Intervención
del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y
de Ministros de la República de Cuba, en el segmento público de la VII Cumbre
Extraordinaria del ALBA, Cumaná, Venezuela, 16 de abril de 2009.
(Versiones
Taquigráficas - Consejo de Estado)
Raúl
Castro.- ...Acuérdate que me tienes que
dar la palabra para agradecer a todos, muy especialmente a los que han hecho
uso de la palabra —y no voy a excluir a Daniel, porque lo hará, igualmente,
como lo ha hecho durante toda su vida de revolucionario—, en nombre del pueblo
de Cuba, todas las expresiones de solidaridad y apoyo a nuestra Revolución, a
nuestro pueblo, y considero que, por lo tanto, también al Jefe de la
Revolución, el compañero Fidel Castro, que nos está escuchando directamente
(Aplausos).
No voy a extenderme, hablaré en los otros
puntos. Tengo que hacer uso de la
palabra —según me dijeron— también en el acto de masa, ¿no?, en la Plaza. No sé todavía cómo va a ser. ¿Vamos a hablar allá en la Plaza?
Hugo
Chávez.- Sí. Te pedimos que hables tú a nombre de todos.
Raúl
Castro.- No, eso es una responsabilidad
muy grande. Si acaso, el anfitrión
principal.
De todas maneras, creo que lo que hemos
escuchado en la tarde de hoy aquí, que no nos sorprende, sabemos que el mundo
entero, con excepción de Estados Unidos, su aliado principal, Israel, y algún
que otro país que ocasionalmente se ha abstenido o hasta ha votado en contra en
la Asamblea General de la ONU, el planeta entero condena el bloqueo.
No quiero hablar de la OEA, ya hablé en
Sauípe, en la reunión de la Cumbre de Río, ¿eh?
Y, además, el amigo Zelaya se reunirá con todos los delegados a fines de
mayo y principio de junio próximo; no quiero contestar a las palabras que dijo
el señor Insulza recientemente, porque ya le contestó
el compañero Fidel hace unas horas.
Podemos decir muchas cosas más de la
OEA. La OEA, puede decirse que, rezume sangre desde su propia creación, Cuba es un ejemplo,
pero antes que Cuba hay muchos más.
Venezuela, por ejemplo, yo estaba guardando prisión por lo del ataque al
cuartel Moncada en 1954, escuché lo de la intervención en Guatemala, ¿por qué?,
porque un presidente honesto, que había sido coronel del ejército guatemalteco,
Jacobo Arbenz, una vez ganada la presidencia, dentro
del marco de las reglas del juego que habían impuesto los norteamericanos en
ese país, y las clases dominantes en todos los países del mundo, ganó las
elecciones, y quiso entregar un poquito de tierra a los aborígenes, a los
indios, a los descendientes de la gran cultura maya. ¿Y qué sucedió?, tres personajes: Eisenhower; su Secretario de Estado, Foster Dulles; y su hermano Allen Dulles, que era el jefe de
la CIA y, además, su fundador, decidieron lanzar aquella operación mercenaria,
con un tal Castillo Armas al frente. Esa
historia la conocemos casi todos los aquí presentes. Habían pasado siete años nada más, cuando en
1961, un día como ayer, se iniciaron los bombardeos en las principales ciudades
del país y dos bases aéreas.
Un día como hoy —como ya se señaló aquí—, en
la despedida del duelo de las víctimas de esos bombardeos, hace 48 años Fidel
proclama el socialismo cuando ya era evidente la agresión, y una masa de
pueblo, entre los que había ciudadanos normales, simples, quiero decir obreros,
estudiantes, campesinos, el Ejército Rebelde que dos años antes había derrotado
la tiranía batistiana, la policía, con los fusiles en alto apoyaron esa
decisión, y al otro día fueron a dar su sangre para derrotar dicha agresión.
¿Por qué nos agredieron? Esa agresión se planificó por el mismo trío
que agredió a Guatemala siete años antes, antes de que en Cuba se mencionara la
palabra socialismo.
Sucedió que cuatro meses y medio después del
triunfo, el 17 de mayo de 1959, se aprobó la primera Ley de Reforma Agraria en
nuestro país; la ley más importante después del triunfo de la Revolución, hasta
ese momento. Yo digo que ese es nuestro
Rubicón, que cruzarlo significó la condena a pena de muerte a la Revolución Cubana por los que decidieron
siete años antes la invasión a Guatemala, de los cuales, Foster
Dulles era abogado de la United
Fruit Company, la misma que
en Cuba en vez de Fruit, era United
Sugar Company, y parte de
sus tierras fueron afectadas por esa reforma agraria.
Ahora hablo de la historia reciente de
manera muy resumida, y en Sauípe, Brasil, mencioné los más de 5 500
muertos, más muertos que mutilados, consecuencia de todo el terrorismo de
Estado de Estados Unidos contra Cuba. Es
interminable la lista, desde la epidemia del dengue hemorrágico, que cientos de
miles de personas, simultáneamente, saturaron nuestros hospitales en todo el
país, que organismos internacionales de la salud dicen que eso es imposible que
fuera una epidemia de las llamadas normales.
