LAS MENTIRAS, LOS TEMORES Y LAS ESTUPIDECES DEL IMPERIO

La conducta de algunos funcionarios del gobierno de Estados Unidos produce lástima. Se puede apreciar en las altas esferas del poder una plaga de mentirosos que rara vez dicen algo serio o se acercan a la verdad.

Según informaron hace apenas 48 horas cables de diversas agencias de prensa radicadas en Washington, "el subsecretario de Estado de Estados Unidos para Asuntos Interamericanos, señor Roger Noriega, criticó a Cuba por apoyar a elementos desestabilizadores de varios países democráticos en América". "Aseguró que su país y otros vecinos siguen de cerca la actuación del líder cubano Fidel Castro en ‘sus últimas aventuras’". "Indicó que Estados Unidos tiene información propia ‘por ejemplo, sobre la implicación cubana en apoyar a elementos que en varios países se proponen desestabilizar gobiernos democráticos’".

"‘Es claro que las acciones de Fidel Castro han llamado la atención de líderes latinoamericanos’, afirmó Noriega, que las calificó de ‘cada vez más provocativas’ para la comunidad interamericana y ante lo que Estados Unidos ha respondido con un apoyo expreso a países presuntamente afectados por esas acciones, como Bolivia".

"Según Noriega, Castro ‘está pescando en aguas revueltas’ ―continuó uno de los cables― y añadió que ‘de una forma consciente y destructiva fomenta la discordia y el descontento’ y hace vulnerables a gobiernos elegidos de forma democrática."

Este señor Noriega, personaje cínico y mediocre, fue uno de los principales redactores y el mayor promotor de la ley Helms-Burton contra Cuba. Es íntimo amigo de la mafia terrorista cubano-americana de Miami. Ocupa su actual cargo de subsecretario cuando el Senado se opuso a que el mismo fuese concedido al bandido Otto Reich, cuyo historial terrorista relacionado con la guerra sucia de Nicaragua es bien conocido.

Esta declaración de Noriega, formulada casi inmediatamente después del anuncio de un vocero del Departamento de Estado de que las conversaciones migratorias se suspendían, alegando como excusa la no aceptación por parte de Cuba de absurdas e inaceptables exigencias, demuestra que se trata de una acción bien concertada y provocadora, con vistas a oscuros propósitos que se asocian a las elecciones de noviembre, en las que los partidarios de la actual administración buscan asegurar el éxito aun a costa de provocar cualquier conflicto.

Puede demostrarse que las declaraciones de Noriega son desvergonzadamente mentirosas, como es habitual.

¿De dónde saca que Cuba adopta una posición provocadora destinada a desestabilizar a América Latina? Con excepción del despreciable llorón que gobierna a Uruguay, un abyecto lacayo de Estados Unidos, y el "soplo de aire fresco" ―como tan poéticamente califica el señor Bush a quien gobierna El Salvador, donde Posada Carriles, cumpliendo órdenes de Miami, organizó los actos terroristas contra hoteles en Cuba y fraguó el asesinato del Presidente del Consejo de Estado de Cuba―, el gobierno de nuestro país mantiene relaciones diplomáticas normales y respetuosas con el resto de los estados de nuestra región. Ninguno de ellos ha expresado quejas o ha pronunciado palabra alguna respecto a planes desestabilizadores por parte de Cuba con relación a sus gobiernos.

Nuestras relaciones con las diversas corrientes políticas latinoamericanas y caribeñas son absolutamente legales, normales y públicas. Numerosos eventos, auspiciados por centros e instituciones de carácter político, social, educacional, cultural, científico, económico y otros, tienen lugar cada año a la vista de los medios de prensa nacionales e internacionales.

