Discurso
pronunciado por el compañero Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de
Estado y de Ministros, en las conclusiones de la sesión constitutiva de
Compañeras y compañeros:
Es claro el mandato del
pueblo a esta Legislatura: continuar fortaleciendo
Muchas
expectativas se generaron, tanto en Cuba como en el extranjero, en torno a la integración
del Consejo de Estado que acaba de elegir
Asumo la responsabilidad
que se me encomienda con la convicción de que, como he afirmado muchas veces, el
Comandante en Jefe de
Fidel es Fidel, todos lo
sabemos bien. Fidel es insustituible y el pueblo continuará su obra cuando ya
no esté físicamente. Aunque siempre lo estarán sus ideas, que han hecho posible
levantar el bastión de dignidad y justicia que nuestro país representa.
Sólo
el Partido Comunista, garantía segura de la unidad de la nación cubana, puede
ser digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en su líder. Es la fuerza dirigente superior de la
sociedad y el Estado y así lo establece el Artículo 5 de nuestra Constitución, aprobada
en referendo por exactamente el 97,7% de los votantes.
Esa convicción tendrá particular
importancia cuando por ley natural de la vida, haya desaparecido la generación
fundadora y forjadora de
Afortunadamente no es ese
el momento que hoy vivimos. Fidel está ahí, como siempre, con la mente bien
clara y la capacidad de análisis y previsión, más que intacta, fortalecida,
ahora que puede dedicar al estudio y el análisis las incontables horas que
antes empleaba en el enfrentamiento a los problemas cotidianos.
A pesar de la paulatina
recuperación, sus condiciones físicas no
le permitirían aquellas interminables jornadas, con frecuencia separadas por escasas
horas de descanso, que caracterizaron su trabajo prácticamente desde que
emprendió la lucha revolucionaria y aún con mayor intensidad durante estos largos
años de período especial, en que no se permitió siquiera un solo día de
vacaciones.
La decisión del compañero
Fidel es una nueva contribución, con su ejemplo que lo enaltece, en aras de asegurar
desde ahora la continuidad de
Igualmente es inconmovible
su decisión de continuar, mientras tenga fuerzas para hacerlo, aportando a la
causa revolucionaria y a las ideas y propósitos más nobles de la humanidad.
Por tanto, seguro de
expresar el sentir de nuestro pueblo, solicito a esta Asamblea, como órgano supremo
del poder del Estado, que las decisiones de especial trascendencia para el
futuro de la nación, sobre todo las vinculadas a la defensa, la política
exterior y el desarrollo socioeconómico del país, me permita continuar consultándolas
al líder de
Por esta y otras muchas razones,
en mis palabras de hoy citaré, no pocas veces, algunas de las ideas y conceptos
esenciales expresados en sus Reflexiones, que aprovecho para decir que debemos
estudiar, por sus enseñanzas y capacidad de previsión. Tener presente siempre
algo que gustaba repetir Raúl Roa a sus íntimos: “Fidel oye la hierba crecer y
ve lo que está pasando al doblar de la esquina”.
Compañeras y compañeros
diputados:
Estoy consciente de la
responsabilidad que entraña ante el pueblo la tarea que se me encarga, y a la
vez convencido de contar, como hasta hoy, con el apoyo de quienes desempeñan
responsabilidades de dirección a los diferentes niveles y más importante aún,
con el de mis compatriotas, sin el cual no hay éxito posible en una sociedad
como la nuestra.
Como expliqué en mi
propuesta para dicho cargo, en las actuales circunstancias es conveniente que
el mismo compañero desempeñe, como hasta ahora, estas dos importantes responsabilidades
del Estado y el Gobierno.
No hay dudas de que José
Ramón Machado Ventura, por su trayectoria y convicciones revolucionarias, experiencia,
preparación, cualidades como dirigente y ser humano, reúne los requisitos para
desempeñar esos altos cargos.
