LA REITERACIÓN SISTEMÁTICA DE UN GRAN CRIMEN, PROMOVIDO POR LA POLÍTICA IMPERIAL CONTRA CUBA
Un cable de EFE fechado el 13 de marzo en Miami informó que un grupo de 28 inmigrantes ilegales cubanos llegó el 12 de marzo a los cayos de la Florida, compuesto por 16 hombres, 7 mujeres y 5 niños.
Otro cable procedente de la misma ciudad, de la agencia AFP, el martes 14 comunicó que el día anterior en horas de la tarde otro grupo de 14 cubanos arribó a Cayo Marathon en la Florida, compuesto por 3 hombres, 5 mujeres, 2 niños y 4 niñas, "entre ellas un bebé de 4 meses".
El propio cable expresó que esto había sido informado por un portavoz de la patrulla fronteriza de Estados Unidos, sobre cuyas palabras añadió el siguiente y significativo párrafo: "'No sabía que se podía viajar tan rápido en una balsa a la deriva', ironizó el portavoz, que precisó que se trataría de otro caso de contrabando de emigrantes de la isla."
Cada una de las palabras del compañero Fidel en la clausura del VII Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas y las del editorial de Granma publicado hace 48 horas bajo el título "La pérfida política migratoria de Estados Unidos con la Ley de Ajuste Cubano", se confirman de modo irrebatible.
En medio de un debate sobre el secuestro por la mafia terrorista cubanoamericana de un niño cubano náufrago cuando tenía 5 años y 11 meses de edad, que se ha hecho ya mundialmente famoso, se ha podido comprobar que entre 4 y 6 niños cubanos son sometidos cada día al riesgo del naufragio y de la muerte.
A la justa denuncia de Cuba, las autoridades norteamericanas responden que la publicidad que con ello se daba a la Ley de Ajuste Cubano, unida a la afirmación de que el Servicio de Guardacostas de Estados Unidos estaba desmoralizado, contribuía al incremento de las salidas ilegales. La famosa Ley no necesita publicidad alguna. Nadie en Miami o en Cuba ignora la existencia de la misma. Al menos todos sin excepción conocen que, por hostilidad a Cuba y a su Revolución, en Estados Unidos basta con que un ciudadano cubano llegue a un islote cualquiera o a un punto de su inmensa línea de costa o su enorme superficie territorial, por mar o por aire, "huyendo del socialismo y en busca de la libertad", para ser recibido con honores y privilegios. Hasta ciudadanos de países tan lejanos como la India y Pakistán, no muy bien informados, han viajado a Cuba como turistas y cometido crímenes y secuestros para viajar a Estados Unidos en una embarcación deportiva.
La desmoralización del Servicio de Guardacostas se hizo evidente por las estadísticas de las intercepciones, a partir de la burda trampa que le hicieron en la misma ciudad de Miami con un pequeño grupo de inmigrantes que los traficantes, en complicidad con la Fundación Cubano-Americana, colocaron en un bote próximo a la orilla, donde decenas de cámaras y otros medios radiales y de prensa tomaron las escenas de los esfuerzos del personal de Guardacostas tratando de impedir que los tripulantes del bote, que se lanzaron al agua, llegaran a la costa.
Aquella campal lucha con métodos rudos fue divulgada por todos los medios en Estados Unidos y en el mundo para desprestigiar la institución. Nadie explicó las causas de aquel porfiado intento por pisar la orilla, todo el mundo atacó al Servicio de Guardacostas, incluso las más altas autoridades del gobierno. Nadie explicó las causas de la provocación y el incidente. Nadie habló de que lo que tan poderosamente impulsaba aquella obstinación del grupo de inmigrantes era una Ley que, durante 33 años, discriminando a dominicanos, haitianos, caribeños, mexicanos, centroamericanos, o ciudadanos del resto de América Latina y del Mundo, concedía el privilegio de la residencia y el derecho a empleo inmediato a los que procedían de un país bloqueado como Cuba, al que se trataba de desestabilizar y matar de hambre.
Un ulterior accidente, ocurrido días después, dio lugar al hundimiento de una embarcación con emigrantes ilegales procedentes de Cuba, cuando éstos desobedecieron las órdenes del Guardacostas norteamericano y trataron de evitar a toda costa la intercepción, dando lugar a un choque entre ambas naves. La mafia enardecida recrudeció los ataques. Desde entonces nuestros compatriotas, que saben leer y escribir y no son nada tontos, armados de machetes para cortar amarres, regaban gasolina y amenazaban con incendiar su embarcación ante los ojos atónitos de los marinos que tripulaban los Guardacostas. La desmoralización de éstos fue real y casi total. Todo el mundo lo sabe. Su capacidad actual de intercepción se reduce casi a cero. ¿Por qué ocultarlo?
Al contrario, todo lo que Cuba ha venido publicando se dirige a exponer los peligros que, en especial para las mujeres y los niños, significan esas aventuras en el mar. Más, si se trata de peligrosos e inescrupulosos delincuentes los hombres que organizan y participan en tales viajes en busca de las sociedades de consumo y de fáciles y abundantes objetos de robos, además del dinero que el juego, las drogas y las actividades mafiosas prometen, arrastrando con ellos a mujeres y niños, es lógico que en esos casos de nada valgan las advertencias a los delincuentes muy bien informados sobre la Ley de Ajuste Cubano.
A todo lo anterior se añade que una agencia transnacional de prensa, la REUTERS, cuyos principales reporteros, al menos en nuestro país, están especializados en manipular e interpretar a su antojo cuanto ocurre y se afirma en Cuba, informó con motivo del editorial de Granma ya mencionado que: "Cuba advirtió el martes del riesgo de un nuevo éxodo masivo de cubanos a Estados Unidos si Washington sigue incumpliendo los acuerdos migratorios firmados entre ambos países". Nunca se mencionó la frase "éxodo masivo" ni se habló en términos amenazantes.