¿Qué es desestabilizar? ¿Enviar miles de médicos a colaborar con los gobiernos en la atención de las personas más pobres y necesitadas? ¿Acaso hemos desestabilizado a Guatemala, Honduras, Haití, Belice, Paraguay y varios otros países del Caribe o América Central o del Sur? ¿Acaso es desestabilizar el envío de 15 mil médicos de Cuba a 64 países del mundo donde millones de personas son atendidas y decenas de miles de vidas son salvadas? ¿Desde cuándo la promoción de campañas de alfabetización por métodos nuevos, modernos y sumamente eficientes significa desestabilizar regímenes democráticos en cualquier lugar de la Tierra? ¿Cómo puede calificarse de acción subversiva conceder becas a más de 12 mil jóvenes del Tercer Mundo para estudiar en nuestras universidades? ¿No es acaso estúpido calificar de subversiva la acción de miles de instructores deportivos que promueven las más sanas actividades, que contribuyen a reducir el delito, el consumo de drogas y llevar la salud a millones de jóvenes? ¿Desde cuándo promover la educación y la cultura es desestabilizar naciones? ¿Acaso después de que el ciclón Mitch devastó Centroamérica no ofrecimos tres mil médicos para salvar cada año tantas vidas como las que se perdieron al paso del huracán, y a su vez todas las becas necesarias para formar jóvenes de esos países que realicen en el futuro la tarea de aquellos médicos? ¿Podría alguien en su sano juicio afirmar que se trataba de un esfuerzo desestabilizador de la democracia en Centroamérica, con algunos de cuyos países no teníamos entonces ni siquiera relaciones diplomáticas? ¿Por qué ignorar que Cuba prestó ayuda emergente, sin excepción alguna, cuantas veces ocurrieron catástrofes, algunas de ellas en algún país de América Latina e incluso en otros lugares del mundo? ¿Por qué no recordar que a Perú, cuando el gran terremoto de 1970 que costó más de 50 mil vidas, el pueblo cubano envió cien mil donaciones de sangre, construyó hospitales y suministró médicos? ¿Por qué no consignar también que cuando el pueblo uruguayo fue víctima de una grave epidemia de meningitis meningocócica, Cuba, el único país que disponía de la vacuna adecuada, envió millones de dosis para proteger la vida de los niños uruguayos, aun cuando su gobierno, conociendo la existencia de las mismas no quiso adquirirlas precisamente porque eran cubanas?

Y no se trata de estos únicos casos. Cuando El Salvador fue azotado por una grave epidemia de dengue, aun cuando su gobierno era acérrimo enemigo de Cuba, albergue de terroristas y centro de operaciones desde el cual se cometían groseros crímenes contra nuestro país, las autoridades cubanas no vacilaron en enviar recursos humanos y materiales que constituyeron factor decisivo en la erradicación de la epidemia. Similar espíritu de cooperación se demostró allí cuando poco más tarde un devastador terremoto azotó a ese hermano pueblo.

¿A qué viene ahora esta infame canallada? Tiene su explicación y sus antecedentes.

En su cínica denuncia del 6 de enero, el señor Noriega mencionaba de modo especial a Venezuela, señalándola como asociada a Cuba en el propósito desestabilizador por nuestro apoyo a los programas de salud, educación, cultura, deportes, trabajo social y otras actividades que desarrolla el proceso bolivariano en beneficio de la población venezolana, y en las que nuestro país posee determinada experiencia que ha puesto al servicio de los países del Tercer Mundo. Hemos concedido miles de becas a jóvenes venezolanos para estudiar medicina, deportes, trabajo social, entrenamiento técnico y cuantas formas de cooperación técnica o social se soliciten de Cuba.

Para el pueblo cubano, el Presidente Chávez encarna las ideas y el espíritu bolivariano de independencia, unidad y patriotismo de los pueblos de América Latina, cuyo origen étnico, cultura, religión e idioma, son mucho más comunes que los de cualquier otro grupo de países en el mundo. Tienen el derecho y el deber de unirse no sólo por razones económicas sino también para su propia supervivencia. Cuba apoya ese derecho con toda su fuerza.

La perorata insolente y amenazadora del señor Noriega el 6 de enero tiene sus antecedentes en las declaraciones que dos semanas antes había hecho el señor Otto Reich, embajador extraordinario para América Latina, el 19 de diciembre, publicada en un cable que decía: "Otto Reich reconoció hoy que el continente ‘no está en buena situación’ y destacó a Venezuela como la nación que afronta la crisis ‘más seria’", afirmando luego: "‘A menos que se calmen las dos partes, puede haber un problema’, y dijo que a Estados Unidos le ‘preocupa sobremanera los continuos informes de la presencia de agentes de Cuba en Venezuela’".

