Entrevista realizada al Presidente de los Consejos de Estado
y de Ministros de
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)
Periodista: Durante
los primeros días del triunfo de
Raúl Castro.- La frase del
Comandante en Jefe, que fue pronunciada el 8 de enero de 1959, al llegar a la
capital, en el antiguo campamento de Columbia, el principal cuartel de la
dictadura, la recuerdo con toda nitidez, porque me causó una gran impresión de
cómo él veía el futuro, y más ahora a los 50 años, por la certeza conque lo
previó.
Aquella
idea advertía: “La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin
embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo
adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil”.
Y así
ha sido, desde sus inicios. Con las
primeras medidas que se tomaron en defensa de
Recuerdo
la campaña gigantesca que se montó en los primeros meses del triunfo de
Considero
que esa medida significó algo parecido al Rubicón de
Puede
decirse que fue el primer paso importante, después vinieron otros.
Las
constantes agresiones, el golpe que nos daban al negarse a refinar el petróleo
que compramos en
No se
puede decir que el tránsito de un sistema social a otro se produzca en un día,
es imposible; es un proceso de muchos pasos, que concluye con el predominio de
los bienes de producción en manos mayoritarias de la población.
En el
caso de Cuba si hay un día que se puede proclamar como tal es precisamente ese,
por el peso que tuvo en la economía el conjunto de todas esas propiedades que
pasaron, de propiedad particular norteamericana, a propiedad de todo el pueblo,
a través del Estado cubano recién surgido.
Durante
ese tiempo, en 1960, se empiezan a desatar las bandas contrarrevolucionarias
que se hicieron fuertes en las montañas del Escambray; aunque lo intentaron en
las diferentes provincias, sobre todo las que tenían sistemas montañosos.
Hay
que tener en cuenta que el gobierno del presidente estadounidense, Dwight
Eisenhower (1953-1961), ya en su etapa final, había producido la invasión de
Guatemala en 1954 —siete años antes—;
Fue
una invasión más pequeña que la de Girón, fue por tierra, no hubo
resistencia, vaciló el presidente
Arbenz, no armó al pueblo que estaba decidido a luchar, según las
manifestaciones que se observaban.
Nosotros pudimos seguir esa situación por la prensa que nos llegaba al
presidio de Isla de Pinos, donde desde hacía un año estábamos presos por el
ataque al cuartel Moncada.
En los
primeros años del triunfo de
Es por
ello que durante el año 1960 planifican dicha operación, la aceleran, porque ya
sabían que estábamos preparando pilotos para aviones Migs en los países
socialistas y querían acelerarla, y se percataron de que estábamos adquiriendo
armamentos para fortalecer la defensa de
No
obstante, concluye el mandato de Eisenhower, del Partido Republicano, y a
partir del 20 de enero de 1961 asume la presidencia de Estados Unidos, el
demócrata John F. Kennedy.
Hay
que decir, antes de continuar esta fase, que Foster Dulles —el secretario de
Estado de Eisenhower— era abogado de
El 2
de enero de 1961, utilizando de pretexto el discurso de Fidel el primero de
enero en
Kennedy,
a los dos meses y medio de asumir la presidencia, lanza la invasión de Playa
Girón, empezando con los bombardeos del 15 de abril.
Ese es
un ejemplo de por qué yo digo —uno de los tantos— que en Estados Unidos
hay un solo partido. En esa ocasión la
invasión la planificaron los republicanos y la ejecutaron los demócratas. Eso es como si en Cuba existieran dos partidos:
uno lo dirige Fidel y el otro Raúl, con pequeños matices de diferencia, pero es
lo mismo.
Hay
que decir que en esta operación de Playa Girón hubo un joven y prometedor
oficial de
Cuando
Playa Girón estábamos alfabetizando el país.
Ya a las bandas contrarrevolucionarias se les había dado un golpe poderoso
con la movilización de decenas de miles de obreros, fundamentalmente, de la
capital, para lo que se llamó
Como
se les dieron esos golpes en el año 1960, estudiaron entonces la variante de
Playa Girón, que no es mala, es el humedal más grande del Caribe —del Caribe
insular me refiero—, difíciles sus accesos, una carretera que atraviesa la
ciénaga, la principal vía de comunicación, donde en un lugar llamado Pálpite,
en medio de la misma, donde hay un poco más de tierra firme, lanzaron sus
paracaidistas y la ofensiva tuvimos que hacerla en fila india los tanques, la
artillería, los soldados, las tropas no se podían desplegar, y esa es una de
las causas de que tuviéramos más bajas que los agresores.
