Muy próximo a las 12:00 de la noche, ayer sábado la televisión informó noticias sobre la situación de José Imperatori, recopiladas hasta las 10:00 de la noche sobre los hechos ocurridos a las 8:35 p.m., cuando ocho agentes del FBI irrumpieron en el apartamento donde residía el ex vicecónsul de nuestra Sección de Intereses en Washington.
Rumores divulgados por las emisoras de televisión y otros medios de prensa hablaban de que era conducido hacia Canadá. Sólo después de las 12 de la noche se pudo confirmar que había arribado al aeropuerto de Montreal a esa hora aproximadamente. La Sección de Intereses de Cuba en Washington alertó a nuestra embajada en Ottawa, capital de Canadá, sobre la posibilidad del arribo de Imperatori a ese país. También el consulado cubano en Montreal había sido alertado.
Al conocerse con determinada certeza que el avión se dirigía hacia el aeropuerto de Montreal, los funcionarios cubanos hicieron contacto con las autoridades de Inmigración canadienses, las que confirmaron que efectivamente se dirigía hacia ese punto. Primero se dijo que llegaría a las 11:00 de la noche y más tarde que a las 12:00 a.m. Dos horas antes, se dieron instrucciones al embajador Carlos Fernández de Cossío, que se encontraba en Ottawa, de dirigirse por carretera a Montreal, mientras que el cónsul, ya prevenido, se preparaba para recibirlo. La incógnita a esa hora consistía en saber en qué circunstancias arribaría Imperatori a Canadá. No se conocía nada de lo acordado entre ese país y los Estados Unidos, cómo y quién había solicitado la visa, qué tiempo estaría allí, de qué forma lo remitirían a Cuba, quiénes serían los responsables de esa extraña operación no concertada en lo más mínimo con las autoridades o las representaciones cubanas.
El jefe del destacamento del FBI no le informó nada al cónsul ni a otro funcionario de la Sección de Intereses que estaban en el apartamento sobre cuáles eran los planes; menos aún se informó a nuestra Sección. Sólo se sabía, como explicó la nota de la televisión dada a conocer ayer en la noche, que el consejero político de la embajada de Canadá ante la Casa Blanca esperaba respuesta de nuestra Sección a una solicitud suya de que Imperatori no hiciera declaraciones a la prensa en caso de que lo expulsaran a Canadá, y lo único que conocía nuestra representación en Washintgton, dicho por un funcionario del Departamento de Estado a las 11:00 de la mañana de ayer, era el propósito de éste de proponer la expulsión de Imperatori, y que la decisión sería tomada al más alto nivel. Ningún tercer país fue mencionado. Se pensó que lo harían directamente hacia Cuba desde Nueva York o desde la Florida, donde existen vuelos diarios hacia nuestro país. A nadie en Cuba se le ocurrió pensar que tratarían de utilizar a Canadá para ese propósito. Ya ellos conocían desde las 10:40 de la mañana de ese día la carta de José Imperatori al Jefe de la Sección de Intereses de Cuba renunciando a su cargo e inmunidades diplomáticas, decidido a permanecer en territorio norteamericano para desenmascarar las burdas mentiras y calumnias y la cínica maniobra con que la mafia de Miami pretendía impedir la devolución del niño secuestrado a su familia y a su patria.
El avión donde los agentes del FBI transportaron a Imperatori a Montreal aparentemente se retrasó en el aeropuerto de Washington de donde partió. Debe haber sido alrededor de las 10:00 p.m. Dos horas duraría el vuelo. Fueron formalmente respetuosos con el prisionero que llevaban. Le expresaron que conocían que él estaba en huelga de hambre, y dos veces se le acercaron para ofrecerle algún líquido. Imperatori no aceptó ni agua. En el aeropuerto lo recibió el cónsul general cubano en Montreal, Pedro García Roque. Este lo trasladó con él al consulado, situado a 25 minutos de viaje en auto. Media hora después arribó allí nuestro embajador, procedente de Ottawa. Alrededor de la 1:00 de la madrugada, se estableció comunicación entre ellos y Cuba. Por esa vía se intercambió información. Por fax, en cuestión de minutos, recibieron la nota de la televisión antes mencionada narrando lo ocurrido a las 8:35 de la noche del sábado en el apartamento de Washington.