"Afirmó ―continúa el cable― que ‘según muchas personas en Venezuela’, han recibido informes de que ‘hay cientos, si no miles de personas de edad y apariencia militar de Cuba en Venezuela’".

"‘Chávez tiene la fuerza de las armas y también es el presidente constitucional’ pero ‘todas las encuestas que hemos visto indican que las dos terceras partes de la población se oponen a Chávez y tienen también la fuerza de la Constitución y del referendo’.

"Agregó que, según sus fuentes, ‘hay más de tres millones, posiblemente hasta cuatro millones, de firmas válidas’ para llevar adelante el referendo contra Hugo Chávez.

"‘Toda la comunidad interamericana tiene la responsabilidad de acompañar al pueblo de Venezuela en este reto a favor de la democracia y en contra de una posible trampa por parte de cualquiera que intente que no se cumplan las leyes de Venezuela’, agregó.

"Reich dijo que Estados Unidos ‘está vigilando de cerca, con todos los amigos del hemisferio, lo que está pasando en Venezuela’." Las personas de edad y apariencia militar eran los médicos cubanos, de ellos 52,4 por ciento mujeres.

Es absolutamente obvio que el grupo más extremista dentro del gobierno de Estados Unidos se da cuenta de que el régimen de explotación y saqueo despiadado impuesto a los pueblos de América Latina es ya insostenible e insoportable.

Si Estados Unidos tiene información propia sobre la implicación cubana en apoyar a elementos que en varios países se proponen desestabilizar gobiernos democráticos, ¿por qué no la dice concretamente? ¿Por qué no señala dónde, cuándo y cómo se produjeron tales acciones, cuáles son los países, qué hizo Cuba en Bolivia que diera lugar al estallido social que allí se produjo? ¿Quién pesca en río revuelto? ¿Quién es el culpable de los ríos en que uno a uno se van convirtiendo la mayoría de los pueblos de esta región, como consecuencia de una inmensa e insuperable deuda externa, el saqueo incesante, la pobreza, el desempleo, el hambre, el desastre sanitario y educacional, y las imposiciones del Fondo Monetario Internacional? ¿Por qué el tonto de Noriega no habla una palabra del ALCA, es decir, la anexión que tratan de imponerles a los pueblos latinoamericanos y caribeños? ¿Quién impuso la globalización neoliberal? ¿Quién obligó a la privatización forzosa de los recursos y bienes de los pueblos indefensos de este continente? ¿Quién vende armas en vez de materiales de estudio? ¿Quién envía a jóvenes latinoamericanos a morir como carne de cañón en las arenas de Iraq? ¿Qué necesidad tiene Cuba de pescar en río revuelto, si los ríos más que revueltos están crecidos y amenazan con arrasar toda la podredumbre y las injusticias cometidas contra ellos durante siglos?

Nuevas y groseras mentiras:

"...‘algunas fuentes’ dan cuenta de ‘un cuadro de disturbios con participación cubana’... ‘está muy claro que (Castro) está cada vez más activo en la región.’"

Claro, señor Noriega, las cosas están cambiando. Cada vez menos personas creen en sus embustes tradicionales, cada vez los pueblos pierden más su capacidad de soportar. Al Presidente cubano lo invitan a la toma de posesión de nuevos gobiernos y otras actividades. Pudo asistir a las de Brasil, Ecuador, Argentina, Paraguay. Con dolor tuvo que desistir de acudir a otros cambios de gobierno e importantes eventos porque en Cuba estamos obligados a trabajar duro, y los viajes además son costosos y complejos por los planes que usted, su gobierno y su mafia terrorista elaboran para asesinarlo. Comprendemos que han de ser frustrantes para todos ustedes tantos intentos baldíos.

"Está muy claro que (Castro) está cada vez más activo en la región", afirmó usted, y que "esto provocó gran preocupación entre los líderes latinoamericanos."

