Mensaje del Comandante en Jefe
Queridos
compatriotas:
Les prometí el pasado viernes 15 de febrero que en la próxima reflexión
abordaría un tema de interés para muchos compatriotas. La misma adquiere esta
vez forma de mensaje.
Ha llegado el momento de postular y elegir al Consejo de Estado, su
Presidente, Vicepresidentes y Secretario.
Desempeñé el honroso cargo de Presidente a lo largo de muchos años. El
15 de febrero de 1976 se aprobó la Constitución Socialista por voto libre,
directo y secreto de más del 95% de los ciudadanos con derecho a votar. La
primera Asamblea Nacional se constituyó el 2 de diciembre de ese año y eligió
el Consejo de Estado y su Presidencia. Antes había ejercido el cargo de Primer
Ministro durante casi 18 años. Siempre dispuse de las prerrogativas necesarias
para llevar adelante la obra revolucionaria con el apoyo de la inmensa mayoría
del pueblo.
Conociendo mi estado crítico de salud, muchos en el exterior pensaban
que la renuncia provisional al cargo de Presidente del Consejo de Estado el 31
de julio de 2006, que dejé en manos del Primer Vicepresidente, Raúl Castro Ruz,
era definitiva. El propio Raúl, quien adicionalmente ocupa el cargo de Ministro
de las F.A.R. por méritos personales, y los demás compañeros de la dirección
del Partido y el Estado, fueron renuentes a considerarme apartado de mis cargos
a pesar de mi estado precario de salud.
Era incómoda mi posición frente a un adversario que hizo todo lo
imaginable por deshacerse de mí y en nada me agradaba complacerlo.
Más adelante pude alcanzar de nuevo el dominio total de mi mente, la
posibilidad de leer y meditar mucho, obligado por el reposo. Me acompañaban las
fuerzas físicas suficientes para escribir largas horas, las que compartía con
la rehabilitación y los programas pertinentes de recuperación. Un elemental
sentido común me indicaba que esa actividad estaba a mi alcance. Por otro lado
me preocupó siempre, al hablar de mi salud, evitar ilusiones que en el caso de
un desenlace adverso, traerían noticias traumáticas a nuestro pueblo en medio
de la batalla. Prepararlo para mi ausencia, sicológica y políticamente, era mi
primera obligación después de tantos años de lucha. Nunca dejé de señalar que
se trataba de una recuperación "no exenta de riesgos".
Mi deseo fue siempre cumplir el deber hasta el último aliento. Es lo que
puedo ofrecer.
A mis entrañables compatriotas, que me hicieron el inmenso honor de
elegirme en días recientes como miembro del Parlamento, en cuyo seno se deben
adoptar acuerdos importantes para el destino de nuestra Revolución, les
comunico que no aspiraré ni aceptaré- repito- no aspiraré ni aceptaré, el cargo
de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe.
En breves cartas dirigidas a Randy Alonso, Director del programa Mesa
Redonda de la Televisión Nacional, que a solicitud mía fueron divulgadas, se
incluían discretamente elementos de este mensaje que hoy escribo, y ni siquiera
el destinatario de las misivas conocía mi propósito. Tenía confianza en Randy
porque lo conocí bien cuando era estudiante universitario de Periodismo, y me
reunía casi todas las semanas con los representantes principales de los
estudiantes universitarios, de lo que ya era conocido como el interior del
país, en la biblioteca de la amplia casa de Kohly, donde se albergaban. Hoy
todo el país es una inmensa Universidad.
Párrafos seleccionados de la carta enviada a Randy el 17 de diciembre de
2007:
"Mi más profunda convicción es que las respuestas a los problemas
actuales de la sociedad cubana, que posee un promedio educacional cercano a 12
grados, casi un millón de graduados universitarios y la posibilidad real de
estudio para sus ciudadanos sin discriminación alguna, requieren más variantes
de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de
ajedrez. Ni un solo detalle se puede ignorar, y no se trata de un camino fácil,
si es que la inteligencia del ser humano en una sociedad revolucionaria ha de
prevalecer sobre sus instintos.
"Mi deber elemental no es aferrarme a cargos, ni mucho menos
obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo
modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir.
"Pienso como Niemeyer que hay que ser consecuente hasta el
final."
Carta del 8 de enero de 2008:
"...Soy decidido partidario del voto unido (un principio que
preserva el mérito ignorado). Fue lo que nos permitió evitar las tendencias a
copiar lo que venía de los países del antiguo campo socialista, entre ellas el
retrato de un candidato único, tan solitario como a la vez tan solidario con
Cuba. Respeto mucho aquel primer intento de construir el socialismo, gracias al
cual pudimos continuar el camino escogido."
"Tenía muy presente que toda la gloria del mundo cabe en un grano
de maíz", reiteraba en aquella carta.
Traicionaría por tanto mi conciencia ocupar una responsabilidad que
requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de
ofrecer. Lo explico sin dramatismo.
Afortunadamente nuestro proceso cuenta todavía con cuadros de la vieja
guardia, junto a otros que eran muy jóvenes cuando se inició la primera etapa
de la Revolución. Algunos casi niños se incorporaron a los combatientes de las
montañas y después, con su heroísmo y sus misiones internacionalistas, llenaron
de gloria al país. Cuentan con la autoridad y la experiencia para garantizar el
reemplazo. Dispone igualmente nuestro proceso de la generación intermedia que
aprendió junto a nosotros los elementos del complejo y casi inaccesible arte de
organizar y dirigir una revolución.
El camino siempre será difícil y requerirá el esfuerzo inteligente de
todos. Desconfío de las sendas aparentemente fáciles de la apologética, o la
autoflagelación como antítesis. Prepararse siempre para la peor de las
variantes. Ser tan prudentes en el éxito como firmes en la adversidad es un
principio que no puede olvidarse. El adversario a derrotar es sumamente fuerte,
pero lo hemos mantenido a raya durante medio siglo.
No me despido de ustedes. Deseo solo combatir como un soldado de las
ideas. Seguiré escribiendo bajo el título "Reflexiones del compañero
Fidel" . Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez
mi voz se escuche. Seré cuidadoso.
Gracias.
Fidel Castro
Ruz
18 de
febrero de 2008
5 y 30 p.m.