Discurso del General de Ejército Raúl
Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República
de Cuba, en el segmento público de la VII Cumbre Extraordinaria del ALBA,
Cumaná, Venezuela, 16 de abril de 2009.
Compañero Chávez;
Estimados presidentes y jefes de delegaciones de las
naciones hermanas del ALBA;
Distinguidos invitados:
La crisis económica y también social ya
tiene carácter global y no se limita al sector financiero. Es un flagelo mundial con profundas raíces
estructurales. Incluye una fuerte caída de
los valores bursátiles y de la actividad productiva; la paralización y
encarecimiento del crédito y la recesión económica en las principales potencias
del primer mundo. Va acompañada del retraimiento del comercio mundial, y del
aumento del desempleo y la pobreza. Está afectando y dañará sensiblemente la
vida y el bienestar de miles de millones de seres humanos. Los países del Sur
serán, como siempre, los que más sufrirán.
Son las consecuencias de prácticas
irresponsables vinculadas a la desregulación, la especulación financiera y la
imposición del neoliberalismo. Está también presente el uso abusivo que ha
hecho Estados Unidos de los privilegios que le confiere el actual orden
económico internacional, que le permite financiar imprimiendo billetes sin
respaldo, un guerrerismo y consumismo
desenfrenado a todas luces insostenibles.
Pero en el fondo, la crisis es un
resultado previsible del sistema capitalista de producción y distribución. Las
políticas neoliberales de las últimas tres décadas agravaron su magnitud.
En la búsqueda de soluciones, los máximos responsables terminan
concentrando aún más el poder y la riqueza, mientras los más pobres y
explotados asumen el costo mayoritario.
La respuesta no puede ser una solución
negociada a espaldas de las Naciones Unidas por los mandatarios de los países
más poderosos.
Las crisis no se resuelven con medidas
administrativas ni técnicas, porque son de naturaleza estructural, tienen
alcance sistémico y afectan cada vez más la economía en un planeta globalizado
e interdependiente. Menos aún fortaleciendo el papel y las funciones de
instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional, cuyas
políticas funestas contribuyeron decisivamente a la génesis y el alcance de la
actual crisis.
La solución del G-20 no resuelve
tampoco la inequidad, las injusticias y la insostenibilidad que implica el
sistema capitalista. Es la misma retórica de las solemnes declaraciones de los
países del Norte de que no aplicarán medidas proteccionistas y que destinarán
nuevas ayudas, que no alteran los fundamentos del subdesarrollo al que se nos
condena.
De eso ya se habló hace 6 meses en la
anterior reunión del G-20 en Washington, y de entonces a la fecha, el Banco
Mundial, que no es precisamente un defensor de los principios socialistas,
contabilizó 73 acciones proteccionistas aplicadas por miembros del propio G-20.
Tampoco ha sido visible un incremento en
Estimados colegas:
Los países del ALBA tenemos el
privilegio de contar con un modesto esquema integrador, construido sobre bases
y principios de igualdad, cuya naturaleza niega las prácticas que originaron
esta crisis. Nuestras naciones no tienen
la capacidad, por sí solas, de transformar estructuralmente el orden económico
internacional, pero sí el poder de sentar nuevas bases y construir sus propias
relaciones económicas.
Nuestros programas más importantes no
están sujetos a los caprichos de la especulación financiera, ni a la
fluctuación descontrolada de los mercados. Es innegable el daño que estamos
sufriendo. Esta es una crisis a la que
nadie escapa, pero contamos hoy con instrumentos para contrarrestar en parte sus
efectos.
Dentro de estos esfuerzos, cobran
particular significación los trabajos que venimos llevando a cabo los países
miembros del ALBA más Ecuador desde noviembre del 2008, para crear el Sistema
Único de Compensación Regional de Pagos (SUCRE) que será un factor fundamental
para fomentar el comercio y la integración económica entre nosotros.
Hoy podemos constatar los avances
logrados en el desarrollo de esta iniciativa que es un primer paso hacia el
objetivo de contar con una unidad de cuenta común.
Cuba ratifica la vocación solidaria que
ha caracterizado sus lazos con los pueblos de América Latina y el Caribe. La crisis nos plantea enormes desafíos, de
dimensiones incalculables e impredecibles.
No tenemos otra opción que unirnos para enfrentarla.
Muchas gracias.