Es
conocida la advertencia de Fidel y la orden de liquidar la invasión en 72
horas. Había que liquidarla en 72 horas,
porque se previó, con mucha lucidez por parte de Fidel, que si no lo hacíamos
así, una vez que consolidaran su cabeza de playa, hubieran trasladado hacia
allí al gobierno títere, que ya tenían formado, encabezado por Miró Cardona, en
una base militar norteamericana en
Consolidada
la cabeza de playa, el gobierno títere ya en tierra firme, reconocido por
Estados Unidos, reconocido por
Y
dando un salto operativo, como decimos los militares, cuando en enero de 1962,
bajo el dictado del gobierno de los Estados Unidos, nos expulsaron de
¿Por
qué era eso? Porque una vez derrotados
en Girón, los Kennedy, la administración norteamericana y el sistema no
resistían esa afrenta, esa humillación, esa derrota por un país pequeñito
frente a su poderío, y ya esa expulsión de
Señalo
solo los aspectos más visibles, más sonados, más importantes de aquellos
años. Fueron cinco o seis años muy
duros. El bloqueo ya estaba andando;
pero existía
Es
decir que viene Girón, viene el acuerdo entre dos presidentes, uno asesinado y
el otro destituido, acuerdo verbal de la retirada de los cohetes con el
compromiso de no agredir a Cuba; pero entonces surge
Fueron
cinco años de constante lucha interna;
miles los muertos y heridos, víctimas del terrorismo de Estado,
orientado, organizado y dirigido por Estados Unidos.
Crearon
entonces en Miami un centro de
Llegó
a haber, como se sabe, 179 bandas contrarrevolucionarias armadas en todo el
país de diferentes tamaños, a veces se unían, daban un golpe, se volvían a
fragmentar; en dos ocasiones estuvieron en las seis provincias del país, antes
de la actual división político-administrativa, incluso en el sur de
La Habana, que era una sola provincia.
Fueron
seis años, creo que hasta por allá por el año 1965 o enero de 1966, que
aniquilamos la última banda de aquella etapa; después surgieron algunas, en
diferentes períodos, que eran eliminadas rápidamente. Se fue fortaleciendo la Revolución, existían
las milicias campesinas, compañías serranas.
Como
te decía, fue en el Escambray donde único alcanzaron fuerza. Oriente era un lugar muy peligroso, era la
provincia más grande, hoy son cinco provincias, la zona más montañosa, donde
existía una base norteamericana; y allá por los años sesenta Fidel me dijo,
cuando empezó a complicarse la situación:
“Mira, vete para Oriente y yo me hago cargo del Ministerio de las
Fuerzas Armadas con el Jefe del Estado Mayor” —que era Sergio del Valle, ya
fallecido—, “vete para allá, ve organizando el Ejército Oriental, que si
salvamos Oriente, salvamos a
Eso,
junto con el bloqueo, los sabotajes permanentes, yo he narrado que a veces
llegaba al Ministerio de las Fuerzas Armadas y venían cuatro o cinco ayudantes,
que eran enlaces con los diferentes territorios, ejércitos y regiones del país,
y para andar más rápido no me hacían informes, venían con un listado de lo que
había acontecido en las últimas 24 horas, o por lo menos las últimas 12 horas
de la noche anterior: decenas de casas de curar tabaco incendiadas en Pinar del
Río, tantas decenas de cañaverales ardiendo en todo el país, según la época del
año; tantos combates librados, tantas bombas en ciudades y otros lugares,
tantos sabotajes a tendidos eléctricos.
A veces yo les decía: “Díganme lo más importante”, y eso fue, con mayor
o menor intensidad, durante cinco o seis años.
Es un
botón de muestra de una época de mucha actividad, de mucha agresividad del
enemigo, pero con mayor o menor intensidad, esa ha sido la lucha durante estos
50 años. El daño ha sido grande, pero también las ventajas han sido grandes.