¿Por qué no dice usted cuáles son esos líderes, por qué se toma la atribución de hablar por ellos, por qué trata de presentarlos como envidiosos y cobardes? Con casi todos con los que se encuentra nuestro Presidente cuando asiste a los eventos mencionados, salvo las excepciones señaladas con los cuales se muestra indiferente, no se han producido nunca miradas hostiles ni rostros desencajados. El trato es respetuoso pese a que, en algunos casos, cada vez menos, existen profundas diferencias ideológicas. Como es sabido, los pueblos de los países que visita, de forma entusiasta le muestran cariño y admiración al Presidente del Consejo de Estado de Cuba. No en balde el pueblo cubano y sus dirigentes han enfrentado pruebas muy difíciles y jamás se han plegado ante las arbitrariedades, agresiones y amenazas de la potencia más poderosa que ha existido nunca.

Es comprensible la ira y el odio que transpiran las palabras del señor Noriega, intencionadamente mentirosas, porque sabe que, vivo o muerto, su recuerdo lo seguirá como un fantasma, tras sus mentiras groseras de una mediocridad que asombra y las amenazas habituales de los matones que usted eructó contra él: "‘Debe quedarle muy claro a Fidel Castro que sus acciones han llamado la atención de líderes de América Latina, y que sus acciones para desestabilizar América Latina son crecientemente provocadoras para la comunidad interamericana, incluido Estados Unidos.’" "‘Aquellos que continúan desestabilizando a gobiernos electos democráticamente interviniendo en los asuntos internos de otros gobiernos están jugando con fuego.’" ¿Qué quiere decir jugar con fuego?

Usted no tiene temple para intimidar a ningún patriota cubano. Habla así sin comprometer un gramo de su propia sangre sino la de los jóvenes soldados y oficiales de las Fuerzas Armadas norteamericanas.

Usted aseguró que tanto "su país y otros vecinos siguen de cerca la actuación del líder cubano en sus últimas aventuras" que está "en sus días finales y se siente un poco nostálgico de los días en que tenía un papel importante en las Américas". Usted miente. Si así lo creyera, no se alarmaría tanto con el supuesto plan desestabilizador.

Cabe además preguntarle: ¿es que ya el señor Bush dio la orden de eliminar extrajudicialmente al presidente cubano?

Al elaborar tales pronunciamientos, el señor Noriega no sólo atacó y amenazó a Cuba, sino también pretendió regañar al presidente argentino, Néstor Kirchner ―un hombre que sin duda transpira dignidad―, y quiso conminarlo a que asumiera de inmediato el pago de 21 mil millones de dσlares de su deuda externa; furioso con el canciller Bielsa, se declara consternado porque no se reunió con los agentes pagados de Estados Unidos cuando viajó a La Habana. ¡Hasta dónde llega la prepotencia imperial!

Tampoco se abstuvo de intervenir en los asuntos internos de Venezuela. Acusó al presidente Chávez de ser cómplice de Cuba en los intentos de desestabilizar a América Latina. Lo exhortó a respetar las reglas en vigor para un eventual referendo revocatorio de su mandato. No sólo asumió el papel del Consejo Nacional Electoral, certificó la cantidad de firmas recogidas contra el Presidente, y dio un fuerte espaldarazo a los autores del golpe militar del 11 de abril del 2002 y el golpe petrolero subsiguiente de diciembre y enero.

Conocemos perfectamente bien las ideas del señor Noriega y otros de su calaña consistentes en asesinar, con la complicidad de paramilitares colombianos, a médicos cubanos en Venezuela para darles un escarmiento y obligarlos a retirar su cooperación en los maravillosos planes de salud que lleva a cabo el gobierno bolivariano con el programa de Barrio Adentro, a través del cual más de 12,5 millones de venezolanos pobres están recibiendo servicios médicos.

Hemos advertido que por cada médico, colaborador docente o deportivo que caiga, muchos están en disposición de ocupar sus puestos. Sobre el gobierno de Estados Unidos caerá toda la responsabilidad.

¡Están derrotados de antemano los que crean que el pueblo cubano podrá ser alguna vez intimidado!

 

Enero 8 del 2004