Había amargura e indignación en ambos lados de la línea por la burda maniobra organizada en Washington. El espíritu de Imperatori estaba, sin embargo, imperturbable. Sereno cuando leyó su mensaje al pueblo de Estados Unidos al declararse en huelga de hambre; sereno en el momento de su arresto; sereno al llegar a Canadá, sereno en el consulado mientras se comunicaba con Cuba. Una de las primeras cosas que dijo con firmeza y energía fue: "Quiero informarles que seguiré en huelga de hambre".
Le habían concedido una visa para 48 horas de estancia en Canadá, que Imperatori ni la Oficina de Intereses de Cuba en Estados Unidos habían solicitado. Con las autoridades cubanas no fue coordinado absolutamente nada. La visa había sido solicitada simplemente por Estados Unidos. Debido a una extraña mezcla de prepotencia e impaciencia, las autoridades norteamericanas se sentían en la necesidad de que nuestro valiente compatriota, alevosamente calumniado y decidido a defender su honor personal y el de su patria, fuese expulsado ese mismo sábado. No esperaban su respuesta, su decidida actitud de resistencia, fundada no en la fuerza sino en la moral, la verdad y la más legítima defensa contra la injusticia.
Lo que hizo el imperio fue trasladar de Washington a Ottawa a un hombre que estaba en huelga de hambre, lanzar la papa caliente sobre la vecina Canadá a la que hace víctima de sus errores, su política prepotente y su habitual desprecio por los hombres y las naciones.
José Imperatori ha decidido mantener su protesta, no acepta la ultrajante forma en que lo arrestaron en Washington y lo arrojaron sobre Canadá. Nuestro pueblo lo apoya resueltamente porque sabe que es injusto y porque comprende que todo nace del monstruoso crimen de secuestrar a un niño cubano de seis años y mantenerlo tres meses bajo la custodia de un sujeto repugnantemente pérfido y corrompido, al servicio de una mafia terrorista que, por ambiciones de políticos mediocres y corruptos, ejercen desmesurada influencia en Washington.
Ahora hay tres problemas y todos ellos serios: el del niño secuestrado en Miami, Elián González; una grave acusación de espionaje, sobre bases absolutamente falsas e insostenibles, contra un importante funcionario del INS que prestó grandes servicios durante 34 años a Estados Unidos, según lo que las propias autoridades de ese país han declarado, en la que implican a dos funcionarios de nuestra Sección de Intereses en ese país; por último, el que surge ahora con un hombre digno que, lejos de rehuir las calumniosas acusaciones, exige testimoniar y desenmascarar, con su presencia ante una corte federal norteamericana, la imputación que le hacen y la absurda medida unilateral impuesta, que lo condena moralmente, y se ha declarado en huelga de hambre.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba instruyó a la representación diplomática cubana en Ottawa pedir una reunión con la Cancillería canadiense con los siguientes objetivos: exponer los puntos contenidos en la nota pública de ayer sobre la forma en que fue arrestado y expulsado de Estados Unidos el ex funcionario de nuestra Sección de Intereses en Washington; informar a las autoridades canadienses los antecedentes y las causas que dieron lugar a este problema; explicar que Imperatori ha decidido seguir en huelga de hambre y solicitar visa de estancia en Canadá por el tiempo indispensable para encontrar una solución honorable al problema creado con los graves y bochornosos hechos que han ocurrido.
Aproximadamente a las 4:00 de la madrugada, José Imperatori llegó a la sede de la Embajada de Cuba en la capital de Canadá, acompañado por el embajador y el cónsul cubano en Montreal. Y allí continúa sin ingerir alimentos, como un índice acusador contra las canalladas que se han cometido contra él.
No acusa a Canadá; acusa al gobierno de Estados
Unidos. Alguien engañó a las autoridades canadienses, alguien
les mintió. El hecho es que Estados Unidos ha involucrado también
a ese país en el problema.
(Nota oficial transmitida por la televisión cubana el 27 de febrero a las 2:10 de la tarde)