Periodista: ¿A partir de ese recorrido
histórico, cómo definiría la
participación del pueblo para enfrentar todas estas agresiones durante este
medio siglo?
Raúl Castro: Te diría que
estos 50 años fueron de resistencia, los años de la subsistencia, los años de
la firmeza del pueblo, los que nos mantuvimos firmes, que es la inmensa mayoría
del país.
Después
vino el gran golpe de la disolución del campo socialista, muy especialmente de
No
podemos olvidar actos terroristas y crímenes como el del avión de Barbados; no
podemos olvidar asesinatos de nuestros adolescentes alfabetizadores en las
montañas por aquellas bandas que actuaban en los primeros años. Así sucesivamente, no podemos olvidar las
cifras de esas víctimas mortales, que en estos 50 años suman 3 478 y los
condenados de por vida a incapacidades que alcanzan el número de 2 099.
No
podemos olvidar los 101 niños muertos cuando el dengue hemorrágico. Según
organizaciones internacionales de salud resulta imposible por causas naturales
lo ocurrido en Cuba, donde en pocas horas hubo que ingresar a 344 203 personas
afectadas, dándose el caso verdaderamente récord de 11 400 nuevos enfermos reportados
en un solo día, el 6 de julio de 1981.
Son
cuestiones que pasan así, como una película rápida por la mente, sobre todo, en
esta fecha de hoy, en que hace 50 años que se rinde a Fidel el ejército de
Batista, las guarniciones que estaban en Santiago, los momentos que estábamos
viviendo hace 50 años; el Primero de Enero, donde pudimos presenciar cómo se
desmoronó ese ejército, fundado por los norteamericanos cuando disolvieron el
ejército mambí a fines del siglo XIX y a comienzos del siglo XX, esa Guardia
Rural que nos dejaron como herencia, ese ejército instruido por ellos, que
fueron vencidos por el Ejército Rebelde.
¿Qué
era el Ejército Rebelde? Ni más ni menos
que el ejército mambí; retomó las armas del ejército mambí, que fue desarmado
por el imperialismo, por el naciente imperialismo, que empezaba a tomar
fuerzas, y que Lenin calificó esa guerra hispano-cubana-norteamericana como la
primera guerra imperialista. Ya el mundo
había sido dividido por las grandes potencias, en una reunión en Berlín, en el
último cuarto del siglo XIX, y para obtener nuevas tierras había que
quitárselas a otras potencias coloniales.
Ese fue el pretexto que aprovecharon para quedarse con Cuba, Puerto Rico
y Filipinas, y a Cuba, por ser la que más luchó, por espacio de cerca de 30
años, con sus altas y sus bajas, le permitieron un himno, una bandera, un
escudo y una Constitución con una enmienda llamada Platt, por el nombre del
senador que la propuso.
Tal
enmienda les daba el derecho a intervenir en Cuba cuando lo estimaran
pertinente e hicieron uso de eso en más de una ocasión.
Quiere
decir que el dominio absoluto norteamericano en este país duró exactamente 60
años. Cierto es que algún capital
norteamericano ya había entrado con anterioridad a Cuba; pero el dominio
absoluto del imperialismo norteamericano en Cuba duró 60 años, de un primero de
enero a otro primero de enero.
Y esos 60 años tuvieron sus altas y sus bajas,
dejaron un gran complejo en el país, una gran confusión, un gran dolor, hasta
que empiezan a resurgir de las cenizas de aquellos acontecimientos los
movimientos populares, surge el primer partido comunista en el año 1925,
fundado por Mella y por Baliño, un joven brillante y un veterano amigo de
Martí, luchador por la independencia. El
imperialismo que manejaba el país instaura la dictadura machadista, hace
fracasar la revolución que la derroca; surge Batista, un sargento del Estado
Mayor que conocía todas las interioridades de dicha institución, con un grupo
de sargentos dio un golpe, a los pocos días es coronel: es el nuevo instrumento del imperialismo como
poder detrás del trono desde 1933 hasta las elecciones de 1940, y es presidente
hasta 1944, se retira al extranjero, surgen los llamados gobiernos auténticos y
corruptos de Grau San Martín y Prío Socarrás hasta 1952, y es el 10 de marzo de
ese año que resurge nuevamente Batista, prohijado, como siempre, por el
gobierno norteamericano. Esta vez la
dictadura duraría siete años.
