DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS
DE ESTADO Y DE MINISTROS DE
Estimado
compañero Luiz Inácio Lula, Presidente de
Distinguidos
Jefes de Estado y de Gobierno;
Distinguidos
Invitados:
Permítanme,
en primer lugar, transmitir un mensaje de amistad de mis compatriotas al
fraterno pueblo brasileño.
Al
saludar a los líderes de nuestra región, les ratifico el agradecimiento de
todos los cubanos por la ayuda y solidaridad recibidas, ante los cuantiosos
daños causados por los tres huracanes que recientemente azotaron a nuestro
país.
Estimados
amigos:
El
camino recorrido hasta aquí ha sido largo y difícil. Reunir por primera vez a
los mandatarios de América Latina y el Caribe en un foro de nobles y justas
pretensiones, sin exclusiones, ni la presencia de países extrarregionales,
tiene incuestionable trascendencia.
Apreciamos
que las condiciones son propicias para que esta magna cita sea el inicio de un
proceso de extraordinaria significación estratégica para los destinos de
nuestra región, en un mundo con escasas posibilidades para el accionar aislado,
ajeno a los desafíos comunes que nos impone, de modo decisivo, la globalización.
No me refiero al modelo neoliberal de ésta, que se propone realmente una
globocolonización, sino a la construcción de la imprescindible globalización de
la solidaridad.
El
reto principal resulta pasar paulatinamente de las palabras a los hechos. Las
acciones integradoras que se adopten en esta Cumbre, además de su sentido
práctico, deben estar guiadas por la cooperación entre nuestros pueblos.
Resulta esencial que esta Cumbre
tenga seguimiento, que esta promisoria iniciativa no se reduzca a la
oportunidad de vernos e intercambiar en esta ocasión.
Antes de declararse la crisis
económica global en curso, nuestros pueblos ya habían acumulado la experiencia
histórica de la explotación y el subdesarrollo expresados, sucintamente, en la
desigualdad del ingreso, injusticia social, hambre, analfabetismo, precariedad
en la atención de salud, expoliación de los recursos naturales y las
consecuencias de una insuficiente infraestructura económica y social.
No
menos impactantes han resultado el robo de cerebros y la abusiva carga del
servicio de la deuda externa, a lo que se añade el cuadro nefasto que comporta
la criminalidad, el narcotráfico y el deterioro ambiental, agravados por las
fracasadas recetas neoliberales aplicadas como un dogma incontestable.
No se trata ahora de credos o
ideologías, sino del reconocimiento consciente del agotamiento de un modelo
económico que sólo el Estado, con la participación del conjunto de la sociedad,
puede rectificar, en última instancia, mediante una actuación sistemática,
coordinada y comprometida con los intereses más prominentes de la nación.
Nuestra región experimenta un
formidable renacer del espíritu de sus pueblos, con el surgimiento de una
pujante fuerza ciudadana dispuesta a asumir los destinos de sus respectivos
países, para hacer valer la prioridad que merecen los programas sociales,
defender las riquezas nacionales y luchar por la justicia.
Han florecido en los años
recientes los pronunciamientos políticos y las iniciativas que proponen nuevas
fórmulas de integración.
El momento es claramente
propicio para proponernos un paradigma regional, que rebase las diferencias, privilegie
nuestra comunión de intereses y necesidades, promueva la acción solidaria y amplíe
la cooperación.
Nuestras diferencias no deben
privarnos de una integración que haga realidad los justos anhelos de la gran
mayoría de los 550 millones de personas que convivimos desde el Río Bravo hasta
Nuestras naciones atraviesan
por dificultades, pero también cuentan con inmensos recursos naturales, adelantos tecnológicos y
productivos de escala mundial, y un potencial científico pobremente aprovechado
y escasamente compartido a nivel de la región.
Cuba ha fortalecido sus
relaciones con varias naciones de América Latina y el Caribe, muestra de ello
fue la realización exitosa de
Debemos
acordar
acciones concretas y adoptar decisiones prácticas y válidas para nuestros
pueblos. Consideramos que entre las prioridades no debe faltar la búsqueda de
una respuesta regional para encarar la actual situación económica mundial.
La complejidad de esta
situación requiere de la participación de todos para su solución. En este
sentido, celebramos los esfuerzos que han conducido a la creación de diferentes
grupos para buscar alternativas a una crisis cuyo alcance y profundidad no es
posible prever. Compartimos el criterio del presidente de
Nuestra región debe exigir el
rediseño del sistema financiero internacional y la reestructuración de las
relaciones económicas entre los países. Para lograrlo no basta con que lo
reclamemos en los foros internacionales, aunque no debemos dejar de hacerlo. Estamos
en capacidad de ir construyendo nuestras propias normas y prácticas en la
región, de aunar voluntades y recursos e instrumentar relaciones de nuevo tipo.
Asistimos a esta Cumbre con
la disposición de cooperar y trabajar por un futuro con espacios para todos.
Cuba, a pesar del vengativo y prolongado bloqueo que nos impone el gobierno de
Estados Unidos, está dispuesta a compartir sus modestas experiencias en temas
de colaboración, que junto a la solidaridad y el internacionalismo constituyen
los pilares de nuestras relaciones con el mundo.
En nombre de Cuba, que ha
tenido que sufrir casi 50 años de bloqueo económico, comercial y financiero,
agradezco a los países de América Latina y el Caribe por su firme apoyo a
En la ciudad de Salvador de
Bahía, capital de este estado, hace 15 años el compañero Fidel Castro se
refirió con vehemencia a la necesaria integración de nuestras naciones.
Permítanme terminar mi intervención recordando sus palabras, cuando expresó:
“Ayer fuimos colonia; podemos
ser mañana una gran comunidad de pueblos estrechamente unidos. La naturaleza
nos dio riquezas insuperables, y la historia nos dio raíces, idioma, cultura y
vínculos comunes como no tiene ninguna otra región de
Muchas
gracias.