No voy a hablar del avión del Barbados y las 73 víctimas que murieron,
entre ellos el equipo juvenil de esgrima de Cuba, que salía de aquí de
Venezuela, donde se había ganado todas las medallas de oro. No voy a hablar de los que cayeron en
Girón. En un día como ayer empezaron a
caer los compañeros bajo los bombardeos, a partir de la madrugada de mañana hace
48 años que empezaron a caer decenas de compañeros, porque tuvimos más bajas
que ellos.
Fidel nos ordenó —y con razón— que antes de
72 horas había que liquidar esta agresión, estaba claro el panorama. Los norteamericanos habían formado un
gobierno títere en la base militar de Opa-Locka en la Florida, por un tal Miró Cardona al frente de
la misma, el consejo de ministros encabezado por el titulado primer ministro en
esa ocasión. Se produce la invasión, si
se consolida esa cabeza de playa que estaba protegida por la ciénaga o el
humedal más grande del Caribe insular, que es la Ciénaga de Zapata, por el cual
había que avanzar en fila india, porque acabábamos de construir una carretera en
medio de esa ciénaga, y no se podían desplegar las tropas, había que ir por eso
en fila india. Tuvimos más bajas que
ellos.
Las
aguas territoriales en aquel momento eran tres millas, hoy son 12, y, por lo
tanto, a un poco más de las tres millas había una flota norteamericana, con
infantes de marina, entre ellos un portaaviones. Dos veces parejas de aviones de combate
norteamericanos pasaron por encima del lugar donde se libraban las acciones
combativas, no hicieron nada pero pasaron por ahí. Y era muy sencillo, ¿por qué la OEA no hizo
en 1961 lo que hizo en enero de 1962?
Nos condenaron en Chile, nos condenaron en Costa Rica; fueron creando
las condiciones, naturalmente, bajo la batuta de los que han mandado la OEA desde
su fundación, en 1948. Y es ahí por qué
no nos expulsan antes, porque si traen el gobierno títere y se consolida en
Playa Girón o en la Bahía de Cochinos —que es su verdadero nombre, porque Playa
Girón era una aldeíta, hoy es un centro turístico—,
la OEA reconocería ese gobierno, el gobierno pediría ayuda a la OEA, y parte de
esas fuerzas norteamericanas, que estaban apenas a un poco más de tres millas
de nuestras costas, nos hubieran invadido.
¿Qué
hubiera pasado si en Cuba nos invaden con tropas norteamericanas en 1961? Solo comparo ¿cuántas muertes hubo en la
hermana república de Guatemala como consecuencia de aquella intervención de
1954, también organizada por los yankis, también dirigida por los tres mismos
personajes mencionados anteriormente, también apoyada por la OEA? ¿Porqué la OEA no la condenó?
Según
dicen algunos historiadores contemporáneos, a consecuencia de esas intervención y las dictaduras que posteriormente
asolaron esa hermana república de Guatemala, han muerto entre 250 000 y
300 000 guatemaltecos. ¿Es así o no
es así? ¿Es esa cantidad, es más, es
menos? Fueron cientos de miles de
víctimas. ¿Quiénes son los responsables? ¿Quién los acusó? Salvo los pueblos, la gente honesta, algún
que otro gobierno.
¿Cuántos
muertos hubiera tenido Cuba, con muchos más habitantes, con mucho más
armamento, aún en esos momentos, y con una tradición de lucha, recientemente
reverdecida por el triunfo de la Revolución, en 1959, y con cientos de miles de
cubanos armados ya en esos momentos?
¿Alguien podrá calcularlo?
Ahora
bien, ¿se hubiera quedado el imperialismo con esa derrota, con esa humillación
involuntaria, por supuesto, ocasionada por un pequeño país
del Caribe y de nuestro continente? ¿Iban a permitirlo? El día 2 de enero, en conmemoración del segundo
aniversario del triunfo de la Revolución, que era el 1ro de enero —día
feriado—, al otro día habla Fidel en la Plaza de la Revolución; 2 de enero de
1961 —Girón fue en 1961. Eisenhower, que
le quedan 17 días de poder en su administración, rompe relaciones con Cuba el 3
de enero de ese año, 1961. La OEA
expulsa a Cuba el 31 de enero de 1962.
¿Y por qué antes no la expulsó, en 1961, cuando venía Girón? Porque el gobierno títere que iban a poner
allí tenía que pedirle ayuda a la OEA, era un país de la OEA. ¿Por qué nos expulsan entonces, nos separan,
o nos suspenden, que es lo mismo, en este caso en el año 1962? Porque esta vez no era una invasión
mercenaria, esta vez era una invasión de los norteamericanos. Y esa situación —que de esto no se ha escrito
mucho, o casi nada— fue lo que ocasionó la presencia de los cohetes soviéticos
en Cuba y lo que impidió esa invasión.