En esa
época América Latina estaba plagada de dictadorzuelos al estilo de Batista, que
era el método que utilizaban los Estados Unidos, fundamentalmente, para tener
el dominio absoluto del continente, también en el Caribe, en el Caribe anglófono
todavía eran colonias inglesas; pero en República Dominicana y Haití, la
llamada
Ahí
empezó la lucha del Moncada, conocida perfectamente por nuestro pueblo; una
dictadura que duró unos siete años, desde el 10 de marzo de 1952 hasta el
primero de enero de 1959: cinco años, cinco meses y cinco días transcurridos
desde el ataque al Moncada hasta el triunfo, una coincidencia de tres cinco.
Periodista: Constituye un hecho
inédito en la historia de la humanidad que los principales líderes de un
proceso revolucionario puedan ver después de 50 años del triunfo los frutos de
las ideas por las que se luchó y continúen trabajando para seguir
consolidándolas. ¿En el plano personal qué sentimientos experimenta usted
hoy?
Raúl Castro: Cuántas cosas,
sentimientos, sensaciones, vivencias han pasado en estos 55 años desde el
Moncada. Nos ha tocado vivir esta época,
la más gloriosa en la historia de esta nación, la de la gran tensión, y hoy
somos respetados.
El
pueblo de Cuba se siente orgulloso de sí mismo, se siente seguro de sí mismo,
está orgulloso de su Revolución, con un sentido de pertenencia de su
Revolución.
Periodista: Usted ha hablado en
reiteradas ocasiones del tema del bloqueo económico de Estados Unidos
contra Cuba, que casi cumple medio siglo y que ha costado al gobierno cubano y
a su pueblo años de lucha y de resistencia; también del complejo panorama
internacional de guerra, de desunión, de desastres naturales. Cuba hoy, a 50 años de Revolución, ¿qué
estrategias implementa hacia lo interno, para seguir defendiendo
Raúl Castro.- Ante todo, basarnos en nuestros propios
esfuerzos —ya eso lo ha expresado Fidel
hace rato—, y sobre todo después que nos quedamos solos, después de la
disolución del campo socialista; la necesidad de basarnos en nuestro propio
trabajo. Ya lo dijo Fidel en la magnífica
definición del concepto Revolución aquel primero de mayo del 2000, en
Cuestión
vital es desarrollar las producciones internas, incrementar las exportaciones,
producir todos los alimentos que se puedan producir en este país, ahorrar. Nadie, ni una persona ni un Estado, puede gastar más de lo que produce, sería dejarles a
nuestros hijos y nietos una gigantesca deuda; no es ético, no hay derecho.
Hemos
resuelto muchos problemas, pero el propio desarrollo trae aparejado otros
nuevos.
La
tasa de natalidad es baja. Al cierre de
este año se ha incrementado algo, la cifra sobrepasa en 10 mil nacimientos los
del año pasado, es poco todavía.
La
esperanza de vida se ha elevado. Tenemos
miles, decenas de miles, cientos de miles de personas en la tercera edad. Igual que es necesario hacer círculos
infantiles para los niños —que como ya sabes, no alcanzan, muchos se cerraron,
otros se vieron afectados—, ya a cierta edad hay que hacer casas para los
abuelos, que se pasen el día en dichas casas y por la noche vayan a su propio
hogar con el resto de la familia; pero hay casos en que ya eso no podrán
hacerlo por su edad avanzada, tienen que estar con la familia y es difícil para
la familia cuando ya se llega a cierta edad, habrá que hacer más asilos.
La
esperanza de vida es una gran ventaja.
Cuando atacamos el Moncada, andábamos en 59 años de esperanza de vida y
hoy estamos en 77,97. La mortalidad
infantil disminuye.
Hay
muchas cosas positivas que traen aparejados nuevos problemas que tenemos que
enfrentar.
