DISCURSO PRONUNCIADO POR EL GENERAL DE EJÉRCITO RAÚL
CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS EN LA CLAUSURA
DE LA CUMBRE DEL ALBA, EN EL PALACIO DE CONVENCIONES, EL 14 DE DICIEMBRE DE
2009.
Estimados
Jefes de Estado y de Gobierno:
Estimados
Invitados:
Compañeras
y Compañeros:
Hemos
llegado al final de esta Octava Cumbre de
ü Decidimos realizar en todos los países de
ü Nos hemos comprometido también a constituir una Red
de Ciencia, Tecnología e Innovación dirigida a fomentar capacidades para la
generación y transferencia de conocimientos y tecnologías en sectores clave del
desarrollo socioeconómico.
Asimismo,
Debo destacar el Comunicado Especial sobre el Cambio Climático
que acordamos en esta Cumbre de cara a la próxima cita mundial en Copenhague.
Compañeros:
Esta
reunión tiene lugar, como ya se ha indicado, cuando conmemoramos hoy el 5to
aniversario de
En
estos cinco años de existencia, son incuestionables los éxitos de nuestra
organización, nacida de la clara y audaz visión integradora del Comandante en
Jefe Fidel Castro y el Presidente Hugo Chávez aquel 14 de diciembre de 2004. Entonces
no había recibido sepultura formal el ALCA, instrumento de dominación
hegemónica promovido por Washington y se iniciaba como alternativa en nuestra
región un empeño emancipador basado en el legado de los próceres de la
verdadera independencia latinoamericana.
Su
surgimiento fue posible en ese preciso momento porque el pueblo venezolano
derrotó el golpe militar de abril del 2002, porque venció después el golpe
petrolero, porque
Ello
fue posible, además, porque
Aquel
14 de diciembre marcó también el décimo aniversario de la primera visita a Cuba
del compañero Hugo Chávez, de la cual hoy se cumplen 15 años. Hubiera parecido
extremadamente osado poder predecir en 1994 o incluso en el año 2004, cuánto avanzaría
nuestra región en un lapso relativamente breve de tiempo.
Nació
el ALBA en el 2004 como resultado del desarrollo de las relaciones entre
Venezuela y Cuba, con vínculos de nuevo tipo, afianzados en la hermandad
latinoamericana y caribeña, para beneficio de sus pueblos.
La
posterior adhesión de Nicaragua, Bolivia y Ecuador, fruto de decisiones consecuentes
con sus respectivos procesos revolucionarios y las significativas
incorporaciones de Dominica, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda,
que nos enriquecen con la perspectiva caribeña; han consolidado este esquema y
ampliado sus proyecciones.
El
ALBA ha tenido también el orgullo de contar con la membresía de Honduras y la
contribución del Presidente Manuel Zelaya, separado del poder violentamente,
primero, por un golpe militar el 28 de junio pasado, que fue ejecutado con la
complicidad de los círculos más reaccionarios de Estados Unidos, y después, el
29 de noviembre, mediante unas elecciones espurias llevadas a cabo en medio de
la brutal represión de los golpistas y el respaldo abierto o disimulado de las
fuerzas políticas retrógradas de la región.
Honduras
es un ejemplo de que el supuesto compromiso de Washington y sus aliados con la
democracia, no es más que pura demagogia y oportunismo. En Honduras se ha castrado
la voluntad política del pueblo y los perpetradores han sabido siempre que
cuentan con el respaldo de sus amos políticos en el continente.
En
América Latina y el Caribe se manifiestan hoy con peculiar nitidez las
contradicciones entre el progreso y la reacción, entre los derechos y
reivindicaciones de los pueblos históricamente vilipendiados y los intereses
del gran capital transnacional y las oligarquías tradicionales. Es una
contradicción antagónica, que no se resuelve de la noche a la mañana y que no
se puede enfrentar con ingenuidad o descuido.
Ser
parte del ALBA implica el propósito de construir sociedades racionales,
eficientes, que vivan en armonía con la naturaleza y procuren la justicia
social para nuestros pueblos. Esa es la cooperación y la integración que
promovemos, y tal empeño exige un espíritu revolucionario.
José
Martí nos enseñó que, cito: “buscamos la solidaridad no como un fin, sino como
un medio encaminado a lograr que nuestra América cumpla su misión universal”, fin de la cita.
Bolívar,
por su parte, manifestó: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la
más grande nación del mundo, menos por extensión y riquezas, que por su
libertad y gloria”.
En esta lucha, los países miembros de nuestra Alianza apostamos a
un ideal y compromiso común, el de que “Un mundo mejor es posible”.
Muchas gracias.