Está
demostrado ya por los documentos desclasificados por la CIA y el Pentágono y,
en definitiva, por el gobierno norteamericano —documentos desclasificados,
aunque con muchas tachaduras,— que el plan era
ese. No lo hicieron porque se llegó a la
solución de la crisis, en medio de la cual tuvimos serias discrepancias con
Jruschov, primer ministro soviético, por la forma en que la tramitó,
ignorándonos a nosotros, y a nosotros no hay quien nos ignore, ni el país más
grande del mundo ni un grupo de países aunque sean los más grandes del
mundo, ni los G-7, ni los G-20 (Aplausos).
Y
esa es la triste realidad. Primero solo
nos sancionan, nos condenan en varias reuniones, creando el ambiente, pero no
nos separan de la OEA, para la solicitud de ayuda, y después sí nos separan. Ellos aceleraron, incluso Playa Girón, cuando
sabían la cantidad de armamentos que ya se habían contratado, los pilotos que
estábamos preparando en el extranjero, etcétera.
Y
a veces, lo que estuvieron Evo y otros compañeros hablando ahorita, sobre la
democracia, la libertad, los derechos humanos.
Le hemos mandado a decir al gobierno norteamericano en privado y en
público que ahí están los derechos cuando ellos quieran discutirlos todos: derechos humanos,
libertad de prensa, presos políticos, todo, todo, todo lo que quieran discutir,
pero en igualdad de condiciones, sin la más mínima sombra a nuestra soberanía y
sin la más mínima violación al derecho de la autodeterminación del pueblo
cubano (Aplausos).
Yo
no entiendo esa democracia de Estados Unidos, no la entiendo; yo le he dicho, incluso, a
algunos ciudadanos norteamericanos que en Estados Unidos hay un partido,
un solo partido; estudien la historia de los dos, estudien el proceder, la
forma de actuar ante cada hecho en que han tenido que tomar una decisión
importante. Lo que tienen, es cierto,
bien engrasado su sistema, su prensa; puede ser que una editora o un grupo de
periódicos, como hay en Estados Unidos y en Europa, de una sola empresa,
abren un abanico mayor y le dicen a la prensa: Ustedes de esto escriban lo que
quieran, pero de este resto del problema se escribe solo lo que quiere el dueño
del periódico, o de la estación de radio, o de la estación de televisión. Eso es así, y si no que alguien me demuestre
lo contrario a mí.
Pero
yo decía que hay un solo partido. Dice: “¿Cómo es
eso?” Digo: “Sí. ¿Quiere un solo ejemplo?” Cómo es posible que un gobierno republicano,
Eisenhower, organice una expedición contra Cuba y tres meses después de tomar
posesión un demócrata autoriza la invasión.
Esa es la realidad, podría estar hablando muchas cosas más aquí.
Podemos
estar equivocados, lo admitimos, somos seres humanos; estamos dispuestos a
sentarnos a discutir —como dije— cuando quieran, lo que pasa es que ahora —y
para concluir— es evidente que tienen que formar este ambiente y a todo el que
discrepe en algo, enseguida le salen diciendo que democracia, que libertad, que
prisioneros.
El
otro día —en Brasilia—, un periodista insolente y provocativo, después de una
reunión con el presidente Lula, en una entrevista me preguntó, “¿Cuántos disidentes han fusilado?” Ni se oyó, y se puso a temblar cuando le
contesté, en la forma en que yo sé contestar.
¡Temblaba!, y de ahí le dije:
“Sí, los disidentes esos, que están a sueldo de Estados Unidos, ve a ver
el último presupuesto que se aprobó en el Congreso, la partida de 57 millones
de dólares para financiar a todos esos disidentes ‘patriotas’, ‘periodistas
independientes’, etcétera. ¿Y por qué no
nos sueltan nuestros cinco héroes, jóvenes heroicos que no le hicieron ningún
daño a Estados Unidos, ni buscaron información contra Estados Unidos, sino
contra los terroristas que atacaban y han estado atacando en mayor o menor
intensidad durante estos casi 50 años a mi país?”
Entonces,
surgió ese planteamiento y lo ratifico hoy aquí: Si quieren la libertad de esos supuestos “presos
políticos”, entre los cuales algunos cuentan a unos terroristas confesos,
guatemaltecos y salvadoreños, que fueron juzgados en Cuba, condenados, incluso,
a la pena de muerte —que se mantiene pero que no la aplicamos hace rato— y les
fue conmutada por cadena perpetua. Suelten a nuestros prisioneros y les
mandamos para allá —con familia y todos los que quieran— a esos llamados
disidentes y patriotas (Aplausos).
Por
el estilo, podríamos decir unas cuantas cosas, solo que, Evo, si después de lo
que dijiste hoy te expulsan de la OEA por ser incompatible con el marxismo-leninismo,
Bolivia y Cuba formaremos otra cosa que no se llame OEA ni remotamente, y,
entonces les daremos ingreso a los que nos acompañen (Aplausos).
Bueno,
Chávez, perdona por el tiempo y la informalidad desde donde hablé, que iba allá
afuera, vine a pedirle disculpas a Daniel y le he quitado la palabra. Esto ha sido un abuso de poder, parece que
como estoy vestido de uniforme (Risas).
Muchas
gracias (Aplausos).