No
hemos tenido paz, no hemos tenido tranquilidad. El enemigo dice que el socialismo ha sido un
fracaso. ¿Por qué no nos dejan
tranquilos para luchar en igualdad de condiciones? Pero no ha sido ningún fracaso, ni siquiera
en estas condiciones. Ha sido un
incesante batallar.
Hemos
tenido que dedicar gigantescos gastos a la defensa, porque, como ya hemos dicho
en otras ocasiones: para nosotros evitar la guerra equivale a ganarla; pero
como hemos añadido: para ganarla, evitándola, hay que derramar ríos de sudor y
no pocos recursos, miles de kilómetros de túneles; menos los barcos de guerra,
todas las unidades están bajo tierra.
Eso cuesta, eso da seguridad.
Por
mucho que puedan bombardear un día, por mucho que puedan bloquearnos, el
problema es que para resolver el problema de Cuba hay que desembarcar, y ahí es
cuando estemos de igual a igual, soldado a soldado, la cosa es diferente.
Yo no
quisiera ver ni en un laboratorio lo que sería una agresión a Cuba por parte de
Estados Unidos, porque el precio que tendría que pagar nuestro pueblo sería muy
caro, muy elevado. Aunque Martí lo dijo:
la libertad cuesta muy caro y hay que resignarse a vivir sin ella o estar
dispuesto a pagar el precio que sea necesario.
Y ya se sabe lo que hemos hecho nosotros: desde hace más de un siglo
hemos estado dispuestos a pagar el precio que sea necesario, lo hemos
pagado.
Pero
tenemos que ahorrar, tenemos que eliminar gratuidades. Si queremos equilibrar los salarios en el
justo papel que deben desempeñar, hay que, paulatinamente, o simultáneamente,
ir eliminando gratuidades indebidas, que fueron surgiendo por aquí y por allá,
y subsidios excesivos. El Estado siempre
tiene necesidad de ir subsidiando para ir equilibrando, ayudando a los de menos
ingresos, por un motivo o por otro, siempre tiene que haber subsidios en una
cosa u otra, pero no abusar de eso.
Nadie se acuerda de lo que recibe de subsidios y de gratuidades, solo se
lleva la cuenta de lo que se recibe en el salario mensual, y esa cuenta está
mal sacada. Tenemos que aprender que dos
y dos son cuatro, no cinco; a veces, tal vez en el socialismo, dos y dos da
tres. Esas son cuestiones fundamentales.
Tenemos
que saber que hemos estado viviendo y tenemos que continuar viviendo en una
situación tensa y difícil; se nos viene encima, la tenemos ya, un mundo
turbulento, con una crisis económica y financiera que se sabe cómo empezó, pero
no se sabe ni cuándo ni cómo terminará, mucho peor y más grave que la de hace
80 años, en la década del veinte del siglo pasado; afectará a todos, y, como es
natural, a los países más pobres, y dentro de los países ricos, a los
ciudadanos más pobres. Tal vez nosotros,
en algunos aspectos, seamos menos afectados.
Tenemos un pueblo entrenado, más del 70% de la población nació en
condiciones de bloqueo; si hay algún país que está entrenado para resistir
situaciones de este tipo somos nosotros y está demostrado que vivimos.
Tenemos
que darle el verdadero valor al trabajo, y podemos quedarnos roncos hablando y
predicando ese concepto, que si no tomamos las medidas para que las personas
sientan la necesidad vital de trabajar para satisfacer sus necesidades, no
acabaremos de salir de este bache, y saldremos.
Quizás
no podamos resolver muchos de los problemas con la rapidez que se
requiere. Hay que trabajar, hay que
ponerse para ese concepto que es trabajar, crear y ahorrar. Esa es la situación, creo que se entenderá. Son verdades, por duras que sean, nosotros no
podemos edulcorarlas, tenemos que decirlas.
Tenemos
para el 2009 grandes tareas: continuar
el reparto en usufructo de las tierras; se ha avanzado, ya salimos de las
primeras trabas iniciales que nos encontramos por hábitos atávicos de
burocracia. Vamos saliendo por lo menos,
en parte, de los daños ocasionados en la producción agrícola, por los tres
terribles huracanes que nos azotaron.