Igualmente
En los primeros 15 años
de
El proceso de
institucionalización de los años setenta, con sus imperfecciones, permitió
estructurar un sistema coherente y ajustado a aquellas circunstancias, alcanzándose
cierta equiparación con el de los países socialistas, incluidas las buenas y
también las malas experiencias.
Por último, en 1994, en
el momento más agudo del período especial, se hicieron considerables ajustes que
conllevaron reducciones y fusiones de organismos, así como redistribución de
las tareas de algunos de ellos. No obstante, fueron realizados con la premura
impuesta por la necesidad de adecuarnos de manera rápida a un escenario
radicalmente distinto, muy hostil y sumamente peligroso.
Desde entonces han transcurrido
14 años, en los cuales ha cambiado considerablemente el panorama nacional e
internacional. Hoy se requiere una estructura más compacta y funcional, con
menor número de organismos de la administración central del Estado y una mejor distribución
de las funciones que cumplen.
Lo anterior permitirá
reducir la enorme cantidad de reuniones, coordinaciones, permisos,
conciliaciones, disposiciones, reglamentos, circulares, etcétera, etcétera. Contribuirá
además a concentrar algunas actividades económicas decisivas hoy dispersas en
varios organismos, y hacer un mejor empleo de los cuadros.
En resumen, tenemos que
hacer más eficiente la gestión de nuestro Gobierno.
Algo muy importante,
crece el número de los vinculados directamente a la producción o los servicios,
es decir, de los obreros, campesinos y otros trabajadores; también de los miembros
de las instituciones armadas, los deportistas, artistas, escritores,
periodistas y de otras profesiones, que unidos a los dirigentes estudiantiles y
compañeros que se desempeñan en los consejos populares, constituyen más de la
mitad de los diputados.
Datos como estos, junto a
la simple relación de las tareas que cumplen cada uno de ustedes, desde dirigentes
nacionales hasta jubilados y líderes religiosos, permiten afirmar que los aquí
reunidos son una muestra en pequeña escala de la sociedad cubana.
Lo anterior constituye una
premisa básica, pero no asegura por sí sola el cumplimiento de la misión del Parlamento.
Se requiere además, y sobre todo, la actuación inteligente, organizada,
creativa y enérgica de sus integrantes, en particular durante el trabajo de las
comisiones, donde se dispone de más tiempo, pues al centrarse en determinados
asuntos permite estudiarlos mejor y pueden intervenir más compañeros.
En la visita que hice en
diciembre pasado al Distrito de Santiago de Cuba donde fue electo diputado el compañero
Fidel, afirmé que el apoyo masivo a
Y añadí que si el pueblo
está firmemente cohesionado en torno a un único partido, éste tiene que ser más
democrático que ningún otro, y con él la sociedad en su conjunto, que desde
luego, como toda obra humana, se puede perfeccionar, pero sin dudas es justa y
en ella todos tienen oportunidad de expresar sus criterios, y más importante
aún, de trabajar para hacer realidad lo que en cada caso acordemos.
No hay por qué temer a las
discrepancias en una sociedad como la nuestra, en que por su esencia no existen
contradicciones antagónicas, porque no lo son las clases sociales que la forman.
Del intercambio profundo de opiniones divergentes salen las mejores soluciones,
si es encauzado por propósitos sanos y el criterio se ejerce con
responsabilidad.
Así ha actuado la inmensa
mayoría de los cubanos, desde nuestros mejores científicos, intelectuales, obreros,
campesinos y estudiantes, hasta la más sencilla ama de casa.
Todos ellos, en
diferentes momentos de
Los agoreros internacionales
de la muerte de
Es cierto que también hay
personas que hablan antes de informarse; que demandan sin valorar si dicen algo
racional o descabellado. Coinciden, como norma, con quienes reclaman derechos sin
jamás mencionar deberes. Como dijo Fidel en su reflexión del 16 de enero:
“esperan milagros de nuestra porfiada y digna Revolución”, concluyó.