Se explica así la inquietud que provocó nuestro editorial en las autoridades federales de Miami y en la propia emigración cubana radicada en la Florida y en otros sitios de Estados Unidos, ya que ello provocaría la imposibilidad de llevar a cabo las visitas que en número creciente, superior ya a las 100 mil anuales, realizan los emigrantes cubanos en Estados Unidos a sus familiares en Cuba.
Un cable de la agencia AFP de ayer 15 de marzo informa: "Las autoridades federales y locales de Miami 'no están en alerta' ante un eventual flujo masivo de emigrantes cubanos pese a la preocupación que generó en los medios locales un editorial de Granma afirmó este miércoles Bill del Grosso, director de Preparativos de la Oficina Federal de Emergencias, en el condado de Miami-Dade."
"Se espera que un juez federal de Miami emita pronto un dictamen sobre la suerte del niño náufrago cubano Elián González, y algunas emisoras y cadenas de televisión locales especulaban que en caso de que el juez no posibilite el pronto retorno del niño a Cuba, el gobierno cubano podría permitir semejante éxodo.
"'En este momento no estamos en alerta en ese sentido', aseguró Bill del Grosso, aunque la Oficina de Emergencias del condado de Miami-Dade tiene un 'plan de contingencias-Cuba' que entraría en vigor ante un flujo masivo de emigrantes cubanos o un cambio de gobierno en Cuba, para controlar la muchedumbre que se espera salga a las calles.
"También existe un plan de octubre de 1998 que prevé la financiación por parte del gobierno federal de todos los gastos de Florida para atender un flujo masivo de emigrantes cubanos."
"Joe Mellia, portavoz de la patrulla fronteriza, subrayó por su parte que 'aquí estamos trabajando como siempre, nada fuera de lo normal'."
Aunque un poco ridículas las palabras del director de Preparativos de la Oficina Federal de Emergencias, cuando habla de medidas de contingencias como un cambio de gobierno en Cuba para controlar a las muchedumbres que saldrían a las calles, no deja de expresar la atmósfera reinante en la Florida. Al parecer, dicho director no se ha enterado de que las muchedumbres están realmente en las calles desde hace más de tres meses, pero exigiendo el regreso de Elián, la eliminación de la absurda Ley de Ajuste Cubano y el cese de las medidas agresivas y genocidas contra nuestro pueblo expuestas en el Juramento de Baraguá.
Por otro lado, en nuestro propio país no son pocas las opiniones cada vez más radicalizadas y crecientes que diariamente se recogen, en las que afirman que Cuba debe responder al dilatado secuestro del niño y a la Ley de Ajuste Cubano con la apertura de nuestras costas a los que quieran acogerse a esa infame, insensata y provocadora Ley.
Hay en Miami muchos que esperan como algo inminente un Mariel o un éxodo masivo. A nadie le consta, sin embargo, que Cuba haya dado un solo paso en esa dirección. Por el contrario, es gracias a un especial esfuerzo de nuestro país en el control de sus costas, de las embarcaciones privadas y los medios para construirlas, que un número considerablemente mayor de emigrantes ilegales y la enorme proporción de los que con antecedentes delictivos y antisociales participan en esas aventuras, no intentan acogerse a los privilegios y la amnistía para cualquier tipo de delito que ofrece esa criminal Ley.
A pesar de ser mucho más difícil interceptar a lo largo de miles de kilómetros de costas una lancha rápida procedente de la Florida con dos o tres motores fuera de borda que alcanzan hasta más de 50 millas por hora de velocidad, hemos capturado decenas de traficantes de personas, a los que, si lo hacen en la actualidad, les esperan leyes que van desde 30 años de privación de libertad hasta cadena perpetua. Son los servicios norteamericanos de investigación y orden interior los que no han logrado arrestar a uno solo de los responsables de las violaciones de sus propias leyes.
La llegada por mar de una embarcación con 14 personas procedentes de Cuba, con 3 hombres y nada menos que 5 mujeres y 6 niños, entre ellos una criatura de 4 meses, es el colmo de la provocación. Cualquiera comprende que la irritación acumulada durante más de 3 meses con la cruel arbitrariedad y el abuso que se comete con el secuestro del niño cubano Elián González, el sometimiento del caso a jueces que no tienen jurisdicción legal y de acuerdo a las normas y leyes internacionales carecen del derecho a decidir su destino, y la interminable dilación de su devolución, que ofrece a los secuestradores todo el tiempo que necesitan para enajenar y destruir la mente de ese niño indefenso, multiplique la amargura e indignación de nuestro pueblo. Pero se multiplica también su sabiduría, su cultura política, su espíritu de lucha, su unidad, su disciplina, su conciencia revolucionaria y su profunda convicción de la justeza de la línea que ha seguido con ejemplar tenacidad y heroísmo, sin flaquear un solo segundo, contra las agresiones del imperio más poderoso y agresivo que ha existido jamás. Nuestro pueblo no constituye una potencia militar y económica, carece de grandes riquezas, pero es poderoso en ideas, inmensamente rico en experiencia, e invulnerable en su enorme moral. Sabe lo que hace, y ha sabido durante más de 40 años lo que en cada circunstancia debe hacer. No buscamos ni deseamos conflictos; demandamos justicia para nuestra patria, su derecho a ser libre y soberana, a seguir su propio camino, a unirse con todos los que en el mundo sufren hoy saqueo y han sido durante siglos víctimas del coloniaje, del exterminio o la esclavización de sus hijos, y de la más despiadada explotación.
Combatientes infatigables por un mundo mejor, experimentados y resueltos: eso somos y nos proponemos seguir siéndolo.