Esos
huracanes nos costaron un poquito más de 9 700 millones de dólares —y
nunca se suele sacar la cuenta exacta, porque es muy difícil, de los daños que
nos ocasionaron—, lo que equivale a alrededor del 20% del Producto Interno
Bruto del país. Se sacaron las reservas
que teníamos para alimentar a la población, no hay quejas de ese aspecto. No podremos en muy poco tiempo resolver las
deudas de viviendas que tenemos de viejos huracanes del año 2002, 2005, más las
nuevas viviendas destruidas; hasta que en todo el país no tengamos casitas que
puedan resistir, con sus placas, y que puedan resistir los huracanes cada vez
más frecuentes y violentos, tendremos esta situación.
Hemos
decidido que en muchos lugares de las costas, sobre todo, en la costa sur,
donde son continuos y repetitivos los huracanes o penetraciones del mar que
destruyen viviendas, construirlas más atrás.
La población quiere que se le haga en el mismo lugar donde las tenía,
viene otro fenómeno de este tipo y volvemos a la misma situación. En Cuba, cualquier cosa sirve como casa por
el clima, pero no para resistir los huracanes. Ya vamos experimentando que son
más frecuentes y más violentos por las conocidas razones de la alteración del
clima, fundamentalmente, por la irracionalidad humana, problema aún no
resuelto.
Estamos
llenos de optimismo, siempre hemos sido optimistas hasta en los peores
momentos, lo aprendimos de Fidel, desde cuando —hizo 50 años el pasado 18 de
diciembre—, con sus dos fusiles unidos a los cinco que yo llevé, me hizo la
famosa pregunta: “¿Cuántos fusiles traes?”
“Cinco.” “Y dos que tengo yo,
siete. ¡Ahora sí ganamos la
guerra!” Siempre fue igual, sacaba
fuerzas de donde parecía que no había posibilidades de ningún tipo, ni de
sobrevivir ni de seguir avanzando. Eso
es una historia constante.
Estos
50 años son años heroicos. Los que
tuvimos el privilegio de vivirlos conscientemente y participar activamente en
todos esos grandes acontecimientos, junto con nuestro pueblo, tenemos que
sentirnos orgullosos de todo lo que hemos vivido, esa gloria que no podemos
mancillar, que no podemos dejar caer, que tenemos que continuar, porque el
imperialismo está ahí.
Periodista: A partir del
reciente resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, varios
analistas en la prensa internacional especulan que existen expectativas de
cambio con la asunción a
Raúl Castro.- Ahora hay un presidente que ha levantado
esperanzas en muchas partes del mundo; pienso que esperanzas excesivas, porque
aunque sea un hombre honesto, y creo que lo es, un hombre sincero, y creo que
lo es, un hombre no puede cambiar los destinos de un país, y mucho menos —un
hombre solo, me refiero— a Estados Unidos.
Podrá hacer mucho, podrá dar pasos positivos, podrá hacer avanzar ideas
más justas, podrá frenar la tendencia, casi ininterrumpida desde el surgimiento
de Estados Unidos, en que casi todos los presidentes han tenido su guerra, o
sus guerras. Dijo que va salir de Iraq,
buena noticia. Dice que va a duplicar
las fuerzas en Afganistán, mala noticia.
Las soluciones de los problemas del mundo no pueden ser a base de
guerra.
Considero
que con Afganistán no hay solución, salvo una: dejar quietos a los
afganos. Por allí solo entró y salió
ileso Alejandro Magno, será porque se casó con una princesa afgana, pero, sobre
todo, porque se fue rápido. Ahí los
ingleses sufrieron un descalabro en el siglo XIX; en el siglo XX los soviéticos
sufrieron su descalabro, que vivimos todos nosotros, y en el siglo XXI los
norteamericanos y los que con ellos se queden en Afganistán sufrirán también su
descalabro. Son realidades, y eso es
negativo.
Los
gigantescos recursos que se dedican a las cuestiones militares, a las guerras,
desde la guerra de Viet Nam... ¿Para qué
la guerra de Viet Nam? ¿Para qué la
agresión? ¿Para qué cerca de 60 000
muertos norteamericanos? Ignoro la
enorme cantidad —debe ser dos o tres veces mayor— de inválidos, heridos,
mutilados. ¿Para qué 4 millones de
vietnamitas muertos, de ambas partes?