No les negamos el derecho
a expresarse, siempre que sea en el marco de la ley. Ante un planteamiento de
ese tipo no podemos ser extremistas, pero tampoco ingenuos.
Cuando lo motiva el
desespero ante una dificultad personal o es provocado por la falta de
información, debemos ser pacientes y brindar los argumentos necesarios.
Pero si alguien lo que
pretende es presionar con afán de protagonismo o animado por la ambición, la demagogia,
el oportunismo, la simulación, la autosuficiencia u otra debilidad humana de
similar carácter, hay que enfrentarlo resueltamente, sin ofensas, pero llamando
las cosas por su nombre.
Nunca olvidar que el
enemigo sigue al acecho, permanentemente dispuesto a aprovechar el menor
descuido para hacernos daño, aunque haya quien se empeñe en ignorarlo.
No vamos a dejar de
escuchar la opinión honesta de cada cual, que tan útil y necesaria resulta, por
la algarabía que se arma, a veces bastante ridícula, cada vez que un ciudadano
de nuestro país dice algo a lo que esos mismos promotores del espectáculo no harían
el menor caso, si lo escucharan en otro lugar del planeta.
Sabemos que esos mensajes
van dirigidos a engañar o al menos crear confusión, pero si alguien ha tenido
la peregrina idea de asustarnos con ellos, le recuerdo que la principal razón
de que sigamos aquí -y seguiremos
estando-, es que nuestro pueblo y su
Revolución han dado siempre el frente, sin la menor muestra de temor y
enarbolando la verdad, a las agresiones de todo tipo de la mayor potencia
militar y económica del mundo.
Infinidad de ejemplos
pudieran citarse, basta mencionar la inconmovible dignidad de nuestros cinco héroes,
frente a cada intento de doblegarlos durante una década de injusto
encarcelamiento.
Aprovecho la ocasión para
agradecer, en nombre de nuestro pueblo, las incontables expresiones de solidaridad, respeto, cariño, aliento y legítima
preocupación para con el líder de
Al propio tiempo, hemos
tomado debida nota de las declaraciones ofensivas y abiertamente injerencistas
del imperio y algunos de sus más cercanos aliados.
Como era de esperar, el
Departamento de Estado se apresuró a anunciar la continuación del bloqueo en
correspondencia con la política de la actual administración.
Otros, con matices, se
empeñan en condicionar las relaciones con Cuba a un proceso de “transición”
dirigido a destruir la obra de tantos años de lucha.
¡Qué poco conocen a
nuestro pueblo, tan orgulloso de su plena independencia y soberanía!
Solo
añadiré que las Reflexiones de Fidel, publicadas el viernes, son una magistral respuesta a
todas ellas.
En relación con las
dificultades que el país enfrenta en el plano interno, la determinación de las prioridades
y el ritmo de su solución partirá invariablemente de los recursos disponibles y
del análisis profundo, racional y colegiado, por los órganos competentes del
Partido, el Estado o el Gobierno, y en los casos que sea necesario, previa
consulta directa a los ciudadanos que corresponda de cualquier sector de la
sociedad e incluso a todo el pueblo, si fuera un asunto de gran trascendencia.
Existen cuestiones cuyo
estudio requiere tiempo, ya que un error motivado por la improvisación, la
superficialidad o el apresuramiento, tendría consecuencias negativas considerables.
Hay que planificar bien, pues no podemos gastar más de lo que tenemos, después organizar
y trabajar con orden y disciplina, que son fundamentales.
Al abordar estos asuntos
es preciso tener siempre presente la profunda convicción de Fidel, reiterada en
su Mensaje del 18 de febrero, de que los problemas actuales de la sociedad
cubana requieren más variantes de respuestas para cada problema concreto que
las contenidas en un tablero de ajedrez. Que ni un solo detalle se puede
ignorar, y no se trata de un camino fácil, si es que la inteligencia del ser
humano en una sociedad revolucionaria ha de prevalecer sobre sus instintos.
