A lo mejor nos vemos allá, pero ni me han invitado a la reunión, ni sé
si me darán visa (Risas). ¿Cuándo es la
reunión, en qué mes?
Vladimir
I. Yakunin.-
Del 3 al 7 de octubre.
Cmdte.- ¿De este año?
Vladimir
I. Yakunin.-
Sí señor.
Cmdte.- ¿Dónde es?
Vladimir
I. Yakunin.-
En Rodas, Grecia.
Cmdte.-
¿Hay invitados?
Vladimir
I. Yakunin.-
Sí señor, cómo no.
Cmdte.- ¿Cuáles son los requisitos para
que...?
Vladimir
I. Yakunin.-
Su presencia nada más.
Cmdte.-
No, yo no quiero comprometerme, porque no sé en qué lío esté metido, y
no quiero que mi palabra...
Vladimir
I. Yakunin.-
Lo va a pensar, tal vez.
Cmdte.-
Lo voy a pensar, sí, lo voy a pensar, seguro (Aplausos).
Muchas gracias por la paciencia de
ustedes.
¡Viva la paz!
¡Viva
el diálogo entre las civilizaciones!
(Aplausos.)