NOTA INFORMATIVA

Tal como se había previsto y denunciado públicamente, el inconcebible tratamiento ofrecido por las autoridades de Estados Unidos al avión de pasajeros DC-3 con 37 personas a bordo, secuestrado con armas blancas en pleno vuelo, mientras viajaba de Nueva Gerona a la Ciudad de La Habana el pasado 19 de marzo, constituía un poderoso estímulo a los terroristas que secuestraban naves aéreas con gravísimos riesgos de pérdidas de vidas.

Como se conoce, numerosos cómplices del grupo asaltante fueron exonerados de toda responsabilidad, concediéndoseles residencia en Estados Unidos. Adicionalmente, se ofrecieron iguales privilegios a los demás pasajeros, a fin de que no regresaran a Cuba.

Los seis secuestradores fueron acusados de piratería aérea y enviados a prisión. Pocos días después, los cables anunciaban que pronto serían puestos en libertad bajo fianza. Aun cuando éstos permanecen todavía en prisión, la mafia terrorista de Miami se mueve activamente en favor de los secuestradores. El DC-3 fue de inmediato confiscado.

Fruto de tal política, doce días después, el 31 del propio mes de marzo, un AN-24 que viajaba por la misma ruta Gerona-Habana, con 46 personas a bordo, fue secuestrado por un siniestro terrorista que amenazaba hacer estallar el avión con una granada. En ambos casos, como en todos, la exigencia era desviar el avión hacia territorio de Estados Unidos, donde saben que serán acogidos con aplausos, honores y privilegios, en virtud de una ley asesina que está vigente desde hace 37 años: la Ley de Ajuste Cubano.

Casi milagrosamente no ocurrieron tragedias fatales y la muerte de todos los pasajeros en cada uno de los hechos.

En el día de hoy, 2 de abril, en horas de la madrugada, cuando habían transcurrido poco más de 24 horas del anterior secuestro aéreo, se produjo otro peligroso hecho: el secuestro de una embarcación que prestaba servicio de pasajeros entre La Habana y Casablanca, con numerosas personas a bordo. A la 1:30 a.m. aproximadamente, se le observó saliendo de la bahía y tomar el rumbo habitual en estos casos, la Florida. A partir de su detección, dos embarcaciones del Servicio de Guardafronteras parten para darle acompañamiento, como es usual en estos casos, ya que la política ha sido siempre no interceptarlas en el mar a fin de evitar accidentes, y sólo seguirlas para prestar auxilio en caso de hundimiento u otro riesgo grave para la vida de los que van a bordo,

no pocas veces con la presencia de mujeres y niños.

A las 2:40 a.m., la jefatura del Servicio de Guardafronteras, como es igualmente habitual, se comunica con el Séptimo Distrito del Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos radicado en Miami.

A las 3:00 a.m., los secuestradores de la lancha, que tiene 15,28 metros de eslora, casi 5 metros de ancho y capacidad de 100 pasajeros, se comunican por radio con el puesto de mando de nuestro servicio de guardafronteras e informan que llevan 50 personas a bordo, entre ellas de 6 a 8 niños; que están armados con 3 pistolas: una Makarov, dos calibre 38 y con un arma blanca, exigiendo se les sitúe una embarcación para continuar viaje hacia Estados Unidos y, de no cumplirse esa exigencia, comenzarían a lanzar personas al agua.

A las 3:15 a.m., se le comunican todos los detalles al enlace de Guardacostas de la SINA y se envían por fax al Servicio de Guardacostas de Estados Unidos.

A las 4:45 a.m., el enlace de Guardacostas de la SINA informa que habían salido dos unidades navales a interceptar la lancha.

A las reiteradas exhortaciones que se les hicieron durante la madrugada para que desistieran del secuestro por los riesgos que entrañaba para las personas que iban a bordo por la oscuridad de la noche, las condiciones del mar, que durante ese tiempo fluctuó de fuerza uno a fuerza tres, y el tipo de embarcación que llevaban, diseñada para aguas interiores, respondieron negativamente,

A las 7:30 a.m. el Ministerio del Interior informa que la embarcación secuestrada se encontraba parada a 30 millas de nuestras costas, en aguas internacionales, y que los secuestradores exigían combustible para continuar viaje. Las unidades cubanas de guardafronteras se mantenían en las inmediaciones, continuando con su exhortación a los secuestradores a desistir de sus planes y permitir el regreso al país de la embarcación y las personas secuestradas, y listas para auxiliarlas en caso de accidente.

Vean hasta qué grado de chantaje son capaces de llegar los terroristas y delincuentes, estimulados por la política de tolerancia, recursos, beneficios, privilegios, amparo y propaganda que durante más de 40 años han aplicado los gobiernos de Estados Unidos en su propósito de crear y apoyar movimientos contrarrevolucionarios para destruir a la Revolución Cubana.

A las 11:09 a.m., el Jefe de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington, Dagoberto Rodríguez, informó que a las 11:05 de la mañana (hora de Cuba) el jefe del Buró Cuba del Departamento de Estado, Kevin Whitaker, le comunicó que ellos habían estudiado la situación creada y consideraban que en este caso se aplicaba la Convención para la Supresión de Actos Ilegales contra la Navegación Marítima de 1988, que establece que el país de la bandera del barco tiene la responsabilidad de actuar y resolver el problema, según los medios a su alcance. Que ellos consideraban que nosotros teníamos que asumir nuestra obligación, que con los medios de que ellos disponían en el área no actuarían.

Por otro lado, con relación al AN-24 secuestrado el 31 de marzo, todavía no han sido devueltos el avión, la tripulación y los pasajeros secuestrados.

Ningún país como Cuba cumple con rigor convenios, obligaciones, principios y leyes internacionales.

Es obvio que el caso de la lancha de pasajeros secuestrada y la situación creada no corresponde a Estados Unidos resolverlo en el punto geográfico donde tiene lugar. La nave y las personas secuestradas son cubanas, y por eso corresponden a Cuba las medidas concretas explicadas anteriormente y las que tomemos adicionalmente. Lo que no haremos en ningún caso es usar medidas de fuerza que pongan en peligro la vida de las personas que están a bordo de esa embarcación.

La información ofrecida a los Servicios de Guardacostas de Estados Unidos obedece a medidas adoptadas de común acuerdo y aplicadas a lo largo de años, relacionadas con el tráfico de drogas, de emigrantes, auxilio a la navegación y otras actividades.

Ambos países estamos obligados, por acuerdo, a luchar contra la emigración ilegal, lo cual Cuba cumple con rigor. Les prestamos un servicio a los guardacostas norteamericanos cuando les comunicamos cualquier acción de este tipo que les afectaría a ellos. Las embarcaciones secuestradas y robadas siempre se dirigen, como es obvio, a los Estados Unidos. No les hemos solicitado que salven a los pasajeros secuestrados y devuelvan la nave a Cuba. En todo caso, les hemos estado solicitando durante decenas de años que cesen las acciones criminales contra Cuba y pongan fin, entre otras cosas, a leyes asesinas que dan lugar a hechos tan lamentables.

 

La Habana, 2 de Abril de 2003

12:45 p.m.