Insisto en la importancia
de la disciplina. Todos tenemos que ser exigentes
y respaldar a quienes lo son. Si es necesario, ayudarlos a mejorar sus métodos
y apoyarlos resueltamente ante el colectivo.
Entiéndase que no hablo
de extremismos ni de aceptar abusos de autoridad o injusticias, sino de que todos
hagamos correctamente la parte que nos corresponde en el fortalecimiento de la
disciplina y el orden social. De lo contrario, las consecuencias las paga
nuestro pueblo.
Es verdad que hay limitaciones
objetivas –las conocemos bien y sufrimos
diariamente tratando de resolverlas cuanto antes. Somos conscientes de los
enormes esfuerzos que requiere fortalecer la economía, premisa imprescindible
para avanzar en cualquier otro ámbito de la sociedad, frente a la verdadera
guerra que libra el gobierno de los Estados Unidos contra nuestro país.
La intención es la misma desde
el triunfo de
Es una realidad que lejos
de amilanarnos debe seguir haciendo crecer nuestra fuerza. En lugar de
utilizarla como excusa ante los errores, debe ser acicate para producir más y
brindar mejor servicio, para esforzarnos por encontrar los mecanismos y vías
que permitan eliminar cualquier traba al desarrollo de las fuerzas productivas
y explotar las importantes potencialidades que representan el ahorro y la
correcta organización del trabajo.
Nuestra historia enseña,
desde las guerras de independencia hasta el presente, que mientras mayores sean
las dificultades, más exigencia, disciplina y unidad se requieren. El desorden,
la impunidad y la falta de cohesión han estado siempre entre los peores
enemigos de un pueblo que lucha.
Reitero que el país tendrá
como prioridad satisfacer las necesidades básicas de la población, tanto
materiales como espirituales, partiendo del fortalecimiento sostenido de la
economía nacional y de su base productiva, sin lo cual, repito una vez más,
sería imposible el desarrollo.
Un ejemplo es la
propuesta de medidas dirigidas a incrementar las producciones agropecuarias y
perfeccionar su comercialización, las cuales se han analizado, provincia por
provincia, con una amplia representación de los encargados de llevarlas a la
práctica, incluidos los propios productores.
Así
se continuará haciendo en cada asunto de importancia cardinal para el país.
Estamos examinando, por ejemplo, todo lo relacionado
con la implementación oportuna de las ideas del compañero Fidel sobre la “progresiva, gradual y prudente reevaluación
del peso cubano” -son los términos exactos que empleó en
marzo del 2005-. Al propio tiempo, profundizamos en el fenómeno de la doble
moneda en la economía.
Estas
cuestiones son realmente sensibles y complejas, cuando, como es nuestro caso,
existe la firme voluntad de proteger e ir incrementando de modo paulatino los
ingresos y ahorros de la población, en especial de quienes reciben menos.
Para evitar efectos
traumáticos e incongruencias, cualquier cambio referido a la moneda debe
hacerse con un enfoque integral en el que se tengan en cuenta, entre otros
factores, el sistema salarial, los precios minoristas, las gratuidades y los
millonarios subsidios que actualmente suponen numerosos servicios y productos distribuidos
de una forma igualitaria, como los de la libreta de abastecimiento, que en las
actuales condiciones de nuestra economía resultan irracionales e insostenibles.
Constituye hoy un
objetivo estratégico avanzar de manera coherente, sólida y bien pensada, hasta
lograr que el salario recupere su papel y el nivel de vida de cada cual esté en
relación directa con los ingresos que recibe legalmente, es decir, con la
importancia y cantidad del trabajo que aporte a la sociedad.
Como nos dijo Fidel en su
Reflexión del 16 de enero: “Tampoco debe regalarse nada a los que pueden
producir y no producen o producen poco. Prémiese el mérito de los que trabajan
con sus manos o su inteligencia”, sentenció.
