Durante más de 40 años, el pueblo de Cuba ha resistido con heroica firmeza la permanente y sistemática agresión de Estados Unidos.
El gobierno de Washington, que desde 1959 ha desatado una guerra económica que no cesa de intensificarse, con el deliberado propósito de causar enfermedades, carencias y sufrimientos, impide los viajes y las comunicaciones normales entre ambos países, castiga duramente a sus propios ciudadanos cuando violan sus severas prohibiciones y manipula, al mismo tiempo, grosera y pérfidamente las cuestiones migratorias.
Desde el primero de enero de 1959 acogió con brazos abiertos a los esbirros, torturadores, ladrones y malversadores del batistato, y a los explotadores cuyos privilegios fueron afectados por las medidas revolucionarias a favor del pueblo; ha incitado a la deserción de médicos, profesionales y técnicos con el avieso fin de privar al país de personal calificado; desató una insidiosa campaña de mentiras que
alcanzó su nivel más repugnante con la llamada operación Peter Pan que sustrajo de sus hogares a más de 14 mil niños; ha admitido automáticamente a todos los que llegaban al territorio norteamericano sin cumplir trámite migratorio alguno, incluyendo a quienes para lograrlo emplearon la violencia, secuestraron naves y asesinaron personas; consagró, en fin, esa política en la llamada Ley de Ajuste Cubano de 1966, una norma que solo existe para los cubanos y cuyo alcance extiende ahora en forma irresponsable y que claramente contradice y viola los acuerdos migratorios suscritos con Cuba.
El secuestro del niño Elián González es la peor y más abominable expresión de esa política.
Dentro de pocas horas se cumplirá un mes del trágico naufragio de la embarcación donde se encontraba Elián sin la autorización paterna. Se trataba de un caso más de tráfico ilegal de personas estimulado por la sistemática promoción de la emigración ilegal que desarrollan las emisoras radiales que, con respaldo o patrocinio oficial, emiten más de 200 horas de programación diaria hacia nuestro país y sobre todo por la mencionada Ley y por la tolerancia cómplice de Estados Unidos hacia el vil negocio del contrabando de personas.
Inicialmente el gobierno de Estados Unidos pretendió hipócritamente "Lavarse las manos", declarando la arbitraria admisión de Elián conforme a la infame Ley de Ajuste, ignorando completamente la potestad exclusiva del padre del niño, su obvia condición de menor de edad y las claras normas del derecho internacional y de las leyes pertinentes de Cuba y de los propios Estados Unidos, mientras entregaba el niño a una mafia de inescrupulosos mercaderes y politiqueros que lo han sometido a cautiverio en un ambiente extraño, separado arbitrariamente de su padre, sus abuelos, sus vecinos y amiguitos, su escuela y su entorno natural, precisamente en los momentos que más lo necesitaba tras sufrir el severo trauma de la pérdida de su madre y el naufragio, y lo hacen objeto de coacción y presiones mentales y psicológicas que constituyen un trato cruel,
inhumano, violatorio de su integridad personal.
Lejos de actuar con la urgencia que se requiere para retornar el menor al lado de su padre y sus abuelos maternos y paternos mediante los procedimientos expeditos para estos casos, las autoridades norteamericanas han dilatado la posibilidad de rectificar la aberración jurídica y humana cometida y dejan decursar el tiempo sin la menor consideración por los sufrimientos del menor y su familia, ni por las graves consecuencias que la situación pueda acarrear para la salud, el bienestar y la integridad personal de quien acaba de iniciar su sexto año de vida.
No pocos especialistas en el mundo, incluidos destacados médicos, psicólogos y expertos norteamericanos, coinciden en que mientras el tiempo transcurre, además del trauma del naufragio mismo, la tensión de permanecer en un entorno extraño y posiblemente captando el miserable elemento adicional de la manipulación y el deslumbramiento superficial que intenta modificar sus costumbres y afectos, pueden causarle profundas heridas psicológicas al niño.
La familia de Elián, a pesar de su justa indignación, en una prueba de su afán porque el niño regrese a su seno, ha satisfecho en este proceso todos los trámites requeridos por las instituciones migratorias norteamericanas, las que por cierto, sin ningún tipo de comprobación de sus vínculos familiares, colocaron al menor en la vivienda de unos parientes lejanos que residen en Estados Unidos desde hace más de 15 años, mucho ante del nacimiento de Elián, y carecen de toda relación afectiva con él como lo demuestra, además, la cínica manipulación de que le hacen objeto.
Estados Unidos tiene la obligación inexcusable de devolver inmediatamente este niño al hogar familiar del cual fue ilegalmente sustraído. Las máximas autoridades norteamericanas, en un aparente intento por enmendar la evidente torpeza inicial, afirmaron hace ya más de diez días que el niño permanece bajo la custodia del Servicio de Inmigración y Naturalización. Ese Servicio, el mismo que ha permitido que un grupo de malhechores despojen al niño de su privacidad y lo exploten miserablemente como inerme presa, recibió directamente de su padre toda la documentación necesaria y numerosas pruebas suplementarias para permitirle cumplir sus alegados requisitos para poder hacer lo que debieron haber hecho el primer día.
¿Cuánto más hay que esperar? ¿Qué hace falta aún para poner fin al martirio que durante casi un mes ha estado sufriendo este niño, su padre y sus abuelos? ¿Qué gana con esa inaceptable demora la Nación norteamericana y su noble pueblo, los centenares de millones de norteamericanos que creen en la familia, en la responsabilidad paterna y en la protección de la integridad infantil?
Un gobierno que se considere responsable, no puede someter su actuación a las vergonzosas presiones de una mafia terroristas o de demagogos corruptos y venales.
La Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba exige que termine, de una vez por todas, el secuestro del niño Elián González, y solicita a todos los parlamentos, gobiernos, partidos políticos, organizaciones no gubernamentales, religiosas y sociales y a las personas de buena voluntad en el mundo entero, que demanden al gobierno de Estados Unidos que libere a este niño de 6 años de edad y permita que regrese a su padre, a su hogar y a su tierra. Hace una solicitud especial al Secretario General de la ONU, al Presidente de la Asamblea General de la Organización y a la Directora General del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia para que reclamen al gobierno de Washington la inmediata devolución de Elián en conformidad con sus obligaciones internacionales.
La Asamblea Nacional del Poder Popular convoca a todo el pueblo de Cuba a redoblar la lucha para la liberación de Elián González, niño mártir, niño símbolo de la Patria digna y heroica que no descansará hasta liberarlo. Que se alce por todas partes, en cada rincón de nuestra tierra, la exigencia unánime de hombres y mujeres, de niños, jóvenes y ancianos, la protesta enérgica y sostenida de todos los cubanos que no se detendrá hasta que cese el crimen.
La Habana, 20 de diciembre de 1999
Asamblea Nacional del Poder Popular