¿Qué objetivos? ¿Qué lograron? ¿Para qué el bloqueo a Cuba 50 años, qué han
logrado? Nos han fortalecido más, nos
sentimos más orgullosos, nuestra resistencia, somos más fuertes, estamos más
confiados.
Ojalá
me equivoque en mi apreciación. Ojalá el
señor Obama tenga éxitos; en cuanto a nosotros tenga éxitos, pero en una
política justa, y que ayude a resolver, por el poderío que tienen, los graves
problemas del mundo.
Nuestra
política está definida: el día que quiera discutir, discutimos, en igualdad de
condiciones, como ya he dicho, sin la más mínima sombra a nuestra soberanía y
de igual a igual. Y como suele
suceder o solía suceder que a cada rato venía alguien a pedir que hiciéramos un
gesto, como también recibí una carta de un expresidente que sugería que se
aproximaban cambios ante las elecciones presidenciales en Estados Unidos y que
era bueno que Cuba hiciera algunos gestos, con la misma amabilidad que me
escribió le contesté: La época de los gestos unilaterales se acabaron; gesto
por gesto. Y estamos dispuestos a
hacerlo cuando lo decidan ellos, sin intermediarios, directamente. Pero no estamos apurados, no estamos
desesperados, y, por supuesto, ya lo dijimos y lo dijo Fidel también desde hace
años: no discutimos con garrote y zanahoria, ya eso pasó, ya eso era otra
etapa.
Esa es
nuestra posición, seguiremos a la espera pacientemente. Cosa increíble que con
el temperamento de los cubanos aprendamos a tener paciencia; la tenemos, y por
lo menos en esto lo hemos demostrado.
Periodista: Durante estos
cincuenta años los Estados Unidos han hecho lo imposible por aislar a Cuba del
mundo. Recientemente nuestro país ha
roto ese aislamiento de los mecanismos regionales de integración con el ingreso
al Grupo de Río. ¿Qué representa ese hecho para Cuba?
Raúl
Castro: Fue muy emocionante cuando en el estado de Bahía, Brasil, donde se
celebraron tres de las cumbres que participé, en presencia de la casi totalidad
de los jefes de Estado de América Latina y del Caribe, que por primera vez en
la historia se reúnen sin la presencia de fuerzas extrarregionales —dígase
Canadá, Estados Unidos o Europa—, cuando yo dije con bastante emoción que
lo que lamentaba era que Fidel no estuviera sentado allí en ese momento, fue
una ovación generalizada de todos. Ese
fue un gran reconocimiento y una gran alegría de nosotros que captó el pueblo,
porque fue un reconocimiento a nuestra resistencia, como yo dije: “¡Estamos
aquí porque resistimos, resistimos medio siglo!” y, por supuesto, hay que estar
listos para resistir medio siglo más.
La
vida es un permanente batallar, es un eterno luchar hay quienes se cansan y
después reniegan de lo que hicieron; por suerte pocos. El pueblo se mantiene, y así mantendrá por
siempre su Revolución. Precisamente, un ejemplo de resistencia son nuestros Cinco Héroes que ya cumplieron diez años de
injusta prisión en cárceles norteamericanas.
Periodista: Sobran las razones
para un día como hoy celebrar el 50 aniversario del triunfo de
Raúl Castro.- Pienso esta noche, a las 12:00 estar en el
Mausoleo de los compañeros caídos en el Segundo Frente o que fueron enterrados
allí posterior al triunfo. Quiero
depositarles flores a ellos, a Vilma también; escuchar con ellos los cañonazos
del 50 aniversario de la gran alborada y el Himno Nacional. Y mañana temprano, en nombre de Fidel,
ponerles unas flores a Martí, a los caídos en el Moncada, a los caídos en la
lucha clandestina, a Frank País y a los internacionalistas santiagueros en
homenaje a los de todo el país. Lo haré
contento, emocionado y lleno de optimismo en el futuro.
Periodista: Muchas gracias y
felicidades por el 50 aniversario del triunfo de
Raúl Castro: Gracias a nuestro
heroico pueblo.