Se estudian
simultáneamente otros temas siguiendo una prioridad y el ritmo de avance
dependerá de la complejidad y los recursos.
Tenemos lo fundamental para
encontrar las mejores soluciones al alcance de las posibilidades materiales y las
capacidades organizativas, que deben irse incrementando: un pueblo instruido,
de elevada cultura política y firmemente unido bajo los principios que resumió
el compañero Fidel en su reflexión del 24 de enero, cuando dijo:
“Unidad significa compartir el combate,
los riesgos, los sacrificios, los objetivos, ideas, conceptos y estrategias, a
los que se llega mediante debates y análisis. Unidad significa la lucha común
contra anexionistas, vendepatrias y corruptos que no tienen nada que ver con un
militante revolucionario”, fin de la cita.
Insisto en lo expresado
aquí durante la anterior sesión de esta Asamblea: para que las enormes posibilidades
de esa unidad se conviertan en resultados tangibles, es imprescindible que todos
los organismos y organizaciones trabajen con la necesaria integración.
La institucionalidad,
repito el término: la institucionalidad, es importante sustento de ese decisivo
propósito y uno de los pilares de la invulnerabilidad de
Nuestra democracia es
participativa como pocas, pero debemos estar conscientes de que el
funcionamiento de las instituciones del Estado y del Gobierno aún no alcanza el
nivel de efectividad que nuestro pueblo exige con todo derecho. Es un tema en
que debemos pensar todos.
En diciembre hablé del
exceso de prohibiciones y regulaciones, y en las próximas semanas comenzaremos
a eliminar las más sencillas. Muchas de ellas tuvieron como único objetivo
evitar el surgimiento de nuevas desigualdades, en un momento de escasez
generalizada, incluso a costa de dejar de percibir ciertos ingresos.
La supresión de otras regulaciones,
aunque a algunos pueda parecer sencillo, tomará más tiempo debido a que requieren
un estudio integral y cambios en determinadas normativas jurídicas, además de
que influyen en algunas de ellas las medidas establecidas contra nuestro país por
las sucesivas administraciones norteamericanas.
Pasando a otro tema, también
está la tendencia a aplicar la misma receta en todas partes. Como resultado de ello
y quizás su peor consecuencia, muchos piensan que cada problema exige medidas
de alcance nacional para resolverse.
La iniciativa local es efectiva
y viable en muchas cuestiones, así lo ha demostrado la distribución directa de
la leche, como expliqué el pasado 26 de julio. Ya la experiencia abarca a 64 municipios
de 13 provincias del país, 40 de ellos totalmente cubiertos. En los restantes y
en la propia industria láctea también se avanza.
Además de garantizar con
puntualidad y calidad este esencial producto, que es el objetivo fundamental,
en los últimos meses del pasado año este programa permitió ahorrar más de 6 mil
toneladas de leche en polvo cuya adquisición hubiera excedido los 30 millones
de dólares, considerando el precio promedio en el período de 5 mil cincuenta
dólares la tonelada.
Adicionalmente se redujeron
gastos en divisas por un valor de 2,6 millones, incluidos en esta cifra unos
600 mil litros de combustible.
Y pudieran citarse otros casos
de diversos sectores, por lo que hay que continuar pensando en soluciones
similares en todos los niveles de la administración.
Compañeras y compañeros:
Un día como hoy, en 1895,
al llamado de Martí, los Pinos Viejos y Nuevos reiniciaron la lucha por la
independencia, frustrada por la intervención militar de los Estados Unidos. Medio
siglo después logramos unirnos nuevamente y presentar combate al mismo enemigo
de siempre.
No fue casual que se
escogiera esta fecha, hace 50 años, para la primera transmisión de Radio
Rebelde en
En este aniversario 113
del inicio de
“El rostro ceñudo de
Martí y la mirada fulminante de Maceo señalan a cada cubano el duro camino del
deber y no de qué lado se vive mejor”.
Muchas gracias.